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Zamba del cantor enamorado

(Hernán Figueroa Reyes)

El viejo río Cosquin 


fue el testigo quieto de un desengaño 
que un guitarrero cantor 
sufriera en el arenal 
cuando se escondía el sol.

Cuentan paisanos de allá 


que un amanecer se escuchó su canto 
era un lamento de amor 
que del pecho le brotó 
y entre los cerros quedó.

 Quisiera verte volver 


 en una tarde de enero 
 si vuelves me encontrarás 
 en la orilla del Cosquín 
 con mi guitarra cantora 
 y en mis labios sentirás 
 que aún perdura el amor 
 que me dejaste al partir.

Qué cosas las del amor 


si hasta agarra pena sólo pensarlas, 
cuando comienza a gustar 
como agua de manantial 
sólo se empieza a alejar.

Alguna vez al pasar 


por el viejo río en noche estrellada 
quizás puedan escuchar 
las coplas que del cantor 
nacieron por un dolor. 

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