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LOS TEMAS UNA EUROPA “SOCIALISTA” EN EL SENTIDO SPENGLERIANO


FILOSOFÍA POLÍTICA







FILOSOFÍA POLÍTICA EUROPA


Una Europa “socialista” en el
sentido spengleriano

CARLOS X. BLANCO 16.01.2022

Tenemos en la obra de Oswald


Spengler, Prusianismo y
Socialismo [Preußentum und
Sozialismus, 1919], una descripción
muy exacta de lo que sería un...

GEOPOLÍTICA

Es su gran oportunidad

CARLOS X. BLANCO 04.01.2022


16.01.2022

Las élites mundiales han previsto Carlos X. Blanco


escenarios alternativos a las guerras
masivas, regionales o mundiales,
destinadas a “quemar michelines”, es
Tenemos en la obra de Oswald Spengler, Prusianismo y Socialismo [Preußentum und Sozialismus,
decir,... 1919], una descripción muy exacta de lo que sería un socialismo (no marxista) apropiado para
frenar la caída de Europa. Una caída que hoy, un siglo después, parece imparable y letal. Del
apartado 8 dentro de la parte consagrada a “la Revolución”, extraemos las citas. En los párrafos
SOCIEDAD extractados podemos apreciar la amplia visión de la Historia de las culturas y civilizaciones dentro
de la cual se enmarca el socialismo, como etapa necesaria a una Europa envejecida.

Sechstausend Jahre höherer Menschengeschichte liegen vor uns.


Aus der Masse, die sich über den ganzen Planeten verbreitet hat, sondert sich, Geschichte im
Francia del 68 y Chile del 2021 tiefern Sinne, das Schauspiel und Schicksal der großen Kulturen ab. Sie liegen vor dem Auge des
Betrachters als Formenwelten von gleichartigem Bau, mächtiges Seelentum, das sichtbare Gestalt
DANIEL CASTILLO SEDA 07.12.2021 gewinnt, innerstes Geheimnis, das sich in lebendig fortschreitender Wirklichkeit ausdrückt.

Alguna vez recuerdo haberle “Tenemos ante nosotros seis mil años de historia humana superior.
preguntado a mis padres el origen de
mi nombre, bastante atípico utilizar De la masa que se ha extendido por todo el planeta, destaca la historia en sentido
un nombre judío para un hijo con profundo, el espectáculo y el destino de las grandes culturas. Se encuentran ante el ojo del
manifiestos... espectador como mundos de formas de construcción similar, poderosa vida anímica que
adquiere forma visible, misterio interior que se expresa en la realidad viva y progresiva.”

Esta es la Historia de las civilizaciones, formas de vida superior, formas que hemos de ver como
“construcciones” [als Formenwelten von gleichartigem Bau] que organizan un mundo propio, que
se objetivan como expresiones del alma humana colectiva. Pero no son construcciones muertas
mientras no se haya iniciado en ellas el declive [Untergang], sino que se trata de una realidad viva,
que avanza  [lebendig fortschreitender Wirklichkeit]. La Historia de las civilizaciones va como
dando zancadas, “sacando” sus posibilidades, hasta que éstas comienzan a agotarse.

Ein unveränderliches Ethos wirkt in ihnen. Es prägt nicht nur je eine ganz bestimmte Art von
Glauben, Denken, Fühlen, Tun, von Staat, Kunst und Lebensordnung, sondern auch einen antiken,
, , , , , g, ,

indischen, chinesischen, abendländischen Typus »Mensch« von vollkommen eigner Haltung des
Leibes und der Seele, einheitlich in Instinkt und Bewußtsein, Rasse in geistigem Sinne, aus.

“Un ethos inmutable actúa en ellos. Conforma no sólo un tipo muy específico de creencia,
de pensamiento, de sentimiento, de hacer, de estado, de arte y de orden de vida, sino
también un tipo de "ser humano" antiguo, indio, chino, occidental, con una actitud
completamente única de cuerpo y alma, uniforme en instinto y conciencia, raza en sentido
espiritual.”

La Historia de esas civilizaciones que recorren sus posibilidades arroja a la mirada atenta diversos
tipos de hombre. El hombre, en su genericidad biológica es muy similar, pero hay una diversidad
de estirpes, muchas clases de “raza espiritual” [Rasse  in geistigem Sinne]. No suelen encontrarse
en Spengler las vulgaridades del nacionalsocialismo sobre las razas biológicas. Su enfoque
es  histórico, no reduccionista en el sentido dado por el materialismo biológico. Las razas de la
biología, la “sangre”, etc. son componentes materiales de la historia, no formas. Las formas o tipos
humanos son un compuesto somatopsíquico, y es precisamente el lado psíquico (la forma de
pensar, de creer, de sentir) lo que viene marcado por la historia y moldea a los hombres y llega a
expresar en lo exterior: rostro, cuerpo, gestualidad, ritmos…

Jedes dieser Gebilde ist in sich selbst vollendet und unabhängig. Historische Einwirkungen, über
deren dichtem Gewebe die landläufige Geschichtsschreibung alles andre vergißt, haften am
Äußerlichsten; innerlich bleiben Kulturen, was sie sind. So blühen sie am Nil und Euphrat, Ganges,
Hoangho und ägäischen Meer, in der semitischen Wüste und der nordischen stromreichen Ebene
auf, die Menschen ihrer Landschaft  zu Völkern heranzüchtend,  die nicht Schöpfer, sondern
Schöpfungen dieser Kulturen sind, untereinander an Geist und Sinn verschieden und sich
leidenschaftlich widerstrebend: Dorer und Jonier, Hellenen und Etrusko-Römer – die Völker der
altchinesischen Welt – Germanen und Romanen, Deutsche und Engländer, nach außen aber und
einer fremden Kultur gegenüber sofort als Einheit wirkend: der antike, der chinesische, der
abendländische Mensch.

“Cada una de estas estructuras es completa e independiente en sí misma. Las influencias


históricas, sobre cuyo denso tejido la historiografía común se olvida de todo lo demás, se
adhieren a lo más externo; en lo interno, las culturas siguen siendo lo que son. Así florecen
a lo largo del Nilo y del Éufrates, del Ganges, del Hoang-ho y del Mar Egeo, en el desierto
semítico y en la llanura fluvial nórdica, engendrando a las gentes de su respectivo paisaje
en pueblos que no son creadores sino creaciones de estas culturas  [zu Völkern
heranzüchtend, die nicht Schöpfer, sondern Schöpfungen dieser Kulturen sind],  diferentes
entre sí en espíritu y sentido y apasionadamente opuestas: Dorios y jonios, helenos y
etrusco-romanos -los pueblos del mundo chino antiguo-, teutones y romanos, alemanes e
ingleses, pero inmediatamente aparecen como uno solo ante el mundo exterior y ante una
cultura extranjera: la antigua, la china, el hombre occidental.”

Hay una opinión muy extendida, desde el humanismo moderno hasta Marx: “el hombre es
creador de su propia Historia”. En Spengler, en cambio, los  hombres  (siempre en plural) son el
resultado, son la creación [Schöpfung], a partir de un paisaje del que brotan y de una evolución
diferente. En todos los pueblos hay arte, pero no existe el Arte universal. El Arte helénico no tiene,
según Spengler, nada que ver con el azteca, el chino o el africano. Es un espejismo creer que hay
categorías generales de la acción y la cultura humana. La ciencia árabe no es la ciencia occidental,
ni la maya. La religión de los negros africanos no es la religión cristiana fáustica, y aun éste no
tiene nada que ver con el cristianismo “antiguo”. No es esto un relativismo, es elegir el sujeto
protagonista de la historia. No es el “hombre”, esa abstracción que no tiene rostro, ni idioma ni
color ni cuerpo, sino la cultura la que es sujeto de la Historia, y las culturas humanas son muchas.
Ellas producen tipos de hombre muy diferentes entre sí.
Eine Idee ruht in der Tiefe jeder Kultur, die sich in bedeutungsschweren Urworten ankündet: das
Tao und Li der Chinesen, der Logos und das »Seiende« der apollinische  Griechen, Wille, Kraft,
Raum in den Sprachen des faustischen Menschen, der sich vor allen andern durch  seinen
unersättlichen Willen nach Unendlichkeit auszeichnet, der mit dem Fernrohr die Dimensionen des
Weltraums, mit Schienen und Drähten die der Erdoberfläche besiegt, mit seinen Maschinen die
Natur, mit seinem historischen Denken die Vergangenheit, die er seinem eignen Dasein als
»Weltgeschichte« einordnet, mit seinen Fernwaffen den ganzen Planeten samt den Resten aller
älteren Kulturen unterwirft, denen er heute seine eignen Daseinsformen aufzwingt – wie lange?

“En el fondo de toda cultura descansa una idea que se anuncia con palabras primigenias
llenas de significado : el Tao y el Li de los chinos, el Logos y el "Ser" de los griegos
apolíneos, la voluntad, el poder, el espacio en los lenguajes del hombre fáustico, que se
distingue por encima de todos los demás por su insaciable voluntad de infinito, que
conquista las dimensiones del espacio con el telescopio, las de la superficie terrestre con
rieles y alambres, con sus máquinas conquista la naturaleza, con su pensamiento histórico
conquista el pasado, que clasifica en su propia existencia como "historia del mundo", con
sus armas a distancia subyuga todo el planeta junto con los restos de todas las culturas
más antiguas, a las que ahora impone sus propias formas de existencia... ¿por cuánto
g q p p p ¿p
tiempo?”

Las culturas nacen con esas Ideas axiales, con “palabras primigenias” [in bedeutungsschweren
Urworten ankündet], saturadas, henchidas de significados. El despliegue hermenéutico que hay
que hacer ante las mismas (piénsese en el  ser de los helenos) es todo un programa de metafísica
y es el cimiento de toda una civilización. Pero Spengler ve, como hizo también Heidegger, que la
metafísica de nuestro tiempo es la Técnica. No la técnica vulgar para resolver problemas
alimenticios, de práctica doméstica, que el “hombre genérico” siempre tiene desde el momento en
que ya no es un simple primate,  sino la técnica como proyecto de dominación al servicio de un
específico (único e irrepetible) tipo de alma. En el alma fáustica la técnica es la voluntad de poder,
la metafísica de dominación. El europeo es el tipo de hombre que nace en torno al año 1.000,
según Spengler, aunque de manera prematura ya lo encontramos en el asturgodo de la
Reconquista española a partir del 722. Contra muchas evidencias que señalan que Europa
realmente ya nació en la Grecia antigua, el filósofo del socialismo prusiano data el nacimiento de
este tipo de humanidad más tarde, en el medievo. Un medievo que no es el milenio
exclusivamente contemplativo, sino el milenio de un dinamismo y un afán de infinitos
desconocido en otras culturas y que llega hasta el suicidio civilizacional de hoy. Tanto en el fraile
escolástico que hace nacer la ciencia físico-matemática, como en el cruzado francogermánico o el
caballero asturiano que ensancha horizontes a golpe de espada y abre muros a una Europa hasta
entonces constreñida, encontramos ya esa sed insaciable de infinito [seinen unersättlichen Willen
nach Unendlichkeit].  
Denn zuletzt, nach einer abgemessenen Reihe von Jahrhunderten, verwandelt sich jede Kultur in
Zivilisation. Was lebendig war, wird starr und kalt. Innere Weiten, Seelenräume werden ersetzt
durch Ausdehnung im körperhaft Wirklichen, das Leben im Sinne des Meisters Eckart wird zum
Leben im Sinne der Nationalökonomie, Gewalt der Ideen wird Imperialismus. Letzte, sehr irdische
Ideale breiten sich aus, reife Stimmungen mit der vollen Erfahrung des Alters: von Sokrates,
Laotse, Rousseau, Buddha an wendet der Weg sich jedesmal abwärts. Sie sind alle innerlich
verwandt, ohne echte Metaphysik, Wortführer praktischer abschließender Weltanschauung und
Lebenshaltung, für die wir umfassende Namen wie Buddhismus, Stoizismus, Sozialismus
besitzen.]

“Porque al final, tras una serie medida de siglos, toda cultura se convierte en civilización. Lo
que estaba vivo se vuelve rígido y frío. Las extensiones interiores, los espacios del alma son
sustituidos por la expansión en lo físicamente real, la vida en el sentido del Maestro Eckart
se convierte en la vida en el sentido de la economía política  [Nationalökonomie], la
violencia de las ideas se convierte en imperialismo.  Por último, se extienden los ideales
muy terrenales, los estados de ánimo maduros con la plena experiencia de la edad: desde
Sócrates, Laotse, Rousseau, Buda en adelante, el camino cada vez es más declinante.
Todos ellos están relacionados interiormente, sin una verdadera metafísica, son
portavoces de una visión del mundo y una actitud ante la vida prácticas y concluyentes,
para las que tenemos nombres completos como budismo, estoicismo o socialismo”.

En esa etapa estamos, en la del imperialismo o socialismo. Ambas realidades no son excluyentes.
Es la etapa del declive, del otoño de una cultura que ya conoce los primeros fríos, que presiente
un invierno y una muerte [Was lebendig war, wird starr und kalt].

Una Europa que ya no cree en sus valores, que se deja invadir, por enésima vez desde 1945. Los
bolcheviques y los yanquis, ellos mismos soldados de cien razas distintas, en realidad
eran  portadores de ideologías, no eran pueblos. El imperio soviético y el yanqui fueron imperios
ideológicos, vale decir, anti-europeos, enemigos del alma fáustica, opuestos metafísicos a esa
civilización que aún hoy, en oscuros rincones de una Europa raptada, se resiste a morir. Las
nuevas invasiones, de las que está casi prohibido hablar, son evitables si hay voluntad de seguir
siendo. Basta con reconocer que son impuestas. Basta con percibir que las personas que vienen
sin ser invitadas no siempre tienen la culpa del delito cometido, al violar unas fronteras que si
existen es para que se cumplan las leyes (se nos olvida que todos los días se cometen estos
delitos en las fronteras europeas, por tierra, mar y aire). No, no son las personas que vienen sin
tener que venir las culpables, sino las mafias y los designios de poderes financieros extranjeros,
poderes apátridas en realidad. Poderes que juegan con la vida de esas gentes, convirtiéndoles en
muñecos teledirigidos y en armas. Los hombres convertidos en bombas: ¿habrá algo más triste y
alienante?
En Prusianismo y Socialismo encontramos una reivindicación de que sólo podría haber, en el siglo
XX, un socialismo. No el socialismo marxista ni el anarquizante, sino el socialismo autoritario de la
disciplina y el deber. Ese socialismo de la disciplina y el deber se ha trasladado de Prusia a China,
donde Confucio, LaoTsé, Mao y Den Xiaoping se dan la mano. Un socialismo  nacional, esto es,
hecho a la medida del alma de un pueblo. Para que Europa pueda ser un bloque y no un campo
de invasiones y batallas, que es a lo que nos abocamos por inacción, no hay más remedio que
convertirse en algo así como un Imperio, y un imperio “socialista”.  Disciplina, no griterío pidiendo
más y más nuevos derechos. Autoridad, y no la dictadura de élites del dinero y de minorías que se
las dan de víctimas pero que apisonan y dominan. Jerarquía, pero no la del dinero sino de méritos
y servicios a la comunidad.  Trabajo duro y esfuerzo, milicia y justicia social…sin principios como
éstos, Europa no puede hacerse camino como lo están haciendo China y, en parte, Rusia.
Socialismo y no demo-liberalismo
Socialismo y no demo liberalismo.

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