Está en la página 1de 4

Desarrollo local: urbano, regional, territorial. Elementos centrales.

Introducción

Desde los primeros planteamientos de desarrollo, el factor económico ha sido una constante en los
diferentes modelos de desarrollo originados a partir de profundas reflexiones que se desprenden en los
momentos históricos que marcan la conformación de sociedad contemporánea. Ya en un contexto más
próximo, como es el latinoamericano, organismos como la CEPAL o ILPES conjuntamente con diversos
autores, formulan una serie de enunciados y reflexiones en torno a los procesos de desarrollo que
caracterizan nuestro medio y conllevan al planteamiento de nuevos paradigmas que significaron en el
momento de su concepción la alternativa más viable para la promoción del desarrollo de los territorios.

Antecedentes. Desde lo general a lo local

Con las reflexiones que surgen a partir del pensamiento keynesiano, luego de la crisis económica de
finales de la década de 1920 y que toman fuerza luego de la segunda guerra mundial, en Latinoamérica
un conjunto de intelectuales realizan una crítica a las propuestas de los países centrales sobre del
desarrollo en el marco de la relación centro-periferia1. Estas reflexiones exponen una nueva mirada de
la ineficiencia el funcionamiento de los mecanismos del mercado y la necesidad de una participación más
activa por parte del Estado (Riffo, 2013).

En torno a estas influencia iniciales surgen una serie con reflexiones e interpretaciones del desarrollo,
entre las cuales Myrdal (1959) en (Riffo, 2013) visualiza al desarrollo como un proceso de mayor
complejidad debido a la incorporación de factores no económicos, que, en esencia implican
transformaciones estructurales en diversos ámbitos de los territorios. Mientras que Paul Rosentein,
analiza en el contexto europeo los países de menor desarrollo y propone como estrategia de desarrollo
una industrialización exógena y sostiene que esta alterativa es una mejor opción frente una estrategia
basada en recursos internos, permitiendo un mejor aprovechamiento de la fuerza de trabajo (Riffo,
2013).

Varios son los postulados que se derivan de estas reflexiones en materia de desarrollo, entre los cuales
se desprende, por una parte, Walter Rostow, con el planteamiento de trayectoria evolutiva de desarrollo
de los países, así como Colin Clark y Allan Fisher que postulaban un proceso de transición económica,
coincidiendo desde una visión futurista que el desarrollo se evidenciará en la transición de una economía
predominante tradicional de carácter primario hacían una economía de consumo masivo y predominio
del sector terciario o servicios (Preston, 1999) en (Riffo, 2013), proceso que es claramente evidenciado
en ciudades latinoamericanas.

En este contexto, se evidencia a finales de la década de 1960, en el ámbito latinoamericano, la disparidad


entre regiones que reflejaban problemas de desigualdades socio-espaciales. Estos son recogidos por la
CEPAL2 que da las primeras pinceladas sobre el problema del desarrollo regional (Riffo, 2013),
desarrollándose, en décadas posteriores, algunos marcos conceptuales de interpretación de este
paradigma.

1 Según De Matos (2000), la significancia de territorios centro – periferia hace referencia respectivamente a los territorios
de mayor y menor desarrollo.
2 Comisión Económica para América Latina y el Caribe; organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas.

https://www.cepal.org/es
Así en la década de los 70s, el desarrollo regional marcado por el desequilibrio socio-espacial es
abordado desde diversas perspectivas; por una parte se puede mencionar el modelo de polos de
crecimiento, planteado por el francés Francoise Perroux, quien establece que “el crecimiento no se
presenta en todas partes al mismo tiempo, al contrario, se manifiesta en ciertos puntos o polos de
crecimiento con intensidades variables y se propaga por diversos canales y con efectos finales variables
dentro del conjunto de la economía” (Perroux, 1963) en (Riffo, 2013, pp.22).

Por otra parte está el foque del sistema centro periferia caracterizado por una visión crítica sobre el
mecanismo del mercado como vía para lograr la superación de los desequilibrios territoriales; en este
sentido la CEPAL menciona que históricamente cada país ha generado una división entre los principales
centros urbanos, caracterizados por estructuras productivas más diversificadas y homogéneas, y
regiones periféricas especializadas y heterogéneas, dando origen a estructuras socio-espaciales
desiguales que van reproduciéndose en el tiempo en donde los territorios de las periferias se encuentran
en desventaja por la acumulación de capital.

Como tercer enfoque representativo de esta década se cuenta con la teoría de la causación circular
acumulativa, planteada por Gunnar Myrdal, quien considera explícitamente la noción de
interdependencias entre regiones, postulando que el dinamismo y progreso de unas regiones coexiste,
y es explicado, por el estancamiento y el rezago de otras. En este sentido, la dinámica regional desigual
se desencadena en dos tipos de efectos; el efecto de difusión provocado por una región rica que actúa
como dinamizador de la región pobre; y el efecto de rezago, que acentúan la brecha de desigualdades
por los beneficios en dotaciones de las regiones ricas frente a las pobres, siendo este el más notorio en
contexto latinoamericano (Riffo, 2013).

Otro enfoque corresponde a la teoría de la base de exportación que establece “que el principal impulso
del dinamismo y desarrollo de las regiones proviene del exterior a partir de las exportaciones regionales”
(North, 1955 en Riffo, 2013, pp. 22). Esta dinámica recae en la promoción del desarrollo de los territorios
que prestan las condiciones necesarias para la implementación de estos procesos de exportación.

En resumen, el concepto de desarrollo evoluciona desde un enfoque de carácter más intrarregional


hacia un enfoque interregional, en donde el espacio se concibe como contenedor de actividades y de
agentes sociales, por lo que tiene un rol neutro en el proceso socio-espacial.

En la década posterior a la indicada, en Latinoamérica surgen una serie de transformaciones en los


ámbitos económicos, políticos y sociales que se caracterizan por el concepto general de restructuración.
Los procesos de crecimiento se orientan hacia la divergencia viéndose reflejados en aspectos como: la
relación supra-nacional con una mejor fluidez del capital entre los países de mayores ingresos; la positiva
correlación entre crecimiento a largo plazo e inversión en infraestructura de producción; así como
también una mejor asociatividad entre el crecimiento económico y el nivel de desarrollo científico y
tecnológico de cada país (De Matos, 2000).

En este sentido, desde el ILPES3 surgen dos corrientes interpretativas de los procesos territoriales. En el
primer caso se trata del enfoque de los límites estructurales en el modelo de producción capitalista para
un mayor equilibrio interregional y una segunda corriente denominada regional participativa que da
origen al enfoque del desarrollo endógeno, que tuvo como ideas estratégicas la del “cerramiento
regional selectivo” lo que significa la retención de los factores productivos requeridos para el desarrollo.
En palabras de Carlos De Matos (2000), el nuevo modelo de crecimiento endógeno “tienen como rasgo
distintivo su estructuración en torno a una función de producción donde la tasa de crecimiento depende

3Organismo permanente y con identidad propia, que forma parte de la CEPAL. concebido a principios de los años 60 con
el fin de apoyar a los Gobiernos de la región en el campo de la planificación y gestión pública, mediante la prestación de
servicios de capacitación, asesoría e investigación. https://www.cepal.org/es/acerca-del-ilpes
básicamente de tres factores que pueden ser sujeto de acumulación: capital físico, capital humano y
conocimientos; por lo tanto, la relación espacio-sociedad empieza a ser vista de una forma más
interdependiente al asignarle mayor peso a los denominados factores endógenos (Riffo, 2013).

Un tercer momento se da en la década de los 90s y 00s, con el fortalecimiento de los principios de
desarrollo endógeno que incrementan su complejidad al incorporar a la ecuación del nuevo paradigma
otros aspectos del desarrollo, denominados como “blandos” según Bosier (2007), tales como la
asociatividad, la cooperación, el aprendizaje y la innovación, y con mayor importancia a los nuevos
enfoques sobre el desarrollo económico local y la competitividad territorial (Riffo, 2013) . El proceso de
globalización que va tomando fuerza, figura en este momento como un elemento que configura el
territorio y la economía.

Desarrollo Local. Enfoque conceptual

Entre los principales exponentes de estos nuevos enfoques que surgen en los inicios del nuevo milenio
destaca Francisco Albuquerque, quien reflexiona acerca del modelo de desarrollo económico tendencial
del momento y expone la marginalización de la dimensión territorial, planteando que el enfoque del
desarrollo económico local rescata los valores territoriales de identidad, diversidad y flexibilidad, en
otras palabras, rescata las características propias de cada territorio para el impulso del desarrollo local
(Albuquerque, 2004), como lo resalta Arocemnea“.. No es posible la existencia de procesos exitosos de
desarrollo local sin un componente identitario fuerte que estimule y vertebre el potencial de iniciativas
de un grupo humano” (Arocemena, 2002:11)

Por tanto, y en base al planteamiento de Alfred Marshall (1980) el territorio se incorpora como unidad
de análisis en el proceso de desarrollo dentro del cual la organización industrial es un planteamiento
estructural sistémico dejando de lado a la gran empresa estructurada verticalmente. Con el cambio de
modelo surgen factores importantes en la generación de economía; siendo estas, las “economías
externas generales” y las “economías externas locales” correspondientes al territorio como tal, dentro
del cual la generación del conocimiento es uno de los ejes vertebradores de este enfoque (Albuquerque,
2004).

Albuquerque plantea una serie elementos básicos que materializan el nuevo modelo de desarrollo,
caracterizados por un fuerte contenido interrelación, cooperación y coordinación entre los actores que
intervienen en el proceso de desarrollo a partir de lo local. Todos estos enfoques están orientados, entre
otros aspectos, al fomento de las iniciativas locales (microempresas y pymes) como motor dinamizador
de la economía visto desde una perspectiva más amplia que únicamente los recursos endógenos,
respaldados en la actitud proactiva del gobierno local, con participación de actores públicos y privados
en el marco de una institucionalidad eficiente que garantice la perdurabilidad del proceso.

En este mismo sentido, otro enfoque a considerar es el planteado por Enrique Gallicchino, quien da inicio
a su discusión a partir de la reflexión Latinoamérica, estimando la importancia de la formulación de
nuevas políticas para enfrentar problemas que aquejan a la región como: la generación de empleo y la
mejora de la calidad de vida; coincide con Albuquerque, en la importancia de incorporar la dimensión
territorial en los nuevos planteamientos, en los que el desarrollo local debe considerar y ser considerado
en las diferentes escalas territoriales y sobre todo enmarcarse en el contexto de la globalización;
considerando que esta no afecta de la misma manera a todos los territorios, aquellos que han alcanzado
mejores niveles de desarrollo estarán en mejores condiciones de utilizar sus oportunidades para su
beneficio (Gallicchino 2004).
En este contexto, según Gallicchino (2004), el desafío que enfrentan las sociedades en materia de
desarrollo local parte de la relevancia de insertarse en lo global de manera competitiva, capitalizando al
máximo las capacidades de por medio de las optimización de las características propias de los diferentes
actores, en un entorno de integración y cooperación entre ellos; considerando, para el cumplimiento de
sus objetivos, tres temas de relevancia: la potenciación de los recursos existentes; la obtención de
recursos externos al territorio y la gestión del excedente económico que se produce en el territorio.

Para Gallicchino, el empleo figura como eje articulador del desarrollo económico local y la importancia
del desarrollo de políticas en esta línea, responde principalmente a que permiten la articulación entre
las políticas económicas y sociales; en este contexto, resalta la importancia del apoyo a los nuevos
yacimientos de empleo que son de carácter local y se observa que la potencialización a las (MIPYMES) es
constante al igual que formulación de estrategias colaborativas entre los actores. En síntesis, el desafío
que enfrenta el presente modelo consiste en hacerse cargo de las iniciativas de desarrollo local,
considerando como estrategia de fondo la construcción de capital social desde el enfoque territorial.

A modo de conclusión se considera que a partir del breve recuento realizado, quedan en evidencia, los
diversos planteamientos formulados para la promoción de procesos de desarrollo que respondan a las
demandas y características de cada época de nuestra historia latinoamericana. Varios son los problemas
sociales y territoriales que caracterizan y han caracterizado a nuestra región, los cuales a su vez han
figurado como detonantes en a la búsqueda de nuevos paradigmas y formas de ver las ciudades. En
definitiva, conocer los diferentes momentos que constituyen el recuento histórico de los procesos de
desarrollo y sus diferentes connotaciones facilita el entendimiento de la configuración espacial y social
del terrario que habitamos y a partir de esta comprensión el desarrollo de la crítica.

Bibliografía
Albuquerque, F. (2004). Desarrollo económico local y descentralizacion en América Latina. Revista
de la CEPAL, 157-171.

Arocemena, J. (2002). El desarrollo local: un desafío contemporáneo. Uruguay: Ttaurus-


Universidad Católica.

Gallicchino, E. (2004). El desarrollo local en América Latina. Estrategia política basada en la


construccion del capital social . Programa de desarrollo local Centro Latinoamericano de
Economía Humana (CLEAH), 1-23.

Mattos, C. A. (2000). Nuevas teorías del crecimiento económico: una lectura desde la perspectiva
de los territorias de la periferia. Instituto de estudios Urbanos Pontificia Universidad
Católica de Chiles, 15-36.

Riffo, L. (2013). 50 años del ILPES: Evolución de los marcos conceptuales sobre desarrollo
territorial . Desarrollo Territorial , 1-57.

Bernarda Arias V.
Maestría de Ordenación del Territorio

También podría gustarte