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RESEÑAS SCRIPTA THEOLOGICA 36 (2004/2)

una reflexión sobre la importancia de la pero al parecer se muestran poco efica-


filosofía en la cultura de las élites inte- ces para asumir el giro hacia la concien-
lectuales y su influencia en el tono ge- cia de la Modernidad. Aclarar la histo-
neral de la cultura de un tiempo deter- ria de la noción moderna de persona,
minado. No en vano los autores así como ofrecer una coherente pro-
elegidos forman parte de los dos ele- puesta antropológica y ética sobre la
mentos más influyentes en la historia persona humana es el objetivo funda-
del s. XX: la ciencia y la literatura. mental de estas páginas. El autor es uno
de los mejores conocedores en nuestro
Einstein y Schrödinger son herede- país de la tradición fenomenológica, a
ros de la tradición filosófica alemana la que ha dedicado numerosas publica-
del s. XIX que oscila entre el panteísmo ciones de alto calado especulativo.
y el ateísmo. Sorpende el esfuerzo inte-
lectual, casi podríamos decir filosófico, El libro está dividido en dos partes.
de ambos y la profunda desconexión de En la primera de ellas se abordan diver-
este trabajo con los temas científicos sas incursiones conceptuales a la noción
que los encumbraron en la investiga- de persona. En el primer capítulo se
ción científica. Son, en verdad, para- aborda la aproximación fenomenológi-
digmas de una cultura escindida, casi ca: partiendo del sujeto trascendental
esquizofrénica, que no encuentra equi- kantiano (vacío y formal) y pasando
librio ni armonía entre los diversos ele- por el yo autoconsciente de la fenome-
mentos que componen la vida humana. nología de Husserl y Max Scheler, has-
Borges y Paz, por su parte, son dos lite- ta llegar a la propuesta de persona que
ratos extraordinarios que tuvieron la entronca con la tradición fenomenólo-
posibilidad de conocer en directo las gica (Edith Stein) en la que el «sí mis-
culturas y religiones de la India y del mo» se presenta como el presupuesto
extremo oriente. Lo que sorprende en necesario del yo consciente. En el se-
ellos es que su oposición al cristianismo gundo capítulo de esta parte se apunta
no conduce a ningún sitio; en último el tratamiento desde algunos presu-
término no pueden prescindir de lo puestos de la filosofía social, como son
que el cristianismo les ha concedido a el sentido y la dialogicidad. El hilo del
pesar de su pretendida repulsa. En defi- discurso atraviesa la doctrina de autores
nitiva, una breve lectura estupenda- como Max Weber, A. Schutz, G.H.
mente escrita y repleta de sabrosas lec- Mead, H.G. Gadamer o J. Habermas.
ciones. El tercer capítulo aborda en directo la
cuestión de la identidad de la persona;
Enrique Moros siguiendo los finos análisis de autores
como Ch. Taylor, se concluye que la
persona configura su identidad a través
Urbano FERRER, ¿Qué significa ser per-
de diversos marcos referenciales.
sona?, Ed. Palabra («Serie Pensamien-
to», 21), Madrid 2002, 288 pp., 13 x En la segunda parte se aborda la
21, ISBN 84-8239-676-5. persona humana desde el plano ontoló-
gico-moral, puesto que «la no transpa-
La cuestión de la persona humana rencia que es constitutiva de la persona
ocupa un lugar central en la reflexión hace necesario un método adecuado
filosófica. Los planteamientos clásicos que termina por ser ontológico. Pues
ofrecen sin duda una base metafísica, no estamos ante un fenómeno que po-

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damos inspeccionar y recorrer por sus desde una perspectiva fenomenológica.


distintas caras, sino que lo más que la Sin duda una obra que enriquece el ca-
Fenomenología nos ofrece son distintos racter especulativo de esta colección
signos o huellas inesquivables, que he- centrada en el pensamiento personalis-
mos de traspasar para columbrar a su ta contemporáneo.
través una realidad personal que acon-
tece» (p. 167). En el primer capítulo de José A. García Cuadrado
esta segunda parte se enumeran las no-
tas del ser personal: la corporalidad, la Manuel GARCÍA MORENTE, La Filosofía
futurición, el tener (tanto el habitar hu- de Kant. Una introducción a la filosofía,
mano, como la posesión inmanente) y Ediciones Cristiandad («Pensamiento y
la relación (frente a la fusión y exclu- Teología»), Madrid 2004, 254 pp., 13 x
sión mutua características de los cuer- 20, ISBN 84-7057-484-1.
pos físicos). Con todo, la «incomunica-
bilidad en sí misma junto a la apertura
El 12 de febrero de 1804 fallecía en
a lo que no es ella son las dos notas on-
Königsberg, la ciudad que también le
tológicas que más señaladamente dela-
había visto nacer, Inmanuel Kant. Va-
tan a la persona» (p. 174). En este con-
rios y diversos han sido los gestos que
texto se analiza la noción boeciana de
con motivo de este bicentenario se han
persona, junto a las correcciones que
Santo Tomás propone a la misma. Des- sucedido en nuestro país, pero acaso
de estos presupuestos de índole ontoló- pocos pasarán tan escondidos y a la vez
gica es posible acceder (en el segundo tendrán un influjo tan prometedor y
capítulo) al análisis de las distintas for- hondo como la reedición con la que
mas de relación interpersonal (desde los aquí nos encontramos. No exagera Juan
niveles más elementales de relación in- Miguel Palacios cuando, presentando la
tencional hasta las formaciones comu- obra, escribe de ella que es un libro ex-
nitarias pasando por la comunidad fa- cepcional. Y lo es, en efecto, a mi en-
miliar). Para terminar, el tercer capítulo tender, al menos por tres motivos: el te-
de esta segunda parte se centra en la ma del libro, su autor y el significado
persona como realidad moral a través mismo de la obra.
de dos hechos específicamente huma- La doctrina filosófica que Kant legó
nos: la responsabilidad y la promesa. Se al mundo hace doscientos años está lla-
concluye este capítulo con el tratamien- mada a ser, con independencia de que
to de la dignidad personal a nivel onto- se esté de acuerdo con ella o no, un
lógico y moral, aspectos que se coimpli- punto de referencia obligado para todas
can necesariamente, puesto que las futuras generaciones de filósofos. Se
«adquirir dignidad moral sólo es viable encuentran en ella no pocos vanos y
en quien posee ya la dignidad ontológi- puntos que con toda evidencia se han
ca definida que le posibilite adquirirla» de rechazar, pero tanto por su ambicio-
(p. 264). sa profundidad como por su pulcro ri-
Con la breve síntesis apenas apunta- gor resulta indiscutible la calidad filosó-
da es fácil advertir la densidad filosófica fica del discurso de este «coloso de
de estas páginas que serán leídas con acero y bronce», en expresión de Sche-
gran aprovechamiento por un público ler —gran admirador y a la vez impla-
especializado y familiarizado con los cable crítico de Kant—. Por otra parte,
problemas antropológicos abordados Kant ha configurado, quiérase o no, el

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