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De manera formal, el estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que

entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación


que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.
En palabras más sencillas, el estrés es una respuesta del organismo ante
situaciones de peligro, de gran tensión o elevada presión.
¿Cómo se produce? Pues, estos estímulos llegan al cerebro, concretamente a
una zona formada por el hipotálamo y la hipófisis, las cuales se comunican a
través de mensajes de corto alcance que son neurotransmisores, ante el estrés,
el mensaje que se envía es el factor liberador de corticotropina o CRF, que
estimula la hipófisis, activando la secreción de otra hormona: la
adrenocorticotropina o ACTH, este último es como un mensajero de largo
alcance que va a llegar a los riñones, concretamente a una zona situada encima
de ellos llamadas glándulas suprarrenales. Ante la llegada de esta señal, las
glándulas se activan y secretan cortisol y a su vez el hipotálamo va a secretar
dopamina, que al reaccionar con el cortisol genera la adrenalina, y esta última
se genera también por las glándulas suprarrenales.
Y es la que va a generar la aceleración de la frecuencia cardiaca, así como la de
la respiración, dilata las pupilas, evita la micción, detiene la digestión y aumenta
el metabolismo de hígado, que son respuestas típicas ante una situación de
riesgo.
El problema aparece cuando el estrés se prolonga y se acaba la dopamina, en
este punto se genera depresión y problemas de sueño, además que la
acumulación de cortisol impide la regeneración celular, lo que produce
inmunodeficiencias, es decir, nos volvemos más susceptibles a una infección,
aumenta la irritabilidad, aparecen dolores de cabeza y problemas digestivos
porque no se renuevan las mucosas, todo esto lleva a lo que se denomina como
estrés crónico.

El estrés es imprescindible para la vida. Tenía todo el sentido hace miles de años
cuando el ser humano se dedicaba a la caza y éste le alertaba del peligro. Ahora
las adversidades son muy diferentes y las situaciones cotidianas o laborales nos
llevan a activar ese mecanismo de estrés sin necesidad de que nuestra vida
corra peligro. Intrínsecamente no es malo. Si, por ejemplo, una persona tiene
que presentarse a un examen y no tiene ese nivel de alerta o de estrés, su
rendimiento bajará. En el otro extremo, si el nivel de estrés y alerta es más alto
del que se tolera, la persona se bloqueará”. Así pues, un poco de estrés
“saludable” permite a la persona rendir mejor y ser más resolutiva.
Factores físicos estresantes
 Exposición a productos químicos.
 Ruido.
 Sobreesfuerzo.
 Malas posturas.
 Temperaturas extremas.
 Hacinamiento.
 Hambre.
 Falta de sueño.
Factores emocionales y mentales
 Mudanzas y obras en casa.
 Exámenes.
 Problemas de pareja.
 Desempleo.
 Muerte o enfermedad grave de un ser querido.
 Retos en el trabajo.
 Discusiones laborales o familiares.
 Competitividad.
 Atascos de tráfico.
 Falta de tiempo para realizar tareas y para dedicar al ocio.
 No decir nunca “no”
 Obsesionarse con la perfección
 Factores economicos

Tipos de Estrés
El estrés por sí mismo no es malo, de hecho, la Asociación Americana de
Psicología utiliza una analogía interesante para explicar el equilibrio de este
sentimiento.
Ellos la comparan con la tensión de la cuerda de un violín, si hay poca presión el
sonido será desafinado y bajo, pero si es muy fuerte se rompe. ¡Hay que hallar
el equilibrio! En general, se clasifica en dos tipos.
Estrés agudo
Este es el más común y procede de las situaciones cotidianas, lo
experimentamos en medio de una discusión, un examen del colegio, en el
trabajo, etc.
Generalmente son situaciones concretas y muy breves, los cuales se enfrentan
con relativa facilidad. Se puede decir que es el tipo de estrés positivo, ya que
estimula los sentidos.
Estrés crónico
Este tipo de estrés es duradero, puede desencadenarlo la pobreza extrema, un
divorcio, entre otras causas. El paciente se siente abrumado, solo, irritable.
Quien lo padece se enferma física y mentalmente.
Si persiste por semanas, entonces es catalogado como estrés crónico. Lo que
hace peligroso a este último es que, la persona que lo experimenta puede
“acostumbrarse a ese nivel de estrés” lo que impide que busque ayuda
profesional, y se agrave el cuadro clínico

Cualquier suceso puede dar lugar a una respuesta emocional y generar estrés.
Por ejemplo, entre las posibles causas de estrés pueden estar el nacimiento de
un niño, contraer matrimonio, la muerte de un familiar o la pérdida de empleo.
No se trata necesariamente de eventos muy intensos, es suficiente con que se
acumulen durante largos períodos de tiempo; y la manera en que la persona los
interpreta o se enfrenta a ellos le afecta negativamente.
Es importante destacar que ciertas situaciones que provocan estrés en una
persona pueden resultar insignificantes para otra. Cualquier tipo de cambio
puede generar tensión, pero lo realmente significativo es la manera de afrontar
ese cambio, y cada persona tiene una tolerancia diferente a los problemas y un
umbral del estrés distinto.
1. Factores económicos. El dinero es necesario para vivir, así
que si no se tienen suficientes ingresos, puede ser un gran
quebradero de cabeza.

2. Sobrecarga de trabajo. Ante estas situaciones, lo mejor es


hablar con tu superior. Y si eres el jefe, aprender a delegar.

3. Falta de satisfacción laboral. Sentirse cómodo en el trabajo


y tener la oportunidad de hacer lo que te gusta es algo que
cada vez menos empleados pueden hacer, por desgracia.

4. Relaciones personales. Todos necesitamos sociabilizar, y


cuando las cosas no salen bien con las personas de nuestro
alrededor, es normal que nos afecte.

5. Atención a la familia. El primer núcleo con el que tenemos


contacto en nuestra vida, normalmente suele acompañarnos
hasta el final. Es normal querer atenderles como es debido.
Sobre todo cuando los abuelos o padres se hacen mayores y
quieres recompensarles por todo lo que han hecho por ti.

6. Presión en vacaciones. Las vacaciones supuestamente


son para disfrutar, pero mucha gente no se lo toma así. Es
más, hay personas que sienten estrés por no estar trabajando.
Otras simplemente se ponen nerviosas por salir de su “zona de
confort”.

7. No decir nunca “no”. Grave error que puede traerte


consecuencias. Aprender a decir “no” es mucho más
importante de lo que algunos creen.

8. No tener tiempo libre. ¿Quién puede permitirse el lujo de no


tener tiempo libre para disfrutar y no estar estresado? Muy
necesario, o terminarás volviéndote loco.
9. Obsesionarse con la perfección. Es comprensible que
existan personas que quieran que todo salga perfecto, el
problema es que la perfección no existe. Si intentar lograrlo se
convierte en una obsesión… Problema.

10. Falta de interés. Este síntoma normalmente afecta a


personas que no encuentran nada que les motive. Por eso la
búsqueda de nuestros sueños nunca debe cesar.

11. Desorden y confusión. Sentirse confundido es un


sentimiento que todas las personas viven alguna vez, e incluso
tener “desordenada” la cabeza es más común de lo que
creemos. Lo que ocurre es que pocas personas lo comparten.

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