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En este tránsito, o en el corrimiento que estas lecturas me genera, me encuentro

pensando, con la confusión propia de concebir lo indiscreto, en la pregunta por otra


relación posible con el saber y las transformaciones singulares que puede habilitar.

Tengo la sospecha que me ayuda a pensar algo de lo que sucede, inexplicable por
cierto, cuando la producción que podríamos nominar como significativa adviene. Por
ejemplo, pensando en el encuentro en un grupo terapéutico mediado por la
producción artística, en donde el hacer nos dispone a una relación con el sí mismo,
ahora pensada como relación con el saber. Saber que se pone en acto, en donde se
condensan conocimientos existentes y externos, con el saber sobre sí impensado
desde una verdad que nos habla. Producción significativa que adviene (no sucede,
porque esta referencia trae una relación temporal lineal) como destello en donde se
generan transformaciones en la manera de concebirse y de relacionarse que no
podríamos explicar del todo. Podríamos arriesgar que hay una transformación en el
plano de la singularidad en una trama de relaciones diversas.

Desde las lecturas, el primer corrimiento sería pensar la relación con el saber ya no
como búsqueda de la verdad universal y tangible. El saber no como lo universal y
aquello que se pueda acceder, contrastable, confiable y que resulta útil. Entonces ya
no cómo tengo acceso o lo incorporo, sino cómo generar las condiciones de
producción. Poder pensarlo, más bien, como esa relación singularísima con sentido
para cada quien. Poder pensarlo en relación a la historia de cada quien, entonces:
cuál es el sentido posible a generar, entendiendo que es inaccesible en su totalidad,
ya que sólo pareciéramos acceder a partir de destellos, no es verificable y muchas
veces terrible. Que al mismo tiempo es singular, pero en interrelación subjetivante
con la alteridad, de lo cual poco se puede comunicar pero compartiendo que el
acontecimiento es.

Y otro corrimiento en el que estuve pensando es que todo esto se vuelve relevante
en función de la felicidad, lo que no es nombrado en los textos sino por el contrario,
el dolor, el sufrimiento. Felicidad no en sentido romántico, absoluto o normativo,
sino, de vuelta, como esa relación singularísima con sentido para cada quien en
relación subjetivante con la alteridad. Podríamos ensayar que el sentido oculto de
todo esto ¿es esa relación posible con el saber, desde una verdad que (nos) habla,
que nos permita advenir como sujetos del deseo?
Me surge la necesidad de continuar escribiendo acerca de la producción de
imágenes, como un pensamiento que irrumpe e insiste. Y digo necesidad porque se
siente como un impulso contundente, como una cuestión de justicia, en el sentido de
oportunidad de darle andamiaje a estas imágenes y que sigan produciendo algo de
lo que se intentó producir con ellas.

Esta insistencia viene porque sigue produciendo sentidos y porque lo expuesto


alcanza apenas una pequeña parte de éstos y quizás solamente de los más
formales de todos. Es decir, las líneas que están más arriba intentan responder a
una consigna en un curso de formación permanente en el marco universitario. O
sea, alcanza apenas un sentido posible de la cuestión en el sentido del deber ser.

Entonces, esta urgencia es por acercar algunos de los sentidos que siguen
produciendo, y me encuentra intentando explicitar algo más acerca de lo producido.

La elección del collage fue clara porque pondría a jugar imágenes que ya tenían
sentido con la posibilidad de descontextualizarles el sentido y generar nuevos, pero
manteniendo rastros de los que ya traían. En este caso, nada más y nada menos
que una revista National Geografic, revistas que acumulo justamente para este fin.
Revistas que tuvieron un lugar en la producción de conocimientos muy importante
por lo verosímil de su cientificismo en la operación por descubrir la naturaleza; es
decir, por su apuesta a profundizar la ilusión de la diferencia binaria y opuesta entre
el hombre y la naturaleza.

Las imágenes elegidas son de misiones de recuperar tesoros mayas en las


profundidades del océano o el mar caribe, no importa tanto precisar qué tanto. Lo
que importa resaltar es ésta búsqueda por reconstruir la historia desde el lugar de
los signos, los rastros y las marcas. Una cruzada por la verdad. La verdad se
conjuga a partir del conocimiento y la reconstrucción de los hechos. Entonces la
primer imagen parecía clara: establecer el acto de encontrar la pieza que develara la
historia (¿tesis?), momento fotografiado lo que resulta un dato no menor, como el
instante en el que se accede a todo ese magma de conocimiento, como si se
inaugurara una nueva dimensión o galaxia. Detalle, que el buzo en este caso sale
de un ramo de flores sujetas por la mano de un hombre mayor (curiosamente de
José Pepe Mujica, y no tan curiosamente que el ramo sea de margaritas blancas)
con cierta referencia a lo laureado, el éxito y el poder; además de la reminiscencia
en nuestro contexto a la memoria.

Luego la siguiente imagen, sólo posible en relación a la anterior, busca dislocar el


sentido (¿negación de la tesis?) y exponer un sentido develado de la cuestión del
saber, en donde sólo se llega a lo que impulsa la búsqueda como certeza. E intentar
graficar la cuestión del sujeto partido y la verdad y el objeto en la fragmentación del
sujeto de conocimiento.

Pero queda corta o insuficiente, entonces en la última imagen se busca explicitar


más obscenamente la imagen elegida y exponer más que develar algo del contexto
histórico y político que le da espesor a ésta producción de imágenes (¿síntesis?), en
donde por ejemplo y oportunamente la imagen era tapa del volumen de esa revista.

Es curioso, en el sentido de novedosa, la relación que se va generando entre una


imagen y la siguiente, pasando a configurar un universo de sentidos. En los que las
relaciones posibles van tomando sentido y negándose o ampliándose en este marco
referencial que hace inteligibles los sentidos acerca de las imágenes.

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