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Apuntes Sobre el Concepto de Emprendimiento

El emprendimiento como un concepto relativamente nuevo dentro de las disciplinas


de la economía y la administración refiere, a modo muy general, a la capacidad que
tienen los agentes económicos por concretar iniciativas ingeniosas altamente
productivas y exitosas para el bienestar propio y en general, de la sociedad. El
presente texto se propone contextualizar el concepto de emprendimiento en cuatro
aspectos: El primero en un sentido interdisciplinar, es decir, en un dialogo con las
ciencias de la administración, la economía y la sociología principalmente; el
segundo con respecto a lo local, entendiendo por local el espacio geopolítico y
geoeconómico en el cual se desarrolla nuestra institución; el tercero acerca del
ámbito nacional y por último una contextualización sobre lo global acerca de lo que
sucede en el mundo y es considerado como una situación particularmente
emprendedora.

Sobre el concepto de emprendimiento

Desde la teoría clásica de la Escuela de economía hasta la teoría de Karl Marx


acerca del sistema económico existe una constante o acuerdo sobre los factores
generadores de riqueza, los cuales son: Tierra, capital y trabajo. El ordenamiento
de estos factores en un esquema de productividad es lo que finalmente genera
riqueza para aquel quien es su propietario o posee una relación predominante
sobre alguno ellos. De la anterior definición derivan ciertas diferencias que son
pertinentes; propietario no es lo mismo que ordenador, ejemplo: la diferencia entre
administrador y socio; y en algunos casos no se es propietario de los factores, sino
que se posee una relación de predominancia o control sobre ellos, sea este el más
sencillo de los casos, la relación entre el trabajador y empleador; su relación no es
de propiedad sino de predominancia y subordinación.
En este esquema sobre el sistema de productividad económica derivaron, claro
está, nuevas teorías sobre el entendimiento de la condición productiva del ser
humano, siendo un avance reconocible por parte de la teoría económica,
sociológica y administrativa acerca de la regulación de esta clase de relaciones
entre seres humanos y de estos con su entorno. Sin embargo la exposición de
mencionadas teorías rebosa el objetivo del trabajo aquí suscrito. Ahora bien, con
el tiempo y el desarrollo cada vez más complejo de mencionadas relaciones, se
conllevó al reconocimiento definitivo de otros factores de productividad como
determinantes, esencialmente dos: Emprendimiento y tecnología.

La tecnología resultó relevante cada vez que el ordenamiento de mencionados


factores de producción exigió la disponibilidad de conocimiento técnico necesario
para dos objetivos fundamentales tanto en el micro como en la macro- economía:
la sostenibilidad y previsibilidad del comportamiento del sistema. La tecnificación,
por tanto, de la administración de la tierra, el capital y el trabajo no es arbitraria,
sino que tiene un propósito muy claro: perpetuar el sistema de productividad de
manera constante, sujeto a variables más objetivas que garanticen un
posicionamiento en el espacio del mercado y que el mercado se posicione como la
metodología o espacio más adecuado para el intercambio de bienes y servicios.

Por otro lado, el emprendimiento consiste en un concepto relativamente nuevo


desde la óptica del mercado de servicios de autoayuda y psicología empresarial
que últimamente hizo ‘boom’ tras la última recesión económica de varias naciones
en 2008-2009. Sin embargo la idea acerca de la ‘innovación para la productividad’
puede rastrearse desde la teoría económica de David Ricardo y Smith,
especialmente éste último de la Teoría de los Sentimientos Morales, y a lo largo
del siglo XX, en escuelas como la austriaca (Schumpeter, 1.883- 1.950) y
Keynesiana. El debate resultaba en uno: las calidades del agente económico
empresarial, y cuyas referencias se determinaban genéricamente como innovador,
flexible, creativo y arriesgado, un debate reducido en su mayor parte a la
subjetividad y psicología del agente económico que a un fenómeno propio del
sistema económico. (Rodriguez Ramírez, 2.009).

Es por lo tanto necesario establecer una perspectiva más allá de la simple


subjetividad del actor económico como factor para generar riqueza. Si bien es
relevante, la regulación del mercado de manera endógena (sus propias reglas,
denomínese como ‘mano invisible’ en genérico según Smith, o ‘subastador’ en la
teoría de precios según Walras), o exógena según el orden moral o jurídico, es
determinante para el proceso de creación de empresa y no se encuentra al
devenir de las subjetividades de sus intervinientes por más óptimas e inductoras
que sean, es decir que la iniciativa, flexibilidad, innovación o riesgo del mercado
no necesariamente corresponde con la moral de los sujetos quienes interactúan
dentro de dicho espacio. No significa tampoco que el modelo económico sea
autosuficiente, y por lo tanto el mercado, como espacio que se adecua a
mencionado modelo, también así lo sea, prescindiendo de las calidades de los
sujetos que en él se involucran. Sin embargo mencionadas condiciones de
mercado confluyen junto con las características subjetivas del empresario para
determinar valores –o criterios- sobre innovación, flexibilidad, iniciativa, teoría del
riesgo, atribuibles tanto al sujeto como al fenómeno económico acontecido en un
contexto de mercado.

En el anterior sentido, comprender el emprendimiento se extiende en dos


perspectivas; la premisa fáctica, donde confluyen los demás factores de
producción con el emprendimiento: la iniciativa conforme a la capacidad
económica por un lado, y por otro el contexto del mercado, la oportunidad de llevar
a cabo la iniciativa haciendo uso de la flexibilidad del mercado en el momento
adecuado con el conocimiento necesario (crisis o equilibrio). Al respecto resulta
esclarecedora la posición de Schumpeter sobre el contexto de la actividad
emprendedora ceñida a una inestabilidad en los mercados de bienes y servicios
(Rodriguez Ramírez, 2009). En segundo lugar, la perspectiva subjetiva del actor,
entendida también en dos sentidos: El comportamental y el psicológico, ambos
fácilmente ejemplificados en la oferta de servicios y bienes para la configuración
de lo que se denominó metafísicamente como ‘espíritu emprendedor’, concepto
que siendo tan vago y relativo quizá le fue otorgado, en exceso, un potencial
transformador de la dinámica del mercado y sus reglas, relevante sin duda, pero
cuyo papel más allá de determinar la conducta de los agentes que en el mercado
intervienen y ser estos a su vez los que determinan en parte la forma en la cual el
mercado se regula, resulta en precisarse como la forma en la cual el agente se
acerca al mercado por medio de un sistema productivo adecuado y pertinente, lo
pone en marcha y es capaz de generar de mencionado sistema una sostenibilidad
de la productividad, valiéndose no solamente de su ‘moral’ y convencimiento
profundo del éxito, la iniciativa o el liderazgo, sino además del conocimiento
técnico, su trabajo y el de otros, un necesario capital, la reducción (más no
presunción) del factor tierra y las condiciones de mercado, adecuadas y
necesarias para llevar a cabo la idea productiva.

Emprendimiento en lo Global

La premisa fáctica del emprendimiento según la línea de ideas de lo que


constituye un sistema de producción efectivo, se desprende lo que se llamaría un
fenómeno económico, un hombre emprendedor puede tomar provecho de una
crisis o equilibrarla, teniendo en cuenta el modelo actual de la economía el
concepto de emprendimiento se ha utilizado preponderantemente para alimentar
el mercado de servicios de auto-ayuda y ha desencadenado una serie de actitudes
en la persona promedio, en consecuencia a la crisis mundial del 2.008-2.009 de
algunas naciones, que por ende terminó afectando la economía global debido a su
origen en Estados Unidos, esta crisis también tuvo una recesión en el mercado
inmobiliario, lo cual generó desalojos hipotecarios y el inicio de muchos procesos
judiciales, a partir de esta crisis los abogados y empresas de limpieza inmobiliaria
tomaron provecho. A partir de este ejemplo se puede entender como el ser
emprendedor desde el punto de vista económico puede ser favorable teniendo en
cuenta las repercusiones mundiales que trae una crisis.

Hay distintos modelos de emprendimiento desarrollados por diferentes autores,


estos modelos se rigen y se diferencian teniendo en cuenta aspectos culturales y
sociales y ambientes en donde se desenvuelven los sistemas de producción que
se llevan a cabo, pues al hacer un análisis claro servirá de base para el desarrollo
de modelos de emprendimiento personales. Ahora, teniendo en cuenta que no
todos los modelos emprendedores son iguales y que muchas veces el querer ser
emprendedor se sale de los contextos y de las normas establecidas por un
sistema económico productivo, que vienen siendo las actividades no permitidas en
el sistema judicial o lo que no es moralmente correcto, encontramos el
narcotráfico, la trata de blancas, el mercado negro, el tráfico de órganos ilegal
entre otros, se entiende que el crecimiento de dichas actividades y el desarrollo de
las mismas no pertenecen a un sistema de producción aunque lo parezca. Desde
el punto de vista psicológico del perfil emprendedor, el querer progresar y el afán
instintivo de llegar más alto puede romper con los lineamientos económicos y
morales de un sistema y generar un cambio en el momento de la toma de
decisiones.

Finalmente, el modelo emprendedor desde el punto de vista comportamental,


psicológico y económico puede emplearse de modo que genere algún tipo de
beneficio social o individual, debe entenderse que el emprendimiento no es un
factor verídico en el proceso de ejecución de una idea, pues factores como la
tierra, el capital, el trabajo y la tecnología son esenciales para la realización de una
idea y que el crecimiento y eficacia de la misma se vea reflejada en el desarrollo
conceptual del emprendimiento.
Emprendimiento en lo Nacional

Entender, por tanto, el emprendimiento –como historia y como proyecto- a escala


nacional, es a su vez comprender la naturaleza del sistema económico del país,
según lo establecido en el primer aparte del texto. Esto implica reconocer tanto los
equilibrios como las crisis, la disponibilidad de factores de producción y de un
modo u otro, comprender la psicología del productor y consumidor a lo largo y
ancho del territorio nacional. Ser emprendedor, nos obliga, más que convencernos
a sí mismos sobre el potencial productivo personal, a reconocer factores
determinantes en el desarrollo de una actividad productiva en un contexto como el
colombiano, es decir, no es una cuestión únicamente de psicología y de
comportamiento, sino de conocimiento económico, técnico, administrativo y social
sobre la realidad nacional.

La economía colombiana tiene un significativo lugar para entender el concepto de


emprendimiento, sus alcances y límites, cada vez que la historia económica del
país deviene en un constante proyecto de consolidación, fenómenos económicos
fuertemente ligados con la problemática social y política del país; historia, cuya
explicación esboza los límites del presente objeto. No obstante resulta necesario
denotar que las prácticas emprendedoras del país, más allá de predicar un juicio
sobre el espíritu emprendedor de los colombianos, a lo cual se incurriría en dos
errores: resultar en una explicación dogmática sobre una categoría metafísica
difícilmente determinable y la generalización de la población nacional bajo el título
genérico de colombiano, se han encontrado contextualizadas en lo que sería el
producto de mencionada historiografía y en específico a dos fenómenos
relevantes de la última mitad de siglo: la apertura económica ilegal del
contrabando nacional en la década de 1.960 y la apertura económica legal de la
década de 1.990, resulta pertinente realizar una breve caracterización de ambos
fenómenos.

La apertura económica de Colombia al comercio internacional fue, contraria a la


opinión generalizada, muy anterior a la constitución de 1.991. El fenómeno se dio
a escala ilegal desde la década de 1.960 con auge en las décadas de los 80’ y 90’,
y fue una situación que obedeció al contrabando mundial de bienes. Su
consecuencia fue un crecimiento general de la economía e inflación de los índices
económicos por acumulación de riqueza.

Este fenómeno es justificable por tres premisas: (a) La participación generalizada


de toda la sociedad en el mercado de contrabando. Mencionada participación era
dispuesta tanto en la oferta de bienes como en el consumo de estos y su
incidencia fue a gran escala, tan grande que involucró finalmente a instituciones
del orden civil, político y religioso.

El contrabando no refirió necesariamente al mercado narcotraficante en un


principio, algunos analistas proponen el auge del narcotráfico y las mafias como
consecuencia en la década de los 70’ de la bonanza económica del contrabando
de otra clase de bienes, productos legales importados que suplían la demanda
nacional a un menor costo y mayor envergadura que la industria nacional. El
narcotráfico se dio como una oportunidad única de negocios conforme a
condiciones ideales del mercado: disponibilidad de tierras para el cultivo de
marihuana y coca sin intervención del Estado, tierras ubicadas por lo general en
zonas de conflicto y de control guerrillero o ‘paramilitar’; comercialización por vías
ya creadas por el contrabando y personal dispuesto a llevar a cabo el intercambio;
alta rentabilidad por demanda establecida en países desarrollados producto de la
revolución sexual y cultural de la década de los 60’ y la reacción política a la
guerra de Vietnam en Estados Unidos, y la Guerra Fría por el movimiento
estudiantil en Europa.
Adicionalmente como causa exógena al mercado se encuentra el traslado de los
cultivos de coca causados por la erradicación de mencionada planta en Perú y
Bolivia por políticas de la DEA (Drug Enforcement Administration) hacia las zonas
de bajo control del Estado colombiano.

(b) La creación de espacios mercantiles de comercio ilegal. La proliferación de


estos espacios fue dada a lo largo de todo el territorio nacional. La categoría
común de mencionados espacios en las principales ciudades fue la de “San
Andresito”, lugares en donde fue factible el lavado de dinero producto de las
actividades de contrabando, consecuentemente del narcotráfico. Sin embargo, los
espacios no sólo se circunscribían al perímetro urbano. Localidades rurales se
establecieron exclusivamente para la intermediación de bienes, siendo ejemplar el
municipio de Maicao en el departamento de la Guajira, o Tranquilandia
correspondiente a un espacio rural de producción de cocaína y envío de carga
narcotraficante.

(c) Finalmente influyó la valorización y creación de rutas terrestres, entre ellas la


vía ferroviaria Santa Marta – Bogotá, cuyo funcionamiento alcanzó la década de
los 80’. Por medio de la creación de rutas se acrecentó el intercambio comercial
entre las regiones concentrada esencialmente en Bogotá, siendo la ciudad de
mayor nivel adquisitivo, junto con Bucaramanga debido a su actividad económica
de prestación de servicios y no de producción de bienes. Medellín y Cali, al ser
predominantemente industriales y tras una relativa prosperidad económica a
mediados de siglo XX, fueron duramente golpeadas por el contrabando de las
décadas 60’ y 70’, la industria nacional aún incipiente no se encontraba en
situación de competencia con los productos de contrabando, y el Estado ineficaz y
sin legitimación administrativa o política no logró proteger la economía nacional.

Mencionado desarrollo de la economía colombiana durante la década de los 60’ y


70’ se puede concluir en dos características propias de la productividad
colombiana ya entrada la década de 1.980: La bonanza de divisas por ingreso de
capital extranjero vía contrabando (dinero lavado por actividad mercantil o por
medio del Banco de la República véase: la ventanilla siniestra) y la crisis de la
industrialización por falta de competitividad frente los bienes contrabandeados
(Ocampo, Bernal, Avella, & Errazuríz, 1.987), su consecuencia, aún evidenciada,
fue la relegación de la iniciativa privada en el país a una actividad
predominantemente ilegal.

Finalmente concurrió el fenómeno económico de la apertura legal en la década de


1.990. Incentivado desde el Gobierno nacional, la internacionalización de bienes y
servicios, la reducción de aduana y del control estatal sobre las divisas, y la
reducción aún mayor de la industria nacional ya devastada por el fenómeno de las
décadas anteriores, relevó a la economía nacional y sus mercados a la actividad
prestacional de servicios, haciendo todavía más difícil la labor emprendedora y la
iniciativa empresarial colombiana conforme a la legalidad.

En la actualidad la iniciativa nacional es incentivada constantemente por medio de


programas educativos con el fin de desarrollar innovación en el campo de la
técnica y la tecnología, sin embargo y como anteriormente se mencionó, dicho
factor tecnológico constituye una herramienta dentro del sistema productivo con el
propósito de hacer sostenible la iniciativa, no constituye por sí misma la iniciativa
productiva. Es necesario entender que la perspectiva del emprendimiento resulta
más allá de la provisión de tecnología, este concepto necesariamente se relaciona
con los otros factores de producción que si bien su paulatina reducción es el
propósito del emprendimiento, prescindir absolutamente de ellos en la iniciativa
empresarial es difícilmente concebible. El mercado, materia de estudio de la
economía y como muchos espacios de la condición humana, posee sus reglas,
determinantes y determinadoras. En Colombia el reto es mayor por cuanto a la
situación económica nacional es particularmente problemática. Sin embargo
emprender para consolidar la actividad económica nacional es necesario, y más
allá de la educación técnica y tecnológica; la educación administrativa, la
regulación adecuada del trabajo y la adquisición de la tierra, son todos factores
necesarios para la sostenibilidad económica del país y a su vez en oportunidades
de emprendimiento altamente productivo para el bienestar propio y el bienestar
social.

Emprendimiento en lo Local

Teniendo en cuenta que el emprendimiento hace parte de un sistema de


producción simbiótico, que pertenece en concepto a un grupo de factores que
rigen la ejecución de una idea en donde cada uno de dichos factores puede
desencadenar la producción de la misma. El emprendimiento como participe es
vital pero no verídico, pues factores como el capital, la tierra, el trabajo y la
tecnología son necesarios en el desarrollo de cualquier idea, es decir, el
emprendimiento cumple un papel importante en la eficacia y en el crecimiento de
proyectos en aspectos sociales económicos, pero es necesario emplear los demás
factores para obtener buenos resultados a corto y largo plazo en pro de la
ejecución de ideas respetando las reglas del mercado. Localmente, se pueden
distinguir en algunas situaciones la falta de importantes aspectos para la
realización de proyectos que pueden mejorar la calidad del espacio de la localidad
de La Candelaria, la funcionalidad de estos proyectos se inician con intenciones
lucrativas, pero cuando no lo son en su totalidad, son descartadas por el hecho de
no tener las suficientes bases de sostenibilidad, esto evidencia de algún modo que
el emprendimiento es una ficha importante para el éxito de una idea, pero el
emprendimiento no lo es todo.

Ahora, en la afirmación del concepto de emprendimiento social e individual en los


sistemas de producción, argumentando que no siempre el emprendimiento genera
bienestar, este concepto se rige bajo las normas de la economía, siguiendo un
patrón de ideas que llevan a la producción lucrativa siempre y cuando el
emprendimiento se desarrolle en el campo que se le asigna desde un comienzo, el
campo del mercado y la economía. Cuando el emprendimiento se emplea en
campos distintos y se rompe esa línea, se lleva consigo la idea de emprendimiento
como factor económico y empresarial y se convierte en una idea generalizada que
se aplica a todo concepto, como lo puede ser el deporte y la política, deja de tener
un fin social, para convertirse en algo exclusivamente lucrativo. Cuando se rompen
las reglas de la economía, se empiezan a generar métodos de lucro que violan las
leyes iniciales, en lo local lo podemos ejemplificar con los comúnmente llamados
“Jíbaros” o “Dillers” que son los principales expendedores de droga en la localidad
de La Candelaria, son personas que implementaron métodos emprendedores,
pero que rompen con la idea inicial del concepto que se rige bajo unas normas de
economía, otro ejemplo pueden ser los “Esmeralderos” que se ubican en las calles
ofreciendo joyería a bajo costo.

Por otro lado, los vendedores ambulantes que se ubican no sólo en la localidad
sino en toda la ciudad, encontraron una manera de cubrir sus necesidades
básicas, este ejemplo evidencia al emprendimiento como un factor que beneficia
individualmente, pero ¿bajo qué condiciones? El hombre emprendedor, tiene que
tener una serie de factores y actitudes que le ayuden a llevar a cabo sus ideas. Sin
embargo, haciendo el análisis podemos inferir que el hecho de ser emprendedor
no lo soluciona todo, teniendo en cuenta el concepto como algo psicológico,
adquiriendo el concepto como una actitud, el vendedor ambulante tiene la
disposición para levantarse cada mañana e ir a trabajar, tiene la actitud y tiene la
idea, sin embargo le hacen falta ítems para que su idea se lleve a cabo
satisfactoriamente, si dicho hombre tuviese el capital suficiente y la tierra, tendría
su propio local de comidas rápidas, cigarrería o en lo que desee invertir, este
hombre tampoco posee la tecnología suficiente para abastecer y hacer de su
negocio algo sostenible lo que en ese orden de ideas debilita inicialmente el
concepto de emprendimiento en el campo en el que se le ubica. Con este ejemplo
podemos evidenciar cómo la ejecución de una idea necesita regirse bajo unas
normas establecidas y el emprendimiento más que un concepto económico es un
concepto psicológico que necesita de otros factores para llevar a cabo la eficacia
de cualquier idea.

Ahora, los sistemas de producción se construyen unos a otros, es decir, se


sostienen de uno u otro modo en lo que se respecta a economía, y la
sostenibilidad de los mismos sistemas dependen de la fortaleza de los factores
implementados. El logro del emprendimiento como tal es reducir los demás
factores de producción a un punto que la sencillez predomine en el desarrollo de
conceptos que son la base de cualquier proyecto, el capital es un factor
fundamental en la ejecución de proyectos de inversión, localmente el capital es
excusa para el abandono de proyectos de mejoras arquitectónicas que puedan
mejorar la imagen de la localidad como centro histórico, la reestructuración de
edificaciones es un proyecto que se ha tratado de realizar, pero por la falta de
recursos y de iniciativa se ha dejado atrás, siendo válido afirmar que el turismo se
mantendría estable, pues si se degenera el centro histórico de la ciudad perdería
atractivo. El capital domina y condiciona los sistemas de producción constituidos
unos a otros y del mismo modo el funcionamiento de la sociedad (Marx, 1.867), el
trabajo es tan importante como lo es el emprendimiento, pues el desarrollo de una
idea implica trabajo, y es el comienzo del crecimiento empresarial de un sistema
de producción.

Finalmente, para concluir el concepto de emprendimiento y los campos de acción


en los que se lleva a cabo localmente, podemos inferir del análisis hecho a nivel
local, que el emprendimiento constituye una parte importante en el funcionamiento
de un sistema de producción, formando junto con otras piezas un engranaje de
una gran máquina que funciona según unas reglas establecidas.

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