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INSTITUTAS

Institutas del Emperador Justiniano

PROEMIO

En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, César Flavio Justiniano, Emperador de los


Alemanes, Godos, Francos, Germanos, Antes, Alanos, Vándalos, y Africanos, pío,
feliz,ínclito, vencedor y triunfador, siempre Augusto, a la Juventud amante de las leyes.

Conviene a la majestad imperial no sólo estar apoyada en las armas, sino también
armada con las leyes, a fin de que, tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra,
pueda gobernar rectamente, y el príncipe Romano salga vencedor, así en las guerras
contra los enemigos, como al rechazar por los trámites legales las iniquidades de los
hombres injustos, y resulte tan religioso observante del derecho, como grande en los
triunfos conseguidos sobre sus enemigos.

1. Hemos conseguido, con la ayuda de Dios, uno y otro objeto, y todos los pueblos se
rigen por las leyes que hemos promulgado y recopilado.
2. Después de haber puesto en completa consonancia las constituciones imperiales,
antes confundidas, hemos dirigido nuestra atención a los inmensos volúmenes de la
jurisprudencia antigua, y caminando como por un abismo, hemos concluido, con el
auxilio divino, una obra de cuya conclusión se había desesperado.
3. Concluído este trabajo, hemos convocado a Triboniano, Teófilo y Doroteo, y les
hemos encargado la composición de las Institutas bajo el poder de nuestra autoridad.
4. Les hemos ordenado dividirlas en cuatro libros, que serán, los primeros elementos
de toda la ciencia de las leyes.
5. En ellas se ha expuesto brevemente lo que estaba vigente antes y lo que,
obscurecido por el desuso, ha sido restablecido por medio de nuestra autoridad
imperial.
6. Después de haberlas leído y verificado, les damos plena fe y valor.
7. Recibid con sumo anhelo y vehemente deseo estas nuestras leyes para que,
instruidos en ellas, podáis gobernar nuestro Imperio en la parte que se os confiere.

Dado en Constantinopla, a 21 de Noviembre y en el tercer Consulado de nuestro


Emperador Justiniano, siempre Augusto.

LIBRO PRIMERO

De las Instituciones o de los Elementos,

de nuestro Emperador Justiniano, siempre Augusto, compuestos por Triboniano, varón


eminente, doctísimo en Derecho, jefe y ex cuestor del palacio imperial; por Teófilo,
varón insigne, jurisperito, profesor de Derecho de esta veneranda ciudad; y por
Doroteo, distinguido cuestor, jurisperito y profesor de Derecho en la ínclita ciudad de
Berito.
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TITULO PRIMERO
De la Justicia y del Derecho
Justicia es la firme y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le pertenece.

1. Jurisprudencia es el conocimiento de las cosas divinas y humanas, y la ciencia de lo


justo y de lo injusto.
2. Para facilitar la enseñanza, recomendamos enseñar cada cosa ligera y
sencillamente en primer término, y luego después desarrollarla y explicarla a fin de no
abrumar el débil entendimiento del alumno y de no desalentarlo.
3. Los preceptos del derecho son: vivir honestamente, no dañar a nadie, y dar a cada
uno lo suyo.
4. El estudio del Derecho se divide en dos partes: el derecho público, que regla el
estado del pueblo romano; el derecho privado, que regla los intereses de los
ciudadanos como individuos. Vamos, pues, a ocuparnos del derecho privado que se
compone de la reunión de los preceptos sacados del derecho natural, del derecho de
gentes, y del derecho civil.

TITULO II
Del Derecho Natural de Gentes y Civil.

Derecho natural es el que la naturaleza enseñó a todos los animales. De este derecho
deriva, por ejemplo, la unión del marido y la mujer para la propagación de la especie.

1. El derecho de gentes, y el derecho civil se diferencian en que el primero es


relativo a todos los pueblos, y el segundo es el que cada pueblo se da como
derecho propio.
2. El derecho civil toma el nombre de la ciudad para la cual se estableció. Así
se dice derecho romano, derecho de Atenas, y respecto de este derecho
también se aplica un nombre relacionado con el legislador o la materia: leyes
de Dracon, derecho quiritario.
3. El derecho es escrito y no escrito. Pertenecen al derecho escrito la ley, los
plebiscitos, los senadoconsultos, las constituciones imperiales y las respuestas
de los jurisconsultos.
4. Ley es lo que el pueblo establece a petición de un magistrado senatorial,
como un cónsul. Plebiscito, lo que establece la plebe a propuesta de un
magistrado del orden plebeyo, como un tribuno. El pueblo comprende a todos
los ciudadanos incluso los patricios y senadores; la plebe sólo comprendía a
los que no eran patricias ni senadores. Después de la ley Hortensia, los
plebiscitos tuvieron la misma fuerza que las leyes.
5. Senadoconsulto es lo que el Senado manda y establece
6. Lo que ordena el príncipe, tiene también fuerza de ley (2).
7. Los edictos de los pretores tienen también una gran autoridad.
8. Las respuestas de los jurisconsultos son las sentencias y opiniones de
aquéllos a quienes era permitido fijar el derecho, personas a quienes el César
había concedido la facultad de responder en las consultas legales, por lo cual
se les llamó jurisconsultos.
9. Derecho no escrito es el que validó el uso (3).
10. Los lacedemonios adoptaron el derecho no escrito confiando sus leyes a la
memoria; los atenienses establecían sus leyes por escrito.
11. El derecho natural es inmutable; el derecho civil es mudable.
12. Todo nuestro derecho se refiere a la persona, o a las cosas, o a las
acciones. Primeramente trataremos de las personas.
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TITULO III
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Del derecho de las personas


La principal división acerca del derecho de la personas es ésta: que todos los hombres
o son libres o esclavos.

1. La libertad de la que viene la denominación de libres, es la facultad natural de hacer


cada cual lo que quiera, a no ser que se lo impida la fuerza o el derecho.
2. La esclavitud es una institución del derecho de gentes por la que uno es sometido al
dominio ajeno contra la naturaleza.
3. Llámanse esclavos porque los generales de los ejércitos no suelen matar a los
prisioneros, sino que los venden y con tal motivo, los guardan (servare). Tienen
también el nombre de mancipia porque son cogidos con la mano (manu capiuntur) de
entre los enemigos.
4. Los esclavos o nacen o se hacen. Nacen de nuestras esclavas; se hacen, ya por
derecho de gentes, (cautiverio), ya por derecho civil, cuando un hombre libre mayor de
veinte años permite ser vendido para participar del precio.
5. Entre los esclavos, no hay diferencia de condición; los hombres libres se dividen en
ingenuos y libertinos.

TITULO IV
De los Ingenuos

Ingenuo es aquél que es libre desde que nació, ya sea hijo de dos ingenuos, o de dos
libertinos o de un libertino y un ingenuo. Será ingenuo el que nazca de madre libre y
de padre esclavo o incierto aun cuando la madre fuere esclava al tiempo de la
concepción. Será también ingenuo el que naciere de madre esclava si ésta fuere libre
al tiempo de la concepción. También, se ha decidido que sea ingenuo el hijo de madre
esclava que fuere manumitida y después, antes del alumbramiento, hubiera sido
reducida nuevamente a la esclavitud.

1. Habiendo uno nacido ingenuo, no le perjudica haber estado reducido a la esclavitud


y después haber sido manumitido.

TITULO V
De los Libertinos

Libertinos son los que han sido manumitidos de justa esclavitud. Se considera la
manumisión corno una institución de derecho de gentes y no de derecho natural,
porque por derecho natural, todos nacen libres.

1. Se manumite de varios modos: en las santas iglesias, por vindicta, entre amigos,
por cartas misivas, por acto de última voluntad.
2. Los esclavos pueden ser manumitidos de paso, cuando el Pretor, el Procónsul o el
Presidente vayan al baño o al teatro.
3. Primitivamente todos los libertinos tenían la misma condición. Después, unos tenían
la libertad plena y fueron considerados como ciudadanos romanos; otros, por la ley
Junia Narbona, fueron latinos; y por último, por ley Elia Sencia, se crearon los
libertinos dedicticios. Justiniano, por consejo de Triboniano, suprimió los dedicticios y
después todos fueron ciudadanos romanos.

TITULO VI
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Quiénes y por qué causas no pueden manumitir


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No se puede manumitir en fraude de los acreedores.


1. No obstante, puede manumitir el señor a su esclavo instituyéndolo heredero por
testamento, siempre que no haya, heredero, ya sea que no lo hubiera instituído en su
testamento o que por alguna causa el que hubiere sido instituído, no llegare a ser
heredero.
2. Igual cosa sucede con el sólo hecho de instituir heredero a un esclavo, aun cuando
no se mencione la intención de liberarlo, pues se considera que por el solo hecho de
instituirlo heredero, se le ha dado la libertad.
3. Manumite en fraude de sus acreedores el que a tiempo de la manumisión es
insolvente, o el que se hace insolvente por la manumisión, salvo que no haya tenido
intención de defraudar por no creerse insolvente.
4. Por la ley Elia Sensia no se permite al dueño menor de veinte años manumitir de
otro modo que por vindicta, ante el consejo, con aprobación de la causa de la
manumisión.
5. Son justas causas de manumisión: cuando uno manumite a su padre o a su madre,
hijo o hija, hermano o hermana naturales, ayo, nodriza, maestro, alumno o alumna,
hermano de leche; o a un esclavo para nombrarle procurador, con tal que no sea
menor de diecisiete años, o a una esclava para casarse con ella, si lo hace dentro del
término de seis meses, a no ser que lo impida una justa causa.
6. Una vez aprobada la causa, sea verdadera o falsa, la manumisión no puede
retractarse.
7. Hemos acordado a los menores de veinte años la facultad de manumitir a su
esclavo por testamento con tal que haya cumplido diecisiete años y entrado a los
dieciocho.

TITULO VII
De la derogación de la Ley Fusia Caninia

La Ley Fusia Caninia había establecido ciertos límites a la manumisión de los esclavos
por testamento, cuya ley, opuesta a la libertad y hasta cierto punto odiosa, se
consideró conveniente derogarla, pues era bastante inhumano autorizar a los vivos
para dar libertad a sus esclavos sino se lo impedía alguna otra causa, y quitar esa
facultad a los que morían.

TITULO VIII
De los que son sui iuris o alieni iuris

Las personas se dividen también en sui iuris y en alieni iuris. Las primeras son las que
no están sujetas a voluntad ajena; las segundas las que lo están.

1. Los esclavos son alieni iuris, pues están sujetos a la potestad de sus dueños.
2. Actualmente ninguno de los que viven bajo nuestro imperio podrá tratar con
crueldad a sus esclavos, sin justa causa reconocida por las leyes. La excesiva dureza
de los señores para con sus esclavos fué moderada por una constitución de Antonio
Pío, quien dispuso que el que diera muerte a un esclavo propio tendría el mismo
castigo que el que diera muerte a uno ajeno. Algunos esclavos se refugiaban en los
templos o al pie de las estatuas de los príncipes, y se mandó que los dueños de esos
desgraciados debían venderlos.

TITULO IX
De la patria potestad
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Los hijos que hemos procreado de justas nupcias, están bajo nuestra potestad:
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1. Nupcias o matrimonio es la unión del varón y de la mujer con el propósito de vivir en
comunidad indisoluble.
2. El derecho de potestad que tenemos sobre nuestros hijos es propio de los
ciudadanos romanos, pues ningún otro pueblo hay que la tenga tal como nosotros la
tenemos.
3. Así, aquél que nace de ti y de tu mujer, está bajo tu potestad; del mismo modo el
que nace de tu hijo y de su mujer cómo asimismo los bisnietos... Pero el que nace de
tu hija, no está bajo tu potestad sino en la potestad de su padre.

TITULO X
De las nupcias

Los ciudadanos romanos que se unen según los principios establecidos por las leyes,
contraen nupcias legítimas, siendo el hombre púber y la mujer núbil, siempre que,
siendo hijos de familia, tengan el consentimiento de los ascendientes bajo cuya
potestad se hallaren.

1. No es lícito el matrimonio entre personas parientes en la línea recta, ni tampoco es


permitido el matrimonio entre ascendientes y descendientes por la adopción, ni aun
después de disuelta aquélla. Por tanto, no podrás casarte con la que llegó a ser tu hija
adoptiva aún cuando la hubieres emancipado.
2. No es permitido el matrimonio entre hermanos, ya que hayan nacido de un mismo
padre y madre, ya de uno de ellos. Se prohibe igualmente el matrimonio entre
hermanos por adopción, mientras subsista ésta, pero una vez disuelta por la
emancipación, podrás casarte con tu hermana adoptiva, y si tú estuvises emancipado
ningún impedimento habrá para el matrimonio con la hermana adoptiva.
3. No es lícito casarse con la hija del hermano o de la hermana ni con ninguna
descendiente de éstos, pero es permitido el matrimonio con la hija de la mujer que tu
padre adoptó.
4. Es permitido el matrimonio entre primos hermanos.
5. Es prohibido el matrimonio con la tía, aunque sea adoptiva y, con las tías de
nuestros padres.
6. No es lícito casarse con la hijastra ni con la nuera porque la una y la otra ocupan el
lugar de la hija.
7. Aun después de disuelta la afinidad, es prohibido el matrimonio con la suegra y con
la madrastra, porque ambas ocupan el lugar de la madre.
8. Sin embargo, el hijo del marido de otra mujer y la hija de la mujer de otro marido o
viceversa, pueden lícitamente contraer matrimonio, aun cuando tengan hermano o
hermana nacida del segundo matrimonio.
9. Juliano dice que debemos abstenernos de casarnos con la hija de nuestra mujer
habida de otro marido después del divorcio.
10. También es cierto que los parentescos entre esclavos son impedimento para el
matrimonio, si el padre y la hija, o el hermano y hermana fueren manumitidos.
11. Hay otras prohibiciones que se enumeran en las Pandectas o Digesto.
12. Los matrimonios celebrados en contravención a las prohibiciones son nulos, y los
hijos de semejantes uniones se reputan espúreos o sin padres; además los
contraventores incurren en las penas establecidas por las constituciones imperiales.
13. Suele suceder que los hijos, que al tiempo de nacer no están bajo la potestad de
sus ascendientes, sean sometidos a ella, lo que acontece con el que, siendo hijo
natural, presentado después a la curia, queda bajo la potestad del padre.
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TITULO XI
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De las adopciones
No sólo los hijos naturales, según lo ya dicho, están bajo nuestra potestad, sino
también los que adoptamos.

1. La adopción se hace de dos modos: o por rescripto del príncipe o por autoridad del
magistrado. Por rescripto del Emperador adoptamos a los sui iuris. Esta especie de
adopción se llama arrogación. Por la autoridad del magistrado adoptamos a los alieni
iuri.
2. Cuando un hijo de familia es dado en adopción a un extraño, ni el padre natural
pierde la potestad, ni el adoptante adquiere más derecho que el de sucesión ab
intestato. Si da el hijo en adopción al abuelo materno, o al paterno estando el padre
emancipado, el adoptante adquiere la patria potestad, porque así se reunen en el
adoptante los vínculos naturales a los artificiales de la adopción.
3. La arrogación de un impúber por rescripto del príncipe se hace previa comprobación
de la honestidad del adoptante y de la conveniencia de la adopción para el adoptado,
con expresión de las condiciones de la adopción, a fin de que el arrogador de caución
a un tabulario de que si el pupilo muriere dentro de la pubertad, restituirá los bienes a
aquéllos a quienes les corresponderían. El arrogador no puede emancipar al adoptado
sin conocimiento de causa, en cuyo caso debe devolverle sus bienes. Pero si el padre
lo desheredare, o en vida lo emancipare sin justa causa, debe dejarle la cuarta parte
de sus bienes, fuera de los que transfirió al padre adoptivo y de los que adquirió
después.
4. El que toma un hijo en adopción debe excederle en edad a lo menos en una
pubertad completa, o sea en dieciocho años.
5. Es lícito adoptar a uno por nieto, bisnieto... aun cuando no tenga hijo.
6. No sólo puede cualquiera adoptar como nieto a un hijo ajeno sino también a un
nieto en calidad de hijo.
7. Pero si uno adoptare a otro por nieto como nacido de un hijo adoptivo o natural que
tiene bajo su potestad, es preciso que consienta el hijo para no tener contra su
voluntad un heredero suyo. Mas, si, por el contrario, el abuelo da en adopción a su
nieto, no es necesario el consentimiento del hijo.
8. Si uno adoptare por rescripto del príncipe, o ante el pretor o presidente de la
provincia a uno no extraño, puede darlo en adopción a otro.
9. Los que no pueden engendrar, salvo los castrados, pueden adoptar por ambos
medios de adopción.
10. Las mujeres no pueden adoptar porque no tienen la. patria potestad, salvo por
gracia especial del príncipe, las que hubieren perdido sus hijos, como consuelo.
11. Es propio de la adopción por rescripto del príncipe que si fuere adoptado el que
tiene hijos bajo su potestad, los hijos quedan adoptados en calidad de nietos.
12. Si se adopta a un esclavo, este adquiere la libertad, más no la calidad de hijo. 6
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