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Se estima que la cantidad de material radiactivo liberado fue 200 veces superior al de las
explosiones de Hiroshima y Nagasaki.
El accidente nuclear fue clasificado como nivel 7 (“accidente nuclear grave”) en la Escala
Internacional de Sucesos Nucleares (Escala INES) del OIEA, es decir, el accidente de
peores consecuencias ambientales, y que sirve como referencia para proyectar y controlar
los dispositivos y sistemas de protección de las instalaciones nucleares.
Aunque el accidente tuvo lugar por un claro error humano, hay que tener en cuenta los
factores sociales y políticos de la Unión Soviética en aquel momento. La falta de una
estructura social democrática implicaba una ausencia de control de la sociedad sobre la
operación de las centrales nucleares y de una “cultura de seguridad”. Posiblemente, el
temor de los operadores a no cumplir las instrucciones recibidas desde Moscú, les llevó a
desmontar los sistemas de seguridad esenciales para el control del reactor.
Tampoco existía ningún Órgano Regulador de la Seguridad Nuclear que llevase a cabo con
autoridad propia e independencia la inspección y evaluación de la seguridad de las
instalaciones nucleares.
En cuanto a los aspectos técnicos de seguridad del reactor, hay que tener en cuenta que
en los reactores RMBK no existe ningún sistema de confinamiento que cubra el circuito
primario y tampoco hay edificio de contención capaz de retener los productos de fisión en
caso de accidente, como ocurre en los reactores occidentales.
Para determinar los efectos de la radiación sobre la salud de las personas, la Organización
Mundial de la Salud desarrolló el IPHECA (Programa Internacional sobre los Efectos en la
Salud del Accidente de Chernobyl), de modo que pudieran investigarse las posibles
consecuencias sanitarias del accidente. Estas consecuencias incluían efectos relacionados
con la ansiedad producida en los habitantes de las zonas más contaminadas como
resultado de la evacuación de sus casas, y del miedo a posibles daños futuros en la salud
por los efectos biológicos de la radiación. Además, el programa proporcionaba asistencia
técnica al sistema sanitario nacional de Bielorrusia, a la Federación Rusa y a Ucrania, para
aliviar las consecuencias sanitarias del accidente de Chernobyl.
Los resultados obtenidos con los proyectos piloto IPHECA han mejorado
considerablemente el conocimiento científico de los efectos de un accidente radiactivo en
la salud humana, para que puedan sentarse las bases de las guías de planificación y del
desarrollo de futuras investigaciones.
Las consecuencias inmediatas del accidente sobre la salud de las personas fueron las
siguientes:
Según la Agencia de Energía Atómica (NEA) de la OECD, los rangos de dosis de radiación,
recibidos por los distintos grupos, fueron los siguientes:
Liquidadores: del total de los liquidadores, unos 200.000 recibieron dosis variables
desde 15 a 170 milisievert (mSv)3.
Evacuados: las 116.000 personas evacuadas, la mayor parte de un radio de acción
de la central de 30 km, recibieron dosis altas (el 10% más de 50 mSv y el 5% más de
100 mSv), especialmente en el tiroides por incorporación de yodo-131. La zona
más evacuada fue Prypiat, a 2 km escasos de la central, convirtiéndose en una
“ciudad fantasma” al abandonar la ciudad las 60.000 personas que vivían allí.
Habitantes de las áreas contaminadas: alrededor de 270.000 personas continuaron
viviendo en áreas contaminadas, de modo que los niños recibieron altas dosis en
tiroides, debido a la ingestión de leche contaminada con yodo-131 durante las
primeras semanas después del accidente. Tras el control de los alimentos, durante
el período 1986-1989, el rango de dosis de cesio-137 en el suelo fue de 5 a 250
mSv/año, con una media de 40 mSv/año.
Resto de la población: los materiales radiactivos volátiles se extendieron por todo
el Hemisferio Norte, aunque las dosis recibidas por la población fueron muy bajas y
carecen de importancia desde el punto de vista de la protección radiológica. Las
dosis de radiación, durante el primer año, oscilaron en Europa entre 0,005 y 0,5
mSv, en Asia entre 0,005 y 0,1 mSv, y en el Norte de América fueron del orden de
0,001 mSv.