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Papeles del Psicólogo

ISSN: 0214-7823
papeles@correo.cop.es
Consejo General de Colegios Oficiales de
Psicólogos
España

Moreno Arnedillo, José Javier


Los problemas psicológicos no son enfermedades. López, E. y Costa, M. Madrid:
Pirámide, 2014
Papeles del Psicólogo, vol. 36, núm. 1, enero-abril, 2015, pp. 77-80
Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos
Madrid, España

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Papeles del Psicólogo, 2015. Vol. 36(1), pp. 77-80 Revisión de libros
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LOS PROBLEMAS PSICOLÓGICOS NO SON ENFERMEDADES


López, E. y Costa, M.
Madrid: Pirámide, 2014
José Javier Moreno Arnedillo
Madrid Salud. Ayuntamiento de Madrid

nfrentarse a la ortodoxia psicopatológica no es no, padecemos como profesionales de la psicología clí-


E una tarea exenta de riesgos, habida cuenta del
grado de generalización de esta ortodoxia y del
nica la omnipresencia y la imposición por razones extra-
científicas de un modelo insuficiente, incluso tautológico,
enorme poder de algunos de quienes la sustentan. Cier- y ciertamente ajeno a la psicología
tamente, acometer esta tarea requiere ir bien pertrecha- El momento, además, es de lo más oportuno. Desde hace
do. En primer lugar, con el conocimiento de esa algunos años, y especialmente a partir del nacimiento de
ortodoxia, de sus inconsistencias epistemológicas, de su la nueva edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de
endeblez empírica, de su circunstancia histórica y de sus los Trastornos Mentales (DSM-5) se han levantado distintas
condicionantes diversos. Pero, sobre todo, conviene ir voces críticas con el modelo psicopatológico, sus condicio-
pertrechado con una alternativa conceptual sólida para nantes y sus implicaciones, llegando incluso a la negativa,
aquello que se critica. En este caso, esta alternativa, que recogida en un número de INFOCOP1, al uso del DSM-5
recoge los frutos de más de un siglo de psicología cientí- por parte de instituciones como la División de Psicología
fica, ha ido forjándose a lo largo de muchos años y de Clínica de la Asociación Británica de Psicología2 o el Insti-
una veintena de libros (desde aquel inolvidable Salud tuto de Salud Mental de Estados Unidos3, si bien no en to-
Comunitaria de 1986). A mi juicio, el planteamiento de dos los casos por los mismos motivos. Podríamos decir que
esta alternativa es la principal virtud del libro que aquí el debate está en plena ebullición. Cabe organizar la críti-
comentamos, una virtud que justifica de sobra que los ca, para situarnos y de modo muy elemental, en distintos
autores hayan optado por un título tan deliberadamente niveles de radicalidad.
provocador. Digamos, también, que esta crítica es agra- Como mínimo, se señala la inflación diagnóstica del
decida. Agradecida por muchos de quienes, nos guste o DSM-5, donde fenómenos como la timidez o la rebeldía,
por ejemplo, convenientemente reformuladas en términos
Correspondencia: José Javier Moreno Arnedillo. Centro de Pro-
de la “logomaquia psicopatológica”, en palabras de Ló-
moción de Hábitos Saludables. Montesa 22, edificio C. 28006
Madrid. España. E-mail: morenoajj@madrid.es pez y Costa, aparecen como trastornos mentales. Esta es
............ la posición, entre otros, de Allan Frances, psiquiatra y pre-
1
Infocop nº 61, año 2013 sidente del grupo de trabajo del DSM-44,5. Yendo un poco
2
http://dxrevisionwatch.files.wordpress.com/2013/05/posi- más allá, se denuncia, como determinante, el papel de
tion-statement-ondiagnosis-master-doc.pdf distintos grupos de presión, y especialmente la industria
3
http://www.nimh.nih.gov/about/director/ farmacéutica (ver, a este respecto, el libro La invención de
4
Infocop nº 62, año 2013 trastornos mentales, de Héctor González y Marino Pérez6
5
Frances, A. (2014). ¿Somos todos enfermos mentales? Ariel
o el artículo de Deacon7 comentado en un número anterior
6
González, H. y Pérez, M. (2007). La invención de trastornos
de INFOCOP8) al tiempo que se señala la ineficacia y los
mentales. Alianza Psicología
efectos secundarios de los abordajes farmacológicos (ver
7
Deacon, B.J. (2013). The biomedical model of mental disor-
der: A critical analysis of its validity, utility, and effects on la serie de artículos publicados en INFOCOP9 donde se
psychotherapy research. Clinical Psychology Review: exponen los planteamientos de Irving Kirsch (eficacia de
http://dx.doi.org/10.1016/j.cpr.2012.09.007 los antidepresivos), Robert Whitaker (efectos nocivos de
8
Mitos y realidades sobre el modelo biomédico en salud men- los psicofármacos) y Daniel Carlat (alianza entre psiquia-
tal. Infocop, 2014, nº 65 tría e industria farmacéutica).
9
La caída del imperialismo farmacológico en salud mental. In- Pero, más allá de estas argumentaciones, la cuestión de
focop, 2012, nº 57 fondo es de tipo epistemológico y hasta ontológico, por-

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que tiene que ver con la naturaleza misma del comporta- Si la pirueta conceptual en que se fundamenta la orto-
miento y de eso que algunos insisten en llamar “enferme- doxia psicopatológica no puede ser justificada desde el
dades mentales”. Lo que se plantea aquí es hasta qué punto de vista epistemológico (ciertamente endeble), la
punto es posible explicar los comportamientos problemá- existencia y el predominio de esta ortodoxia sólo puede
ticos a partir de simples desajustes cerebrales y, por lo ser fundamentada desde el punto de vista histórico, iden-
tanto, extender sin más la aplicación del modelo médico tificando su peripecia, su proceso de nacimiento y con-
a lo que son problemas de comportamiento (los trastor- solidación, siempre en íntima relación con los contextos
nos “mentales” serían trastornos del “órgano de la men- filosóficos o religiosos dentro de los cuales va apuntalán-
te”, o sea, del cerebro). Esa crítica implica, obviamente, dose. A esta tarea se dedica el capítulo 1. Se trata de un
la defensa de la consideración de las variables “psicoso- documentadísimo texto, de esos que apetece paladear y
ciales” (formuladas en distintos términos más o menos releer, en el que se nos muestra la equivalencia entre el
equívocos y ocupando un lugar más o menos central). viejo modelo “humoral” de la psicopatología, mezcla de
Esta cuestión está magníficamente desarrollada en el li- naturalismo, magia y teología, (“la bilis negra”, causa
bro ya citado de Héctor González y Marino Pérez, y de la melancolía), y el modelo psicopatológico actual,
también en un artículo de los propios López y Costa10 pu- donde se sustituye el “desequilibrio de los humores” por
blicado en Papeles del Psicólogo, que puede considerar- el “desequilibrio de los neurotransmisores cerebrales”,
se un adelanto del libro que aquí comentamos. con idéntica ausencia de justificación empírica. Nada
Ciertamente, la falta de evidencias sobre las causas ce- nuevo bajo el sol, pues. Un poco más adelante (capítulo
rebrales de los problemas de comportamiento nunca ha 2) se muestra el proceso de patologización de los pro-
detenido el proceso de patologización de los mismos. El blemas psicológicos por el procedimiento de “explicar”
proceso es mucho más simple. López y Costa plantean los problemas de comportamiento mediante la aplica-
en su libro la pirueta pseudoexplicativa en la que se ba- ción a los mismos de los nuevos modelos de la patología
sa el modelo de enfermedad. Se parte de una constela- médica (anatomoclínico, fisiopatológico y etiopatológico)
ción de comportamientos que habitualmente coexisten surgidos a partir del Renacimiento y consolidados espe-
(por ejemplo, quedarse en la cama, abandonar activida- cialmente en los siglos XIX y XX, y que tantos beneficios
des, llorar, quejarse de uno mismo o de los demás...) y ha reportado al desarrollo de la medicina. Nace así la
se le adjudica un nombre (por ejemplo, “depresión”) actual “neuromitología” (o “cerebrocentrismo”, en térmi-
que, en principio es sólo una etiqueta con la que descri- nos de Marino Pérez), que sitúa la “mente” y por lo tanto
bimos o denominamos a ese conjunto de conductas. A la explicación de los comportamientos y, por extensión,
partir de ahí se “cosifica” el nombre, se asume que tal de todos los asuntos humanos, incluyendo, obviamente
etiqueta designa algo que existe realmente y que tiene las conductas consideradas problemáticas, “dentro” del
entidad propia (“la depresión”) y, finalmente, esa enti- cerebro.
dad se convierte en “causa” de los mismos comporta- Esta búsqueda de las causas de la “psicopatología” en
mientos de los que partíamos. Diremos entonces que el cerebro es infructuosa, como no podría ser de otro
Fulano de Tal padece una depresión porque manifiesta modo dado que los fenómenos que se investigan (com-
determinados comportamientos, y diremos que los pade- portamientos) son de otra naturaleza. Es como buscar un
ce porque padece una depresión. La circularidad es evi- objeto perdido no donde se ha perdido sino donde hay
dente y, si se quiere romper y hacer así el argumento más luz para buscarlo o donde hay más interés en en-
más digerible, siempre cabe decir que “todavía no se contrarlo. A pesar de ello, la búsqueda continúa: recor-
conocen las causas” o simplemente inventar una extraí- demos que Thomas Insel, director del Instituto Nacional
da de la investigación neurocientífica (que es “neuro” y de Salud Mental de Estados Unidos, fundamenta su re-
es “científica”) y financiada por la misma industria far- chazo a la DSM-5 en la necesidad de que la taxonomía
macéutica que fabrica el fármaco capaz de “curar” la psicopatológica esté basada en marcadores biológicos
“enfermedad” (otro tipo de líneas de investigación no de la “enfermedad mental”, cuya investigación considera
encuentran financiación tan fácilmente). prioritaria. O las recientes declaraciones de Nora Vol-

10
López Méndez, E. y Costa Cabanillas, M. (2012). Desvelar el secreto de los enigmas. Despatologizar la psicología clínica. Papeles
del Psicólogo, vol. 33

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kow, directora del Instituto Nacional para el Abuso de téntica “perla”: el desarrollo, a lo largo de los capítulos
Drogas norteamericano (NIDA), que en una reciente visi- 4, 5, 6, 7 y 8, de un modelo alternativo que, desde los
ta a Madrid ha felicitado al Ayuntamiento de la capital paradigmas de la psicología, desvela el sentido y el sig-
por su “trabajo pionero de carácter internacional en el nificado de los comportamientos que por su aparente in-
tratamiento de las enfermedades del cerebro como la Pa- comprensibilidad son considerados enfermos por el
tología Dual” (digamos, de pasada, que el concepto de modelo psicopatológico.
“patología dual”, de nombre tan pomposo, es un magní- Se trata de un hermoso texto fronterizo entre la psico-
fico ejemplo de cómo se resuelven los problemas de ex- logía y la antropología filosófica. El comportamiento,
plicación de lo difícilmente explicable desde la cualquier comportamiento, no puede ser entendido si
perspectiva psicopatológica: se añaden más etiquetas y se le despoja de su carácter de transacción con el con-
ya está; es como si poner más nombres sirviera para en- texto, una transacción continua, que sólo artificialmente
tender mejor lo que queremos entender; posteriormente podemos trocear, en la que el contexto influye, “deja
se aclara que la base cerebral de esta doble patología huella”, condiciona, transforma al sujeto, y en la que el
“todavía no se conoce”, y problema resuelto). sujeto, a través de su capacidad de obrar, produce
Una vez planteado el fundamento del modelo psicopa- igualmente efectos, cambios en la situación previa que
tológico, los autores pasan (capítulo 3) a la exposición y a su vez modifican tanto la morfología como la proba-
crítica de las implicaciones prácticas derivadas del mis- bilidad de unos y otros comportamientos; de este modo
mo: la tautología y la irrefutabilidad del diagnóstico, la se construye el patrimonio biográfico, la biografía úni-
exención de responsabilidad que supone y por lo tanto ca e irrepetible, cincelada a través de innumerables
la indefensión y pasividad del “enfermo” a que dan lu- transacciones. El sujeto no es nunca puro sujeto, es an-
gar, el estigma social que lo acompaña, la quimera tera- te todo biografía, única y siempre inacabada, “habi-
péutica que se deriva de modelo y, más allá del ámbito tante de la frontera” (el “ser-en-el-mundo” de
clínico, la función de control social que ejerce el modelo Heidegger, el “yo circunstanciado” de Ortega, el “ser
de enfermedad mental. Dos cuestiones (al menos) desta- para sí” de Sartre), que se hace a sí misma en la medi-
can su interés, y también por la agudeza del bisturí críti- da en que está volcada “hacia fuera”, en la medida en
co de los autores. Por un lado, la cuestión de los que es modificada por el contexto pero a su vez modi-
tratamientos farmacológicos: su falta de fundamentación fica el contexto mediante el obrar y por lo tanto se
empírica y por tanto su carácter de pseudotratamiento, construye a sí misma. El capítulo 6, en particular, inclu-
su estrategia autoconfirmativa (si administro el fármaco ye una demoledora y hasta poética defensa de la ca-
X y el paciente mejora, significa que se trata de una en- pacidad ejecutiva, de la capacidad de obrar, de
fermedad, y que esta enfermedad está causada por el operar cambios en el contexto, como elemento primor-
desequilibrio del neurotransmisor sobre el que actúa el dial de la naturaleza humana, frente a la visión idealis-
fármaco X), su soporte en los intereses de la industria ta del ser humano como ser pensante. Todo
farmacéutica y sus nada despreciables efectos secunda- comportamiento, pues, incluidos los comportamientos
rios. Por otro lado, el carácter marcadamente ideológico considerados patológicos por el modelo médico, es
(conservador) de la ortodoxia psicopatológica, en la me- siempre, y al mismo tiempo, biográfico, contextual y
dida en que desvincula los problemas de la vida de la transaccional. Resulta incomprensible sólo si se le des-
gente de los contextos en que la gente vive, considerán- poja de estas tres dimensiones. Desentrañar este entra-
dolos asunto estrictamente individual, de modo que el mado, construir una hipótesis explicativa a la medida
sufrimiento que cabría atribuir a, por ejemplo, las conse- del caso que guíe la intervención profesional (si es este
cuencias de la crisis económica (precariedad, paro, inse- el ámbito en que nos movemos) puede ser complejo,
guridad), del que somos espectadores a diario, en pero esta dificultad no justifica que el comportamiento
realidad sería un asunto de desajustes cerebrales. en cuestión sea considerado irracional o patológico ni
Como decía anteriormente, una crítica es siempre in- que despachemos fácilmente el asunto inventando una
completa si no ofrece una alternativa mejor. En este ca- entidad que está “dentro” del individuo, aunque nadie
so, con ser la crítica más que suficiente para justificar haya visto, y que funciona como “causa” del comporta-
por sí sola el libro, sirve como preámbulo necesario para miento a explicar.A la exposición de esa tesis y de sus
adentrarse en lo que, a mi juicio, es su meollo y su au- implicaciones se dedica el capítulo 4.

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Esta radical unidad entre biografía y contexto, plantea- búsqueda en la “mente” o en la “enfermedad mental” de
da en el capítulo 4, es despiezada magistralmente en los la explicación de los comportamientos, ignorando las
capítulos siguientes (5, 6, 7 y 8), dedicados a los para- transacciones biográficas que son su raíz primera y que
digmas básicos de la psicología y a su aplicación en la les dan sentido. Esta logomaquia está enraizada en el
explicación de los comportamientos, tanto los “normales” dualismo que impregna no solo la religión (donde, al fin
como, especialmente, aquellos que la logomaquia psico- y al cabo, tiene sentido) sino el lenguaje cotidiano, la or-
patológica considera “patológicos” y que ahora, vistos todoxia psicopatológica (sustituyendo acaso “mente” por
desde la perspectiva de su naturaleza biográfica y tran- “cerebro”, pero el dualismo es esencialmente el mismo) y
saccional, se revelan como plenos de sentido. El texto también la psicología cognitivo-conductual. Frente a esta
trae al presente y recupera (por si alguien los hubiera concepción dualista que considera lo “mental” o lo “ce-
extraviado) el paradigma de condicionamiento clásico, rebral” como variable independiente inexplicada, se
del condicionamiento operante, del aprendizaje vicario muestra, desde la psicología evolutiva y también desde
y del marco relacional, pero provocando en el lector un la filogénesis del comportamiento, cómo “pensar” es
sabor muy diferente de aquel que provocaba en nuestros igualmente conducta que tiene su génesis en la acción
tiempos de estudiantes la lectura de los textos básicos de operante.
psicología del aprendizaje, que rara vez iban más allá ¿Qué cabe esperar del efecto que produzca la publica-
de los perros que salivaban y de las ratas que oprimían ción de este libro? “Obras son amores”, dicen los auto-
palancas. ¡Qué mal nos han explicado los paradigmas res. Una “obra” es más “obra” cuanto más “opera”,
de la psicología! En el texto de López y Costa se camina cuanto más significativo es el cambio que produce en la
desde el experimento de laboratorio de los autores clási- situación anterior, y este es el sentido que tiene. Obvia-
cos como Pavlov, Watson o Skinner hasta la explicación mente, en este momento no sé cuál puede ser ese impac-
de los comportamientos más complejos y aparentemente to. Pero creo que sí se pueden decir ya algunas cosas.
“incomprensibles”, mostrándonos, con múltiples ejemplos En primer lugar, que la intención de los autores es gene-
(capítulo 7), el papel de la observación de modelos, del rar cuestionamiento y debate. Este libro no pretende ser
refuerzo negativo, de los programas de refuerzo intermi- solo, como dice en un conocido poema el donostiarra
tente (de intervalo o de razón, fija o variable) o del con- Gabriel Celaya, “un bello producto”, “un fruto perfecto”.
trol estimular, entre otros procesos, en el origen y El título lo da a entender claramente, a mi juicio. En se-
mantenimiento de las conductas. De paso, se va señalan- gundo lugar, ese debate al que el libro pretende contri-
do la aplicación de estos mismos procesos al tratamiento buir es necesario, porque es necesario cambiar el triste
de los problemas psicológicos, un tratamiento que debe panorama de la práctica clínica derivada de la ortodo-
ser igualmente radical (ir a la raíz) y, por lo tanto, fun- xia psicopatológica. Y, en tercer lugar, y como decía al
damentado en la experiencia de nuevas transacciones principio, será un impacto agradecido por muchos de
correctoras. En relación con este asunto, se alude tam- quienes ejercemos la psicología clínica jugando siempre
bién de modo crítico a algunas versiones del modelo y la “en campo contrario”.
terapia “cognitivo-conductual”, que no son sino una for- Finalmente, me atreveré a decir que este es un libro de
ma de dualismo cartesiano en la medida en que desga- síntesis y madurez. Es un libro que solo puede ser escrito
jan la dimensión cognitiva del comportamiento y la por quienes, después de haber realizado un largo y pro-
consideran un mundo aparte, una “variable indepen- vechoso camino por numerosos ámbitos aplicados que
diente” no explicada que se postula como “causa” de los tienen que ver con el comportamiento, vuelven a casa, a
comportamientos. Específicamente al comportamiento su querida Itaca clínica, y, tomando como ocasión propi-
condicionado por reglas verbales, al papel de la función cia la crítica a la ortodoxia psicopatológica (igual que
sustitutiva y mediadora del lenguaje (el “segundo sistema todos los caminos conducen a Roma, todos los asuntos
de señales” de Pavlov) al que se refiere el paradigma del humanos conducen al mismo punto) desembocan en la
Marco Relacional, que es un fenómeno igualmente tran- pregunta radical sobre la naturaleza misma del ser hu-
saccional, vinculado a la acción, que no “brota del cere- mano, que ellos, hermosamente, sintetizan en el concep-
bro”, se dedica el capítulo 8. to de “ser operante, habitante de la frontera”, una
El capítulo final del libro está dedicado al “mundo inte- condición que hace comprensible y explicable aquello
rior, la mente y la conciencia”, y en él se denuncia la que de otro modo puede parecer que no lo es.

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