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La Medicina del Bosque: Relatos de Sanadores Mapuche en Panguipulli

Book · March 2019

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12 authors, including:

Pablo Rojas Bahamonde Laura Nahuelhual

Universidad Austral de Chile, Chile, Puerto Montt Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas Universidad Austral de Chile
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 la medicina del bosque
Relatos de sanadores mapuche
en Panguipulli

Armando Altamirano Amoyao

Dionicio Antihuala Cayulef
Elena Catripán Huentequeo
Elba Collinahuel Collinao
Juan Licancura Painefilo
Ruth Linquimán Quintumán
Oscar López Delgado

Pablo Rojas Bahamonde � Laura Nahuelhual Muñoz � Renard Betancourt Arellano

Editores
 la medicina del bosque
Relatos de sanadores mapuche
en Panguipulli

Armando Altamirano Amoyao

Dionicio Antihuala Cayulef
Elena Catripán Huentequeo
Elba Collinahuel Collinao
Juan Licancura Painefilo
Ruth Linquimán Quintumán
Oscar López Delgado

Pablo Rojas Bahamonde � Laura Nahuelhual Muñoz � Renard Betancourt Arellano

Editores
 Índice

Presentación 06

Agradecimientos 08

Introducción 09
La medicina del bosque: Relatos de sanadores mapuche en Panguipulli
Relatos 17
� Autores:
Armando Altamirano Amoyao
Dionicio Antihuala Cayulef Relato 1: Ruth Linquimán Quintumán 19
Elena Catripán Huentequeo
Elba Collinahuel Collinao
Juan Licancura Painefilo Relato 2: Juan Licancura Painefilo 32
Ruth Linquimán Quintumán
Oscar López Delgado
y Elba Collinahuel Collinao
� Editores:
Pablo Rojas Bahamonde
Laura Nahuelhual Muñoz Relato 3: Elena Catripán Huentequeo 46
Renard Betancourt Arellano

1ra edición, marzo de 2019 Relato 4: Oscar López Delgado 59

100 ejemplares
ISBN libro digital: 978-956-398-660-0
ISBN libro impreso: 978-956-398-661-7
Relato 5: Dionicio Antihuala Cayulef 68
Registro de propiedad intelectual n.º 302.101
Relato 6: Armando Altamirano Amoyao 78
Diseño, diagramación, portada y corrección de estilo:
Javiera Naranjo Hinzpeter
A modo de cierre 89
Esta publicación presenta resultados de investigación de los proyectos FONDECYT
1151187: “Trayectorias en sistemas socioecológicos: desarrollo conceptual y aplicación
empírica a nivel municipal en el sur de Chile”, CRN3 095 del Instituto Interamericano Bibliografía 91
para la Investigación del Cambio Global (Subvención GEO- 1128040) “Conectando servi-
cios ecosistémicos y planificación territorial” (Best-P) y FONDECYT 1190207: "Develando
la naturaleza de las trampas socio-ecológicas: forzantes, respuestas humanas y soluciones
potenciales".

Fotografía de portada: Ruth Linquimán junto a una flor del árbol Huella en su huerto en
Carirriñe. P. Rojas, 2018.

© Todos los derechos reservados. Se autoriza la reproducción parcial, debiendo citarse la

fuente correspondiente.

Impresión: Andros Impresores

Santiago de Chile, marzo de 2019
 A la memoria del machi
Luis Cheuquehuala Neculfilo
Presentación
La Mesa de Salud Intercultural de Panguipulli es un espacio
donde se congregan diferentes personas de zonas rurales de la
comuna para compartir conocimientos sobre medicina; especial-
mente relevantes son los saberes y prácticas en torno a los lawen1,
remedios hechos en base a plantas, provenientes de la tradición
medicinal mapuche. La Mesa se crea el año 2000 al alero del
Programa de Salud y Pueblos Indígenas del Servicio de Salud de
Valdivia. Físicamente, desde el año 2009, se emplaza a un costa-
do del Centro de Salud Familiar (CESFAM) de Panguipulli, en el
Espacio de Salud Intercultural.
Desde sus inicios, la Mesa ha emprendido diversas activida-
des: atención médica de machi; talleres de grupos de autoayuda,
de greda, de mimbre, de bordados en cinta de hilo y arpillera;
capacitaciones para profesionales de la salud en cosmovisión
mapuche y en reconocimiento de hierbas medicinales; además de
ser un espacio de acogida, encuentro y buena conversación para
cualquier persona que lo desee. También se ha llegado a diversos
territorios rurales de la comuna mediante visitas; las salidas a
terreno tienen la finalidad de fortalecer prácticas y saberes ances-
trales del pueblo mapuche sobre la medicina. En estas se conoce a
distintas personas que sanan con lawen, como los médicos yerba-
teros; se brinda apoyo en la reparación y construcción de vivien-
das para personas ancianas y se apoya la construcción de viveros.
Muchas de las actividades que se realizan se articulan en conjun-
to con organismos de gobierno local, como la Municipalidad
de Panguipulli, u otras agrupaciones como PRODEMU2 y
ANAMURI3. Si bien La Mesa de Salud Intercultural con el tiempo
ha logrado acondicionarse cada vez más y de mejor modo, suman-
do nuevos implementos y actividades, aquello que la sustenta y la
hace posible son las personas que cotidianamente se involucran
en ella compartiendo generosamente sus conocimientos.
Este libro se basa en los relatos de algunas de estas personas.
En sus palabras se refleja lo trascendental que son las plantas y
1 Se utiliza el Alfabeto Mapuche Unificado (1988) para escribir las palabras en mapudungun,
el idioma del Pueblo Mapuche. Cabe señalar que en este idioma el plural no se marca con “s”
o “es”
2 Fundación Para la Promoción y el Desarrollo de la Mujer.
3 Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas.
�8
los bosques que las cobijan para el diario vivir -y el buen vivir- en
el territorio de Panguipulli. En sus historias se evidencia cómo
la ancestralidad mapuche se sigue practicando hoy en día, pues
muchos de los conocimientos sobre las plantas son legado de los
antiguos y antiguas, quienes han sido y son personas de mucha
sabiduría (kimche).
Otro aspecto importante del libro es el propio proceso de
su construcción. Es parte de un trabajo colaborativo entre el
Programa de Salud y Pueblos Indígenas del CESFAM Panguipulli
e investigaciones llevadas a cabo por el equipo dirigido por la
profesora Laura Nahuelhual de la Universidad Austral de Chile.
Su resultado da cuenta de los diálogos y encuentros que se pueden
generar cuando hay una genuina y respetuosa disposición a
aportar entre académicos de la Universidad y el pueblo mapuche.
Esperamos que este libro sirva como reconocimiento a las
personas que realizan labores de sanación, siendo un aporte al
aprendizaje de las futuras generaciones. Además de quedar como
un testimonio del modo en que se pueden desarrollar relaciones
de apoyo mutuo entre los territorios y el mundo universitario.
Gloria Hueitra Calfipán
Asesora de Salud Intercultural
Centro de Salud Familiar Panguipulli
Gladys Neculpán Licancura
Asesora de Salud Intercultural
Centro de Salud Familiar Panguipulli
9�
Agradecimientos
Este libro fue posible gracias al apoyo y la buena voluntad de
diversas personas e instituciones. Vayan entonces los agradeci-
mientos a:
Cada una de las personas que nutrieron este libro con sus
conocimientos y experiencias. Y a cada uno de sus familiares y
amistades, pues nos recibieron del mejor modo cada vez que nos
asomamos por sus territorios. Especialmente, a Dania Licancura,
Constanza Antihuala y Ruth Álvarez, quienes incluso a través del
mundo virtual respondieron atentamente a nuestras interrogan-
tes y dudas.
Gloria Hueitra Calfipán y Gladys Neculpán Licancura, asesoras
de Salud Intercultural del Centro de Salud Familiar Panguipulli.
Sin su excelente disposición y empuje este libro no existiría.
Camila Romero Peiret, Cristóbal Jullian y María Amalia
Mellado por sus comentarios y apoyos en distintos momentos del
proceso de construcción del libro.
Bosque Modelo Panguipulli que en 2014 nos abrió las puertas
para trabajar en este maravilloso territorio.
Proyecto FONDECYT 1151187: "Trayectorias en sistemas
socioecológicos: desarrollo conceptual y aplicación empírica
a nivel municipal en el sur de Chile", Proyecto CRN3 095 del
Instituto Interamerciano para la Investigación del Cambio Global
(Subvención GEO- 1128040) "Conectando servicios ecosistémi-
cos y planificación territorial" (Best-P) y proyecto FONDECYT
1190207: "Develando la naturaleza de las trampas socio-ecológi-
cas: forzantes, respuestas humanas y soluciones potenciales".
� 10
Introducción
Este libro es una invitación a internarse en el bosque de la comuna
de Panguipulli en la Región de Los Ríos de Chile y a los modos en
que los seres humanos que lo habitan se relacionan con él. Al leerlo
se propone poner atención a los usos dados por sus habitantes a
las plantas, especialmente aquellas utilizadas como remedios,
denominadas en la cultura mapuche como lawen (Citarella 2018
[1995]).
Tres son las preguntas principales que emergen como guía del
contenido: ¿Qué es una planta? ¿Qué puede hacer una planta? ¿Qué
interacciones socioecológicas y conocimientos medicinales existen
sobre las plantas? Consecuentemente, el objetivo trazado para
abordarlas es el de explorar la forma en que se genera y mantiene
el conocimiento de aquellas plantas que sustentan la medicina
indígena. Siete son las personas, de seis sectores de la comuna
de Panguipulli, quienes a partir de conversaciones efectuadas el
segundo semestre del año 2018 comparten sus conocimientos,
experiencias y recuerdos sobre la temática. A través de sus relatos
germinan diversas posibilidades para las plantas y también para
las personas que se relacionan con éstas. Posibilidades que se
distancian de lo entendido, en cuanto a los usos y relaciones, por
la cultura chilena y la cultura occidental.
Una idea que recorre el libro es que en la cultura mapuche la
relación entre las plantas y las personas cubre un amplio espectro
de formas. Desde usos y relaciones semejantes a los presentes en la
cultura chilena, como puede ser la ornamentación, hasta formas
diferenciales de impronta más específica, como lo puede ser el
aprendizaje mediante sueños y el que se encuentren asociadas a
entidades no humanas con capacidad de actuar en el mundo. La
amplitud de formas en que el pueblo mapuche se relaciona con las
plantas no impide que exista una disposición a conocer, coexis-
tir y dialogar con distintas sabidurías, prácticas y memorias. Tal
como ocurre en la Mesa de Salud Intercultural, tanto la machi
con el médico, como el kimche con la científica, pueden conversar
y escucharse mientras comparten un mate con yuyos y pan amasa-
do con mermelada casera de frambuesa.
Dentro de la cultura mapuche el acercamiento al bosque y a
las plantas no se agota en su concepción de éstas como un “recur-
so natural”. Si bien las personas cuyos relatos nutren este libro
11 �
movilizan un acercamiento que incluye esta mirada, es preponde-
rante su entendimiento de las plantas como seres activos, implica-
dos y entretejidos en la existencia de las personas y la comunidad.
Los relatos son elocuentes al respecto. Internarse en el bosque e
ir a recolectar lawen es volver al presente figuras maternas y varia-
das enseñanzas. Es recordar que se debe sacar lo justo y necesario
para que en la próxima visita y/o para las vecinas haya suficiente.
Es atender minuciosamente a la personalidad y el carácter de la
planta en el caso que se la quiera trasladar desde su lugar origi-
nal. También es tomar las debidas precauciones para encontrar los
lawen adecuados y evitar suscitar el malestar o los celos de ciertos
seres no humanos que habitan el bosque. Manejar el conocimiento
y elaborar el lawen es poseer un estatus dentro de la comunidad, al
igual que recibir un bebé empachado o la solicitud de un remedio
para el sobreparto. Relacionarse con los lawen es prestar atención
a los pewma (sueño) y a los püllü (espíritus) que a través de estos
se manifiestan y que, entre otras cosas, indican los propios lawen
adecuados, así como también conocer los sitios exactos para su
recolección.
Estas son algunas de las experiencias contenidas en los relatos
que constituyen el libro. Antes de pasar a ellos, se presenta desde
una perspectiva socioecosistémica el espacio territorial en donde
se emplazan: la comuna de Panguipulli, subrayando las particu-
laridades del paisaje natural y construido. Seguida y brevemente,
se exponen aspectos metodológicos y éticos contemplados en el
desarrollo de la investigación que dio como resultado este libro,
y se entrega un esbozo sobre los siete protagonistas y autores de
la obra.
Panguipulli, escenario de los relatos
La comuna de Panguipulli (40 ° 5’S y 71 ° 35’W) es la comuna más
grande de la Región de Los Ríos (ver imagen 1), con una superficie
de 329.899 hectáreas, de la cual menos del 0,5% corresponde a
tierras urbanas. Según el último censo de población, Panguipulli
comprende 33.273 personas, de las cuales el 55,8% habita el
espacio rural (INE, 2018). De esta cifra casi el 30% pertenece al
pueblo mapuche (INE et al., 2005). Aunque el 70% restante se
declara como chileno sin pertenencia a un pueblo indígena (INE
� 12
et al., 2005), la influencia de la cosmovisión mapuche con relación
al mundo y la naturaleza es significativa (Aguilar et al., 2010).
La comuna es reconocida por su potencial turístico debido a
sus atractivos naturales y culturales como lagos, volcanes, termas,
ríos, sus espacios rurales y modos de vida. Por ello en el año 2006,
Panguipulli fue reconocida por el gobierno chileno como "Zona de
Interés Turístico" (ZOIT) y "Destino Sietelagos" (Municipalidad
de Panguipulli, 2012).
Además de ser la comuna más grande, es la que cuenta con
mayor superficie de bosque nativo en la Región de los Ríos, con
207.367 hectáreas, es decir, el 62,8% de la superficie comunal
(CONAF, 2014). Sin embargo, solo un 5% de la comuna está bajo
protección del Estado, específicamente por el Parque Nacional
Villarrica y la Reserva Nacional Mocho Choshuenco (16.968 hectá-
reas), mientras que un 14,7% (48.515 hectáreas) está bajo protec-
ción por iniciativas privadas como la Reserva Biológica Huilo
Huilo y el Predio San Pablo de Tregua de la Universidad Austral
de Chile. El bosque restante se encuentra en manos de pequeños,
medianos y grandes propietarios, donde las principales amenazas
las constituyen la degradación y la sustitución por plantaciones
exóticas (CONAF, 1998; 2013).
Panguipulli es, por lo tanto, representativo de territorios
dominados por agricultura familiar campesina y de lo que algunos
autores llaman "paisajes de desigualdades sociales" (Coomes et al.,
2016). Los pequeños agricultores han convivido en el pasado con
grandes operaciones dedicadas a la tala de bosques nativos y, más
recientemente, con grandes áreas protegidas privadas y empre-
sas forestales, en un entorno institucional que históricamente ha
reforzado la desigualdad y la pobreza (Benra y Nahuelhual, 2019).
Actualmente, la comuna comprende alrededor de 6.000 propieda-
des privadas que van desde 0,02 hasta más de 30.000 hectáreas.
La pérdida histórica del bosque nativo en Panguipulli desde
los años 30’, por deforestación primero y degradación posterior-
mente, así como la paulatina concentración de estos bosques en
un pequeño número de grandes propiedades (Morris, 2018) ha
significado, entre otros, la pérdida de formas de vida y una presión
creciente sobre los bosques remanentes, en manos de pequeños y
medianos propietarios (menos de 1.000 ha). En la actualidad, estos
propietarios de menos de 1.000 ha, representan el 99% del total de
propiedades, pero concentran sólo el 25,5% de la tierra y el 19,5%
13 �
de los bosques (Benra y Nahuehual, 2019). Dentro del segmen- (Berberis spp.), tineo (Weinmania trichosperma) y maqui (Aristotelia
to de pequeña propiedad (menos de 60 hectáreas), la propiedad chilensis) (Betancourt y Nahuelhual, 2017).
indígena es preponderante y se ve seriamente amenazada por la Las políticas relacionadas con la gestión y el desarrollo de los
sucesiva fragmentación de la tierra. Las formas de vida rurales recursos naturales en Chile a menudo descuidan la importancia
en Panguipulli dependen en gran medida de la mantención de los de éste y otros beneficios de los bosques para las comunidades
bosques nativos, los cuales en los últimos 20 años se han degrada- locales. Si bien hay un énfasis claro en maximizar los beneficios
do a tasas que alcanzan 1,5% al año (CONAF, 1998; 2013). El bosque económicos y los valores no materiales de los ecosistemas para la
constituye una fuente esencial de leña, la cual a su vez otorga población local, como lo son los productos de medicina natural y
seguridad energética a estas familias y una fuente de ingreso. De el conocimiento de aquellos que los resguardan, a menudo no son
aquí la necesidad de acciones concertadas e integradas hacia el tomados en cuenta (Daw et al., 2011). Esta omisión podría llevar a
manejo y conservación del bosque. la desaparición de valores culturales como el conocimiento local,
Una de esas acciones es lograr la revalorización por parte de el sentido de pertenencia y la identidad, que están profundamente
la sociedad de aquellos aportes que el bosque hace al bienestar arraigados en el ecosistema.
humano. A esos aportes o beneficios se los ha denominado servi-
cios de los ecosistemas. Ejemplos de estos servicios que brinda el
bosque nativo son la protección del hábitat de distintas especies
de plantas y animales; la regulación del clima; la provisión de
agua limpia para las personas y el ganado; la provisión de frutos
silvestres, medicinas y leña; el sentido de lugar de las personas
a su espacio y territorio y la identidad; las oportunidades de
recreación y las formas de conocimiento local. Estos servicios que
brindan los ecosistemas representan fuentes de empleo e ingreso
y además sustentan las buenas relaciones sociales, la seguridad
y la salud física y mental de las personas, todo lo cual contribuye
al bienestar.
Este libro busca precisamente revalorizar el bosque nativo a
través de las voces de aquellos que resguardan sus plantas para
uso medicinal y comparten su conocimiento en pos del bien
común. La provisión de productos de medicina natural local se
sustenta en la relación estrecha entre las especies del bosque
nativo y las personas que descubren, replican y mantienen su uso
en la medicina mapuche.
Las plantas que dan origen a los productos de medicina natural
local en Panguipulli se obtienen en áreas de bosque nativo, y entre
ellos se encuentran especies como: quinchamalí (Quinchamalium
chilensis)4, paramela (Adesmia emarginata), canelo (Drimys winte-
ri), zarzaparrilla (Ribes punctatum), tiaca (Caldcluvia panicula-
ta), nalca (Gunnera tinctorea), matico (Buddleja globosa), michay

4 En adelante se agrega entre paréntesis el nombre científico la primera vez que se nombre
una planta, salvo en los casos en que no fue posible su identificación.
Localización de los entrevistados en la Comuna de Panguipulli. C. Jullian,
2019.

� 14 15 �
Apuntes metodológicos y éticos generales en La Mesa de Salud Intercultural, así como en las mismas casas
de las personas en distintos lugares de la comuna de Panguipulli.
Los relatos que se presentan en este libro fueron construidos en
un primer momento a partir del trabajo de tesis de Renard Betan-
court (2016) desarrollado bajo la supervisión de la profesora Lau-
Hoja de ruta
ra Nahuelhual. A partir de las personas incluidas en ese trabajo
El libro está compuesto por seis paradas en distintos sectores
se escogieron aquellas que son parte de este libro. El día 3 de sep-
de la comuna de Panguipulli. Comienza con la yerbatera Ruth
tiembre del 2018 fueron citadas a la Mesa de Salud Intercultural
Linquimán de Carirriñe, quien da cuenta de su oficio y del modo
de Panguipulli la totalidad de los participantes con el propósito
en que le fue legado desde la sabiduría de su abuela. Luego Juan
de consultarles su parecer respecto a la construcción del libro
Licancura y Elba Collinahuel de Pullinque exponen su relación con
y, en caso positivo, invitarles a participar. Con una unanimidad
las plantas, en donde aparece la figura de "Sabita" (respectivamen-
de los participantes por materializar el libro5, se sostuvo entre
te: madre y nuera), cuentan sobre temáticas como el ceremonial
el equipo de trabajo y estos, tres acuerdos que son importantes
del ngillatun y diversos tipos de "fumigación". Posteriormente,
de apuntar: i) Con objeto de resguardar debidamente ciertos co-
Elena Catripán de Coihueco refiere su acercamiento y aprendizaje
nocimientos, la información se centraría en prácticas en torno
al conocimiento de las plantas compartiendo junto a su bisabue-
a las plantas y no en el detalle de sus propiedades medicinales
la, escuchando conversaciones detrás de las paredes y durante
ni en consignar minuciosamente recetas. ii) Con el propósito de
sueños. Después, Oscar López de Bocatoma, sector de Llongahue,
corresponder debidamente al conocimiento perteneciente a las
delinea su experiencia asociada a la implementación de un huerto
personas, éstas serían consignadas en la autoría del libro. iii) Con
comunitario en la posta en que trabaja. Seguidamente, Dionicio
la intención de que éstas tuviesen un dominio de la información
Antihuala de Pilinhue comparte generosamente las complejísimas
entregada, se realizarían instancias de validación.
y vitales implicaciones de las plantas en su quehacer de machi.
Sostenidos los acuerdos, se dio paso al trabajo en terreno, el
Por último, Armando Altamirano de Punahue refiere en detalle
que se dividió en dos etapas. Por una parte, se centró en la reali-
sobre el mundo de los hongos y en su alusión a las plantas emergen
zación de entrevistas en profundidad6 a las personas que habían
recuerdos vinculados a procesos históricos relevantes del área y
participado anteriormente con objeto de esclarecer ciertos temas,
del país.
además de la identificación y búsqueda de nuevas personas y la
consiguiente realización de entrevistas en profundidad. Los
días en que se desarrollaron estas actividades fueron el 13 y 14
de noviembre, y el 4 y 5 de diciembre de 2018. Por otra parte, se
llevaron a cabo instancias de validación del material recolectado y
sistematizado: el día 21 de enero y los días 8 y 9 de febrero de 2019

5 Por cuestiones de tiempo y disponibilidad no todos aquellos participantes de la reunión,

que dieron el visto bueno al libro, pudieron ser parte del mismo.
6 Las entrevistas en profundidad buscaron explorar cuatro dimensiones: una de carác-
ter biográfico centrada en conocer el origen de las personas y el modo en que aprendieron
a relacionarse con el bosque y las plantas; otra abocada a los distintos eslabones del ciclo
productivo en la confección de lawen; una tercera sobre el modo en que las propias personas
concebían el relacionamiento con el bosque y las plantas, y las dimensiones culturales y de
relación con otros seres (tanto humanos como no-humanos) implicadas; y una última dimen-
sión que buscó conocer las problemáticas y las proyecciones que las personas visualizan en
torno a los bosques y al conocimiento sobre el uso medicinal de los lawen.

� 16 17 �
Relatos
 Relato 1
Ruth Linquimán Quintumán

Oficio heredado de la abuela

Mi nombre es Ruth Linquimán Quintumán. Nací en 1964. Tengo
54 años. Yo creo que estoy bien en la edad. Soy nacida y criada en
Carririñe. Mis papás vivieron acá toda su vida. Mi papá no más
que se fue después. Él se llamaba José Antonio Linquimán Tromán.
Mi mamá se llamaba Antonia Quintumán Catricura. Mi abuelita
se llamaba Juana Catricura Melín. Ella era la que era médica; luego
mi mamá y, bueno, después yo. Entonces vengo desde los abuelos.
Mi abuelita murió de 110 años. Yo me encuentro privilegiada de
haber conocido a mi abuela, porque ella es una persona que sabía.
No tenía educación formal, pero era muy sabia. Una se acuerda
cuando era chica y se le queda en la memoria. Nunca me olvidé de
lo que ella decía. Y después de ella, quedó mi mamá. Y mi mamá
me enseñó los remedios que ella hacía. Después me mandaba a mí.
Como yo me quedé en Caririñe sola con ella, pienso que por eso el
interés. Mis hermanas se fueron todas a Santiago y ninguna sabe
el tema de las plantas. Éramos siete y soy la última, la menor. Yo
nací de siete meses decía mi mamá. Decía que yo no tenía ni pelos
ni uñas ni nada. Entonces mi mamá me crio en su pecho, porque
yo no lloraba; yo solamente abria la boca. Ella me echaba leche
cuando yo abría la boca solamente. ¡Imagínese qué sacrificio para
ella! Y ella me enseñó; a mí me sirvió todo lo que ella me enseñó
para cuidar después a mis hijos.

Iniciación en el aprendizaje
Aprendí antes de que muriera mi mamá. Ella me mandaba a
buscar remedios y yo veía cómo lo hacía. Ella me enseñó a hacer
remedio y para qué era. Cerca de los 15 años me interesó eso de
aprender lo que mi mamá hacía. Yo tenía 20 años cuando mi
mamá murió. Y ahí yo me quedé sola y al estar sola me interio-
ricé más en la medicina. Para cuidar a mis hijos y también para
mí, para mantenerme, para tener fuerza. Y para tener a mis hijos
igual, porque mis partos yo los tuve la mayoría en la casa. El único
que tuve en el hospital fue el del mayor. Tengo seis hijos. Con mi

21 �
marido tengo cinco. El otro lo tuve como madre soltera; en ese
parto fue que estuve en el hospital.
Antonia Quintumán Catricura en Carirriñe. Archivo personal Ruth Linquimán,
1986.
Cómo atender un parto
Mi mamá me atendió dos partos. Ella me enseñó lo que tenía
que saber si un día quedaba sola, cómo atender un parto. Por
eso es muy importante que la mamá o los abuelos le enseñen a
su descendencia. Porque como mi abuelita era partera, mi mamá
también era partera. Además, mi mamá arreglaba quebraduras
y zafaduras, pero yo no saqué eso. Yo solamente hago remedios y
hago masajes, no me atrevo a arreglar un hueso, una quebradura.
Cuando se quebraba la persona, mi mamá le pasaba la mano y no
sé cómo lo arreglaba. Le ponía después esas cosas de medicina
natural: el quintral de maqui (Tristerix tetrandrus), la parrilla7 y
tantas cosas más que se pueden usar para eso. Yo me quedé con
la medicina de los remedios solamente.
7 Referencia a la zarzaparrilla.
� 22
Mi abuela y mi mamá eran parteras. Mi mamá arreglaba
guaguas, cuando venían mal, ella lo arreglaba. Entonces ella me
enseñó a mí para tener un parto fácil. Si algún día yo estoy sola, sé
qué tengo que hacer, qué cosas tengo que tener, qué remedio tengo
que tomar para facilitar mi parto y qué tomar después del parto
para que yo no me caiga o no me maree; todas esas cosas ella me
enseñó. Entonces yo gracias a esos conocimientos de mi abuela y
de mi mamá que me fortaleció más hasta ahora, he criado a mis
hijos y a mis nietos. A todos les he dado remedio. Eso lo agradezco
mucho.
Enseñanza en la práctica
Yo salía con ella a buscar remedio. Antes de los 15 años la seguía
así no más, pero nunca le pregunté qué eran esos remedios y para
qué. Antes salía con ella, pero era más chica. De los seis años
nosotros andábamos a la siga. Nos criamos solos. Yo acompañaba
a mi mamá. De los 15 años que ya yo dije: "Mamá, para qué es este
remedio. Yo quiero aprender". Entonces ella me llevaba al lugar en
donde estaba el remedio y me decía: "Ya, este remedio es para esto.
Y yo cuando te mande a buscar remedio, tú tienes que venir aquí
y tú conoces ese remedio y donde vayas tú tienes que decir este
remedio me lo enseñó mi mamá y por eso lo conozco". Salíamos
a buscar por la orilla del río, por todo a lo largo. Entrábamos en
otros sitios. Claro, pedíamos permiso, aunque acá la gente no es
mezquina. Nosotros venimos de las termas; en los baños termales
vivía antes la abuelita. Ahí buscaba a la orilla del río la abuelita el
remedio.
Enseñanzas en la montaña
Salíamos con mi mamá a la montaña. Allí me enseñó. Me decía
que en tal parte había eso y me decía: "Si ves un remedio en tal
parte, tú ya sabes qué es eso". "Pero hija", me decía, "usted no tiene
que ir a buscar todos los remedios, usted saca un poco y si se puede
llevar esa planta, la lleva y la planta. Tiene que ir plantando porque
si no se va a terminar. Si usted lo toma mucho, después se corre,
si usted la toma mucho se pierde la planta, se va para otro lado.
La planta es celosa, se pierde, como que se esconde, pero sale en
otro lado si se saca mucho. Sale por otro lado, no es que se pierda".
23 �

Canto junto a las plantas
Es magnífico saber de medicina, saber salir al campo. Y eso
también le hace bien a uno. Usted conversa con las plantas,
conversa con los pájaros, con todo, porque la naturaleza está viva.
Yo canto cualquier corito cuando ando buscando plantitas. Del
culto o así canciones de cualquiera. Mi mamá era igual, ella canta-
ba cuando salía conmigo a buscar las plantas, andaba cantando.
Lo que ella sabía en mapuche cantaba, en mapudungun. Ella canta-
ba: "lei mognen…[hay vida]", "lei mognen Jesús mew [hay vida en
Jesús]", "lei mognen mapu mew [hay vida en la tierra]". Mi mamá, al
igual que yo, iba a la iglesia. Yo creo que ella cantaba porque estaba
contenta. Porque siempre que usted va a buscar una planta usted
tiene que andar contenta, alegre.
No puede ir usted enojada a buscar una planta, porque al ir
enojada usted va a secar la planta al tiro. La planta se va a secar
porque uno anda con los nervios. Por eso hay personas que al
tomar la planta la secan. O sea, la sangre no está bien. O si usted
está enferma, usted le va a sacar una patilla a la planta, se va a
secar porque eso mi mamá también decía que una tiene que andar
alegre. Y tampoco el remedio lo va a ver porque de repente usted
anda caminando y dice: "Mira el remedio", pero antes no estaba
ahí. Al pasar el tiempo usted pasa y está. Usted lo encuentra por el
camino de repente. Eso de andar alegre, de que Dios da las cosas.
El lawen se encuentra en todas partes
Salgo con una canasta y con un bolso. Hay remedio en la tierra,
en los palos, en el agua. El lawen se encuentra en todas partes,
no solamente en la tierra pegado, sino en las piedras, en los palos
y en el agua se buscaba remedio para bebé. Por eso de repente yo
digo: ¡Increíble la naturaleza! Como a veces yo ando en el agua,
dirán: "¿Qué anda buscando en el agua?, ¿pescados?" Pero no son
pescados, es remedio para bebé que se busca en el agua. Busco
en el estero atrás de mi casa que se llama Rañin Tuco. Su nombre
significa que está en medio de todos los esteros, de todas las
aguas. Hay otros esteros cerca también. Eso significa el nombre
del estero: "Al medio".
Voy al cerro y al río que está abajo, el de Liquiñe que da vuelta
allá. También a la huerta y al cerro. Además, algunas que me
faltan las compro en la yerbatería en Villarica cuando voy, aunque
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voy poco. También acá viene un caballero para "el pago"8 a vender
hierba, pero cuando no voy, no compro. Y si voy a Villarrica, voy
a la yerbatería "Hierba Vida" creo que se llama, hay como tres
puestos. Voy a cualquiera de los tres. El caballero que viene aquí
es de Panguipulli. No sé cómo se llamará el caballero, nunca le
he preguntado. Viene con medicina. Como lo conozco le compro
las plantas que le conozco. Primero el canchan lawen (Centaurium
cachanlahuen) que acá no está. De ese hay en Licán Ray, en la orilla
del lago (Calafquén). También trabaja la totora (Typha sp.). Hay
una que sale para la diabetes, laurel de agua, de mar. Eso sale a
orilla de los lagos y del mar. Eso es lo que trae él, porque lo demás
se encuentra acá.
El último remedio
El último remedio lo hice el domingo pasado para un bebé y para
una persona que recién tuvo su guagua. Una vecina me llamó. Me
dijo que su hija había tenido su bebé y que la guagüita lloraba. Y
para eso hay remedio y se les da a los bebés. La señora me dijo que
su hija estaba en Villarrica, pero que iba a llegar el fin de semana.
Entonces yo hice los remedios y se los fui a dejar al tiro. A mí
cuando me piden remedio yo los hago enseguida. Los voy a dejar y
ahí las personas si quieren lo van a entregar o la misma niña viene.
La construcción del último remedio
Yo tomo la hierba. La voy a buscar arriba a la orilla del estero. Se
toma la hierba y los palos que están pegados porque se saca para
remedio. Del quintral siempre se saca una ramita. Es un poqui-
to, no es todo. Se saca un ganchito no más y eso se prepara para
la mamá. Salí sola en la mañana temprano. A mí me gusta salir
temprano. Yo salgo un día al mes a buscar remedio. Salgo siempre
en la mañana. Cuando no me queda remedio sí, tengo establecido
un día para salir al cerro. Entones ahí recolecto todo lo que me
falta de a poco y me vengo. El sábado salí y el domingo hice ese
remedio. El modo en que lo hago: Se hierben todas las plantas y
después se deja que se cuele. En específico, este remedio era para
cuando las mamás tienen bebé y no les queden restos de sangre.
Es para limpiar la matriz. Lo que se llama "sobreparto". Depende
8 Corresponde al día del mes en que se hacen presentes distintos servicios públicos en la
localidad, así como una variada gama de vendedores. Específicamente, el término alude al
pago de las pensiones que en este contexto se realiza.
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cuando la mujer lo puede hacer, puede ser en una semana… Tienen
40 días para tomar remedio. Tienen que tomar porque si no se
le quedan pegados, se hacen cuajerones, coágulos y adentro eso
se pudre. Por eso que después pasa a infección urinaria, a cáncer
después. Por eso es importante limpiar la matriz.
Ruth Linquimán y sus dos nietas recolectando hojas de sauco. Archivo personal
de Ruth Linquimán, 2019.
Transmisión hacia abajo
Ahora salgo sola, pero antes salía con mi nieta que me acompaña-
ba. Y mis hijos, antes cuando eran chicos, yo salía con ellos porque
eran chiquititos, pero después ya se fueron todos a la ciudad.
Primero salía con uno y luego con el otro. Ahora último salía con mi
nieta porque yo crie a mi nieta. La fui a recibir a Villarrica y la crie
acá. Mi nieta tiene 15 años ahora. Siempre buscábamos remedio
con ella, le gustaba. Por otra parte, tengo una nietecita chiquitita
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que viene; le gustan mucho las plantas. Ella busca las plantas, de
repente dice: "¿Quieres tomar un agua de menta (Mentha sp.)?" Yo
le enseño de las plantitas chiquititas que hay. Por eso a alguna de
mis nietas, alguna vez le va a interesar, porque siempre lo que pasa
es que de todos hay solo a una persona a la que le interesa eso. Al
resto no le interesa. Yo les enseño igual a todos. A mis hijos cuando
eran chicos les enseñé todo, ellos saben todos los remedios, pero
ellos después ya se fueron a Santiago. Ya mi hijo vino y mi hija
también. Yo creo que alguno va a seguir con esto de los remedios.
El destino de los remedios
Los remedios que hago son para familiares. Y también para gente
que no es familiar. Me piden remedios para Santiago y Puerto
Montt, por ejemplo. Como mi hija trabaja, es supervisora de aseo,
tiene hartas mujeres a cargo, así que ellas le piden remedios. Así
que yo les mando y en mi cuenta R.U.T. después me depositan.
Vendo, pero igual si acá alguien dentro de la comunidad no tiene
plata, yo le doy remedio igual. De repente me pagan con pollos,
huevos, trigo, patos, gansos, lo que sea, pero yo no les cobro al tiro.
Si alguien me viene a comprar, yo le doy igual. De repente me han
traído papas y zapallos de la huerta igual. Además de Santiago y
Puerto Montt mando remedios a Villarrica, Lican Ray, Coñaripe
y, claro, Liquiñe también. Esto es acá, dentro de la zona. Porque
además de repente a los niños que llevan a la posta, van de vuelta
y se pasan para acá.
Apoyando la salud local
Pasan aquí porque no les hace efecto lo de la posta. De repente
están con diarrea, están con vómitos y diarrea juntos o están
empachados. Son niños chiquititos y yo los atiendo. También
guaguas que nacen recién de repente. Que están enfermos de
la guata y eso tiene un nombre en mapudungun. Se llama fukun.
Cuando la guagua tiene fukun la guagua llora, tiene algo en la
guata que le molesta. Fukun, es el nombre mapuche, yo creo que
eso es cólico que le llaman los doctores, medio parecido. Y en
la posta no se resuelve eso. Pero fuera de eso el fukun si tienen
adentro, a lo mejor tienen alguna heridita en su guatita al lado
del ombligo, porque siempre les duele esa parte. Los niñitos donde
tienen la uretra se les hincha. Entonces también les duele. Y el
médico para eso no sabe qué remedio utilizar. Entonces me pasan
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a mí esas guagüitas para acá. Voy a buscar a la huerta y a veces
también tengo congelados los remedios. Así que los descongelo y
le doy. Y eso de congelar lo hago, porque de repente hay gente que
viene de lejos, viene en el bus y se baja, sobre todo los días sábados.
Se baja y me dice: "Vengo a pedir remedio". O me llaman. Yo les
digo: "Ya, vengan". Entonces en la noche yo les descongelo y hay
que darles un hervor porque eso está congelado. La congeladora,
la hielera, marca Fensa que tengo es sólo para los remedios. La
compré el año pasado en Temuco. Antes enterraba los remedios en
la tierra dentro de botellas o en el agua para que se mantuvieran.
Ahora no, porque ahora los mantengo ahí.
Tipos de enfermedades
Las enfermedades de las que me hago cargo son varias. Nombré
ya el fukun, el otro se llama konuwen que es cuando se les inflama
la uretra a los niños. También el empacho. Y cuando tienen una
hernia o cuando lloran mucho las guagüitas hay un secreto que se
les hace. Otro cuando las guaguas nacen con el sueño cambiado y
lloran de noche y de día duermen. Entonces hay un secreto para
eso y tiene que ver con hierbas. Y si tienen hernias hay un secreto
que se le hace en el canelo o en el higo. Cuando tienen flema, todo
eso y tos. Todo eso normalmente yo lo atiendo y le hago remedio.
También adultos atiendo. Cuando tienen el pecho atascado o no
pueden respirar o tienen mucha tos o si se inflaman, se hinchan,
hay remedios para todo eso. El médico a veces le dice que tiene
al colon, puede ser como flema, pero con remedio de hierbas se
puede sanar eso. Y eso viene del sistema nervioso, porque cuando
la persona es nerviosa nunca va a sanar de eso ni por más que vaya
al mejor médico. Uno tiene que poner de su parte, si no también va
a andar mal. La alimentación tiene que andar bien, comer sano, no
que el médico tenga que decirle que usted tiene que comer sano.
Por eso le decía que la medicina me ha servido mucho incluso
para mí. Si yo me siento mal de repente, o cansada, me tomo un
remedio de hierba y eso me sana. Otra cosa es lo relacionado con
el oído. Igual las muelas. Y el masaje que yo hago también. Hago
ungüentos de hierba para masaje, son macerados. Ese ungüento
lo aprendimos en un curso en la posta de Liquiñe. Esto lo hicimos
en la Escuela de Río Hueico. Vino una persona funcionaria de
Neltume que nos vino a enseñar. Ahí aprendimos eso y por eso
ahora nosotras estamos en la Mesa de Salud Intercultural de la
� 28
posta, eso es acá, en Liquiñe. Entonces si los niños no se sanan,
ya uno puede sanarlos con medicina natural. Y eso pasa harto.
A mí me han traído niños a las 12 de la noche. A la hora que sea
yo atiendo a un niño. Por eso tengo bastantes remedios. Los dejo
secar y esos los tengo en bolsas de papel en otro lado. Esos los
seco en la mesa o voy a otro lado. Uso papeles para eso. Hay que
dejarlos así no más, pero que no les dé mucho el sol no más. Uso
diario o incluso un pote. Hace un ratito estuve secando una flor
de notro. Ah, y la migraña igual la sano, el dolor de cabeza. Yo
los embolso después de secarlos. Pero sólo lo hago remedio, no
lo vendo. Yo solamente los uso para remedio. Vendo el remedio
hecho, no trabajo en venta de plantas. Hago plantas eso sí, pero no
para ventas. Las trasplanto y así hago más plantas en potecitos.
Pero eso es para mí, para remedio. Pienso que para trasplantar
bien hay que tener buena mano, no ser nervioso, no tener ningu-
na enfermedad, por lo menos los diabéticos no pueden plantar
porque secan a las plantas.
Además del canto
Hay que ir al bosque con la energía buena, siempre andar bien.
Yo entiendo todo el mapudungun, pero para conversar correcta-
mente me equivoco. Yo entiendo todo el mapudungun. Les hablo
a las plantas en mapudungun o en chileno. Les digo: "Voy a pasar
a buscarte un poquitito y tú te quedas ahí". Porque yo no puedo
sacar toda la planta. Le pido permiso para sacar un ganchito. No
se puede sacar todo, porque si no se terminaría. Entonces si uno
puede plantar aquí y no ir a buscar al cerro, estamos bien. Por acá
uno saca una patilla, uno la trasplanta y eso se entierra y hace raíz.
Usted mismo lo planta. Por ejemplo, hace poco hice unas planti-
tas de parrilla así. Está bonita. La trasplanté el otro día. Como
está lloviendo estoy sacando patillitas. Entonces después voy a
plantar toda la orilla del cerro para que no se termine. Si necesita
un remedio apurado no voy a ir allá arriba, no puedo, entonces
tengo que tenerlo acá abajo. De a poco. Tampoco puedo traer todo.
Porque tiene que haber allá para que no se termine
Cada remedio es específico
Al ngillatun no voy. Mi abuelita iba, pero ya mi mamá dejó de ir. Yo
voy a la iglesia. Cuando hago mis remedios los bendigo, le pido a
Dios que bendiga esos remedios para la gente. Si yo hago remedios
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ellos lo toman bien porque no es una cosa mala. Cuando termino el
remedio lo bendigo. Le pido a Dios que bendiga los remedios para
que esa persona se sane; para la persona hacia la que va el remedio.
Si me piden el remedio va para esa persona, no voy a hacer harto
remedio para todos. Aquí cada cual viene a pedirme para la úlcera,
para el estómago porque se hincha mucho, por ejemplo, cada uno
es aparte. Cada remedio es específico. No salen de una sola olla
para darles a todos.
Sabiduría y diferencias
Los machi vienen por cantidad a pedirle remedio. Eso es lo que
hacen ellos. Porque van a su casa supongamos 10 personas. Ellos
tienen que hacer en ese rato para 10 personas y son esos los que
hacen una sola olla. Yo no, porque de repente me llaman antes,
me dicen: "Oye, para tal fecha necesito remedio", y yo lo hago.
Tampoco voy a andar corriendo. Hago para cada persona, indivi-
dualmente. Pero, igual comparando, normalmente yo no sueño
con plantas. De repente sueño cuando va a pasar algo y eso nada
que ver con las plantas. Yo digo que las médicas, las machi sueñan
con eso, yo no. Yo tengo otro don, no tengo el don de las machi. Y,
claro, normalmente las personas antiguas saben. la abuelita siempre recibía de todo cuando hacía medicina, enton-
Yo he aprendido de las viejitas antiguas que de repente conver-
san. A mí me queda todo guardado eso. Nunca se me ha olvidado
eso de las viejitas. Por eso ahora estoy anotando, porque de repen-
te me voy a olvidar. En un cuaderno anoto para no olvidarme. Hay
viejitas antiguas que saben mucho.
Continuidad de los lawen
Normalmente casi no vamos a terrenos privados. Los remedios
están más por la orilla de la quebrada, por los palos. En los
lugares donde todavía no está cerrado. Porque son como cerros,
de subida, entonces la gente bota palos no más, no cierra. Bueno,
algunos sí son privados y se pide permiso no más. Acá adelante
los Pitrillanes que tienen entrada para el río, entonces yo les pido
permiso y paso donde ellos. Les pido permiso y les digo que voy a
buscar remedios al río. Me dicen que pase no más. A ellos yo les
doy remedio también. Yo acá le doy a toda la gente, toda la gente
me conoce. Al que le pregunte le va a decir. Yo no tengo problemas,
no me gusta andar peleando con nadie.
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Entonces hasta el momento yo no he tenido problemas. No
tengo problemas de que alguien me pueda decir: "Tú no puedes
pasar aquí, no puedes ir a buscar tal remedio, porque acá es priva-
do". Todavía no llegamos a ese tema. El problema acá es que si de
repente uno quisiera trabajar, tener un local, ese es un problema.
No hay mucho apoyo en eso, porque ya hay que sacar un permiso y
ese permiso no sé cuánto tiempo es y qué resultado tiene. Esa es la
dificultad que uno ve. Yo a lo mejor podría tener mucha clientela,
pero no me dedico totalmente a eso. Pero no me defraudo, porque
la gente de aquí de la zona siempre me está pidiendo remedios. Y
eso para vender aquí o para vender para afuera sería el problema
para uno. Pero en este momento no me interesa mucho el vender
para afuera porque la gente de la comunidad me conoce y siempre
está aquí y nunca me falta nada. Ellos siempre dicen: "Te pedimos
un remedio y te pagamos cualquier cosa". Para mí no es problema,
les digo: "Vengan no más". O a veces me están debiendo y yo ni
me acuerdo. Pero son cosas que pasan. La medicina uno no puede
tenerla escondida, no puedo yo decir: "Yo sé medicina y me voy a
hacer millonaria por la medicina". No puedo, porque vengo de una
familia humilde, pobre, mi familia no era que tenía plata, entonces
ces yo hago lo mismo. Y es un privilegio, un don de Dios para poder
trabajar en esto.
Ruth Linquimán secando flores y hojas de notro (en papel y un colador, respecti-
vamente) en su casa en Carirriñe. P. Rojas, 2018.
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Me gustaría que alguien de la familia se queda-
ra con esto
Lo ideal sería que no se terminara esto. No sé, si el que sepan
afuera o en otro país cómo será, será lo mismo que acá, no sé,
para que apoyen esto, lo que uno hace, que se sepa eso. No sé qué
pensar en eso, qué se podría trabajar esto o conversar o decir o qué
se podría hacer. Que no se perdiera esto no más. Dónde mandar
eso, qué hacer para seguir con esto, porque después uno no va a
estar aquí, pero si alguien de la familia va a seguir con esto, me
gustaría que alguien de la familia se quedara con esto. Como yo
lo hice, y como mi mamá lo hizo con su mamá. Yo creo que alguna
de las nietas seguirá. Y, bueno, si algún día se viene mi hija que
está haciendo su casa también podría ser. Pero repito: que esto
siga y que la gente conozca la medicina. Y que esto siempre se
apoye, porque es una buena causa. Que nunca se termine, que
siga adelante.
haciendo plantas. Por eso yo planto aquí y planto acá. Tengo la
ratonera (Ratonera picona). Esa también me la dio una vecina.
Me la regaló. Y a la orilla del cerro tengo hartas. El nolquín ese lo
fui a buscar arriba al cerro. La menta piperita (Mentha piperita)
también me lo dio una vecina. Romero (Rosmarinus officinalis),
ese lo compré donde una vecina. El romero igual con una patilla
usted hace plantas. Yo trabajo el romero, así que estoy haciendo
hartas plantas chiquititas. Todas las plantas las voy trasplantan-
do para todos lados. También las dejo en la huerta. Y la huerta la
voy cambiando. Porque de repente sembramos aquí y cambiamos.
O se meten las ovejas. Entonces voy cambiando las plantas igual
junto con la huerta.

Afuera en el huerto
Acá he estado siempre, acá he vivido toda la vida. En la pandere-
ta hay un árbol, se llama Huella (Corynabutilon vitifolium). Ese a
mí me lo dieron de unas plantitas, una señora de Río Hueico. De
ahí yo le saqué patillas e hice más plantas. Al lado tiene el ajenjo
(Artemisia absinthium). Mi mamá la tenía acá, yo lo voy trasplan-
tando. Cambiando de huerta, antes la tenía en otro lado. Es que
eso no se pierde si usted lo va trasplantando, la planta nunca se
pierde, hay que ir haciendo más plantitas. Si no esa planta después
se envejece y después se agusana y se pierde. En la parte de atrás de
la casa las he plantado yo, porque mi mamá también tenía hinojo
(Foeniculum vulgare), pero se metieron las ovejas y se las comie-
ron todas. El hinojo lo traje de la posta de arriba, porque en la
posta había mucho y como empezamos a trabajar con la Mesa, nos
dieron patillitas. Tengo éter (Artemisia abrotanum) que traje de las
termas Manquecura hace años. La voy trasplantando no más. Por
allá tengo una mata, pero lo trasplanté para acá. También parri- Retrato familia Ruth Linquimán en Carirriñe. De izquierda a derecha: José Lin-
quimán, Antonia Quintumán y Juana Catricura (arriba); Herminio Linquimán y
lla tengo y esa la traje del cerro. Igual que el sauco (Pseudopanax Esterlina Linquimán (abajo). Archivo personal de Ruth Linquimán, 1946.
laetevirens). Miki (Ochna serrulata), una plantita chiquitita la
traje del río Liquiñe. Tenía hierbabuena (Mentha spicata). Y eso
de siempre de acá. Esa no se pierde. Está la ruda (Ruta sp.) y esa
la compré donde una vecina por acá cerca. Porque también eso se
tiene que trasplantar, porque si no se pierde. Siempre hay que ir

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 Relato 2
Juan Licancura Painefilo
y Elba Collinahuel Collinao
Juan Lincacura Painefilo
Mi nombre es Juan Licancura Painefilo. Nací en el año sesenta
y uno. Cuando me empecé a dar cuenta y a reaccionar fue por
el año setenta. Recuerdo muy bien que aquí mi padre tenía un
bosque de árboles grandes. Había laureles (Laurelia sempervirens)
que medían un metro cincuenta de diámetro. Y en ese tiempo la
gente se dedicaba a vivir de la madera. Mucha gente de afuera
venía siguiéndola. El pequeño campesino también se dedicó a
explotarla. Hoy día no vemos ningún árbol gordo. Pero nosotros
hemos conservado el palo gordo. Tenemos rodajas de esos árboles
inmensos. Hoy día queda puro renuevo.
Juan Lincancura Painefilo en su casa en Pullinque. P. Rojas, 2018.
Mi papá se llamaba Juan Licancura Rayenpán y mi mamá
Sabina Painefilo Huichamán. Yo nací en Pullinque. Allá vivía-
mos nosotros. Un poquito más abajo de donde vivimos ahora.
Al ladito teníamos una casa. Mis papás fueron nacidos y criados
aquí también. Mi papá fue heredero de esta tierra. Y mi mamá
era vecina, era de allá del otro lado, nacida y criada en la zona de
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Pullinque bajo. Nosotros somos diez hermanos y quedamos vivos
ocho. Yo soy el quinto después de tres hermanas y un hermano.
Relación familiar con plantas y árboles
Entonces yo me empecé a dar cuenta de cómo mi padre y mi madre
conservaban ciertas relaciones con las plantas. A ellos les gustaba
mucho plantar árboles frutales. De distintas frutas. No les tinca-
ba mucho plantar árboles nativos. Pero sí plantar frutales. Por
ejemplo, la quinta en donde vivo estaba antes de que yo naciera. Al
comienzo la hizo mi padre. Ahora quedan un par de árboles. Pero
los grandes se están cayendo todos. Había manzanos, duraznos,
ciruelos. Había muchos duraznos rojitos, peladitos. Había muchos
de esos. Y muchas ciruelas antiguas. Unas que ya ni me acuerdo,
pero la conocíamos como la mapün. La ciruela mapün. Era una de
las primeras ciruelas que hubo.
Mi mamá era muy historiadora. Ella sabía mucho sobre la histo-
ria del campesino y conversamos mucho con ella. También sabía
mucho de medicina natural. Por ejemplo, para los resfríos, los
dolores de estómago, dolores de cabeza y musculares. Ella sabía
mucho. Y todo lo sacaba de plantas y de árboles.
Reconociendo el bosque
Uno cuando es joven bien poco le tinca. Si a nosotros nos hubiera
tincado más, hubiéramos aprendido mucho. Aunque aún conser-
vamos cierta parte. Aquí nosotros no hacemos esas astillas que
venden como leña. Hace varios años nos tincó replantar árboles
naturales y conservar los medicinales que nos dejó nuestra mamá.
Manteniéndolos, de cierta forma. Por ejemplo, tenemos el canelo.
El canelo es un árbol que protege la vivienda. También tenemos
árboles que son antiparasitarios para los animales, como el boldo
(Peumus boldus), el kukulen o el Tilo (Tilia sp). Y así tenemos un
gran número de árboles que uno conoce. Pero que cuando uno se
tupe no puede ni nombrarlos.
Yo creo que el saber de plantas tiene como dos cosas. Primero,
es que uno sea campesino y conviva con las plantas. Y lo otro, es
que se interese en las clases de plantas. Porque hay gente que
camina y camina y no le interesan las plantas que ahí se dan. Lo
mismo que cuando uno va a Huilo (Huilo Huilo)9. Por ejemplo, el
9 Corresponde a una reserva privada abocada al turismo y que se emplaza en el sector cordi-
llerano de la comuna.
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tour que les hacen es para conocer los árboles y resulta que no les
llama la atención. Pero acá cuando uno ve un coihue (Nothofagus
dombeyi) dice: "Ah, por ese coihue voy a pasar". Eso pasa al conocer
los árboles. Porque uno al verlos desde lejos ya los está conociendo.
Entonces uno lo tiene como tan grabado que lo conoce al tiro. Por
ejemplo, el kukulen. Ese se da harto en las partes cordilleranas y
no tanto en la zona de las pampas. Y el kukulen es un antiparasi-
tario muy bueno para los animales. Y uno al verlo ya está diciendo:
"Mira, ahí hay un arbolito de kukulen".
Yerbateros
Pero el yerbatero no se identifica casi por las plantas. Al yerbatero
le preocupan las plantas porque es su recurso. Se preocupa por su
economía. Él no va a buscar las plantas, las manda a buscar. No
hace ese trámite que hace cualquier otro que no es yerbatero. Que
cuando se va a hacer remedio hay que ir a buscar las plantas. El
yerbatero es el que cobra po’. Él mira y dice: "Usted tiene esto". Pero
tiene un fondo grande donde echa hierba y a todos les da lo mismo.
¿Pero cómo les va a servir la misma hierba? No les sirve. Entonces
la persona enferma va al hospital y cuando llega le pronostican:
"No. Usted tiene cáncer. Le quedan tantos días de vida". Ese es el
yerbatero. Y la otra parte que yo encuentro negativa del yerbatero
es que ellos dicen que escuchan. Pero yo no creo mucho en eso.
Yo encuentro que el yerbatero tiene una falencia. O un poder de
convencimiento para el paciente. Cuando lo mira y le dice: "Sabe
que usted tiene un mal". Eso a mí no me convence. Al final es un
poder como para echarle susto al paciente.
El oficio de "Sabita" y la transmisión de
conocimiento
Mi mamá le hizo medicina a muchas señoras, a muchas. Yo creo
que ella hasta cruzó la frontera. Era bien seria. Cuando le traían
guagüitas ella miraba y decía: "Ah, tiene esto". Y a las señoras igual
cuando las miraba. Su suegra le enseñó esa medicina. La mamá de
mi papá se llamaba Celinda Rayenpán. Ella era la suegra de mi
mamá. Supuestamente era de este lado, pero era de más lejos. Y
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el papá de mi papá adquirió esta tierra. A él le dieron el Título de
Merced10.
Mi mamá no sabía leer ni escribir. Entonces cuando yo estuve
un tiempo en la escuela, le decía a la Sabita: "Mira, tú no sabes
esto. ¿Pero cómo lo aprendiste? ¿Con quién?’’. Entonces me daban
ganas de hablar con ella. A mi mamá le gustaba mucho hablar, era
bien parecida a mí que me gusta mucho. Yo puedo amanecerme
hablando y no me da sueño. Pero me quedo callado y me duermo al
tiro. Mi mamá era más o menos parecida, por eso conversábamos
mucho. Ella hacía esos hilos con los husitos11. Y yo para no estar
ocioso le torcía los hilos. Entonces le hacíamos la misma pega. Nos
quedábamos hasta las dos o tres de la mañana, y seguía hablando.
Y ahí yo le decía: "Ya, Sabita, anda a acostarte", porque ya estaba
sufriendo mucho del sueño.
Ella ocupaba muchas hierbas chicas y grandes. Cada una
para cierto tratamiento. Eso es más o menos lo que se hacía. Yo
conversaba mucho el tema con mi mamá. Yo le decía: "Sabita, no
te estarás metiendo en algo peligroso. Porque estás entrando a los
úteros. A los ovarios de una mujer. No estarás haciendo algo…".
Con mi mamá conversábamos muchísimo. Y a mí me quedó la
conversa, pero no me quedaron las plantas. Aunque todavía se
puede aprender porque no está cerrado y oculto. Está así nomás.
O si no habría que pedirle permiso a la persona.
Y así se da nomás. Con la voluntad. Porque mi mamá hacía lo
mismo. Una vez le planteé el tema y le dije: "Nosotros, me parece
que estamos mal inspirados. ¿Por qué no hacemos una consulta,
Sabita?’" Tenemos concretos los productos. Y son verdaderos,
creíbles. Tenemos seriedad’’, le dije yo. "Hagamos una piecita. Yo
soy tu charlatán afuera, yo te hago pasar a la gente. Y tú en una
piecita cobras por cada consulta. Por decir algo", le dije. Nunca
nos atrevimos a hacerlo. Ella se reía no más. Me decía: "Ya, algún
día lo vamos a hacer". Pero nunca lo hicimos. Y ahí una vez dije:
"Nosotros no estamos destinados a tener plata". Porque había
un yerbatero. Un machi que vive por aquí, entre Panguipulli y
Villarrica. Ese por cada consulta cobraba treinta lucas (pesos
chilenos). Y estaba lleno todos los días. A él le iba muy bien. Y no
10 Instrumento jurídico con que el Estado chileno reconoció la propiedad indígena luego de
la ocupación de su territorio en el proceso denominado eufemísticamente como “Pacificación
de la Araucanía”.
11 Referencia al huso de hilar la lana de oveja.
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era tan bueno que digamos. Era ahí nomás. Lo único que tenía es interesa eso. Nos interesa que le vaya bien a la gente. A nuestro
que era joven. Ese se descubrió más o menos por el ochenta y por campesino. Los que vivimos en la tierra. Y hacemos una ceremo-
el noventa ya tenía una flota de taxis trabajando. No, ¡si se hizo nia para todos. Por eso nosotros no vamos a las iglesias, porque
grande! encontramos que hay una diferencia. Por ejemplo, cuando un
Por allá hay dos médicos. Son dos machis yerbateros. Y a uno pastor predica empieza a criticar a sus propios hermanos, a ese
de ellos, por razones de la vida, llegué a hacerle un trabajo. Yo que toma, al que juega, al que escucha la música muy fuerte. A ese
trabajaba con madera. Y un día yo estaba ahí y llegaron a verlo dos que mete mucho boche. Entonces está diciendo algo que no está
gringos a su consulta. Y el machi estaba conversando con nosotros practicando. Ellos dicen que hay que cantar fuerte porque Dios
cuando vio que venían los gringos. Se fue por atrás y se metió para quiere una energía. Pero se contradicen solos.
adentro. Y yo dije: "¿Por qué se metió?". Quedé pendiente de la
puerta y todo, para cachar (saber) que iba a hacer. La señora les
hablaba. Y ahí estuvo un rato conversando y les dijo: "Ya, se va a
desocupar y van a pasar". Y les abrió la puerta. Yo estaba más o
menos al frente. Y él estaba sentado atrasito de una mesita, vesti-
do con manta. Con trarilonko12 y con una chiripa13 representando
su machi. Y pasaron, y se demoraron. Cuando salieron yo me puse
a trabajar. Y después de doce (mediodía) dijo: "Ya, vamos a descan-
sar". Y ahí salió para afuera otra vez, a conversar con nosotros. Yo
le dije: "Vamos a echarnos una respirá (descanso), socio. ¿Cómo le
fue?". "Bien", dijo. "¿Y estos de dónde vienen? Estos vienen de…",
dije. Y le pregunté: "¿Estos tendrán un precio distinto?". "No, a
estos… a estos hay que darles duro no más", dijo. Y en esa parte
como que me gustó porque decía que para los peñi (hermanos) hay
un precio. Pero para ellos no.
Yo creo que nosotros no estábamos destinados a hacernos plata
de esa forma. Si no yo no estaría haciendo esta pega. Habría estado
en otra, porque mi mamá me hubiese dejado parado. Nos habría-
mos hecho mucha plata.

El ngillatun
Nosotros tenemos una cultura. El ngillatun lo conservamos, pero
Sabita en la Feria Campesina de Panguipulli. Archivo personal familia Licancura
es bien privado. Se hace solamente donde hay que hacerlo. Allá en
Collinahuel, 2003.
la pampa. Uno se viste y trabaja. El ngillatun dura cuatro días. Pero
también puede durar dos o tres. Un ngillatun es parte de la cultura
mapuche y de la ceremonia que hacemos nosotros. Y somos los Problemáticas
únicos democráticos. Cuando nosotros nos juntamos y hacemos La fumigación evangélica es como la de fumigar plantas. Por
la ceremonia se hace para toda la gente. Nosotros no decimos: ejemplo, hoy día el hermano evangélico anda puerta por puerta.
"Este que es alcohólico. O negro, flaco, o gordo". A nosotros no nos Yo creo que a más de alguno va a ganar. Esa es una fumigación
también. Por otro lado, la migración. Porque hoy día el niño no
12 Cintillo mapuche utilizado especialmente en ceremoniales.
13 Vestimenta masculina semejante a un pantalón que cubría especialmente los genitales.
está. La educación no está para que el niño se quede. Hoy día la

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educación es para que el niño se vaya. Yo siempre me he pregunta-
do. Si el papá sale a jugar el día sábado, va a llegar tarde. Y el niño
llega el día viernes pero el sábado el papá va a estar durmiendo.
Y si el papá sale otra vez el domingo y llega en la tarde. El niño va
a estar durmiendo, y el día lunes tiene que irse temprano para el
colegio. Pero el papá se levanta tarde porque llega tarde, entonces
¿En qué momento se ven? ¿En qué momento se relacionan? ¿En qué
momento conversan? ¿En qué momento le entrega su sabiduría?
¿En qué momento…? No hay.
Y si el niño se licenció del cuarto medio. Las carreras que
tenemos en el cuarto medio son forestal, gastronomía, mecánica
y entre otras cosas más. Entonces el niño va a tener que ir a pedir
trabajo en donde esté la mecánica. Donde esté la CONAF14. Donde
esté el fundo. Allá tiene que ir. Entonces el niño entró a la escuela
y los papás perdieron a su hijo. Se fue, o sea, se va yendo de a poco.
Y el niño se va y toma otra mentalidad.
Eso es lo que nosotros siempre hablamos. Felizmente hemos
tenido ese don, esa suerte digamos. Porque la hija tiene veinti-
trés años y todavía está con nosotros. Cada tanto tiene un lapsi-
to de Valdivia, pero ella puede venirse. Y se viene al tiro para
acá. Ella vive en Valdivia, allá estudia. Ya le queda poquito en
la Universidad Austral, en Valdivia. Ella alcanzó a conocer a su
abuelita.
Yo creo que la vivencia que se tiene hoy en día es que se haya
instalado la ruka15. Es una vivencia, porque esto en la salud profe-
sional no tiene validez. Hoy día felizmente se está tomando esa
parte de la medicina natural. Y está teniendo validez. Yo creo
que el problema que va a pasar es que no va a faltar el que se va
a querer tomar todo. Porque así son los chilenos hablando con la
verdad. No va a faltar el profesional que va a querer hacer esto y
después le va a hacer un seguimiento y se va a hacer famoso. A lo
mejor se va a instruir profesionalmente, y ahí viene lo que va a ser
una pérdida. Porque los mapuche, los campesinos, los más humil-
des, han conservado esta parte, pero se valoriza a esas personas
que han conservado la otra parte. Así los que se han muerto ya
están perdidos.
Sobre la publicidad y los medios de comunicaciones, no me
gusta la Radio Picarona porque vino a invadir el aire. Como que
14 Sigla que designa a la Corporación Nacional Forestal.
15 Se refiere a La Mesa de Salud Intercultural.
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se quiso adueñar de todo el aire y a mí no me gusta la invasión. Y
si fuera una cosa así también debiera preocuparse de esto. Dejar
algo, una semilla que digamos. Por ejemplo, acá al más humilde
nunca se entrevista. Yo me puedo morir aplastado y no voy a salir
en las noticias. Nosotros tenemos mucha validez, pero el problema
es que nadie nos valoriza. Yo antes me sentía igual. Como el último
pelo de la cola. Tuve suerte de salir del país en el noventa y cinco.
Cuando salí me sentía como el más pobre, yo decía: "¿Y para qué
vine?, ¿para qué me subí a este avión?". Y cuando se fue elevando
el avión yo me quería tirar para abajo. Pero terrible. Resulta que
cuando llegamos a Quito yo era la persona más principal que iba
en el avión. Toda la prensa se me vino y ahí me di cuenta. Y más
encima yo fui vestido como cualquiera. Yo debería haber ido vesti-
do como mapuche. Pero ahí me explicaron, las mismas entrevistas
me fueron enseñando. Porque resulta que nosotros tenemos un
mundo, tenemos espacio y aire. Lo que encontró la Radio Picarona
y vino a invadir es el aire. Porque la Radio Picarona dijo: "Aquí hay
harto aire. Yo me voy a meter aquí a invadir esta cosa". Y ahí me
di cuenta yo. Me empecé a valorar como persona. Como mapuche
y científico. Yo llegué allá como un hombre de mucha ciencia. Me
hicieron una entrevista en español y después me preguntaron
si podía decirlo en mapudungun, como yo lo veía. Y ahí tuve que
hacer un discurso en mapudungun.
Elba Collinahuel Collinao
Me llamo Elba Collinahuel Collinao. Cuando me casé con
Juan Licancura me vine a vivir para acá. Yo vivía en el sector
Tralahuapi. Al norte de acá. Mi papá se llamaba Francisco
Collinahuel Cayicul y mi mamá Juana Rosa Collinao Vera.
Ellos llegaron desde Tralahuapi. Eran vecinos y ahí nacieron
los dos. Y cuando llegué aquí mi suegra, la Sabita, me enseñó
de remedios. Me aprendí algunos, no todos. Una vez dijo: "Ya,
mañana me voy a sentar a escribir". Dijo que íbamos a hacer un
libro donde dejáramos anotados todos los remedios y árboles
que conociéramos. Pero no lo alcanzamos a hacer porque falle-
ció de un ataque. De un día para otro. Yo en ese tiempo tenía
treinta y uno más o menos. La idea era hacerlo para que yo
aprendiera todos los remedios que ella sabía. Porque a nadie
más de su familia le gustó aprender de los remedios. Ni sus hijos
o hijas. Yo me aprendí como tres que eran los más necesarios.
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Los que más se ocupaban eran el remedio del empacho, para las
guaguas recién nacidas. También para el sobreparto y, número
tres, los remedios para el resfrío, que eran los más fáciles de
hacer. En esos se ocupa el tilo, laurel, boldo (Peumus boldus)
y la menta. Esas son para el resfrío. Pero para el remedio del
empacho se necesitan más hierbas.
Aprendiendo a preparar remedios
Antes de venir para acá yo no sabía preparar nada. Aquí me los
aprendí con mi suegra. Ella me enseñó. Un día que iba a salir
a buscar los remedios me dijo: "Vamos, que voy a ir a buscar
remedios para que usted los aprenda. Yo algún día me voy a morir.
Y si usted los sabe, le va a hacer remedios a su hija y a la familia
cercana". Ella le hacía remedio a la familia. Siempre dentro de la
familia y a alguna gente que venía de más lejos. Ellos sabían que
ella hacía remedios. Para el sobreparto, por ejemplo. Porque no
lo conoce nadie. Igual que el empacho. Uno va al hospital y no lo
conocen. No saben qué es. Y el sobreparto es cuando la señora
tiene que botar todos los líquidos que quedan adentro después
de tener la guagua. Eso en el hospital no lo hacen. Entonces ella
hacía el remedio y le daba para que tome. A mí también me lo dio.
Es para botar todo lo que queda como los restos de la placenta, y
no se formen los tumores. Y después dicen que se enferman de
cáncer al útero si no se hace.
Usualmente le solicitaban eso a mi suegra. Remedios para
el sobreparto y para el empacho de las guaguas. Cuando hay
empacho es porque se les queda pegada la leche adentro. Cuando
le pasaba eso a mi hija yo iba a buscar las hierbas y le preparaba
el remedio. No era necesario ir al hospital porque la niña estaba
empachada. O sea, le dolía la guata.
Esas cosas aprendí de mi suegra. Cuando ella me empezó
a enseñar, me enseñó los remedios para las guagüitas recién
nacidas. Cuando a los cuatro días se ponen amarillas y en el hospi-
tal le dicen que hay que ponerlos al sol. En el desayuno ella me
decía: "Hoy día vamos a ir a buscar remedios para esto, porque
necesito hacerlo. Ahí íbamos para allá, y en tal parte estaba la
hierba". Y me llevaba y me decía: "Ya, mira, se echa esta parte de
la hierba". Y para cada cosa yo le iba preguntando. Y así me iba
traspasando las enseñanzas. La sabiduría. En teoría y en práctica
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al tiro. Ella iba sacando y diciendo. Y esos remedios no se encuen-
tran en todos los lados. Están en ciertas partes no más.
El bosque en la huerta
Las plantas del huerto se sacan del campo para tenerlas a mano y
no tener que salir a buscarlas. Generalmente en la huerta se tiene
plantado para lo más fácil. Eso es lo primero. Entonces uno va y
se hace un remedio de emergencia. Por ejemplo, cuando el niño
se enfermó y no podía ir de noche a buscar al monte. Y ahí uno va
fácilmente a buscar el poleo, la hierba buena y el paico (Dysphania
ambrosioides) que siempre se tiene. Uno de antemano planta eso
en la huerta. Y le da el remedio para que le calme el dolor. Lo va a
buscar, lo lava y se le deja caer en el agua caliente. Y el niño tiene
que tomarlo caliente, al tiro. Si es un niño muy chico se le va dando
a medida que lo pueda tomar. Pero no hirviendo. En el huerto a la
hija se le enseña diciéndole para qué sirve cada hierba. Porque si
no, no aprende. Porque si uno no conoce las hierbas, ¿cómo va a
aprender? Y, claro, también saliendo a buscar las hierbas que están
lejos, dependiendo del remedio que se tenga que hacer.
Las hierbas son específicas
También hay remedio para las heridas. Cuando alguien se cae y
tiene un golpe, mi suegra decía que salía el machucón de adentro.
Si alguien se cae o se pega en una parte, eso va a quedar morado.
O si se pega en la espalda de repente el golpe se va para adentro.
Eso también lo aprendí. Y esos remedios los aprendí sabiendo
para qué servían. No todas las hierbas son para la misma cosa.
Son distintas.
Cuando yo trabajaba en la feria, me decían: "Oiga ¿usted tiene
la salvia (Salvia sp.)?" En general nunca hice cambios (trueque).
Vendía la planta hecha. Yo vendía verduras y todo lo que podía
llevar. Mermeladas también. Pero no el tema medicinal. La planti-
ta me la pedían porque la señora sabía para qué servía. El poleo,
por ejemplo. Ella sabía que servía para la guata. O el paico que es
para los gases. Esas cosas me encargaban. "Me puede traer una
planta de paico", me decían. Esas hierbas en general salen solas.
Pero ahora todo lo fumigan. Y cuando empiezan a fumigar con el
líquido ese, matan todo. Entonces ya no quedan po’. Toda la gente
que fumiga no tiene. Y así me encargaban. Y como yo siempre
tengo plantas hechas les decía que sí. "¿Y cuánto me vale esto?", me
43 �
preguntaban. Y yo le decía: "Tanto vale". "Ya, tráigamelo, porque y me dijo: "Tú, que sabes el remedio del sobreparto, ¿me puedes
necesito", decían. Pero los remedios preparados generalmente son hacer? Lo necesito para mi señora" Entonces yo le decía a mi hija
para la familia. o a alguien: "Oye, acompáñame porque hay que ir lejos. Por allá
en la punta queda". Así que iba a buscar la hierba con mi hija.
Preparación del remedio Pero las que yo necesitaba porque las otras las tenía aquí, en la
Para hacer el remedio del empacho hay que hacer un aceite. Para huerta. Y así las saqué y preparé la cosa. Fue más o menos así.
que se le pase y bote todo. Tengo que salir a buscarlas porque se Generalmente cuando uno va a un yerbatero a pedir remedio le
usan más hierbas. Las otras generalmente las tengo plantadas dan un litro y medio o tres litros. Pero no es necesario tanto. Con
aquí. Pero por ejemplo no tengo el pasto San Juan (Hypericum perfo- una o dos tomas ya está. Es poco.
ratum), así que tengo que ir a buscarlo a otro lado. Yo no puedo Al otro día yo bajaba a Panguipulli en bus. Entonces me llevé el
entrar allá pero si necesito algo voy al campo no más y saco la remedio en la mañana y él me estaba esperando ahí. En el crucero
hierba que necesito. Bocatoma. Porque ellos viven por ahí. Y ahí se los pasé y listo. Para
Yo saco lo que me hace falta. La hierba que tengo que hervir que se lo tome mi cuñada.
la pongo en una tetera. Y mientras hierve, salgo a buscar la otra
hierbita para hacer el aceite y darle a la persona que está empacha-
da. Son puras hierbas aceitosas. Y eso se le da de tomar al enfermo.
El aceite se toma en ayunas. Si es para un niño son dos cuchara-
das no más. Y si es adulto es una taza. Si es un niño más grande,
también. Es una taza del aceite y de la hierba que echo a hervir. Y
así se tiene que tomar para que vaya calmándole. Es como un té.
Y eso es todo.
Nosotros tenemos una sola hija. También tenemos una sobri-
na. De repente vienen mi concuñada, sus hijos y su hermana. Y
me dicen: "Oye, veme a mi niño. ¿Sabes qué puede ser bueno para
esto?". Yo le pregunto: "¿Qué tiene?". Y me dice: "Tiene vómitos.
No puede comer porque todo lo bota". Entonces yo le digo: "Ah, es
que está empachado". Y así hay que hacerle el remedio. Pero por
mientras. Es de urgencia, le digo. Porque después hay que darle lo
más profundo que es el aceite.

El sobreparto
Aquí los más lejanos son mis cuñados, pero igual son familiares.
No son gente extraña los que me piden. Mis sobrinas me piden. El
remedio de sobreparto es lo que más me han pedido. El proceso
dura como tres días. Porque ese tiene otro lapsus. Cuando nace
un bebito, la señora queda apta para tomar remedios sobre los
veinte días. Y eso le hace una limpieza y una protección para que
vuelva la normalidad al cuerpo. El marido siempre baja a hacer
la consulta. La última a la que le hice fue a la mamá de la Daira,
la Carmen. Ella es la pareja de mi hermano menor. Él me llamó
Elba Collinahuel recolectando hinojo (Foeniculum vulgare) en su terreno en
Pullinque. P. Rojas, 2018.
Las plantas en el ngillatun
En la ceremonia se usan las plantas, esa es la relación de las
plantas de la huerta con el ngillatun. A todas esas plantas se les
pide que germinen, por eso se llevan plantas. En enseguida se hace
la ceremonia y se las pasan a las mujeres generalmente. Y ellas

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tienen que abrazarlas porque se dice que la mujer es la principal
reproductora de las plantas. Ellas se vinculan para que crezcan
bien.
Por ejemplo, de mi huerta tengo que llevar las arvejas (Pisum
sativum), las habas (Vicia faba), el trigo (Triticum aestivum) y la
avena (Avena Sativa). Todos los cereales. Le echas de todo lo verde.
De todos los árboles. Se va sacando y se hace un ramo. Y con ese
ramo se tiene que ir purrukando16. Con la mano derecha siempre.
Se lleva eso más que nada para que se dé bien la cementera y los
árboles frutales. Para que den de todo. Y lo otro es la cementera
seca que se lleva, que se tira al fuego para que se queme. Para que
nutra. Se lleva arvejas, trigo, porotos o avena. Y de a poco se echan
las semillas. Todos los que participan tienen que echar. Hombres y
mujeres. Pero el ramo, solo las mujeres. Pueden ser niñas, adultas,
abuelitas, madres. Y todo eso va al medio donde se hace la ceremo-
nia. Los ramos se van dejando ahí cuando termina el purrukeo.
Pero cuando se va a purrukar, se vuelven a sacar.
El personal que está ahí se lo va pasando a todas las mujeres. A
las que alcanza no más porque a veces llega gente de otros lados.
No es que yo no más ande trayendo el ramo. Pero cuando uno va,
saca su ramo y lo primero que hace es dejarlo ahí. Durante toda la
ceremonia se va dejando. Y cuando se purruka se le va pasando a
alguien, a otras personas. El sargento17 se los va pasando. O si no,
uno lo pasa a sacar. Después uno lo trae para su casa y no impor-
ta qué ramo sea. Si no encuentra el de uno se lleva cualquiera.
Porque no se sabe, ya que todo se marchitó con el calor. Si tiene
una abonera lo deja ahí. Lo tira en su campo de nuevo. Y lo deja no
más, sin decir nada.
Cuando se sacrifican los animales es hacia donde sale el sol.
Aunque esto empieza un poco antes. El mapuche hace su ceremo-
nia del ngillatun. Una de las personas que guía se llama ngenpin18 .
Y pone a toda la gente mirando hacia el sol. Y él con la frente hacía
allá, sin cerrar los ojos. Y no hace nada, solo mira el sol y al volcán.
Y entonces cree en el sol, en su salida. Y también en el volcán, el
16 Referencia a la danza ceremonial mapuche denominada purrun.
17 Como indica su nombre, es la persona encargada de resguardar el orden y de guiar ciertas
acciones del ceremonial del ngillatun.
18 Literalmente, significa el “dueño de la palabra”. Como indica su nombre, es quien posee
la experticia de las oraciones, sobre todo aquellas dirigidas a las deidades. También se le
asignan virtudes especiales en relación a los sueños.
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Villarrica. Él también tiene relación con la naturaleza. Y también
cree en el Chaw gnenechen. Le dicen que es Dios.
Wenu… wenu mapu ñuke. Creen en una madre y un padre. El
evangélico dice que el que muere después vive. Y el católico dice
algo parecido. Pero aquí cambia la prédica. El mapuche no dice
ninguna de las dos cosas. No dice que va a vivir, dice que él está
viviendo. Y por eso se le pide continuamente a ellos dos. Yo veo que
esa es la gran diferencia que existe. Entonces cuando se sacrifican
los animales en el ngillatun se dejan mirando hacia el sol para que
se quemen. Las semillitas, la avena y todo lo que es de cada uno,
de la tierra, lo van tirando al fuego, para que suba al cielo a los
seres de arriba. De ahí cada uno le va echando semillas y se tienen
que dar cuatro vueltas encima de los animales. Y así se queman.
Problemáticas
Hay muchos problemas. Primero, que hay muchos terrenos priva-
dos. Y al haber terrenos privados no se pueden sacar las plantas
que están ahí. Segundo, el conocimiento asociado a esas plantas
se pierde. Tercero, plantando eucalipto y pino no es la manera
de conservar. Porque el pino hace perder la hierba medicinal, o
cualquier otra. Porque acá ya pasó eso. Donde íbamos con mi
suegra a buscar los remedios para las guaguas recién nacidas,
ya no se encuentran. Porque ahí plantaron pino. Desapareció la
planta que se iba a buscar ahí, y no sé si habrá en otro lado. Pero yo
no he encontrado. Y ya no se puede hacer ese remedio, o se tiene
que hacer sin ese que íbamos a buscar ahí. Y hay hierbas que no
se plantan. Salen ahí no más por las características. Y el cuarto
problema es la fumigación. Fumigar es matar todo. Es la fumiga-
ción psicológica también en que el conocimiento y los recuerdo se
van perdiendo. Eso está muy fuerte.
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 Relato 3
Elena Catripán Huentequeo
Mari mari, inche Elena Catripán piñey fey llegün tremün tu pachi
lof mew Coihueco mapu. Mi nombre es Elena Irene Catripán
Huentequeo. Soy nacida y criada en Coihueco. Mis padres y
abuelos eran de aquí. Las raíces de mis abuelos por parte de mi
papá están aquí arriba en Cayumapu Alto. Por parte de mi papá
mi familia es de apellido Linares. Ellos al parecer vinieron de La
Unión. Porque con mi abuelo que me crio buscamos los documen-
tos para arreglar el trámite del campo. Para sanear el terreno. Y
encontré certificados que decían que el papá de él era de La Unión,
cerca de Valdivia. A él yo nunca alcancé a preguntarle. Pero yo
pienso que de allá eran sus raíces.
Elena Catripán en su terreno en Coihueco. P. Rojas, 2018.
Recordando a los antepasados
Mi bisabuela se dedicaba a las plantas medicinales. Yo fui criada
con ella. A mí no me crio ni mi padre ni mi madre. Ninguno de
los dos. Tuvieron el gusto de hacerme y después: "Busca quién
te crie". Mi bisabuela se llamaba María Huentequeo Comolay. Al
parecer era de Futrono. Se crio aquí y en otros lugares. Pero en
varios lugares dentro del mismo terreno donde yo vivo. Vivió en
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distintos lugares. Vivió abajo, a la orilla de la playa. Después llegó
aquí arriba. Y después nací yo. Luego, cuando era más viejita, ya
no podía valerse por sí misma. Yo tenía como dos años y medio.
Pero fue por una enfermedad porque ella era inválida. Entonces
un sobrino de ella, Segundo Linares, nos recogió. Y me llevaron a
mí también, por supuesto. Ahí vivía el abuelo Segundo Linares19
con su señora Juana Lleufumán Aucapán y una niña también, hija
de su señora, de nombre Marta Huenuñir Lleufumán. Entonces
yo llegué ahí a terminar de criarme. Estaba bajo la mirada de tres
personas adultas más la de una niña. Como a los dos años y medio
llegué ahí. Bueno mi mamá me tuvo hasta un año. Hasta un año
me daría de mamar y se fue po’. Porque se juntó a vivir con otra
persona.
Yo soy hija de madre soltera. Y mi padre también vivía por aquí.
Porque con mi mamá eran familia. Eran primos. Entonces eran
como de la misma familia. Eran cercanos. Y después que se vino
mi bisabuela de ahí arriba, mi padre llegó a vivir aquí con otra
señora. Y ella tenía dos hijas. Entonces ahí vivió él por unos diez
años. De ahí se tuvo que ir. Se fue a Santiago a trabajar. Se separó
con la señora, tuvieron problemas. Ella se fue con sus dos hijas.
Y después pasaron los años y mi papá se fue a vivir a la ciudad
de Linares. Primero estuvo en Buenos Aires y después se fue a
Linares. Y yo creo que ahí va a dejar sus cosas porque ahí tiene
su casa.
Diagnóstico con huevo
Mi bisabuela era la médica y ella fue la que me enseñó. Ella nos
hacía remedios a todos nosotros cuando estábamos enfermos.
Pero había dos personas específicas que venían a buscar remedios
por fuera de la familia. Y cuando esas personas venían a pedir, ella
les decía para qué eran. O sea, ella sabía. Ella conocía a los enfer-
mos con huevos. Entonces sabía lo que tenían. Atendía al paciente
con huevos y le hacía los remedios.
Peutukar, o ver como se encuentra el enfermo, que se le dice.
Ella veía con huevos qué enfermedad tenía el paciente. El modo
incluía varios elementos, muchos. Con agua, con sal, con cigarro.
Con agua recién tomada del estero. Y ahí ella echaba el huevo. Voy
por partes. Primero, la persona enferma se sobaba el cuerpo con
19 De aquí en más se referirá a él como “abuelo”.
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un huevo, ojalá fresquito, puesto ese día. Se lo pasaba por todo el
cuerpo. Después de eso se lo llevaban a la médica, a mi bisabue-
la. Entonces después ella quebraba el huevo adentro de un vaso
de agua que tenía preparado. El agua tenía que ser fresquita y
además se le ponían cuatro granos de sal entera. Y se le hacían
oraciones y se le tiraba humo. Pero antes del humo se le echaba
al vaso la clara del huevo que le habían traído. Entonces se tiraba
el humo y se tapaba el vaso con un paño blanco. Pasaban como
cinco o diez minutos y se revisaba. Y ahí en el agua se formaban
cosas. Se veía a la persona parada también. Se veía a la persona y
se identificaba dónde estaba el mal. Y ahí ella sabía qué remedio
hacerle.
Ella le hacía remedios a toda la familia. Y a dos personas de
afuera que venían a buscar remedios. Que yo recuerde. Una perso-
na era de allí de Cayumapu. Y la otra persona era de acá de Curaco.
El finado Lizardo Sánchez de Cayumapu venía a pedir remedios
para su señora y su hija. Me acuerdo que una vez vino a pedir. Y
el viejito Segundo Huichimán, que era de Curaco, venía a pedir
remedios para su hija también. Tenía una hija enfermita y venía a
pedir remedios para ella. Y ella le hacía los remedios.
Salida a buscar remedios con la abuela
Entonces salíamos a buscar los remedios. Y yo le preguntaba a mi
bisabuela, porque yo era muy preguntona. Con mi bisabuela salía-
mos a buscar remedios. Estaba todo el día porque ella era inválida
y no podía caminar mucho. Ella sabía dónde estaban los remedios
para irlos a buscar. Los que no podía ir a buscar a la montaña se
los mandaba a buscar a mi abuelo. Mi abuelo era sobrino de ella.
Ella le decía: "Anda a buscarme remedio". O si no mandaba a otro
joven que vivía aquí arriba. Se llamaba Víctor Lloncón. Ahora él
vive ahí en Coz Coz. Ese joven le iba a buscar los remedios igual.
Yo desde chica acompañaba a mi bisabuela. No podría decir una
edad. Pero fue desde que nací. Donde ella iba, yo iba po’. Por
ejemplo, íbamos a Curaco, pero por la carretera de abajo. Íbamos
a sacar remedios a la orilla del lago. En los esteros. A mí me llama-
ba mucho la atención porque aquí mismo en este estero que baja,
donde viven los Morales, había una cruz. Una cruz donde alguien
murió y le dejaron un descanso. Claro, un descanso al lado del
camino. Ahí cerca del estero. Entonces mi abuela siempre pasaba
y le hablaba. Entonces yo le decía: "Y para que le hablas a la cruz".
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Y me recuerdo que tenía como entre cinco y seis años. Y ella me
dijo: "Münan ramtufe nien cochina", "tamün rukuf kurrelaimi. Rukuf
kurreimi". "Tan habladora que sos cochina", "por qué no estás calla-
da". "Quédate callada" decía. Ya po’, obligada a quedarme callada.
O si no los bastonazos que me daba. ¡Así! ¡A matar no más! En la
espalda, en la cabeza, donde llegue el bastonazo.
Nos comunicábamos sólo en mapudungun. Ella no hablaba
castellano. Cuando íbamos a recolectar salíamos temprano en la
mañana. Como a las ocho. Ella decía: "Voy a desayunar". Y ahí
ella llegaba donde uno. Llegábamos como a las doce al lugar. A las
doce. Es que a ella no le rendía para andar. Yo me aburría andan-
do con ella. Iba muy despacito. Ella tendría unos sesenta años en
ese entonces. Porque yo tenía dieciséis o diecisiete años cuando
murió ella. En su lápida vi que decía setenta y dos años. Debe
haber tenido más ella. Mi abuelo decía que tenía más porque la
conocieron así no más, después de grande. En Cayumapu, porque
acá ya no hay descanso po’, se perdió. Ella está sepultada allá en
Cayumapu, en el cementerio. Ella siempre iba a ese lado. Ahí iba a
buscar remedio, y el resto lo iba a buscar arriba al cerro. Al bosque
iban los otros.
Ella era mezquina conmigo. A mí nunca me dijo para qué eran
los remedios. Llegaba gente y me decía: "Amüñe wekun", o sea,
"anda para afuera". "Lelime ñi ufisa, lelime ñi achaw", "anda a mirar
las ovejas, anda a mirar las gallinas", me decía. Me mandaba a
ver las ovejas, a las gallinas. Y ahí yo salía. Después volvía y me
ponía detrás de la casa escuchando. Y ahí conversaban. Una vez
escuché que dijo: "El viejito vino a decir que su hija tenía ñoma
(mioma)". Entonces yo decía: "Ya, para eso hace remedio ella". Y me
quedé pensando. Y yo después preguntaba. Pero le preguntaba a
la señora del abuelo. Ella se llamaba Juana Leufumán. Y ella me
decía qué era el ñoma. "Esa es una enfermedad de las mujeres", me
decía. Esos eran los ñoma. Y para eso pedían remedio.
Escuchando el conocimiento
Con la gente que no era de la familia yo creo que se hacía trueque.
Yo nunca vi que hayan pagado. Traían cositas. Como hierba,
azúcar, cositas así llegaban siempre. Y eso no se termina. Yo soy
así igual. Si voy a ir a pasear lejos donde tengo a familiares, no dejo
de llevar hierba o azúcar. Yo creo que era uno de esos, lo otro no
sé. Yo no escuchaba mucho porque me dejaban afuera. Yo de eso
51 �
escuché porque me quedé escuchando la conversa. Por eso escuché decía. Lo más clarito que yo le escuché una vez era que le hablaba
que era para eso. Yo creo que mi bisabuela era como tan celosa con al lawen. Y decía eso: "El remedio eres tú, te dejó Dios para sanar
el conocimiento que no quiso enseñarme nada. Yo creo que quizá a tus enfermos. Para sanar a su gente". Y luego de esas palabras
sentía la represión en ella seguramente. Porque yo le consulté una sacaba la planta, el lawen. Y no sacaba las tremendas ramas ni
vez a mi tía abuela, a la Juanita Lleufumán. Le dije yo una mañana: ganchos. Sacaba lo justo y necesario. Cortaba los palitos. Así
"¿Por qué no me vistieron como se visten ustedes?". Porque ellas iba a sacar ella. Ella iba con un machete y llevaba un canasto de
usaban küpam, pañuelon küpam20. Y ella me dijo que no. "Pero, quilas (Chusquea quila) o de boqui (Campsidium valdivianum) que
¿por qué?", le decía yo. Ella me dijo: "Porque más tarde ya no se compraba. Había unos canastos larguitos. O si no, una bolsa de
va a usar, va a ser mal mirado. Nosotras somos las últimas perso- género. De repente llevaba cosas en el canasto y ahí iba echan-
nas que estamos usando esto". Y mi abuela igual, la mamá de mi do sus remedios. Llevaba azúcar, hierba. Porque aparte de ir a
papá. Ella no vivía aquí, vivía allá arriba en Curaco. Pegada a ese buscar remedios se iba a alojar. Al otro día volvíamos para la casa.
cerro grande. Y después, cuando mi papá se fue de aquí arriba, mi Entonces salíamos a buscar plantas. Pero también íbamos a visitar
abuelita llegó a vivir. La mamá de mi papá. Era Linares, hermana gente. Como ella demoraba mucho no le daba como para volver en
del viejito Segundo Linares, al que le digo abuelito. Se llamaba el mismo día. Porque íbamos por allá lejos. Y que iba yo a buscar
Angelita Linares. allá. Siempre recuerdo que de repente ella no lo alcanzaba y yo sí.
Yo aprendí porque yo escuchaba conversar. A mí me manda- Entonces subía como rata arriba de un arbolito y sacaba la keuki-
ban para afuera. Yo iba a dar una vuelta y volvía corriendo. Y me na. Es como una enredadera. Y solamente en esos lugares había.
quedaba recostada atrás de la casa. O si conversaban en la noche No sé si hoy quedará un poquito.
me mandaban a acostar. Nosotros dormíamos en una ruka. Había
un granero de papa y un granero de trigo. Y entremedio teníamos
un catre. Ahí dormíamos con mi abuela. Entonces a mí me manda-
ban a acostar y ahí ellos pensaban que yo estaba durmiendo. Y
ahí se ponían a conversar. De repente me iban a mirar para ver
si yo estaba durmiendo. Entraba al tiro, al tiro. ¡Hasta las tantas
horas yo me quedaba despierta escuchando la conversa! Y ellos se
quedaban hasta tarde. Y ahí en algún momento de la conversación
aparecían los remedios. También hablaban de la gente, pelaban21.
Armaban conversa en la tarde. Me gustaba cuando iban a tomar
mate porque se armaba conversa. Y de repente si era de día me
echaban para afuera. Las otras familias hacían lo mismo con los
niños, también lo hacían. Y no nos permitían que nosotros "metié-
ramos la cuchara" (interviniesen). Entonces fui aprendiendo
mientras escuchaba. Escuchando detrás de las paredes, digamos.

El cuidado de las plantas

Cuando la acompañaba a buscar plantas, mi bisabuela hablaba
en mapudungun pidiendo permiso. Recuerdo más o menos lo que

20 Referencia a un rebozo y atuendo de vestido.

21 Se refiere a conversaciones centradas en aspectos personales o íntimos sobre terceras Elena Catripán buscando natre en su huerto en Coihueco. P. Rojas, 2018.
personas y, generalmente, realizadas con un carácter malicioso y/o burlesco.

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La singularidad de las plantas
Algunas plantitas había en la huerta. Mi abuelo era de plantar y
tenía zarzaparrilla (Ribes magellanicum). Y tenía wenkü también,
que es palmilla (Lophosoria quadripinnata). Es medicinal también
la palmilla, parece un helecho. Ella no plantaba cerca. Porque lo
que pasa es que las plantas al trasladarlas también pierden un
poco sus propiedades y su poder. Pierden el sentido las plantas.
Pierden su horizonte al llevarlas así. Porque ellas están acostum-
bradas a estar entremedio de los árboles grandes. Entremedio de
algunas plantas. Si nacieron en la murra (Rubus ulmifolius), ellas
están acostumbradas a estar ahí, al medio de las murras. Es como
uno. Si a mí me sacan de aquí. Que yo ya estoy aquí. Y que me
lleven no se po’, al pueblo. Que no conozco al pueblo de Santiago.
¿Qué me va a pasar? Yo me voy a enfermar ahí, porque voy a estar
pensando que quiero estar acá en mí entorno. A las plantas les
pasa lo mismo. Entonces yo no tengo para qué tampoco, ¡y tampo-
co las plantas!
Preparación de remedios
Mi bisabuela llegaba y en la mañana echaba a hervir sus remedios.
Echaba y no lo hervía mucho rato tampoco. Parece que los limpia-
ba con un cuchillo. Los raspaba, los tenía que raspar. Los lavaba y
los echaba a hervir en una olla, porque no había más ollas. Lavaba
bien su olla mi bisabuelita y echaba a hervir sus remedios. Y no
hacía mucho. Hacía lo justo y necesario. Y listo. Como dos litros.
Después si querían más le venían a pedir y volvía a hacer lo mismo.
El primer remedio lo hice cuando tuve a mis hijos. Por obliga-
ción. A los quince años. Quince años y yo tuve mi primer hijo. Ya
cuando se afiebró mi guagua me vi obligada a hacerle remedio.
Ese primer remedio que hice fue un boqui make. Y tenía fiebre. Le
busqué make (Aristotelia chilensis), cilantrillo del monte (Eryngium
foetidum), boqui (Campsidium valdivianum), todo eso le hice. No
me costó nada. Yo ya sabía. Después seguí haciendo remedios.
De repente se enfermaba algún familiar. Una vez recuerdo que
mi cuñada se enfermó. Sentía un fuerte dolor de cabeza. Era
como fiebre que tenía. Entonces le hice ese mismo remedio y le
hizo bien. Era bueno mi remedio. Después que le dolía la "guata"
o que el dolor de estómago. Y ahí le dábamos. Buscaba hierba
buena (Mentha spicata), raíz de hierba buena. Le echaba orégano
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(Origanum vulgare), poleo (Mentha pulegium) y hacía una mezcla
de remedios.
Una vez que aprendí yo iba a buscar donde estuviera. Por
ejemplo, poleo venía a buscar por acá abajo. Ya sabía dónde estaban
las plantas. Y bueno, ese específico porque salen en los hualves22. Y
hierba buena. Eso uno lo tiene en la huerta. Uno lo puede llevar a
la huerta. El poleo también se puede llevar pero hay que buscarle
un lugar donde le agrade. Por ejemplo, donde haya harta agua.
Tratando de que no pase eso de que la planta se sienta desorien-
tada. Hay que buscarle donde les guste y sea parecido.
Rescatando la medicina mapuche
Yo también hago remedios aquí. Para mis nietos y para algunas
personas. Igual hay desconfianza. Yo le puedo decir, porque hay
mucha maldad ahora. Te ven haciendo remedios y dicen: "No,
si ella es médica, es machi". O: "Esta vieja es bruja". La discrimi-
nación es tremenda. Y los machi también fueron discriminados.
Ellos tampoco podían hacer remedios un tiempo, eran prohibidos.
Las meicas y todo eso. Y es por eso que también como mapuche
nos unimos y quisimos tener ese centro ahí al lado del consulto-
rio, para que vuelva ese conocimiento. Para que se vuelva a usar
la medicina mapuche. Porque ya era como mucho la represión
para los machi. Y de las mismas personas mapuche también, que
se están volviendo wingka (chileno, extranjero). De los mismos
mapuche. Claro. Porque ahora aquí a mis alrededores, la gente se
enferma y ya no recurren al tiro a las plantas. Parten soplados a la
posta o al hospital. Y con tanta enfermedad nueva que ha llegado
tampoco es malo. Porque hay enfermedades que la hierba, que la
medicina mapuche tampoco es capaz de curar. Porque cuando hay
wingka kütran, como dicen los mapuche, esa enfermedad tiene que
ser vista por los médicos. Pero un simple resfriado por fiebre, eso
uno se lo quita con remedios del campo. Wingka kütran pueden
ser por ejemplo los miomas. Eso les buscaban remedio, pero nunca
se sanaban esas personas. Porque eso ya estaba pasado. Calma los
dolores, claro. Pero no se cura. Y el caso del SIDA también. Ese
es wingka kütran po’. Pero también existió antes, y tenía cura.
Los viejos sabían remedios. Y ahora dicen: "No, si llegó el SIDA".
Cuando se enfermaban el mapuche le decía la purgación al SIDA.
22 Terreno de carácter pantanoso.
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Pero había ciertas personas no más que sabían hacer ese remedio.
Pero nunca dijeron qué remedio era bueno. Entonces uno no sabe
eso.
Siempre hice remedios para mi familia no más. Aunque a veces
me lo piden y yo les doy no más. Lo entrego sin trueque, sin nada.
Porque yo siempre escuché a mis mayores. Y mis mayores nunca
fueron a un hospital. Ellos siempre buscaron machi. Entonces, el
machi pewtuka a la gente. O sea, ve su interior. Y sabe cuánta plata
tiene y le sabe cobrar. Si es pobre le cobra menos. Y si ve que tiene
más plata le cobra más caro. Entonces siempre escuché a mi abuelo
que decía: "Qué carero el machi, cobra tan caro". A parte que lo
alimentaban las dos o tres noches que duraba el machitun. Más
encima del pago, le daban una oveja o un cordero vivo. Ese era el
negocio. ¿Y para una persona pobre que no tuviera nada? ¿Con qué
pagaba? Entonces yo pienso distinto. Si los remedios están en el
campo y Dios los dejó, ¿por qué uno va a estar cobrando? ¿Por qué
hacerlo?
Elena Catripán en su huerto en Coihueco. P. Rojas, 2018.
El último remedio
El último remedio que hice fue hace una semana más o menos. Se
lo di a mi yerno. Él tiene diabetes, presión y toda la cuestión. Él me
lo pidió. Y mi viejo, mi esposo, me los va a buscar. Va a la montaña
� 56
a buscarlo. Me va a buscar lo que es tineo (Weinmannia trichosper-
ma), tronco de nalka (Gunnera tinctoria), melí (Amomyrtus meli).
Esos están en la montaña, aquí al lado. A él yo le enseñé que tenía
que pedir permiso a las plantas antes de sacar. Ahora que lo haga o
no lo haga, no lo sé, porque él es de pocas palabras. Él es mapuche.
Yo creo que pide permiso. Yo le enseñé. Le dije un día: "Las plantas
no se llegan y se cortan". Se lo dije además porque me trajo mucho
remedio. Le dije: "Te mandé a buscar remedio, pero no para que
vayas a destruir". Porque si no, una termina botando. Soy media
mañosa. "Cómo no vas a aprender mapuche viejo ya. Cómo no te
enseñaban antes a hacer remedios", le digo. Entonces a él le digo:
"Me va a ir a buscar tanto remedio. Pero lo justo y necesario no
más, que no sobre". Porque se echa a perder después po’. Se acaba.
Y la planta también. Si le están sacando se va a morir. Y él antes
de estar conmigo no sacaba. Conmigo aprendió. Aprendió hasta a
hablar mapudungun. Mis cuñados igual aprendieron. Mis cuñadas
también.
Transmitiendo el conocimiento a la familia
Yo les digo: "Esto y esto es bueno para eso". Yo tuve dos hijos
hombres y dos hijas mujeres. Y les transmití el conocimiento.
Hay dos en Santiago. Ellos vienen poco. Y poco han visto lo que yo
hago. Pero los dos que están acá, sí. Son un hombre y una mujer.
Por ejemplo mi hija, que su marido está recibiendo remedios, la
primera vez que sacó, como mi viejo, también fue y sacó mucho
remedio.Entonces yo llevé los remedios para allá y le dije: "Ya, se
termina este remedio y tú le haces esto. Lo dejamos guardado
allá para que se conserve y aprovecha de hervir". Entonces ella
igual está haciendo remedios a su marido. A mi hija le enseñé de
grande. Bueno, ahora le llevamos los remedios. Ella ya no vive con
nosotros. Antes yo les buscaba remedito así. No salía con ellos.
Porque yo pillaba los remedios ahí mismo, cerquita. Antes vivía-
mos en el cerro, arriba en la montaña. No me interesaba decirles.
Así me criaron a mí. Pero igual he cambiado mucho porque a mí
me criaron a huasca, a palos. Yo a mis hijos no. A uno solo apalié
más. Al mayor, por porfiado.
Ahora están retomando mis hijas. Le llevo hecho el remedio
para que ellos hagan. Igual de repente les digo: "Este y este remedio
es bueno. Que lo tiene por aquí, por acá y lo van a buscar por el
campo". Una cuando tuvo a su hija, su primera guagua, no sabía
57 �
qué hacer. Qué remedito darle. Entonces yo le empecé a decir:
"¿Ve?, antes no me ponían atención. Hace falta". Y ahí yo empecé
a explicar y ahora buscan los remedios. "Tanto y tanto no más",
les digo. Una va diciendo las cantidades. Traigo muy poco. Por
ejemplo, el natre (Solanum crispum). Ahora trasplanté una mata
de palo negro (Leptocarpha rivularis), porque lo pillé en el camino
y donde estaba iba a morir.
Entonces podía arriesgarlo aunque no se acostumbrara y lo
pasé y lo saqué con todo el champón de tierra y lo vine a insta-
lar a mi huerta. Y ahora ya está prendida. Y una mata de matico
(Buddleja globosa) que encontré que también iba a morir en el corte
de un camino. La saqué con todas sus raíces y también prendió. Y
cositas así. Pero ir a sacar, así entremedio del bosque para traerlo
al peladero, eso no.
Aprendiendo en pewma
Las plantas se manifiestan en el sueño también. Yo estaba enfer-
ma como hace seis años. Muy enferma. Yo soñaba los remedios que
tenía que tomar. Pero nunca lo hice. Y le conté a una viejita que era
médica. Le dije: "Soñé eso, pero el remedio se me borró". Me dijo:
"No importa que se te haya borrado, ya te vas a acordar". Y me
daban unos mareos cada cinco minutos. Eran de una corriente de
aire que me había dado cuando estaba tostando trigo al aire libre.
Afuera, porque no tenía un espacio donde hacer mis tostados para
harina. Entonces me había dado una corriente que seguramente
me había dado esa cuestión del mareo. Y así quedé sorda de un
oído. Con esa corriente de aire. Pero ella me hizo un tratamiento. Y
cuando llegó con los remedios, ¡ah! había uno de los remedios que
yo había soñado. Ahí había una planta.
En los sueños yo andaba en un campo cercano donde vivía.
Y alguien me dijo: "Esta es la hierba que debes de tomar para
tu enfermedad". Y yo al parecer sabía quién me estaba hablan-
do, pero no recuerdo mucho ahora. Me indicaban. De repente
sueño que me hablan en mapudungun. Aunque sé hablar muy
clarito, muy perfecto, después cuando despierto me olvido del
mensaje. Entonces he querido que no se me olvide para que me
puedan enseñar más. Y de repente sueño así y hay palabras que
me quedan.
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Experiencia y aprendizajes en la búsqueda de
plantas
Salía a buscar plantas en la mañana. Y en la tarde también. No
hay recompensa cuando uno sale a buscar tarde los remedios. ¡La
flojera! Una vez salí a buscar remedio para mi abuelo, ya mujer
vieja. ¡Ay! Tenía flojera de salir temprano. Salí después de las doce.
Fui al monte a buscar remedio y no pillé lo que es una mata de
remedio. Yo sabía que había cerca de la casa, pero no quería ir a
buscar de eso porque estaba dejando que crezca más, que haya
más. Entonces fui al monte a buscar, pero no encontré. Encontré
todos los otros pastos, pero menos lo que yo buscaba. "Ya, voy a ir
ahí a buscar. Ya voy a sacar ese", me dije. Como a la hora de la tarde
había sol. Llego y voy a arrancar una mata, así una matita, porque
había mucho. Había harto, pero yo no quería tanto porque quería
dejar que crezcan ahí, al lado de una mata de quila. Y cuando voy
a sacar siento algo helado en mi mano. Miro y había una tremenda
culebra enrollada. Salí con el remedio arrancando. Y parece que la
traía pegada, tenía la sensación. Oh… ¡qué me dio miedo! Le conté
a mi abuelo. Estaba vivo mi abuelo, lo tenía yo arriba. Porque al
final tuve el trabajo de sepultar a todos los viejos.
Yo le hablo a las plantas como mi abuelita. O sea casi, porque
tampoco iba a hablar en mapudungun. Les digo: "Permiso planta,
te voy a sacar un ganchito para remedio". Cuando me pasó eso de la
serpiente cambió la cosa. Entonces ahora repito lo que decían mis
abuelos. Chau ngenechen eymi elkunoymi tufa chi lawen ta mi molel
laiel ta my pu che [Dios Padre Todo Poderoso usted ha dejado estos
remedios para sanar a tu gente]. Fue como una experiencia que fui
a aprender cuando casi agarro esa culebra sacando el remedio. Y
el remedio era para el abuelo. Y yo tenía en mi casa a la hermana
de mi abuelo.
La culebra se me apareció porque yo nunca debí ir en la tarde
a buscar remedio. No tenía que estar ahí. Yo en la noche soñé y le
conté a mi bisabuela. En la noche soñé que yo entré a un jardín de
flores. Pero no era ya esa quinta, era un lugar por acá. Aquí atrás
para allá. Antes había un potrero donde sembrábamos arvejas
cuando yo era chica. Recordaba eso. Estaba ese potrero que ahora
no está. Nunca más estuvo ese potrero y se sembraban arvejas ahí.
Entonces yo me sueño que entro a ese potrero y estaba lleno de
flores. Había distintas flores. Y claro, ahí donde yo fui a sacar el
remedio había muchas flores de iñil (Salvia sp), flores amarillas.
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Y yo soñé que iba a sacar las flores y sale una monja con un palo y
me dice: "¡Y tú no pides permiso! ¡Llegas y sacas las flores!" Y me
viene a dejar hasta la tranca. Y yo salgo para afuera y cierro la vara.
Y ahí quedó parada. Me quedó mirando enojada con un garrote.
Y le dije: "Soñé así". Y ella me dijo: "Esa es la culebra que estaba
enrollada ahí. Esa es la monja. Cuando uno sueña monja o sueña
gitana", me dijo. Que eso era lo que estaba ahí. Y mi bisabuela me
lo dijo en mapudungun, así me dijo. Y eso fue después de lo que
pasó con la culebra. Yo hice el remedio y soñé. Eso yo lo soñé en
la noche. Le conté a mi bisabuela en la mañana mientras hacia el
remedio y ahí me dijo ella. "Era de la dueña de los remedios y de
las flores que hay ahí", me dijo. El iñil, era un ngen23 , claro. Ella
era la dueña que estaba ahí. Y yo fui a molestar porque llegué y fui
a sacar a esa hora. Y yo dije, no… me dio como susto. Después yo
estuve mucho tiempo pensando. A esa hora ir a buscar remedios
y no hablar bien, por qué no hablar en mi idioma. Y así va apren-
diendo una.
23 Los ngen (lit. “dueño”) son espíritus de la naturaleza silvestre asociados a nichos ecológicos
específicos, encargados de mantenerlos y resguardarlos.
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Relato 4
Oscar López Delgado
Mi nombre es Oscar López Delgado, soy técnico en enfermería
y trabajo en la posta rural de Bocatoma, sector de Llongahue,
desde el año 1991. Tengo 62 años. Nací y me crie en Panguipulli,
en el sector de Huellahue. Desde chico me vinculé al tema de
las plantas. Mis papás tenían un poco de conocimiento de las
plantitas, de los poderes que tenían y las utilizaban ellos igual.
Mi mamá se llamaba Ubaldina Delgado Delgado. Mi papá Pedro
López Robles. Él todavía está vivo y aún utiliza mucho las plantas,
las hierbitas.
Oscar López en el huerto de la posta rural de Bocatoma. P. Rojas, 2018.
Iniciación
De niño, en la misma casa, en el huerto mis papás tenían algunas
plantitas. Lo otro es que salían a recolectar al campo. Yo a veces
salía, no siempre. Salía con mi abuela. Ella también tenía mucho
conocimiento de plantitas. Trataba dolencias, por ejemplo, para
el tipo de dolores como diarrea, dolores abdominales, dolores
musculares, dolores de cabeza. Para todo eso se utilizaban
plantas. Pero era solo para la familia, no para afuera. Yo era el que
61 �
andaba más metido, más interesado. Tengo un hermano, pero él
no estaba tan interesado, trabajaba más en el campo.
Yo salía con mi mamá o con mi abuelita a recolectar. Con mi
papá no. Eso sí, él utilizaba y utiliza aún las plantas. Siempre se
salía a recolectar lo que se iba a necesitar en el momento. No se
acumulaban, no se tenían varias hierbas, sino que en el momento
se iban a buscar y se utilizaban. Salíamos y una vez que se llegaba
al lugar, mi abuelita veía que estaba la plantita y ahí me explicaba
un poquito para qué servía esa planta. Y ahí uno va aprendiendo y
le va dando importancia a su uso. Si bien con mi mamá hacía eso,
era con mi abuelita con quien más se daba esa enseñanza. Ella era
abuela por parte mamá. Su nombre era María Delgado Molina.
Ella era del lado de Quinchilca, cerca de Los Lagos y se vinieron
cerca del sector de Huellahue.
Ahora, si había algún vecino que sufría de algún dolor y los
abuelitos o la mamá sabían que ese remedio le iba a hacer bien,
se lo indicaba a esa persona. No se le hacía, pero se le decía: "Se
hace de tal forma y tienes que tomarlo por tantos días". En ese
tiempo casi no se compraban las plantitas, sólo se iban a recolec-
tar. Y la mayoría de las familias, los vecinos, tenían también en sus
huertos algunas. Y, claro, se intercambiaban.
Actualidad
Ahora sigue siendo similar el uso. Es más que nada para nosotros
dentro de la familia. Si necesitamos una plantita y sabemos que
en tal parte está, se va a buscar. La última vez que salí a buscar no
fue hace mucho, la semana pasada. Fue para mi viejo que sufre
del problema de ulceras gástricas. A él le estaba dando matico,
porque se utiliza para las úlceras. Y eso yo lo recolecté y lo llevé a
su casa. Porque él en este momento no vive conmigo. Él vive allá
en Huellahue y yo le llevé para allá, porque allá no se encuentra
mucho esa planta ahora. La recolecté en el sector de Llongahue.
Eso queda fuera del terreno donde yo vivo. Salí yo solo a buscarlas.
Saqué la plantita y se la llevé para que la prepare. Él me pidió que
lo hiciera. Bueno, ese es el tipo de recolección que realizo para el
espacio familiar. Y, bueno, en ese sector, en el sector de Huellahue
y Ancacomoe, por ejemplo, hay poco. Antes había, pero ahora
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no. Eso pasa porque rozaron24, hacen limpiezas en los campos y
quedan pocos.
Familia y transmisión hacia “abajo”
Tengo tres hijas. Las tres trabajan en el ámbito de la salud.
Trabajan en el consultorio, pero no les llama mucho la atención
el tema de las plantas. Cuando eran chiquititas íbamos a buscar
de vez en cuando. El modo en que les enseñaba era simple.
Ellas preguntaban: "¿Para qué será esta plantita?". Y ahí uno les
explicaba.
Trabajo de la posta
A mí me interesó más el tema de las plantitas cuando fuimos
a una capacitación al sector de Maquehue, con el doctor Pedro
Cardyn de acá de Panguipulli. Eso fue en el año 1996 más o menos.
Estuvimos dos semanas allá. Entonces ahí tuvimos más conoci-
miento de lo que era la medicina de hierbas y el trabajo del machi
y el hierbatero. Ahí nos hacían clase sobre la utilización de las
plantas de forma más profunda. Porque hasta ahí yo sabía más
o menos algunos usos, como los preparados. Pero de los ungüen-
tos y las gotas no tenía conocimiento. Y ahí como que comencé
a interesarme. Nos capacitaron más y mejor. Las sesiones eran
con distintos profesores y habíamos de distintas partes igual.
Me parece que había como 10 personas como alumnos. Había de
Argentina dos doctoras. Ellas iban como alumnas. Los profesores
eran todos del Hospital de Maquehue y dirigentes de las comuni-
dades Maquehue-Pelale. El doctor Ibacache participaba todos los
días con nosotros allá. Él y la Ana María Conejeros que es enfer-
mera. Una señora también, que ahora al parecer está en Valdivia.
Ya después de esa experiencia empezamos acá a conversar. Y
después se creó acá en Panguipulli esto de la Salud Intercultural y
ahí nos empezamos a meter más en el tema. Y luego con el Comité
de Salud hicimos el huerto familiar. Antes poco se hablaba acá
en Panguipulli de la Salud Intercultural. Todo estaba enfocado
más en la salud tradicional. Eso cambia desde esa fecha cuando
fuimos con el Doctor Pedro Cardyn y después se comenzaron a
impartir más esos conocimientos aquí en Panguipulli. Se empezó
a hacer efectivo por dos partes. Por una, el equipo que se comenzó
24 Se refiere a la acción de limpiar un determinado terreno antes de su labrado.
63 �
a interesar más después, y del Servicio de Salud de Valdivia igual meses, para hacer los preparados. Después este grupo de Adulto
y de nosotros. Y el primer trabajo en que se hace efectivo esto, me Mayor se hizo cargo. En parte fue porque el Comité de Salud era
parece que fue el proyecto "Promo", de promoción a la salud. De ahí compuesto por dirigentes más jóvenes que tenían conocimiento
hicimos el cierre del espacio de la huerta, la limpieza del terreno de plantas, pero no tanto como el grupo de Adultos Mayores. Eso
acá y empezamos a recolectar plantitas por medio del Comité de porque eran todas personas mayores de 70 u 80 años y ellas sabían
Salud. Era un Comité de Salud que existía acá en la posta. Estaba más en profundidad el tema de las plantas.
creado de antes, pero se hizo cargo de ayudar en esa parte. María
Soto y Fabriciano Curín participaban.
El propósito era hacer un huerto demostrativo para recuperar
y hacer reproducción de plantas medicinales. Porque hasta el
momento, como que la gente ya había perdido el uso de las plantas,
eran muy pocos los que utilizaban plantas. Solamente la gente que
creía en los machi y los hierbateros. Pero eran muy pocos. Con ese
sentido se hizo, para ir recuperando el uso de las plantas. Nos
juntábamos cuando trabajábamos en el huerto. Se organizaba
antes: decíamos: "Tal día nos vamos a juntar a plantar tantas
plantitas y tal persona lo va a traer". Porque todo se hizo así, a
base de donación. Participó el Comité y nosotros. Al final cuando
se hizo el invernadero, ahí participó el equipo de profesionales
que venía a atender acá. Entonces los que venían se interesaban y
un día específico nos dedicábamos a trabajar en esto. Lo hicimos
como tres veces. Y, al principio, cuando no existía un auxiliar de
servicio en la posta, tenía que hacerlo yo: regar y limpiar el huerto.
Cuidarlo. Era una vez por semana. Aunque el riego era casi todos Construcción invernadero huerto de posta de Bocatoma. Archivo personal de
los días. Después ya el chico que trabaja conmigo, el auxiliar era el Gloria Hueitra, 2010.
que se dedicaba a eso. Y que, de hecho, se dedica a eso.
Actualidad del huerto
Oficialización del huerto Actualmente está como así en el aire el huerto, pero sigue vivo. No
En el 2010 el huerto ya estaba funcionando. Esa vez se construyó el nos hemos reunido, no hemos hecho los preparados. Los prepara-
invernadero; se hizo como una pequeña inauguración con la visita dos y las pomadas se almacenaban acá mismo en la posta porque
de autoridades, del Servicio de Salud de Panguipulli, el alcalde, ahí hicimos también unos proyectos para conseguir algunos
etcétera. Se hizo en grande. Pero antes de eso ya se estaba utilizan- materiales. Ahí nos ayudó bastante Gloria Hueitra. Nos conse-
do. El modo era preguntándole a la gente. A veces algunos pregun- guimos unas vitrinas, el material para hacer los preparados, lo que
taban qué medicamento es bueno para tal cosa. Pasaban por aquí es la vaselina que se utilizó bastante, alcohol. Y todas esas cosas
con una consulta, una duda, y preguntaban. Entonces íbamos a se hicieron y consiguieron a base de proyectos.
ver el huerto y veíamos las plantitas. Ahí se fue interesando más Lo implementos necesarios son la vaselina, los envases, las
la gente en el tema. Lo utilizábamos para hacer ungüentos y gotas. cajitas para las gotas, los gotarios, frasquitos de gotarios, frasqui-
Nos reuníamos con el Comité de Salud, los dirigentes o las perso- tos para hacer jarabe, tal como el palto miel que lo hacemos
nas que querían participar y después cuando se acercó el grupo de acá. También balanzas para pesar porque todo se hace con una
Adulto Mayor, con ellos también. Dedicábamos un día, cada dos dosis. Igual ollas para hacer a baño maría lo que es la crema. Y,

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como decía, todo se hizo a base de proyectos. Todas esas cosas
se dejaban, a todos los que participaban se les daban dos o tres
cajitas de cada preparado que se hacía. El resto se dejaba aquí
en la farmacia. Iba y se le daba a la gente cuando lo necesitaba.
Todo gratis. El médico igual utilizaba. Todavía porque de lo que le
conversaba que hicimos en Curihue, porque allá igual se hicieron
unos preparados, y después se trajeron para acá igual e igual se
han distribuido. En la estación médica rural de Curihue. Ahí se
hizo otro huerto, pero ahí lo hizo Gloria Hueitra y parte del equipo
rural. Ahí quedó un stock allá y el otro se trajo para acá en la posta.
Lo de Curihue lo armó la gente que sale acá de terreno. Claro, la
gente llevó las plantas. En la reunión se conversó con la gente y ahí
a la próxima reunión se les dijo: "Traigan plantitas y vamos a hacer
los preparados". Ahí quien más organizó eso fue la Gloria Hueitra.
La última vez que yo fui quedaron que en la siguiente reunión iban
a hacer su huerto. Yo en esa fecha no pude ir. Y sí, se reunieron
y plantaron, están chiquititas, no se pueden sacar todavía. Está
en proyecto. Las personas de los lugares llevaron. Acá se sigue
igual. Todo es para el uso de las personas; se basa en la donación
de las personas. Y las personas solamente son de los sectores que
corresponden acá a la posta. Estos sectores son: Llongahue, acá
donde está la posta, Curihue, Tralahuapi, Cahuincul, Tralcapulli,
Pullinque Bajo, Pullinque Alto. Y gente del sector de Pilinhue que
se atienden igual acá. A ellos les corresponde Coñaripe, pero igual
se atienden acá, participan más acá.
Dolencias que se tratan
Dentro de los remedios que hago para mi núcleo familiar: Los
dolores reumáticos, los dolores abdominales, para las colitis, las
diarreas. Para eso se utilizan. En cuanto a la posta se repite casi lo
mismo, aunque son más los dolores musculares, la artrosis, para
eso se utilizan los ungüentos y las gotas. Los remedios se hacen a
las personas y se rotulan con la fecha de elaboración y vencimiento
y se almacena acá en la misma farmacia. Hasta el momento eso lo
almacenamos en una vitrina.
Actos espirituales
La gente que recolecta plantas que traen para acá yo pienso
que realiza actos espirituales. Yo, por lo menos acá, siempre al
momento de entrar al huerto pido permiso porque siempre hay un
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árbol sagrado que es el que manda todo eso. En este caso yo tengo
acá un canelo. Está ubicado al comienzo del huerto. Para el pueblo
mapuche también el laurel es un árbol sagrado. Lo plantamos
cuando se hizo la inauguración oficial del huerto. Lo recolecté yo
mismo, acá mismo en el sector de Llongahue. Lo traje por la gente
mapuche, pues siempre dice que hay un árbol que en este caso es el
árbol sagrado. Y que este árbol debe estar en una parte importante
en el espacio del huerto. Eso me lo transmitió a mí la gente de más
edad, los que tienen más conocimiento. Ellos fueron los que me
dijeron: "Sí, tenemos que plantar ese árbol, porque tiene que ser
así". Más allá de eso yo no indagué. Y me especificaron que debía
ser en el sector de la entrada para que cuidara.
Y, bueno, yo no tengo más en profundidad sobre el resto de los
conocimientos de las comunidades. Como los cantos y permisos,
por ejemplo. Realmente no sé si la gente actualmente los hará o
no. O llegan y sacan, habría que ver. Pero yo siempre cuando voy
al huerto, al entrar pido permiso en el pensamiento y también le
pido permiso a la plantita antes de sacarla si es que lo hago. Y eso
lo incorporé ahora hace poco. Más fue ahora, porque yo siempre
creo que las plantas tienen su poder y deben ser respetadas. Y al
igual que las personas, las plantas deben ser respetadas. Y fue
ahora creo, porque antes no tenía el conocimiento que he ido
adquiriendo así con el tiempo. No soy mapuche, pero soy casado
con mapuche. Y he participado de los ngillatun. Ojo que también
algunas personas de iglesias evangélicas participan. Ellos a pesar
de que ya no creen en la religión de los mapuche, igual se relacio-
nan con las plantas, hacen uso de ellas. No he visto hasta ahora
ningún acto religioso de ellos eso sí.
Nominación
Bueno, este último tiempo se han ido formando algunas perso-
nas. Acá mismo en el sector hay una señora que estudió lo que
son las plantas y ahora se dedica a trabajar con plantas. Se llama
hierbatera, como meica. La señora Juana Manquecura, siempre
participa. Acá se les dicen hierbateras. Y en cuanto a la gente que
sabe, medio difícil igual porque casi siempre todas las personas
mayores, uno sabe que ellos tienen conocimientos de las plantas.
No tanto así la gente joven. Por las indicaciones que dan y para qué
se usan, de dónde vienen, qué tipo de plantas, todo eso lo saben
muchas personas mayores.
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Canelo en entrada al huerto de la posta rural de Bocatoma. P. Rojas, 2018.
Problemáticas
Yo creo que la gente que tiene el conocimiento no debería ser tan
egoísta en seguir enseñando los conocimientos de las plantas.
Porque hay algunas personas que se guardan los conocimientos.
No sé bien por qué será; serán celos pienso. No querrán que las
� 68
otras personas aprendan. Porque eso debería ser todo lo contrario.
Una abuela debería estar enseñando a su hija, a su nieto, para que
no se pierda la tradición y los conocimientos. Por ejemplo, en el
trabajo del huerto, todos entregaron sus conocimientos sin pedir
nada a cambio.
Otra problemática es que en algunos sectores no hay tanta
gente mapuche. Esa es una de las causas por las que desaparecen
las plantas. Hay más gente wingka como se diría y no le dan mucha
importancia a eso. Se dedican a la agricultura, hacen la limpie-
za de sus campos y ahí desaparecen algunos remedios. Lo de los
predios privados pienso que igual es otro punto a considerar, pero
no he escuchado por acá que se dé. Y acá no se fumiga tanto, eso es
lo bueno, pero allá en esa zona, donde conté que no queda matico,
ahí se fumiga harto porque hay agricultores grandes y eso influye
bastante.
Acá no ha desaparecido tanto. Sí lo que es la ortiga yo he visto
poco en este sector. Antes había mucha, había de distintos tipos.
La ortiga negra que crece como varilla, la más grande. Hay una que
tiene las hojas verdes con manchas blancas y la otra la común es la
de hoja verde. Yo de esa no he visto mucho. Pienso que eso puede
ser porque la gente la roza, la corta.
Propuestas
Yo creo que la gente que tiene conocimiento en plantas debie-
ra seguir educando sobre todo a los niños en los colegios. Ahí
irles enseñando de a poquito y recalcando la importancia de las
plantas medicinales. De acuerdo al conocimiento de uno eso es
muy importante, pues es salud. Por esta área hay varias personas
que trabajan con plantas y sanan. El machi Dionicio Antihuala de
Pilinhue por poner un caso. Hay otro caballero que trabaja igual
con hierbas, de apellido Huerque, Eduardo Huerque me parece
que es. Eloy Huerque trabaja igual con plantas. Además en el
sector hay componedores de huesos. Hay una señora que trabaja
con masoterapia, se dedica a eso y también trabaja con hierbas.
La señora Margarita Loncoñanco. Eloy y Dionicio son del sector
de Pilinhue. La señora Juana corresponde al sector de Pullinque
bajo, sector acá de la posta.
69 �
 Relato 5
Dionicio Antihuala Cayulef
Cuando el mundo se formó, ya existían los
machi
Soy médico machi espiritual hace treinta y ocho años, porque
tengo cuarenta y tantos. Tengo mi calendario también. Tomé un
cargo de mi abuelita de hace muchos años, casi sesenta años u
ochenta. Pero nosotros los machi estamos hace más de trescientos,
cuando el mundo se formó. El machi no se formó así nomás, se
formó porque no tuvo una profesión, no tuvo nada y entonces tuvo
que serlo y volverse espiritual. Y por eso yo tengo que ser médico
y respetar mi medicina.
Mi nombre es Dionicio Seferino Antihuala Cayulef. Nací el
veinticinco de septiembre del setenta y dos. Soy machi de profe-
sión. Tengo cuatro hijos y dos están casados en Santiago. También
tengo una nieta y otra que viene en camino. Soy originario de
Pilinhue, Weninka. Mis abuelitos nacieron ahí y vivieron por
muchos años en una quinta donde mi abuelita quiso quedarse.
Ellos dos eran machi, el matrimonio completo. Ella dijo: "Yo voy a
quedarme para ser machi, y tú viejo queda machi nomás". Cuando
hicieron el rewetun25 se comieron un toro, y ahí lo dejaron. Ahí se
quedó ella hasta que falleció y la profesión vino a mí. Yo lo llevé de
niño chiquitito, de guagüita. No lo llevé porque quise serlo, sino
desde que estaba en el vientre de mi mamá y ella sufría. Cuando
salí de su vientre ahí yo empecé a sufrir. Ocho días sin mamar,
cinco años sin caminar. Esos fueron mis castigos, nada se lleva
gratis. Y así fui haciéndome médico.
Comienzos en el oficio
Cuando todo comenzó, la gente y mis tíos me dijeron que yo iba a
ser machi porque ya traía la historia. Después fue mi rewetun, con
dos machi: el machi que le dicen la Panchita allá en Padre las Casas
y el otro Julio Llancafilo de Milleuco. Ellos dos juntos fueron los
que me hicieron machi. Eso fue a los dieciséis años, cuando tuve
acceso a la medicina, ahí aprendí, hasta ahora.
Mi madre se llamaba Teolinda Cayulef Colipán. Mi padre José
Antihuala Aillapán. Una de mis abuelitas se llamaba Tránsita
25 Ceremonial de iniciación de machi.
� 70
Colipán. La otra se llamaba Kintowirín, salió de Tralcapulli Mapu.
Por parte de lo Colipán tengo lo machi, por parte de mi madre.
Fue por herencia suya porque mi padre siempre fue machista y
mañoso, y nunca quiso que yo fuera machi. Se enojó, se choreó,
y no quería. Al final yo tenía que serlo y ejercerlo porque si no lo
hacía yo me moría, porque esa es una ley. El mapuche es ley.
Yo sufrí mucho en mi infancia para ser machi. Me desnuda-
ba, según dice mi mamá, mi papá y mis hermanos. Tengo un
hermano mayor que se llama Alberto Antihuala. Él sabe mucho
de la vida mía y me recuerda las cosas. Esto de ser machi no es
cualquier cosa. Es una cosa muy dura. De repente la gente dice:
"Que es bonito", pero no. A veces yo le lloro a la señora (esposa).
Yo sufro, sufrí en mi infancia, no tuve niñez, infancia, no tuve
nada y no pude trabajar ni estudiar, nada. Por eso yo no sé leer ni
escribir, sólo soy un hombre. Pero en cuanto a enfermedad usted
me manda y yo lo sé todo.
En busca del lawen
Son muchas las relaciones con las plantas, son tantas que no
podría decirlo, pero hay plantas para lo justo, y algunas muy
difíciles de reconocer. Yo utilizo muchas plantas, y cuando no
tengo me voy al volcán o a la orilla de los ríos a buscarlas.
Cuando se va a buscar una planta nunca se tiene que ir solo
y siempre hay que llevar una lana de oveja. Si vas al volcán, esas
cordilleras no están solas, esas cordilleras son cordilleras po’.
Entonces tú llevas una lana de oveja y le oras. Y así uno tiene que
hablarle a su planta. Eso significa que yo le dejo una lana de oveja
y le pido que me regale todos los remedios que pueda haber allí
en ese momento. Se deja en un árbol, paradito. Y el pitren (humo
de cigarro) al tiro, entonces con el pitren se pide para que pare la
enfermedad de la persona. Que no hayan más enfermedades y me
den el lawen, así yo lo hiervo y lo entrego. Eso se le da al ngen del
wingkul (cerro) para que dé las medicinas y así yo poder sacar-
las, pero primero se ngillatuka po. Y pitren no más. Me fumo un
cigarro.
El viaje y la preparación del lawen
A los viajes no voy solo, invito a más personas a ayudarme a buscar
las plantas. De repente va mi hermano, mi sobrino o unos primos,
y les pago. Yo les pido las plantas, ellos las sacan y me preguntan.
71 �
Voy al volcán Villarrica a partir de abril, porque aquí no hay y buscar el remedio. "Ah, este remedio le va a hacer bien", me digo. Y
tengo que llevar sacos. Voy por tres días y nos quedamos a dormir. ahí le subo las plaquetas al tiro, en vez de huevearlo como lo hace
Llevo comida, juguito para la garganta para darles a mis ayudan- el wingka.
tes en la noche, además tengo que pagarles el día. Ngillatuko un En los sueños me hablan las plantas y el espíritu me las
ratito no más. También hago viajes en diciembre, cuando empieza muestran diciéndome para qué son. Yo reconozco esa planta y voy
a bajar la nieve. Me quedo flaco de remedios, le digo a la señora a buscarla a la cordillera pasando por el río. Eso significa ser machi
(esposa) que voy a salir. Y cuando ella está libre le pido que me espiritual: escuchar y aprender de los sueños. A mí me habla el
acompañe y así vamos juntos. De repente salgo como tres veces. En espíritu y me muestra la planta. Puede ser uno de los cuatro
verano hago un viaje de casi tres días para después volver y salir de espíritus. Me dice cuál es la planta que necesita. "Eso es para eso",
nuevo, así aprovecho y me preparo para el invierno. Los remedios me dice. Y yo conozco la planta al tiro y me voy otra vez para la
los seco para el invierno y después, sequitos, los hiervo y se los doy cordillera. En el sueño se va a aprendiendo. Todo es por sueño. Eso
a la gente. Ese es el procedimiento, se traen, se secan, se hierven y significa el machi espiritual.
luego se hacen los remedios.
Utilizo las hierbas que voy a buscar a la cordillera porque aquí
no se pilla el remedio. Aquí no se dan las plantas si uno las trae, no
producen. Porque son de allá y habría que traer un saco de arena
de allá. Es por la tierra. Y las saco de muchos lados. De repente voy
al río Chochif o al volcán Villarrica; ahí están las hierbas. Cuando
la nieve se derrite, el volcán ya entregó todo, y cuando está todo
derretido, ahí recién salen florcitas. Para cuando hay un proble-
ma de cáncer hay una bellotita así chiquitita igual que el tomate.
Entonces usted con el cuchillo lo abre y saca lo de adentro, y con
eso empiezo a matar los gérmenes, la parte de los tumores, y así
evitar al tiro el cáncer.
Pero hay lugares donde no se encuentran. Estamos rodeados
de ríos que están pobres y no tienen nada, como el río Weninca.
Pasamos por Mamul Malal, pero está más pelado que el Villarica.
Este si tiene remedios. Gracias a Dios, todos mis enfermos se han
recuperado porque yo conozco las enfermedades. Todos estos Dionicio Antihuala exhibiendo hierbas recolectadas en el volcán Villarrica. P.
remedios tienen que ser de mis manos. Yo tengo muchas conver- Rojas, 2018.
saciones con personas, me dicen que vaya para allá arriba, pero
voy a donde más me quede cerca el Villarica porque ahí me armo Pusieron pino y eucalipto matando todas las co-
de más remedios.
sas que había en la naturaleza
Aquí hay problemas, y es que el Estado chileno ha sido muy duro,
Aprendiendo a través de los sueños no saben, no nos valoran y nos trata muy mal. CONAF nos desvalo-
Los remedios los agarro y tengo que prepararlos con mis propias rizó al sacarnos las plantas, los hualles, explotó cuánta madera. Yo
manos. Porque yo sueño mis remedios. "Pewmalaimi", es soñarse. pienso que CONAF es parte del Estado ¿O no? ¿Y por qué ahora nos
A uno le dicen los remedios en los sueños. Alguien puede estar explotan a nosotros? ¿Por qué ahora nos derrocan a nosotros los
muy grave, puede tener un cáncer y en la noche yo lo sueño y al médicos? Pusieron pino y eucalipto matando todas las cosas que
tiro sé qué remedio tengo que aplicar. Y tengo que viajar al tiro y había en la naturaleza. ¿Para qué hablan de naturaleza si CONAF

� 72 73 �
y el mismo Estado están haciendo lo que no tiene que hacer? Yo
como médico, soy machi espiritual y naturista. Soy espiritual y
por eso tengo mi rewe, mis espíritus, los del treng-treng, panche,
panche lawen, panche kurruf, panche newen, de muchos años, más
de dos mil. Panche significa treng-treng, donde nacieron de las
piedras. Del treng-treng.
La atención y el trabajo con los espíritus
Atiendo los martes y viernes, y cada trabajo tiene su precio. El
machitun sale doscientas cuarenta lucas26. Pero es espiritual, ese
es machitún po’, con arte. Entro en kuimi [trance], entra el kurruf.
Son cuatro espíritus con los que trabajo, ellos son mis abuelitos.
Son dos mujeres y dos hombres: la mujer trabaja a la mujer, el
hombre trabaja al hombre. Si no, el machi sería insolente. Hay
cosas que son insolencias, entonces el machi tiene que trabajar
legal. Cuando hay una mujer enferma, el machi trabaja con dos
espíritus mujeres. Y cuando un hombre está enfermo hay que
machitucarlo, y se trabaja con dos espíritus hombres y hay que
hacer rewetun. Rewetun machi. Si no se hace rewetun, es como un
niño que ni siquiera llegó al cuarto medio y no obtuvo nada. Pero si
hay un hombre, aparecen los cuatro espíritus, pero como también
hay que cuidar el rewe, dos se quedan ahí paraditos y mandan a
los otros dos a que trabajen con el machi. Por eso es que el machi
se levanta y va para arriba a su rewe hasta acariciar a sus otros
chiquititos que están ahí. Y así, cada uno llega a su destino y el
machi trabaja muy tranquilo.
Yo sé muchas cosas; levanté a una niña allá de Wiñoko que
tenía cáncer o la leucemia. Llegó con la cabeza peladita y un año la
traté. Gracias a estas manos se lo arreglé. Le subí las plaquetas, le
subí todo, le dije todo lo que tenía que hacer. Trescientas sesenta
y ocho plaquetas son las que tiene que tener el ser humano, y ella
tenía doscientas. Se las subí, porque cuando el cáncer está someti-
do hay que saber subirlo y rápido porque se vuelve tumor. Hoy me
llama una señora y me dice que mi paciente ya está bien, a ella le
subí las plaquetas y le reventó el tumor.
De repente me llaman de urgencia. A veces para guagüitas
chiquititas, lo que sale barato. Yo les digo: "Ya, llévelo nomás si
aquí no se cancela porque es una guagüita chiquitita". Las traen
26 Valor del año 2018.
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para santiguarlas, hacerle todo. Pero todas las santigüaciones que
yo hago son para toda una vida. No es como otras santiguacio-
nes donde por ejemplo le dicen: "Tráiganmelo mañana y pasado
mañana también". No, lo que yo hago es para toda una vida.
También hago cremas para distintos cuidados, para la exfolia-
ción, para todo. Hago pomadas, cremas, de todo. Afuera de la
atención se venden las cremas a dos lucas y resultan muy efecti-
vas; para cosas de hongos, entre otras. Ocupo una camilla donde
atiendo. Aquí hago mi trabajo y todos los procedimientos. Les
tomo la presión, les damos los remedios para lo que necesiten,
todo lo que es cáncer y esas cosas. Esta es la medicina cultural
mapuche.
Cartel de precios año 2019 consulta Dionicio Antihuala en Pilinhue. P. Rojas,
2019.
La camilla me la regaló la señora Griseldis Von Appen. Ella llegó
por un diagnóstico que tenía de cáncer a la piel. Ella es dueña de
People Health People. Y entonces vino y me dijo: "Don Dioni, pero,
¿cómo?" Yo le dije: "Y si usted paga los mejores médicos, ¿por qué
tuvo que aterrizar aquí?’’ Y agregué: "Ya, yo te voy a mejorar. Te
voy a hacer todas las cosas, todos los análisis, todo completo, todo
bien". Le hice todas las cosas, se mejoró y me trajo esa camilla de
regalo e incluso una silla de ruedas. "Para toda la gente que se
enferma", me dijo. Incluso me prometió que iba a venir a hacerme
una rukita para mi atención. Me dijo que era buen médico. Allá en
Santiago, en la clínica Las Condes le habían dicho que tenía cáncer
75 �
y yo le dije que no tenía. Vino a buscar sus remedios y después
volvió otra vez. Se comprometió de palabra. Y como me dijo que
era dueña de un fundo le dijo a su capataz que si me veía buscando
remedio me llevara al cerro y me permitiera sacarlo.
Ahí está mi sanidad al final. Ella me dijo que yo no era como
los machi de la Araucanía, en Temuco. Le dije que no soy como
ellos porque lo único que saben es andar en mala, peleando con
la gente y yo no. Yo soy de aquí y aquí llegan wingka y mapuche,
sea quien sea. Aquí llega de todo. No hay gente cortada (excluida),
quien quiera puede venir a verme. Lo que es sanidad es sanidad.
Aquí se atiende a toda la gente. Les hago el diagnóstico, comple-
tamente. Tengo un traje con el que trabajo, es muy bonito. Me lo
regalaron allá en Aluminé en Argentina. Estuvimos allá traba-
jando, ahora estamos internacionales. Estamos yendo a Zapala,
Aluminé, San Martín, todo mi trabajo fue para allá. Y ahí me
regalaron el traje. Ellos me vienen a buscar y yo llevo los yuyos.
Los yuyos son los remedios, y esos los llevo listos. Todo preparado.
Allá voy yo a trabajar y hago remedios. Llevo para atender a dos
personas y me quedo siquiera una semana. En abril fue la última
vez que fuimos.
Enfermedades y sanación
En los sueños los espíritus también me avisan si mi enfermo no va
a mejorar. A eso de las cuatro de la mañana me lo dicen: "No va a
mejorar tu enfermo". Los espíritus están a cargo de ellos. Y me hacen
saber la medicina para distintos problemas; yo sé muchas medicinas,
muchas cosas. Como por ejemplo cuando la mujer tiene problemas
y no puede menstruar. Yo le hago correr la menstruación y le hago
control.
El VIH es más rápido sacarlo, no es tanta tecnología porque yo
lo veo. Lo he atendido en Arica y de allá vienen para acá también.
Me llega mucha gente aquí. Cabras enfermas del VIH, yo le doy los
remedios y bien retadas más encima. Hay que derretirle al tiro no
más ahí donde está el virus. Hombres y mujeres tenemos vagina,
y la mujer también tiene pene. La lengüita que tiene es el pene de
ella, y por eso hay mujeres que son travestis, y hombres que se les
queda la manito atrás, porque quieren asumir lo mismo. Y ahí uno
ve al tiro y dice: "Ah, este remedio, este remedio".
Las enfermedades que se tratan son el VIH, que es el más
rápido de tratar, el cáncer que cuando se está metiendo es más
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fácil de derretirlo porque contempla tumores. El cáncer o la leuce-
mia también es lo mismo, porque ese va a la sangre. El otro, el
cáncer pulmonar, renal o cuando hay cálculos renales. Problemas
de páncreas, porque el páncreas es una fibra y de repente se pone
fibra de páncreas y ahí se pone todo mal, y te duele la espalda. Ahí
hay que derretirlo todo porque hay una vena de la parte no sé si
treinta y dos y cuando se traba no está entregando líquido porque
son ciento treinta y ocho terminales que tiene el ser humano. Y de
ahí parten otras enfermedades. La leucemia cuando está súper
metida se puede tratar, pero cuando está muy metido. Yo traté
una mujer en Wiñoko con un tratamiento de un año, el año lo
tuvo que entregar, completamente. Quebraduras yo no he visto.
Eso lo ven los componedores de hueso, y se lo doy a ellos. Don Vera
compone huesos, vive bajando para Panguipulli.
El lawentuchefe y su relación con el machi
Los lawentuchefe no son machi. Ellos se basan de la vida de uno.
De hecho, nosotros somos los que los apartamos siempre porque
sabemos mucho más que ellos. Yo no creo que el lawentuchefe
sueñe tampoco. Ellos me compran a mí el remedio. Yo tuve un
puesto en Coñaripe, estuve dos años, dos temporadas y después
no fui más. Teníamos un toldo municipal y allá les vendía remedio.
Andaban lawentuchefe y al final eran mi mejor cliente porque ellos
me compraban los remedios para vender y así me quedaba sin
remedios.
El eclipse del yo y el mundo de los espíritus
En el momento en que se está trabajando con los dos espíritus,
de alguna manera uno se eclipsa. Se comienza a hablar, pero son
los espíritus. Y cuando me pierdo alguien tiene que tomar esas
palabras. Ese es el dugun machife. Pero eso lo hace otro y ahí tienen
que buscarlo ellos, los clientes. Adonde yo voy a machitucar ellos
tienen que buscarse su dugun lawen, dugun machi. No tengo uno
yo siempre, yo voy a trabajar nomás. Mi papá me hablaba antes,
el mismo se atrincaba conmigo, pero como ahora está sordo y ya
no da más, se terminó. Aquí ya no hacen nada, pero si lo llegan a
hacer tienen que buscarse. El otro con el que trabajo es con don
David Rain.
En los sueños habla un solo espíritu. Los otros tres entran
cuando estoy trabajando, cuando estoy parlamenteando. Uno de
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los cuatro espíritus me habla en los sueños, cualquiera de esos. Esta es mi mamá, yo la adoro, no quiero ni que me la toquen.
Ellos saben qué es lo que viene. Son machicitos chiquititos y eso La trajimos de Santiago hace como cinco años y está bendecida.
no lo sabe nadie, nadie los ve, yo no más los veo, ni mis hijos los Quiero poner una gruta y dejarla ahí, para que la gente le ponga
ven. Vienen como una voz y sólo hablan en mapudungun. No saben una velita, le pidan a ella y a su santito.
español, pero lo entienden a uno. Cuando nombran las plantas va
para la enfermedad no más, si es para el cáncer, VIH, para la fiebre
o castigo de Chaw ngenechen indican las plantas directas.

El castigo de Chaw ngenechen

Cuando es castigo de Chaw ngenechen eso lo calma uno. Porque
ahí yo mando mi arte, mis espíritus y lo calman al tiro. Eso se da
cuando se hacen desarreglos y cosas malas en contra de su misma
mapu. Como cuando se va a un ngillatun diferente en otro lado, o
se va a las tomas a ayudar con kultrunes, a purrukar, eso tampoco
lo pueden permitir porque los espíritus y el mapu se enojan. Como
cuando estuve en la Aluminé, San Martín y Zapala. Todos me
conocieron y respetaron porque yo sabía mucho y los argentinos
dijeron: "Allá no valoran lo que tienen".
La enfermedad de Chaw ngenechen la trato con mi kurruf, con
mi arte. Con mi espíritu, porque yo soy espiritual y no puedo
rechazarlo, siempre va a ser así. Diciendo Chaw ngenechen, y
respetarlo porque aquí somos nuestra mapu, nuestra tierra. Y
nuestras tierras de mapuche que somos nosotros hay que valorar- Dionicio Antihuala junto a figura de la Virgen María en su consulta. P. Rojas,
lo y quererlo, porque nuestro Chaw ngenechen nos dejó así. Los 2018.
ngen se enojan si no.

Apoyos y acompañamientos
A mí me llega gente de todos lados, de Coyhaique, Santiago, de
muchos lados y con cada cosa, entonces yo les digo a los machi
que tienen que saberse todas esas medicinas, saberlo, si no saben
entonces para qué son machi. Hay gente que yo veo y dicen que
trabajan en Panguipulli o andan en las radios hablando de su
trabajo, pero si usted le pregunta sobre medicina no le van a
responder porque no saben. Yo trabajo también con Chaw ngene-
chen. Del wenu mapu chaw y el wenu mapu ñuke. Eso significa diosi-
to. Yo puse una virgen ahí en un lugar de mi casa, porque todos
fuimos bautizados a la etnia mapuche. Aquí tengo a mi madre (la
virgen) porque yo fui católico toda la vida. Esta tiene que darme
muchas cosas. Le pido todos los días que me ayude, los viernes y
martes que me acompañe. Yo la quiero mucho a esta madrecita.

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 Relato 6
Armando Altamirano Amoyao
Aprendiendo de los hongos y las plantas
medicinales
Me llamo Armando Altamirano Amoyao. Tengo sesenta y siete
años. Soy nacido y criado aquí en Punahue. Mi abuela se llamaba
Juana Curilef Yancamán. Vivía y murió acá. Ella me enseñaba;
salía con ella a buscar plantas y hongos. Y me decía: "Esto y esto
es bueno para tal cosa". Entonces ahí yo lo veía. Luego lo procesa-
ba, lo echaba a secar y en el invierno se cocinaba. A los diez años
empecé a salir con mi abuela. Se salía por estación. En el otoño
sale callampa (Suillus luteus) y en el invierno el gargal (Grifola
gargal) y el pike (Ramaria flava). Igual en la primavera ya busca-
mos. Lo que reconocían sabía mi mamá, que se llamaba Elina
Amoyado Curilef, y mi abuela. Nosotros conversábamos tantas
cosas. Buscamos el maíz del monte que le llamamos, el collocho
(Chusquea culeou). También eso se comía mucho antes. El collocho
que se vuelve colihue. Muchos me dicen: "Oiga… ¿a usted no le da
vergüenza conversar?". Porque esas son historias que hoy día no
están. No se ven, no existen. Hoy día poco se recuerda. Poco sale
también.
Armando Altamirano en su camping en Punahue. P. Rojas, 2018.
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Reconociendo el bosque
Salíamos en la mañana. A las siete de la mañana. De repente en
la tarde a mediodía. Pero lo que yo recuerdo de mi abuela era que
nunca sacaba las cosas así sin más. Le pedía permiso a la tierra. Sí,
íbamos al bosque y le pedía permiso para poder recoger productos.
Eso es lo que yo no entiendo porque ellos hablaban en mapuche.
Pero después me traducían al castellano lo que decía. Y me decía
ella: "Un día hijo tú vas a ser adulto. Vas a tener reconocimiento
en estas cosas". De medicina también sabía mi abuela y gracias
a eso estoy vivo. Porque yo para el Golpe Militar fui golpeado. Yo
tenía veinte años cuando pasó el Golpe. En esos años me sacaron
la butimalla27 a palos y quedé vario tiempo enfermo. Después me
enfermé. Y me acordé de mi abuela y de mi madre. Comencé a
buscar las hierbas y todavía me recuerdo. Y con eso estoy hoy día
a salvo y en vida. Las hierbas medicinales. Es una cosa tan simple.
Porque yo botaba una materia amarilla por los intestinos. Buscaba
el tronco de nalka, limpia plata (Equisetum bogotense), el palo santo
(Guayacum officinale) que le llamamos. Treule le llaman muchos
mapuche. Y el otro es el tineo. Para los moretones, los machuco-
nes. Claro, ahí me recuerdo todo. Entonces gracias a eso estoy vivo.
Yo boté todo lo que tenía de los machucones.
Íbamos a buscar plantas por esa parte para allá. Era para Molko
que íbamos. Antes era campo insigne todo eso. Ahora es zona
insigne pero está usurpada por los gringos. Los Avayú. Y esa zona
igual está usurpada por Luksic. Pero lo que pasa es que aquí hay
una historia. Lo que pasa realmente es que aquí está involucrado
el Estado. Nosotros si llegáramos a hacer un procedimiento de las
tierras no le echaríamos nada la culpa a Luksic. Porque Luksic
compró no más. El Estado vendió en el tiempo de la dictadura.
Éramos yo y mi abuela. Después cuando me dejaban en la casa
iba con mi mamá. Salía a buscar. Ella también salía. Después yo
me quedaba en el rancho. No se usaba la bolsa, se usaba el canasto.
Puro canasto. Canasto de quila y la chilwa (Baccharis sp) que la
hacía de boqui. Nunca se usó la bolsa. Esos los hacía mi abuela.
No me recuerdo cómo los hacían. Cuando uno es niño no toma en
cuenta las cosas, lo deja pasar no más. Entonces cuando uno ya va
pasando los tiempos, los años. Siempre recuerdo las cosas de mi
abuela y de mi mamá. Pero es muy poca la gente que se recuerda
de eso hoy día acá. Yo les hago conversa a veces a algunas vecinas.
27 Expresión utilizada para designar una golpiza.
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Les digo: "¿Recuerdan?" Y me dicen: "No… yo no he comido nunca
esas cosas". Es que se hacen los italianos no más.
El cuidado de la mapu en la recolección
Estábamos en el bosque unas dos o tres horas. Había productos
que era llegar y tomar no más. Era reproductivo. Pero hoy día
es igual como el salmón y el chancho jabalí, se están perdiendo.
Barrían con todo, pero no se puede. Para el desperdicio no. Lo justo
y necesario para poder parar la olla en el día no más. Siempre para
dos días, pero por ejemplo ella (abuela) nunca sacaba o arrancaba
la planta porque me decía: "Esto es la raíz y tiene que darse de
nuevo". Claro, le dejaba las raíces. Entonces para poder ir nueva-
mente a buscar. Y se procesaba. Ella lo hacía con arvejas, porotos
(Phaseolus vulgaris), repollo (Brassica sp). Todos productos natura-
les. Legumbres, todas las cosas. Era la alimentación. Porque en
esos años se veía muy poco pan. Por eso cuando nosotros echamos
la talla (broma) con alguna persona o conocido, digo: "los chicos
antes salían re duchos porque los viejos comían bueno, naturales".
Hoy día no po’, porque se comen puras cosas artificiales no más y
es por eso que hoy día el humano dura muy poco. Y también hay
que saberse cuidar porque hoy día hay enfermedades. Imagínese
que mi abuelo, ¡mi abuelo! Vivió ciento veinte años. Y todavía
andaba a caballo. Hoy día un viejito de ochenta años ya no se
puede las patas po’. Es muy rara la persona que hace ejercicio. He
visto por la televisión a viejitos que tienen ochenta y cuatro años,
pero ellos están en ejercicio po’.
Lo que yo le entendía a mi abuela cuando iba a sacar el hongo
es que decía: "Permiso, mapu, voy a llevarme este producto, estas
cosillas o estas cosas". Ellos sabían la práctica que hoy día nosotros
no sabemos. Ellos hablaban con sus palabras en mapuche.
Entonces decía: "Para poder sustentarme hoy día".
Ella cocinaba en olla. En olla de fierro. Como comida, como
sopa. Ella lo preparaba ahí. Los acumulaban. Todo acumulado y,
después de eso, le echaban otras cosas. Los echaban junto con las
arvejas porque ya esas cosas estaban cocidas. Y con las arvejas
cocidas también. El repollo no más que había que echarlo a hervir
primero. Y después echarlo procesado y todo eso.
� 82
Las parteras de la familia y los saberes con las
plantas medicinales
De lo que yo me recuerdo es que mi abuela era partera. Porque los
hospitales se ubicaron últimamente. Entonces antes la buscaban
mucho para la cuestión de los partos de las madres. Eso sí, que
no podría estar mintiendo porque no sé qué remedio buscaba
para eso. Eso sí que no sé. Mi mamá siguió lo que hacía mi abuela.
Ella siempre salía a acompañar y me decía: "Anda a buscar tal
hierba". Y como yo la conocía salía a buscar. Ahora está un poqui-
to olvidado pero siempre me recuerdo algo. Ella se llamaba Elina
Amoyado Curilef. No ayudaba nunca al parto, ella ayudaba a
buscar remedios no más. Ahí, como era cabro chico, mi mamá me
mandaba a buscar a no sé dónde para apoyarla. Pero todo para
uso familiar. Por ejemplo, ahí le conversaban: "Oiga…". Antes no se
hacía el negocio por plata. Antes se hacían trafkintu. Preparaba los
remedios y como que se los vendía al otro. Y la otra persona le traía
por ejemplo doce kilos de papa que se llamaba almud28. O si no le
traía un almud de papas, un almud de trigo o un almud de arveja,
como ella quería. Ese era como trafkintu. Ella entregaba el líquido
en botella. Entonces ahí le decía a la persona: "Esto es bueno para
esto y esto". Y hoy día ya no existe en las personas eso. No existen
acá. Pero para afuera existen todavía. Los machi más que nada.
Hacían los sobreparto como le decían ellos. Los sobreparto no
lo entiendo mucho pero es cuando la persona dice que le duele
la cabeza. Y la mujer cuando tiene su parto dice que le duele la
cabeza, entonces buscaban esos remedios para que a la mujer le
pasen esos males que tenía en la cabeza. Ahí no entiendo mucho
la palabra sobreparto, pero es como le decían ellos.
Y el remedio lo iba a buscar al bosque. Nunca las traía a la casa.
Porque era su tradición y su costumbre. Como le decía de antes.
Cuando toda esta gente por ignorante que era, eran analfabetos.
Pero ellos tenían su misión de conseguir, de pedir, como decía,
a la mapu. Como le decimos nosotros, a la madre tierra. Pedirle
permiso para poder sacar una planta. No es nada decir: "Chuta,
esta planta me la llevo porque es bonita". Que esas son tradicio-
nes de los mapuche, todavía existen. Porque yo mismo cuando
voy al campo y me gusta una planta digo: "Oiga sabe qué, le pido
28 Designa un tipo de medida utilizada antaño, hoy prácticamente en desuso en el área. Para
el caso, el almud correspondía a cajones de madera que contenían aproximadamente 12 kilos
de papas.
83 �
permiso". Le digo: "Oiga, sabe plantita; permiso mapu yo voy a
llevarme esta plantita porque la necesito y la voy a llevar para mi
casa". La hierba tenía que seguir en su lugar, porque si no, no se
reproducía.
Trabajos en la juventud
Hasta los catorce años acompañé a mi abuela porque salí a traba-
jar después. Por ahí, de mocito no más. Pero aquí entre los vecinos.
Aquí no más, ayudándoles. Anteriormente la dedicación de los
viejos era la pura agricultura y ganadería, nada más. No salían a
las empresas a trabajar. Y si les faltaba algo vendían un animal y
compraban generalmente lo más preciso. Que la hierba, el azúcar
y todo. La harina era una cosa así como ridícula porque casi se
comía los puros días domingos el pan. Era una cosa igual como
cuando uno se junta con la familia a comer un asado. Así era. Una
vez a las quinientas. Y los días de semana se comían puras cosas
de legumbres. Harina tostada, arvejas molidas y papas cocidas. Y
la carne se comía muy poco también. Mi abuela decía que la carne
es buena pero produce enfermedades.
Después de los dieciocho años, a los veinte, salí allá a trabajar
a la empresa. Una privada que estuvo en Pirihueico. Se llama-
ba Complejo Forestal Maderero Panguipulli, y ahí duré un año.
Después me tomaron detenido cuando llegó el Golpe. El setenta
y tres. Aquí yo vi matar a mucha gente amiga. Aquí en el camino.
Pasaban los milicos y los baleaban como unos animales, los
echaban y los tiraban como un saco arriba del camión. Yo me
salvé porque “el de arriba” es grande no más. Los carabineros me
sacaron la cresta a palos, pero gracias a los milicos a mí me entre-
garon a las Fuerzas Armadas. Andaba un comandante y no me
pilló delito así que me dijo: "Yo no te encuentro nada". Pero llega-
ron nuevamente los carabineros y me tomaron detenido. Estuve
un año en prisión preventiva. Como un delincuente. Y aquí me
dejaron cuando me detuvieron.
Experiencias en dictadura
Me cuidaban día y noche. Pero fue un refrán ese. Esa fue suerte
porque ya me tenían cabreado. Yo me decidí una noche cuando
iban a ser once meses. Habíamos empezado a tener ovejas, cerdos,
chanchos y jabalí en esos tiempos, mezclados, yo tenía un corral.
De todas maneras, yo no fui tan de cometido, pero tenía mis
� 84
cosas. Si aquí se pasó mucha hambre, mucha ruina en el tiempo
de la dictadura. Después yo tenía once meses y solía salir en el
día a picar leña y no me di ni cuenta que había dos pacos detrás
de mí ¡Puta que me daba rabia! Con el hacha les iba a dar. Tanta
injusticia.
Entonces hoy día todavía no se ha terminado. Hay un desor-
den más grande que no se puede entender. No hay un orden. Y
ahí cuando un día salí, ladraban y ladraban los perros y yo le dije
a mi señora. Ella en esos años era jovencita, ahora con su enfer-
medad se fue para abajo. Yo le dije: "¡Ya mierda!, ¡ya mierda!, esta
noche no importa que me maten estos pacos reputa de su madre".
Salí para afuera con un machete y dije: "¡Qué puta de su madre
andan hueviando aquí! Me andan robando las ovejas, ladrones
de mierda". Yo sabía que eran los pacos. Fue un santo remedio.
A los tres días me llamaron. Me llama el jefe que estaba a cargo
del Retén de Carabineros de Choshuenco. "Ya", me dice el viejo.
El sargento se llamaba Paulino Flores Rivas. Yo tengo en la mente
todos estos pacos que me maltrataron, no se me han olvidado de
los cuarenta y tantos años que estamos. Y ahí me dice: "Hoy día
haces la hueá que quieras, estás libre, hueón". Y yo le dije: "Oiga,
yo le voy a hacer una pregunta: ¿Por qué estoy libre si ustedes me
tienen procesado por un año?". Me dijo: "Porque tú no haces nada
po’ hueón". Y ahí quedé liberado y salí a trabajar. Salí a buscar pega
aquí adentro. Después, como tenía herramientas me recibió un
patrón particular. En esos años se trabajaba mucho la madera y
entré a trabajar ahí. Después trabajé por mi cuenta. Me dediqué
a los animales. Todo el tiempo me gustaba trabajar con animales,
todavía tengo. Pero los otros los tengo un poco más arriba, en el
otro predio. Y así vi mucha gente, era una lástima. Mire, para mí
el Golpe estaba bien, pero el proceso que se hizo no fue bueno.
Porque resulta que justamente cuando estaba el Partido Socialista
de Salvador Allende, a usted lo miraban en cualquier parte y no
había respeto. No había. Y entonces después pasó la cuestión de
la ruina, que se formó mucho el mercado negro donde había que
hacer cola. No había trabajo.
Si el gobierno de la Unidad Popular hubiera sido fuerte, habría
sido bueno. Pero el hombre, el mandatario, extendió mucho la
mano a las Fuerzas Armadas. Entonces las Fuerzas Armadas le
empezaron a jugar por debajo. Hizo cambio. Y el mismo general
Pinochet lo traicionó po’. Lo más malo que hizo el gobierno militar
85 �
es que hizo masacres. Aquí pagaron las consecuencias hasta los
niños chicos que nada que ver. Lo que pasa es que en el gobierno
militar había un sentido de que se respetó mucho al mapuche.
Ahí no hay nada que hacerle. No había organizaciones como hay
hoy día. Entonces no se utilizó eso para recuperar las tierras.
Para ordenarlas. Y el viejo ese, el Pinochet, tenía eso. No le tenía
miedo a los mapuche, pero les tenía como un respeto. Entonces el
gobierno militar mandó a hacer la división de tierras para que la
gente tenga un proceso de subsidio. Pero hay un sentido. De que
los gallos, hasta los mismos topógrafos, andaban como un paco po’
señor. Entonces no se recuperaron las tierras como se debe hacer,
igual como se hacía en otras comunidades. En otras comunidades
se unieron. El cacique se unió con su gente cuando vino el topógra-
fo que estaba encargado de la mensura de tierras.
Aquí los mapuche vivían todos en sus campos. Aquí no les pasó
nada. Lo único terrible aquí es la ruina que se pasó. El hambre.
Aquí no les pasó nada. Si aquí lo único es que fue la clase obrera
que sufrió. Y esa se fue para abajo. En el tiempo de los setenta
se hizo la toma de todos los fundos. Sí, de todos los fundos. Y
eso se lo tomó el Estado e hizo esa toma. Entonces los trabajado-
res empezaron a administrar. Pero la gracia es que no supieron
administrarlo. Estaba administrado por los trabajadores pero
como llegó está cuestión de la dictadura y del Golpe militar. Pero
hoy día muchos fundos Pinocho29 los regaló. No, si aquí hay harta
cuestión de corruptos.
Recolección y procedimientos con los hongos
Siempre he seguido recolectando, desde chico digamos. Parte del
mes de marzo ya empieza. Hasta los meses de invierno en junio.
En la tarde voy de repente cuando me doy un tiempo. Llevo una
carretilla y traigo por saco, así. Después tengo la pega de limpiarlos
si po’. Tengo que limpiarlos, recolectarlos, sacarles toda la basuri-
ta. En la casa, después de eso, ya estando limpio, hay que echarlo a
hervir. Pero un hervor fuerte. Y después hay que llevarlo al estero
porque hay que harnearlo para que se le salgan las migas al hongo.
Igual que en un canasto. Se hace en el agua para que se vayan todas
las migas que tiene. Y después se deja secar ahí, en el aire, afuera
po’. Se deja ventilar. Y después estando bien ventilado, se busca
29 Se refiere a Augusto Pinochet Ugarte.
� 86
una bolsa de nylon. Se va procesando ahí y se echa a congelar. Ese
es el proceso. Hoy día no he hecho. No sé, hay dos sentidos de hacer
las cosas. Otros es secarlo, procesarlo y secarlo. Y lo otro es echarlo
al congelador. Generalmente es mejor echarlo al congelador.
Entonces eso es bien interesante porque en el fondo hoy día
hay otras prácticas para poderlos procesar. Nosotros hicimos la
prueba con mi señora que se llama Celinda Trafiñanco Colipán.
Por ejemplo, probamos con el hongo que le llaman el pike, el
gargal y la callampa. El loyo (Boletus loyo) es muy difícil pillarlo. Es
muy escaso y no hay. Hay, pero es muy raro pillarlo. Bajo el roble
(Nothofagus obliqua), sale en la humedad. Pero lo que pasa es que
es difícil ya. Se está perdiendo. El chicharrón (Gyromitra antarc-
tica) como le decían antes. Un coquito tojo y café, que el nortea-
mericano lo compra mucho. Es muy caro, muy carísimo. Porque
antes andaba un gringo, un norteamericano que los compraba.
Chicarrones yo le digo, pero tiene otro nombre. Entonces hacía
cinco años atrás el kilo se estaba pagando, procesado, sesenta mil
pesos. Es caro. Y seco hay que procesarlo. Pero nosotros pillamos
otra técnica de procesar el hongo, tiene un poco de pega, pero vale
la pena. Hoy día como hay congeladores, uno lo congela. Entonces
tiene que echarlo a cocer y hacerle varias cosas para que quede
limpio y a punto de cocinarlo no más po’.
Hongos en la economía familiar
Antes todo era consumo familiar porque aquí se salía a vender
pero no había una comercialización como hay hoy día. Ahí era
para consumo no más. A mí se me ocurrió hace dos años. Porque
vi un sistema que se puede vender. Yo los ofrezco en mi clientela
que tengo. Los salgo a negociar a los restoranes de Panguipulli.
Hay que llevarlo en una hielera. Mi gente conocida que tengo en
el restorán me lo compra, me lo arrebatan. El que más se compra,
por ejemplo, es el pike y el changle. Porque son dos cosas distintas
que salen un poquito más. Pero la callampa es una cosa de mirada,
por ejemplo, lo ve hoy día y mañana no hay.
Hoy el turista anda buscando otra alternativa de comida.
No anda buscando la cosa más de leserita, no anda buscando la
cuestión de lujo. Ahora el turista anda buscando la cuestión típica.
Mi hija vende comidas típicas, pero ahora se nos terminó. Ella
tiene restaurant ahí. Nosotros para venderlos como un producto
de comida no le podemos decir hongos. Comida típica del bosque
87 �
no más. Porque yo no le puedo llegar y decir al turista: "Le vendo
este plato de hongos". Él no va a saber qué significa. Pero más fácil
esa palabra. Yo aquí ya tengo turistas conocidos hace años, quince
años. Ellos llegan como una familia. Aquí a mi casa llegan, pasan,
tocan y me van a saludar. No los puedo dejar afuera porque son
conocidos.
con don Alejandro que era el alcalde en esos años. Él me ayudó un
poquito. A mí me chocó harto aquí el Servicio de Salud porque no
hay agua potable. Porque tuve que hacer todo particular. Después
tuve que meterme a una financiera para poder sacar plata y me
fui a medias con esa hueá porque no ve que uno va a media con
eso. Pero gracias a Dios ya estoy libre. Ya no debo nada, ni un peso.

El rescate del bosque y el camping

Por ejemplo, nosotros tenemos bosque pero siempre lo estamos
dejando de reserva. Rescate para que nuestros nietos los vean. Yo
tengo una parcela allá arriba pero está cerrado. Son ciento veinti-
dós hectáreas. Es para puro turismo. Entonces la idea de esto fue
para poder pasar el tiempo. Aquí uno no se va a hacer rico, pero
para tener entretención. Me gusta esta pega porque ya para tener
otros ambientes con las personas. Yo vine viendo de harto rato
cuando anduve en gira de turismo. Vi unos campings, en Corral,
cerca de Valdivia. Después vi otro para allá. Pero no me gustaban.
He mirado hartos campings y algunos no me gustaban por la parte
de higiene, entonces yo digo: "Un día cuando tenga camping voy a
mantenerlo lo más limpio que pueda".
Y me fui dando cuenta porque dije yo: "Si hay la posibilidad de
que el Estado está dando cosas para que uno invierta. Y aunque
el ingreso que sea…". Aquí muchos de mis vecinos les he dicho que
pueden tener una cosa como esto. Porque este campo no es mío,
es de mi hija, pero aquí las lucas son mías. Pero le dije yo: "No, qué
vamos a estar hueviando, dándole plata al Estado, no. Sí uno porfía Armando Altamirano junto a dos coihues de su camping en Punahue. P. Rojas,
hay que tener reglamento", porque en ninguna parte te van a dar 2018.
cosas clandestinamente. Y se me vino la idea y le dije: "Sabe qué,
se me vino la idea, ¿tú podís pasarme un retazo de tierra? Una vez Problemáticas
que me lo des, o me lo arriendas, o un comodato o una cosa así". Los niños hoy día no tienen mucho interés en eso. Pero a lo mejor
Como ella trabajaba en Santiago. "Ya po’, te lo paso", me dijo. "Pero si yo le voy dando el ejemplo día a día antes de que me vaya para
sabes…", le dije yo, "para poder trabajar tranquilamente, si algún el otro lado, como dicen. Pueden tener la visión de recuperar eso.
día cuando yo este viejo esto te lo voy a entregar". Y así trabajamos Porque uno estable no va a estar aquí. Porque yo ya voy a tener
con ella. Me dio un poder notarial para poder hacer el negocio y setenta años.
después había un proyecto en la CONADI30. Y me financió con Las plantas todavía las voy a buscar. El remedio de repente está
tres millones de pesos. Pero esto fue en el año dos mil. Desde el en la casa y uno de repente no lo sabe. Yo por muchos años busca-
dos mil tres empecé a trabajar aquí. Y después tuve que ver con ba la ortiga de huerto. Esa hierba la tomaba y todavía la tomo. Se
la cuestión de dirección de obras. Tuve que hablar con el alcalde, requiere porque esa ortiga da energía a la sangre. Ese limpia los
órganos. Da energía al cuerpo y cosas increíbles.
30 Sigla que designa a la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena.

� 88 89 �
 Lo que pasa con la cuestión de los hongos es que generalmente
tenemos muchas cosas que conversarle a la gente. Porque eso hay
que ir haciéndolo. Hay que hacerlo a través de cursos, hace falta
eso. Capacitación. Alguna persona que esté interesada en llamar
una reunión a los jóvenes que sean del campo, por ejemplo. Porque
de la ciudad, esos cabros no tienen idea. La capacitación en primer
lugar, para que la gente mapuche y los jóvenes se vayan enterando
de lo que es bueno y de lo que hay. A lo mejor muchos de los jóvenes
van a decir: "Mire, mi abuelo hacía esto, lo preparaba". Es la única
forma de seguir. Procesar estas cosas y que salga así a flote. Porque
en otra forma no hay casi.
� 90
A modo de cierre
Este libro ha buscado invitar a los lectores a internarse en los bosques
de la comuna de Panguipulli en la Región de los Ríos de Chile. Por
medio de relatos en primera persona en torno a las plantas que estos
cobijan; especialmente, aquellas destinadas a sanar, denominadas
lawen.
La idea central que recorre el libro es que en la cultura mapuche
las aperturas y posibilidades brindadas a las plantas son múlti-
ples. Esto se haya asociado al modo en que son entendidas, antes
que objetos inertes, corresponden a seres activos y en estrecha
complicidad con las vidas de las personas y quienes las rodean.
A través de los relatos se identifican valiosos conocimientos
sobre las características y procedimientos para la recolección de
plantas, las distintas enfermedades y los preparados adecuados
para hacerles frente; los vínculos entre el saber ancestral y el saber
biomédico oficial; los principios de cuidado y suficiencia que se
deben adoptar al penetrar en el bosque; las aperturas de los lawen
con los sueños y seres como ngenechen y los ngen; la variedad de
hongos del área; la circulación y difusión de los lawen; las proble-
máticas que amenazan su pervivencia; así como las proyecciones
que vislumbran las personas que los utilizan para sanar.
De esta forma, las plantas son verdaderas cápsulas de infor-
mación codificada para quien sepa acercarse a ellas, atenderlas
y escucharlas. Y en ese tránsito es que, además, se revelan como
especies compañeras para las personas: si bien es claro que, desde
un ángulo, son las personas quienes las utilizan y se valen de las
plantas; desde otro, es evidente que son las plantas las que se
sirven de las personas para trasladarse, seguir reproduciéndose y
poblar los territorios.
Este poder de las plantas se asienta sobre complejas relaciones
socioecológicas, las cuales se manifiestan de forma patente en
el área del conocimiento medicinal. Conlleva este una atención
detallada al territorio en su totalidad, siendo especialmente
relevantes los bosques, ríos y volcanes.
También implica diversas relaciones sociales. Justamente, las
situaciones que se presentan en los relatos dan cuenta cómo junto
a las prácticas, las experiencias y los recuerdos, van emergiendo
diversos tipos de vínculos con familiares, vecinos y personas en
general, tanto vivas como fallecidas.
91 �
 Y quizá ese aspecto sea uno de los más relevantes que eviden-
cia el libro: devela el modo en que las personas, por medio de las
relaciones con las plantas se van construyendo. Ya sea vinculán-
dose con otras personas mediante el lawen, o utilizándolos para
traer la salud al cuerpo y, en última instancia, a la comunidad.
� 92
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