En 1912, Manoel Álvaro de Souza Sa Vianna, publico un libro para probar que no existe, ni puede existir, un derecho internacional latinoamericano. El buscaba responderle a Alejandro Álvarez, quien habia promovido el regionalismo jurídico en un trabajo titulado “Origen y desarrollo del derecho internacional americano”. El debate de la existencia o no de un derecho internacional americano o latinoamericano habia comenzado cuatro décadas atrás, cuando el abogado Carlos Calvo publico “el derecho internacional teórico y practico de Europa y América” y su compatriota Amancio Alcorta se quejo que la obra no menciona la posibilidad de un Derecho Internacional Latinoamericano. CALVO estableció que el DILA no existía porque el derecho internacional versaba sobre principios jurídicos y no debía dar soluciones a problemas coyunturales o específicos. La pregunta sobre la existencia o no del DILA genero tres respuestas: 1. Que nunca ha existido. 2. Que existió y luego dejo de existir. 3. Que existió y sigue existiendo. La variedad de opiniones hace pensar que no hay un acuerdo sobre su identidad como latinoamericano, no es claro en que consiste, cual es su contenido y como ha sido su desarrollo. Lo significativo de la controversia no es probar la existencia o no del DILA, sino intentar responder a la pregunta ¿Para que argumentar un derecho internacional latinoamericano? Una primera respuesta seria que la invocación del DILA obedece a la reacción de algunos juristas latinoamericanos a un derecho internacional percibido como hegemónico y europeo antes de la segunda guerra mundial o como estadounidense posteriormente.
LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX: EL SURGIMIENTO DE UNA
PERPECTIVA AMERICANA DEL DERECHO DE GENTES Y LA CONCIENCIA JURIDICA CRIOLLA Desde que Immanuel Kant publico “sobre la paz perpetua” en 1795, propuesta de una confederación de Estados como una solución jurídica al problema de la guerra ha sido vista como la mayor aspiración institucional del derecho internacional. Su propuesta de una unión solo se daría en Europa o seria liderada por Estado Europeos. Algunos años después de la propuesta kantiana, el líder Simón Bolívar comenzó a pensar en una “unión, liga y confederación” de los nuevos Estados Americanos. Su ide fue plasmada por primera ve en la Carta de Jamaica de 1815, pero fue solo cuando varios Estados habían sido reconocidos como independientes por España. La idea regionalista de Bolívar y la realizacion del congreso en Panamá en 1826 han sido alabados por múltiples autores como el punto de partida del DILA. Bolívar escogió el istmo de Panamá como sede para el congreso y sitio ideal para la integración argumentando tres razones: 1. Su equidistancia entre México y Buenos aires. 2. Su valor simbólico como centro del mundo a África y a Europa. 3. Su paralelo geográfico y político con el istmo de Corinto con el fin de lograr “superar el legado de los congresos anfictiónicos griegos. La intención de Bolívar era que el encuentro llevara a una unión que protegiera la fragilidad de las recién ganadas independencias ante un España aun amenazante y la incertidumbre acerca del apoyo del resto de Europa. Los Estados se componían de una diversidad inmensa que 300 años de colonialismo habían configurado en un complejo sistema político, jurídico y social de una población estratificada en castas y que bajo el nuevo esquema de Estados soberanos debían representarse como unidades homogéneas. Bolívar anticipaba que al buscar una unión basada en la idea de un origen, costumbres e idioma común de una minoría criolla que no coincidía con la diversidad poblacional de la mayoría se daría una situación extraordinaria y compleja. La solidaridad haitiana con el proyecto de independencia bolivariano no fue suficiente para ser invitada a Panamá pues Bolívar argumento que la reunió permitiría a los lideres de la región dejarían de seguir temiendo “a ese tremendo monstruo que ha devorado la isla de Santo Domingo. En 1832, cuatro años después del Congreso de Panamá, Andrés Bello escribió el primer libro de derecho internacional publicado en las Américas bajo el titulo “principios del derecho de jentes y posteriormente como principios del derecho internacional en su segunda y tercera edición. Bello incentivo la escritura de otros textos, pero el suyo fue el que mas se reimprimió, distribuyo y enseño en el siglo XIX, incluso dio inicio a la enseñanza del derecho internacional en las facultades de derecho de las nuevas republicas, anticipándose a las europeas y estadounidenses. Este esfuerzo inicial de Bolívar, Bello y otro en el siglo XIX podría entenderse como perteneciente a lo que he llamado una “conciencia jurídica criolla” o aquel conjunto de ideas sobre el derecho que compartían los letrados criollos en la era postindependentista. La conciencia jurídica, es una forma particular de conciencia que caracteriza a los abogados de un grupo social en un momento determinado. La identidad jurídica americana se caracteriza por: un legado regional del derecho indiano y del derecho español, un entendimiento común de que la raíz histórica del derecho en la región era el derecho romano; una herencia europea transformada en distintivamente americana; una practica de usar fuentes jurídicas variadas para resolver problemas sociales. El uso del término civilización era entendido como un logro colectivo de la humanidad, pero su referente de unidad y perfección se sintetizaba en Europa.
LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX: DE AMERICANOS A
LATINOAMERICANOS EN EL DERECHO INTERNACIONAL. El americanismo de las elites criollas de comienzos del siglo XIX incluía a Estados Unidos como un modelo de autonomía y gobierno exitoso de donde se inspiraron nuevas constituciones y formas de gobierno. La doctrina Monroe fue adaptada desde el Congreso de Panamá como útil a los gobiernos de la religión en contra de las frecuentes intervenciones europeas. WILLIAN WALKER en Nicaragua en 1855, se autonombro presidente, reinstauro la esclavitud y quiso anexar el país a Estados Unidos y con esto se crearon temores de imperialismo estadounidense que continuara hacia el sur del continente. El concepto de América Latina, surge en la segunda mitad del siglo XIX como una adaptacion criolla del panlatinismo francés en reacción a la política expansionista de Estados Unidos. La idea del panlatinismo surge del economista francés Michel Chevalier y de Ernest Renan, quienes promovieron la unión basada en categorías étnicas y culturales del historicismo europeo de principios del siglo XIX. CHEVALIER dividió al mundo en la civilización de occidente que avanzaba rápidamente y la de oriente que avanzaba lentamente y en dirección opuesta y argumentaban la necesidad de contrarrestar el avance de la raza anglosajona por encima de la raza latina. La civilización europea descrita por Chevalier se subdividía en dos familias “naturales” conforme a sus orígenes históricos y geográficos: al norte, la europea germánica, de religión protestante que hablaba lenguas germánicas y hacia el centro de Europa o el Mediterráneo, la Europa latina, que era católica y hablaba lenguas latinas. Aunque el panlatinismo de Chevalier defendía claramente el papel imperial de Francia, su descripción de las antiguas colonias españolas como parte de la familia o raza latinas tuvo eco entre la elite criolla en parís. BILBAO uso el concepto de latinoamericanos en oposición a americanos anglosajones en una forma similar a la de Chevalier para describir la presencia de las dos razas en el continente. La utilización que hacia Bilbao de la expresión raza latinoamericana no le daba ningún papel a Francia o a ninguna otra nación europea, contra el expansionismo estadounidense. Su solución era revivir la propuesta de una unión de pueblos americanos latinos para enfrentarse a los Estados Unidos. Algunos autores atribuyen a Torres-Caicedo el primer uso del término o al menos el ser el promotor mas activo del mismo, porque después de que Bilbao se diera cuenta de que habia adoptado un termino que legitimaba el programa político expansionista francés y su patronazgo cultural dejo de usarlo. Torres-Caicedo se apropió del término y promovió su uso separándolo de la connotación de imperialismo francés que lo utilizaba en oposición al imperialismo de Estados Unidos y como imagen de un proyecto regional de unificación. En septiembre de 1856, Torres-Caicedo publico el poema “las dos Américas” donde estableció los siguientes principios: 1. Una nacionalidad común con los mismos derechos civiles y políticos, sin importar el lugar de nacimiento. 2. La adopción de la regla uti possidetis de 1810 para definir los límites territoriales. 3. El uso de los mismo códigos, medidas, pesos y dinero. 4. El establecimiento de un único tribunal supremo de justicia. 5. Un sistema uniforme de convenciones postales. 6. La validez obligatoria de todos los contratos, sean producto de actos públicos o privados, celebrados en América. 7. Un sistema liberal de comercio y aduanas. 8. Un sistema educativo uniforme y obligatorio. 9. Libertad de conciencia y tolerancia de la religión. 10. El derecho moderno de extradición. 11. La formación de fuerzas armadas para la defensa común. 12. Principios uniformes para los tratados de comercio, las convenciones consulares y la nacionalidad de los hijos de los extranjeros. 13. Defensa del principio de que un gobierno legítimo no es responsable por los daños causados a los extranjeros durante guerras civiles o revueltas. 14. La publicidad activa contra el comercio de esclavos, sean estos negros, amarillos o blancos 15. La fundación de un diario francés para defender los intereses latinoamericanos y representar las leyes, recursos, instituciones, geografía y topografía de los Estados de América Latina. Carlos Calvo también comenzó a apropiarse del termino y lo uso con la connotación de intereses comunes entre las naciones de la región en defensa de su soberanía e independencia. En 1862, JOSE MARIA SAMPER, publico una reseña del libro de Calvo en un artículo titulado “Derecho público latinoamericano. Describió de manera similar a Bilbao, la presencia de dos razas europeas en el continente americano, pero lo leyó justo al revés: El Norte como producto de una raza vital, vigorosa y libre y el Sur como el legado de una raza degenerada, la raza española. La creación de un derecho internacional para la región era de la mayor importancia como elemento de civilización, el símbolo verdadero, la síntesis, la más compleja manifestación y la mas elevada forma de ser un pueblo. Samper construyo una historia geografía y etnográfica de América Latina para la audiencia. Deseaba explicar y justificar la civilización americana. Samper reconoció los problemas de las naciones americanas, pero su proyecto dibujaba una visión de progreso. Samper, como Bilbao y Torres-Caicedo, proponía la creación de una confederación de naciones americanas con el propósito de unificar normas y políticas y mezclarse en grupos homogéneos y respetables de manera que pudieran progresar en su civilización y restablecer su reputación en Europa. Para Samper, el derecho es el símbolo superior de la civilización europea y Europa es su creador y el progreso de la civilización colombiana consiste en un movimiento hacia la fusión. Samper, se da cuenta de que la única manera de progresar es crear un derecho internacional para la región, es decir, convertir lo que es una situación particular en un derecho universal como hicieron los europeos y los angloamericanos. Para Samper, es claro que el mayor gesto de civilización se acompaña de actos barbaros. Ve como única solución crear nuestro propio derecho público mediante dos caminos: 1. El estudio histórico y de la compilación minuciosa de los actos internacionales que nos interesan directamente. 2. la celebración de tratados, de manera separada o en una asamblea general, que unificarán los principios de nuestra política común o americana con respecto a nuestra nacionalidad continental. Bilbao, Samper y Torres-Caicedo, incorporaron la nueva tendencia hacia la sociología, la historia nacional y la cultura para crear nuevas formas discursivas con las que presentar su autonomía debido a que tenían la convicción de que la reforma internacional podría derivarse de las ideas acerca de la sociedad, la historia, la naturaleza humana y el desarrollo de leyes de una modernidad internacional e institucional.
LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX: DE LATINOAMERICANOS A
PANAMERICANOS CON ALEJANDRO ALVAREZ Y LA PROMOCION DEL DERECHO INTERNACIONAL (LATINO) AMERICANO. El abogado Alejandro Álvarez comenzó a promover el reconocimiento de un DILA. La adherencia al proyecto de Álvarez fue inmediata. Un grupo de abogados justificaron un derecho internacional definido en términos regionales americanos como lo hizo Álvarez por primera vez en 1905. Álvarez siguió defendiendo la necesidad de reconocer una versión regional del derecho internacional en relación con Europa y Estados Unidos. De 1916 a 1918, hablo en cerca de 30 universidades con el fin de promover la unificación de lo que llamo las escuelas angloamericanas y latinoamericanas del derecho internacional en una única escuela panamericana. En América latina promovió su teoría en congresos científicos y logro impulsar una moción en el Primer Congreso Científico Panamericano, por los cual todas las discusiones en las ciencias se conducirían desde un punto de vista americano. En uno de sus textos mas importantes uso tres argumentos para identificar la unidad jurídica latinoamericana: 1. Las diferencias marcadas entre las naciones americanas y Europa. 2. La noción de una patria regional, que excluía a los Estados Unidos, pero que tenía sus orígenes civilizadores en Europa. 3. La afirmación de que las naciones latinoamericanas estaban civilizadas, y, en algunos casos, más civilizadas que sus contrapartes europeas. Sobre el primer punto, Álvarez señalo diferencias generales como históricas y fundacionales: el continente americano, por razones de su situación geografía y la manera en la cual se construyeron sus naciones, se ha desarrollado en condiciones constitucionales, administrativas, económicas y sociales diferentes a las de Europa. Señalaba que no solo existían instituciones, problemas y teorías americanas en su carácter, sino que también habia una mentalidad americana y latina. En cuanto al derecho señalaba que los principales conceptos de libertad y de soberanía se comprendían de manera diferente en los dos continentes. Álvarez argumentaba que en América Latina la solidaridad provenía de un origen común pues los países se habían ayudado mutuamente para alcanzar su independencia y habían sufrido las mismas influencias morales, geográficas y materiales y tenían las mismas necesidades y problemas. Álvarez reconoció las desigualdades de poder en la vida internacional, pero no le gustaba presentar a los Estados americanos como retrógrados, y prefería señalarlos como más adelantados que los europeos durante los momentos críticos de las dos guerras mundiales.
LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX: OLVIDO Y CAÍDA DEL DERECHO
INTERNACIONAL LATINOAMERICANO, SURGIMIENTO DE LA OEA, EL SISTEMA INTERAMERICANO DE DERECHOS HUMANOS Y SISTEMAS REGIONALES DE INTEGRACIÓN ECONÓMICA. Con el surgimiento de las Organización de las Naciones Unidas en 1945 la fragmentación del derecho internacional en áreas especializadas para resolver problemáticas específicas, la muerte de Álvarez en 1960 y la creciente bipolarización mundial, la promoción, uso y creencia en un “derecho internacional latinoamericano” cayó en el desuso y el olvido. El enfoque unificador fue más económico después del surgimiento de la Organización de Estados Americanos en 1945. También hubo más interés por parte de los latinoamericanos en aspectos como el derecho del mar en los años ochenta, los derechos humanos y el derecho ambiental en los noventa, pero sin los reclamos regionalistas de la primera mitad del siglo.