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LibroPs. Social RED.2
LibroPs. Social RED.2
Psicología Social
(Compilador: Dr. Julio Cesar Casales)
1
Índice
Introducción / 3
2
Introducción
La presente selección de lecturas tiene como finalidad continuar ampliando el conjunto de
materiales que constituyen el fondo bibliográfico del curso básico de psicología social para
estudiantes de esta disciplina, de conformidad con el programa aprobado.
En cuanto a su estructura y contenido, hemos considerado conveniente dividirla en seis
partes, que constituyen temáticas importantes del estudio de esta especialización (sin que
pretendamos agotarlas todas), e incluimos artículos tanto de autores cubanos como de otras na-
cionalidades.
La perspectiva general y el enfoque fundamental de la obra están orientados a la
fundamentación de la psicología social de orientación marxista, algo de mucha importancia pues
se corresponde con los valores ideológicos de nuestra sociedad socialista, donde se forman
nuestros estudiantes y donde desarrollarán su quehacer investigativo y profesional.
La Primera Parte contiene artículos que abordan aspectos relativos a los principios que sirven
de fundamento a la psicología social marxista, su objeto de estudio, y su misión en una sociedad
socialista.
La Segunda Parte aborda el análisis de procesos fundamentales en grupos y colectivos,
relacionados con la organización de los mismos, sus características básicas y su clasificación. Se
recogen experiencias de autores de antiguos países socialistas, cuyas contribuciones resultaron
importantes en la construcción de las bases de la psicología social marxista. También se
presenta desde una perspectiva crítica el modelo de un autor estadounidense, clásico en este
tema.
La Tercera Parte está referida al estudio de un tema básico de la psicología social: el
liderazgo. La primera investigación científica acerca del papel de los estilos de liderazgo en el
clima y la productividad grupal fueron diseñados y conducidos por Kurt Lewin (psicólogo ale-
mán, del grupo de la Gestal), quien es justamente considerado como el padre de la psicología
social. En esta parte presentamos un artículo de la obra de Koontz (publicada en nuestro país)
que resume algunos trabajos importantes en este campo.
La Cuarta Parte concierne al estudio de las actitudes sociales. El trabajo presentado permite
tener una idea de la importancia y complejidad del tema, así como de cuestiones tan
específicas como su definición, su caracterización y los problemas relacionados con las
posibilidades de modificación.
La Quinta Parte se refiere al estudio de los medios masivos de difusión, comunicación y
propaganda. En ella se analizan sus características fundamentales, así como los factores que se
deben tomar en consideración para influir efectivamente mediante estos.
El trabajo presentado en esta parte aborda desde una perspectiva crítica los principios sobre
los que descansan la utilización de los medios y los procedimientos de influencia en el
individuo a través de los mismos en las sociedades burguesas.
La Sexta Parte aborda las características generales de un importante método de
investigación psicosocial muy utilizado por los psicólogos (el test sociométrico) y se
desarrollan los procedimientos concretos para su elaboración e interpretación.
Deseamos que esta selección resulte de utilidad para los estudiantes que inician su
conocimiento en este tema y que, conjuntamente con otros materiales ya existentes, contribuya
al enriquecimiento del campo.
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Primera Parte
Cuestiones relativas al
desarrollo de la psicología
social y sus problemas
fundamentales
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Contribución al estudio de la historia de la psicología social
Dr. Julio César Casales Fernández
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características psicológicas de esos grupos.
Nos parece apropiado expresar nuestro propio punto de vista en torno a esta
importante cuestión sujeta a controversia.
De acuerdo con nuestro criterio, el objeto de la psicología social consiste en
el estudio de las regularidades psicosociales del proceso de organización y
dinámica grupal; de las peculiaridades que asume el reflejo de dicho proceso en
la estructura de la personalidad; así como el estudio de los mecanismos de
influencia en el individuo y sobre las diversas comunidades de personas
mediante la utilización de diversos medios. Es decir, debe tenerse presente que
la psicología social estudia las diferentes formas de comunicación colectiva y de
influencia mutua.
Para no dejar lugar a dudas deseamos enfatizar que, desde nuestra perspectiva, el
psicólogo social estudia en primera instancia los procesos, las estructuras y los
dinamismos que surgen como consecuencia de la interacción entre las personas; y es
solo en segundo término que presta atención al individuo, pero como expresión del
grupo. Este último aspecto se capta claramente en la clásica experiencia del conocido
psicólogo social norteamericano M. Sherif, quien utilizó el fenómeno autokinético para
demostrar el impacto de los factores psicosociales en el individuo.
Aunque la problemática en relación con la definición del objeto de estudio de la
psicología social no está completamente resuelta, existe, sin embargo, bastante consenso
en cuanto a la consideración de sus principales áreas de problemas, algunas de las cuales
reflejamos a continuación.
Áreas de problemas de la psicología social
1. Análisis de los procesos psicosociales característicos de los grupos humanos
(psicología de los grupos pequeños de contacto directo).
-Aquí se encuentran los problemas relativos a la conceptualización de los grupos
humanos desde la perspectiva psicosocial, el análisis de sus propiedades, dinamismos
fundamentales y las leyes de su funcionamiento interno. También incluye el estudio de
los factores que afectan la motivación, la creatividad y el rendimiento grupal. Otro
aspecto importante (sin que pretendamos ser exhaustivos), está relacionado con el
estudio de los modelos explicativos del proceso de organización y desarrollo grupal,
las leyes de la compatibilidad psicológica, el desarrollo de las relaciones
interpersonales, las causas de la atracción interpersonal, los problemas del clima
grupal y de los diferentes tipos de grupos, y el papel de estos en el desarrollo social.
2. Estudio del fenómeno del liderazgo.- Incluye el problema de la importancia de los
líderes para el funcionamiento de grupos y organizaciones, los determinantes de su
surgimiento, los diferentes tipos de líderes y su eficacia relativa; vale decir, el papel
de los diferentes estilos de liderazgo y los factores de los que depende su efectividad.
Igualmente estudia los modelos y teorías que explican el fenómeno del liderazgo, así
como los programas para el entrenamiento y desarrollo de las habilidades para el
ejercicio del rol de líder.
3. Estudio de las actitudes sociales.- Un aspecto importante en el estudio
sociopsicológico de la personalidad es el análisis del fenómeno de las actitudes como
elementos fundamentales para la socialización del individuo. Esto incluye, ante todo,
la conceptualización de las actitudes como variables psicosociales, las características
de su estructura, los factores asociados con el proceso de su formación, las
condiciones que intervienen en la modificación, las posibilidades de medición, las
actitudes como variables explicativas del comportamiento, las diferencias entre las
actitudes y la conducta, en qué condiciones coincidirán actitudes y conducta y en
cuáles no, el problema de las relaciones entre actitudes, estereotipos y prejuicios y el
fenómeno de la resistencia al cambio de los prejuicios. Debe tenerse presente que un
aspecto que patentiza la importancia de esta área del conocimiento en nuestras
condiciones socialistas de vida, está relacionado con el hecho de que para la solución
de muchos problemas del trabajo político-ideológico, cuyo núcleo central es la
formación de una actitud comunista en la amplia masa de trabajadores y estudiantes
del país, se requiere de un gran trabajo investigativo, en especial de las regularidades
del proceso de formación y modificación de las actitudes.
4. Estudio de la eficacia de los procesos de la comunicación social a través de los
diferentes medios masivos.- Una condición indispensable (como señala Lomov) para
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el logro de un trabajo educativo efectivo de las nuevas generaciones y de los adultos
es el estudio de los mecanismos psicológicos de influencia en la conducta y
conciencia del hombre, mediante la utilización de diferentes medios.
Cuáles son las peculiaridades del modelo comunicacional básico; de qué factores
depende su eficacia. En este aspecto, el problema fundamental consiste en determinar
cómo lograr la persuasión, el compromiso y la movilización de los individuos en torno a
las tareas de significación social para la materialización de nuestro proyecto de trans-
formaciones sociales de carácter socialista.
Entre los más efectivos medios de difusión y comunicación se encuentran el cine, la
prensa, la radio y la televisión. Su desarrollo crea grandes posibilidades de ampliar y
profundizar el trabajo político-ideológico en todas las capas de la población de nuestro
país; su papel es fundamental para la solución de la tarea de elevar el nivel cultural del
pueblo. La psicología social puede realizar aportes significativos en cuanto a la
investigación de las condiciones que permiten utilizar mejor estos medios. De gran
importancia resulta el fenómeno de cómo presentar una idea, ya sea en la prensa, el cine,
la radio o la televisión, para que el público pueda percibir y recordar la información
necesaria; cuáles son los mecanismos psicológicos de influencia de las transmisiones
sobre la esfera motivacional del individuo, sobre la formación de sus actitudes, intereses,
gustos, etcétera; vale decir, todo lo relacionado con la eficacia comunicativa.
Una correcta solución de las cuestiones referidas a la técnica de utilización de los
medios masivos de difusión, comunicación y propaganda, presupone la investigación de
un amplio círculo de problemas.
Todos los problemas planteados a la psicología social exigen la elaboración de una
teoría y métodos de investigación sólidos, que permitan dar respuesta a las necesidades y
exigencias de nuestra práctica social.
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Segunda Parte
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Problemas sociopsicológicos en grupos pequeños y colectivos
Ya. L. Kolominsky
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está especialmente interesada en el estudio intensivo de los denominados grupos pequeños, los
cuales, en lo adelante denominaremos simplemente grupos, por razones de brevedad.
El interés de la psicología social moderna en estos grupos no es accidental, se debe, en primer
lugar, a la importancia que el individuo le asigna al grupo.
Es precisamente en el seno de tales grupos en los cuales se desarrollan los procesos
sociopsicológicos que sirven de enlace entre la sociedad y el individuo, y es aquí donde este
encuentra su más completa expresión como sujeto y objeto de la interacción social.
En segundo lugar, por lo limitado de su membresía, el grupo pequeño brinda la posibilidad del
estudio empírico de los diversos parámetros de su funcionamiento; además, tales estudios
posibilitan la aplicación práctica de los resultados de los estudios psicológicos científicos a las más
diversas esferas de la vida.
Por tales razones la psicología de los grupos se está convirtiendo gradualmente en una disciplina
científica independiente, su objeto lo constituye el grupo pequeño, y su materia toda la esfera de las
interacciones sociales entre sus miembros, que incluye tanto el aspecto objetivo como el subjetivo
de las relaciones interpersonales y su influencia en el desarrollo de la personalidad y la actividad
humana.
Toda la vida del individuo puede considerarse como un conjunto de movimientos de un grupo a
otro. Por ejemplo, el primer grupo permanente para cualquiera es la familia. Pero, al llegar los
amigos de la hija de visita a la casa, ella se convierte de inmediato en miembro de un nuevo grupo.
Cuando los jóvenes llegan al aula y son rodeados por sus compañeros, están en otro grupo. También
pertenecen a equipos deportivos, círculos de interés artístico, etcétera. En el caso de los adultos, el
contexto de las situaciones de trabajo (taller, brigada, departamento) y de otro tipo (organizaciones
políticas, sindicales, círculos de amigos) conducen a situaciones análogas.
Los grupos en los cuales una persona participa difieren en muchos aspectos. La importancia de
esto amerita una especial consideración. Ante todo, veamos los grupos que son diferentes en sus
metas y modo de organización.
Entre los grupos a los que pertenece una persona, se encuentran aquellos creados por la sociedad
para desarrollar determinadas funciones específicas. Tales grupos son denominados en psicología
social grupos formales u oficiales. El grupo de clase, la brigada estudiantil, la brigada de trabajo, el
pelotón de combate, la tripulación de un avión, constituyen ejemplos de grupos que se han formado
por la sociedad (mediante sus diversas instancias) para llevar a cabo ciertas tareas socialmente útiles.
Su organización específica ha sido determinada por los niveles más elevados dentro de diferentes
instancias, y ha sido plasmada en documentos oficiales: estatutos, reglamentos estatales, etcétera, los
que definen su estructura organizacional, prescriben un sistema de relaciones funcionales, y
establecen el orden de autoridad y subordinación. En estos grupos, cada persona desempeña un rol
social específico, el cual cumple en correspondencia con una serie de derechos y obligaciones
establecidos por la sociedad. Por ejemplo, en la escuela existe el rol social de director, en una
brigada de trabajo industrial existe el rol de jefe de brigada.
Tan pronto como una persona asume un rol social, surgen expectativas sociales, es decir, que se
espera de ella una conducta específica en el desempeño de las funciones sociales asignadas para dicho
rol.
La sociedad compara constantemente la actividad real y el comportamiento de una persona que
desempeña algún rol contrario a las expectativas, es decir, que contradice ciertos modelos y normas
establecidos para la ejecución de dicho rol. En otras palabras, se aplica el control social.
El status o autoridad no oficial (informal) de una persona, depende del grado en el cual su conducta
de rol se ajusta a la norma. Por ejemplo, dos ingenieros que desempeñan el mismo rol social, pueden
poseer status diferentes en el grupo, y ejercer diferentes grados de autoridad entre sus compañeros de
trabajo. En contraste con el rol social oficial (formal), el status o autoridad surge de la actividad real.
En el desempeño de sus funciones de rol, los individuos establecen relaciones específicas
determinadas por las tareas asignadas al grupo por la sociedad. Estas constituyen el sistema de
relaciones prácticas, tal como fueron denominadas por A. S. Makarenko: relaciones de "dependencia
responsable".
Pero el hombre no es un robot que solo desempeña funciones prescritas: el jefe de la brigada y los
restantes trabajadores se relacionan mutuamente también como seres humanos, y no solamente por sus
funciones de roles oficiales (formales). Ellos pueden o no experimentar una fuerte simpatía recíproca,
o pueden experimentar hostilidad unos con respecto a otros. Dichas actitudes pueden ser: recíprocas o
unilaterales, estables o situacionales, permanentes o transitorias. Esta serie de sentimientos
experimentados por las personas hacia los demás, constituye un sistema especial denominado sistema
de relaciones interpersonales de carácter afectivo, el cual posee sus roles y status, expectativas
sociales y mecanismos de control; no obstante, dicho sistema es espontáneo y no prescrito, emerge del
proceso de la interacción diaria.
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Ambos sistemas de relaciones coexisten dentro de un mismo grupo; se trata de relaciones entre las
mismas personas, y por esta razón están indisolublemente entrelazados, y se influyen constantemente
de manera recíproca.
Pero ¿cuál de estos dos sistemas resulta dominante? Muchos científicos burgueses (Moreno y otros),
consideran que las relaciones interpersonales, al nivel de la microestructura del grupo (las relaciones
de carácter afectivo), resultan las fundamentales. Además, en su opinión, resulta suficiente establecer
la armonía entre la estructura externa e interna del grupo para eliminar todas las contradicciones
clasistas inherentes á la sociedad capitalista; esto motiva sus intentos de sustituir los problemas
sociales por los problemas psicológicos.
Desde hace muchos años, en la obra de Plehanov está presente la crítica a tal aproximación al
estudio de la sociedad. De acuerdo con sus planteamientos, "la sociología no puede basarse en la
psicología para la interpretación de los fenómenos que tienen lugar a nivel de la estructura del sistema
social; al contrario, la psicología debe utilizar como fundamento las leyes generales del desarrollo
históricosocial para la comprensión de diversos fenómenos al nivel de los pequeños grupos, y las
particularidades de su funcionamiento. La sociología no puede sustituir a la psicología, pero le sirve
de fundamento teórico y metodológico.
Las relaciones prácticas constituyen los factores dominantes y determinantes en los grupos en
nuestro país. Pero los vínculos entre las relaciones prácticas y las relaciones interpersonales de carácter
afectivo resultan complejos. Un desarrollo más o menos armonioso entre ambas resulta posible, pero
también pueden tener lugar conflictos que resulten perjudiciales para el desarrollo de los aspectos
prácticos.
Por ejemplo, si trabajadores que establecen relaciones de cooperación sobre una base funcional,
poseen sentimientos positivos recíprocos, entonces, como consecuencia de ello, también su trabajo
sería positivo. Por el contrario, si existen tensiones y conflictos entre ellos, el resultado puede ser una
reducción sustancial de la productividad.
El status del individuo puede operar también de modo diferente en los dos sistemas de relaciones
(prácticas y afectivas). Aquí también pueden surgir relaciones contradictorias. En tal sentido, una
persona que desempeña oficialmente un rol de dirección, puede disfrutar de la aceptación de muchos
de sus compañeros de trabajo. En este caso su rol social (como dirigente) y su status (en el sistema de
las relaciones afectivas) coinciden. Pero si dicha persona le resulta antipática a muchos miembros de
su grupo, y estos les resultan hostiles, entonces su rol (formal, como dirigente) y su status al nivel de
las relaciones afectivas, están en contradicción, lo cual tendría una influencia negativa en la actividad
del grupo.
Mientras que el status del individuo, dentro del sistema de las relaciones prácticas, está en buena
medida dependiente de la realización de su rol oficial (formal), y puede estabilizarse, sin embargo, su
status dentro del sistema de las relaciones interpersonales de carácter afectivo, se conforma de manera
espontánea, así, mientras mayor es el número de miembros del grupo a quienes el individuo les resulta
agradable, más privilegiado resultará su status.
Tercera parte: El grupo informal y su importancia
En contraste con los grupos formales, los grupos informales no son constituidos por el sistema
social de manera consciente para propósitos específicos, sino que emergen espontáneamente por sí
mismos. Estos son por ejemplo una asociación de amigos, un conjunto de personas con intereses y
gustos similares. Tales grupos pueden surgir tanto en el interior de las organizaciones formales como
fuera e independientes de estas. Dichos grupos poseen una estructura más simple que los formales; no
cuentan con una estructura organizativa impuesta desde arriba, con roles formales, jefatura, niveles de
jerarquía y subordinación, etcétera. No obstante, todos sus elementos estructurales existen
informalmente; ellos son una parte consustancial del proceso de interacción humana. Tales grupos
poseen un individuo dominante: el líder del grupo.
También este tipo de líder informal puede existir dentro de un grupo formal. Frecuentemente es
dicho líder, y no el jefe o dirigente designado oficialmente, quien ejerce la mayor influencia en el
grupo formal.
La distribución de roles dentro de los grupos informales es un fenómeno extremadamente
interesante. Por ejemplo: en un grupo de amigos todos parecen ser iguales a primera vista; pero si
observamos más detenidamente, podemos descubrir una clara distribución de roles y de control social.
Así, alguno está siempre trayendo nuevas ideas, otro funciona como el ingenioso, un tercero tiene
fama de pendenciero, otro asume el rol de conciliador. De ahí que el grupo espera desde el inicio,
ciertos comportamientos definidos de sus miembros, y ellos -están constreñidos a conducirse de
acuerdo con patrones definidos.
De todas formas no siempre es fácil trazar una línea de demarcación clara entre un grupo formal y
uno informal. Por ejemplo, una familia comienza como un grupo informal típico (una pareja de amor),
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pero en cierta etapa formalizan sus relaciones en una institución estatal.
Cuarta parte: Grupos de pertenencia y referencia
Ya hemos planteado cómo el individuo vive y actúa no solo dentro de uno, sino de diversos grupos.
En él cada grupo influye de manera definida y posee un valor específico.
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. La importancia y valor de los grupos es experimentada de forma diferente por cada individuo. Toda
persona tiene un grupo que considera como suyo, es decir, que se identifica con él. Identifica a los
miembros de dicho grupo como nosotros, y a los otros como ellos. En psicología social, tales grupos
se denominan grupos de referencia. Se debe tener claro que un grupo de referencia no necesita ser el
grupo en el cual el individuo pasa la mayor parte del tiempo, y con el que mantiene vínculos
funcionales (grupo de pertenencia); podría ser un grupo completamente diferente, cuyos valores e
intereses resultan más atractivos para él. Esto puede preparar el escenario para cierto desdoblamiento
de la personalidad, lo cual es especialmente frecuente en casos donde el individuo no está satisfecho
con su status en el grupo principal.
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Además del término grupo, el término colectivo es frecuentemente utilizado para designar una
comunidad de individuos que actúan en con
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junto. La comunidad puede ser grande o pequeña. Sin embargo, la psicología social utiliza el término
colectivo en un sentido más restringido, solo para cierto tipo de uniones sociales.
El colectivo se corresponde con el grupo pequeño, desde el punto de vista del tamaño. De manera
que el colectivo-presenta todos los rasgos aquí analizados, característicos de los grupos. Pero no todo
grupo se considera un colectivo. Para convertirse en un colectivo, el grupo tiene que recorrer un
complejo camino de desarrollo, a lo largo del cual adquiere ciertas propiedades adicionales.
Pero, ¿en qué consiste la especificidad de este concepto?
Un activo educador ruso, A. S. Makarenko, a principios de la década del 30 del siglo xx, presentó
una fructífera definición de este término. De acuerdo con su criterio: "Un colectivo es un conjunto
organizado de individuos orientados hacia determinadas metas, que posee órganos. Dichos órganos
están constituidos por individuos representativos, que son los depositarios del colectivo; y en el
colectivo, las relaciones entre sus miembros no están determinadas por la amistad o afectividad, sino
por la dependencia responsable".
Al enfatizar el papel directriz de las relaciones prácticas en esta definición, Makarenko no pierde de
vista sin embargo, el importante rol de las relaciones personales de carácter afectivo entre los
miembros del colectivo. Pueden encontrarse brillantes ejemplos de ello en su obra Poema pedagógico.
Además, investigaciones especiales han demostrado que mientras mayor es el nivel de desarrollo de un
colectivo, más armónica será la correspondencia entre las relaciones prácticas y las afectivas de sus
miembros.
La mejor manera de desarrollar esta armonía, consiste en organizar la vida y la actividad de los
miembros del colectivo, de tal forma que se refuercen tanto las relaciones prácticas como las
relaciones humanas entre sus miembros.
Pero un colectivo no es simplemente un grupo organizado. Un grupo se convierte en colectivo
siempre que las metas y tareas del grupo estén en correspondencia con las metas y tareas de la
sociedad de la cual es parte. Es decir, un colectivo solo es posible, enfatizaba Makarenko, si reúne a
los individuos sobre la base de tareas que posean una clara utilidad social.
El colectivo genuino debe distinguirse del egoísmo de grupo, que a veces surge cuando la
competitividad no está correctamente orientada, cuando la rivalidad se convierte en un propósito a
cualquier precio, sin considerar los intereses sociales de las tareas comunes.
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Tercera Parte
Cuestiones relativas
al estudio del liderazgo
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Liderazgo
Harold Koontz y Heinz Weihrich
Rensis Likert y sus colaboradores de la Universidad de Michigan han estudiado los patrones y los
estilos de líderes y administradores durante tres décadas. En el curso de estas investigaciones, Likert
ha desarrollado ciertas ideas y enfoques que son importantes para comprender la conducta del
liderazgo. Considera que un administrador eficaz está muy orientado hacia los subordinados y confía
en la comunicación para mantener a todos los integrantes de la empresa trabajando como una unidad.
Todos los miembros del grupo, incluido el administrador o líder, adoptan una actitud de apoyo en la
que comparten necesidades, valores, aspiraciones, metas y expectativas comunes. Puesto que hace uso
de las motivaciones humanas, Likert considera que este enfoque es la forma más efectiva de conducir
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que tiene un líder.
Como lineamientos para la investigación y para la clarificación de sus conceptos, Likert supone
que existen cuatro sistemas de administración.
El sistema uno se describe como "explotador, autoritario"; quienes lo controlan y dirigen son muy
autocráticos, tienen poca confianza en los subordinados, motivan a las personas mediante el temor y
los castigos y con recompensas ocasionales, son refractarios a las comunicaciones ascendentes y
limitan la toma de decisiones en la cumbre.
El sistema dos se denomina "benevolente autoritario"; estos administradores tienen una confianza
paternal en sus subordinados, motivan con recompensas y ciertos temores y castigos, permiten alguna
comunicación ascendente, solicitan algunas ideas y opiniones de los subordinados y delegan
parcialmente la toma de decisiones pero con un control estrecho de políticas.
El sistema tres se denomina "de consultaría"; quienes lo aplican tienen una confianza considerable
pero no completa en sus subordinados, por lo general tratan de utilizar las ideas y opiniones de estos,
conceden recompensas para motivar, ocasionalmente aplican castigos y permiten cierta participación,
aceptan comunicaciones tanto ascendentes como descendentes, toman decisiones generales y de
políticas amplias en la cumbre y dejan las decisiones específicas a los niveles inferiores y, en otros
asuntos, solicitan asesoría.
Likert considera el sistema cuatro como el más participativo de todos, por lo cual lo denomina
"grupo participativo"; los administradores de este sistema tienen una confianza absoluta en sus
subordinados en todos los aspectos, siempre obtienen ideas y opiniones de ellos y las usan en forma
constructiva, proporcionan recompensas económicas sobre la base de su participación en el grupo y
su aplicación en áreas tales como fijación de metas y evaluación del progreso en su logro, par ticipan
en una gran cantidad de comunicaciones ascendentes y descendentes y laterales, promueven la toma
de decisiones en toda la organización y, en otros asuntos, operan como grupo consigo mismos y con
sus subordinados. El sistema muestra cómo el grado de participación de los subordinados aumenta
cuando la organización pasa de un estilo autoritario hacia una administración participativa y de grupo.
En general, Likert descubrió que los administradores que aplican este último sistema a sus
operaciones tienen mayor éxito como líderes.
Además, observó que los departamentos y las compañías administradas mediante el enfoque del
sistema cuatro eran más realistas en la fijación de metas y más eficaces en su logro y, por lo
general, más productivas. Adjudicó este éxito principalmente a la medida de la participación en la
administración y a la medida en que se mantiene la práctica de apoyar a los subordinados.
El liderazgo como un continuo
El hecho de que los estilos de liderazgo se adaptan a diferentes contingencias ha sido bien
caracterizado por R. Tannenbaum y W. H. Schmidt en su concepto de continuo de liderazgo. Ellos
consideran que el liderazgo incluye diversos estilos, que varían desde uno que está muy centrado en
el jefe hasta otro que está muy centrado en los subordinados. Estos estilos varían según el grado de
autoridad que un líder o administrador otorga a sus subordinados. Así, en lugar de sugerir una
selección entre los dos estilos de liderazgo (autoritario o democrático) este enfoque ofrece un rango
de estilos sin sugerir que uno sea siempre correcto y el otro esté siempre equivocado.
Este concepto reconoce que un estilo apropiado del liderazgo depende de situaciones y
personalidades. Tannenbaum y Schmidt observaron que los elementos más importantes que pueden
influir sobre el estilo de un administrador, a lo largo de este continuo, son: 1) las fuerzas que operan
en la personalidad del administrador, lo cual incluye su sistema de valores, la confianza en los
subordinados, inclinación hacia estilos de liderazgo y sentimientos de seguridad en situaciones
inciertas; 2) las fuerzas de los subordinados que afectan la conducta del administrador, y 3) las
características de la situación, tales como valores y tradiciones de la empresa, cuan efectivamente
trabajan los subordinados como una unidad, la naturaleza del problema y si la autoridad para
manejarlo puede ser delegada sin peligros, así como las presiones del momento.
Al revisar en 1973 su modelo del continuo, que se formuló inicial-mente en 1958, Tannenbaum y
Schmidt colocaron círculos alrededor del mismo para representar las influencias impuestas sobre el
estilo tanto por el ambiente organizacional como por el social. Esto se hizo para insistir en la
naturaleza del sistema abierto de los estilos de liderazgo y las diversas repercusiones del ambiente
organizacional y del ambiente social fuera de la empresa. En su comentario de 1973 ellos insistieron
en la interdependencia del estilo de liderazgo y las fuerzas del ambiente -como pueden ser los
sindicatos laborales, las mayores presiones por responsabilidad social, el movimiento de derechos
civiles y los movimientos de ecología y de los consumidores-que retan los derechos de los gerentes a
tomar decisiones, o de manejar a sus subordinados sin tener en cuenta intereses externos a la
organización.
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El enfoque situacional del liderazgo
Después de una creciente desilusión con los enfoques de rasgos y de gran hombre, que se
analizaron al principio de este capítulo, los administradores giraron su atención hacia el estudio de
situaciones y de la creencia de que los líderes son producto de determinadas situaciones. Se ha
llevado a cabo un gran número de estudios considerando que el liderazgo se ve fuertemente afectado
por la situación de la que surge el líder y en la que opera. Este enfoque del liderazgo reconoce que
existe una interacción entre el grupo y el líder. Apoya la teoría de que las personas tienden a seguir a
aquellos en quienes ven (con precisión o sin ella) un medio para lograr sus deseos personales. Por lo
tanto, el líder es la persona que reconoce estos deseos y actúa o emprende pro gramas para
satisfacerlos.
Es evidente que este enfoque tiene gran significado para la teoría de administración y para su
práctica. También encaja en el sistema de motivación que se analizó en el capítulo 19. Es importante
para los administradores en funciones que deben tomar en consideración la situación total cuando
diseñan un medio ambiente para favorecer el desempeño.
El enfoque de contingencias del liderazgo (De F. E. Fiedler)
Aunque su enfoque de la teoría de liderazgo es, en principio, de análisis del estilo de liderazgo, F.
E. Fiedler y sus colaboradores de la Universidad de Illinois han sugerido una teoría de contingencias
del liderazgo, la cual sostiene que liderazgo es cualquier proceso en el que la capacidad de un líder
para ejercer influencia depende de la situación del grupo, y del grado en el que el estilo, la
personalidad y el enfoque del líder encajan en el grupo. En otras palabras, de acuerdo con Fiedler,
las personas se convierten en líderes no solo gracias a los atributos de su personalidad sino también a
diversos enfoques situacionales y a la interacción entre los líderes y la situación.
Estilos de liderazgo
Para abordar su estudio, Fiedler propone dos estilos principales de liderazgo. Uno de ellos
está básicamente orientado hacia las tareas, y un líder obtiene satisfacción al observar que se
llevan a cabo. El otro está orientado principalmente hacia el logro de buenas relaciones
interpersonales y a la consecución de un puesto personal importante.
Fiedler definió lo favorable de la situación como el grado en el que una situación dada permite a un
líder ejercer influencia sobre un grupo. Para medir los estilos de liderazgo y determinar si un líder está
orientado principalmente hacia las tareas, Fiedler utilizó una técnica de prueba poco usual. Basó sus
descubrimientos en dos tipos de calificaciones: 1) calificaciones sobre el trabajador menos preferido,
asignadas por personas de un grupo con respecto a las personas con quienes menos les gustaría
trabajar y 2) calificaciones sobre la similitud que se asume sobre opuestos, evaluaciones basadas en el
grado en que los líderes consideran que los miembros del grupo se parecen a ellos, con base en la
suposición de que a las personas les agradará más y trabajarán mejor con quienes consideran que se
parecen más a ellas mismas.
Sobre la base de sus estudios con este método, así como de estudios realizados por otros, Fiedler
encontró que las personas que les otorgaban una calificación alta a sus compañeros de trabajo (es
decir, en términos favorables) eran aquellos que obtenían satisfacciones importantes de relaciones
interpersonales exitosas. Las personas que calificaban en forma baja a su "compañero de trabajo
menos preferido"
(es decir, en términos desfavorables) obtenían su satisfacción más importante del desempeño de la tarea.
A partir de su investigación, Fiedler llegó a algunas conclusiones interesantes. A pesar de reconocer
que las percepciones personales quizás sean poco claras e incluso bastante inexactas, Fiedler encontró
que lo siguiente era cierto:
El desempeño del liderazgo depende tanto de la organización como de los atributos propios del líder.
Excepto quizás por un caso poco usual, simplemente no tiene sentido hablar de un líder efectivo o de
uno inefectivo; solo se puede hablar de un líder que tiende a ser efectivo en una situación o inefectivo en
otra.
Si se desea aumentar la efectividad organizacional y del grupo se tiene que aprender no solo cómo
capacitar de un modo más efectivo, sino también cómo crear un ambiente organizacional en el cual el
líder pueda desempeñarse bien.
Al realizar un resumen de su investigación, Fiedler encontró que en situaciones "desfavorables" o
"favorables" el líder orientado hacia la tarea sería el más efectivo. En otras palabras, cuando la posición
de poder del líder sea débil, la estructura de la tarea no esté clara y las relaciones I líder-miembro sean
moderadamente deficientes, la situación será desfavorable para el líder y el líder más efectivo será uno
orientado hacia la tarea. Igualmente, cuando el poder de posición es fuerte, la estructura de la tarea es
clara y las relaciones líder-miembro son buenas -una situación favorable para el líder-, Fiedler encontró
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que el líder orientado hacia la tarea también será el más efectivo. Sin embargo, si la situación solo es
moderadamente desfavorable o favorable, el líder orientado hacia las relaciones humanas será el más
efectivo.
En una situación altamente estructurada, como es el caso de los mi litares durante la guerra, en que
el líder tiene un fuerte poder del puesto y buenas relaciones con los miembros, existe una situación
favorable en la cual la orientación hacia la tarea es la más apropiada. El otro extremo, una situación
desfavorable con relaciones moderadamente deficientes, una tarea sin estructurar y una posición de
poder débil, sugiere también orientación hacia la tarea por parte del líder, que puede reducir la
ansiedad o la ambigüedad que se podría crear por la situación vagamente estructurada. Entre los dos
extremos, el enfoque sugerido insiste en la cooperación y las buenas relaciones con las personas.
La investigación y la administración de Fiedler. Al revisar la investiga-ción de Fiedler se observa
que no hay nada automático o "bueno" en el estilo orientado hacia la tarea ni en el orientado hacia la
satisfacción de las personas. La efectividad del liderazgo depende de los diversos elementos en el
ambiente del grupo. Esto era de esperarse. Investidos del rol deseado de líderes, los gerentes que
aplican sus conocimientos a las realidades del grupo bajo su mando harán bien
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en reconocer que están practicando un arte. Sin embargo, al hacerlo tomarán en cuenta
necesariamente las motivaciones a las que responderán las personas y su capacidad de satisfacerlas en
el interés de alcanzar las metas de la empresa.
Varios estudiosos han puesto a prueba en diversas situaciones la teoría de Fiedler. Algunos han
dudado del significado de la clasificación CTMP y otros sugieren que el modelo no explica el efecto
causal sobre el desempeño de la clasificación CTMP.
A pesar de estas críticas es importante reconocer que el estilo de liderazgo efectivo depende de la
situación. Aunque quizás, esto ya no sea nuevo, Fiedler y sus colegas atrajeron la atención hacia este
hecho y estimularon una gran cantidad de investigaciones.
El enfoque de la trayectoria-meta en la efectividad del liderazgo
La teoría de la trayectoria-meta sugiere que la principal función del líder es aclarar y fijar las metas
con los subordinados, ayudarlos a encontrar el mejor trayecto para lograr las metas y eliminar los
obstáculos. Quienes propusieron este enfoque han estudiado el liderazgo en diversas situaciones. Como
afirmó Robert House, la teoría se basa en diversas teorías situacionales y de liderazgo de otros.
Además de las teorías de las variables de expectativas, se deben tomar en cuenta otros factores que
contribuyen al liderazgo efectivo. Estos factores situacionales incluyen: 1) las características de los
subordinados, cuáles son sus necesidades, la seguridad en sí mismos y sus capacidades y 2) el ambiente
de trabajo, incluidos componentes tales como la tarea, el sistema de recompensas y la relación con los
compañeros de trabajo.
La conducta del líder se clasifica en cuatro grupos:
1. La conducta del liderazgo de apoyo toma en cuenta las necesidades de los subordinados, muestra
preocupación por su bienestar y crea un clima organizacional agradable. Tiene la mayor repercusión
sobre el desempeño de los subordinados cuando estos se encuentran frustrados y descontentos.
2. El liderazgo participativo le permite a los subordinados influir sobre las decisiones de sus
superiores y puede dar como resultado una mayor motivación.
3. El liderazgo instrumental le proporciona a los subordinados asesoramiento bastante específico y
aclara lo que se espera de ellos; esto incluye aspectos de planeamiento, organización, coordinación y
control por parte del líder.
4. El liderazgo orientado hacia el logro representa fijar metas retadoras, que busquen mejorías en el
desempeño, y tener la seguridad de que los subordinados alcanzarán metas altas.
En lugar de sugerir que existe una mejor forma de dirigir, esta teoría sugiere que el estilo apropiado
depende de la situación. Las situaciones ambiguas y de incertidumbre pueden resultar frustrantes para
los subordinados, y quizás sea necesario un estilo más orientado hacia las tareas. En otras palabras,
cuando los subordinados están confundidos, el líder puede decirles qué tienen que hacer y mostrarles
un trayecto claro hacia las metas. Por otra parte, para tareas rutinarias, como las que se encuentran en
las líneas de montaje, quizás se considere innecesaria una estructura adicional (que por lo general la
proporciona un líder orientado hacia la tarea); los subordinados quizás consideren esos esfuerzos como
un exceso de control, lo que a su vez puede ocasionar descontento. Dicho de otra forma, los empleados
quieren que el líder no interfiera, porque el trayecto ya está suficientemente claro.
La teoría afirma que la conducta del líder es aceptable y satisface a los subordinados hasta el grado
en que ellos la vean como una fuente para su satisfacción. Otra afirmación de la teoría es que la
conducta del líder aumenta el esfuerzo de los subordinados, es decir, es motivante, en tanto que: 1) su
conducta haga que la satisfacción de las necesidades de los subordinados dependa de un desempeño
efectivo y 2) la conducta mejore el ambiente de los subordinados mediante la capacitación, la
dirección, el apoyo y la recompensa.
Para la teoría, la clave es que el líder influye sobre los trayectos entre la conducta y las metas. El
líder puede hacer esto definiendo puestos y roles de tarea, eliminando los obstáculos para el
desempeño, solicitando la ayuda de los miembros del grupo para fijar las metas, fomentando la
cohesión del grupo y el esfuerzo en equipo, aumentando las oportunidades de satisfacción personal en
el desempeño del trabajo, reduciendo las tensiones y los controles externos, aclarando las expectativas
y haciendo otras tareas que cumplan las expectativas de las personas.
La teoría de la trayectoria-meta tiene mucho sentido para el gerente. Al mismo tiempo se tiene que
comprender que son necesarias pruebas adicionales del modelo antes de que el enfoque se pueda
utilizar como una guía definitiva para la acción gerencial.
Cuarta Parte
Cuestiones relativas
al estudio de las
actitudes
Estudio de las actitudes
DR. Aníbal Rodríguez
Concepto de actitud
Las actitudes son usualmente consideradas como construcciones hipotéticas, o sea, una entidad o
proceso que se supone existe y que da origen a fenómenos mensurables, pero que no es directamente
observable, sino que se infiere precisamente mediante esos mismos fenómenos.
Para formular más claramente ésta premisa, podemos decir que cuando hablamos de actitudes nos
referimos a procesos psicológicos que se supone que intervienen en el desarrollo de la actividad
humana, pero que no son manifiestos, explícitos, claros, sino que están mezclados en forma tal con los
restantes procesos, que es necesario efectuar un análisis muy cuidadoso para lograr extraer, mediante
los métodos y procedimientos de la investigación científica, sus características fundamentales.
El concepto de actitud comienza a desarrollarse a mediados del siglo XIX, primero con caracteres
vagos o poco definidos, más tarde con mucha mayor precisión y especificidad, hasta llegar al grado
actual de refinamiento.
Fueron dos sociólogos (Thomas y Znaniecki, 1918) quienes establecieron la verdadera importancia
del concepto de actitud, para explicar algunos de los fenómenos sociales que estudiaban. Para estos
autores, el estudio de las actitudes era el campo propio de la psicología social. Consideraban la actitud,
como procesos mentales individuales que determinan tanto las "actuales" como las "potenciales"
respuestas de cada persona en el mundo social.
G. Allport en 1935, presentó una definición que resumió todos los matices de las definiciones
elaboradas por investigadores anteriores y todavía hoy en día es citada por diversos autores como
prototipo de definición. Para él: "una actitud es un estado mental y neural de disposición, organizado a
través de la experiencia, que ejerce una influencia directiva o dinámica sobre las respuestas del
individuo ante los objetos y situaciones con los cuales se relaciona".
En esta definición, Allport trata de destacar los aspectos de la actitud, a saber:
a) su carácter de tendencia o disposición
b) su carácter de aprendida o adquirida mediante la experiencia
c) su influencia en las respuestas del sujeto (por ejemplo, en la conducta).
Características y componentes de las actitudes
Por encima de pequeñas diferencias entre los diversos autores, presentamos un esquema
simplificado de las características de las actitudes.
En primer lugar: se trata de procesos derivados del aprendizaje, de la experiencia, y que por tanto se
forman e integran a lo largo de la vida individual.
En segundo lugar: aunque derivadas de la experiencia y modificadas por la misma experiencia, ellas
condicionan y modifican las experiencias siguientes, y se reflejan en la conducta del sujeto. Como
observan Rosenberg y Hovland, las actitudes no son directamente observables o mensurables, sino que
se infieren por la forma de reaccionar de las personas.
Finalmente, pueden distinguirse tres aspectos en toda actitud:
1. Objeto. Entendemos por objeto de la actitud, todo aquello frente a lo cual el individuo puede
reaccionar: personas, situaciones, ideas, objetos concretos, etcétera.
2. Dirección. La mayoría de los autores concuerdan en que las actitudes pueden localizarse a lo
largo de un continuo afectivo, que puede caracterizarse, como lo hace Newcomb, por los signos
"positivo-negativo", o "pro-anti", o "aceptación-rechazo". Recuérdese que Krech y Crutchfield
planteaban que las creencias podían ser neutrales, pero que las actitudes nunca lo eran. Para
muchos autores, el objeto de una actitud es de valor para el individuo, tiene propiedades afectivas
debido a su atractivo (o repulsión) intrínseco, directo o instrumental (comida, objeto sexual, madre,
etcétera).
3. Intensidad. Las actitudes varían, no solamente en el continuo afectivo puro, sino en la dimensión de
la fuerza de la intensidad. Se han puesto ejemplos de diferentes grados de intensidad de las actitu -
des raciales en los tres casos siguientes: a) intensidad mínima: discriminación, b) intensidad media:
segregación, c) intensidad máxima: guerra racial (linchamientos, pogromos, campos de con-
centración nazis). Newcomb estima que tanto el signo (o dirección de la actitud) como la intensidad
varían conjuntamente a lo largo de un solo continuo, que va desde las tendencias más positivas
hasta las más negativas.
Componentes de las actitudes
También es posible encontrar en las actitudes tres componentes básicos: afectivo,
cognoscitivo y conductual. En los conceptos de actitud
donde se hace énfasis en su carácter de evaluación, damos por supuesto que existe un aspecto
cognoscitivo y otro afectivo, ya que la evaluación consiste precisamente en la atribución de cualidades
(aspecto cognoscitivo) que pueden ser colocadas en el continuo o dimensión de lo deseable (aspecto
afectivo).
Componente afectivo
Es el aspecto central de la actitud, ya que está estrechamente ligado a la evaluación del objeto.
Aunque siempre existe el elemento cognoscitivo, es precisamente el componente afectivo el que
diferencia la evaluación que representa la actitud de una simple captación intelectual. Las creencias,
por ejemplo, no son actitudes, a menos que las acompañe la atribución de cualidades en la dimensión
afectiva.
De acuerdo con el esquema de Rosenberg y Hovland, este componente incluye reacciones
neurosimpáticas.
Componente cognoscitivo
Pero, ¿cómo es posible que tengamos los medios para ejercer dicha influencia sobre los seres
humanos? Antes de responder a esta pregunta, debemos analizar con mayor detenimiento los
elementos del sistema dentro del cual la comunicación masiva opera, y algunos de los patrones de
interacción de estos elementos dentro de dicho sistema.
Para que la "difusión de información" como un proceso resulte posible, primeramente es necesario
tener un sistema que consiste de una fuente de información -un comunicador- y un receptor,
conectados a través de un canal para la transmisión de mensajes.
La comunicación surgió a lo largo de la sociedad humana, y se convirtió en parte indispensable de
la vida del hombre y de su actividad. Gracias a la comunicación, el hombre fue capaz de desarrollar
sus funciones mentales superiores y convertirse en un ser social, y fue precisamente a través de los
mecanismos de la comunicación que le resultó posible transmitir sus conocimientos, opiniones,
evaluaciones, estados de ánimo, etcétera, e incitar a los demás a la acción o a la expresión de sus
sentimientos, en una palabra, influir en sus conductas. Nosotros nos comunicamos cuando
emprendemos nuestros asuntos cotidianos, a veces servimos de fuente y a veces de receptores de la
información.
Contrariamente a la forma de comunicación interpersonal directa, cara a cara, la fuente de
comunicación -el comunicador- en la comunicación masiva es algún grupo social organizado que
opera como tal, y acorde con los intereses de otro sistema que existe en un nivel superior, tal como el,
gobierno, una clase, un partido, un movimiento popular, etcétera.
De tal forma, en la comunicación masiva el receptor es una audiencia masiva anónima, diseminada
a través del espacio o el tiempo o ambos. El vínculo entre el comunicador y la audiencia es también
diferente: el mensaje no está dirigido a individuos específicos, es siempre mediato, es decir, es
indirecto, ya que la fuente y el receptor no se encuentran en contacto físico directo. Es también
unidireccional, ya que el comunicador no puede ni ver, ni oír directamente las reacciones de la
audiencia mientras que está teniendo lugar la comunicación, en contraste con una situación de diálogo
o de conversación formal delante de una audiencia que se encuentra presente. El vínculo que media
entre el comunicador y su audiencia masiva es:
el impreso, como periódicos, revistas, carteles,
la radio y la televisión, es decir, estaciones radiodifusoras,
el cine con su producción continua de películas y red de centros,
los registros de audio como la producción y distribución de discos,
cintas o casetes.