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8 reglas para dar indicaciones efectivas

INDICACIONES DIRECTAS EN LUGAR DE INDIRECTAS:


¿Para qué?: Para que no haya lugar a dudas sobre si estamos pidiendo al chico que haga algo.
Si son directas no implican opción sobre cumplir o no, reduce la confusión
¿Por ejemplo?: “Por favor, alcanzame el libro”, “Por favor, dibujá un círculo”

INDICACIONES ENUNCIADAS POSITIVAMENTE:


¿Para qué?: Indican al niño qué hacer en lugar de qué no hacer. Evita la crítica a la conducta
del chico y ofrece un enunciado claro acerca de lo que puede o debe hacer.
¿Por ejemplo? “Vení a sentarte al lado mío” (en lugar de “dejá de correr”)

UNA INDICACIÓN A LA VEZ:


¿Para qué?: Ayuda a que el niño recuerde bien cuál es la indicación y a determinar si la
completó o no
¿Por ejemplo?: “Dejá las zapatillas en la habitación” (en lugar de “ponete las zapatillas en la
habitación, andá a bañarte y lávate los dientes”)

INDICACIONES ESPECÍFICAS:
¿Para qué?: Permite al niño saber qué es exactamente lo que debe hacer
¿Por ejemplo?: “Bajá de la silla” (en lugar de “tené cuidado”).

INDICACIONES APROPIADAS PARA LA EDAD DEL NIÑO:


¿Para qué?: Hace que sea posible para el niño entender la indicación y tener la posibilidad de
cumplir lo que le pedimos
¿Por ejemplo?: “Poné los lego en la caja” (en lugar de “colocá los plástico azules en el
paquete”)

INDICACIONES RESPETUOSAS Y CÁLIDAS:


¿Para qué?: Aumenta la posibilidad de que el chico nos escuche, le enseña a responder cuando
le piden bien las cosas y evita que aprenda a obedecer solo cuando le gritan
¿Por ejemplo?: Si el chico está golpeando los juguetes contra la mesa, indicarle en tono de voz
normal: “por favor, pásame los muñecos”, en lugar de gritar: “dame esos muñecos, ya!”

EXPLICAR LA INDICACIÓN ANTES DE DARLA, O DESPUÉS DE QUE SEA CUMPLIDA:


¿Para qué?: Desalienta al niño a preguntar “¿por qué?” luego de que la indicación haya sido
dada, y evita dar al chico atención mientras desobedece
¿Por ejemplo?: Si el padre dice “es hora de guardar e ir a bañarse”, y el niño guarda, el padre
indica “Gracias por escuchar, ¡es bueno ordenar después de jugar!”.
Lo contrario sería decirle “guardá los juguetes”, que el niño pregunte “¿por qué?”, que el
padre diga “porque es bueno ordenar después de jugar”, y que el niño continúe preguntando
“¿por qué?”.

DAR INDICACIONES SÓLO CUANDO SEA NECESARIO:


¿Para qué?: Reduce la frustración del niño. Hace más fácil el vínculo para los padres
Habilidades PRISE (Lo que SÍ hacer)

ELOGIAR: Utilizar elogios que describan qué es exactamente lo que te gustó.


¿Para qué?: Aumenta las conductas elogiadas, demuestra aprobación, fortalece la autoestima
del niño y lo hace sentir bien.
¿Por ejemplo: “Dibujaste un árbol muy lindo”, “Gracias por compartir ese juguete conmigo”,
“Me gustó que hayas ordenado con calma”

REFLEJAR: Parafrasear o repetir aquello que el niño dice


¿Para qué?: Permite que sea el niño quien lidera la conversación, demuestra interés en lo que
dijo, aceptación y comprensión. Además, fortalece las habilidades discursivas del niño y
aumenta la comunicación verbal entre las partes.
¿Por ejemplo?
Niño: “Dibujé mi triciclo”. Padre: “Sí, dibujaste un triciclo”
Niño: “El perro tiene nariz negra”. Padre: “Así que la nariz del perro es negra”
Niño: “Me gusta jugar con los legos”. Padre: “Te estás divirtiendo con esos legos”

IMITAR: Copiar aquello que el niño realice durante el juego o con los juguetes
¿Para qué?: Permite que sea el niño quien lidere el juego, mientras demostramos que
aprobamos ese juego. Hace más divertido el juego para el chico, y enseña a jugar
intercambiando turnos con los temás.
¿Por ejemplo?:
Niño: (dibuja círculos en una hoja). Padre: “Estoy dibujando círculos en mi hoja como hiciste
vos”.
Niño: “Estoy armando una torre con los ladrillos”. Padre: “Estoy armando yo también una
torre”

DESCRIBIR: Describir comportamentalmente lo que el niño está haciendo


¿Para qué?: Fomenta que sea el niño quien lidere el juego, demostrando interés. Modela el
buen vocabulario y discurso, además de ayudar a sostener al niño en la tarea.
¿Por ejemplo?:
Padre: “estás armando una torre”. “Estás dibujando círculos”. “Estás poniendo todos tus
muñecos en órden”

ENTUSIASMO: Actuar con alegría y calidez durante el juego con el niño.


¿Para qué?: Hacés saber al niño que disfrutás el tiempo que pasan juntos, e incremente la
cercanía entre adulto y niño
¿Por ejemplo?
Niño: Une piezas de lego. Padre: (pone una mano en el hombro) “Realmente estás tratando
con cuidado ese juego, felicitaciones!”
Lo que NO hacer durante el tiempo de juego dirigido por el niño

COMANDOS/INDICACIONES: Decir al niño qué hacer y qué no hacer


¿Por qué no?: Quita al niño el liderazgo y puede causar conflictos
¿Por ejemplo?: “ahora juguemos con la pelota”, “dame los muñecos”, “por favor sentate al
lado mio”, “mirá eso”

PREGUNTAS: Pedir al niño que dé una respuesta


¿Por qué no?: Lleva al adulto a liderar la interacción. Las preguntas muchas veces son
comandos encubiertos. Puede dar la impresión de que no estamos escuchando o prestando
atención
¿Por ejemplo?: “¿estamos construyendo una torre, no?”, “¿qué sonido hace la vaca?”,
“¿Querés jugar con el tren?”

CRÍTICAS Y SARCASMO: Expresar desaprobación hacia el niño


¿Por qué no?: Lleva nuestra atención hacia las conductas negativas, afecta la auto-estima del
niño y desgasta la relación.
¿Por ejemplo?: “Eso no estuvo bien”, “No me gusta que hagas eso”, “terminala”, “no, ahí no
va”

Manejo de conductas problemáticas

IGNORAR CONDUCTAS MENORES: Mirar hacia otro lado, reducir las expresiones faciales, no
decir nada al niño. Y luego atender la primera conducta positiva.
¿Para qué?: Ayuda al niño a entender la diferencia entre tu respuesta a buenas y malas
conductas. Tener en cuenta que al principio la conducta ignorada empeora, pero que aplicar la
técnica con consistencia reduce las conductas problemáticas de búsqueda de atención

DETENER EL JUEGO: Ante conductas agresivas o destructivas.


¿Para qué?: Las conductas de este tipo no pueden ser ignoradas ya que son peligrosas y ponen
en riesgo al niño o a terceros
¿Cuáles son estos estilos?

Según la psicóloga del desarrollo Diana Baumrind, los estilos de crianza son determinados por
dos aspectos fundamentales: 1) sensibilidad e interés y 2) exigencia y firmeza. Esta autora
desarrolló una de las teorías más conocidas sobre los estilos de crianza.

Ella propuso tres categorías (estilo autoritario, estilo indulgente y estilo asertivo), pero más
tarde la teoría fue ampliada, incluyendo también a los padres negligentes. Cada estilo tiene
una combinación diferente de estos dos aspectos (puntos 1 y 2). No es de sorprender que,
igual que en todos los campos de la vida, el mejor estilo sea el que tiene un equilibrio de los
dos.

– El estilo Autoritario: el padre dice: “Es así porque he dicho y punto.” (100% exigencia y
firmeza). Se ejerce una supervisión muy fuerte y la ternura queda restringida. En casos
extremos, puede volverse abusivo

– El estilo Permisivo: el padre dice: “Haz lo que tú quieras, mi niño lindo.” (100% sensibilidad e
interés). El nivel de cuidado es de moderado a alto, con poco control. No hay constancia en la
aplicación de normas de disciplina; se aceptan todos los deseos e impulsos de los niños.

– El estilo Negligente: el niño dice: “¿Dónde está papi/mami?” (0% exigencia y firmeza y 0%
sensibilidad e interés). Estos padres carecen del compromiso necesario para con sus hijos y la
supervisión está ausente.

– El estilo Democrático: el padre dice: “¿Ahora entiendes por qué es tan importante que
obedezcas las reglas?” (50% exigencia y firmeza y 50% sensibilidad e interés). Suelen ser
padres muy afectuosos que ejercen un control moderado y favorecen las habilidades sociales.
Acostumbran a acompañar las exigencias con razones y respetan la independencia de sus hijos.

ESTILO AUTORITARIO

• Está basado en la autoridad incuestionable de los padres y madres.

• No se razonan las normas.

• Se producen más castigos que refuerzos o alabanzas.

• La madres y los padres prestan poco apoyo y se muestran poco afectuosos con los hijos e
hijas.

• Apenas se facilita el diálogo. La comunicación es unidireccional (de los padres y madres a los
hijos e hijas pero no a la inversa).

ESTILO PERMISIVO

• Límites difusos. • No suelen exigir responsabilidades. • Intentan controlar las vidas de los
hijos e hijas a través del afecto. Se preocupan por ellos y les apoyan pero les permiten
cualquier cosa con tal de controlarlos. • Dificulta la autonomía de los hijos e hijas. • Se protege
a los hijos y a las hijas de las consecuencias de sus propios actos.

ESTILO DEMOCRÁTICO

• Se razonan las normas. El control es firme pero no rígido. • Límites claros pero flexibles. •
Toda la familia tiene derechos y deberes. • Favorece la adquisición paulatina de autonomía. •
Se manifiestan con frecuencia afecto e interés. • Refuerzos y alabanzas son comunes.

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