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Este seminario se dedicará al análisis del Emilio, obra que escribe Rousseau entre
1759 y 1762, escritura que se hace paralela al Contrato social. El libro es muy
probablemente el primer tratado de pedagogía, después de los tratados morales de
la antigüedad y después del libro El pedagogo de Clemente de Alejandría, escrito
en el siglo II d.c. Su antecedente más próximo es el libro de Locke Pensamientos
sobe la educación escrito en 1695. El libro de Kant Pedagogía, que en realidad son
lecciones del filósofo en su universidad, son muy importantes para aclarar muchos
temas del Emilio. El Emilio es tratado de pedagogía por dos razones: una, es una
obra sistemática, explicativa y analítica y otra, es una obra cuyo objeto es la
formación. Este concepto lo retoma Rousseau de los antiguos moralistas, sobre
todo de Esparta y de Atenas. En la antigüedad, la formación tiene como marco de
pensamiento la paideia y se refiere a la formación del joven. Formación es inquietar
al joven griego por hacer que se cuide de sí, que se preocupe por él mismo. Esta
inquietud proviene de los filósofos y los moralistas, que de esta forma se pensaban
como pedagogos de los jóvenes.
Rousseau no quiere inquietar a los jóvenes para que lleven a cabo su formación, lo
que él persigue, en el Emilio, es estudiar el cuidado de sí, en los niños y el marco
para hacerlo es la infancia, que Rousseau entiende como un estado natural, es
decir, un estado en donde todavía no existe la presencia de la sociedad y la moral.
Formación en Rousseau se opone a cuidados, a instrucción escolar y a educación.
Esta distinción conceptual es lo que explica Rousseau en el tratado teórico o
pedagogía. El tratado moral a pesar que mantiene el tono explicativo, es más bien
una guía de formación, en esta guía Rousseau asume el lugar del preceptor, se pone
a educar a Emilio para dar cuenta de cómo es su entrada en la vida social y en la
moral.
El Emilio tiene una parte especial, que es el texto titulado Profesión de fe del
Vicario Saboyano, texto insertado al final del capítulo IV, que es donde Rousseau
describe el estado de la adolescencia. Este Vicario es un verdadero filósofo que le
explica al joven Emilio, qué significa pensar. El discurso es un tratado de filosofía
natural en donde se discute la filosofía de Descartes, de Spinoza, Newton, de los
sensualistas, como Condillac. Empieza el discurso por la pregunta cartesiana
¿quién soy yo?. Introduce el tema de los sentidos, de la percepción, de la realidad,
el tema del ser activo o pasivo, el movimiento, la libertad, la relación alma y cuerpo,
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el cuidado de sí mismo, la conciencia y el texto termina con una discusión teológica
sobre Dios, su existencia y las pruebas de la existencia de Dios.
El Tratado y la formación
Juan Jacobo Rousseau nace en 1724 y muere en 1778, su obra la escribe en francés,
una lengua que no era la lengua clásica en educación, pues desde los primeros años
del cristianismo se escribía en latín, la lengua de la Monarquía y de la Iglesia
católica. En este rasgo de la escritura vemos un primer síntoma de la manera como
Rousseau pensó la educación, en abierta oposición con la Monarquía y su discurso.
Su libro Emilio publicado en 1762, es el segundo síntoma de este debate, el libro le
da nombre a hombre común, a un hombre único, individual y singular, Emilio, es
cualquier hombre, en abierta lucha contra el hombre de la Monarquía, que es el
Rey. El tercer síntoma es oponerse a la institución escolar, que en la época, era la
manera como se pensaba la educación. Rousseau rechaza que la escuela sea el lugar
para educar el hombre, y también rechaza que sea por medio del maestro. En el
pensamiento educativo de Rousseau no hay escuela y no hay maestro, lo que él
piensa como conceptos educativos son la formación y el preceptor o ayo.
En la escuela y por medio del maestro estas prácticas no se pueden realizar, hay
que hacerlo fuera de la escuela, en la casa, en el campo, en las ciudades y en
experiencias diarias, que incluyen viajes y aventuras y lo debe hacer el preceptor,
que es para Emilio un pedagogo y no un maestro. Pedagogo, en Rousseau, es un
guía de la vida, es un conductor de experiencias, es un conversador, un ser que
enseña a Emilio a reflexionar sobre su ser, los seres y sobre el ser mayor, que es la
naturaleza, que no es el campo, la naturaleza es la experiencia sensible, que no es
posible conocer por medio de los conocimientos del intelecto, sino por medio de
los conocimientos de los sentidos, del cuerpo y de la sensibilidad. Pedagogía es
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para Rousseau el pensamiento de la formación del hombre, es además un tratado
escrito, y es también una acción, un ejercicio, una prueba real, es decir, una
práctica. La pedagogía se escribe en francés o en cualquier lengua popular, pero no
en latín y debe ser escrita por un escritor o un filósofo y no por un cura, sacerdote o
pastor. La pedagogía, desde Rousseau es laica, estatal, y nace como una experiencia
sensible, una moral del cuidado de sí, es una escritura de la experiencia de saber
educar un hombre y de saber hacerlo. De ahí se entiende porqué el libro, Emilio,
tiene dos sentidos, es escrito para pensar la educación y es escrito para que
cualquiera que lo lea, pueda ser pedagogo, o sea, preceptor. Pedagogo es el que
hace como si hubiera escrito el libro, el tratado escrito, y preceptor es que lee y
práctica el tratado. La pedagogía no es un escrito para representar la educación en
un lugar, en una acción o en hechos, es escrita para representar el pensamiento de
educar, que es la misma idea que tenía Locke cuando le dio el nombre a su libro de
educación, de Pensamientos sobre la educación, libro escrito unos años antes del
Emilio y que Rousseau conoció. Pedagogo es el que piensa la educación en un
tratado y pedagogía es el ejercicio de la formación, su puesta en acto, en lo real.
Preceptor es el que lee el tratado, para poder guiar el niño, en el camino de ser un
hombre. Rousseau, con esta forma de pensar la educación, se adelanta a lo que
diría Kant, unos años más tarde en sus Lecciones de pedagogía (1804), que la
educación es conducir el instinto a su forma racional, dicho de otra forma, es llevar
al niño a ser hombre.
En este orden de ideas hay que decir, que uno de los grandes aportes de Rousseau,
es haber pasado la pedagogía, de ser una enseñanza oral, a ser un pensamiento
escrito. El libro de Comenio, la Didáctica magna (1640), es un escrito que repite la
palabra oral, la escritura del libro no se separa de lo que debe hacer el maestro o la
enseñanza. El sujeto que escribe el libro, Comenio, es el mismo maestro que enseña
y la enseñanza repite los pasos del libro, como si los tres niveles fueran uno mismo.
La escritura tiene un solo plano, que es la elaboración de un conocimiento, que es a
la vez un ver y un hacer, que lleva a cabo el sujeto que escribe. Comenio no escribe
un tratado, sino un libro para enseñar. Escribir un tratado, que no sea para
enseñar, sino para educar y no educar en una escuela, sino educar un hombre y
considerar que éste hombre tiene una parte de sí que no entra en el tratado, esa
parte es la experiencia del hombre en sí mismo. La cuestión es cómo hacer entrar
en el tratado esa experiencia. Esa experiencia no puede entrar en el tratado porque
el tratado se ubica en la razón intelectual y la experiencia es otra razón, es la razón
moral, como lo dice Kant en su tratado Critica de la razón pràctica (1788), que la
práctica es lo que tiene que ver con la moral y con la libertad y éstas con la
voluntad.
Este problema es resuelto por Rousseau y por Kant. Rousseau piensa el libro
Emilio, desde dos planos: el conocer la educación, como un objeto que se ubica en
una totalidad compleja, este conocer es el objeto del tratado y como objeto tiene
varios planos, un conocer que es el de los hombres, otro que es el de las cosas y otro
más, que es la experiencia sensible o de la naturaleza. El otro conocer es la práctica
de educar, que si bien se desprende del tratado, no es encerrada por el tratado, esa
práctica es para que se resuelva entre preceptor y niño. Kant en sus Lecciones de
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pedagogía (1804) retoma, a su modo, esto de escribir un tratado de pedagogía, de
escribir un libro que no sea para enseñar o educar. En su filosofía, la teoría es
distinta a la práctica. El tratado en Kant, tiene esas dos partes, es un tratado teórico
y un tratado práctico. El teórico está hecho de conceptos, de categorías, de
reflexiones y conceptualizaciones. El tratado práctico, ve otra realidad, que no es
la del escritor, es la que enfrenta el hombre que se está educando y la relación
consigo mismo, con su mundo doméstico, su razón y la cultura donde vive y su ser
propio y en relación con las costumbres. Es en ésta parte, donde Kant sitúa la
moral. Esto quiere decir, que el problema moral se plantea en el tratado, de un
modo distinto a como se hace en el tratado teórico. El tema de la moral es la
libertad y el tema teórico es el de los conceptos.
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formación antigua que sólo se preocupó del joven. Rousseau como Locke, empieza
la formación por el niño, el joven y el hombre adulto.
Se puede decir que Rousseau es el primer escritor que plantea y escribe un tratado
sobre la formación del niño, antes de que sea joven. La formación del joven fue el
tema de la paideia antigua, la formación del adulto del cuidado de sí, cristiano. La
educación del niño fue pensado después por Vives, pero hay que anotar que para
Vives el niño era visto en la cultura de la monarquía y se lo representó como la
educación del príncipe. La cultura medioeval cristiana no pensó la formación, sino
la instrucción del niño en la figura del niño Dios, es muy probable que Rousseau
haya sido el primero en pensar el niño como infancia. Tres innovaciones escribió o
produjo Rousseau, la formación niño e infancia, la formación del joven y la moral, y
la formación, del adulto y la política. Veamos las tres. Antes hay que decir que
Rousseau se opone a la Monarquía, discursos e instituciones, ésta problematización
le permitió ponerse en otro lugar que no es el Estado o la Iglesia. El niño no lo
pensó con la imagen cristiana, al joven no lo estudió con la impronta de la
instrucción moral y el adulto con su adecuación a la ley y a los derechos.
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El lugar que le da a los instintos del niño es central para pensar los cuidados. El
instinto es pensado, antes, en el tratado de la infancia y después puesto a funcionar
como cuidado. El instinto es lo que separa el pensamiento medioeval del
pensamiento liberal de Rousseau, el instinto tendrá un lugar especial en Kant y más
tarde en Nietzsche. Para los griegos la formación tiene mucho que ver con los
instintos, que tendrán una larga historia. Los griegos reconocieron y le dieron
mucha importancia a los instintos que no descubrieron en los niños, sino en los
jóvenes, como se sabe los pedagogo y moralistas griegos no se dedicaron a pensar la
educación y la formación de los niños, esto no quiere decir que la ciudad y las
instituciones no lo hicieran. Este vacío en el discurso sobre los instintos en los
niños, llegó hasta Rousseau y Kant. Instinto en Rousseau no es Eros, no es Pasión,
como lo era para la cultura griega, para Rousseau es una fuerza física, fisiológica y
espiritual. Para Kant es una fuerza natural y cultural, para Nietzsche será Eros y
Pasión, lo mismo para Freud, que es instinto de vida y de muerte (Tánatos).
Rousseau duda para definir la edad donde comienza la educación del joven o del
adolescente. En principio, el capítulo I del Emilio es sobre la primera infancia, el II
capitulo sobre la infancia, el III capítulo sobre la adolescencia, el IV sobre el adulto
o el hombre social. En el estudio de este capítulo Rousseau lo piensa como el paso
de la adolescencia a la vida adulta y lo define como un “estado crítico” y se sabe que
es así porque en esta fase es que la infancia deja de serlo y pasa a la adultez. Sea o
no el paso de la infancia a la adolescencia, a esta edad el joven o la infancia
presenta otras formas que no eran las de la edad infantil. Lo que la define es la
aparición del otro sexo, en la pregunta de cómo nacen los niños. Si es por la
pregunta todavía estamos en la infancia, lo que hay detrás de la pregunta es la
relación con el otro, el otro sexo y el otro como relación más allá de sí mismo.
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de hombre”. el orden moral es el surgir de las ideas de bien y mal, de la compasión,
de la piedad por el otro, la justicia y la bondad. El amor de sí que es lo que define la
infancia se transforma en amor propio. El amor de sí es la identidad entre la
naturaleza y la vida individual, entre lo que uno es y uno mismo, es lo mismo, el no
salir fuera de uno. El amor propio nace cuando al salir por la necesidad de tener
contacto con el otro, no se olvida el uno mismo.
Rousseau a veces asume el lugar del lector y otras veces el de preceptor. Para hacer
pasar a Emilio al orden moral, es donde más se piensa como el que guía a Emilio, el
que lo educa. Su actitud es cómo hacer para estudiar este orden moral y que este
estudio sea el que corresponde la comprensión de Emilio. Recurre a la historia
porque es la mejor manera de estudiar el lugar del hombre en la vida social, en la
moral y la lucha de pasiones. Tucídides el historiador ideal para que Emilio conozca
la sociedad. Además de Tucídides, Montaigne, por la importancia que le da a la
vida particular y entre los antiguos a Plutarco. Dejar de ser individuo y pensar en
otras relaciones que no sean consigo, es lo que define el estado moral. Que primero
se representa en la amistad porque es más cercana a la infancia y después en el
amor y con el amor vienen dice Rousseau los sufrimientos, las deficiencias y las
debilidades.
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Bibliografía sobre Rousseau
Derathé R. (1974) Jean Rousseau y la science politique de son temps. Puf, Paris.
Derrida, J. (1998) De la gramatología. Siglo XXI, México.
Guenhenno, (1990) J. Jacques Rousseau. Debates, Valencia.
Grimsley, R. (1977) La filosofía de Rousseau. Alianza Editorial, Madrid.
Starobinski, J. (1974) La transparencia y el obstáculo. Taurus, Madrid.
Todorov, Z. (1987) La frágil felicidad. Gedisa, Barcelona.