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U N I V E RSI D A D D E L VA L L E D E AT E M A J A C

LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO


EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO.

D r. A r m a n d o M a r t í n I b a r r a L ó p e z

Hoy en día, es necesario abordar el tema de la gestión del conocimiento


desde la perspectiva de la sociedad del conocimiento (SC) a pesar de sus múltiples
interpretaciones y relaciones con otros modelos de sociedad. En un análisis que
Kruger (2006) realizó en internet, encontró diversas asociaciones entre las nociones
de la sociedad del conocimiento, sociedad red y sociedad de la información.
Otros expertos han ligado el tema de la SC con el fenómeno de la globalización,
argumentando que es una fase de su desarrollo (Olivé, 2005), y otros más hablan
de una sociedad diferente, un nuevo paradigma de organización social (BM, 2003:
UNESCO, 2005).

En ese sentido, la manera de generar, producir, divulgar, aplicar, socializar en


una palabra, Gestionar el conocimiento (GS), en estos momentos se hace desde
diferentes formas y maneras. El conocimiento está sufriendo cambios en sus formas
de gestionar es decir de producirlo y ponerlo a circular en la sociedad, en este
documento solamente expreso y perfilo algunos conceptos contextualizadores y
reflexivos sobre el tema. También se formula desde una perspectiva general los
núcleos problemátizadores que intentan explicar la realidad de las instituciones
que por antonomasia y tradición son las generadoras del concocimiento en estos
momentos. Con ello se intenta exponer los estilos en la organización, administración
de recursos y modos de operar la producción del conocimiento en este campo,
signados por este entorno en constante cambio. Se presenta un modelo de explicación
de la gestión del conocimiento, desde la lógica problematizadora.

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Es importante, sin embargo enmarcar esta manera de gestionar el conocimiento, en el


marco de un mundo global caracterizada por nuevas formas de aprovechar y emplear
el conocimiento científico y tecnológico, en las diferentes ámbitos de la vida de los
seres humanos de esta época, definida en gran medida por la SC. En este trabajo
presento algunas reflexiones que hice en seminarios y documentos, (Ibarra, 2011A;
2012) y durante el desarrollo del proyecto de investigación denominado “Diagnóstico
de la investigación educativa en Jalisco 2002-2009”, realizado de 2010 a 2012. En
este documento expreso las principales conclusiones y proposiciones conceptuales
sobre gestión del conocimiento en el marco de la sociedad del conocimiento.

La globalización en contraste con la sociedad del conocimiento.


La SC ocupa un lugar central en la discusión actual en las ciencias sociales en el
entendimiento de la realidad socioeducativa, la política educativa y sin duda en la
gestión de la producción del conocimiento. Se trata de un concepto que aparentemente
resume las condiciones y las transformaciones sociales más profundas que se están
produciendo en la sociedad actual y sirve como contexto y punto de partida para
el análisis del cambio y de la investigación en general. Al mismo tiempo, se ha
planteado por organismos internacionales como un escenario futuro para guiar
normativamente las acciones políticas de los diferentes estados y gobiernos (Banco
Mundial, 2003: UNESCO, 2005: ONU, 2005).

La SC se caracteriza por estar imbricada con la sociedad global, ser un modelo


en transición, una sociedad de constantes y contrastantes cambios, difícil de
conceptualizar de manera funcional, que entreteje complejos conceptos en ocasiones
contradictorios. Bajo estas perspectivas, se alude al manejo de la información y al
uso de las tecnologías informáticas (Begoña, 2009), al carácter y papel que juegan
los ambientes mediáticos (De Moraes, 2007), y a la generación, uso, aplicación y
transferencia del conocimiento (UNESCO, 2005: ONU, 2005).

Sin embargo, mucho se ha discutido sobre la transición de economías industriales a


economías y sociedades basadas en el conocimiento. A veces con poca explicación
sobre el desarrollo social, donde la globalización como fase del capitalismo, se
combina con aspectos de una sociedad en ciernes denominada del conocimiento.
Para ahondar en esa explicación es necesario hacer referencia a los dos modelos de
sociedad, la globalización y la sociedad del conocimiento que se entreveran para

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definir lo que se ha denominado sociedad en transición. Ambos modelos de sociedad


han definido escenarios donde la economía capitalista se combina con la economía
del conocimiento, mercancías industrializadas y productos para el conocimiento
e información comienzan a competir por los grandes mercados. Estos escenarios
han trastocado no solo las formas en que se estructuran los nuevos mercados, sino
también las formas de producción, de generación de nuevas patentes y productos, y
de manera particular los modos en que se inventan, se investiga o se innovan estas
nuevas mercancías.

Se habla de una lenta pero progresiva transformación a una sociedad inspirada en


el saber y se argumentan y plantean como polémicas las inversiones elevadas en el
sector educativo, formación, investigación y desarrollo, programas informáticos y
sistemas de información sobre todo en los países del primer mundo. (David y Foray,
2002). Pero también se afirma que mientras tanto, en los países menos favorecidos
las condiciones de pobreza, economías de bajo impacto y el analfabetismo formal,
ciudadano, mediático e informático de grandes capas de la población forman parte
de la naturaleza de esta sociedad contemporánea. (Banco Mundial, 2003: UNESCO,
2005: ONU, 2005).

La globalización es un proceso de escala societal, que si bien es cierto se ha venido


consolidando, y ha sido retomado con mayor énfasis en los países en desarrollo como
premisa específica para lograr un crecimiento económico y erradicar la pobreza por
otro lado, ha debilitado las estructuras políticas y sociales de algunos países. Por
tanto, la globalización es un fenómeno complejo de carácter internacional, su acción
consiste principalmente en lograr una penetración mundial de capital -financiero,
cultural, intelectual, comercial e industrial-, que se desarrolla de forma multipolar,
ya que introduce nuevos esquemas de conocimientos, valores, incertidumbre y
complejidad que condicionan las prácticas y las instituciones.

El marco en el que opera la globalización actual (Bustos, 2008) se conforma por


cinco monopolios a saber:

• Monopolio tecnológico, la tecnología que se genera en las grandes


empresas con apoyo de países ricos y poderosos ha desarrollado una
infraestructura tecnológica, producto de investigación aplicada.

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• Monopolio de mercados financieros, este monopolio es característico


de nuestra época, ya que el mercado de mercancías deja su paso a las
transacciones financieras especulativas y parasitarias.

• Monopolio de los recursos naturales, el valor que han adquirido


los recursos naturales ha llevado a una explotación irracional y a su
consiguiente escasez que sugiere una crisis de fondo y de largo plazo
en la vida del planeta, por intereses y la racionalidad de corto plazo y
eficiencia.

• Monopolio de los medios de comunicación, los grandes consorcios se


han fortalecido con la globalización y han venido afianzado cada vez más
su hegemonía operando básicamente en tres ejes la transculturización
de mercancías y en la manipulación política.

• Monopolio de las armas de destrucción masiva, con el derrumbe de la


Unión Soviética, Estados Unidos tiene el control total de este mercado
con una agravante de crecimiento desmedido al no existir controles
mundiales y democráticos en este rubro.

Estos monopolios están fomentando una oligarquía trasnacional que impone


intereses particulares a todos los países. Pero el peso de sus acciones es tan vital,
que ha trastocado las formas de comprar y la necesidad de las personas por tener
más y “mejores” mercancías que se usen y consuman en las diferentes ocupaciones
y espacios de desarrollo del ser humano contemporáneo. De acuerdo a Giddens
(2003), una imagen que ilustra la situación es la de una ágil locomotora frente a una
persona que no sabe si pararla, subirse en ella o intentar domarla.

En un marco donde los retos de la globalización, del avance del conocimiento,


de la reestructuración de los procesos productivos y de las asimetrías sectoriales
propias de todo proceso de cambio, reclaman de las instituciones educativas nuevos
contenidos, sensibilidades, habilidades y herramientas en la formación de recursos
humanos para los mercados laborales de hoy y del futuro, se plantea la necesidad de
una mayor calidad y pertinencia de los servicios que ofrecen, así como la garantía de

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equidad en las oportunidades educativas. Eficiencia y efectividad se convierten en


los rieles por dónde camina esta locomotora difícil de parar.

El triunfo de las ideas globalizadoras y neoliberales ha provocado que junto con


los cambios vertiginosos en la tecnología de la información y comunicación, la
consolidación de los medios masivos de comunicación y el desarrollo científico
y tecnológico que viene aparejado con el modelo de sociedad del conocimiento,
se está trastocando la operación económica, política y social del capitalismo hacia
nuevas formas de funcionamiento; se generan nuevos escenarios en el que los seres
humanos y las instituciones han modificado sus formas de interactuar.

La sociedad del conocimiento entre el neocapitalismo global y la utopía de red


solidaria.
Este nuevo paradigma denominado sociedad del conocimiento se sustenta
prioritariamente en el progreso científico y tecnológico, en la asociación y mutua
alimentación de la ciencia y la tecnología, de tal manera que éstas se han convertido
en la primera fuerza para impulsar el desarrollo económico y promover la innovación
productiva.

Un fenómeno que contribuyó sustancialmente a la consolidación de este paradigma,


fue precisamente la globalización de las economías nacionales, del cual emergió un
nuevo modelo de desarrollo económico que demanda el progreso técnico-científico y
la innovación en los sistemas de producción para lograr los niveles de competitividad
que exige el proceso de integración planetaria. Este modelo político-económico
que articula la globalización, está perfilado conforme al desarrollo económico de
cada país para lo cual depende, en gran medida, de las innovaciones científicas y
tecnológicas de los sistemas productivos. De esta manera, este nuevo paradigma
social sitúa al conocimiento como factor de cambio, de productividad, de innovación
y de desarrollo, motivo por el cual ha adquirido valor económico y un nuevo
significado, puesto que se concibe como el más valioso producto de la era moderna.
En ese mismo sentido Manuel Castells (1999, 2008), afirma que las características
de la sociedad actual pueden ser resumidas en dos puntos: por un lado la Revolución
tecnológica y por otro, la profunda reorganización del sistema socioeconómico;
porque la nueva economía se sustenta sobre tres pilares: la información, la
globalización y la organización en red.

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Se afirma que en el siglo XXI, la forma de alcanzar el desarrollo y el poder económico,


ya no será mediante la explotación de materias primas y del trabajo, sino mediante la
aplicación de la mente humana, ya que el papel estratégico del conocimiento en este
nuevo paradigma, está siendo considerado como uno de los principales factores de
producción, de la misma manera que en el siglo XX lo fueron el trabajo y el capital,
que en su momento fueron fuente crucial de productividad y riqueza de las naciones.
De esta manera, el contexto actual se viene perfilando como un proceso de transición
hacia la sociedad del conocimiento, donde la ciencia y la tecnología, así como la
generación, distribución, apropiación y uso del conocimiento, juegan un papel
estratégico para el futuro desarrollo del individuo y de la sociedad contemporánea.

El aspecto esencial de esta sociedad está constituido por una aceleración sin
precedentes del ritmo de creación, acumulación y sin duda también de depreciación
del conocimiento. Esta tendencia se plasma en particular en una fuerte intensidad
del progreso científico y tecnológico (Abramovitz y David; 1996) y por ende en un
replanteamiento de la vocación de la sociedad.

Debemos aceptar que el conocimiento es sin duda, un poderoso vector de la lucha


contra la pobreza, pero esa lucha no puede reducirse exclusivamente al suministro de
infraestructuras, la ejecución de proyectos con alta dependencia de financiamientos,
o la promoción de mecanismos institucionales cuya utilidad para muchos países es
cuestionable. (Banco Mundial, 2003) Los éxitos conseguidos por algunos países de
Asia Oriental y Sudoriental en la lucha contra la pobreza se explican en gran parte
por las inversiones que han realizado a lo largo de varios decenios en educación,
investigación y desarrollo tecnológico (UNESCO, 2005).

El surgimiento de la SC, ha transformado la naturaleza de la educación, del trabajo,


de la organización de la producción, pero sin duda los efectos en la cultura y, por
ende en la vida cotidiana, han permitido trascender de manera virtual el espacio
geográfico y vivenciar todas las formas posibles de cultura, debilitando las fronteras
políticas y económicas de los países y de la unidad de valores nacionales a favor de
la diversidad demográfica y cultural.

La infraestructura y las tecnologías de información y comunicación son los


instrumentos que hoy en día se utilizan para generar conocimiento y resolver los

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problemas de la vida (De Moraes, 2007), que ha significado en general en mayor


flexibilidad en los procesos de consumo educativo y cultural, generado una nueva
visión del mundo, con nuevos conceptos, significados, valores y nuevas pautas de
comportamiento sobre todo en las nuevas generaciones (Ibarra, 2009).

Así, podemos considerar una serie de sucesos que identifican a las sociedades del
siglo XXI caracterizadas por la inestabilidad, la contingencia y el cambio permanente.
La lucha de intereses económicos, políticos e ideológicos entre los centros de poder
neocapitalistas del mundo, han generado tendencias de vida, nuevos roles entre las
diferentes instituciones sociales, entre ellas la familia, los medios de comunicación,
la escuela, el Estado y los sujetos, sobre todo niños y jóvenes.

Los dictados y tendencias propuestas por los generadores de las concepciones


sociales y tan sólo por destacar los más contrastantes y dicotómicos: los promotores
del marketing globalizador y los promotores de una sociedad del conocimiento
democrática y en redes, con el fin de ayudar a superar los principales problemas de
pobreza e ignorancia en sus diferentes ordenes, han generado concepciones muy
particulares y conflictivas entre sí. En cada propuesta prevalecen sus formas de
educar, convivir y actuar. Así, las diferentes instituciones se han visto en la posición
de requerir la redefinición de sus roles y dinámicas con el fin de adaptarse o de
contraponerse a estos marcos conceptuales y axiológicos sobre el ser humano, la
sociedad y la naturaleza.

Las IES como gestoras del conocimiento en la sociedad contemporánea.


El modelo de SC, ha impuesto una dinámica diferente a la ciencia, la tecnología
y la educación, al insertarlas en el circuito de la economía de ese tipo de modelo
de sociedad, como una alternativa para sujetar su desarrollo a las necesidades del
sistema productivo, ya que son fuentes potenciales del conocimiento necesario, en
el cual se sustenta la competitividad estructural de las economías actuales. Así por
un lado, las fuerzas de la economía global se adaptan a las nuevas condiciones y
por el otro lado, se viene germinando un nuevo modelo económico soportado por
un mercado de uso e intercambio de tecnologías y conocimiento científico para
resolver los problemas de la vida cotidiana, pero con alto interés para la industria y
los productores de satisfactores.

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Esta tendencia visualiza a las Instituciones de Educación Superior (IES) y Centros


de Investigación como agentes proactivos del cambio que pueden fortalecerse en
este proceso de transición, en la medida en que no sólo se articulen a la dimensión
económica y a las necesidades del sector moderno de la industria y del sistema
productivo, sino que generen nuevos polos de desarrollo económico.

Desde una perspectiva de largo alcance, consideramos que las IES tienen la posibilidad
de consolidarse como instituciones sociales relevantes y pertinentes, si amplían sus
ámbitos de acción a las necesidades y problemáticas básicas y vitales de aquellos
sectores sociales, que en este proceso de transición no están siendo considerados
o han sido desplazados y que constituyen espacios sociales amplios, donde pueden
incidir y desplegar sus potenciales en la solución de problemas ya que en estos
ámbitos no se cuenta con competidores. De esta forma, el conocimiento adquiere
otro significado, ya que cobra valor en la medida en que contribuye a solucionar
necesidades y problemáticas económicas, sociales y culturales del conjunto de la
sociedad, para lograr elevar la calidad de vida y el bienestar social.

Este contexto de cambio, donde conviven diversas y opuestas tendencias, sitúa a las
IES en un lugar privilegiado y estratégico para colaborar en el logro de una inserción
favorable del país en la economía internacional, impulsar el desarrollo y apoyar
la construcción de la SC, ya que son las entidades que generan el conocimiento
sustantivo que circula en nuestra sociedad; además, de que cuentan con tradición,
experiencia y trayectoria en la producción de ciencia y tecnología, y en la formación
de recursos humanos en investigación para aprovechar esta oportunidad.

Para asumir esta tarea, las instituciones educativas están inmersas actualmente en un
proceso de transformación y cambios radicales, lo que ha implicado una definición
del modelo o figura de institución demandada por el nuevo contexto social (Ibarra,
2007).

En este proceso, en el que está en juego el rumbo y la orientación que puede adoptar
la investigación y la formación de recursos en las instituciones educación superior,
es importante considerar, además de que intervienen las necesidades y presiones
que provienen del contexto, las transformaciones que está experimentando el
campo de la investigación que directamente afectan la producción y generación

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de conocimiento de estas instituciones. Un nuevo tipo de organización para hacer


investigación y generar conocimiento participa fundamentalmente en este fenómeno.
Se trata de comunidades de conocimientos: redes de individuos cuyo objetivo es la
producción y la circulación de saberes nuevos y que ponen en relación a personas y
organismos que pertenecen a identidades diferentes incluso rivales, tales como las
empresas, las universidades y los gobiernos. La perspectiva mercadotécnica, política
o económica subyace en las maneras de interactuar superando las problemáticas
nacionales, convirtiéndolas en problemas y soluciones supranacionales y de alcance
internacional (Ibarra, 2007).

En esta sociedad el auspicio de la empresa a la investigación universitaria o educativa


ha tenido un impacto mundial por los beneficios que ha representado para ambas
organizaciones y a la sociedad. Resulta innegable que las IES, centros de generación
de conocimiento por excelencia, poseen un campo de acción que excede los recursos
de investigación y el desarrollo de las empresas (Marcano, 2005).

Los escenarios globales para el desarrollo de la transferencia del conocimiento


entre las IES y el sector productivo requieren adoptar nuevas formas de organizar
y establecer relaciones más complejas, la discusión entre ciencia pública y privada
hoy en día, tiene nuevos matices que se incorporan a las condiciones de hacer
ciencia y tecnología en esta SC (Zamora, 2005). En ese contexto las conductas de
los actores –académicos, investigadores, profesores y tecnólogos- que participan en
la generación, uso, transferencia y gestión del conocimiento están orientadas por las
nuevas reglas del juego que imponen los cambios que tienen como base la masiva
incorporación del conocimiento en todas las actividades de la sociedad.

Las IES han tenido que modificar su quehacer investigativo para estar a tono con esta
tendencia, la producción del conocimiento ha modificado sus procesos, se necesitan
equipos de trabajo coordinados por redes con objetivos muy claros y eficientemente
coordinados en busca de productividades impensables. La investigación trastoca
sus formas de hacer y generar saberes, los investigadores de los diferentes ámbitos
disciplinares, cada vez más, se inclinan por la aplicabilidad del conocimiento y el
desarrollo de tecnología que resuelva problemas de producción, calidad o eficientismo
(Ibarra, 2007).

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La innovación y la investigación en el campo educativo, forma parte de los discursos


de los grandes organismos de la educación superior (ANUIES, 2003) y de las IES
en nuestro país, el cambio por mejorar lo que se hace, con el menor costo, son las
máximas de estos nuevos espacios universitarios y educativos. Pareciera que la
generación productiva de conocimientos, esta por arriba de su comprensión, uso y
enseñanza.

La vinculación de las IES con las organizaciones productivas hoy, forman un binomio
casi perfecto, donde prevalece la racionalidad de mejorar los procesos de trabajo,
productos, mercancías y servicios, para aspirar a entrar a un mercado global, cada
vez más dinámico y competitivo. Las IES cuya vocación ha sido la de incorporar
a los jóvenes al campo laboral, con el fin de verificar lo aprendido en el salón de
clases, ha modificado sus procesos educativos por aprender haciendo, beneficiando
al estudiantado y a la empresa (Ibarra, 2007).

Desarrollar para la docencia nuevas formas de pensar, conocer y hacer; facilitar el


diálogo entre los distintos saberes de las ciencias y las humanidades; transitar del
conocimiento y habilidades de la disciplina a la experiencia de la interdisciplina para
llegar a la visión de la transdisciplina (Luengo, 2003).

Las funciones sustantivas deberán en este contexto repensarse como unidad integral
para la formación del universitario, para el quehacer del docente y para la operación
educativa. De tal forma que el docente enseña lo que investiga, el alumno aplica
lo que aprende; el entorno demanda respuestas, la institución educativa ofrece
nuevo conocimiento como alternativa de solución; el mercado laboral requiere
capital humano calificado, las IES ofrecen procesos innovadores de formación y
descubren nuevos campos profesionales; la sociedad necesita elevar sus condiciones
de bienestar, los profesionistas, técnicos y tecnólogos se integran a su comunidad y
la fortalecen.

La potencialización de la producción del conocimiento en las IES.


Como resultado del impacto que ha tenido el paradigma técnico-económico,
de la SC se está generando también un nuevo modelo mundial de producción de
conocimiento, en el que se sustentará el desarrollo de las economías nacionales y
el sistema económico global. En este modelo se pueden reconocer actualmente tres

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características centrales que lo definen: Uno es el nuevo sistema social de producción


de conocimientos, el segundo es el proceso de globalización de los sistemas de
investigación, y el tercero se refiere a la reorganización en las formas de gestionar
el conocimiento en las IES; las tres características están modificando la naturaleza y
los fines de la investigación.

Para algunos enfoques, el cambio organizacional e institucional es lento, frío


y pesado. En los establecimientos académicos, como lo propone Burton Clark
(1997), los cambios se originan por la base pesada, es decir, por la producción de
conocimiento orientada por lógicas disciplinarias En muchas experiencias, esta
lógica sólo es observable en el nivel de la práctica productora de conocimiento en
contextos científicos altamente desarrollados.

En consonancia con Clark (1997) la sociedad contemporánea está experimentando


el desarrollo de un proceso societal autoamplificatorio de la investigación, el cual
se manifiesta en la realización de investigación científica y tecnológica por diversas
instituciones y actores sociales que relativamente participaban menos anteriormente,
como son el gobierno, la industria y las organizaciones privadas que hasta hace unas
décadas no contemplaban como parte sustantiva de sus acciones, la realización de
esta práctica y que ahora son sujetos proactivos en la generación de conocimiento, y
están participando en el nuevo sistema social de producción de conocimiento donde
las Universidades, demás IES y CII constituyen un elemento más del mismo.

Una de las consecuencias del surgimiento de este sistema, es el que inserta a las
instituciones educativas en un proceso competitivo entre ellas mismas, y con los otros
sectores sociales encargados de realizar investigación, con el propósito de consolidar
su lugar en este sistema y lograr la legitimidad como instituciones productoras de
conocimiento, y, con ello afianzarse como sujetos protagónicos del cambio.

Este proceso competitivo, ha generado en los países desarrollados una fuerte tendencia
a desplazar la investigación de las IES, y concentrarla en centros gubernamentales y
en institutos, centros y laboratorios industriales, situación que se visualiza y puede
extenderse hacia América Latina y países en desarrollo en un mediano plazo.

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Esta tendencia se sustenta en la concepción dominante del conocimiento relevante


caracterizado por lo práctico y útil, lo cual se ha traducido en privilegiar el conocimiento
científico aplicado y tecnológico sobre todo si está vinculado directamente a la producción
sobre otro tipo de conocimiento.

Ante la estructuración de este nuevo sistema de producción, las IES de los países
desarrollados han optado por vincularse con los otros actores de la investigación, en
diferentes modalidades. En dicho sistema de producción del conocimiento, ninguno de
los actores es autosuficiente para mejorar sus niveles de competitividad. Por ello, una de
las consecuencias de la estructuración de este sistema, es la globalización internacional
de los sistemas de investigación, con el fin de construir a mediano plazo un sistema
mundial de producción de conocimiento flexible, ágil y eficiente, para generar y aplicar
conocimiento en los sectores y áreas estratégicas para el desarrollo económico.

En principio, el eje de este proceso de globalización son las actividades de investigación y


desarrollo, que se consideran la fórmula mágica para innovar los sistemas de producción,
pero posteriormente como lo señala Gibbons (1998), este sistema tiene un efecto
multiplicador y se impone en todas las modalidades de investigación. Este proceso lo
define Licha (1996) en los siguientes términos: “Por globalización de la investigación
entendemos el proceso de creciente apertura e interacción de los sistemas de investigación
con base en un modelo emergente de ciencia inscrito en el nuevo patrón de competitividad
global de la actividad económica”. Se trata entonces este proceso de globalización de los
sistemas de investigación, de un proceso mediante el cual, se establece una creciente
interacción e interdependencia entre países y entre regiones en materia de producción y
difusión del conocimiento, para construir la capacidad de usar y aplicar la investigación y
el conocimiento que se produce en todo el mundo. Con base en este sistema distributivo
de producción de conocimiento, se está configurando una industria multimillonaria del
conocimiento, vinculada sobre todo a las empresas generadoras de equipos tecnológicos,
sistemas de información y aplicaciones electrónicas y de comunicación.

Los sujetos de este sistema, vinculados a las empresas más dinámicas de la economía
mundial, realizan una serie de acciones para tener acceso a la inteligencia mundial que
circula en el planeta en el marco de la SC. Entre las acciones más importantes se refiere a la
creación e intensificación de redes de investigación. El concepto de red está asociado por
lo menos en dos aspectos centrales: el primero que hace referencia al elemento humano

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y su vinculación en el estrato social, y el segundo, a las dinámicas inherentes a los patrones


de organización que adoptan los mismos, en función del contexto con el que interactúan.
Así el concepto de red abandona la concepción cuasi genérica de elemento inminentemente
técnico, para adoptar una manifestación amplia relacionada específicamente con el orden
socio-organizacional de la sociedad de la información y el conocimiento (Castells, 2008).
La interacción focalizada en las redes, no debe entenderse solamente como una interconexión
tecnológica, sino como la interconexión de individuos valiéndose del uso de la tecnología
disponible; posibilitando justamente que por medio de redes, se pueda combinar conocimiento,
creatividad e innovación, para avanzar en la consecución de un desarrollo social sustentable
y equitativo.

Está demostrado empíricamente que las redes facilitan entre otros, la posibilidad de formación
y actualización permanentes, la oportunidad de diálogo como elemento potenciador del
intercambio, disponiendo de los aportes de cualquier individuo perteneciente a una vasta
área geográfica, lo cual hace reforzar los aspectos globales que incluye el trabajo bajo la
modalidad de redes.Así el sistema social de producción de conocimiento en ciernes y el
proceso de globalización de los sistemas de investigación, caracterizado por la organización
de redes de instituciones que producen conocimiento y de investigadores, están contribuyendo
a una reorganización en las formas de gestionar el conocimiento en las IES.

La mayoría de IES, para organizar los contenidos del curriculum, y la organización del
conocimiento, parten de las clasificaciones tradicionales que se han planteado desde la filosofía
y epistemología de las ciencias denominadas positivistas; esto ha llevado de manera natural a
la organización departamental como la forma de clasificar el conocimiento para la enseñanza
y la investigación (Ibarra, 1998). Esta forma de organizar el conocimiento se ha convertido en
una limitante, entre otras cosas, porque:

• Se plantea el conocimiento como un producto, no reflexionado y se concibe


sólo como información.

• Las parcelas del conocimiento no responden a una visión integral de los


problemas sociales y naturales que se presentan en la realidad.

• La complejidad y apertura a nuevos saberes obliga a buscar reacomodos en la


estructura organizativa.

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• La división arbitraria del conocimiento produce islas disciplinarias.

• Se limita el ámbito de la reflexión teórica y la comunicación entre las


disciplinas.

Por ello, en las IES, se ha hecho necesario, nuevas forma de organizar el conocimiento
y por ende de gestionarlo. Esta reorganización supone transitar de una organización
fragmentada a una organización más integrada orientada a:
• Restablecer la unidad del conocimiento, superando las barreras
artificiales entre las disciplinas.

• Conceptualizar de manera más amplia el conocimiento. Abordar la


realidad, que es compleja, además de dinámica e incierta.

• Considerar, además del conocimiento científico, otros tipos de saberes


desde los tecnológicos, profesionales, organizacionales, comunitarios y
hasta de la vida cotidiana.

• Triangular en los diferentes ámbitos, las explicaciones, desde


perspectivas más amplias pluri, inter y transdisciplinares. (Ibarra y
Díaz, 2011)

Esto, ha conllevado a que las IES, se estructuren en departamentos más


interdisciplinares, que conjugan varias disciplinas en la generación de un
conocimiento más aplicado y tecnológico, de acuerdo a demandas específicas de
su entorno. También esta forma de reorganizar el conocimiento ha provocado que
los investigadores de departamentos disciplinares, busquen la interrelación o la
integración de grupos y redes de trabajo para la producción de conocimiento.

La gestión del conocimiento, un acercamiento a su reflexión.


La gestión de la producción del conocimiento hoy en día, es fundamental por las
necesidades y demandas de la SC, y los modelos de producción del conocimiento
que se vienen constituyendo por la interacción entre IES y otras organizaciones
sociales y económicas, y las acciones de los principales agentes de las instituciones
implicadas.

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La gestión de la producción del conocimiento es entendida como un proceso de


trabajo institucional, que efectúan los agentes protagónicos, cuyo fin es racionalizar
los recursos y cumplir con los propósitos establecidos por la alta dirección. Cuando
la referencia se hace a la Institución Educativa (IE), la gestión se refiere a la
organización dinámica que se genera entre los diferentes agentes implicados en la
producción del conocimiento educativo y sus implicaciones con la transferencia, uso y
aplicación institucional. Así cada IE tiene su propia complejidad y problemática para
hacer su gestión. Esta gestión se desarrolla en dos grandes espacios de generación,
uso y aplicación del conocimiento educativo: en la transferencia a otros campos
educativos y en la aplicación Institucional. Es decir se gestiona este conocimiento
para el consumo exterior y el consumo interior.

Los núcleos problematizadores que las caracterizan en lo general, se pueden aglutinar


en tres grandes aspectos: Los problemas estructurales y contextuales de la gestión del
conocimiento en las IES y los CII; Los problemas Institucionales de la gestión de la
producción del conocimiento, y; Los problemas de transferencia del conocimiento.

A. Los problemas estructurales y contextuales de la gestión del conocimiento


en las IES
Los problemas estructurales y contextuales de la gestión de la producción del
conocimiento se enmarcan en espacios socioculturales en donde conviven las IES,
así como los investigadores, como agentes de la gestión del conocimiento de sus
instituciones.

Sin duda estos problemas también se presentan en otras latitudes, como lo formulan los
modelos donde sitúan a la Institución de educación superior, en un papel protagónico
del cambio y transformación de la realidad. Desde perspectivas críticas, con la
reivindicación de la educación y la investigación como procesos humanos (Delgado,
2002) o desde posturas más negociadoras, como la vinculación universidad-sociedad
desde la perspectiva social (Malagón, 2006) o hasta con enfoques más dinámicos
donde es considerada la responsabilidad social universitaria como estrategia de
vinculación con su entorno social (Martínez, Mavárez, Rojas, y Carvallo, 2008).

El primer factor de esta problemática, se refiere a las diferentes concepciones que


orientan el quehacer que relaciona a las IES con su entorno, así algunas entidades

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educativas o universitarias dan énfasis a sus relaciones con los gobiernos, otras con
las empresas y otras más hacia la comunidad, o la sociedad civil, sin embargo, cada
vez más, se formulan posturas más integrales, de todos es conocido la relación de
triple hélice donde gobierno, universidad y sociedad deberían desarrollar proyectos
conjuntos. Habitualmente y en general en Las IES en esta interacción de trabajo
se enfatiza la relación con industrias, comercios y otras empresas de servicios,
preferentemente privadas. Esta dimensión creemos se destaca por los procesos de
integración industrial, comercial y financiera de la globalización económica.

Esto ha conllevado a las IES a dos posturas: debilitamiento de la investigación


científica o humanística por dirigir recursos y beneficios hacia otro tipo de temas
ligados a estas organizaciones; o se ha potencializado un interés por la investigación
educativa, con énfasis en respuestas eficientes tanto en los procesos curriculares y
pedagógicos como de la formación profesional. Sin embargo habrá que destacar que
la vinculación tiene otras dimensiones igualmente esenciales en esa relación, que en
las décadas anteriores se les venía dando una prioridad importante: las que se refieren
al desarrollo social y político y a la adecuada integración de valores y tradiciones
locales con los de otras naciones, constituyendo ricas y novedosas síntesis culturales
alejadas de extremos y radicalismos. (Alcántar y Arcos, 2004).

B. Los problemas Institucionales de la gestión de la producción del


conocimiento.
Las IES tienen su propia complejidad, intereses y finalidades en las regiones donde
se encuentran, son dirigidas por diferentes grupos y agentes quienes desde sus
posturas buscan solucionar la problemática educativa, con sus recursos y formas
de organización, a este complejo proceso de las IE le denominamos gestión de la
producción del conocimiento. Algunas instituciones educativas se estructuran y
organizan de acuerdo a modelos de organización departamental disciplinar, algunas
continúan en los viejos esquemas de facultades y solo algunas han avanzado hacia
departamentos interdisciplinares o transdisciplinares. (Ibarra y Díaz, 2011)

Aunado a los propósitos de la dirección de las Instituciones Educativas, se


encuentran los intereses y posturas de los diferentes grupos y agentes representativos
de las comunidades educativas. Tanto las condiciones estructurales, de desarrollo
institucional y la integración y expansión de las disciplinas ha dado como resultado

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estructuras llenas de contradicciones e inconsistencias que muchos autores han


denominado ´sistemas flojamente acoplados´ o ´anarquías organizadas´ (Chavoya,
2001) Así las condiciones estructurales y de cultura particular de cada IE, se le
aúna el componente ideológico político que subyace alrededor de la producción
del conocimiento educativo. Esto lleva a la consideración de que la investigación
educativa, exige una toma de posición ante las problemáticas que estudia o intenta
resolver.

Según, Martínez, Mavárez, Rojas, y Carvallo (2008) el proyecto hegemónico de la


producción del conocimiento educativo está centrado en la primacía del mercado, en
valores económicos que responden a los intereses de grupos económicos y financieros,
trayendo como consecuencia la utilización de la educación y la investigación
educativa como instrumentos para alcanzar metas que sean compatibles con los
intereses de dicho proyecto. Así mismo en términos más instrumentales las IES,
tratan de resolver los problemas de la gestión de la producción del conocimiento
en general, en el ámbito de la planeación, sin embargo la falta en muchos casos de
seguimiento y evaluación repercute en los resultados esperados, y en su aplicación
en la resolución de los problemas educativos, tanto de las mismas IE como de otros
zonas y dimensiones del campo educativo en otras instituciones. Por otro lado, en
la mayoría de las IES se reconoce a la docencia como la función primordial y a la
investigación como una de las acciones más marginales.

Otro aspecto a considerar, es que en la mayoría de IES, tanto de las públicas


estatales como de las particulares prevalecen los departamentos académicos y
las coordinaciones de investigación como áreas organizacionales que atienden
la investigación. Es notoria la fragmentación en los procesos de investigación
y generación de tecnología. Las áreas se ubican en distintos niveles jerárquicos
dispersos y en algunas instituciones en una sola área, en ambos casos la producción
del conocimiento atiende diferentes racionalidades y responde a necesidades
variadas y de diferente nivel. La falta de recursos y el financiamiento, es sin duda la
gran contradicción que se vive en los ambientes institucionales, donde se genera y se
difunde el conocimiento. Es decir la investigación sigue arrastrando viejos esquemas
de financiación y débiles sistemas de presupuestación por parte de las IE.

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Los proyectos de investigación al no contar con apoyos y presupuestación, se


circunscriben a temáticas de bajo impacto para la educación o de bajo costo. Es
decir, no se están tocando las problemáticas educativas de fondo, por la falta de
coordinación y vocación política tanto de las autoridades como de los propios
investigadores. El dialogo y la negociación son las herramientas, que se deberán
utilizar en estos ambientes, si realmente se quiere hacer una gestión más efectiva de
la producción del conocimiento.

Así mismo la gestión de la producción del conocimiento, aunque su utilidad se valida


por la propia misión y racionalidad de este tipo de instituciones. La legitimación de
sus métodos y procesos de investigación no la hacen sus usuarios finales, sino los
grupos selectos agrupados en cuerpos académicos o academias o autoridades de alto
nivel en la institución. En ese sentido existe una contradicción estructural que se
debe formular y reflexionar en los ámbitos institucionales, debido a que mientras la
dirección de las IES formula planes y proyectos desde la lógica de las necesidades
institucionales, la innovación y los mismos objetos de estudios surgen desde las
iniciativas particulares de los mismos investigadores. Por lo que, los proyectos de
investigación, emanados de intereses individuales tienden a generar una infinidad
de líneas de investigación con pocas posibilidades de homogeneizar y eficientar la
producción del conocimiento.

La experiencia ha demostrado que la diversidad de actividades de intercambio


y cooperación, puede generar nuevas oportunidades de comunicación entre
instituciones de origen y entornos distintos, lo que ha permitido identificar nichos de
mercado para la creación de programas académicos y de investigación, de carácter
interinstitucional, con el ánimo de compartir las fortalezas de cada institución,
buscando que tales actividades favorezcan a otras instituciones educativas. En
consecuencia, la participación en una red se convierte en una fuente de riqueza
y estímulo, tanto para las instituciones como para los académicos y estudiantes
involucrados, y potencia el desarrollo de la educación superior al favorecer el
espíritu de integración. A diferencia de otros mecanismos para el intercambio y la
cooperación, las redes no ignoran la dependencia de los miembros y sus respectivas
instituciones, responden a una especie de geografía académica que no está limitada
por las posibilidades del entorno inmediato de las instituciones educativas, pues se
orientan por la lógica de las actividades a realizar.

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Cada red tiene su propia identidad, propósitos, objetivos y acciones específicas en


la colaboración, ya sea para apoyar las tareas de superación del personal académico
de las instituciones de educación participantes, así como reforzar la consolidación
de áreas de investigación, reducir la duplicación de esfuerzos y recursos, compartir
información necesaria para la realización de otros proyectos y favorecer la integración
de investigadores de distintas disciplinas y/o instituciones en torno a problemas
de interés internacional, nacional, regional o local. Por lo anterior, se puede decir
que las redes se sustentan en alianzas y estrategias entre los actores que generan el
conocimiento (el Estado, las industrias y las instituciones educativas), basadas en
la colaboración y la competencia que constituyen las normas para establecer los
vínculos.

Las redes de investigación han creado e intensificado una interdependencia entre los
países y sectores productores del conocimiento, pero a la vez constituyen uno de los
mecanismos más ágiles y eficientes que permite el flujo del conocimiento a nivel
global, situación que tiene un efecto directo en las capacidades de innovación. Estas
redes, han traído como consecuencia que el conocimiento científico y, en especial las
innovaciones tecnológicas, se generen a través de proyectos concebidos y ejecutados
en colaboración, por lo cual tienen diferentes bases y alcances, es decir, son proyectos
interistitucionales, intersectoriales, interregionales o trasnacionales. De tal forma
que en estas redes se pueden reconocer desde convenios de colaboración entre
sectores para desarrollar una investigación específica que lleve a una innovación,
hasta alianzas entre países para realizar megaproyectos de investigación científica.

Los problemas de transferencia del conocimiento.


“En los años recientes, la política científica y tecnológica ha insistido en la importancia
de garantizar que la sociedad obtenga los ´dividendos sociales´ más amplios posibles
de los recursos que se invierten en actividades de ciencia y tecnología, especialmente
en investigación, que coadyuve, de manera efectiva, a encarar los problemas
apremiantes de la sociedad. Consecuentemente, cada vez más se ha reconocido que
así como esencial el esfuerzo en la producción del conocimiento, es igualmente
crucial su diseminación y utilización en la nueva sociedad del conocimiento”
(Balderrama, López y Godoy, 2009: 86).

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La noción de transferencia del conocimiento se fundamenta en la lógica del


productor académico de conocimiento científico y tecnológico que se vincula con
el medio externo para transferir conocimiento. Desde esa perspectiva se considera
la transferencia de conocimiento en el sentido más amplio que incluye además de
objetos técnicos y artefactos, muy variados componentes y formatos cognitivos en
los flujos de conocimiento, tales como: asesorías, cooperación en la investigación,
consultoría, servicios de capacitación y la difusión tanto de investigadores, como
de su producción documental y electrónica dirigida a los diferentes públicos y al
consumo institucional. (Balderrama, López y Godoy, 2009)

Dentro del proceso de transferencia se encuentran diferentes procesos ya conocidos


por las IES, el más conocido y el más utilizado por los investigadores y por las IE,
es sin duda la divulgación, entendida como una actividad académica orientada hacia
la formación de sensibilidad, de la creatividad y del espíritu crítico. Se considera a
la divulgación y se comprende, en su sentido más amplio, como el proceso social
por el cual aprehendemos y aprendemos la cultura, la difundimos, transmitimos
y resignificamos. Así mismo, la divulgación deberá superar un discurso que sólo
esté basado en el contenido formal de la ciencia, es decir, sus aspectos y postulados
teóricos, sus leyes, teorías e hipótesis, para construir objetos de divulgación
interdisciplinarios sobre problemas socialmente relevantes que se reflejen tanto en
las producciones escritas como en las museográficas, en los talleres y publicaciones.

En las IES la divulgación y en general la transferencia del conocimiento es uno de


los principales problemas en la gestión del conocimiento. Son muchas las razones
que se exponen para hacer divulgación: para promover el aparato científico, la
investigación, legitimar la labor científica, para aumentar las capacidades productivas
de la población, para que se adapten a los procesos técnicos y a la vida de un
mundo globalizado, para incrementar la producción nacional o para incrementar la
conciencia y la acción de las personas sobre los problemas del mundo. Hoy en día
los estudios de calidad de vida, son medidos en gran medida por el uso y aplicación
del conocimiento científico en la vida cotidiana.

En ese contexto la divulgación resulta especialmente importante para que las personas
tomen decisiones sobre lo que les afecta y se conviertan en verdaderos actores sociales
e históricos; en los ámbitos educativos los resultados de las investigaciones son

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pertinentes por la resolución de los problemas de los diferentes campos disciplinares


e interdisciplinares y porque se utilizan en la toma de decisiones institucionales y
para el planteamiento de políticas en los diferentes campos científicos que beneficien
el desarrollo del país.

Aún cuando la divulgación es un problema tradicional, su desarrollo a motivado


nuevas prácticas entre las IES al incorporar y especializar áreas de publicaciones
ligadas al proceso de identidad institucional. El crecimiento y la especialización de
nuevos actores con perfiles muy bien definidos se suman al complejo campo de la
transferencia y en su sentido, más especifico a la diseminación del conocimiento
educativo. Se argumenta y se reconoce, que el intercambio de conocimiento entre
IES y la sociedad depende en gran medida de las decisiones y actuaciones de los
investigadores. Son ellos al final de cuentas, con sus relaciones y capacidad de
negociación con los posibles divulgadores, quienes han estado resolviendo tan
añejo y casi olvidado proceso que cierra la gestión del conocimiento educativo, pero
retroalimenta el proceso de hacer investigación.

A manera de conclusión.
La gestión de la producción del conocimiento, se ha convertido hoy en día en un
eje, desde donde se puede entender la compleja problemática de hacer ciencia, que
ha venido creciendo y forjando hegemonía en las soluciones más importantes de la
SC.

La producción del conocimiento coloca a las instituciones y a los investigadores


en lugares privilegiados, si se transfiere y usan los resultados documentales o
tecnológicos en la solución de los problemas más apremiantes de nuestra actual
sociedad. La gestión del conocimiento, en las IES y los CIIE, se refiere a la generación
de proyectos de investigación, hacer la investigación, organizar y desarrollar gerencia
en los procesos de investigación y elaboración de tecnología, administrar y eficientar
recursos para la generación, enseñanza, transferencia y aplicación del conocimiento.
Esperamos que la comprensión de la problemática de la investigación y la generación
de conocimiento, desde la perspectiva de la gestión de del conocimiento, sea una
forma más simple y sencilla de comprender el complejo mundo de la ciencia.

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