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Liceo Punta del Este - IDIOMA ESPAÑOL

Prof. M. Peters
Actividades 3° 2 / 3°3
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-Ladrona, así aprenderás -gritaba Don Rosendo, al tiempo que propinaba acompasados latigazos sobre el escuálido cuerpo de Rosaura.
-Le juro patroncito, que no robé el collar de la señora.
En el patio, la peonada miraba con espanto el ejemplar castigo.
-Así vas a aprender a no apropiarte de lo ajeno -continuaba diciendo Rosendo.
-Por favor patrón, no le pegue más a mi mamá. Pégueme a mí, que soy hombre y más fuerte -se oyó decir a un rapaz morenito
de unos diez años.
-Cállate, bastardo. Ahora mismo tu madre y tú se mandan mudar de la estancia. No quiero volver a verlos nunca más.
Horacio se acercó a Rosaura. Haciendo un gran esfuerzo la levantó del suelo y lentamente comenzaron a caminar.
A los pocos minutos se desató una terrible tormenta. Madre e hijo se guarecieron bajo un árbol, pero por temor a los rayos,
reemprendieron la marcha. La sangre de Rosaura, mezclada con el agua chorreaba por su cuerpo enjuto. Comenzó a toser y a jadear. De
pronto, cayó al suelo, exhausta. Sus ojos se volvieron turbios. Su cara traslucía el enorme sufrimiento. Tomando la mano de Horacio y
apretándola con las escasísimas fuerzas que le quedaban, le dijo:
-Mi vida se termina, querido hijo. Recuerda que tu madre nunca fue una ladrona. Prométeme que serás un hombre de bien. Desde el cielo
velaré por ti.
Exhaló Rosaura su último suspiro y las lágrimas de Horacio se unieron a la lluvia y a la sangre.
-Ya me las pagarás, Rosendo -murmuró el muchacho. Algún día ...

Transcurrieron más de treinta años. La mayoría fueron años de miseria, humillaciones y tristezas para Horacio. Sin embargo, las
adversidades lo fortalecían y cuando se sentía desfallecer pensaba en que ya llegaría su venganza
Con tesón, empeño y sorteando escollos, se recibió de médico. Una mañana, al llegar al sanatorio, lo sorprendió un inusual
revuelo del personal que iba como enloquecido de un lado para otro.
-¿Qué ha ocurrido? -preguntó.
-Trajeron a una accidentada. Tiene importantes quemaduras y derrames internos. Solo usted es capaz de salvarla.
La cara de la paciente era un muestrario de laceraciones, cortes, moretones y piel chamuscada. Gemía débilmente. A su lado, se
encontraba un anciano que rezaba y le murmuraba dulces palabras. Al ver entrar al médico, el hombre suplicó:
-Sálvela, doctor. Mi hija es mi más preciado tesoro.
A Horacio le costó reconocer ese rostro demacrado, mustio y esa voz ahora carente de soberbia y prepotencia.
Estaba frente al objeto de su venganza, frente al hacedor de su mayor desdicha.
-Al fin nos encontramos -pensó. Supo que había llegado su momento. Se acercó a la enfermera para decirle:
-No intervendré a la paciente -pero en ese instante recordó las últimas palabras de su madre muerta y empezó a prepararse para
realizar la operación.
Alicia Presto

Consigna:
Lee con atención el texto y resuelve los siguientes puntos:

1. ¿Qué relación tenía Rosaura con Rosendo?


2. Ubica en el texto las características físicas de Rosaura. ¿Cómo crees que era su personalidad?
3. En cuanto al hombre que la castiga, ¿cómo lo imaginas?
4. Rosendo ordenó "...tu madre y tú se mandan mudar de la estancia"
¿Qué exigió? y ¿por qué será que usó este estilo de lengua?
5. ¿Qué comprendes cuando lees que las adversidades fortalecían al joven?
6. Además de los cambios físicos provocados por el paso del tiempo, qué otros cambios se apreciaban en Rosendo?
7. ¿Qué conflicto crees que enfrentó el médico antes de decidir operar a la accidentada?

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