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Casi todo el mundo se enfrenta a dificultades y problemas en un momento u

otro. Pero para las personas con discapacidades, las barreras pueden ser más
frecuentes y esto a su vez provocar un mayor impacto en la vida diaria.

Esta es la historia de Mario, es un padre de 66 años con cinco hijos, tiene su casa
propia y una pequeña pulpería donde obtiene un sustento mínimo, ha criado una
familia, pero sus hijos adultos todavía dependen en la totalidad de la palabra de
él. Mario se retiró recientemente como pastor de una iglesia local y de su
involucramiento de la vida ministerial, después de más de 40 fructíferos años. Se
retiró en 2019 debido a problemas de salud.

Mario padece ahora una discapacidad tras ser amputado de ambas piernas
después de varios años de inclementes infecciones y dolores debido a
complicaciones de la diabetes. La amputación lo dejó en la avasalladora
condición de una persona que ya no es independiente, además de eso, la vista
poco a poco se le ha ido perdiendo.

Tiene 5 hijos, la mayor tiene 45 años y sufre de epilepsia desde que era una niña,
luego su segundo hijo tiene una discapacidad mental que lo ha incapacitado para
tener una "vida normal", la tercera hija de ellos, Diana, tiene 38 años y se quemó
todo su cuerpo excepto su cara, después de que su discapacidad física y mental
le retara a escapar de las llamas de una lámpara de gas, sobreviviendo sólo por la
gracia de Dios después de librar una violenta batalla en la UCI, sin mencionar los
complejos retos físicos que Eunice y su hermanita menor tienen, ya que
dependen completamente de la ayuda de su madre (Selina), para comer, asearse,
vestirse y cambiarse pampers a pesar de estar cerca de sus 30 años de edad.

A pesar de esta situación, Mario y su esposa desde hace 45 años, Selina, se han
mantenido firmes en la fe y el servicio a Dios y a la comunidad.

Mario, en estas 4 décadas, ha visto, oído y sentido en carne propia el escarnio por
tener 5 hijos con discapacidad. También, ha visto la persistencia de muchas de las
barreras, limitantes y actitudes hacia su familia por ser discapacitados. Pero, la fe
familiar ha sido inclaudicable al igual que el amor incondicional por sus cinco
hijos.

"Hay muchas cosas que puedo hacer todavía, y hay otras que ya no puedo ni
podré hacer", dijo Mario.
Como Misiones Metanoia entendemos esta verdad; “hay mucho que podemos
hacer por esta gente". Y es desde esa verdad que con nuestro programa de Silla
de Ruedas estamos ayudando en la constante lucha contra el estereotipo debido
a discapacidades. Existe un estigma, un prejuicio, una discriminación hacia estas
personas, puede que esto sea por las ideas o mal relacionados con la
discapacidad, ya que mucha gente puede ver la discapacidad como una tragedia
personal, como algo que necesita ser curado o en la mayoría de los casos en las
áreas remotas de mi país como un castigo divino por sus malas acciones.

Sabemos que pudimos cambiar la vida y la familia de Mario al proporcionarle no


solo paquetes alimenticios, sino también 3 sillas de ruedas, una para él y dos más
para sus 2 hijas menores.

Por favor, oren por la esposa de Mario, Selina, que ahora lleva en sus hombros a
toda esta familia.

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