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FACTORES DE FORMACION

Lección 1. EL SUELO: CONCEPTO Y FORMACION


 

3. Factores de formación
Bien, cabe ahora preguntarse qué factores ambientales serán los que
condicionen los cambios en los materiales originales hasta formar el suelo.
Esta claro que la roca, con su aporte masivo de minerales, será un factor
importante en la formación del suelo. ¿Pero qué otros factores influirán?
Bueno, pues, como se ha mostrado en el punto 2, el suelo se forma además de
a partir de una roca también a partir de unos restos vegetales y animales, por
tanto, los organismos también constituyen un factor importante. Si se
comparan los suelos de la regiones húmedas y los de las regiones áridas salta a
la vista el importante papel que juega el clima en la formación del suelo.

Por otra parte, si analizamos la distribución de los suelos en una zona


montañosa, observaremos como los suelos se encuentran escalonados en el
paisaje.

Por último, es evidente que los cambios que se producen en el material para
pasar de roca a suelo necesitan para desarrollarse que transcurra un
determinado tiempo y este tiempo representa el quinto y último factor en la
formación del suelo.
El suelo puede ser considerado como una determinada combinación de sus
factores formadores. Esta concepción del suelo fue expresada por primera vez
por Jenny en 1940 según la siguiente ecuación:

S = f (cl, o, r, p, t).

representando "S" al suelo, "f" es una función , "cl" al clima, "o" a los
organismos, "r" al relieve, "p" al material original y "t" al tiempo.

Por material original se entiende al material a partir del cual se ha formado el


suelo; en la gran mayoría de los suelos es un material fundamentalmente
geológico (rocas y sedimentos recientes aluviales y eólicos) pero en algunos
casos, como las turbas, el aporte de material orgánico es mayoritario.

Esta ecuación es muy importante pues representa que para una determinada
combinación de los factores formadores sólo puede existir un tipo de suelo (la
misma combinación de factores originará siempre el mismo tipo de suelo
independientemente del lugar geográfico en que se encuentre; por ejemplo,
Europa, América...). Igualmente importante es que la magnitud de cualquiera
de las propiedades del suelo, tales como pH, contenido en arcillas, porosidad,
etc, está determinada por la combinación de estos factores formadores.

Para evaluar la influencia de cada factor formador en las propiedades del


suelo, basta en teoría con mantener constantes todos los demás, (hecho que
frecuentemente es difícil de encontrar en la práctica). Así para ver la
importancia del tiempo, la ecuación fundamental quedaría así:

S= f(t) cl, o, r, p; siendo cl, o, r, p, = constantes.

lo que quiere decir que, en el caso que estamos considerando, la variación de


cualquier propiedad del suelo depende exclusivamente del tiempo. Así, en el
tiempo cero, suelo y material original se funden uno en el otro. Transcurriendo
el tiempo irán apareciendo una serie de tipos de suelos, cada vez mas
evolucionados, cuyas propiedades serán una consecuencia directa de la edad y
obtendríamos lo que se llama una CRONOSECUENCIA.

Por otra parte, si aislamos el factor roca madre (y mantenemos constantes a


todos los demás) tendríamos una LITOSECUENCIA. Aislando el factor
relieve obtendríamos una TOPOSECUENCIA o CATENA, si es el clima el
único factor variable tenemos la CLIMOSECUENCIA y finalmente la acción
de los organismos vendría representada en una BIOSECUENCIA.

3.1 La roca como factor formador


Normalmente cuando se habla del material original nos referimos a las rocas y
sedimentos, y esto es así en la inmensa mayoría de los suelos pero hay que
tener en cuenta que para el caso de las turbas el material mineral carece de
importancia y son los restos orgánicos los que deben de considerarse como
material original.

La gran mayoría de los suelos son fundamentalmente minerales. El material


original del que proceden estos suelos puede ser una roca in situ o unos
sedimentos transportados por el viento o por el agua. Los suelos de las
montañas representan un caso típico de suelos formados a partir de rocas in
situ; en las planicies y desiertos los suelos pueden proceder de materiales
transportados por el viento (caso de las llanunuras eólicas de centroeuropa,
constituídas por uno sedimentos calcáreos de tamaño limo llamados loess); y
junto a los ríos tendremos suelos formados en los depósitos traídos por las
aguas al desbordarse los cauces fluviales ocupando las llanuras de inundación
(caso típico de las tierras fértiles del valle del Nilo).

Las rocas (ígneas, como el granito; metamórficas, como las pizarras y los
esquistos; las sedimentarias, como las calizas y las areniscas) y los sedimentos
recientes (depósitos eólicos y aluviales) representan la fuente de los materiales
sólidos. Generalmente, los minerales del suelo proceden directamente o
indirectamente del material original (frecuendemente denominado como roca
madre). El influjo de las rocas en los constituyentes y propiedades de los
suelos es muy marcado para los suelos más jóvenes, pero esta relación se va
volviendo cada vez menos patente conforme va transcurriendo el tiempo.

Son muchos los parámetros de la roca que inciden en la formación y


evolución de los suelos, pero de ellos podemos destacar claramente a tres.

Composición mineralógica. Aquellas rocas que contengan abundantes


minerales inestables evolucionarán fácil y rápidamente para formar suelos,
mientras que aquellas otras, como las arenas maduras, que sólo contienen
minerales muy estables, como el cuarzo, apenas si llegan a edafizarse aunque
estén expuestas durante largo tiempo a la meteorización. En general, las rocas
cuanto mayor contenido en sílice más estables son; así los granitos (rocas
ácidas, con un contenido en silice mayor del 65%) que los gabros (rocas
básicas con unos contenidos del 45 al 55%).

Las rocas que con más frecuencia podemos encontrar como material original
de suelos españoles son: calizas-dolomías-mármoles, pizarras-filitas-
esquistos, granitos-granodioritas-gabros, margas-margocalizas, arenas-
areniscas y arcillas.
Permeabilidad. Regula la penetración y circulación del aire y del agua, lo
que va a condicionar de un modo decisivo la fragmentación, alteración y
translocación de los materiales.

Granulometría. De los dos apartados anteriores se desprende el importante


papel que el tamaño de las partículas de los constituyentes de la roca va a
representar para la edafización de estos materiales.

Los materiales de granulometría grosera, los arenosos, van a presentar una


gran estabilidad frente a la alteración. Cuanto mayor sea el tamaño del grano
menos representará la superficie frente al volumen total del grano y por tanto
menos superficie de ataque presentarán a la agresión del medio.

Por otro lado la granulometría gruesa da lugar a materiales muy porosos, con
poros lo suficientemente grandes como para la rápida circulación del agua (al
ser grandes los granos dejan al empaquetarse huecos de tamaño también
grande).

Los materiales arcillosos ofrecen unos comportamientos opuestos, mientras


que los materiales de granulometrías equilibradas dan resultados intermedios.

Por otra parte, la roca también influirá en la composición química del suelo ya
que al alterarse liberará iones que dependiendo tanto de ellos mismos como de
las condiciones del suelo se concentrarán en el suelo o se perderán por las
aguas de drenaje al subsuelo.

Ejemplos interactivos para comprobar que tipo de suelo se puede formar


a partir de un determinado tipo de roca:

 
3.2 El clima como factor formador
La decisiva acción del clima en la formación del suelo se desprende al
considerar que el clima va a regular el aporte de agua al suelo, así como su
temperatura. Como se muestra en la figura, ambos factores (humedad y
temperatura) ejercen una influencia decisiva en los tres procesos básicos de
formación de los suelos.

Por otra parte el clima también influye directamente en otros factores


formadores, como es el factor biótico y el relieve.

La disponibilidad y el flujo de agua regulan la velocidad de desarrollo de la


mayoría de los procesos edáficos. Es por ello que la intensidad de percolación
(infiltración) se considera un factor decisivo en la formación del suelo
(condicionada por factores climáticos, cantidad y distribución anual de las
precipitaciones, y algunos parámetros edáficos, como la permeabilidad). La
intensidad de percolación nos va a indicar si en un suelo se produce suficiente
exceso de agua como para producir el lavado y la translocación de materiales
o si por el contrario el agua queda retenida sin que apenas se desplace hacia
los horizontes profundos. La intensidad de la alteración, la clase de procesos
que se presentan, el tipo de horizontes que se formen y el espesor del suelo
van a ser muy diferentes según que los suelos sean percolantes (abundante
infiltración de agua; el agua de infiltración moja todo el suelo y hay un exceso
que se elimina a los niveles freáticos) o subpercolantes (déficit de agua; el
agua de infiltración no llega a salir del suelo).

 
3.2.1 Acción del clima sobre los constituyentes

La cantidad de arcilla presente en un suelo aumenta con las precipitaciones y


con la temperatura (ambos favorecen la alteración)*.

Pero también existe una relación entre el tipo de minerales presentes en esta
fracción y las precipitaciones*.

Igualmente se encuentra una marcada relación entre los elementos climáticos


con el contenido en materia orgánica y su grado de evolución. En líneas
generales, al aumentar la precipitación aumenta los porcentajes de materia
orgánica (aumenta el desarrollo de la cobertura vegetal y, por tanto, sus
aportes), mientras que al aumentar la temperatura disminuye el contenido de
materia orgánica (prevalece la destrucción frente al aporte)*.
3.2.2 Influencia del clima en las propiedades del suelo

Las acciones del clima también quedan reflejadas en muchas de las


propiedades del suelo. La capacidad de cambio (cantidad de iones adsorbidos
en las superficies de los materiales del suelo) aumenta proporcionalmente a
las precipitaciones, e incluso los iones fijados en las posiciones de cambio
también muestran una dependencia*.

Por otra parte al aumentar las precipitaciones se producirá una progresiva


acidificación, la cual irá acompañada de la correspondiente desaturación del
complejo de cambio (los hidrogeniones van sustituyendo al Ca, Mg, Na y K)*.
En definitiva al aumentar las precipitaciones y las temperaturas se
incrementarán los procesos de formación del suelo y por tanto su espesor.

3.2.3 Climosecuencias

La dependencia climática del suelo queda espectacularmente registrada en la


clásica climosecuencia de Strakhov para los suelos de Rusia.

Ejemplos interactivos para comprobar como influye el clima en la


formación de los suelos:

Caso de estudio. Una climosecuencia en el Museo Virtual de Suelos del


Departamento de Edafología de la Universidad de Granada.
 

3.3 El relieve como factor formador


Los procesos edáficos repercuten en el relieve y viceversa.

Desde el punto de vista edáfico los elementos del relieve más importantes son
la inclinación y longitud de las laderas, la posición fisiográfica y la
orientación.

3.3.1 Acciones del relieve

El relieve ejerce tres acciones fundamentales para la evolución del suelo.

Transporte

Por la acción de la gravedad, en el relieve se produce el transporte de todo tipo


de materiales que se trasladan pendiente abajo (sobre la superficie y en el
interior del suelo). Dependiendo de su posición en el paisaje, el suelo se ve
sometido a la acción de erosión o por el contrario puede predominar la
acumulación.
En las zonas altas, sobre todo en las áreas en que se presentan fuertes
inclinaciones, el suelo está sometido a una intensa erosión, por lo que la
posición se considera residual y estará conformada por suelos esqueléticos.

A media ladera los suelos están sometidos a un continuo transporte de


materiales sólidos y soluciones, por lo que suelen presentar pequeños o
moderados espesores y en ellos son muy abundantes los cantos angulosos, tan
representativos de los suelos coluviales.

En la ruptura de las pendientes se produce la deposición de los materiales


arrastrados (compuestos solubles y partículas sólidas) por lo que en las
posiciones de pie de ladera se forman suelos acumulativos que continuamente
se están sobreengrosando, formándose suelos muy espesos y de texturas
(granulometrías) muy finas.

En definiva en un relieve colinado existen básicamente tres posiciones con


comportamiento muy diferente: relieve residual (o erosional), relieve
transporsicional y relieve deposicional.

Características hídricas

El relieve también influye en la cantidad de agua que accede y pasa a través


del suelo.

En relieves convexos el agua de precipitación circula por la superficie hacia


las zonas más bajas del relieve y se crea un área de aridez local, mientras que
lo contrario ocurre para las formas con relieve cóncavo.
También el drenaje del suelo se verá influenciado por el relieve, ya que este
influye decisivamente en la textura, que a su vez condicionará en gran parte la
permeabilidad. En las áreas altas tendremos un drenaje vertical rápido, que
pasará a oblicuo en las laderas y quedará muy impedido en las depresiones.

Por otra parte la posibilidad de aporte de agua a través de niveles freáticos


también estará condicionada a la posición del suelo en el relieve.

Microclima

El relieve también modifica las características del clima edáfico, al influir en


la temperatura y en la humedad en función de la inclinación (influirá en la
intensidad calorífica de las radiaciones recibidas), orientación (que regulará el
tiempo de incidencia de las radiaciones solares) y altitud (que influirá en los
elementos climáticos generales).

Como consecuencia de todo ello también afectará al desarrollo de la


vegetación y de la actividad microbiana.

 
3.3.2 Relaciones entre el relieve y las propiedades y constituyentes del
suelo

Las importantes acciones descritas se materializan en una clara dependencia


de los constituyentes y propiedades del suelo con el relieve. Estas
dependencias se definen como topofunciones y algunas de ellas las
representamos de una manera esquemática en la siguiente figura.

3.3.3 El relieve y la evolución del suelo: catenas o toposecuencias

Lógicamente también existe una dependencia entre el grado de evolución del


suelo y su posición en el paisaje. Esta relación entre los suelos y el relieve se
llama catenas de suelos o toposecuencias.

La catena representa el escalonamiento regular de suelos dando una sucesión


cuyo grado de desarrollo varía de forma continua con la pendiente y
mostrando niveles de igual desarrollo para suelos situados en la misma
posición topográfica (con iguales inclinaciones y cotas topográficas).

Ejemplos interactivos de toposecuencias:


 

3.4. Los organismos como factor formador


3.4.1. Acciones de los organismos

Básicamente los organismos ejercen tres acciones fundamentales:

Constituyen las fuente de material original para la fracción orgánica del


suelo. Residuos y restos vegetales y animales que al morir se incorporan al
suelo y sufren profundas transformaciones.

Ejercen importantes acciones de alteración de los materiales edáficos. Los


organismos transforman los constituyentes del suelo al extraer los nutrientes
imprescindibles para su ciclo vital. El papel de los microorganismos en la
transformación de la materia orgánica es tan importante como para que la
humificación apenas se desarrolle en su ausencia.

Producen una intensa mezcla de los materiales del suelo como resultado de
su actividad biológica.

Estas acciones son realizadas al máximo nivel por las lombrices del suelo. Su
enorme importacia fue ya puesta de manifiesto por Darwin, en 1881, que no
dudó en afirmar que "es dudoso que existan otros animales que hayan jugado
un papel más importante en la historia del mundo que estas criaturas de
organización tan simple".

Mucho tiempo antes, los egipcios ya las consideraban como "dioses menores"
al observar cómo, tras las inundaciones del Nilo, las lombrices incorporaban
al suelo los limos aumentando su fertilidad. La realidad es que sin las
lombrices no existiría el suelo, y sin suelo no se habría desarrollado la vida,
por lo menos tal y como la conocemos hoy día.

3.4.2 Efectos sobre los constituyentes y propiedades

El tipo y abundancia de la materia orgánica del suelo está directamente


relacionada con los organismos del mismo.

Favorecen el desarrollo y estabilidad de la estructura (como consecuencia


directa de su circulación a través del suelo y también al excretar residuos de
intenso poder agregante).

Aumentan la porosidad del suelo.

Favorecen el drenaje.

Influyen en el microclima (la vegetación produce sombra y disminuye la


evaporación, aunque también consumen gran parte del agua del suelo).

Protegen al suelo de la erosión. Por efecto mecánico (la cobertura vegetal,


así como los restos acumulados sobre la superficie, protege a éste de los
impactos de las gotas de lluvia) o por el poder de agregación que unen a las
distintas partículas del suelo y así quedan fuertemente retenidas.

Panorámica desde el Castillo de Neuschwanstein en Baviera (Alemania)

3.5. El tiempo como factor formador


Como hemos visto el suelo es un ente dinámico que se origina por una serie
de procesos y cada uno de ellos se desarrolla con muy diferente velocidad.
Como consecuencia las propiedades del suelo, que son el resultado de la
actuación de los procesos, se manifestaran también de un modo desigual.
3.5.1 Velocidad de formación del suelo

La velocidad de formación de un suelo es extraordinariamente lenta y depende


del tipo de factores formadores de cada suelo. Así los suelos se desarrollaran
mas fácilmente sobre materiales originales sueltos e inestables que a partir de
rocas duras y constituidas por minerales estables. También es lógico esperar
una mas rápida formación en los climas húmedos y cálidos que en climas
secos y fríos. Por ello la velocidad de formación del suelo es muy variable, en
la bibliografía se pueden encontrar valores desde 1mm/año hasta
0,001mm/año. Es de resaltar como la velocidad de formación del suelo
decrece drásticamente con la edad, ya que en un principio el material edáfico
evoluciona hacia la formación de un horizonte A (de alteración de materia
orgánica), que es de rápida formación, y una vez formado este horizonte el
suelo se desarrolla originando horizontes B (de alteración mineral), de mucha
más lenta formación.

Velocidad de formación de los suelos de una serie de terrazas del río Tormes
en Salamanca

3.5.2 Cronosecuencias de suelos


La antigüedad de un suelo puede valorarse de manera indirecta por la edad de
la superficie geomorfológica sobre la que se desarrolla. Las superficies
pueden estar datadas por métodos geológicos pero también se puede evaluar
de una manera relativa que superficie es más antigua que otra dada en base a
criterios de campo. Así como se indica en la siguiente figura la superficie que
disecta a otra es más antigua que la que es cortada.

En los estudios de suelos es interesante valorar su antigüedad relativa (mejor


aún es calcular la edad absoluta pero esta datación es muy difícil de realizar).
Los suelos se ordenan en una secuencia de edad creciente y se analiza como
han ido cambiando con el tiempo su tipología y sus propiedades.

De todos los tipos de cronosecuencias, son sin duda las desarrolladas en


terrazas fluviales las más universalmente investigadas. Desde el punto de vista
edáfico la propiedad más interesante de las terrazas fluviales es que, en
condiciones normales, presentan una clara correlación entre la cota de la
terraza y su edad, de manera que la terraza más alta es la más antigua y al
descender son cada vez más jóvenes, hasta llegar a la terraza inmediatamente
próxima al cauce, que será la de formación más reciente. La diferente
evolución de cada suelo, así como el grado de desarrollo de sus propiedades
está regulado exclusivamente por el factor tiempo.

O, P. (1989): Cronosecuencias de Dorronsoro C., Alonso, P."Chronosequence in Almar River, Fluvial Terrace Soil". SOIL SCI. SOC. A
la cuenca del río Tormes. Tesis
JOURN. 1994. 58:910-925. PDF
Universidad de Salamanca.

  

La evolución de una propiedad concreta (o de un constituyente del suelo) en


función de la edad se le llama cronofunción. Es decir como va variando la
propiedad considerada al ir aumentando progresivamente la edad del suelo. La
forma mejor para evaluarla es representarla en un diagrama de dispersión
(propiedad frente a edad) y calcular la ecuación de regresión (y = ...x...) y
valorar su grado de ajuste con el correspondiente coeficiente de correlación
(R2).

Alonso, P.; Sierra, C.; Ortega, E.;


Dorronsoro, C. "Soil development
indices of soils developed on fluvial
terraces (Peñaranda, Salamanca,
Spain)". CATENA. 23; 295-308.
1994.Texto completo

3.5.3 Suelo climax o estado estacionario

En la siguiente figura idealizamos el comportamiento de como se van


manifestando una serie de propiedades en función del tiempo*.
Unas propiedades van aumentando su grado de desarrollo (lineas A, C y D de
la figura) mientras que otras tienen un comportamiento inverso (B), pero todas
ellas llegan a alcanzar un estadío a partir del cual no experimentan variaciones
con el tiempo (las curvas se vuelven paralelas al eje horizontal, lineas A', B',
C' y D'), alcanzando cada una este estado de equilibrio a una edad diferente
(edad 1, 2, 3 y 4). Cuando todas las propiedades se encuentran en esta
situación se dice que el suelo está en estado climax o estado estacionario
(punto D´; tiempo 4). El tiempo necesario para alcanzar esta etapa de madurez
varía con cada tipo de suelo, según los procesos que en su formación hayan
tenido lugar.

Algunos autores cuestionan esta teoría del estado estacionario y creen que el
suelo siempre esta evolucionando. De cualquier forma parece claro que en sus
etapas finales el suelo evoluciona tan lentamente que podemos considerar sus
cambios como poco significativos.

Unas propiedades alcanzan rápidamente su equilibrio, en sólo algunos cientos


de años (por ejemplo, contenido en materia orgánica y lavado de los
carbonatos), mientras que otras son de desarrollo mucho más lento,
requiriendo del orden de muchas decenas de miles de años (por ejemplo, la
translocación de arcilla). En consecuencia los distintos horizontes que
componen los suelos necesitan de tiempos muy distintos para su formación.
Como se muestra en la siguiente figura el horizonte A es el de más rápida
formación, mientras que el horizonte óxico (horizonte de máxima alteración
mineral en suelos tropicales) necesita de hasta un millón de años para
manifestarse totalmente).

Para aquellos suelos que se forman en menos de alguna decenas de miles de


años se habla de ciclo corto, mientras que los que requieren de muchas
decenas de miles hasta cientos de miles de años se habla de ciclo largo.

Ejemplos interactivos de cronosecuencias:

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