Está en la página 1de 2

Individualmente, a partir de los casos mencionados en la lectura de Bedoya (2015) en un texto

identifique:

Las categorías utilizadas para clasificar los procesos migratorios del Eje cafetero, Cali, Medellín y
Bogotá.

Discuta si le parecen apropiadas desde un enfoque crítico.

En un diálogo entre las reflexiones de Sánchez y Urraza (2015) y Bedoya (2015), quisiera revisar
tres de las categorías planteadas por esta última autora para analizar los procesos migratorios del
Eje cafetero, Cali, Medellín y Bogotá: 1. Migrantes económicos; 2. Factores de atracción-expulsión
como marco analítico que subyace categoría de determinantes sociales, económicos y políticos; 3.
Feminización de las migraciones.

La autora pone como punto de partida del texto la categoría de “Migrantes económicos”, que
define como “Aquellos [migrantes] cuyo objetivo es conseguir un trabajo, que les permita tener un
mejor nivel de vida que aquel que tenían en su comunidad de origen” (Bedoya 2015 p. 196). De
esta forma, aunque analiza factores implicados en los procesos migratorios de distinta índole
(social, política, económica), la investigadora no cuestiona dicha categoría.

En esta vía, Bedoya entra en contradicción con el marco analítico del transnacionalismo que ella
destaca como su punto de partida, el cual, de acuerdo con la misma autora, liga la migración
transnacional con el capitalismo global, de manera que es imprescindible que esta se analice en el
contexto de las relaciones globales entre capital y trabajo (Bedoya, 2015). Una mirada crítica de
los procesos migratorios del capitalismo global, como la que proponen Sánchez y Urraza (2015),
evidenciaría la dificultad de separar los “determinantes” económicos de los políticos y sociales.

Para el caso colombiano, Sánchez y Urraza identifican que hay poco lugar para las migraciones
económicas, pues la mayoría de las experiencias documentadas en su investigación se mueven en
un continuo entre “decisión” y “coacción”, impulsado por causas estructurales basadas en el
desamparo histórico con que el Estado ha tratado a su ciudadanía. La desprotección del Estado
deja a las personas en un marco general y estructural de indefensión, de manera tal que lo
económico no puede tratarse como un factor autónomo, pues a este subyace un claro elemento
político.

La misma descripción de los “determinantes económicos” que hace Bedoya da cuenta de lo


anterior. Así, para el caso del Eje cafetero, como hechos importantes ligados a la dimensión
económica que determinaron el aumento de la migración en esa zona, la autora identifica dos:
uno, la crisis cafetera derivada de la ruptura del Acuerdo Internacional del Café en 1989, y dos, el
terremoto ocurrido en la ciudad de Armenia en 1999, que impulsó flujos migratorios hacia España.
En el caso de Cali, Bedoya señala la crisis económica producida por los procesos de
reestructuración y la crisis del UPAC. (Bedoya, 2015).

Luego entonces, lo que subyace a los procesos migratorios analizados por Bedoya no son
decisiones individuales impulsadas por la “búsqueda de mejores oportunidades” por parte de
“Migrantes Económicos”, sino procesos complejos relacionados con territorios y poblaciones
sometidas al capitalismo de shock y a la desprotección y despojo sistemático (Sánchez y Urraza
2015). Y aquí paso a revisar la segunda categoría analítica, que corresponde a los “Factores de
atracción-expulsión” sobre la que la autora soporta su análisis de determinantes.

Si bien, en su abordaje de los determinantes Bedoya pone en evidencia el carácter multicausal de


los procesos migratorios, el hecho de no hacer explícita la interdependencia entre los grupos de
determinantes por ella definidos, desdibuja la complejidad de los factores abordados. De nuevo,
por ejemplo, pone el componente estructural en el campo de lo “político”, lo económico en el de
los “mercados de trabajo”, y lo social en los “factores personales”, sin que se establezca conexidad
entre estos ámbitos.

Por último, quiero referirme a las referencias que realiza la autora al fenómeno de “feminización
de las migraciones”, que ella define como el “(…) incremento de la decisión de las mujeres a
migrar hacia otros países de forma progresiva (…) no ya para reagruparse con su pareja o familia,
sino para iniciar un proyecto de vida, insertándose en el mercado laboral de la sociedad de acogida
e intentando cumplir con las expectativas de futuro que ellas mismas diseñan.” (Bedoya, 2015, p.
203).

De esta forma, aun cuando dentro el marco analítico la autora se enuncia desde la
interseccionalidad, y señala que el estudio se construyó desde una perspectiva de género, el
fenómeno de la “feminización de las migraciones” se define en términos “cuantitativos”, con
alusiones a aspectos como la división sexual del trabajo sin que se profundice en esta. La
economía del cuidado y las cadenas globales de cuidado, como categorías clave al abordar la
división sexual del trabajo en el campo de los estudios migratorios, no son tomadas en cuenta en
los análisis de Bedoya.

“d) la ideología respecto a la maternidad/paternidad ha provocado, en el caso de las mujeres


colombianas, un fenómeno digno de ser investigado: la globalización de la maternidad, que
consiste en el conjunto de madres colombianas que se ven obligadas a abandonar a sus hijos para
emprender la trayectoria migratoria y que terminan cuidando a los hijos de otras madres en los
países de destino” (p. 221)

“(…) feminización del destierro, del desplazamiento y la migración colombianos en cuanto a fuga y
déficit de servicios y conocimientos de cuidado.” (Texto de Camila Esguerra: 2018-Documento-
politica-se-nos-va-el-cuidado-migracion-destierro-desplazamiento-colombia.pdf
(uniandes.edu.co))

También podría gustarte