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GAIA

Por: Txus di Fellatio

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Gaia
I. Obertura MDXX

“Desde el principio de los tiempos, los ríos han sido las arterias que transportaban vida. Las montañas y la
tierra fueron mi piel. Los bosques y la tierra mi pelaje.

Todo estaba en permanente armonía, hasta que apareció el ser más cruel y caprichoso que jamás conoció
este planeta: el hombre. Una forma de vida supuestamente inteligente, pero desperdiciada por la codicia, la
violencia y la incultura.

Yo soy GAIA, la madre naturaleza, y todo el mal que me hagas te lo devolveré.”

II. Gaia

7 de Enero de 2002. Atlanta, Georgia (E.E.U.U.)

Siempre quise que la angustia fuera agua; que todo el dolor que produce la falta de oxígeno en la alegría,
en vez de convertirse en desesperanza, formara pequeñas gotas para sí poder dar nombre y tamaño, a ese
dolor que alicata las paredes del estómago cuando sabes que ya no hay marcha atrás. Siempre soñé, que la
alquimia de la esperanza, transformara este miedo en gotas de sudor, que al resbalar por mi frente diluyera
esta angustia que ya me ha ejecutado...

Y ahora que sé que mi final se acerca, quisiera que se evaporara este mal que tiene mi libertad secuestrada,
que se evaporara con el calor de un abrazo o con el lienzo de un te quiero. Esa libertad que siempre me dió
"besos de usted" y que nunca me prometió amor eterno.

La libertad es un estado pasajero del alma, y todos morimos un poco cada día...

Mientras Alma Echegaray era ejecutada en la silla eléctrica, estos pensamientos quedaban impregnados en
la sala, donde veinte testigos y media docena de periodistas habían presenciado, como una corriente de
2.000 voltios atravesaba su convulso cuerpo. Esta primera descarga dejó al reo inconsciente, a continuación
se le aplica otra descarga de 1.000 voltios con el fin de rematarle, y más tarde una tercera, y última, de
2.000 voltios por si existiera alguna duda de la efectividad de tan piadoso y magnánimo brazo de la justicia.

Existen numerosas pruebas de que, a veces el reo no muere inmediatamente y que el electrocutado padece
un intenso sufrimiento. Incluso hay personas más resistentes a la electricidad que otras, bien porque su
cuerpo genera una natural resistencia a la misma, o bien por su continua exposición a esta.

Cuando aquel torrente de electricidad recorrió por segunda vez el cuerpo de Alma, este dejó de
convulsionarse y un histérico silencio se adueñó de la sala, se había hecho Justicia, el estado había
asesinado a otra amenaza para el modo de vida americano ¡Alma Echegaray había dejado de existir!

A Jose Hamilton no le resultaban agradables las ejecuciones, pero pensaba que la sociedad debía de valerse
de medios como este para defenderse y conservar un cierto orden en el país. Él siempre fue partidario de las
ejecuciones con inyección letal, por su limpieza, por su modernidad, pero quizás, este aséptico sistema de
eliminación de criminales lo encontraba demasiado dulce y poco didáctico. Desde que era Gobernador de
Georgia había abogado siempre por ejecuciones rápidas y ejemplarizantes. El reo debía de sufrir como pago
de sus crímenes, y para escarmentar y advertir a futuros inquilinos, la vieja silla, era lo menos malo que él
conocía.

Mientras intentaba alejar de su mente los sucesos de las últimas cinco horas, en las que tuvo que rechazar
por dos veces consecutivas el indulto a esa condenada suramericana, y en las que tuvo que convencer a la
prensa, que personas de ese calibre no tenían cabida en su país libre, se sirvió una copa de su bourbon
favorito, y distraídamente encendió su ordenador situado en el despacho que se alojaba en el ala derecha de
su mansión.

Debía poner al día su correo electrónico, antes de darse una reparadora ducha e intentar descansar ¡Había
sido un día de muerte!
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De repente algo muy extraño comenzó a suceder: Todos los mensajes de entrada estaban borrándose al
tiempo que uno nuevo comenzaba a surgir de la nada y a parpadear insistentemente, con una cadencia
rítmica y enfermiza... Intrigado lo abrió, y su sorpresa fue en aumento cuando vio que la remitente no era
otro que Alma Echegaray. Era imposible, en el corredor de la muerte no existía la posibilidad de que ningún
reo pudiera acceder a ningún ordenador, y menos que se pudiera comunicar con el exterior. En ese mismo
instante sus dedos dejaron de hacer presión sobre el vaso de whisky, que resbaló por la palma de la mano y
terminó estrellándose contra el teclado. El ruido que produjo el brusco choque del cristal, lo despertó de su
fría e irreversiblemente ordenada vida ¡El e-mail acababa de ser enviado!

Rápidamente lo empezó a examinar y mientras sus ojos iban de palabra en palabra, su corazón comenzó a
bombear de forma frenética ¡No podía ser! ¡Era imposible! Pero... ¡si estás muerta!

El e-mail decía así:

"Estimado gobernador, sí, no es una alucinación, es real, le estoy escribiendo desde más allá del dolor, allá
donde su poder y sus leyes no tienen ningún efecto. Donde estoy, por fin, soy libre y mi cuerpo ha dejado
de sufrir las torturas a las que me sometió usted. Y aunque mi alma por fin está libre, yo no he encontrado
todavía la paz, no, mientras no consiga que usted y toda la humanidad que piensa como usted, entiendan lo
que acaban de hacer conmigo no es justicia, es un crimen.

Antes de que termine esta noche, usted será juzgado, pero antes quiero que conozca usted una historia.
Historia que se remonta al año 1500. Lea atentamente, y sírvase otra copa, le veo con la boca seca..."

III. La Conquista

Año 1519, mediados de Febrero.

¡Buenos días, aventura! Pedro de Alcázar susurró a la brisa marina mientras arriaban las velas. Era una
soleada mañana del mes de Febrero y por fin a sus veinte años iba a conocer mundo y, por qué no, a
hacerse con una pequeña fortuna.

Como otros tantos hombres, 508 para ser exactos, Pedro Alcázar formaba parte de la empresa que Cortés
había financiado con su propio dinero para ir en busca de títulos, de honor y de El Dorado.

Esta expedición la totalizaban doce buques, diez cañones de bronce, cuatro falconetes y pólvora, casi
suficiente. Trece de sus hombres eran mosqueteros equipados con buenos arcabuces. Además, se había
hecho con los servicios de más de una treintena de ballesteros. Dieciséis caballos era toda la fuerza animal
de la que disponía este pequeño grupo de caza fortunas y aventureros españoles... Y a mí, Pedro de Alcázar,
hijo de Simón de Alcázar e Isabel de Guzmán se me había concedido la distinción de alimentar a todas las
bestias de la expedición, caballos incluidos.

En los días que siguieron, rodeamos la costa sur de Cuba para aprovisionarnos de más armas y otros
diversos enseres. Zarpamos desde Santiago de Cuba el 18 de Febrero del Año de Nuestro Señor 1519.
Aquellas semanas las pasamos sin más compañía que el crujir de las maderas del barco y el sonido del
fuerte viento que, aparte de hinchar las velas del buque insignia, también inflaba y dirigía nuestros sueños
de Gloria.

Por fin divisamos tierra, precisamente, en el instante en que la noche bostezaba y el pálido sol de la mañana
desayunaba con los primeros olores del día. Ante nuestros ojos, una inmensidad de colores asomaron como
surgidos de un cuento. Jamás había visto tal diversidad de aves y plantas, incluso la arena de aquella playa,
parecía que hubiera sido tamizada por una mano sobrenatural. Hernán Cortés mandó que se engalanara
toda la tripulación, y ante los atónitos ojos de aquellos nativos, los españoles hicimos ostentación de todo
nuestro poder y orgullo. El miedo de aquella gente, semidesnuda, era palpable, observaban a nuestro
caballos con horror y espantados, corriendo a refugiarse tierra adentro.

Más tarde, supe que creían que caballo y jinete eran un solo ser; y que nuestros navíos eran montañas
flotantes. Estaban convencidos de nuestra divinidad, que éramos la encarnación de Quetzalcóatl, una deidad
de mucho poder; la serpiente emplumada de las leyendas mexicanas adorada en todo el imperio azteca. Los
Mayas la conocen como Kuculcan. En ambos casos, es el Dios del Saber, que combina las fuerzas de la tierra

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y del cielo. Su consorte es Tonantzín, diosa de la tierra. Cuenta la profecía que Quetzalcóatl volverá al reino
de los hombres en el año azteca que coincide con el 151 de nuestro calendario romano.

No, no éramos deidades, sólo un grupo de insensatos guerreros ávidos de oro y aventuras. Y yo, Pedro
Alcázar, empezaba a ser consciente de las atrocidades que haríamos para conseguir lo que buscábamos.
Torturaríamos, mataríamos, esclavizaríamos, todo por su tierra y bajo la insuficiente excusa de cristianizar a
alguien que no lo necesitaba. Era la Orgía del Poder, el Banquete de los Cristianos, era... La Conquista.

IV. Alma

Azaak, a sus 19 años, no alcanzaba a comprender que, más allá de donde nace y muere el sol, existiera una
raza tan poderosa como misteriosa. En la aldea corría el rumor de que hombres con la tez blanca como la
harina y con vello por toda la cara, habían venido flotando en montañas y estaban cerca de su poblado,
mostrando ropajes imposibles y blandiendo cuchillos que escupían fuego y muerte.

Para ser la menor de cinco hermanos, Azaak ya poseía una inmensa sabiduría y una gran responsabilidad.
Desde pequeñita había desarrollado la capacidad de hablar con los árboles y de leer los mensajes que las
nubes le mandaban. Se sentía en perfecta comunión con la naturaleza, a la que llamaba hermana.

Aquella mañana, su corazón le había avisado que un peligro desconocido moraba entre los suyos. Más tarde,
tuvo noticias de que aquellos seres de dos cabezas y con patas de bestia, y de la intención de estos de
hacer prisioneros a toda hembra sana que estuviera en edad de procrear.

Y fue en ese instante, cuando la vi, en el que supe que no había conocido la belleza en su totalidad, hasta
que sus ojos me taladraran con una dulce e inquisitiva mirada. Me encontraba frente a ella y, a mi lado,
Jerónimo de Aguilar, naufrago español que arribó a la Costa Maya ocho años antes de la llegada de Cortés y
que, además, hablaba la lengua de los nativos con cierta soltura y solvencia…

Junto a Aguilar y a mí, arremolinadas en torno a esa bella indígena, se encontraban las ancianas emitiendo
chillidos desgarradores y sollozando desconsoladamente. Poco a poco, me fui abriendo paso ante aquella
multitud y pude ver cuál era el motivo de tanto dolor y desconsuelo. Tumbada en un pequeño lecho de
hojas verdes, yacía una criatura de no más de cuatro años. Sus pequeños ojos me miraron como intentando
hablar, su tez morena y su largo cabello estaban empapados de sudor y su respiración había perdido toda
cadencia natural. Con un movimiento rápido, pero delicado, Azaak levantó su cabeza y apaciguó un tanto su
agonía, dándole a beber agua de su propia mano.

- Diles mi nombre, y que si en algo puedo servir, muy gustoso habré de hacerlo. Y diles también, Aguilar,
que no teman, que nada malo esperen de mí. –comenté con humildad.

Jerónimo de Aguilar intercambió unas palabras con Azaak. Tras una breve pausa, que a mí me pareció una
eternidad. Aguilar se incorporó y me dijo: “Se está muriendo, Pedro, tiene una grave dolencia, pero sus
corazones no lloran por su marcha, sino porque nos han ordenado detenerles y la niña se quedará sin su
canción del Alma”.

- ¿A qué te refieres? –pregunté.

- Ellos creen que debemos estar preparados para el último viaje, al igual que debemos estar preparados
para la vida, y si no permitimos que estas gentes hagan su rito, el alma de esta niña vagará por las Tierras
Tristes.
- ¿Y cuál es el rito? –volvía a inquirir.

- Es una canción... “La Canción del Alma”.

- Diles que la canten. Les dejaremos el tiempo que haga falta.

V. La Costa Del Silencio

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Pasaron muchas lunas, y yo cada vez estaba más impregnado del magnetismo de aquella singular mujer.
Aún siendo cautiva de los españoles, no albergó nunca odio o rencor hacia nosotros, pero tampoco abrazó el
cristianismo como hicieron otras. Ella no entendía el afán de Hernán Cortés por invadir y dominar a
Tenochtitlán, capital del imperio Azteca. Azaak aseguraba que la tierra, las nubes y las montañas
pertenecían a quien supiera vivir en comunión con ellas, no utilizarlas como plataforma de crecimiento
personal., venganza o abuso. En las muchas noches que pasé, hechizado, escuchando preciosas historias
que me contaba, empecé a comprender lo que me quería enseñar.

- Vosotros –me dijo- utilizáis el mar para alimentaros y para viajar por él, pero jamás lo cuidáis. Y el mar
como ser vivo que es, necesita amor y atenciones, al igual que el río o el árbol. Ayer escuché al viento y me
advirtió que dentro de muchas lunas, cuando tengáis barcos que no necesiten al hermano viento para
desplazarse, el mar sufrirá una enfermedad de tal gravedad que si no lo remedia el hombre blanco, morirá
de pena y de suciedad. Y la madre naturaleza os castigará por ello.

A las puertas de Tenochtitlán, mientras la luna iluminaba nuestras caras, Azaak alumbró mi alma
contándome la profecía que según ella ocurrirá en nuestra Gaia dentro de muchos, muchos años.

VI. El Árbol De La Noche Triste

En la noche del 30 de junio de 1520, y tras haber cohabitado con los aztecas en Tenochtitlán, aprovechando
la creencia de estos de nuestra procedencia divina, Hernán Cortés ordenó que abandonáramos la capital, ya
que la paciencia de los aztecas y el apoyo del pueblo a Moctezuma, había llegado a su fin. Las órdenes eran
claras, debíamos transportar todo el oro y los tesoros que pudiéramos y en alianza con la oscuridad que nos
proporcionaría la noche, huiríamos con la misma clandestinidad que un ladrón tiene al abandonar la escena
del crimen. Yo mismo me vi empujado a la rapiña y la ambición. Todos éramos presa de una mezcla de
miedo y extraña borrachera de poder. Había quienes, incluso, dejaban sus armas y cascos, para así poder
trasladar más botín.

Y como las patas del mentiroso y del ladrón son muy cortas, no pudimos ir muy lejos. Debido al poco sigilo
que mantuvimos, los aztecas dieron la voz de alarma y al ver que cobardemente huíamos con su riquezas,
nos atacaron con la fuerza que da el defender tu raza y tu tierra. Los caballos se hundían en el agua, fruto
de tanto sobrepeso y muchos de mis compañeros perecerían ahogados por el mismo motivo. Fue una
matanza. Cortés resultó herido, y las bajas fueron cuantiosas. Yo sufrí una herida de la cual nunca podré
curarme, y fue la herida que recibió mi alma al ver en que me había convertido: ladrón y asesino cobarde.
Azaak, también, había conseguido escapar con vida, pero muy a su pesar, pues seguía esclava de nosotros y
creo que también de mi corazón... entre ella y yo había surgido algo más fuerte que el odio o la ambición,
¡el amor!

Me armé de valor y aprovechamiento que Cortés tomaba aliento al pie de un árbol, me decidía a hacerle
saber mi punto de vista sobre aquella, tan poco honrosa, forma de proceder. Mi sorpresa fue descubrir a
Hernán Cortés llorando ante ese árbol, fue una noche de tristeza, fue la noche triste...

VII. La Rosa De Los Vientos

Hoy tengo el convencimiento de que hablé que el corazón, que todo cuanto dije a Cortés fue lo correcto y lo
que tenía que hacer, pero en ese momento, una vez que mi boca dejó de soltar toda esa verborrea, y
después de acusar a Cortés, el miedo me abrazó tan fuerte que incluso él decidió apiadarse de mi y no
ahorcarme por traición. Evidentemente, fui arrestado y el juicio postergado hasta mi regreso a Cuba, donde
se me trataría con deshonor y se me encarcelaría.

Pero Cortés, a la vez, necesitaba hombres y yo, aunque contestón y, según él, cobarde, era útil para sus
propósitos. Se había propuesto volver a Tenochtitlán y conquistar el imperio Azteca de una santa vez.

Como siempre mi bella Azaak me dio consuelo y aseguró que en la vida hay que regirse por principios tan
simples como estos...

VIII. La Leyenda De La Llorona

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Entre las muchas mujeres que abrazaron el cristianismo, hubo una la cual era el blanco de las iras de Azaak.
Su nombre, Malinche y su condición, amante de Cortés y traidora de su pueblo y de la naturaleza.

Aquella misma noche vi a Azaak discutir con ella acaloradamente y entre otras amenazas, Azaak le contó
una leyenda que sobrevivía en el tiempo. Es según dijo Azaak, una historia que se cuenta en el México del
futuro y habla de La Llorona...

IX. Van A Rodar Cabezas

Con 400 españoles y apoyados por los tlaxcaltecas, Cortés decidió el asedio a Tenochtitlán y así, durante 80
días y 80 noches, los aztecas vieron como su resistencia disminuía a causa del hambre y de un arma con la
que ningún bando contaba: los virus. En efecto, sin proponérselo, Cortés había traído enfermedades
comunes en Europa que sin embargo resultaron mortales para los aztecas; una simple gripe diezmaba las
fuerzas e incluso mataba a cientos de aztecas.

Miles de ellos perecieron, pero antes de que Tenochtitlán fuera finalmente conquistada, Azaak lanzó este
grito de rabia e impotencia al ver destruida tanta belleza...

X. El Atrapasueños

- Debemos dirigirnos al sur -dijo Azaak-. Allí hay más nativos como yo, que necesitan de mi ayuda y yo
preciso que seas testigo de toda injusticia que allí el hombre blanco está haciendo. Existe un imperio, el
Inca, que pronto caerá en manos de compatriotas tuyos y debes verlo, y luego regresar a tu mundo para
contarlo.

¡Cuánta razón tenía Azaak! El éxito de Cortés no hizo sino animar a más europeos, que veían en el
continente americano una salida a su pobreza y una posibilidad de ir amasando territorios y fortuna.

- Ahora duerme y pon esto en tu lecho. Azaak me entregó un extraño amuleto, que según ella venía de un
pueblo al norte, muy al norte. Entre otras propiedades tenía la de capturar todos tus malos sueños y que
jamás te hirieran.

- Su auténtico poder reside -me dijo- en que captura todos tus anhelos y si deseas algo en tu vida y sueñas
cada día con ello, se cumple. Y ahora duerme, duerme y sueña con ser...

XI. Si Te Vas

Cuando el alma queda herida de soledad, es cuando aprendes que tener a alguien a quien amas, es un
regalo que debes cuidar y mimar. Azaak nunca se recuperó de aquella matanza, los españoles le habíamos
quitado su identidad, sus costumbres y, a cambio, ella sólo tenía mi amor.

Cuando aquella noche me dijo que la ayudara a huir, todos mis miedos y mis dudas desaparecieron. Amar a
alguien es comprometerse, es pensar en tres: tú, yo y nosotros.

Había encontrado el amor y no lo quería dejar escapar: ¡Claro que la ayudaría!, incluso me iría con ella, pues
si ella se va, yo volvería a encerrarme en vida.

XII. La Venganza De Gaia

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8 de enero del 2002. Atlanta (Georgia).

Todavía mantenía la mirada fija en el monitor de su ordenador, cuando Joe Hamilton terminó de leer la
última línea. El ya sabía la historia de los españoles, de Moctezuma y todo eso; además, ¿en qué me atañe
todo esto a mí? -pensó-. Más bien, le parecía el típico relato anticolonizador que muchos activistas de
Estados Unidos utilizan para luchar contra intereses comerciales norteamericanos en México. Era muy tarde
y estaba agotado, alguien le había gastado una broma pesada, y de muy mal gusto, haciéndose pasar por
esa infeliz a la que habían ejecutado. Terminó su copa y decidió dormir.

Tenía la boca seca y no había conseguido descansar; encendió la luz que estaba en su mesita de noche,
atestada de libros de derecho penal y de una biografía de Charlton Heston. Al iluminarse su cuarto, notó por
el rabillo del ojo un fugaz movimiento. Giró súbitamente la cabeza y su expresión cambió de tal forma, que
un risita ahogada se escapó de quien estaba a su lado. Intentó gritar; pero el miedo había paralizado todas
sus funciones básicas, incluso respirar le parecía insoportable. Sentada en su cama, estaba Alma Echegaray,
mirándolo fijamente y con cara burlona, se presentó.

- Buenas noches gobernador, espero que el sueño haya sido reparador.

- ¿Quién eres? –acertó a pronunciar.

- Ya se lo dije, tenía algo importante que contarle. Esperaba que hubiera entendido mi historia, pero veo que
no. Veo que no ha entendido nada. Yo soy Azaak, también soy Alma Echegaray. He tenido muchos nombres
a través del tiempo, pero siempre he sido la misma; GAIA. Soy la madre naturaleza, la Pachamama, soy el
sol, la luna, soy todo lo que hace que este planeta viva. Y si le conté esta historia, era simplemente para que
viera que los verdaderos americanos no son ustedes, sino todos esos pueblos que fueron colonizados, y
también para que comprendiera que ejecutar a alguien va en contra de la Naturaleza...

y ¡yo soy la Naturaleza!, y este tu juicio...


Se despertó bañado en sudor
Y un frío interno, le estremeció
Se hizo la luz, y en su cama junto a él...
¡¡Vio a esa mujer!!
Fue como aquel beso que no dio
Como ese "Te Quiero" que negó
Llego la hora de echar cuentas y el lloró
Tu representaras a todo ese horror
Que enferma y mata el planeta
Al condenarme
Abortaste también tu perdón
Yo soy el aire, la brisa y el mar
Y el Amazonas que, herido...
Sangra por vuestra ambición
Yo soy parte de el

Todo mal que me hagas, a ti te lo harás


Pues la Tierra es tu hogar
Y al igual que amar, también se castigar
La venganza de Gaia tendrás

Toda su vida ante el desfiló


Vio su niñez, no se reconoció
Su inocencia murió por su ambición
¡¡La asesinó!!

Aparecieron en su mansión
Un ciervo anciano y un halcón,
Un bosque quemado y un sauce llorón

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Esto un juicio y este el tribunal
Que ha de condenar tu usura
El ozono es el fiscal y una ballena el juez
Un río contaminado en pie
Hace pasar al jurado
Formado por la justicia, el amor
Y algún pez

Busca una nutria a su amor y ve


Que lo acaban de asesinar
Ha muerto a golpes de sin razón
Solo querían su piel
Y no entiende porqué, si ellos tienen piel
Matan por otra tener
Le intenta despertar, pues va a amanecer
Y han quedado en ver salir el sol

Has de pagar y este tribunal


Te condena a un árbol ser
Y cuando tengas sed, sólo de beber
Lluvia ácida tú tendrás
Y la nutria lloró, pues vió que su amor
De nuevo tenía piel
Y el sol se despertó y corrieron a ver
Un nuevo amanecer...
¡¡Y el mar sonrió!!
Cuentan que tras una tormenta ayer
El viento derribó a un árbol
Y que su tronco, de casa sirvió a un castor

Todo mal que me hagas, a ti te lo harás


Pues la Tierra es tu hogar
Y al igual que amar, también se castigar
La venganza de Gaia tendrás

“Que el sol de la mañana y la brisa de la noche, no vuelva jamás a ser testigo de injusticias sobre cualquier
pueblo o cultura. Que el canto de un pájaro, no sea un réquiem por el mar. Y que todo cuanto nos rodea,
alimenta y da vida, sea merecedor de nuestro respeto y amor.
El espíritu de la tierra, GAIA, siguió guardando y cuidando el planeta del hombre. Pero eso es otra historia y
en otro momento será contada...” (Txus).

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Gaia II – La Voz Dormida
I. Volaverunt Opus 666

Madrid, 25 de mayo. 1823

No importa si tienes éxito o si fracasas. No importa si llegas a la meta o simplemente te quedas a las
puertas. Lo importante no es la meta, es el camino...

Durante toda su vida la fuerza motriz que había desperezado su ya cansada imaginación había sido la
voluntad. Pero eso sólo era el combustible, el alimento que hacía que su cuerpo y su mente no se
doblegaran ante el fracaso, esa fuerza invisible que le hacía levantarse cada mañana y mirar a los ojos la
derrota, y apartándola de un golpe, enfrentarse a sus sueños. Cada vez que se quedaba frente a frente con
un lienzo en blanco lo estudiaba, incluso se diría que hablaba con él.

¿Tú qué quieres ser? -le preguntaba-.

Y antes de escoger los colores de su paleta, sabía perfectamente en qué pigmento debía sumergir su pincel,
su alma... En el de la pasión. Hagas lo que hagas en la vida, triunfes o fracases, sea por divertimento o por
oficio; hazlo con pasión. No importa si es bueno o malo, mediocre o sublime. El arte sin pasión es como
besar a una piedra, carece de calor, de Alma... Hagas lo que hagas en tu vida, hazlo con pasión.

Una perla es un insignificante grano de arena, no es importante, nadie le presta atención. Pero el tiempo, la
constancia y la pasión hacen de él algo precioso, algo tan valioso que hasta los océanos le rinden pleitesía.
¡Todo sueño empieza por ser algo pequeño!

Mientras reflexionaba, Goya daba sus últimas pinceladas a una extraña obra pintada, como muchas otras, en
las paredes de su apartado caserón, a orillas del río Manzanares, en la ribera de Aluche. Las paredes de esta
casa se llenaron de alucinantes escenas de supersticiones, brujerías y endemoniamientos. Allí esta Saturno
devorando a sus hijos con una viveza que escalofría, allí el Gran Buco convocando a sus torvos feligreses y
allí su última pintura, el gran Aquelarre fantasmagórico de caras hechas a trompicones, de esperpentos
malignos... y presidiéndolo todo: El Macho Cabrío.

Desde que su sordera se adueñó de sus silencios, Goya se refugió de la Corte de Fernando VII en este
apartado caserón, a las afueras de Madrid. Se le conocía en la Villa como "La Quinta del Sordo". Allí, en
compañía de Leocadia, quien estaba a cargo de la casa, y el fiel Isidro, que le servía de intérprete y cuidaba
de la huerta, fue donde tuvo lugar una extraña visita que cambiaría el transcurrir de los acontecimientos, y
como no, el Mundo...

A las doce menos un minuto de la noche, bajo una espesa oscuridad, una sombra ágil y silenciosa llama a la
puerta de La Quinta del Sordo:

- Buenas noches, deseo ver a Don Francisco de Goya, dígale que vengo de muy lejos y que me envía
Volaverunt-. Aquel hombre tenía un extraño acento extranjero y vestía de negro, todo de negro.

Doña Leocadia, sorprendida por lo inusual de la hora, invitó al extranjero a esperar a su señor en un
pequeño sofá de cuero junto a la chimenea del salón de la parte baja de la casa. Don Franciscosolía recibir
innumerables visitas hace años pero últimamente, debido a su sordera, se había vuelto huidizo, taciturno.

-Francisco -escribió en una hoja- tienes una visita de un hombre con acento extranjero, pide unos minutos a
solas contigo, trae una carta y dice venir en nombre de Volaverunt.

-¿Volaverunt? -exclamó Goya- dile que suba por favor.

¡Volaverunt! ¡Por fin había llegado la hora! Ese era el nombre de uno de sus caprichos, grabados al
aguafuerte hace unos años, y también era el nombre en clave que pondría en marcha el mecanismo....

El visitante resultó ser alemán y le entregó una carta firmada por el también alemán y amigo Goethe -
pensador y novelista creador entre otros títulos de la novela Fausto, y uno de los precursores de Darwin-. En
esa carta se le requería en el plazo de una semana en la francesa ciudad de Burdeos, allí le presentaría a

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una celebridad, que como él y tantos otros, formaban parte de la Sociedad... El sello de la carta llevaba ese
extraño símbolo que ya vio la primera vez en casa de Goethe.

Burdeos, 1 de junio. 1823

“Querido Francisco, el tiempo se nos agota, tanto tú como todos nosotros estamos más cerca de la muerte
que de la vida, nuestra creciente ancianidad nos apremia en concluir nuestra obra. La Voz Dormida debe
despertar, y para ello hoy te voy a presentar a alguien que vive iluminado porla luz del arte, a un ser que
vive en las tinieblas del silencio, un ser que como tú, mi viejo amigo, es sordo...”

Resultó que aquel robusto hombre no era otro que aquel del que tanto se hablaba en la Corte de España, un
músico excepcional, un compositor que sin oír una sola nota, las dotaba de magia, armonía, fuerza y
elegancia. Él decía que cerraba los ojos y oía la música con toda claridad dentro de su cabeza. Era un ser
único, su nombre era Ludwig Van Beethoven.

Convinieron, después de una larga noche de conversación -en los que los traductores se afanaban en hacer
llegar a los dos hombres sordos todo cuanto allí se habló-, que lo mejor era encriptar el mensaje, a la espera
de que un ser altamente sensible, una pureza humana incorrupta, lo hiciera suyo.

Goya ocultó el símbolo de la Sociedad secreta en su capricho Volaverunt, y Beethoven hizo lo mismo pero
con la frase: "Missit me Dominus" (El Señor me ha enviado), ocultándolo en uno de los fragmentos de su
Sinfonía en Re Menor Nº 9.

La voz dormida no tardaría mucho tiempo en despertar...

Missit me Dominus

II. La Voz Dormida

Toledo, 2 de abril. 2005

Nacho sólo le calmaba la música, especialmente la Clásica. Su madre desde muy pequeñito siempre le ponía
"Claro de Luna" para dormirse. En el hospital, después del parto, tuvo que asumir de golpe que su bebé era
especial, tenía síndrome de Down.

Nacho, entre otras habilidades, había adquirido una sensibilidad muy acusada para el Arte. Le fascinaba la
Música, el Cine y la Pintura. Sobre todo ésta última. Decía que en los cuadros veía cosas que a simple vista
parecían esconderse. Se pasaba horas y horas contemplando un mismo cuadro y, de vez en cuando, tras
entrecerrar los ojos, sonreía divertido y asentía.

Hoy era un día especial, Sara de Ladrada y García, su madre, le iba a llevar esa mañana a la Universidad de
Toledo, donde se exponían multitud de cuadros y caprichos de Goya -uno de los favoritos de Nacho.-La
exposición se llevaba a cabo gracias al convenio de los gobiernos de Castilla-La Mancha y de Aragón. La
Universidad de Toledo era un marco incomparable. Tanto en la Ciudad Imperial como en su Universidad
sucedieron numerosos hechos asombrosos. Brujería, espiritismo, necromancia, cábala y otras artes ocultas
son parte indiscutible de la piel de Toledo.

En la misma Universidad de Toledo, hace unos pocos años, murió de un infarto un vigilante jurado que hacía
su turno por la noche. Sus compañeros y varias mujeres de la limpieza aseguraron que en el piso de arriba
se oían risas y lamentos, que después de fregar el suelo de un aula de más de setenta metros cuadrados,
cuando iban hacia la siguiente aula, oían arrastrar sillas... Evidentemente estaban solas, y al darse la vuelta
y regresar sobre sus pasos, se encontraban todas las sillas perfectamente colocadas encima de las mesas.
Más de doscientas sillas!!

El último suceso paranormal tuvo lugar en la madrugada de hace unos meses. La Universidad estaba en
obras, y un vigilante jurado, al hacer la ronda, oyó unos misteriosos ruidos en el desván que estaba situado
en la planta de arriba. Durante toda la noche los lamentos y los extraños ruidos atemorizaron de tal manera
al vigilante, que éste no dudó en quedarse resguardado en un despacho. Al amanecer llamó al bedel y le
preguntó si alguien -algún estudiante con ganas de juerga, o alguna pareja de enamorados-, solía visitar de
noche aquel desván. La respuesta fue inquietante. Sólo él tenía las llaves de la Universidad y el día anterior,
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antes de cerrar y dejar al cuidado de las instalaciones al vigilante, se cercioró de que estaba vacía.
Inmediatamente fueron al misterioso desván, y al abrir la puerta, que efectivamente estaba cerrada con
llave, el miedo y el terror se adueñaron de sus rostros... Sillas, mesas, pizarras, armarios y demás mobiliario
académico estaba amontonado formando una pirámide de más de dos metros de alto!!

¿Quién o qué había hecho tan arduo trabajo?

Hoy no sería diferente, algo estaba a punto de ocurrir.

Nacho -como siempre que salía de casa- llevaba consigo su reproductor de mp3, donde alternaba música
Heavy con sus compositores favoritos de Música Clásica. Estaba ensimismado viendo esos pequeños cuadros
que llamaban Caprichos. De repente empezó a sonar en su mp3 la Sinfonía Nº 9 en Re Menor, era de
Beethoven, su compositor preferido. En aquel instante sus ojos se pararon en uno de esos extraños cuadros.
Una mujer era levantada por los aires por unas brujas, volaba, o eso le parecía a él. Pero había algo más, un
símbolo lo llamaba. La música de Beethoven se hacía más fuerte y el cuadro parecía hablarle. Como en un
eco, Nacho oía gritos, era su madre, que, aterrorizada, señalaba su cara y pedía ayuda mientras intentaba
coger su brazo.

Nacho giró lentamente su cuerpo y alcanzó a verse reflejado en el cristal de una vidriera situada justamente
detrás... Su cara! Su cara estaba cambiando, estaban desapareciendo sus rasgos...

La Novena Sinfonía alcanzaba su cenit.

Bajo el cuadro de Volaverunt, Nacho dejó caer el mp3 que llevaba en su mano. Todos los rasgos
característicos de aquel niño con el síndrome de Down habían desaparecido. Su piel era tersa y una
luminosidad especial emanaba de su mirada.

- Soy la Voz Dormida, el Señor me ha enviado, "Missit me Dominus".

Se hizo el silencio, nadie se atrevía a hablar. Sara -su madre- se tapaba la boca ahogando un grito, la gente
lo observaba, un grupo de monjas carmelitas se acercaron a él.

- ¿Qué tal el polvo de anoche, hermana Pilar?

-preguntó Nacho cogiendo un crucifijo y arrancándolo del pecho de la alucinada carmelita-.

- Espero que el Obispo la recompense -se burló-Él siempre es misericordioso con sus putitas.

Y mirando el crucifijo se lo lanzó a la cara.

- Hoy vuestro jefe dará cuentas al que todo lo ve, el Señor me ha enviado, Missit me Dominus.

- Pero hijo, ¿qué dices?, ¿te encuentras bien? ¡Que alguien llame a un médico, por el amor de Dios! Sara no
daba crédito a lo que oía y veía.

- Hoy vuestro Papa Juan Pablo II morirá a las 21:37 horas. Yo soy La Voz Dormida, el Señor me ha enviado.
Nacho cayó derrumbado nada más terminar esa enigmática profecía.

III. Hazme un Sitio Entre tu Piel.

Habían pasado tres años desde los extraños sucesos ocurridos en Atlanta, donde un senador
ultraconservador había muerto en extrañas circunstancias. Durante estos tres años el inspector Rafael Haro -
de origen cubano- había sido el hombre elegido por el Servicio de Inteligencia (CIA) para aclarar los sucesos
que tuvieron lugar en Atlanta. Sólo tenía una pista: España. Y una frase escrita en la mansión del senador
Joe Hamilton: "La Voz Dormida, el Señor me ha enviado".

Ya daba por perdida la búsqueda cuando recibió una llamada:

-Buenas tardes inspector!! Tenemos a un chaval con síndrome de Down en la planta de psiquiatría del
Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Ha montado un follón enorme en Toledo. Dice que es La Voz Dormida... y
le contó con detalle lo sucedido...
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-De acuerdo Miralles, en diez minutos nos vemos en el hospital. ¡No quiero prensa! ocúpate.

La planta de psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal era un lugar dantesco. Era como un taller humano en el
que los cuerpos eran aparcados mientras las mentes eran medicadas y adormiladas. Rostros burlones, ojos
sin vida, gritos y estremecedores aullidos. El Doctor García Pedraza, jefe de psiquiatría, le puso al día del
extraño caso del paciente Nacho, un chaval con dieciséis años que sufría el síndrome de Down y que, desde
esa misma mañana entraba en trance, vaticinando la hora exacta de la muerte del Papa...

- Y ¿qué tiene de extraño? -preguntó el inspector-. Todo el mundo sabe que el Papa está a punto de
morirse, de hecho la muerte está tirándole de la manga desde hace tiempo.

- Señor inspector, lo inusual es que cada vez que entra en trance desaparecen todos los rasgos de su
enfermedad. Todos los típicos síntomas del síndrome de Down se evaporan, y mantiene conversaciones
coherentes!!

Cuando Rafael Haro entró en la habitación, lo que vio le produjo tal impacto que tuvo que agarrarse al borde
de una silla. Nacho yacía tumbado mirándole fijamente, estaba atado por correas y conectado a multitud de
máquinas. Su rostro empezó a estirarse y poco a poco una brillante luz se apoderó de su cuerpo.

- Le esperaba señor Haro -dijo una voz aflautada y asexuada-. Tenemos mucho de qué hablar, siéntese, no
hay tiempo.

- ¿Quién o qué eres? -preguntó Rafael Haro mientras encendía su grabadora...-

Nacho cerró los ojos, suspiró, y empezó su relato...

- Y ahora que ya sabes quién soy, te contaré una historia que ocurrió hace más de quinientos años...

IV. El Poema de la Lluvia Triste

Toledo, año 1531

El interior de la celda era angosto y muy frío. Tan frío que la esperanza se helaba en el Alma, haciéndola
pedazos. ¿Dónde estaba el aire, el sol? ¿Por qué la habían encerrado en esa prisión? Azaak no consiguió
llegar al sur y fue interceptada y hecha prisionera por los españoles. Dada su extraordinaria belleza y
dominio de la lengua castellana, fue llevada a España junto con un cargamento de oro proveniente del
pueblo Inca. Era la prueba que necesitaba un hombre, si cabe, más cruel y ambicioso que el propio Cortés,
de que el pueblo Inca era poseedor de innumerables tesoros. Su nombre era Francisco Pizarro.

Junto a ella se encuentra Sara -una preciosa chica judía acusada de tratos con el Diablo-. La Santa
Inquisición no ve con buenos ojos que una indígena de Las Indias sepa hablar castellano fluidamente.
Además asegura que el verdadero Dios es la Pachamama. Sara está asustada y Azaak le cuenta una bonita
historia de su pueblo...

V. El Callejón del Infierno

Azaak le cuenta a Sara su increíble historia con los españoles, y cómo devastaron a su pueblo. Ya casi nada
quedaba de la civilización Azteca.

- ¿Y tú, Sara? ¿Cual es tu historia? -preguntó Azaak mientras la miraba-. ¡Era preciosa! Tenía los ojos del
color de los prados y su piel era blanca, casi transparente...

- Como habrás podido observar Toledo es una ciudad insólita. Donde lo mágico, lo oculto y lo misterioso se
dan cita. Dicen que aquí conviven las tres culturas -Cristiana, Judía y Musulmana- pero eso no es cierto,
nada más lejos de la realidad. En todo caso aquí esas culturas se soportan las unas a las otras, pero no se
mezclan. Desde que se instauró la Inquisición, sólo hay una religión: la Cristiana, y las demás han sido
barridas o simplemente ocultadas. Pero si algo sigue vivo y latente en Toledo son los numerosos magos,
astrólogos, nigromantes, estudiosos de la cábala y la alquimia, y alguna que otra sociedad secreta. Pues

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bien, a mí siempre me interesaron estas artes. Yo, al igual que tú, creo en las fuerzas de la Naturaleza, y un
día fui al encuentro de una hechicera llamada "La Diablesa", para que me diera un filtro de amor, pero un
pavoroso incendio quemó la casa de la hechicera con ella dentro. Varios vecinos me vieron. Desde entonces
esa travesía esta maldita, y se la conoce como "La Travesía del Diablo" o "El Callejón del Infierno".

VI. El Paseo de los Tristes

Sara continuó contando su historia mientras Azaak asistía perpleja a las palabras de aquella extraordinaria
mujer.

- Desde que la Inquisición se instauró en España allá por el año 1478, la intolerancia, el fanatismo y la
superstición se adueñaron del corazón de esta bella tierra. Todos éramos sospechosos; judíos, musulmanes
y cualquier persona con alguna inquietud intelectual. Incluso las vendettas personales solían acabar en
acusaciones de brujería o de malas artes. El Santo Oficio era como una especie de policía del Alma. Autos de
fe en los que se quemaban vivos a numerosos herejes, judaizantes y todo aquel susceptible de ser
“salvado”.

- ¡Es horrible! -exclamó Azaak- se supone que los españoles llegaron a la tierra de mis antepasados para
enseñarnos la religión del amor y el perdón, incluso se escandalizaban de nuestros sacrificios. ¿Y esa religión
permite el asesinato por ser distinto? Los dioses nos dieron inteligencia para dudar de todo y para hacernos
preguntas -Azaak no entendía esa supuesta superioridad espiritual del hombre blanco-.

- En Europa las cosas son más lúgubres de lo que parecen. La cultura es la medicina contra el fanatismo y el
miedo. Mira, te voy a contar una historia del sitio donde nací, Granada, la ciudad más hermosa jamás
imaginada por ningún dios. Allí hay un paseo que tiene una bella y triste leyenda.

VII. La Posada de los Muertos

Hacía frío, mucho frío. Azaak se había quedado dormida escuchando a Sara. Cuando abrió los ojos buscó
con la mirada a su nueva amiga. La encontró en un rincón arrodillada tarareando una alegre y pegadiza
melodía.

- ¿Qué cantas? -preguntó-. Es digno de admirar tu fuerza de voluntad, pareces contenta.

- ¡Que va! -suspiró Sara-. Lo que pasa es que me ha venido a la memoria una historia que me contó la
hechicera de la que te hablé. Cuentan que en los extramuros de Toledo existe una venta en la que a todo
aquel que la visita con el ánimo decaído y con ganas de acabar con esta vida de sufrimiento, se le aparecen
los muertos y cantan esta melodía.

VIII. Desde mi Cielo

Rara vez los prisioneros tenían visitas de sus familiares. Pero la excepción besó esa mañana a Sara. Pero el
beso era amargo, era un beso de despedida. Una prima suya se presentó con una carta y la mirada huidiza.
Era evidente que algo había pasado. No hicieron falta palabras, hay veces que el Alma escucha las malas
noticias antes que nuestros oídos: ¡Su amor había muerto!

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras abrazaba contra su pecho aquella carta. Miró el remite y vio que
estaba firmada por él. Alargó la mano hacia Azaak y con un hilo de voz le dijo:

- ¡Léemela! ¡Por favor, léemela!

Y Azaak tomando su mano, comenzó a leer….

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IX. En Nombre de Dios

Al terminar la carta, Azaak se sumió en una profunda tristeza. Ella también tenía un amor, Pedro de Alcázar,
aquél intrépido cocinero que tanto le había enseñado. ¿Dónde estaría? -pensó-. Los verdes ojos de Sara
tenían un brillo especial, y un esbozo de sonrisa asomó en aquel blanco rostro…

- ¿Para ti qué es el amor, Azaak? -preguntó la judía-.

- El amor no se puede definir, todo lo importante de esta vida, sí lo defines lo haces pequeño; El amor al
igual que la libertad hay que sentirlo. Es como el sexo, hablar de el es estimulante, pero practicarlo es
totalmente distinto.

- He notado que aquí, al sexo, la Iglesia lo ve como algo sucio.

- Sí Azaak, pero es algo que debo explicarte. De puertas para adentro todos los miembros de la Iglesia, se
entregan a sus fantasías carnales. Como ya le dije yo soy bisexual Azaak, creo que mi sexualidad es libre y
madura, pero eso aquí es algo así como una monstruosidad. Una de mis amantes fue obligada a delatar
nuestros encuentros amorosos al Santo Oficio y por eso estoy aquí confinada…

- ¿Te interrogaron sobre ello? -preguntó interesada Azaak-.

- Con toda suerte de detalles. -Sara miraba fijamente al vacío, mientras recordaba los gritos, insultos y
torturas…-

X. Íncubos y Súcubos

A la mañana siguiente, después de la periódica visita del carcelero, encargado de suministrarles algo de pan
mohoso y agua, se enteraron de la ejecución de una joven toledana de 19 años acusada de brujería y
practicar misas negras. Según pudieron enterarse por boca de Juanillo -el carcelero-, la pobre muchacha no
estaba en sus cabales. Proclamaba a quien quisiera oírla, que era la concubina del mismísimo Diablo y se
que le aparecía en su alcoba todas las noches en forma de Íncubo.

- ¿Íncubo? ¿Qué es? -preguntó interesada Azaak.-

- Íncubos y Súcubos son materializantes de Satanás en forma humana. El Íncubo tiene aspecto de un
atractivo hombre y el Súcubo de doncella apetecible. Los dos se aparecen a sus víctimas de noche, y suelen
excitar tanto a sus asustados pretendientes, que estos caen rendidos a sus encantos.

XI. Diabulus in Musica

No estaría mal tener un par de íncubos ahora mismo -bromeó Azaak-.

- Si dispusiéramos de algún instrumento, ten por seguro, que te concedería ese deseo -afirmó
misteriosamente Sara-.

- ¿En serio? cada vez me sorprendes más.

- Existe una vieja leyenda que habla de un acorde maldito, el acorde del Diablo. Cualquiera que lo toque o lo
escuche pone en marcha las puertas del mal. Y aseguran que el mismísimo Satanás se te presenta. Es como
una invocación, pero en música.

- Eso mismo fue lo que confesó esa pobre judía que acababan de freír -dijo Juanillo-. Muchas veces el
carcelero las hacía compañía y las contaba todo tipo de chismes. Él también se sentía muy solo.

- ¿De veras? -preguntó Sara divertida-.

- De veras -afirmó Juanillo-. Ella lo llamaba el tritono, el “Diabulus in Musica”.

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XII. Mañana Empieza Hoy

Al terminar su relato, Juanillo pareció entristecerse de repente. ¡Pobre chica! -pensó-. Cuánta locura y
fanatismo hay en éstas paredes. Ésa chiquilla lo que necesitaba era seguramente un médico y un amor… y
yo ¿qué tengo? nada. Mi vida es ésta lúgubre cárcel y estos locos Dominicos…

Azaak estaba leyendo en los ojos de aquel buen hombre. Él era el encargado de alimentarles, custodiarles,
pero también de torturarles. Era su trabajo, su asqueroso trabajo.

- Cambia de vida -le instó Azaak- todos tenemos derecho a otra oportunidad.

- Ya es tarde para mí -suspiró el carcelero-.

- No digas eso -le recriminó indignada Azaak-todos los días son oportunidades nuevas para cambiar nuestro
destino. ¡Mañana empieza hoy!

XIII. El Príncipe de la Dulce Pena

Juanillo más animado bajo el tono de voz, prosiguió con el relato de la desdichada cría que aseguraba haber
tenido la visita nocturna del Diablo y de haberlo llamado ella misma todas las noches utilizando esa oscura
melodía.

- Ella lo amaba, según decía, lo amaba porque era humano, tenía todos los rasgos espirituales carentes de
hipocresía. Era egoísta, vengativo y no acataba las normas que dictaba Dios. Por eso fue expulsado del
paraíso. Durante toda la historia de la humanidad ha estado presente. Se le han achacado innumerables
nombres: Satanás, Belial, Lucifer, Leviathan, Astaroth, El Ángel Caído, Luzbel, Mephistofeles, Belcebú… Pero
ella siempre lo llamaba su príncipe. El Príncipe de la Dulce Pena.

XIV. Aquelarre

Nadie sabe a ciencia cierta si todo lo que proclamaba esa desdichada en el potro de la tortura era verdad,
fruto de alguna enfermedad, o simplemente una invención lo suficientemente poderosa y rotunda como para
que dejaran de una vez de someterla a tanto sufrimiento.

-Sentenció Juanillo- el caso es que lo que confesó a continuación entre alaridos de dolor, hizo que todos los
presentes enmudeciéramos de terror y por qué no, más de uno fantaseó con haber podido verlo o incluso
participar de ello, que de todo hay en la viña del Señor. Rebeca, que así se llamaba la judía, contó con pelos
y señales como su demonio la guió entre sueños a un bosque a las afueras de Toledo. Era una noche de
luna llena y multitud de estrellas brillaban tanto que parecían querer asomarse desde el cielo para no
perderse detalle de tan oscuro espectáculo: una misa negra, una orgía en la que los cuerpos se entrelazaban
dándose placer. Un aquelarre en el que todo valía… Y presidiéndolo: Él. El Príncipe de la Dulce Pena.

XV. Hoy Toca Ser Felíz

Quito, octubre de 1529

Inti Palla tenía la belleza de las princesas incas del Imperio de Cuzco. Era una de las hijas del rey Huayna
Capac, el único señor del Imperio de las Cuatro Direcciones, el inca de todos los incas, el Hijo del Sol. Desde
hacía varias lunas, el Único Señor, yacía tumbado bajo las mantas de llama y vicuña. Se estaba muriendo. Ni
todo el oro que vestía a aquel rey y a las paredes de su estancia brillaba tanto como los pequeños ojos de
Inti Palla, lloraba.

- Padre -preguntó- ¿Qué pasará con nosotros? Se escuchan rumores de que a tu muerte reinará el caos, y
que vendrá un pueblo a arrebatarnos nuestro oro, nuestro pueblo.

- Nada, mi preciosa princesa -dejó escapar el rey con un hilo de voz-. Después de mí, vendrá otro y luego
otro, y la Pachamama nos protegerá y nos acogerá en su manto. Tú mientras tanto crece, vive y haz que tus
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sueños sean la guía de tu vida. La mañana, la brisa y el día vendrán a buscarte. Hoy te toca ser feliz hija
mía!!

XVI. Creo (La Voz Dormida. Parte II )

Aquella noche Azaak no consiguió conciliar el sueño. Las imágenes de toda su vida se agolpaban a codazos
en su mente. Algo muy dentro de su ser le decía que había llegado la hora.

El inquisidor Honorio, un dominico cobarde, mentiroso y acostumbrado a amontonar riquezas a costa del
trabajo de los demás, mesaba su perilla pelirroja. A su lado su secretario José -o Pepe, como gustaba de
llamarle su amo y superior- tomaba notas mientras asistía al interrogatorio al que sometía a Azaak.

Azaak, mientras era torturada con uno de los instrumentos más crueles jamás ideados, no dejó escapar ni
grito alguno, ni súplica ninguna. Miraba fríamente al tribunal que la acusaba de herejía y brujería. La pera
vaginal -que así llamaban a ese cruel artefacto- consistía en un instrumento metálico con forma de pera, que
una vez introducido en la vagina de la penitente se abría dentro del cuerpo de la misma produciéndola
enormes dolores. Al retirar dicho instrumento -todavía abierto- producía tales desgarros en la vagina que
muy pocas sobrevivían a aquel tormento. Tanto el padre Honorio como su perro faldero Pepe disfrutaban de
aquella escena. Juanillo lloraba, e intentaba apaciguar tanto dolor acariciando sin ser visto el cuello de
Azaak.

-Lo siento mucho- le susurró a Azaak en un momento en que las miradas de los inquisidores se desviaron
hacia un charco de sangre que se había formado a los pies de Azaak.

- ¡¡Silencio verdugo!! -La mirada del inquisidor taladró a Juanillo- ¿Sigues afirmando que el verdadero Dios
es mujer, y se llama Gaia?

-preguntó- ¿Y todavía te atreves a mantener que tú eres su representación en la Tierra?

Azaak hizo un esfuerzo sobrehumano por hablar...

- Vosotros sois los que tendréis el castigo más severo que jamás tuvo persona alguna -dictó Azaak-.
Vosotros creéis en un Dios malvado, justiciero, creéis que todas las personas que no piensan como vosotros
son dignos de ser asesinados. ¿Y vosotros os llamáis civilizados? ¿Con qué derecho colonizáis pueblos que al
menos respetan a su madre, La Pachamama? Vosotros hacéis sacrificios humanos más crueles que aquellos
a los que llamáis salvajes. Lo hacéis por odio, por venganza, por incultura. Yo no creo en un Dios así.

- ¿Y en qué crees tú? -inquirió el Padre Honorio acercando su boca a la de Azaak-.

XVII. La Cantata del Diablo (Missit me Dominus)

El estruendo era ensordecedor.

Multitud de gente se apiñaba desde horas muy tempranas para elegir los lugares de privilegio en el
quemadero de Toledo. Éste se situaba fuera de las murallas, y era el sitio destinado a los autos de fe. Azaak
iba subida a una carreta en compañía de media docena de asustadas personas que, al igual que ella,
portaban el ridículo vestido blanco con capucha llamado "El Sanbenito". Al fondo, esperando a sus futuros
inquilinos, seis postes se erigían como estatuas hechas de miedo y violencia. Como en un sueño, Azaak fue
bajada y atada al poste. Su compañero de hoguera no resistió más y se le aflojaron los esfínteres,
desmayándose...

El último pensamiento de Azaak fue para su amado Pedro de Alcázar. A Sara la habían condenado a la
expulsión de España y obligada a marchar como esclava a Las Américas. Los "valientes" soldaditos
españoles necesitaban enfermeras, criadas, y si se cansaban de violar a las indígenas, alguna que otra
esclava sexual.

Cuentan que cuando el fuego iba devorando el cuerpo de Azaak, todos y cada uno de sus rasgos se fueron
transformando hasta convertirse en las características de una persona con síndrome de Down -cabeza

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redondeada, frente alta y aplanada, lengua y labios secos y fisurados, y hasta la esquina interna de la piel
de los ojos se fue plegando. La gente, horrorizada, no daba crédito. Y antes de suspirar miró directamente a
los inquisidores y exclamó.

-Tarde o temprano me vengaré, y jamás vuestra Iglesia volverá a cometer más crímenes. Os lo juro! El
Señor me ha enviado, Missit me Dominus-. Y dando un tremendo alarido, murió.

Cuando Nacho terminó de hablar, el inspector, pensativo, se levantó del regazo de la cama e instintivamente
encendió el televisor de la habitación del hospital. Lo que vio y escuchó le heló la sangre.

-Hoy a las 21:37 el Papa Juan Pablo II ha fallecido-. Miró incrédulo a Nacho y éste, sonriendo, hizo un
movimiento con la cabeza.

-Se lo dije inspector- De repente los rasgos de Nacho poco a poco volvieron a su ser. Volvía a ser un chico
con síndrome de Down.

Y muy despacio empezó a recitar... Al terminar, Nacho murió.

El Salmo de los Desheredados


- El Dios de los Tristes -

Padre Nuestro, de todos nosotros, En la tentación caigo a diario,


de los pobres, de los sin techo, no hay mañana en la que no esté tentado de
de los marginados y de los desprotegidos, crear a un Dios humilde,
de los desheredados a un Dios justo.
y de los dueños de la miseria, Un Dios que esté en la tierra,
de los que te siguen en los valles, los ríos,
y de los que en ti ya no creemos. un Dios que viva en la lluvia,
que viaje a través del viento
Baja de los cielos, y acaricie nuestra Alma.
pues aquí está el infierno. Un Dios de los tristes, de los homosexuales. Un
Baja de tu trono, Dios más humano...
pues aquí hay guerras, hambre, injusticias. Un Dios que no castigue, que enseñe.
No hace falta que seas uno y trino, Un Dios que no amenace, que proteja.
con uno sólo que tenga ganas de ayudar, nos
bastaría. Que si me caigo, me levante,
¿Cual es tu reino?¿El Vaticano? que si me pierdo, me tienda su mano.
¿La banca?¿La alta política? Un Dios que si yerro no me culpe
Nuestro reino es Nigeria, Etiopía, Colombia, y que si dudo me entienda.
Hiroshima. Pues para eso me dotó de inteligencia,
El pan nuestro de cada día para dudar de todo.
son las violaciones, la violencia de género,
la pederastia, las dictaduras, Padre Nuestro, de todos nosotros,
el cambio climático. ¿por qué nos has olvidado?
Padre Nuestro, ciego, sordo y desocupado,
¿por qué nos has abandonado?

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Gaia III - Atlantia
INTRODUCCION

El mundo necesita poesía y canciones, necesita convertir los misiles en versos y lanzarlos al corazón de la
miseria humana. Pero como la paz es muy flaca nos hemos construido un poncho antibalas hecho con
sonrisas, y como la civilización moderna tiene Alzheimer hemos querido recordar a los hermanos del sol, del
ciervo y de la pradera en esta modesta obra.

El espíritu de los incas, mayas, y aztecas nada en la sangre de estos rockeros españoles, que avergonzados
por los crímenes que cometimos hace mas de quinientos años, hemos querido pedir perdón a nuestros
hermanos americanos con esta trilogía.

El primer poema de la historia nació con la primera sonrisa de la primera mujer que habitó la tierra y el
primer poeta fue el hombre que perdió a esa mujer. La soledad tiene labios de mujer. Para nosotros America
es esa sonrisa y esperamos no perderla nunca. <<Hay gente que te quiere y gente que te U.S.A.>>
Barakaldo (Biskaia), 27 de enero de 2010

¡¡We must be over the rainbow!!


Txus Di Fellatio
El Prícipe de la Dulce Pena.

I. El latido de Gaia

Egipto, 1922.

Odiaba transpirar, odiaba esa sensación de húmeda incomodidad que le hacía añorar el viento de su fría
ciudad en Inglaterra. Pero si algo le desesperaba era ese barrillo que se formaba en su piel al añadir polvo a
aquellas detestables gotas de sudor. Llevaba cerca de cinco años arañándole a la Tierra vestigios del pasado
sin éxito, robándole al desierto capas de polvo, misterio y arena -toneladas de arena-...

Howard Carter había dedicado más de media vida al descubrimiento y conservación de tesoros y tumbas
reales en Egipto. Pero una idea fija le hacía seguir en su empeño de no tirar la toalla. Estaba convencido que
la tumba del faraón adolescente yacía en aquél valle -El Valle de los Reyes-.

Fue aquella mañana del veintidós de noviembre cuando por fín la Tierra decidió premiar el esfuerzo de
Carter y dejó entrever una entrada semiderruida dentro de las tripas de aquél desierto milenario. Parecía
como si aquél valle hubiera engullido toda prueba de aquella puerta a otra forma de entender la vida, a otra
forma de entender la muerte.

Tras dos años de duros trabajos para rescatar la tumba de Tutankamón de su cárcel de arena, por fín
pudieron robarle a la Tierra el fabuloso tesoro que escondía en su interior.

Los tesoros que yacían en aquella tumba eran de una magnificencia realmente fuera de lo humano. A la
multitud de piedras preciosas, joyas y utensilios de fina cerámica, había que añadir más oro del que
cualquier mortal pudiera imaginar junto. El resplandor que producía el reflejo de aquél codiciado metal era
similar al tinte de luz con el que baña el sol a cualquier amanecer en el valle.

Y sin embargo, el momento más emocionante y remunerador tendría que venir dos años después, el 3 de
febrero de 1924, cuando Carter y su cuadrilla finalmente abrieron la puerta en la última cámara, la dedicada
a la tumba del faraón especialmente. Un grito de admiración escapó de la garganta en los pocos presentes.

Estaban ante un masivo ataúd de granito de más de nueve pies de largo. Dentro del ataúd había otros tres
más pequeños que a su vez se fijaban uno en el otro con pasmosa precisión. Los dos exteriores hechos de
madera con incrustaciones de oro y piedras preciosas en la parte interna. Y el tercero y último conteniendo
los restos del Faraón adolescente hecho de oro sólido. Allí estaba el cuerpo momificado del faraón
Tutankamón. Su rostro cubierto con una máscara que semejaba sus facciones aniñadas y también de sólido
oro. Carter y sus obreros no constituían los primeros violadores de la tumba. A las claras se veía que,
ladrones del Valle de los Reyes habían penetrado en ella. Aún cuando ninguno de ellos se atrevió a tocar el
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ataúd real. Los sellos en las puertas habían sido rotos y arreglados nuevamente por los guardianes.
Tutankamón fue violado en su descanso eterno por Carter. Estos históricos y maravillosos descubrimientos
atrajeron la atención internacional en el acto. Cientos y miles de turistas llegaron al Valle de los Reyes desde
todos los ámbitos del mundo. Caminaban por el polvo del desierto excavando, pateando y apartando cuanta
piedra había en su camino con la esperanza de encontrar algún objeto precioso perdido.

Eso hacía que Carter tuviera que mantener continua vigilancia veinticuatro horas al día sobre su
descubrimiento. Pero aún más que los tesoros había algo que atraía la morbosidad de la multitud. Se corría
entre los egipcios una leyenda. Se decía que todo aquél que violara la tumba del faraón Tutankamón
encontraría la muerte por su profanación. Una maldición ancestral, mítica y horrenda que escapaba de las
gélidas paredes de la tumba subterránea y que detenía a todo aquél que se acercara a ella con la excepción
de Carter y su equipo.

Pero alguien sí consiguió infiltrarse en el equipo de Howard: un taciturno y misterioso hombre llamado Otto
Rahn -un alemán perteneciente a una oscura sociedad secreta llamada <<La sociedad de Thule>>-. Rahn
había conseguido burlar la seguridad que rodeaba la tumba y, lejos de la mirada curiosa del resto de la
expedición, encontró un medallón en forma de pirámide con un sello que acariciaba con aire ausente
mientras miraba a través de la ventanilla del avión que debía devolverle a Alemania. Otto Rahn sonreía...

Universidad de Emery (Atlanta), 2010.

Anthony Dexter no podía dar crédito a lo que le indicaba su equipo en el observatorio astrológico de la
universidad de Emery. Paracía imposible, pero tras comprobar los datos por tres veces consecutivas no cabía
ninguna duda: un meteorito había cambiado el rumbo y estaba en la órbita terrestre, y no tardaría mucho
tiempo en impactar contra la tierra.

Cerro del Uritorco (Argentina).

Rafael Santa Cruz estaba acostumbrado a las leyendas acerca de misteriosas luces que desde años
sobrevolaban la montaña que estaba a pocos kilómetros de su humilde granja.

El Uritorco es muy conocido actualmente por las prácticas esotéricas frecuentes y, en décadas pasadas por
los avistajes OVNI referidos por locales y turistas. En enero de 1986 el gobierno local difundió fotografías y
artículos sobre una zona del Cerro <<El Pajarillo>>, donde la vegetación resultó quemada, sosteniendo, en
base a testimonios, que un OVNI lo había provocado. Desde la década de 1950, existe el mito de que una
ciudad subterránea yace sobre el Cerro y alrededores. Un grupo de profesionales y místicos de La Plata
exploraron la zona extensivamente, entre ellos el fallecido antropólogo Guillermo Terrera, en pos de esta
ciudad subterránea. En los años 80 periódicos sensacionalistas como <<9diario>> y otros medios creron la
mitología extraterrestre. Sin embargo, luces anómalas has sido observadas por testigos cualificados
(aviadores, geólogos, ingenieros, físicos) en más de una oportunidad. Sin embargo a partir de 1993 las
noticias de avistamientos parecían haber disminuido ostensiblemente.

Pero esa noche algo inusual sucedió. Junto a las ya conocidas luces que sobrevolaban con dirección incierta
los alrededores, la vieja radio que dormitaba en su mesilla de noche cobró vida y empezó a escupir lamentos
en forma de noticias...

<<Se calcula que las hormigas del planeta pesan lo mismo que la humanidad. Si desaparecieran se
produciría un fenómeno ligado a la extinción mucho más dramático que el meteorito que acabó con los
dinosaurios. En cambio, si se extinguiera la especie humana, en términoe ecológicos no pasaría
absolutamente nada. Las personas no aportamos ya nada a los ecosistemas. Sólo gastamos, somos los más
grandes consumidores, y, sin embargo, nadie nos consume. ¿o sí...? >>

Santa Cruz asustado salió a la mañana siguiente y comprobó, con sorpresa, que el suelo estaba totalmente
quemado, dibujando una enorme pirámide con un símbolo.

II. Dies Irae (La ira de Dios)


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Extracto de "Civilation Lost - The conquest of Incas" de Marc J. Holsten.

Jamás se recalcará lo suficiente que la conquista de los Incas por parte de los conquistadores españoles
representa, quizá, el mayor choque de culturas en la historia de la evolución humana.

La nación más poderosa de la tierra, con los últimos avances armamentísticos de Europa a su disposición,
contra el imperio más poderoso que haya existido nunca en América.

Por desgracia para los historiadores, y gracias en gran medida a la insaciable ansia de oro de Francisco
Pizarro y de sus conquistadores sedientos de sangre, el mayor imperio del continente americano es también
del que menos sabemos.

El Saqueo del imperio Inca por parte de Pizarro y su ejército de secuaces en 1532 debería ser considerado
como uno de los más brutales de la historia. Armados con la más poderosa de las armas coloniales, la
pólvora, los españoles se abrieron camino a través de las ciudades y pueblos incas con, según palabras de
un comentarista del siglo veinte, <<una falta de principios que habría hecho estremecer al mismísimo
Maquiavelo>>.

Las mujeres incas fueron violadas en sus hogares u obligadas a prostituirse en mugrientos burdeles
improvisados. Los hombres fueron sometidos a torturas constantes; les quemaban los ojos con carbón al
rojo vivo y les cortaban los tendones. Los niños fueron llevados en barcos a la costa para después
embarcarlos en aterradores galeones de esclavos y enviarlos a Europa.

En las ciudades, los conquistadores saquearon los templos. Fundían las láminas y los ídolos sagrados de oro
en lingotes sin ni siquiera parase a pensar en el significado cultural de los mismos.

Quizá la más famosa de todas las historias de búsquedas de tesoros incas sea la de Hernando Pizarro,
hermano de Francisco, y su viaje hercúleo hasta la ciudad costera de Pachacámac en busca de un legendario
ídolo inca. Tal como los describe Francisco de Jerez en su famosa obra <<Verdadera relación de la
conquista del Perú>>, las riquezas que saqueó en su marcha hacia el templo de Pachacámac (no muy lejos
de Lima) alcanzaron proporciones casi míticas.

De lo poco que queda del imperio Inca (edificios que los españoles no destruyeron, reliquias de oro que los
incas lograron llevarse consigo valiéndose de la oscuridad de la noche...), un historiador contemporáneo sólo
puede percibir breves destellos de una otrora grandiosa civilización.

Lo que emerge de esos breves destellos es no obstante un imperio lleno de paradojas.

Los incas no conocían la rueda y, sin embargo, construyeron el sistema de carreteras más extenso jamás
visto en el continente americano. No sabían el mineral de hierro y, sin embargo, los trabajos con otros
metales, en concreto con el oro y la plata, son insuperables. Carecían de un sistema de escritura y, sin
embargo, su sistema de registro numérico, un sistema de cuerdas de lana o algodón de uno o varios colores
llamado Quipus era increíblemente preciso. Se decía que los quipucamayocs, los temidos recaudadores de
impuestos del imperio sabían incluso cuando se perdía algo tan ínfimo como una sandalia.

No obstante, la mayoría de la información y datos de la vida diaria de los incas de que disponemos proviene,
inevitablemente de los españoles. Al igual que veinte años después hiciera Hernán Cortés en México, los
conquistadores llevaron a Perú clérigos para difundir el evangelio entre los indígenas paganos. Muchos de
estos monjes y sacerdotes regresaron finalmente a España y consignaron por escrito lo que vieron. De
hecho, muchos de sus manuscritos todavía pueden encontrarse en la actualidad en algunos monasterios
europeos, fechados e intactos.

Extracto de <<Verdadera relación de la conquista del Perú>>, de Francisco Jerez (Sevilla, 1534).

El capitán Hernando Pizarro se hospedó con sus hombres en unos grandes aposentos situados en una parte
del pueblo. Dijo que había venido por orden del gobernador (Francisco Pizarro, su hermano) por el oro de
aquella mezquita y que estaban allí para cogerlo y llevárselo al gobernador.

Todos los principales del pueblo y los pajes del ídolo dijeron que se lo darían, y anduvieron disimulando y
dilatando. En conclusión, que trajeron muy poco y dijeron que no había más. El capitán dijo que quería ir a
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ver aquél ídolo que tenían y que lo llevasen allá, y así fue llevado. El ídolo estaba en una buena casa bien
pintada, decorada con el típico estilo indígena; estatuas de piedra de jaguares custodiaban la entrada, tallas
de demoníacas criaturas con aspecto felino se alineaban contra las paredes. Dentro, el capitán encontró una
sala muy oscura y hedionda, en cuyo centro se alzaba un altar de piedra. Durante nuestro viaje, nos
hablaron de un ídolo legendario que se encontraba en el interior del templo santuario de Pachacámac. Los
indígenas dicen que ese es su dios, que los creó y los sustenta, la fuente de todo su poder.

Pero no encontramos ningún ídolo en Pachacámac, tan sólo un altar de piedra en una sala hedionda. El
capitán ordenó entonces que se tirara abajo la bóveda donde se había guardado aquél ídolo pagano y que
se ejecutara a los principales por haberlo ocultado. Así se hizo, también con los pajes del ídolo. Una vez
hubieron terminado, el capitán enseñó a los habitantes del pueblo muchas cosas de nuestra santa fe católica
y les enseñó la señal de la cruz.

Había llegado hace unos meses a Nueva España como parte de la expedición del gobernador don Alonso de
Ojeda. Atrás quedaban veinte años de devastación, saqueo y muerte desde que el sádico Hernán Cortés
conquistara y cristianizara el Imperio Azteca. Pedro Alcázar sólo tenía un pensamiento: vengar la muerte de
Azaak e intentar por todos los medios minimizar los daños que sus compatriotas sin duda harían también al
imperio inca.

Pero una vez más y, tal como ya pasara en tierras aztecas, la ciudad sagrada de Cuzco se envolvió con el
mismo manto de terror, muerte y codicia que el imperio azteca. Los comeoros (nombre por el cual eran
conocidos los españoles por su hambre y codicia del preciado metal), una vez más, pisotearon todo cuanto
les era sagrado al pueblo inca.

Pedro Alcázar, entre lágrimas, no lograba distinguir entre los cuerpos mutilados y bañados en sangre cuales
de aquellos montones de carne deformes pertenecían a animales, y cuales habían sido personas con sus
sueños, sus quehaceres y sus amores.

Sentado en lo alto de un montículo, una de las esposas de Atahualpa (último jefe del imperio Inca asesinado
por Pizarro) dirige un cántico al cielo. Oculto entre sus manos pude adivinar la figura de una pequeña
estatua con rasgos de hombre blanco, todo ello rodeado por una pirámide y un símbolo.

III. Für Immer

Berlín, 1924.

Otto Rahn era hijo de una familia de clase media. Aunque cursó estudios de derecho y filología germánica, lo
que siempre llamó su atención, fueron los grandes misterios históricos. Su fuerte interés por la cultura
Cátara le llevó a viajar por Francia, Italia, España y Suiza. Rahn estaba convencido que el símbolo que había
encontrado en la tumba del faraón Tutankamón, de alguna manera, tenía una relación con el Santo Grial y
con la búsqueda de los antepasados de la raza aria (o al menos esa era una de las creencias de la oscura
sociedad de Thule, a la pertenecían muchos padres de la enfermedad que asolaría Europa pocos años más
tarde: el nazismo).

La sociedad Thule fue una sociedad ocultista alemana fundada en 1912 por el noble alemán Rudolf Von
Sebottendorf. A ella pertenecieron importantes personalidades del III reich como el propio Adolf Hitler y su
lugarteniente Rudolf Hess. Al parecer, el partido nacinalsocialista (y por tanto el III reich) tuvo su origen en
esta sociedad esotérica, siendo el DAP (Deutsche Arbeiter-Partei) , después trasformado en NSDAP, su brazo
político.

Como escudo de la sociedad Thule se eligió una esvástica (símbolo solar que luego adoptarían los nazis)
colocada detrás de una reluciente espada dispuesta verticalmente. El nombre de Thule fue elegido en
recuerdo del legendario (y para ellos existente) reino de Thule, que es simple y llanamente otro nombre
para designar la mística Atlántida.

Sus delirantes ideas sobre el fuego y el hielo, de un remoto pasado de hombres-dioses, introducía en el
pensamiento de una nación de altísimo nivel científico-técnico, como era Alemania, todo un universo de
profecías y leyendas que impresionó a hombres como Hitler, obsesionado con el poder de los mitos y el

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destino de los pueblos y que consideraba que <<hay una ciencia nórdica y nacionalsocialista que se opone a
la ciencia judeo-liberal>>.

Entre los miembros de la sociedad Thule se encontraban, además de los paganos Heinrich himmler y Alfred
Rosenberg, también sacerdotes (como el confesor de Hitler, Bernhard Stempfle), monjes cisterciences (como
Guido Von List) y miembros de la orden del Temple refundida, además de nacionalistas, patriotas,
antimarxistas y antijudíos.

Monserrat, Barcelona, 1940.

La tarde del 23 de octubre de 1940, un hombrecillo cargado de complejos y con sueños de poder esotéricos,
visita la montaña de Monserrat, convencido de que es la mismísima Montsalvat, del cielo artúrico; la
montaña donde se encuentra el Santo Grial. Este hombre de baja estatura, gordinflón y aquejado de miopía,
no es otro que Heinrich Himmler (jefe de las SS, amante del ocultismo y asesino en su tiempo libre).

Himmler fundó la AHNENERBE, -oficina del ocultismo con el fín de localizar y obtener objetos simbólicos
sagrados-. Tras inspeccionar las cuevas de la montaña Monserrat junto con sus oficiales de la SS,
historiadores y científicos del Reich, en una roca semioculta por la vegetación encontró lo que andaba
buscando; el mismo símbolo que años atrás robara Otto Rahn en Egipto, y una frase en latín que le inquietó
por no saber su significado:

Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris.

Cuyo significado es: <<Recuerda hombre, que polvo eres, y al polvo volverás>>.

De camino a Berlín, Heinrich Himmler iba rememorando uno de los discursos que su idolatrado Hitler
pronunció una noche en Munich. Aquél discurso, hecho por uno de los mayores criminales que haya
conocido nunca la humanidad, estaba lleno de odio, locura y magia. Himmler se estremeció y una lágrima
resbaló por su cara mientras apretaba fuertemente su ejemplar dedicado de <<Mein Kampf (mi lucha)>>.

IV. Vodka'n'roll

Rasputín era un hombre muy alto de estatura, de hábil y elocuente poder oratorio, personalidad
abrumadora, de aspecto un tanto tosco, grosero a veces, violento, tenía una mirada muy penetrante y era
poseedor de un carisma profundo. Amaba y odiaba efusivamente. Era un actor soberbio y convincente, se
sabía poseedor de estas habilidades y las usó inteligentemente en su provecho.

En su época había rumores de que era una persona licenciosa y de que se le había visto numerosas veces
borracho y en compañía de prostitutas. Sus relaciones con sus discípulos, sus visitas de alcoba, en su
mayoría mujeres de la alta sociedad rusa, también eran polémicas. Una de sus máximas era: " Se deben
cometer los pecados más atroces, porque Dios sentirá un mayor agrado al perdonar a los grandes
pecadores".

Ingresó poco después en una secta cristiana condenada por la iglesia ortodoxa conocida como Khlysty
(flagelantes). Los Khlysty creían que para llegar a la fe verdadera hacía falta el dolor. En las reuniones de
esta secta las fiestas y orgías eran constantes y Grigori se convirtió en un acèrrimo integrante. El ingresó en
esta congregación marcó al profeta siberiano de por vida, y explica la notoria vida sexual que tuvo en años
posteriores y que acabó ennegreciendo su reputación de hombre santo.

Gracias a estas aparentemente milagrosas curaciones la zarina Alexandra confió ciegamente en él


curandero, ya que las pruebas de sanción que le producía a su hijo eran inexplicables. Confió también en los
vaticinios del monje sobre los destinos de la santa Rusia, a la cual veía Rasputín en sus visiones <<envuelta
en una nube negra e inmersa en un profundo y doloroso mar de lágrimas>>.

En una de estas orgías alcohólico-esotéricas cuenta la leyenda que <<el brujo del Zar>> profetizó el
nacimiento de un movimiento sociocultural rebelde, libre y basado en una música poderosa y contestataria,
que habría de venir en un futuro no muy lejano.

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Cuentan que todas estas visiones las tuvo tras ingerir ingentes cantidades de su bebida favorita, el vodka, a
la que él, ante la extrañeza de todos, la denominaba con un misterioso nombre: <<Vodka'n'roll>> (la
bebida de los atlantes).

Rasputín fue asesinado en 1916, y cuentan que días más tarde fue encontrada una nota al pie de su tumba
escrita en aymara (el idioma de los antiguos incas): <<Ama usa, ama ulula, ama aquella>> (No robes, no
mientas, no seas perezoso). La nota estaba firmada por <<La Atlantia que está por llegar>>.

V. El Príncipe de la Dulce Pena IV

Madrid, 2010.

Cuando terminó de leer la primera parte del informe que le había preparado el licenciado en historia y
escritor de cierto éxito Jesús Castejo, Rafael Haro empezó a tener claro que había un nexo en común entre
diferentes civilizaciones en distintos periodos de la historia; ¿Cómo es posible que imperios tan lejanos en
distancia y tiempo como el egipcio, el maya y el inca tuvieran en la construcción de las pirámides un centro
neurálgico de ceremonias espirituales? ¿Quién o quienes construyeron las pirámides? ¿Hubo una sola y única
civilzación que enseñara al resto la utilización y construcción de dichas pirámides...? Todas estas preguntas
se agolpaban en su interior mientras las respuestas se amotinaban y atrincheraban en su ya de por sí lleno
cerebro.

-Deberías de ver esto- exclamó Inés Santiesteban (subinspectora del distrito centro de la Policía Nacional
Española). Inés Santiesteban era una atractiva cuarentona de figura atlética y mirada tan dura y fibrosa que,
cada vez que posaba sus enormes ojos en ti, pareciera que te desnudara e interrogara el alma.

-¿De que se trata?- contestó distraído Rafael.

-Abajo tenemos a una de esas colgadas como si se hubieran escapado de la saga esa de Crepúsculo, o como
se llame. Creo que se llama, o se hace llamar, Suburbia o algo así. Dice que es gótica y la verdad que da
grima verla, tío. Parece la Morticia Adams esa de la serie <<Los Monsters>> de la tele.

-Sintetice, Inés- al inspector le molestó los adjetivos utilizados por la subinspectora, pues su hija mayor
Katty era exactamente idéntica a esa <<colgada>> a la que haría mención de una manera tan despectiva.
Katty era una adicta a las novelas de Anne Rice y a grupos como Him, To Die For, New Church o Depeche
Mode.

-Bueno, el caso es que anoche una patrulla la encontró en el cementerio de San Isidro, totalmente desnuda
dormida sobre una lápida. Asegura que un tal <<Príncipe de la dulce nosequé>> se le apareció. Todo esto
es muy raro -sentenció Inés-. Pa' mí que va hasta el culo.

VI. Mi hogar eres tú

Aquella revelación le hizo a Rafael Haro añorar a su preciosa mujer. Durante los últimos años el caso de
Alma Echegaray y el senador Joe Hamilton le había robado demasiados besos, le había robado demasiadas
conversaciones junto al fuego cómplice de una chimenea...

VII. Fuerza y Honor (El Dorado)

A la mañana siguiente, después de desperezar su ánimo bañándolo con un generoso mar de café, el
inspector continuó leyendo el informe que el historiador Jesús Castejo había redactado contrastando datos
históricos con manuscritos escritos por un monje español en 1548.

Selva de Perú, 1532.

Pasaron varias semanas y muchas lunas acompañaron a Pedro Alcázar y a Zara (última amante del inca
Atahualpa) en la búsqueda de la montaña donde, según rumores extendidos por todo el imperio, los

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<<principales>> incas habían escondido lejos de la codicia del hombre blanco todo el oro y tesoros del
imperio. Los españoles creían en la existencia de una ciudad cubierta de oro con una riqueza que jamás
habrían imaginado, a la que llamaban <<El Dorado>>.

Cuando por fin llegaron al Lago Titicaca una anciana, el ser preguntada por la ciudad de oro, sonrió y de
forma misteriosa exclamó:

-Fuerza y Honor.

-¿Perdón?- Preguntó Pedro.

-Los tesoros de todo pueblo no están en una ciudad, ni caben en un baúl, ni tan siquiera este lago es lo
suficientemente grande como para albergarlo. Lo que buscáis -continuó- está en la memoria, en el corazón
de un pueblo, cada persona es poseedora del tesoro de su pueblo. Su propio <<El Dorado>>. Fuerza y
Honor... 1

<<Cuanta razón tenía>> pensó Rafael Haro, y mientras se encendía un cigarrillo recordó el poema que su
padre una vez le hizo aprenderse:

SERAS UN HOMBRE, HIJO MIO

Si puedes mantener intacta tu firmeza


cuando todos vacilan a tu alrededor.
Si cuando todos dudan, fías en tu valor
y al mismo tiempo sabes exaltar su flaqueza.
Si sabes esperar y a tu afán poner brida.
O blanco de mentiras esgrimir la verdad.
O siendo odiado, al odio no le das cabida
y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad.
Si sueñas, pero el sueño no se vuelve tu rey.
Si piensas y el pensar no mengúa tus ardores.
Si el triunfo y el desastre no te imponen su ley
y los tratas lo mismo como dos impostores
Si puedes soportar que tu frase sincera
sea trampa de necios en boca de malvados.
O mirar hecha trizas tu adorada quimera
y tornar a forjarla con útiles mellados.

Si todas tus ganancias poniendo en un montón


las arriesgas osado en un golpe de azar
y las pierdes, y luego con bravo corazón
sin hablar de tus pérdidas, vuelves a comenzar.
Si puedes mantener en la ruda pelea
alerta el pensamiento y el músculo tirante
para emplearlo cuando en ti todo flaquea
menos la voluntad que te dice adelante.
Si entre la turba das a la virtud abrigo.
Si no pueden herirte ni amigo ni enemigo.
Si marchado con reyes del orgullo has triunfado.
Si eres bueno con todos pero no demasiado.
Y si puedes llenar el preciso minuto
en sesenta segundos de un esfuerzo supremo
tuya es la tierra y todo lo que en ella habita
y lo que es más, serás hombre hijo mío...

Rudyard Kipling

1
Nota del autor: Dedicado a todos los rosaventeros. ¡Somos legión!
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VIII. El Violín del diablo

Una tarde, mientras Rafael se disponía a abandonar la comisaría, escuchó el sonido de un violín. Parecía que
llorase. Al dirigir sus pasos hacia el origen de aquella lastimera melodía, ante su sorpresa se encontró con
Suburbia en uno de los cuartos de declaraciones tocando un andrajoso violín.

-¿Te gusta?- preguntó divertida

-Es... raro.- contestó el policía.

-Este violín tiene una vieja historia, y aunque no te lo creas, en el mundo real, es decir en tu mundo, hay
más de una cosa inexplicable...

Cuenta así la leyenda que, en una noche de 1713 un profesional del violín, Giuseppe Tartini, obsesionado
con la composición perfecta, tuvo un sueño con el Diablo. En el, el diablo se le aparecía con un atuendo
hermoso y perfecto, proponiéndole un pacto. Le otorgaría un violín con el cual tocaría la melodía perfecta
pero a cambio Giuseppe le ofrecería su alma. Giuseppe, ansioso y cegado por su ambición aceptó el pacto
sin pensárselo dos veces. Entonces el diablo empezó a tocar una melodía fascinante. ¡Gloriosa! con tal
destreza y facilidad, que dejó al músico impresionado al oír una composición tan perfecta y hermosa de tal
ser tan horrendo y malicioso según decían, porque él, lo que veía, era un hombre de una belleza
deslumbrante que disfrutaba tocando el violín, del cual salía una melodía plácida y pacífica. Si así era el
demonio, ¿cómo serían los ángeles? Parecía más bien un ángel.

Al día siguiente al despertar recordó perfectamente tal melodía y empezó a escribirla con tal habilidad que
no daba crédito a lo que experimentaba. Cuando terminó de completar la sonata se dió cuenta de que había
un nuevo objeto en su habitación. Se trataba de un violín precioso, violín color caoba que destellaba. Era
como si el violín le hipnotizara, tenía algo que le hechizaba, algo mágico. Entonces cogió el violín y se
dispuso a tocar, y tocó una y otra vez la sonata hasta que llegó la noche. Pero algo pasaba, no salía como él
deseaba, como la había oído tocar. No paró de tocar en todo el día, olvidándose así de sus obligaciones.

Pero no era igual, no transmitía la belleza y bondad que transmitió el Diablo tocándola. Al final Giuseppe
enloqueció y se suicidó al verse imposibilitado de repetir la sonata.

El violín que le dió el Diablo fue heredado por los familiares de Giuseppe, y pasó de mano en mano. Aún
sigue existiendo y circulando por algún lugar de este mundo. Incluso hay quien dice que si el violín cae en
manos de un joven músico, el Diablo se presentará ante él para ofrecerle el mismo pacto que a Tartini.

Giuseppe tituló esta sonata -El Trino del Diablo-y hoy en día somos muy pocos los músicos que nos
atrevemos a tocarla.

IX. Siempre (Adiós Dulcinea, parte II)

Lago Titicaca, Quito, 1534.

<<La poesía le escribimos los perdedores>>, pensó Pedro Alcazar <<y es una forma de desenvainar
palabras para batirte en duelo con la pena y la melancolía. Es como echar cuentas con la vida, tanto me dio,
tanto me debe. Son las arrugas del alma, cada marca en la cara de un hombre cuenta algo de él, y los
poemas son las arrugas de la piel que recubre el alma de cualquier perdedor. Muchas heridas sin cerrar
sangran sonetos en algún papel>>.

Pedro dejó escapar alguna que otra lágrima mientras recordaba a Azaak. Pedro se dió cuenta que la soledad
tenía labios de mujer.

X. Mis demonios (Atrévete a vivir)

Rafael intentó apartar de su mente la congoja que le producía la melancolía y añoranza de los suyos. Sacó
una botella de brandy que guardaba en el tercer cajón de su mesita auxiliar.

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Los últimos años la bebida y las drogas había actuado de analgésico (le dolía el alma y en estas sustancias él
encontraba el olvido del dolor y algo de calma...). Pero realmente era prisionero en una cárcel llena de
demonios.

XI. Que el viento sople a tu favor

Selva del Perú, 1532

En algún lugar de la selva amazónica de Perú, tanto Zara como Pedro Alcázar en su huida de los españoles,
fueron encontrando cada vez más pruebas de que los antepasados, tanto europeos como precolombinos, no
eran de este mundo. Al llegar a las inmediaciones de un poblado, vieron a un hombre atado y amordazado a
un árbol, y con las vestimentas más coloridas, extravagantes y andrajosas que los ojos de Zara jamás
vieron.

-Es un pirata inglés- sentenció Pedro, y dirigiéndose al árbol donde se encontraba maniatado aquél
personaje, le liberó y esto es lo que contó aquel aventurero amigo de lo ajeno:

<<Me llamo Bernardino de Talavera. Desde hace unos años todas las naciones europeas excepto España y
Portugal nos hemos quedado fuera del reparto de tierras y comercio con las colonias americanas; éste sólo
lo podía realizar la casa de contratación con sede en Sevilla.

Durante estos años aparecimos una serie de aventureros que llenamos las costas americanas en busca de
fortuna. Somos mercaderes, negreros, bandidos y contrabandistas. Navegamos por iniciativa propia pero
con dispensa pública de nuestros gobiernos. Nos hemos dedicado casi exclusivamente al saqueo de las
riquezas obtenidas por los españoles para nuestro propio provecho. Pese a que durante muchos años los
monarcas hispanos trataron de mantener en secreto el descubrimiento de América, en 1521 piratas
franceses a las órdenes de Juan Florín, lograron capturar parte del famoso tesoro de Moctezuma, abriendo
toda una vía para asaltos y abordajes en busca de fabulosos botines. Tan es esí, que, al Cabo de San
Vicente, los españoles lo comenzaistes a llamar "El Cabo de las Sorpresas".

Pero los tesoros más preciados por nosotros siempre han sido las mujeres que en cada puerto adornaban
con su belleza tanto paisaje árido y descuidado.

XII. Sueños dormidos

Residencia Miramar (Sevilla), 2010

Valentín era un catedrático octogenario que desde hace varios años sufría una de las más crueles
enfermedades, la del olvido. Una enfermedad traidora que te va robando los recuerdos: el Alzheimer.

En los pocos momentos de lucidez que tenía, Valentín dibujaba en las paredes extraños símbolos y de forma
autómata repetía: Nazca, principio y fin.

XIII. Aun amanece gratis

Imperio Inca (Actual ciudad de Cochabamba, Bolivia), 1534.

La noche acude a su cita diaria con las sombras. Cuando el día bosteza y cierra los ojos es momento de
reflexionar. Por mucha miseria, hambre, y miedo que sientas, piensa que la vida todos los días nos regala
una nueva oportunidad. Todavía no cuesta dinero ver un nuevo día, aun amanece gratis. Pedro Alcázar al
calor de una hoguera, canta esperanzas.

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XIV. La soga del muerto (Ayahuasca)

Selva de Perú, 1532

Mientras Pedro cantaba, Zara cocinaba algo con un olor espantoso. Misteriosamente, Zara se dirigió a Pedro
y le advirtió...

-Esta es <<La soga del muerto>>, la Ayahuasca, la hierba sagrada de mi pueblo. Antes de que la tomes,
quiero contarte algo sobre esta sustancia...

La Ayahuasca o bebida sagrada maestra, es originaria de la cultura amazónica. Se obtiene de mezclar y


cocer la liana Ayahuasca con otra planta llamada Chacruna. El resultado es una infusión de sabor fuerte y
amargo que, al beberla, te permite conectar con una realidad más allá de las palabras. La ingestión de la
mezcla de estas plantas sagradas no tiene efectos secundarios sobre el organismo, ni provoca adicción a
ellas. Normalmente se acercan a ellas hombres y mujeres, adultos, que desean tener una experiencia
individual de amor y conocimiento.

La Ayahuasca no es para todo el mundo. Cuando te acerques a una experiencia con plantas sagradas debes
darte cuenta de la etapa de la vida en que te encuentras, recapitular tu trayectoria vital y tener claro que es
lo que te apetece ser en este mundo, y cómo quieres vivir el resto de tu vida. La experiencia con la planta te
dará muchas pistas de lo que has hecho mal hasta el momento y te aconsejará qué debes hacer en
adelante. La liana te cura.

Si eres primerizo, es muy importante que no lo tomes solo. Es aconsejable que seas guiado por un maestro
o chamán con experiencia. Te vas a adentrar en una ceremonia que requiere compañía y consejo. La
primera vez vas a experimentar sensaciones, visiones y emociones a las que no estás habituado. Te vendrá
muy bien estar asistido por alguien que haya tomado muchas veces y sepa orientarte, si te sientes confuso.

La planta sagrada es la maestra: ella te guía.

XV. La ira de Gaia

Desierto de Nazca, 2010

Avisados por el observatorio de la Ciudad de Emery, astrólogos, científicos y fuerzas armadas se dirigen
hacia el lugar exacto en el que creen que impactará el supuesto meteorito detectado meses atrás.

Las líneas de Nazca, se encuentran en las Pampas de Jumana, en el desierto de Nazca. Fueron trazadas por
la cultura Nazca. Están compuestos por varios cientos de figuras que abarcan diseños tan simples como
líneas hasta complejas figuras zoomorfas, fitomorfas y geométricas que aparecen trazadas en la superficie.

Lo asombroso es que estas líneas sólamente pueden ser observadas en su integridad desde el aire.

A la mañana siguiente y ante el espanto de cientos de personas allí congregadas, un objeto amorfo y con
una luminiscencia jamás vista por el ojo humano descendió lentamente... Una silueta de mujer se deslizó por
la parte frontal de aquel objeto volante. ¡Era Alma Echegaray! Con voz muy dulce empezó a hablar.

Paulatinamente fueron rodeándola seres de luz de aspecto humano pero bastante más altos de lo normal.

Su morfología era exacta a la descrita por innumerables leyendas sobre el pueblo atlante. Sobre su pecho se
podía observar el mismo símbolo que tantas veces se había repetido en la historia.

XVI. Atlantia

Madrid (Agencia de noticias E.F.E.), enero 2010.

El terremoto de Haití fue registrado ayer, 12 de enero, a las 16:53, hora local. Con epicentro a 15 kilómetros
de Puerto Príncipe, la capital de Haití. Según el servicio geológico de Estados Unidos, el seísmo habría tenido
una magnitud de 7.0 grados y se habría generado a una profundidad de 10 kilómetros. También se han
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registrado una serie de réplicas, siendo las más fuertes de 5.9, 5.5 y 5.1 grados. La N.O.A.A. descartó el
peligro de tsunami en la Zona. Este terremoto ha sido el más fuerte registrado desde el acontecido en 1770,
siendo perceptible en países cercanos como Cuba, Jamaica y República Dominicana, donde provocó temor y
evacuaciones preventivas.

Los efectos causados sobre el país más pobre de América Latina han sido devastadores. Los cuerpos
recuperados hasta ahora superan los 150 000, calculándose que el número de muertos podría llegar a los
200 000. También habría producido más de 250 000 heridos y dejado sin hogar a un millón de personas. Se
considera una de las catástrofes humanitarias más graves de la historia.

Universidad de Emery, Atlanta, departamento meteorológico.

Algo iba mal. En el sur de España, concretamente en las provincias de Jaén, Málaga y Tenerife, las
inundaciones más graves en cincuenta años teñían el paisaje de muerte, desolación y fango. En Bruselas,
Bélgica, los destrozos por la inundación y las continuas tormentas pusieron al país en alerta roja. En la isla
de Madeira, Portugal, el caos causado por el agua fue tal que la isla pasó de ser el jardín del Atlántico a ser
el jardín del fango. En Concepción, Chile, la tierra volvió a rugir, cobrándose más de setecientos muertos en
un nuevo terremoto.

Esa misma noche, pudieron observarse luces ni identificadas que salían del estómago de la tierra rumbo al
infinito. Los atlantes dejaban este planeta condenado a su extinción. Rafael Haro llora angustiado por la
suerte que haya podido correr su familia... ¡Es el fin! Un grupo de católicos rezan en una iglesia mientras el
agua va ganando terreno. En su huida, Rafael observa en el cielo con horror cómo las nubes forman una
frase:

<<Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris>>

Durante miles de años, los seres humanos


hemos podido disfrutar, del mejor regalo
que los dioses dieran jamás a ningún ser vivo

La brisa, el viento, el hermano sol y la hermana luna


campos y praderas donde ver crecer a nuestros hijos
amaneceres bañados con el perfume que estornudan las flores en primavera
puestas de sol decoradas por los sueños aun por concebir
Yyaunque parezca mentira… inteligencia

Pero el hombre blanco despreció aquel tesoro


y a medida que la vida le sonreía,
el le contestaba dando patadas al destino

Si alguien lee esta carta, no olvide que el fin de esta civilización


se debió al egoismo, codicia e incultura de la raza humana

Los hombres ya no somos mamíferos


el ser humano no se convirtió en depredador
la raza humana somos simplemente un virus
matamos, crecemos, y nos multiplicamos

Por eso nos extinguimos


por eso las aguas se tragaron nuestra civilización
la verdadera Atlántida, éramos nosotros

Y por eso hemos escrito esta nota


para formas de vida inteligente venideras.
cuando los hombres escupen al suelo...
…se escupen a si mismos.

En un lujoso despacho, en penumbra, un primer ministro y un alto cargo militar ríen...


(Pero esa es otra historia y en otro momento será contada)
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