Está en la página 1de 1

Año 2, Nº 36 / 1º de Cuaresma / 6 de marzo de 2022

Ciclo C - Color Morado

CRISTO VENCE
EL MAL CON LA FUERZA
DEL BIEN

E l primer fruto de liberación de


Jesús es la victoria sobre las “tentacio-
nes”, ya que estas evidencian su con-
dición humana y son las mismas que
cada creyente padece en el esfuerzo
diario por llevar una vida de acuerdo
con los criterios del reino de Dios.
El relato de las tentaciones por san
Lucas acontece en el desierto, que
recuerda el tiempo de gestación del
proyecto de Dios para el pueblo del
Antiguo Testamento (Cfr. Éx 34, 27ss).
Las tentaciones ponen a prueba el
temple de Jesús: Si tú eres Hijo de
Dios, manda a esta piedra… ¿Cómo re-
solver el problema de la falta de
pan? Jesús se niega a ser el Mesías de
promesas vanas, ya que la palabra de
Dios debe llevar al creyente al es-
fuerzo constante para alcanzar su
dignidad. Jesús no quiere ser el
Mesías “milagrero”, pues su remedio
al hambre y a la pobreza es apelar a
la solidaridad.

Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo


rendirás culto, Jesús es tentado a re-
solver el problema de los oprimidos
convirtiéndose en un monarca polí-
tico de estructuras injustas. Sin em-
bargo, él viene para estar al servicio
del prójimo, no para adueñarse de
su vida y coartar su libertad. Si tú eres
Hijo de Dios, tírate de aquí abajo…: Él
dará órdenes a sus ángeles, es decir,
Jesús se niega a escapar de la
muerte, ya que el proyecto de Dios,
pasa precisamente por su propia
muerte. Él no está preocupado por
el prestigio, el poder, los honores
como sus adversarios (los doctores
de la ley, los jefes de sacerdotes y an-
cianos), ya que estos personifican las
tentaciones que él venció.
Si bien las tentaciones son una ame-
naza latente para la vida cristiana
también son como una oportuni-
dad, ya que es posible hacer aquella
experiencia de oración, de desierto
al estilo de Jesús y discernir el
camino por el cual –como creyen-
tes–, queremos transitar y hacer
vida el Evangelio venciendo las ten-
taciones, como Jesús.
P. Fredy Peña Tobar, ssp.

PERO JESÚS LE RESPONDIÓ:


«ESTÁ ESCRITO: NO TENTARÁS AL SEÑOR, TU DIOS»,
(LC 4, 12).

1. Ambientación

El miércoles recién pasado hemos ini-


ciado la Cuaresma. Este año, de la
mano del evangelista Lucas. Un año
más la liturgia nos invita a un proceso
de conversión, marcados por la Pala-
bra de Dios. Este primer domingo, se
nos invita a vencer con Cristo las tenta-
ciones en el desierto de nuestra vida.
Acojamos la llamada del Maestro y fije-
mos nuestra mirada en la próxima
Pascua del Señor.

Monición a las Lecturas Bíblicas

Mi padre fue un arameo errante…, es la pro-


clama memorial que nos hace el Deutero-
nomio, como presentación de las primicias
de la rica tierra que Dios había prometido
a quienes, habiendo vencido las tentacio-
nes del desierto, pudiesen entrar a partici-
par de la tierra prometida. San Pablo, en la
carta a los romanos, nos da cuenta del por
qué la mayoría de Israel quedó fuera de la
promesa. En el evangelio, Jesucristo nos
marca el camino de la superación de toda
tentación. Con el salmo 90 cantaremos,
que el Señor, es nuestro refugio en la tri-
bulación. Escuchemos con un oído atento.

2. Primera Lectura Deut 26, 1-2. 4-10

Lectura del libro


del Deuteronomio.
Moisés habló al pueblo diciendo:
Cuando entres en la tierra que el
Señor, tu Dios, te da en herencia,
cuando tomes posesión de ella y te
establezcas allí, recogerás las primi-
cias de todos los frutos que extrai-
gas de la tierra que te da el Señor,
tu Dios, las pondrás en una canasta,
y las llevarás al lugar elegido por el
Señor, tu Dios, para constituirlo
morada de su Nombre. El sacerdo-
te tomará la canasta que tú le entre-
gues, la depositará ante el altar, y
tú pronunciarás estas palabras en
presencia del Señor, tu Dios: «Mi
padre era un arameo errante que
bajó a Egipto y se refugió allí con
unos pocos hombres, pero luego se
convirtió en una nación grande,
fuerte y numerosa. Los egipcios nos
maltrataron, nos oprimieron y nos
impusieron una dura servidumbre.
Entonces pedimos auxilio al Señor,
el Dios de nuestros padres, y Él es-
cuchó nuestra voz. Él vio nuestra
miseria, nuestro cansancio y nues-
tra opresión, y nos hizo salir de
Egipto con el poder de su mano y la
fuerza de su brazo, en medio de un
gran terror, de signos y prodigios.
Él nos trajo a este lugar y nos dio
esta tierra que mana leche y miel.
Por eso ofrezco ahora las primicias
de los frutos del suelo que tú,
Señor, me diste». Tu depositarás las
primicias ante el Señor, tu Dios, y te
postrarás delante de Él.

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

3. Salmo Sal 90, 1-2. 10-15

R. En el peligro, Señor, estás conmigo

Tú que vives al amparo del Altísimo


y resides a la sombra del Todopo-
deroso, di al Señor: «Mi refugio y
mi baluarte, mi Dios, en quien
confío». R.

No te alcanzará ningún mal, ningu-


na plaga se acercará a tu carpa,
porque Él te encomendó a sus án-
geles para que te cuiden en todos
tus caminos. R.

Ellos te llevarán en sus manos para


que no tropieces contra ninguna
piedra; caminarás sobre leones y ví-
boras, pisotearás cachorros de león
y serpientes. R.

«Él se entregó a mí, por eso, Yo lo li-


braré; lo protegeré, porque conoce
mi Nombre; me invocará, y Yo le
responderé. Estaré con él en el peli-
gro, lo defenderé y lo glorificaré». R.

4. Segunda Lectura Rom 10, 5-13

Lectura de la carta del


Apóstol san Pablo a los
cristianos de Roma

Hermanos: Moisés escribe acerca


de la justicia que proviene de la
Ley: «El hombre que la practique,
vivirá por ella». En cambio, la justi-
cia que proviene de la fe habla así:
«No digas en tu corazón: ¿quién
subirá al cielo?», esto es, para hacer
descender a Cristo. O bien: «¿quién
descenderá al Abismo?», esto es,
para hacer subir a Cristo de entre
los muertos. Pero ¿qué es lo que
dice acerca de la justicia de la fe?
«La palabra está cerca de ti, en tu
boca y en tu corazón», es decir, la
palabra de la fe que nosotros predi-
camos. Porque si confiesas con tu
boca que Jesús es el Señor y crees
en tu corazón que Dios lo resucitó
de entre los muertos, serás salvado.
Con el corazón se cree para alcan-
zar la justicia, y con la boca se con-
fiesa para obtener la salvación. Así
lo afirma la Escritura: «El que cree
en Él, no quedará confundido».
Porque no hay distinción entre
judíos y los que no lo son: todos
tienen el mismo Señor, que colma
de bienes a quienes lo invocan. Ya
que «todo el que invoque el nombre
del Señor se salvará».

Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN

«Está escrito: Adorarás al Señor, tu


Dios, y a Él solo rendirás culto»

5. Evangelio Lc 4, 1-13

Evangelio de
nuestro Señor
Jesucristo según
san Lucas.

Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó


de las orillas del Jordán y fue conduci-
do por el Espíritu al desierto, donde
fue tentado por el demonio durante
cuarenta días. No comió nada durante
esos días, y al cabo de ellos tuvo
hambre. El demonio le dijo entonces:
«Si Tú eres Hijo de Dios, manda a esta
piedra que se convierta en pan». Pero
Jesús le respondió: «Dice la Escritura:
El hombre no vive solamente de pan».
Luego el demonio lo llevó a un lugar
más alto, le mostró en un instante
todos los reinos de la tierra y le dijo:
«Te daré todo este poder y el esplen-
dor de estos reinos, porque me han
sido entrega dos, y yo los doy a quien
quiero. Si Tú te postras delante de mí,
todo eso te pertenecerá». Pero Jesús le
respondió: «Está escrito: Adorarás al
Señor, tu Dios, y a Él solo rendirás
culto». Después el demonio lo condujo
a Jerusalén, lo puso en la parte más
alta del Templo y le dijo: «Si Tú eres
Hijo de Dios, tírate de aquí abajo,
porque está escrito: Él dará órdenes a
sus ángeles para que ellos te cuiden. Y
también: Ellos te llevarán en sus manos
para que tu pie no tropiece con ningu-
na piedra». Pero Jesús le respondió:
«Está escrito: No tentarás al Señor, tu
Dios». Una vez agotadas todas las
formas de tentación, el demonio se alejó
de Él, hasta el momento oportuno.

Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Escucha el
Evangelio Dominical
ingresando
a este link

REFLEXIONEMOS

¿Qué tentaciones siento hoy en mi cora-


zón? ¿Cómo me enseña el Señor a vencer-
las? ¿Cómo puedo refrescar mi fe en esta
Cuaresma? ¿Qué desafíos presenta el
evangelio de hoy a tu comunidad eclesial?

6. Oración Universal

M. A Dios nuestro Padre, que escu-


cha nuestra plegaria, oremos juntos
diciendo:

R. Oye, Padre, el grito de tu Pueblo.

1.- Por nuestra Iglesia local, para


que el Espíritu Santo impulse a
nuestro obispo N. a caminar con su
Pueblo venciendo toda tentación. R.

2.- Por quienes nos gobiernan, para


que comprendiendo que el hambre
siempre es ocasión de caer en la ten-
tación, no descuiden que cada uno
tengamos un trabajo digno. R.

3.- Por aquellos menospreciados so-


cialmente, por ser débiles y peque-
ños, para que seamos siempre un
pueblo activo en la caridad y en
optar por los hermanos necesitados,
especialmente en esta campaña de
Cuaresma 2022. R.

4.- Por todos quienes han iniciado


un nuevo año escolar, para que el es-
tudio les permita crecer como mejo-
res personas que sepan vivir en
bondad y paz. R.

(Se pueden agregar otras peticiones


de la comunidad)

M. Acoge, Padre, nuestra plegaria y


danos un fuerte impulso en nuestro
peregrinar hacia la Pascua. Lo pedi-
mos por Jesucristo nuestro Señor. R.
Amén.

Sugerencias de cantos

Somos un Pueblo que camina/


Pan y Vino sobre el altar/
Un mandamiento nuevo
nos dio el Señor/
Madre de la esperanza.

Actualidad
Caminos de sinodalidad
Durante estos años en Chile, hemos
estado recorriendo caminos en bús-
queda de renovar la Iglesia. En ese
contexto se ha animado un “Proceso
nacional de discernimiento”, el que
durante 2019 reunió a más de 700 co-
munidades del país, en encuentros que
abordaron tres temáticas para com-
prender y buscar caminos de supera-
ción de la crisis de la Iglesia: las relacio-
nes interpersonales, las estructuras y la
gestión, y los signos de los tiempos.
Se han reconocido diversas problemá-
ticas, las más transversales son el abuso,
el clericalismo, el rol secundario de las
mujeres, la falta de compromiso laical y
la baja presencia juvenil.
La mayoría de las comunidades com-
parten el deseo de que la Iglesia sea
una comunidad acogedora e inclusi-
va. Existe un anhelo de unidad y re-
cuperación de la confianza. Estos an-
helos nos hablan de una fuerte necesi-
dad de restauración de vínculos y
confianzas como condición para la re-
novación eclesial.
Las comunidades desean que se reco-
nozca y valore toda la diversidad, aco-
giendo a integrando a grupos que se
perciben como más excluidos, especial-
mente los jóvenes y las mujeres. Lo an-
terior se sintetiza en el clamor por una
Iglesia sin discriminaciones, más abier-
ta y dialogante: “Ser, como Iglesia, un
espacio de acogida y escucha, un espa-
cio gratuito de encuentro y celebra-
ción, sin que haya personas que se sien-
tan en la obligación de ser y hacer lo
que la Iglesia les pide, sino que la Igle-
sia las acepte en su realidad”.
Animamos a revisar el “Informe de re-
sultados del Proceso nacional de Dis-
cernimiento eclesial 2019” e informar-
se cómo participar del camino sinodal
en curso en www.iglesia.cl

“El Domingo, día del Señor”.


Semanario Litúrgico. Con las debidas licencias.
ISSN: 0717-4896

También podría gustarte