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Consiste en una lámina de papel, cartón u otro material que se imprime con algún
tipo de mensaje visual (texto, imágenes y todo tipo de recursos gráficos) que sirve
de anuncio para difundir una información, un evento, un bien económico (ya sea
producto o servicio), una reivindicación o cualquier otra causa.
El titular o claim es la parte central del cartel y debe ser lo suficientemente llamativo
para captar la atención del lector. Aquí debes detenerte hasta lograr una frase que
realmente conecte con las necesidades y expectativas de tu cliente potencial.
Elige una paleta de color que sea coherente con tu marca. Puedes usar los que ya
utilizas en tu web, logo o el resto de tu publicidad corporativa. Evita crear un cartel
tipo arcoiris a no ser que sea totalmente coherente con tu oferta y tu concepto de
marca.
Al igual que el color, la tipografía es una parte fundamental del branding publicitario
y cada fuente genera una sensación distinta. Recuerda jugar con los tamaños y los
grosores para organizar la información dentro del cartel. Evita demasiada variación
en el tipo de letra porque puede causar confusión en el espectador.
La imagen debe ser relevante y tener relación con el mensaje del texto, además de
impactar y llamar la atención por sí misma. Siempre es mejor utilizar imágenes
reales, ya que generan más confianza que las típicas fotografías de stock. Eso sí,
nunca sacrifiques calidad en la imagen si no quieres echar por tierra todo el trabajo
anterior.
Paso 5: Coloca una llamada a la acción.
Uno de los errores más comunes en publicidad es olvidar poner una CTA (call to
action) que incite al espectador a actuar. La manera de hacerlo es apelando a la
facilidad, la urgencia, la oportunidad o la curiosidad, entre otras.
EJEMPLO: