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Objetivo general

Desarrollar parámetros que todo auxiliar en farmacología debe seguir para brindar una buena

atención a las personas adultas mayores.

Objetivos específicos

 Revisar información bibliográfica acerca de la atención al cliente en los medianos y

pequeños emprendimientos.

 Analizar información respecto de los estudios que se les han realizado a las personas

adultas mayores.

 Identificar métodos para brindar una mejor atención al público en general dentro de

una farmacia comunitaria.

Justificación

El presente proyecto se justifica en razón de un fin social. La sociedad esta para que los unos

se ayuden a los otros, es por eso que tanto los grandes como los pequeños negocios son de

innegable importancia dentro de una vida en sociedad. Como sabemos en la sociedad

conviven niños, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores y cada uno de estos grupos

tienen distintas necesidades.

Es menester estudiar el comportamiento de las personas adultas mayores con el fin de saber

de qué manera piensan cuando acuden de manera autónoma e individualizada a comprar

cualquier tipo de producto en una farmacia comunitaria como es la que se encuentra ubicada

en la parroquia Leónidas Plaza en el cantón Bahía de Caraquez.


No solo se trata de que los auxiliares de farmacología se empeñen en aparentar una supuesta

buena atención a las personas que muchas veces no pueden darse a entender de la mejor

manera debido a su edad avanzada, sino que de verdad mediante el aprendizaje de método y

técnicas de atención al cliente, puedan brindar una verdadera atención que efectivice el

proceso de compra-venta de los productos de la farmacia en mención y además coadyuve a

que las personas adultas mayores no tengan miedo de acudir a una farmacia comunitaria sin

más compañía que la de ellos mismos.

Marco teórico

El aumento de la esperanza de vida ha obligado al ser humano y, específicamente a los

profesionales del área de la salud, a buscar nuevas formas de intervenir a nivel psicológico

en favor de las personas de la tercera edad. El aumento de la esperanza de vida supone un

incremento de la demanda sanitaria en la población de edad avanzada, sobre todo en los casos

de incapacidad y dependencia.

Hay que tener en cuenta que las personas adultas mayores tienen una serie de derechos que

le son inherentes por el hecho de formar parte de la raza humana, entre esos derechos

podemos sintetizar a los siguientes:

1. Igualdad de oportunidades: Las personas adultas mayores sin importar su lugar de

origen, género, edad, discapacidad, condición social o de salud, religión, preferencias, estado

civil, tienen derecho a toda oportunidad de formación y realización, así como a la

alimentación, el agua, la vivienda, vestido, atención sanitaria, oportunidad de un trabajo

remunerado, educación y capacitación, a vivir en un entorno seguro y adaptado a sus

necesidades, que privilegie su integridad física, su salud y su vida.


2. Participación: Las personas adultas mayores tienen derecho a la participación activa en

la aplicación de las políticas que incidan directamente en su bienestar, a compartir sus

conocimientos y habilidades con las generaciones más jóvenes y a formar movimientos o

asociaciones.

3. Cuidados: Las personas adultas mayores tienen derecho a beneficiarse de los cuidados de

su familia, a tener acceso a servicios sanitarios y a disfrutar de los derechos humanos y

libertades fundamentales cuando residan en hogares y en instituciones donde se les brinden

cuidados y tratamiento.

4. Autorrealización: Las personas adultas mayores tienen derecho a aprovechar las

oportunidades para desarrollar plenamente su potencial, mediante el acceso a los recursos

educativos, culturales, espirituales, recreativos y a la participación política.

5. Dignidad: Las personas adultas mayores tienen derecho a vivir con seguridad, ser libres

de cualquier forma de explotación, maltrato físico o mental y recibir un trato digno.

6. Acceso a la justicia: Las personas adultas mayores tienen derecho a ser oídas, con las

debidas garantías y dentro de un plazo razonable por un Juez o Tribunal competente,

independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de

cualquier acusación penal formulada contra ellas, o para la determinación de sus derechos y

obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.

Las personas adultas mayores suelen tener problemas al tratar de comunicar sus deseos y así

mismo a la hora de entender las respuestas que le son proporcionadas, eso se lo conoce como

el envejecimiento cognitivo. Actualmente se intenta descifrar qué procesos cognitivos se ven

afectados y por qué se producen estos cambios a lo largo de la última etapa de la vida, la
psicología del envejecimiento y del desarrollo puedan ofrecer una descripción completa de

los efectos de la edad sobre la cognición humana.

Estos resultados permitirán comprobar si efectivamente las personas mayores, en relación

con los jóvenes, presentan una menor competencia en todas las tareas cognitivas, si utilizan

las mismas estrategias para la resolución de problemas, entre otras. En cualquier caso, el

envejecimiento cognitivo no es un fenómeno homogéneo, dado que el comienzo de los

posibles decrementos, la amplitud de los mismos y sus manifestaciones son muy diversas, el

envejecimiento intelectivo de cada individuo es diferente, independientemente de que los

decrementos se puedan producir en todos los sujetos. (Jara, 2013).

Se observa un desarrollo de servicios en categorías tradicionales de cuidados que se

favorecería de una mejor coordinación sociosanitaria y que, pese a contar con una normativa

que los respaldan, no poseen sistemas de aseguramiento de calidad relacionados a

la garantía de derechos y a la satisfacción de los usuarios. La línea de financiamiento de estos

servicios se estructura dentro de la programación financiera fiscal asociada a la

vulnerabilidad y la pobreza; si bien la vulnerabilidad puede estar dada por la presencia de

dependencia, la tarea de construir un sistema de cuidados también debe ría contemplar

incentivos para el desarrollo de servicios a toda la población que por situación de

dependencia los requiera, independientemente de su situación socioeconómica.

Durante la mayor parte de la existencia de nuestra profesión la asistencia farmacéutica era

proporcionada por los farmacéuticos que elaboraban y dispensaban los medicamentos que

los médicos prescribían en forma de fórmulas magistrales. Se basaban ambos en las

farmacopeas, formularios y recetarios, oficiales o no, que recogían fórmulas tradicionales y


de reconocido prestigio, aunque no siempre apoyadas en una experimentación rigurosa, sino

en usos populares, simbólicos o analógicos e incluso mágicos.

A lo largo de muchos siglos el farmacéutico se había dedicado a estudiar a fondo las materias

primas, vegetales, animales o minerales, activas o inertes; se había ocupado de su búsqueda,

obtención, manipulación, conservación y transformación en las fórmulas magistrales que

constituían remedios más o menos eficaces para los problemas de salud. Su ejercicio

profesional garantizaba la pureza y calidad de los preparados de acuerdo con los formularios

y farmacopeas en vigor.

Tras la revolución industrial de finales del siglo XIX el farmacéutico pierde, de manera

paulatina pero irreversible, su función como elaborador de medicamentos a favor de una

naciente industria que cada vez va a producir fármacos más accesibles, específicos, eficaces

y complejos, pero también, potencialmente más peligrosos. La irrupción de la nueva industria

farmacéutica, con la que el farmacéutico elaborador no va a poder competir, con capacidad

para poner en el mercado grandes cantidades de esos mismos fármacos de manera mucho

más eficiente, con un aumento progresivo de potencial económico que le permitiría investigar

y desarrollar otros nuevos, extrayendo y purificando los principios activos de las antiguas

materias primas, o manipulándolos por medios químicos para conseguir sustancias de mayor

actividad, acabaron con una estructura y función social que había sido la base de un ejercicio

profesional orientado a la elaboración, durante un tiempo en que ese era el papel que se

necesitaba del farmacéutico. (Rodríguez, 2012).

Es innegable que cada vez más los pacientes buscan una mayor participación planeando el

cuidado de su salud o en el proceso de toma de decisiones, para aprender lo que les está

pasando e incluso para entender el diagnóstico. Es más, un paciente sofisticado y educado


está exigiendo servicios de calidad mejorados. La transición desde un cliente-usuario de

servicios de salud pasivo a uno activo encuentra sus raíces en la década de 1960, como una

extensión del cambio que había tenido lugar en las empresas elaboradoras de productos. La

participación del consumidor en los esfuerzos de mejora de calidad había sido previamente

aplicada en industrias, donde la investigación de las necesidades del consumidor promovió

la elaboración de productos de calidad.

El propósito de valorar la satisfacción de los pacientes también es bastante significativo para

los administradores, los consejos ejecutivos y todos los que toman las decisiones sobre los

servicios de salud, debido a la intensa competencia observada en muchos países entre las

instituciones sanitarias. El estudio de satisfacción de pacientes da información sobre las

necesidades educativas, áreas problemáticas de la atención e incluso el éxito o el fracaso de

la organización de atención sanitaria. Valorando la satisfacción, el personal sanitario puede

usar esta información para intervenciones correctivas que no sólo mejorarán directamente

cuidado de salud y la condición del paciente, sino que, al mismo tiempo, aumentarán la

satisfacción del usuario, llevando así a una respuesta positiva al tratamiento. Además, los

administradores pueden usar las opiniones de los pacientes para evaluar el desempeño del

personal sanitario. (Armando, 2007)

En el sector privado, la medida de satisfacción puede usarse con éxito para los propósitos de

marketing. La satisfacción del cliente es esencial para atraer y mantener a los pacientes en un

ambiente sanitario muy competitivo. Los investigadores y quienes participan en el

gerenciamiento de sistemas de salud se interesan por el estudio de satisfacción de los

pacientes, principalmente, como resultado de la provisión de atención en conexión con los

costes, así como en la magnitud que tiene la satisfacción en el acceso y el uso de los servicios
de salud. Donabedian manifiesta, como más probable, que un paciente satisfecho utilizará

nuevamente los mismos servicios de salud.

Bibliografía
Armando, P. (2007). Desarrollo y validación de cuestionarios de satisfacción de pacientes
con los servicios de atención farmacéutica en farmacias comunitarias. Universidad
de Almería, 1-240.

Jara, M. (2013). LA ESTIMULACIÓN COGNITIVA EN PERSONAS ADULTAS


MAYORES. Revista Cúpula, 28-42.

Rodríguez, N. (2012). ATENCIÓN FARMACÉUTICA EN FARMACIA COMUNITARIA:


¿ES YA REALIDAD O TODAVÍA UN PROYECTO DE FUTURO? Universidad
Santiago de Compostela, 1-144.

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