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de la conceptualización de la naturaleza
Víctor M. Toledo
Centro de Ecología, u n a m
y
Patricia Moguel
Escuela de Biología u m s n h
P a r a d ig m a s e c o l ó g ic o s y p r o d u c c ió n r u r a l
La c o n c e p t u a l iz a c ió n d e lo n a t u r a l
E l concepto de ecosistema
Hasta hace todavía algunos años, el término más corrientemente
usado para designar el cúmulo de materiales extraídos de la natu
raleza a través de los procesos productivos primarios era el de
recursos naturales. Tal expresión no hacía más que designar de
manera abstracta a un conjunto de elementos (agua, aire, suelo,
flora, fauna, y energía) de cuya abundancia o escasez se nutrían
los diversos procesos de producción. La naturaleza como sustrato
material de la sociedad permanecía como una entidad casi
fantasmagórica, homogénea, transparente, neutra, estática y so
bre todo generosa, dado que al parecer carecía de una estructura
y dinámica internas, y se concebía como una inagotable fuente de
riquezas (bienes) materiales. Con el desarrollo de la ecología y
sobre todo con la aparición del concepto de ecosistema, esta
situación ha venido a cambiar radicalmente. La naturaleza ha
dejado de ser una entidad invisible y etérea al quedar revelados
los fenómenos y procesos de los sistemas ecológicos, las unidades
medioambientales que integran los procesos geológicos, físico-
químicos y biológicos a través de los flujos y ciclos de materia y
energía que se establecen entre los organismos vivos y entre ellos
y su soporte ambiental. De esta forma la ecología vino a mostrar
que la naturaleza, como sustrato material de la producción, no es
sino una matriz heterogénea formada por una multitud de unida
des medio-ambientales que alimentadas por la energía solar pre
sentan una misma estructura y dinámica que les permite
automantenerse, autorregularsey autorreproducirse independien
temente de las leyes sociales y bajo principios propios, cada uno
de los cuales constituye un arreglo o una combinación particular.
Por ello, la ecología vino a mostrar que toda producción rural
finalmente implica una apropiación de ecosistemas, es decir, de
totalidades o ensamblajes físico -biológicos todos de un equilibrio
dinámico, y que las especies, los materiales o las energías
usufructuados durante dicha producción no son sino simples ele
mentos de aquellos. Bajo esta nueva perspectiva, la apropiación
de la naturaleza implica ya el manejo de procesos y conjuntos. Los
antiguamente llamados recursos naturales no son entonces ele
mentos aislados, sino entidades permanente conectadas a otros
componentes del espacio natural y siempre embebidos en con
juntos y en procesos globales. De la misma manera, las ramas en
que tradicionalmente suele separarse la producción rural (agri
cultura, ganadería, forestería y pesca) deben ser replanteadas y
ubicadas bajo estos nuevos paradigmas.
2. Paisaje integrado
Así “...el paisaje es una parte del espacio de la superficie del planeta
formado por un complejo de sistemas resultado de la actividad de las
rocas, el agua, el aire, las plantas, los animales y el hombre y que
dado su fisonomía conforma una unidad reconocible”.8
Conclusiones
La revisión efectuada en las páginas anteriores, que no es sino
una apretada historia de la búsqueda de una conceptualización de
lo natural como fuente última y primera del proceso de reproduc
ción social, da fe de la intensa preocupación que actualmente
existe por lograr una nueva concepción de los recursos naturales
basada fundamentalmente en los aportes de la teoría de sistemas.
Tal parece que el desarrollo logrado por la ecología, cuya espacia-
lidad le imprime sus propios límites, ha sido acompañada por el
avance de una nueva geografía física, más sistemática, rigurosa y
menos descriptiva así como por el surgimiento de la ecología del
paisaje. La variedad de corrientes y escuelas que actualmente
existen tratando de responder a los mismos retos teóricos y
metodológicos, son indicadores del tremendo interés que existe
por resolver de manera rigurosa los problemas prácticos de la
producción rural (o la apropiación de los recursos naturales). Por
lo mismo, es probable que en los próximos años el conocimiento
se encamine hacia una especie de síntesis que ofrezca un terreno
más sólido para la caracterización rigurosa de los recursos natura
les y el ordenamiento de los espacios rurales. En la actualidad, no
obstante la gran actividad intelectual existente, no existe aún un
cuerpo de conocimientos que permita por ejemplo arribar a una
taxonomía concreta de los recursos naturales especialmente de
terminados. Tampoco existe acuerdo sobre una definición gene
ral de unidades de manejo, ni mucho menos se dispone de infor
mación para realizar cálculos precisos sobre la capacidad (en
términos de sus umbrales físico-biológicos) de las unidades en el
paisaje natural para soportar diversas prácticas de manejo, a
pesar de que en la literatura abundan los términos que se refieren
a ello (como el de capacidad de carga o sustentación; véase una
crítica en Brush, 1975). Si algo pudiera concluirse es que existe la
necesidad de decantar conceptos, términos y metodologías para
la aplicación de los principales paradigmas derivados de la teoría
ecológica, la geografía física y la ecología del paisaje, al campo
concreto de la producción rural. No deja sin embargo de parecer
paradójico que, por un lado, durante las últimas décadas se haya
hecho una demoledora crítica a los modelos de apropiación de la
naturaleza, es decir, a los sistemas productivos primarios o rura
les, y que por el otro, los conocimientos para desarrollar y final
mente implementar nuevos modelos alternativos estén aún en un
nivel incipiente o por lo menos poco sistematizados. Es pues, este
un campo de conocimiento que requiere de la investigación y de
la reflexión teórica y práctica. La necesidad de gestar una nueva
teoría sobre el manejo de los recursos naturales; de una teoría
capaz de ofrecer criterios para el buen manejo de los sistemas
ecológicos en las diferentes escalas del espacio y en las diferentes
dimensiones de tales sistemas (poblaciones, comunidades, ciclos)
es una tarea urgente. La reiteradamente invocada ordenación del
territorio (expresión final de una posible planeación ecológica de
la producción rural) sólo será factible cuando se cuente con la
información para realizar adecuadamente la manipulación de
unidades de manejo desde la escala fina de una parcela hasta la de
comunidades rurales o asentamientos humanos y, finalmente re
giones, es decir, cuando se arribe a una conceptualización siste
mática de lo que llamamos Naturaleza.
N otas
B ib l io g r a f ía
Agradecimientos
Los autores agradecen a los geógrafos Miguel Aguilar-Robledo y
Narciso Barrera-Bassols el haberles facilitado materiales inéditos
o de difícil obtención.