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CAPÍTULOIII

E x p o s ic ió n d ia lé c t ic a d e la e n fe rm e d a
—Ley de relatividad Y in -Y an g
—Y in -Y an g y Z an g -F u
T od os los c am bios d el m u n d o s e p rod u c en p or
la in terac ción d in ám ic a y c íc lic a d e an tag on is m os .
L os an tag on is m os c on for m an la u n id ad qu e c on -
tien e y tras cien d e tod as las fu erzas op u es tas .

H E R Á C L IT O- G re c ia A n t ig u a
Capítulo III: E x p os ic ión d ialéc tic a d e la en fer m ed ad

L E Y DE L A R E L A T IV IDA D Y IN -Y A N G

Hemos considerado necesario no comenzar por este concepto en el


primer capítulo, y dar prioridad a las nociones básicas de energética
humana, pues ahora ya sabemos que nuestra misión como acupuntores
va a ser tratar de actuar sobre ella a través de agujas u otros métodos.
Sin embargo, no seria posible dar ni un solo paso, sin estudiar los dos
pilares básicos en los que nos vamos a apoyar para realizar toda nues-
tra terapéutica:

a) L e y Y in -Y a n g .
b) T e o ría d e lo s c in c o m o v im ie n t o s .

C o n s id e ra c ió n b ip o la r d e la e n e rg ía . L e y Y in -Y a n g

El filósofo y gran sabio de la antigüedad china L ao T s e explicaba en


su célebre «Tao Te King»: el Uno genera el Dos, el Dos genera el Tres,
el Tres es el origen de los 10.000 seres.
El Uno es el T ’c hiw u (el origen de las cinco energías) es la causa
incausada, la energía Universal Primaria (E.U.P.) que denominaban los
primeros atomistas modernos a partir de Einstein. Desde el punto de
vista Occidental el T ’c hiw u le podriamos comparar con ese concepto
Cosmogónico-físico llamado la Singularidad Inicial (S.I.), donde, según
las teorías en boga, se encontraba acumulada toda la materia y toda la
energía en una zona de densidad infinita.
Esta Singularidad, en un momento determinado, se expande y apa-
rece lo que L ao T s e llamó el Dos (teoría del B ig -B an g ).
Aparecen por un lado manifestaciones de tipo Y in (materia), y por
otro lado manifestaciones de tipo Y an g (energía). Los físicos modernos
consideran que tras la exposición del B ig B an g empiezan a aparecer por
un lado partículas materiales, protones, neutrones, antiprotones,

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T O MO I. Lección 1.ª: A c u p u n tu r a B ioen er g étic a

neutrinos, etc.; por otro lado aparecen las manifestaciones energéticas


ligadas a estas partículas: la gravedad, la fuerza electromagnética, la
fuerza electrodébil, la interacción nuclear fuerte, etc.
Y in es todo aquello que tiene tendencia a la inmovilidad, a la quie-
tud, a la materialización, a la interiorización, a depositarse, a perma-
necer, etc., Y an g es todo aquello que tiene tendencia a la proyección, a
la exteriorización, a la acción, a moverse, a volar, etc.
El dos da lugar al tres. La materia y la energía no están desligadas,
ya que una no puede existir sin la otra. No hay materia sin energía, al
igual que no hay energía sin materia. El tres es el DAO, el TAO. La
interrelación, la interdependencia entre el Y in y el Y an g . El TAO es Y an g
(energía) que genera Y in (materia). Esta materia se consume en gene-
rar actividades energéticas. Este es el mecanismo de refuerzo entre el
Y in y el Y an g . El tres es el Y in que crece hasta que no puede ser más
Y in , donde aparece el germen del Y an g ; y el Y an g que crece hasta que
ya no puede ser más Y an g , donde aparece el germen del Y in . El TAO
es la relación de crecimiento y de decrecimiento del Y an g y el Y in . El
decrecimiento del Y in conduce al Y an g , mientras que el decrecimiento
del Y an g conduce al Y in . Como ejemplo, a las doce del mediodía ya no
puede ser más día, ese es el momento en el que empieza a decrecer el
día, apareciendo el germen de la noche. Este concepto impregna pro-
fundamente el pensamiento chino.
El tres es el origen de los 10.000 seres para los chinos antiguos 10.000
era un número equivalente a absoluto. Todos los seres y todos los fenó-
menos del universo son agregados en distinta proporción de Y an g y Y in .
De todos estos seres, desde el punto de vista de la salud, nos interesa el
hombre. El hombre es uno de los 10.000 seres. El hombre es un agrega-
do de Y an g y de Y in en profunda interdependencia. El Y an g del hom-
bre es el Q i, energía, mientras que el Y in del hombre es el X u e, sangre,
materia. Por lo tanto, el hombre es un TAO en el que la materia, la
sangre, se utiliza para generar actividades energéticas, y el Q i, ener-
gía, se gasta en mantener esas actividades biológicas.
Este concepto del hombre Q i-X u e es muy importante. La medicina
occidental sabe que el hombre vive gracias a que en sus reacciones
químicas hay un aporte energético. Este aporte energético son electro-
nes en movimiento que se producen en el proceso de combustión
(glucolisis y ciclo de Krebs) de la glucosa. Sabemos que todas nuestras
células tienen mecanismos de funcionamiento eléctrico. Sabemos que
todas nuestras membranas celulares tienen unas especies de antenas,
las quinonas, proteínas, que son capaces de detectar cambios electro-
magnéticos en el medio. Sabemos que nuestro corazón tiene una acti-

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Capítulo III: E x p os ic ión d ialéc tic a d e la en fer m ed ad

vidad eléctrica. Sabemos que el sistema nervioso tiene una actividad


eléctrica. La medicina occidental tiende a no considerar en absoluto el
Q i aunque conoce su existencia. La medicina occidental considera al
hombre como un conjunto de sistemas formado por órganos, que a su
vez están formados por tejidos que son conjuntos de células. El hom-
bre según la medicina occidental es un conjunto de sistemas, la suma
del aparato digestivo, circulatorio, cardio-respiratorio, endocrino, loco-
motor y nervioso. El concepto occidental de enfermedad surge del con-
cepto de lesión celular.
En el concepto de salud y de enfermedad es muy importante el TAO,
ya que el hombre es un TAO.
La medicina occidental ha definido durante muchos años la salud
como el bienestar físico, psíquico y social. LA ONS define actualmente
la salud como el equilibrio interno que nos permite mantener un equi-
librio con el medio. Esta definición coincide con una definición relata-
da 4.000 años antes en el Neijing.
La M.T.Ch. que conocemos está relatada en tres grandes tratados
clásicos de acupuntura: el Neijing, el Suwen, y el Ling Shu. El Neijing
habla sobre la energía y su circulación y sobre salud y enfermedad. El
Suwen habla de los síntomas de las enfermedades. El Ling Shu es un
libro de terapéutica, habla sobre el tratamiento de las enfermedades.
Según el Neijing la salud es el estado de equilibrio del Y in -Y an g in-
terno que permite una interacción favorable con el medio. Debemos
considerar que el equilibrio Y in -Y an g necesario para mantener la
hemostasia del hombre con el medio será diferente según el medio donde
viva.
La enfermedad es el desequilibrio. la M.T.Ch. distingue dos tipos de
enfermedades: las enfermedades Y an g (+) o síndrome Y an g , y las en-
fermedades Y in (–) o síndrome Y in . Dentro de las enfermedades Y an g
nos encontramos con excesos de Y an g y defectos de Y in , mientras que
dentro de las enfermedades Y in nos encontramos con excesos de Y in y
defectos de Y an g . Por ejemplo, en un traumatismo inmediatamente se
calienta la zona, se enrojece, se inflama, etc.; ello es una penetración
de algo que estaba fuera del individuo, es un síndrome de calor exter-
no, es un síndrome Y an g por exceso de Y an g . Sin embargo, puede que
un individuo se ponga colorado de indignación; en este caso hay un
bloqueo de Y in de H y el Y an g H se manifiesta; hay una disminución
de algo interno que hace que se manifieste el desequilibrio desde el in-
terior; esto sería un síndrome Y an g por defecto de Y in . Por ejemplo, tras
una temporada con una escayola el individuo pierde la movilidad de
la articulación. Tras quitar la escayola nos encontramos la articulación

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inflamada, la piel gruesa, etc.; ello es un síndrome Y in producido por


un bloqueo de Y an g , de la movilidad.
Todas las enfermedades son explicables a través de los conceptos del
Y in -Y an g .

SALUD
YA NG Y IN

+ –
M

M
+ – + –

ENFERMEDAD

+ – + –
Plenitud de Y an g Plenitud de Y in

+ – + –
Vacío de Y in Vacío de Y an g

Cuando en el capítulo primero establecimos las características de la


acupuntura diciendo que « n o h a y e n fe rm e d a d e s , s in o e n fe rm o s »
el organismo es un ente indivisible (estando íntimamente relacionadas
todas sus partes; de tal manera que la acción en una va a provocar
reacción en el resto, a través de la pentacoordinación) estábamos en-
caminados hacia el concepto de individualización estricta respecto a
cada paciente.
También dijimos en el primer capítulo que el ser humano está some-
tido a los influjos de dos energías: la cósmica y la telúrica La armonía
de estas energías es lo que va a permitir que se desarrolle la vida en un
orden estable llamado «p r in c ip io ú n ico» o DAO.
Esta dualidad de influencias, que en el campo filosófico está asumi-
da por el Taoismo, nos explica el concepto de Dios y Naturaleza como
factores indivisibles del «p r in c ip io ú n ic o», el T’Chi, esto es, la expansión
de Y an g o Primer Principio y la concreción de Y in o Segundo Principio.

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Capítulo III: E x p os ic ión d ialéc tic a d e la en fer m ed ad

Dios y Naturaleza como partes de un mismo Principio en continuo


movimiento y mutación que genera la vida o manifestación del 3, del
que parten «los 10.000 seres».
Lao Tse (Lao Zi) nos dice: «E l D A O p r od u c e al U N O , U N O c om p r en d e
al D O S y s e m an ifies ta c om o el T R E S , el T R E S p r od u ce los 10.000 s er es .»
La energía única (El Uno) T ’C h i W u , producida por el DAO, da na-
cimiento a una manifestación existencial que se transformará, siguien-
do la Ley de bipolaridad, en dos fuerzas opuestas y complementarias
(El Dos); estas dos fuerzas son las denominadas el Y in y el Y an g , y son
dos aspectos antagónicos pero complementarios, no pudiéndose con-
cebir el uno sin el otro.
Y así, a toda elevación le corresponde una depresión, a todo lo an-
verso un reverso, a toda aceleración una deceleración, a toda fuerza
centrífuga se opondrá una centrípeta, a toda producción una destruc-
ción, etc.
Estos dos aspectos o fuerzas forman parte íntima de la materia y lo
podemos observar en las energías electromagnéticas: por muchas divi-
siones que hagamos en un imán siempre se manifiestan dos polos, un
(+) y un (–), hasta llegar a la propia estructura atómica, en donde en-
contraremos un equilibrio entre las fuerzas centrífugas de expansión
(electrones) y una fuerza centrípeta de cohesión (neutrones y protones).
De esta estructura atómica de la materia parte toda la fisiopatogenia
energética del organismo humano. «E l Y in r etien e al Y an g , n o le d eja
ex p an s ion ar s e; el Y an g p r oteg e al Y in , alim en tán d ole». Nótese la tremen-
da carga científica que encierra el sencillo lenguaje de textos escritos
hace miles de años.
En fisiología observaremos estos principios, pues toda acción fisioló-
gica se realizará por el concurso de sistemas antagónicos: de una for-
ma macrofisiológica por el Simpático y Parasimpático; de formas par-
ciales por la acción de feed-back en el sistema endocrino, por sístole y
diástole cardiaco, por los antagonismos Potasio y Sodio en el S.N.C.,
los equilibrios ácido-básicos, etc.
Se puede entonces definir al Y in como el representante de un estado
de inercia relativa, de energía potencial en reposo. Por ejemplo, la materia
que al desintegrarse produce la energía o Y an g .

T ra n s fo rm a c ió n o m u t a c ió n d e l Y in = Y a n g .

El Y an g representa el estado de movimiento, de expansión, de una


fuerza que da forma a la materia. La energía por condensación nos da
la materia. (Ver esquema 6).

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T ra n s fo rm a c ió n o m u t a c ió n d e l Y a n g =Y in .

Su Wen define así este concepto dualista:


«E l Y in -Y an g es la ley d el U n iv er s o, la r eg la g en er al d e tod os los s er es ,
el or ig en d e la tr an s for m ac ión , la c au s a d e la v id a y d e la m u er te, la «R es i-
d en c ia d e la P r ov id en c ia». P ar a cu r ar las en fer m ed ad es hay qu e s aber las
c au s as Y in - Y an g .»
En Medicina Tradicional China, las actividades orgánicas, la apari-
ción y desaparición de la enfermedad, están también ligadas a los fe-
nómenos de mutación de Y in -Y an g , cuyos caracteres esenciales son la
oposición y la complementariedad. Por consiguiente, aunque las nocio-
nes de Y in y de Y an g sean abstractas, tienen una base material que
abarca, de una manera general, todo lo que es opuesto pero comple-
mentario. Es por lo que el Nei Jing dice:
«E l Y in y el Y an g tien en el n om br e y n o la for m a; con tar c ien , p er o ju z-
g ar m il; con tar m il, p er o ju zg ar cien m il.»
Lógicamente todo no es tan simple. Cada ser o cada objeto reviste
uno de los dos grandes aspectos Y in o Y an g , pero en cada uno de esos
aspectos está presente el germen del otro. No existen el Y an g ni el Y in
absolutos. El día es Y an g , la noche Y in . Pero se distingue en el día el
«Y an g en el Y an g » y el «Y in en el Y an g », y en la noche el «Y an g en el
Y in » y «Y in en el Y in ».

Su Wen describe así la evolución Y in -Y an g del día y de la noche:


«E n Y an g hay Y in , en Y in hay Y an g . D el am an ecer a m ed iod ía es la p ar te
Y an g d e la jor n ad a, cor r es p on d ien d o a “ Y an g en el Y an g ” ; d el m ed iod ía al

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c r ep ú s cu lo es tam b ién la p ar te Y an g d e la jor n ad a, p er o cor r es p on d ien d o a


“ Y in en el Y an g ” ; d el c r ep ú s cu lo al can to d el g allo es la p ar te Y in d e la jor -
n ad a, c or r es p on d ien d o al “ Y in en el Y in ” y d es d e la m ed ian oc he al am an e-
c er es tam b ién la p ar te Y an g d e la jor n ad a, p er o cor r es p on d ien d o a “ Y an g
en el Y in ” .»
Se comprende por eso que en el Yin y el Yang existen otros Yin-Yang.
Así se explica la complejidad de las nociones de Yin y de Yang en los
seres y las cosas.
El Yin y el Yang no son criterios de oposición absoluta, son criterios
de oposición relativa. No representan un ser o una cosa de manera
estable, sino que evolucionan según las transformaciones de los seres o
de las cosas. No solamente representan parejas de seres o de cosas
opuestas, sino también fenómenos de oposición en el interior de cada
ser o de cada cosa.
En fisiología humana, las actividades orgánicas no pueden manifes-
tarse correctamente más que bajo la acción de las materias nutritivas.
Sin embargo, los alimentos tienen necesidad de la acción de los órga-
nos para ser transformados en materia nutritiva que, a su vez, ayuda
a los mismos a desempenar sus funciones.
Así se puede decir que la «materia» produce «la actividad» que, a
su vez, transforma «la materia», y esto indefinidamente. Luego, la m ater ia
(r ep os o) es Y in y la ac tiv id ad (m ov im ien to) es Y an g .

Y IN ® ® Y AN G

Como vemos en el símbolo del DAO no existe un Y an g o Y in absolu-


tos. Observamos que en el momento de máximo Y an g está el germen
del Y in y en el momento de máximo Y in está el germen del Y an g . No
existe la oscuridad absoluta en la noché, ni la luz absoluta en el día.
En el momento de máxima oscuridad destaca la luz de la luna y los
luceros, en el momento de máximo sol empieza el declive de la tarde.
El hombre no posee sólo andrógenos y demás hormonas masculinas,
también hay estrógenos en el torrente sanguíneo. El mismo fenómeno,
pero de carácter opuesto, se produce en la mujer.
De una manera general, el Y in con s er v a el Y an g , p er o el Y an g ejer c e
s u ac ción s ob r e el Y in . S im u ltán eam en te s e es tim u lan y s e ay u d an d e for m a
m u tu a, a la v ez qu e s e op on en .
Es por lo que el Su Wen afirma:
«E l Y in qu e s e en cu en tr a en el in ter ior d el c u er p o con s er v a el Y an g . E l
Y an g qu e s e en c u en tr a en el ex ter ior ay u d a al Y in .»

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Esta noción apela a la fisiología para explicar la importancia de las


relaciones Y in -Y an g . La energía Y in (en el sentido de materia, sangre,
líquido orgánico...) está conservada en el interior del cuerpo para ayu-
dar a las necesidades de la energía Y an g (funcionamiento y actividad
de defensa contra el exterior). El Y an g circula en el exterior para de-
fender al Y in que se encuentra en el interior. El Y in y el Y an g no pue-
den subsistir el uno sin el otro. Así, el Y in sin el Y an g no puede produ-
cir; el Y an g sin el Y in no puede prosperar. Si no fuera por esto, los se-
res y las cosas cesarían de moverse, de producir y de transformarse.
Sería la aniquilación del Universo.

La oposición de Y in y de Y an g no implica la idea de paro, sino de


transformación. Aunque oponiéndose, se sostienen provocando de modo
continuo fenómenos de alternancia. Ese lado es débil, el otro es fuer-
te... Ese lado progresa, el otro retrocede... Es en ese cuadro de alter-
nancia de Y in y de Y an g donde se desarrollan y evolucionan los seres y
las cosas.
Según Su Wen: Se produce la transformación (Q i H u a).
«E l Y in y el Y an g s on las d os en er g ías , s on el or ig en d e tod os los s er es y
d e tod as las cos as ...
E l Y in y el Y an g , in ter c alán d os e, p r od u c en y s e tr an s for m an ...»
En el estado normal, esta transformación no produce desequilibrio
gracias a las acciones inhibidoras y estimulantes del Y in y del Y an g . El
Y an g , ayudado por el Y in , no será demasiado «V alien te y ap lic ad o» (en
plenitud); el Y in , regulado por el Y an g , no será demasiado «débil»
(en vacío). La evolución del Y in y del Y an g está constantemente man-
tenida en el cuadro de « la o p o s ic ió n e q u ilib ra d a » .

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La evolución de los fenómenos naturales cósmicos, como las estaciones


(primavera cálida, verano caliente, otoño fresco, invierno frío), es tam-
bién un aspecto clásico de la evolución del Y in y del Y an g . Su Wen:
«45 d ías d es p u és d el s ols tic io d e in v ier n o, la en er g ía Y an g em p ieza a cr ec er
y la en er g ía Y in em p ieza a d ecr ec er . 45 d ías d es p u és d el s ols tic io d e v er an o,
la en er g ía Y in em p ieza a cr ec er y la en er g ía Y an g em p ieza a d ec r ecer .»
Eso significa que cuando la energía Y an g «se expande» y se vuelve
fuerte, la energía Y in «se achica» y se vuelve débil, y viceversa; el Y an g
se transforma en Y in y el Y in en Y an g . Esta es la razón por la cual frío
y calor se suceden. Normalmente, las estaciones se siguen conforme a
un «esquema» determinado. La anomalía en la sucesión se traduce en
catástrofes. Así, todas las cosas y todos los seres tienen su evolución
Y in -Y an g , sin la cual no habría actividad, ni desarrollo; pero esta evo-
lución debe ante todo ser armoniosa y equilibrada. El cuerpo humano
tiene también necesidad de conservar este equilibrio. Pero no se trata
de un equilibrio absoluto e inmóvil, sino de un equilibrio de oposición
y de conservación.
Así, en el transcurso de las actividades (Y an g ), al consumir el organis-
mo una cierta cantidad de líquido orgánico Y in y de energía, habrá aument
de Y an g y disminución de Y in . (Se dice: «E l Y an g cr ec e, el Y in d ec r ece»). Por
el contrario, la materia (partes nutritivas del cuerpo = Y in ) necesita la
actividad (energía = Y an g ) para transformarse; de donde, disminución de
Y an g y aumento de Y ín . (Se dice: «E l Y an g d ec r ece, el Y in cr ec e».) Por ejem-
plo, en estados de digestión y de sueño. Estos hechos (transformación,
desarrollo, disminución de Y in y de Y an g ) son condiciones esenciales del
desarrollo continuo del cuerpo humano, en el curso del cual el equilibrio
fisiológico debe ser constantemente conservado.
En conclusión, la oposición y la unión, el desarrollo y la disminu-
ción, el equilibrio y el desequilibrio del Y in y del Y an g pueden. explicar
las relaciones internas de los seres y de las cosas, así como su evolu-
ción y transformación (Q i H u a).
La M.T.Ch utiliza esas nociones fundamentales de Y in y de Y an g para
resolver los problemas de la patología y de la fisiología humanas y se
sirve de ellas como guía para establecer el diagnóstico y la búsqueda
del tratamiento.
Como hemos explicado anteriormente, el cuerpo debe conservar
permanentemente el equilibrio de oposición entre el Y in y el Y an g . En
caso contrario, se producirán fenómenos llamados «de victoria» o «de
derrota» que no son más que manifestaciones patológicas. Así, cualquie-
ra que sea la complejidad de la enfermedad, se puede siempre extraer
una misma conclusión:

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T O MO I. Lección 1.ª: A c u p u n tu r a B ioen er g étic a

La enfermedad no puede ser sacada del cuadro trazado por los fe-
nómenos de «victoria» o de «derrota» del Y in o del Y an g , esto es, de
un predominio excesivo de uno de los dos planos mutantes. Su Wen lo
explica así:
«S ien d o v ic tor ios o el Y in , el Y an g es tá en fer m o; s ien d o v ic tor ios o el Y an g
p r ov oc a s ig n os d e c alor (fieb r e), v ic tor ios o el Y ín p r ov oca s ig n os d e fr ío (es -
c alofr íos ). M u c ho fr io (fr ío en g r an p len itu d ) s e tr an s for m a en c alor ; m u cho
c alor (c alor en g r an p len itu d ) s e tr an s for m a en fr ío...)
Tal es la explicación clásica de los fenómenos de v ic t o ria y d e rro t a
origen de todas las enfermedades. Ese desequilibrio provoca primera-
mente signos propios del Y in (frío) o del Y an g (calor), aunque a veces,
en un período más adelantado, un grado máximo de frío o calor pue-
de provocar las denominadas enfermedades de falso calor o falso frío.
El equilibrio del Y in y del Y an g es la condición esencial para la con-
servación de la salud, y su desequilibrio es la primera causa de la en-
fermedad. Su Wen concluye:
«L a en er g ía Y an g es tan d o en p az, la en er g ía Y in es tá b ien es c on d id a;
el hom b r e g u ar d a s u m or al. S i el Y an g y el Y in s e s ep ar an , es o s er á la
m u er te.»
Si el desequilibrio de Y in y de Y an g es la causa de la enfermedad, es
evidente que el diagnóstico debe basarse sobre los fenómenos de trans-
formación del Y in y del Y an g . Aunque la medicina china tenga sus
métodos particulares de diagnóstico, basados sobre las «OCHO RE-
GLAS» (Y in -Y an g , In ter ior (L i)-E x ter ior (B iao), F r ío (H an )-C alor (R e), V ac ío
(X u )-P len itu d (S hi), es siempre el principio Y in -Y an g el que constituye
la base porque: el exterior, el calor y la plenitud son Y an g ; el interior,
el frío y el vacío son Y in . Cualquiera que sea la evolución de la enfer-
medad, no puede salir de la esfera Y in -Y an g . Así, el conocimiento del
Y in y del Y an g es el primer principio del diagnóstico. Establecer un
diagnóstico es identificar la enfermedad con el fin de aplicar una tera-
péutica correcta; es también estimar justamente los fenómenos de «d e-
r r ota y v ic tor ia» de Y in y de Y an g ; es decir, los fenómenos de vacío y
plenitud, con el fin de elegir convenientemente la técnica de regulación
de la energía. Su Wen:
«H ay qu e ex am in ar m in u cios am en te el Y in y el Y an g y r eg u lar izar los .»
Esto confirma que la regularización del Y in y del Y an g es la base de
la terapéutica.
Basándose sobre la técnica de Nei Jing, Wang Ping expone su tesis:
«P oten c iar la fu en te d e A g u a p ar a d om in ar el Y an g p len itu d (F u eg o).
T on ificar el or ig en d el F u eg o p ar a d ig er ir el A g u a en g r an p len itu d Y in : A g u a
s e tr an s for m a en fr ío).»

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En definitiva, toda iniciativa terapéutica puede resumirse en una sola


regla: re c u p e ra c ió n d e l e q u ilib rio Y in y Y an g .
El hombre tiene relaciones muy estrechas con el medio en el cual
evoluciona. Es por lo que debe adaptarse a las evoluciones del Y in y
del Y an g del mundo exterior para conservar su propio equilibrio.
Su Wen: «H ay qu e s eg u ir ar m on ios am en te las c u atr o es tac ion es . L as cu atr o
es tac ion es (Y in y Y an g ) s on el or ig en d e tod os los s er es y d e tod as las c os as .
E n p r im av er a y v er an o, el p r u d en te (ju icios o) con s er v a cu id ad os am en te s u
Y an g ; en otoñ o y en in v ier n o, s u Y in . S ig u e as í s u or ig en . C om p ar te c on
tod os los s er es y tod as las cos as las v ic is itu d es d e la ley d e la n atu r aleza.
S in es o, s u v id a s er ia p er ju d icad a, s u en er g ía ar r u in ad a. E l Y in y el Y an g
s on , en ton ces , el or ig en d e tod as las c os as y d e tod os los s er es , la c au s a d e la
v id a y d e la m u er te. N o s eg u ir las c u atr o es tacion es es c or r er el r ies g o d e
qu e lleg u en las d es g r acias ; s i s e s ig u en , la en fer m ed ad n o p od r á m an ifes tar -
s e. S eg u ir las c u atr o es tac ion es es la v id a, la p az, la s alu d ; n o s eg u ir las es la
en fer m ed ad y la m u er te.»
Así, la adaptación en el medio Y in -Y an g cósmico es el arte de saber
conservar la armonía entre los fenómenos del interior (Y in y Y an g del
hombre) y los fenómenos del exterior (Y in y Y an g cósmicos). Este es el
principio de la eugenesia y de la profilaxis. Desconocer este arte es
entregarse a los ataques de energías cósmicas perversas, a todas las
enfermedades. Los elementos psíquicos internos, la alimentación y la
promiscuidad pueden también provocar fenómenos de «victoria» y
«derrota» de Y in o de Y an g , causando así enfermedades de origen in-
terno. Para mantener el equilibrio interno del Y in y del Y an g , el hom-
bre debe saber dominar sus pasiones.
En este concepto dualista todas las cosas ocupan un lugar de una
manera dinámica, en perpetuo cambio o mutación; por eso no existe el
concepto polar absoluto. No podemos decir esto es Y in o Y an g , si no es
en función de un referencial que nos sirve de comparación. Así nace el
concepto básico de la relatividad: a un estado Y in siempre le correspon-
derá otro más Y in por comparación, por lo que el primero es Y an g con
respecto al segundo. La mujer es Y in con respecto al hombre, que es
Y an g . Esta diferencia marcará los atributos y características de cada uno
de ellos; y así es efectivamente, por cuanto lo Y an g es exterior, creativo,
espiritual, convexo, activo, fuerte... y lo Y in es material, cóncavo, inte-
rior, frío, receptivo, débil, intuitivo... Y, sin embargo, por sus caracte-
rísticas, se atraen mutuamente para complementarse, enlazándose en
una íntima alternancia neutralizante, de la cual partirá el movimiento,
la vibración, la vida. «E l Y in r etien e el Y an g n o d eján d ole elev ar s e, el Y an g
r etien e al Y in n o p er m itién d ole d es c en d er .» De ese equilibrio surge, en su

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T O MO I. Lección 1.ª: A c u p u n tu r a B ioen er g étic a

lugar exacto, el ser humano, hombre o mujer, la única respuesta posi-


ble a un ente que se desarrolla bajo el signo de la polaridad mutante
del Cosmos y de la Tierra, de los cuales depende.
Esta macrodivisión, referida al ser humano como resultante última
de todo el proceso creativo, y que le da la particularidad del sexo, se
extiende hasta el Principio o T’CHI y así, dentro de la fisiología huma-
na, observaremos que los componentes de su economía se van a divi-
dir en dos grandes grupos: F U y Z A N G .

R E L A C IÓ N Y IN -Y A N G C O N L O S Ó R G A N O S Y V ÍS C E R A
S IS T E MA Z A N G -F U

G ru p o Y a n g , v ís c e ra , o F u
G ru p o Y in , ó rg a n o o Z a n g

Al primero pertenecen, siguiendo el ciclo generativo de los cinco


movimientos: la Vesícula Biliar (V B .), el Intestino Delgado (ID.), el Tri-
ple Recalentador (T R .), el Estómago (E .), el Intestino Grueso (IG .) y la
Vejiga (V .).
Al grupo Y in , y siguiendo el mismo ciclo, pertenecen: el Hígado (H.),
el Corazón (C .), el Maestro de Corazón (MC .), el Bazo Páncreas (B P .),
el Pulmón (P .) y el Riñón (R .).
La función de los primeros Y an g tendrá características Y an g . Por tanto
son los llamados « T a lle re s » , donde se fabrica o se crea la energía, com
veremos en fisiología energética.
La función de los segundos, Y in , tendrá características Y in . Por tan-
to, son los llamados « ó rg a n o s t e s o ro s » , en donde la energía producid
por sus respectivos Y an g es recepcionada, administrada y metabolizada
para la función que le es propia.
Cada uno de ellos (6 Y an g y 6 Y in ) tienen a lo largo del cuerpo hu-
mano unos trayectos energéticos a los que rigen y dan nombre. Son los
llamados M e rid ia n o s , que más tarde estudiaremos.
Hemos visto que no es posible el movimiento sin la unión del Y in y
del Y an g . Por tanto, a todo Y an g le corresponde un Y in con el que rea-
liza la mutación. Así se forman los llamados Mo v im ie n t o s , que estu-
diaremos en el siguiente capítulo.

E l H. (—) S E C O MP L E ME N T A C O N V B . (+).
E L C . (—) C O N ID. (+).
E L MC . (—) C O N T R . (+).

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Capítulo III: E x p os ic ión d ialéc tic a d e la en fer m ed ad

E L B P . (—) C O N E . (+).
E L P . (—) C O N IG . (+).
E L R . (—) C O N V . (+).

La circulación energética, por tanto, seguirá el orden de uno a otro,


de un Y in a su Y an g complementario, y de aquí a otro movimiento,
cumpliendo los principios de alternancia energética que más tarde ve-
remos.
Cuando lleguemos a conocer e interpretar la alternancia Y in - Y an g
en la circulación, ya poseeremos los datos necesarios para tratar de
establecer un equilibrio básico y primario que nos permita un armonioso
fluir entre órganos y vísceras. Y así, el Nei Jing nos especifica como prime
principio de tratamiento: «S i la en fer m ed ad p er ten ece al Y an g , tr atar el
Y in . S i la en fer m ed ad p er ten ec e al Y in , tr atar el Y an g .»
Todas las situaciones pueden ser referidas a este sistema dual.
Esto es lo que podríamos sintetizar a modo de «Exposición dialéctica».
Individualizar una situación muy concreta gracias a la información
que nos proporciona el diálogo y los múltiples sistemas de diagnóstico
energético es sentar el principio de tratamiento, ya que como vimos en
M.T.Ch. sólo existen dos enfermedades: s ín d ro m e Y a n g y s ín d ro m e

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