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Los grupos coreográficos surgen en la década de los noventa dentro de instituciones

educativas salesianas. El interés por pertenecer a estas expresiones artísticas lleva a la


formación de grupos fuera de las instituciones educativas. A la fecha los grupos
coreográficos participan en concursos municipales, institucionales, nacionales e
internacionales. Un evento nacional ha llegado a reunir más de 66 grupos con no menos de
20 bailarinas y bailarinas entre las edades de 15 a 29 años. En general los grupos
coreográficos están bajo la dirección de coreógrafos, hombres en su totalidad.

Los datos que dan cuenta de los orígenes de las “coreografías” como se denominan, no ha
sido sistematizada, excepto por una página en Facebook (Historia Coreo Sv) que ha
documentado con videos varios de los concursos en los que han participado estos grupos.
Sin embargo, no hay una recopilación de las experiencias que surgen de las dinámicas
internas de los grupos.

El trabajo de campo realizado por seis meses y mi experiencia como miembro de varios de
estos grupos me permitió observar varias de las interacciones que emergen de los grupos.
En varias de ellas hay expresiones de violencia que parecen ser normalizadas por los
miembros, desde palabras peyorativas como “maricón, culero”, apodos por sus cuerpos
“pumba” “gordo cerote”, hasta castigos físicos por llegadas tardes o no realizar como se
espera las coreografías. Horas o minutos después se vivía un ambiente de compañerismo,
como si nadie hubiera sido ofendido. La pregunta que me surge es ¿por qué soportar malos
tratos por parte del coreógrafo? ¿Qué obtienen ellos al pertenecer a estos grupos?

De lo anterior se desprende el interés de investigación: Dinámicas e interacciones que


reproducen y justifican diferentes expresiones de violencia, es decir, dar cuenta de ¿Cómo
se justifica el uso de la violencia como practica social y cultural dentro de los grupos
coreográficos? Se retoma el caso del grupo coreográfico Imperium en San Juan Opico, La
Libertad. Como método se plantea la autoetnografía que permite vincular experiencias
personales con elementos culturales. Las manifestaciones de violencia se enmarcaran en un
campo social en disputa (Bourdieu, 2011) dentro del que se dan diferentes situaciones
sociales (Goffman, 1981) que permitan explicar los matices diferentes que toman las
dinámicas en el grupo. Lo que permite abordar las contradicciones que emergen como que
frente a determinado público (Warner, 2008) se autodenominen “espacios de convivencia
para prevenir la violencia” y en otros se denominen “grupos competitivos y profesionales”.

Como caso de estudio se propone retomar a los jóvenes integrantes del grupo coreográfico
Imperium. Se realizaran entrevistas, y se realizará observación participante durante ensayos
y eventos a los que el grupo asista. El periodo de recolección de datos se estima vaya de
Diciembre del 2019 a Mayo del 2020.

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