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Los ecosistemas y su funcionamiento

En un ecosistema viven una serie de seres vivos (biota) y están relacionados por
una serie de factores abióticos, como la temperatura, la humedad, tipo de suelo o
la salinidad.

A grandes rasgos, en zonas secas de mayor a menor temperatura tenemos desde


desiertos calientes a la tundra. En zonas no muy secas suelen habitar pastizales y
en zonas de precipitaciones altas, de mayor a menor temperatura, se forman
bosques tropicales, bosques caducifolios, bosques perennifolios (coníferas) y
tundra húmeda.

Clasificación de los seres vivos

Los seres vivos se pueden clasificar según sus características de alimentación


en dos grandes grupos según produzcan o consuman materia orgánica.
La materia orgánica es la que proviene de los organismos vivos (carne, leche,
hojas secas…) y la materia inorgánica son los materiales químicos del aire, agua,
rocas y minerales. Así, los seres vivos pueden ser:
 Autótrofos: Elaboran su propia materia orgánica a partir de nutrientes
inorgánicos y una fuente de energía del ambiente. Usualmente los autótrofos
son plantas verdes que realizan la fotosíntesis, usando clorofila para absorber
la energía de la luz solar.

De forma muy excepcional, también existen bacterias que emplean un


pigmento purpúreo para realizar la fotosíntesis y otro tipo de bacterias
quimiosintéticas
que no realizan la fotosíntesis, obteniendo su energía de compuestos químicos
inorgánicos (como el sulfuro de hidrógeno). Los autótrofos son los
llamados productores porque son los únicos organismos que producen
materia orgánica energética (glucosa, C 6H12O6) a partir de agua y dióxido de
carbono de la atmósfera.
Además, producen oxígeno (O2) que vierten a la atmósfera:
6 CO2 + 6 H2O + Energía Solar      →     C6H12O6 + 6 O2
Por supuesto, la glucosa producida se combina con minerales (nitrato, fosfato,
potasio) que obtienen del suelo para producir los tejidos vegetales y poder crecer.

 Heterótrofos: Se alimentan de materia orgánica para obtener energía, sin


producir su propia materia orgánica. El proceso es el inverso al que ejecutan
los productores y se llama respiración celular, por la cual las células requieren
oxígeno del aire para realizar una oxidación de la comida y obtener la energía
necesaria para vivir:
C6H12O6 + 6 O2     →     6 CO2 + 6 H2O + Energía
Observe que los autótrofos y los heterótrofos se necesitan mutuamente para
poder existir. Los heterótrofos pueden ser de dos tipos fundamentalmente:
 Consumidores: Son los que se alimentan de materia orgánica viva (que no
lleva mucho tiempo muerta). Estos son los herbívoros (o consumidores
primarios) que sólo comen vegetales, omnívoros que comen vegetales y
animales, carnívoros (o consumidores secundarios o de orden superior) que
sólo comen carne,
o también parásitos, que son vegetales o animales que se aprovechan de otra
planta o animal para alimentarse de él durante un periodo prolongado. Entre el
60 y el 90% de la comida ingerida por los consumidores es oxidada para
obtener energía para moverse y producir el calor interno. Siempre hay una
parte del alimento que no es digerida, como gran parte de la celulosa o fibra
(las paredes de las células vegetales), la cual es excretada. El restante
porcentaje es utilizado para crear tejidos del organismo (para crecer,
restaurarse o almacenarse como grasa), necesitando para ello nutrientes
(vitaminas, minerales y proteínas). Esta cantidad de energía empleada en el
crecimiento corporal es la única que podrán emplear los consumidores del nivel
superior, los cuales, igualmente sólo aprovecharán una mínima parte para su
crecimiento. Así ocurre sucesivamente en cada nivel alimenticio (o nivel
trófico).
 Saprofitos y Descomponedores: Son organismos que se alimentan de
materia orgánica muerta o detritos, formado por materiales vegetales muertos
(hojas, troncos…), desechos fecales o cadáveres de animales. En este grupo
están las lombrices de tierra, cangrejos de río, termitas, hormigas,
escarabajos… También pertenecen a este grupo los llamados
descomponedores, que son hongos (setas, mohos…) y  bacterias, que se
encargan de la putrefacción y descomposición de detritos. La celulosa, por
ejemplo, que no es prácticamente utilizada por los consumidores, sí es
utilizada por los descomponedores. A este grupo pertenecen también algunas
cuantas plantas superiores (como la planta con flores Monotropa uniflora) que
no tienen clorofila (no son verdes) y no pueden realizar la fotosíntesis.

Principios básicos de la sostenibilidad

Los principios básicos de la sostenibilidad de los seres vivos indican unas


propiedades necesarias para que un ecosistema pueda mantenerse
indefinidamente. Estos principios los cumplen los ecosistemas naturales y no son
satisfechos por la mayoría de los ecosistemas artificiales en donde el hombre vive
o donde el hombre ha intervenido demasiado. Podemos resumirlos a continuación:

1. Los ecosistemas RECICLAN todos sus elementos de modo que se libran de


los desechos y reponen los nutrientes, formando parte de un ciclo coherente.
Muchas veces el hombre establece el flujo (de nutrientes, materiales…) sólo en un
sentido provocando problemas de agotamiento en unos lugares y de
contaminación en otros.
Por ejemplo, los residuos de los productos orgánicos que utiliza (basura orgánica),
en vez de devolverlos al suelo (abono) son depositados masivamente en
basureros o tirados a las aguas (ríos y mares) donde contaminan muchísimo
(eutroficación). Por otro lado, como las tierras de cultivo están muy explotadas se
requieren abonos y como los anteriores se tiran, se recurre a abonos químicos
que, usados en exceso, contaminan las aguas subterráneas y de ahí gran parte de
la cadena alimenticia, aparte de la contaminación en el lugar de extracción,
transporte… Hay que recordar que con la basura orgánica y con los residuos de
las plantas de tratamiento de las aguas negras se puede hacer el mejor
abono, reciclando los nutrientes, como hace la Naturaleza..

2. Los ecosistemas aprovechan la ENERGÍA SOLAR como fuente de energía.

En cambio el hombre utiliza otras fuentes de energía contaminantes (nuclear,


petróleo…), incluso para la producción de alimentos (basados en la energía solar),
para actividades como preparación de los campos, fertilización, control de plagas,
cosechado, procesado, conservación, transporte…
Recordemos que en la Naturaleza prácticamente el 100% de la energía utilizada
se obtiene del Sol a través de las plantas verdes (productores), que realizan
la fotosíntesis usando la energía solar y otros compuestos (agua, dióxido de
carbono, nitrato, fosfato, potasio…) para crecer. Por otra parte,
los consumidores son en la Naturaleza aquellos que no producen materia
orgánica, sino que utilizan la creada por los productores en el proceso
llamado respiración celular por el que devuelven a la Naturaleza el agua y el
dióxido de carbono que almacenaron los productores y utilizan la energía obtenida
de esa reacción química para vivir.
Observe que en la Naturaleza los productores y los consumidores se necesitan
para poder vivir, reciclan entre ambos los materiales y utilizan para todo la energía
solar. Esta es una de las razones más importantes para defender los bosques y
crear nuevos. Las plantas limpian el aire que ensucian los coches, fábricas…
¡anímate a plantar árboles

3. El TAMAÑO de las POBLACIONES de consumidores debe permitir la


regeneración de los alimentos consumidos (que no haya pastoreo excesivo).
Como vimos antes en la Naturaleza los seres vivos se comen unos a otros
excepto los productores. Estos niveles son llamados alimentarios o tróficos. Pues
bien, sólo una pequeña parte de los alimentos pueden pasar al nivel trófico
superior, por lo que en cada nivel trófico debe haber menos individuos para
garantizar la sostenibilidad (debe haber menos leones que gacelas). Sin embargo,
especialmente en los últimos años el hombre está provocando un desequilibrio
global, debido a un crecimiento desmedido de la población humana que provoca
una ingente pérdida de biodiversidad, deforestación, pesca y ganadería
excesiva… en definitiva un consumo excesivo de todo en general.

En particular, el consumo excesivo de carne se hace insostenible al ser tantos


humanos generando ese consumo. En Estados Unidos, la mitad de las hectáreas
cultivadas son para producir alimento para animales (sin contar lo invertido en la
alimentación de mascotas domésticas). Para producir un kilo de carne de vaca se
necesitan 16 kilos de granos y forraje. Dicho de otra forma, los vegetales
necesarios para que una persona coma carne vacuna son suficientes para que 16
personas pudieran mantenerse comiendo directamente esos vegetales. Esa
relación de 16:1 para la carne vacuna, varía en otros alimentos, como el cerdo
(6:1), el pavo (4:1), la gallina (3:1) o los huevos (3:1). Además, para que la carne
producida sea barata se maltrata a los animales (hacinamiento), se les medica en
exceso, se les administra alimento poco natural y se les engorda artificialmente.
En general, una alimentación básicamente vegetariana es más saludable, menos
contaminante y evita sufrimientos a los animales. El consumo abusivo de carne
también ha sido criticado con dureza por el poeta y filósofo español Riechmann y
por el prestigioso filósofo de la ética Peter Singer, en su “Ética Práctica“.

4. La BIODIVERSIDAD debe mantenerse. Cada ser vivo tiene un código genético


(ADN) único (excepto gemelos y clones) que garantiza la variedad y la riqueza de
adaptación en caso de cambiar o alterarse las condiciones de vida. Conforme se
reduce una población concreta, se reducen también las posibilidades de
adaptación en el futuro. Incluso, si una especie es rescatada del borde de la
extinción y su número se restablece, tendrá una uniformidad genética que será
muy vulnerable (ante una enfermedad, por ejemplo).

La agricultura moderna, también impone monocultivos que son muy vulnerables


ante plagas y enfermedades, por lo que se abusa de pesticidas contaminantes.
Las variedades transgénicas (OMG, Organismos Manipulados Genéticamente)
agravan ese problema, aparte de generar otros en algunos casos (alergias, daños
a otras especies…) y la dificultad de asegurar su validez y seguridad. Gran parte
de los medicamentos proceden de plantas silvestres y aún quedan por explorar el
98% de la flora. A pesar de todo esto, la biodiversidad está perdiendo diariamente
multitud de especies animales y vegetales.

De ahí la importancia de conservar los bosques, ríos y mares, que es donde


se conserva la biodiversidad natural. Por lo mismo, las autopistas o autovías para
coches separan poblaciones de individuos evitándose las bondades del
intercambio genético entre las distintas poblaciones. En España, por ejemplo, ese
es uno de los principales motivos por los que el Lince Ibérico es el felino con
mayor peligro de extinción del mundo.

Se concluye que “los ecosistemas más estables son los que tienen un grado
mayor de biodiversidad. Los sistemas simples, en particular los monocultivos, son
inherentemente inestables”. Por tanto, “conforme reducimos el tamaño de las
poblaciones sobrevivientes lo que estamos haciendo con innumerables
mamíferos, aves y otras especies, disminuimos inevitablemente la variación
genética de sus fondos y con ello socavamos sus posibilidades de adaptación en
el futuro”, ante cualesquiera cambios inesperados en el entorno. Por ejemplo, los
monocultivos extensivos imponen una uniformidad genética que “es
extremadamente vulnerable a la aparición de plagas y enfermedades”. Más aún,
los cultivos de Organismos Manipulados Genéticamente (OMG), los llamados
transgénicos, imponen aún más esa uniformidad llevando a muchas variedades
naturales (de maíz, soja…) a su extinción. Aparte, hay que sumar otros riesgos
(como alergias) derivados del consumo de alimentos transgénicos.

La brutal pérdida de biodiversidad que se lleva produciendo en los últimos años


nos lleva a perder numerosas posibilidades. Pensemos, por ejemplo, que el 98%
de la flora esta aún sin examinar y que “si esta flora queda destruida antes de
examinarla, perderíamos sustancias medicinales de valor incalculable”.

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