PALABRAS
Quiero papel, por favor
por favor, quiero papel
porque estas palabras mias
van a marcharse
se marchardn por su cuenta
se perderin entre la gente.
Quiero papel, por favor
por favor, quiero papel
agarraré estas palabras
y las envolveré
donde no puedan marcharse,
deslizarse por el borde
y ahogarse.
Escaneado con CamScanner: ESTAMA CONVIRTIENDO EN UNA PEQUERA
ladrona, sempre robando trozos de papel. A
ycces eran las bolas de pape en las que papi
fra a casa sus boelas de ron. A veces eran seviletas 0
cl papel gis que los dependientes empleaban para envol-
ver cosas. Pero lo que yo més queria en el mundo era
tener un cuaderno de mi propiedad, Un cuademno donde
escribir “Poemas, por Ana Rosa Hernéndea” en la pri-
‘mera pégina y entonces llenarlo con palabras, con lagas
palabras, con palabras cortas, con palabras que olicran y
supierany se percbieran como nucvas.
Pero el nico cuaderno que tenfa era para la escuela,
‘Mami me habla dicho que un cuaderno costaba 40
pesos: in montén de dinero, el equivalente a dos comi-
das completas para nuestra familia. Cuéntas borellas de
zon podia comprarse papi con 40 pesos, me pregunt
‘Mihermano Guario tenfa un cuaderno, Estaba lleno de
blanca péginas vactas que esperaban las palabras. Una
vee le pregunté:
—Guatio,:podrias darme tu cuaderno para escribir
mis poemas en él?
‘Movié la cabeza y espondié:
Es para trabajar, cara, lo siento, pero puedes reci-
tarme tus poemas siempre que quieras.
Levanté la cabeca hacia mi hermano mayor y sonrel.
Guario rabajaba de camarero en un restaurante
cerca de la playa. Todo el mundo sabia que Guario
tenfa uno de los mejores trabajos dl pueblo porque era
‘muy bien parecido. A los euistas les gustaba verlo son-
reir y hablar con él cuando le pedian la comida. Las
uchachas de pales felos y Icjanos se enamoraban
siempre de mi hermano. Le tocaban su oscuro eabello
sizado y escuchaban cémo les decta «mi amory.
‘Un viernes por la noche Guario salié a roda prisa
casa de su mejor amigo, Angel. Iban a un club a bailar
bachatas y Guario dejé su cuaderno sobre la mesa. Yo
stab sola en Ia casa. Mami habia salido a visitar a una
vvecina y papi habia bajado al colmado a jugar domin6.
‘No tenia ni idea de lo que haba sido de Roberto y
‘Angela. Sdbitamente un soplo de brisa se colb por la
casa y agit las hojas del cuaderno de Guario. Las pégi-
as vacias que el viento separaba me mostraban todos
Jos maravillosos espacios blancos que esperaban por
‘mis palabras. al ve podria escribir unas pocas paginas
y arrancarlas, pensé. Guario nunca se darfa cuenta
‘Cog{ un lipiz y miré alrededor mio: estaba sola.
‘Ast que empecé a escribir primero una pégina,
luego otra y otra mds. Paré cuando habla lenado cinco
Escaneado con CamScannera {EL COLOR DE MIS PALABRAS
péginas con palabras sobre el monte Isabel de Torres y
Iaplaya de Sosa, que me encantaban. Escribt sobre los
nifos y sobre cbmo trepaba a mi ézbol gr gi favorito.
scribi un poema sobre Angela, mi preciosa y tonta
hhermana mayor, que no sabia hacer otra cosa que son
reir a los hombres que pasaban por nuestra galeria, y
cecribi también sobre mi hermano Roberto, que traba-
jaba muy duro bajo el sol alquilando sills 2 los turistas
De repente me quedé a oscuras: era otro apagén. Una
buena cosa, por otra parte, porque si no, no habria po-
dido deja de esrb
‘Arranqué las hojas cuidadosamente y me las mett
‘en bobo. Fuia sentarme en la galeria a mirar cémo
‘cielo lenaba su inmensidad azul con rosas y naranjas
yy un profundo purpura. La oscuridad completa lo cu-
brla todo. Ademés de la oscuridad me rodeaba el silen-
‘Go, porque las radios de los vecinos habfan dejado de
‘ansmicie us ruidosos merengues.
Saqué las péginas de mi bolillo; dos més, pensé.
Nadie sabria nada. Volvi de puntillas al interior y en-
‘cend{ na vela. Me senté ala mesa y esribéasuttlante
luz. Escribi pigina eras pégina hasta que no quedaron
mds pdginas vacas en el cuaderno de Guario.
Entonces of un ruido.
PALABRAS: ~
—zAna Ros, estis ahi?
Fra mami. Di un salto y guardé el cuaderno en el
bolill.
—Si, mami. Aqut estoy.
Qué estis haciendo, carifo? —pregunts.
—iNada, mami, nada! —dije en vou alta para alejar
los escalofiios que recorran mi cuerpo.
Mami se dirigié donde yo estaba y me puso una
mano bajo la barbilla,incin6 mi cabeza hacia la uz de
la vela y me miré a los os:
—Estis segura? —pregunts.
ice un gesto de asentimiento mientras tragaba s2-
liva, Puse la mano sobre el cuaderno de mi bolillo y
salf del cuarto. Entré en el dormitorio que compartia
‘con Angela y me semté sobre la cama con la mano en el
bokillo ocultando mi secreto. Finalmente, escondf el
‘audemo bajo el delgado colchén, poniéndolo tan
cerca de mi lado como pude.
‘Al dia siguiente, todos los miembros de la familia
buscaban el cuademo. Guario grtaba que lo despedi-
fan, lo que hizo que papi se asustara mucho. Aunque
papi siempre juraba que si dejaba su slla en la galeria
durante las horas de calor del dia suftrta un ataque,
cambién ayudaba a buscar el cuaderno.
Escaneado con CamScanner— lt”
uo EL COLOR DE MIS PALABRAS
‘La easa era como un manicomio: papi, Guario, Ro-
sero y Angela, mis rimos pequeis y rodo el mundo
‘mba todo por I puerta en una bisqueda frenética,
Sills, una radio, botelas de ron vacias, peri6dicos vie-
jos, ropa, nuestos dos peros, unas gallinas que habta
por all que picaban a esto a lo otro. todo salié vor
lando al patio abandonado.
‘Desde luego yo sabia bien dénde estaba el cuaderno
—debajo del colchén— pero me sentia demasiado
asustaba para decilo. Fingf que buscaba por la cass.
Entonces me met{ en I cocina donde mami estiraba la
‘masa para hacer empanadas.
—Mami —dije nerviosamente—, todo el mundo
busca el eusdeno de Guario.
‘Mami hizo un gesto de asentimiento con la cabeza
pero no levanté la vista. Pas6 por lo menos un minuto
antes de que dijera:
—Aparecerd cuando tenga que aparecet.
En ese momento supe que lo sabia. Esperé sus gr
0s, pero mami siguié espolvoreando harina y amasando
Ja merc Realmente no entendia a mami en absolute
‘Me meti en el cuarto y deslicé la mano debajo del
colchén, Allf estaba el cuaderno,
‘Me senté en el suelo mordiéndome ls ufias. Guatio
PALABRAS as
re habia preguntado dos veces si habia visto su cua
derno y yo le habta contestado que no.
No pude evar el répido “;no!™ que salié de mi
boca. Quetta decirle la verdad, pero mi boca era inca-
‘paz de decit ninguna otra cosa
“= zPero que haces sentada ah? —pregunté Angela,
que entraba en el cuarto. Tiré la almohadas al suelo y
cempez6 a levantar las sibanas de la cama,
Ya he mirado ahi —dije répidamente ances de
(que decidiera dale la vuelta al colché.
‘Mi corazén latfa cada ver mas répido mientras los
‘gritos de Guario llenaban todos los rincones de la casa.
Papi maldecia y Roberto y Angela corrian de un lado
para otro con la preocupacién reflejada en sus rostros.
‘Habla un horrible miedo en el aire, miedo alo que ocu-
ria si Guario perdia su trabajo. No habfa manera en
mundo de que yo pudiera devolver ese cuaderno
ahora que cada una de sus péginas estaba llena con mis
descuidadas palabras.
Entonces ofmos la vor de mami:
Bl almuerzo esti listo: vengan a comer, Y dejen.
de hacer tanto lio por ese cuaderno.
El severo sonido me cubrié como la dulce oscuri-
dad de la noche. Mami lo sabia y no ibaa decrlo.
Escaneado con CamScanner“oo L COLOR DE MIS PALABRAS
‘Bueno, no imporalo que sucedaen nesta familia,
enpmcenhumos mami AS que cuando ma oe
Tams parson dejamos nuestafentica bisqueda
Joga la mesa. Papi dijo las oraciones y mami
vr Ten lo plats con habichuelas rojas, atoz y eru-
jenes empanadas dads rllenas de pollo y especias.
Haba también grandes vasos de jugo de lima eon pre-
Goss cubitos de hielo, Fue uno de los mejores almucr-
tos que recuerdo: podria haberseservido en una Festa
Fra como si mami hubiera preparado esta comida
special con el propdsivo de distaer ala familia. ¥ lo
consiguié. Despuds, todos nos echamos hacia atrés en
nuestassilas, repltos y reajados, como si las empana-
das pudieranlograr que el aspecto del mundo mejorara
y las habichuelas rojas el arroz consiguieran espantar
las penas
Hablamos de dénde podea estar el cuaderno y lo
‘que le podia haber ocurrido. Papi habia dejado de mal-
decir y Guario ya no gritaba. Finalmente papi buscé en
subobilloy se algunos pesos, que puso sobre la mesa.
‘Mami entonces introdujo una mano en el fondo del
bobillo de su vestdo y puso otros cuantos pesos en la
‘mesa, Roberto dio un salto, fue ala cocina y volvié con
lunos pesos més que puso sobre los de papi y mami.
_y hos sentam
_ i} §
PALABRAS ~
Guario estaba sorprendido y noté que los ojos se le ef
rojeclan como si estuviera intentando no lorat. Pero
dia ser posible: jamds habta visto lorar a Gua-
eso no p
9 afios y era mi hermano
rio en mi vida. Guatio tenia 1
mayor, fuerte y grande, que se encargaba de todo,
Mami lo llamaba Jefe cuando papi no estaba cerca: ¥
‘eo era lo que Guario era, el jefe. Tenfa dos trabajos,
‘compraba la comida y arrelaba todo lo que necesitaba
ser areglado, Siempre estaba serio.
—Toma —dijo papi, empujando los pesos hacia
Guatio—; toma esto y cémprare un cuademno nuevo
para trabajar.
‘Guario asintié con la cabeza y se levant6. Rodeé la
‘mesa y bes6 a mami en la mejilla, Inmediatamente sais
de la casa y se fue a trabajar.
‘Contemplé la ancha espalda de Guario que se ale-
jaba cada vex més de nosotros. Cuando me volv{, mami
levanté las cejas mirindome como si me dijera «qué
cesperast». Me levancé de un salto y core! detrés de Gua-
tio, Estaba en la esquina esperando que un ruidoso mo-
soconcho lo llevara al trabajo.
—iGuario! —grté,
Mi hermano se dio la vuelta. Me precipité hacia ly
rodeé su cintura con mis brazos.
Escaneado con CamScanner7 EL COLOR DE MIS PALABRAS
Su mano acarici6 mi cola de caballo.
Yo cogf tu cuaderno —susurré en su camisa—.
Le siento.
Guatio siguié acarciéndome el pelo. Después de
tun rato dijo:
—Sé lo que se siente.
{Como se siente que? —pregunté.
—Querer tanisimo algo.
Qué has querido ti tanto? —pregunté, levan-
tando la visa hacia él
—Un futuro —respondi6. Y entonces vi que tenia
Jos ojos lenos de lagrimas. No era la primera ver. que
ofa a Guario hablar sobre querer un fururo, s6lo que
nunca le presté atencién, Pero al estar ali mismo en ese
‘momento oyéndolo y mirindolo, el mundo entero os-
lb por primera ver del yo. oa oo ser: mi hermano
mayor,
Guario y yo nos quedamos de pie en la esquina
abrazados micntras todos los motoconchos pasaban ha-
ciendo sonar sus bocinas. Fue la primera ver que supe
{que las palabras no lo pueden decir todo.
.
EL ARBOL GRI GRI
‘Me siento en las ramas
leas de mi gri gris
contemplarlo todo
sme gusta a mt
Arriba de mi gr grt
sy poderosa rina
(que se senta en su trono
_y las ramas la peinan.
Me acurruco en las bojas
rientnas el viento soplas
_ysi ls truenos ruenan
‘07 7 beso la lava
Soy del eri gri la rina
‘yestey al mando,
“yproteo-mi drbol
cde malas manos,
Escaneado con CamScannerSola com un toro
(que esblo para mh
cacendida del mando
me quedo agi
(0 ERA NECESARIO QUE NADIE DIJERA QUE YO
cera distinta a todas las demés personas de
nuestro pueblo, Qued6 claro el primer dia
aque me subi al rbol grigri y me quedéallf durante
horas.
— Qué le pasa atu hija? le preguntaban los veci-
No ext bien dela cabeza —se respondian a s mis-
‘mos euando mami se limiaba a encogerse de hombros.
Papi decta: no tiene nada de malo sentarse en un
drbol. Es la misma cosa que sentarse en una galeria slo
que més ariba
‘A veces Roberto trepaba conmigo pero se aburrfa
répidamentey bajaba, aullando como un mono.
‘mova la cabeza mirindome y decia que nunca sera
tuna verdadera chica, porque las chicas no trepan a los
Arboles cuando tienen 12 aos.
Ni siquiera Guario lo entendia, aunque lo inten-
‘aba. Una vez me pregunts qué hacia yo arriba: eso fue
~ 2
sn Anno GR! GR!
nds que lo que cualquier ota persona se habia aventu~
rado a preguntar.
Le dije que miraba alrededor. Me progunté si no
crea que esaba derrochando el tiempo, cuando podla
hace alg para prepara mi futuro, como estudiar inglés.
Guario siempre pensaba en el fururo. A veces yo
tenia a impresién de que le atormentaba particular-
‘mente el que a nosotros nos dera igual lo que el manana
a trcrnos. ¥ en realidad, zqué habla que saber? O
Tovera 6 no lloverla, Pero seguro que iba a hacer calor,
«que mami iba a cocinar, ue papi se sentaraen Ia galeria
1 que la radio tocarfa merengues todo el dia. Eso seguro.
‘Ademés, yo ya sabia lo que querfa hacer en el fu-
taro, Quera ser esritora, pero s6lo mami lo sabfa. ise
lo hubiera dicho a Guatio, hubiera comentado que era
poco razonable. Si se lo hubiera contado a algin otro,
se hubiera reldo, Pero en mi drbol gr gris yo podia ser
cualquier cosa que quisiera ser, una escrtora incluso,
desde mi umbroso y verde eseondrijo.
Podfa ver cémo la superficie de plata del ooano
destellaba bajo la luz del sol. Podia ver la gente que ca-
‘minaba fatigosamente de un lado para otro el polvo-
riento camino de Sosa; algunos cargando cubos de
Escaneado con CamScannera = EL COLOR DE MIS PALABRAS
agua sobre a cabeza. Podia ver alos chicos que jugaban
pelota en el patio de a escuela con la rama de un érbol
y una pelota de goma. Podia ver el rio serpenteando
entre las rocas, hambriento de lluvia.
‘Alld lejos, en Puerto Plata, podia ver el monte Isabel
de Torres, un gigante verde con blancos rizos que se en-
redaban en torno a su cabeza.
Podia ver la sofiolienta laguna y las tristes casitas de
ta gente que por all vivia.Podia ver los péjaros que pa-
saban volando por mi gr ri, con sus aterciopeladas plu-
‘mas rub y oro centelleando en sus diminutos cuerpos, y
escubrr el arco irs que resplandecfa sobre el mar, des-
ppués de una tormenta. Podia contar las rosas del crepis-
culo en el patio de la sefiora Garcfa. Podia ver a mi
maestra subiendo a colina que dab junto a su casa, ya
papi sentado en nuestra galeria, dando cabezadas.
Un dia, sin embargo, vi algo que no habla visto
hunca y que me atemoriz6 tanto que casi me caigo del
Arbol. Estaba mirando el mar cuando repentinamente
salié de 4! un monstruo gigantesco, negro y enorme,
‘uya sombra cubria el sol. Pero antes de que pudiera
‘micir un grto, el monstruo volvié a sumergirse.
Me deslcé del érbol tan répidamente como pude y
cort hacia la casa gritando:
BL ARBOL GRE GRI ~ »B
—Papi, papi, hay un monstruo en el mar!
Papi se desperté de su siesea:
— Qué pasa? —pregunt.
—Un monseruo —repe—. {Un monstruo gigan-
tesco ha salido del mar y viene en esta direcci6n!
Volviéndome hacia la casa, grité:
Mami, ven répido! Hay un monstruo marino,
jlo he visto!
‘Mami salié enseguida con Angela tras ella. Iban se-
cindose las manos porque estaban lavando los platos
del almuerzo.
‘Todo el mundo me miré como si estuviera loca.
—iEs verdad! —dlije, saltando arriba y abajo.
Mami hizo que me sencara y que le describiera exac-
tamente lo que habia visto, Antes de que hubiera ter-
sminado, Angela se lo habia gritado a su mejor amiga,
4que pasaba por all. Papi, por su lado, habfa llamado
con la mano a algunos de sus amigos de las partidas de
dominé y les conté lo que yo habia visto desde la copa
de mi drbol gr gr.
Pronto nuestra galeria estaba rodeada de gente que
‘me preguntaba y me peda que repiticra mi historia
Cuando la hube contado por cuarta ver, el sefior
area, el duetio del colmado, se empeaé a reir.
Escaneado con CamScannerEL COLOR DE MIS PALABRAS
uo
Te debes haber quedado dormida en el drbol y
has enido una pesadila,carifio —dijo.
No —repliqué, moviendo a cabeza—, lo he visto
ero sus palabras hablan causado un alivio general
{se mostraron todos de acuerdo—, has de-
bio imagindtelo.
No, idiotas! —quise gritar—. No me he imagi-
ado nada Pero me aguanté porque a mami ya papi no
les gustaba que yo les gritara alos vecinos niles lamara
idioes. Eso seguro.
Mientras rodo el mundo se sentaba en la galevia
tra beber alg y hablar de mi monstuo marino, me
escabully core hacia mi rbol gi gr. Of que mami me
lamabs, pero fing que no habia ofdo y subt répida-
mental bo. Necesitabaaveriguar si iba a poder ver
‘oa vezlo que habla vst antes
“Me senté en mi rama fvortay separé unas cuantas
Inj de los ojo para mirarel mar. Lo miré tan inten-
samen y dra nto dempo gu a gan mas az
nis oos save qu parpadea vasias veces para no
cteme cig ue
Fue cayendo la tarde y el azul del mar se toxné len
‘amente gris mientras yo miraba y esperaba, El est6-
_ i@#27 7;
sx Ansot oat GRE ~ 3
smago me hacia rudos, pero los acallé apoyando le
mano ea él
Enroness,
que quad lo habla
seidor de espuma blanca, El surtidor
aie como si fuera una foente magica.
i sun vole! —susurré. Recordé que mi macs-
tra nos habia contado cémo- muchas de las islas del Ca-
ibe se habfan formado por voleanes que emerglan del
‘cuando justamente empezaba 2 pensar
jimaginado después de todo, vi un
subié y subi6 en
stab sin aliento. Puede que estviera viendo et
‘comienzo de una isla completamente nueva, que surgia
en exe momento junto 2 la Republica Dominicana.
Mientras seguia mirando, una forma negra surgi del
surtidor de agua. Ascendié y se dio la vuelta como sies-
tuviera bailando, y fue entonces cuando vi la reluciente
sgarganta blanca del monstruo marino. Se sostuvo unos
segundos entre el cielo y el mar y entonces cayé de
nuevo al agua salpicando gotas saladas que ascendieron
hasta las altas nubes rosasy perlas.
El corazén me latia furiosamente y me agarré con
todas mis fuerzas al érbol para no caerme. Tenfa raz6n:
zo habla imaginado nada. De verdad habfa un mons-
Escaneado con CamScannerse BL COLOR DE MIS PALABRAS
truo marino allé fuera. Peo esta vez no me precipité
dibol abajo para contdrselo a todo el mundo.
‘Me preguntaba qué haria la gente. Intentarfan dar
con é? Quiak matarlo? De algiin modo, aunque no
sabia por qué extaba segura de que el monstruo marino
ro era peligroso. Lo tinico que queria era nadar y salir
del mar de un salto, del mismo modo que yo saltaba
por encima de a oles.
Bajé del drbol y me dirigl a casa. Lo primero que
{querfa hacer era comer, pero habla gente por toda la ga-
lerfa que hablaba animadamente,
—iLo hemos visto, Ana Rosa! —gritaron—. jHemos
vino ese gran monstruo marino tuyo!
Papi estaba muy ocupado sacando vasos, taza, jarri-
tas, todo lo que pudiera servir para tomar un trago de
Coca-Cola y ron. Mami hacia circular una bandeja con
dulce de leche: lo adoro. Me dio la impresién de que aca-
baba de hacerlo, porque estaba todavia blando y tibio.
Los nis Uevaban de un lado para otro grandes
bandejas con diferentes cosas de comer que sus mamés
+habfan preparado, Angela les daba instrucciones para
que pusieran la comida aqut o alli en nuestra gran
‘mesa. Vi bandejas que contenfan pequefias montafias
de aroz con polo, plitanos fits y batatas fia.
BL ARBOL GRI GR ~ 7
Bl sefior Garela me pidié disculpas una y otra vez
‘Unascien personas més o menos se habfan reunido en
nuestra galeria, en el patio y a lo largo del camino, y
todas hablaban del monstruo marino.
—La temporada turltica est a punto de comenzar
—ijo el sefior Rojas, duefio de un Jeep que alquilaba a
Jos euritas—. No podemos permit que sepan que te-
rnemos un monstruo marino en la bahla de Sosa.
— Pero por qué no? —pregunté la sefiora Pérez,
que vendia cuadros en la playa—. Podria ser una atrac-
‘ign turistica. Tal vez mucha gente decidirla venir s6lo
para vero,
Hubo unos cuantos que susurraron «tiene raxén,
tiene razénv y otros dijeron sestéen lo cierto, esté en Jo
ceron.
Parecta como si fuera a haber una gran discusin en
nuestra galerfa, justo como las que se producen cuando
‘8 afio de elecciones presidenciales. De la manera que
todo el mundo hablaba, pronto habrfa misicos com-
poniendo merengues sobre el monstruo marino y pronto
hhabrfa fiestas justo como durante las elecciones.
Meneé la cabeza y me limieé a escuchar a todos
mientras me serva un plato lleno de comida. Ese po-
brecito monstruo marino, pensé.
Escaneado con CamScanner5 = EL COLOR DE MIS PALABRAS
Entonces la gente empezé a hacer un Plan. Cuando
Jos dominicanos se redinen y deciden hacer un plan,
presen atenciénl, porque hay planes y hay Planes, y
sése era definitivamente un PLAN!
‘Lo primero que la gente decidié fue que alguien
tenia que vigilar al monstruo marino. Todo el mundo
‘mira su alrededor para ver quien iba a ser voluntario,
Enronces fue cuando supimos que el PLAN no iba a
fancionar porque nadie queria hacer algo tan estipido
‘como bajar hasta la playa y vigilar el mar.
Fue Angela la que tuvo la brillante idea de que,
dado que yo lo habia visto primero, podia montar
‘guardia desde mi drbol gr gi. Todo el mundo se volvis
hacia my asintié con la cabeza.
—iVaya, por fin una buena razén para que esté
arriba todo el tiempo! —of que susurraba Ia sefiora
Gara.
api me miraba y asentfa con la cabeza, orgulloso
de que su hija hubiera sido seleccionada para un trabajo
tan importante. Yo dije:
—Es bien, lo haré.
‘As{ que el PLAN continuaba. La mitad de la gente
querla hacer carteles para anunciar que la bahfa de Sostia
fenfa un nuevo visitante y que ese nuevo visitanteera una
ed
zu ARBOL GRI GRE ~ »
specie de monstruo marino. La otra mitad de a gente
‘ceadia la cabeza y decfa no, no, es demasiado obvio.
"—Tenemos que ser muy sutiles con un asunto f2"
delicado como éste —dijo la sefiora Pérea—. Podemos
hhacer una maravllosa historia sobre este monstruo ma-
fino, darle un nombre, convertilo en un monstruo
aistoso y entonces deciselo al mundo. De otro modo
todo lo que haremos es meterle miedo ala gente y que
nadie venga a esta parte de la isl.
“Tenfa razén en eso. Una historia sobre el monstruo
marino era mucho mejor que un gran cartel con una
flecha que dijera:
jPor aqut para ver el monstruo marino de la
bahia de Sostia!
La idea en conjunto me dio ganas de reir. Qué dirfa
Guario cuando Iegara a casa y lo pusiéramos al co-
rriente de todo esto. Estaba impacient{sima porque vol-
viera del restaurante.
Bien! —dijo el sefior Rojas—- {Qué nombre le
pondremos al monstruo?
—Y, ademés, ;quién sabe escribir una historia sobre
A? —pregunt6 el sefior Garcia.
La sefiora Pérez se encogié de hombros y dijo:
Escaneado con CamScanneryo EL COLOR DE MIS PALABRAS
_—No sé escribir muy bien, pero entre todos pode-
mos hacer algo.
Entonces mami, que habitualmente se mantenfa en
silencio durante estas discusiones, hablé alto y claro:
—Ana Rosa es quien mejor puede escribir una his-
toria sobre el monstruo marino.
Me quedé sin habla. Esta no era la mami que vene-
raba el silencio,
La gente movi ls cabezas de un lado a otro, “{Una
nifia va a hacer algo tan importante?”, susurraban,
—Si—contesté mami—, Démosle un cuaderno y
‘scribird en él una historia sobre el monstruo marino.
Si no nos gusta, otra persona puede intentarlo.
1 modo en que mami habia dicho esto itimo, tan
firme y definitiv, hizo que la gente asintiera con la
cabeza:
Bueno, no hacemos mal a nadie probando
—Aijeron.
Ast que el sefior Garcia fue a su colmado por un
cuademo. Mami me lo dio; sus manos estaban tan filas
como el ro,
Mientras los mayores trasnochaban hablando en la
talerta, bebiendo y comiendo, entré y comencé a escribir
‘a historia del monstruo marino. Lo primero que hice
BL Anno GRI GRE — a
fue intentar darle un nombre, pero no se me ocurtanin-
guno bueno. En lugar dello, comencé pensar en suas
pect, y luego a imaginar lo que debi er vive slo en el
mar, siendo tan diferente de todas las demds criaturas.
Los peces y los otros animales se sencrfan pro-
bablemente amedrentados por su tamafio, su gran nariz
yu larga cola restallante. ¥ lo més probable es que no
‘uisieran jugar con él. Quizd comentaran entre stst-
‘ros lo estrafalario de su aspecto. Pero el monstruo ma-
rino queria un amigo: muy dentro de mi, yo entendia
perfectamente cémo debia sentitse.
Comencé a escribir. Escribi pégina tras pégina en el
cuaderno que el pueblo me habia dado. Cuando ter-
miné era casi media noche, Salf a la galerfa; todo el
mundo estaba todavia alll riendo y hablando y algunos
bailaban con la musica de la radio.
Los nifios estaban dormidos en los regazos de sus pa-
dres, Algunos de los nifios mayores dormfan sobre una
‘manta en cl suclo y el merengue era como una especie
de cancién de cuna para ellos. Cuando la gente me vio
sc hizo dl silencio. Alguien apagé la radio, otros desper-
taron alos nifios que dormfan en sus tegazos. Papi se le-
vanté de su silla y poniéndome un brazo sobre los
hhombros me condujo a la parce delantera de la galerfa.
Escaneado con CamScannerAS EL COLOR DE MIS PALABRAS
‘Todo el mundo me miraba expectante, Alli estaba
yo, emblando, sujetando el cuaderno que contenia mi
historia contra mi corazén. Supe en ese momento que
de eso se trataba: el mundo entero iba a saber de mi.
Dejé de pensar y empecé a leer. No miraba a nadi
ni a papi, nia mami, ni a Angela. Lef y lef y lef hasta
aque llegué ala tlkima pagina de la historia. En ela, las
otras criaturas del mar invitan al solitario monstruo a
tuna gran fiesta submarina, haciendo caso omiso de que
no hay nadie como él incluso de que su tamario le
hace dertibar a muchos de ellos cuando mueve la nariz,
lacola,«Y el monstruo marino es tan feliz que sale del
‘océano de un salto, enviando olas que centellean alre-
dedor de él en un gigantesco anillo de luz», conclu.
Levanté la vista y vi varias cosas a la vez: vi a papi
sentado en el borde desu silla, abstrafdo y silencioso. Vi
4 mami con las manos unidas y Ia cabeza inclinada
como si rezara. Vi a nuestros vecinos sonriendo y me-
neando la cabeza. Por iltimo vi a Guario, que debié
haber entrado en a galeria mientras yo lela.
_ Fueel rostro de Guario en lo que me centré: sonrela.
pe y fuerte hermano mayor que se preocupabs
tuestro futuro, mi serio Guario que casi nunc som
Ft ARBOL GRIGRI ~ 8
rela, dejé escapar repentinamente un grito de gozo y al-
z4ndome se puso a darme vueltas y vuelas en el aire.
—jHermanita, voy a comprarte un cuaderno nuevo
todos los meses, pase lo que pase! —grtaba.
Cerré los ojos para no empezar allorar all mismo
frente a todos los vecinos. Guario siempre curplia sus
jpromesas. Ahora podria escribir todo lo que quisiera,
todo lo que habla pensado 0 sofiado o sentido 0 visto,
todas las preguntas que me hacta, Estaba tan feliz que
‘ref que saltarfa tan alto como el monstruo del mar
Entonces, de fondo, of aplausos. La gente se habla
levantado de sus sillas y me aplaudia.
Of gritos sobre lo buena que era mi historia y vi
cbmo la gente felicitaba a papi y besaba las mejillas de
mami y les decia lo afortunados que eran de que yo
fuera tan lista. Of que mami decia que no tenfa que ver
rnada con fa suerte; hice una mucca y me dirgt2 ella
‘Mami puso un brazo sobre mis hombros y me apret6
Vas a escribir muchas historias, ;verdad, cara?
Fue la noche mds feliz de mi vida
—susurré en mi ofdo.
1 hasta el
“Todos nos olvidamos del monstruo marin«
dia siguiente.
Un boletin de noticias dela radio anuncié que una
Escaneado con CamScanner=,
a EL COLOR DE MIS PALABRAS
ballena gibosa que se dirigfa en grupo hacia la bahfa de
Samané, para la época invernal de apareamiento, se
habia desviado hacia Sostia.
—Pero la bahfa de Samané est sélo a dos horas en
auto de aqu{ —dijo papi.
—Bueno, la pobre ballena no sabr4 conducir —se
burlé mami.
Durante dos semanas nuestra ballena gibosa salté y
jugueted en la bahia de Sostia hasta que finalmente
puso rumbo hacia Samané para unirse a las otras 3.000
ballenas que se trasladaban allf todos los inviernos.
Pero mientras estuvo en Sostia la contemplé cada dia
desde mi Arbol gri gri. El hermoso monstruo marino
blanco y negro me habla ayudado a hacer realidad mi
suefio. Amaba esa ballena. Le puse Guario de nombre.
—
Escaneado con CamScanner