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Esta ley nos habla que todo lo que pasa en la naturaleza es de forma espontánea y no
necesita esfuerzo ni ayuda para realizarse y que todo gira alrededor del ser humano
fácilmente, pero para poner en práctica todo esto en la vida cotidiana, hay que aceptar los
hechos, las situaciones así como se presentan, aceptar cada día como llega, cada segundo y
minuto. Para poder hacer un cambio a futuro hay que aceptar las responsabilidades que en
el momento se tienen y poder hacer una autoevaluación y tratar de cambiarla a futuro, de
igual manera no tratar de culpar a otras personas por los hechos y eventos realizados por la
persona que ejecuta las acciones en el momento y afrontar todo con honestidad y
sinceridad, esto nos lleva a no estar injuriando y tratando de señalar a otra persona para el
beneficio propio y salir bien librado, es más debemos utilizar esas energías para hacer cosas
que nos alimenten el alma y nos enriquezcan la vida, amor y convivencia con los demás.
Esta ley se basa en el hecho de que la energía y la información existen en todas partes en la
naturaleza. En efecto, a nivel del campo cuántico solamente hay energía e información.
Campo cuántico es sólo otra manera de denominar el campo de la conciencia pura o de la
potencialidad pura. Y en este campo cuántico influyen la intención y el deseo.
Cuando una flor, un arco iris, un árbol, una hoja de hierba, un cuerpo humano se
descomponen en sus partes esenciales, vemos que éstas son energía e información. Todo el
universo, en su naturaleza esencial, es el movimiento de la energía y la información. La
única diferencia entre nosotros y un árboles el contenido de información y de energía de
nuestros respectivos cuerpos.
En el plano material, tanto nosotros como el árbol estamos hechos de los mismos elementos
reciclados: principalmente carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y otros elementos en
cantidades minúsculas. Estos elementos se podrían comprar en un laboratorio. Por tanto, la
diferencia entre nosotros y el árbol no reside en el carbono, o en el hidrógeno o en el
oxígeno. De hecho, nosotros y el árbol intercambiamos constantemente nuestro carbono y
nuestro oxígeno. La verdadera diferencia entre los dos está en la energía y en la
información.