Revista Asociación Piera Aulagnier

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Revista Asociación Piera Aulagnier Colombia

Revista de Psicoanálisis

Revista semestral publicada por Contacto

Asociación Piera Aulagnier Colombia Facebook:
Número uno. www.facebook.com/asociaciónpieraaula
Agosto, 2020 gnierCOL
ISSN: 2711-4287 grupo.lecturafreud@gmail.com

Traducción del francés (Intervención El contenido de esta revista

Beatriz Preciado): Jorge Reitter,
Agustina Saubidet, Manuel Murillo.
Diseño gráfico: Carlos Dearmas
Guion comic: Rodrigo Lucio
cuenta con una licencia Creative
Commons de “reconocimiento”, que
puede consultarse en
https://creativecommons.org/licenses/?la
ng=es

Ediciones Pictograma
Bogotá, Colombia
 Contenido

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Revista Asociación Piera Aulagnier

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 Nota editorial

Nota Editorial Asociación Piera Aulagnier

“¿Y quién no tiene un amor?

¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
Un miedo, algo horrible,
Aunque fuere con plumas,
Aunque fuere con sonrisas?”
Exilio de Alejandra Pizarnik.

El proyecto de por sí, existe. Existe, en tanto pudo responder a una reflexión
conjunta, o quizá un tanto ¿personal? Desde Bogotá – Colombia, hemos empezado un
proyecto conjunto que más allá de ser en efecto una reunión de amigos o conocidos, se dio
en las turbulencias de una agradable charla sobre la vida. ¿Qué más pensar si no en la vida
misma? Es una interrogante constante, una reunión de significantes, quizá solo eso sea este
proyecto que tiene ya no un par de manos que trabajan en torno a lo que quizá fue una
utopía, un sueño o algo de incertidumbre, cosa ya de por si poco necesaria en estos tiempos,
en agradecimiento a este texto que hecho de forma un poco particular, pretende reunir una
mesa, un dialogo, una transversalidad. Pensar el psicoanálisis y la vida, parece ya oficios
vanos, pensar la vida y la suerte del pensamiento al parecer también, ya no es provocador,
no incita. Quizá este intento no sea más que un archivo, una memoria, un salto, pero es la
potencia que nos permite desterritorializar el psicoanálisis, Todo lo que empezó con una
charlas sobre Freud en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, disfrutando un
poco de la calidad de la lectura freudiana, fue simplemente un devenir mismo lo que nos
place compartir este “conjunto” de artículos que serán de agrado para ustedes, pensar la
estética, la ética, la política, el arte, y demás; en estos tiempos que ya se asemejan a un
desafío, desafío que nos coloca frente a la esperanza de seguir construyendo lazos desde la
distancia, y ojala pronto existan lazos más estrechos en esta búsqueda de sostener el mundo
de a pocos, esto es don “dado/dar” lo que no tenemos, una parte se va con ustedes, como
nos recuerda Lacan.
Agradecemos a Verónica y Agustina en Argentina, a Diego en México, a María
Fernanda, Daniel, John, Alejandro, Rodrigo, Sebastian y Pascual por la escritura.
Agradecimientos especiales a Manuel Murillo, Jorge Reitter y Agustina Saubidet
(otra vez) y la revisión de Nicolás Cerruti, por permitirnos compartir la conferencia
traducida al español de Paul B. Preciado.

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 Sobre lo bello y lo sublime

SOBRE LO BELLO Y LO SUBLIME

Alejandro Molano Parra

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La voluntad de dominio, la técnica
del artesano, la mujer más hermosa, el
texto más intrigante y el cuadro más
conmovedor nos obligan a dejar a un lado
la cotidianidad para disfrutar de ellos.
Como placeres se nos aparecen estos
fantasmas y nos recuerdan la profundidad
de nuestra sensibilidad hasta el punto de
que no tenemos más opción que llamarlos
bellos.
Somos conscientes de que todo ser
humano tiene una noción de lo agradable
hacia diferentes objetos; son estás
observaciones las que posteriormente el
individuo definirá como bellas. Pero hay
una dificultad aún más grande cuando el
sujeto concibe toda sensación como bella,
pero en su semblante sabe que hay algo
más profundo, algo que no se puede
dominar y que desborda en su
inconsciente una cantidad enorme de
sensaciones que no puede definir.
Evidenciara en los fenómenos de la
naturaleza (tormentas, nevadas y
ventiscas) un sentimiento que provoca
intriga, temor y respeto a la vez. Gritará a
todo pulmón para apoyar a aquel que por
medio del deporte se acerca a una reñida
victoria. Se sorprenderá cuando vea un
cuadro o imagen que asocie con su
experiencia de vida y lo atesorará en su
mente de forma solemne.
Kant nos dice que estas
sensaciones no solamente pertenecen al
plano de lo bello, sino que también a lo
sublime. Para él lo bello encanta y lo
sublime es algo que conmueve. Se puede
inferir que lo sublime conmueve hasta tal
punto que puede hacer llorar, logra hacer
que el alma se aplaque, sienta la
incertidumbre y la belleza de la
mortalidad.
Hay múltiples formas de percibir
lo bello y lo sublime en el arte y en
nuestro entorno. Uno de los factores,
podríamos decir que es el del semblante o
un temperamento dado para percibir la
estética. Kant es consciente de la
dificultad de su tarea y evidencia que
existen muchos temperamentos con una
multiplicidad de sensaciones que hacen
imposible un imperativo sobre el
semblante humano, pero, a pesar de eso
nos deja algunas nociones sobre esta
sensibilidad del individuo por medio de
sus observaciones.
Un hombre que llega a la cima de
su saber es sublime. Su esfuerzo, su
perseverancia, su técnica, su deseo de
poder lo eleva a un estado de
contemplación, admiración y respeto. Su
espíritu conmueve a sus congéneres por el
hecho de ser un pináculo para los otros
hombres que buscan la realización de su
subjetividad.
Las quemaduras y las cicatrices de
quienes trabajan con las manos no son
bellas, sino son sublimes puesto que
ennoblecen y revelan la dedicación de un
saber en sí, la suciedad de su atuendo
revela la constancia de su temperamento
para la realización de su actividad. Su
existencia en sí es noble y venerable.
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BREVE APROXIMACIÓN SOBRE EL QUE-HACER POÉTICO
EN EL SUEÑO DE LA INYECCIÓN DE IRMA
John Jairo Quitian Murcia
La cifra, aunque parezca broma, es
memoria no porque la recordemos sino
porque la olvidamos; pero en ese olvido
hay acto, hay deseo manifiesto, hay
realización sin que el deseo se agote. Me
atrevería a decir que estamos ante un acto
profundo, sin que me esté remitiendo a la
primera tópica o asuntos topológicos, que
acepta todas las formas ubicándose fuera
de toda moral.
En el sueño, o acto profundo,
perpetramos, consumamos, desfiguramos
como si fuéramos un poeta arrojando
manifiestos. Y es que el sueño permite
cumplir ciertos deseos en tanto
desfiguramos aquello que se nos presenta
diurnamente. Es así como el sueño da
cuenta del inconsciente en tanto no-saber
que produce un tipo de saber. La poética
del deseo, presente en el sueño, puede
llevar a conjeturar que el inconsciente es
una maquina deseante.
Al figurarse un sueño como cumplido
vemos que en este se sustituye la acción y
se consuma un acto. Sigmund Freud así lo
manifiesta en su análisis del sueño de la
inyección de Irma: “El sueño figura un
cierto estado de cosas tal como yo
desearía que fuese; su contenido es,
entonces un cumplimiento de deseo, y su
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Breve aproximación sobre el que-hacer
poético en el sueño de la inyección de Irma
ATENCIÓN PUEBLO DE TEBAS:
No traicioné el padre Layo
Fui al exterior a estudiar
y vuelvo hombre de teatro
y también vuelvo poeta
Soy de una sagrada opinión:
que no haya casa regente
sino casa de artistas en Tebas
Raúl Gómez Jattin
motivo, un deseo” (Freud, 1991, p 139).
Al enfrentarse a una paciente indócil,
Irma, Freud se vengó en su sueño
sustituyéndola por una amiga de ella, más
dócil e inteligente.
Ahora bien, en la inyección de Irma se
puede entrever que el sueño posee un velo
que viste lo ominosos con cierta belleza.
El deseo se inscribe como una escritura,
letras o códigos, que solo permiten
abordar el objeto de forma oblicua. Es la
insatisfacción la que define el deseo para
reguardar la función de la falta: el deseo
mismo (Herrera Guido, 2008, p 64-65). El
sueño es escritura, varias escrituras
puestas una sobre otra que dan una leve
aproximación al objeto perdido. De la
huella primigenia que no se nombra, que
no se puede nombrar, la escritura se
vuelve letra pues no hay palabra de la
Cosa sino puro rodeo.
El sueño de Irma, siniestro a mi parecer,
se vuelve fascinante por lo vívido de la
letra, casi palpable. La valentía de Freud,
según sus comentadores, radica en
sostener su sueño y llevarlo hasta las
últimas consecuencias, cosa que muy
pocos pueden hacer. La fórmula de la
Trimetilamina que aparece en el fondo de
la garganta de Irma, lo central en el relato
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de Freud, parece ser la simbolización de
aquella mancha blanca o de aquella
garganta que es puro vacío, puro agujero
que inspira horror ¿Acaso este horror es
hacia el sexo femenino? ¿Horror al puro
agujero?
Irma y su boca, la mancha y su letra
(C3H9N) es, acaso, una escritura que da
una respuesta, bastante limitada, a lo real.
Si es algo que no podemos saber, que no
podemos simbolizar, la letra como
escritura, es lo único que se aproxima a
eso, pero eso: ¿tiene que ver con el sexo?
¿Tiene qué ver con la muerte? Siempre
hay algo que escapa y no se puede
nombrar, aquello que persiste con romper
el discurso ¿Acaso esta no es la
pretensión del poeta?
El relato del sueño, su texto y escritura,
hacen parte de la asociación libre. El
soñante acompaña su relato con las
palabras que saltan a la boca liberadas de
todo obstáculo, moral o racional. La
condensación y el desplazamiento,
artilugios bien conocidos en el quehacer
poético como metáfora y metonimia, dan
cuenta de la disposición poietica del
sujeto y su inconsciente, de su forma de
expresión en tanto palabra. Por ello la
dimensión poética de la palabra es
elemento esencial en el proceso analítico.
El relato se transmuta en texto, el sueño y
sus callejones son creación y producción
que se manifiesta, con la ambigüedad del
significante, en poesía.
La poesía, similar al dadaísmo, se
convierte en una frontera entre el saber
inconsciente, del que casi no sabemos, y
el goce. La vía regia por la cual se genera
un extrañamiento de la palabra como pura
violencia sobre el uso del lenguaje. En los
tropos, metáfora, metonimia, analogía,
sinécdoque, se ve claramente la
subversión del uso común de la lengua, es
decir se da una ruptura sobre el uso
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común del lenguaje. Con lo anterior el
poema suspende, por un instante, el
sentido de las palabras siendo pura
construcción de significantes vacíos.
La palabra poética excede sus elementos,
metáfora y metonimia, donde letra apunta
a un real por definición innombrable. La
trimetilamina es una forma muy sutil de
poesía, de abordaje de aquello que no se
puede nombrar. En el quehacer analítico,
la palabra se vuelve extrañamiento (deuda
puede convertirse rápidamente en duda
por mencionar un ejemplo) y se vacía de
todo sentido. La fórmula química que
viene al sueño de Freud, y que enmarca
ese agujero, puede entenderse desde una
actitud poética: su marca y necesidad, la
de Freud, de poner la propia impronta en
la palabra y el lenguaje. La mujer hecha
fórmula como puro real, abordable solo
desde la letra.
La Fórmula poética, al igual que la letra,
se alza como un decir que no alcanza a
nombrar ni a representar. La
aproximación del signo hace existir lo que
se pretende nombrar, entonces hay un
doble gesto: la valentía de Freud por
sostener el sueño y el coraje de la palabra,
y la letra, por significar a pesar de todo.
Es destacable que el trabajo onírico realza
lo ambiguo del lenguaje y lo multívoco
que, por lo mismo, equivoca. No hay un
solo significado sino que se genera el
sinsentido, deslizándose en múltiples
significantes. El sueño evoca el goce por
medio de una poética donde se trasgrede
los códigos del poder, siendo estos
códigos incapaces de dominar el goce.
Como postulara César Vallejo en su texto
Regla gramatical:
“La gramática, como forma colectiva en
poesía, carece de razón de ser. Cada poeta
forja su gramática personal e
intransferible, su sintaxis, su ortografía,
su analogía, su prosodia, su semántica. Le
 Breve aproximación sobre el que-hacer
poético en el sueño de la inyección de Irma

basta no salir de los fueros básicos del Quiero dejar esta formulación hasta aquí,
idioma” (Vallejo, 2018 p 73). pero antes comparto un ejemplo de lo que
se denominó poesía concreta. Este
La regla fundamental de la asociación
movimiento de vanguardia nació en
libre se convierte en el caldo de cultivo de
Brasil en los años cincuenta y se
una construcción que, al carecer de
consolido pulverizando el verso. La
sentido, permite la consolidación de
palabra se organiza de otro modo,
palabras que rompen los significados y
violentando el código y rompiendo el
hacen de la palabra un vehículo eficaz
sentido generando un nuevo significado.
para el sujeto y su búsqueda de
Para finalizar comparto este poema de
autenticidad. La imagen metafórica es,
Eugen Gomringer llamado Silencio junto
entonces de un orden no racional, oscuro
a la fórmula de la Trimetilamina.
e inexplicable; puro trabajo inconsciente.

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Referencias
Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños, Vol IV. Buenos Aires: Amorrortu 1991.
Herrera Guido, R. (2008). Poética del psicoanálisis. CDMX: Siglo XXI Editores.
Vallejo, C. (2018). Pensamientos, apuntes, esbozos. Valencia: Pretextos.

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 Entre la prohibición y la fantasía: cuando lo universal no es eficaz

ENTRE LA PROHIBICIÓN Y LA FANTASÍA: CUANDO LO

UNIVERSAL NO ES EFICAZ
Pascual Andrés Cossio Romero

Las investigaciones antropológi- ¿Qué significa la prohibición al

cas han podido mostrar otras formas de
ser en el mundo, desde los aportes que ha
hecho la etnografía, y posteriormente la
producción conceptual y teórica que ha
hecho la etnología. De esta manera, se
han podido conocer en el mundo otras
formas de política, economía, e incluso,
otras formas de vínculos afectuosos entre
unos y otros. Esto ha permitido pensar la
humanidad, no solo como un hecho lineal,
sino que ha permitido realizar diferentes
análisis sobre lo que podría denominarse
occidente (todo aquello que en su
momento fue nombrado como civilizado)
y sobre aquello que era denominado como
salvaje (todo lo que no pertenecía a
occidente. Es así como se ha separado el
mundo occidental del no occidental, son
los conceptos lo que permiten esta
división.
No obstante, la antropología en
sus pretensiones de universalización,
como una disciplina científica que es, ha
tratado de buscar y proponer conceptos
que permitan el re-conocimiento de
fenómenos, instituciones o efectos
humanos de carácter universal. Parecería
un intento de dar cuenta, desde occidente,
de unas categorías que puedan funcionar
armónicamente con aquellas prácticas,
rituales y ceremonias que se practiquen
fuera de occidente. En otras palabras, los
académicos han tratado de encerrar todo
aquello que no sea occidental en un
concepto o un término. Sin embargo, el
usar un concepto no significa saber su
alcance y de esta manera al querer
encerrar occidente todo aquello que no
sea como él también se ha encerrado, y
este concepto que se propone universal es
la institución social de la prohibición al
incesto.
incesto? ¿Podría decirse que funciona a
nivel universal? ¿Va más allá de lo
natural? Esta institución social la
problematiza Lévi-Strauss en diferentes
momentos de su obra, desde las
estructuras elementales del parentesco,
hasta la antropología estructural, hasta las
mitológicas. Este autor propone que la
prohibición al incesto es de orden
universal (natural), pero también cultural
(particular) (Lévi-Strauss, 1969), ya que
aparece en todos los grupos humanos,
tanto occidentales como no occidentales,
pero aparecerá deformada. No obstante,
esta prohibición al incesto es mucho más
compleja en sociedades tribales, donde el
ordenamiento social-parental es
diferente, mucho más complejo de
entender que las dinámicas parentales
occidentales.
En este orden de ideas, la
prohibición al incesto aparece en las
sociedades tribales no como una
prohibición absoluta de tener comercio
sexual con los hermanos u hermanas, con
el padre o con la madre, o con algún
pariente consanguíneo, sino que en
algunos casos esto es posible, las
restricciones, como se comenta
anteriormente, son mucho más complejas
que las occidentales. Esto lo marca el
parentesco, ya que ser pariente de una
persona no significa nacer en el mismo
núcleo familiar, sino muy bien, poder ser
un pariente de alianza, esto se traduce, a
poder unir clanes, o muy bien, desunirlos,
todo esto siguiendo una línea que prohíba
el comercio sexual entre unos y otros.
Hasta el momento se habla de
como es la relación, la prohibición entre
grupos sociales, sin embargo ¿Qué pasa

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en términos subjetivos? ¿Hasta qué punto
llega la prohibición al incesto? ¿Es eficaz
la prohibición al incesto? Para responder
a esta pregunta habría que hacer uso de
aquellas propuestas conceptuales que ha
hecho occidente, analizar otros conceptos
que puedan universalizar lo que ya es
universal, como por ejemplo ver en qué
lugares falla la universalidad, en este
caso, de la prohibición al incesto.
El psicoanálisis en su historia
sobre la clínica pensó la experiencia
humana no en términos generales (de la
sociedad) sino particulares (del sujeto).
En este orden de ideas, se pudo ver cómo
funcionaba la prohibición al incesto, ya
que se pensaba que los malestares del
sujeto adulto se debían a un complejo de
Edipo temprano, lo cual se podría traducir
a que el hijo deseaba una unión absoluta
con la madre. El psicoanálisis pudo
mostrar, en su experiencia clínica, que
hay un remanente de esta prohibición al
incesto temprana, aunque parezca
superada en la vida infantil, en la vida
adulta siempre retornará en diversas
formas (Freud, 1991). La noción de
fantasía fue la que mostró que la
prohibición al incesto no era eficaz, ya
que ante la prohibición la fantasía como
forma de superar algunas restricciones de
la prohibición. Aunque la fantasía sea una
noción abstracta esta muestra que siempre
habrá un rastro en la sociedad de ese
deseo primigenio, que es la unión
absoluta con la madre, tanto en el hombre
como en la mujer.
En este orden de ideas, el
psicoanálisis tomó un rumbo diferente
que la antropología, mientras que esta
segunda no se percató de la influencia de
esa prohibición en la vida del sujeto, sino
en la vida social, el psicoanálisis, desde la
práctica clínica evidenció que jamás
habrá algo que se pueda sacar del espectro
humano, jamás hay algo que se pueda
prohibir absolutamente al sujeto, ya que
este podrá regresar, o transgredirse de
alguna forma, y la forma de trasgresión a
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la institución que propone la antropología
como universal, es la fantasía.
Pero hasta este momento ¿Cómo
se puede entender la fantasía? Y a partir
de la emergencia de esta noción ¿Se
invalida la prohibición al incesto? Habría
que aclarar algo, y es que, aunque Lévi-
Strauss proponga que esta institución es
de carácter universal podría decirse que
no propone que su funcionamiento, o su
estructuración, aparezca de forma eficaz
en todos los grupos humanos. Esta
añoranza a la unión perfecta con los
padres también la ubica el psicoanálisis
en las sociedades tribales, como, por
ejemplo: el dar cuenta que, aunque se le
dé el pecho materno a un hijo, tal cual
sucede en las sociedades tribales, jamás
se borrará de la experiencia psíquica del
hijo algo más que se demande, la unión
absoluta, o a lo que se podría denominar
el incesto (Freud, 1991). No es en la vida
social donde falla la prohibición al
incesto, aunque hay algunos casos
aislados donde sí es de esta manera, sino
que es en la vida subjetiva donde no se da
en buenos términos esta prohibición. Que
la fantasía aparezca como la posibilidad
de esa unión (afectiva, sexual o psíquica),
entre padres e hijos, muestra lo ineficaz
de una institución universal, tal como es
la prohibición al incesto.
En ocasiones pareciera que
proponer una noción, concepto o
institución que sea universal se pensaría
que su funcionamiento también lo fuera,
no obstante, el aporte del psicoanálisis
con la noción de fantasía pone en
entredicho ese funcionamiento eficaz de
la prohibición al incesto. Si esta fuese
totalmente eficaz no habría rastro en la
vida psíquica del sujeto. Pareciera que la
antropología se centrara solo en la vida
consciente, ahí donde todo es fugaz, y
dejara de lado un sustrato de la vida
psíquica tan importante como es lo
inconsciente, entendiendo este último
concepto en tanto que sujeto. Esto
parecería que cambiara las reglas del
 Entre la prohibición y la fantasía: cuando lo universal no es eficaz
juego, se podría nombrar la prohibición al
incesto como una prohibición que escapa
a la fantasía del sujeto, y que efectúa el
deseo más primitivo del hombre, el
incesto. No obstante, que su
funcionamiento no sea eficaz no significa
que no sirva, ya que su existencia no
significa un funcionamiento eficaz de la
misma.
Hasta este punto, no se podría ver
la prohibición al incesto como una
institución eficaz, sino habría que verla,
en otros términos. El término que más
podría acercarse sería el de eficiente. Así
pues, habría que calificar la institución de
la prohibición al incesto como
universalmente eficiente, pero no eficaz.
Esta tiene efectos sobre la vida
consciente, ahí donde se supera ese
momento de la infancia del Edipo (en
término etnológicos, de la endogamia y se
pasa a la exogamia), pero falla en la vida
inconsciente, ahí donde reposa todo lo
que parece que en la vida social se ha
olvidado, pero el psicoanálisis enseña que
olvidar no quiere decir que deje de existir
(Saubidet, 2018). Estos influjos siempre
estarán, y muestra de esto es la práctica
del psicoanálisis que nace para escuchar
el sufrimiento que trae consigo la
prohibición al incesto.
Ahora bien ¿Hasta este punto
cómo entender el parentesco? Siendo que
la sociedad occidental se ha centrado en
términos psíquicos y afectivos entre unos
parientes y otros, y el estudio de las
comunidades tribales se ha hecho desde
aspectos de la vida social no se ha podido
ahondar en como se vive en la sociedades
tribales lo que el psicoanálisis pudo
proponer como fantasía, a como se
estructura la vida inconsciente del sujeto
(Gabaldón, S. (2003). No obstante, el
análisis que recae sobre la fantasía
debería abrir unos horizontes ya que, así
como se plantea universal la prohibición
al incesto, así mismo debería plantearse la
fantasía, deformada una al igual que la
otra. Se podría pensar incluso que por más
16
ordenada y funcional que pueda ser la
exogamia, tampoco se superará ese
remanente del complejo de Edipo, alguna
vía encontrará la vida de lo inconsciente
para regresar y aparecer en la vida
consciente.
La experiencia etnográfica podría
enriquecerse con los conceptos que puede
prestar la clínica, aunque se piense que no
pueden pensarse fenómenos aislados y
con conceptos ajenos al contexto, y más
cuando se habla del psicoanálisis por
reducir la vida de los sujetos solo a la
experiencia de lo inconsciente, se
deberían pensar diferentes escenarios,
donde se puedan repensar conceptos y
nociones que ha legado la antropología a
la vida social. Como, por ejemplo,
mostrar que, así como en la vida
occidental no hay eficacia en los términos
de la prohibición al incesto, así mismo
tampoco podría darse en sociedades
tribales. Pero se reconoce el valor de esta
prohibición en términos eficientes, donde
todo su cometido no se logra, pero sí una
parte, como, por ejemplo, el expulsar de
la vida consciente los remanentes que
deja el Edipo.
Hay que buscar nuevos escenarios
donde se puedan pensar estas discusiones,
a falta de estudios actuales del parentesco
regresar a las etnografías clásicas y ubicar
diferentes situaciones donde emerja, o
aparezca esa ineficacia de la prohibición
al incesto. Esta podría aparecer
deformada y transfigurada, pero habría
que reconocerla a partir del acervo
conceptual que en la actualidad prestan
diferentes disciplinas de orden
exegéticos. Así las cosas, y para finalizar,
hay que reevaluar el parentesco en la
antropología y ahondar más en aquello
que antes no se llevó a cabo, que fue la
relación afectiva entre un pariente
consanguíneo o de alianza, o de cualquier
otro orden. Estudios de este tipo darán
más luces sobre aquellas fallas en el
funcionamiento de la prohibición al
incesto.
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Referencias
Freud, S. (1991). El sepultamiento del complejo de Edipo. Obras completas tomo XIX.
Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1991). Tres ensayos para una teoría sexual. Obras completas tomo V. Buenos
Aires: Amorrortu.
Gabaldón, S. (2003). Antropología, mitología y psicoanálisis. Clínica y Análisis Grupal,
25(91), 73-83.
Lévi-Strauss, C. (1969). Las estructuras elementales del parentesco. Buenos Aires: Paidós.
Saubidet, A. (2018). Incesto: el Tabú de Edipo. Cuando la función del" por lo menos uno
que no" es fallida. Stylus, 79-91.

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LA LECTURA Y EL PSICOANÁLISIS
Diego Enríquez Perea Torijano
¿Cómo está implicada la lectura
en la cultura? Pues, la lectura ha tenido
lugares distintos en el transcurso de la
historia, lugares que han pasado desde un
lugar abierto a un lugar cerrado hasta
pasar por el silencio en nosotros mismos.
Es decir, en un primer momento,
encontramos la lectura expuesta, afuera,
como si la voz estuviese a mar abierto, en
lo público; luego, pasa habitar un cuarto,
de tal forma que los oleajes producidos
por alguna voz tratasen de ser contenidos
como para apaciguar las posibles mareas
que pudiesen agitar en los navegantes.
La lectura ha tenido un
papel, creo yo, importante dentro de la
cultura, en donde su valor ha sido
desplazado y en donde el cuerpo ha tenido
diferentes manifestaciones. Verbigracia,
cuando un chamán leía algún libro
sagrado y tras recitar aquellas palabras
que contenía ese libro, poco a poco, algo,
desde lo corporal hablaba y se decía que
era tomado por los dioses ¿qué ha pasado
que los efectos que pueden estar
localizados en el cuerpo hayan sido
desplazado o hayan tomado diferente
lugar en la cultura, así como con la voz?
Ahora, cuando nosotros leemos un
libro en la privacidad de nuestro hogar,
podemos llegar a pasar por algunas
manifestaciones corporales, sensaciones
que se despiertan al escucharnos.
Con esto dicho, tal vez, pueden
preguntarse: y con todo esto, ¿qué tiene
que ver el psicoanálisis? antes que nada,
Freud era un gran lector y tenemos varias
referencias a lo largo de su obra.
Ahora bien, esto me hace
preguntarme si leer es lo mismo que
interpretar. Esta duda que tengo es asaz
importante ya que la lectura se puede
entrecruzar con la interpretación, empero,
cada una está a niveles distintos.
18
La lectura y el psicoanálisis
Entonces, ¿qué es leer para Freud y para
Lacan? y ¿qué es lo que leemos en
psicoanálisis? o, mejor dicho, ¿desde qué
lugar leemos en psicoanálisis?, ¿se podría
decir que hay un “saber leer”? o ¿se
necesita de una escritura para que algo sea
leído?
Freud aborda el tema de la lectura
en su trabajo de las Afasias (1891) en
donde da un esquema de qué elementos
intervienen en la lectura que es lo visual,
lo acústico y lo kinestésico (Esta pequeña
investigación que él hace, la podemos
encontrar en el texto de lo inconsciente
[1915]. Guiándonos con la traducción de
José L. Etcheverry, aprendemos a leer “en
cuanto enlazamos, según ciertas reglas, la
sucesión de las representaciones de
inervación de palabra y motriz de palabra
que recibimos a raíz de la pronunciación
de las letras aisladas, y ello de tal suerte
que se engendran nuevas
representaciones motrices de palabra”
(Freud, 1915: 209), más adelante
continúa, “sin embargo, la palabra
adquiere su significado mediante su
asociación con la ‘idea (concepto) del
objeto’” (Freud, 1891: 89). Con esto,
pone en manifiesto que la palabra está
afín con la idea del objeto mediante la
imagen sonora esto es porque la palabra
se encuentra cerrada, o sea, cuando se le
asocia a una imagen. Cuando se
encuentra asociada a los sonidos, las
posibles asociaciones que se den quedan
abiertas, pues, la palabra toma distancia
con aquello que ésta designe (idea) y lo
que signa se orientará por las
representaciones acústicas, a esto se le
denomina palabra abierta.
Esto me recuerda; por un lado, al
signo lingüístico y por el otro lado, al
significante. Saussure nos señala que “el
signo lingüístico une no una cosa y un
nombre, sino un concepto y una imagen
acústica” (1985: 103) esto es semejante a
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lo que Freud describe con “palabra
cerrada” (Freud, 1981).
Freud no sólo escribe qué
es leer en este escrito, se acerca desde otro
lugar para indicarnos cómo es que él lee
el inconsciente, en su obra podemos dar
cuenta de los diferentes caminos que él
toma para dar cuenta de las
manifestaciones del inconsciente. Lo
podemos leer en La interpretación de los
sueños (1900-1901), El chiste y su
relación con lo inconsciente (1905) y
Psicopatología de la vida cotidiana
(1901). Hay que dar un salto, que nos
permitirá seguir trabajando: ¿es necesario
la escritura para leer? o ¿qué es lo que
leemos cuando leemos?
Freud, en su libro de la
interpretación de lo sueños da cuenta que
éstos conllevan a una escritura en donde
se juega el sentido, las homofonías, las
imágenes que hay mecanismos de
desplazamiento y condensación. Hay algo
que nos da pautas para leer; por ejemplo,
si quisiéramos leer un texto en hebreo
(pues, el hebreo se escribe solo con
consonantes) hay unos signos que se
llaman niqqud, estos son ocupados para
facilitar la lectura, son unos signos que se
colocan arriba o debajo de las
consonantes para indicarnos el sonido que
emitiría cierta palabra. El psicoanálisis se
apoya en los síntomas y en las
manifestaciones del inconsciente para dar
una lectura.
Lacan en el seminario
nueve señala que el sujeto:
Lee ya antes de que se trate de los signos
de la escritura, que se percata de que unos
signos puedan llevar, dado el caso,
algunos fragmentos diversamente
reducidos, recortados de su modulación
hablante, y que, invirtiendo su función,
pueden ser admitidos para ser a
continuación, como tal, su soporte
fonético, como se dice (clase 10-I-62: 5).
Continuando con lo que nos
escribe Lacan, “esa relación del objeto
con el nacimiento de algo que se llama
19
aquí el signo, en tanto que nos interesa en
el nacimiento del significante” (clase 10-
I-62: 5). Ahora bien, hay cosas que pasan
en la vida, hay acontecimientos que están,
aunque no sabemos cómo nombrarlos
podemos dar cuenta de signos o
manifestaciones de sucesos, pero la
lectura es como darle ese lugar dentro de
la escritura. Así, cierto tipo de lectura va
junto con la escritura y, no hay que
olvidar que nosotros vivimos en un
mundo en donde hay una primacía de la
escritura que nos afecta.
Encontramos a Todorov (1974), él
escribió que “la lectura se propone a
describir el sistema de un texto particular
(p. 99), esto es que al leer señalamos
(deutung) los elementos de un texto en su
singularidad, singularidad que se juega de
igual modo en el lector.
Freud nos muestra algunos
elementos verbigracias: el
desplazamiento del acento, “porque lo
esencial de ella es el desvío de la ilación
de pensamiento” (Freud, 1905: 50); la
aceptación múltiple, la palabra “una vez
considerada íntegra y luego según las
sílabas en que admite ser descompuesta”
(Freud, 1905: 32-33); doble sentido o
juego de palabras, “es la palabra para
nosotros sólo una imagen acústica con la
que se conecta este o estotro sentido”
(Freud, 1905: 46), entre otros.
Regresando un poco, en el registro
de la escritura ¿en dónde se hace ese
registro? En el texto de La pizarra mágica
(1925 [1924]) nos describe el aparato
psíquico como una “superficie que
conserva el registro de los signos” (Freud,
1925 [1924]): 243), así lo que percibimos
mediante las imágenes acústicas o de
palabra hicieran surcos en un cuerpo,
huellas que quedan legibles y que vienen
desde afuera de uno.
En el seminario 20 Lacan trabaja
un poco qué es la lectura, a él le interesa
esto porque tiene una relación con la
escritura, lo que nos comenta es:

“si hay algo que nos puede introducirnos
a la dimensión del escrito como tal es
percatarnos de que *no más que el
significado, tampoco el significante,
tiene que ver con las orejas, sino
solamente con la lectura, a saber, de lo
que se escucha {ce qu’on entend} de
significado. Pero el significado, es
justamente no lo que se escucha, lo que
se escucha es el significante. El
significado es el efecto del significante.
*” (Lacan, 1973: 17).
La dimensión de lo escrito se abre
por la explosión del significante que
salpica de significados cuando
escuchamos una lectura. es decir, que hay
lectura en tanto que hay una cadena (S1-
S2) no puede haber lectura si sólo hay S1,
ya que al hacer asociaciones es que nos
permite que algo se signifique, desde la
historia de cada uno, y esto abre un
espectro de que haya diversas maneras de
leer algo, de errar, que no nos demos
cuenta o de omitirlo.
20
La lectura y el psicoanálisis
Por lo que, podemos dar cuenta de
la implicación del sujeto en el lenguaje,
con palabras de Assoun “el sujeto de la
enunciación no es el sujeto del enunciado:
este último es caracterizable como
intención de significar (algo). El sujeto
de la enunciación, en cambio, está
alienado en el registro del significante y
es reenviado sin cesar a otro significante”
(2014: 124). También con esto podemos
confirmar que la lectura da un lugar en
donde evoca un ordenamiento, una
causalidad de nuestro discurso y podemos
remarcar la importancia de la voz, de la
técnica, de la ética del analista. El lugar
que ocupe el lector marcará el tejido del
recorrido que haga, sin embargo, no todo
lo que se lee pasa a ser comprendido y
pasa a ser político, político en tanto que
hay lecturas que alienan. La manera en
cómo ordenamos eso da lugar a crear una
imagen, esta imagen puede desviarnos y
totalizar vivencias, olvidando que la
lectura se da desde la singularidad.
Revista Asociación Piera Aulagnier

Referencias
Assoun, Paul-Laurent. Lacan. Buenos Aires : Amorrortu, 2014.
- Introducción a la epistemología freudiana. México: Siglo XXI editores, 2014
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I. México, d.f.: Siglo xxi editores, 2015.
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1985.
Freud, Sigmund. Obras completas: la interpretación de los sueños: primera parte: 1900.
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Freud, Sigmund. Obras completas: la interpretación de los sueños: segunda parte: 1900-
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Freud, Sigmund. Obras completas: el chiste y su relación con lo inconciente: 1905.
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http://elpsicoanalistalector.blogspot.com/2012/05/sigmund-freud-las-afasias-
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Todorov, Tzvetan & Ducrot, Oswald. Diccionario enciclopédico de las ciencias del
lenguaje. Argentina : Siglo XXI Editores, 1974.

21

PLANOS DEL PADRE: MITO, ESTRUCTURA Y EFECTO
Sebastian G. Calderón
El padre en el psicoanálisis
occidental, junta varias acepciones que
me parecen pertinentes de explorar, y en
la cual se centra el siguiente ensayo, a
saber, las funciones generales,
nominación, función y encuadre dentro de
una perspectiva de pliegues del sujeto,
desde la cultura de ley que establece y que
del mito a la estructura se podría esbozar,
y por último la incidencia del padre en las
conformaciones tanto políticas y éticas
dentro de la cultura colombiana. Para
comenzar el padre en la perspectiva
analítica puede verse con Freud, desde un
mito que trasciende la idea de unión
social y por otro con Lacan, como una
función metafórica, que al fin y al cabo se
termina anudando en una seriación R.S.I
(Real, simbólico e imaginario). En Freud
(2001), el padre es un padre que en el
orden de la cultura se acerca al padre
arcaico, un padre gozoso, que figura en
los anales históricos como el amo y señor
de las normas instituidas dentro de un
clan, es interesante como Freud desplaza
esta imago del padre a las funciones y
ordenamientos de cada individuo que se
torna participe de tales presupuestos
colectivos. En una función más
estructurante, Lacan (2008) plantea que
Freud se equivoca al momento de poner
al padre como un inalcanzable, sino más
bien el padre sería el dador del orden
simbólico de cada sujeto, el padre sería
más bien un agente que ordena, mas no un
ser abominable que esperaría conjugarlo
todo en una lógica que se acerca a los
caprichos que se mantienen con él hasta
su muerte.
Es interesante porque esta
alineación entre el padre y el sujeto, Freud
las presenta en la transición del Edipo, sin
ahondar tanto en este asunto, las
idealizaciones propias de un sujeto nacen
de sublimar a la imagen del perfecto la
imagen del padre. El padre funda su ley y
22
Planos del padre: mito, estructura y efecto
soberanía no solo como ente político en la
historia de la cultura, sino además desde
una genealogía propia de su nominación.
Kristeva (2002) en ese orden de ideas es
clara al momento de manifestar su
inconformidad con esa autonominacion
que tienen los padres de la iglesia, ya que
la enunciación del padre se da desde la
mera intersubjetividad. Lacan llama
función del padre a la metáfora de
enunciaciones que transita en el sujeto
desde la estructuración del deseo de la
madre, la madre en ese encuadre es
fundamental ya que posibilita más allá de
la diferencia de los sexos, un polo a tierra
de las funciones y las relaciones
intersubjetivas. En el esquema de la
metáfora del padre se alcanza a visibilizar
la importancia de esta conjunción entre el
padre, la madre, y la figura significante
que se decanta:
La división propia del sujeto, lo
hace ocuparse de esa batería significante
que representa la formulación de la
metáfora paterna. El deseo de la madre no
es que quede anulado en la división del
sujeto simplemente queda condensado en
la significación del sujeto. La historia de
los otros siempre significan algo en el
orden de la cultura, por ejemplo, así
mismo el nombre del algoritmo (sujeto-
A- Falo) significan al sujeto en la propia
historia que emerge en lo que Freud
enuncia como entrada al complejo,
tomándolos como significantes
primordiales. Complejo que se define en
los pliegues de subjetivación de cada
sujeto, y su forma de vérselas con el
lenguaje. El padre como metáfora emerge
del algoritmo en la medida en que ese
deseo de la madre es tachado (tachado no
significa anulado) lo cual simplificaría
más bien la inclinación propia de los
Revista Asociación Piera Aulagnier
sujetos y su relación con los significantes
que tranzan en su vida.
El algoritmo (S-A-F) nos lleva a
pensar la entrada, el inicio, el proceso que
tiene el niño/a en sus entrada al orden de
la palabra, pero también esa iniciación
occidental de lo escrito, sobre lo hablado,
en el orden de la madre está el gozo, en la
ley del padre la significación del sujeto
barrado, barrado por el lenguaje. También
es en este orden de ideas, que la función
del amo en el discurso en fundamental, ya
que como bien lo afirma Ritvo (2004) la
paternidad en la génesis de la cultura
siempre se ha visto ineludible por ejemplo
a la historia de la ideas (Zeus - José)
formalmente padres, no dista mucho la
nominación y la conjunción.
Al referirme a esto último, Michel
Tort (2008) nos comenta como Freud
cataloga este proceso, que más allá de sus
iniciación , cumple más bien una posición
frente a la cultura, “Freud no considera en
absoluto el famoso complejo como una
prueba iniciática de entrada en la cultura,
la civilización, incluso la “subjetivación,
bajo la forma de una “normativización”
edípica (…) el tratamiento especial que le
reserva a la figura paterna, inanalizable
por él, en última instancia dada por su
naturaleza religiosa” (p. 214). Es en la
figura paterna donde Lacan tomará
distancia de la función estructurante del
mito como soberano, en el terreno de la
explicación freudiana del padre. Más
bien, Lacan hará una intersección
imaginaria en los problemas estructurales
del Edipo y de la cultura, que el mismo
Freud asumiría como efectos de la
cultura, sin embargo, es con el padre que
también se podría nominar un inicio y es
en esa parte donde Lacan abordaría los
discursos del padre en torno a la figura de
lo real propio.
El padre deja de ser un agente
“idealizado” tal como lo plantea Rosolato
(1974) más bien se encargaría de las
funciones propias, y pasa a ser un agente
23
diferenciante, lo anterior, nos hace
comprender que esa figura-metáfora del
padre, conjuga un poco con la
indeterminación que Freud ya venía
denunciando, en este punto se juegan dos
cuestiones el arjé (creación) o la ananké
(lo inevitable) El padre que funda o que
da la fundación es causa en Lacan, en
Freud seria la consecuencia absoluta del
deseo. Rubinsztejn (2006) lo llama el
sentido catacrético en el lenguaje, donde
el padre sería una palabra imposible de
canalizar en algunos discursos, sin
embargo como exigencia clínica, y para
pensar el orden de la cultura es
fundamental, hay que anudar a la realidad
del decir subjetivo la concurrencia del
padre. La importancia de la muerte del
padre tal como nos lo plantea Lacan,
aparte de la buena nueva traída por Freud,
fue atisbada por la Filosofía occidental
con Nietzsche (1999), y la noción del
Dios ha muerto, como algo que funda los
vínculos y los lazos de lo social. El padre
en este orden de ideas, se ubica como
significante, es una metáfora. El padre
simbólico sin el significante no
significaría nada, no existiría.
Anudando secuencias.
La catacresis es un término que
significa que las palabras en su esencia se
dirigen no solo a la significación
arbitraria, que de hecho es parte central
dentro de los postulados de la lingüística
–arbitrariedad del signo– sino, la
funcionalidad polisémica de la palabra
padre, que se acerca mucho a función que
se establece en el psicoanálisis, ya que
cuando nos referimos al padre, no nos
referimos a la esencia misma del padre tal
cual lo percibimos en la realidad, hay
nombres que designan tal función desde
la perspectiva de lo social y lo cultural. “la
metáfora es la sustitución de un
significante por otro, pero (la palabra) –
ojo de cerradura” ¿a qué palabra
sustituye? , en este sentido se trata de una
metáfora originaria: la inscripción de un

significante, pero no en el lugar de otro
sino en el lugar de nada “(Rubinsztejn,
2010, p. 143) si habría que ubicar la
metáfora “padre” seria a partir de una
función catacretica tal cual no induce
Lacan al momento de hallar el carácter
univoco de los relatos que hacía Freud en
torno a la noción del padre, y las
implicaciones de esta función dentro del
psicoanálisis mismo.
El padre simbólico, es el padre
mítico, el que organiza los significantes
primordiales, también es el padre del
complejo de Edipo en tanto que, juega la
sustitución primordial por el significante
madre, es en el advenimiento de la
pregunta del niño por su circunstancia
particular; la que hace que el niño/a se
pregunte por la naturaleza de sus padres,
“Para el niño pequeño los padres son, al
principio, la única autoridad y la fuente de
toda fe. El deseo más intenso y decisivo
de esos años infantiles es el de llegar a
parecérseles -es decir, al progenitor del
propio sexo-; el deseo de llegar a ser
grande, como el padre y la madre. Pero a
medida que progresa el desarrollo
intelectual es inevitable que el niño
descubra poco a poco las verdaderas
categorías a las cuales sus padres
pertenecen.” (Freud, 2001, p. 189), esto
se sortea como se percibe en la neurosis,
aunque también, esas relaciones se irán
jerarquizando en el complejo de Edipo ya
que lo primordial es que allí ex–sista un
signifique que logre anudar los registros,
tal como lo evidencia el esquema
imaginario, tal como Lacan (2010) lo
expone en el seminario 4, ya que allí esa
relación simbólica, determinara la
posición del fetiche (falo) dentro de la
relación imaginaria.
24
Planos del padre: mito, estructura y efecto
El padre simbólico actúa como
metáfora paterna en la neurosis, el
significante padre sustituye (no lo anula)
al significante materno, el padre
simbólico actúa también como nombre.
Es el nombre del padre en tanto que
enunciado, unido a la ley, lo simbólico es
impensable, es un significante y actúa
como función simbólica, en tótem y tabú,
Lacan (2008) ubica en Freud la
importancia del padre asesinado, lo
anterior como valor mítico, en resumen,
hace escritura, símbolo, huella. ¿Cómo
ubicar el mito? El mito es una estructura,
que para Lacan significa la génesis
estructural de los procesos y del
parentesco humano, hecho que lo lleva a
la antropología estructural, guiada
principalmente por los trabajos de Claude
Levi- Strauss.
El padre imaginario es el de la
función de la identificación, además que
es el de la realidad, el padre en tanto
rivalidad, el padre imaginario es aquel
mediante el cual, rivaliza el niño, es el
padre que se inviste y toma diversos
posicionamientos: padre bueno, malo,
presente. El padre imaginario al ser
también un agente imprescindible en la
configuración subjetiva del sujeto, se
diferencia del padre simbólico por ser
aquel que constata y encuadra el eje del
ideal del Yo. Es en la identificación donde
el sujeto arremete con su fantasma que
diferente al padre real, se identifica
prolijamente en su lucha por la madre.
La madre es allí objeto de gozo de
parte del padre, pero en la fantasía es
donde el niño rivaliza directamente con el
padre, sustituciones que se observan en
los juegos y en las estructuras de los
cuentos e ideaciones infantiles entorno a
la omnipotencia de la imagen paterna.
En un tercer momento se articula
la función del padre real, el padre real
representa lo fantasmático del sujeto, esa
función donde el padre se estructura
mitológicamente en el deseo propio del
Revista Asociación Piera Aulagnier
sujeto, es en el deseo del sujeto donde se
puede ubicar la posición del gozo del
padre, este deseo planteado desde la
construcción del complejo de Edipo. La
prohibición del gozo es lo que anudara
esas relaciones entre el padre imaginario
y el padre real, Lacan planteara en ese
gozo una ignorancia feroz (Lacan, 2008).
Acá hay una diferencia que establece
Lacan, entre el padre real y el padre de lo
real o en lo real. El padre real es un agente
estructurador (Lacan, 2008), es aquel
mediante el cual se cumple la función de
castración, el padre real es agente de la
castración, ya que es el padre que goza,
los mitos Freudianos se sostienen por la
relación de ese gozo primordial del padre.
El gozo del padre escapa frente a
la prohibición, el padre de la horda
primitiva es aquel que goza, ese padre
mítico que goza de todas las mujeres. Lo
real debe ser tomado como lo
concerniente al gozo del padre muerto,
ese gozo que esta intrínsecamente
imposible, en lo real. Lacan comenta que
en ninguno de sus mitos, Freud describe
la genealogía o la prehistoria del padre
castrador. “El padre, el padre real, no es
otra cosa que el agente de la castración , y
esto es lo que la afirmación del padre real
como imposible está destinada a
enmascararnos” (Lacan, 2008, p. 132) lo
anterior Lacan lo coloca en tanto que los
hijos no pueden acceder al gozo, ya que el
agente de ese mismo gozo es el padre, es
el prohíbe el gozo, por consiguiente
Lacan pone a los hijos como castrados
(Lacan, 2008) hijos a los cuales se les
prohíbe el gozo, esto estructurado en el
mito del padre de la horda primitiva,
donde se postula el deseo originario de
matar al padre. La verdad pertenece al
orden de lo real.
25
Comentario a la clase “Edipo,
Moisés y el padre de la horda
primitiva” del seminario 17 de
Lacan.
En un primer lugar describiré la
importancia que tiene en el discurso
lacaniano lo que Lacan llama la
articulación y las posiciones dentro de los
cuatro discursos, en un segundo momento
establecer cuál es la posición del analista,
y en un tercer momento, describir como
aborda el tema de Edipo- Moisés y que
relaciones tienen con el padre primordial.
Si bien esta clase no es un comentario
exhaustivo en torno a la función paterna
propiamente dicha, esta clase si nos
coloca a elaborar a partir de los discursos
la importancia que tiene el padre como
fundador de la ley, la implicaciones que
tiene en el mito, y como se plantea con el
padre de horda primitiva, es lograr
establecer en la medida que tan cierta fue
su aparición y los comentarios que tanto
Freud como Darwin realizaron de él.
Los cuatro discursos se establecen
a partir de ensamblar y de estructurar los
lugares mediante los cuales se realizarán,
las funciones y las articulaciones ¿Qué se
articula y estructura? Los decires y las
practicas propias de una época, si bien se
observa cómo se establecen los 4 lugares
(arriba hacia la izquierda, arriba hacia la
derecha, abajo la izquierda y abajo hacia
la derecha) es importante saber que
lógicas son las cuales se asignan y para
qué se establecen tales relaciones. Arriba
a la izquierda observamos que existe el
agente, el significante amo, el agente que
significa el lugar la intemperancia de la
ley, el lugar donde se instaló y se instala
el amo tanto en la antigüedad como en la
contemporaneidad, ya que “en el nivel del
discurso del amo, en efecto el lugar de
arriba a la izquierda no puede ocuparlo el
sujeto barrado que , a decir, verdad a
primera vista no hace ninguna falta,
porque en un primer tiempo no se plantea
así, idéntico a sí mismo” (Lacan, 2008, p.
108).

Arriba a la derecha es importante
ya que allí se instala, el lugar del Otro, el
lugar del saber, el primero se establece
como s1 – que sería el significante amo-
y acá sería el s2 caracterizado por el lugar
del trabajador, esa relación de antaño
trazada por la dialéctica hegeliana de la
dialéctica entre el amo y el esclavo, es
indispensable arrancar desde allí ya que
esta estructuración se realiza cuando el s2
produce un objeto, un a. Este objeto será
retribuido al amo, en la relaciones, es el
objeto que tendrá un plus, en la manera en
la cual el amo, le exige al trabajador
producir el objeto, el objeto plus de gozo,
que le permite al amo ergo gozar de todo.
En esta clase es importante señalar como
también hay una relación entre esta
jerarquía de los significantes y como se
establecen en la lógica de lo inconsciente,
no como un lugar cualquiera, sino como
Spaltung tal cual, como nos lo comenta
Freud y Lacan anteriormente en el
coloquio de Bonneval y el seminario 11.
En esa posición original del
agente, es donde se germina, comienza, se
sostiene cada discurso; ya bien sea el
analista, el universitario, el del amo, y el
de la histérica, conformando lo que se
conoce como los cuatro discursos. Sin
embargo en el orden de la producción –
donde originalmente en el discurso del
amo es representado por el a – es
importante resaltar que en cada momento,
en el lugar de abajo a la izquierda es
donde se puede establecer la relación con
la verdad, en cada discurso también se
juega la suerte de imposibilidad, o dicho
de mejor forma, es la manera en la cual se
organizan y se sostienen los discursos, o
las cuatro patas como lo advierte Lacan.
“¿Qué nos les habré dicho yo, en efecto,
de todos decir posible en el lugar de la
verdad? La verdad, les digo, solo puede
enunciarse con un medio decir y les he
26
Planos del padre: mito, estructura y efecto
dado como modelo el enigma” (Lacan,
2008, p. 108). Lo anterior para poder
situar al importancia y la impotencia que
se enuncia entre la ambivalencia que se
encuentra en lo que sostiene. Es
importante señalar que el sitio del a, es
corruptible al movimiento de cada cuarto
de vuelta para cambiar de discurso.
El analista en ese caso, es el que
recorre el velo de un agente que también
se para en una verdad que se basa en el
medio decir tal como lo dice Lacan, es
una verdad que de alguna u otra manera
es más compleja que la verdad, entrevista
en el discurso de la universidad.
Volviendo al discurso del amo – es
importante resalta ya que será la vía para
llegar a la temática del padre- es
importante señalar que el amo, para que
gozo es importante que ese gozo de
entrada se le ofrezca como plus, para que
el discurso del amo funcione debe
mandar, hacer exigencia, un poco
parecido estructuralmente a lo que hacía
el Padre de la horda primitiva, un
ordenamiento en este nivel con el gozo es
algo importante, esto lo evidencio Freud
en Tótem y Tabú, ya que allí es donde
evidencia una existencia del padre de la
horda, aun sabiendo que era casi un mito,
mito, que como el de Edipo, Lacan lo
aludirá como el sueño de Freud. “Sólo
con que desempeñe su función de amo ya
pierde algo. Al menos por eso que pierde
se le debe devolver algo del goce,
precisamente en plus de goce” (Lacan,
2008, p. 113). Esto anterior, es importante
en tanto que es en el campo del gozo
donde se pueden tener las paradojas del
Padre propiamente dicho.
Al igual que el padre de la horda
primitiva – al cual Lacan le alude de haber
sido una “invención Darwiniana”, hablara
de la importancia que tiene el complejo de
Edipo, el cual lo situará de la siguiente
manera, “El complejo de Edipo, tal como
nos lo cuenta Freud haciendo referencia a
Sófocles, no es tratado de ningún modo
como un mito. Es la historieta de Sófocles
Revista Asociación Piera Aulagnier
sin su lado trágico, ya lo verán” (Lacan,
2008. P. 120). Lacan alude a Freud que la
manera en la cual aporta Freud una
mirada al complejo de Edipo es a partir de
esas relaciones de gozo entre Edipo y la
madre. El prototipo que representa Freud
–comenta Lacan– es totalmente contrario
a lo que aborda en el Edipo. “El viejo
papá las tenía a todas para él, cosa ya
fabulosa –¿Por qué las tendría todas para
él? – pero resulta que de todos modos hay
otros chicos, ellas también pueden tener
algo que decir. Le matan. Las
consecuencias son muy distintos entorno
al mito del Edipo” (Lacan, 2008, p. 120).
Lacan nos remite a Freud para que
encontremos ese entramado de
posibilidades que se juega en el sujeto con
respecto a la importancia que tiene la
unión parental – al igual realiza una
evocación a Claude Levi-Strauss – para
comentar que lo que quizá haga lazo no
son las señales de consanguinidad,
27
también quizá la segregación, en ese
orden de ideas pienso que habla de
diferenciación. Por último, y más extraño
aun es la del Dios del Moisés y el
Monoteísmo de Freud, una figura más
bien enigmática si tenemos en cuenta que
a comparación del mito edípico (el cual
Lacan lo reduce a inservible en la labor
analítica) se basa en el enaltecimiento del
Uno, una noción de unidad, que parte de
la premisa de la tradiciones orientales por
transmitir por medio de los profetas un
mensaje; mensaje antitético si tiene en
cuenta que el mensaje de Edipo es gozar
de la madre por medio de un no-saber que
atañe a la muerte del padre, es allí donde
Lacan postula el padre real para dar
cuenta de esos accesos de gozo al cual
Edipo no se vio maniatado , ya que de
hecho gozo, por último se basa su análisis
de estas estructuras del padre diciendo
que de hecho, el complejo de Edipo puede
ser considerado como el sueño de Freud.
 Planos del padre: mito, estructura y efecto

Referencias
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Freud, S. (2001) Obras completas. Tomo XIII. Tótem y Tabú y otras obras (1913-1914).
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Tort, M. (2008) Fin del dogma paterno. España: Paidós.
Lacan, J. (2010). Seminario 4: la relación de Objeto. Buenos Aires: Paidós.
Lacan, J. (2008) Seminario 17: El reverso del Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.

28
Revista Asociación Piera Aulagnier
SPINETTA, EL PSICOANÁLISIS Y SU PRÁCTICA
Daniel Castiblanco Cortés
Luis Alberto Spinetta fue uno de
los símbolos de una juventud
transgresora, polémica e irreverente de
hace algunas décadas. Tras sus sonidos
estridentes, a veces extraños, a veces
modernos y, para algunos, molestos, hay
un trabajo de elaboración en torno a las
líricas y al discurso sobre el cual se sitúa,
siendo la crítica y el cuestionamiento sus
principales aportes para pensar una
manera distinta de posicionarse en el
mundo.
En este sentido, recorrer su obra es
encontrar múltiples referencias que pasan
por la literatura, la poesía, el teatro, la
filosofía y el psicoanálisis, poniéndolo al
alcance de quien lo quiera escuchar.
Lector autodidacta, talentoso compositor
en lo musical y lo poético, posiblemente
impulsado por su profunda sensibilidad…
¿qué hay en su trabajo o en sus influencias
que pueda interesar a quien practica el
psicoanálisis?
De entrada, hay que recordar
aquello que menciona Freud (1979, citado
en Marín, 2017) sobre los poetas, que:
“… son unos aliados valiosísimos y su
testimonio ha de estimarse en mucho,
pues suelen saber de una multitud de
cosas entre cielo y tierra con cuya
existencia ni sueña nuestra sabiduría
académica. Y en la ciencia del alma se
han adelantado grandemente a nosotros,
hombres vulgares, pues se nutren de
fuentes que todavía no hemos abierto
para la ciencia” (P. 91 – 92)
Lo primero a destacar es que, para
Freud, debe existir una apertura a
distintos saberes, pues el psicoanálisis no
es una teoría cerrada, se nutre de
diferentes tipos de conocimiento, como
también pasa en la obra de Spinetta. En el
caso del psicoanálisis, la antropología, la
lingüística, la literatura, la filosofía o el
arte fueron elementos para su
29
constitución, lo que parece perderse de
vista por la extraña demanda de un
purismo a ultranza.
Así, la consecuencia que trae a la
práctica dicha postura es la incapacidad
por reinventarla como posibilidad más
allá del consultorio o el dispositivo
tradicional. Y es entendible que la
resistencia sea grande, pues una
institucionalidad entera se ha constituido
en torno a este, como también una
interpretación “correcta” de la teoría.
Por el contrario, permitirse una re-
lectura y una re-interpretación de los
textos permite la articulación de los
conceptos fundamentales en otros
espacios, lo que se hace necesario en una
realidad como la latinoamericana,
atravesada por un complicado momento
histórico, social, político y económico
que no se puede pasar por alto.
“Mejor pues que renuncie quien no pueda
unir a su horizonte la subjetividad de su
época. Pues ¿cómo podría hacer de su ser
el eje de tantas vidas aquel que no supiese
nada de la dialéctica que lo lanza con esas
vidas en un movimiento simbólico?”
(Lacan, 2009, P. 308)
Tal vez mucho se haya dicho
sobre esta cita, pero hay cierta reserva
para hacer algo con ella, pues parece que
en algunos espacios el psicoanálisis es
algo ajeno a la realidad social,
extraterritorial, abstracto y
autosostenible, lo que genera graves
problemas cuando se trata de la clínica, ya
que omite elementos importantes para el
encuentro analítico.
Por esto “la clínica psicoanalítica
debe consistir no solo en interrogar al
análisis, sino en interrogar a los
analistas, de modo que estos hagan saber
lo que su práctica tiene de azarosa”

(Lacan, 1981, citado en Zuberman, 2002),
y es algo sobre lo que parece haber un
olvido (in)voluntario, ya que algunos
psicoanalistas tratan de sostener una
posición de infalibilidad, dejando a un
lado el hecho de no poder decirlo ni
escucharlo todo, donde tampoco existe la
posición neutral dado que él mismo es
sujeto, con su propio inconsciente como
aparato para la escucha.
Además, hay una condición
histórica, al menos en lo que refiere a
Colombia, y es que la enseñanza del
psicoanálisis llegó en principio mediada
por los conceptos de la psicología del yo,
adaptación, eficiencia, eficacia y
efectividad, que borraban los elementos
subversivos que abren un camino alterno
a las prácticas dominantes:
“Su orientación negó de plano la
investigación y la reflexión sobre los
problemas de nuestra sociedad, lo que
produjo un Psicoanálisis universitario
igualmente imposibilitado para acceder
al dominio de la teoría tal cual la trabajó
Freud y su contacto con las innumerables
dificultades de nuestra vida.” (Díaz et al.,
1999, citados en Gallo, 2016, P. 175)
Teniendo en cuenta esto, es
necesario resaltar que el psicoanálisis no
es un saber de unos pocos, no es algo que
se deba certificar necesariamente en una
institución, ya que el mismo Lacan (2012,
P. 261) menciona que “El psicoanalista
no se autoriza sino a sí mismo”,
acompañado también de lo que Freud
(Citado en Schejtman, 2011) considera
los 3 pilares de la formación: el análisis
personal, el estudio de la teoría y la
supervisión (más allá del concepto de la
Escuela acuñado posteriormente por
Miller), y la afirmación que los legos si
pueden ejercer el psicoanálisis. El que sea
capaz de articular su deseo con la
práctica, además de sostenerla en los
distintos espacios, que lo haga.
Pues bien, el artista, y en este caso
el músico (que, caso análogo al analista,
también hace uso de su escucha y su
30
Spinetta, el psicoanálisis y su práctica
sensibilidad), cuando se hace cargo de su
deseo, trasciende los límites de lo oficial,
de lo correcto, de lo cómodo, de lo
necesario para ser aprobado por otros,
para dar paso a sus afectos, sus
pensamientos y su singularidad, a tal
punto de lograr hacer de ello un universal,
valido para no-todos, pues cada uno lo
asume con sus propias identificaciones.
Volviendo a Spinetta, la que es
considerada su obra cumbre, Artaud,
toma conceptualmente la referencia de
dos libros de este autor, principalmente de
Van Gogh El Suicidado Por La Sociedad.
Antonin Artaud, poeta, novelista y
dramaturgo francés, pasa un buen tiempo
recluido en sanatorios recibiendo
tratamientos psiquiátricos, de los cuales
resulta acérrimo contradictor.
Precisamente, el libro mencionado es un
ensayo donde afirma que lo que lleva al
suicidio a Van Gogh no son problemas
consigo mismo, sino un entramado social
que lo va acercando al abismo.
Y más allá de que se pueda pensar
que este tratado es mero delirio, o algo
que no hay que tomarse muy en serio, es
necesario recordar el origen de la escucha
en el psicoanálisis, la queja de Emmy Von
N., exhortando a Freud (1889, citado en
Achilli, 2013) “con tono muy brusco
según él, que no debe estar “preguntando
siempre de dónde viene esto y esto otro,
sino dejarla contar lo que tiene para
decir””.
Entonces, vale la pena escuchar a
Artaud (2014) cuando dice en su carta a
los psiquiatras: “no podemos admitir que
se impida el libre desenvolvimiento de un
delirio, tan legítimo y lógico como
cualquier otra serie de ideas y de actos
humanos”, y no es para menos, pues fue
uno de ellos quien prohibió que sus obras
fueran publicadas, ¡qué doloroso para el
artista saber que su obra no puede andar
libremente! ¡Una voz acallada por
disposición del profesional que sabe
(supuestamente)!
Revista Asociación Piera Aulagnier
También, en su libro sobre Van
Gogh, Artaud (2008) menciona:
“La psiquiatría ha tenido como origen la
turba plebeya de los seres que han
querido preservar el mal en la fuente de
la enfermedad, y que han extirpado así de
su propia nada una especie de guardia
suizo para arrancar de raíz el impulso de
rebelión reivindicatoria que está en el
germen de todo genio” (P. 11-12).
Y es que esto aplica no solo para
el psiquiatra, sino para el analista, ¿es el
analista el que permite con su práctica la
emergencia del sujeto y su deseo o el que
pretende que este se adapte a las lógicas
de producción de subjetividades en serie?
El valor del caso de Emmy Von N. y el de
Artaud radica en el cuestionamiento de un
poder que brinda determinada posición,
siendo el sujeto el que pone resistencia
contra lo que el otro le reprime.
Así, en la canción de Spinetta “La
Mirada de Freud”, en un momento de
tristeza, desidia y tedio, arremete contra
los psicoanalistas, representativo Freud,
donde los presenta como seres invasivos,
y piensa de su teoría con sus
terminologías extrañas que “es un sueño,
no es una oportunidad”, la canción de
Spinetta (1986) dice: “Esta mirada de
Freud/ Se inmiscuye en mis asuntos/ Yo
solo quiero bailar”
Claro, el psicoanálisis molesta,
lleva al sujeto a pensar en aquello que no
quiere saber, lo pone de cara ante su
angustia o su falta constitutiva, pone de
manifiesto sus resistencias, pero no hay
que confundir esto con la sensación de
tedio por no encontrar un espacio para
hablar, para desplegar su discurso. En la
canción se habla de una mirada, cuando la
principal herramienta del analista es la
escucha, y más que un error conceptual de
Spinetta sobre el psicoanálisis, se trata de
lo que muchos pacientes pueden llegar a
sentir cuando el analista no calla para
escuchar, sino para ser el que sabe.
Finalmente, esta es la preocupación de
Spinetta con Artaud: la incapacidad para
31
la escucha de las palabras en su extensión,
en la diversidad de figuras que estas
toman y que terminan siendo negadas.
El mismo Spinetta reconoce,
haciendo alusión a lo comentado
previamente sobre Freud y su teoría:
“Ciertos escritos de Freud parecen los
primeros balbuceos de un lenguaje
nuevo, e incluso guardan cierta
tosquedad. Otros párrafos están al borde
de lo literario, aunque yo siempre me
había negado a apreciar estas virtudes.
Ahora bien, la mirada de Freud, que es
una mirada severa, se inmiscuye en los
asuntos de cualquiera, se psicoanalice o
no, quiera o no. Y no solo Freud, todo el
psicoanálisis” (Berti, 1988, P. 87).
Y es que el problema no se
encuentra en la teoría en sí, sino en el uso
acartonado y dogmático que se le ha
venido dando, llegando incluso a parecer
que los psicoanalistas quieren ser más
freudianos que Freud o más lacanianos
que Lacan, adoptando tonos afrancesados
o vestimentas similares, reduciendo los
debates a cómo debe pronunciarse o
traducirse algún término.
Puede que el psicoanálisis sea una
práctica marginal, pero eso no quiere
decir que se mantenga al margen de tomar
postura, por ello existe un deseo del
analista, y el deseo implica a un sujeto y
su singularidad, alguien que asuma ese
lugar. Hacerse un nombre propio es cosa
de toda una vida, y vivir a la sombra del
nombre de otro, llámese Lacan, Freud o
quien sea, es quedar oculto tras la réplica,
impidiendo la emergencia de lo singular,
donde cada uno debe arreglárselas con lo
que sabe y con lo que no, para, más allá
de la angustia, mantener encendido su
deseo.
Como Spinetta, que logró tomar
referentes extranjeros y hacer de ellos
otros, hablar a través de ellos, ponerlos
cerca de la gente, a partir de su historia
particular, sin necesidad de un estudio
formal de la música o la filosofía. Con su
deseo, logró escribir y experimentar las

más bellas y diversas líricas y melodías,
aun pasando por experimentos que no
serían necesariamente aplaudidos,
llegando a saltar de banda en banda para
no repetir las mismas formulas (uno por
uno), siempre en la búsqueda por
reinventar el rock con su propia
singularidad, elaborarlo con su propio
decir. En sus palabras:
“Uno mismo vio que dejó guardado algo
que no servía y que se avivó en otro
momento y tuvo que alterar el curso de
sus horas para ajustarlo y llevarlo a que
eso no lastime a nadie ni vos te
lastimes… Una toma de conciencia de las
32
Spinetta, el psicoanálisis y su práctica
relaciones humanas…” (Spinetta, en
Milani, 2013)
Su camino fue la música, pero
quizá al analista le ayude a pensar lo que
los legos tienen por decir sobre las
maneras de hacer con un saber. Puede
que los analistas necesiten recordar la
actitud transgresora, revolucionaria y
emancipadora que ha caracterizado la
práctica: la pregunta y no la certeza como
su sustrato, la posibilidad de hacer
emerger nuevas (im)posibilidades: Otras
maneras vivir en la multiplicidad.
Revista Asociación Piera Aulagnier

Referencias
Achilli, E. (2013). La Clínica De La Escucha. Imago Agenda: Argentina. Extraído de:
http://www.imagoagenda.com/articulo.asp?idarticulo=2304
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Katharsis: España. Extraído de:
http://revistaliterariakatharsis.org/Artaud_Van_Gogh.pdf
Artaud, A. (2014). Carta A Los Directores De Asilos De Locos. Grupo Cuerpo Sin
Órganos. Colectiva Antipsiquiatría: Chile. Extraído de:
https://colectivoantipsiquiatria.wordpress.com/2014/09/01/carta-a-los-directores-
de-asilos-de-locos-antonin-artaud/
Berti, E. (1988). Spinetta: Crónica E Iluminaciones. 1ra Edición. Editora AC.: Buenos
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Gallo, J. (2016). Genealogía de la historia de la psicología en Colombia. Tesis Psicológica,
vol. 11, núm. 1. pp. 162-181. Fundación Universitaria Los Libertadores: Bogotá,
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Lacan, J. (2009). Escritos I. 3ra Edición. Editorial Siglo XXI: Buenos Aires, Argentina.
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Marín, N. (2017). Acto Poético <> Acto Psicoanalítico: Literatura, Retórica Y Nonsense.
Acta Poética N° 38. Universidad De Costa Rica: Costa Rica. Extraído de:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-
30822017000200085
Milani, L. (2013). Pescado Rabioso: Una Utopía Incurable. Buenos Aires, Argentina: Lidia
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Schejtman, F. (2011). Notas Para Una Clínica Trenzada De La Formación Analítica. III
Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología,
XVIII Jornadas de Investigación, Séptimo Encuentro de Investigadores en
Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires,
Buenos Aires. Extraído de: https://www.aacademica.org/000-052/868.pdf
Spinetta, L. (1986). Privé. Buenos Aires: Estudios Moebio.
Zuberman, J. (2002). ¿Qué Se Entiende Por Clínica En Psicoanálisis? Escuela Freudiana
de Buenos Aires: Argentina. Extraído de:
http://www.efba.org/efbaonline/zuberman-11.htm

33

Tecnología y pulsión escopica en la hipermodernidad
CONECTA-a´
TECNOLOGÍA Y PULSIÓN ESCOPICA EN LA
HIPERMODERNIDAD
Verónica Icasuriaga
Conecta-a´, es el nombre elegido
para este trabajo como modo de
ejemplificar que a partir de las redes
virtuales hay una conexión entre el sujeto
y el otro, que sirven de soporte para la
relación imaginaria con el semejante.
Hemos entrado en tiempos de la
hipermodernidad, lo cual desde hace unos
años está gestando cambios que ya
pertenecen a nuestras vidas. Estos hechos
trazan un nuevo paisaje en este siglo y
producen una mutación sin precedentes
en la historia de los hombres.
A los nacidos en 1982, se los
llama millennial generation, los medios
de comunicación así los llamaron,
vinculando por primera vez una
generación, con el nuevo milenio. Los
jóvenes, nacidos a partir de 1997, que han
sido los primeros en nacer bajo el ala de
los dispositivos móviles, con acceso a la
información de manera inmediata, a su
vez, son llamados “centennials”. Esto por
supuesto tiene diferentes efectos e
influencias sobre su manera de ver el
mundo y de desenvolverse dentro de un
universo pura y enteramente globalizado.
En este nuevo mundo tecnológico, los
sujetos a veces son víctimas, y muchas
otras veces actores. Podemos ser según la
circunstancia, objetos o agentes del
mismo. La mirada indudablemente es un
rasgo de esta época, hay ojos por todos
lados, estamos frente a una mirada
intrusiva, un Dios omnividente, creado
por la ciencia y la tecnología, ojos que
nunca duermen. La mirada irrumpe e
invade por doquier, está presente en todos
los ámbitos de nuestra vida, el deseo de
ver y ser vistos es la primacía de la época.
La ciencia ha llevado el deseo de
ver/verse a la máxima de ver todo,
34
Conecta-a´
planteándonos una exigencia de
visibilidad. La máquina de ver, es la
cultura misma, nos hemos vuelto
vouyeristas y a su vez vivimos siendo
observados. La ambición actual de la
ciencia es ver todo –full visión–. Nuestro
ojo es cada vez más un aparato,
televisión, computadoras, celulares, nos
pasamos la vida entre pantallas, a su vez
la mayoría de las pantallas traen webcams
enlazadas así que también hay un ojo que
mira, que hace desaparecer el corte entre
ver y ser visto (entre el sujeto y el objeto)
La hipermodernidad es la
instauración de una idea, la de que todo
real es visible, y a su vez la creencia de
que todo lo que se ve es real. Hoy el ser
humano, antes de nacer, primero, es un
ser, mirado por la ciencia, por las
ecografías cada vez más exactas. El niño
es visto en la imagen antes de nacer, las
imágenes médicas inventan un nuevo
nacimiento. El niño ya no solo es
anticipado por la palabra, sino que es,
puesto en presencia en la pantalla. Es una
imagen creadora del niño previo a su
nacimiento.
Luego de nacer será mirado, en el
mejor de los casos por sus padres pero
también cada vez más por las webcam de
los padres, videollamadas, cámaras en las
guarderías infantiles, asociadas a un link
donde los padres pueden observar a sus
hijos, etc.
Bajo esa mirada es importante
tener en cuenta que el niño no es mimado,
tocado o besado, el niño será observado.
En los últimos años la captación
de imágenes por dentro y por fuera de
nuestro cuerpo ha hecho explosión.
Revista Asociación Piera Aulagnier
El problema para los psicoanalis-
tas ante esto es, que el muro de las
imágenes que nos rodea, se libera del ojo
humano, de la naturaleza. Lacan toma el
concepto de ventana para hablarnos de
una función fundamental y la define como
el sostén de la “relación estructural” del
sujeto con el mundo, de un lado el sujeto
del otro el mundo
De un lado el sujeto regido por las
leyes del lenguaje, del otro podríamos
decir, el mundo regido por las leyes de lo
visible.
La ventana tiene una función
estructural para la óptica humana, es la
necesidad de un marco de visión, la
necesidad de un borde. Ver es encuadrar.
Todo encuadre implica un recorte de lo
visible entre el campo de la visión y lo que
queda fuera del campo de la misma.
La hipermodernidad instala una
ruptura, se instaura un nuevo régimen de
mirada, el de una visión sin marco, una
visión fuera de marco, una visión sin
ventana.
Mientras que la ventana ordenaba
la relación del sujeto con el mundo, la
supresión de la ventana suprime esta
división.
Esta tensión hacia la supresión de
los límites ante el sujeto y el mundo tiene
consecuencias, por ejemplo la disolución
del espacio de lo íntimo a la que
asistimos a diario
No hay intimidad si somos
mirados, interna y externamente,
podemos ser observados por un satélite
desde lo más alto del cielo, o
inspeccionados cada vez más en detalle,
dentro de nuestro cuerpo. La pulsión
escopica avalada por la ciencia nos ubica
en un presente inmersos en un goce de
miradas.
Terrorismo mediante hemos
entrado en la era de la vigilancia, la
mirada se ha mundializado, la mirada que
35
apunta hacia el anti terrorismo, que vigila
a algunos en realidad nos afecta a todos.
Somos todos vistos.
La mirada se ha convertido en los
muros de la actualidad. Hemos
construido prisiones a cielo abierto.
Ya no se cree en el discurso, lo
simbólico es objeto de una desconfianza
cada vez mayor, los ideales se derrumban,
la ley se cumple cada vez menos, los
valores se debilitan, las prohibiciones se
licuan. El padre y los valores se
resquebrajan.
Somos continuamente mirados en
nuestros gustos e intereses, el teléfono
nos localiza y Google en una aplicación
“Sobre ti” recopila todos estos saberes en
un perfil sobre todo lo que circula en las
redes sociales, sobre cada uno de
nosotros.
Se traza así un perfil que almacena
nuestros datos e incluso les permite a
muchas empresas “anticiparse” a nuestros
deseos en ofrecimiento de sus servicios o
productos.
En el tiempo de la descreencia de
los ideales, los objetos han tomado este
lugar, celulares, playstation, tables,
televisiones inteligentes, etc.
Todos hoy somos sujetos
“conectados” a algo, sujetos conectados a
objetos.
Lacan nombra a estos objetos,
gadgets, dispositivo electrónico que tiene
un propósito y una función específica
generalmente de pequeñas proporciones,
practico y a la vez novedoso. En el
seminario XX ("Aún”) Seminario del
13/03/73, (pág 99 Edicion Paidos,) Lacan
habla del discurso científico diciendo
que, “por un lado, este discurso ha
engendrado todo tipo de instrumentos
que, desde el punto de vista que es el
nuestro, hay que calificar de gadgets”.

Tecnología y pulsión escopica en la hipermodernidad
Lacan está aludiendo al objeto
tecnológico, optando por nombrar algo
que hace un efecto extraño, apuntando así
a una especie de enigma.
Ideal en miniatura, accesible a
cada uno, especie de caricatura del
individualismo contemporáneo, objeto
personalizado pero también producido en
gran escala, igual para todos.
De ahora en adelante, seremos
sujetos sujetados a instrumentos que, se
han convertido en elementos de nuestra
existencia, que determinan una forma de
vínculo social. En la actualidad,
podríamos decir que forman parte del
discurso científico, en tanto un discurso
es lo que determinan una forma de
vínculo social.
Parece necesario tomar en serio a
esos “gadgets” que nacen, proliferan y
desaparecen del mercado con un ritmo
acorde a la velocidad de los tiempos.
Estas variaciones no son anodinas
en sus efectos, y conviene decir en qué
ellas pueden eventualmente contribuir al
advenimiento sino de un nuevo sujeto, al
menos de una subjetividad moderna.
En Intervenciones y Textos II,
(Manantial, Buenos Aires, 1988,) en la
Tercera, - Conferencia en Roma, 1974,
Lacan trata del momento en que a partir
de la ciencia se pueden crear objetos. En
ese momento, cambia radicalmente la
relación con la lengua y con el Otro, la
36
Conecta-a´
ciencia interviene no sólo adueñándose de
la naturaleza, sino haciendo nacer a la
percepción cosas totalmente nuevas. La
ciencia formalizada, hace existir
objetos, presupone entonces un cambio
en el estatuto del objeto, de la letra en
cuanto objeto. “¿Qué es lo que la ciencia
nos da?, pregunta Lacan y nos responde,
"Nos coloca gadgets entre los dientes," a
la mayoría al menos, “en lugar de
aquello que nos falta". Encubriendo lo
que nos falta con una cortina de humo
tecnológico. Podemos entonces
considerar ese objeto tecnológico,
sobreponiéndose a una ausencia, al modo
del fetiche. Y tal vez lo sea para muchos.
Pero por efecto de contragolpe,
Lacan saca esperanzas, porque es allí
donde espera al síntoma que como tal
implica la posibilidad del retorno de una
verdad. Lacan hace depender el futuro del
psicoanálisis de estos “gadgets”-que no
tienen como no seguir siendo un síntoma,
o haciendo síntomas, despertando la
sospecha de un nuevo modo de malestar,
donde la ciencia esta directamente
implicada.
Y es allí donde psicoanalistas,
estamos para intervenir, estando
advertidos, que los “gadgets”, nos
permitirán escuchar nuevos síntomas,
ante los cuales es importante no
retroceder a la escucha para incluirlos al
trabajo psicoanalítico que nos convoca
ser analistas en la hipermodernidad.
Revista Asociación Piera Aulagnier
LA ESCRITURA KAFKIANA: EL PROCESO ENTRE LO
FEMENINO Y LO POLÍTICO.
María Fernanda Bautista
El siguiente andamiaje político y
literario relativos a lo femenino servirán
para articular conceptualizaciones
referentes al “no-todo” desde el
psicoanálisis con las figuras literarias que
denuncian aparatos totalizadores y
mandatos tiranos con el absurdo, lo
contradictorio e incluso ignominioso
propio de la obra de Kafka. Articulación
que sin duda no hará otra cosa que trazar
el camino y argumento del presente
escrito. Ahora bien, en la presente
discusión sobre la escritura de Kafka,
cabe aclarar, que no se pretende abordar
una versión “feminizada” de ese autor que
abogue a interpretaciones erradas ya que
se significará lo femenino desde una
perspectiva psicoanalítica y no desde
imaginarios desde lo genital y cultural. Lo
anterior corrobora, que de ninguna
manera se pretende poner en duda la
identidad u orientación sexual de Kafka.
Así, para evitar confusiones (teniendo en
cuenta la concepción común que se tiene
de lo femenino y que usualmente se toma
como sinónimo de estereotipos de
feminidad conocidos en la sociedad)
desde, por ejemplo, las fórmulas de la
sexuación que plantea Lacan o demás
concepciones frente al tema de lo
femenino, se abordará la escritura
kafkiana. En consecuencia, se puede
rescatar lo dicho por Lacan a saber de San
Juan de la Cruz
Gente capaz como san Juan de la Cruz,
pues ser macho no obliga a colocarse del
lado del ∀xΦx. Uno puede colocarse
también del lado del no-todo. Hay allí
hombres que están tan bien como las
mujeres. Son cosas que pasan. Y no por
ello deja de irles bien. A pesar, no diré de
su falo, sino de lo que a guisa de falo les
estorba, sienten, vislumbran la idea de
que debe de haber un goce que esté más
allá. (Lacan, 2008, p. 92)
37
Así pues, la relación que se desea
establecer entre lo laberíntico kafkiano y
ese goce Otro femenino de su simbología
o su escritura que llevarán a realizar una
lectura inédita desde lo que se define
como femenino en este texto. Por
consiguiente, a través de la pregunta ¿Por
qué la escritura kafkiana se encamina a
una teorización psicoanalítica de lo
femenino? Se abordará lo femenino y lo
político en la novela El proceso con el fin
de presentar múltiples reflexiones acerca
de lo femenino, y en efecto, aportar una
lectura alterna desde la literatura de Kafka
enlazada a elementos de comprensión
alrededor de temas tales como: la
angustia, el deseo, el enigma femenino, el
Otro, La mujer y las mujeres como
singulares que bordean la escritura
kafkiana.
El proceso es una novela
inconclusa realizada por el escritor Franz
Kafka, se encuentra fragmentada y fue
publicada póstumamente en 1925. A
pesar de que Kafka haya dejado
incompleta esta novela, ha sido destacada
por su valor político y su tajante crítica a
la burocracia. El valor y análisis de lo
político en la novela El proceso de Franz
Kafka es indiscutible, eso lo demuestra
las innumerables interpretaciones y
reconocimientos de esta novela por
distintos autores como Benjamin (2001)
Adorno (1969) Zizek (2005) Citati (1993)
Deleuze (1983) Camus (1981) entre otros
autores desde diferentes disciplinas y
perspectivas. Por consiguiente, desde un
abordaje psicoanalítico se intentará
pensar el asunto de lo femenino en El
proceso, aspecto que resulta siendo una
oportunidad para interpretar la obra
kafkiana desde un ángulo diferente que al
mismo tiempo contenga y enlace
 La escritura kafkiana: El proceso entre lo femenino y lo político
elementos kafkianos con lo político en
general.
El proceso trata del apoderado de
un banco que una mañana es arrestado por
dos guardias que le notifican que tiene un
proceso en su contra. Desde ese
momento, el apoderado Joseph K.
empieza la trama que lo consume, en
donde no se sabe de qué es acusado y es
así como El proceso en general empieza a
ser una incógnita. A lo largo de la novela
participan diferentes personajes que
pertenecen al tribunal que condena a K.,
pero, aunque intentan dar pista acerca de
El proceso, no pueden ofrecer gran ayuda
para liberar al protagonista de su condena.
Asimismo K. tiene una relación particular
con cada uno de aquellos personajes, en
donde los más destacados en su mayoría
son mujeres. En medio de las vueltas y
agobio que produce el proceso, al final
Joseph K. muere condenado en manos de
unos guardias pertenecientes al tribunal.
Al realizar una lectura con
elementos transversales del psicoanálisis
es importante resaltar la importancia que
tiene pensar El proceso como un acto
político, los intereses que se tienen al
respecto con este diálogo es lograr una
comprensión de la escritura kafkiana que
se perfila en el proceso como lo femenino,
la relaciones que tiene K. con la ley, la
totalización del aparato represivo de la
justicia que convergen como un síntoma
de la política que llevará a pensar la
acción del personaje, como también las
escenas primordiales donde esa escritura
femenina de Kafka retornará como un
discurso del no-todo, concepto clave si se
desea tomar una lectura de la existencia
de lo político en la obra kafkiana.
La política como síntoma social
en tanto que la política, según afirma
Tudanca (2012) es acción, significante,
malestar y representación. La política
sostiene el lazo social de una cultura. Con
K., la sociedad y la cultura se perciben en
El proceso como un agente totalizante,
38
esa totalización no se puede leer desde la
diferencia sino más bien desde el no-todo
(Tudanca, 2012). El sentido que tendría
establecer la relación entre política,
psicoanálisis y la escritura de Kafka –
nominación desde lo femenino– es
intentar instaurar una lectura desde eso
Otro que se entabla con lo femenino y que
genera ciertas brechas, resistencias,
alzamientos desde eso que se denomina,
el goce Otro. K. con respecto a la ley
subvierte esa relación totalizante que
rodea su proceso, no se conoce la imagen
del verdugo, pareciese que K. es el efecto
de una persecución de la cual el mismo no
sabe. Se podría comentar que la política
que se tranza se acercara a una amalgama
masculinizante.
Allí donde no pueden más que padecer la
locura del macho que siempre anda
detrás de La historia, de La política,
como así también de La mujer tienen
mucho más que ofrecer desde el no-todo
en nuestro nuevo siglo que la nostalgia de
los hombres, no-todos, por los tiempos
pasados. Allí hay una llamita, una
oportunidad por verificar, siempre y
cuando no se intente hacer de ella una
totalización. (Tudanca, 2012, p. 98).
Lo anterior, vale la pena
resaltarlo, como una descripción de los
tiempos contemporáneos que se asemejan
mucho a los estrados y los decires que
componen El proceso, lo que se tranza de
allí desde lo femenino es lograr dejar a un
lado esas identificaciones impuestas por
un sistema que no tiene rostro, cuando K.
denuncia y padece. La persecución actúa
como ese “una por una” que va más allá
de una homogenización de la ley. La
política pareciese que efectivamente va
en contravía de lo femenino, lo que
evidencia en un contexto totalizante es
que no exista un espacio en donde se
pueda enunciar el no-todo, de allí también
que por ejemplo lo femenino se confunda
con la feminidad, por ejemplo, la
feminidad como mascarada (Laurent,
1999).
Revista Asociación Piera Aulagnier
“Alguien debió de haber
calumniado a Joseph K., puesto que, sin
haber hecho nada malo, fueron a
arrestarlo una mañana” (Kafka, 1983, p.9)
este es el primer fragmento con el que
comienza la novela El proceso. Un
comienzo lleno de desorientación, la
famosa pesadilla kafkiana. Así pues, la
situación angustiante es la que permanece
en la trama de la novela y también
constantemente permanece en Joseph K.,
personaje principal que no escapa de la
angustia, el tormento, la incertidumbre y
la pesadilla, aspectos que muchas veces
son reconocidos como lo femenino. Entre
los anteriores elementos kafkianos y el
tema de lo político, se comenzará a
entretejer el asunto de lo femenino en
psicoanálisis.
En la escritura kafkiana, se puede
observar lo femenino en tanto que ayuda
a comprender la significación de lo
político, en la escritura de Kafka parece
que jugara una comprensión de varios
puntos de fuga para construir una
subversión. Se toma el concepto de
subversión en tanto que, en la escritura,
palabras como “libertad” tienden a
expresar la lógica del no-todo. Asimismo,
Soler (2008) indica que, el no-toda es una
suerte de emancipación anuladora, en
donde la libertad radica en sustraerse, en
términos libidinales, de todo objeto, es
decir que lo no-todo no se encausa por un
objeto a. Así es como en la escritura
kafkiana se encuentra la denuncia de una
aparente libertad en donde, en el fondo,
aún se sigue en la lógica de la esclavitud
de las instituciones y los objetos, Kafka
comenta:
Usted está sólo arrestado, nada más. Yo
tenía que comunicárselo, lo he hecho y he
visto también cómo lo ha tomado. Ya es
bastante por hoy, y podemos
despedirnos, aunque sólo
transitoriamente. Puede que ahora quiera
ir al banco” “¿Al banco?, preguntaba K.
“Yo pensaba que estaba arrestado.” K.
preguntaba con cierta insolencia, porque,
aunque no había sido aceptado su apretón
de manos, seguía sintiéndose
39
independiente de aquellas personas,
especialmente desde que el inspector se
había levantado. Jugaba con ellos. Si se
iban, tenía la intención de correr tras de
ellos hasta la puerta de abajo y
proponerles que lo detuvieran. De ahí
que repitiese: “¿Cómo puedo ir al banco,
si estoy detenido?” “vaya”, dijo el
inspector, ya desde la puerta, “usted no
me ha entendido. Está arrestado, claro,
pero esto no debe impedir que ejerza su
profesión. Tampoco debe alterar su vida
normal”. (Kafka, 1983, p. 22)
Lo anterior, denota que lo
femenino es algo imposible de asir como
Real, es lo que escapa a la totalización por
medio de la lógica del no-todo, K. es un
personaje tomado en su singularidad ya
que desde allí se podría ver esa
diferenciación entre La mujer, la
feminidad y lo femenino (Bassols, 2017).
Lo enigmático de la ley femenina
del proceso
En el marco de lo no-todo del
anterior apartado, se puede continuar
mencionando que Lo femenino en la
escritura kafkiana tiene la suerte de
confrontar lo enigmático de las mujeres
en El proceso, las mujeres tienen un papel
que se acerca mucho a la misticismo:
«Las manos femeninas se sacan
mucho trabajo de encima sin darle
importancia, pensó; quizás él habría
hecho añicos el servicio allí mismo,
pero seguro que no hubiera sido
capaz de retirarlo. Miró a la señora
Grubach con cierta gratitud. (Kafka,
1983, p. 26)
De acuerdo con el anterior
fragmento de la novela, es indispensable
analizar esa relación que tienen las
mujeres de K. con respecto a lo que se
podría definir en psicoanálisis con un
goce casi inasible que es propio de lo
femenino. Estas manifestaciones logran
hallar consistencia en la medida que lo
femenino al ser eso Otro, se conjuga con
algo que va más allá del lenguaje, se
 La escritura kafkiana: El proceso entre lo femenino y lo político
puede pensar que en la escritura kafkiana
lo femenino es una voz que no tiene voz:
“Lo que me ha ocurrido”, continuó K. en
un tono más bajo que antes, y volvió a
mirar repetidas veces las caras de la
primera fila, cosa que daba a su discurso
un aire inquieto, “lo que me ha ocurrido
es sólo un caso aislado y, como tal, no
muy importante, puesto que no me lo
tomo muy enserio, pero es el síntoma de
un forma de proceder ejercida contra
muchos. Aquí hablo en su nombre y no
sólo en el mío” (Kafka, 1983, p. 48)
Lo particular de lo femenino es
esa voz que denuncia la homogenización
y que políticamente transgrede ese goce
que se totaliza como verdadero, es una
voz que rompe con la hegemonía que
hace pensar la historia y que K. nos invita
visibilizar esa voz ya que es “Una voz sin
palabras que hace lo suyo en el cuerpo
cuando se trata de lo femenino como un
goce particular.” (Brodsky, 1994, p. 177)
en esa totalidad, se encuentra imbuido la
palabra de K. lo enigmático se presenta en
la organización jerárquica que tiene el
sistema judicial con respecto a la
subjetividad del acusado. K. lo nombra
como una experiencia que quizá sea
posible escapar:
K. había deducido ya por sus propias
experiencias que la más baja de las
organizaciones del tribunal no era del
todo perfecta, que había en ella
funcionarios sobornables
prevaricadores, por lo que, en cierto
modo, la rígida y cerrada uniformidad del
tribunal presentaba grietas. (Kafka, 1983,
p. 122)
En el proceso pareciese que todo
está completo, finalizado, casi como un
absoluto, lo interesante de la apuesta
kafkiana es evidenciar esos puntos de
fuga que existen frente a una represión
totalizadora donde lo femenino es
fundamental como una lógica que
emancipa en ese “una por una” porque el
sistema, como se observa judicial, toma
un rasgo homogéneo y al fin y al cabo
pretende afirmarse tácitamente como una
verdad, la verdad del padre. El enigma en
esa conformación política del proceso, es
lo que permite “bordear” esas
acusaciones, a K., y que
complementariamente transita por una
lógica de lo femenino asumido como ese
carácter incomprensible laberíntico que
tiene tanto el proceso de K. y la ley con lo
femenino, rasgo que se puede determinar
de la siguiente manera:
De ahí que las actas del tribunal,
principalmente el texto de la acusación,
sean inaccesibles al acusado y a su
defensa. Por ello, en general, no se sabe,
o no se sabe muy bien, contra qué dirigir
el primer memorial. Esto explica que,
propiamente, sólo por casualidad pueda
contener algo importante para el caso.
Sólo más tarde se pueden redactar
memoriales realmente acertados y
probatorios, cuando, en el transcurso de
los interrogatorios al acusado, surgen con
mayor claridad los distintos puntos de la
acusación y la fundamentación de los
mismos, o bien es posible adivinarlos. En
estas condiciones la defensa se encuentra,
naturalmente, en una posición muy
desfavorable y difícil. Pero también esto
es intencionado. En realidad, la defensa
no está permitida de hecho por la ley, sino
simplemente tolerada, e incluso existen
discusiones sobre si los correspondientes
pasajes de la ley permiten al menos una
interpretación tolerante. (Kafka, 1983, p.
y
120)
En consecuencia, sólo se puede
bordear lo enigmático, ya que, como un
Real, propone que lo femenino transite en
esa lógica que lo vela y donde juega el
deseo, el Otro, y lo propio del goce como
insertado en un deseo del Otro: “Lacan
procedió a una suerte de deducción de un
deseo femenino específico, al que la
mascarada prohíbe todo acceso directo.
No se puede, en efecto, sino deducirlo a
partir del momento en que la mascarada
lo vela” (Soler, 2008, p. 52). Lo político
juega como un sometimiento
injustificado a K. donde pareciese que el
verdugo gozara obscenamente, la
40
Revista Asociación Piera Aulagnier
particularidad que tiene esto, al parecer es
el aislamiento ya que este aislamiento, esa
exclusión se ha visto también en lo
femenino o como diría Gallano (2000) lo
femenino es lo excluido por excelencia.
A los funcionarios les faltaba el contacto
con la población, para los procesos
habituales, medianos, se encuentran bien
equipados, porque uno de estos procesos
marcha casi por sí solo y no necesita más
que un pequeño empujón de vez en
cuando, en cambio, frente a los casos más
fáciles, y también frente a los casos
especialmente difíciles, los funcionarios
se quedan a menudo perplejos, porque
constantemente, día y noche, están
metidos de lleno en sus leyes, carecen del
verdadero sentido de las relaciones
humanas. (Kafka, 1983, p. 123-124)
El tanto al contacto con el otro se
puede inferir que hay un sujeto que se
aleja de la masa, un sujeto del
inconsciente. Al ser un sujeto del
inconsciente ¿qué es lo que le permite
hacer lazo? Siendo que la ley es lo que
impide hacer lazo, gracias a la
totalización, es allí donde lo femenino se
tranza en transgredir a la ley. La ley no-
toda donde lo femenino está en la
subjetividad o está en el decir o en tanto
que demanda ya que determina aquella
circunstancia ante la ley, más allá de toda
identificación. Freud (1992b) ya en
“psicología de las masas y análisis del yo”
indica que la ley es la que no permite
hacer lazo sino la pulsión.
El lugar de las mujeres como
sujetos políticos en el proceso
El proceso en este caso representa
el rechazo a lo femenino, ese femenino
que al final se desea y no se deja de
perseguir. Al parecer, la mayoría de los
personajes de la novela pertenecen o
tienen alguna relación con el tribunal en
donde se ejecuta la ley, casi como una
sociedad en comunión a la autoridad
procesal o como diría Pommier (2018) se
trata de una sociedad represiva, neurótica
y angustiada ante lo femenino, que no le
41
queda de otra que segregar a lo que
represente eso femenino, como es el caso
de Joseph K. Eso acarrea consecuencias
en lo político, es decir, lo que actúa de
trasfondo en El proceso, en las relaciones
que actúan en el entramado de los
fenómenos de la política, más evidente en
la escritura kafkiana como tal, en cuanto
a la denuncia primordial al sistema
judicial. Chantal Mouffe, para precisar lo
político y la política, refiere:
Por ‘lo político’ me refiero a la
dimensión del antagonismo inherente a
las relaciones, un antagonismo que puede
tomar muchas formas y surgir en
diferentes tipos de relaciones sociales.
‘La política’, por otro lado, indica el
conjunto de prácticas, discursos e
instituciones que procuran establecer un
cierto orden y organizar la coexistencia
humana en condiciones que son siempre
potencialmente conflictivas porque están
afectadas por la dimensión de ‘lo
político’. (Mouffe, 2003, p. 101).
En cuanto a las consecuencias
políticas en El proceso, se hace referencia
a la coacción de lo político (en tanto
acepción de lo femenino) ya que existe
cierta dificultad de tomar aquella
acepción como una herramienta o
estrategia para elegir otro lugar en la
sociedad. En aquel sistema judicial se
opta por segregar lo femenino como algo
individual, propio de un solo sujeto, para
mantener la organización del sistema,
preservar el statu quo. Aunque lo
femenino deviene uno por uno, no sobra
unir fuerzas en común para que el uno por
uno toque las fuerzas totalitarias del poder
prevalente.
La paradoja de lo femenino ante lo
colectivo es que se habla de un “una por
una”, puesto que lo importante radica en
las subjetividades, sin embargo es
importante resaltar que, ese “una por una”
no se refiere a la masa totalizante, ni a la
lógica de formar un grupo cerrado de
“todas idénticas”, es decir
“significaciones imaginarias que inventan
La Mujer” (Fernández, 1993, p. 44) sino
que, juntando fuerzas, cada sujeto desde
 La escritura kafkiana: El proceso entre lo femenino y lo político
su subjetividad, pueda construir un
conjunto abierto que le diga no-todo a la
absolutización del sistema. Lo
homogenizante es allí la verdad, lo
femenino se escapa a esa lógica:
“Buscas demasiado la ayuda de los
demás”, dijo el sacerdote en tono de
reprobación, “especialmente de mujeres.
¿Es que no te das cuenta de que ésta no
es la verdadera ayuda?” “A veces,
incluso con frecuencia podría darte la
razón” dijo K., “pero no siempre. Las
mujeres tienen un poder muy grande. Si
pudiera inducir a algunas mujeres que
conozco a trabajar conjuntamente para
mí, conseguiría salir del paso.
Especialmente con este tribunal, que se
compone casi exclusivamente por
mujeriegos. Enséñale al juez de
instrucción una mujer, aunque sea desde
lejos, y, para agarrarla a tiempo, será
capaz de pasar por encima de la mesa del
tribunal y del propio acusado. (Kafka.
1983, p. 217)
Por otro lado, sin duda el deseo a
la mujer es el que mueve y al parecer
sostiene la trama de El proceso, puesto
que la mayoría de las escenas destacables,
se encuentra la presencia de alguna mujer,
que en dado momento, ocupa un lugar
importante, ya sea en el lugar de la
escucha, como la señorita Bùrstner, el
lugar reflexivo de Erna, la prima de K.,
como el de la confidencia como el de Leni
la criada, el de las niñas de la galería en
su juego con las reglas y el orden, e
incluso desde la potencia materna que en
algunos casos parecía ocupa la señora
Grubach, la arrendataria. Así es como sin
duda, las mujeres en la novela se
posicionan como diría Miller (1993)
singulares femeninos amigas de lo Real,
en lo político de El proceso, es así como
K.:
Al parecer, el registro más llamativo que
tiene como personaje de ficción, es que
no solo encuentra en las mujeres el
oscuro objeto del deseo, de sus deseos,
sino, también, un apoyo que lo fortalece
para enfrentar la circunstancia de ser
objeto de juzgamiento (González, 2017,
p. 92).
42
Es decir que las mujeres, en la
escritura kafkiana, bordean lo femenino
en cuanto que, “la presencia femenina a lo
largo de El proceso es de capital
importancia para su comprensión”
(González, 2017, p. 93) y aunque no están
como personaje principal, sí bordean toda
la novela y la sostienen. Por otro lado, lo
femenino representado desde las mujeres,
actúa como una línea de fuga para salir de
la represión del sistema, con las mujeres
K. encuentra un soporte para poder
sostener lo laberíntico del proceso y al
mismo tiempo concebir una posibilidad
de salvación, el poder de lo femenino así
radica en el poder del deseo.
Siguiendo por la vía del deseo a la
mujer, también se puede revelar, así como
en los miembros de la ley, un deseo a lo
femenino, pero esta vez no tanto desde
lugar del padre del complejo judicial, sino
que más bien del deseo a la mujer, que se
encuentra en el lado de la diferencia
sexual, de la alteridad, en ultimas al
encuentro con la castración. Aquello de lo
femenino que no escapa de las mujeres
“Lacan –en especial en su seminario
Encore– termina por considerar que la
feminidad no puede ser correctamente
aprehendida sino a partir de esa
emergencia de lo real que hace que una
mujer, sin dejar de estar atrapada en el
complejo de castración, está no-toda
fijada, y que de alguna manera tiene un
pie dentro y un pie fuera, puesto que una
parte de ella no responde a la función del
falo” (André, 2002, p. 68)
Es así como se puede inferir que,
a pesar de que una mujer pareciera estar
sumergida en la lógica fálica, habrá algo
en ella que no escapa de algo de lo
femenino (de la alteridad). A veces aquel
sumergimiento seguramente debido a que
frente a la ley pareciese que las mujeres
han cargado históricamente la culpa, así
indica Levinton (2000), en especial
cuando afirma que “la gravedad está dada
por la amenaza a la desaprobación global:
no por lo que hizo, sino por lo que es”
(Levinton, 2000, p. 173). La culpa para
Revista Asociación Piera Aulagnier
el sistema se sostiene mediante una
política que ha buscado ver a las mujeres
como culpables, así es que desde lo
femenino las mujeres de la obra pueden ir
en contra de lo homogenizante,
hegemónico, por medio de la denuncia,
allí donde la subversión del sujeto es ante
la ley por medio del deseo.
Las mujeres en El proceso,
contrario a los estereotipos relacionados
con la feminidad, van poco acorde con la
estética y estándares de belleza
establecidas, es decir, son feas, “puede
que sea precisamente esa desesperanza la
que concede belleza únicamente a esas
criaturas kafkianas”. (Benjamin, 2001, p.
139), todas tienen algo en especial que las
hace desagradables, también
desagradables ante El proceso, sin
embargo, desde aquello que difiere a lo
establecido desde cánones de belleza o
aquello que las coloca en el lugar de
objeto, actúan desde el amor, es así como,
de acuerdo con Adorno (1969):
Las mujeres están cosificadas como
meros medios para el fin: como objetos
sexuales y como conexiones. Pero en el
centro mismo de lo turbio intenta pescar
Kafka la imagen de la felicidad. La
imagen se produce por la sorpresa del
sujeto herméticamente cerrado ante la
paradoja de que, a pesar de todo, puede
ser amado. Cualquier esperanza es tan
incomprensible como la inclinación de
todas las mujeres por el preso del
Proceso; el eros sin magia de Kafka es al
mismo tiempo irrefrenable
agradecimiento masculino (p. 283)
La escritura kafkiana en El
proceso ¿escritura desde lo
femenino?
Aunque sería desatinado decir que
el personaje principal de la novela El
proceso se encontraba netamente ubicado
desde el lado femenino, si se puede decir
que su papel y su lugar ante los diferentes
agravios e imposiciones de la ley y de El
proceso mismo, contaba con un
considerable valor de lo femenino, es
43
decir, Joseph K. permanecía del lado
femenino en cuanto que no se deja atrapar
del todo de la lógica de El proceso, es
decir, dice no a la totalidad e
imparcialidad de la injustificada ley o
como diría Pommier (2018) “una especie
de encuentro interno, una manera propia
de estar en el mundo, extraviada
justamente desde tanto hace tiempo en los
dédalos de la racionalidad masculina” (p.
55) lo cual plantearía una reflexión de
Kafka y lo propio de su escritura.
Así como K. en El proceso debe
pasar por diferentes obstáculos, asimismo
lo femenino, según Pommier (2018) pasa
por “trampas” como por ejemplo la
maternidad o el sometimiento al poder
judicial (o del padre), las cuales son
invenciones e imposiciones patriarcales
que contradicen el deseo femenino, con lo
que resulta preferible hacer otra cosa o ir
por otro camino con tal de liberarse de la
mascarada femenina, una mascarada que
hace alusión a:
Esta «apariencia de ser» el Falo que las
mujeres deben realizar es
ineludiblemente una mascarada. El
término es importante porque expresa
sentidos contradictorios. Por un lado, si
el «ser» -la especificación ontológica del
Falo- es una mascarada, entonces
reduciría todo el ser a una forma de
apariencia, el parecer ser, con el
resultado de que toda la ontología del
género se puede reducir al juego de
apariencias. Por otro, la mascarada
implica que hay un «ser» o
especificación ontológica de la
feminidad anterior a la mascarada, una
demanda o un deseo femenino que está
enmascarado y que puede ser revelada
(Butler, 2017, p. 120)
Una mascarada que obedece a las
lógicas dominantes y que en la escritura
kafkiana podría representarse en tanto
que, K. aparece como un apoderado de un
banco. Sin embargo, a pesar de esa
apariencia, K. ocupaba todos sus
esfuerzos en hacer otra cosa con el
absolutismo de El proceso, esto quiere
decir que, aunque en apariencia, K.
 La escritura kafkiana: El proceso entre lo femenino y lo político
ocupaba un lugar en la burocracia, utilizó
ese elemento como estrategia para
moverse en el sistema. K. en muchas
ocasiones no sabía por dónde llevar el
proceso, sin embargo, la vía de lo
femenino al final prevalece en la trama,
pues en medio del agotamiento y vértigo
que produce estar dentro de la ley y de sus
procedimientos, K. sigue insistiendo
desde su singularidad.
No obstante, en escenas
específicas, K. no permite una suerte de
enmascaramiento de su singularidad por
distintos personajes masculinos de la
novela, personajes como el tío Albert, el
abogado Hulk, o algún funcionario del
tribunal. En efecto, diferente a la lógica
de la mascarada, K. en vez de
desentenderse de El proceso y esperar a
que ocurra lo que esté en manos del
tribunal ––y por ende de la ley (del
padre)––, en uno de sus actos políticos
ante el sistema, decide despedir a su
abogado después de una profunda y
prolongada meditación, en el diálogo con
el abogado:
“Quería decirle que, a partir de hoy, le
retiro mi defensa.” “¿Le he escuchado
bien?”, preguntó el abogado, se
incorporó a medias en la cama y se apoyó
en los almohadones con una mano.
“Quiero suponer que sí” dijo K., muy
tieso, como al acecho, sentado aún en su
silla. “Muy bien, es un proyecto que
también podemos discutir”, dijo el
abogado tras una pausa. “Ya no es
ningún proyecto”, dijo K. “Es posible”,
dijo el abogado. “Sin embargo, no vamos
a precipitar nada.” Se servía del
“nosotros” como si no tuviera la
intención de soltar a K., se levantó
lentamente y se colocó detrás de la silla.
“Está muy bien pensado y puede que
incluso haya tardado demasiado tiempo
en decidirlo. La decisión es definitiva”.
(Kafka, 1983, p. 190)
Sin duda, aquel abogado que tomó
las riendas del proceso en algún
momento, lo hizo desde el lugar de la
totalidad, dominación, autoridad
evidenciadas en varias escenas. Es por
ello que K. se ubica en un lugar del no-
44
todo, no totalidad, desde una posición de
lo femenino, que, aunque no podía
escapar de las lógicas del tribunal, no se
rendía a ellas, por eso “Lacan nombra con
ese nuevo sustantivo, el “no-toda”, para
designar lo que no es totalmente fálico”
(Soler, 2008, p. 27). En ese orden de
ideas, desde un principio K. no buscaba
abogado, sino que fue a raíz de un tío que
se enteró del proceso, el tío Albert y ante
su reacción:
“¿Y te quedas ahí sentado
tranquilamente, con un proceso criminal
encima?”, gritó el tío, elevando la voz
cada vez más. “Cuanto más tranquilo
esté, mejor acabará todo” dijo K.
fatigado, “no tengas miedo.” “Esto no
puede tranquilizarme”, exclamó el tío.
“¡Josef, querido Josef, piensa en ti
mismo, en tus parientes, en nuestro buen
nombre! Hasta ahora has sido nuestra
honra; no te conviertas en nuestra
vergüenza. (Kafka, 1983, p. 99)
La reacción del tío Albert
seguramente es provocada por la angustia
que produce el enigma de El proceso,
adicionalmente hay que tener en cuenta la
figura punitiva del tribunal, de la cual no
hay que dejarse acusar, ¿por qué? en
términos psicoanalíticos se podría
responder que la figura del tribunal o de
la ley, en la trama del neurótico, es
equivalente a la de un padre supremo
castrador (padre Real), por el cual no hay
que dejarse feminizar, feminización que
está del lado de la falta, aquí se puede
asemejar la situación formulada por
Freud (1992a) cuando el niño denota en
sus juegos infantiles con la niña una falta
primordial, al evidenciar su falta en
cuanto a lo genital, advierte que tuvo el
miembro preciado y se le fue arrebatado,
y es así como “La falta de pene es
entendida como resultado de una
castración, y ahora se le plantea al niño la
tarea de habérselas con la referencia de la
castración a su propia persona” (Freud,
1992a, p. 147)
Aunque casi sin que a Joseph K. le
importara la defensa de un abogado, se
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evidencia la necesidad de control (en
cuanto la lógica de capturar el objeto a)
por parte del tío propia del lado
masculino, en este punto Lacan dice:
Al contrario de lo que formula Freud, el
hombre -quiero decir, el que se encuentra
malparado en ese lado, el macho, sin
saber qué hacer, aun siendo un ser que
habla-, el hombre es quien aborda a la
mujer, o cree abordarla, porque a este
respecto, las convicciones, esas de que
hablaba la vez pasada, las pendejos-
vicciones, no escasean. Sin embargo,
sólo aborda la causa de su deseo, que
designé con el objeto a. (Lacan, 2008, p.
88)
En contraposición al lugar del tío,
K. parece no darle mayor importancia a
esos elementos de dominación, que
pueden ser significantes más del orden del
significante fálico o del S1, puesto que
ese “S1 es el lado afirmativo,
significativo: presente, tangible. Como
significante básico que designa la
diferencia básica (la diferenciación
sexual) funda la diferencia en sí y, de tal
modo, todo el sistema de los
significantes” (Verhaeghe, 1999, p. 204).
En concordancia, en la escritura kafkiana,
K se mantiene en cierta posición desde lo
femenino, puesto que sin significantes
que obturen El proceso, sigue en aquello
enigmático, denunciando el sistema
judicial de una manera diferente a esa
lógica absoluta. Así pues, debido a la
angustia del tío Albert, K. resultó con la
defensa del abogado, pues aquel al
enterarse del El proceso,
precipitadamente llevo a K. a un abogado
viejo conocido del tío de K.
No había acabado aún su discurso
cuando, poniéndose en puntillas, hizo
una seña a un taxi y, a la vez que gritaba
una dirección al taxista, arrastraba a K. al
interior del vehículo. “Ahora vamos a ver
al abogado Huld” dijo, “fuimos
compañeros de escuela” Seguro que te
suena el nombre, ¿no? Es curioso. Se ha
hecho una gran reputación como
defensor y abogado de gente pobre. Pero
yo le tengo mucha confianza
principalmente como persona.” “Me
parece bien todo lo que hagas”, dijo K., a
45
pesar de que le producía inquietud el
modo precipitado y urgente con que su
tío llevaba el asunto. No era muy
prometedor ir como acusado a visitar a
un abogado de los pobres. (Kafka, 1983,
p. 103)
En un principio, la actitud del tío
Albert, al igual que el abogado Huld, se
encuentra en un lugar masculino en donde
se teme y se desconfía de la posición
extraña y enigmática (femenina) de
Joseph K., entonces “en la medida en que
este enigma no se expresa en
significantes, se convierte en el momento
de, la angustia suprema” (Verhaeghe,
1999, p. 287) así es como se dedican a
contrarrestarla y a actuar desde las
mismas lógicas de dominio de El proceso,
allí se evidencia la angustia ante el
enigma de lo femenino que pareciera
incluso desafiar a la ley, y resistir a la
lógica del tribunal. Asimismo, la angustia
puede interpretarse en el fondo como
cierto deseo, de retar a la autoridad
suprema, de conocer aquella extrañeza de
lo femenino, eso según Pommier (2017),
sería deseo feminizado al padre.
¿Es posible vivir siempre
completamente en lo masculino?
¿Soportar siempre la presencia de la
presencia, es decir, aceptar
completamente el mandato y la
completitud de la ley y de lo supremo?
Aquí se puede adherir cierta lógica de la
falta, infiriendo por parte del tío Albert y
el abogado Huld cierto deseo a lo
femenino, que lo manifiestan por medio
de formaciones reactivas, es decir, por
medio de actos del lado masculino, como
de autoridad, mecanismos de jurisdicción,
incluso repudio ante lo diferente, de ahí el
rechazo a lo femenino. De manera que,
aquella fachada masculina en realidad
revela cierto deseo femenino.
Respaldando lo anterior, Pommier indica
que:
Resistir a un padre incestuoso enviándolo
a los cielos, equivalió a oponerse a la
feminización y por lo tanto, a adoptar una
posición masculina. Los hombres
 La escritura kafkiana: El proceso entre lo femenino y lo político
prefirieron pensar que sufrían una
amenaza divina en vez de reconocer su
propio deseo feminizado por el padre. Un
fantasma parricida nació de esta angustia,
de tal manera que por un lado, su
majestad el padre fue enviado a los cielos
y por el otro, el objeto de su deseo, lo
femenino, fue rechazado por el mismo
motivo por el cual se espiritualizó al
padre castrador. Estos destinos contrarios
se cristalizan en una palabra latina:
Sacer, que significa tanto lo «sagrado»
como aquello que engendra horror y una
angustia tanto más grande cuanto ignora
su razón (Pommier, 2018, p 63).
Por lo tanto, aquí se involucra el
reconocimiento de la falta, se desea lo que
no se tiene y lo que no se es, estos
personajes (el tío Albert y el abogado
Hulk) no pueden ser ni son la ley
suprema, tampoco comprenden la
posición de Joseph K., con lo que sólo
queda la angustia (que se manifiesta en
actos viriles) ante aquellas situaciones
que ponen en evidencia la necesidad de la
falta de ser también castrados por el
padre, de vivir de una manera menos
totalitaria y completa (fálica). En
correspondencia, lo que se ha precisado
de lo femenino, en palabras de Bassols
(2017) se puede decir que lo femenino es
diferente a la feminidad y que
Lo femenino no es de género femenino,
es algo muy simple. Lo femenino no
tiene que ver finalmente con lo que se
entiende por género. Lo femenino tiene,
en todo caso, la virtud de lo neutro, más
allá de la significación y la dialéctica de
los sexos que nos representamos como
géneros masculino y femenino (Bassols
2017, 43).
Más adelante el autor explica que
en el español el lenguaje no permite cierta
neutralidad, puesto que se intenta
adjetivar con artículos como “lo” o “la”.
A pesar de ese deslizamiento en el
lenguaje, se entiende la neutralidad en
tanto masculino y lo femenino puesto que
“podemos decir incluso que lo femenino
46
es a-sexuado, en el sentido en que Lacan
utiliza el término en su Seminario Aún”
(Bassols, 2017, p. 43).
Neutralidad que para nada quiere
decir que aplique en lo político, de hecho,
en el recorrido de este texto, se ha visto el
valor que tienen las posiciones desde lo
femenino y masculino como actos
políticos, con el énfasis del lugar de la
escritura kafkiana, ubicada desde lo
femenino, denunciante de unas lógicas e
instituciones políticas y burocráticas. En
la vía de las instituciones, y para finalizar
con una posición política feminista,
Butler habla de hacer una genealogía
desde el feminismo (que converge en
algunos puntos con lo femenino) que
indague:
Sobre los intereses políticos que hay en
señalar como origen y causa las
categorías de identidad que, de hecho,
son los efectos de instituciones, prácticas
y razonamientos de origen diverso y
difuso. La labor de este cuestionamiento
es centrar -y descentrar- esas
instituciones definitorias: el
falogocentrismo y la heterosexualidad
obligatoria (Butler, 2017, p. 38)
Aquella posición feminista,
converge con la escritura de Kafka y lo
femenino, en cuanto propone indagar
ciertas instituciones y lógicas
establecidas, para construir otros actos
políticos. Asimismo, lejos de una
aparente neutralidad, lo femenino está del
lado de la subversión, de manera similar a
K. ante el proceso. Subversión diferente
destrucción propia del lado del goce
mortífero, sino más del lado del deseo,
que lleva a crear, es decir, K. al parecer
no intentaba destruir o eliminar el
establecimiento, sino que, en medio de la
presión y la subyugación, con el decir de
Kafka y la escritura kafkiana, se intentaba
decir de otra manera lo que sucede en
lógicas autoritarias como acto político.
Revista Asociación Piera Aulagnier

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 La escritura kafkiana: El proceso entre lo femenino y lo político

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48
Revista Asociación Piera Aulagnier

HÉLÈNE CIXOUS, ENTRE LA LETRA Y LA VIDA.

Agustina Saubidet
« il y a quelqu’un que j’aime beaucoup
qui s’appelle Hélène CIXOUS » [Hay alguien
que quiero mucho que se llama Hélène
CIXOUS]. Lacan, Le sinthome, 9 de marzo de
1976.

Durante noviembre del 2019, Paul
B. Preciado realiza una conferencia en
l´Ecole de la cause freudienne”, donde
sostiene una serie de críticas hacia el
psicoanálisis. Entre ellas, que el
psicoanálisis sostiene una idea de mujer
propia del siglo XIX; que debería conocer
un poco más sobre los discursos de su
época y que antes de hacer congresos
sobre la mujer, los psicoanalistas
deberían, mejor, organizar congresos
sobre masculinidades blancas
heteronormativas y coloniales.
Sin dudas, para poder llegar a
pensar trans-binariamente, debemos
entender, como primer paso, que no toda
diferencia es binaria, ni opuesta. La
diferencia, que está pensada como
binaria, es una de las tantas formas de
diferencia a la que llamamos
particularmente asimetría jerárquica.
Hombre primero; mujer segunda, como lo
marca el título de Simone de Beauvoir El
Segundo Sexo. Sin embargo, la diferencia
en sí misma no tiene un valor. El valor
que adquiere es según el discurso y la
cultura que lo sostenga, y el discurso
siempre es segundo a la jouissance de
lalangue.
(1980) entienden por lógicas del tipo
arbóreo, con un eje central que ordena el
juego de las diferencias y las transforma
en diferencia jerárquica; lógicas que
conviven con las formas rizomáticas que
se rigen bajo otros modos conectivos,
como es el caso del capital. De esto no
está exento nadie que participe de la
cultura occidental capitalista. Nadie.
Para poder comenzar desarmar
este complejo rompecabezas de lo que
implica el armado de un valor diferencial,
y sus marcas en el sujeto, como primer
paso recurrimos al feminismo de la
diferencia, más particularmente a Hélène
Cixous, figura emblemática de esta
corriente, con la que Lacan dialoga.
Acontecimiento Cixous
El ‘continente negro’ no es
ni negro ni inexplorable: aún está
inexplorado porque nos han hecho
creer que era demasiado negro para
ser explorable. Y porque nos
quieren hacer creer que lo que nos
interesa es el continente blanco,
con sus monumentos a la
Carencia”. Hélène Cixous (1975-
1989) en La Risa de la Medusa.

No toda diferencia es binaria, Un acontecimiento se define por

como no toda diferencia es tajantemente
jerárquica, lo cual no quiere decir que,
sobre esas diferencias no binarias y no
jerárquicas, se monten y desmonten los
discursos, con sus efectos de sentido
sobre la diferencia, que ordenan las cosas
en Occidente de manera binaria y
asimétrica, lo que Deleuze y Guattari
su carácter de discontinuidad con el
estado de cosas; el encuentro real con un
límite a lo posible de representar hasta el
momento, siendo imposible retornar
luego al estado previo. Por la Ética de
Spinoza (1677) sabemos que hay
encuentros alegres, aquellos que
multiplican las formas conectivas del
deseo; y otros tristes, que por lo contrario,

49

las disminuyen. Mi encuentro con Cixous
fue sin dudas de carácter alegre.
El filósofo y poeta argentino, Juan
Salzano, especializado en Deleuze, hace
unos años compartió en una de sus redes
una cita de ella. Me pareció tan buena que
me sentí obligada a llegar hasta el libro lo
más pronto posible y saber algo de su
autora. ¿Quién podría existir detrás de
estas palabras?, ¿quién había logrado
pensar así?, ¿cómo habría sido su vida?
El libro en cuestión se trataba de
La risa de la medusa (Cixous, 1975),
donde Cixous habla de varias cosas, entre
ellas: del feminismo de la diferencia y de
la escritura de Lispector. Dos grandes
temas. Ambos retomados por el
psicoanálisis.
Este libro, junto con Escribir de
Duras y el Pensamiento del Afuera de
Foucault han sido de los mejores libros
que leí. Siempre que puedo los nombro
pues no dejan de ser una referencia tan
neutra como necesaria, no sólo para el
psicoanalista, sino para la vida en general:
ambas hacia la escritura y la filosofía,
bordeando el psicoanálisis; pero el plus
que tiene Cixous es que sabe sonreír
detrás de su timidez. Con su trazo dibuja
un espacio incansable; incluso, comenta,
que escribe cuando duerme. (Cixous,
2017) Con ella aprendí que la escritura se
escribe más allá de una hoja y que un
paciente sigue escribiendo más allá de un
análisis y de “su” analista.
Donde pisen, Cixous y Duras,
serán extranjeras sobre la tierra. En
puntas de pie bailan sobre los territorios.
No pertenecen a ningún lado. Da la
sensación de que pueden habitar
cualquier mundo: ambas podrían escribir
en cualquier parte. Siento que Foucault
esto no lo tiene, pues tiene otras cosas:
nos muestra el modo de las relaciones de
poder en el adentro. Ni Lacan, ni Foucault
dejaron de ser franceses. Cixous y Duras
nunca lo fueron.
50
Hélène Cixous, entre la letra y la vida
La primera vez que leí La risa de
la medusa, desde sus primeras líneas,
sentí alivio. Por fin alguien decía algo
distinto de una manera simple y poética,
mucho más próxima a la mía, menos
resentida con lo masculino; pero
inventando su propia forma de decir; sin
repetir frases desgastadas producto de las
repeticiones escolásticas y académicas a
las que estamos acostumbrados.
Claro que esta posibilidad de
invención en la escritura no es exclusiva
ni de Cixous ni de las mujeres, sino más
bien de los poetas. Derrida, muy amigo de
ella, al igual que Cortázar, tiene un
paralelismo asombroso con Cixous, tanto
biográfico como de sus obras y preguntas.
Ambos nacidos en tierra de Argelia árabe
siendo judíos; se forman en universidades
de Francia, piensan desde el afuera lo
diferente en el adentro, y el adentro en el
afuera. Ambos se preguntan cómo opera
la escritura en ellos.
Esta mujer de letras, profesora
universitaria, dramaturga, poeta, filósofa,
a quien no le gusta que le digan feminista,
en una entrevista realizada en 2017, es
presentada como uno de ‘esos espíritus
raros de nuestra época’, ‘excepcional’.
Referente y formadora que ha permitido
pensar lo femenino desde su diferencia,
incluso pensar el inconsciente femenino
(Cixous H. , 2017). Considerada por esto,
como una de las mentoras del feminismo
de la diferencia, se gana así un lugar
dentro de la historia del feminismo
mundial, lo que incluye, en su caso, el arte
de la escritura. (Albistur & Armogathe,
1977)
Si uno observa con atención a
Cixous, en los momentos en que los
presentadores la llenan de elogios, se
incomoda. No siempre la coexistencia de
tantas líneas del deseo, al mismo tiempo,
es entendible y fácil del soportar, ni para
el adentro, ni para el afuera.
Daría la sensación que admirarla,
a la larga, mucho no le gusta. Sin
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embargo, cualquiera que revea su obra se
sorprenderá de su extensa y heterogénea
posibilidad de escritura: desde una tesis
de doctorado sobre James Joyce de 800
páginas, crítica literaria y novelas, hasta
obras de teatro; algunas, inspiradas en el
psicoanálisis, como El retrato de Dora.
¡Imposible contar cuántas cosas
ha escrito! Necesario resaltar que El
Retrato de Dora le permitió a Lacan
plantear durante el Seminario 23, el
concepto de histeria rígida, estructura de
tres, rectangulares; que se sostiene sola,
sin necesidad de la función interpretante
del nombre del padre. “Se trata de una
cadena tal que hay una captación del goce
y del sentido, sin necesidad de pasar por
el nombre del padre, por el amor del
padre, por la identificación al padre”
(Laurent, 2016).
Se trata de un modo del sujeto en
el que no hay necesidad del cuarto como
nombre del padre interpretante
capitalista; aunque podría pensarse que lo
que funciona de cuarto es la escritura, es
decir una función no clásica del nombre
del padre del Edipo interpretante, lo cual
no habla de una psicosis, sino más bien de
una no neurosis, como es el caso de
Clarice Lispector.
La obra de Cixous resonó mucho
más en E.E.U.U. que en Francia; ella lo
atribuye a que E.E.U.U. es una sociedad
donde las diferencias entre hombres y
mujeres casi no existen.
Halgoa-vita lo neutro
Pero, ¿quién es esta extraña mujer
a la que Lacan tanto aprecia?
Hélène Cixous, nació en Oran. Su
infancia y adolescencia transcurre en
Argelia. De familia judía, en un país
árabe. De parte de padre, judío argelino
sefaradí, de raíces ligadas al español; de
madre alemana. Su padre, un socialista
ateo; su madre, una mujer independiente,
que la llenó de buenos consejos. Así, la
infancia de Cixous transcurre entre varias
51
lenguas entremezcladas: alemán, francés,
español e inglés. Su vida se llena de
chistes plurilingües. Importan las
sonoridades: lalangue et la jouissance.
Afirma en varias entrevistas que la
temprana muerte de su padre, en su
infancia, marcó sin dudas el nacimiento
de su escritura.
A los 19 años se casa y en 1955,
se va a Francia. Ingresa a la Sorbona,
donde según ella, imperaba la misoginia,
más que el racismo. Estudia literatura. Su
especialización: inglesa. Sin embargo, su
tesis de doctorado la realiza sobre un
autor bastante raro para la época: James
Joyce. Luego de diez años de
investigación, la finaliza en el 68’, a sus
32 años. En 1969 publica su tesis bajo el
nombre de: "L'Exil de James Joyce ou
l'art du remplacement" [El exilio de
Joyce o el arte de la sustitución].
Su extenso y resonante trabajo
sobre la obra de Joyce, en 1963, la lleva a
conocer a Lacan por intermedio de una
conocida que le comenta que tiene un
amigo psicoanalista que quiere saber
sobre Joyce. Este amigo resultó ser
Lacan. Como Lacan no hablaba inglés,
Cixous tuvo que explicarle lo que era el
significante en Joyce. Según Cixous,
Lacan jamás había visto un uso así del
significante. (Cixous H., 2017) Se
hicieron amigos.
En 1968 un profesor de la Sorbona
la convoca, junto con otros profesores,
para hacer algo con unos edificios
ubicados al borde de Paris. Así, de la
mano de Cixous, Foucault, Serres,
Derrida, Châtelet, Deleuze, entre otros, se
crea el “Centro universitario experimental
de Vincennes”, más conocido como Paris
8, que luego se mudará y pasará a
llamarse St. Denis. (Launet, 2009). A
diferencia de otras universidades, este
centro se caracteriza por la creatividad. Se
mezclan allí filosofía, matemáticas, artes
plásticas, literatura y psicoanálisis. De
esta mezcla interdisciplinaria nacen los

estudios femeninos y la geopolítica, junto
con el primer departamento de danza, de
fotografía, de artes y tecnología de la
imagen; y, del único departamento de
psicoanálisis en Francia. (Launet, 2009).
En 1974, en Paris 8, Cixous inaugura el
primer y único programa de doctorado en
Francia sobre Estudios Femeninos
(Etudes Fémenines), dirigiendo su centro
hasta hace pocos años. (Estévez Saá,
2003). Se resalta que Cixous no dice
feminista, sino femenino.
Interesante consejo nos deja en La
Risa de la Medusa “es necesario que la
mujer se escriba, que la mujer escriba de
la mujer y haga venir a las mujeres a la
escritura, de las que ellas han sido
alejadas.” (Cixous, 1975)
Pero estas formas de escritura
femenina no son las tradicionales, son
formas inventadas, creada ad-hoc.
Veamos por ejemplo cómo comienza La
risa de la medusa
¿Dónde está ella?
Actividad/pasividad,
Sol/Luna,
Cultura/Naturaleza,
Día/Noche
Padre/madre,
Razón/sentimiento,
Inteligible/sensible,
Logos/Pathos.
Forma, convexa, paso, avance, semilla,
progreso.
Materia, cóncava, suelo (en el que se
apoya al andar), receptáculo.
Hombre
————
Mujer
Siempre la misma metáfora: la seguimos,
nos transporta, bajo todas sus formas, por
todas partes donde se organiza un
discurso. El mismo hilo, o trenza doble,
nos conduce, si leemos o hablamos, a
través de la literatura, de la filosofía, de
la crítica, de siglos de representación, de
reflexión.
El pensamiento siempre ha funcionado
por oposición,
52
Hélène Cixous, entre la letra y la vida
Palabra/Escritura
Alto/Bajo
Por oposiciones duales, jerarquizadas.
Superior/Inferior. Mitos, leyendas,
libros. Sistemas filosóficos. En todo
(donde) interviene una ordenación, una
ley organiza lo pensable por oposiciones
(duales, irreconciliables o reconstruibles,
dialécticas). Y todas las parejas de
oposiciones son parejas. ¿Significa eso
algo? El hecho de que el logocentrismo
someta al pensamiento (todos los
conceptos, los códigos, los valores, a un
sistema de dos términos, ¿está en
relación con (la) pareja, hombre/mujer?
Naturaleza/Historia,
Naturaleza/Arte,
Naturaleza/Espíritu,
Pasión/Acción.
Teoría de la cultura, teoría de la sociedad,
el conjunto de sistemas simbólicos –arte,
religión, familia, lenguaje–, todo se
elabora recurriendo a los mismos
esquemas. Y el movimiento por el que
cada oposición se constituye para dar
sentido es el movimiento por el que la
pareja se destruye. Campo de batalla
general. Cada vez se libra una guerra. La
muerte siempre trabaja.
Padre/hijos Relaciones de
autoridad, de privilegio, de fuerza.
Logos/escritura Relaciones:
oposición, conflicto, relevo, retorno.
Amo/esclavo Violencia. Represión.
Y nos damos cuenta de que la “victoria”
siempre vuelve al mismo punto: Se
jerarquiza. La jerarquización somete toda
la organización conceptual al hombre
Privilegio masculino, que se distingue en
la oposición que sostiene, entre la
actividad y la pasividad.
Tradicionalmente, se habla de la cuestión
de la diferencia sexual acoplándola a la
oposición: actividad/pasividad.
¡Eso es una mina! Si revisamos la
historia de la filosofía –en tanto que el
discurso filosófico orden y reproduce
todo el pensamiento– se advierte que:
está marcada por una constante absoluta,
ordenadora de valores, que es
precisamente la oposición
actividad/pasividad.
Más allá del sentido transmitido
desde la gramática, la forma de su
Revista Asociación Piera Aulagnier
escritura incluyen juegos espaciales que
indican la dirección del sentido, al igual
que ocurre en los momentos en donde la
simbolización escapa. Imagen, ritmo y
emplazamiento en una superficie. Eso es
escritura, eso es poesía y también danza.
Esto es clínica, too.
Sobre el feminismo de la
diferencia
A comienzos de los 70´, las hijas
del mayo del 68´ bifurcaron sus interesen
en dos focos diferentes, que aunque se los
suele presentar como contrapuestos, en
realidad se complementan: no son
excluyentes. (Sendon de Leon, 2012)
Una corriente eligió lo urgente: la
lucha por la igualdad de derechos con los
hombres; y la otra se dirigió a poder
pensar lo importante: de qué se trataba
este otro modo de vivir sin jefes, sin
maridos, sin secretarios generales que
medien entre las mujeres y el mundo.
Mostrar en lo público otra forma de hacer
con el mundo que antes se hacía en el
ambiente privado y en silencio.
Estas últimas, interesadas por la
diferencia en el modo de hacer (de ahí el
nombre el feminismo de la diferencia) se
enfrentaban con un sujeto posmoderno en
crisis. No creían en las teorías de la
emancipación. No querían ser mujeres
emancipadas, sino libres por propio
derecho. (Sendon de Leon, 2012)
Su camino hacia la libertad partía
de la diferencia sexual, diferencia sexual
que Preciado en su conferencia tanto
crítica y que a nosotros, primero, nos
parece importante identificar, pues
creemos que no necesariamente es lo que
se piensa que es.
El mundo como representación no
es más que el mundo del sujeto
masculino, es decir aquello que se
presenta siempre igual, lo mismo, lo que
se repite; que puede responderse y
53
representarse. Lo mismo se responde con
lo mismo: la representación. ¿Pero
entonces cómo ser sujeto desde lo Otro,
eso radical diferente? ¿Cómo ser sujeto en
un mundo de representación masculina?
(Sendon de Leon, 2012), sin caer en las
mismas posiciones reactivas que se
observan en los psicoanalistas cada vez
que algo de su texto bíblico es
cuestionado? Ni culpa, ni resentimiento.
Diferencia
Si bien Preciado nos sugiere
hablar del mundo como representación
masculina heteronormativa, blanca y
colonial, antes de esto es necesario pensar
primero la categoría de capital y de poder
al interior de la clínica psicoanalítica, y de
“El” psicoanálisis mismo, para que no se
repita lo mismo que se denuncia, pero al
revés.
Lo feminino, ¿se trata de um
espejo o de um espéculo?, se pregunta
Irigaray (1974). ¿Se trata de repetir lo
mismo del “mundo sujeto representación
masculino” y hacer una crítica feminista
de ese mundo o “explorar la caverna de la
diferencia sexual” e introducir otros
modos de hacer con la cosa desde el
afuera?
El feminismo de la igualdad se
enfrentó a un mundo androcéntrico con
un espejo crítico. El de la diferencia, en
cambio, decidió explorar con un
speculum estas diferencias, para crear
otro mundo posible regido bajo otra
lógica.
Básicamente estas dos corrientes
implican dos modos de hacer política
completamente distintos: uno masculino
y otro femenino. El primero reclama
conducir grandes rebaños con un pastor al
frente: masa siguiendo a un líder (`nadie
podrá desmentir a los textos sagrados de
Freud y Lacan’). Sueño de toda política
masculina. Pero masa no es manada,
como pueblo no es multitud. (Virno,
2003) Son modos distintos de hacer con
la cosa, que no necesariamente son

excluyentes, más bien se entraman. El
capitalismo también es rizomático.
Afirma Cixous: “La ganancia
masculina casi siempre se confunde con
un éxito socialmente definido”(…) “La
luz femenina no produce de arriba, no cae
ni sorprende, no atraviesa. Irradia”(…)
“Su despertar no es una erección, sino
difusión”. (Cixous H. , 1975 [1995], pág.
48)
La política de la diferencia opera
por diseminación, múltiples semillas en
diferentes espacios, aunque sean
invisibles, lo que genera la diferencia.
Son micropolíticas del deseo,
micropolíticas del juego. ¿El bricoleur
mitopoiético de Lévi-Strauss (1962)?
Piezas sueltas (Miller, 2013) que se
reorganizan por efecto del acontecimiento
generando nuevas formas de enlace o
restitución de aquel lazo perdido con la
comunidad producto del capitalismo.
¿Identificación histérica o restitución del
lazo social? ¿Acaso no es desde la
conectividad de lo heterogéneo como
opera el inconsciente y la poesía?
Un hacer mitopoiético
El sujeto del mito, para Lévi-
Strauss, no se trata de la figura del
individuo moderno, sino de un sujeto
bricoleur mitopoiético (Lévi-Strauss,
1962 [2009]) que, a partir de un
acontecimiento, crea una estructura
conectando elementos heterogéneos ad
hoc.
A esta figura del bricoleur, Lévi-
Strauss contrapone la figura del ingeniero
(figura hegemónica occidental ligada a la
razón falogocéntrica) quien, a diferencia
del bricoleur que impone su estructura
sobre el acontecimiento como tyche -
entendemos por acontecimiento aquello
real que escapa al mundo simbólico de lo
previsible para la estructura del sujeto-.
54
Hélène Cixous, entre la letra y la vida
Todo acontecimiento es así
reinterpretado bajo la misma estructura.
El bricoleur en cambio, se entrega al
acontecimiento y arma con sus retazos,
una estructura ad hoc.
Así:
El bricoleur es capaz de ejecutar un gran
número de tareas diversificadas; pero, a
diferencia del ingeniero, no subordina
ninguna de ellas a la obtención de
materias primas y de instrumentos
concebidos y obtenidos a la medida de su
proyecto: su universo instrumental está
cerrado y la regla de su juego es siempre
arreglárselas con ―lo que uno tenga, es
decir un conjunto, a cada instante finito,
de instrumentos y de materiales,
heteróclitos además, porque la
comprensión del conjunto no está en
relación con el proyecto del momento, ni,
por lo demás, con ningún proyecto en
particular, sino que es el resultado
contingente de todas las acciones que se
le han ofrecido de renovar o de
enriquecer sus existencias, o de
conservarlas con los residuos de
construcciones y de destrucciones
anteriores. (Lévi-Strauss, 1962: 36-37)
De igual modo al del bricoleur,
que arma con los desechos de los
acontecimientos, opera el inconsciente
con lalangue. (Saubidet, Lalangue, lo que
hace cuerpo. Retazos entre sentido,
sonido y ritmo., 2018) “Por eso el
inconsciente, en tanto le doy aquí el
soporte de su desciframiento, no puede
estructurarse sino como un lenguaje, un
lenguaje siempre hipotético respecto a lo
que lo sostiene, a saber, lalangue”. (Lacan
en Miller, 2013:18)
Para pensar la idea de pieza suelta
en relación con la estructura y a la figura
del bricoleur, Miller (Miller, 2013)
retoma el Pensamiento salvaje de Lévi-
Strauss (libro referenciado en varias
oportunidades por Lacan, entre ellas para
hablar del nombre propio).
La pieza suelta no es todo; sin
embargo, remite a un todo que ella no es,
pues fue extraída de un todo en el cual
tendría una función. La pieza suelta, una
Revista Asociación Piera Aulagnier
vez separada de su función, se torna
enigmática. Ya no sabemos lo que
significa, pues ya no sirve para nada. Bajo
esta lógica, se trata de una figura fuera de
sentido (Miller, 2013). La ventaja que
tiene esta pieza es que: en el momento
mismo en que ella no sirve ya para nada
en cuanto tal, puede ser sometida,
prestarse a mil y un usos, y ante todo a un
uso que, si me permiten, es de goce puro,
si el goce es precisamente, como Lacan lo
evoca en la página 11 de su Seminario
Aun, ‘lo que no sirve para nada‘. (Miller,
2013: 14)
Justamente por encontrarse
vaciada de un sentido particular, la pieza
suelta puede adquirir múltiples valores;
pero tampoco cualquiera.
La pieza suelta es un objeto al que
Lévi-Strauss llama concreto, es decir que
tiene algo predeterminado en virtud de su
uso original, para el cual fue concebido y
ahora se encuentra (Miller, 2013).
De esta manera, la pieza suelta
posee ciertas restricciones, con las que el
bricoleur tendrá que lidiar y al mismo
tiempo servirse: conocer los límites de esa
materialidad permite crear con mayor
precisión.
Si bien el bricoleur posee libertad
de maniobra, ésta se ve restringida por la
configuración del objeto (Miller,
2013:15).
Las mujeres en el modo de
producción capitalista: una pieza
suelta
Durante el Seminario 6, El deseo
y su interpretación, en la clase
―Introducción al objeto de deseo―,
Lacan recupera la importancia de la
distinción entre valor de uso y valor de
cambio, realizada por Marx, punto que
retomará a lo largo de varios momentos
de su obra. (Saubidet, El Marx que usó
Lacan, 2018). En el modo de producción
55
capitalista todo objeto tiene un doble
varo: valor de uso y su valor de cambio.
El primero ligado a una necesidad, el
segundo a un mercado y a las formas de
distribución, de consumo y producción.
He aquí entonces lo que ocurre con el
objeto, y el sentido de su volatilización.
La valorización del objeto es así mismo
su desvalorización, o sea, su extracción
del campo de la necesidad pura y simple.
En última instancia, esto no es más que
un recordatorio de la fenomenología
esencial, la fenomenología del bien, en
sentido estricto y en todos los sentidos
del término bien. Pero por hoy dejemos
esto en estado de esbozo.
Digamos apenas que cuando lo que está
involucrado como objeto es el otro, el
prójimo, y en especial el partenaire
sexual, se derivan algunas
consecuencias, por supuesto, que no son
tanto más apreciables cuánto que
estamos en la dimensión social. Sin duda,
lo que aquí está en juego es la base misma
del contrato social. Aquí, en efecto, hay
que tener en cuenta las estructuras
elementales de parentesco, en las cuales
el partenaire femenino, bajo una forma
que no carece de latencia ni de retorno, es
-Lévi-Strauss nos lo mostró- objeto de
intercambio.
Este intercambio no es pan comido. Para
decirlo todo, como objeto de intercambio
la mujer es, si cabe decirlo, un pésimo
negocio para quienes realizan la
operación, ya que todo esto no se
introduce en esa movilización real, si
cabe decirlo, que se denomina la
prestación del falo, el alquiler de sus
servicios. (Lacan 1958-1959: 124)
A la mujer, por estar afectada en
esta dialéctica del intercambio como
objeto socializado, afirma Lacan, el
sistema le asigna por ‘default’ una
primera posición, aquella clásica de la
mujer. Retoma, Lacan para explicarla, a
un primer Freud atravesado por los
prejuicios de época -que siempre nos
atraviesan a todos-, en relación con lo que
debe ser una mujer, siendo esta posición
problemática: aquella de la mujer que se
queda en su sitio, y que debe ―brindar
todos los servicios que se esperan de ella.
(Lacan, 1958-1959: 125).

Cixous señala que en la filosofía
occidental la mujer ha ocupado un lugar
de pasividad, mismo en las estructuras
elementales de parentesco. Afirma que el
límite del mundo del ser masculino,
funciona excluyendo a la mujer y a lo
femenino como modo válido; por lo tanto
“ella” no hace pareja con el padre, pues el
padre hace pareja con el hijo, (Cixous H.
, 1975 [1995]) y pues, recordemos que el
mundo representación es masculino.
Siguiendo esta lógica, una mujer,
dentro del modo de producción
capitalista, también puede operar
activamente como una pieza suelta, que
circula generando lazos de intercambio y
por sus otros modos, restituyendo el lazo
social aniquilado por el capital, sin que el
discurso jerárquico pueda dar cuenta de
su modo. A lo masculino le interesa lo
significante, a lo femenino lo
insignificante. Ambas formas operan de
diferentes modos.
Al menos en las sociedades
occidentales (Federici, El Patriarcado del
salario, 2018) la mujer parece haber
ocupado durante siglos un lugar pasivo en
relación con el afuera y activo en relación
con el adentro de la familia, sostén
afectivo del hogar. Este lugar de sostén
afectivo es menospreciado por el sistema,
pues se lo liga a lo pasivo y a lo ―inútil,
en tanto no genera dinero -al igual que
todo hombre que no genere dinero-.
Debido a esto, esta posición parece no
detentar poder; pero esto no es una
generalidad, es ya una particularidad del
modo occidental capitalista. Recordemos
un detalle freudiano expresado en Sobre
la degradación de la vida amorosa (Freud,
1912 [1993]): una vez que el hombre
posee a la mujer, la menosprecia; es decir,
cuando la mujer se vuelve, al decir de
Marx (Marx, 1846 [2011]), un objeto más
de su posición, parte del inventario.
Como vemos es central la noción
de propiedad privada que acompaña al
capitalismo. Todo se trata entonces de
56
Hélène Cixous, entre la letra y la vida
una cuestión de valor y de derecho a
usufructo por la idea de posesión. (Lacan,
Seminario 14. La lógica del fantasma,
1966-1967) (Lacan, Seminario 20. Aun,
1972-1973 [2015])
Para la época freudiana de valores
victorianos, ser una buena mujer era
ocuparse de la familia y de los cuidados
del hogar (Molina y Vedia, 1942); y
mientras muchos de los homosexuales de
familias aristocráticas cristianas debían
ocultarse detrás de instituciones
religiosas, claro que no todos; una de las
hijas, aquella que permanecía soltera,
debía quedarse al cuidado de los
progenitores, siendo una buena
enfermera. Los hijos mayores gozaban de
los privilegios que los menores no tenían,
aunque a nivel jurídico la herencia ya se
había fraternizado.
Así se sostiene la familia
occidental burguesa. Edipo no es sólo
papá, mamá, hijx y falo, es también algo
económico que permite sostener al
sistema en funcionamiento, y esto ya lo
reseña Lévi-Strauss y es retomado por
Lacan (Saubidet, La crítica antropológica
al complejo de Edipo, sus aportes., 2018)
Más allá de diferentes roles
estándares asignados a las mujeres,
construidos culturalmente para sostener al
sistema, también, nos recuerda Lacan,
Freud agregó otra opción posible: la
identificación al padre. Identificación
¿simbólica?, ¿real?, ¿imaginaria? Son
cosas muy distintas.
Esta identificación al padre
¿necesariamente atañe al falo, en su
versión patriarcal, de poder jerarquizado?
¿Necesariamente atañe a la elección del
objeto sexual? ¿No podrá haber otra
versión del falo menos despótica y
jerárquica, más ligada a la potencia
poética del bricoleur, que al poder
ejercido sobre otro a partir de una relación
asimétrica? ¿Es que acaso una mujer no
puede identificarse con un saber hacer
del padre con la cosa, que no sea la madre
Revista Asociación Piera Aulagnier
(tomada como objeto de goce); sino en
relación con un saber hacer con el afuera,
transmitido hacia la hija, posición de
deseo hacia el enlace con el afuera, un
deseo de saber artista, artesano, creador,
un transmisor de las formas de
sublimación? Por ejemplo. No es lo
mismo ser un joven varón abogado, que
eligió la carrera porque su padre es juez;
que un hijo de un padre juez que es
músico. También, podrían ser lo mismo.
Lo que marca la diferencia es si esa
identificación toca o no el goce del padre,
inscribiendo otra forma de hacer con lo
real.
El modo bricoleur ya no sería el
modo clásico edípico, sino una forma de
tomar al falo, no para generar plusvalía a
costa de otro, como impone el modo
patriarcal capitalista, heteronormativo
colonial, sino para resonar con el afuera:
como un artesano, como un poeta, como
un músico; donde el dinero (equivalente
general en el modo de producción
capitalistas) ahora ocupa otro lugar y con
esto, otra función, generando otros
efectos. Recordemos que “la mujer tiene
distintos modos de abordar al falo, y allí
reside todo el asunto. El ser no toda en la
función fálica no quiere decir que no lo
esté del todo”. (Lacan, Seminario 20.
Aun, 1972-1973 [2015], pág. 90)
57
Lo singular se encuentra al
servicio de generar una diferencia en el
afuera; no, de acumular lo idéntico, esas
son las lógicas capitalistas, lo masculino
funcionando solo, sobre sí mismo;
mientras lo otro no existe, no vale, es
menospreciado.
Al igual que el discurso, lo
jerárquico no se sostiene sin un afuera y
en este juego entre lo jerárquico y las
lógicas singulares del bricoleur, radican
gran parte de los efectos del desenlace
discursivo que produce el trabajo
analítico. El psicoanálisis es un discurso
capaz de desenlazar algunos de los
efectos del discurso hegemónico sobre la
jouissance singular de la letra. No
debemos olvidar que el plus-de-jouir,
(plus de gozar o plusvalía marxista) es un
efecto de discurso sobre la jouissance
(goce).
Interesados en alejar al
psicoanálisis de cualquier religiosidad,
optamos por pensar que existen entonces
otros modos que no siguen el modo
neurótico hegemónico, tradicional
capitalista. Eso será otra forma de estar
pensando el desbroce de lo particular, con
miras hacia lo singular y con esto la
invención, y el arte, y la escritura, y la
letra, y Cixous.
 Hélène Cixous, entre la letra y la vida

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https://drive.google.com/file/d/1qRc0SPPhfKkM2cu1ByLnNfpC_z50lke0/view?fbclid=IwAR2u2PaNcPNu
S6fAi6ethX9zKwiGkcVAV1EnzMdgD0gkO9wJ_PrHQkoq71U
2
Nos referimos a Luce Irigaray, psicoanalista y feminista de esta corriente de la diferencia, que fue echada
de la Escuela por Lacan en 1975.
3
Molina y Vedia es una lingüista argentina, primera egresada mujer de la Universidad de Buenos Aires de
la Carrera de Química. Se dedicó a la enseñanza, a la lingüística y a las artes (pintura y canto). En su texto
Aredrotiempo escribe sus memorias donde puede verse claramente las relaciones de época entre hombres y
mujeres de clases burguesas y aristocráticas; los privilegios en relación con los lugares de saber y puestos de
trabajo. Las exigencias de su marido de que se ocupara más de la casa que de escribir libros o presentarse en
conferencias o presentaciones musicales. El marido de Molina y Vedia llegó a prohibirle que cantara en
público. En aquella época, los maridos eran dueños de las mujeres, en esos tristes términos. Ver Molina y
Vedia, D. (1942)

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 Apartado artístico

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 Apartado artístico

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 Apartado artístico

64
Revista Asociación Piera Aulagnier

65
 Traducción

Paul B. Preciado

Intervención en las Jornadas Nº 49 de

la École de la Cause Freudienne1

Mujeres en Psicoanálisis
17 - Noviembre 2019 -

B
uen día, queridas damas, queridos caballeros, de la Escuela de psicoanalistas de
Francia, damas y caballeros de la Escuela de la Causa freudiana, y no sé si vale la pena
que diga también buen día a todos aquellos que no son ni damas ni caballeros, porque
creo que no hay entre ustedes alguien que haya renunciado legal y públicamente a la diferencia
sexual y que haya sido aceptado como psicoanalista (…), después de haber logrado
exitosamente el pase. Hablo aquí de un psicoanalista trans o no binario que haya sido admitido
entre ustedes. Si existe, permítanme enviar a ese mutante, inmediatamente, el saludo más
caluroso.

[En español] También quiero saludar aquí a todos los psicoanalistas hispanohablantes
de América Latina y de España. Señoras, señores, y sobre todo otros, aquellos que no son ni
señoras ni señores.

[Vuelve al francés] En 1917, Franz Kafka escribe Informe para una Academia. El narrador
del texto es un mono que, después de haber aprendido los lenguajes humanos, se presenta
frente a una Academia de las más altas autoridades científicas para explicarles lo que la
evolución humana había representado para él.

El mono, que se llama Pedro el Rojo, cuenta cómo fue capturado por una expedición
de caza organizada por el circo Hagenbeck, cómo fue a continuación transportado a Europa y
cómo luego logró convertirse en un hombre.

1 Transcripción y traducción al español a cargo de Manuel Murillo, Jorge Reitter y Agustina Saubidet a partir del
video tomado de youtube https://www.youtube.com/watch?v=vqNJbZR_QZ4&t=378s Revisión final de su
versión en español a cargo de Nicolás Cerruti.

66
Revista Asociación Piera Aulagnier

Pedro el Rojo cuenta cómo aprendió los lenguajes humanos y cómo, para hacerlo, y entrar en
la sociedad de la Europa de su tiempo, tuvo que olvidar su vida de mono y volverse alcohólico.

Pero lo más interesante, en el monólogo de Pedro el Rojo, es que Kafka no presenta

su historia de humanización como una historia de liberación, sino más bien como una crítica
del humanismo europeo.

Una vez capturados, los monos, dicen que no había otra opción más que, o bien morir
en una jaula, o bien vivir pasando a la jaula de la subjetividad humana; y es, a partir de esta
nueva jaula de la humanidad, que se dirige a la Academia científica.

Como el mono Pedro el Rojo se dirigió a la Academia de científicos, me dirijo hoy a

ustedes, académicos del psicoanálisis, desde mi jaula de hombre transexual. Mi cuerpo,
marcado por el discurso médico y jurídico como transexual, caracterizado en la mayor parte de
vuestros diagnósticos psicoanalíticos como sujeto de metamorfosis imposible, según vuestro
colega Pierre-Henri Castel; estando, según la mayor parte de sus teorías, más allá de la neurosis,
en el borde o incluso en el interior de la psicosis; teniendo, según ustedes, una incapacidad de
resolver correctamente un complejo de Edipo, o habiendo sucumbido a la envidia del pene.
Me dirijo a ustedes, como un mono humano de una nueva era.

Yo, en tanto que cuerpo trans, en tanto que cuerpo no binario, al que ni la medicina, ni
el derecho, ni el psicoanálisis, ni la psiquiatría reconocen el derecho de hablar ni la posibilidad
de producir un discurso uniforme de conocimiento sobre mí mismo; aprendí, como Pedro el
Rojo, el lenguaje del patriarcado colonial, vuestra lengua. Estoy acá para dirigirme a ustedes.

Dirán que recurro a un cuento kafkiano para empezar a hablarles, pero vuestro
coloquio me parece más próximo de la época del autor de La metamorfosis que de la nuestra.

Ustedes organizan un encuentro para hablar de las mujeres en psicoanálisis en 2019

como si todavía estuviéramos en 1917, y como si ese tipo particular de animal, que ustedes
llaman de forma condescendiente y naturalizada “mujer”, no tuviera siempre un
reconocimiento pleno en tanto que sujeto político; como si ella fuera un anexo o una nota en
pie de página, una criatura extraña y exótica entre las flores, sobre la cual hay que reflexionar
de tanto en tanto, en un coloquio en mesa redonda. Más bien, habría que organizar un
encuentro sobre hombres blancos heterosexuales y burgueses, en psicoanálisis.

El discurso psicoanalítico gira en torno del poder discursivo y político de ese tipo de
animal necropolítico que ustedes tienden a confundir con el humano universal, y que es, al
menos hasta el presente, el sujeto de la enunciación central en el discurso de las instituciones
psicoanalíticas de la modernidad colonial.

67
 Traducción

No tengo, ya lo ven, gran cosa que decir sobre las mujeres en psicoanálisis, sino que yo
también soy, como Pedro el Rojo, un fugitivo, que yo también fui, un día, una mujer en
psicoanálisis; que me asignaron un sexo femenino, y como el mono mutante, también salí de
esa jaula apretada, tal vez para entrar en otra jaula; pero al menos, esta vez, por mis propios
pies.

Les hablo, hoy, desde esa jaula elegida y rediseñada, del hombre trans, del cuerpo de
género no binario. Una jaula política que es, en todo caso, mejor que la de los hombres o la de
las mujeres, porque al menos reconoce su estatuto de jaula.

Quisiera transmitirles hoy al menos tres ideas, si ustedes me lo permiten. Con la extraña
libertad de hablarles desde una posición discursiva imposible; pues en tanto que en tránsito, en
tanto que cuerpo de género no binario, mutante de una humanidad binaria y colonial que
ustedes representan, he consagrado toda mi vida a estudiar los diferentes tipos de jaulas donde
los humanos se encierran.

En primer lugar, me gustaría decirles que el régimen de la diferencia sexual, con el cual
trabaja el psicoanálisis, no es ni una naturaleza ni un orden simbólico, sino una epistemología
política del cuerpo, y, como tal, es histórica y cambiante.

En segundo lugar, quisiera informarles, en caso de que no lo sepan, que esta

epistemología binaria y jerárquica está en crisis a partir 1940. No solamente a causa de la
respuesta ejercida por los movimientos políticos de minorías disidentes, sino también por la
aparición de nuevos datos morfológicos, cromosómicos y bio-químicos, que vuelven imposible
la atribución sexual binaria.

En tercer lugar, me gustaría decirles que, agitada por estos profundos cambios, la
epistemología de la diferencia sexual está en mutación, y va a ceder lugar, probablemente
durante los próximos diez o veinte años, a una nueva epistemología.

El movimiento trans-feminista, queer, de denuncia de la violencia hétero-patriarcal, pero

también las nuevas prácticas de filiación, de relación amorosa, de identificación de género, del
deseo, de la sexualidad, de la nominación, no son más que indicios de esta mutación.

De cara a esta transformación epistemológica en curso ustedes tendrán que decidir,

señoras y señores psicoanalistas de Francia, de América Latina, de Europa, del mundo. Lo que
van a tener que decidir es lo que van a hacer: ¿dónde se van a ubicar?, ¿en qué jaula quieren
estar/ser [être] encerrados?, ¿cómo van a jugar sus cartas discursivas y clínicas, en un proceso
tan importante como este?

68
Revista Asociación Piera Aulagnier

Es más, les pido algunos minutos de atención, si ustedes pueden aún, escuchar aún, al
género no binario, y concederle un potencial de razón y de verdad.

En primer lugar, señoras y señores y otros, el régimen de la diferencia sexual que

ustedes conocen y consideran como universal, y cuasi metafísico, sobre los que se apoyan y se
articulan todas las teorías psicoanalíticas, no es una realidad empírica ni un orden simbólico
fundador del inconsciente. No es más que una epistemología del viviente, una cartografía
anatómica, una economía política del cuerpo y una gestión colectiva de esta energía
reproductiva.

Se trata de una epistemología histórica que se construye en relación con una taxonomía
racial, tanto como del desarrollo mercantil y colonial europeo, y que se cristaliza en la segunda
mitad del siglo XIX.

Esta epistemología, lejos de ser la representación de una realidad, es una máquina

performativa que produce y legitima un orden político y económico específico: el patriarcado
hétero-colonial. Antes del siglo XIX, el cuerpo y la subjetividad femenina no eran reconocidos
como sujetos políticos. La mujer y las mujeres no existían ni anatómicamente, ni políticamente,
como subjetividad soberana antes del siglo XIX.

En el régimen patriarcal, anterior al siglo XIX, sólo el cuerpo masculino y la sexualidad

masculina eran reconocidos como soberanos. El cuerpo femenino y la sexualidad eran
subalternos, dependientes y minoritarios.

Es interesante pensar que el psicoanálisis freudiano, como teoría del aparato psíquico,
como práctica clínica, aparece precisamente en el momento donde se cristalizan las nociones
centrales de la epistemología de la diferencia sexual: el hombre y la mujer definidos como
anatómicamente diferentes y complementarios por su potencia reproductiva, como figuras
potencialmente paternales y maternales, respectivamente, en la institución familiar, colonial,
burguesa; pero también la heterosexualidad y la homosexualidad pensadas como normal y
patológica, respectivamente.

El psicoanálisis, visto desde el ángulo de la historia del cuerpo abyecto, de la historia

del monstruo de la sexualidad normativa, y la ciencia del inconsciente, patriarcal y colonial. Les
pido, por favor, no intenten negar la complejidad… perdón, la complicidad… y la complejidad,
las dos, si ustedes quieren… la complejidad, así como la complicidad, del psicoanálisis con la
epistemología de la diferencia sexual heteronormativa. Les ofrezco la posibilidad de una terapia
política de vuestra institución. [Aplausos]
Gracias.

69
 Traducción

Pero este proceso no puede hacerse sin un análisis exhaustivo de estos presupuestos.
No los refoulent pas, no los nieguen, no los repriman, no los desplacen. No me digan que la
diferencia sexual no es crucial en la explicación de la estructura del aparato psíquico en
psicoanálisis.

Todo el edificio freudiano está pensado a partir de la posición de la masculinidad

patriarcal del cuerpo masculino, heterosexual, entendido como un pene eréctil, penetrante y
eyaculante. Es por eso que las mujeres en psicoanálisis, esos animales extraños entre las flores,
con útero reproductivo y clítoris, son siempre y todavía un problema. Es por esto que ustedes
tienen necesitad, todavía, al principio del siglo XIX, de una jornada para hablar de las mujeres
en psicoanálisis. [Aplausos]

Pero no me digan que la institución psicoanalítica no ha considerado, y no considera

aun, la homosexualidad como una desviación en relación a la norma. De lo contrario, ¿cómo
explicar que hasta hace muy poco no había psicoanalistas pudiéndose públicamente identificar
como homosexuales? Les pregunto: ¿cuántos de ustedes se definen hoy, incluso acá mismo, en
esta Escuela de la Causa freudiana, públicamente, como psicoanalista homosexual? [Silencio…
seguido de aplausos]

Yo no fuerzo al develamiento de posiciones subjetivas privadas [risas]… de todas

maneras, veo que ustedes no lo hacen [risas], quizás no haya, no haya para nada.

Lo que les pido es el reconocimiento de una posición de enunciación política, en un

régimen de poder hétero-patriarcal y colonial.

Contrariamente a lo que piensa el psicoanálisis, no creo que la heterosexualidad sea una

práctica sexual o una identidad sexual. Pienso que es más bien un régimen político que ha
reducido la totalidad del cuerpo humano, viviente, y su energía psíquica, a un potencial
reproductor; una posición de poder discursiva e institucional.

Los psicoanalistas son epistemológicamente y políticamente aún binarios y

heterosexuales, hasta que lo contrario sea dicho o denunciado. Y hemos tenido hoy acá la
prueba.

Yo no les pido a los psicoanalistas homosexuales salir del closet –incluso si piensas que
eso te haría bien [risas]–; son los psicoanalistas heterosexuales en ustedes, la totalidad de esta
sala, los que deben salir urgentemente del closet de la norma.

El psicoanálisis freudiano comenzó a funcionar hacia finales del siglo XIX, como una
tecnología de gestión del aparato psíquico, encerrado en la epistemología patriarcal, colonial,

70
Revista Asociación Piera Aulagnier

de la diferencia sexual. No hay intento en el psicoanálisis freudiano de superar esta

epistemología, sino más bien de inventar una tecnología, un conjunto de prácticas discursivas
y terapéuticas que permiten normalizar las posiciones de hombres y mujeres, y sus
identificaciones sexuales y coloniales dominantes (…).

En esta epistemología hegemónica los sujetos patriarcales, coloniales, modernos,

utilizan la mayor parte de su energía psíquica para producir solidaridad normativa. Angustia,
alucinación, melancolía, depresión, disociación, opacidad, repetición, no son más que los
costos generados para el mantenimiento de esta epistemología normativa. La psicología no es
una crítica de esta epistemología dominante, sino más bien la terapia necesaria para que el
sujeto patriarcal-colonial continúe funcionando, a pesar de los costos psíquicos enormes de la
violencia indescriptible de este régimen. Pero esta epistemología de la diferencia sexual, con la
cual el psicoanálisis freudiano trabaja, más allá de la crítica, les digo, ha entrado en crisis después
de la segunda guerra mundial. Y puede ser –no estoy seguro de hecho– si ustedes son
totalmente conscientes que esta epistemología de la diferencia sexual, con la cual ustedes
continúan trabajando, está hoy en crisis. Está en una profunda crisis desde los años 40.

La politización de subjetividades, de cuerpos considerados como abyectos en esta

epistemología, la organización de movimientos de lucha por la soberanía reproductiva y política
del cuerpo de las mujeres y por la des-patologización de la homosexualidad, como también la
invención de nuevas técnicas de representación de estructuras bioquímicas de la vida, va a
conducir a una situación sin precedentes después de los años 40. Los discursos médicos y
psiquiátricos parecen tener cada vez más dificultades, desde los años 40 del último siglo, para
enfrentar la aparición de cuerpos en los cuales no se puede inmediatamente asignar un sexo
femenino o masculino en el nacimiento.

Con las nuevas técnicas cromosómicas y endocrinológicas, y la expansión de la

medicalización del parto, cada vez más bebés, antes llamados hermafroditas, aparecen. De cara
a estos bebés, la comunidad científica-médica inventó una nueva taxonomía. El psiquiatra de
niños John Money, trabajando en la Universidad John Hopkins de Nueva York, deja de
costado la noción moderna de sexo, como realidad anatómica, e inventa la noción de género,
para hablar de la posibilidad de producir técnicamente la diferencia sexual. Las nociones de
intersexualidad, transexualidad, aparecen también entre 1947 y 1960. Por primera vez, la
medicina y la psiquiatría realizan con esfuerzo la existencia de una multiplicidad de cuerpos y
de posiciones sexuales más allá del binario. Pero, en lugar de cambiar la epistemología, la
institución médica, psiquiátrica, psicológica, decide modificar los cuerpos, normalizar la
sexualidad, rectificar las identificaciones.

71
 Traducción

Quisiera compartir, hoy, con ustedes, la hipótesis según la cual todo el psicoanálisis
lacaniano, que nace precisamente después de los años 40, su re-lectura de Freud, su rodeo por
la lingüística, es ya una primer respuesta a esta crisis de la epistemología de la diferencia sexual.
Creo que es posible decir que Lacan intentó, como John Money, des-naturalizar la diferencia
sexual; pero, como John Money, terminó por producir un meta-sistema que es casi más rígido
que la noción moderna de sexo y diferencia anatómica. En el caso de John Money este meta-
sistema introduce la gramática del género, pensada como construcción social y
endocrinológica. En Lacan, este meta-sistema –y ustedes lo saben mucho mejor que yo– no es
tampoco anatómico, es más bien aquel del inconsciente estructurado como un lenguaje, pero,
como en el caso de John Money, se trata de un sistema de diferencias que no escapa –
desafortunadamente– al binarismo sexual y a la genealogía patriarcal del nombre.

Mi hipótesis es que Lacan no logró des-hacerse del binarismo sexual, a causa de su

fijación/apego político al patriarcado heterosexual. Esa des-naturalización está
conceptualmente en marcha; pero Lacan, él mismo, no estaba listo.

A partir de 1960, con la comercialización de la pastilla anticonceptiva, después con la

des-patologización de la homosexualidad, la epistemología de la diferencia sexual entra en un
proceso de cuestionamiento y de mutación imparable. Hoy sabemos que un bebé cada
cuatrocientos es identificado como intersexual. No puede ser reconocido en los géneros
ordinarios. En el curso de los últimos veinte años, los niños que han sido operados o tratados
como intersexual, se han organizado para pedir el fin de la mutilación genital y los procesos de
reasignación forzada. Al mismo tiempo, que cada vez más los cuerpos comienzan a
identificarse como no-binarios. A modo diferente de Estados Unidos, pero también en
Argentina, como ustedes lo saben, o en Australia, se reconoce hoy los géneros no binarios
como una posibilidad política.

Tengo el placer también de contarles que hace apenas unas semanas, mi amiga y colega,
Judith Butler, se ha inscrito en el registro de estado civil de California como persona de género
no binario. Las identificaciones de heterosexualidad, homosexualidad, pensadas en relación
con la capacidad reproductiva de los cuerpos de sexo opuesto, parecen cada vez más obsoletas,
de cara a la multiplicidad de técnicas de gestión de la procreación asistida. No sólo la pastilla
anticonceptiva o la pastilla del día después, pero también paternidad transexual, (…), gestación
por otro, externalización del útero, etc.

La epistemología de la diferencia sexual está en plena mutación. Asistimos a un proceso

de transformación en el orden de la anatomía política y sexual, comparable a aquel que ha

72
Revista Asociación Piera Aulagnier

llevado al pasaje de la epistemología geocentrada a la epistemología heliocéntrica copernicana

entre 1510 y 1730.

En los años próximos, deberemos elaborar colectivamente una epistemología capaz de

rendir cuenta de la multiplicidad radical de vivientes, que no reduzca los cuerpos a su fuerza
reproductiva heterosexual, y que no legitime la violencia hétero-patriarcal y colonial.

Cuando hablo de una nueva epistemología me refiero a iniciar un proceso de

ampliación radical del horizonte democrático, para reconocer como sujetos políticos todo
cuerpo humano vivo, sin que la asignación sexual o de género sea la condición de posibilidad
de este reconocimiento, social o político.

Vivimos un momento –me gustaría transmitírselos hoy– de una importancia histórica

sin precedentes. La violenta epistemología de la diferencia sexual puesta en cuestión por el
movimiento feminista, homosexual, intersexual, transexual, queer, y secundado igualmente por
la confrontación de nuevos datos científicos, está en tránsito de cambiar. Estos procesos de
cambios de este paradigma científico y político conducirán al reconocimiento, en tanto que
sujetos políticos soberanos, de todo un conjunto de cuerpos que hasta ahora habían sido
marcados como políticamente subalternos.

En este contexto de transición epistémica, honorables miembros de la academia de

psicoanálisis de Francia, y de la L’Ecole de la Cause Freudienne, ustedes tienen una enorme
responsabilidad. Ustedes tienen… y tienen que saberlo… en qué lado quieren colocarse. Si
quieren permanecer del lado de este discurso patriarcal y colonial, y re-afirmar la universalidad
de la diferencia sexual y de la reproducción sexual, heterosexual; o entrar, con nosotros, los
mutantes de este mundo, en un proceso crítico de invención de una nueva epistemología.
Permitiendo la re-distribución de la soberanía, el reconocimiento de otras formas de
subjetividad política. [Aplausos]

Ustedes no pueden recurrir –ya termino–… ustedes no pueden recurrir cada vez a los
textos de Freud y de Lacan como si estos tuvieran un valor universal, no situado
históricamente; como si este texto no hubiera sido escrito al interior de esta epistemología
patriarcal de la diferencia sexual. Hacer de Freud y de Lacan la ley es también absurdo, como
pedirle a Galileo de retornar a los textos de Ptolomeo o a Einstein de seguir pensando desde
la física de Aristóteles.

Hoy los cuerpos, otras veces excluidos del régimen de la diferencia sexual, hablan y
producen un saber sobre ellos mismos. Los movimientos transfeministas, me too, ni una menos,
operan una transformación crucial.

73
 Traducción

Ustedes no pueden seguir hablando del complejo de Edipo o del nombre del padre, en
una sociedad donde las mujeres son objeto de femicidios; donde las víctimas de la violencia
patriarcal se expresan por denunciar a sus padres, maridos, jefes, novios; donde las mujeres
denuncian la política institucionalizada de violación; o donde millones de cuerpos bajan a las
calles para denunciar agresiones homofóbicas, y las muertes, casi cotidianas, de mujeres trans,
así, como de las formas institucionalizadas de racismo.

No pueden más seguir afirmando la universalidad de la diferencia sexual y la estabilidad de las

identificaciones heterosexuales y homosexuales en una sociedad donde es legal cambiar de
sexo, donde podemos identificarnos, como personas de género no binarias; en una sociedad
donde hay ya millones de niños nacidos de familias no heterosexuales y no binarias.

Continuar practicando el psicoanálisis, utilizando la noción de diferencia sexual y con

instrumentos críticos como el complejo de Edipo, sería hoy tan aberrante como pretender
continuar navegando en el universo con un mapa geocéntrico ptolemaico o controlar los
cambios climáticos, o afirmar que la tierra es plana. [Aplausos]

Hoy… –sí, ya sé, ya termino–… hoy, mis queridos amigos psicoanalistas, es más
importante escuchar los cuerpos excluidos por el régimen patriarcal colonial, que releer Freud
y Lacan. No se refugien en los padres del psicoanálisis. Vuestra obligación política es cuidar a
los niños, no la de legitimar la violencia de los padres.

Ha llegado el momento de sacar el diván a la plaza y de colectivizar la palabra, de

politizar el inconsciente.

Nos enfrentamos a una nueva alianza necropolítica del patriarcado colonial y de nuevas
tecnologías farmacopornográfica. Sin ninguna duda, ya estamos enfrentados a una nueva
farmacolonización creciente, (…), a una mercantilización de la industria del cuidado.

[Silbidos… lo llaman: “Paul…”]

Sí, pienso que es necesario que pare.
[Risas, aplausos]
La última cosa. Creo que la tarea que nos resta por hacer es comenzar un proceso de
des-patriarcalización, des-heterosexualización y de-colonización del psicoanálisis. [Aplausos]
(…) un psicoanálisis mutante alrededor de esta mutación de paradigma. Quizás sólo este
proceso de transformación, por más terrible y desmantelante que les parezca, merezca hoy, de
nuevo, llamarse psicoanálisis.

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Revista Asociación Piera Aulagnier

AUTORÍA

•Agustina Saubidet (Argentina)

Psicoanalista. Docente e investigadora de la Universidad de Buenos Aires. Becaria
UBACyT Culminación de Doctorado. Instituto de Investigaciones. Premio Facultad de
Psicología Universidad de Buenos Aires (2018) por el ensayo "La crítica antropológica al
Complejo de Edipo, sus aportes".

•Verónica Icasuriaga (Argentina)

Especialista en Psicología Clínica con Orientación en Niños y Adolescentes
otorgado por el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires. Especialista en
Psicoanálisis y Practicas Socio-Educativas -Flacso Argentina- Diplomatura Superior en
Psicoanálisis y Practicas Socio-educativa Flacso Argentina. Postgrado de Psicoanálisis -
Orientación Niños y Adolescentes - Colegio de Psicólogos de Morón - Distrito XIV-
Argentina
Supervisora Clínica del Servicio Institucional de Supervisión (SIS) del Colegio de
Psicólogos de Morón - 2011-2019. Supervisora Institucional del Equipo "Adolescencia y
adultos jóvenes" del Hospital Municipal de Moron "Ostaciana B. de Lavignolle" - Inicio
2018 a la actualidad. Coordinadora de Talleres de Orientación a Padres en instituciones
educativas - nivel inicial - 1992- hasta la fecha. Co-autora de los libros "Suicidios, lectura
y abordajes"-Texto "Muerta en vida"- Editorial R. Vergara y "Abuso Sexual Infantil"-
Texto "Sobre (el) vivir de un niño" -Editorial R. Vergara.
Psicoanalista en Consultorio privado desde 1991 hasta la fecha.
www.veronicaicasuriaga.com.ar

•Diego Enríquez Perea Torijano (México)

Psicoanalista en consultorio privado, Maestría en Teoría Psicoanalítica por el
Colegio de Psicoanálisis Lacaniano, CDMX.

•Pascual Andres Cossio Romero (Colombia)

Psicólogo- investigador del grupo oraloteca de la Universidad del Magdalena.
Fundador de la cátedra libre e itinerante: Sujeto, Cultura y Conflicto.
pascualcossioar@unimagdalena.edu.co

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 Sobre los autores

•Daniel Castiblanco (Colombia.)

Psicólogo. Universidad Cooperativa de Colombia, con profundo interés en la
producción textual literaria y académica relacionada con temas sociales y clínicos.
Miembro de la línea de investigación "a-nudo: Psicoanálisis y Campo Social" de la misma
universidad.

•John Jairo Quitian Murcia (Colombia)

Licenciado en Ciencias sociales por la Universidad Distrital. Maestría en
Psicoanálisis, subjetividad y cultura de la Universidad Nacional de Colombia. Nueva
Escuela Lacaniana sede Bogotá. Me interesa la intersección entre psicoanálisis, política y
vínculo social. Psicoanálisis y escritura poética.

•Rodrigo Lucio (Colombia)

Asociación Piera Aulagnier
Escritor de comic.

•María Fernanda Bautista (Colombia)

Asociación Piera Aulagnier
Universidad Cooperativa de Colombia.

•Sebastian Galindo Calderón (Colombia)

Asociación Piera Aulagnier
Universidad Pedagógica Nacional de Colombia – sgalindoc@pedagogica.edu.co

•Alejandro Molano Parra (Colombia)

Asociación Piera Aulagnier
Universidad La Gran Colombia.

•Carlos Dearmas
Ilustrador (portada, respaldo y cómic)

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 Agosto 2020
grupo.lecturafreud@gmail.com
Bogotá, Colombia.

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