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Video de Sandra Carli

Los sujetos de la educación abre una mirada e invita a una problematización en particular de
las generaciones que coexisten en todo proceso educativo.

Abre una mirada vinculada con las categorías de infancia y juventud, como categorías muy
fértiles y muy potentes en el campo de las ciencias sociales y humanidades, han sido
trabajadas en un conjunto de investigaciones de distintos tipos(pedagogía, históricas
culturales, políticas, etc) en las últimas décadas. Estas categorías(infancias-juventud) que
refieren a una categoría que hace referencia a la generación y a ciertas etapas de la vida, se
pone en relación, en tensión, en articulación, con otras categorías claves de lectura de los
procesos educativos que son muy importantes.

La pregunta por la clase social, por el sector social, por el género, por la raza. Es decir, clase,
género, raza, generación, pasan a ser categorías desde las cuales, en su combinación compleja,
podemos comprender, analizar y profundizar en torno a ciertas experiencias infantiles,
identidades, procesos, formas de tránsito por la infancia y la juventud, con todas sus
diferencias y desigualdades que las atraviesan.

Podríamos abordar, en la categoría infancia, sobre todo a partir del hecho que he trabajado
durante muchos años en investigación vinculadas con la historia de la infancia en Argentina,
retomar algunas cuestiones en particular que pueden ser útiles.

Por un lado, pensar dos clases de indagación interesantes. Explorar las formas históricas,
pasadas y presentes de construcción, de lo que se da en llamar “la construcción social de la
infancia”. Es decir, como las instituciones, los gobiernos, las instituciones en general (desde el
Estado hasta las organizaciones de la sociedad civil, pasando por las familias, las escuelas,
etc.) Construyen, tienen un papel constitutivo, de construcción de la infancia en este sentido
en la medida en que, podríamos decir, una agenda de gobierno, que coloca la problemática
de la infancia en un lugar central interviene claramente, incide efectivamente en una forma de
modulación de las experiencias infantiles.

Si ponemos como ejemplo la Asignación universal por hijo, es decir, una política que
podríamos denominar social, una política pública en sentido amplio, de un determinado
gobierno, tiene una incidencia fundamental en ciertas condiciones de la experiencia infantil,
distinta que si esa política no estuviera. Entonces, ese transito por la infancia asume rasgos
diferentes de acuerdo a las políticas, pero también al papel que las instituciones han tenido
históricamente.

Digo, la existencia de jardines de infantes, las formas de supervisión-si nos pusiéramos mas
sofisticados-, las formas de regulación de las instituciones que trabajan con niños, si eso forma
parte de una estrategia del sistema educativo muy importante, evidentemente tiene una
incidencia en que esas experiencias, ese tiempo de infancia transcurrido en las instituciones
tenga una calidad, esté dotado de cuidados, es decir, se transite de tal o cual manera.

El papel entonces del Estado, de las organizaciones, de las familias, es decir, de los distintos
actores sociales, instituciones en un sentido amplio, que intervienen en la construcción social
de la infancia y que esa construcción social histórica asume rasgos diferentes según las épocas.

La instalación de la obligatoriedad escolar ha dado lugar a un proceso de escolarización de la


infancia que no fue siempre igual y que fue muy parcial a fines del siglo XIX y que fue
alcanzando una dimensión notable durante todo el siglo XX. Es decir, necesitamos tanto mirar
el pasado como mirar el presente, una perspectiva histórica.

Entonces ahí hay una clave de lectura: la construcción social de la infancia que se lleva
adelante a través de distintas instituciones que varian a lo largo del tiempo. Uno podría decir
“hoy los movimientos sociales, las organizaciones de la sociedad civil, tienen una relevancia
muy importante en cuestiones que tienen que ver con la vida infantil”. Y esas organizaciones,
esos movimientos no existieron siempre.

La otra clave de lectura tiene que ver con cómo miramos las experiencias infantiles, es decir,
en que medida en los procesos formativos, en los procesos educativos, en la mirada de los
educadores en general está presente una atención a los formas que asume la experiencia
infantil, a los elementos mas regulares, mas comunes de una época, a las ciertas regularidades
o rasgos comunes que atraviesan la experiencia de las distintas generaciones de niños, pero
también los aspectos singulares. Tanto las dimensiones culturales de la experiencia infantil en
una época, como las dimensiones subjetivas.

Hay otra mirada. Muchas veces los estudios de la literatura, de los estudios vinculados con la
memoria de la infancia, etc, nos ofrece, un detenimiento más particular a esas cuestiones. Esa
mirada de la experiencia infantil, de esa sensibilidad infantil, que se releva y a la que uno tiene
acceso por un lado a través del diálogo, del encuentro con los niños. En esas singularidades
que tiene ese diálogo en esa relación marcada por una asimetría notable entre adultos y niños
pero que, de alguna manera, da lugar siempre a una instancia de encuentro. Y en ese diálogo
entre lenguaje adulto y lenguaje infantil pasan cosas. Ahí hay un modo de acceso, las
observaciones del juego, en tantas crónicas de la vida cotidiana de este tiempo de cuarentena,
que muchas veces las redes sociales muestran, comparten, y que permiten mirar esa
singularidad de la experiencia infantil en contextos muy diferentes, en hábitats muy distintos,
entonces, ahí tenemos un modo.

Pero también otros modos que es bueno, como la literatura ha dado cuenta de eso, cómo las
miradas biográficas que reconstruyen la memoria de la infancia dan cuenta de esa singularidad
y de esas sensibilidades infantiles, y también los modos de construcción de una cultura de la
infancia signadas por rasgos de una época. Ahí la mirada de las experiencias infantiles, pero
también una lectura más desde arriba, podríamos decir, al papel que determinadas
instituciones (el Estado, las familias, las instituciones sociales en general, las instituciones
educativas, etc ) ponen en juego sus estrategias, sus discursos mas generales, sus políticas, que
van generando formas de institucionalización o de regulación de la experiencia infantil con
determinadas características.

Por eso de alguna manera, yo he insistido en algunos trabajos que la pregunta por la infancia
constituye un analizador también de la política. Es decir, que podemos, desde la pregunta por
la infancia, interpelar, indagar, poner en juego una mirada crítica de las formas que en
distintas épocas la infancia es también de construcción social y por lo tanto compete a la
responsabilidad de los actores, de los educadores, de los actores políticos, de las
organizaciones sociales, en que medida la problemática infantil esta presente. Es decir, somos
responsables de como esa construcción social de la infancia se lleva adelante y como es
constitutiva de la vida pública y del presente y el futuro de un país.

Si la educación es una relación entre generaciones y mas allá de que en muchos casos hay
experiencias formativas entre personas de una misma generación, son experiencias
intrageneracionales…siempre pongo el ejemplo de la militancia política, muchas veces, de las
agrupaciones estudiantiles, etc, pero en términos generales, hay una relación entre distintas
generaciones que se cristaliza en las instituciones educativas, desde la experiencia mas
formativa de los Institutos de Formación Docente hasta la experiencia ya de trabajo como
educadores, en ese encuentro de maestros con niños de distintas edades en las salas de los
jardines de infantes, en las instituciones de atención de la primera infancia, pero también en
las escuelas primarias.

Entonces, esa relación entre generaciones pone en juego un encuentro con la infancia que
puede asumir distintas características y que en ese sentido una mirada alimentada,
enriquecida con preguntas , con categorías, con insumos teóricos, con investigaciones que nos
permitan ver como las investigaciones se han acercado tanto en las miradas históricas como
en las miradas más socioantropoligicas, o culturales o pedagógicas, a esa experiencia infantil,
sea al aprendizaje infantil, a sus particularidades, sea a las formas del juego y de la cultura de
la infancia, o tantos otros fenómenos que tienen que ver con la experiencia infantil.

Bueno, ahí invitar a dar relevancia, a abrir preguntas respecto de la experiencia infantil, a
trabajar con esas categorías que los estudios actuales, que muchas investigaciones y
publicaciones que tenemos disponibles.

Invito entonces a explorar en ese terreno que puede ser muy fértil para enriquecer y para
problematizar nuestros propios posicionamientos actuales y futuros como educadores en este
desafío de la formación infantil en la Argentina.

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