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El tema de esta comunicación pretende levantar algunas cuestiones que surgen al aproximar los estudios
de la oralidad a los del análisis del discurso ficcional y a los estudios lingüísticos y literarios.
La importancia que el habla adquiere en los estudios lingüísticos de este siglo, tanto en las gran dicotomía
saussuriana "lengua y habla" como en las apreciaciones de Charles Bally y los importantes estudios de
Bakthin sobre polifonía y lo que él denomina genéricamente como el "discurso del otro", llaman la atención
para ese aspecto que, aunque es antiguo en el discurso literario, establece una nueva instancia de análisis
cuando se trata de la literatura contemporánea y reinstaura varios problemas que van desde las cuestiones
relacionadas a la pragmática y a la enunciación hasta a la problemática de las voces del o de los narradores
dentro del texto ficcional.
Interrogantes y planteamientos
Muchos interrogantes se plantean y, ciertamente, no hay tiempo ni espacio para tratar sobre todos ellos
Intentaré levantar algunos que me parecen más pertinentes. ¿Cómo estudiar la presencia del diálogo en su
representación de la oralidad? , ¿cómo analizar la citación, el discurso citado en sus diferentes formas de
representación dentro del discurso ficcional? ¿ En qué medida estas vertientes - la literaria con sus formas
canónicas y las de la interacción verbal que remite a las formas de la de la oralidad y la coloquialidad- se
mezclan, se imbrican y qué consecuencias traen para la escena enunciativa de un texto literario?
¿En qué medida se trata de un recurso estilístico destinado a crear efectos de realidad - y en ese sentido
está presente desde siempre en la narrativa literaria al menos como mimesis- o se trata de una estrategia
discursiva de apropiación de enunciados que crean nuevas redes de asociaciones y de lecturas capaces de
debilitar, disimular, esconder o hasta de borrar la voz del narrador?. ¿ Qué importancia estética, estilística,
ideológica, puede atribuírsele al lenguaje hablado en la literatura? ¿ Por qué hay momentos dentro de la
literatura de un país, en que la irrupción de la oralidad es más manifiesta al punto de producir una
tematización de la lengua oral? Es precisamente desde esta presencia de la oralidad como recurso
estilístico y como estrategia discursiva que reside, a mi ver, su importancia para el análisis en el texto
literario.
En primer lugar, cabe preguntarse qué elementos presentes en el texto literario pueden tratarse como
reproducción de la oralidad y qué consecuencias esa inclusión trae a los procesos de escritura y de lectura.
Considero que hay que marcar claramente la diferencia entre oralidad (lengua hablada, vehículo, medio),
coloquialidad (registro) y su presencia en la escritura literaria (representación).Coincido con Dino Preti
( PRETI, 1997) en que la presencia del diálogo, del discurso directo y de un uso lexical proveniente de la
lengua oral por parte de un escritor, a pesar de los intentos de reproducción o de aproximación a la lengua
oral, no pueden confundirse o analizarse como texto hablado. Se trata, sí, de una representación, de un
texto citado, reconstruido premeditadamente para crear efectos de sentido que, en general, llevan a una
cierta "naturalidad" a una proximidad y complicidad con el lector.
Para el desarrollo de mi trabajo y sin pretender agotar las propiedades del discurso oral, destacaré algunas
de ellas que considero más pertinentes para este fin y que he tomado de varios textos producidos por el
proyecto NURC-USP y especialmente de Urbano (2000:99), quien se remite, a su vez, a la clasificación ya
realizada por otros autores. Para estos estudiosos del análisis de la conversación, las marcas más
destacadas son:
contenidos cognitivos relativamente pobres, determinados por las necesidades de lo cotidiano;
su exteriorización se destina a un efecto práctico e inmediato;
poseen una selección mínima de formas lingüísticas y sin adhesión consciente al sistema de la lengua;
espontaneidad;
simultaneidad de pensamiento y expresión necesarios para ser comprendidos rápidamente;
predominio del factor psicológico, lo que lleva a destacar una dominante expresiva;
prevalencia de un pensamiento subjetivo, concreto y afectivo, como consecuencia de la espontaneidad y
naturalidad propias de la expresión "cara a cara";
posibilidad de usar elementos extralingüísticos / paralingüísticos (entonación, gestualidad, intensidad, etc)
tópicos y subtópicos que cambian frecuentemente la dirección del discurso y de cierta forma dificultan la
reflexión y la abstracción, propias de la lengua escrita.
A esta caracterización general proveniente del Análisis de la Conversación, agrego la observación de Wulf
Oesterreicher, en su estudio "Pragmática del discurso oral" (1997:87), quien puntualiza que no debemos
olvidar que el discurso no sólo es manifestación o actualización del hablar mediante reglas y normas de una
lengua, sino que al mismo tiempo es siempre realización de modelos textuales, de modelos y tradiciones
discursivas. Y estas tradiciones no se refieren exclusivamente a géneros o discursos literarios sino también
a formas de la interacción verbal cotidiana. Oesteffeicher indica la localización relativa entre lo oral y lo
escrito en un campo no opuesto sino continuo que circula entre dos polos: la inmediatez y la distancia. De
acuerdo al lugar ocupado por los discursos en esa graduación existen diferentes estrategias de formulación
y de verbalización. Precisamente aquellos discursos próximos a la inmediatez, entre los cuales apunta la
conversación entre amigos y las relaciones de comunicación que en general pueden considerarse de la
esfera privada, marcan un grado de máxima proximidad. En estos casos, prima la subjetividad y las marcas
de la enunciación en el enunciado se hacen más patentes por lo que aquí puede ubicarse, entonces, la
oralidad. En cambio, en los discursos de máxima distancia comunicativa ( el discurso científico, por
ejemplo), no se encuentran huellas del proceso de formulación, son "objetivos". Oesteffeicher establece así
un "continuum" entre ambos. Retomo aquí esos conceptos y considero que deben trabajarse definiciones de
"oralidad" no para oponerlos a la "lengua escrita", pues considero que se trata de una falsa dicotomía. Se
trata sí de analizar cuáles de esos elementos del habla son rescatados por la literatura, qué procedimientos
son utilizados para textualizar la oralidad en el discurso literario, y cómo se produce esa literaturización de lo
oral.
¿Cómo trasladar esas propiedades de la conversación que, en suma, aportan proximidad, espontaneidad,
subjetividad, y que no respetan los llamados "turnos conversacionales", al discurso literario? ¿ Qué es lo
que se pierde y qué es lo que se gana en la escritura?
La escritura necesita recrear con palabras las instancias de enunciación, la escena enunciativa, el yo, aquí,
ahora, crear el universo situacional sin contar con determinados recursos extralingüísticos propios de un
marco enunciativo "cara a cara". Mientras en la lengua hablada la representación lingüística aproxima la
palabra a su referente, la señala y de cierta forma la limita-a veces nombrar es casi un mostrar-, en la
escritura la abstración es indispensable, la ambigüedad se instala y los efectos de sentido se multiplican con
cada lectura. Es evidente que la espontaneidad, la expresividad, la proximidad e inmediatez de la
conversación "cara a cara" deberán ser recuperadas por el escritor quien, sin posibilidad de feed back debe
crear su propio interlocutor, sin esperar reciprocidad. Para ello, el acto de creación de un diálogo literario es
un acto de reflexión lingüística y de elección estética.
Considero que los textos literarios en que prima la dialogicidad y la representación de los actos de
interacción verbal hacen un primer recorte del lenguaje capaz de delimitar los campos deícticos y
simultáneamente traer las marcas y registros de dialectos, sociolectos, de las tradiciones comunicativas de
una sociedad: espontaneidad, inmediatez, emotividad, libre circulación de implícitos, intimidad. En fin, al
introducirlos, la obra literaria recrea el universo de lo privado, de lo que puede decirse a medias sin el temor
de no ser comprendido, incorpora al lector en la escena enunciativa como decodificador competente de un
abigarrado mundo extralingüístico a ser descubierto que, en el cuadro ampliado de la comunicación de
Kerbrat-Orecchioni ( ORECCHIONI, 1993:27) es llamado de "universo del discurso". La inclusión de la
coloquialidad transforma lo cotidiano en el gran tema, hace de lo aparentemente banal una materialidad que
cobra matices y status literarios. Junto al lenguaje "autorizado" por el canon literario va creándose un
lenguaje paralelo, un "eco" familiar que se interpreta a partir de la experiencia del habla del lector. Los
personajes "se hablan", se describen a sí mismos, se cuentan, acortan las distancias porque hablan desde
sus experiencias narrativas, lo que permite que reconstruyan lenguajes interiores, formas de decir por las
que se filtran las voces sociales y la del propio narrador.
Esta aproximación, que puede ser también identificación narratario/narrador por intermedio de sus
personajes, necesita de parte del narrador la creación de un cierto "lector modelo" como dice Eco (1994:23),
un horizonte mínimo que permita certificarse de su comprensión. Y es ahí donde la incorporación de los
registros coloquiales y de la recreación de la oralidad se transforman en un arma extraordinaria y
revolucionaria de legitimación e identidad, al acercarse a un público lector no necesariamente erudito para
compartir la experiencia narrativa y al renovar los repertorios discursivos de la ficción literaria.
Es en ese sentido que, me parece, debe analizarse la presencia de la oralidad en la literatura: como un
registro propio de la escritura que evoca la oralidad conversacional y sus formas coloquiales para crear
efectos de sentido de diferentes órdenes.
BIBLIOGRAFIA
ECO, Umberto (1994): Seis passeios pelos bosques da ficção. São Paulo, Companhia das Letras.
KERBRAT-ORECCHIONI, C. (1987) La Enunciación. De la subjetividad en el lenguaje. Buenos Aires,
Hachette.
OESTERREICHER, Wolf (1997): "Pragmática del discurso oral" in Oralidad y Argentinidad- Estudios sobre
la función del lenguaje hablado en la literatura argentina. Gunter Narr Verlag Tübingen, Germany.
OLSON, David, TORRANCE, Nancy (1995): Cultura escrita e oralidade. São Paulo, Ática.
ONG Walter J.(1996): Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. México.D.F. Fondo de Cultura
Económica.
PRETI, Dino (1997): "Mas, como devem falar as personagens literárias? " en Revista da ANPOLL 3, São
Paulo, Humanitas.
PUIG, Manuel (1969): Boquitas Pintadas. Buenos Aires, Sudamericana.
URBANO, Hudinilson (2000): Oralidade na literatura (O caso Rubem Fonseca). São Paulo, Cortez.