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Gentelman Nine - PDF Versión 1
Gentelman Nine - PDF Versión 1
Traductoras
Bella’ Myr62
Claudiavero Niika
EstherC RRZOE
Gerald Taywong
Maggiih
3
Corrección
Claudiavero
Revisión Final
Taywong
Diseño
Orwzayn
Índice
Sinopsis Capítulo 15
Capítulo 1 Capítulo 16
Capítulo 2 Capítulo 17
Capítulo 3 Capítulo 18
Capítulo 4 Capítulo 19
Capítulo 5 Capítulo 20
Capítulo 6 Capítulo 21
Capítulo 7 Capítulo 22
Capítulo 8 Capítulo 23
Capítulo 9 Capítulo 24 4
Capítulo 10 Capítulo 26
Capítulo 11 Capítulo 27
Capítulo 12 Capítulo 28
Capítulo 13 Epílogo
Capítulo 14 Sobre la autora
Sinopsis
Al crecer, los tres éramos amigos.
Él era el nerd.
Yo era el playboy.
Ella era la belleza.
En el fondo, solo la quería a ella. Lo mantuve en secreto porque Rory
y yo hicimos un pacto de que nuestra amiga Amber estaba prohibida.
Mintió.
Fui a la universidad y él se quedó con la chica.
Amber nunca supo cómo me sentía.
Estuvieron juntos durante años, antes de que él le rompiera el
corazón. 5
A través de todo y a través de los kilómetros, ella y yo nos mantuvimos
en contacto casualmente.
Cuando mi trabajo me envió a Boston para un contrato de tres meses,
Amber me dejó quedarme en su habitación libre.
Aun tambaleándose por su ruptura, ella juró que había terminado con
los hombres.
Una noche, abrí su computadora para encontrar la sorpresa de mi
vida. Con dudas, contactó con una compañía de acompañantes masculinos.
Temía salir con alguien y que le volvieran a romper el corazón, buscaba sexo
sin ataduras.
Todas las emociones imaginables pasaron a través de mí: protección,
celos, curiosidad.
Amber había elegido al caballero número nueve y le envió un mensaje.
Ella se abrió a él, confesando, entre otras cosas, su atracción física
hacia su amigo: yo. Pero ella me consideraba fuera de los límites y creía que
yo era un mujeriego. (Irónico, considerando las circunstancias.)
Eventualmente, concertó una cita para conocer al Caballero Nueve en
un hotel.
Cuando apareció varias noches después para reunirse con él, se
quedó atónita al verme allí de pie, con una oferta que esperaba que no
rechazara.
6
1
Amber
El timbre de mi teléfono me asustó mientras estaba desplazándome
sin pensar por las fotos en línea. El nombre en el identificador de llamadas
hizo mi pulso acelerarse.
Channing Lord.
¿Channing?
Mi corazón empezó a latir más rápido. 7
¿Por qué me llamaría?
Antes de que tuviera tiempo de reflexionar sobre esa pregunta,
contesté, haciendo lo mejor que podía para sonar feliz a pesar de que unos
momentos antes estaba llorando mientras acechaba la página de Facebook
de mi ex, Rory.
Pasé una mano por mi cabello como si importara mi aspecto.
—¡Channing!
Una profunda y sexy risita vibró contra mi oreja, pero de alguna
manera la sentí entre mis muslos.
—¿Cómo supiste que era yo?
Mis pezones se endurecieron con el sonido de su voz. No quería
reaccionar así, pero desde que lo conocí, me enamoré de Channing a
regañadientes y en secreto. Por una razón u otra, siempre estuvo fuera de
los límites.
Cuando lo conocí, había sido el hermano mayor de mi mejor amiga.
Fuera de los límites.
Luego, nuestra relación se convirtió en una amistad que yo valoraba.
Fuera de los límites.
Cruzar la línea con Channing no era una posibilidad, especialmente
después de que me enamoré de su mejor amigo, Rory, lo que hizo de
Channing una vez más... fuera de los límites.
Pero el hecho de que siempre había considerado a Channing fuera de
los límites no significaba que pudiera ignorar lo atractivo que era. El hombre
era hermoso, y no se puede negar eso.
—Tu nombre apareció en la pantalla. Así fue como supe que eras tú
—dije.
—¿En serio? —rio—. Mierda. Este es mi celular. No sabía que se
mostraba mi nombre cuando llamaba a la gente. No sé si me gusta eso.
—Bueno, es porque te tengo agendado. Debes haberme llamado desde
este número antes, la última vez que hablamos. Creo que eso fue hace seis
meses.
—Oh, entiendo. Cielos. Ha pasado un tiempo, ¿eh?
—Sí, lo ha hecho. Esto es una sorpresa. ¿Qué tal? ¿Cómo estás?
¿Sigues caliente como el infierno? 8
No podía evitar adónde iba mi mente con él.
Aunque habíamos hablado por teléfono de vez en cuando, había sido
un par de años que no nos veíamos en persona. Por lo que pude ver en sus
redes sociales, se había vuelto aún más guapo con la edad. Channing era
probablemente el ser humano más atractivo que había conocido. No solo
eso, tenía una gran personalidad y un encanto sin esfuerzo. Las mujeres
siempre eran atraídas por él, y ese era precisamente el problema para
cualquier chica que terminara saliendo con él. Channing Lord amaba a las
mujeres y ellas lo amaban a él. Ese era el resultado final.
—Estoy muy bien, en realidad —dijo.
—Es bueno oírlo. Siento no haber estado en contacto. Han sido un
par de meses difíciles.
Pasaron unos segundos antes de que él respondiera:
—Escuché de ti y de Rory. Fue una noticia bastante impactante.
¿Estás bien?
No.
El tema de Rory siempre me convertía en una perra malhumorada y
defensiva.
—¿Por qué lo preguntas? ¿Alguien te dijo que no estaba bien?
—No. No he hablado con Rory ni nada. Jordan me lo dijo. —Jordan
era una de mis amigas de casa que tuvo una aventura con Channing hace
mucho tiempo.
—Qué amable de su parte informarte.
—Habían estado juntos desde siempre. No hace falta ser un genio para
darse cuenta de que esto debe ser duro para ti.
—Bueno, lo estoy tomando un día a la vez.
No quería que Channing supiera lo mucho que me había devastado la
ruptura.
—Es todo lo que podemos hacer, ¿verdad? Un día a la vez. Un pie
delante del otro. Esa es una buena actitud.
—Entonces, ¿a qué debo esta llamada, Lord?
—Bueno, tengo una pregunta para ti, no estoy seguro si me estoy
pasando de la raya al preguntar, pero... 9
¿A dónde estaba queriendo llegar?
El latido de mi corazón se aceleró un poco.
—Está bien...
—Acabo de conseguir un contrato temporal con una compañía
biomédica en Boston. SeraMed. ¿Has oído hablar de ellos?
—Oh, sí. En Cambridge.
—Exactamente. La de Cambridge. Es solo por unos meses, comienza
a principios de octubre. Jordan dijo que podrías tener una habitación extra
que le alquilas a la gente. Pensé que no haría daño preguntar si está
disponible. La necesitaría a partir del primero de octubre.
¿Quería quedarse aquí? ¿Conmigo? No sabía cómo me sentía al
respecto. Pero no quería mentirle.
—Sí, en realidad. Tengo una habitación. La alquilo normalmente a
través de Airbnb, pero solo estoy reservada hasta finales de agosto. Después
de eso, está disponible. —Qué demonios—. Es tuya si la quieres. —Cerré los
ojos y me encogí de hombros. Debería haberlo pensado un poco más antes
de ofrecerle una habitación a Channing. Lo último que necesitaba en este
momento de mi vida era tener que escucharlo haciendo Dios sabe qué con
Dios sabe quién al otro lado del pasillo.
Parecía sorprendido. —¿Hablas en serio?
—Por supuesto.
—Me has salvado el trasero. Te debo una grande. Te pagaré lo que
normalmente te pagan, aún más. No me importa. Me has ahorrado la
molestia de buscar un sitio en la ciudad. Lo estaba temiendo.
—Bueno, me alegro. Será bueno ponerse al día, también. —Lo decía
en serio. Channing tenía una forma de ser que siempre me hacía feliz
cuando estaba cerca de él. Aunque él y yo éramos mejores amigos cuando
éramos más jóvenes de lo que somos ahora, siempre era divertido estar con
él. Nos distanciamos cuando Rory y yo empezamos a salir, pero Channing
siempre fue alguien con quien sabía que podía contar, aunque no nos
habláramos con regularidad. Era realmente como un hermano mayor.
—¿Estás segura de que estás bien con esto, Amber?
—Completamente.
—Te prometo que no te molestaré. Y a finales de diciembre me habré
ido. 10
—Podemos ponernos en contacto más cerca de octubre, pero te lo
guardaré, no reservaré a nadie por ese periodo de tiempo.
—Fantástico. —Se detuvo—. ¿Crees que Rory se enfadará?
Su pregunta me puso a la defensiva.
—Ni siquiera se lo voy a decir a Rory. No le debo ninguna explicación.
No he estado en contacto con él en varias semanas.
Mi ex vivía a media hora y tenía la custodia de nuestro Golden
Retriever. Con un patio vallado, su casa era mejor para un animal. Solo me
ponía en contacto con él para ver cómo estaba Bruiser de vez en cuando.
Se quedó callado y dijo:
—Estoy seguro de que no quieres hablar de eso ahora mismo, pero
estoy aquí si alguna vez necesitas hablar de lo que pasó entre ustedes.
—Gracias, pero no.… no hay necesidad de hablar de Rory. Adelante y
hacia arriba —dije a la defensiva.
No. No necesitaba hablar de cómo mi novio de nueve años, el tipo al
que le había dado mi virginidad, se levantó y decidió que necesitábamos un
descanso porque no había sembrado su avena. Sugirió que nos tomáramos
un tiempo para “explorar a otras personas”. Me había tomado
completamente por sorpresa.
“Si estamos destinados a estar juntos, encontraremos el camino de
regreso el uno al otro, pero no creo que ninguno de los dos esté listo para el
matrimonio cuando nunca hemos experimentado estar con nadie más que el
otro. El matrimonio es un voto que no rompes, Amber.”
Channing me sacó de mi recuerdo de las palabras de Rory.
Sonaba como si un tren se acercara a lo lejos.
—Muy bien. Bueno, gracias de nuevo, Walnut1.
Walnut. Ese era un apodo que no había oído en años. Solía llamarme
así por mi apellido: Walton. Channing solía burlarse de mí, diciendo que
estaba un poco loca, una nuez1.
El tren se hizo más ruidoso. Continuó diciendo:
—Definitivamente tendré que comerte cuando llegue allí.
¿Qué acaba de decir?
—Lo siento. No puedo oírte.
Gritó—: Dije que tendré que invitarte a salir cuando llegue... como 11
agradecimiento por dejar que me quede. De todos modos... estoy a punto de
subirme al tren. Hablaremos pronto.
Oh, madre de Dios.
—De acuerdo. Suena bien.
—Cuídate, Amber.
—Tú también.
***
El verano pasó más rápido de lo que estaba preparada. No podía creer
que, en menos de un mes, Channing llegaría a Boston.
Decidí que era hora de cambiar las sábanas rotas de la cama de la
habitación de invitados.
Mi amiga Annabelle me acompañó a Bed Bath & Beyond una tarde.
Annabelle era supervisora clínica en la agencia de servicios humanos donde
ambas trabajábamos. Durante el día, ayudaba en un salón de educación
15
2
Amber
Le envié a Channing la llave de mi casa para que se acomodara
mientras yo estaba en el trabajo. Su vuelo llegó al Aeropuerto Logan a las
diez de la mañana, lo que significaba que no estaría en casa para recibirlo.
Me aseguré de que la ropa de cama nueva fuera lavada y colocada en
su cama y abrí una ventana para ventilar la habitación. También le dejé una
nota de bienvenida con dos caramelos de menta, el mismo gesto que le hacía
a mis inquilinos de Airbnb. 16
Como la escuela en la que trabajaba estaba a pocos pasos de casa,
decidí ir a mi condominio durante la hora del almuerzo para al menos
saludar.
Era un día fresco en Boston, la quintaesencia de la tarde de otoño con
hojas que caen y cielos azules. El barrio histórico donde yo vivía, Beacon
Hill, era conocido por sus aceras de ladrillo y sus casas adosadas de estilo
federal. Era definitivamente uno de los barrios más solicitados de la ciudad.
Al acercarme a mi puerta, el olor de algo que se cocinaba se infiltró
inmediatamente en mis sentidos. La música estaba a tope. Aparentemente,
no había perdido el tiempo sintiéndose como en casa.
Channing ni siquiera se dio cuenta de que entré.
Tragué. La visión de él apoderándose de mi cocina realmente me tomó
desprevenida. No porque estuviera friendo algo en la estufa, sino porque lo
hacía en ropa interior.
Sus musculosas piernas estaban en plena exhibición formando un
camino hasta sus calzoncillos bóxer de color gris, que dejaban poco a la
imaginación, abrazando su paquete y su culo redondo. Y estaba moviendo
el culo. No tenía ninguna duda de que, si Channing alguna vez decidiera
hacer esto para ganarse la vida, se ganaría la vida. El chico sabe bailar. Debe
haber estado escuchando un canal de R&B de la vieja escuela porque Do
Me! por Bell Biv DeVoe estaba reproduciéndose. Ese podría haber sido su
himno, supongo.
Todo esto era muy Tom Cruise en Risky Business, bueno, si Tom
Cruise hubiera estado sin camisa y con músculos definidos. Inspirando
profundamente, lo miré fijamente durante varios segundos. Desde que lo
conocí, nunca lo había visto así.
Al decidir que era hora de hacerme notar, grité por encima de la
música alta.
—¡Channing!
Se dio la vuelta repentinamente y empezó a reír.
—¡Oh, mierda! —Inmediatamente bajó la música.
—Miau.
Fue entonces cuando me di cuenta de que lo que parecía un gatito
estaba sentado en su hombro. No lo había notado antes porque el lado
derecho de su cuerpo no era visible. Además, porque estaba mirando hacia
abajo. 17
¿Qué diablos?
—¿Trajiste un gato?
—Miau.
—No. —Agitó la cabeza y rio—. Bueno, más o menos. Es una historia
un poco loca. Te lo contaré en el almuerzo.
—¿Siempre cocinas semidesnudo?
¿Se estaba sonrojando?
—En realidad... sí. Pero no pensé que estarías aquí hasta más tarde.
De lo contrario, me habría puesto unos malditos pantalones. —Se acercó y
luego me besó en la mejilla, el calor de sus labios y cuerpo enviando
escalofríos por mi espina dorsal. Un poco de su saliva se quedó en mi mejilla.
Oh. Mierda. Estoy en problemas.
Mirando fugazmente su estómago bronceado y en tabla de lavar, noté
un simple tatuaje tribal que comenzaba en sus abdominales inferiores y se
sumergía en el abismo de su línea de ropa interior. Eso era intrigante y me
hizo preguntarme dónde terminaba la tinta.
Subí mi mirada.
—Sé que no me esperabas. Decidí venir a saludar, ya que no trabajo
muy lejos de aquí.
—Me alegro mucho de que lo hicieras. —Mostró sus hermosos
dientes—. Es tan bueno verte.
—Yo también me alegro de verte.
Todo de ti.
Algo en la estufa empezó a arder, lo que le hizo volver corriendo hacia
ella. El gatito se las arregló para permanecer pegado a su hombro a pesar
del rápido movimiento. Me reí porque de repente mi casa se había
transformado en un circo.
Me miró a los ojos.
—Puedes quedarte a comer, ¿verdad?
—Eso depende de si te pones pantalones.
—Nada de comida chatarra para el almuerzo. Lo tengo. Sin problema.
—Guiñó el ojo—. Sí, por supuesto, me vestiré.
Alargando mi cuello en un intento de ver lo que estaba cocinando, le 18
pregunté:
—¿Hay siquiera suficiente comida? No me esperabas.
—Sí. Siempre hago de más.
—Miau.
—¿Te importaría decirme ahora de dónde vino este gato?
—No sé de dónde vino, en realidad. Ella me encontró de alguna
manera.
—¿Qué?
Se encogió de hombros.
—Sí. Yo estaba caminando por aquí y ella me siguió hasta tu puerta.
Me encontró en la Calle State y siguió caminando a mi lado hasta Beacon
Hill. No tuve el valor de dejarla en la acera mientras entraba. No paraba de
maullarme. Pensé que tenía hambre. Le di un poco del pavo que tenías en
el refrigerador. Lo reemplazaré. Iba a buscar un refugio y llevarla allí más
tarde o quizá mañana después del trabajo.
—Solo tú puedes ser tal imán para las mujeres, Channing —reí.
—Supongo, ¿verdad?
Nuestros ojos se encontraron y pareció estar observándome.
Aclaré mi garganta.
—Bueno, definitivamente parece que has tenido un par de primeras
horas activas en Boston.
—Todo está bien. Me gusta mucho esta ciudad hasta ahora. Paré en
un pequeño y bonito mercado en el North End de camino hacia aquí. —
Empujó su cabeza hacia su hombro donde el pequeño gato estaba posado—
. Antes de encontrarme con esta de aquí.
Tal vez no era un buen momento para decir que las mascotas no
estaban permitidas. No pude evitar derretirme un poco por el hecho de que
había acogido a un gato callejero.
—Boston es una ciudad hermosa, especialmente en esta época del año
cuando las hojas empiezan a cambiar. Te va a encantar este lugar.
—¿Mantén un ojo en la estufa por mí? Voy a ponerme algo de ropa.
El gatito se quedó en el hombro de Channing mientras se dirigía a su
habitación para vestirse.
Regresó un minuto después con vaqueros y una camisa blanca
19
ajustada. Ahora estaba sosteniendo al gatito, acunándolo como un bebé en
sus fuertes brazos.
—¿Finalmente se bajó de ti?
—Bueno, no, tuve que apartarla para poder ponerme la camisa.
El gato ronroneaba mientras Channing le rascaba suavemente la
cabeza. Sus masculinos dedos rastrillaban el suave y blanco pelaje. Eso hizo
que los pelos de mi nuca se erizaran.
—¿Está bien si la dejo en el suelo? No estoy seguro si la quieres en
tus muebles.
Hice un gesto con la mano.
—Claro. Sí, no pasa nada. Aunque, estoy bastante segura de que
preferiría quedarse contigo indefinidamente.
—No sé qué es lo que tanto le gusta de mí. —Suavemente colocó al
gato en el suelo. Ella se envolvía dentro y fuera de sus piernas mientras
ronroneaba. Luego Channing se dirigió al fregadero para lavarse las
manos—. De todos modos, espero que tengas hambre.
—¿Qué hiciste?
Movió las cejas. —Ah... el chef nunca lo dice.
—El chef nunca dice los ingredientes, pero puedes decirme qué es.
—No. Preferiría que lo probaras sin que lo juzgues primero.
Crucé los brazos y agité la cabeza con diversión.
Channing procedió a abrir una botella de vino blanco que tenía frío en
la nevera. Con un fuerte chasquido, soltó el corcho y luego sirvió dos vasos.
Levantando las palmas de las manos, dije:
—Oh, no. No puedo beber. Voy a volver al trabajo.
—Crees que volverás a trabajar, pero en realidad no lo harás.
Sabía muy bien que, si tomaba un solo sorbo de alcohol, no iba a
volver a la escuela.
—Eres una mala influencia.
Mostró una sonrisa traviesa. —No tienes ni idea.
Sentí escalofríos.
—Oh, sí, lo sé. Y algunas cosas nunca cambian. 20
Guiñó el ojo y se sintió como si alguien hubiera subido la temperatura
en la cocina.
Una vez que nos sentamos a comer, mi cuerpo se enfrió un poco a
medida que me acostumbraba a tenerlo aquí. Nos había freído... estas
cosas... envueltas en tocino. Fuera lo que fuera, estaba delicioso.
Channing me informó sobre su nuevo puesto como ingeniero de
calidad en SeraMed mientras el gatito estaba cerca de sus pies todo el
tiempo.
—¿Qué hace exactamente un ingeniero de calidad?
—La compañía para la que trabajo en Chicago es dueña de SeraMed.
Me enviaron aquí para supervisar un nuevo producto médico que han
creado y que SeraMed está fabricando. Mi trabajo es asegurarme de que
cumple con los estándares de calidad y especificaciones y luego sugerir
cambios, si es necesario.
—Suena complicado. Pero siempre supe que eras inteligente.
—Puede ser mucha presión no meter la pata, especialmente cuando
se trata de productos médicos y de la vida de las personas. Pero ya sabes,
trabajar duro, jugar duro. No me llevo el trabajo a casa.
Una vez que limpié mi plato, le hice la pregunta que me había estado
molestando.
—Está bien, ¿puedes decirme qué demonios acabo de comer? Estaba
delicioso, pero no tenía ni idea de lo que estaba consumiendo.
Channing rio de mí. —¿Qué crees que comiste?
—Mi mejor suposición sería almejas fritas envueltas en tocino.
Se limpió la boca y sonrió.
—Era escargot frito envuelto en tocino, así que hiciste bien la última
parte: el tocino.
Oh, Dios mío.
—¿Escargot? ¿No son caracoles?
—Sí. Los compré en el mercado del que te hablé.
—¿Acabo de comer caracoles? ¡Sabían a almejas!
—¿Escargot que te jodan, Channing? ¿Es lo que quieres decirme
21
ahora mismo? —Se estaba volviendo loco—. Dime que te los habrías comido
si lo hubieras sabido.
—Por nada del mundo lo habría hecho.
—Mira... a veces es mejor no saber las cosas. Podemos disfrutar de
algo como estaba destinado a ser disfrutado sin nociones preconcebidas.
Los caracoles son un manjar y un afrodisíaco.
—Recuerdo haber oído eso. Las ostras, también. Pero no lo entiendo.
¿Cómo es eso posible? ¿Cómo hace una ostra, por ejemplo, que quieras tener
sexo? ¿Tiene eso algún sentido para ti?
Se mojó los labios.
—En realidad sé de dónde vino esa conexión.
—¿En serio?
—Sí. Tiene que ver con el famoso amante, Casanova. Se rumoraba que
se comía cincuenta ostras al día para aumentar su resistencia. De alguna
manera, asociaron las ostras con el sexo por esa misma razón.
—Bueno, se necesita un Casanova para reconocer a un Casanova,
supongo. —Le guiñé el ojo—. Así que, en realidad, lo que estás diciendo es
que es más como folklore. ¿Realmente no hay una razón científica?
—Bueno, ¿alguna vez has mirado de cerca de una ostra? —preguntó.
—No, no puedo decir que lo haya hecho.
—Parece un labio menor.
—Un labio menor...
—Sí, ya sabes, el...
—Sé lo que es un labio menor. —Me abaniqué brevemente con una
servilleta.
—Comer una ostra es como... —Vaciló—. Bueno, ya sabes a dónde
quiero llegar.
Escalofríos corrían por mi espalda mientras miraba sus labios.
—Sí, creo que sí.
—Así que, tal vez Casanova estaba... practicando su técnica —dijo.
—Interesante teoría.
22
—¿No es así? —Sonrió.
Necesitando desesperadamente alejarme de los temas sexuales, dije:
—De todos modos, lo que acabo de comer, caracoles, no está
destinado a ser comido.
—Tampoco lo son las vacas o el pavo y todas las otras cosas que
consumimos todos los días.
Reflexionando un momento, dije—: Supongo que es verdad.
—Hablando de pavo... ¿has hablado con Rory?
Ugh.
¿Por qué lo mencionó?
—No, no lo he hecho, en realidad. Es mejor así. Y no tienes que hablar
mal de él para hacerme sentir mejor. Soy una chica grande.
—Bueno, técnicamente, me siento mal por él.
—¿Por qué?
Tomó otro sorbo de vino antes de decir—: Porque lo dejaron.
Espera.
¿Qué?
¿No sabía la verdad sobre lo que pasó entre Rory y yo? Sentí como si
todo el mundo lo supiera.
—Yo no lo dejé. ¿Dónde escuchaste eso?
—Jordan no usó esas palabras exactas, per se. Solo asumí que la
ruptura era tu elección. Rory siempre fue tan marica.
—Bueno, no fue... mi elección.
Había estado bebiendo su vino, pero se detuvo a mitad de camino.
—Espera un minuto. Espera. ¿Él rompió contigo?
Asentí.
Repitió—: Rory... rompió contigo...
—Sí. ¿Quieres que tenga que decirlo?
La expresión de Channing se volvió seria cuando dejó su vaso en el
suelo.
—Lo siento... estoy... estoy sorprendido. 23
—Sí, yo también.
Procedió a servirme más chardonnay.
Extendí la palma de mi mano en un intento de detenerlo.
—¿Qué estás haciendo?
—Llama y di que estás enferma por el resto de la tarde. Quiero que
me digas lo que pasó con ese maldito tonto y quiero que tomes más vino y
te relajes mientras lo haces. Además, es mi primer día aquí y mi único día
libre. Esa es razón suficiente para faltar al trabajo.
Como asistente de enseñanza, no tenía exactamente el tipo de trabajo
en el que se podía abandonar el trabajo sin que una docena de cosas se
desmoronaran. Pero no podía recordar la última vez que me tomé un día de
baja por enfermedad. Estaba disfrutando de la compañía de Channing y
realmente me apetecía descargarme con él. Quería que me dijera que Rory
fue una idiota por dejarme. Quería que me hiciera sentir mejor, aunque eso
no cambiara nada.
Channing inclinó su cabeza. —Vamos.
—No me vas a dejar decir que no, ¿verdad?
—Mierda, no. Te encadenaré a la silla si es necesario.
Elegí ignorar los músculos entre mis piernas contrayéndose de pensar
que este hombre me encadenaba a una silla.
No le costó mucho convencerme. Había tomado la decisión de
quedarme cuando tomé el primer sorbo de vino. Sabía que hoy teníamos
todo el personal en el trabajo, así que en mi mente podía justificar el
llamado.
—Muy bien. Supongo que puedo enviarle un mensaje a mi jefe e
inventarme una excusa.
—Perfecto.
Se levantó para llevar nuestros platos al fregadero mientras yo enviaba
un mensaje al trabajo, inventando una enfermedad repentina como la razón
por la que no podía regresar por el resto de la tarde.
Gritó—: Deja de sentirte culpable, Amber.
¿Cómo sabía que era exactamente así como me sentía?
—Perceptivo, ¿no?
Noté que el gatito lo había seguido hasta el fregadero. 24
Channing cargó los platos en el lavaplatos.
—¿Lista para el postre?
—Considerando lo que almorzamos, ¿debería preocuparme?
—Te prometo que no es nada raro. De hecho, estoy cien por ciento
seguro de que te gustará lo que tengo.
Agarró una pequeña bolsa de papel del mostrador y la llevó a la mesa
antes de sacar dos paletas de pastel.
Una gran sonrisa se extendió por mi rostro.
Los sostuvo.
—¿Quieres la rosa o el marrón?
—¿Qué tenemos... cinco años? —reí y respondí—. El rosa.
Tomé un bocado y pensé en el hecho de que el vino blanco y la paleta
de pastel realmente se complementaban muy bien. Debería hacer esto más
a menudo. Pero la verdad es que, si no fuera por Channing, ni siquiera
habría pensado en hacer esto, tomarme este tiempo para mí en pleno día.
Mi cocina nunca había estado tan llena de vida.
Mirando mi bola de pastel a medio comer, dije:
—Esto me recuerda a Hoffman’s.
Hoffman's era la panadería de nuestro antiguo barrio en las afueras
de Chicago. Al crecer, Lainey y yo solíamos comer paletas de pastel todo el
tiempo.
Lainey.
No diría su nombre. No quería molestarlo. A Channing siempre le
gustaba hablar de cosas que le recordaban a ella sin hablar de ella, para no
tener que recordar lo que realmente le pasó a su hermana. Así era como
manejaba el dolor de su accidente. Así que, sabía de qué se trataban
realmente estos pastelitos. Era solo una de las maneras sutiles en que
honraba su memoria.
—Sé que son como los de Hoffman's. Por eso los tengo. —Dio un
mordisco, agarrando un trozo del fondant de chocolate que cayó en su mano.
Sus ojos cayeron en mis labios mientras lamía lo que quedaba del
palo. El tono de su voz se suavizó mientras se apoyaba en sus codos.
—Dime qué pasó con Rory.
—Te dije lo que pasó. 25
—Quiero la versión larga.
Sabía que no iba a dejar de hablar de ello. Entonces, tomé un largo
sorbo de vino y comencé a descargarme con él.
Durante los siguientes minutos, Channing escuchó atentamente
mientras recordaba la ruptura de Rory conmigo, desde los días previos hasta
el incidente de Bed Bath & Beyond, hasta las palabras exactas que Rory me
dijo cuando sugirió que exploráramos a otras personas.
Era la primera vez que repasaba lo que había pasado con tanto detalle.
Sentí como si lo estuviera reviviendo y terminé desmoronándome. Había algo
en decirle a Channing que me hizo emocionar lo suficiente como para llorar.
Tal vez fue porque no tenía un hermano mayor a quien contarle las cosas, o
tal vez porque Channing era una de las pocas personas que nos conocía a
Rory y a mí desde el principio de nuestra relación, que sabía lo confiable que
era Rory. Técnicamente, sin Channing nunca habría conocido a Rory. Sin
embargo, sentí que Channing estaba realmente de mi lado. Parecía que
quería patearle el trasero a Rory por hacerme daño. Y eso me dio algo de
consuelo. A veces, solo necesitas un amigo fuerte en tu esquina, un
protector. Channing era esa persona para mí. Incluso si pasaban los años y
no hablábamos, sabía que él estaría ahí para mí si alguna vez lo necesitaba.
En cierto modo, eso estaba sucediendo en ese momento.
—Sé que puede que no lo parezca ahora mismo, pero Rory te hizo un
favor.
—¿Desperdiciar nueve años de mi vida?
—Creo que está loco por dejarte ir, ¿de acuerdo? Nunca volverá a
encontrar a alguien como tú. Pero, en cierto sentido, tiene razón. No has
experimentado lo suficiente como para saber que él es el indicado. Solo has
estado con un hombre, un hombre en toda tu vida. No creo que pueda
hacerlo mejor, pero francamente, creo que tú puedes.
—Eso no es algo muy agradable para decir sobre tu antiguo mejor
amigo.
—Rory y yo nunca fuimos tan unidos como pensabas —dijo
rápidamente—. E incluso si lo fuéramos, lo llamaría como lo veo. Siempre
estuviste fuera de su alcance.
—En un nivel superficial, tal vez. Aunque, no lo has visto
últimamente. Se ve muy bien ahora.
—Te equivocas... en todos los niveles. 26
Sus palabras me dieron una pausa. Ni siquiera me importaba si me
estaba echando humo por el culo en este momento. Me hizo sentir bien oírlo
decir eso. Necesitaba sentirme bien esta noche, después de meses de
sentirme como una mierda. Tomaría sus palabras y correría con ellas.
—No quería algo mejor, Channing. Quería a Rory, alguien a quien le
confiara mi vida. Es un buen tipo y me conoce por dentro y por fuera. Me
llevará años construir esa clase de conexión con alguien otra vez. Si vives tu
vida pensando constantemente que la hierba puede ser más verde, nunca
te asentarás.
—No, pero si nunca te atreves a salir de tu burbuja de seguridad,
nunca te darás cuenta de que no es el color de la hierba lo que importa, sino
lo bien que sabe fumarla.
Reflexioné sobre ello por un momento.
—Eso no tiene sentido para mí.
—Lo sé. Me lo acabo de inventar.
—Apestas, Channing —reí.
—Si lo piensas lo suficiente, empieza a tener sentido. Y estás
sonriendo. Eso es lo que importa —rio—. Está bien, con toda seriedad... a
veces la gente tiene que aprender lecciones por las malas. Se dará cuenta
de su error y volverá. Es solo una cuestión de si estarás allí cuando él lo
haga. La pregunta es, si regresara hoy, ¿lo aceptarías de nuevo?
—Honestamente no lo sé. Una parte de mí piensa que sí, solo porque
esa parte de mí aún lo ama. No lo superas tan fácilmente después de casi
una década juntos. Pero entonces otra parte de mí no se siente como si
pudiera confiar plenamente en él para que no se vaya de nuevo. De todos
modos, no importa. Claramente no está aquí pidiéndome que lo acepte de
nuevo.
—No, pero lo estará.
—Pareces tan seguro de eso…
Se cruzó de brazos. —Lo estoy.
Channing me miraba directamente a los ojos y la intensidad de eso
me llevó a cambiar de tema.
Suspiré.
—Muy bien... hablemos de otra cosa que no sea Rory. Como
literalmente cualquier cosa.
27
Arrugó una servilleta y me la lanzó juguetonamente.
—¿Qué tal queso mohoso?
—Claro.
—Hablo en serio. ¿Qué carajo tenías creciendo en tu refrigerador?
Limpié toda esa mierda, por cierto.
Mortificada, dije:
—Oh. Pensé que estabas bromeando. Estás hablando de queso. Lo
siento... he descuidado el refrigerador últimamente. Fue lo único que no
pude abordar antes de que te mudaras. No podía decirte lo que había ahí.
Yo…
—No me debes ninguna explicación. Es tu cocina... tu queso mohoso.
No es mi lugar para juzgar.
—Crees que soy una cerda, ¿no?
—Lejos de eso.
—Bueno, no tengo excusa para eso.
—No estoy de acuerdo. ¿Qué tal si... trabajas muchas horas, y tu
cabeza no está bien últimamente porque tu corazón está roto? Al carajo con
el queso. Siento haberlo mencionado. Solo estaba bromeando. Dijiste que
cambiara de tema, y por alguna razón eso fue lo primero que se me ocurrió.
Intenté cambiar de tema una vez más, y le pregunté:
—¿Cuándo empiezas tu nuevo trabajo?
—Mañana temprano.
—Guau. De acuerdo. ¿Sabes cómo llegar desde aquí?
—Necesito revisar la ruta del tren en línea.
—Tomarás la Línea Naranja hasta el Rojo. Creo que la parada es
Kendall Square.
—Ya me las arreglaré. —Sonrió, sirviéndome la última gota de vino—.
Cuéntame más sobre la escuela en la que trabajas. ¿Te gusta estar allí?
Eso era algo de lo que nunca me cansaba de hablar.
—Sí. Me encanta mi trabajo, en realidad. Es una escuela para niños
con problemas de desarrollo, como autismo y síndrome de Down. Soy
asistente en una de las aulas. Luego, unas noches a la semana, trabajo con
un adulto con necesidades especiales, llevándolo a la comunidad.
28
—Eso tiene que ser agotador.
—Lo es. Pero es muy gratificante.
—Bueno, tienen suerte de tenerte.
No sabía qué más decir.
—Gracias. —Nunca había sido buena aceptando cumplidos.
Abrimos otra botella de vino y pasamos un par de horas recordando.
Había olvidado lo fácil que era hablar con Channing y con cada hora que
pasaba, me sentía menos intimidada por su presencia física. La última vez
que hablamos largo y tendido fue antes de que Rory y yo nos uniéramos. Me
recordó a aquellos primeros días después de la muerte de Lainey.
Después de nuestro prolongado almuerzo, me sentí mucho mejor
respecto a que se quedara conmigo. Channing seguía siendo el mismo tipo
salvajemente carismático que recordaba, pero definitivamente había
madurado. Parecía sensible a mis sentimientos y ya no temía que me faltara
el respeto por mi espacio. De hecho, lo único que realmente temía después
de nuestra tarde juntos era que me acostumbrara a que estuviera cerca y
no quisiera que se fuera.
29
3
Channing
Dios, se veía exactamente igual que cuando tenía dieciséis años. Me
hizo sentir como un pervertido, a pesar de que sabía que estaba en sus
veinte y solo tenía un par de años menos que yo.
Cómo no había envejecido, estaba fuera de mi alcance. El mismo
cuerpo pequeño. El mismo cabello liso, largo, oscuro y castaño rojizo con
exactamente el mismo flequillo cortado en línea recta a través de su frente.
Los mismos ojos marrones. Estaban llenos de maravillas, pero esta noche 30
estaban casi oscuros del todo.
El maldito imbécil le quitó la luz de los ojos.
Mi madre siempre me decía que no debía ir a la cama enojado, que
eso afectaría mis sueños y que la energía negativa se acumularía hasta el
día siguiente. Pero mientras estaba en la cama esa noche, no pude evitar
obsesionarme con la bomba que lanzó Amber. Ni en un millón de años
habría predicho que él fue el responsable de su ruptura.
Estaba tan molesta y aferrada emocionalmente a Rory; ojalá hubiera
podido besarla para hacerla olvidar, o mejor aún, para mostrarle lo que es
estar con un hombre de verdad. Puede que haya sido un pensamiento
inapropiado, sin embargo, lo tuve. Muchos pensamientos inapropiados
entraban y salían de mi cabeza. Y eso era muy gracioso considerando que
nunca pude actuar sobre ellos.
Hace años, había llegado a un acuerdo con el hecho de que Amber y
Rory estaban juntos, porque asumí que al menos, él haría lo correcto por
ella y la apreciaría. Fue la única razón por la que no le di una paliza cuando
volví de la universidad y me di cuenta de que había roto nuestro pacto, la
había perseguido y le había quitado la virginidad.
Cuando éramos adolescentes, siempre supe que Rory quería a Amber.
Lo que nunca consideré fue que ella podía corresponder sus sentimientos.
Los tres salíamos juntos, veíamos películas o nos relajábamos en mi sótano,
y yo lo veía mirándola cuando ella no miraba. Estaba obsesionado con ella,
y yo estaba obsesionado con su obsesión con ella. Ella era ajena a sus
sentimientos y aún más ajena a los míos, porque yo los escondía muy bien.
No era una exageración decir que probablemente me había liado con todas
las amigas de Amber. Así que, sí, era muy bueno para despistarla. Estoy
seguro de que nunca sospechó que me gustaba más que como amiga. Mis
acciones ciertamente nunca demostraron eso.
Ninguna de las chicas con las que salí en la secundaria o en la
universidad significaba nada para mí. Amber era realmente la única chica
por la que había desarrollado sentimientos en ese momento. Nunca
escalaron hasta el punto del amor, pero me preocupaba por ella, quería
protegerla.
Antes de que Lainey muriera, Amber era simplemente amiga de mi
hermana. Cuando Lainey murió, Amber y yo nos acercamos. Ella fue la
única persona que me mantuvo cuerdo durante uno de los períodos más
difíciles de mi vida: aquellos meses después de la muerte de mi hermana.
Pero salir con Amber en ese entonces nunca fue algo que considerara 31
una opción realista. Era demasiado joven e impredecible. Sin mencionar que
era el engendro de un padre mujeriego y cretino. ¿Y si la manzana no caía
lejos del árbol? Estaba seguro de que terminaría lastimándola. Era como
una hermana para mí, una hermana a la que secretamente quería follar,
pero sabía que nunca lo haría. Y supongo que mi actitud era que Rory
debería haberse sentido de la misma manera, ya que se suponía que
nosotros tres éramos amigos. Él y yo deberíamos haber querido protegerla,
no aprovecharnos de ella. Aun así, lo que debimos haber sentido no
importaba. Ambos la deseábamos.
Así que, cuando Rory vino a mí y me confesó sus sentimientos por
Amber una noche, sentí que necesitaba decirle lo que realmente sentía por
ella, también. Mis celos estaban por las nubes, aunque no creía que él fuera
ningún tipo de competencia para mí. Ese había sido el único consuelo, o eso
creía yo. Acordamos que, como no podíamos tenerla los dos, ninguno de los
dos le diría lo que sentíamos. Habíamos llegado a la conclusión de que era
mejor mantener nuestra amistad intacta, tanto entre nosotros como con
Amber.
Por lo tanto, no sentí la necesidad de cuidar mi espalda cuando me
fui a la Universidad de Florida, dejando atrás a mis amigos. Confiaba en que
él no se acercaría a ella y más aún, pensé que, si lo hacía, ella no
correspondería sus sentimientos. Era como una doble seguridad en mi
mente.
Nostálgico, decidí volver a una escuela estatal después de mi primer
año en Gainesville. Cuando llegué a casa ese verano y descubrí que estaban
juntos, me sentí como si fuera la traición definitiva. Me alejé de ambos por
un tiempo. Durante ese tiempo, mi comportamiento promiscuo fue peor que
nunca una vez que el año escolar comenzó de nuevo. Fue una mala
combinación de actuar debido a la ira junto con ser el nuevo chico sexy en
el campus de la universidad local a la que me había transferido.
Con el tiempo, sin embargo, empecé a aceptar las cosas como eran.
Después de todo, aunque Amber hubiera estado disponible, sabía que no
era el hombre adecuado para ella. Se merecía a alguien que no la jodiera,
alguien como... Rory. Estaba a salvo. Llegué a aceptarlos juntos, y ella y yo
pudimos renovar nuestra amistad, aunque las cosas nunca volvieron a ser
exactamente iguales entre nosotros tres, especialmente entre Rory y yo. Y él
sabía por qué.
¿Verlos juntos aún dolía como un hijo de puta? Sí. Pero acepté que él
era el mejor hombre para ella. Tragando mis celos y orgullo, terminé
siguiendo adelante.
Así que, descubrir que le había roto el corazón todos estos años fue
32
difícil de digerir. Si estuviera frente a mí ahora mismo, no había garantía de
que no le haría daño.
Volteé mi almohada y la esponjé mientras Kitty ronroneaba y se
acurrucaba en la curva de mi cuello. Un estornudo detrás de la puerta del
dormitorio fue la primera indicación de que Amber tampoco estaba
durmiendo.
Me levanté. Estaba apoyada en el mostrador de la cocina sonándose
la nariz.
—¿Estás bien?
Saltó un poco. La había asustado.
Amber estornudó de nuevo y dijo:
—Creo que soy alérgica a tu gatita.
—Bueno, eso es nuevo. No puedo decir que haya oído eso antes —
bromeé. Entonces, me di cuenta de que hablaba en serio—. Mierda. Eres
alérgica al gato...
—No estoy segura, pero es una buena posibilidad, viendo como de
repente estornudo incesantemente.
Mierda.
Por mucho que me doliera seguir con mi plan original de llevar a Kitty
al refugio, sabía que eso iba a ser aún más necesario ahora. Secretamente
esperaba poder mantenerla cerca.
—Encontraré un lugar para Kitty mañana, haré algunas llamadas
durante mi hora de almuerzo.
—¿Kitty? —rio—. ¿Es ese su nombre?
—Sí. Lo sé... no es muy original, pero así es como empecé a llamarla
y se me quedó.
—Voy a empezar a llamarte Semental. —Extendió la mano en broma—
. Encantada de conocerte. Soy Bitch2.
Tomé su mano, que era tan pequeña que parecía quebradiza.
—Mis amigos me llaman Dick3. —Mi sonrisa se desvaneció cuando
dije—: Kitty se habrá ido mañana.
—No. —Se sonó la nariz—. No.
—¿Qué quieres decir?
—Son solo unos meses. Tomaré alguna medicación o algo. Ese gato te 33
ama. Ella debe estar contigo. Me rompería el corazón ver que tienes que
llevarla a un refugio. No puedo dejar que lo hagas. —Volviéndose a sonar la
nariz, dijo con voz mormada—: Por cierto, sé de dónde viene.
—¿En serio?
—Sí. No podía dormir, así que estaba viendo una repetición de las
noticias de la noche. Una tienda de mascotas en Devonshire iba a recibir
una entrega de gatos. El camión estaba estacionado mientras el conductor
lo dejaba desatendido. Creen que alguien irrumpió y liberó a los gatos.
—¿No me digas? ¿Es propiedad robada? Tal vez la lleve de vuelta allí,
¿entonces?
—¡No! No puedes.
—Bueno, no puedo dejar que te enfermes.
—Estaré bien. En serio. Los estornudos nunca mataron a nadie.
—Es una locura que quieras mantenerla cerca.
4 Debbie Downer: Personaje de Saturday Night Live interpretado por Rachel Dratch.
También se refiere una persona que dice algo terriblemente deprimente (un deprimido),
típicamente solo tangencialmente relacionado con la circunstancia presente o tema de
conversación, y por lo tanto destruye la atmósfera positiva.
Apiñado con estudiantes universitarios y gente sin hogar, Harvard
Square estaba muy animada. El leve sonido de la música en vivo se
registraba, aunque no estaba seguro exactamente de dónde venía.
Al pasar por una cafetería al aire libre donde un grupo de gente estaba
sentada jugando ajedrez, me di cuenta de que hacer turismo solo en una
ciudad nueva no era muy divertido, así que llamé a Amber para ver si quería
acompañarme hasta aquí. Por suerte, tenía la noche libre.
Planeamos encontrarnos una pequeña librería de tomos usados que
había descubierto en la calle Brattle. Estaba escondido, y tenías que bajar
unos escalones para acceder a la puerta.
El lugar olía a café quemado y papel viejo. Rico en excentricidades de
rincón en rincón, era en serio uno de los lugares más geniales con los que
había tropezado.
Revisaba la puerta cada pocos minutos para ver si había llegado.
Cuando Amber finalmente entró en el lugar, me di cuenta de que
estaba conversando un poco con un anciano por encima del hombro en su
camino. Ella era el tipo de persona que siempre se fijaba en la gente, no solo
caminaba junto a ellos en la niebla, sino que realmente se fijaba en ellos.
Amber estaba sonriendo y charlando con el hombre antes de que finalmente 35
le abriera la puerta. Ese fue probablemente el punto culminante de todo el
año del viejo cabrón.
Me encantaba observar a la gente cuando no sabían que los estaba
observando. Llegar a ver cómo alguien se conducía en su estado natural sin
saber que estaba siendo observado era una verdadera ventana a su alma. Y
Amber tenía un alma amable. Eso siempre me había parecido evidente.
La saludé desde la mesa de la esquina que había tomado.
Amber desenvolvió su bufanda y se sentó frente a mí. Mis ojos se
posaron en su escote y en sus alegres senos que se estiraban contra su
suéter rosado y ajustado. Su cabello estaba estático por el frío.
Miró a su alrededor a las mohosas estanterías.
—Este lugar es realmente genial.
De repente olía a incienso. Venía del lado opuesto de la habitación
donde una mujer con rastas metidas en una gorra de punto estaba
vendiendo cristales junto a la sección de libros de ocultismo. Un hombre
tocaba la guitarra en la otra esquina.
—Es como una cafetería/librería de tomos usados. Me tropecé con ella
y pensé que te gustaría estar aquí. Recuerdo que solías leer mucho. —De
repente me levanté—. Enseguida vuelvo.
Después de buscarnos dos cafés servidos en tazas de cerámica,
regresé a mi lugar en la mesa.
Amber sopló sobre el líquido humeante antes de decir:
—Pensé que se suponía que te mostraría el lugar, no al revés. Ni
siquiera sabía que este lugar existía. Un hallazgo realmente genial. Podría
pasarme toda la noche aquí tomando cafeína y buscando libros oscuros.
¿Crees que eso es extraño?
—No, en realidad. Por eso las librerías son buenas primeras citas para
la gente. He llevado a algunas mujeres a librerías, no a una tan genial como
esta.
Arrugó la nariz. —No habría pensado eso.
—Bueno, para empezar, nunca faltan temas de qué hablar. Cada libro
es un tema de conversación.
Las esquinas de sus ojos se arrugaron.
—Sí, pero realmente no estás conociendo a la persona si estás 36
hablando de libros y no el uno del otro.
—No estoy de acuerdo. Se puede saber mucho de alguien por lo que
lee.
—O lo que no leen... si nunca han tomado un libro.
—Exactamente. Ahora me entiendes.
—Me imagino que has salido con mujeres como esas... ¿que no leen?
Al menos por lo que recuerdo...
—Mucho. Y la verdad siempre sale a la luz. No es que tenga algo en
contra de alguien que no lee habitualmente, pero a veces puede significar
que hay una falta general de interés en las cosas más allá de sí mismos.
Una sonrisa se extendió por su rostro.
—Estoy impresionada, Lord. Pero dadas algunas de las chicas con las
que salías, no creí que esas cosas te importaran.
—Parece que estás juzgando un libro por su portada, Amber. —Le
guiñé el ojo—. ¿Ves lo que hice allí?
—Sí, lo vi —rio.
El sonido de su risa me hizo retroceder en el tiempo a nuestra
juventud por un momento. Quedaban muy pocos restos de esa época, pero
su risa era una de ellas. Su risa solía ser mi medicina.
—No soy exactamente el mismo tipo que era en la preparatoria y en la
universidad.
—Quieres decir que no... —tosió intencionadamente—. ¿Sigues
andando por ahí?
—¿Andar por ahí? Quieres decir acostarse por ahí... follar por ahí...
¿verdad? Solo di lo que realmente quieres decir...
—Estaba tratando de ser amigable con la librería.
—Mira a tu alrededor. Estoy bastante seguro de que puedes decir y
hacer lo que quieras en este lugar. —Sonreí e inhalé un curioso aroma que
se parecía mucho al de la marihuana—. Por cierto, ¿hueles a marihuana?
Ella olfateó el aire. —Sí.
Tomé un sorbo de mi café y me dirigí a su pregunta anterior.
—Todavía aprecio una cara bonita y un cuerpo sexy, pero se necesita
mucho más que eso para emocionarme ahora. Un hombre no puede
aguantar tanto antes de necesitar algo más. Mi cerebro necesita ser 37
estimulado tanto como mi polla.
Amber parecía un poco sonrojada. —Ya veo.
Necesitando redirigir mi mente de concentrarme en lo adorable que
era su rubor, le dije:
—¿Sabes qué más es genial de las primeras citas en las librerías?
—¿Qué?
—Si termina siendo un fracaso, todavía puedes llevarte algo nuevo a
casa para acurrucarte en la cama. —Meneé las cejas.
—Me gusta cómo piensas, Lord.
Mis ojos se posaron en una situación que ocurría en uno de los
pasillos.
—Incluso observar a la gente en las librerías puede ser divertido. —
Señalé a un tipo al que había estado observando antes de que llegara—.
Mira a ese tipo, por ejemplo. Mira cómo ni siquiera está abriendo el libro que
tiene en la mano. Ha estado observando a esa mujer que está mirando a su
lado todo el tiempo. Está fingiendo estar interesado en The Nightingale, pero
en realidad, se está preparando para hacer su jugada. Y esa elección de libro
tampoco fue un accidente. Es un libro popular. La probabilidad de que lo
haya leído y le guste es alta. Así que, él cuenta con ello como un potencial
iniciador de conversación.
—Esa teoría tiene sentido, pero ¿cómo puedes estar tan seguro de lo
que va a pasar? —Sacó sus propias conclusiones—. Ah... también has ligado
mujeres en librerías antes.
Me encogí de hombros y admití:
—Podría haber hecho lo del pasillo informal una vez.
—¿Funcionó?
Simplemente sonreí.
Amber puso los ojos en blanco.
—Ni siquiera necesitaba preguntar. Estoy segura de que todo funciona
para ti.
Me divertía que asumiera que las cosas eran tan fáciles para mí.
—¿Por qué piensas eso?
—Porque las mujeres siempre han sido incapaces de resistirse a ti. No
importa si es el pasillo de la librería o el pasillo de las mascotas en el 38
supermercado, la historia es la misma al final. Tú te quedas con la chica.
Puedes tener a la mujer que quieras.
—Quiero que sepas que no siempre es así, Amber Walton.
—¿Alguien te rechazó?
Todavía no tenía ni idea de lo que sentía por ella, nunca imaginó que
ella era la primera persona que venía a mi mente cuando me hizo esa
pregunta. Aunque no fue un rechazo flagrante, no tenía ni idea de cómo me
sentí cuando se reunió con Rory. Además de Amber, solo había otra mujer
en mi vida a la que quería, pero no podía tener. Creo que nunca había
hablado de la situación de Emily con otra persona. Pero si alguien podía
entenderlo, era Amber.
—Sí, en realidad. Alguien me rechazó una vez.
—¿En serio? —Se inclinó—. Cuéntamelo, Channing.
—No hay mucho que contar. Su nombre es Emily. Hace un año, nos
conocimos en la boda de un amigo mío. Fue un evento de tres días en las
Bahamas. Tuvimos una extraña conexión instantánea. Ella fue
probablemente la primera mujer con la que puedo decir honestamente que
podría haberme visto en una relación o al menos intentando tenerla. —Me
detuve mientras pensaba en ese fin de semana—. De todos modos, pasamos
un tiempo increíble juntos. Éramos inseparables. No me había sentido así
por alguien en mucho tiempo. Cuando el fin de semana llegó a su fin, volví
a Chicago. Y se fue a casa a Massachusetts. Nos mantuvimos en contacto a
larga distancia.
—Espera... ¿ella vive aquí en Mass?
—Sí... en algún lugar fuera de Boston, irónicamente.
—Entonces, ¿te habías acercado a ella por teléfono y luego qué?
—Sí. Hablábamos mucho de sexo por Skype. Y me encontré pensando
mucho en ella cuando no nos comunicábamos. Se suponía que iba a ir a
visitarla, pero ella terminó volviendo con su ex-novio de la nada. Lo supe
todo el tiempo, pero ella nunca me dio ninguna indicación de que aún le
gustaba. De todos modos, me explicó que se sentía terrible por haberme
alentado y todo eso, pero que tenía que seguir a su corazón. No hay mucho
más que contar. No es nada comparado con lo que estás pasando con Rory,
pero no desconozco la decepción.
Parecía realmente conmocionada. Amber definitivamente había sido
testigo de algunos de mis mayores momentos de vulnerabilidad en esos
meses después de la muerte de Lainey. Pero con el paso de los años, había 39
puesto tal frente alrededor de la gente, que le hacía fácil olvidar que alguna
vez había tenido un lado sensible. Probablemente pensó que me había
endurecido mucho más de lo que realmente lo había hecho.
—Guau. Gracias por compartir eso conmigo. Supongo que fue tonto
de mi parte asumir que eras inmune a que te hicieran daño.
—No buscaba nada serio. Pero Emily acababa de salir de la nada.
—Así es como sucede a veces, me imagino.
Había terminado de hablar de Emily. Ya me había recuperado de todo
eso, pero repetirlo me hacía sentir como una mierda. Esta era una muestra
de cómo Amber debía haberse sentido la otra noche cuando le hice hablar
de lo que pasó con Rory.
Mirando al hombre que estaba en el pasillo, le dije:
—¿Ves? ¿Qué dije de él?
El tipo estaba ahora sosteniendo el libro a sus espaldas mientras
hablaba con su presa femenina.
—Mierda. Tenías razón. —Amber se estaba carcajeando—. Oh, Dios
mío. ¡Ella se va con él ahora!
—Mira. Eso fue ingenioso. Lento y constante gana la carrera.
—Aparentemente.
Tomé su taza de café vacía y la devolví al mostrador.
De vuelta a la mesa, le pregunté:
—¿Quieres echar un vistazo?
—Claro. Ahora que el pasillo de la ficción de la A a la L está siendo
usado para Conexión Amorosa.
Mientras hojeábamos, pasé el dedo índice por los libros de los estantes
mientras Amber me seguía de cerca.
—Ahora, quiero que realmente pienses en esta pregunta, Amber.
—Está bien...
—Si hay un libro aquí que hayas leído, que quisieras que leyera, ¿Cuál
sería? Debería ser algo que probablemente nunca se me ocurriría recoger
por mi cuenta.
Continuó siguiéndome en silencio hasta que finalmente dijo:
—Probablemente La Ley de la Atracción. —Señaló la sección de no
ficción—. Lo vi por allí. En realidad, lo estoy estudiando ahora mismo y me
40
encantaría la opinión de otra persona sobre lo que enseña.
—Muy bien. Voy a comprarlo y a leerlo. Pero tienes que leer lo que yo
elija para ti. ¿Trato hecho?
—Sí.
Recogí El Alquimista de Paulo Coelho.
—¿Alguna vez has leído esto?
—No.
—Está bien, esta es mi elección para ti. Nos daremos un mes para
leer. Entonces, lo discutiremos.
—Esto se está convirtiendo en unos meses emocionantes para ti, Lord.
Gatos... quedándose en casa y leyendo. ¿Qué sigue? ¿Debería estar
buscando una sala de bingo?
—Pongámonos manos a la obra con eso. Además, no olvides vivir con
Nancy la Negativa... esa es otra.
—Sí. Eso, también.
Esperaba que supiera de verdad que estaba bromeando.
—Estoy disfrutando mucho de estar aquí hasta ahora. Más de lo que
esperaba, en realidad.
—Debe haber sido el queso mohoso el que lo logró.
—Definitivamente el queso mohoso. —Sonreí.
Hacíamos cola para irnos cuando le pregunté:
—Oye, ¿tienes hambre?
—Sí, me muero de hambre.
Sabía exactamente adónde quería llevarla.
—Vi un lugar jamaiquino al final de la calle cuando venía hacia aquí.
—Nunca he comido comida jamaiquina.
—Entonces no sabes lo que te pierdes.
—¿Cuál es tu plato favorito?
Sin tener que pensarlo, le respondí—: Cabra al curry.
—¿Acabas de decir cabra?
—Sí.
—Caracoles... cabra... ¿comes algo normal?
41
4
Amber
Había estado sumergida en mis pensamientos cuando Annabelle se
sentó a mi lado en la sala de profesores.
—¿Cómo está Channing? —preguntó mientras abría su bolsa de
almuerzo.
No podía decirle la verdad.
Bueno, Annabelle, me he masturbado pensando en él todas las noches
desde su llegada. Es un problema.
—Es genial, en realidad. Realmente estoy disfrutando de su compañía.
Bueno, esa también era la verdad.
Ella inclinó la cabeza hacia un lado mientras me miraba.
—Parece que tienes algo en mente.
Tengo muchas cosas en la cabeza, y la mayoría de ellas no son seguras
para el trabajo.
—Bueno... no es nada... es solo...
—¿Qué?
Se me ocurrió una analogía para explicar lo que sentía.
—Sabes ¿como cuando estás a dieta... siempre y cuando no traes
cosas malas a la casa, estás bien, pero tan pronto como alguien trae esa
caja de magdalenas, toda tu fuerza de voluntad se ha ido? Eso es lo que le
hace a la mujer célibe tener un hombre atractivo cerca. Estar cerca de
Channing me hace darme cuenta de lo mucho que necesito tener sexo. 42
Annabelle rio de mí. —La solución me parece simple.
No se le metió en la cabeza que me negara a ir con Channing. Solo
porque dos personas estén solteras no significa que encajen bien.
—No sé cuántas veces puedo explicártelo. Nunca podría estar con él
de esa manera.
Examinó mi rostro y dijo:
—Me preocupa que la verdadera razón por la que tienes miedo de
considerarlo sea por Rory.
La palabra con R desencadenó inmediatamente mis defensas.
—¿Qué hay de Rory?
—Una parte de ti piensa que Rory y tú van a volver a estar juntos, y
sabes que acostarse con Channing arruinaría eso porque Rory nunca sería
capaz de aceptarlo. ¿Estoy en lo cierto?
Dios. Tal vez. Tal vez, eso estaba en el fondo de mi mente.
—No lo sé. Tal vez, subconscientemente. No hay duda de que Rory
nunca lo superaría si algo pasara entre Channing y yo. Eso es seguro. Pero,
antes que nada, aunque no me importaran las repercusiones de acostarme
con Channing, no creo que me mire de una manera sexual. Nunca lo hizo.
Me ve como a una hermana.
—¿Cómo puedes estar tan segura de eso?
—No puedo... pero podría tener a casi cualquier mujer que quisiera.
Bueno, todas menos una chica llamada Emily. Así que, es una suposición
segura.
—¿Emily?
—Una chica de la que me habló a la que llevó a volver con su antiguo
novio. Apuesto a que está fuera de este precioso mundo.
Me sorprendió con esa historia. Emily debe haber sido realmente algo
para que Channing quisiera considerar establecerse. Todo eso me
entristeció un poco por él. Estaba celosa de Emily y quería patearle el trasero
por lastimar a mi amigo al mismo tiempo.
Su boca estaba llena cuando dijo:
—¿Te has mirado al espejo últimamente?
—Sí, y necesito que me arreglen las cejas. Mucho.
—Te estás subestimando. Mataría por tu cuerpo. No dejes que se
43
desperdicie. Solo se es joven una vez. Tenemos que volver a meterte en el
juego.
Annabelle a menudo me hacía cumplidos. Con su cabello negro y
encrespado, su nariz prominente y su cuerpo esbelto, éramos físicamente
opuestas.
—Mi problema es... que no estoy lista para una relación. Pero al
mismo tiempo, tampoco quiero salir con alguien. En realidad, no hay nada
intermedio. ¿Sabes lo que deseo? —Miré a mi alrededor para asegurarme de
que seguíamos solas—. Ojalá tuviera un superpoder con el que pudiera
tener sexo con un hombre y borrar toda la experiencia después, para que
no hubiera secuelas ni culpabilidad. Nunca me volvería a encontrar con él.
De hecho, dejaría de existir después de eso. Pero eso es solo una fantasía.
—Uh... no, no lo es. Se le llama una aventura de una noche.
—Bueno, tendrías que salir o tener una cita en línea para tener una
aventura de una noche. Eso suena realmente desalentador para mí ahora
mismo. No estoy lista para ninguna de esas cosas.
—Solo quieres acostarte con una polla que desaparece mágicamente.
No pude evitar reírme cuando dije:
—Tienes que bajar la voz.
Annabelle entrecerró los ojos. Me estaba mirando raro, haciéndome
pensar que estaba cocinando algo en su cerebro.
—¿Qué tienes bajo la manga? —le pregunté.
—¿Quién dice que no puedes tener lo que quieres?
—¿Qué quieres decir?
—Cuando me hablaste de tu pequeña fantasía de superpoderes, me
recordaste algo.
—¿Qué?
—Bien, ¿conoces a mi prima Shae, la abogada soltera que vive en
Wellesley?
—Sí. La has mencionado.
—Bueno... la última vez que la vi fue en la boda de mi hermana. Bebió
demasiado y empezó a abrirse conmigo en la recepción. —Annabelle bajó la
voz—. Me dijo que fue a ver a un acompañante masculino.
Mirando detrás de mi hombro, susurré:
44
—Quieres decir un prostituto...
—Técnicamente, sí. Pero dijo que este tipo era increíble tanto física
como personalmente. Dijo que fue una de las noches más divertidas que ha
tenido.
—¿Solo lo vio una vez?
—Bueno, es muy caro, como mil dólares por una noche. Shae dijo que
valía cada centavo. Aparentemente, era justo lo que necesitaba para volver
a sentirse segura y sexy. Un poco después de eso, empezó a salir y tener
citas con el hombre con el que ahora está comprometida. Pero le atribuye a
este acompañante el sacarla de la depresión en la que había estado. Sin
mencionar que dijo que había sido el mejor sexo de su vida.
—De verdad... bueno, yo nunca podría hacer algo así.
—Supón que tuvieras el dinero, ¿por qué dirías que nunca lo harías?
No puede estar hablando en serio.
—Porque probablemente tenga alguna enfermedad, por ejemplo.
—En realidad, hablé de eso con ella y me dijo que lo discutieron antes
de que tuvieran contacto físico. Le dijo que se hace la prueba con frecuencia
y que es muy rígido sobre la práctica del sexo seguro. Era muy abierto con
todo. Hablaron bastante en línea antes de conocerse.
—Guau. Bueno, eso definitivamente no suena como lo que imagino
que es un prostituto.
—No lo fue. Supongo que esta compañía atiende a la mujer
profesional. Saben que las mujeres inteligentes quieren algo más que una
noche de sexo. Quieren estar con alguien que sea sexy e inteligente.
Honestamente, si fuera soltera y tuviera el dinero, lo haría.
No estaba segura de creerle.
—¿En serio? ¿Lo harías?
—¿Por qué no? Estoy de acuerdo contigo en que las citas pueden ser
brutales. A veces, una chica solo necesita una buena follada y nada más. —
Sacó su teléfono.
—¿Qué estás haciendo?
—Estoy enviando un mensaje a Shae para obtener información sobre
el servicio de acompañantes. 45
—¿Por qué?
—Solo en caso de que quieras investigarlo. —Guiñó el ojo—. Puedes
empezar a ahorrar ahora. Evita las uñas de gel y los cafés por unos meses.
—Estás loca. No te molestes.
Me ignoró y siguió escribiendo.
—Como dije, no puede hacer daño tener la información.
Estábamos tan inmersas en esta conversación que ni siquiera había
calentado mi almuerzo. Puse mi tazón en el microondas, esperé, y justo
cuando sonaba, también lo hizo el teléfono de Annabelle.
—¡Oh, ella respondió!
Soplé en la sopa de escarola.
—¿Qué dijo?
—Déjame leerlo literalmente. —Se detuvo—. Se llama Newbury
Gentleman's Club. Tienen un sitio web genérico. Obviamente, no anuncian
el hecho de que ofrecen algo más que servicios de acompañamiento. La
mujer que lo posee tiene un correo electrónico directo. La mayor parte de su
negocio es a través del boca a boca, ya que no pueden ser demasiado
descarados en su publicidad. Inicialmente te pones en contacto con esta
mujer y ella te da una contraseña para un portal seguro donde puedes elegir
a la persona en base a sus atributos físicos y una breve descripción de los
rasgos de personalidad del hombre que quieres conocer. Por ejemplo, puedes
indicar si deseas estar con alguien que sea rudo en la cama o alguien que
sea más gentil. Puedes indicar preferencias como rubio o moreno,
voluminoso o delgado. No muestran fotos para proteger la privacidad del
hombre, pero garantizan que, en una escala del uno al diez en apariencia,
todos sus hombres caen en el rango del diez. —Se giró hacia mí—. Dios,
¡esto es mejor que ser un niño en una tienda de dulces! De todos modos,
acaba de pegar la dirección de correo electrónico de la mujer a cargo, pero
también me dio una contraseña que me dijo que todavía podría funcionar
para evitar tener que contactar con la mujer con el fin de entrar en el sitio
seguro. Te estoy enviando toda la información.
Eso me puso nerviosa por alguna razón. —¿Por qué?
—Porque quiero vivir a través de ti. Creo que deberías investigarlo.
Annabelle había perdido la cabeza.
—¿Y de dónde exactamente voy a sacar este dinero? —le pregunté a
pesar de que no era realmente divertido esto.
46
—Donde hay voluntad, hay una manera.
Olvidé mencionar que tenía bastantes ahorros, y que técnicamente, el
dinero no era el problema. Fácilmente podía permitirme el precio de mil
dólares sin abollar mi cuenta bancaria porque siempre había sido inteligente
con mi dinero y ahorrado mucho. Eso no fue lo que me disuadió tanto como
mi miedo a la enfermedad y mi orgullo.
***
Unos días después, era domingo por la noche, y mis emociones
estaban por todas partes.
Acababa de entrar en Facebook para descubrir que Rory había sido
etiquetado en una foto publicada por alguien llamada Jennifer Barney.
Estaban caminando a lo largo del río Charles, ambos vestidos con ropa
deportiva. Asumí que debía estar saliendo con ella. Era la primera vez que
tenía que verlo con alguien más, y fue absolutamente devastador.
Después de acosar sus fotos, me di cuenta de que los rasgos de
Jennifer eran similares a los míos, lo que de alguna manera lo empeoró todo.
Había roto conmigo para pasar tiempo con alguien que parecía que podía
ser mi hermana. Y eso quemó.
Hice algo que consideré hacer hace mucho tiempo, pero nunca le di
seguimiento: lo eliminé para evitar tener que ver sus publicaciones. Ya era
hora. No quería un asiento en primera fila para que siguiera adelante.
El condominio estaba espeluznantemente silencioso mientras me
sentaba sola con mi miseria. Bueno, no estaba completamente sola. Kitty
estaba enfurruñada en el otro extremo del sofá. Era la primera vez que
Channing la dejaba sola conmigo.
Había volado a Chicago por el fin de semana. Agradecí el indulto, no
porque no me gustara su compañía, sino porque empezaba a disfrutarla
demasiado: su olor, su risa, todo sobre él. También fue agradable no tener
que preocuparme por cómo me veía mientras estaba acostada vistiendo
sudaderas.
Pero ahora desearía que estuviera aquí. Probablemente diría algo para
hacerme sentir mejor.
Desesperadamente necesitando una distracción, me deslicé a través
de mi teléfono y encontré el mensaje de texto que Annabelle me había
enviado conteniendo la información de Newbury Gentleman's Club. Mi 47
curiosidad se apoderó de mí. Mirando la página web, debo haber mirado la
pantalla durante más de quince minutos.
La verdad es que no había podido dejar de pensar en lo del
acompañante masculino desde la conversación entre Annabelle y yo en el
comedor.
Mi corazón latía con fuerza. ¿Realmente estaba haciendo esto?
Me dije a mí misma que lo estaba comprobando inocentemente, que
no iba en serio. Una sensación de inquietud en la boca del estómago, sin
embargo, parecía contradecir eso. Y una voz interior que se sintió nueva y
poco confiable me decía que merecía esto, poner en primer lugar mis
necesidades carnales, que nadie necesitaba saber.
En la pantalla apareció un cuadro en el que se solicita al usuario que
introduzca una contraseña. Si el código que me dio la prima de Annabelle
funcionaba, entonces estaría convencida de que era una señal. Si no
funcionaba, entonces me iría. Después de introducir el código, fui desviado
a otro sitio.
Estaba dentro.
La página era negra con acentos dorados y fuentes elegantes. Una
lenta y seductora melodía de piano. El sitio ofrecía una descripción detallada
de los servicios del club. Podías elegir entre una experiencia mínima de
medio día, día completo o incluso un fin de semana entero, que parecía ser
la duración máxima ofrecida. La tarifa de día completo era de dos mil dólares
y la opción más barata era la tarifa de medio día a un buen precio.
Hice clic en un enlace titulado "Conozca a Nuestros Caballeros". Era
esencialmente un menú de hombres, cada uno numerado desde Caballero
Uno a Caballero Veinte. Una cláusula de exención de responsabilidad
señalaba que, para la privacidad de los hombres, no se proporcionarían
fotos.
Empecé a hacer clic en cada perfil, leyendo las descripciones.
El Caballero Uno es un actor de oficio. Le encantan las mujeres
mayores, las relaciones amorosas suaves y las conversaciones inteligentes.
Con cabello rubio, ojos azules y un cuerpo alto y delgado, Caballero Uno es
un sueño americano. Celebridad Doppelgänger: Alexander Skarsgård.
Caballero Cuatro nació y creció en la República Dominicana. Conocido
como nuestro gentil gigante, con su estructura masiva y su cuerpo fuerte y
musculoso, a menudo es confundido con un luchador profesional. Celebridad
Doppelgänger: Dwayne "La Roca" Johnson.
48
Leí todas ellas, y finalmente volví a la que más se había destacado:
Caballero Nueve.
El Caballero Nueve es un caballero sureño, criado correctamente. Cree
que la caballerosidad no ha muerto, y su meta es hacer que te sientas tan
cómoda como te sentirás sexy. Celebridad Doppelgänger: Matt Bomer.
Me tuvo en Matt Bomer.
Debajo de la descripción había un botón que decía Contacte a
Caballero Nueve. Ingresé mi dirección de correo electrónico donde me pidió
que activara la función de chat y comencé a escribir.
Hola,
Querida Amber,
...Caballero Nueve.
¿En qué mierda me había metido? Debí haberle pedido que le dijera
que no podía ayudarla, que estaba demasiado ocupado, pero ¿qué pasaría
si ella seguía adelante, buscando los servicios de otra persona? No podía
monitorear la situación a menos que controlara cada paso. Necesitaba ser
manejado así. Además, para ser honesto, una parte de mí realmente quería
saber lo que ella estaba pensando. Jesús. Iba a ir al infierno.
No listo para ir a casa y enfrentarme a ella, ordené un té caliente y
decidí sentarme un rato antes de aventurarme a volver a casa.
Una notificación sonó, indicando que había recibido un nuevo correo
electrónico. Era una respuesta de Amber. Probablemente no debería
haberme sorprendido de que hubiera respondido a mi mensaje tan
rápidamente.
53
Hola, Caballero Nueve,
Amber
Mierda. En el fondo de la madriguera del conejo5.
Haciendo rebotar mis piernas frenéticamente, pasé mis dedos a través
de mi cabello mientras meditaba mi respuesta. Decidido a mentir lo menos
posible, hice todo lo posible para responder a sus preguntas de manera que
las respuestas pudieran aplicarse técnicamente al verdadero yo. Eso me hizo
sentir un poco menos culpable. Empecé a escribir.
Hola Amber,
C9
5 Metáfora de Alicia en el País de las Maravillas. Bajar por un túnel interminable con
muchos giros y vueltas en Internet, sin llegar nunca realmente a un destino final, pero
encontrando más túneles.
Tomé un largo sorbo de mi té, casi quemándome la boca y esperé.
Sabía que, si no se hubiera acostado, no tardaría en responder. Lo dejaría
veinte minutos antes de rendirme y volver a casa.
Cinco minutos después, un nuevo mensaje apareció en mi bandeja de
entrada falsa.
C9,
¿Así es como te llaman tus amigos? Eso me gusta. Gracias por las
respuestas.
Esa es una pregunta interesante, ¿por qué esta noche de todas las
noches? Bueno, vi a mi ex en Facebook con otra mujer, y eso me puso al límite.
Pero es más que eso. Últimamente, he desarrollado una fuerte atracción por
un buen amigo mío, y eso me está jodiendo un poco. En realidad, vive
temporalmente en mi apartamento, pero es alguien que conozco desde hace
años. Siempre he pensado que era extremadamente guapo, pero es
complicado. Él y yo no seríamos una buena pareja románticamente. No es del
tipo monógamo, o al menos, nunca lo fue. Estamos mejor como amigos.
También era el mejor amigo de mi ex hace años, así que eso es todo. Tenerlo 55
cerca, sin embargo, me ha hecho más sensible a mis deseos sexuales.
Pequeñas cosas como la bocanada de su olor, la forma en que toca mi espalda
cuando pasa a mi lado en la cocina... es como si mi cuerpo estuviera en un
estado de alerta constante. Así que, estaba pensando que si pudiera —por
falta de una palabra mejor— follar, tal vez podría sacar este sentimiento de
mi sistema.
Amber
C9
59
6
Amber
Happenstance era un bar a un par de cuadras de casa. Un compañero
de trabajo me lo había recomendado diciendo que el ambiente era tranquilo
y la cerveza estaba a un precio razonable. Por lo que se lo sugerí a Channing
para nuestra salida.
Una rocola sin usar se ubicaba en la esquina. Tal vez luego me
levantara y pusiera algo.
El bar estaba canalizando una vibra al estilo del viejo Coyote Ugly.
60
Cientos de sujetadores colgaban de barras a lo largo del techo, una señal de
que definitivamente había habido algunas noches salvajes en este antro.
Desafortunadamente, esta noche no era una de ellas.
—Entonces, ¿qué tienes bajo la manga, Lord?
—Absolutamente nada. Esta es solo una noche entre amigos. Pero si
alguien te llama la atención, déjamelo saber. Soy tu hombre.
—¿Y exactamente qué vas a hacer si decido que quiero hablarle a
alguien?
—Lo atraparé en la barra, empezaré una conversación casual con él.
Tengo que comprobar al chico primero para asegurarme de que no es un
cretino. Si parece que vale la pena hablarle, te haré una señal. Tendremos
que inventarnos algo. Como quizás te echaré un vistazo y rascaré mi
barbilla.
Mis ojos estaban paralizados en los masculinos dedos de Channing
frotándose contra su barba mientras hacía la demostración.
—Eso señalizará que es seguro venir —dijo.
—¿Y después qué?
—Te presentaré como mi amiga. Puedo escabullirme
despreocupadamente si resulta que te llevas bien con él. Si no, puedes
excusarte.
—¿Esto es lo que haces por tus amigos?
—Lo he hecho un par de veces en el pasado.
—¿Funciona?
—A veces sí. A veces no.
—¿Por qué? —pregunté antes de que la respuesta me golpeara—. Oh,
déjame adivinar…porque la chica acaba decepcionada de que no fueras el
que estaba interesado en ella. En su lugar ella te quería a ti.
Se ríe con culpa.
—Puede que eso haya pasado una o dos veces.
—Oh, Dios mío, Channing. Nunca te dejaría ser mi compinche si fuera
un hombre. Eso sería contraproducente.
—Bueno, entonces es algo bueno que no lo seas ¿no?
Channing se veía y olía maravillosamente. Llevaba puesto un gorro de
lana gris oscuro que me recordaba al de la foto de Facebook. Su brillante 61
cabello sobresalía al frente. El ajustado suéter de lana que llevaba hacía que
me quisiera frotarme contra él como un gato.
Miró alrededor.
—No veo ninguna opción viable.
—Tengo que concordar contigo. Esto está bastante vacío esta noche.
Channing tomó un bocado de sus patatas y lo mojó en mi kétchup.
—Algunas cosas que tienes que recordar si alguna vez sales sin mi…
Me enderezo en mi asiento. —Bien… ¿qué?
—Se precavida con los hombres que están por su cuenta en los bares.
Son acechadores —señaló a un hombre en la esquina de la habitación—,
como el chico de allí. Un tipo es mucho más seguro si está con un amigo o
en un grupo. Es mucho menos probable que sea un psicópata.
—Tiene sentido. Y, bueno, parece que eres capaz de leer a las
personas. Estuve impresionada de tu observación de la pareja de la librería.
—Echa un vistazo y dime lo que quieres saber acerca de alguien de
aquí. Te contaré su historia.
Aceptando su reto, señalé a una chica sentada en la barra.
—¿Qué hay de ella?
La chica parecía tensa, como si estuviera esperando a alguien.
—¿Ves cómo está buscando algo frenéticamente? Está esperando a su
cita Tinder y creo que puede que sea la primera vez que haya hecho esto. Ya
ha decidido que va a tener sexo esta noche. No está segura de sí debería,
pero lo va a hacer de todas formas.
Interesante. Eso me recuerda a algo.
Señalé al hombre de la esquina.
—Qué hay de él… el chico que dijiste que era un acechador. ¿Cuál es
su problema de verdad?
—Probablemente te está esperando, pero yo estoy contigo, así que
afortunadamente fue interceptado. Es espeluznante.
—Totalmente. —Miré hacia la esquina contraria de la habitación
donde un hombre y una mujer estaban juntos, pero ignorándose
completamente el uno al otro—. ¿Qué hay de la pareja de allí?
—Dios, míralos. Los dos en sus teléfonos, sin ni siquiera prestar
atención al otro. Seguramente han estado juntos por un tiempo y ya solo no
62
les importa una mierda. Eso es un poco triste.
—Sí, pero todos hacemos eso ocasionalmente, ¿verdad? —dije.
Sus ojos se abrieron.
—¿Tú y Rory salieron y se pasaron la mitad de la noche mirando a sus
teléfonos?
—Bueno, sí, en realidad lo hacíamos a veces. ¿Nunca has hecho eso?
—Ni si quiera puedo recordar una vez en la que haya sacado mi
teléfono en una cita. Bueno, no con la finalidad de hacer una llamada o de
buscar en internet.
—¿Qué otras finalidades hay?
Channing sonrió burlonamente, y eso hizo que tuviera curiosidad.
››A lo mejor no lo quiero saber. Pero cuéntamelo de todas formas.
—Una mujer una vez me pidió que fuera al baño y le mandara por
mensaje una foto de cuán duro estaba por ella. Así que hice una excepción
y saqué mi teléfono en esa ocasión.
—Al parecer no es todo lo que sacaste —reí.
—Touché.
Normalmente, la idea de Channing mandando una foto de su polla a
alguna mujer me haría avergonzarme. Tal vez fuera el alcohol, pero en este
momento la idea de él escabulléndose en el baño y haciendo algo así me
estaba excitando. Por otro lado, últimamente todo me excitaba. Realmente
necesitaba descubrir donde estaba el botón de apagado.
Aclaré mi garganta.
—De acuerdo, así que haces excepciones por fotos de penes…
—Solo por fotos de penes. —Guiñó el ojo—. De otra manera es grosero
y le demuestra a la persona que estoy más interesado en otras cosas. Si
estoy con alguien, voy a estar mentalmente presente, si no, ¿qué sentido
tiene estar juntos?
—Sí, pero después de que has estado con alguien por un tiempo, es
un poco distinto. Tú nunca has llegado a ese punto con nadie. En una
relación a largo plazo quedan atrás las mariposas y las fotos de penes.
—Bueno, eso es una lástima. Tal vez ese sea parte del problema. SI
estar conectado es más interesante que la persona sentada frente a ti,
entonces ¿qué dice eso? —Miró de regreso a la pareja—. Esos dos no se han
mirado ni una vez. Si así es como es una relación, entonces estoy feliz de no 63
estar en una.
Era difícil de debatir eso.
Mi atención se dirigió a dos hombres que estaban mirando en nuestra
dirección.
—¿Qué hay de esos chicos?
—Son gays —dijo Channing sin vacilación.
—Ah, ¿también tienes un radar gay?
—Bueno, sí me están mirando a mí y no a ti, entonces sí, hace que
sea bastante fácil de descifrar. Ni siquiera necesitas un gay-dar en ese caso.
—Supongo que tienes razón. —Suspiré e inspeccioné la habitación un
poco más—. ¿Qué crees que pensaría alguien que hiciera lo mismo que
nosotros en este momento? ¿Qué impresión le daríamos?
—Pensarían que, o somos viejos amigos o estamos en una buena cita
ya que realmente estamos cómodos el uno con el otro e involucrados en una
conversación. Y pensarían que yo era divertido dado que estás sonriendo y
riendo.
—No sabrían cuán deprimida persona soy normalmente.
Su expresión se volvió seria.
—No te veo para nada de esa manera, Amber.
—¿Cómo me ves? ¿Cuál es tu sincera impresión de mí desde que
llegaste a Boston?
—¿Quieres la verdad?
—Sí.
—Sigues teniendo dieciséis para mí —rio.
—Cállate, ¿de verdad? ¿Eso piensas? Bueno, definitivamente tú te ves
mucho más viejo para mí, pero no en una mala manera.
—De verdad te ves casi igual. Pero no estoy hablando solo de tu
apariencia. Cuando te miro, veo a la amiga de mi hermana, la chica que
pasaba el rato en mi sótano y quién me daba una paliza en el hockey de
mesa. Esa es a quién veo, sin embargo, sé que en verdad ya no eres ella.
Quizás solo quiero que lo seas. Estoy escogiendo ver esa versión de ti por
razones egoístas.
—La prefieres por encima de la persona que soy ahora… 64
Fue rápido en corregirlo.
—Es no es lo que quería decir… para nada. Tienes toda la razón para
estar deprimida en estos momentos. Y, por supuesto, has madurado un
montón. Me estaba refiriendo más a la nostalgia de pensar en la conexión
que teníamos en ese entonces. Perdimos el contacto cuando me marché a la
UF. Y después de eso nunca fue realmente lo mismo entre nosotros. Eso es
lo que pasa cuando eres joven. Crecemos. Pero la marca de una amistad
verdadera es que todavía puedes volver al principio, incluso cuando las
circunstancias de la vida cambian.
—Siempre supe que estarías ahí para mí si alguna vez te necesitaba,
pero nunca hubiera imaginado que estaría sentada en un bar en Boston
contigo, y definitivamente no habría imaginado que estaríamos viviendo
juntos.
—Es el destino. Era el momento correcto. El trabajo me trajo aquí,
pero el universo sabía que realmente necesitabas a alguien que te diera una
buena patada en el culo.
—¿Has empezado a leer La ley de la atracción? Mencionaste el
universo…
Me guiñó el ojo. —Puede que sí.
—Espero que no pienses que soy una chiflada después de que
termines con él.
—Me sorprende cuánto me está gustando, en realidad. Y creo que lo
que el libro enseña acerca de manifestar tu propio destino puede ayudarte
a superar la palabra R si lo aplicas correctamente.
—Puedes decir su nombre. No me pondré como loca. Terminé de llorar
por ello.
Channing golpeó mi pie con el suyo por debajo de la mesa.
—Bien.
—Solo necesito golpear el botón de reiniciar en mi vida.
Golpeó la mesa. —Ahí está, la nueva palabra con R. Reiniciar.
—Me encanta. —Suspiré—. Sabes, mi problema es… que nunca he
tenido una cita. Nunca tuve que hacerlo porque siempre estaba con Rory.
Siento como si realmente no supiera cómo manejarme en esa situación. Soy
como un pez fuera del agua.
—Entonces vamos a practicar. 65
—¿Cómo?
—Fingiremos ser dos personas que se acaban de conocer aquí. Puedo
mantener el personaje si tú puedes. Será como improvisar.
—Oh, chico —reí. Esto sonaba loco, pero a la vez un poco divertido—
. Supongo que debería aprovecharme de la oportunidad de practicar con un
verdadero experto. —Cuando de repente se levantó, pregunté—: ¿A dónde
vas?
—Tengo que entrar en el bar, simular que te acabo de conocer. —
Guiñó el ojo—. Solo improvisa sobre la marcha, ¿de acuerdo?
—De acuerdo. —Di un gran sorbo a mi bebida.
Channing salió del edificio y después volvió a entrar.
Al parecer no estaba haciendo el tonto. De verdad fue a la barra y pidió
una cerveza antes de que su cabeza se girara lentamente hacia mí. Cuando
su mirada se encontró con la mía, su boca se curvó en una sonrisa traviesa.
Cubrí mi boca por la risa antes de que me diera una mirada de reprimenda
con sus ojos. Me estaba regañando silenciosamente por no tomarme esto en
serio. Fue en ese momento que prometí recomponerme y seguir la corriente.
El único problema era que no podía parar de reír, y peor: conseguí un
ataque de hipo. Cada vez que me reía realmente fuerte, siempre conseguía
el peor ataque de este. Ahora Channing también se estaba partiendo de la
risa, ya que recordaba mi problema con el hipo. Solía pasarme todo el tiempo
cuando éramos jóvenes.
Cuando la risa se apagó, la sexy sonrisita volvió al rostro de Channing
mientras una vez más se metía en el personaje, interpretando el papel de un
pretendiente misterioso.
Coquetamente retorcí mi cabello en mi dedo índice y le devolví la
sonrisa.
Empezó a caminar hacia mí, y de hecho se me puso la piel de gallina.
Mi reacción física no era distinta a si esto estuviera sucediendo de verdad.
—¿Estás sola? —preguntó.
Mi pulso se aceleró. —Sí.
—¿Te importa si te acompaño?
—No, para nada.
Sacó una silla y se sentó.
—Soy Channing. —Ofreció su mano, y cuando la tomé, su toque se
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sintió eléctrico. Mis pezones se endurecieron. Tal vez esto no fuera una gran
idea.
—Mi nombre es Amber. —Hipo.
—Bueno, perdón ¿Estás bien?
—Sí, es solo que consigo un ataque de hipo cuando me río demasiado
fuerte. Y tú antes me hiciste reír.
—¿En serio? —Su tono era tan coqueto.
—Sí.
—Sabes, solía tener una amiga que tenía hipo cuando se reía
demasiado fuerte. ¿Sabes lo que le hacía a ella?
—¿Qué?
—Le daba el susto de su vida cuando menos se lo esperaba. Se supone
que eso lo hace desaparecer.
—Por favor no me hagas eso a mí —dije seriamente. Solía molestarme
cuando me asustaba.
—Bueno, de todas formas ¿qué está haciendo una hermosa chica con
hipo como tú sola en un bar?
—Solo relajándome, tomando una copa.
Durante el transcurso de los siguientes treinta minutos, Channing
mantuvo su personaje haciéndome preguntas acerca de mi trabajo y mis
intereses personales, tal como si nos estuviéramos conociendo por primera
vez. Francamente, era extraño cuán real se sentía. Me encontré
perdiéndome en la experiencia, casi olvidándome de quiénes éramos y el
propósito de la farsa. Era tan encantador y era tan fácil hablar con él. Algo
me decía que esto no era exactamente cómo sería con la mayoría de los
chicos con los que coqueteara en un bar. No le iba a admitir esto a él, pero
si esto fuera de verdad, ahora mismo estaría completamente convencida de
él.
Sin embargo, mi hipo todavía no había menguado. En un momento
dado a mitad de la conversación, Channing agarró mi vaso de agua y bebió
un sorbo antes de repentinamente echármelo en la cara. La sorpresa del
impacto del agua golpeando mi piel provocó una descarga de adrenalina.
Empapada, chillé—: ¿Por qué hiciste eso?
—¡Para tu hipo! 67
Limpiando mi rostro con una servilleta dije:
—Dijiste que no me asustarías.
—Sin embargo, apuesto a que han desaparecido.
—Seguro… ahora que parezco una rata ahogada.
—No, no lo pareces. Te ves hermosa.
Tras ese comentario, fue necesario recordarme a mí misma que
todavía estaba metido en el personaje.
En efecto, el hipo nunca regresó mientras continuábamos con nuestro
pequeño juego de actuación. Channing poco a poco empujó su silla más
cerca de mí. Su rostro estaba cerca del mío cuando hablaba. Podía oler la
cerveza en su boca mezclada con su colonia. Probablemente no había un
olor más sexy en la Tierra que la combinación de esas dos cosas. Estaba
intentando ignorar el hecho de que mis bragas estaban mojadas solo por la
cercanía de su cuerpo y la sensación de su aliento en mi rostro. Eso me hizo
darme cuenta de cuán necesitada estaba.
Dios.
Después de varios minutos hablando, se inclinó y me habló
directamente en el oído.
—No vivo para nada lejos del bar. Qué te parece si salimos de aquí.
Regresamos a mi casa. —Sus labios rozaban mi piel de verdad, y su aliento
parecía que viajaba a través de mi canal auditivo y bajaba hacia mi vagina.
Casi me mató. Este juego estaba empezando a realmente jugarme malas
pasadas. La necesidad de inclinarme, agarrarle por su gorro y traerlo hasta
mis labios era enorme.
Mi corazón comenzó a palpitar. ¿Qué sucedería si dijera que sí? ¿De
verdad iría a su apartamento… bueno, de hecho, a mi casa?
¿Continuaría el juego más allá del bar?
¿Actuaríamos durante todo el camino hasta su habitación?
Meros deseos, tal vez.
Finalmente le respondí—: Me encantaría hacerlo.
Channing solo se mantuvo mirándome. Estaba atrapado. Le había
dejado totalmente boquiabierto.
De repente se salió de su personaje y me lanzó una mirada de
advertencia. 68
—En realidad no responderías de esa forma, ¿no?
¿Si no fuéramos nosotros, y tú fueras tú? Probablemente lo haría.
Sintiéndome estúpida, sacudí la cabeza.
—No. Solo estaba siguiendo la corriente.
—Bien. Porque nunca deberías irte a casa con alguien que acabas de
conocer. Nunca. No importa cuán bueno sea su juego —refunfuñó. Era
incluso más sexy cuando estaba enfadado.
Channing estaba mirándome fijamente y parecía seriamente
preocupado. La culpa me inundó al pensar en el Caballero Número Nueve.
Si solo supiera acerca de ello. Me mataría.
Channing no continuó con el personaje, y muy a mi pesar parecía que
el juego había acabado.
—Gracias por la sesión de práctica —dije.
Simplemente asintió.
Inspeccionando la habitación, suspiré.
—No parece como que de verdad vayas a tener que probar tus
habilidades de compinche conmigo esta noche, Lord.
Soltó una risa.
—Al parecer hemos escogido el bar más aburrido de Boston.
—Está bien. No tenía expectativas. En mi experiencia, nunca sucede
nada cuando lo estás esperando. O tienes tú mismo que hacer que algo
suceda, o esto solo cae en tu regazo cuando paras de esperarlo. Pero cuando
estás de brazos cruzados pasivamente esperando algo, normalmente no
pasa. A veces, si de verdad necesitas algo, tienes que hacerlo por tu cuenta.
Sus ojos parecían dagas. —¿A qué te refieres con eso?
Sabía a lo que me estaba refiriendo, pero no se lo iba a decir.
Cuando dudé dijo:
—Sabes, soy lo más salvaje que hay. Pero con el tiempo he aprendido
a pensar antes de actuar. Cuando las personas se sienten vulnerables, es
más probable que hagan algo estúpido. Puede que creas que quieres ciertas
cosas que puede que en realidad no quieres. Es más probable que pueda
que actúes impulsivamente sin pensarlo detenidamente. La espontaneidad
en la vida puede ser buena y mala, pero muchos de los errores de los que
nos arrepentimos durante el resto de nuestras vidas nacieron de un
69
momento de impulsividad. A veces, cuando sabes que estás en un estado
vulnerable, puede ser bueno dar un paso atrás y pensarlo dos veces.
Sus palabras eran inesperadas y extrañamente enigmáticas dado lo
que he estado haciendo últimamente. Parecía que Dios estaba hablando a
través de él. Asimilé esas palabras, pero desafortunadamente cuanto más
tiempo nos quedábamos en ese bar y más copas consumía, más inhibida e
impulsiva me sentía.
—Creo que necesito otra copa —dije—. ¿Qué hay de ti?
—¿Quieres otro Cosmo?
—Me encantaría otro.
Cuando saqué la cartera colocó su mano sobre la mía.
—Yo me encargo. —La sensación de su mano hizo reaccionar mi
cuerpo de nuevo.
Mientras Channing caminaba hacia la barra, admiré la curvatura de
su trasero en los vaqueros oscuros que llevaba puestos. Estaba cautivando
las bragas de la vieja camarera. Me sentía realmente afortunada de tener a
este guapo hombre comprándome una copa y tener su total atención esta
noche, incluso cuando no estábamos juntos románticamente.
Tuve la repentina necesidad de escandalizarle un poco. Alcanzando
mi espalda, desabroché mi sujetador y me lo quité por la parte inferior de
mi camiseta.
—¡Ey, Channing! ¡Atrápalo! —dije antes de arrojar el sujetador hacia
él.
Lo que no esperé fue que mi sujetador aterrizara sobre su cabeza. Una
amplia sonrisa se extendió por su rostro. Evidentemente estaba
acostumbrado a que las mujeres le lanzaran la ropa interior ya que pareció
entretenido pero impávido de que mi sujetador estuviera en este momento
colgando en su rostro
Se subió a una silla y lo enganchó en la barra, donde se unió a los
sujetadores de más de mil mujeres que habían perdido la cabeza antes que
yo.
70
7
Channing
Amber quitándose el sostén fue definitivamente... interesante. Me hizo
darme cuenta de lo tembloroso que era el terreno en el que estaba, porque
era una lucha total no hacer obvias mis miradas durante el resto de la
noche. Era tan sexy sin siquiera intentar serlo. Siempre lo pensé, pero
nunca había visto ese lado salvaje de ella hasta esta noche. Por supuesto,
saber lo que le había dicho al Caballero Nueve sobre mí, saber que me
deseaba, empeoró mi conflicto interno. 71
También había ido demasiado lejos con ese juego de “vamos a fingir”.
Parecía demasiado real. Estaba jugando con nuestra atracción mutua y
experimentando química real con ella. Mi fuerte reacción a que me dijera
que vendría a casa conmigo fue demasiado. No es como si no hubiera ligado
a incontables mujeres de la misma manera. Pero no pude evitar sentirme
protector porque su crédula respuesta me recordó toda la situación del
Caballero Nueve y lo vulnerable que era.
Realmente mi intención era intentar engancharla con alguien decente
si se presentaba la oportunidad en el bar esta noche. Pero cuanto más
tiempo pasábamos allí hablando, bebiendo y rememorando, más esperaba
que no hubiera perspectivas. Estaba disfrutando tenerla para mí solo. Pero
eso estuvo mal, porque realmente quería lo mejor para ella. Y eso no me
incluía a mí. Y el Caballero Nueve definitivamente no era lo mejor para ella.
Me había aliviado que no se hubiera puesto en contacto con él en toda
la semana. Eso me hizo esperar que decidiera no aceptar la idea de verlo y
llegara a la conclusión correcta de que no era el movimiento correcto.
Mientras me sentaba en la cama sin poder dormir, decidí revisar la
cuenta que había creado por si acaso hubiera algo nuevo.
Mi estómago cayó cuando noté un nuevo mensaje de Amber que llegó
hace unos quince minutos. Debe haberlo enviado desde su habitación.
Me preparé y lo abrí.
Querido C9,
Han pasado unos días, y para ser honesta, no estaba segura si iba a
volver a contactarte. Me inclinaba hacia el no. Pero por mucho que haya
tratado de distraerme, no puedo dejar pasar la idea de esto, aunque es
literalmente la cosa más loca que he hecho. Así que, estoy pensando que me
gustaría seguir adelante con una reunión. ¿Cuál es el siguiente paso?
—Amber
Mi pulso se aceleró.
Mierda.
Necesitaba no responder nunca más o inventar algo que me sacara de
esta situación. También estaba la ardiente necesidad de saber la razón
detrás de su repentino empuje para seguir adelante. En todo caso, esperaba
que mis palabras de advertencia sobre la impulsividad de esta noche la
72
hubieran ayudado a alejarse de la idea de pagarle a un hombre para que se
la follara. Claramente, ese no fue el caso.
Enojado y perplejo, me tomó varios minutos pensar qué decir, y al
final se me ocurrió algo corto y dulce que devolvería el balón a su cancha.
Hola Amber,
No creí que fuera a tener noticias tuyas. ¿Qué te hizo cambiar de
opinión?
—C9
Hola C9,
Gracias por la rápida respuesta. Acabo de llegar de una noche con mi
amigo, del que te hablé. Esperaba ser mi compinche esta noche. Pero nadie
digno de sus esfuerzos apareció. Todavía la pasamos muy bien. Bueno, ya te
he hablado de mi atracción por él. Hicimos un juego de roles en el que él fingía
ligarme en el bar para que yo pudiera practicar mis habilidades con las citas.
Estábamos coqueteando o fingiendo, y su cuerpo estaba cerca. De todos
modos, llegué a casa muy excitada. Además, puede que esté un poco
borracha. No quiero esperar meses o años para satisfacer la necesidad sexual
que siento. Así que, estoy tomando el asunto en mis propias manos. O tal vez
en las tuyas. (Eso estuvo mal).
Avísame qué sigue.
—Amber
Amber,
Puede que no me corresponda a mí preguntar, pero este hombre con el
que vives... ¿cómo sabes que no te quiere de la misma manera que tú a él?
¿Cómo sabes que no es el hombre para el trabajo que te satisface? ¿Le has
73
dicho alguna vez cómo te sentías?
—C9
Sabía una cosa. Puede que no haya sido el mejor hombre para resolver
el pequeño problema de Amber, pero estaba seguro de que era una mejor
opción que este tipo con el que creía que estaba hablando.
Unos minutos después, respondió.
C9,
No, nunca le he dicho nada y no pienso hacerlo. Realmente me importa
como amigo y no quiero arruinar eso. Creo que te mencioné antes que fue el
mejor amigo de mi ex durante varios años. Todos éramos amigos y tenemos
una larga historia. Sí, me siento muy atraída por él, pero no quiero complicar
mi vida en este momento. Por eso he venido a ti. Solo necesito satisfacer esta
necesidad física que tengo. Solo he estado con una persona en toda mi vida,
y ha pasado mucho tiempo desde que tuve sexo.
Sé que el sitio dijo que las fotos no están permitidas, pero ¿tienes una
foto de ti mismo que puedas enviarme?
—Amber
¡Mierda!
Mierda. Mierda. Mierda.
Necesitaba terminar con esto, fijar una fecha para conocerla, luego
resolverlo y terminar con esta farsa.
Amber,
No puedo enviarte una foto, pero podemos quedar de vernos una
semana a partir del sábado, a primera hora de la tarde, si quieres. ¿Digamos
a las cuatro de la tarde? Puedo reservar una habitación en el Hotel Peabody.
Podemos encontrarnos en el salón primero. Si tienes dudas en ese momento,
puedes irte. Lo entenderé completamente. No se cobran cargos.
—C9
74
¿Cómo iba a salir de esto? ¿Acaso quería hacerlo? ¿Debería confesar?
¿Aparecer y confrontarla? ¿Dejarla pensar que la dejó plantada? No tenía ni
idea.
Apareció un nuevo mensaje.
C9,
Gracias por aceptar verme en un lugar público. Te lo agradezco mucho.
La verdad es que no sabré cómo me sentiré hasta que llegue allí, hasta que
te vea. Lo siento si eso suena realmente superficial. Por favor, trae contigo los
documentos médicos que prometiste.
Ese momento suena bien. Puedo planear estar allí.
—Amber
Amber,
Lo entiendo perfectamente. Digamos que a las cuatro de la tarde en el
salón. Llevaré una camisa polo negra y probablemente me sentaré en la
esquina. Si no, en el bar.
Si necesitas cancelar, simplemente envíame un mensaje a esta
dirección de correo electrónico antes de las tres de la tarde. Si no tengo
noticias tuyas, asumo que aún estamos en ello.
—C9
C9,
Gracias. Te veré entonces.
—Amber.
97
9
Channing
¿Era un imbécil por querer que admitiera que tuve ventaja sobre Rory
en una cosa?
Siempre sospeché que fui el primer beso de Amber. Pero nunca se lo
pregunté porque simplemente nunca habíamos hablado de ese momento a
su tiempo. Nunca pude hablar de la muerte de Lainey, y las circunstancias
de ese beso, de alguna manera estaban conectadas con la tragedia de la
muerte de mi hermana. 98
Hasta donde llegaban los primeros besos, el nuestro no fue para nada
típico, ni mucho menos sexual. Fue eclipsado por nuestra mutua tristeza y
desolación. Pero en medio de uno de los días más oscuros de mi vida, ese
beso fue mi cuerda salvavidas, mi oxígeno. Me había dado una razón para
respirar justo cuando pensaba que mis pulmones estaban a punto de fallar.
—Siempre supuse que ese fue tu primer beso —dije—. Pero nunca lo
supe con seguridad hasta me lo has confirmado.
—No estaba segura de sí lo recordabas, Channing. A menudo me
preguntaba si de verdad bloqueaste mentalmente ese día entero.
—Gran parte de todo ese tiempo está borroso, para ser sincero. Pero
ese momento… ese beso… no es algo que alguna vez pudiera olvidar.
***
Era la tarde del velatorio de Lainey. Me las había arreglado para de
alguna manera recobrar la compostura, estar de pie en esa fila y sacudir
cientos de manos que estaban unidas a borrosas figuras negras.
Aunque sabía que necesitaba llorar, no me permitía hacerlo. Ya era lo
suficientemente duro ver a mi madre derrumbarse. No quería que tuviera que
verme llorar porque sabía que eso la mataría. Por lo que lo contuve.
El pastor empezó a leer algo y sabía que no podía soportarlo. Así que
me escabullí, desapareciendo en una glorieta fuera en la parte trasera de la
funeraria.
Para mi sorpresa, Amber estaba allí. Su cabello estaba cubriendo su
rostro. Estaba sola, llorando, y al principio no me vio. También había estado
tranquila toda la noche, pero ver que había parado de resistirse a ello me dio
el permiso silencioso de hacer lo mismo.
Incapaz de contener las lágrimas por más tiempo, me liberé en ese
momento. La humedad llenó mis ojos. Estaba demasiado entumecido para
siquiera darme cuenta de que estaba llorando si no fuera por la vibración de
mis costillas temblando del dolor. Uniéndome a ella en el banco, sostuve a
Amber en mis brazos y dejé que esas primeras lágrimas cayeran en su
cabello. Mi llanto era tan intenso que era silencioso.
Seguimos abrazándonos por una enorme cantidad de tiempo. En un
momento dado, ella giró su rostro hacia mí y pude saborear su aliento; se
sintió como oxígeno. De repente, saborear más se convirtió en todo lo que
quería en el mundo. Desesperado por sentir cualquier otra cosa más allá de
99
mi dolor, tomé lo que necesitaba y la besé.
Mis ojos estaban cerrados, mi respiración temblorosa. Fue rudo,
apasionado y desesperado, muy diferente de cualquier otro beso que haya
experimentado antes o del que experimentaría alguna otra vez en mi vida. Fue
una expresión de nuestro dolor y sin embargo un recordatorio de que
estábamos vivos cuando al contrario nos sentíamos muertos por dentro.
Cada golpe de mi lengua y cada gemido en su boca entumecían el dolor.
Fue intenso, hermoso y sagrado. Proporcionó una paz momentánea que las
palabras no podrían dar.
Interrumpidos por los pasos del padre de Amber, me quité de encima
de ella justo a tiempo, a pesar de que era la última cosa que quería hacer. Mi
corazón estaba palpitando. Mis palmas estaban sudando. Amber parecía
aturdida cuando se levantó y se fue.
Y nunca volvimos a hablar de ello.
***
—Tuve mucha suerte de encontrarte allí esa noche —dije.
Las lágrimas empezaron a brillar en sus ojos.
—Nunca le conté a nadie de ese beso, ni siquiera a Rory, a nadie.
—Yo tampoco lo hice. No fue el tipo de beso del que hablas.
—Evidentemente, no lo hicimos.
—Bueno, dijiste que Rory fue tu primer todo. Creí que me tomaría la
libertad de recordarte que, técnicamente, esa me perteneció a mí.
—Definitivamente lo hizo. —Sonrió.
Sintiendo la necesidad de relajar el ambiente dije:
—Creo que voy a hacer algo de té. ¿Quieres?
Era tarde, pero estaba disfrutando de pasar el rato con Amber, y
quería prolongar nuestra pequeña última bebida de la noche.
Mi reacción cuando encontró esas fotos en mi teléfono me sorprendió.
Me afectó, y no podía entender exactamente por qué. Había hecho alarde de
mi cuerpo a las mujeres las veces suficientes que pensarías que no debería
de haberlo hecho. Pero esto era distinto. Esta era Amber. Ella ya tenía
algunas ideas preconcebidas sobre mí, y pese a que muchas de ellas fueron
ciertas hace tiempo, había cambiado bastante en el último par de años.
Tras dejar en infusión dos tés calientes, le pasé uno a ella. 100
—Entonces, terminé La Ley de la Atracción. ¿Estás segura de que
estás lista para hablar de nuestros libros?
Bajó la mirada hacia la humeante agua caliente y se encogió de
hombros.
—No me mates, pero no he terminado El alquimista.
—¿Estás descuidando nuestro acuerdo? —se burló.
—Lo sé. Lo siento. He tenido un tiempo difícil últimamente. He estado
demasiado preocupada para leer. Sé que dije que lo tendría terminado.
¿Qué podría estar preocupándote, Amber?
—Solo estoy bromeando —dije—. Es un libro. Siempre estará ahí
cuando estés preparada para abrirlo de nuevo. Pero yo estoy listo para
hablar de La Ley de la Atracción.
Se limpió la boca y con entusiasmo me dio toda su atención.
—¿Qué opinas de él?
—Bueno, la mayor moraleja es que si quieres algo en la vida no puedes
enfocarte en el problema. Tienes que enfocarte en la solución, o más bien,
enfocarte en lo que quieres de verdad. Cuando nos estresamos, nos afligimos
por las cosas que nos perturban, y cuanta más atención le demos a esas
cosas, más atraemos la negatividad a nuestras vidas. Tanto si alguien cree
en el componente de la atracción como si no, por lo menos el libro enseña
lo evidente, lo cual es que mortificarse por la mierda negativa no te lleva a
ninguna parte.
—¿Crees que de verdad puedes atraer algo enfocándote en ello?
Froté mi barbilla y pensé en ello por un momento.
—No hay forma de saberlo con seguridad. Ese es el misterio de la vida.
Pero ahora que soy plenamente consciente de esa posibilidad, te dejaré
saber si siento que me está pasando.
Suspiró.
—Me encanta la idea del libro, pero sinceramente lo he encontrado
difícil de poner en marcha. Incluso intentando fuertemente bloquear algo en
tu mente, todavía te enfocas en ello involuntariamente. Me aterra pensar
que, si estoy llorando por Rory, o diciéndome que nunca encontraré a otra
persona… podría estar atrayendo esa precisa situación.
—De acuerdo, entonces, solo por si acaso es verdad… intenta mejor
pensar en algo que realmente quieras y practica en enfocarte en ello.
Me miró en silencio y después preguntó:
101
—¿Qué pasa si lo que quieres es algo que nunca puedes tener?
—Bueno, eso es lo que te dices a ti misma. Puede que eso no sea
verdad. Quizás deberías tratar de pensar más positivamente.
¿Se estaba refiriendo a mí o era solo mi ego?
De todas formas, mi consejo habría sido el mismo, pero ahora me
había dejado sintiéndome agitado y preguntándome qué se le estaba
pasando por su bonita, pequeña cabeza.
Hoy fue probablemente uno de los días más confusos de mi vida. No
había dudas de que todavía tenía sentimientos por Emily. Fue muy bueno
el verla, y de inmediato me recordó todas las razones por las que me enamoré
de ella en primer lugar. Parecía genuinamente apenada por como las cosas
había terminado entre nosotros y dejó claro que quería una segunda
oportunidad.
Cuando me pidió que regresara a su casa, casi cambié de opinión.
Pero sabía que lo que iba a pasar allí tendría importancia. Parecía una
eternidad desde que había estado dentro de una mujer. No me había
acostado con nadie desde antes de mudarme a Boston. Este era el tiempo
más largo que había pasado sin sexo desde que era un adolescente, y, a
decir verdad, estaba cerca de mi punto de quiebre. Pero de alguna manera
resistí y en su lugar decidí no aprovecharme de la oferta.
Aunque una parte de mí sospechaba que ese no era exactamente el
final de la historia para Emily y para mí, no podía ignorar el hecho de que
Amber había estado todo el día en mi cabeza. Cuando apareció en Common
algo cambió. Las cosas se volvieron incómodas de una manera que era
distinta a cuando te acabas de encontrar con un amigo.
Emily también lo sintió. Me preguntó si estaba pasando algo entre
Amber y yo. Le dije la verdad: Amber y yo solo éramos amigos.
Así que, ¿por qué no parecía tan sencillo como esa respuesta?
***
Emily y yo decidimos cenar en Chinatown.
Mirando el estilo bambú de la decoración de madera y las cascadas
del restaurante, arrastré mi tenedor por los fideos estilo Singapur.
Cuando miré una ventana en la calle de enfrente que estaba decorada
con patos extendidos boca abajo en fila, Emily interrumpió mis
pensamientos. 102
—Parece que algo te preocupa.
—Solo estoy pensando en el trabajo.
—¿Ha estado atareado?
—Sí. Tengo una fecha límite para conseguir lo que necesito hacer, así
que hay un montón de presión.
Por descontado, el trabajo no era realmente el tema de mis
compulsivos pensamientos de esta noche. Todavía no sabía qué iba a hacer
sobre el sábado. La verdad era que estaba considerando seriamente solo
dejar que la cosa del Caballero Nueve se disipara. Quizás le mandara un
mensaje a Amber desde la cuenta de correo de C9 cancelando lo de mañana
por la noche, o quizás podría simplemente no aparecer. Sinceramente no
tenía ni idea de cómo manejarlo. Y ahora, con Emily en la escena, las cosas
eran incluso más complicadas.
Emily se inclinó y entrelazó sus dedos con los míos.
—¿Podemos regresar a mi casa? Puedo hacer que te olvides de todo
eso durante un rato.
El sexo con Emily había sido el mejor de mi vida. Parecía que tenía
que irme. Necesitaba descubrir dónde estaban mis sentimientos por ella, y
una manera de hacerlo sería hundirme dentro de ella y ver si la increíble
química sexual que teníamos antes todavía existía.
Había pasado mucho tiempo para mí. Y enfocar mi energía sexual en
alguien que no fuera Amber era probablemente una buena idea en estos
momentos.
Conseguí decir. —De acuerdo. Vamos a tu casa.
***
Cuando regresamos al apartamento de Emily en Waltham, esta no
perdió el tiempo en armar una atmósfera romántica. Las persianas estaban
bajadas y las luces eran tenues. Puso Coltrane y me sirvió un poco de mi
ginebra favorita, la cual compró probablemente sabiendo que terminaría de
regreso aquí.
—Solo quiero decir algo… —dijo.
Apuré el licor. —De acuerdo. —Este quemó la parte trasera de mi
garganta.
—Si decidimos darle a esto otro intento, estaría abierta a mudarme a
Chicago. Sé que en el pasado dije que estaba atada a este lugar, pero tengo
103
la sensación de que un nuevo comienzo sería realmente bueno para mí. Sé
que todavía no estamos ahí, pero solo quería asegurarme de que lo supieras,
que estaría dispuesta a mudarme por ti.
No, definitivamente todavía no estamos ahí.
—Anotado —dije simplemente.
En un momento dado, me dejó en el salón mientras se aventuraba en
su habitación. Miré sin rumbo fijo, mis ojos aterrizaron en sus estanterías,
deambularon hacia una escultura de un elefante en la esquina.
Ella regresó al salón antes de tomarme de la mano para que la siguiera
de nuevo dentro de su habitación.
¿Por qué estoy nervioso?
Este no era para nada mi primer rodeo, en absoluto.
¿Qué diablos está mal conmigo?
Velas que ella había encendido titilaban a nuestro alrededor. Se quitó
el vestido para poner al descubierto un sujetador de encaje rojo y unas
bragas a juego. El rojo fue siempre su color, acentuaba su largo y oscuro
cabello. Mi polla se sacudió cuando asimilé la vista de su cuerpo.
Tiró de mí hacia ella, nos besamos mientras intentaba recuperar el
control y acariciaba su espalda. Emily estaba frotando su piel desnuda
contra mí, Sabía que podría haberme metido dentro de ella en menos de dos
segundos y que ella estaría mojada y receptiva. Pero por alguna razón, en
lugar de relajarse por todo lo que estaba sucediendo, mis músculos se
tensaron. En ese momento me di cuenta de que estaba oponiendo
resistencia. ¿Por qué? ¿Por qué me estaba apartando de esto cuando mi
cuerpo estaba excitado? Algo estaba mal.
Enrosqué mi dedo en la cuerda trasera de su tanga, tiré de él y cerré
los ojos, determinado a dejarme perderme en ella esta noche. El tanga me
hizo pensar en la lencería de Amber. Imágenes de su ropa interior extendidas
sobre el césped del Boston Common atravesaron mi cabeza. Entonces todos
mis pensamientos pasaron a Amber. Ahora mi corazón estaba palpitando
porque de repente el culo que estaba agarrando era el de Amber. Al menos
lo era en mi cabeza. Y me estaba poniendo duro.
Perderme en Emily era lo que quería, pero no era lo que necesitaba.
Todo comenzó a golpearme a la vez: Amber iba a aparecer en un hotel para
supuestamente follar con un extraño mañana. Mañana. Pero en realidad no 104
lo quería a él. Me quería a mí. ¿Por qué no podría ser yo? De todas formas,
me iba a marchar de la ciudad. ¿Por qué no podía ser el que le diera lo que
necesitaba mientras tanto? O estaba perdiendo la cabeza, o esto tenía
mucho sentido. No podía descubrir qué opción era la correcta.
Y ahora, estaba dolorosamente duro pensando en esto. Mierda. No
estaba en condiciones de revolcarme con Emily cuando en todo en lo que
podía pensar era en follar con Amber.
Separándome, dije:
—No creo que pueda hacer esto esta noche.
Lució conmocionada. —¿Qué? ¿Por qué?
—Tengo algunas cosas en la cabeza que no me puedo sacar. De verdad
que lo siento, pero creo que necesito irme a casa.
El humor fue comprensiblemente incómodo durante los siguiente
siete minutos en los que Emily volvía a ponerse su ropa.
—Entonces, ¿me llamarás cuando te sientas mejor?
—Por supuesto. Solo necesito un poco de tiempo para ordenar algunas
cosas.
De repente todo estaba muy claro. Antes de poderme enfocar en algo
con Emily o con cualquiera, tenía que sacar a Amber de mi sistema.
105
10
Amber
Annabelle contestó.
—Oye. ¿Estás en camino?
Sentía las piernas temblorosas mientras caminaba por Grove Street
en mis tacones.
—Sí. ¿Puedes recordarme qué demonios estaba pensando? Ahora que
este día está realmente aquí, estoy considerando seriamente la posibilidad 106
de dar marcha atrás.
—No puedes retroceder. Acabas de pagar una tonelada por una cera
brasileña. Tienes que mostrarle esa mierda a alguien.
—Está bien, si no funciona, iré con una gabardina y te mostraré antes
de beber toda la noche. —Suspiré—. Solo necesito recordar respirar.
—¿Dónde estás ahora?
—Estoy caminando hacia la entrada de The Peabody.
—Asegúrate de llamarme en cuanto termines, ¿está bien? Incluso
antes, si me necesitas.
Solté un suspiro tembloroso. —Bueno. Gracias, Annabelle.
—Lo tienes, amiga. Cuídate.
Con su decoración de madera oscura y elaboradas molduras de
corona, el histórico Hotel Peabody era un lugar de rica belleza
arquitectónica. Una bella mujer asiática tocaba el arpa en una esquina. C9
eligió este lugar, lo que significaba que tenía buen gusto.
Mis palmas estaban sudorosas cuando entré al salón oscuro, que
estaba ubicado diagonalmente frente a la opulenta área de la recepción.
Sobre las mesas había manteles rojos y una enorme araña brillaba desde
arriba.
Por lo menos, si nunca apareciera, podría tomarme un trago e irme.
Recuerda, no tienes que hacer nada con lo que no te sientas totalmente
cómoda.
Mirando alrededor ansiosamente, busqué a un hombre con un polo
negro.
Mi corazón latía con fuerza y la piel de gallina me salpicaba. La
habitación se sentía helada.
Entonces, la sensación de tres dedos golpeando mi hombro me hizo
saltar antes de darme la vuelta.
Ese fue el momento en que mi corazón casi se detuvo. Su olor familiar
flotaba en el aire, tan excitante como siempre a pesar de mis nervios.
—¡Channing!
¿Channing?
¿Qué estaba haciendo aquí?
Esto era malo. No podía dejar que se enterara de esto. El Caballero 107
Nueve estaría aquí en cualquier momento.
—Te ves hermosa, Amber. —No pareció tan sorprendido de verme
como yo de verlo.
¡El Caballero Nueve y Channing no podían verse!
Al borde de un ataque de pánico, tartamudeé:
—Um... gracias. ¿Qué... qué estás haciendo aquí?
Tocando su reloj, Channing lucía nervioso… muy diferente del hombre
frío y seguro que conocía.
—Esa es una gran pregunta. —Soltó una risa mientras miraba el
techo—. Una gran maldita pregunta.
—¿Vas a encontrarte con Emily?
—No, no, no lo haré.
—¿Qué estás haciendo aquí, entonces?
—¿Podemos sentarnos en algún lado, por favor?
¿Qué se supone que debía decir?
No, Channing, en realidad, me estoy encontrando con un prostituto para
tener sexo, así que no hay tiempo para sentarse y conversar.
—Um… seguro.
—Voy a traerte una copa de vino —dijo antes de dirigirse rápidamente
al bar.
Tomé asiento. Estirando mi cuello, seguí mirando alrededor de la
habitación en busca del polo negro. No había señales de que alguien
cumpliera con esa descripción. En este punto, me sentí aliviada de que no
estuviera aquí porque no podía imaginar tener que presentarlo a Channing.
Eso habría sido totalmente incómodo.
Channing volvió a la mesa y me ofreció una gran copa de vino blanco.
—Aquí tienes.
—Gracias.
Todavía estaba revisando frenéticamente la habitación cuando me
interrumpió:
—Amber, mírame. —Su voz sonó aún más profunda de lo habitual.
La mirada en sus ojos me dijo que algo no estaba bien. 108
—¿Que está pasando? ¿Pasó algo? —La paranoia comenzó a aparecer
y tal vez me había escuchado hablar con Annabelle. ¡Oh no!— ¿Me seguiste
aquí?
—No. Vine a encontrarte. Sé por qué estás aquí, y tengo que explicarlo.
Sentí como si mi corazón cayera sobre mi estómago.
¿Sabe por qué estoy aquí?
Tragué. —¿Perdón?
Su rostro estaba rojo como la remolacha. Nunca había visto el rostro
de Channing cambiar a ese color en todos los años que lo había conocido.
Nunca lo había visto así.
—Sé que estás aquí para ver al Caballero Nueve.
Mi estómago estaba en nudos. Al escuchar ese nombre salir de su
boca, me asusté.
¿Cómo podría ser esto?
—¿Qué... cómo supiste de eso?
—Necesito que entiendas que pensé que estaba haciendo lo mejor para
ti.
La habitación se sentía como si se estuviera balanceando.
—¿Qué era lo mejor para mí? Estoy tan confundida en este momento.
—Sé que lo estás.
Hizo una pausa y solo me miró por lo que pareció un minuto completo.
››Soy yo, Amber. Soy el Caballero Nueve.
Lo que dijo se registró de la manera incorrecta al principio.
—¿Eres un prostituto?
—Joder, no. Eso no salió bien. Déjame explicar.
Mis oídos estaban latiendo. —Será mejor que lo expliques.
Channing bebió su bebida hasta que desapareció. Era una especie de
licor dorado.
Inhaló profundamente y comenzó a explicar.
—Llegué a casa de mi viaje a Chicago mientras estabas en la ducha.
Fui a usar tu laptop que estaba en la mesa de café, para poder consultar 109
Facebook. Dejaste abierto su mensaje y lo leí, aunque eso estaba claramente
mal de mí. De todos modos, me asusté, Amber. Sentí que estabas
cometiendo un error y que era mi deber protegerte. Entonces, envié otro
mensaje pretendiendo ser tú y cancelé tu solicitud original.
¿Él qué?
—¿Qué? ¡No tenías derecho a hacer eso!
—Lo sé ahora. Créeme, sé que crucé una línea.
Finalmente estaba comprendiendo totalmente.
—Cancelaste la solicitud. Entonces, espera... ¿con quién estuve
hablando?
—Ese fui yo.
Oh Dios mío.
—¿Fingiste ser él?
—Sí. Creé una cuenta para que pensaras que recibiste una respuesta.
—¿Por qué harías eso?
—Fue un mecanismo de estancamiento, pero abrió una enorme lata
de gusanos que nunca anticipé. Lo juro por Dios... nunca quise lastimarte.
Por favor créelo. Solo quería mantenerte a salvo. Me metí demasiado
profundo y se salió de control.
—¿Querías mantenerme a salvo mintiéndome, colocándome en una
posición en la que me sentía cómoda diciéndote ciertas cosas que de otro
modo nunca te habría admitido? —La comprensión de lo que esto significaba
llegó en oleadas. Cubrí mi boca en estado de shock—. ¡Oh, Dios mío…
algunas de las cosas que dije sobre ti para... él... para ti! Estoy tan
mortificada. Channing... ¿en serio?
Channing parecía dolido.
—Nunca esperé que dijeras esas cosas sobre mí, que hablaras sobre
tu atracción hacia mí. Realmente me tomó por sorpresa... pero no de mala
manera, Amber. Joder... en el buen sentido.
—No puedo creer esto —susurré en voz baja. Tomé un largo sorbo de
mi vino y dejé la copa sobre la mesa demasiado fuerte. Afortunadamente, no
se rompió.
—Por favor, escúchame. —Channing colocó su mano sobre mi
antebrazo. A pesar de mi enojo, mi cuerpo aún reaccionó ante su toque—. 110
Lamento cómo lo manejé —dijo—. Fue una decisión errática basada en el
miedo. Realmente pensé que te estaba protegiendo y no podía manejar la
idea de que te entregaras a alguien a quien no le importaba nada además
de recolectar tu dinero. Pero ahora sé que no tenía derecho a tomar esa
decisión por ti. Una vez que di ese primer paso, no pude regresar. Fue como
un efecto dominó. Joder, Amber, lo siento mucho.
Tomando algunas respiraciones profundas, hice mi mejor esfuerzo
para poner esto en perspectiva. Channing no haría nada para lastimarme
intencionalmente. Él simplemente hizo una llamada de juicio muy pobre. Y
no tuvo que confesarse en absoluto. Él eligió confesar.
—Supongo que nunca podrías haberlo admitido. Eso hubiera sido
mucho más fácil. Respeto el hecho de que me lo hayas dicho, incluso si
todavía no entiendo cómo podrías hacer esto.
—Nunca consideré seriamente no decírtelo. Me pasó por la cabeza,
pero al final, simplemente no pude hacerlo. Mi objetivo al enviarte un correo
electrónico de esa manera fue para comprar más tiempo con la esperanza
de que tal vez cambiaras de opinión y no quisieras seguir adelante.
—¿Por qué necesitaste venir aquí esta noche para decirme la verdad?
¿Por qué no pudiste haberlo hecho en casa? ¿Por qué me hiciste pasar esto?
—Sentí que necesitaba enfrentarte aquí, por alguna razón. Llegué a
un acuerdo anoche cuando estaba con Emily. Y este momento y lugar
parecían apropiados para admitir todo para ti.
—¿Por qué?
Se calló y luego dijo—: Hay más que necesito decirte.
—¿Qué más podría haber posiblemente?
De repente se levantó.
—Déjame traerte otra bebida. La vas a necesitar.
Todavía incapaz de creer que esto estuviera sucediendo, miré a
Channing mientras buscaba su billetera en el bar.
Se acercó a tomar otro vino blanco para mí y más del mismo licor en
un vaso corto para él.
Mi instinto fue darle las gracias por la bebida, pero me detuve porque
técnicamente, al menos, me debía alcohol por ponerme en esta situación.
—¿Qué más necesitas decirme? —pregunté.
—Nunca esperé que dijeras las cosas que dijiste. Me dijiste, a él, que
me deseabas. Realmente no he podido sacarlo de mi mente. Eso no es algo 111
que pueda olvidar.
—Sí, bueno... intenta.
Se inclinó, de repente parecía menos seguro de sí mismo y más
directo.
—No quiero olvidarlo. De lo que quizás no te hayas dado cuenta es de
que te deseo exactamente de la misma manera.
Decir que estaba sorprendida de escucharlo decir eso era una
subestimación. Especialmente dado el resurgimiento de la hermosa Emily.
Nunca esperé escuchar a Channing decir esas palabras… que me deseaba.
—¿Me deseas? ¿Qué hay de Emily?
—Estuve con ella anoche. Estábamos a punto de... ya sabes... y no
pude. Estaba pensando en ti… en esto. Entonces, ese fue mi momento de
claridad. Lo detuve y salí de su departamento. Me quedé despierto toda la
noche pensando.
—¿Sobre esto? ¿Qué es esto exactamente? ¿Qué estás tratando de
decir?
—Sé que no quieres nada serio. Yo tampoco. Pero ambos somos
adultos que nos respetamos y nos sentimos claramente atraídos el uno por
el otro. Solo me queda un tiempo limitado en Boston. ¿Por qué no me dejas
darte lo que necesitas mientras estoy aquí?
Lo juro, esto se sentía como un sueño, como si realmente no estuviera
sucediendo. No había ni una pizca de diversión en su expresión. Channing
se estaba proponiendo seriamente. Por mucho que quisiera descartarlo,
decirle que estaba loco, otra parte de mí se volvió cada vez más curiosa,
excitada. Pero esto no era tan simple como lo que él estaba imaginando.
—¿Estás sugiriendo que trate de fingir que no eres nadie para mí?
¿Cómo podría funcionar esto exactamente, Channing?
—Tendríamos que establecer reglas básicas. Mantener nuestra
relación personal separada de nuestra relación sexual.
—¿Y cómo lo hacemos cuando vivimos juntos?
—Podríamos encontrarnos aquí, digamos, los sábados, y no discutirlo
el resto de la semana. No tendríamos que discutirlo en absoluto. Nadie sabrá
sobre esto excepto nosotros. Y prometo nunca contarle a Rory. Supongo que
el que lo descubra tu mayor duda.
Seguí moviendo la cabeza hacia adelante y hacia atrás en un intento 112
de procesar todo.
—¿Qué obtienes de esto?
—Llego a estar con la chica con la que he fantaseado desde que tenía
dieciséis años.
¿Desde que tenía dieciséis años?
—Nunca pensé que te sintieras así.
—Lo oculté muy bien. Pero siempre me he sentido atraído por ti.
Mi instinto me decía que estaba loca por considerar esto, pero mi
cuerpo no podía calmarse. Estaba completamente zumbando ante la idea de
estar con él. Todo se magnificó de repente: su aroma, la cercanía de su
cuerpo perfecto. No estaba segura de si tenía la fuerza para decir que no,
porque no había nada que me excitara más que ser deseada.
Mi voz se quebró. —Realmente no sé si es una buena idea.
—No tienes que tomar una decisión ahora. Tómate un tiempo para
pensarlo. Sin resentimientos si decides no hacerlo. Olvidaremos que esta
noche pasó. Prometo que, si me dices que no, podemos fingir que esta
conversación nunca tuvo lugar. Y por mucho que espero que no lo hagas, si
decides ponerte en contacto con el verdadero Caballero Nueve, prometo no
juzgarte ni interferir tampoco.
Tan molesta como lo estaba con él, que se presentara aquí fue un
control de la realidad. Una parte de mí en realidad estaba aliviada de estar
sentada aquí con Channing ahora y no con algún prostituto. Cuanto más
nos sentábamos en este bar, más loco parecía haber venido esta noche a
pagar por sexo. Al menos con Channing, me sentía segura.
La idea del sexo desenfrenado con él era extremadamente tentadora.
Saber que él también me quería, me hizo sentir más sexy de lo que lo había
hecho en mucho tiempo.
Pero todavía no podía creer esto. Y ciertamente no iba a recibir una
respuesta esta noche. Esto cambiaría toda la dinámica de nuestra relación.
Cambiaría mi vida.
113
11
Channing
Aparentemente, una forma segura de hacer que Amber te evite es
sugerir una relación sexual. Copiado.
Los días que siguieron a nuestra reunión en el Hotel Peabody fueron
tensos, aunque el alivio masivo que sentí al haberle dicho finalmente la
verdad sobre el Caballero Nueve fue el consuelo. Esa era la primera y la
última vez que le mentiría.
Y no me había echado de la casa ni nada. Así que, eso era una ventaja. 114
Tampoco me había dado un sólido no. Había dejado la puerta abierta para
aceptar mi oferta. Lo último que me dijo antes de salir del hotel fue que lo
pensaría. Desafortunadamente, mi cuerpo eligió centrarse en eso. Cada vez
que estábamos en la misma habitación, podía sentir que me excitaba solo
por pensar en la posibilidad de tener sexo con ella. El hecho de que ella de
alguna manera sintiera que estaba mal, me hacía desearla aún más. Cuanto
más prohibida, más dulce es la fruta.
El miércoles por la noche, acababa de llegar a casa del trabajo cuando
llamó a mi celular.
—Oh, estás en casa. Gracias a Dios —dijo, sin aliento.
—¿Qué pasa? ¿Está todo bien?
Ella estaba en pánico. —Necesito tu ayuda.
Una descarga de adrenalina me golpea.
—Cuéntame qué está pasando.
—Estoy a la vuelta de la esquina con Milo. Estaba fuera con él. Lo
llevé a un restaurante y derramó sopa de guisantes por toda su camisa.
Como estábamos más cerca de mi casa que la suya, supuse que podría
llevarlo allí y tomar prestada una de tus camisetas. Pero ahora, él ha
decidido dejarse caer al suelo. Está acostado en la acera, y no puedo
levantarlo. Es demasiado grande para mí como para levantarlo.
Mierda.
Ya abriéndome paso por la puerta, dije:
—Voy en camino.
—Gracias. Estamos en la esquina de Stockton y East Streets.
Amber parecía nerviosa cuando me acerqué a ellos. Estaba jadeando
y resoplando, soplando aire en su flequillo, lo que solía hacer cuando estaba
estresada. Milo, por otro lado, estaba sentado en la acera, pasando el rato y
jugando con su iPad mientras la gente pasaba desapercibida, prácticamente
caminando sobre él.
—Hola —dije.
—Hola. —Suspiró.
Me arrodillé.
—Qué pasa, Milo. ¿Qué está pasando? ¿No quieres venir a nuestro
departamento? 115
Inmediatamente agarró mi cabeza y me jaló hacia su nariz mientras
aspiraba una larga bocanada de mi cabello.
Su atención volvió a su iPad. Unos segundos más tarde, noté que
había puesto un vídeo de Archer. Debe haberlo sacado rápidamente en su
historial de YouTube.
—¿Verá alguna vez Archer cuando no estoy cerca?
—Nunca. —Sonrió.
Poniendo mi mano en su hombro, dije:
—Eres un tipo complejo, ¿lo sabías?
Por supuesto, no dijo nada en respuesta.
Agarré su mano. —Vamos, Milo.
Amber se estaba riendo de mi intento de levantarlo de esa manera.
—Si fuera así de fácil, no habría tenido que llamarte.
Rasqué mi cabeza.
—Está bien. —Moviéndome detrás de él, coloqué mis brazos debajo de
los suyos y lo obligué a levantarse. Levantarlo fue una tarea hercúlea.
Amigo, era pesado. Y yo era un hombre grande. Pero él era todo peso muerto,
porque no me estaba ayudando en absoluto.
Una vez en pie, me envolvió con su brazo mientras caminábamos.
Estaba seguro de que la gente pensaba que éramos una pareja. Amber
caminó junto a nosotros con una gran sonrisa en su rostro.
—¿Disfrutas esto, Amber?
—Lo hago —rio—. Inmensamente.
Bueno, si había un consuelo para esto, era que Amber ahora estaba
hablando conmigo.
Gracias, amigo, por romper el hielo entre Amber y yo. Te debo una.
Cuando llegamos a casa, llevé a Milo a mi habitación y abrí el armario.
—¿Qué camisa te gusta?
Comenzó a sacar algunas de mis camisas de las perchas y arrojarlas
al suelo del armario antes de seleccionar finalmente un polo, el más caro.
—Eso es Armani. Tienes muy buen gusto. Veamos cómo luce en ti.
Después de sacarle la camisa sucia sobre su cabeza, lo ayudé a poner
la limpia. Le quedaba como un guante. 116
—Lindo. ¿Qué tal un poco de colonia?
Cometí el error de darle la botella. Procedió a rociar un montón sobre
la camisa y su cabello.
—Está bien, es suficiente. —Tosí.
Cuando entramos a la sala de estar, Amber estaba radiante.
—¡Mírate! Que chico tan guapo.
—Gracias —bromeé. Cuando se giró hacia mí, le guiñé un ojo y me
devolvió la sonrisa.
Esto era bueno. No me odiaba por mentir y luego proponerle sexo.
Entonces, lo olió.
—Oh chico. Alguien agarró la colonia. Debería haberte advertido. Él
no sabe cuándo parar con ciertas cosas.
—Puedo relacionarme con eso últimamente —dije, esperando que
entendiera que me estaba refiriendo a mi cagada de Caballero Nueve.
Después de que le conseguimos a Milo un programa de televisión, me
giré hacia ella.
—¿Qué tal si preparo la cena? ¿Cuál es su comida favorita?
—Todo —rio.
—Bien entonces.
—Tal vez salta el impulso de cocinar algo realmente extraño esta
noche. A él le gusta la comida normal.
—Lo tienes.
—Realmente ama la pasta y la salsa roja.
—Perfecto. Eso es bastante fácil. Definitivamente puedo preparar una
buena salsa.
Amber se apoyó contra el mostrador y observó mientras yo hervía la
pasta y cocinaba una salsa simple con tomates enlatados, albahaca y una
mezcla de especias que tenía en el armario. Milo se quedó en la sala viendo
la televisión.
Cuando nos sentamos a cenar, miré con asombro cómo Milo sorbía
un enorme plato de espagueti en un tiempo récord. Parecía tan feliz de estar
comiendo, disfrutando de cada mordisco. Solo le llevó unos cinco bocados
acabarlo por completo. Cuando terminó, se levantó bruscamente.
Amber sonrió. —Le gusta comer y correr.
117
Mis ojos lo siguieron mientras él regresaba a su lugar frente a la
televisión.
—¿Dónde están sus padres? ¿Cómo terminó en esa casa?
Se limpió la boca con una servilleta.
—Es solo su madre. Él es muy grande y ella no puede con él. Así que
lo tiene en la casa grupal. Allí cuenta con personal disponible las
veinticuatro horas, por lo que siempre tiene a alguien allí, y estar en ese
entorno ayuda a enseñarle independencia, porque ya sabes, su madre no
estará allí para siempre.
Todavía mirándolo, pregunté—: ¿Crees que es feliz?
—Si, lo creo. A veces se siente frustrado por su incapacidad para
comunicar sus sentimientos, pero en general vive un tipo de vida diferente
al que nosotros vivimos. Él no tiene ego, ni le preocupa lo que la gente piense
de él, así que, en muchos sentidos, eso es una bendición. Es como que todo
lo que necesita es comida y sus programas favoritos o videos de YouTube, y
está satisfecho con los placeres básicos.
—Interesante. Si todos pudiéramos aprender a vivir de esa manera,
anteponer nuestras necesidades y no preocuparnos por el resto ni por lo que
piensen los demás.
Su rostro se puso rojo. Ella definitivamente sabía de dónde venía. Ni
siquiera estaba seguro de haberlo dicho en relación a nuestra situación,
pero de alguna manera lo hacía.
Después de que Amber y yo termináramos nuestra propia pasta, nos
unimos a Milo en el sofá, uno de nosotros a cada lado de él.
Estaba viendo un espectáculo animado extraño con un grupo de niñas
cantantes.
—¿Qué es este show? —pregunté.
—Se llama Kuu Kuu Harajuku. Es un show para niños. Pero él lo ama.
—¿Cuál es la esencia?
—Bueno, ¿ves a esas chicas? Se les llama Harajuku Girls porque viven
en Harajuku.
—Fascinante. —Lo miré y solté una risita—. ¿Por qué crees que le
gusta?
—Sospecho que aprecia el caos. Estas chicas son músicos, y algo
118
siempre se interpone en sus conciertos. A veces se ríe cuando se meten en
problemas. Creo que le gustan sus voces y el caos. O eso, o tal vez solo le
gustan todos los colores intermitentes.
—Es bastante truculento, me recuerda algo que hubiera visto después
de haber fumado un porro en mi sótano en la escuela secundaria.
—Sí. Fuiste una mala influencia, Channing.
Le mostré una sonrisa traviesa.
—Algunas cosas nunca cambian.
Intencionalmente se aseguró de que sus ojos estuvieran pegados a la
caricatura después de haber dicho eso.
Me tomé el tiempo para admirar sus piernas que había extendido
sobre la mesa de café. Eran tan suaves y tonificadas. Ni siquiera creía que
tuviera que afeitarlas porque tenía una fina capa de vello rubio
cubriéndolas. Quería frotar mi mano a lo largo de su piel para ver cómo se
sentía esa piel de durazno. Visiones de esas piernas envueltas en mi espalda
flotaban a través de mi cabeza. Sus perfectos pequeños dedos estaban
pintados de rojo sangre. Normalmente no era un hombre de pies, pero los
dedos de Amber se veían lo suficientemente buenos como para comer. Se
me hizo agua la boca.
Mierda. Si terminaba diciéndome que no, nunca podría sacarla de mi
sistema. Mis ojos continuaron devorando las piernas de Amber.
De repente, sentí un golpe.
Y luego él rio.
Milo me había golpeado en la cabeza.
No tenía ni idea de si estaba enojado porque estaba mirando a Amber
o qué, pero definitivamente me había sacado de mi trance.
***
Esa noche, era pasada la medianoche cuando decidí usar el baño
antes de acostarme. Amber ya estaba dormida, o eso creía yo. Terminó
golpeándome justo cuando salía del baño mientras yo entraba.
—¿Estás bien? —Mis manos estaban sobre sus hombros. Era raro que
alguna vez la tocara.
Su respiración se aceleró. Mi polla respondió de inmediato en función
de su reacción hacia mí. 119
—Sí, estoy bien. —Me miró en la oscuridad—. He estado pensando en
lo que tú y yo discutimos en The Peabody.
El latido de mi corazón se aceleró un poco cuando a regañadientes
alejé mis manos de ella.
—¿Sí?
—Todavía estoy enojada contigo.
—Amb…
—Escúchame —insistió.
—De acuerdo.
—Estoy enojada... pero estoy tan feliz de que fueras tú quien apareció
y no él. Tenías razón. Me habría arrepentido. Gracias por interceptar lo que
hubiera sido un mal movimiento de mi parte. Gracias por cuidarme.
—Me siento aliviado de que te sientas así.
—Como dijiste, tiene que haber algunas reglas básicas si vamos a
hacer esto.
Mi corazón realmente comenzó a acelerarse ahora. ¿Estaba aceptando
mi oferta? Mi polla se crispó. Tenía que mantener mi polla bajo control, sobre
todo porque era un hijo de puta deshonesto. Me había estado mintiendo
todo este tiempo solo para obtener lo que quería, tratando de convencerme
de que esta situación iba a ser simple cuando sabía muy bien que no era
así.
—Estoy de acuerdo en que debemos tener reglas —dije—. Dime las
tuyas.
—Necesito ver pruebas de que no tienes ninguna enfermedad, algo
médico.
—Eso ya ha sido solucionado. No es un problema en absoluto.
—No quiero que te acuestes con alguien más mientras hacemos esto.
—Eso es un hecho. ¿Qué más?
—Tienes que usar un condón.
Acercándome a ella, dije—: Me pondré dos si quieres.
—Eso no es necesario.
Mi pene oficialmente se estaba poniendo duro. 120
—Bueno. Dime más.
—No pronunciamos una sola palabra de esto a nadie. No es solo Rory
lo que me preocupa. Pero me gustaría... digamos... que tu madre tampoco
lo supiera nunca.
Eso me hizo reír. —¿Por qué le diría a mi madre?
—No lo sé. —Sonrió—. Simplemente no lo hagas.
—Hecho. Nadie lo sabrá. Vamos, dame más reglas. —Quería que todo
estuviera en la mesa para que no lo pensara dos veces o quisiera echarse
atrás.
—Creo que eso es todo lo que tengo, en realidad. Siento que debería
haber más, pero no puedo pensar en ninguna en este momento.
—¿Qué tal si ayudo? —dije—. Tengo algunas.
—De acuerdo…
—Aludí a esto antes, pero una regla principal es que nos reunamos
solo los sábados. Y no nos lo traigamos a casa con nosotros. No hablaremos
de eso durante la semana. Creo que va a ser importante. Por mucho que nos
tiente, el sexo solo ocurrirá en nuestra habitación de hotel los sábados, y
cualquier conversación sobre lo que hacemos permanecerá allí también. De
esta forma, este arreglo no interferirá con nuestras vidas cotidianas.
Asintió. —Eso es inteligente.
—También aceptas confiar en mí y decirme si estoy haciendo algo que
no te gusta. Necesitamos comunicarnos entre nosotros, al menos durante el
tiempo que estamos allí.
—Lo haré.
—Haré todos los arreglos.
—Podemos alternar el costo de la habitación por semana —dijo.
Levanté mi mano. —No. De ninguna manera. Lo tengo.
—Quiero pagar.
—Puedes devolverme el dinero de otras maneras. —Le guiñé un ojo—
. Es una broma… tal vez.
Ella frotó sus brazos.
—Todo esto es muy extraño, Channing. Siento que la semana pasada
ha sido un sueño.
—Una regla más. No hay presión. Si tienes alguna duda, puedes
121
cambiar de opinión en cualquier momento. Sin resentimientos.
Por mucho que lo quisiera decir, realmente esperaba que no se echara
atrás, que quisiera esto tanto como yo.
12
Amber
—Todavía no puedo olvidar el hecho de que fue Channing todo el
tiempo.
—Ni yo tampoco, Annabelle. Yo tampoco.
Balanceando el teléfono inalámbrico en mi hombro, tomé la ropa para
el sábado y la guardé en una pequeña bolsa de viaje.
El atuendo que había elegido consistía en una pequeña falda negra y 122
una camisa color piel con una sobre tela de encaje negro que siempre hacía
que mis tetas se vieran realmente bien. El hecho de que era la camisa
favorita de Rory era mi pequeño "vete a la mierda" secreto para mi ex.
—Lo juro —dijo—. Podría escribir un libro sobre tu vida en el último
mes, y se vendería como pan caliente. Y ni siquiera hemos llegado a la parte
buena.
Metí unos shorts de dormir en la bolsa y dije:
—No sé si estoy haciendo lo correcto. Siempre dije que no quería
involucrarme con Channing, pero técnicamente esto no es realmente
involucrarse. Es solo sexo.
—Creo que todo el asunto es sexy como el infierno. No solo estaba
tratando de protegerte, sino que decidió que quería ser el hombre que hiciera
el trabajo. Mi única pregunta es... ¿crees que serás capaz de
compartimentar? Sé que te preocupas por él. ¿Realmente puedes manejar
esto?
En el fondo, me preocupaba. Pero todavía no quería negarme esta
oportunidad. Simplemente había pasado demasiado tiempo desde la última
vez que había estado con un hombre, y estaba demasiado débil para
resistirme.
—Él también se preocupa por mí, pero se supone que esto está
separado de ese hecho. Lo que suceda en la habitación del hotel, se queda
allí. Suena simple en teoría, pero sinceramente no sé cómo me sentiré una
vez que realmente hagamos esto. La verdad es que, para que esto funcione,
necesito aprender a dejar de lado mis sentimientos y ver esto como lo que
es: dos amigos que satisfacen una necesidad física mutua. Él gana la
emoción de la sórdida fantasía de habitación de hotel. Y yo obtengo lo que
siempre he querido desde que se mudó aquí, que es experimentar el sexo
con él. Todo esto, mi contacto con el servicio de acompañantes, realmente
comenzó debido a mi atracción hacia él, lo que me puso en este frenesí
sexual en primer lugar. Nunca esperé que él también sintiera algo.
—Solo déjate llevar. Has tenido un año difícil. Aún eres joven. No
necesitas estar en otra relación. Deja que Channing te dé exactamente lo
que necesitas antes de regresar a Chicago. Y no dejes que tus
preocupaciones arruinen algo bueno.
***
Planeamos encontrarnos en The Peabody a las tres. Había dejado una
nota en mi tocador mientras estaba en la ducha.
123
Iré al hotel primero, conseguiré una habitación y te mandaré por
mensaje el número de habitación. Usa la tanga rosa que compraste. He estado
pensando en ti desde que la recogí de la hierba en el Common.
6Strip póker: Una variedad del póker, pero una vez que alguien pierde, tiene que quitar
una de sus prendas.
No quería que tuviera que terminar esa oración.
—Sí, lo entiendo —dije, colocando mi mano en su cabello.
Channing cerró los ojos por un momento mientras pasaba mis dedos
por sus espesos y sedosos mechones. Él era tan hermoso. Era extraño
llamar bello a un hombre, supongo. Pero esa era la mejor palabra para
describirlo. Era tan hermoso para mí, que no podía creer que lo estuviera
tocando libremente así.
—Entonces... ¿por qué está bien ahora, Channing? ¿Nuestro arreglo?
Sigo siendo la misma persona. ¿Por qué está bien meter mano el uno al otro
ahora? Todavía soy yo y tú eres todavía tú.
—Porque tenemos un entendimiento mutuo de lo que ambos
obtendríamos de esto. Entonces, no podemos lastimarnos. Ninguno de
nosotros está buscando una relación, y tenemos claro eso. Cuando eres
adolescente, eres demasiado inmaduro para tomar esa clase de decisión.
—Tiene sentido, supongo. —Como estábamos siendo honestos, dije—
: Siempre tuve un enorme enamoramiento contigo, no solo por tu aspecto
sino también por tu personalidad. Es algo vergonzoso admitirlo, pero dado
que estoy medio desnuda en la cama contigo ahora, creo que de todos modos
he dejado en claro cómo me siento. 129
Me sorprendió cuando preguntó:
—¿Por qué no me dijiste nada en ese momento?
—¿Hubiera sido importante? Todo lo que acabas de decir implica que
no me habrías perseguido.
—Podría haber cambiado las cosas de haber sabido cómo te sentías
realmente. Quiero decir, sé por qué nunca te dije nada. Como dije, tenía mis
razones. ¿Pero por qué nunca me dijiste nada? Pasamos mucho tiempo
juntos.
—Creo que era chapada a la antigua y sentía que la chica no debería
hacer el primer movimiento. Incluso una vez le dije a Rory que estaba
enamorada de ti —reí un poco, recordando la vez que admití mi
enamoramiento de Channing con el tipo que eventualmente se convertiría
en mi novio.
Channing repentinamente movió su mano de mi cadera.
—¿Tú qué?
—Antes de que él y yo nos volviéramos pareja, una vez le dije a Rory
que me gustabas. Es divertido pensar en eso ahora, teniendo en cuenta
cómo resultaron las cosas.
—¿Qué dijo exactamente cuándo le contaste?
No estaba segura de admitirlo.
—Me dijo que tuviera cuidado contigo, que me lastimarías.
—En serio... —Sus ojos se entrecerraron— ¿Cuándo fue eso? ¿La
conversación?
Estaba enojado.
Rasqué mi cabeza en un intento de recordar.
—Probablemente, poco antes de que te fueras a UF.
Channing de repente se sentó contra la cabecera. Mi revelación
realmente pareció enojarlo. Podía entender por qué estaría enojado. Pero
pensé que entendería por qué Rory me habría advertido contra él. Channing
nunca ocultó sus aventuras en aquel entonces. Rory era su amigo, pero en
ese momento, Channing era un jugador. Eso era innegable. Rory pensó que
solo estaba cuidando mis mejores intereses.
Cuando continuó sin decir nada, pregunté:
130
—¿Estás bien?
13
Channing
—¿Channing?
Ahora no era el momento de volverse una mierda. Pero de repente,
tuve dieciocho años otra vez. Nunca intenté admitirle nada a Amber sobre
el pacto entre Rory y yo. Pero oír lo que él le había contado era
completamente discordante. Sentí como si me saliera vapor de los oídos.
Estaba listo para volar.
Él sabía lo que sentía por ella en ese momento.
131
Sabía que, a pesar de mis acciones cuando se trataba de otras chicas,
Amber era diferente.
Y ahora había descubierto que también sabía que ella tenía
sentimientos por mí antes de siquiera perseguirla.
Ella podía notar que mi cabeza no estaba bien.
—Channing, ¿qué pasa?
—No importa ahora. Son viejas noticias.
—¿Qué no importa?
—El hecho de que tu ex es un idiota mentiroso.
—¿Por lo que dijo sobre ti?
Mis ojos se lanzaron a un lado para encontrarse con los suyos.
—Él sabía lo que sentía por ti.
Estaba parpadeando repetidamente, pareciendo totalmente
confundida.
—¿Qué quieres decir?
Aquí va nada.
—Rory y yo te queríamos, Amber. Un año antes de irme a la
universidad, vino a verme y me dijo que quería invitarte a salir. Me sentí
obligado a decirle que también sentía algo por ti. En ese momento, decidimos
que, para preservar nuestra amistad, ninguno de los dos iría tras de ti.
Hicimos un trato, uno que rompió tan pronto como me fui para UF.
Ella se cubrió la boca.
—Oh Dios mío. Obviamente no tenía idea de esto.
—No, por supuesto que no. No se suponía que lo supieras nunca, pero
puedes apostar tu trasero a que si hubieras venido a mí y me hubieras dicho
que tenías sentimientos hacia él, te habría contado al respecto. Hubiera
abolido ese maldito pacto si eso significara hacerte feliz. En cambio, cuando
recurriste a él acerca de mí, no hizo nada más que advertirte contra mí, para
poder ir tras de ti cuando me fuera.
Ella se quedó mirando, como si intentara dar sentido a mi revelación.
—Entonces, cuando regresaste de la UF, Rory y yo estábamos juntos...
eras diferente con nosotros. Eso es porque…
—Estaba devastado. Sí. Me sentí abrumado al verlos juntos. 132
—Oh, Dios mío, Channing. No tenía idea. Ninguna.
—Lo sé. ¿Por qué lo harías?
—Basé mi opinión respecto a ti en gran medida en esos años después
de que llegaste de la UF. Siempre pasabas por ahí, pero parecías fuera de
control cuando regresaste. Observé tus acciones y te juzgué basándome en
ellas. Nunca imaginé que fuera el resentimiento viniera de raíz de ello.
Dejando salir una risa enojada, dije:
—Me enredé con todas tus amigas para vengarme de ti, a pesar de que
no habías hecho nada malo. Muy maduro, ¿verdad?
—Te odiaba en la universidad —dijo.
—El sentimiento era mutuo, Amber. Yo también te odié por un tiempo,
hasta que me levanté y me di cuenta de que, si eras feliz, realmente feliz con
él, eso era todo lo que importaba.
—Vaya.
No podía creer que hubiera dejado que mis emociones se
aprovecharan de mí.
Tranquilízate, Channing.
Me reí.
—Bueno, tanto por solo sexo esta noche, ¿eh? —Virtualmente arruiné
nuestra noche al traer el pasado a esta habitación de hotel y hacer una
rabieta. No fue hasta este momento que me di cuenta de cuánta amargura
aún abrigaba, incluso después de todos estos años.
Puso su mano sobre mi mejilla, y cerré los ojos para saborear su
toque.
—Me alegra que me lo hayas dicho, Channing. Quiero decir, sé que no
cambia nada entre nosotros ahora. Pero era una parte del pasado ante la
que aparentemente estaba ciega.
Poniendo mi mano sobre la suya, dije:
—Mira, ni siquiera puedo decir que culpo a Rory por lo que hizo. En
el amor y la guerra todo se vale, ¿verdad? Él consiguió a la chica al final.
Jugó mejor que yo. Y te enamoraste de él. Ganó.
Su mirada se filtró a través de mí antes de decir:
—No. Siento disentir. Porque ahora estoy en la cama contigo.
Entonces, diría que fui yo quien ganó el juego al final. 133
Mi corazón casi saltó de mi pecho. Esa era la maldita cosa más dulce
que podría haberme dicho. Se sentía como si hubiera curado una década
entera de ira y resentimiento con dos oraciones. Tenía razón. Al final, a pesar
de todo lo que sucedió, aquí estábamos. Y esta noche, en este momento, no
se trataba de ninguna de esas cosas que sucedieron en el pasado. Era sobre
nosotros. Podría haberla besado por esas palabras.
De hecho, lo hice.
Envolví mis manos alrededor de su rostro, lo llevé a mis labios y
expulsé un suspiro de alivio mientras la probaba. Gimió en mi boca y mi
polla reaccionó, ahora lista para explotar. A pesar de que habían pasado
años desde nuestro único beso, el reconocimiento de su gusto fue inmediato.
Excepto que esta vez, no iba a terminar en solo un beso.
Con cada momento que pasaba mientras empujaba mi lengua dentro
y fuera de su boca, me perdí más en ella. Con cada gemido y gruñido que
bajaba por mi garganta, quería dominarla más.
Hablé sobre sus labios—: ¿Estás usando la tanga que te pedí?
—Sí.
—Muéstrame.
Se separó para quitarse la falda y luego me dio la espalda, exhibiendo
su magnífico culo apretado. Pasé mi mano por su piel y coloqué mi dedo
dentro de la cuerda que pasaba entre sus nalgas. Incapaz de evitarlo, la halé
bastante fuerte.
—Solo quiero que las uses cuando estés conmigo. Quiero ver todos los
diferentes colores. Amo tu trasero en ellas.
—De acuerdo.
Su cuerda estaba mojada desde el momento en que la toqué por
primera vez.
—Están empapadas. ¿Cuánto tiempo has estado así de mojada?
Se giró para mirarme y sonrió traviesamente.
—Desde que te mudaste.
Una sonrisa irónica se extendió por mi rostro.
—Bueno, entonces, parece que he creado un problema del que debo
ocuparme. —Audazmente deslicé su mano sobre mi polla y la presioné
contra mí—. Siente esto. Esto es lo que me haces, excepto que finalmente
no tengo que seguir escondiéndolo.
134
Amber cerró sus ojos y comenzó a frotar su palma a lo largo de mi
entrepierna mientras nos enfrentábamos. Extendí la mano y masajeé su
clítoris antes de deslizar mis dedos dentro de su coño caliente.
—Joder, Amber. —Cerré los ojos y escuché el sonido de su humedad
mientras mis dedos entraban y salían—. Mis dedos están cubiertos de ti.
Los saqué y me detuve sobre ella mientras se retorcía debajo de mí.
—Mírame —dije, desabrochando mis pantalones y sacando mi polla
rígida.
Ella miró intensamente mientras usaba lo que aún estaba en mis
dedos como lubricante mientras me acariciaba. Sus ojos estaban
paralizados en mi mano moviéndose hacia adelante y hacia atrás. Nunca
podría recordar haber estado tan duro antes del sexo. Me encantó verla
mirándome. Amber mordió su labio inferior mientras se inclinaba y
comenzaba a jugar con su clítoris.
Oh, mierda, sí.
Los únicos sonidos eran los de nuestra excitación y nuestra piel
frotándose. No podía apartar mis ojos de sus dedos moviéndose sobre los
pliegues de su hermoso y ruborizado coño. Podría haberme corrido sobre
toda la cama en cinco segundos si me lo permitía. No había forma de que
desperdiciara esta oportunidad. Necesitaba controlar mi ritmo. El único
lugar donde quería llegar al clímax era dentro de ella.
Dejó de frotarse lo suficiente para desabrochar el sujetador, dejando
que sus bellos pechos se liberaran. Cuando me miró, había cierta inocencia
en sus ojos. Tenía que recordarme a mí mismo que solo había estado con
un hombre antes que yo.
Santa mierda. Necesito disminuir la velocidad.
Mis ojos se desplazaron por su rostro, hasta su cuello, y luego una vez
más aterrizaron en sus pechos. Me tomé un tiempo para mirar sus cremosas
tetas y erguir sus pezones mientras mi excitada polla colgando en balance,
palpitante y lista para trabajar.
Por mucho que quisiera frotarme contra su abertura, estaba cubierto
de líquido pre seminal, por lo que era demasiado arriesgado. Para mi gran
consternación, había dejado la caja de condones en mi mochila, la cual
estaba en el otro extremo de la habitación. A regañadientes, me aparté de
su cálido cuerpo y caminé para conseguir uno.
Amber se sentó y se quedó boquiabierta ante mi físico desnudo, lo que 135
me encantó. Me encantaba lo mucho que me deseaba. Sus ojos estaban
pegados al tatuaje en la base de mis abdominales mientras arrancaba la
envoltura del condón con mis dientes y deslizaba la goma sobre mi polla
hinchada.
No podía esperar un segundo más. Me arrastré sobre la cama y bajé
mi cuerpo sobre el suyo antes de abrir sus piernas y hundirme dentro de
ella. Soltó un sonido en el momento en que entré, lo que me encendió como
un cohete. Pero estaba mucho más apretada de lo que había previsto.
Necesitaba controlar el ritmo, o explotaría en cuestión de segundos.
Sus piernas se mantuvieron abiertas tanto como pudo extenderlas
mientras su estrecho coño envolvía mi polla. Se sentía increíble. Estaba tan
mojada que no me preocupé por lastimarla. Sus caderas se movieron debajo
de mí, animándome a ir más rápido mientras sus uñas se clavaban en mi
trasero.
Quería ir despacio nuestra primera vez, pero simplemente no podía.
Se sentía demasiado malditamente bien para no follarla bruscamente. Y era
lo que ella quería, como lo evidenciaba la reacción de su cuerpo mientras
chocaba contra ella.
Entonces, la follé duro como si fuera mi única oportunidad. Una parte
de mí temía que pudiera arrepentirse de esto mañana, así que aproveché
este momento.
Amber movió mi cabeza hacia sus pechos, guiando mi boca hacia su
pezón.
A alguien le gusta que le chupen las tetas.
Bueno, me encantaba chuparlas y morderlas. Me encantaba que me
mostrara lo que anhelaba. También me encantaba que tendría marcas en
todo su cuerpo cuando terminara con ella.
No había una parte de mí que no estuviera conectada a ella. Nuestras
manos estaban entrelazadas. Mi boca estaba llena de su perfecto pecho. Mi
polla se movía dentro de ella.
—No puedo creer que te esté follando. Eres increíble, Amber. Te
sientes mejor que nada. Dime cuándo correrme. Estoy deseando explotar
dentro de tu hermoso coño.
Mis palabras la hicieron explotar. Sentí su coño convulsionándose a
mi alrededor. Literalmente podía sentir su orgasmo apretando mi polla. Fue
en ese momento que finalmente la solté, golpeándola mientras mi semen
caliente llenaba el condón. 136
Finalmente, disminuyendo mi ritmo, me retiré a regañadientes,
aunque solo quería quedarme dentro de ella. El condón estaba tan lleno que
apenas podía contener mi carga.
Me levanté para desecharlo y rápidamente volví a la cama. Colocando
mis labios sobre los suyos, nos besamos larga y duramente, y en unos pocos
minutos, pude sentir mi polla comenzando a endurecerse nuevamente.
Quería más.
Amber suspiró. Una sonrisa se extendió por su rostro. Parecía
tranquila, saciada y un poco atontada por lo que acabábamos de hacer.
Nuestros rostros estaban cerca cuando pasó los dedos por mi cabello
y dijo:
—Bueno, estoy oficialmente jodida, porque no sé cómo algo va a
superar eso.
Todavía con la respiración entrecortada, dije:
—Oh, créeme, tengo la intención de hacerlo. No estoy ni cerca de
terminar contigo esta noche.
Planté mi cabeza entre sus hermosas tetas y escuché el sonido de su
respiración.
Después de un rato, preguntó—: ¿Deberíamos ir a comer?
—Oh, ¿quieres decir que hay otras cosas que quieres hacer además
de follarme toda la noche?
Se mordió el labio inferior y sonrió.
—La comida me dará energía para la segunda ronda.
—Creo que podemos comer algo, pero vamos a ducharnos primero.
—¿Juntos? —Parecía un poco aprensiva.
—No seas tímida. Te cuidaré.
Amber se levantó de la cama. Mi polla estaba ciertamente lista para
jugar otra vez, dado que conseguí un montón de su cuerpo completamente
desnudo.
Siguiéndola al baño, me aseguré de agarrar un condón en el camino,
por las dudas.
Una vez en la ducha, la espalda de Amber estaba hacia mí cuando el
agua tibia llovió sobre nosotros. Mi polla quedó atrapada en la grieta de su 137
culo mientras alternaba entre lavarle la espalda y besar su piel.
—Necesito tenerte otra vez, pero esta vez quiero ver cómo mi polla
entra y sale desde atrás.
—Fóllame. —Suspiró mientras sus brazos temblaban contra el
azulejo.
Escuchar esas palabras salir de su dulce boca me volvió loco. Extendí
la mano hacia el lavabo en busca del condón y no pude ponérmelo lo
suficientemente rápido. Gracias a Dios que tuve el buen sentido de traer
uno al baño.
Me deslicé dentro de ella, colocando mis manos a cada lado de su culo
para guiarla sobre mi polla. Ver mi polla entrar y salir de su cuerpo desde
este ángulo fue casi lo más caliente que jamás había experimentado.
—Mierda. —Gemí—. Te sientes demasiado bien. —Esta vez, lo perdí
más rápido de lo previsto—. Me voy a correr.
—Yo también —jadeó.
Mi orgasmo apareció de repente mientras mi cuerpo se estrellaba
contra ella.
Bombeando dentro y fuera de ella lentamente, suavemente mordí su
oreja y dije con voz ronca:
—No quiero que olvides cómo se siente esto, Amber. Sé que nunca
olvidaré esto.
—Eso es lo que me asusta, que nunca podré olvidarlo —susurró.
***
Nos dirigimos a un restaurante especializado en carnes calle abajo. A
pesar de la tenue iluminación, el rostro de Amber reflejaba un resplandor
visible del que no podía evitar tomar crédito.
Estaba mirando el menú, pero mis ojos estaban firmemente enfocados
en ella.
—¿Para qué estás de humor? —pregunté.
Se encogió de hombros.
—No estoy realmente tan hambrienta. Siento que debería comer.
Mi teléfono sonó. Me negué a revisarlo.
—Puedes revisar tu teléfono. Sé que crees que me sentiré insultada,
pero no lo haré. 138
—No. No hay necesidad. No hay nada más importante que
simplemente disfrutar el momento contigo. Sea lo que sea, puede esperar.
—Eres más fuerte que yo. Al menos necesitaría ver quién me envió un
mensaje, aunque no lo respondiera.
—No me importa quién me envió un mensaje. —Me incliné para que
solo ella pudiera escuchar lo que estaba a punto de decir—. Lo único que
me importa es conseguir algo de comer para poder subir y comerte.
Se puso roja. Mis ojos permanecieron fijos en su cuello. Estaba
demasiado orgulloso de las marcas que le había dejado.
—¿Qué? —preguntó.
—Nada.
—Me estás mirando raro.
—¿Sí? Lo siento. No es mi intención. Supongo que no puedo evitarlo.
—¿Qué estás pensando? —preguntó—. Dame la respuesta honesta.
—¿De verdad quieres saber?
—Sí.
Apoyando mi barbilla sobre mi mano, la miré fijamente por un
momento antes de decir:
—Hay muchos pensamientos corriendo por mi cabeza. Te estoy
mirando y pensando que no puedo creer que te acabo de follar, dos veces.
Estoy pensando que se sintió mejor de lo que nunca imaginé y que podría
estar jodido si creyera que puedo mantener mis manos lejos de ti por el resto
de la semana después de hoy. Y ya estoy pensando en lo que quiero hacerte
cuando volvamos al hotel, es decir, descubrir a qué sabe tu coño. Estoy
disfrutando cada segundo de este día, y me siento como el hombre más
afortunado del mundo. También me pregunto qué pasa por tu cabeza. —
Tomé su mano—. Tu turno.
El rostro de Amber se volvió de un tono aún más brillante de carmesí
que goteó en manchas sobre su pálido cuello.
—No puedo creer lo bien que se sintió. De hecho, todavía te siento
entre mis piernas. No quiero que este día termine. Eso es más o menos lo
mismo. No permitiré que mi mente vaya a otro lado porque no quiero que
las cosas se compliquen.
—Bueno. Solo quédate conmigo este momento. De esto se trata.
El camarero nos sirvió nuestros bistecs, y alrededor de la mitad de la 139
cena, tuve urgencia de usar el baño. No había orinado desde antes de tener
sexo.
—Vuelvo enseguida, ¿de acuerdo?
Cuando volví del baño, noté que el estado de ánimo de Amber parecía
un poco apagado en comparación con antes de irme.
—¿Qué pasa?
—Tu teléfono se iluminó nuevamente. Lo miré. Lo siento.
—Está bien…
—Era Emily. ¿Estás molesto?
Mierda. Hablando de un mata-pasiones.
—¿Estoy enojado porque miraste mi teléfono? No, y después de la
mierda que te conté de Caballero Nueve, no sería muy justo por mi parte
estar enojado, ¿verdad?
—De todos modos, ella quiere saber si estás alrededor esta noche.
—Bueno, no lo estoy, ¿verdad? Estoy muy ocupado, de hecho.
Sus labios se curvaron en una leve sonrisa, pero podía decir que
Amber todavía estaba preocupada con pensamientos sobre Emily. No podría
culparla. No había dejado exactamente en claro lo que estaba haciendo
acerca de toda esa situación. De alguna manera lo abandoné
temporalmente. Ciertamente no había suficiente energía mental en mí para
explorar ese tema esta noche. Todo lo que realmente quería hacer era volver
a la habitación con Amber y olvidarme de cualquier otra cosa.
Mi polla no pudo ser domesticada. Bajé la mirada hacia las marcas
que había dejado en su cuello y pecho y de repente sentí la necesidad de
irme y hacer algunas más.
Envolviendo sus piernas con las mías debajo de la mesa, le dije:
—¿Tienes ganas de llevarte la comida al hotel? De repente me muero
de hambre por algo que no sea bistec.
140
14
Amber
Channing dijo que estaría trabajando el lunes por la noche, por lo que
era la oportunidad perfecta para tener un rato de chicas con Annabelle.
No se sentía bien divulgarle todo lo que Channing y yo habíamos
hecho. Aunque compartía con mi mejor amiga cosas de manera bastante
abierta, él y yo acordamos no hablar sobre nuestro asunto con otras
personas. Mientras que Annabelle conocía la esencia general de lo que
sucedía entre Channing y yo, opté por no discutir ningún detalle explícito 141
con ella, y respetó mi decisión, en su mayor parte. Eso no significaba que
no intentara obtener información.
Nos sirvió vino.
—¿Estás segura de que no quieres hablar sobre el sábado?
—Estoy segura.
—Bueno. ¿Pero estás bien? ¿Todo salió bien? —Caminó hacia mí,
entregándome una copa.
—Sí. Todo fue increíble. Demasiado sorprendente. El único
inconveniente de la noche fue cuando su teléfono sonó durante la cena. Él
había ido al baño. No pude evitar darle la vuelta y echar un vistazo. Era
Emily enviando un mensaje. Los celos me atacaron. Y sentirme así me hizo
pensar que realmente me he estado engañando diciéndome que podemos
seguir siendo amigos.
—Está bien, pero dijiste que ambos acordaron no dormir con otras
personas mientras sucedía esto, ¿verdad? Entonces, ¿qué te preocupa?
—Eso no significa que no pueda sentir algo por otra persona o incluso
verla. Simplemente significa que no tendrá sexo. De todos modos, estoy
enojada conmigo misma por estar tan molesta por eso. Eso en cierto modo
frustra el propósito del arreglo de sexo casual, ¿no?
—Bueno, ese es el riesgo cuando aceptas algo como esto. Quiero decir,
él es tu amigo. Te preocupas por él. Cuando agregas intimidad física a la
mezcla, esos sentimientos se mezclarán. Eres humana.
Girando mi vino en la copa, la miré sin pensar.
—No quiero sentirme así. Quiero poder disfrutar el placer de estar con
él sin dejar entrar ninguno de los pensamientos complicados, pero es difícil.
Annabelle tomó un sorbo de su vino y lo bajó a la mesa.
—Lo resolverás. Aunque no te envidio, y me preocupa que termines
lastimada. Pero no voy a decirte que pares, porque tampoco creo que pudiera
hacerlo si fuera tú. Necesitas esto. Solo puedo imaginar que el sexo es
alucinante.
Dios, sí, lo fue. No había podido pensar en otra cosa.
—Estoy de acuerdo con la experiencia, sabiendo que probablemente
me lastime y me arriesgue de todos modos.
—Mucho de lo que hacemos en la vida es así.
La puerta de entrada se abrió, sorprendiéndonos. Channing acababa
142
de llegar a casa después del trabajo. Se suponía que no volvería hasta
mucho más tarde. Mi corazón comenzó a golpetear. No estaba lista para
esto.
Annabelle estaba radiante al verlo. Era la primera oportunidad que
tenía de conocerlo en persona.
—Hola —dijo mientras entraba a la sala de estar. Sus ojos se posaron
en la botella de vino y el plato de rizos de queso que descansaba sobre la
mesa de café.
—Channing, ella es…
—Annabelle. —Él asintió, ofreciéndole su mano y una amplia
sonrisa—. Sé quién eres. Realmente es un placer conocerte.
—¿Supongo que mi reputación me precede? —Annabelle sonrió.
Podría decir que estaba realmente impresionada de que él supiera su
nombre.
—Bueno, Amber te ha mencionado varias veces. Sé que eres una
buena amiga.
—También es increíble conocerte. He oído mucho sobre ti.
—Estoy seguro de que sí —dijo Channing mientras tomaba asiento en
el sofá—. ¿Les importa si me uno?
Dudé. —Um, seguro.
Se sirvió una copa de vino antes de echar la cabeza hacia atrás.
—Mierda. Hoy fue un largo día. Estoy tan contento de estar en casa.
—Pensé que se suponía que tenías que trabajar hasta tarde.
—Mi reunión fue cancelada. Estaba emocionado por eso. No he
querido nada en todo el día, sino volver a casa, comer una buena comida y
relajarme.
Kitty corrió a la habitación y saltó al regazo de Channing. Él frotó
suavemente su cabeza mientras sorbía su cabernet. Los escalofríos me
recorrieron cuando pensé en esas manos sobre mí, dentro de mí, hace un
par de días. Era imposible estar cerca de Channing sin tener sensaciones
fantasmas de él tocándome, de él dentro de mí. Lo sentía por todo mi cuerpo
incluso cuando no estaba cerca, pero los sentimientos eran aún más fuertes
cuando estaba presente. Fiel a su palabra, desde el sábado, no se había
acercado a mí. Estar sin su toque después de un día entero de ahogarme en
él era más difícil de lo que había esperado.
Annabelle no podía dejar de mirarlo. Tenía la sonrisa más tonta en su
143
rostro. Ojalá pudiera borrársela de una bofetada.
Me sacudió la vida cuando se giró hacia ella.
—Entonces, ¿supongo que Amber te dijo que estamos follando?
El vino prácticamente salió por mi nariz. Agarré una servilleta.
¿Dijo lo que creía que había dicho?
La habitación quedó en silencio. Annabelle parecía un ciervo delante
de los faros. Entonces la sonrisa tonta en su rostro regresó con toda su
fuerza. La culpabilidad estaba escrita sobre ella. Dejaba muy claro sin decir
nada, que por supuesto que se lo dije.
Ella me miró. —Umm...
Él se dirigió a ella,
—Quiero decir, podemos sentarnos aquí y fingir que no sabes, pero
todos sabemos que ese no es el caso. —Me miró y dijo—: Mira, sé que Amber
te cuenta todo. Ya me lo mencionó. Entonces, no soy estúpido. Cuando
entré, las dos parecían ratones asustados. Estoy seguro de que estaban
hablando de mí, y eso está perfectamente bien. Amber necesita una buena
amiga en la que confiar. Estoy feliz de que tenga eso en ti.
Annabelle pareció sonrojarse.
—Bueno, gracias. Es muy amable de tu parte decirlo.
—De nada. —Bajó su pie de un golpe—. ¿Amber me dice que tienes
dos hijos?
Me miró, pareciendo realmente impresionada de que Channing
recordara eso.
—Sí. Jenna y Alex, once y siete.
—Deben mantenerte ocupada.
—Lo hacen. Pero me encanta. Entre el trabajo y ellos, no tengo mucho
tiempo para relajarme. No hace falta decir que vivo de manera indirecta a
través de Amber. Esta noche es una noche rara. Mi esposo está a cargo en
casa.
Nos miró. —¿Han comido?
—No, en realidad. Íbamos a ordenar comida a domicilio —dije.
—Pensaba cocinar algo para mí. ¿Qué tal si preparo para todos? 144
Annabelle parecía como si acabara de ofrecerle un auto nuevo.
—Eso sería gr…
—Está bien —interrumpí—. Podemos simplemente hacer lo nuestro.
Esos dos sentados juntos me ponían nerviosa por alguna razón, y
estaba haciendo todo lo posible por evitar ese escenario.
Channing parecía un poco decepcionado.
—Lo entiendo. No quise interrumpir su noche de chicas.
—Tonterías —dijo Annabelle—. Nos encantaría cenar contigo,
Channing, y gracias por la oferta. No todos los días tengo a un hombre guapo
preparando la cena para mí.
—Bueno, no sé si guapo, pero definitivamente puedo cocinar.
Articuló hacia mí—: Malditamente adorable.
Lo es.
Y ahora no había forma de que me escapara de esta cena.
Channing terminó cocinándonos una cena de tapas que incluía
salmón ahumado, dátiles envueltos en tocino fritos con queso de cabra y
albóndigas de Sriracha.
Después de que comimos, nos quedamos alrededor de la mesa.
—Entonces, me dice Amber que ustedes dos tienen bastante historia
—dijo Annabelle.
—Sí, Walnut y yo nos remontamos hace mucho. —Me miró y sonrió.
Escalofríos me recorrieron porque cada una de sus expresiones, cada
sonrisa, ahora tenía un mensaje subyacente de "fóllame”.
—Háblame de la joven Amber.
La sonrisa de Channing se amplió mientras pensaba en la respuesta.
—La Amber joven era increíble. Era como uno de los chicos, siempre
lista para lo que fuera, nada preocupada por la mierda femenina, ni
obsesionada con su aspecto ni nada de eso. Era la voz de la razón, pero
siempre podía ser influenciada por el lado oscuro. No ha cambiado mucho,
realmente. Bueno, excepto que es un poco más femenina ahora. —Me guiñó
un ojo—. Pero eso está perfectamente bien para mí.
Los ojos de Annabelle se movían de uno al otro mientras nos
observaba. Parecía estar disfrutando del él coquetando conmigo.
145
Cambié el tema de conversación de nuevo a nuestra infancia.
—Nunca hicimos nada tan malo. Podríamos haber entrado en un par
de casas abandonadas, cosas así. En el par de años que fuimos
inseparables, puedes apostar a que, si hice algo malo, Channing
probablemente estuvo detrás de eso.
—Eso es verdad. —Sonrió—. De todos modos, solo éramos mi madre,
mi hermana y yo. Amber siempre estaba en la casa. Era como otro miembro
de la familia.
Annabelle jugó con lo último de su comida y preguntó:
—¿No tuviste a tu padre cerca?
La expresión de Channing se oscureció.
—Mi padre nos dejó cuando éramos pequeños. Se mudó a Nevada y
se volvió a casar. No estoy en contacto con él.
—Lamento escuchar eso.
La única vez que vi al padre de Channing fue en el funeral de Lainey.
Apareció con su nueva esposa y realmente no habló con nadie. Supe de
inmediato quién era, porque parecía una versión mayor de su hijo. La
situación en la que su padre los abandonó siempre me hizo sentir triste por
Channing y Lainey. Pero me hizo enojar por completo verlo en su funeral
cuando no había estado allí para ella.
—Está bien —dijo Channing—. Nunca supe lo que era tenerlo cerca
después de los seis años, así que nunca hubo una gran sensación de
pérdida. Vacío, tal vez, pero me las he arreglado bien sin él.
No estaba segura de creer que realmente se sintiera de esa manera.
Intervine, sintiéndome triste porque tuviera que pensar en su padre y
queriendo cambiar de tema.
—Soy hija única, como sabes. Tuve dos padres felizmente casados,
educación perfecta. Pero estaba aburrida, mucho. Prefería el caos de la casa
de Lainey y Channing.
—Anarquía —Channing rio entre dientes—. Y todos los dulces que
podías comer.
—Eso es verdad —reí.
Recé para que Annabelle no mencionara la muerte de Lainey.
Afortunadamente, ella pareció recordarme diciéndole que era difícil hablar
con Channing al respecto.
146
Nos quedamos hablando en la mesa durante aproximadamente una
hora. Me hizo muy feliz que Annabelle y Channing se llevaran tan bien.
Terminó llamando a un Uber por ella e insistió en pagar por ello.
Después de que ella se fue, él y yo estábamos solos en la cocina
limpiando. Por alguna razón, tenía dificultades para mirarlo cuando
estábamos solos. Sin la defensa de otra persona, temía que pudiera sentir
la necesidad en mis ojos, miedo de que me hiciera parecer débil.
Su voz era bajamente sexy, cuando dijo:
—Puedes mirarme, sabes.
Estaba de espaldas a él cuando le dije:
—Jamás podré volver a verte igual.
Se acercó un poco más, por lo que pude sentir su aliento.
—Bueno, estoy seguro de que espero que no.
Aclarándome la garganta, dije:
—Me alegra mucho que Annabelle y tú se llevaran tan bien.
—No planeabas que estuviera alrededor, ¿o sí?
Me encogí de hombros, incapaz de explicar correctamente por qué
dudaba que él la conociera.
—Para que lo sepas, no hablé de los detalles de lo que hacemos ni de
nada. Algunas cosas no son asunto de nadie. Ella solo sabe en general que
aceptamos... ya sabes... —vacilé.
—Follamos como animales los sábados...
Pude sentir que mi rostro se calentaba. —Sí.
—Estoy bien con lo que le digas. Como dije, es importante para mí que
tengas a alguien como ella en quien puedas confiar y en quien confíes.
Claramente, no soy ese amigo para ti, ya que no puedo confiar en que no se
joda la parte de la amistad en nombre de placer físico.
Nos miramos el uno al otro por un momento, y secretamente deseaba
que rompiera las reglas. No sería la primera en hacerlo. Mi debilidad me
abrió los ojos, una clara indicación de que definitivamente no iba a poder
dejarlo muy fácilmente. Sin mencionar que perderlo por completo se estaba
convirtiendo en un mayor temor cada día.
—Espero que pase lo que pase, siempre seamos amigos, Channing. 147
—Yo también, Amber. Realmente lo digo en serio.
—Estamos rompiendo las reglas incluso hablando de esto, ¿eh?
—Voy a dejarlo pasar esta vez. —Me guiñó un ojo y se inclinó más
cerca, el calor de su cuerpo palpable—. Para que conste, no puedo esperar
hasta el sábado. —Estaba tan cerca pero tan lejos. Mi cuerpo estaba en
completa agonía.
***
Me fui a la cama esa noche completamente excitada. Era cerca de la
medianoche y no podía dormir, así que decidí tomar un vaso de agua.
Pude escuchar que Channing estaba hablando con alguien por
teléfono en su habitación.
¿Con quién estaba hablando tan tarde?
Su voz estaba amortiguada, pero me esforcé en escuchar lo que decía.
—Me queda poco menos de dos meses, luego vuelvo a Chicago para
siempre. Sé que parece una eternidad desde que me fui. Pero no tendrás
que esperar mucho más. Solo necesito este tiempo. Luego, soy tuyo, ¿de
acuerdo?
Al regresar a mi habitación, no pude evitar la sensación de inquietud
en mi estómago. Pero tuve que recordarme que esta situación era temporal.
Lo sabía. Así que, nada de lo que dijera en esa conversación telefónica
debería haber importado.
Era realmente buena engañándome.
148
15
Channing
Solo había pasado una semana, pero se sentían como años. Mientras
me sentaba solo en nuestra habitación de hotel hojeando un folleto de
atracciones locales, no podía esperar porque ella llegara aquí.
Haber tenido que verla toda la semana y no tocarla fue un absoluto
infierno. En serio que había sido la semana más larga de mi vida. Pero yo
hice esa regla y estaba determinado a no romperla.
El golpe finalmente llegó. Cuando abrí la puerta, tuve que detenerme
149
de atacarla inmediatamente cuando entró.
Lucía lo suficientemente bien para comerse en un top floreado sin
hombros. Mi boca se hizo agua con la necesidad de devorar su cuello. No
fue hasta que miré su rostro de nuevo que me di cuenta que algo estaba
mal.
—¿Qué sucede, Amber?
Sus ojos estaban llenos con tristeza. —Tengo mi periodo.
Mierda.
Mis bolas dolían. La idea de no ser capaz de satisfacer la necesidad
que había estado construyéndose durante toda la semana era insoportable.
—Ven aquí —dije, tomándola entre mis brazos y hundiendo mi nariz
en su cabello. Luego la llevé hacia la cama y la acerqué—. Está bien. No te
estreses. —La besé en la frente—. ¿Cómo te sientes de todo lo demás?
—Estoy bien. Fue una larga semana para llegar aquí.
—Y que lo digas.
No pude evitar inclinarme para probar sus labios. Los abrió con
impaciencia para recibir mi beso.
Mi erección estaba tan dura que era doloroso. Estaba seguro que
había otras cosas sexuales que podíamos hacer si ella no quería tener coito,
pero no iba a presionarla a hacer cualquier otra cosa si no se sentía bien.
Nos acostamos en silencio durante un rato hasta que me sorprendió
cuando me preguntó.
—¿Está todo bien en casa en Chicago?
Mi pecho se tensó. —¿Por qué lo preguntas?
—Solo me dio curiosidad.
Esa era una pregunta extraña que pareció provenir de la nada. Había
mucho sucediendo en Chicago, pero era lo último en lo que quería pensar
en este momento.
—Todo está bien.
Solo quería pensar en ella. En sus labios que estaban hinchados por
mi beso. En su piel que se estaba sonrojando por la manera en que la estaba
observando. En cuánto quería estar dentro de ella. Honestamente no podía
lidiar con nada más. 150
Incapaz de resistir la necesidad de tocarla, pasé mi pulgar a lo largo
de su clavícula.
—¿Por qué tienes que verte tan hermosa en estos momentos?
Suspiró. —No me siento hermosa.
—¿Qué puedo hacer para hacerte sentir mejor?
—Solo quédate acostado aquí conmigo. Vamos a hablar durante un
rato.
Besando su cuello, hablé contra su piel.
—Puedo hacer eso.
Me miró.
—¿Estoy siendo demasiado demandante? Sé que se suponía que esto
solo era por sexo.
—Me gusta hablar contigo. Mucho. Me gusta hacer muchas cosas
contigo, como bien sabes, pero simplemente hablar también está bien.
—¿Cómo estuvo el trabajo esta semana? —preguntó.
—Estaré feliz de terminar con este contrato. Ha sido estresante, pero
ha valido la pena solo por pasar este tiempo en Boston contigo.
—Me gustaría que no tuvieras que irte.
Me dolía escucharla decir eso.
—¿Piensas que alguna vez te mudarás de regreso a Illinois?
—No lo sé. Realmente me gusta estar aquí. Y no podría imaginarme
dejar a la gente con la que trabajo en este momento, especialmente a Milo.
—Eso es cierto. Sería duro.
—Mis padres quieren que me mude de regreso. Los extraño, pero ha
sido liberador estar lejos y vivir sola. Por supuesto, nunca fue mi intención
estar sola. Solo me vine para acá en primer lugar por el trabajo de Rory.
—¿Dónde vive él exactamente? Nunca pregunté.
—Está como a treinta minutos de nosotros, en Reading. Eso es al
norte de la ciudad. Cuando terminamos, se mudó ahí para estar más cerca
de su trabajo. Antes de eso, vivíamos juntos en Boston, en un apartamento
diferente cerca de Fenway Park. Después de la ruptura, mi padre vino y
compró el condominio donde vivo ahora como una propiedad para invertir.
—¿Tu papá es el dueño de tu apartamento?
151
—Sí. Así que estoy pagando la hipoteca entre mi renta y lo que sea
que obtenga de la gente por Airbnb.
—Vaya. No tenía idea.
—¿Crees que son una niña consentida porque su papá es el dueño?
—Trabajas más duro que cualquiera que conozca, así que no, por
supuesto que no lo creo. Nunca te has aprovechado del dinero de tus padres.
Amber nunca alardeó de su riqueza al crecer. Comenzó a trabajar a la
primera oportunidad que tuvo y nunca gastó el dinero a lo loco.
Nunca olvidaré la primera vez que fui a la casa de Amber en Illinois.
Fue después que Lainey muriera. Siempre estaba en nuestra casa, así que
nunca tuve una razón para ir a la suya. Recuerdo en esa época ser incapaz
de creer que realmente viviera en lo que para mí parecía ser una mansión
porque nunca había dado alguna indicación de venir de una familia de
dinero.
—Bueno, insistí en pagar toda la hipoteca. Rentar la habitación
realmente ayuda con eso. De otra forma, no sería capaz de pagarlo.
—¿Solo le rentas a mujeres?
—Ha habido un par de hombres.
Eso ni siquiera se me había ocurrido hasta ahora. No podía soportar
la idea de ella viviendo con hombres extraños. Solo la idea hizo que mi
presión arterial se elevara. Mierda. Esto iba a preocuparme después que me
fuera.
—¿Cómo apruebas a las personas?
—Revisión de antecedentes.
—Aun así, realmente no sabes si son seguros.
—Nada en esta vida lo es al cien por ciento.
—No voy a mentir. Eso me enloquece un poco.
—Entonces quédate. No tendrás que preocuparte sobre ello.
La sonrisa que me mostró es tan malditamente adorable.
—Desearía poder hacerlo, Amber, Créeme.
Sus ojos parecieron estarme preguntado por qué no podía.
Desesperadamente quería decirle, pero no estaba listo para el daño
emocional que me provocaría. En lugar de pensar en ello, opté por hundir
152
mi boca en su cuello.
Hablé contra su piel. —Te deseo tan malditamente.
Dejo salir una temblorosa respiración.
—Daría cualquier cosa por sentirte dentro de mí en este momento.
Retrocediendo con sorpresa, dije:
—¿Quieres tener sexo? Entonces, ¿Qué demonios estamos
esperando?
—No pensé que tú... quisieras. Debido a que tengo mi periodo.
—¿Estás bromeando? Siento que voy a explotar, Amber. Solo me
estaba conteniendo porque pensé que tú eras la que no quería.
—No. Estoy incluso más excitada cuando tengo mi periodo.
Simplemente pensé que eso te daría asco.
—De ninguna maldita manera podrías alguna vez darme asco. —
Suspiré en su boca mientras la besaba. Mi polla se movió hasta levantarse
por completo, tan emocionada por finalmente obtener algo de alivio—. Dios,
realmente necesitamos comunicarnos mejor. —Me levanté—. Déjame ir por
una toalla para poner debajo de ti.
Estaba loca si pensaba que había alguna circunstancia bajo la cual
no pudiera desearla. Tal vez si fuera alguien más, habría tenido que pensar
dos veces en este escenario. Pero con Amber, simplemente no me importaba;
la deseaba de cualquier manera en que pudiera tenerla.
Nunca me había puesto un condón tan rápido en mi vida. Mis rodillas
apenas tocaron el colchón antes que me jalara para quedar sobres su
cuerpo.
Mi polla estaba pulsando cuando entré en ella. Amber envolvió sus
piernas alrededor de mi espalda. Se sintió como lo más profundo que había
estado dentro de ella. Desde ese ángulo, era realmente difícil no dejar salir
mi carga prematuramente.
—Necesitamos disminuir la velocidad.
Asintió, mordiendo su labio inferior.
Cuando ralenticé mi ritmo, nos miramos a los ojos mientras
follábamos. La habitación estaba tan silenciosa. No había otros sonidos más
que el movimiento de nuestros cuerpos y el ocasional ruido del aire
acondicionado. Nunca en mi vida había mirado a los ojos de una chica 153
mientras teníamos sexo. Con Amber, quería capturar cada reacción, cada
emoción mientras me tomaba hacia el interior de su cuerpo. Y luego quise
grabar esas reacciones en mi cerebro, así podría pensar en ellas cuando ya
no estuviéramos juntos. Pero también dolía, porque una de las cosas que se
reflejaban en sus ojos era confianza. Y estaba seguro que no la merecía.
Quería creer que lo hacía.
Mierda. ¿Qué estaba sucediéndome?
Mientras aceleraba mi ritmo, mis caderas hacían movimientos
circulares, ella se hundía más y más fuerte en mi espalda. Luego, fue y dijo
algo que casi me deshizo.
—Quiero que te vengas sobre mí. Quiero sentirte en mi piel.
Casi lo perdí, saliendo de ella y removiendo el condón antes venirme
sobre su estómago. Mientras me venía, ella se llevó al orgasmo utilizando
sus dedos.
Después, bajé mi cuerpo y la besé intensamente, sin importarme la
pegajosa secuela en mis abdominales.
Mordiendo gentilmente su cuello, dije:
—Recuérdame agradecerle a Rory por amoldarte para mí.
Golpeó mi trasero con su mano. —Oh, eres malo.
Después de limpiar, nos acostamos en la cama viéndonos el uno al
otro. Algunas veces lo que no se decía podía ser mucho más ruidoso que las
palabras reales. Sabía que ambos estábamos terminando de darnos cuenta
que nos estábamos engañando con este arreglo. Pero no tenía la voluntad
para detenerlo. No podía.
Repentinamente tomó mi rostro y me besó largo y duro, separándose
solo para decir:
—Eres adictivo.
—Eres hermosa —susurré en su boca.
—Sabes... —dijo—. Al principio, no estaba segura si creía que
realmente sentías que era hermosa. Pero ahora, la manera en que me miras
y cómo tu cuerpo reacciona a mí, sé que realmente te sientes de esa manera,
lo cual me sorprende, dado cuánta... experiencia... tienes.
Luché para encontrar las palabras correctas para explicar
simplemente cuán atraído hacia ella estaba.
—No hay nadie como tú. No hay nadie que huela como tú, sepa como 154
tú. No hay nadie con los mismos ojos grandes, la misma nariz respingada,
las mismas pecas escasas, los mismos labios carnosos, la misma curva de
tu trasero, las mismas cortas pero hermosas piernas, los mismos dedos de
los pies que quiero morder. No me importa con cuántas mujeres haya
estado. Solo hay una tú y no puedo tener suficiente.
Mis palabras pusieron una enorme sonrisa en su rostro.
—¿Aun me ves de la misma forma que a los dieciséis? Sé que dijiste
eso antes. ¿Han cambiado las cosas ahora que... me has conocido mejor?
—¿Te refieres ahora que he poseído cada centímetro de tu cuerpo? —
Empujé su cuello con mi nariz—. Ahora todo se ha mezclado. Todavía veo a
la vieja tú. Pero también veo a una mujer crecida e independiente, de la que
estoy realmente orgulloso. Cada día veo más y más de ella.
—Figurativa y literalmente —rio.
—Gracias a Dios por eso.
La sonrisa de Amber se desvaneció mientras parecía estar
considerando algo.
—¿Qué pasa si te veo en el futuro y no he superado esto?
—¿A qué te refieres?
—No me imagino estando cerca de ti y no sentir lo que estoy sintiendo
en estos momentos. Va a llegar un día cuando tal vez estés casado o yo esté
casada. No quiero saber. No importa dónde estemos en nuestras vidas. No
puedo imaginar alguna vez estar en la misma habitación contigo y no
recordar cómo se siente esto, no desear esto. Mi cuerpo recordará, incluso
si trato de decirle que no. No puedo comprender alguna vez no desearte de
esta manera.
Escucharla diciendo eso me desgarró por dentro, porque fue un severo
recordatorio de la realidad de esta situación en la que nos había metido.
¿Podría manejar ver a Amber con otro hombre? En este mismo momento,
supe en mi corazón que la respuesta era no.
Intenté poner algo de luz a su comentario.
—Bueno, entonces simplemente tendríamos que escabullirnos y
volver a ponernos en contacto.
Buscó en mis ojos. —¿Hablas en serio?
—Solo estoy bromeando, tal vez. —Moviendo un mechón de su cabello
detrás de su oreja, dije—: De cualquier forma, estás pensando demasiado.
No necesitas preocuparte por eso en este momento. 155
—Lo sé. No puedo evitarlo. Lo siento.
Por mucho que le dijera que no se preocupara por ello, sentí lo que
dijo hasta mis huesos. Estaba articulando exactamente lo que yo estaba
sintiendo. Simplemente tenía miedo de aceptarlo.
En mi corazón, sabía que nuestra historia no iba a tener un final
sencillo.
16
Amber
—Esto es una sorpresa. Normalmente no me llamas a esta hora. ¿Está
todo bien? —preguntó.
Estaba fuera con Milo cuando una tarde decidí llamar a Channing al
trabajo.
—¿Crees que podrías escaparte temprano para pasar el rato con Milo
y conmigo? El clima es inusualmente cálido, y estaba pensando llevarlo a
caminar un poco por la ciudad. Podría ser útil tener una mano extra.
156
Por supuesto, eso era solo una excusa. Esta semana había echado de
menos a Channing y realmente solo quería pasar el rato con él. A Milo
realmente parecía gustarle, así que era una situación de ganar-ganar.
—¿A qué hora estabas pensando? —preguntó.
—¿A qué hora sales normalmente?
—¿Salir? —rio—. Los sábados.
—Gracioso. —Puse mis ojos en blanco—. ¿Puedes irte del trabajo a las
cinco?
—Sí, eso no es demasiado temprano. Puedo permitírmelo.
—Estupendo. Puedes reunirte con nosotros en el Acuario de Nueva
Inglaterra. Iba a llevarlo allí por alrededor de una hora antes de reunirnos.
Simplemente toma el tren a la estación Aquarium en lugar de tu parada
habitual.
—Suena bien. Te veré pronto.
***
De pie frente al enorme tanque oceánico, miré a Milo. Estaba
apoyando sus manos en el vidrio, mientras sus ojos seguían el camino de
los peces flotando. Un matiz verde azulado brillaba sobre su piel.
Aplausos lejanos, provenientes de un espectáculo de delfines en otra
parte del edificio, se escuchaban mientras enjambres de niños recorrían el
área detrás de nosotros.
Mi teléfono sonó.
Channing: Decidí salir antes. Estoy en el acuario ¿Dónde están
ustedes?
Amber: No lejos de la entrada, por la pecera gigante.
Un gran pez espada pasó nadando en el tanque gigante.
Señalé. —Milo, mira la espada en eso.
—He oído eso antes —bromeó Channing mientras se colaba detrás de
mí. Escalofríos recorrieron mi espina dorsal mientras el calor de su cuerpo
resonaba en mi espalda.
—Oye. —Sonreí.
Él sacudió el cabello de Milo. 157
—Hola, hombre. —Milo procedió a atacar olfateando a Channing en la
cabeza, agarrándolo con ambas manos.
Channing rio.
—Oh, sí. Consigue una buena olfateada. Eso es bueno.
Milo entonces envolvió su brazo alrededor de Channing y volvió su
atención a los peces. Se quedaron así, viendo los peces pasar por su lado.
Era tan asquerosamente adorable.
Miré a Channing y vi que, en lugar de mirar al pez, me había estado
mirando. Sus ojos brillaban en la luz fluorescente. Eran casi una
coincidencia exacta con la aguamarina adyacente.
Sonrió, y le devolví la sonrisa. Fue uno de varios momentos de
admiración silenciosa y mutua que habíamos compartido esta semana.
Luego, hizo algo que nunca había hecho antes: rompió las reglas.
Channing alcanzó mi mano. Con mis dedos entrelazados con los suyos, la
sensación más cálida se apoderó de mí. Después de todo lo que habíamos
hecho, pensarías que un simple gesto no me habría afectado como lo hizo.
Pero había algo muy íntimo al respecto. Y cambió las cosas para mí. Cambió
mis expectativas, y eso probablemente era peligroso.
Hasta el momento habíamos tenido tres citas en el hotel. La última
vez fue la más intensa. Le había dejado hacer cosas a mi cuerpo que Rory
ni siquiera había intentado. Con cada reunión, cada vez me sentía más
apegada, no solo con mi cuerpo sino también en mi mente. Los
pensamientos de esperanza en mi cabeza necesitaban hacer una caminata.
¿Por qué no podía quedarse?
¿Por qué no podríamos ser más que amigos?
Milo de repente sacudió su cuerpo hacia atrás antes de correr por el
vestíbulo. Al parecer, ya tenía suficiente de la pecera gigante. Channing y yo
comenzamos a correr.
Una vez que lo alcanzamos, los tres salimos del edificio. El acuario
estaba ubicado junto al puerto, por lo que era extremadamente frío cerca
del océano. El leve olor a pescado flotaba en el aire. No me había vestido
apropiadamente, así que Channing me compró una sudadera rosa con
capucha que decía Boston en letras navales de uno de los vendedores
cercanos.
—¿A dónde quieres ir ahora? —preguntó Channing, su cabello
castaño ondeando al viento.
—Deberíamos cenar. 158
—Hay un lugar italiano en la parte norte, del que oí hablar —dijo.
—¿Lugar italiano en la parte norte? No digas. —Viendo que la parte
norte era la sección italiana de Boston, bromeaba por completo.
—Sí, sabelotodo. —Channing me estaba mirando como si quisiera
golpearme duro en el culo—. Se llama Fantano's. ¿Has oído hablar de él?
—No, pero a Milo le encanta la comida italiana, y estoy dispuesta a
intentar cualquier cosa.
Él bajó la voz.
—Sé que lo estás. Me di cuenta de eso el fin de semana pasado.
Debo haberme sonrojado como una idiota cuando comenzamos
nuestro paseo nocturno. Era una noche hermosa, y como no estábamos tan
lejos de la parte norte, decidimos caminar hasta el restaurante.
En el camino, destellaban luces de un campo en la distancia y fue
entonces cuando lo vi: una enorme noria. Luego, otras atracciones entraron
en mi línea de visión. Había una feria en la ciudad.
Una feria.
Oh no.
¿Desde cuándo había ferias en el medio de la ciudad y en los meses
más fríos?
Milo comenzó a caminar más rápido, tirando de mí en dirección a la
acción. Una vez que tenía su mente puesta en algo, era difícil convencerlo
de lo contrario.
Channing se arrastró detrás de nosotros mientras nos dirigíamos
hacia las luces de la feria, pero estaba totalmente enloqueciendo.
Cuando llegamos a la entrada, inmediatamente noté lo pálido que se
veía Channing.
Esto no era bueno
—Vete a casa, Channing. Me quedaré aquí con él.
Sacudió la cabeza.
—No puedo dejarte sola con él aquí. Es muy caótico.
—Estaré bien.
—No, no puedo irme. Es demasiado para ti. Estaré bien.
Pero estaba claro que no lo estaba. Estaba escrito en todo su rostro.
159
Mi corazón se estaba rompiendo.
Dejamos que Milo liderara el camino. Él solo quería vagar entre la
multitud.
El sonido de los niños gritando, la música tenue, y el repiqueteo
ocasional de las campanas de los puestos de juego se mezclaban mientras
trataba de concentrarme en saber hacia dónde nos estaba guiando Milo.
Señaló la rueda de la fortuna, así que pagué una pequeña tira de
boletos y me puse en línea con él mientras Channing nos esperaba.
El viaje de cinco minutos fue insoportable porque todo lo que quería
era estar en el suelo con Channing.
Después de que salimos de la rueda de la fortuna, dije:
—Milo, vamos a buscar algo para comer, ¿de acuerdo? Hemos
terminado con la feria. Terminado.
Por algún milagro, decidió escucharme. Me dejó llevarlo fuera del
recinto ferial a la salida.
Channing no me miraba mientras caminábamos por la calle. Sabía
que era porque no quería que viera la tristeza en sus ojos.
Cuando llegamos a la primera intersección, se giró hacia mí.
—¿Estarás bien cenando con él? Creo que me voy a ir a casa después
de todo, ¿está bien?
No tuve que preguntarle por qué.
—Absolutamente.
***
Illinois Sentinel
2 de septiembre de 2006
164
17
Channing
Era viernes por la noche, marcando el final de una de las semanas
más penosas y agotadoras que jamás había experimentado.
Aunque debería haberme sentido mejor después de admitir la
situación de mi madre con Amber, ahora estaba otra vez en mi cabeza y me
estresaba.
Antes de la otra noche, había hecho un buen trabajo al negar todo.
Fred me daba actualizaciones diarias, pero por alguna razón, ahora estaba
165
pensando constantemente en mi madre.
Todo lo que quería era ir a casa esta noche y pasar la noche con
Amber. Ese era el otro problema. Ahora que se estaba acabando el tiempo,
estaba empezando a dudar si sería capaz de manejar el dejarla.
Intenté convencerme de que nuestro acuerdo era temporal y que una
vez que volviera a Chicago, nuestras vidas volverían a ser como antes de
llegar a Boston. Pero cuando entré del trabajo y encontré mi cuerpo dolorido
por encima de la sonrisa de Amber, lo supe mejor.
—¿Cómo estuvo tu día? —preguntó.
—Mejor ahora.
En ese momento, no había consecuencias. Todo lo que quería era
besarla. Rompí mis malditas reglas cuando ahuequé su rostro y acerqué su
boca a la mía.
Habló en mis labios. —¿Qué pasa con las reglas?
—Que se jodan. Yo las hice. Puedo quebrarlas —besando su cuello,
gemí—, he pensado en ti todo el maldito día, Amber. Me estoy muriendo de
hambre.
—Oh Dios. Yo también. No podía esperar a que volvieras a casa.
—Quiero follarte duro ahora mismo.
Echando la cabeza hacia atrás para darle la bienvenida a mi boca en
su cuello, rogó:
—Por favor.
A la mierda si supiera cómo evitar que esto suceda en contra de mi
mejor juicio. Amber era mi criptonita.
Chilló de sorpresa cuando la levanté y la llevé al dormitorio. No puedo
decir que alguna vez haya cargado a una chica. Me hizo sentir como un
bárbaro. Era ligera como una pluma en mis brazos mientras la acostaba
cuidadosamente en la cama.
Abriendo el condón lo más rápido que pude, sentí que mi cuerpo
temblaba por el impulso de estar dentro de ella.
Cerniéndome sobre ella, me tomé unos momentos para mirarla al
rostro. La necesidad en sus ojos vidriosos era el mejor juego previo en lo que
a mí respecta. Y luego ver sus ojos girar cuando finalmente me hundí en su
cuerpo era la cosa más increíble que había visto en mi vida.
Su apretado coño se sintió increíble cuando me acogió. No quería 166
hacerle daño, pero no había forma de que fuera dócil esta noche.
Como si Amber pudiera sentir mi aprensión, susurró:
—Está bien. Puedo soportarlo.
Esa era toda la seguridad que necesitaba para moverme libremente al
ritmo que quería. Gritó de placer cuando choqué contra ella. Movió sus
caderas, agarrando mi culo para empujarme aún más profundo. La cabecera
estaba golpeando contra la pared.
—Nunca olvidaré cómo se siente esto, Channing.
—Será mejor que no —gruñí.
Estaba chupando y mordiendo mi labio inferior mientras continuaba
golpeando dentro de ella.
Este... este era el mejor sexo que haya tenido en mi vida. Se sentía
diferente de cualquier otra experiencia: más húmedo, más apretado, más
intenso.
Mientras la embestía mientras se venía, se retorcía debajo de mí y
temblaba. Los sonidos de nuestro placer mutuo resonaron por toda la
habitación.
Al derrumbarme sobre ella, pensé en lo rápido que podía hacer la cena
para poder volver a la segunda ronda. Mis reglas se fueron oficialmente por
la ventana.
Cuando finalmente bajamos de nuestro clímax, pregunté:
—¿Estás bien? Fui un poco duro.
—Ese fue el orgasmo más intenso que he tenido —admitió.
—Es gracioso que digas eso... porque estaba pensando que también
fue el mejor sexo de mi vida.
Salí cuidadosamente de ella. Mientras me deshacía del condón, sentí
que mi corazón se detenía. El plástico no se veía bien; de hecho, toda mi
polla estaba saliendo, desnuda. Mi semen no estaba dentro del condón;
estaba dentro de Amber.
Me quedé helado.
Esto nunca me había pasado antes, y había tenido muchas
oportunidades. Nunca —ni una vez— se me había roto el condón.
Amber notó que no me había movido de mi lugar junto a la papelera.
—¿Está todo bien? 167
Mirando fijamente la papelera, respondí:
—No.
—Channing...
Solo dilo.
—El condón se rompió.
—¿Qué?
—No hay goma alrededor de mi polla. Se rompió. Lo siento.
Saltó de la cama tan rápido como un rayo y corrió al baño antes de
cerrar la puerta.
Hablé a través de la barrera:
—Asumo que no estás tomando la píldora.
—No... me salí de esto hace un tiempo porque tuve una muy mala
reacción.
—Mierda. Bueno.
Piensa.
Piensa.
Piensa.
Reza.
Piensa.
No es de extrañar que se hubiera sentido tan bien; la estaba follando
en carne viva y ni siquiera lo sabía. Sin saber qué hacer, me quedé junto a
la puerta del baño hasta que la abrió.
Envolví mis manos alrededor de su rostro y pregunté:
—¿Estás bien?
—Eso espero.
—Realmente siento que haya sucedido. Esta es la primera vez que me
pasa.
Amber solo siguió asintiendo.
—Estaremos bien. Las posibilidades son... —Levantó la vista, parecía
estar luchando con qué decir. Simplemente no había manera de saber si
estábamos en problemas.
Estaba haciendo los cálculos en mi cabeza. Habían pasado un par de
168
semanas desde que Amber tuvo su período.
—¿Sabes cuándo eres... fértil?
Agarró su teléfono y parecía estar calculando algo.
—Dice que hay una ventana, y hoy es justo en el medio del período de
ovulación.
Mierda.
Tienes que estar bromeando.
Suspiró.
—Dice que tengo que esperar de siete a diez días después de la
ovulación para realizar una prueba precisa.
Sin saber qué más decir, la atraje hacia mí.
—Todo irá bien.
Estaría rezando a Dios por estar en lo cierto.
18
Amber
Annabelle estaba escuchando mis temores de embarazo mientras
caminaba y hablaba de camino a casa desde el trabajo. Tan preocupada que
casi me estrello contra tres diferentes personas.
—¿Estás segura de que no puedes simplemente tomar la prueba
ahora? —preguntó Annabelle.
—Estoy segura. Es muy pronto, y no quiero tener que pasar por eso
dos veces.
169
—Bueno. Probablemente estés bien. Fue solo una vez. Trata de no
preocuparte a menos que tengas que hacerlo.
—Es más fácil decirlo que hacerlo, pero está bien.
Al acercarme a mi edificio, me detuve en seco al ver a una mujer
sentada en los escalones, parecía que estaba esperando a alguien.
—Annabelle, te devolveré la llamada, —dije antes de colgar el teléfono.
Esta no era solo una mujer. Era Christine Lord, la madre de
Channing.
¿Qué estaba haciendo ella en Boston, y estaba bien para estar aquí?
Mi corazón latía como loco ya que solo la observé por un tiempo.
Estaba mirando alrededor y todavía no me había notado.
¿Dónde estaba su novio?
Forzando mis pies hacia adelante, finalmente obtuve su atención.
—¿Christine?
Ella se levantó de repente. —¿Amber?
Aun completamente confundida, la abracé.
—¿Estás esperando a Channing? No mencionó que vendrías.
—Va a estar tan enojado de que esté aquí.
Mis ojos se agrandaron.
—¿Él no sabe que estás aquí?
—No. No me iba a dejar venir si le preguntaba primero.
—¿Qué te hizo venir a Boston?
Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Fred me dejó. Dijo que ya no podía manejar las cosas como están.
No sabía a dónde más recurrir. Entonces, reservé un vuelo. No quería estar
sola. En el aeropuerto, le di al taxista tu dirección, que Channing había
anotado antes de irse y aquí estoy.
Tragándome mi preocupación, traté de mantenerme alegre por su bien
mientras movía mi mano hacia la puerta.
—Bueno, entremos. Hace frío. Ven. Por favor.
Mis nervios estaban alterados. Channing no iba a estar feliz por esto.
170
Hice un té caliente a Christine, y nos sentamos un rato, poniéndonos
al día. Ella me pidió que no llamara a Channing al trabajo. No quería que
sintiera que tenía que volver a casa. Estaba feliz y aliviada de ver que, dado
lo que estaba observando, no parecía que estuviera perdiendo la cabeza. Eso
me dio la esperanza de que tal vez las cosas no fueran tan malas como
imaginaba.
La puse al día con mi trabajo de asistente de enseñanza, trabajando
con Milo, y ella me preguntó cómo estaban mis padres. Las cosas parecían
bastante normales. En realidad, era realmente bueno verla; ella me
recordaba a mi infancia.
Más tarde, Christine me siguió a la cocina, me miró a los ojos y me
preguntó:
—¿Qué es lo que haces?
—¿Ah?
—¿En qué trabajas?
Me quedé helada. Hace una hora, habíamos pasado varios minutos
hablando de mi trabajo. Fue entonces cuando vi de primera mano a qué se
refería Channing.
Mi corazón se rompió cuando comencé a explicarle lo que hacía para
ganarme la vida como si fuera la primera vez. Ella escuchó con entusiasmo
mientras le contaba la misma historia una vez más.
Mientras permanecíamos en la cocina, escuché que se abría la puerta
principal y me preparé para la reacción de Channing al ver a su madre
parada allí. Podía oírlo hablar con Kitty.
Cuando entró, sus ojos prácticamente se salieron de su cabeza.
—¿Mamá? ¿Qué estás haciendo aquí?
—¿Sorpresa? —Ella sonrió torpemente.
—Sí, lo es, y no es buena. No deberías estar aquí. ¿Dónde está Fred?
—Fred rompió conmigo.
Las orejas de Channing se estaban poniendo rojas.
—¿Qué? —Una vena apareció en su cuello.
—Me dejó. Dijo que ya no podía manejar las cosas en casa. Envió a tu
tía Laura a quedarse conmigo por unos días. Se fue a comprar comida, y me
escabullí, me dirigí al aeropuerto. —Se encogió de hombros—. Y aquí estoy.
Él parecía furioso. 171
—¿Cómo pudo Fred no haberme dicho que te dejó? Hubiera ido a casa
de inmediato.
—Dijo que iba a llamarte.
—Bueno, de seguro no lo hizo —dijo Channing saliendo a toda prisa.
Empecé a seguirlo. —¿A dónde vas?
—Llamaré a Fred para matar al idiota. —Me miró—. Solo quédate con
mi madre, ¿por favor? Asegúrate de que ella no entre mientras estoy
hablando con él.
—Por supuesto.
Diez minutos después, regresó a la cocina. Sus orejas aún estaban
rojas, y no parecía feliz.
—¿Qué dijo? —pregunté.
—Aparentemente, me envió un correo largo e incoherente que nunca
me llegó porque escribió mal mi maldita dirección de correo electrónico. Él
simplemente me lo reenvió. Ni siquiera me importa lo que tenga que decir.
El resultado final es el mismo.
Channing caminó hacia Christine y la abrazó, lo que hizo que mi
corazón se calentara y me hizo sentir increíblemente triste al mismo tiempo.
—¿Estás bien, mamá? Lamento no haberlo preguntado antes.
—Realmente no. Pero estoy mejor ahora que estoy aquí.
Él la miró de arriba abajo.
—Parece que podría venirte bien un baño.
—Podría —rio.
—Déjame llevarte a uno.
Channing hizo que Christine se instalara en el baño. Le di uno de mis
baños de burbujas Lush para ella. Una vez que estuvo sumergida en la
bañera con una revista, regresó a la sala de estar.
Pasándose la mano por el cabello, me miró y dijo:
—Esto es malo, Amber. Esto es realmente malo.
—¿No lo viste venir tan rápido? ¿Él dejándola?
—Lo vi venir. Solo tenía la esperanza de que se quedara un poco más.
Y mi tía no podrá quedarse allí más allá de mañana. Acabo de hablar por
teléfono con ella. Acaba de decirme que tiene que someterse a cirugía en dos
172
días. Vive a dos horas de distancia. Tengo que encontrar algo.
—¿Puede quedarse sola durante el día?
—Lo ha estado. Cuando Fred trabajaba, así que sí. Pero él siempre
estaba en casa a las cuatro y, a veces, trabajaba desde casa. El vecino
también la vigilaba de vez en cuando. —Agarró mi mano y nuestros dedos
se entrelazaron. Su voz era temblorosa—. Realmente no quiero irme, pero
me temo que tendré que hacerlo.
El pánico se instaló. No estaba lista para que se fuera. Y en mi mente,
realmente no había una razón por la que tuviera que hacerlo. Las ruedas en
mi cabeza estaban girando.
Ni siquiera tuve que pensar dos veces cuando pregunté:
—¿Por qué no puede quedarse aquí con nosotros? Tu contrato no es
por mucho más tiempo.
—No puedo cargarte así, Amber.
—La única carga sería para ti. Ella se quedará en tu habitación. No
habría ninguna carga sobre mí.
Sacudió la cabeza. —Sería demasiado.
—¿Para quién? No para mí. —Apreté su mano—. Además, realmente
no quiero que te vayas.
Su voz era ronca. —Tampoco me quiero ir.
—Está arreglado entonces. Se queda. Llego a casa lo suficientemente
temprano como para vigilarla a última hora de la tarde. Puedo cambiar mis
horas con Milo para que comiencen más tarde por un tiempo. Así no habrá
ningún espacio entre el momento en que cada uno de nosotros llegue a casa.
La esperanza llenó sus ojos.
—¿Estás segura acerca de esto?
—Es solo cuestión de semanas. Claro que lo estoy.
Channing me dio el beso más duro. Sentí que mis labios se iban a
caer.
—Eres increíble. No puedo agradecerte lo suficiente por esto.
—Estará bien. Descubrirás una situación que también funciona a
largo plazo. De alguna manera, todo saldrá bien.
Nos quedamos sentados en silencio por un momento mientras
recostaba mi cabeza sobre su pecho, sintiendo como si hubiera evitado una
pequeña batalla, solo para tener que enfrentar otra cuando su contrato
173
inevitablemente terminara. Esto era definitivamente agridulce.
Acarició suavemente mi cabello.
—¿Cómo te sientes?
—Estoy bien.
Parecía vacilante en preguntar:
—¿Todavía estás preocupada por... ya sabes...
Las últimas horas fueron en realidad la primera vez que no había
meditado sobre mis temores sobre el embarazo.
—Estoy tratando de no pensar en eso hasta que pueda tomar la
prueba.
—Buen pensamiento. Lamento mucho que haya sucedido.
—Está bien. No es tu culpa. Estaré bien. Lo sé.
—Sí. —Sonrió, aunque parecía nervioso.
Christine salió del baño vestida con mi bata. Fue la primera vez que
me di cuenta de que no tenía una bolsa con ella. No había traído ninguna
ropa.
—Mamá, ¿qué piensas de quedarte aquí unas semanas hasta que mi
contrato termine? Realmente no puedo dejar mi trabajo todavía. Me gustaría
quedarme y terminar mis responsabilidades. Puedes quedarte en mi
habitación.
—¿Dónde dormirás?
—El sofá. Está bien.
Ella se giró hacia mí. —¿Estás segura, Amber?
—Amaría tenerte aquí. Honestamente, me siento sola sin gente
alrededor.
—Yo también. Es por eso que tuve que venir aquí —dijo.
—Lo entiendo totalmente, Christine.
Después de que Channing preparara la cena para los tres, su madre
dijo:
—Sabes, al padre de Channing le encantaba cocinar comidas
extrañas. Solía hacerlo para entretener a los niños cuando eran más
174
jóvenes. “Adivina qué está haciendo papá”. Era una especie de juego. Por
supuesto, no hubo mucho tiempo con él antes de que nos dejara. Pero creo
que de ahí es de donde lo sacó Channing.
Él no respondió, pero pude ver por la expresión de su rostro que
estaba sorprendido y molesto por el descubrimiento de esa correlación. Eso
definitivamente rompió mi corazón. Si se dio cuenta o no, de alguna manera
extraña, tal vez estaba tratando de conectarse con su padre o el recuerdo de
él a través de la comida. Cuanto más tiempo pasaba con Channing, me daba
cuenta de que era más complejo.
Christine de repente se levantó de la mesa.
—Channing, ¿puedes mostrarme mi habitación?
—Sí, mamá. Por supuesto.
Limpié la cocina mientras Channing ubicaba a su madre en su
habitación.
La sensación de sus brazos alrededor de mi cintura desde atrás me
impulsó a dejar de secar un plato. Besó mi cuello. Cuando me volteé para
mirarlo, la preocupación en sus ojos era palpable.
—Ella sigue haciéndome preguntas sobre lo que pasó con Fred, como
si no estuviera segura. Está confundida. Y estoy muerto de miedo.
No estaba segura de admitir mi propia experiencia con ella, pero
finalmente decidí decírselo.
—Antes, ella me preguntó qué hacía para ganarme la vida, después
de haber estado hablando de eso durante un tiempo antes de eso. Entonces,
realmente pude ver de primera mano de lo que estabas hablando.
—Sí. Eso es exactamente el tipo de cosa que sucede. Todo el tiempo.
—Cerró los ojos momentáneamente y hundió las manos en su cabello—. Lo
peor es cuando se da cuenta de lo confundida que está, solo me mira y me
dice que está asustada. Honestamente, no hay nada peor que eso. Nada,
Amber. Casi me gustaría que no se diera cuenta.
—Desearía poder hacer algo para ayudar.
—Ya lo estás haciendo... solo por estar aquí para mí.
Queriendo dormir con él esta noche, dije:
—Me siento un poco rara haciéndote dormir en el sofá.
—Está bien.
—¿Quieres dormir conmigo en mi cama?
175
Una sonrisa se extendió lentamente por su rostro. Arqueó su ceja.
—¿Siquiera tienes que preguntar?
—Bueno, no estaba segura de sí todavía estábamos siguiendo las
reglas.
—Mi madre vive con nosotros, y hay una pequeña posibilidad de que
puedas estar embarazada de mi hijo. Diría que las reglas se fueron por la
ventana hace mucho tiempo.
Tal vez eso debería haberme hecho querer llorar, pero no pude evitar
reírme.
Me siguió de cerca mientras nos dirigíamos a mi habitación.
Más tarde esa noche, en la cama, habló contra mi espalda.
—¿Puedo contarte un secreto?
—¿Sí?
Channing me acercó más.
—La idea de que puedas estar embarazada de mi bebé me excita.
—¿De verdad?
—No me malinterpretes... sé que sería una pesadilla para nosotros en
este momento, pero... la idea de que podría haberte embarazado
definitivamente me vuelve un poco loco... en el buen sentido.
—Sin embargo, ¿Qué haríamos, honestamente... sí lo estuviera?
—Lo resolveremos.
—¿No estarías molesto?
—Malestar no es la palabra correcta. Asustado, sí. ¿Pero molesto? No.
Tal vez porque eres tú. —Hizo una pausa y me apretó por detrás—. Me haces
feliz, Amber.
Sus palabras me dejaron sin palabras. La idea de que realmente
aceptara la posibilidad de que yo estuviera embarazada de su hijo no era
algo que hubiera considerado.
Dándome la vuelta y apoyando mi frente en la suya, dije:
—Tú también me haces feliz.
Realmente lo era, por primera vez en mucho tiempo.
176
19
Rory
Boris llenaba su alacena tan lentamente mientras yo me sentaba con
mis pies arriba de una silla. Su mano temblaba mientras colocaba una lata
sopa de Crema de Champiñones Campbell’s dentro del gabinete de madera
granulosa de su cocina pasada de moda. Con un fregadero de porcelana,
encimeras de formica y suelos de linóleo, la cocina de Boris tenía una vibra
de los 1950´s. Sentía como si estuviera en un viaje en el tiempo.
Compraba comida para mi anciano vecino una vez a la semana 177
después del trabajo. Me pagaba sirviéndome la mejor copa de Coñac. Y me
embriagaría. La mejor parte de la semana si me lo preguntabas.
—Una de estas noches, Rory, te vas a embriagar como un canalla y
finalmente me dirás lo que sucedió.
Dejé salir una sola risa. —No sé de qué hablas, Boris.
—¿Ella murió?
—¿Quién? —Fingí no saber a quién se refería.
—La chica bonita en la fotografía de tu teléfono. La que tiene la sonrisa
que ilumina todo su rostro. La que nunca he visto alrededor porque o murió
o se fue hace un largo tiempo.
Nunca he tenido el corazón para cambiar el fondo de pantalla de
Amber en mi teléfono. Era mi fotografía favorita de ella. Estaba sentada en
una pila de hojas secas y riendo. Mirarla literalmente hacía que mi corazón
doliera, pero al mismo tiempo simplemente no podía deshacerme de ella.
Aunque nunca le había mostrado la fotografía a Boris
específicamente, aparentemente la había notado.
He dado vueltas a la idea de abrirme con el anciano durante un largo
tiempo. Pero hoy era diferente. Hoy era mi aniversario con Amber. Bueno,
habría sido nuestro aniversario, el primero desde la ruptura. Siempre
solíamos hacer algo grande en nuestros aniversarios. Este se suponía que
fuera épico, porque había planeado esta noche proponerle matrimonio.
Simplemente no sentía que pudiera contenerme mucho más tiempo.
Necesitaba contarle a alguien lo que había sucedido. Boris era seguro. ¿A
quién demonios iba a contarle mi historia? ¿Al cartero? Boris nunca salía
de la maldita casa.
A la mierda.
—Su nombre es Amber. —Difícilmente podía creer que esas palabras
hubieran salido de mi boca. Simplemente decir su nombre era doloroso.
—¡Amber! Amber. Me gusta. —Levantó su copa—. Como el color de
este jugo mágico de aquí.
—Malditamente acertado. Amber... justo como el Coñac.
Se sentó. —Cuéntame sobre ella.
Dónde comenzar.
Dónde comenzar. 178
—Bueno, estoy bastante seguro que la he amado durante el mismo
tiempo que la he conocido. Pero estuvimos juntos por más de nueve años.
—Nueve años. Vaya.
—Sí. Y me amaba con cada parte de su alma.
—¿Por qué se fue?
—No lo hizo.
—¿Murió?
—No. Rompí con ella... rompí su corazón... lo hice pedazos.
—¿Tú... rompiste con ella? ¿Por qué harías eso?
—Porque la amo más que a cualquier otra cosa en el mundo.
—Puede que necesite más alcohol, porque esto no está teniendo
sentido para mí, hijo.
—Confía en mí, definitivamente necesitamos más alcohol si voy a
contarte el resto de esto.
Boris me sirvió más Coñac.
—Está bien, así que dime por qué un chico que está totalmente
enamorado de una chica rompe su corazón. ¿Cómo sucede eso?
Bebiéndome toda la copa del licor, la bajé fuertemente sobre la mesa.
Cerrando mis ojos fuertemente, le solté todo.
—Iba conduciendo de regreso del trabajo hacia la casa una noche y
una camioneta se estrelló conmigo de frente. Soy realmente afortunado de
seguir con vida.
—¿Sufriste de amnesia o algo?
—No. Pero para ser honesto, eso hubiera sido más fácil. —Mi corazón
se tensó—. Mucho más fácil.
—¿Qué sucedió?
—En las semanas después del accidente, descubrí que... —No me
había dado cuenta cuán difícil iba a ser decir esta parte. Solo mi hermano
sabía y había sido solo porque me había amenazado con patear mi trasero
por lastimar a Amber. Se había convertido en una hermana para él. Tuve
que decírselo para que pudiera entender mi decisión. No había sido capaz
de hablar conmigo durante un rato antes de descubrir la verdad.
Boris me animó a continuar. 179
—¿Qué pasa, hijo?
—Mis lesiones fueron tales que... —Vacilé—. Básicamente, no puedo
tener hijos.
Se quedó mirando hacia la nada para procesar lo que acababa de
decirle. Entonces, dijo:
—¿A qué te refieres... como que ya no tienes bolas?
Solté una carcajada.
—No, tengo todo. Y todo funciona bien en cualquier otra forma. Pero
hubo daño y eso significa que ya no produzco esperma.
—¿Sabes eso con certeza?
—Tuve pruebas de semen.
—¿Nunca le dijiste?
—No. Amber quiere tener hijos algún día, más que cualquier otra cosa.
Pero a pesar de eso, sabía que nunca me dejaría si lo supiera. Así que tuve
que tomar una decisión verdaderamente difícil. Pensé que sería lo mejor
para ella si rompíamos. Es lo más difícil que haya tenido que hacer.
Boris sacudió su cabeza con incredulidad.
—Tomaste una decisión por ella, que asumiste que era la correcta.
—Es correcto. No quería que estuviera resentida conmigo más tarde
en la vida si no podía tener hijos propios.
—Así que, ¿fingiste que... ya no la amabas?
Esta es la parte que siempre me ponía más emocional. Casi podía
soportar el hecho de estar sin Amber, mientras supiera que la amaba. Pero,
por supuesto, la hice pensar que me había desenamorado de ella, porque
esa era la única forma en que iba a dejarme partir.
—Pensé que el tiempo de alguna manera lo haría, ni siquiera más fácil,
sino tolerable. Pero no lo ha hecho. Tomó un rato para que dejara de
llamarme. ¿Sabes cuán difícil es alejar a alguien a quien amas más que a la
vida? He creado esta fachada para hacerla pensar que he seguido con mi
vida. Y creo que finalmente está funcionando. Dejó de intentar hacerme
cambiar de idea.
—¿Y ahora te arrepientes de ello?
—La amo más que nunca. —Esta vez no esperé a que Boris me sirviera
más licor. Tomando la botella me serví solo y dije—: Hoy hubiera sido
nuestro aniversario y también era el día que había planeado pedirle que se
180
casara conmigo. No puedo evitar pensar en ella. Sospecho que podría haber
conocido a alguien para este momento. Pero simplemente no lo sé porque
no soporto intentar averiguarlo. También me eliminó de sus amigos de
Facebook, que fue lo mejor.
—¿Qué es Facebook?
Deteniéndome a medio trago, dije:
—Estás bromeando, ¿cierto?
—No.
No pude evitar reírme.
—Si, definitivamente no tengo que preocuparme sobre que cuentes
mis secretos.
—Déjame preguntarte algo. Si hoy descubrieras que a Amber solo le
quedan algunos días de vida, ¿irías por ella?
—Por supuesto que lo haría.
—Días es todo lo que tenemos, Rory. Eso es de lo que se trata la vida...
un montón de días entretejidos entre ellos. Es todo lo que tenemos
garantizado hasta el día de hoy. Nadie debería tomar decisiones basadas en
un futuro supuesto, sino en cómo nos sentimos en ese momento exacto. Eso
es lo primero. Lo segundo es, ¿cómo demonios puedes estar tan seguro que
ella preferiría a un bebé por encima de ti? ¿Alguna vez le diste la opción?
Fuiste el amor de su vida durante nueve años. No le diste voz en el asunto.
—Se inclinó hacia adelante—. Déjame contarte algo que puede que no sepas.
—Está bien...
—Mi Ellie era estéril. Stephanie es adoptada. Estábamos en nuestros
cuarentas cuando la tuvimos después de años de intentarlo.
—¿En serio? No tenía idea. Incluso se parece a ustedes.
Boris había estado casado durante cincuenta y siete años cuando su
esposa Ellie murió. Dado que tenían una hija, nunca imaginé que Ellie no
pudiera tener hijos.
Continuó:
—Supe de la condición de Ellie antes de casarme con ella. Por
supuesto, quería tener nuestros hijos, pero si era una cuestión de perderla
a ella o tener un hijo biológico, no había competencia. Si me hubiera hecho
lo que le hiciste a Amber, en mi mente, eso hubiera sido una tragedia. No
tengo arrepentimientos. Tengo una hermosa hija. 181
Tal vez fue el alcohol, pero repentinamente quedé dudando de todo.
¿Había cometido un colosal error?
Esa noche, di vueltas en la cama, obsesionado con el consejo de Boris.
Mi vida se sentía como si no hubiera progresado en los meses desde que
Amber y yo nos habíamos separado. No era tan fuerte como pensaba que
sería.
Abriendo el cajón superior de mi mesita de noche. Saqué el anillo de
diamantes de un quilate y medio de Tiffany que había comprado un mes
antes del accidente. Había planeado proponerle matrimonio a Amber esta
noche en el restaurante en la cima del edificio Prudential. Iba a ser perfecto.
Nuestras vidas iban a ser perfectas. Luego el accidente sucedió y ese perfecto
sueño fue despedazado.
Cuando amas a alguien, lo sientes en tu alma, incluso cuando no
están físicamente contigo. Tal vez también era posible sentir el momento en
que los estabas perdiendo. Si eso era cierto, me estaba sucediendo en este
momento. Sentía algo extraño dentro de mí esta noche, una sensación de
pérdida que realmente no había sentido hasta este momento. Quiero decir,
por supuesto que rompí con ella, pero no había sentido como que la
hubiera perdido hasta ahora. Era una sensación de inminente terminación
que necesitaba interrumpir ahora o nunca.
Era demasiado tarde para llamarle. Amber normalmente no se
quedaba despierta después de las once. Era más de la media noche. Aun
así, sentía que esto no podía esperar hasta mañana. Tenía que sacar lo que
pensaba en este momento. Así que decidí enviarle un mensaje.
Lo que se sentía como un millón de palabras estaban en la punta de
mi lengua, pero mi dedo no parecía ser capaz de moverse. Solo flotaba sobre
el teclado.
Finalmente, lo que necesitaba decir no podía ser comunicado por
completo en un mensaje.
Escribí un simple mensaje.
Rory: Realmente necesito verte.
182
20
Channing
Las risas de Amber y de mi madre se podían escuchar desde el final
del pasillo. Estaba poniéndome al día con algo de trabajo en mi habitación,
pero me detenía de vez en cuando para escuchar sus sonidos.
En general, mamá no lo estaba haciendo bien. El otro día incluso
llamó a Amber “Lainey”. Pero, aunque la demencia estaba mostrando su feo
rostro, mi madre parecía feliz aquí. Amber la peinaría y hornearían juntas.
De hecho, debo de haber engordado al menos medio kilo esta semana solo 183
por todas las galletas y brownies. Cada noche era algo distinto.
En una corta cantidad de tiempo estaba empezando a sentirse como
una familia. No había sentido eso en años.
Cerrando mi laptop decido parar por esta tarde y unirme a ellas en la
cocina.
Una bandeja de un tipo de delicioso postre recubierto de coco, se
estaba enfriando sobre la estufa.
Frotando mi estómago dije:
—Ustedes y sus dulces van a ser mi final.
—Tu madre me estaba recordando la etapa por la que pasaste en la
que te negabas a vestir nada más que la ropa de Ed Hardy. —Amber rio a
carcajadas.
Esa fue una bomba del pasado.
—Era sexy —bromeé mirando hacia mi madre—. No puedo creer que
sacaras ese tema.
Para alguien que estaba perdiendo la memoria, ¿tenía que ir y
recordar esa mierda? Pero esa era la cuestión… estar aquí con Amber
parecía sacar a relucir viejos recuerdos del banco de la mente de mi madre
cuando no siempre podía recordar lo que había pasado media hora antes.
Amber se escabulló al cuarto de baño.
Cuando volvió a salir, noté que estaba pasando algo.
Me susurró en el oído:
—Acabo de orinar en el palo. Tengo que esperar cinco minutos.
Me congelé. —No sabía que iba a ser esta noche.
—Sí, bueno, es el momento. Debe de ser precisamente ahora. Al
menos lo sabremos… ¿sabes?
Sabía que el momento llegaría pronto, pero no lo esperaba esta noche.
Opté por no presionarla y no le había estado preguntando cuándo iba a
hacer la prueba. Así que, por lo visto de repente era el día.
Mi corazón comenzó a palpitar frenéticamente. Se sintieron como los
cinco minutos más largos de mi vida. El sonido de mi madre y de Amber
hablando se amortiguó mientras pensaba en el efecto de cambio de vida que
tendría un resultado positivo. Imágenes de una pequeña niña castaña con 184
coletas atravesaron mi mente. Cuanto más empeoraba la situación de mi
madre, más me percataba de la importancia de la familia. ¿Estaba
preparado para un niño en estos momentos? No. Pero por primera vez en mi
vida me sentía totalmente seguro de que quería mi propia familia. Y cada
día se hacía más claro que era con Amber con la que quería un futuro.
El temporizador de la cocina que Amber había puesto repicó.
Nuestros ojos se encontraron. Le di una larga mirada, sabiendo que
las cosas podrían nunca ser iguales de nuevo.
Amber se giró hacia mi madre.
—Christine, ¿te importaría cortar las maravillosas barras? Creo que
ya están lo bastante frías.
—De acuerdo.
Amber se aventuró por el pasillo y yo la seguí un par de segundos más
tarde.
Estaba apoyada contra el lavabo, esperándome.
—Bueno, allá vamos.
Justo cuando alcanzó el palo, coloqué mi mano sobre su brazo para
detenerla.
—Espera.
—¿No quieres que lo revise?
—Primero tengo que decirte algo.
—¿No puede esperar?
—No.
—De acuerdo.
—Si resulta ser positivo, solo quiero que sepas que creo que será un
regalo de Dios. Quizás no es el momento adecuado para nosotros, pero aun
así será un regalo. Y sin importar lo que pase, vamos a estar bien ¿de
acuerdo?
Soltó una exhalación nerviosa. —De acuerdo.
—Revísalo.
Amber bajó la mirada hacia el palo y después inmediatamente hacia
mí.
—Es negativo.
185
Mis verdaderos sentimientos quedaron claros en ese mismo instante.
Por qué en vez de soltar un suspiro de alivio y regocijarme por el hecho de
que Amber no estaba embarazada, sentí un vacío en el agujero de mi
estómago. Fue la primera vez que me di cuenta de que secretamente podría
haber estado esperando que estuviera embarazada. Fue bastante revelador.
Mi polla inmediatamente se movió con la primitiva necesidad de
enmendar esta situación cuando envolví mis brazos a su alrededor y besé
su cabeza.
—¿Estás bien? —pregunté.
Asintió contra mi pecho. —Lo estoy. Es una buena noticia.
—Sí, supongo que lo es. No era el momento adecuado.
Se alejó y colocó sus manos en mis mejillas.
—Sin embargo, habríamos tenido un hermoso bebé contigo como su
papá.
—Solo si ella se parecía a ti.
Amber se iluminó. —¿Ella?
—Sí. —Sonreí—. Puede que haya imaginado a una pequeña niña que
se parecía a ti una o dos veces durante el último par de semanas.
—Eso es dulce. —Sus ojos se abrieron de par en par—. ¿Sabes por lo
que estoy entusiasmada?
—¿Por qué?
—Por conseguir una copa de vino esta noche. No he estado bebiendo
solo por si acaso.
Coloqué un beso firme en sus labios y después la animé con la cabeza.
—Vamos. Abriré una botella nueva para nosotros.
Regresamos a la cocina y nos encontramos un desconcertante
descubrimiento. Mi madre estaba sentada en la mesa con la bandeja
completa de las maravillosas barras frente a ella. No las había cortado, sino
que más bien se había comido tres cuartas partes de la tanda. Bajo
cualquier otra circunstancia esto incluso podría haber sido divertido. Pero
dada su situación, no lo era. Era triste. Este era el tipo de comportamiento
al que me estaba acostumbrando.
Me sentía avergonzado. —Lo siento mucho.
Amber frotó mi hombro. —Está bien. 186
—En estos momentos de verdad necesito ese maldito vino —dije, fui
hacia la botella de tinto sobre la encimera.
Tras la cena mi madre se fue pronto a la cama, seguramente agotada
por todo el azúcar que había consumido.
Amber y yo nos quedamos despiertos hasta tarde viendo películas.
Estaba increíblemente caliente, pero había sido un día largo y emocional y
sospechaba que ella podría no estar de humor.
Su teléfono, el cual estaba en la habitación, sonó. Era inusual que
recibiera un mensaje tan tarde en la noche.
Se levantó para revisar y pareció tomarle mucho tiempo antes de que
finalmente regresara a su lugar junto a mí en el sofá.
—¿Está todo bien?
Un rubor se deslizó por su rostro.
—Sí. Sí todo está bien.
No se veía bien, pero lo ignoré atribuyéndolo al extenuante día.
21
Amber
Me quedé con el mensaje de Rory durante dos días antes de
responderlo finalmente. Quería encontrarme en algún lado para hablar, pero
no sentía que pudiera manejarlo.
Después de todo... ¿Qué podría tener que decir?
Respondí que pensaría en un día y un lugar, pero eso fue solo para
retrasar lo que resultaba inevitable. Esa lección se aprendió de la manera
más difícil ya que el timbre sonó una tarde después del trabajo.
187
Channing aún no estaba en casa y Christine estaba en su habitación
viendo la televisión cuando fui a la puerta.
Cuando abrí, Rory estaba allí y había traído a nuestro Golden
Retriever, Bruiser. Antes de reconocerlo, me incliné para dejar que Bruiser
mi lamiera mi cara. Las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos por la culpa
que había sentido por haber abandonado a mi perro. Ver a Bruiser no había
sido una opción sin tener que ver a Rory también. Así que habían pasado
varios meses desde que olí su pelaje y experimenté su amor incondicional.
—Bruisey... te extrañé mucho. Tanto.
De repente, Bruiser comenzó a ladrar como loco cuando vio a Kitty,
que se había plantado encima de un estante. La pobrecita probablemente
estaba asustada al ver lo que pudo haber sido el primer perro que alguna
vez haya visto.
Finalmente miré a Rory. Me dolía el corazón al solo ver su rostro.
Había pasado mucho tiempo desde que lo había visto, pero las heridas de
su abandono aún se sentían frescas.
Rory se veía bien, como si hubiera estado trabajando todos los días.
Luciendo una sombra de cinco en punto, parecía más rudo que nunca.
—¿Por qué estás aquí?
—Bueno, no respondiste exactamente a mi pedido de verte, así que...
—Fue intencional.
—Lo sé. No te culpo.
—¿Qué es lo que necesitabas decirme?
—Tengo mucho que decir. Simplemente no sé por dónde empezar. —
Pasando junto a mí sin permiso, secó su frente—. ¿Te importa si tomo un
vaso de agua?
Sin esperar a que le respondiera, Rory se dirigió a la cocina y al filtro
de agua en el mostrador y luego se sirvió un vaso alto. Cuando se lo tragó
en cuestión de segundos, definitivamente pude ver que estaba nervioso.
Mirando su mano, noté un pequeño tatuaje de un pequeño frijol.
"Bean" siempre había sido su apodo para mí. Comenzó a usarlo un día
cuando estábamos en la universidad y nunca se detuvo. Nunca tuvo ese
tatuaje cuando estábamos juntos; debe ser nuevo.
—¿Conseguiste un tatuaje de un frijol?
188
Sus ojos se clavaron en los míos. —Sí.
—¿Por qué?
—Porque quería pensar en ti cada vez que mirara mi mano.
—Eso no tiene ningún sentido.
—Lo sé. Pero lo tendrá. Es por eso que estoy aquí. Para explicar mejor.
¿Qué está pasando?
Bruiser no se había separado de mi lado. Me senté para orientarme, y
él inmediatamente me siguió. Rascándolo entre las orejas, le di mi atención
a Rory, aunque no estaba segura de sí la merecía, pero no sin antes darle
un vistazo.
—¿Cómo está Jennifer Barney?
—Jennifer Barney es una compañera de trabajo y una amiga. No pasa
nada con nosotros.
—¿Has cambiado a otra persona, entonces?
—No he estado con nadie, Amber. No hay una sola persona desde ti.
—No lo creo ni por un segundo. ¿No era ese el motivo para romper
conmigo?
—No. Nunca fue la razón.
—Estoy confundida.
—Lo sé.
El sonido de pasos acercándose me dio pausa.
Luego vino la voz de Channing.
—Cariño, estoy en…
Un silencio sepulcral llenó el aire mientras Rory y Channing se
miraban a los ojos. Bruiser ladró una vez para interrumpir la tensión.
Channing fue el primero en hablar.
—¿Qué diablos estás haciendo aquí?
Rory apretó los dientes.
—¿Yo? ¿De dónde vienes?
—Vivo aquí. —El tono de Channing apestaba de satisfacción.
Los ojos de Rory se lanzaron hacia los míos. 189
—¿Qué?
Sintiendo que necesitaba huir, forcé una respuesta en su lugar.
—Channing está trabajando en Boston hasta fin de mes. Se ha estado
quedando conmigo.
Rory colocó su mano sobre su pecho. Parecía realmente estupefacto y
extremadamente molesto. El color desapareció de su rostro. No tenía
derecho a sentirse de esa manera, pero la reacción física que estaba teniendo
demostraba que su sorpresa era muy real.
—¿Cuánto tiempo has estado aquí? —preguntó Channing.
—Diez minutos.
—¿Por qué viniste, Rory?
—No es asunto tuyo.
—Amber es mi asunto ahora. —Los puños de Channing se tensaron,
y apretó la mandíbula.
—¿Es así? —Rory miró hacia mí—. ¿Algo está pasando entre ustedes?
Honestamente, no sabía cómo responder eso. No solo no era asunto
de Rory, sino que realmente no sabía cómo describir lo que Channing y yo
éramos. No habíamos etiquetado nuestra relación. No me dio garantías
sobre lo que iba a suceder una vez que se fuera. Elegí permanecer en
silencio.
—Usando tus propias palabras, no es asunto tuyo —respondió
Channing.
En ese momento, Christine entró a la cocina. Sus ojos estaban
atontados como si acabara de despertar de una siesta. Entrecerró los ojos.
—¿Rory Calhoun?
—¿Señora Lord? ¿Qué está haciendo aquí?
—Vivo aquí. Al menos, hasta el final del mes. Amber y Channing me
acogieron. Duermo en la habitación de Channing. Channing duerme con
Amber.
Bruiser ladró de nuevo, y se hizo eco en toda la cocina.
El rostro de Rory se puso blanco cuando se agarró el pecho y se aferró
al estómago como si fuera a vomitar.
—Creo que me voy a enfermar. 190
Todos los ojos estaban puestos en él. Nadie parecía saber qué decir.
Esta situación era tan incómoda como podía serlo.
Sus labios temblaron.
—Amber, ¿Podemos ir a algún lado y hablar?
Una parte de mí quería decirle que se fuera directo al infierno. Pero
otra parte de mí, la parte que conocía a este hombre por dentro y por fuera,
podía ver que realmente estaba sufriendo en este momento. Si sus
sentimientos estaban justificados o no, sentí que al menos necesitaba
permitirle decir lo que vino a decir.
—Tomaré mi abrigo.
Channing me siguió mientras dejamos a Rory de pie en la cocina con
Christine y el perro.
—¿Quieres que vaya contigo? —preguntó Channing.
—No. Estaré bien.
—¿A dónde van a ir?
—No lo sé. Está actuando realmente extraño, y sé que puede que no
merezca mi simpatía, pero no está en mi naturaleza esconderme de la
confrontación, incluso si me molesta. Así que voy a escucharlo.
Channing parecía decepcionado, pero respetó mis deseos.
—Envíame un mensaje si me necesitas.
—Lo haré.
—¿Sabías que vendría?
—No. Él me sorprendió.
—¿No tenías idea?
—Bueno... nunca te mencioné esto... pero me envió un mensaje
preguntando si podía verme. Nunca le di una respuesta, así que apareció
esta noche.
Sacudió la cabeza.
—Increíble. —Cuando estaba a punto de salir de la habitación, me
detuvo—. Espera.
—¿Sí?
Sujetó mi muñeca y me tomó en sus brazos, plantando un beso firme
191
y posesivo en mis labios.
—Necesito decirte algo por si acaso no lo sabes.
—Bien.
—Ya sea que te des cuenta o no, él tratará de convencerte de que lo
lleves de regreso esta noche.
—No lo creo. Él solo…
—Lo hará, Amber. No hay duda. Pero no puedo dejar que lo escuches
sin decirte que me estoy enamorando de ti. Todo esto entre nosotros... nunca
fue solo sexo para mí, tanto como podría haber intentado convencerme de
lo contrario. Esa ilusión terminó en el momento en que estuve dentro de ti.
Cada vez que hemos tenido sexo, te estaba haciendo el amor. —Una
expresión de miedo se extendió por su rostro—. No sé qué mierda va a
decirte esta noche, pero no hay forma que pueda dejarte ir con él sin dejar
mis sentimientos claros como el cristal. —Ahuecando mis mejillas, dijo—:
No tienes que decir nada. De hecho, no quiero que lo hagas. No estoy
buscando una respuesta. Solo necesitaba decirlo.
Las palabras correctas escaparon de mí. No esperaba que él
derramara su alma así.
—Está bien —dije simplemente.
Channing me apretó con fuerza y se demoró antes de dejarme ir.
Caminó cerca de mí cuando volví a la cocina.
Mirando a Rory, dije—: Está bien. Vámonos.
Rory no hizo contacto visual con Channing mientras agarraba a
Bruiser por la correa y salía de la cocina hacia la puerta. Channing, por otro
lado, no quitó sus ojos de Rory; estaba observando todos sus movimientos.
Miré hacia Channing una vez, que estaba de pie con las manos en los
bolsillos. La preocupación estaba enyesada en su rostro. Si alguna vez hubo
alguna duda de sus sentimientos hacia mí, se redujo en ese momento.
Me dolía el corazón mientras seguía a Rory fuera de mi edificio y
bajaba por la acera hasta donde estaba estacionado. Estaba helando, y los
copos de nieve ligeros estaban empezando a caer.
Temblando, pregunté—: ¿A dónde vamos?
—No lo sé.
—No puedes simplemente secuestrarme. Tienes que decirme a dónde
192
me llevas.
—Está bien, entonces... te llevaré a mi casa.
—Eso está muy lejos.
Rory me dejó entrar a su auto antes de abrirle la puerta trasera a
Bruiser.
Caminó hacia el lado del conductor y cerró la puerta antes de decir:
—Sé que no crees que merezco este momento contigo. Pero solo dame
este momento. Necesito hablar contigo. Y es un hotel o mi casa. No pediré
nada más de ti.
—Estás actuando extraño. No entiendo nada.
Sus ojos buscaron los míos. —Lo harás.
El viaje a la casa de Rory en el suburbio de Reading, en el norte de
Boston, fue silencioso. Disfrutando de la calidez del asiento caliente debajo
de mí, pasé la última parte del tiempo en su auto tratando de aclarar mi
mente al meditar en todas las luces de Navidad que decoraban las casas que
pasamos. El olor de su ambientador de auto con aroma a cuero era familiar
y extrañamente reconfortante.
Pasamos por el centro de la ciudad que estaba alineado con
guirnaldas iluminadas colocadas en postes de luz.
Después de girar hacia una calle lateral, Rory se detuvo en una
estructura de dos pisos. Lo primero que noté fue una solitaria vela de
Navidad en la ventana del nivel inferior.
—¿Estás en el primer piso?
—No, ese es Boris, mi vecino de ochenta años. Estoy arriba. Tenemos
que colarnos sigilosamente para que no te vea.
—¿Por qué?
—Nunca te dejará en paz. Sabe quién eres.
—¿Cómo?
Sacó su teléfono para mostrarme su protector de pantalla. Era una
foto mía.
¿Por qué todavía tenía eso en su teléfono?
Una vez dentro y arriba, eché un vistazo alrededor. 193
—Este lugar es agradable.
Bruiser se retiró a la esquina de la habitación para jugar con su
juguete.
El lugar de Rory era acogedor. Había colocado un pequeño árbol de
Navidad en la esquina de la sala de estar. Una estufa de pellets estaba
encendida, lo que hacía que el espacio fuera cálido y calentito.
Caminó hacia la ventana y miró hacia afuera, pareciendo orientarse.
Paseé y no pude evitar darme cuenta de una foto enmarcada de nosotros en
su mesa auxiliar. Esta era la segunda foto mía que había visto en dos
minutos.
¿Por qué todavía tenía fotos mías?
Su vieja guitarra Gibson estaba en la esquina.
—¿Has estado tocando la guitarra otra vez?
—Sí. He estado tratando de enseñarme a mí mismo. Es catártico.
—Eso es bueno.
Pasó un largo período de silencio mientras continuaba mirando por la
ventana.
Habló de espaldas hacia mí.
—Cuánto tiempo han estado Channing y tú... —No pudo terminar la
frase.
—No mucho.
—¿Te preocupas por él?
No tenía sentido mentir. —Lo hago. Mucho.
—¿Lo amas?
Sí.
¿Le admito eso?
Cerrando mis ojos, dije la verdad:
—Sí.
Ese fue el punto en el que finalmente se giró para mirarme, sus ojos
ardían de dolor.
Rory se acercó lentamente antes de levantar su mano hacia mi mejilla 194
y acariciarla suavemente.
—Llegue malditamente tarde. ¿Es eso lo que me estás diciendo?
—¿Qué está pasando, Rory? ¿Por qué estás actuando así?
Su voz era ronca. —Te mentí.
—¿Qué?
—La razón que di para romper contigo... era una mentira.
—¿Realmente no querías ver a otras personas?
—No. —Negó con la cabeza lentamente y susurró—: De ninguna
manera.
Totalmente confundida, dije:
—Está bien... ¿Cuál fue el verdadero motivo?
—Tiene que ver con el accidente.
El accidente.
Fue una de las peores noches de mi vida, superada solo por la noche
en que murió Lainey. Nunca olvidaré haber recibido la llamada de que Rory
estaba en el hospital después que su camioneta fue golpeada de frente
mientras conducía a casa del trabajo. Afortunadamente, terminó estando
bien. Pero algo definitivamente cambió en él después de eso.
—¿Qué pasa con el accidente?
—Hay algo que nunca te dije.
Una sensación de terror me golpeó. —¿Qué?
Él solo me miró por un momento antes de escupirlo finalmente.
—Una de las peores lesiones que sufrí fue en mi área de la ingle. El
doctor me hizo someterme a algunas pruebas como resultado del trauma
contundente. Dijo que no tenía que hacerlo si no quería, pero sentía que
tenía que saberlo... por tu bien.
—¿Qué tipo de pruebas?
—Probó mi semen para ver si mi producción de esperma se vio
afectada. Y, básicamente, la muestra salió vacía. —Rory bajó la mirada a
sus pies cuando susurró—: No puedo tener hijos.
No.
Oh Dios mío. 195
No.
Una tristeza indescriptible me invadió.
—¿Por qué no me dijiste? —Mis manos naturalmente cayeron sobre
las de él, sujetándolas con fuerza.
—Supongo... que no quería que supieras, porque sabía lo que dirías y
lo que harías. Sabía que nunca me abandonarías por eso. Y no quería evitar
que tuvieras hijos propios. En ese momento, se sentía como lo correcto. El
amor te hace hacer cosas locas. Me había convencido de que tenía que
dejarte ir. Entonces, vi romper contigo como la única solución.
—¿Qué cambió? ¿Por qué decirme ahora?
—Porque soy más débil de lo que pensaba. Pensé que podría vivir sin
ti. Pero he sido tan miserable.
De repente, todo finalmente estaba empezando a tener sentido.
—Nunca se sintió real. Ahora, sé por qué.
Apretó mis manos más fuerte.
—¿Cómo podría dejarte? Eres perfecta para mí. —Su voz se quebró—
. Eres el amor de mi vida, Amber. Te amo mucho.
No podía creer que esto estuviera sucediendo. Parecía que podía sentir
mi corazón romperse, un corazón que ya no pertenecía solo a Rory.
Rory de repente se alejó. —¿A dónde vas?
—Quiero mostrarte algo.
Regresó con una bolsa de regalo azul de Tiffany. Su mano temblaba
mientras sacaba una pequeña caja y la abría, revelando el anillo con el que
siempre había soñado: el diseño en forma de corazón de Tiffany's.
—Había planeado proponerte matrimonio en el Top of the Hub en
nuestro aniversario. Me había estado aferrando a esto cuando sucedió el
accidente. Nunca soñé que no tendría la oportunidad de dártelo.
Mis ojos estaban nublados por las lágrimas mientras miraba el anillo.
Me negué a tocarlo porque ya no sentía que fuera mi lugar para hacerlo.
—¿Cómo supiste sobre este anillo?
—El archivo que guardaste en nuestra vieja computadora con las
cosas de la boda en él. Noté que habías guardado muchas fotos de este
anillo. Fui a Tiffany's y lo compré. —Sus labios se curvaron en una leve
sonrisa—. De todos modos, sé que puede que ya no importe, pero te lo estoy
mostrando para que sepas lo serio que era acerca de nosotros. Últimamente
he tenido la extraña sensación de que necesitaba atraparte antes de perderte
196
para siempre. Sentí que algo estaba pasando, y ahora sé exactamente qué
era. —Rory negó con la cabeza con incredulidad—. Te diré una cosa... nunca
podría haber imaginado que tú y Channing... —No pudo pronunciar las
palabras—. Quiero vomitar.
Su devastación penetró las profundidades de mi alma. Esto se sentía
como una pesadilla.
Luché para encontrar las palabras.
—Solo puedo imaginar cómo te sientes. Honestamente, ni siquiera sé
qué decir. Por difícil que fuera aceptarlo, creí que habías elegido dejarme
porque no me querías. Tuve que trabajar tan duro para tratar de superarlo.
Ahora, estoy descubriendo que todo era mentira. Y además de eso, estoy
devastada por ti, ¿Que me estás diciendo que nunca puedes tener hijos?
Dios mío, Rory. Tienes razón. Nunca te hubiera dejado por eso. Ni en un
millón de años. Estoy tan asombrada en este momento, y me siento enferma.
No tienes idea.
—Creo que sé cómo te sientes, porque también me siento enfermo.
Mi teléfono sonó. Sabía que era Channing antes de siquiera mirarlo.
Channing: Solo confirmando que estás bien.
7 Collar de perlas: En jerga sexual se refiere a cuando un hombre folla los pechos de la
mujer y termina eyaculando alrededor de los pechos, hombros, cuello y mandíbula de la
chica.
—Pensé que se vería bien alrededor de tu delicado cuello. De todos
modos, tengo una pequeña cosa más para ti. Te lo enviaré por correo
electrónico mañana. No he terminado con eso.
Sintiéndome avergonzada, dije:
—Me has dado varios regalos, y no te compré nada.
—Puedes compensarme en otro momento.
—Necesito hacer algo por ti esta noche. Es Navidad. —Algo se me
ocurrió. La única cosa que podría darle en este momento—. ¿Estás solo?
—Mamá está tomando una siesta, así que sí.
—¿Por qué no te sientas?
—¿Qué tienes en mente?
—No hay mucho que pueda hacer desde aquí —dije mientras
comenzaba a desabotonar la parte superior del pijama de franela. Mis
pezones se pusieron rígidos cuando salieron al aire.
La habitación estaba completamente quieta mientras Channing
permanecía silenciosamente enfocado en mí. No estaba sonriendo ni riendo.
Estaba paralizado, sus ojos se nublaban y se llenaban de necesidad a cada
instante.
218
Su tono era exigente.
—Quítate todo excepto el collar y llévame a tu habitación.
Hice lo que me dijo, llevando mi laptop a mi habitación.
Una vez que estuve en mi cama y completamente desnuda, jugueteé
con las perlas y pregunté:
—Dime lo que quieres.
—Quiero verte hacerte venir.
Él había abierto sus vaqueros. La punta de su dura polla sobresalía
de la parte superior de sus calzoncillos.
Posicioné la laptop de forma que pudiera ver todo mi cuerpo.
Inclinando mi cabeza hacia atrás, comencé a masturbarme. No había nada
más sexy que los sonidos de sus gemidos cuando comenzó a masturbarse
mientras me miraba.
Girando por mis caderas y rizando los dedos de mis pies, seguí dando
vueltas alrededor de mi clítoris hinchado. Nunca antes había hecho algo
como esto y me pregunté por qué me había tomado tanto tiempo. La
necesidad era mucho más intensa cuando nos separamos.
Mi orgasmo rodó a través de mí rápida y furiosamente. Channing
gimió de placer. Echando un vistazo a la pantalla a través de mis piernas,
pude ver su puño bombeando su polla hinchada mientras corrían chorros.
Esa fue una vista increíblemente erótica.
Cuando finalmente se detuvo, su cabeza cayó hacia atrás. Sus
hombros subían y bajaban. Estuvo en silencio por un rato y luego se secó
los ojos con la manga. Cuando sus ojos finalmente se encontraron con los
míos otra vez, estaban rojos.
Santa mierda.
Llevé mi dedo a la pantalla y lo tracé a través de su rostro.
—¿Estás llorando?
Él sollozó y sacudió la cabeza, como enojado consigo mismo.
—Me emocioné un poco. No puedo decir que me haya pasado alguna
vez mientras me masturbaba.
El hecho de que no podía abrazarlo, no podía consolarlo, era pura
tortura. 219
Su voz era ronca.
—Estoy tratando tan jodidamente fuerte.
Nos miramos el uno al otro por un tiempo. Me había dicho que me
amaba varias veces. Pero creo que este fue el primer momento en que
realmente se había hundido. Este hombre realmente me amaba. Lo vi más
claro que nunca. Al ver las lágrimas que estaba tratando de combatir, las
emociones que un simple acto sexual podría encender, lo supe. Channing
tenía miedo de perderme. Había estado actuando tranquilo y controlado e
intentando darme espacio, pero realmente estaba dolido
Cualquier duda que tenía sobre sus sentimientos hacia mí se borró
en ese momento.
***
Más tarde esa noche, estaba sentada solo con mi nuevo pijama de
franela bebiendo el cacao que me había enviado con un gran palo de menta
dentro de la taza cuando llegó un mensaje de texto.
220
24
Amber
Su golpe melódico me hizo saltar de mi asiento.
Cuando abrí, mi corazón se aceleró un poco. Estaba muy bien vestido
con pantalones negros y un suéter verde salvia entallado con una camisa
con cuello debajo. Sus mangas estaban arremangadas, mostrando un reloj
de aspecto caro que nunca había visto en él.
Rory había venido directamente del aeropuerto a mi casa. Su cabello
rubio estaba perfectamente engomado, y se había dejado crecer la barba un
221
poco. Sus ojos azules brillaban. Honestamente, nunca se había visto mejor.
Estaba sosteniendo una planta de poinsettia blanca y me la entregó.
—Esto es para ti.
La tomé y la puse en una mesa. —Gracias.
Era raro no saludarlo con un abrazo o un beso, pero ambos nos
reprimíamos por razones obvias.
Sus ojos eran penetrantes.
—Estás muy bonita —dijo, metiendo lentamente las manos en los
bolsillos.
—Tú también.
Entrecerró los ojos.
—¿Estoy bonito? No era exactamente lo que buscaba.
—Sabes a lo que me refiero. Guapo.
Agitando la cabeza, dije:
»No estoy pensando con claridad.
La conciencia de la colonia de firma de Rory, Kenneth Cole Reaction,
me trajo inmediatamente una pequeña sensación de comodidad,
recordándome momentos en los que la vida era mucho más simple.
—Sí. Estás nerviosa. Es raro verte tan nerviosa a mí alrededor. Trata
de no estarlo. Me está asustando un poco. —Puso su mano en mi brazo—.
Soy yo, Amber. —Su toque definitivamente no pasó desapercibido.
—Me siento como si estuviera otra vez en mi primera cita contigo.
—¿Qué tal si no nos concentramos en toda esa mierda complicada por
un día? Lo último que quiero hacer es pensar en la semana pasada. Solo
quédate conmigo. Disfrutemos de la Navidad. Además, Boris tiene la mejor
bebida. Es como un bar geriátrico. —Mostró una sonrisa torcida que era
contagiosa.
Tal vez vivir en negación era la mejor manera de manejar esta noche.
Rory no iba a reconocer a Channing de todos modos. Aparte de la primera
noche que descubrió que Channing y yo estábamos juntos, ni siquiera había
mencionado su nombre. Sabía que era demasiado doloroso para él.
—Bueno, definitivamente puedo estar detrás de una buena bebida. —
Sonreí.
—Bien. 222
Salimos del condominio. El auto de Rory ya estaba encendido cuando
salimos. Sus asientos con calefacción se sentían tan bien contra mi trasero.
Durante los primeros cinco minutos de nuestro viaje, el silencio fue
total.
De repente, Rory apretó algunos botones y apareció The Chipmunk
Song Sabía que esa canción siempre me hacía reír. The Chipmunk Song:
Don’t Be Late, interpretada por Alvin y las ardillas, era mi canción navideña
favorita.
No sabía si era mi nivel de estrés últimamente, pero lo perdí y empecé
a reír tanto que prácticamente estaba llorando. Esas voces agudas eran la
medicina que necesitaba.
Cuando la canción terminó, limpié mis ojos y me giré hacia él.
—Gracias por eso. —Hipo.
Oh, no. Me había reído tanto que me había dado hipo.
—¡El hipo está aquí! La Navidad acaba de mejorar —bromeó Rory.
—Lo siento —reí.
—¿Por qué? —Me miró mientras intentaba mantener los ojos en la
carretera—. Me encanta tu hipo.
Algo en la forma en que lo dijo apretó mi pecho, como si realmente
estuviera tratando de decirme que me amaba, no a mi hipo.
—Descargué todo el álbum de las Ardillas si quieres escuchar más —
dijo—. Podríamos ponerlo en repetición, emborracharnos y olvidar que el
año pasado sucedió.
—¿No sería increíble?
Ese fue un pensamiento interesante. Si pudiera borrar el año pasado,
¿lo haría? Una parte de mí deseaba poder volver a la simplicidad de las cosas
antes de la ruptura. Pero otra parte sabía que nunca cambiaría por nada el
tiempo que tuve con Channing.
—Entonces, ¿quién estará allí esta noche? —pregunté.
—Boris, su hija, Stephanie, su marido, Mitchell, y su hija, Sophie.
—Vaya, está bien. No estaba segura de que solo fuéramos él y
nosotros.
—Normalmente está solo. Viven en Connecticut, pero obviamente
están aquí por Navidad. Pasarán la noche en su casa. 223
Mi aliento era visible cuando salimos del BMW de Rory y subimos a la
acera frente a su casa. Afortunadamente, mi hipo había disminuido.
Podía ver a Boris y a su familia por la ventana. Los copos de nieve
empezaban a caer. Iba a ser una Navidad blanca después de todo.
Cuando se abrió la puerta, Boris me saludó con brazos de bienvenida.
—Ahí está... la famosa Amber. He oído hablar mucho de ti, cariño.
Solo tenemos dos reglas en esta casa. “Siéntete como en casa y deja tus
problemas atrás”.
—Bueno, este parece exactamente el tipo de lugar que necesito esta
noche.
Rory tomó mi abrigo y yo seguí a Boris hasta la cocina.
—Rory me dijo que eres una chica Cosmo —dijo.
Al principio no lo entendí. —¿Una qué?
—La bebida. Te gusta, ¿verdad? Hice que Stephanie recogiera los
ingredientes de la licorería para hacerte un poco.
—¡Oh! La bebida. Sí, es mi favorita. Eso fue muy amable de tu parte,
Boris.
Rory puso su mano en el hombro de Boris.
—Gracias.
Stephanie vino corriendo a la cocina. Se estaba limpiando las manos
en los pantalones para poder extenderlas hacia mí.
—Lo siento... manos de mantequilla de maní. Soy Stephanie. Tú debes
ser Amber.
—Encantada de conocerte.
Stephanie besó a Rory en la mejilla. Estaba claro que lo consideraban
como de la familia.
Después de que ella me presentó a su esposo y su hija, nos sentamos
alrededor de la sala de estar disfrutando de nuestras bebidas y los aperitivos
que estaban en la mesa.
El árbol de Navidad artificial estaba iluminado con pilas de regalos
debajo, y la música navideña se escuchaba a bajo volumen.
En un punto, Stephanie anunció que era hora de la tradición anual
de gente decorada. Dividió la sala en tres equipos: Boris y Sophie, ella y
224
Mitchell, y Rory y yo. El objetivo del juego era que una persona decorara a
la otra como un árbol de Navidad. Rory se ofreció como voluntario para ser
el árbol de nuestro equipo.
Stephanie repartió tijeras, papel de construcción, oropel, papel de
aluminio, cinta adhesiva y pequeñas bolas de jingle. Cada equipo tuvo diez
minutos para decorar a su persona.
Stephanie publicaría fotos en su página de Facebook y dejaría que sus
amigos decidieran el equipo ganador.
Rory fue muy amable cuando lo envolví como un regalo. Nos reíamos
cada vez que se le caían pedazos de papel o de oropel. Nuestros ojos se
encontraban, y por momentos, dejaba de recordar que ya no era mi novio.
Con la cantidad justa de alcohol en mí y este divertido juego navideño, cada
vez era más fácil olvidar la desgarradora situación en la que me había
metido.
El juego terminó, y Sophie terminó llevándose el premio. Después, nos
volvimos a sentar en la sala de estar para tomar un café y un postre. Era
realmente difícil no amar a estas personas; eran cálidas y acogedoras.
Rory estaba muy callado, en general. Me miraba fijamente mientras
comía su pastel, pero los dos estábamos dejando que todos los demás
tomaran el control de las conversaciones.
—Déjame decirte algo sobre tu Rory —dijo Stephanie mientras me
apuntaba con su tenedor cargado de pastel de queso. Mi Rory—. Es un
santo. Es tan bueno con mi padre. No sé qué haría si no estuviera cuidando
de él. Solía preocuparme mucho, pero con Rory ahora ahí arriba, no tengo
que hacerlo.
Rory sonrió.
—Bueno, aún no me ha echado de casa, así que...
Ella me miró.
—Tienes un novio increíble.
La expresión de su rostro se apagó. Claramente, Stephanie asumió
que estábamos juntos. Me sorprendió que no lo supiera, ya que Rory
mencionó que le había contado todo a Boris.
Rory parecía inseguro de si corregirla y luego dijo:
—En realidad, ya no estamos juntos.
Una mirada de vergüenza bañó el rostro de Stephanie.
225
—Oh... lo siento. Simplemente asumí... —Se giró hacia su padre—.
Papá, me dijiste que estaban juntos.
—Yo no he dicho eso. Dije... que ella era su amor.
La habitación se quedó callada por un momento.
Ella me miró y pareció encogerse de hombros.
—Oh, Dios mío. Lo siento mucho. Ahora me siento estúpida. Bueno,
no es que mi opinión importe, pero ustedes dos hacen una pareja tan
hermosa. De verdad. Espero que puedan solucionarlo. Algún día harían
bebés hermosos.
Sus palabras fueron como un cuchillo en el corazón. No podía creer
que dijera eso. Un dolor tan enorme llenó mi pecho. Así, nuestra alegre y
alegre noche se oscureció.
Rory estaba mirando sus zapatos. Había estado tan fresco y tranquilo
esta noche, tan positivo, realmente poniendo su mejor pie adelante para
hacerme sentir cómoda y disfrutar de la velada sin sacar a relucir ningún
drama. Eso no pudo haber sido fácil para él dadas las circunstancias. Pero
ese comentario fue como una gran bofetada en el rostro, aunque obviamente
no tenía ni idea de lo que había hecho.
De repente se levantó.
—Disculpen. —Luego, se dirigió hacia la cocina.
No estaba segura si unirme a él o darle espacio.
Boris luchó por levantarse de su asiento antes de caminar hacia la
cocina.
Dejada sola con Stephanie y su familia, mostré una sonrisa incómoda
y luego me zambullí de nuevo en mi pastel, forzando un poco.
Podría escuchar a Boris hablando con Rory desde donde yo estaba
sentada. Dado que no podía escuchar muy bien, Boris no hacía un buen
trabajo susurrando.
—Lo siento, Rory. No le dije a Stephanie lo que estaba pasando
porque no creí que fuera mi lugar.
—Está bien. No te preocupes por eso. Estoy bien. Solo necesitaba un
respiro.
—Es encantadora, hijo. Espero que funcione. 226
Incapaz de aguantar más, puse mi plato sobre la mesa de café y me
dirigí a la cocina. Boris regresó a la sala de estar cuando me vio entrar.
Rory se sirvió un poco de licor. No levantó la vista cuando dijo:
—No tenías que levantarte. Soy un niño grande.
Poniendo mi mano sobre su brazo, dije:
—Sé que lo eres. Eres la persona más fuerte que conozco.
Se quedó inmóvil por un momento cuando lo toqué.
—¿La estás pasando bien?
—Sí... todos son muy amables. Estoy gratamente sorprendida de lo
cómoda que estoy aquí. —Mientras bebía, dije—: ¿Seguro que estás bien?
Colocó el vaso sobre el mostrador.
—Estoy bien. Ya he dicho eso. Estoy muy bien. ¿Por qué no vuelves a
la sala? Estaré allí, ¿de acuerdo?
Busqué la verdad en su rostro. —Está bien.
Realmente no estaba bien, pero tenía que respetar sus deseos.
No teníamos un plan claro para el resto de la noche. Supuse que
subiría con él, y eso me preocupó un poco, sobre todo porque ya no sabía
cómo arreglármelas a solas con él.
Rory de alguna manera se las arregló para hacer una casa de jengibre
con Sophie. Observé cómo él pacientemente la ayudaba a juntar todas las
piezas.
Estaba segura de que Rory sería un padre maravilloso algún día, sin
importar si el niño era suyo biológicamente o no. Siempre supe eso de él por
lo bien que me cuidaba.
Boris me llevó a un lado mientras Rory todavía estaba con lo de la
casa de jengibre.
—¿Puedo hablar contigo un minuto, cariño?
Sorprendida, me levanté de mi asiento.
—Por supuesto.
Los ojos de Rory se abalanzaron sobre mí cuando se dio cuenta de que
me iba con el viejo. Parecía un poco alarmado.
Con una sonrisa tranquilizadora, dije:
—Está bien.
227
Me llevó por el pasillo y a su dormitorio, que era más bien un santuario
a la mujer que solo podía asumir que era su difunta esposa. Había fotos de
ella y de él por todas partes, ocupando casi cada centímetro de su escritorio
y paredes. La decoración de la habitación era todavía bastante femenina,
probablemente sus toques que él nunca quiso cambiar.
Tomó una de las fotos enmarcadas.
—Esa es mi Ellie. Mira... al final, todo lo que tienes son recuerdos.
Pero ahora puedes elegir quién protagoniza la película que es tu vida. —
Devolvió la foto—. Él realmente te ama profundamente.
Tragué. —Lo sé.
—Me contó toda la historia... sobre ese Fanning. Le preocupa que te
hayas enamorado de él y que sea demasiado tarde.
—Channing —lo corregí.
—Sí. Está bien, lo que sea. De todos modos, sé que no es una situación
simple. Puede que pienses que te pedí que vinieras para convencerte de que
aceptaras a Rory, pero no voy a hacer tal cosa. Nunca manipularía una
situación que no es de mi incumbencia. Nadie puede decirle a alguien a
quién amar. —Señaló a su pecho—. La respuesta ya está en tu corazón... en
algún lugar de aquí, y no va a venir de mí o de nadie más. Solo tú sabes lo
que realmente quieres. Lo que puedo pedirte es que no le hagas perder el
tiempo ni lo engañes si lo averiguas y no tienes intención de estar con él.
Puede que esté poniendo un frente fuerte, pero no es tan fuerte. Tampoco
es estúpido. Asume toda la responsabilidad de la decisión que tomó cuando
rompió contigo. No espera compasión. Él solo quiere tu amor si todavía está
ahí, y está dispuesto a tragarse su orgullo para recuperarlo. Si ya no está,
que encuentre a la persona con la que pueda hacer recuerdos.
La idea de que Rory siguiera adelante con otra persona seguía siendo
dolorosa. Los viejos hábitos son difíciles de erradicar.
—Te prometo que no quiero engañarlo. Todavía estoy tratando de
averiguar qué hay dentro. Se siente como un desorden ahora mismo, y
literalmente me está enfermando. Siento un dolor constante dentro de mi
pecho que nunca había estado allí antes, porque estoy enamorada de
ambos.
—Puedes pensar que sí, pero no puedes estar enamorada de dos
personas. Quieres amar a ambos porque te preocupas por ambos. El estrés
de no querer que nadie salga lastimado está suprimiendo tu capacidad de
descifrar tus verdaderos sentimientos. No lo fuerces. Deja que te llegue. 228
—Gracias por no juzgarme, Boris. Sé que tu lealtad es con Rory, y por
favor créeme cuando digo, yo también quiero lo mejor para él.
Cuando volvimos a la sala, Rory se levantó del sofá. Me di cuenta de
que tenía ganas de irse.
La casa de jengibre que había hecho con Sophie parecía
completamente terminada, cubierta de glaseado, espolvoreados y gomitas.
—¿Te vas? —Sophie le preguntó.
—Creo que necesito llevar a la Srta. Amber a casa.
La niña pequeña hizo pucheros.
—Ni siquiera nos hemos comido la casa todavía.
Se arrodilló para encontrarse con ella a la altura de los ojos.
—Todo ese trabajo, ¿y quieres comértelo?
Ella lo miró como si estuviera loco por preguntarlo.
—¡Esa es la parte divertida!
Stephanie entendió la indirecta de que estábamos listos para irnos.
Se levantó y me ofreció un abrazo.
—Amber, fue un placer conocerte. Acabo de enviarte solicitud de
amistad en Facebook. Espero que no te importe.
—Para nada, y fue un placer conocerte a ti también. —Miré a Sophie
y sonreí—. Y a ti también.
Boris me dio un abrazo de despedida.
—Buenas noches, mi dama. Fue un placer.
—El placer fue todo mío.
Una vez en el pasillo que conectaba los dos apartamentos, Rory se giró
hacia mí.
—¿Quieres subir un momento antes de que te lleve de vuelta?
—Sí, por supuesto.
***
Emocionado de verme, Bruiser saltó para lamer mi cara cuando
entramos en el apartamento de Rory. El perro me siguió hasta el sofá y puso
su cabeza en mi regazo. 229
Rory se sentó frente a nosotros en la tumbona.
—¿Vas a decirme qué te dijo Boris? Espero que no me haya
avergonzado.
—No, estuvo bien, nada de eso. Me dijo que sabía lo que nos estaba
pasando. Solo estaba cuidando de ti y de mí. Es un buen hombre, muy
sabio.
Estuvimos callados por un tiempo, pero nunca me quitó los ojos de
encima. Aunque parecía que tenía mucho que decir.
La mirada de Rory era penetrante.
—Ni siquiera puedo pensar en ti con Channing. —Me sorprendió que
mencionara su nombre.
Y añadió:
—Elijo no hacerlo, porque es demasiado doloroso para mí. Pero no voy
a quedarme aquí y decirte todas las razones por las que soy mejor para ti,
por las que deberías elegirme. Eso lo decides tú. No lo estoy metiendo en
esto porque mis sentimientos por ti no tienen nada que ver con nadie más.
—Miró al suelo y agitó la cabeza—. Cometí un error, uno grande. Nada
bueno sale de esconder la verdad. He aprendido la lección por las malas.
El perro se había quedado dormido.
De repente, Rory se levantó de su silla.
—He preparado algo para ti. No sabía qué más traerte.
Se fue a su cuarto y regresó con un libro grueso y luego se sentó de
nuevo, esta vez a mi lado.
—He impreso años de nuestras fotos digitales. Los puse en un álbum
en orden cronológico.
Mirando el grueso libro, dije:
—No puedo creer que te hayas tomado el tiempo para hacer eso.
—Bueno, he estado viviendo en el pasado estos últimos meses. Podría
también ilustrarlo todo.
Se acercó a mí, y el calor de su cuerpo era inquietante. Poco a poco
abrí el álbum y empecé a mirar las fotos, que empezaban cuando nos
habíamos reunido por primera vez. Dios, éramos tan jóvenes. Y yo estaba
tan feliz. 230
Al hojear las páginas, realmente comencé a recordar todas las razones
por las que me había enamorado de él, lo felices que éramos juntos.
Me encontré con el conjunto de fotos que tomamos la primera noche
que hicimos el amor. Estábamos sentados frente a un fuego en la cabaña
que Rory había ahorrado durante meses para alquilar.
Él y yo habíamos esperado un tiempo para tener sexo. Tenía diecisiete
años y acababa de graduarme de la secundaria cuando perdí mi virginidad.
Les mentimos a nuestros padres, diciéndoles que íbamos a acampar
con unos amigos. En realidad, Rory había alquilado una cabaña en el
bosque para los dos solos. Todo el mundo siempre se queja de su primera
vez, de lo miserable que fue. No la mía. Mi primera vez fue una de las mejores
noches de mi vida. Estábamos rodeados de velas y una chimenea. Estaba
nevando afuera. Y Rory se había tomado su tiempo conmigo. Se había
acostado con otra persona antes de que estuviéramos juntos, así que no fui
la primera. Sabía lo que estaba haciendo y me hizo el amor tan lenta y
sensualmente, asegurándose de entrar en mi fácilmente. Hubo un poco de
sangre, pero nunca hubo dolor. Y una vez que lo hicimos un par de veces y
ya no era doloroso, no podíamos tener suficiente el uno del otro. Estuvimos
escondidos, follando nuestros sesos en esa cabaña durante dos días
seguidos. Fue una gran felicidad.
—Nunca olvidaré esa noche —susurré.
Rory se perdió en sus pensamientos por unos segundos antes de decir:
—Sí. Fue increíble.
Me tomó casi una hora revisar todas las fotos que había impreso. Ver
nueve años reproduciéndose ante mis ojos como una película hizo que el
dolor en mi pecho fuera aún más profundo. Pero intentaba que recordara
cuando nunca lo había olvidado.
—Siempre apreciaré este álbum. Gracias.
—De nada.
Mirando por la ventana, noté que la nieve estaba empezando a caer.
¿Había estado nevando así todo el tiempo que estuvimos aquí?
Rory encendió las noticias, y la chica del tiempo estaba
inmediatamente advirtiendo en contra de estar en las carreteras a menos
que fuera una emergencia. Se me ocurrió entonces que no había forma de
que volviera a casa esta noche.
Me miró con una leve sonrisa de satisfacción.
231
—Lo juro... no lo planeé.
—¿Hielo negro? Eso da un poco de miedo.
Su boca se convirtió en una sonrisa.
—¿Más aterrador que pasar la noche aquí a solas conmigo?
—Solo un poco.
Compartimos una risa antes de que él dijera:
—Dormiré en el sofá. Pero no dormirás sola en mi cama. Bruisey
querrá dormir a tu lado, como en los viejos tiempos.
—Pobre Bruisey. Va a estar tan confundido.
—Ya que vamos a estar aquí un rato, ¿por qué no preparo chocolate
caliente?
Chocolate caliente.
Eso inmediatamente me hizo pensar en Channing.
—Claro.
Me escapé de debajo del perro dormido y me uní a Rory en la cocina
donde nos sentamos y tomamos el chocolate caliente que había hecho. Bajo
cualquier otra circunstancia, estar atrapada por la nieve con este hombre
apuesto con el que había estado toda mi vida durante tanto tiempo hubiera
sido un sueño.
Debe haber sido capaz de sentir mi confusión interior cuando dijo:
—No te sientas culpable cuando me mires. Lo causé yo mismo. Todo
ello.
—No, no lo hiciste. Tú no causaste el accidente. Estabas en shock e
hiciste lo que creías correcto. Pensaste que me estabas protegiendo. Toda
esta situación... no es culpa de nadie. Ya no te culpo por nada ahora que
entiendo lo que realmente pasó.
—Mi única razón para regresar era que ya no podía vivir sabiendo que
pensabas que no te amaba. Esperé demasiado.
Inclinándome y agarrando sus manos, dije:
—Sé que me amas. Es una de las pocas cosas de las que estoy segura
ahora mismo.
El que yo lo tocara pudo haber sido demasiado, porque de repente se
alejó de mí y caminó a través de la habitación.
232
Poniendo la cabeza en sus manos, dijo:
—Cuando pensaba en mi futuro, siempre me lo imaginaba contigo.
Ahora, veo... nada. No sé cómo es. —Por primera vez, pude ver sus ojos
llorando. Parecía enfadado consigo mismo por perder la compostura por la
que tanto se había esforzado—. Demasiado para una Navidad sin drama —
murmuró.
Levantándome y dándole un abrazo, quería quitarle el dolor,
asegurarle que todo estaría bien, que todavía lo amaba. Lo hacía. Pero no
fue tan simple. Ya no éramos solo nosotros.
Su corazón estaba latiendo desenfrenadamente, y el mío estaba
igualando su ritmo. Respiraba rápido, respiraba frenéticamente en mi
cuello. Y lentamente sus labios viajaron hacia arriba. Mi cuerpo se agitó
cuando su boca cayó sobre la mía. No tuve el corazón para alejarme, ni quise
hacerlo.
El beso se hizo más intenso rápidamente. Nos habíamos besado miles
de veces antes de esto, pero nunca nos habíamos sentido tan desesperados,
tan prohibidos, tan agridulces.
De alguna manera, terminé atrapada contra la pared. Susurró sobre
mi boca:
—Te quiero, y no puedo tenerte, y eso me está matando, porque
todavía siento que eres mía. —Inclinó su cabeza contra la mía. El dolor en
su voz era palpable, y permeaba todo mi ser—. Extraño tu risa, extraño la
forma en que solías mirarme, extraño tu amor y maldita sea... extraño
follarte. Te echo tanto de menos. Daría mi vida por volver a estar dentro de
ti. —Enterró su rostro en mi cuello—. Estoy tan malditamente duro ahora
mismo.
Empezaba a darme cuenta de lo peligroso que era esto. Sus palabras
me estaban mojando. Mi cuerpo estaba encendido mientras seguía
presionándose contra mí. Me estaba dejando llevar. No podía recordar la
última vez que las cosas se sintieron tan intensas con Rory.
Soy una persona terrible.
No podía dejar que esto durara ni un segundo más.
Me alejé de él y dije:
—Lo siento.
Puso su mano sobre su rostro, frotándose la piel y asintiendo como si
esperara que me alejara.
233
—Está bien.
Me retiré a su habitación por el resto de la noche. Como era de
esperar, Bruiser me siguió a la cama.
Ahogada en el olor familiar de Rory, lloré hasta quedarme dormida,
mis lágrimas filtrándose a través de la tela de su almohada.
***
Rory me dejó en mi casa a la mañana siguiente.
Una vez en casa, cuando entré en mis mensajes, me di cuenta de que
un correo electrónico de Channing había llegado de la noche a la mañana.
Querida Amber,
245
26
Amber
Parpadeando, abrí mis ojos, no tenía idea de cuánto tiempo había
estado durmiendo ni qué día era. Las cuadrículas de luz fluorescente en el
techo me daban dolor de cabeza, como también el olor del hospital, una
mezcla de antiséptico y carne.
Esa sensación de terror cuando pensaba en mi realidad actual
comenzó a filtrarse a medida que fui más coherente.
Los medicamentos que me estaban dando estaban funcionando, pero
246
no lo suficientemente rápido. Agarrando el control remoto, encendí la
televisión y miré fijamente el programa de noticias que estaba encendido. La
cama al lado de la mía estaba vacía, y por eso, estaba agradecida.
Hubo un ligero golpe. Asumiendo que era la enfermera que venía a
tomar mis signos vitales, ni siquiera miré en dirección a la puerta.
Cuando apareció junto a mi cama, el reconocimiento de su olor me
hizo darme cuenta de que no era una enfermera después de todo.
Mientras miraba a Channing, apenas podía creer que estuviera allí.
Mientras mi corazón latía más rápido, apagué la televisión. Mis ojos se
cerraron cuando su mano lentamente llegó a mi mejilla. Olía como el exterior
mezclado con sándalo, literalmente un soplo de aire fresco en este lugar
estancado.
—¿Cómo te sientes?
—He estado mejor. —Sonreí—. Pero voy a estar bien.
Exhaló y tomó mi mano.
—Gracias a Dios. Estaba preocupado hasta las náuseas.
Un sentimiento tan poderoso se apoderó de mí. Finalmente entendí lo
que gente como Boris y Annabelle me habían estado diciendo todo el tiempo,
que llegaría un momento en que lo que realmente sentía se revelaría
orgánicamente. Inexplicablemente, sabría dónde estaba mi corazón. Era un
sentimiento que no podía cuantificarse ni era premeditado. Simplemente me
sucedió de forma natural e inesperada.
Esta enfermedad me había quitado el aliento. Pero también me dio
más tiempo para reflexionar sobre mi vida. No fue hasta que estuvo justo
frente a mí en este mismo momento que tuve la certeza de mis sentimientos
más auténticos, que no podría vivir sin este hombre. Había sido miserable
desde el momento en que se fue para regresar a Chicago.
—¿Dónde está Rory? —pregunté.
La expresión de su rostro se oscureció. Probablemente estaba
asumiendo que mi pregunta significaba que necesitaba a Rory más que a él.
La verdad era que necesitaba asegurarme de que Rory no iba a entrar en
este momento en particular. Sabía que Rory había estado en el hospital casi
todo el tiempo que estuve aquí.
—Fue a la cafetería a tomar un café.
El sentimiento estaba prácticamente estallando en mi pecho. 247
—Te amo, Channing.
Pareció sorprendido, y luego sus ojos se llenaron de esperanza una
vez que lo que acababa de decir lo golpeó.
—¿Lo haces?
Sabía que había jurado nunca decir esas palabras a menos que
realmente las quisiera decir.
—Te amo. Te prometí que no lo diría hasta que fuera tuya. No tengo
dudas de que te pertenezco. Nunca he tenido más miedo que estos últimos
días cuando pensé que te estaba perdiendo para siempre.
—¿Qué hay de Rory? —El tono de su pregunta y la mirada en sus ojos
reflejaban lo que parecía ser casi preocupación por Rory. Era una
observación interesante.
Por supuesto, la mera mención del nombre de Rory me hizo comenzar
a llorar. Siempre lo amaría y una gran parte de mí se sentía absolutamente
terrible en este momento. Pero a lo que se redujo era simple.
—Mi corazón late más fuerte por ti, Channing. Amo a Rory. Siempre
lo amaré. Y eso es algo que espero que puedas entender. Pero el amor no
siempre se trata solo de la persona que te hace sentir más seguro o incluso
cuánto te importa alguien. A veces, se trata de la persona que enciende tu
alma, y que también puede ser la persona a la que más temes. A veces el
amor implica tomar el riesgo mayor. Eres el riesgo mayor, porque perderlo
sería lo más estremecedor. Mi amor por ti es diferente. Es algo sin lo que no
puedo vivir. Aprendí a vivir sin Rory. No puedo vivir sin ti ahora que sé lo
que es tenerte en mi vida. Nunca quiero saber cómo es perderte.
Dejó escapar el mayor suspiro de alivio.
—Dios, me estaba preparando para perderte. No tienes idea.
—Nunca más te haré sentir que tienes que dudar de mis intenciones.
Channing tenía los ojos llorosos.
—Te amo mucho, Amber. Lamento haber actuado como un idiota esta
semana. Estaba asustado.
—Sé que lo estabas. Yo también. —Me di cuenta de que había venido
desde Chicago y había dejado a Christine—. ¿Quién está con tu madre?
—La llevé a la casa de su hermana, a un par de horas de nosotros.
Está bien. Le dije que esperara que me fuera unos días. Estaré aquí contigo
para Año Nuevo. 248
—¿Cómo supiste que estaba aquí en el hospital?
—Annabelle me llamó. No te enojes con ella.
Poniendo los ojos en blanco, asentí.
—Debería haberlo sabido.
Tomó mi mano.
—¿Y ahora qué? ¿Crees que Rory sabe dónde está tu corazón?
—Tengo que decirle. Voy a necesitar hablar con él hoy.
Se mordió el labio, mirando pensativo.
—Está bien. —Me conmovió ver cuánta compasión parecía tener
Channing. No estaba regodeándose; parecía seriamente preocupado por
Rory.
Channing bajó su cabeza hacia mi pecho.
—No quiero volver a separarme de ti nunca más. —Continuó
recostando su cabeza allí mientras pasaba mis dedos por su cabello. Era un
momento perfecto.
Estábamos en nuestro propio mundo. Tanto que cuando Rory entró a
la habitación, no me había dado cuenta, hasta que estuvo de pie frente a
nosotros, sosteniendo dos cafés, y viendo como su mundo acababa de
terminar.
***
Esperaba algún tipo de confrontación entre ellos, pero nunca sucedió.
Channing parecía sombrío mientras miraba a Rory. La animosidad que
existía anteriormente parecía haber desaparecido.
Channing apretó mi mano y dijo:
—Necesito una ducha. Voy a ir a tu casa. Todavía tengo la llave.
Volveré pronto.
Luego, se deslizó silenciosamente fuera de la habitación, dejándonos
a Rory y a mí solos.
Cuando la puerta se cerró, Rory dejó los cafés y simplemente continuó
parado, congelado.
Sabía.
—No lo digas. Ya sé lo que está sucediendo, y no soporto oírte decir
las palabras. 249
Ya no fui capaz de contener mis lágrimas, lloré,
—Lo siento mucho, Rory.
Rory se quedó en el extremo opuesto de la habitación. Parecía
angustiado cuando dijo:
—Esta última semana, incluso antes de que te enfermaras, habías
estado completamente distante. Sabía que estabas pensando en él. Sabía
que te estaba perdiendo para siempre.
Traté de recomponerme para explicar mejor lo que estaba sintiendo.
No había una manera fácil de hacerlo. Solo tenía que escupirlo, aunque me
dolió.
—Cuando me dijiste que explorara a otras personas, eso fue lo que
hice. Y encontré a alguien con quien tengo una conexión más profunda, una
conexión que, en retrospectiva, data de mucho tiempo atrás. La razón por
la que te fuiste no es importante. El hecho es que me dejaste el tiempo
suficiente para darme cuenta de mis sentimientos por alguien más, alguien
a quien he llegado a amar. Siempre te amaré, también. Simplemente no
puedo estar contigo más, por mucho que me duela admitirlo finalmente. —
Mi voz temblaba—. Espero que puedas encontrar en tu corazón perdonarme.
Estaba mirando hacia abajo.
—No puedo mirarte ahora mismo. Es muy doloroso. Pero quiero que
sepas que no hay nada que perdonar. No hiciste nada malo. Solo espero que
hayas tomado la decisión correcta.
Había una cortina que servía de división entre yo y la cama vacía
contigua. Rory desapareció detrás de allí por varios minutos. No quería
imaginar que estaba llorando. Y no podía imaginar cómo se sentía.
Sus ojos estaban rojos cuando resurgió. Rory se acercó lentamente y
tomó mis manos entre las suyas, besándolas con firmeza.
—¿Vas a estar bien si me voy a casa?
El hecho de que incluso le importara lastimaba mi corazón.
—Por supuesto.
El nivel de respeto que tenía por cómo se había manejado a sí mismo
durante toda esta dura prueba no tenía límites. Mi respeto por él no tenía
límites.
Nada podría borrar el significado del tiempo que tuvimos juntos.
Todos los que entran en tu vida tienen el propósito de enseñarte de alguna
manera. Rory me enseñó a amar. Y por eso, estaría eternamente agradecida. 250
Rezaba todas las noches para que encontrara el tipo de amor que tanto
merecía, del tipo que lo haría darse cuenta de que lo que acaba de pasar
entre nosotros sucedió por una razón.
27
Amber
Ocho meses después
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Acerca de la
Autora
Penelope Ward es una de las escritoras más vendidas del New York
Times, USA Today y # 1 del Wall Street Journal.
Creció en Boston con cinco hermanos mayores y pasó la mayor parte
de sus veintes como presentadora de noticias de televisión. Penélope reside
en Rhode Island con su esposo, su hijo y su hermosa hija con autismo.
Con más de un millón de libros vendidos, ha sido de las más
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vendidas del New York Times en diecisiete ocasiones y autora de más de
quince novelas, incluyendo RoomHate que alcanzó el # 2 en la lista de best-
sellers del New York Times y el número 1 en la lista de best-sellers del Wall
Street Journal. Otros bestsellers del New York Times incluyen: Stepbrother
Dearest, Neighbor Dearest, Drunk Bastard, Stuck-Up Suit, Playboy Pilot y
Mister Moneybags (los últimos cuatro escritos conjuntamente con Vi
Keeland).
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