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ESTUDIOS

LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO


ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA
(1949- 1966)

Eduardo Pizarro Leongómez*

El objetivo de este ensayo es destacar las y política en el contexto global de la violencia


variadas fases de la resistencia arm ada cam­ que ha sufrido el país. En efecto, a partir
pesina, en sus m odalidades de autodefensa y de 1946 Colombia ha vivido inm ersa en el ciclo
lucha guerrillera, inspiradas por el Partido recurrente de violencia/am nistía/rehabilita­
Comunista, en el periodo que antecede a la ción/violencia (1), ciclo que ha coincidido en
consolidación de la guerrilla contem poránea en sus grandes líneas con las modalidades que ha
el país, es decir, entre 1949 y 1966: su carácter, asumido la acción arm ada inspirada por el
sus zonas de actividad y su relación con el Partido Comunista: autodefensa/guerrilla/
tronco político. Igualm ente es objeto de autodefensa/guerrilla (2). En otras palabras,
nuestro interés desentrañar los orígenes histó­ las dos dinámicas se han superpuesto y una
ricos de tres consignas que han animado al y otra sólo pueden com prenderse m ediante una
Partido Comunista desde entonces, y cuyo visión de conjunto del proceso de violencia que
impacto en la vida nacional no ha sido des­ ha afectado al país en las últimas décadas.
deñable: la “ autodefensa de m asas contra la
violencia reaccionaria” , la “ combinación de La dinámica autodefensa/guerrilla/auto­
todas las formas de lucha” y la “ transform a­ defensa no implica, como lo han mostrado
ción de la autodefensa en lucha guerrillera algunos analistas, que la guerrilla móvil suija
cuando las circunstancias lo hacen necesario’ ’. autom áticam ente del movimiento agrario y que
una vez cam bien las circunstancias nueva­
Al abordar la investigación, percibimos que no m ente se transform a en autodefensa. Sólo en
era posible hacer una periodización de la muy pocos casos la dinámica se presentó de
resistencia arm ada únicam ente en relación con
los sectores que se hallaban bajo el control o la
influencia de ese partido. Creemos que la 1. Cf. Comisión de la Violencia, Colombia Violencia y demo­
cracia, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1987.
mejor forma de reseñar el papel de la auto­ 2. En la periodización debe tomarse en consideración una
defensa y las guerrillas comunistas es introdu­ precaución metodológica, señalada por Hermes Tovar: “ No
ciendo estas m odalidades de acción social se trata de un fenómeno histórico que culmina exactamente
en un año determinado; trabajamos bajo el supuesto de que
los determinantes de los procesos históricos en el campo
son los señalados para cada período aunque bien es cierto
* Sociólogo. Investigador del Instituto de Estudios Políticos y que unos y otros coexistieron, se superpusieron y se
Relaciones Internacionales. Este trabajo es un resumen de un superponen" (El movimiento campesino en Colombia
libro en preparación 9obre los orígenes de la guerrilla en Co­ durante los siglos XIX y XX, Bogotá. Ediciones Libres,
lombia en coautoría con Jaime Zuluaga. 1975, págs. 89 y 90).

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8 ANALISIS POLITICO No. 7 ■MAYO A AGOSTO DE 1989

esa m anera. El ciclo se define, m ás que en rrica” (1955), se consolidan con el breve
relación con procesos arm ados en particular, período de paz en los inicios del Frente Ncional
con respecto a la política global del Partido (1958) y term inan de asentarse luego de la
Comunista en cada período. Este Partido “ guerra de M arquetalia” (1964).
estimuló el desarrollo de una u otra modalidad
de resistencia en concordancia con la coyuntura
política de represión oficial o de tregua pac­ LA A U TO D EFEN SA : UNA TRA D ICIO N
tada. A N TIG U A

Ahora bien, si en América L atina en general la Las zonas en donde em ergerá la resistencia
em ergencia del movimiento guerrillero estuvo comunista contra la violencia oficial a fines de
en gran medida determ inada por la revolución la década de los años cu aren ta, poseían ya una
cubana, en Colombia se debe subrayar que la larga tradición de lucha y organización.
guerrilla de inspiración comunista nació con D urante los años veinte y treinta se presen­
una década de antelación. Sus prim eros taron tres tipos de conflictos agrarios, según
núcleos em ergen ya a fines de 1949. Pero la Pierre Gilhodés: los relativos a las condiciones
diferencia no es solo temporal. M ientras que de trabajo en las haciendas, sin que se tocara,
los primeros grupos que nacen en el país a raíz al menos inicialmente, la cuestión de la
del ejemplo cubano, tienen todos una orienta­ propiedad de la tierra: los conflictos relacio­
ción foquista y voluntarista (el MOEC, el ELN, nados con la propiedad de la tierra, m ediante
el PCML, las FALN) y un origen principal­ el cuestionam iento de los títulos de propiedad;
m ente urbano de sectores de clase m edia y finalmente, las disputas relacionadas con la
radicalizada, las guerrillas comunistas nacen problem ática de las comunidades indígenas
articuladas a la resistencia campesina contra la (por ejemplo, la recuperación o la defensa de
violencia oficial (3). Es decir, expresan una las tierras de los resguardos) (4). E stas diver­
continuidad con la experiencia de los agentes sas reivindicaciones llevaron a num erosos
que influían con anterioridad. En este sentido, núcleos cam pesinos e indígenas a defender sus
se trataba de guerrillas articuladas a un partido intereses m ediante la creación de ligas y
político, pero con hondas raíces “ societales” . sindicatos, en los cuales no faltaría la decisiva
influencia del pensam iento socialista o del
En esta investigación nos vamos a referir al agrarism o revolucionario, gracias a la actividad
período “ Heroico” de la resistencia arm ada desplegada inicialm ente por el Partido Socia­
comunista, la cual se da ante todo como una lista Revolucionario, por el Partido Agrario
respuesta a la represión estatal (1949-1966). El Nacional de Erasmo Valencia, por la Unión
período actual, que arranca con el surgim iento Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR),
de Colombia (FARC) en 1966, es decir, cuando de Gaitán, y posteriorm ente por el Partido
la guerrilla comunista nace articulada con un Comunista.
proyecto político orientado a la conquista del
poder, como una clásica ‘‘guerrilla p artisan a” , Un rasgo persistente en el desarrollo de las
escapa a nuestro período de estudio. Como lo luchas agrarias en el país, desde las prim eras
dem uestra la investigación que hemos reali­ décadas de este siglo, ha sido la combinación
zado y. como se visualiza claram ente en los o la utilización sim ultánea de formas de acción
m apas que adjuntam os, la influencia comu­ legal e ilegal, no necesariam ente arm ada. Esta
nista a lo largo de la cordillera oriental, desde mezcla se encuentra en la raíz misma de la
el occidente de Cundinamarca hasta el Ca- acción del Partido Comunista en las zonas
quetá, se ha realizado gracias a periódicas rurales en las cuales se articuló desde los años
oleadas de “ colonización arm ada” . Iniciadas treinta. En el testimonio de Víctor J. Merchán,
éstas con las llamadas “ guerrillas rodadas” en uno de los prim eros cuadros comunistas
1953, continúan luego de la “ guerra de Villa- destacados profesionalmente al trabajo de
agitación política, se evidencia este hecho que

3. Cf. Eduardo Pizarro y Alejandro Reyes, “ Movimiento l


insurgente: Entre la guerrilla militar y la guerrilla socie- 4. Pierre Gilhodés, Las luchas agrarias en Colombia, Bogotá
tal” , en Solidaridad, No 100, noviembre de 1988. ECOE, 1988, pág. 35.
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO 9

m arcará profundam ente el futuro de la acción m ente, en torno a las pesas y m edidas esta­
política de oposición en Colombia. Tras su blecidas por las haciendas, que eran cuestiona­
expulsión de la em presa Bavaria, en donde era das por sus trabajadores. M ás tarde se dieron
un cuadro sindical de renombre, el Partido lo tam bién huelgas de los recogedores de café
destina a la región cafetera de Viotá, la más y siem bras clandestinas de cafetales en las
im portante en Cundinamarca y teatro de partes altas de los latifundios. Los sectores
im portantes luchas agrarias. La consigna que cam pesinos organizados en ligas contaron por
lleva es la de im pulsar la creación tanto de ejemplo, desde 1937, con la Liga Cam pesina de
ligas cam pesinas como de sindicatos agrarios. Irco y Limón, bajo la presidencia del dirigente
La reacción latifundista “ provocaba más comunista Isauro Yosa. Y al igual que en otras
rebeldía y ánimo de lucha, la que estim ulada regiones como el Tequendam a y el Sumapaz,
por la actividad orientadora del Partido, las organizaciones cam pesinas contaban con
consideraba que era necesario combinar las una sólida representación en los Concejos
formas de lucha, combinar la acción legal con M unicipales, convertidos en escenarios de sus
la acción ilegal. Insistir en la respuesta a los reivindicaciones. La legalidad de los títulos de
pliegos de peticiones y en la gestión de las propiedad, el derecho de posesión y la libertad
comisiones negociadoras, pero a la vez el no de cultivos eran objeto de encendidos debates
pago de las obligaciones a la hacienda, negarse (7).
a la recolección de las cosechas de café,
estim ular la presencia masiva de los cam pe­ M ientras que en otras regiones similares los
sinos para im pedir los desalojos por toma de conflictos agrarios redujeron su intensidad
tie rra s...” (5). El enfrentam iento se agudizó en después de 1936, en esta zona continuaron y la
la región y la represión se hizo inaguantable Violencia se superpuso al enfrentam iento
para el cam pesinado que debía enfrentar a la agrario. De ahí, según Medina, las modali­
Guardia de Cundinam arca (la policía departa­ dades que tendría tanto la “ revancha te rra ­
m ental), a los alcaldes, a los jueces y a los ten ien te” como la resistencia cam pesina. En
peones de las haciendas. Para ello se cons­ efecto, esta zona sería escenario de un movi­
tituyeron grupos armados de autodefensa que miento de autodefensa contra la violencia
recibieron el nombre de “ Guardia Roja” para oficial y posteriorm ente, una vez se transform ó
contraponerlos a la “ Guardia Oficial” . Igual­ en guerrilla móvil, en el núcleo guerrillero
m ente, los jóvenes se organizaron en núcleos comunista más sólido en los inicios de los años
denominados “ Juventud Roja” . cincuenta bajo el liderazgo, entre otros, del
dirigente agrario Isauro Yosa transform ado en
Un caso de especial interés, el sur del Tolima el “ Mayor Lister” .
y en particular el municipio de Chaparral, en
donde “ se ubican los orígenes del movimiento En esta misma región del sur del Tolima se
armado de las FARC” , según el historiador presentaba, igualm ente, la tercera modalidad
Medófilo M edina (6), puede servir de ejemplo de conflicto agrario de la época, el conflicto
tipificador de esta continuidad histórica. En indígena. Las prédicas de Quintín Lame en
esta región cafetera, epicentro de intensos favor de la recuperación de los cabildos y de
conflictos agrarios, se presentó una fuerte y sus tierras, cercenadas por la avaricia de los
tem prana actividad política y gremial bajo la latifundistas, caló hondo en la región. En
influencia del agrarism o revolucionario y el Natagaima, Coyaima, Ortega y Chaparral se
socialismo. Los conflictos giraron, inicial- presentaron intensas movilizaciones indí­
genas, cuyos dirigentes se destacarán más
tarde en el período de la Violencia.
5. Víctor J. Merchán, “ Datos para la historia social, econó­
mica y del movimiento agrario de Viotá y el Tequendama.
Testimonio” , en Estudios Marxistas, No. 9, Bogotá 1975, En síntesis, no se partió de cero a fines de los
pég. 110. Es igualmente ilustrativo leer el testimonio de años cuarenta. La combinación de la acción
José Modesto Campo, "Las formas superiores de lucha en
Colombia” , en Estudios Marxistas, No. 10, Bogotá, 1975.
política legal y la acción política ilegal, en
6. Medófilo Medina, “ La resistencia campesina en el sur del
Tolima” , en Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda, Pasado
y presente de la violencia en Colombia, Bogotá, CEREC, 7. Darío Fajardo, Violencia y desarrollo, Bogotá, Fondo
1986, pág. 233. Editorial Suramérica, 1979.
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ocasiones incluso m ediante la utilización de las sión que culminará con una ruptura abierta en
arm as, persistirá en la memoria del Partido 1952. Por su parte, el Partido Comunista
una vez se desata la Violencia, así las organiza­ proel am ará en 1949 la creación de comités de
ciones autodefensivas estuviesen disueltas autodefensa (9).
para esta época. La autodefensa cam pesina
y los núcleos guerrilleros se constituirán en la Entre 1945 y 1948 el polo popular urbano, tanto
m odalidad central de la actividad del Partido, en su expresión política con el gaitanismo,
durante la Violencia, en especial debido a la como en su organización sindical con la Confe­
desarticulación del movimiento obrero y a la deración de Trabajadores de Colombia (CTC),
¿legalización de hecho del comunismo. “ En ese había sufrido un serio proceso de desvertebra-
momento, el cam pesinado se m ostraba como miento a raíz de la represión oficial. Este hecho
una fuerza revolucionaria más activa que la no deja de influir en el Partido Comunista que,
clase obrera” (8). ¿legalizado en la práctica desde 1948, se verá
inmerso en la resistencia arm ada. Las sedes
A partir de la experiencia militar que adquirirá del Partido son ocupadas por la policía, se dicta
el Partido Comunista en los años de la Violen­ auto de detención contra su dirección que debe
cia, ya nunca más se desmovilizarán del todo pasar a la ilegalidad, se prohíbe la circulación
las guerrillas que inspira; el cambio en la de su prensa y, en fin, los miembros regionales
situación política podría llevar a una flexibiliza- del Partido se ven obligados a dispersarse ante
ción de la táctica militar en el terreno (median­ la represión terrorista que vive el país. Sin
te su transformación en autodefensa), pero ya em bargo, las zonas de resistencia fueron
la lucha arm ada quedará inscrita en su sino m ayoritariam ente liberales, lo mismo que los
histórico, en el corazón mismo de su estrategia grupos guerrilleros que em ergieron en este
política para alcanzar el poder. período. En ellas, al igual que en las domi­
nadas por los com unistas, se produjo una
combinación entre la autodefensa y la lucha
La Violencia y los prim eros núcleos de guerrilla guerrillera que iría a caracterizar el periodo
comunista 1949-1964, y en el cual la intensidad de una
forma de lucha dependería de las característi­
Ante la incapacidad del Partido Liberal de cas que asum iera la violencia oficial en cada
contener la violencia m ediante la resistencia zona y en cada período. Las principales fases
civil, en forma espontánea y en múltiples de la acción arm ada de inspiración comunista,
regiones a la vez se da paso a los inicios de la tomando como criterio de periodización la
resistencia arm ada cam pesina. Entre los modalidad predom inante de resistencia de
dirigentes del Partido Liberal y sus bases de acuerdo con las orientaciones del Partido, son
apoyo se va a instaurar, desde el principio, un las siguientes:
divorcio en la estrategia de resistencia a la
violencia oficial: para los prim eros, se intentan 1. Autodefensa y lucha guerrillera: 1949-
soluciones por lo alto, ya fuera m ediante el 1953
esfuerzo inicial de un “ Gabinete de Unión 2. Autodefensa: 1953-1954
Nacional” , o más tarde, tras la ruptura de éste, 3. Lucha guerrillera: 1954-1958
de los múltiples intentos por im pulsar un 4. Autodefensa: 1958-1964
complot militar favorable a sus intereses. Para 5. Lucha guerrillera: 1964-...
los segundos, que sufrían en carne propia la
persecusión implacable, la resistencia arm ada Como hemos ya señalado, estas fechas no
se impuso en forma inevitable. Esta diversidad constituyen límites tajantes. Con relativa
de estrategias será una fuente perm anente independencia de la voluntad del Partido
de roces entre los dirigentes liberales y las Comunista, las circunstancias políticas globa­
guerrillas que insurgen en todo el país. Ten- les o la situación en un área determ inada, le
fijaban una conducta a un determ inado desta-

8. Gilberto Vieira. Combinación de todas las formas de lucha:


Entrevista por Marta Harnecker, Bogotá, Ediciones 9. Medófilo Medina, Historia del Partido Comunista Colom
Sudamérica, 1988, págs. 10 y 11. biano, Bogotá, Ediciones CEIS, 1980, pág. 557.
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camento armado o a un cierto núcleo agrario. En cuanto hace a los movimientos de auto­
Este es el caso, por ejemplo, del año 1953 a la defensa de inspiración comunista, estos se
caída de Rojas. En este año, a pesar de que el constituyeron en las regiones de Tequendam a
Partido orienta sus fuerzas hacia la desmovi­ y Sumapaz. en Cundinam arca, y en el sur del
lización sin entrega, en el sur del Tolima es Tolima. Además el Partido Comunista contó
necesario crear un destacam ento armado con influencia agraria en otros lugares, tales
nuevo (destacam ento de Calarm a, en Cha­ como Montevideo, San Vicente y El Pato en
parral), con objeto de proteger esta zona de la Santander; la línea del ferrocarril de Puerto
agresión arm ada param ilitar de los “ lim pios” Wilches; Concepción en Santander del Norte;
y del propio Ejército (10). las zonas de la Tropical Oil Company, de la
Shell y la Socony Vacuum, en los territorios
Siendo como fue la autodefensa (no comunista) petroleros; la región del Ariari, en los Llanos
un movimiento espontáneo y de reacción Orientales; el minicipio de San Juan de Rioseco
inm ediata frente a la represión, ella se de­ en Cundinamarca (13). La autodefensa, de
sarrolla un poco al azar en múltiples regiones modo general, es caracterizada por sus promo­
azotadas por la violencia oficial, bajo la inicia­ tores com unistas como una forma de defender
tiva de jóvenes campesinos liberales. Basta los intereses del cam pesinado, para la lucha
señalar como en el sur del Tolima, uno de los
por la preservación de la paz y la norm alidad
futuros com andantes de las FARC, Juan de para trabajar y producir en un am biente
Jesú s Trujillo Alape (Ciro Trujillo Castaño),
pacífico. La composición social es heterogénea,
siendo aun liberal, participó en la organización
pues auncuando la mayor parte la integran
de un movimiento de este tipo: “ Por voluntad campesinos pequeños y m edianos, en ocasio­
de mis compañeros (de la región) me corres­ nes participan campesinos ricos. Algunos
pondió la comandancia y pronto se agruparon,
núcleos de autodefensa se van a transform ar
bajo nuestra protección 220 fam ilias...” (11). en guerrillas móviles. No todos dieron este
Lo mismo ocurrió con otros perseguidos, tales paso. En algunos casos, debido a una ausencia
como Jacobo Prías Alape, el futuro “ Charro de condiciones adecuadas, tales como organi­
Negro” quien provenía de las comunidades
zación, arm am ento, claridad táctica, etc. En
indígenas de Natagaima, y en cuyo núcleo de otras, porque la propia autodefensa bastó para
campesinos liberales actuaron los herm anos contener la violencia oficial y sus objetivos se
Guaracas, uno de los cuales, Jaim e, es actual­ alcanzaron sin necesidad de transform arse en
m ente miembro del Estado Mayor de las otra m odalidad de organización (como ocurrió
FARC. Este es el caso igualm ente de Manuel en la región de Viotá).
M arulanda. quien con otros m iembros de su
familia y jóvenes campesinos participaron en el Según el testimonio de Víctor J. M erchán,
Comando Liberal de la Ocasión (12). En el caso cinco municipios de la región del Tequendam a
del Partido Comunista, esta directriz tuvo un
fueron invadidos por el Ejército y la Policía en
carácter menos espontáneo, ya que nació de
esta época. El Partido Comunista lanzó la
una decisión política. Su Comité Central en un
consigna de im pulsar unos “ Comandos
llamamiento clandestino, planteó en el año de
Cam pesinos de A utodefensa” , que perm i­
1949 “ (...) al proletario y al pueblo la nece­
tiesen rechazar la agresión. “ Para garantizar
sidad de defenderse, replicando a la violencia
este objetivo se requería una movilización
de los bandidos fascistoides con la violencia general de la población sin hacer diferencias en
organizada de las m asas” . Y, un año más ideologías políticas o religiosas ni tampoco en
tarde, el XITI Pleno de ese organismo señala condiciones sociales o diferencias económicas.
a los comunistas la tarea concreta de “ orga­ Así fue como se hizo necesario lanzar la
nizar la autodefensa en todas las regiones consigna del Frente Unico en Viotá contra la
amenazadas por ataques reaccionarios” . violencia oficial. La consigna fue acogida por
unanim idad” (14). Cada sector de la población
10. Manuel Marulanda Vélez, Cuadernos de campada, Bogotá,
Editorial Abejón Mono, 1973.
11. Ciro Trujillo, Páginas de su vida, Bogotá, Editorial Abejón
Mono, 1974, pág. 17. 13. Russell Ramsey, Guerrilleros y soldados, Bogotá, Editorial
12. Medófilo Medina, “ La resistencia campesina en el sur del Tercer Mundo, 1981.
Tolima” o p .d t., pág. 262. 14. Víctor J. Merchán, op. cit.,pág. 117.
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recibió una tarea especifica. M ientras que los cia de las amplias m asas’’ (15). Es evidente
sectores del cam pesinado pobre y los asala­ que durante este prim er período los comunis­
riados asumieron las tareas propiam ente tas no consideraron la lucha arm ada como el
m ilitares, los sectores medios y altos tuvieron instrum ento para acceder al poder. En todos
a su cargo el sum inistro de pertrechos, drogas sus documentos se subraya el carácter defen­
y vestidos. Por su parte, a los sectores latifun­ sivo de la resistencia arm ada. Este es el caso,
distas se les asignó el frente diplomático con por ejemplo, del XIV Pleno del Comité Central
objeto de que sirvieran de m ediadores ante el que consideró que la “ lucha arm ada que se ha
gobierno central. Tras los prim eros enfrenta­ librado y se libra en elgunas regiones, es una
mientos arm ados se pactó con el Ejército un expresión heroica de la resistencia de nuestro
armisticio negociado, gracias a la mediación de pueblo contra la represión terrorista de la
los latifundistas quienes veían seriam ente dictadura y contra la violencia de las bandas
afectados sus intereses si dejaban prosperar el reaccionarias” . La dirección del Partido tuvo
conflicto. La conferencia se realizó en la que librar una batalla prolongada contra los
hacienda Buenavista de la familia Crane, con sectores que, a todos los niveles de la organiza­
participación de oficiales de las Fuerzas ción, consideraban la lucha arm ada como la
A rm adas, el Jefe de Orden Público del M inis­ forma fundam ental de acción en ese momento.
terio de Gobierno, los latifundistas m edia­ Estos sectores, calificados como “ aventureros
dores, delegados de los comités de auto­ y an arq u istas” , fueron desautorizados. No
defensa y dos miembros del Comité Central del obstante, esta condena al “ guerrillerism o
Partido Comunista. Como conclusión de la a ultranza” , ya comienza a calar en el Partido
reunión, se pactó el retiro de la tropa, sin Comunista la necesidad de preservar esta
condicionarlo a la desmovilización o el desarm e forma de lucha como una eventual “ reserva
del movimiento agrario. El municipio de Viotá estratégica” para acceder al poder.
se constituyó de esta m anera en un “ santua­
rio” de las guerrillas com unistas, muchos de Debido a su importancia histórica en la confor­
cuyos cuadros serían formados en la Escuela mación de las futuras FARC, es necesario
Nacional de Cuadros com unistas, que tenía su observar los hechos acaecidos en el sur del
asiento en esta región. Tolima donde se ubicaron en lo fundam ental
los núcleos guerrilleros com unistas. Estos se
localizaron del siguiente modo: a partir de
El movimiento comunista armado tuvo, pues,
en este período dos orígenes: de una part< 1949, en Chicalá, Horizontes, La M arina, Irco,
autodefensa cam pesina y de otra, la confor ,odos en el municipio de Chaparral. A partir de
ción directa de un núcleo guerrillero. En e___ 1950, El Da vis, en el municipio de Rioblanco,
prim eros años de la resistencia actuaron unos y Paujil y Peña Rica-San Miguel, en el m uni­
36 frentes guerrilleros, entre liberales y cipio de Ataco. A p artir de 1951, Córdoba y
comunistas, predom inando en núm ero y exten­ Sucre en el municipio de Chaparral; a partir
sión los prim eros. Su diversidad de motiva­ de 1952, el Davis II (Chaparral), El Cambrín
ciones, desarrollo desigual y dispersión (Rioblanco) y Saldaña o El Infierno (Ataco).
impedirá, entre otros factores, un liderazgo A partir de 1953, Calarm a en los límites de los
municipios de Ortega y Chaparral (ver mapa
nacional unificado.
No. 1). Los futuros com andantes de las guerri­
llas com unistas tuvieron todos, casi sin excep­
En el pleno del Comité Central del Partido ción, su origen o su debut m ilitar en esta
Comunista que se había reunido en forma región del Tolima: Jacobo Prías Alape, Ciro
clandestina a fines de 1950, se afirmó que “ los Trujillo, M anuel M arulanda, Jaim e Guaracas,
comunistas deben proceder a organizar la Raúl Valbuena, Isauro Yosa y muchos otros.
autodefensa de los trabajadores en todas las Incluso el futuro fundador del maoísta Ejército
regiones am enazadas por ataques reaccio­ Popular de Liberación, Pedro Vásquez, estuvo
narios. Pero las acciones arm adas no deben
considerarse todavía como la forma fundam en­
15. Comité Central del Partido Comunista de Colombia, Treinta
tal de lucha, ya que en este período lo más años de lucha del Partido Comunista de Colombia, Bogotá,
im portante es im pulsar y organizar la resisten­ Editorial Los Comuneros, Pág. 94, s.f.
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO 13

MAPA No. 1 (sobre la histórica m archa de Prestes en el


GUERRILLA COMUNISTA Brasil), y en la G ran M archa de Mao Tse Tung,
PERIODO: 1949-1953
crearon una Columna de M archa que, tras mil
dificultades se instala en el extremo sur del
departam ento del Tolima. Entra en contacto
con los guerrilleros liberales de la zona y en
diciembre de 1950 se celebra en Irco la prim era
conferencia guerrillera unificada, la cual dio
a los grupos que actuaban bajo su orientación
el nombre de Ejército Revolucionario de
Liberación Nacional.

Sin em bargo, no tardaría mucho tiem po para


que la unidad entre com unistas y liberales se
quebrara, gracias no sólo a la presión que
ejerció la Dirección Liberal en este sentido,
sino tam bién a factores tales como divergencia
de mando, m étodos a em plear en el terreno de
batalla, formas de relación con la población
civil, conflictos ideológicos, distribución de los
bienes, etc. (16). La guerra entre los “ limpios”
(o liberales limpios) y los “ com unes” (o libe­
rales sucios), tuvo ribetes trágicos. M ás eficaz
que la acción oficial resultó esta guerra interna
que debilitó seriam ente a am bas agrupaciones
en la zona como comisario político a nombre de y que tuvo una duración de veintidós meses
la dirección del Partido Comunista. Medófilo (17).
Medina estableció las siguientes etapas de la
resistencia arm ada com unista en la zona: El año de 1952 es clave en las definiciones
políticas. En abril se desarrolló clandestina­
1. Agrupam iento inicial y comienzo de la mente el VII Congreso del Partido Comunista,
respuesta arm ada; y en agosto, la Conferencia Nacional G uerri­
2. El desplazam iento de la Columna de llera. Tres fueron los aspectos m ás relevantes
M archa; del VII Congreso. En prim er térm ino, su visión
3. El establecim iento en El Da vis y la sobre el golpe militar que se avecinaba y la
actividad conjunta liberad-comunista; definición de la política que debía asum ir el
4. Los enfrentam ientos y la reagrupación partido ante esta eventualidad; de otra parte,
de fuerzas; la definición de su política ante el movimiento
5. Dispersión y transform ación. armado al plantear que “ las guerrillas no
serían un factor decisivo en la lucha por la
En el sur del Tolima em ergieron sim ultánea­ liberación (...) m ientras no puedan fundirse
mente núcleos armados liberales y com unistas. con un movimiento popular que se exprese en
Los prim eros fueron impulsados especialm ente la lucha de m asas” . Con lo cual reafirm aba, en
en el municipio de Rioblanco, bajo la dirección detrimento de los sectores calificados como
del exdirigente gaitanista Gerardo Loaiza y sus militaristas, que “ el partido debía insistir en
cinco hijos fam iliares de Pedro Antonio Marín
y en cuyas filas el futuro com andante de las
16. La versión comunista sobre los factores de ruptura se
FARC inició actividades guerrilleras. pueden consultar en Arturo Alape. Las vidas de Pedro
Antonio Marín, Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo, Bogotá,
A mediados de 1950 los destacam entos comu­ Planeta Colombiana Editorial, 1989. Y la versión liberal en
nistas, con objeto de librar a la población civil David Gómez, Jesús María Oviedo, General Mariachi,
Ibagué, Litografía Atlas, 1978.
del asedio oficial e inspirados en la obra de 17. Jacobo Arenas, Cese al fuego. Una historia política de las
Jorge Amado “ El Caballero de la E speranza” FARC, Bogotá, Editorial Oveja Negra, 1985.
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su política de autodefensa de m asas contra la creó una “ Comisión Nacional Coordinadora” y


violencia oficial y reaccionaria” , al menos se llamó a fortalecer las luchas populares, en
m ientras no tuviera un carácter nacional. Es orden al derrocam iento de la dictadura y la
decir, ya comenzaba la lucha arm ada a interio­ instauración de un gobierno democrático,
rizarse como una forma de lucha potencial­ popular y antiim perialista. Al respecto afirma
mente decisiva. Finalm ente, el partido lanzó la Gilberto Vieira: “ Este program a expresa el
consigna de un Frente Democrático, que anhelo de los campesinos revolucionarios, de
sirviera para organizar con mayor ahínco los com unistas que están en la lucha abierta
comités de autodefensa, recolectar firmas por el poder, que luchan por la tierra. Este
a favor de la paz, fortalecer organizaciones programa tiene mucha influencia en el sur del
múltiples de carácter popular, etc. (18). Tolima, pero tam bién en el movimiento de
Sumapaz y en el oriente del Tolima (...) No
En agosto de 1952 se celebró la llamada influye lam entablem ente en la m ayoría de las
Conferencia de Boyacá, o “ Prim era Confe­ guerrillas de entonces” (21). Incluso tuvo,
rencia Nacional del Movimiento Popular de como ocurrió en el sur del Tolima, un efecto
Liberación Nacional” , que en realidad se nefasto ya que un program a tan avanzado creó
desarrolló en la vereda Brasil, en el municipio un ambiente negativo en las filas liberales,
de Viotá. Por razones de seguridad los docu­ contribuyendo a la ruptura ya m encionada. Las
mentos expedidos por la Conferencia indican conclusiones de esta reunión, así como el
que fueron aprobados en “ algún lugar de creciente distanciam iento de las guerrillas del
Boyacá” (19). Más que una reunión del Llano del Directorio Nacional Liberal, van
movimiento guerrillero en sus distintas a acelerar la búsqueda de una salida política
vertientes, se trató, con muy pocas excep­ y no m ilitar a la violencia que sufre el país, es
ciones, de una conferencia de las guerrillas decir, los preparativos del golpe m ilitar bajo
comunistas. A la Conferencia no concurrió ni tutoría civil.
uno solo de los com andantes guerrilleros del
Llano. A nom bre del Directorio Nacional Así, pues, por m últiples factores el Partido
Liberal y tom ando abusivam ente la vocería de Comunista no logró crear una real instancia de
los guerrilleros del Llano, concurrieron Julio coordinación del conjunto del movimiento
Roberto Salazar Ferro, Jorge Santos, un gran arm ado, auncuando la Comisión Nacional
latifundista del Llano, y uno de los herm anos Coordinadora jugó algún papel. Sobretodo, no
Fonseca, el menos comprometido con la lucha logró influir en la más dinámica de estas
y miembro del clan familiar mas oficialista organizaciones en el plano nacional, la guerri­
y mas anticomunista en esa región (20). Las lla del Llano, que alcanzó el mayor nivel de
cuatro principales conclusiones de la reunión desarrollo tanto organizativo como político,
fueron las siguientes: 1. Buscar la unificación como se evidenciaría con la promulgación de la
del conjunto del movimiento guerrillero, bajo Primera Ley del Llano, el 11 de septiem bre
la conducción de Guadalupe Salcedo; 2. Iniciar de 1952 y posteriorm ente, la Segunda Ley el 18
de inmediato y por iniciativa de la resistencia de junio de 1953, así como en la creación de su
armada, una reforma agraria democrática; propio Comando Nacional de Coordinación
3. Im pulsar una alianza obrero-campesina- ( 22 ).
guerrillera como medio para alcanzar el poder;
4. Tomar como criterio para ubicar a los amigos
y enemigos del proceso, la simpatía o antipatía ROJAS PIN ILLA Y LA NUEVA SITUACION
con el movimiento armado. Además, se invitó POLITICA
a los asistentes a fortalecer en sus regiones al
Frente Democrático de Liberación Nacional, se El golpe cívico-militar del 13 de junio de 1953
cambió de un tajo la situación política e incidió
en forma inm ediata en la violencia que sufría el
18. Comité Central del Partido Comunista de Colombia, op.
cit., pág. 101. país. Con objeto de superar esta conmoción
19. Arturo Alape, La paz, la violencia: Testigos de excepción,
Bogotá, Planeta Colombiana Editorial, 1985, pág. 87.
20. Eduardo Franco Isaza, Las guerrillas del Llano. Bogotá, 21. Arturo Alape, op. cit., pág. 86.
Ediciones Hombre Nuevo, 1976. pág. 32. 22. Eduardo Franco Isaza. op. cit.. pág. 255.
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO 15

interior, el nuevo gobierno busca, como uno de fórmula adaptada permitió a los dirigentes
sus principales objetivos, la desmovilización de comunistas fortalecer su implantación en la
los alzados en arm as. Entre los diversos zona, m ediante la conformación regional del
factores que incidieron en el estimulo dado por “ Frente Democrático de Liberación Nacional’’.
sectores m ayoritarios de la clase dirigente al
arbitraje m ilitar, el prim ero en nuestra histo­ Con la reinserción de los alzados en arm as en
ria, la superación de la guerra civil era, sin la mayoría de los casos o la simple desmovili­
duda, la aspiración principal. Ahora bien, “ si zación en otros, “ term ina la prim era etapa del
la función de la am nistía de 1953 fue el desar­ movimiento guerrillero colombiano’’, según
me y la desmovilización del movimiento Gilberto Vieira, etapa caracterizada por el
guerrillero, precisam ente en el momento en predominio de las guerrillas de inspiración
que éste atravesaba un período de relativo liberal.
ascenso y cualificación, las condiciones de
aceptación de la misma son indicativas del Como complemento de esta política de pacifi­
nivel de conciencia política alcanzado por los cación, el gobierno creó una Oficina de Re­
diferentes frentes que operaban en el territorio habilitación y Socorro, bajo la dirección de
nacional y de su comprensión, tam bién dife­ Jorge Bejarano, y con dependencias en los
renciada, del conjunto de la situación polí­ principales departam entos afectados por la
tica" (23). En efecto, las respuestas dadas a la violencia. La Oficina buscó elaborar una ley
política oficial por parte de los distintos grupos tendiente a restablecer la tenencia de la tierra
guerrilleros no fueron hom ogéneas. Al menos para sus verdaderos dueños, así como impulsar
cinco tipos de respuesta han sido dilucidadas: una bolsa de empleo y unas oficinas de Re­
las redenciones incondicionales; las rendi­ habilitación Física y Social y de Protección
ciones con exigencias posteriores a la entrega; Materno Infantil. La insuficiencia de recursos
las rendiciones con exigencias previas a la y la ausencia de continuidad las llevó pronto al
entrega; las propuestas condicionadas de fracaso. El clima de paz sólo tendría una corta
disolución sin prom esa de entrega; y final­ duración.
m ente, las propuestas de conversión de la La guerrilla y los movimientos de autodefensa
guerrilla en autodefensa sin desmovilización y comunistas se habían convertido en una fuerza
sin entrega de arm as (propugnada por las regional con sus enclaves en algunas áreas del
guerrillas de inspiración comunista). Esta sur del Tolima, como El Davis, y del oriente de
última modalidad tuvo, a su vez, tres variantes este mismo departam ento, como Villarrica;
regionales “ diferenciales no sólo por su Teruel y Riochiquito en el Huila y Cauca; Viotá
particular experiencia histórica sino tam bién y la región del Sumapaz en Cundinamarca (25).
por el papel que acertada o equivocadamente Ante el cambio de situación política, el Partido
les asignaba el Partido Comunista en el marco Comunista busca transform ar a las guerrillas
general de la resistencia’’ (24): la del Tequen- en movimiento de autodefensa. En una resolu­
dama, la del Sur del Tolima y la del Sumapaz. ción su dirección recomendó que “ si no es
En la prim era, gracias a la alianza entre el hostilizado por las Fuerzas Armadas oficiales,
movimiento agrario y los sectores latifundistas, el movimiento debería considerar la convenien­
se logró im pedir la agresión militar y la zona se cia de transform arse en autodefensa de m asas
m antendría como área de refugio y de seguri­ para garantizar su trabajo pacífico, luchar por
dad de los guerrilleros com unistas; en la la defensa de los derechos del pueblo contra
segunda, debido a la complejidad de los toda clase de arbitrariedades’’ (26).
enfrentam ientos (guerrillas liberales y comu­
nistas, bandas conservadoras, Ejército, en No obstante esta decisión, debido a múltiples
múltiples y variables alianzas tem porales) problemas de orden tanto nacional como
vivía en un perm anente estado de tensión regional, “ el movimiento guerrillero orientado
y conflicto: finalm ente, en el Sumapaz la por los com unistas se debatía en la incerti-

23. Gonzalo Sánchez. Ensayos de historia social y política del 25. Russell Ramsey, op. cit., pág. 228.
siglo XX, Bogotá, El Ancora Editores, 1985, pág. 225. 26. Comité Central del Partido Comunista de Colombia, op.
24. Idem., pág. 258. cit., pág. 112.
16 ANALISIS POLITICO No. 7 - MAYO A AGOSTO DE 1989

dum bre” (27). De hecho, la violencia política de extrema soledad a quedar en la m ira del
continuó auncuando con menor intensidad que cañón. Por las razones expuestas, era en
en el pasado inmediato en todo el sur del extremo ingenuo buscar condiciones de
Tolima. En los prim eros m eses del golpe se negociación al gobierno militar para una
sostuvo el enclave de El Davis, se creó un eventual reincorporación. Y mucho m enos del
nuevo destacam ento guerrillero bajo la conduc­ tenor de las expuestas en el memorando
ción de José A. C astañeda, “ Richard” , en dirigido por las Fuerzas Guerrilleras del Sur
Calama, al norte de Chaparral, y se sostuvie­ del Tolima al m ando de José A. C astañeda al
ron perm anentes contactos arm ados con el Teniente Coronel Antonio M aría Convers
Ejército y con bandas de antiguos guerrilleros Pardo, com andante del puesto m ilitar de
liberales transform ados en avanzadas del go­ Chaparral, que evidentem ente caerían en el
bierno. Las conversaciones entre emisarios del vacío (29).
gobierno y representantes de El Davis, que se
desarrollaron desde el m es de julio en busca de Una de las principales razones por las cuales el
una entrega de las arm as, no tuvieron éxito conflicto no cesó totalm ente en m uchas regio­
debido a m últiples factores. De una parte, la nes del país fue, en un prim er momento, la
situación de aislamiento político del Partido utilización de las guerrillas liberales por parte
Comunista, debilitado por años de represión, del Ejército para aniquilar los núcleos comunis­
se tom ó dram ática con el cambio de gobierno, tas, y un poco más tarde, el intento del propio
no sólo debido al apoyo brindado por el Partido Ejército de liquidar a los dirigentes guerrilleros
Liberal al nuevo m andatario y a la incorpora­ liberales am nistiados. Además, en num erosas
ción de las guerrillas liberales sino, ante todo, regiones, una fuente de tensión y conflicto
en virtud de la filosofía anticomunista abierta inevitable estalló cuando los refugiados al
que anim a al mando m ilitar. Se debe añadir, regresar a su s tierras las encontraron ocu­
sin em bargo, que la total incomprensión de las padas. Este es el caso, por ejemplo, del
características del momento político por parte departam ento del Tolima, en el cual la violen­
del mando m ilitar de las guerrillas comunistas cia revivió debido a que al “ regreso inesperado
agravó esta situación. E n el documento del de miles de guerrilleros a sus fincas abandona­
Estado Mayor Militar de las Fuerzas G uerri­ das durante cuatro o m ás años significó nuevas
lleras de la Cordillera Central de los Andes, tensiones económicas p ara una sociedad local
suscrito en El Davis el 26 de junio de 1953 (28), ya muy traum atizada. Muchos encontraron
es decir, a dos sem anas del golpe militar, el a personas extrañas viviendo en sus tierras, y
radicalismo que se asoma a todo lo largo del en algunos casos estas habían sido vendidas en
texto, sólo contribuía a ahondar este dramático ausencia de sus verdaderos dueños. El sur y el
aislamiento. Sobre el terreno mismo, el oriente del Tolima fueron gravem ente afec­
documento precipitó de inmediato la ruptura tados por tales ven tas” (30). Como veremos
de los destacam entos Sucre y Davis II con el m ás adelante, estas dos regiones serán el
Estado M ayor, ya que estos dos grupos ya escenario principal de la nueva ola de violencia
habían entrado en negociaciones con el gobier­ desatada en 1955.
no para su reincorporación. Y a nivel nacional
los calificativos al nuevo gobernante como “ el El m antenim iento del enclave de El Davis, se
delincuente m ás villano del país, quien con­ iba haciendo día a día insostenible. Ante esta
quistó su título a base de asesinatos y m asa­ situación, el Comité Regional de Chaparral
cres” , a su política como “ falsa pacificación, decide realizar la II Conferencia Regional del
política de chantaje y de engaño” , y su redo­ Sur, el 28 de octubre de 1953, con la colabora­
blada disposición de no entregar las arm as ción de la comisión Política del Estado Mayor
hasta imponer un Gobierno Popular de Libera­ de El Davis. Para la adecuada transform a­
ción Nacional, sólo conducían en un momento ción en autodefensa se crearon tres comisiones
“ rodadas” que actuarían como destacam entos

27. Medóñlo Medina, “ La resistencia campesina en el sur del


Tolima” , op. cit., pág. 263.
28 y 29. Estos documentos se encuentran como anexos en 30. Jam es Henderson, Cuando Colombia se desangró, Bogotá,
Manuel Marulanda Vélez, op. cit., pógs. 91 y ss. El Ancora Editores, 1984, pág. 235.
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO 17

móviles, teniendo como perspectiva la creación La ‘‘guerra de Villarrica1’


de movimientos de m asas en zonas receptivas
al influjo com unista. El primero de estos Entre 1953 y 1954 los principales sitios donde
grupos, al m ando de Jacobo Frias Alape y se asentó la autodefensa agraria comunista
Manuel M arulanda, tras fuertes enfrenta­ fueron Riochiquito, M arquetalia, Villarica y
mientos con los “ lim pios” y el Ejército regu­ Sumapaz (ver m apa No. 2). Y continuó con sus
lar, term ina por instalarse en Riochiquito rasgos específicos el movimiento agrario en
y posteriorm ente impulsa en el sur del Tolima Viotá. Esta política que impulsa el Partido
el polo de colonización arm ada de M arquetalia. Comunista va en total contravía con uno de los
El segundo, al mando de Andrés Bermúdez, objetivos que se propone el gobierno militar,
“ D añero” , es aniquilado a los pocos días por y que m ás adelante se propondrá tam bién el
los “ lim pios” . Y el tercero, bajo la dirección de Frente Nacional: recuperar para el Estado el
José A. Castañeda e Isauro Yosa, se instala monopolio de las arm as. La creación de zonas
tras m últiples escaram uzas en Villarrica. Así, bajo autodefensa arm ada será una fuente de
pues, el Partido Com unista orientó a los desta­ perm anente tensión y conflicto, y es uno de los
cam entos guerrilleros que influenciaba hacia el factores que se hallan en el origen de la guerra
cese al fuego, pero se negó a entregar las de Villarica (1955), como de la guerra de
armas y a acogerse a la am nistía. Sólo trece M arquetalia (1964), que abrirán el camino para
días después del golpe militar de Rojas, el nuevos episodios de reactivación de la guerra
Estado Mayor Militar de las Fuerzas G uerri­ irregular en el país.
lleras de la Cordillera Central de los Andes en
un m anifiesto en mimeògrafo había adoptado MAPA No. 2
esta línea de conducta: “ El pueblo colombiano GUERRILLA COMUNISTA
PERIODO: 1953-1954
durante siete años de cruda violencia ha
aprendido a combatir con las arm as en la mano
y sin ellas a sus verdugos y no está dispuesto
a deponer las arm as para morir de rodillas
abandonando su lucha liberadora” (31). El
Partido Com unista no se equivoca en cuanto
a la orientación abiertam ente anticomunista
que tiene la adm inistración de Rojas (la ile-
galización del Partido no se hará esperar), y
ante esta situación busca garantizar su influen­
cia política y sindical en determ inadas regio­
nes, reforzándolas con el apoyo militar del
movimiento de autodefensa. En este sentido se
orientaron las conclusiones de la Segunda Con­
ferencia Regional del Sur, ya mencionada:
“ luchar por la no entrega de las arm as y tra ta r
de que todos los campesinos dispongan cada
día de m ejores elem entos de defensa de sus
intereses y contra todo intento del gobierno y la
reacción de repetir cualquier forma de violen­
cia contra el pueblo colombiano” . El 10 de ju ­
nio de 1954 la prensa conservadora informó de
la decisión tom ada por el Consejo de M inistros
para ilegalizar al Partido Comunista. Esta La euforia de la paz que se vivió en el país
solicitud será trasladada a la Asamblea Nacio­ a partir del 13 de junio fue, en todo caso, dolo-
nal Constituyente, quien aprobó esa decisión rosamente corta. En 1954 la violencia, no
por mayoría de 36 votos contra 19. extirpada jam ás del todo, tom a de nuevo una
gran fuerza. “ Este período de la violencia fue
más bárbaro e intenso que el anterior” ,
31. Manuel Marulanda Vélez, op. cit., pág. 104. abarcando los departam entos del Tolima,
18 ANALISIS POLITICO No. 7 - MAYO A AGOSTO DE 1989

Huila, Caldas, Valle, Cauca y un sector del que ha descrito Dario Fajardo como migración-
Carare (32). Se trata de enfrentam ientos entre colonización - c on fl icto - m igración - colonización.
núcleos arm ados comunistas y liberales (los La “ revancha y reconquista latifundista” tuvo
llamados “ lim pios” ), de una reactivación de como escenario claro esta región, en la cual
guerrillas liberales ante el incumplimiento de además se superpuso una motivación política.
las prom esas oficiales pero, ante todo, del En efecto, la diferencia en esta etapa con otras
despliegue m ilitar contra las regiones de regiones de índole similar, es la existencia de
influencia comunista. un fuerte movimiento campesino, altam ente
politizado y encuadrado política y m ilitarm ente
El 4 de abril de 1955 se inician en forma los por el Partido Comunista. El movimiento agra­
operativos m ilitares en Villarica con la creación rio de la zona se hallaba organizado tanto en
del Destacamento Sumapaz, al mando del sindicatos de agricultores como en comités del
teniente coronel Hernando Forero Gómez. Con llamado “ Frente Democrático de Liberación
esta acción, realizada con el pretexto de Nacional” , que im pulsaban en esta época los
combatir a los “ bandoleros com unistas” que comunistas. Por ello, el intento de arrasar la
pretenden crear un fortín im penetrable a las zona se convierte en un conflicto de proporcio­
puertas de Bogotá, el Ejército inició operacio­ nes inusitadas. Sin lugar a dudas, el operativo
nes en toda la región, las cuales se fueron militar lanzado contra el movimiento agrario
extendiendo rápidam ente primero hacia el del oriente del Tolima no tenía parangón en el
Sumapaz y después hacia el oriente del Tolima. pasado (34).
Participaron en estos operativos alrededor de
cinco mil soldados. Este contingente m ilitar El 4 de abril de 1955, la dictadura m ilitar
debió enfrentar la resistencia arm ada de unos publicó un decreto declarando zona de opera­
800 hom bres de la región. En solidaridad con ciones m ilitares a Villarrica, Cabrera, Venecia,
los cam pesinos agredidos, el Partido Comunis­ Melgar, Icononzo, Pandi, Carmen de Apicalá
ta ordenó a los grupos de autodefensa asen ta­ y Cunday. Según ese decreto los habitantes de
dos en Tierradentro y el sur del Tolima reac­ los municipios afectados que no respetaron
tivarse como guerrilla móvil, lo cual realizaron el toque de queda o no portaran salvoconducto
bajo la conducción de Ciro Trujillo y Manuel militar serían “ tratados por las tropas del
M arulanda, respectivam ente. Con lo cual se ejército como enemigos en la zona de opera­
dio origen a la “ segunda etapa de la guerri­ ciones de la cam paña” (35). Cuando se hizo
lla” , caracterizada por el predominio de los evidente que la única política que se estaba
núcleos com unistas. implementando era la de “ tierra arrasad a”
(a pesar de las prom esas oficiales de privilegiar
A pesar de su escasa extensión y débil pobla- medidas de orden socio-económico), se desató
miento, la región de Villarica alcanzará “ la una fuerte oposición. El gobierno impuso de
dimensión de un caso extrem o pero ejem plar inmediato una severa restricción informativa,
(...) En este fragmento se concentra y se ya que sólo se podían publicar los informes
compacta en forma explosiva una problemática oficiales de la oficina de prensa de Palacio y
que lo convierte en m odelo” (33). Es un a los corresponsales de la prensa se les tenía
ejemplo típico de la suerte que corrieron y vedado el acceso a la zona (36). El deseo del go-
seguirán corriendo en el futuro m uchas zonas
de colonización cafetera de baldíos de vertiente
34. Arturo Alape, op. cit., pág. 185. Las razones que expone el
en el país: “ El círculo se cierra en treinta teniente coronel Forero Gómez para justificar la agresión
y cinco años” , entre 1925, año en que se inicia militar son similares a las que se darán en 1964 cuando se
la colonización y 1958 en que se culmina el presente el ataque contra Marquetalia: “Sin lugar a dudas
exterminio y la expropiación, es decir, el ciclo las directivas comunistas habían fijado la región de Villa-
rica-Sumapaz, como objetivo principal y baluarte primario
para su futura expansión en toda nuestra patria; en el
transcurso de los años alcanzaron una sólida organización
32. Germán Guzmán. Orlando Fals y Eduardo Umaña, La en la que se creían invulnerables” (Fuerzas Armadas de
Violencia en Colombia, Bogotá, Punta de Lanza, 1977, T. I, Colombia. Ejército Nacional. Brigada de Institutos Mili­
pág. 104. tares. Comando. Orden del Día No. 121).
33. Jacques Aprile-Gniset, "E l ca90 de la Colonia de Sumapaz 35. El Tiempo, 6 de abril de 1955.
y la guerra de V illarica", OI Congreso Nacional de Historia, 36. Cf. La República, 23 y 24 de abril de 1955. Igualmente,
Medellín, 18 al 21 de noviembre de 1981. El Tiempo, 25 de abril de 1955.
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO 19

bierno de ocultar lo que estaba ocurriendo En este Inform e se habla, de otra parte, de
en esta m artirizada región era evidente. Para unas supuestas pruebas de la penetración
ello, no sólo se contentó con la estricta censura comunista en el área: billetes especiales
sino que además por medio del Decreto No. diferentes a los em itidos por el Banco de la
1.139 del 25 de abril de 1955, el gobierno mi­ República y de circulación exclusiva en la
litar entró a castigar con pena de prisión a los región, estam pillas que llevaban las efigies de
periodistas que publicaran informaciones sobre Stalin y de Lenin, adem ás de hojas volantes,
la actividad m ilitar (37). folletos y periódicos de orientación comunista.
El prim er comunicado oficial emitido por el
Para junio, el ejército había logrado avances en
Departamento de Información y Propaganda
su agresión a Villarrica, haciendo peligrar la
del Estado y fechado el 20 de abril de 1955,
capacidad de resistencia de sus habitantes, en
informa de los resultados de la acción militar
especial gracias al bombardeo aéreo sistem á­
en su “prim era fase’’ y es una auténtica radio­
tico de la zona, incluso la utilización de bom bas
grafía de la forma de tratam iento que recibe la
de Napalm. Ante la imposibilidad de m antener
población en el área:
indefinidam ente la lucha de posiciones funda­
a. lim pieza de una extensión considerable da en el movimiento de autodefensa, el Partido
de terreno, a la cua! están reintegrán­ Comunista recom endó, de una parte, su
dose bajo la protección de las Fuerzas transform ación en guerrilla móvil, y de otra, la
A rm adas regulares los propietarios y apertura de negociaciones para buscar una
aparceros. En la zona, em inentem ente salida política. Esta última se efectuó el 21 de
agrícola, se está actuando ya en recolec­ junio de 1955 en C abrera, con la asistencia de
ción de café: representantes del alto mando m ilitar y de los
b. Seguridad y libertad de acción para los campesinos del oriente del Tolima y del
vecinos de Cunday y otras regiones; Sumapaz, así como de representantes del
c. Entrega a las autoridades m ilitares propio Partido. Sin embargo, las exigencias de
y ordenada evacuación hacia centros de los coroneles Navas Pardo y Forero Gómez de
trabajo de 2.314 personas, de las cuales una rendición incondicional de los guerrilleros
612 actuaban como reclutas forzados de y la entrega de las arm as condujo a un fracaso
los cabecillas del desorden, 752 era per­ de las negociaciones, tras dos m eses de
sonal venido a la región so pretexto de conversaciones. Los alzados en armas insistían
recolectar café —dedicación que no han en conservar las arm as, como garantía frente
podido com probar— y los 950 restan ­ a la violencia oficial. La tregua se rompió,
tes, son del avecindamiento de Villarri- reactivándose la confrontación bajo la m odali­
ca. Estos vecinos del municipio serán los dad de lucha guerrillera a todo lo ancho del
prim eros en volver a ocupar sus vivien­ oriente y en la región m ontañosa del Sumapaz.
das a m edida que las autoridades vayan Esto se debió a que el movimiento guerrillero
despejando el problema del espionaje, y de Villarrica se retiró de la zona, una vez
de la ayuda clandestina a los bando­ fueron copados, ’’para proseguir la lucha en el
leros, actividades peligrosísimas con páramo del Sumapaz y en las selvas vírgenes
centro en el poblado que está dem os­ de Guayabera y El Pato, donde los cam pesinos
trando que los villarricenses en su gran revolucionarios instalaron sus bases e iniciaron
mayoría dejaban durante el día la cultivos” (39). A su vez, la autodefensa del
población para prestar ayuda a los Sumapaz se retiró tam bién en forma orga­
crim inales y regresaban a ella en las nizada hacia el páram o. En otras palabras, la
últimas horas de la tarde, fingiendo resistencia cam pesina no se disolvió como
inocencia, lealtad a la guarnición militar daban a entender los triunfalistas comunicados
militares, sino que se desplazó a otras zonas
y fatiga por el intenso trabajo del
prolongando el conflicto. Un testim onio de un
campo (38).
combatiente de Villarrica recogido por Jacques
Aprile-Gniset dice: “ Algunos guerrilleros
37. El Tiempo, “ Contra las Fuerzas Armadas no se podrá hacer
publicaciones 26 de abril de 1955. 39. Comité Central del Partido Comunista de Colombia, op.
38. E! Tiempo. 21de abril de 1955. cit., pág. 119.
20 ANALISIS POLITICO No. 7 • MAYO A AGOSTO DE 1989

decían que el movimiento armado se había económicas sino como estrategia para afianzar
dispersado. Pero otros compañeros dijeron que la autodefensa. Salieron, entonces, contin­
no, que se re g ó ...” (40) (Ver m apa No. 3). gentes de colonos arm ados y organizados hacia
Según los datos recopilados por este autor, El Pato, hacia La Uribe, hacia el Caguán, hacia
como consecuencia directa o indirecta de la el Ariari y por fin, hacia el G uayabero” (42).
agresión m ilitar de estos municipios del oriente En esta forma, y en ausencia de una interven­
del Tolima y el suroccidente de Cundinamarca, ción estatal, se fue generando paulatinam ente
emigraron no menos de 100 mil personas. La un poder local, en el cual predom inaba una
confrontación arm ada en estas regiones de la mentalidad m ás de participación social que de
cordillera central dará así origen a la segunda sustitución social (43).
gran ola de “ colonización arm ada” (41). Los
campesinos agredidos organizaron en su En este período, al igual que en la anterior
repliegue la llam ada Columna de M archa, que etapa, el movimiento guerrillero de inspiración
reunió durante tres m eses de movilización com unista se combinó con la autodefensa cam­
hasta el cañón del Río Duda, a tres mil inte­ pesina; esta últim a actuó con eficacia en la re­
grantes al m ando de José A. Castañeda, gión del Tequendama y el norte del Tolima
“ Richard” . En esta región fundaron una “ que servían de refugio a numerosos campesi­
colonia. “ La organización militar y partidista nos perseguidos” (44). En efecto, durante to ­
permaneció y se profundizó. Con el correr de dos estos años la región del Tequendam a conti­
los días, la gran colonia resolvió ampliar nuó su tradición autodefensiva, entrando en
y consolidar la colonización no sólo por razones estado de alerta en el año 1955, ante las am ena­
zas proferidas por el general D uarte Blum de
MAPA No. 3 invadir la zona si continuaba siendo un “ san ­
GUERRILLA COMUNISTA tuario” para los com batientes de Villarrica.
PERIODO: 1954-1956 Esta situación condujo a que la región viviera
en un gran aislam iento, lo cual llevó a la
organización cam pesina a conformar instancias
autónom as de poder local, tales como las
“ comisiones de control y solidaridad” y los
“ tribunales p opulares” . Llegó a ser tal la
importancia de tales organism os que incluso
los alcaldes, los inspectores civiles y los
hacendados les enviaban sus quejas y recla­
mos. Estas instancias de poder local con­
formadas por delegados de los sindicatos
agrarios, las ligas cam pesinas y el movimiento
de autodefensa, sobrevivieron al gobierno de
Rojas y sólo se extinguieron lentam ente apenas
se comenzó a normalizar la situación política en
los albores del Frente Nacional.

42. El objetivo de la Columna de Marcha fue, según los testi­


monios recogidos por Alfredo Molado, “ (...) evacuar a la
mayoría de la población no apta para el combate, primero
hacia los páramos y luego, bajo el inclemente fuego del
Ejército, hacia el cañón del rio Duda y el Llano (...). Fue,
como comentó un viejo guerrillero, ‘lo mismo que hizo
Bolívar, pero de para abajo'” (Selva Adentro, Bogotá. El
Ancora Editores, 1987, pág. 41). Además hubo otra Co­
40. Jacques Aprile-Gniset, op. cit., pág. 51. lumna de Marcha dirigida por los comandantes Richard
41. William Ramírez, "La guerrilla rural en Colombia: Una vía y Mayusa (“ Gavilán"), que se refugió en el Alto Gua­
hacíala colonización arm ada", en Estudios Rurales Latino­ yabero, partiendo del norte del Tolima.
americanos. V. 4, No. 2, mayo-agosto de 1981. Cf. igual­ 43. William Ramírez, “ Violencia y representación política",
mente la noción de Alvaro Delgado, “ simbiosis coloniza­ en Análisis Político, No. 3, Bogotá. 1988.
ción-guerrilla” en su obra, Luchas sociales en el Caquetá, 44. Comité Central del Partido Comunista de Colombia, op.
Bogotá, Ediciones CEIS, 1987. cit., pág. 129.
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO 21

LA JUNTA MILITAR DE GOBIERNO (47). La transición de la guerrilla móvil a la


autodefensa cam pesina, nuevam ente se realiza
A raíz de la caída de Rojas Pinilla el 10 de mayo en este cambio en la situación política.
de 1957, el Partido Comunista buscó por todos
Nuestro Partido apoyó las justas peticiones de los
los medios la derogatoria del Decreto 0434. guerrilleros y les aconsejó nuevamente la transforma­
Mientras tanto, comenzó a actuar abierta­ ción de sus destacamentos de combate en organiza­
mente a pesar de las enorm es dificultades y ciones de autodefensa de masas para defender el
a editar y distribuir su propia propaganda. La trabajo pacífico de los campesinos contra la violencia
Junta M ilitar buscó repetir la experiencia y el bandolerismo de todos los orígenes. La política de
solución pacífica de las luchas armadas en el campo
de Rojas en 1953, en relación con la guerrilla, se fue imponiendo a medida que vino una tregua
paira lo cual suspendió los operativos m ilitares efectiva, en que en realidad cesaron las operaciones
y buscó entrar en negociaciones con el movi- militares oficiales. Nuestro partido encabezó en una
mieento arm ado. En ei sur del Tolima la labor serie de regiones la realización de la tarea de con­
pacificadora que venía desarrollando, desde vertir el movimiento guerrillero en autodefensa de
masas y en núcleos de activistas para la organización
los prim eros m eses del año 1957, el presidente sindical y política de importantes sectores campe­
del Directorio Liberal del Tolima y rico hacen­ sinos (48).
dado, Rafael Parga Cortés, “ Lord P arg a” , se
consolidó. Este logró convencer a los jefes E sta política se vio, pues, afectada por los
guerrilleros liberales de la zona de la buena intentos de algunos sectores gubernam entales
voluntad de la Junta M ilitar. Su mediación fue o políticos, tanto nacionales como regionales,
en extremo eficaz, ya que diversos grupos que de transform ar los grupos guerrilleros liberales
actuaban en la zona, al mando de Leopoldo en “ guerrillas de paz” para exterm inar a los
García (“ G eneral Peligro” ), cesarían sus dirigentes agrarios, para consolidar influencias
actividades (45). Con esta distensión se inicia politicéis regionales o para “ pacificar” las
un tránsito de estos jefes guerrilleros “ lim­ regiones de influencia com unista. Por ello, la
pios” a su condición de agentes de los gam o­ constitución de las zonas de autodefensa no se
nales locales con claras zonas de influencia. La realizó sin traum atism os y enfrentam ientos.
nueva era de violencia anticom unista, que se
desatará a partir de 1960 en esta región, estaba Al final de su m andato, la Ju n ta Militar de
echando así sus prim eras semillas. Se trata de Gobierno con aprobación del prim er presidente
le em ergencia del “ bandolerism o de los te rra ­ del Frente Nacional, ya electo, Alberto Lleras
tenientes, de los señores” , como ha sido Camargo, creó m ediante el Decreto 0942 del 27
denominada esta m odalidad de bandidismo de mayo de 1958 la llam ada Comisión Nacional
que igualm ente hallarem os m ás adelante en Investigadora de las Causas Actuales de la
otras zonas de influencia comunista, tales Violencia (o, m ás simplemente, Comisión de
como en el Norte del Cauca y el Sumapaz (46). Paz). La Comisión tenía, a su vez, funciones
De) lado de los guerrilleros com unistas, estos de investigación y mediación del conflicto. Am­
tam bién acogieron la iniciativa de paz de la bas tareas se llevaron a cabo con relativo éxito,
Junta Militar, estableciendo ciertas reivindica­ ya que se presentó un informe sobre las causas
ciones para su reincorporación: “ restableci­ de la violencia y sobre las terapias que se re­
miento de las libertades democráticas y querían para superar esta traum ática situa­
elecciones libres; libertad inm ediata de los ción, y adem ás la Comisión logró recorrer gran
presos políticos; am nistía e indulto para los parte del país, sostener 20.000 entrevistas
perseguidos; inmediato regreso de las gentes y firmar 52 pactos de paz.
desplazadas a sus tierras, con protección
suficiente; derogación de los decretos represi­ En cuanto hace a las guerrillas comunistas,
vos de la dictadura; levantam iento del Estado esta nueva etap a de autodefensa será mucho
de Sitio; adecuada y pronta reform a ag raria” más prolongada que las anteriores, pese
a algunas escaram uzas menores con el Ejército

45. El Tiempo, 3 de septiembre de 1958.


46. Gonzalo Sánchez y Donny Meertens, Bandoleros, Gamo­ 47. Comité Central del Partido Comunista de Colombia, op.
nales, y campesinos: El caso de la Violencia en Colombia, cit., pág. 145.
Bogotá, El Ancora Editores, 1984, pág. 63. 48. Idem.
22 ANALISIS POLITICO No. 7 - MAYO A AGOSTO DE 1989

o a enfrentam ientos graves con grupos de aniversario de la revolución de Octubre. En


“ pájaros” o “ guerrilleros limpios” . Etapa que esta declaración, se hacían colectivas las tesis
termina con la invasión militar a M arquetalia del XX Congreso del PCUS, es decir, la coexis­
en el año de 1964. En forma prem onitoria, los tencia pacífica de los sistem as socialista y
historiadores com unistas escribían en 1960 capitalista, su emulación civilizada y la posi­
unas frases en cuya previsión del futuro se bilidad de erradicar la guerra como medio de
describe dram áticam ente la circularidad de la solución de los conflictos internacionales.
violencia colombiana:
Nada más indicativo de esta nueva voluntad
El movimiento guerrillero, actualmente desmo­
vilizado en su conjunto, fue una escuela formidable
del Partido que la actitud que asum e en las
para el pueblo colombiano, cuyas enseñanzas deben primeras elecciones presidenciales desde la
ser elaboradas y asimiladas por nuestro Partido. Si el caída de la dictadura militar. En efecto, el
proceso de democratización del país fuera interrum ­ Partido Com unista, ante la candidatura ultra-
pido por cualquiera forma de dictadura reaccionaria conservadora de Jorge Leyva que percibe como
y terrorista, el movimiento guerrillero volvería una am enaza que puede revivir el sectarismo
a resurgir. Aleccionado por sus grandes experiencias,
no sería entonces un mero factor espontáneo para la político, y ante el clima golpista que se respira
defensa elemental de la vida y se convertiría, a no en el país, tom a la decisión de apoyar la
dudarlo, en factor revolucionario decisivo para la candidatura oficialista de Alberto Lleras
liberación de nuestro pueblo (49). Camargo. “ Al respaldar la candidatura de
Lleras Cam argo, en las circunstancias precisas
de aquellos días, nuestro Partido dio su voto
EL FRENTE NACIONAL: LAS ILUSIONES
DE PAZ por la restauración de la legalidad republicana
y el funcionamiento normal de las instituciones
dem ocratico-burguesas” (50).
Auncuando el Partido Comunista votó en
blanco el plebiscito del 1 de diciembre de 1957,
acogió con beneplácito los aspectos positivos La decisión de actuar a través de los canales
que contenían sus norm as y ante todo la legales no sólo cobijó al partido en cuanto tal,
anulación de todos los decretos aprobados por sino que abarcó al movimiento armado sobre el
la Constituyente rojista, entre los cuales se cual influía. Pocos días después de la posesión
hallaba la ilegalización del propio Partido. En de Alberto Lleras Cam argo, se produjo una
una declaración pública, la dirección comunista reunión del Partido Comunista, con partipación
anunció que su organización había recobrado de un miembro del Comité Central, en M ar­
su legalidad constitucional y que actuaría en quetalia, con objeto de estudiar la futura
consecuencia. actitud de los guerrilleros frente al cambio de
la situación política. La conferencia decidió
Además del cambio sufrido internam ente por propugnar por los siguientes objetivos: 1. El
el país, los factores de índole externa incidie­ levantamiento del estado de Sitio; 2. Liber­
tades dem ocráticas para todos los partidos
ron en forma decisiva en las posiciones asum i­
das por el Partido Comunista. No sólo la in­ políticos, incluido el Partido Comunista; 3. Li­
fluencia del XX Congreso del PCUS celebrado bertad' para los presos políticos y am nistía
en 1956, en el cual se aprobó la tesis del trá n ­ general para los alzados en arm as; 4. Retiro de
sito pacífico al socialismo como posibilidad los puestos m ilitares en el campo y su regreso
histórica. También tuvo enorme impacto la a los cuarteles: 5. Libertad de organización
histórica declaración de los partidos comunis­ para el cam pesinado en sindicatos u otros;
tas del campo socialista en favor de la coexis­ 6. Aprobación de partidas para la reconstruc­
tencia pacífica. Finalm ente, esta vocación ción de las zonas afectadas por la violencia,
constitucional se vio reforzada por el M ani­ mediante obras públicas, puestos de salud,
fiesto de la Paz lanzado por sesenta y seis escuelas y envío de m aestros, médicos y
partidos com unistas (incluido el colombiano),
reunidos en Moscú con ocasión del cuarenta
50. Este es el tono general que anima las declaraciones del
partido en esta época. Cf. el "Informe ai VHI Congreso del
Partido Comunista” , redactado por Gilberto Vie^a (Docu­
49. Idem., pág. 136. mentos Políticos, No. 13, Bogotá, 1959).
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO 23

enferm eras; 7. Derecho del Partido Comunista sur del Tolima, en las cuales imperan las
a elegir sus propios representantes a las normas dictadas por el Movimiento. Es así
corporaciones públicas; 8. Devolución de las como su máximo dirigente Leopoldo García
tierras apropiadas indebidam ente tanto por (“ General P eligro” ) se convierte en el jefe
“ pájaros” como por oficiales de las Fuerzas político de H errera, Gerardo Loaiza (“ General
Armadas; 9. Becas para los hijos de los cam pe­ Loaiza” ) de la región de Rioblanco, Hermó-
sinos para estudiar agronomía y otras carreras; genes Vargas (“ General Vencedor” ) de la
10. Cedulación de los guerrilleros amnistiados; región de La Profunda, Jesús María Oviedo
11. Impulso de las organizaciones de m asas, la (“ General M ariachi” ) de Planadas y Luis
educación política y ei fortalecimiento del Efraín Valencia (“ General A rboleda” ) de Las
Partido en las zonas de influencia de los Hermosas. Esta distribución territorial por
exguerrilleros; y 12. Acuerdos con los guerri­ áreas de influencia caudillista expresa el
lleros liberales (51). arrinconarmento que viven los núcleos comu­
nistas dirigidos por “ Charro Negro” en el área
Este encuentro y las decisiones alli tomadas de G aitania y M arquetalia. No obstante esta
habrían de allanar el camino para iniciar tensa situación, la Comisión de Paz logra llegar
negociaciones con el gobierno. Estas conversa­ a acuerdos en las siguientes sem anas con los
ciones se realizaron inicialmente en el sur del dirigentes del “ Movimiento Revolucionario del
Tolima, en el municipio de Aipe. En nombre de Suroeste del Tolima” , con quienes expidieron
las guerrillas comunistas participó Jacobo un comunicado conjunto a favor de la paz en la
Prias Alape, quien aceptó el temario propuesto región (52).
salvo en lo referente a la entrega de las arm as.
Una nueva reunión se convocó para el m es de Pero no solam ente se firmaron solemnes
septiem bre de 1958. Durante esta nueva tratados de paz con los jefes liberales, sino que
reunión se firmaron algunos acuerdos, cuya se impulsaron acuerdos similares con los jefes
vigencia estaría condicionada a la actitud que de bandas conservadoras, tales como los
asumieron las guerrillas liberales comandadas acuerdos firmados con Teodoro Tacuma, en la
por “ M ariachi” y “ Peligro” , quienes tenían vereda de Belú, Natagaima (53) o los suscritos
más de seiscientos hom bres. Cada uno de los con Jerem ías Ortigoza y Rafael Quiroga en
dos grupos, el comunista y el liberal, inició un Alpujarra. Incluso la Comisión de Paz estimuló
proceso inmediato de control territorial y de la firma de convenios entre jefes guerrilleros
encuadrarmento de los sectores de la población de uno y otro partido de una misma región,
que controlaba, ya que percibían que la tales como el “ Acuerdo de Paz de Rovira”
confrontación militar era inevitable. Los (54). La estrateg ia de las clases dirigentes era
primeros se hicieron fuertes en Gaitania, clara: de una parte, buscar la desmovilización
Chapinero, La Julia, Sur de Atá, M arquetalia y la reincorporación de los guerrilleros que
y otros lugares, lo cual llevó a serias contro­ aceptaran en trar en negociación con el gobier­
versias con las autoridades departam entales no y, de otra parte, diezm ar militarmente
quienes exigían la inm ediata desmilitarización a quienes continuaran en actividad. Esta
de toda el área y la desmovilización de los estrategia solo producirá sus frutos a fines
alzados en arm as. Contra esta posibilidad de 1965 cuando son aniquilados los últimos
atentaba la estrategia de los dirigentes libe­ grupos de bandoleros.
rales de la zona: apoyarse en los reductos de la
E sta situación condujo a una nueva reunión en
guerrilla liberal como mecanismo para apun­
talar su poder local. Las raíces del nuevo M arquetalia con objeto de analizar la actitud
modelo de “ bandolerism o” se estaban consoli­ que debía asum ir el movimiento armado de
inspiración comunista. Sus conclusiones fueron
dando. Los antiguos jefes guerrilleros libera­
las siguientes: Informar al conjunto de los
les, a nom bre de un autodenom inado “ Movi­
comandos arm ados de las conclusiones de la
miento Revolucionario del Suroeste del Toli­
reunión y del contenido de los diálogos con el
m a” se hacen fuertes como gamonales locales,
con un control sobre determ inadas áreas del
52. El Tiempo, 3 de septiembre de 1958.
53. El Tiempo, 13 de septiembre de 1958.
51. Arturo Alape, op. cit., pág. 224. 54. El Tiempo, 4 de septiembre de 1958.
24 ANALISIS POLITICO No. 7 - MAYO A AGOSTO DE 1989

gobierno; reconvertir la guerrilla en movi­ embargo, exentos de tensiones y conflictos. En


miento de autodefensa, estim ulando la coloni­ años finales de la década de los cincuenta,
zación de nuevas áreas; licenciar el personal se vivió el tenso juicio al general Gustavo Rojas
militar que asi lo solicitara, con la condición de Pinilla quien es condenado por el Senado el 17
que sería llamado nuevam ente a filas si la de marzo de 1959 siendo despojado de sus
situación lo requería; distribuir los bienes de la derechos políticos y civiles; el rojismo, como
organización entre sus m iembros, salvo lo corriente política vive su tránsito de organiza­
correpondiente a la dirección para continuar ción conspirativa a organización política y en
sus tareas organizativas en la nueva situación; estos m eses se multiplican los complots
abolir los grados m ilitares y los nom bres militares, tales como el promovido por el
ficticios; entregar la tierra a los com batientes teniente Cendales: las secuelas de la violencia
que desearan quedarse en el área de M arque- no han desaparecido y num erosas regiones del
talia; las arm as quedaban en posesión del país sufren no solo de la presencia del bandole­
Partido; solicitar a las autoridades, en el marco rismo, sino de agudos conflictos sociales que
de los acuerdos firmados, créditos para labores desembocan en graves hechos de violencia; el
agrícolas y para vivienda en favor de los Frente Nacional afronta abiertos desafíos a su
excombatientes; buscar que se instalara hegemonía, provenientes de corrientes contes­
personal de la R egistraduría Nacional en la tatarias de ambos partidos, sobre todo el
zona para facilitar la documentación de todo el Movimiento Revolucionario Liberal que
personal; solicitar ayuda económica para cuestiona su legitimidad; finalm ente, en estos
viudas y huérfanos; organizar las m asas años el movimiento popular recupera su
campesinas en sindicatos u organismos posibilidad de acción y tra s una década de
similares provistos de personería jurídica; bloqueo a su s reivindicaciones, insurge con
y finalm ente, constituir una serie de comisio­ fuerza renovada. Este conjunto de hechos se
nes para continuar las negociaciones con el inscriben en el marco internacional de la
gobierno. E sta decisión facilita el tránsito de revolución cubana que tiene como efecto, en
los antiguos jefes guerrilleros a su nueva cuanto hace a América Latina, prolongar en
condición de dirigentes agrarios en las regio­ forma tardía las secuelas de la “ guerra fría” .
nes en las cuales comienzan a actuar: en La criminalización, por parte del Estado, del
M arquetaba, primero Jacobo Prias Alape movimiento popular, así como de toda m ani­
y, luego de su asesinato, M anuel M arulanda festación de inconformidad o de oposición,
Vélez; en la región de El Pato, Alfonso C asta­ constituirá un resultado del Frente Nacional:
ñeda; en Sumapaz, Juan de la Cruz Varela y en m ientras abrió las com puertas democráticas
Riochiquito, Ciro Trujillo. Estas regiones se para los dos partidos, las cerró al mismo
convierten en verdaderas “ zonas de refugio” , tiempo para el resto de expresiones sociales
para todos aquellos que escapan a la violencia o políticas. El estado de sitio perm anente será
y a la expropiación de sus tierras. su principal m anifestación. El impacto será
profundo: al frustrar las posibilidades de
Gracias a esta nueva situación política el
em ergencia de una izquierda democrática, se
movimiento agrario com unista logró, durante
creó el clima para el desarrollo ampliamente
un poco m ás de dos años, m antener una
mayoritario de una izquierda extr apar lam en­
situación de relativa tranquilidad en sus áreas
taría y conspirativa. La nueva violencia tendría
de influencia. Un ejemplo muy ilustrativo de
como origen no sólo la revolución cubana y su
las posibilidades que deja abierta esta política
efecto de dem ostración, como en el resto de
de pacificación es el nom bram iento de Manuel
América Latina. El sistem a cerrado del Frente
M arulanda Vélez como “ apuntador” en la
Nacional la incubó tanto o m ás que otros
carretera Neiva-Gaitania-Planadas, en el tramo
comprendido entre El Carmen (Huila) y factores, ya que sirvió par^ prolongar la
G aitania (Tolima), cargo oficial que el futuro tradicional “ cultura de la intolerancia” . Esta
comandante de las FARC ocupa durante casi comenzaría a ejercitarse ya no sobre el partido
tradicional excluido del poder, sino sobre las
dos años.
fuerzas opositoras al bipartidism o convertido
Los años de tránsito de los regím enes militares en el partido del orden.
a los gobiernos compartidos no estuvieron, sin
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO 25

La decisión del Partido Comunista de actuar en Las “ repúblicas independientes”


la vida legal tropezaba, pues con las alam bra­
das que introducían las norm as del Frente El deseo de proyectar su acción política p re­
Nacional bipartidista para la acción política de dom inantem ente en el marco de la lucha
terceros partidos. El intento de los comunistas abierta por parte de la dirección comunista no
de cam uflarse en las listas para acceder a las se sostendrá m ás que algunos pocos años. En
recien reconstituidas corporaciones públicas, 1964, con la agresión militar a M arquetalia,
sería denunciado por el entonces jefe único del se reiniciará la acción guerrillera de su inspi­
liberalismo, Alberto Lleras Camargo, como ración. En este preciso sentido son exactas las
“ un fraude constitucional” . Es decir, incluso perspicaces observaciones de Pierre Gilhodés:
la participación electoral, base de la dem ocra­ “ No es exagerado concluir que en Colombia,
cia, se percibía como una acción conspirativa. desde el punto de vista estrictam ente militar,
No obstante esta oposición, incluso destacados se inventó el enemigo en nom bre de una res­
dirigentes guerrilleros comunistas acceden puesta continental (...). La inspiración vino del
a las corporaciones públicas. El caso m as exterior en esta ofensiva ideológico-militar de
notable es el de Juan de la Cruz Varela, quien comienzos de los sesenta. Se presionó sobre
es elegido en las listas del MRL como suplente un presidente débil para ten er en la cúspide
a la Cámara de Alfonso López Michelsen. m ilitar a un oficial de nuevo corte, apto para
aplicar una teoría gem ela y complemento de la
Gracias tanto al nuevo am biente de euforia Alianza para el Progreso” (55). Es decir, la
democrática que genera el naciente Frente naciente Doctrina de la Seguridad Nacional,
Nacional, como a la política de pacificación que fundada en la percepción del “ enem igo inte­
adelanta la Comisión de Paz, el clima de rio r” y la necesidad de adelantar acciones de
convulsión sufre una indudable mejoría. Sin carácter preventivo para evitar su desarrollo.
embargo, y a pesar de los esfuerzos realizados H asta el Frente Nacional, las acciones de las
por el gobierno, su accionar es profundam ente guerrillas o de los movimientos de autode­
deficitario. E n 1960, el país se hallaba una vez fensa de inspiración com unista tuvieron un
más inm erso en una ola de violencia generali­ carácter fundam entalm ente defensivo. A lo
zada y de creciente sectarismo político. De una sumo, su nivel m ás elevado se alcanzó en la
parte, el bandolerism o político irrum pía Conferencia de Boyacá (1952), cuya incidencia
nuevamente en la escena como el último no fue m uy significativa ya que existía un des­
coletazo demencia! de la guerra civil vivida en fase entre los propósitos definidos en la Confe­
el país a partir de 1946. De otra parte, comen­ rencia y la capacidad m aterial para implemen-
zaban a surgir los prim eros núcleos guerri­ tarlos. Esta situación comenzará a sufrir
lleros inspirados por la revolución cubana, cambios a partir del 27 de mayo de 1964, día en
orientados por el Movimiento Obrero E stu­ que se inician los operativos m ilitares en M ar­
diantil Cam pesino (MOEC). Y finalm ente, quetalia y que las FARC conmemoran como su
como evidencia de que la cultura de la intole­ fecha de nacim iento, auncuando solo será has­
rancia comenzaba a dirigirse hacia un nuevo ta fines de 1966 que adoptan propiam ente esa
blanco, los grupos de izquierda, las federa­ denom inación.
ciones influenciadas por los com unistas en la
CTC, son expulsadas en el X II Congreso de Este episodio, que ten d rá profundas inciden­
esta organización (Cartagena, diciembre de cias en el futuro del país, tuvo algunos antece­
1960), y se ven obligadas a constituir su propio dentes que debem os reseñar brevem ente. El
aparato, el Comité de Unidad de Acción y origen inmediato de la agresión a M arquetalia
Solidaridad Sindical (CUASS), germ en de la y a otras regiones en las cuales existían movi-
futura Confederación Sindical de Trabajadores
de Colombia (CSTC). En este am biente, 55. Pierre Gilhodés, “El Ejército colombiano analiza la violen­
cia” , en Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda (comps.),
y a pesar de la aparente apertura democrática op. cit., pág. 317. Sería más preciso decir que la agresión
que vivía el país, el Partido Comunista decide a Marquetalia dio origen a la reactivación de las guerrillas
celebrar en junio de 1961 su IX Congreso en la comunistas, pero no a la guerrilla contemporánea en sus
distintas vertientes que emergen gracias a otros factores,
más absoluta clandestinidad. Sin duda, este con otros actores y en otras dinámicas, muchas veces en
hecho constituía un mal augurio para el futuro. abierto enfrentamiento con el Partido Comunista.
26 ANALISIS POLITICO No. 7 - MAYO A AGOSTO DE 1989

m ientos agrarios significativos fueron los dis­ MAPA No. 4


GUERRILLA COMUNISTA
cursos incendiarios pronunciados por Alvaro PERIODO: 1958
Gómez Hurtado en el Senado de la República a
partir de 1961, en los cuales denunciaba la
existencia en el país de dieciséis “ repúblicas
independientes’’, que escapaban a la sobe­
ranía nacional y al control del gobierno cen­
tral. Entre éstas, las más im portantes eran
M arquetalia, Riochiquito, El Pato, Guayabero,
Sumapaz, la región del Ariari y la intendencia
del Vichada. Esta última debido a los intentos
del MOEC de crear en la zona un foco guerri­
llero. Estas intervenciones comenzaron a
calar lentam ente en los medios de comuni­
cación y en el gobierno liberal de Alberto Lle­
ras. En realidad, m ás que movimientos de au­
todefensa se tratab a en la mayoría de los casos
de movimientos agrarios bajo influencia co­
m unista. Las áreas controladas por exguerri­
lleros comunistas, en virtual m arginam iento
de la economía nacional y en donde la ausencia
del Estado era to ta l, no cubrían m ás que las re­
giones de Sumapaz y el Pato en la cordillera
oriental, M arquetalia y Riochiquito en la cordi­
llera central y el Ariari en los Llanos O rien­
tales (ver Mapa No. 4) (56). El resto eran más blica, cursos de educación política obliga­
bien zonas en las cuales el sindicalismo agra­ toria, cursos de alfabetización y finalm ente,
rio o las ligas cam pesinas se hallaban bajo la una m aquinaria para procesar la caña de azú­
influencia comunista: este es el caso de Nata- car (57). Según la misma fuente, estas regiones
gaim a, Purificación, Chaparral y Río Blanco vivían en un marcado aislamiento debido
en el Tolima, de Yacopí y Viotá en Cundína- al cordón sanitario desplegado por las Fuerzas
m arca, de M ontevideo, Puerto W ilches y la Armadas a su alrededor, por lo cual difícilmen­
línea del ferrocarril de Bucaram anga en te podían comercializar sus excedentes agríco­
Santander. las. Además, su capacidad de expandirse era
en extremo reducida debido al “ comunismo de
Un caso típico de la estructura de una región de p enuria” en que se debatían (58). Estructuras
autodefensa es la región de El Pato. En ella, se muy similares existían en regiones como Rio-
daban poderes ejecutivos a un dirigente de chiquito al oriente del departam ento del Cauca
la comunidad, a otro se le asignaba el cargo de o en la región del Ariari en el departam ento del
parcelador de tierras (quien debía adem ás diri­ M eta (59).
mir los conflictos de linderos) y a un tercero el
rol de secretario, con funciones de publicidad e El 11 de enero de 1960 es asesinado en la
información. Existía adem ás un Consejo con calle principal de Gaitania, el m ás destacado
representantes veredales y con una participa­ dirigente guerrillero comunista de la época y
ción adicional de la organización partidista, la miembro de su Comité Central, Jacobo Prías
de los jóvenes y la de las m ujeres. Estas aún Alape, por parte de un contingente de guerri­
hoy, debían adem ás anim ar las organizaciones lleros “ lim pios” procedentes de Planadas (60).
cooperativas, las escuelas y adquirir m áquinas
de coser. Otras formas de acción comunitaria
se desarrollaban en tom o a una biblioteca pú- 57. Idem., pág. 61. Igualmente Alfredo Molano y Alejandro
Reyes, Los bombardeos de El Pato, Bogotá, CINEP,
Serie Controversia No. 89, 1980.
58. Pierre Gilhodés, op. cit., pág. 69.
56. Pierre Gilhodés, Las luchas agrarias en Colombia, op. cit., 59. Voz Proletaria, 23 de abril de 1964.
pég. 61. 60. El Tiempo, 15 de enero de 1960.
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO 27

Este grupo, al mando de Jesús M aría Oviedo obligado a tom ar la vía de la lucha arm ada,
(“ M ariachi” ), era perm itido tanto por las au to ­ como forma principal, aunque no única, en otro
ridades civiles como m ilitares. Nuevamente la período. La vía revolucionaria en Colombia
trágica experiencia de El Davis, siete años puede llegar a ser una combinación de todas
atrás, se volvía a repetir en forma escandalosa­ las formas de lucha” (64). Situación que tom a­
m ente similar (61). En febrero de este mismo rá forma a partir de M arquetalia, auncuando
año, se produjo un atentado contra el dirigente su posibilidad histórica estaba ya contem plada
del Sumapaz, Juan de la Cruz Varela, siendo con años de antelación. En efecto, durante es­
herido gravem ente su hijo Teodosio. Y en el tos prim eros años del Frente Nacional, en los
mismo m es, un contingente del Ejército inició cuales, las consignas que animan al Partido
operaciones m ilitares en la región del Ariari. Comunista se hallan lejos de la lucha arm ada
Estos son sólo algunos hechos protuberantes (el levantam iento del estado de sitio, el des-
en un enorme caudal de actos de violencia con­ mantelam iento del Frente Nacional, la unidad
tra dirigentes agrarios, que em pezaban a preo­ de la clase obrera, la reform a agraria dem ocrá­
cupar gravem ente a la opinión pública nacio­ tica), no se plantea, sin em bargo, la desmovi­
nal. Es así como, en junio de 1961, el Comité lización del movimiento arm ado en su modali­
Jurídico Pro-Libertad de los Presos Políticos y dad de autodefensa. Es así como, en las orien­
Defensa de los Derechos Humanos le envió una taciones del 23 Pleno del Comité Central (13 sil
carta al m inistro de Justicia para denunciar 16 de abril de 1960), se lee: “ Para defender la
esta grave situación (62). organización cam pesina contra los actos terro ­
ristas de bandas arm adas al servicio del lati-
Ahora bien, la ola de asesinatos que vive el fundismo y estim uladas por algunas autorida­
país en estos años no sólo afecta a líderes cam ­ des, es necesario practicar y extender la políti­
pesinos o de la oposición política, sino que in­ ca de autodefensa de m asas” (65). En esa deci­
cluso, como ya había ocurrido con anterioridad, sión influirá otro hecho: la em ergencia de
los propios guerrilleros liberales am nistiados grupos inspirados por la revolución cubana de
comienzan a ser sistem áticam ente dados de corte guerrillerista y que buscan rom per, por
baja por la fuerza pública. Por ejemplo, el 19 prim era vez, la hegem onía comunista. El Par­
de enero m uere en Bogotá H erm ógenes tido se negará a dejarles copar el espacio ar­
Vargas, “ Capitán Peligro’’, tras haber sido h e­ mado, sobre el cual afirma tener títulos m ás le­
rido por la tropa. El 23 de enero, a su tum o es gítimos en su haber histórico.
asesinado por un cabo de la Policía, Silvestre
Bermúdez, “ Mayor M ediavida” , quien se Dos años m ás tarde, a principios de 1962, to ­
había convertido en el jefe político del Prado davía bajo el gobierno de Lleras Camargo, la VI
(Tolima) (63). Brigada realizó un nuevo e im portante opera­
tivo contra la región de M arquetalia. El movi­
En este clima de fuertes tensiones se celebra miento de autodefensa utilizó tácticas guerri­
en el mes de junio de 1961 y en el más riguroso lleras en las breves escaram uzas m ilitares.
secreto el IX Congreso del Partido Comunista, El operativo, que había producido un serio m a­
que aprueba por prim era vez la tesis de la n e ­ lestar en la opinión pública, fue levantado al
cesidad de combinar todas las formas de lucha. corto tiempo sin explicación alguna y la región
En su resolución política se afirma: “ La revo­ recuperó su estatus quo ante. El cuartel gene­
lución puede avanzar un trecho por la vía pací­ ral de la autodefensa de la región todavía
fica. Pero si las clases dominantes obligan a sobreviviría dos años. En realidad, durante los
ello por medio de la violencia y la persecución prim eros años del Frente Nacional, la prio­
sistem ática contra el pueblo, éste puede verse ridad en el orden público se orientó hacia el
bandidismo social, que afectaba ante todo los
departam entos del Valle, Tolima, Caldas, San­
61. Carlos Arango, Jaime Guaracas: Un comandante guerri­ tander y Cauca. El número de cuadrillas y el
llero ante los tribunales militares, Bogotá, ECOE, 1986, clima de zozobra e inseguridad que gene-
pág. 69.
62. Jorge Villegas y otros, Libro negro de la represión 1958-
1980, Bogotá, Fundación para la Investigación y la Cul­
tura, 1980, pág. 28. 64. Voz Proletaria, 17 de diciembre de 1965
63. El Tiempo, 23 de enero de 1960. 65. Voz de la Democracia, 23 de abril de 1960.
28 ANALISIS POLITICO No. 7 - MAYO A AGOSTO DE 1989

raban, absorbió una buena parte de los es­ rrillero. Y la lucha arm ada de inspiración comu­
fuerzos del gobierno y de las Fuerzas Arma­ nista se extendió hacia otras zonas, con la crea­
das. Como se observa en el siguiente cuadro, ción de los destacam entos guerrilleros de
su extinción ocupó el prim er lustro de la d é­ Guayabero, El Pato, Chaparral, Natagaima,
cada de los sesenta, y sólo será en este mo­ Riochiquito y naturalm ente, el de M arquetalia
mento que el gobierno decide reorientar su (ver M apa No. 5). Sin duda, la invasión militar
acción. Es decir, traslada su centro de activi­ a M arquetalia se constituirá en un enorme
dades m ilitares del viejo Caldas y del norte del error histórico de parte de la clase dirigente co­
Tolima en donde actuaban estas bandas hacia lombiana.
ls regiones, m ás al sur, en donde tienen asien­
to los grupos de autodefensa. MAPA No. 5
GUERRILLA COMUNISTA
Afio Cuadrillas Cuadrillas Cuadrillas en PERIODO 1964
existentes eliminadas actividad
1960 116 12 104
1961 104 12 92
1962 92 33 69
1963 69 22 47
1964 47 18 29
1965 29 2 27
Cf. C. N. P. Repórter, Revista del Colegio Nacional de Pe­
riodistas, No. 11, noviembre-diciembre de 1965, pég. 20.

El nacimiento de las FARC


El 27 de mayo de 1964 se inició en firme la
operación contra M arquetalia, bajo el código
de “ Plan LASO” (Latin American Security
Operation) u “ Operación Soberanía’’ (66). Se­
gún algunos m ilitares entrevistados, la cúpula
militar había realizado inicialmente una eva­
luación negativa de la intervención en el área.
Sin em bargo, los constantes choques arm ados
entre los grupos autodefensivos y la tropa en el
cerco militar a la región, las presiones de secto­
res de la clase política contra las llamadas
“ repúblicas independientes’’, la avidez de los El estudio de la em ergencia del destacam ento
terratenientes de las áreas circunvecinas para de El Pato nos sirve de prototipo. Este nace
apropiarse de estas regiones y sobre todo la como consecuencia del cerco militar tendido
em ergencia de grupos guerrilleros tanto en por el Ejército desde el 20 de septiem bre de
Colombia como en el resto de América Latina, 1964. En m em oria a los campesinos caídos en
convencieron al alto mando militar de la nece­ la resistencia contra el cerco, tuvo lugar el
sidad de aplicar políticas preventivas en estas prim ero de enero de 1965 una asam blea en la
áreas de influencia comunista. zona que reunió a delegados del movimiento
agrario y de autodefensa, del Partido y la Ju ­
El resultado fue que a partir de esta agresión la ventud Comunista, la Unión de M ujeres
autodefensa se transform ó en movimiento gue- Demócratas y otros, que expidió un com uni­
cado que determ inó “ hacer más beligerante
nuestra lucha por el levantamiento del cerco
66. El relato más pormenorizado sobre Marquetalia, desde la
perspectiva del Ejército, es la del general Matallana re ­ militar y el retiro de las tropas de la región, la
cogida en la obra de Carlos Arango, FARC veinte afios: creación de escuelas, la construcción de ca­
De Marquetalia a La Uribe, Bogotá, Ediciones Aurora, minos y carreteras, la concesión de créditos ofi­
1986, págs. 205-236. Y desde la perspectiva de la guerrilla,
Jacobo Arenas. Diario de la resistencia de Marquetalia, ciales baratos y de indemnizaciones por los
Bogotá, 1972. prejuicios recibidos por los colonos como
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO 29

efecto del cerco bélico” . El documento m ani­ docentes, necesarios para la buena
fiesta que las organizaciones de la zona m archa de la educación;
están dispuestas a utilizar la resistencia ar­ e) Préstam os a largo plazo para la compra
m ada si no cesa la agresión oficial. “ El objetivo de m aquinaria como despulpadoras de
de nuestra lucha es el mismo ya planteado maíz, café, molinos de caña y otros en­
por los compañeros de M arquetalia: la reform a seres necesarios en el campo, así como
agraria democrática, el im plantam iento de un para la asistencia de los pastos artifi­
gobierno democrático, para lo que se hace n e ­ ciales y dem ás sem enteras;
cesario la formación de un gran frente popu­ f) Indemnización por parte del gobierno
la r” . De hecho, el cerco culminó con la tom a por la pérdida de las cosechas y objetos
militar de esta región y del área colindante del a causa de la violencia desde que em pe­
Guayabero (en el departam ento del Meta) el 22 zó la agresión;
de marzo de 1965. De inmediato se consoli­ g) Partidas presupuéstales para la cons­
daron los frentes guerrilleros de las dos zonas, trucción de caminos, puentes, carrete­
que elaboraron conjuntam ente una carta dirigi­ ras y dem ás obras de beneficio social,
da a los representantes, diputados y concejales incluyendo caminos de penetración a
del MRL, en la cual plantean sus peticiones a todos los municipios y poblados ad­
que constituyen un testimonio del carácter ini­ yacentes;
cial de estos frentes arm ados, imbuidos ante h) Ayuda de la Cruz Roja para la salvación
todo de un agrarism o revolucionario: de las vidas am enazadas por las en­
ferm edades comunes y provocadas;
1. Retiro de las tropas (ejército, policía y ser­ i) Libertad e indulto para los presos y p er­
vicio de inteligencia) de la región de El seguidos políticos;
Pato, convertida hoy en “ zona de g u e rra ” y j) Inspección ocular de los señores parla­
levantamiento del cerco militar y de aniqui­ m entarios y juristas de la Comisión In­
lamiento que el gobierno ha extendido en ternacional de los Derechos Huma­
todos sus alrededores, extensivo a todas nos (67).
las zonas rurales de Colombia como uno de
los medios indispensables para m antener Las agresiones m ilitares contra este conjunto
la paz; de regiones producirían la formación de nuevas
columnas de m archa de campesinos despla­
2. Levantamiento del estado de sitio y deroga­ zados, similares a las de los años cincuenta,
toria de los decretos-leyes 1.288 y siguien­ que habrían de dirigirse hacia nuevas o anti­
tes, a la vez que pedimos: libertad de p ren ­ guas regiones de colonización. La “ coloniza­
sa hablada y escrita, libertad de m anifes­ ción arm ad a” , por oleadas periódicas, conti­
tación y de reunión, libertad de asociación; nuaba su m archa y con ella la extensión
territorial de la incidencia del agrarismo co­
3. Indemnización por parte del gobierno a las munista.
personas perjudicadas por la violencia ofi­
cial que consistiría en lo siguiente: Para el Partido Comunista se abría una nueva
etapa en la lucha de las m asas cam pesinas. El
a) Ayuda en dinero efectivo para compra Secretario General de este Partido afirmaba:
de alim entos, drogas, vestuario, herra­ “ Esta nueva etapa tiene ya un contenido clara­
m ientas y vajillas; mente revolucionario. Es una lucha que no
b) Ayuda en dinero efectivo para compra se limita a buscar la defensa de la vida y de
de anim ales, como ganado vacuno, los bienes de la comunidad regional. Ahora
m ular, caballar, lanar, porcino y aves plantea su propio concurso para desatar
de corral. un gran movimiento nacional que sea capaz de
c) Ayuda económica para las familias tomar el p o d er” (68). Sin embargo, “ la pre-
afectadas, para las viudas, huérfanos,
herm anos, padres, de las víctimas de
la violencia; 67. Voz Proletaria, 29 de julio de 1965.
68. Citado por Ramón López, “ Características de la lucha ar­
d) Ayuda en efectivo para la construcción m ada’’, en Documentos Políticos, No. 54, octubre de 1965,
de escuelas, colegios y dem ás centros pág. 6.
30 ANALISIS POLITICO No. 7 • MAYO A AGOSTO DE 1989

sente etapa de la lucha guerrillera no ha apare­ Una vez la resistencia de M arquetalia fue final­
cido vincul ada a la conformación completa de mente doblegada por el ejército, así como inva­
todas las condiciones de la situación revolucio­ dida la región de El Pato, sus miembros trasla­
naria” , razón por la cual “ la lucha guerrillera daron su eje de actividad hacia Riochiquito-
actual tiene la perspectiva de ser prolonga­ Tierradentro, en el departam ento del Cauca.
d a...’’ (69). La tesis de la necesidad de com­ Sin em bargo, en esta región la resistencia no
binar todas las formas de lucha, incluyendo la se prolongó mucho y tra s la ocupación del ca­
lucha arm ada, que fue por prim era vez apro­ serío de Riochiquito por tropas aerotranspor­
bada en el IX Congreso del Partido sería rati­ tadas del Batallón Colombia el 15 de sep­
ficada en el XXX Pleno del Comité Central del tiem bre, los 350 guerrilleros que había en la
Partido Comunista reunido los días 27, 28 y 29 zona se repartieron en destacam entos eva­
de junio de 1964. Y finalm ente, será codificada cuando la región en dirección de la Segunda
de m anera sistem ática en las ‘‘Tesis sobre el Conferencia Guerrillera constitutiva de las
movimiento arm ado’’, aprobadas en el X Con­ FARC. Esos 350 hom bres constituirán el
greso del PCC celebrado en 1966 ya bajo la ad ­ núcleo inicial fundam ental de la nueva orga­
ministración Lleras Restrepo. nización guerrillera. En esta conferencia se
adoptaron los estatutos, un reglam ento inter­
A fines de 1965 se realizó la Prim era Con­ no, un régim en disciplinario y las norm as de
ferencia Guerrillera con la participación de los comando; adem ás se acogió un plan militar
distintos destacam entos que se hallaban con­ nacional y se afirmó que iniciaban una lucha
formados: M arquetalia, Riochiquito, El Pato, prolongada por la toma del poder. En estos pri­
Guayabero, 26 de septiem bre y algunos grupos meros años de surgim iento de las FARC, su
menos significativos. Nuevamente los viejos composición social era netam ente cam pesina,
combatientes de los años cincuenta en el sur con muy contadas excepciones. No podía ser
del Tolima o en Villarrica tom aban las armas: de otra m anera, ya que a diferencia del resto
Isaías Pardo, Darío Lozano, Jaim e Guaracas, de los grupos guerrilleros que em ergen en
Roberto López, Jesús M edina, Parm énides estos años, de clara raigam bre urbana al m e­
Cuenca, Isauro Yosa, Rigoberto Lozada, Ma­ nos en su cúpula dirigente, las FARC echaban
nuel M arulanda, Ciro Trujillo y muchos otros. raíces en una resistencia cam pesina que se
En esta reunión la guerrilla comunista se dio puede rastrear desde las prim eras décadas
el nombre de “ Bloque Sur” y tras realizar de este siglo.
un balance de las acciones m ilitares cumpli­
das durante este período, aprobó planes de
acción militar, política, organización, educa­ CONCLUSION
ción y finanzas.
El problema de las relaciones entre la lucha
La conferencia en sus conclusiones planteó la legal y la lucha ilegal que ha utilizado el
necesidad de actuar “ nacionalm ente” , como Partido Comunista es, sin duda, central para
un sólo movimiento, es decir, superar el carác­ un país que debido a m últiples factores ha visto
ter localista que había mantenido desde los frustrada la formación de un renovador “tercer
años cincuenta: “ Considera la conferencia de partido” , y como languidecen todos los
una extraordinaria importancia la iniciativa intentos de conformar un polo de izquierda
de unificar nuestras fuerzas dentro de bloques democrática. En efecto, el campo de la izquier­
geográficos determ inados, con lo cual el radio da ha estado prácticam ente copado por los
de acción del movimiento guerrillero, para alzados en arm as y sólo, de m anera m arginal,
cada uno de los grupos se ampliará y con ello por grupúsculos sin incidencia.
contarán con mejores condiciones para la plani­
ficación, determinación y desarrollo de las ac­ Sin duda, esta experiencia tiene sus raíces en
ciones futuras” (70). la Violencia que des vertebró por años al
movimiento obrero y, popular organizado,
y redujo al Partido Comunista a irnos débiles
69. Idem .,pág. 8. núcleos tanto rurales como urbanos imbuidos
70. Voz Proletaria, 23 de septiembre de 1965. de una m entalidad conspirativa. Percepción
LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO ARMADO COMUNISTA EN COLOMBIA. E. PIZARRO

acrecentada por el “cerram iento” del Frente


Nadonal y la expansión de la “ guerra fría
tardía” por todo el continente, a partir de la
revolución cubana.

La combinación de formas de lucha no nació de


un dogma m arxista, ya que en clara exégesis
es contraria a los postulados clásicos, que
consideran la lucha arm ada como expresión
superior de acción política en circunstancias
excepcionales (por ejemplo, en una situación
insurreccional). Se tra ta , por tanto, de un
resultado histórico no calculado de antem ano.
De una p a rte , la utilización sim ultánea de los
medios legales e ilegales que acompañaron la
historia de las luchas agrarias inspiradas por el
Partido Comunista desde sus orígenes, creó
una tradición que será retom ada en la Violen­
cia. De otra parte, la decisión de impulsar la
resistencia arm ada desde 1949 quedará, desde
entonces, inscrita en el centro mismo de la
estrategia com unista para acceder al poder.
Esto explica la decisión de jam ás acceder a la
desmovilización del movimiento armado,
aceptando sólo su transformación en movi­
miento de autodefensa en las breves etapas de
tregua y negociación.

Sus efectos han sido nefastos. El Partido


Comunista ha terminado bloqueado: ni hace la
guerra ni hace la paz. E ste com portam iento se
extendió progresivam ente como una mancha
de aceite, dado el carácter hegemónico que ha
tenido este Partido, sobre el conjunto de la
izquierda. El resultado ha sido nítido: al
sistema cerrado bipartidista se añade la
incapacidad de la izquierda para disputar a los
partidos tradicionales su hegem onía en la
sociedad civil. De esta m anera, la sólo disposi­
ción real de tom ar el poder por asalto, en
condiciones que han m ostrado su futilidad, le
ha permitido al bipartidismo en crisis continuar
gobernando a sus anchas a pesar de sus
debilidades y ausencias. Y en este círculo
vicioso de las “ represalias/contrarrepre-
salias” se ha bloqueado la em ergencia de un
esquema gobierno-oposición real, debido a la
mutua “ crim inalización” de los dos polos en
conflicto. En otras palabras, la política de la
combinación de las formas de lucha ha contri­
buido a consolidar la democracia restringida
que rige en el país.

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