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INDICACIONES ESPECÍFICAS:
¿Para qué?: Permite al niño saber qué es exactamente lo que debe hacer
¿Por ejemplo?: “Bajá de la silla” (en lugar de “tené cuidado”).
IMITAR: Copiar aquello que el niño realice durante el juego o con los juguetes
¿Para qué?: Permite que sea el niño quien lidere el juego, mientras demostramos que
aprobamos ese juego. Hace más divertido el juego para el chico, y enseña a jugar
intercambiando turnos con los temás.
¿Por ejemplo?:
Niño: (dibuja círculos en una hoja). Padre: “Estoy dibujando círculos en mi hoja como hiciste
vos”.
Niño: “Estoy armando una torre con los ladrillos”. Padre: “Estoy armando yo también una
torre”
IGNORAR CONDUCTAS MENORES: Mirar hacia otro lado, reducir las expresiones faciales, no
decir nada al niño. Y luego atender la primera conducta positiva.
¿Para qué?: Ayuda al niño a entender la diferencia entre tu respuesta a buenas y malas
conductas. Tener en cuenta que al principio la conducta ignorada empeora, pero que aplicar la
técnica con consistencia reduce las conductas problemáticas de búsqueda de atención
Según la psicóloga del desarrollo Diana Baumrind, los estilos de crianza son determinados por
dos aspectos fundamentales: 1) sensibilidad e interés y 2) exigencia y firmeza. Esta autora
desarrolló una de las teorías más conocidas sobre los estilos de crianza.
Ella propuso tres categorías (estilo autoritario, estilo indulgente y estilo asertivo), pero más
tarde la teoría fue ampliada, incluyendo también a los padres negligentes. Cada estilo tiene
una combinación diferente de estos dos aspectos (puntos 1 y 2). No es de sorprender que,
igual que en todos los campos de la vida, el mejor estilo sea el que tiene un equilibrio de los
dos.
– El estilo Autoritario: el padre dice: “Es así porque he dicho y punto.” (100% exigencia y
firmeza). Se ejerce una supervisión muy fuerte y la ternura queda restringida. En casos
extremos, puede volverse abusivo
– El estilo Permisivo: el padre dice: “Haz lo que tú quieras, mi niño lindo.” (100% sensibilidad e
interés). El nivel de cuidado es de moderado a alto, con poco control. No hay constancia en la
aplicación de normas de disciplina; se aceptan todos los deseos e impulsos de los niños.
– El estilo Negligente: el niño dice: “¿Dónde está papi/mami?” (0% exigencia y firmeza y 0%
sensibilidad e interés). Estos padres carecen del compromiso necesario para con sus hijos y la
supervisión está ausente.
– El estilo Democrático: el padre dice: “¿Ahora entiendes por qué es tan importante que
obedezcas las reglas?” (50% exigencia y firmeza y 50% sensibilidad e interés). Suelen ser
padres muy afectuosos que ejercen un control moderado y favorecen las habilidades sociales.
Acostumbran a acompañar las exigencias con razones y respetan la independencia de sus hijos.
ESTILO AUTORITARIO
• La madres y los padres prestan poco apoyo y se muestran poco afectuosos con los hijos e
hijas.
• Apenas se facilita el diálogo. La comunicación es unidireccional (de los padres y madres a los
hijos e hijas pero no a la inversa).
ESTILO PERMISIVO
• Límites difusos. • No suelen exigir responsabilidades. • Intentan controlar las vidas de los
hijos e hijas a través del afecto. Se preocupan por ellos y les apoyan pero les permiten
cualquier cosa con tal de controlarlos. • Dificulta la autonomía de los hijos e hijas. • Se protege
a los hijos y a las hijas de las consecuencias de sus propios actos.
ESTILO DEMOCRÁTICO
• Se razonan las normas. El control es firme pero no rígido. • Límites claros pero flexibles. •
Toda la familia tiene derechos y deberes. • Favorece la adquisición paulatina de autonomía. •
Se manifiestan con frecuencia afecto e interés. • Refuerzos y alabanzas son comunes.