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KARL MARX

VIDA

En primera instancia, Karl Marx (1818-1883), fue un revolucionario, filósofo,


economista, historiador, y periodista.

Nació en Tréveris (Alemania), en el seno de una familia judía de tradición liberal y


de posición económica baja. Estudió derecho e historia en las universidades de
Bonn y Berlín; pero, bajo la influencia del pensamiento de Hegel, se dedicó al
estudio de la filosofía. Sin embargo, las dificultades que las autoridades políticas
pusieron al desarrollo de la actividad docente de los hegelianos de izquierda hizo
desistir a Marx de dedicarse a la carrera académica. Asi, empezó a dedicarse al
periodismo, formando parte como redactor, y más tarde como director, de la
«Gaceta Renana», periódico en el que publicó numerosos artículos defendiendo el
sufragio universal y la libertad de expresión frente al Estado.

Posteriormente, se marchó a Paris y contrajo nupcias con su amiga de la infancia.


En París, fundó los «Anales franco-alemanes» (revista) y conoció a Friedrich
Engels. En 1845, después de ser expulsado de París, se instala en Bruselas, de
donde también será expulsado en 1848. En esta ciudad Marx desarrolla
actividades organizativas de núcleos obreros y emprende una actividad
revolucionaria. En ese año, junto con Engels, escribe el Manifiesto del partido
comunista.

Tiempo después Marx vuelve a Alemania y funda, con Engels, «La nueva gaceta
renana» pero el fracaso de la revolución le cuesta su expulsión de este país,
refugiandose en Francia, de donde también será expulsado, y en 1849 se instalará
en Londres, donde vivirá el resto de sus días.

Vetado todo trabajo para Marx, sólo podrá subsistir gracias a la generosa ayuda
de Engels y a los artículos que manda a diversos periódicos de izquierda. En su
estancia en Londres, además de su actividad política revolucionaria, se dedicara a
estudios e investigación. En 1864 funda y preside la Asociación Internacional de
Trabajadores, conocida como Primera Internacional, que posteriormente se
dividirá en dos grandes corrientes: la de inspiración marxista y la de inspiración
anarquista.

OBRA

MARX Y LOS MARXISMOS

De este modo se da cabida a la concepción del marxismo, destacando en primera


instancia que la obra de Marx no se centró sólo en aspectos netamente filosóficos,
sino que abarcó un campo que recorre diversas ciencias humanas o de la cultura,
como la filosofía, historia, sociología, economía, política, entre otras.

El marxismo es una ideología basada en la obra de Karl Marx y Engels. Las ideas
políticas y filosóficas del marxismo eran una poderosa crítica al mundo de su
época. Mediante su análisis, Marx y Engels buscaban entender la sociedad y su
funcionamiento, así como la forma de cambiarla radicalmente. Por eso se dice que
es una ideología revolucionaria, cuyo objetivo es terminar con la propiedad privada
y con la desigualdad social.

En este sentido, se entienden al menos dos períodos diferenciados: el “Marx


humanista” de los Manuscritos de economía y filosofía y el “Marx científico” de El
capital.

Siguiendo la clásica interpretación de Lenin, se han reconocido


históricamente tres fuentes en la filosofía de Marx:
• La Filosofía clásica alemana que, partiendo fundamentalmente de Hegel,
alcanza su máximo interés para Marx en los autores de la llamada “izquierda
hegeliana”

• La Economía política clásica, representada principalmente por Adam Smith y


David Ricardo.

• El Socialismo utópico (no sólo francés, aunque sí principalmente): Henri de


Saint-Simon y Charles Fourier, franceses, y Robert Owen, inglés.

LA FILOSOFÍA CLÁSICA ALEMANA

HEGEL: LA DIALÉCTICA Y LO ABSOLUTO

Hegel sostiene que las oposiciones o dicotomías conceptuales kantianas, como


relación entre entendimiento-razón, fenómeno-noúmeno, ser-deber ser;
planteaban unas divisiones radicales de la realidad que podían resumirse en
ruptura finitud-infinitud. De este modo, el problema de Kant gravita sobre el hecho
de que no llegó a ver que es precisamente en esas dicotomías (fenómeno-
noúmeno, finito-infinito, etc.) donde se muestra la interna necesidad que cada
realidad tiene de lo otro: no puede requerirse el fenómeno sin su opuesto, el
noúmeno; no puede postularse lo finito sin su contrario, lo infinito.

Lo que esconde la filosofía kantiana es precisamente la demostración de la


estructura dialéctica del conocimiento y de la realidad. Asi, el término “dialéctica”
va a cobrar una relevancia fundamental a partir del sistema hegeliano y tendrá su
expresión más práctica en el marxismo. Se ha estructurado tradicionalmente el
proceso dialéctico en tres momentos: tesis-antítesis-síntesis por Johann G. Fichte.
Más apropiado a Hegel, es expresar los momentos de la dialéctica con la
terminología: afirmación-negación-negación, de la cual se extrae que, en el ser de
algo lo primero es la afirmación de su identidad, pero el propio concepto de
identidad requiere el concepto de diferencia, es decir: para afirmar su identidad
necesita a lo otro y lo otro no es sino la negación de su identidad. Cada uno es la
supresión (diferencia) del otro y, por tanto, de sí mismo. La negación de la
negación de lo otro es el reconocimiento de la unidad de sí mismo con lo otro. El
ser de algo y el no-ser de algo son la contradicción en la esencia misma de ese
algo: la diferencia como identidad y la identidad como diferencia.

De este modo, se expresa la inmanente contradicción de la realidad existente y la


necesidad de superación de los límites de esa contradicción. Cada cosa es y llega
a ser en esencial relación y dependencia con otras cosas y, en definitiva, con la
totalidad de lo real. Así, pues, la entidad de algo es en relación de oposición con la
entidad de lo otro, de la totalidad. De este modo, la totalidad forma parte de la
entidad de ser algo. Y, finalmente, lo real es el todo (tesis ontológica).

De otro lado, En su afán por proponer un sistema que relacionase estrechamente


los dos conceptos clave de la filosofía occidental: naturaleza y espíritu, Hegel
retoma un último concepto y lo convierte en uno de los ejes fundamentales de su
filosofía. EL ESPÍRITU es, por una parte, el yo como conciencia que se conoce a
sí misma, es sujeto en cuanto que constituye una relación dialéctica con lo otro y,
precisamente por constituirse en relación dialéctica con lo otro, es infinito. Pero la
dialéctica es por sí misma actividad, por tanto, el espíritu es progreso, desarrollo.

FEUERBACH: EL MATERIALISMO ANTROPOLÓGICO

Esta crítica se puede resumir en dos puntos principales:

a) El idealismo de Hegel deforma la realidad hasta convertirla en puro


pensamiento. b) La filosofía de Hegel no es otra cosa que una teología ( Ciencia
que trata de Dios y del conocimiento que el ser humano tiene sobre él.) enmascarada de
racionalidad. Respecto al primer punto, Feuerbach somete la filosofía de Hegel a
una inversión materialista, sosteniendo que la verdadera realidad no es el espíritu,
sino el hombre sensible en la totalidad de sus relaciones materiales.

En cuanto al segundo punto, Feuerbach somete el pensamiento sobre la religión


de Hegel a una segunda inversión, expone que Dios no creó al hombre, sino que
el hombre ha creado a Dios. Entiende Feuerbach, pues, la religión como una
enajenación del hombre, un poner fuera de sí su propia esencia infinita
representada en todas las cualidades que con las que sueña pero no alcanza.

LA ECONOMÍA POLÍTICA CLÁSICA


Adam Smith y David Ricardo, considerados fundadores de la economía política
clásica y teóricos del liberalismo, elaboraron una teoría del valor que tuvo una
notable influencia en Marx. Las aportaciones principales que la economía política
inglesa introdujo en la teoría económica fueron:

Adam Smith:

 La diferenciación entre valor de uso y valor de cambio.


 La división (especialización) del trabajo para la reducción de costos de
producción. La acumulación de capital como motor del desarrollo
económico.
 La defensa del mercado libre y competitivo como el sistema más eficaz
para la asignación de recursos.

David Ricardo:

 El desarrollo de la diferenciación entre valor de uso y valor de cambio.


 Teoría de la ventaja comparativa: ampliación de la división del trabajo
propuesta por Smith.
 Ley de hierro de los salarios, que consiste en la idea de que el salario real
de los trabajadores permanecerá cercano al nivel de subsistencia aunque
haya intentos de incrementarlo

EL SOCIALISMO UTÓPICO

Los autores principales fueron, entre otros, Henri de Saint-Simon (1760-1825),


Charles Fourier (1772-1837) y Robert Owen (1771-1858); quienes elaboraron
doctrinas económico-políticas cuyos rasgos generales pueden resumirse en los
siguientes:

1. Critican a la filosofía individualista y consideran que el hombre es un producto


social.

2. Reprueban el sistema capitalista y a la industrialización del siglo XIX.

3. Estiman que el trabajo debe de ser la medida del valor del producto.
4. Proponen como alternativa al capitalismo el trabajo cooperativo.

5. Sostienen la necesidad de reorganizar la sociedad sobre la base de la ciencia,


la agricultura y la industria.

6. Plantean como objetivo alcanzar una sociedad sin clases

CRÍTICA DE MARX A LA FILOSOFÍA CLÁSICA ALEMANA

CRÍTICA A HEGEL

1. La dialéctica de Hegel es una dialéctica mística. Si bien Marx comparte el


proceso dialéctico con Hegel y reconoce en él un punto crucial de su filosofía, éste
había llevado hasta el extremo el proceso mental convirtiéndolo en Idea; Idea
como sujeto independiente cuya manifestación externa es la realidad sensible o
material. Lo real no era más que una manifestación de la Idea. Para Marx es justo
lo contrario: lo ideal no es más que lo material, pero ubicado e interpretado en la
cabeza del hombre.

2. El idealismo de Hegel deforma la realidad. Se encierra por una parte una


concepción de la realidad según la cual la razón es la esencia de la realidad,
siendo ésta, pues, reductible a Idea. Por otra parte, manifiesta que lo real satisface
las exigencias de la razón. De este modo, se justifica cualquier orden o estado
social o político existente, ya que toda realidad es racional. En consecuencia, los
principios fundamentales de la razón: verdad, justicia y libertad, se dan en el orden
político-social y en su expresión ideal: el Estado. Pero para Marx hay aspectos de
la realidad que niegan claramente la supuesta racionalidad de la misma. Por
ejemplo, la existencia del proletariado. En el proletariado la realidad de la verdad,
de la justicia y de la libertad se tornan en falsedad, injusticia y esclavitud.

CRÍTICA A FEUERBACH

1. No contempla la capacidad transformadora del hombre. El materialismo de


Feuerbach es un materialismo “contemplativo”, se limita a describir cómo es la
realidad sin observar por ningún lado que en esa misma interpretación habita
como germen la propia transformación de la realidad: no basta con explicar la
realidad, lo que hay que hacer es transformarla.
2. No contempla al hombre como consecuencia de una sociedad determinada. El
hombre del que habla Feuerbach es un hombre inexistente, un individuo abstracto
cuya naturaleza es concebida como una cualidad universal interna que une a los
numerosos individuos, sin darse cuenta de que el hombre es un ser social que
vive en una forma particular de sociedad y que es esa sociedad concreta la que
produce ese “espíritu religioso”.

CRÍTICA DE MARX A LA ECONOMÍA POLÍTICA CLÁSICA

Sostiene que el capitalismo es el mejor sistema productor de bienes destinados a


satisfacer las necesidades humanas y que el mercado se encarga de asignar los
recursos de forma que las necesidades humanas resulten satisfechas del mejor
modo posible, mostrándose así como el único modo válido de desarrollo de la
humanidad. Pero para Marx el sistema capitalista no busca la satisfacción de las
necesidades humanas, sino que únicamente persigue la generación de beneficios
y, en consecuencia, sólo está interesado en la producción de bienes como
mercancías, convirtiendo la fuerza de trabajo humano, también, en una mercancía.

CRÍTICA DE MARX AL SOCIALISMO UTÓPICO

Este supuso un primer enfrentamiento con el desarrollo de la industrialización,


pero su crítica no se basaba en argumentos científicos, consideraban la necesidad
de acabar con la explotación de los trabajadores, pero no se sustentaban sobre
análisis objetivos del sistema que la producía. Además, fundamentaban su
expectativa de cambio y abolición de la explotación sobre bases morales, como si
en algún momento los capitalistas fuesen a reconocer por sí los derechos de los
trabajadores.

EL MARXISMO COMO HUMANISMO

El humanismo es, en general, toda doctrina que centra su interés fundamental en


el hombre y pone a éste como origen y objetivo de su proyecto, afirmándolo como
el valor supremo. La idea de que el marxismo es un humanismo fue impugnada
por el filósofo francés Louis Althusser.
LA ESENCIA HUMANA. Para Marx el hombre es, en principio, un ser natural que,
en cuanto tal, está dotado de fuerzas naturales limitadas por su propia naturaleza,
en la que proyecta su fin y la realización de esta proyección hace que transforme
su propia naturaleza. Pero para Marx lo que realmente hace diferente al hombre
es su capacidad de trabajo, entendido éste como capacidad de transformación de
la naturaleza para producir sus medios de vida y entendiéndolo, también, como
capacidad de generar lo que antes no existía.

De este modo, el concepto de esencia encierra un germen de transformación, de


desarrollo o evolución y, además, no corresponde a algo que cada individuo
contenga como tal dentro de sí, sino que corresponde a su hecho social. Por ello,
el hombre es esencialmente:

• Material. El hombre es su vida natural, su vida física, su capacidad intelectual.


Pero también es material en cuanto a sus necesidades naturales.

• Social. El hombre se desarrolla como tal en la comunidad política en la que vive.


• Dinámico. El hombre es un ser constantemente inacabado, está en constante
autotransformación.

• Histórico. El hombre nace con todo el legado histórico como parte de su


esencia. El hombre se crea a sí mismo en el proceso de la historia.

LA ALIENACIÓN El sentido filosófico de alienación fue empleado especialmente


por Hegel, Feuerbach y Marx. Cuando algo o alguien coloca fuera de sí, como
algo ajeno a él mismo, la razón de su propia esencia, de su propio ser, se dice que
está enajenado. Los términos enajenación y alienación se refieren, pues, a toda
circunstancia por la cual el hombre entrega su razón de ser, su esencia, a algo
extraño o ajeno a sí mismo. Marx percibe varios tipos de alienación en el hombre.
Alienación económica. Se trata de la alienación en el trabajo. En el proceso de
producción capitalista el trabajador se desposee de su propia esencia porque el
resultado de su acción productivo-transformadora como sujeto, que es el producto,
no le pertenece, es propiedad de otro y, por tanto, le resulta ajeno y extraño.

Alienación social. La causa de esta forma de alienación es la división de la


sociedad en clases.
Alienación política: La clave de este tipo de alineación es la división entre
sociedad civil y Estado.

Alienación filosófica. La Filosofía clásica es un conjunto de representaciones e


ideas que constituye una forma de alienación en cuanto que sólo interpreta la
realidad, sin reconocer la capacidad transformadora que el hombre tiene de la
misma (praxis), y porque, además, la interpreta falsamente.

Alienación religiosa. Marx está de acuerdo con Feuerbach en que Dios no es


más que la proyección que el hombre hace de sí mismo, pero difiere en que el
hecho religioso sea constitutivo del ser del hombre; es, en realidad, un modo de
existencia falseada que presta justificación y estabilidad al orden económico,
social y político.

EL MARXISMO COMO CIENCIA

EL MATERIALISMO HISTÓRICO

Se le denomina a la ciencia de la historia elaborada por Karl Marx y Friedrich


Engels y que contiene al menos las siguientes tesis básicas:

a) Los hombres de toda época necesitan producir sus medios de vida inmediata.

b) Las relaciones que el hombre mantiene con la naturaleza y los demás hombres
en el proceso de producción de sus medios de vida son relaciones materiales.

c) Estas relaciones materiales dan origen al modo en que el hombre interpreta el


mundo (ideología) y a la estructura jurídico-política de la sociedad (Estado).

d) El desarrollo de estas relaciones materiales de producción de la vida es el


fundamento de la historia.

El materialismo histórico es, pues, una interpretación sobre la formación y


desarrollo de la sociedad mediante del proceso dialéctico de la materia a través de
la historia; siendo la materia el sistema de producción de los bienes materiales. Lo
que condiciona la historia no es el espíritu, como sostenía Hegel, sino las
relaciones económicas de producción.
CATEGORÍAS DEL MATERIALISMO HISTÓRICO. INFRAESTRUCTURA Y
SUPERESTRUCTURA. Marx desdobla en dos conceptos la estructura de la vida
social, política y espiritual del hombre: la infraestructura y la superestructura.

Llama INFRAESTRUCTURA social a la estructura económica de esa sociedad;


compuesta por las siguientes categorías y factores:

Sistema económico Concepto que incluye tanto al proceso de producción como


al

de distribución, intercambio y consumo de lo producido.

Producción Es la actividad por la que los hombres crean los bienes materiales
necesarios para su propia vida, para su propio desarrollo como hombres.

Modo de producción Es la forma en la que el hombre produce sus medios de


vida

Factores de producción Factores que intervienen en la producción: el proceso


del trabajo y las relaciones de producción.

Se constituye por:

 Objeto: es la materia obtenida en origen de la naturaleza.


 Fuerzas productivas: es la combinación de dos factores: la energía
humana utilizada en el trabajo y los medios del trabajador para realizar su
trabajo.
 Fuerza de trabajo: es la energía humana utilizada para llevar a cabo el
trabajo. Medios de producción: es el conjunto de instalaciones, máquinas,
herramientas y útiles necesarios para llevar a cabo el trabajo.

Relaciones de producción: Son las relaciones que existen entre los propietarios
de los medios de producción y la fuerza de trabajo.

De esa infraestructura emerge la SUPERESTRUCTURA como conjunto de ideas y


creencias, costumbres, instituciones, normas, que configuran la conciencia social.

VALOR DE USO Y VALOR DE CAMBIO. EL FETICHISMO DE LA MERCANCÍA.


El valor de uso de un producto lo determina su utilidad en la sociedad respecto a
la satisfacción de ciertas necesidades, es decir, aquello para lo que sirve; mientras
que el valor de cambio, es el valor del producto en el mercado, se mide por el
tiempo de trabajo socialmente necesario para producir dicho objeto

El valor de cambio aparece en el momento en que se cambia un objeto con unas


propiedades determinadas y, por tanto, con un valor de uso por otro u otros
objetos con otras propiedades determinadas y, por tanto, con otros valores de uso.
Luego lo que le infiere el valor de cambio a un producto no es su utilidad, sino el
trabajo necesario para producirlo. En el momento en que un objeto, que tiene un
valor de uso, se pone a disposición del intercambio con otro producto que tiene
otro valor de

uso, ambos se convierten en mercancías, siendo esta el elemento básico de la


economía de una sociedad capitalista y ésta tiende siempre a dar valor de cambio
incluso a aquellos elementos que sólo tienen valor de uso y no de cambio. Pero la
mercancía también contiene elementos místicos, metafísicos, teológicos... A esto
es a lo que Marx llama fetichismo de la mercancía. El fetichismo de la mercancía
es la apariencia que reciben las relaciones de producción en la sociedad
capitalista asentada sobre la producción de mercancías. El carácter místico o
fetichista de la mercancía proviene de que ésta se proyecta ante los hombres
como si el carácter social del trabajo de éstos fuese el carácter material propio de
los productos de su trabajo, de los propios objetos; como si la mercancía fuese el
resultado de una relación entre los mismos objetos que se intercambian, al
margen de sus productores. Pero, además, este escenario tiene otra implicación:
las relaciones entre los hombres aparecen como relaciones entre cosas,
convirtiéndose el ser humano también en una cosa al convertir el valor de uso de
su trabajo en valor de cambio y, por consiguiente, en una mercancía.

PLUSVALÍA

Marx emplea el término plusvalía (o plusvalor) para describir la parte del valor de
uso del trabajo humano —y que, se convierte en valor de cambio en el modo de
producción capitalista— de la que se apropia el dueño de los medios de
producción (el capitalista) para obtener un beneficio. El salario de un trabajador
tiene que ser necesariamente inferior al valor de su trabajo porque es de esa
diferencia entre valor del trabajo y coste salarial de donde el capitalista obtiene el
beneficio, la plusvalía.

CLASES SOCIALES Y LUCHA DE CLASES

Marx no llega a definir nunca con precisión su concepto de clase.

Siguiendo a la filósofa marxista Marta Harnecker podemos decir que para Marx las
clases sociales son grupos sociales antagónicos en que uno se apropia del trabajo
del otro a causa del lugar diferente que ocupan en la estructura económica de un
modo de producción determinado, lugar que está determinado fundamentalmente
por la forma especifica en que se relaciona con los medios de producción. Lo que
determina la pertenencia a una clase u otra es la posición que ocupa el individuo
en el sistema económico y, más concretamente, en las relaciones de producción,
las cuales son el origen de todo lo demás que define a una clase.

Atendiendo a esto, en una sociedad capitalista habría dos grandes clases


sociales: la burguesía, propietaria de los medios de producción, y el proletariado,
que no dispone de medios de producción y, por tanto, su única fuente de ingresos
es la venta de su fuerza de trabajo.

De este modo, la lucha de clases ha sido y es el motor de la historia y La historia


de la humanidad no es sino la historia de la lucha de clases.

REVOLUCIÓN Y DICTADURA DEL PROLETARIADO

Una revolución es un proceso en el cual la mayoría de los individuos de una


sociedad se enfrentan al poder establecido con el fin de sustituir no solamente a la
autoridad o gobierno, sino a un régimen político por otro.

Según Marx, en cierto momento del desarrollo de una sociedad las fuerzas
productivas entran en contradicción dialéctica con las relaciones de producción y
con la superestructura generada por éstas, abriéndose así una fase de revolución
social y la llegada de un momento en que colisiona con la inmóvil estructura de las
relaciones de producción. Es ahí donde se pone de manifiesto la lucha de clases:
lucha de la clase dominada contra la clase dominante. El proceso revolucionario
es una acumulación cuantitativa de cambios en las fuerzas productivas que
culmina en un proceso cualitativo cuando la clase dominada sustituye en el poder
a la clase dominante, al igual que a todos los niveles de la superestructura:
político, jurídico e ideológico.

En efecto, La forma específica de revolución que deberá sustituir al modo de


producción capitalista y su superestructura y culminar con la instauración de un
régimen político comunista, tendrá, como toda revolución, un proceso particular de
desarrollo que, en este caso, tiene dos fases: la fase socialista y la fase
comunista. La fase socialista consistirá en La toma del poder por la clase
dominada (trabajadores) instaurando la dictadura del proletariado11 en la cual la
clase proletaria asume, mediante el dominio del Estado, todo el poder frente a la
clase burguesa.

La fase comunista es la fase final del proceso de la historia que culmina con la
desaparición de las clases sociales

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