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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR


INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MEGISTERIO
EXTENSIÓN ACADÉMICA BARINAS
COORDINACIÓN LOCAL DE LOS PROGRAMAS DE INVESTIGACIÓN Y
POSTGRADO
DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

ENSAYO ARGUMENTATIVO

Participante CI Nº
Arellano Molina Belkis V-14259810
Profesora: Dra. Carmen López

BARINAS 04 DE MAYO DE 2017


El Discurso se ha convertido en un término que traspasa fronteras
disciplinarias. No es reducible a un ámbito específico, y su alusión puede servir
para explicar fenómenos sumamente amplios tanto en la materialidad discursiva
en sí, como en el comportamiento de sus usuarios (productores e intérpretes).
Existe una pluralidad de definiciones desde distintas perspectivas teóricas que
unas veces difieren y otras coinciden. Este fenómeno puede ser explicable a partir
de la convergencia de distintos factores: a) el desarrollo mismo de la historia del
discurso; b) la pluralidad de autoridades y acepciones que el mismo término tiene;
c) la cada vez mayor variedad de disciplinas que acuden a las teorías del discurso
para explicar fenómenos, d) los distintos enfoques que se desarrollan y e) el hecho
mismo de que al ser el discurso una realidad que aparece en toda práctica social,
su estudio e investigación no puede estar restringido a un área.
Por otra parte, es un concepto polisémico; ha pasado con el término que en
sustantivo común ha devenido en una cierta ambigüedad, aun cuando en los
grupos de usuarios especializados hay un mediano grado de consenso sobre sus
distintos significados. Sin querer agotar la cuestión parece necesario hacer una
referencia, aunque sea mínima de estas constelaciones. Dicha operación se
justifica, sobre todo cuando el estudiante tiene que realizar trabajos más amplios
en los que la definición y operacionalización es sumamente útil.
Es decir, el discurso nos permite dirigir adecuadamente la intención
comunicativa al contextualizarla y estructurarla para lograr un objetivo
determinado. Sin embargo requiere de una forma específica para ser efectivo
dentro de su contexto. Considerando que la misma causa un gran impacto en el
entorno social, que en la mayoría de los casos se cae en vicios de manipulación
de texto orales y escritos, cada quien tiene intereses personales y utiliza el
discurso como estrategia para tener poder de convencimiento, ganar popularidad y
credibilidad ante el público. Teniendo en cuenta que para lograr un buen discurso
se debe tener conocimiento pleno del tema y ver las realidades desde adentro.
Sin embargo, para lograr formular un buen discurso debemos dar
respuestas a la interrogante planteada por la Autora Adriana Bolívar acerca de
¿Cómo se sabe que sabemos o que tenemos conocimiento de algo?
personalmente debemos tener claro que existe una gran diferencia entre lo que se
ha dado en llamar conocimiento o saber o la habilidad saber hacer, para
comprender la diferencia sirve el siguiente ejemplo: si vemos un mago hacer un
truco utilizando bolas que parecen surgir de la nada, es evidente que no sabemos
cómo realiza el truco. Si nos desvelan el mismo pasaremos a la situación de que
tenemos el conocimiento sobre el truco (sabemos) pero no tendremos la habilidad
de ejecutarlo (saber hacer), para lo que necesitaremos muchas horas de práctica.
Es la habilidad y destreza del mago alcanzada con los años, conjuntamente con
su conocimiento del truco, lo que hace que nos quedemos sorprendidos ante su
magia.
Quizás nunca imaginamos porqué es importante para la vida de la
sociedades el acopio de conocimientos, no sólo científicos sino de todo tipo de
sabiduría que nuestra especie ha generado. Teniendo en consideración que el
conocimiento es poder, analizando esta máxima se sabrá si,  en realidad aquella
sentencia es una verdad incuestionable. El conocimiento, obvio es decirlo,
destierra la ignorancia. Cuando vivimos en la ignorancia, al no conocer el mundo,
somos presa de errores vitales que nos conducen a una vida difícil, llena de
sacrificios, que incluso nos conducen a morir prematuramente. Por ejemplo,
cuando un ser humano carece de los conocimientos básicos en el campo de la
salud, al contraer una enfermedad,  recurre al brujo, creyendo que tal
padecimiento es producto de circunstancias mágicas y esta acción lo lleva a
destruirse. La ignorancia lo condujo a la superstición, de ahí la importancia del
conocimiento científico que le permitiría conocer la realidad,  que lo apartaría de
los  factores negativos.
Saber es poder, pero ese poder depende de la clase de conocimiento que
se tenga ¿De qué sirve tener conocimientos que no valen la pena? Según la
economía divina nada en este mundo se regala. Todo lo que se tuviere que
aprender ha de aprenderse por el camino difícil, sacrificado, si no es así el poder
de ese saber desaparece. Para aprender hay que ser inflexible con uno mismo,
sacrificar muchas cosas. Las indiferencias, como la flojera, la inconstancia, la falta
de entusiasmo, etc. son los peores enemigos que puede tener el hombre en el
camino del saber y se hace imperativo derrotarlos.
Al conocimiento debe irse bien despierto, con atención, con respeto y con
absoluta confianza; no ir en esta forma a su encuentro es un error y quien lo
cometa lo lamentará toda su vida. Cuando un hombre se enfrenta al conocimiento
con esas prevenciones, no cometerá errores que después deba justificar, porque
en tales condiciones sus actos perderán la ineptitud y ligereza de las acciones
tontas. Si una persona así fracasa o sufre alguna derrota, tendrá la clara
convicción que ha perdido solamente una batalla, lo cual no le llevará a lastimosas
lamentaciones, sino a volver a empezar.
De allí parte la idea de la Autora en considerar que para poder entender un
discurso se tiene que tener una base previa de conocimiento, por lo que a partir de
allí podemos hacer un análisis crítico en donde se nos podrán abrir las puertas a
la retroalimentación del conocimiento, partiendo de la indagación en la revistas,
libros, documentales, entre otros; sin conformarnos con lo que escuchemos sino ir
mas allá y escudriñar.
Por otra parte, para entender el análisis del discurso como compromiso
social, debemos partir de la idea de que en la sociedad moderna la denominación
de "retórica" ha venido a referirse al discurso manipulador, como si hubiera
discursos no retóricos. Retórica y ética se han venido a concebir como extremos
opuestos. Cuando la retórica ha sido utilizada como método de análisis, se ha
puesto al servicio de la agitación política o de la propaganda comercial. En el
mundo universitario la ciencia de la literatura ha sabido utilizarla para sus análisis
de textos. La filosofía práctica ha incorporado a veces algunos elementos en una
teoría de la argumentación que es una prolongación de la lógica. Diferentes
escuelas lingüísticas como los sociolingüistas, han sacado también provecho de
alguna parte del tesoro retórico. Cognitivistas y teóricos de la comunicación
también se han aproximado a la perspectiva retórica. Por lo demás, concibiéndose
como un arte de persuadir que simplifica y empobrece la riqueza de aspectos de
una retórica fundamental. Ciertamente que todo acto comunicativo lleva implícito
el intento de convencer, de la misma manera que apagar la sed es un efecto
relacionado con la bebida, pero un efecto deseado no constituye sin más el ser de
una acción o de una cosa.
En efecto, pareciera que los elementos retóricos integrados en una totalidad
no constituyen meras reglas sino que son llamadas de atención o sugerencias
acerca de lo que es preciso tener en cuenta para analizar, entender o preparar
situaciones de habla. Sin embargo, Una preparación excesiva daña la calidad del
discurso. Un acto de habla resulta a menudo mejor si se desarrolla de una manera
espontánea basada en una larga experiencia. Dicho de otra forma, de la
abundancia del corazón habla la lengua. Estar dispuesto es más importante que
estar preparado.
Esta autocrítica o autoinvestigación me hace justamente transcender de lo
dicho al decir y del decir al hablar. Con otras palabras: conduce de la cosa a la
acción. Es importante no dejarse engañar por sus propias palabras y comprender
cómo los conceptos dan forma y a veces deforman nuestra realidad. Ahora
considero que la mayor parte del significado del discurso debería explicarse en
términos de control ideológico, como el ejercido a través de actitudes, definidas
como las representaciones sociales y su concreción en modelos mentales
episódicos de hechos y contextos. Dejando a un lado los trabajos previos sobre
análisis formal del discurso.
En relación al AD como técnica de análisis puede ser utilizada tanto en una
investigación cualitativa como en una cuantitativa. Contra lo que parece instalado
en el sentido común de una parte de los investigadores de las ciencias sociales, la
precisión conceptual del AD no está reñida con la cuantificación. Hemos visto que
es posible traducir, con minuciosidad, al lenguaje matrices de datos (Samaja 1994)
distintos rasgos de una representación discursiva. La elección de esta técnica
como parte de estrategias cualitativas o de estrategias cuantitativas responde,
principalmente, a los objetivos y a la tradición disciplinar de la que el investigador
forma parte.
También se señala que el AD no es una técnica que empareje de modo
automático un aspecto del objeto estudiado con un valor de una variable, porque,
entre ambos componentes, tiene lugar una ineludible tarea de interpretación. Esta
tarea está regulada por la coherencia teórica de las nociones que, provenientes de
diferentes disciplinas, contribuyen a generar una sofisticada conceptualización de
los discursos estudiados.
En efecto los métodos del AD son en general cualitativos: descripción
detallada de las estructuras y estrategias de los discursos escritos o hablados, en
varios niveles: sonidos y estructuras visuales y multimedia, la sintaxis (estructuras
formales de las oraciones), la semántica (las estructuras del sentido y de la
referencia), la pragmática (los actos de habla, la cortesía, etc.), la interacción y la
conversación, los procesos y representaciones mentales de la producción y de la
comprensión del discurso, y las relaciones de todas esas estructuras con los
contextos sociales, políticas, históricas y culturales. En ese sentido el AD se
distingue del análisis de contenido que este es un método más bien cuantitativo de
las ciencias sociales que se aplica a grandes cantidades de textos, por ejemplo
con una codificación de propiedades observables de los textos.
Al mismo tiempo, se cuestiona al AD por su relativismo y por carecer de fin
pragmático. En cuanto a la primera crítica, se le hace porque dependiendo del
enfoque discursivo que se tome, un mismo objeto de estudio puede representar
diferentes evidencias de distintos procesos discursivos no estrictamente
relacionados entre sí. En lo que respecta a su carencia de utilidad, se critica a esta
disciplina por no aportar ninguna conclusión, herramienta o teoría de valor para el
desarrollo científico de la lingüística. Al basarse las conclusiones de las
experiencias en las observaciones teóricas y en la subjetividad de los propósitos
del investigador, difícilmente llegan aquellas a proporcionar aportes significativos
para definir qué es el discurso o cómo opera la lengua, y mucho menos para dar
cuenta de las reglas inmanentes del lenguaje. Además, al estar muchos de los
analistas del discurso más pendientes de las regularidades que de las reglas de la
lengua, fracasan en su cometido de otorgarle seriedad científica a sus estudios,
que en varios casos corren el riesgo de caer en el pozo de las vacuidades y los
sinsentidos pseudo-metafísicos.
En conclusión, se cree que no existe el conocimiento verdadero absoluto, ni
siquiera si es válido para todos los paradigmas, debido a que los paradigmas no
tienen por qué ser ciertos ni falsos, sólo puntos de vista, formas de pensar que no
se pueden demostrar. El conocimiento sí puede ser relativo a un paradigma que
sirva de referencia, y podrá ser más o menos cierto, pero eso nunca podrá
saberse. La verdad procede de nuestra experiencia, pero como nuestra
experiencia es subjetiva e interpretable, existirán tantas verdades como individuos.
Por último, La técnica de análisis, en tanto, cumple un papel importante,
pero complementario. Ello tiene que ver, sobre todo, con lo siguiente: no existe un
único modelo de análisis que se pueda aplicar cada vez, por el contrario, siempre
el análisis del discurso varía según los intereses que motiven la investigación,
según las hipótesis que se formulen o los objetivos que se planteen. Esto provoca
cierta inseguridad a veces, pero, a su vez, permite la creatividad analítica, una
creatividad que gracias a la teoría y al análisis, se mantienen en los márgenes de
las exigencias científicas enfrentándose al desafío de nutrirse conceptualmente.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICA

SAYAGO, S. (2014). El análisis del discurso como técnica de investigación


cualitativa y cuantitativa en las ciencias sociales. Cinta Moebio, núm. 49, 2014.

TEUN A. (2005). Ideología y análisis del discurso. Universitat Pompeu Fabra,


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BOLÍVAR, A. (2003). Análisis Del Discurso Y Compromiso Social. Akademos, vol.


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TEUN. A. (2008). Semántica del discurso e ideología. Universitat Pompeu Fabra


Departamento de Traducción y Filología

PARDO, N. (2012). Análisis crítico del discurso: Conceptualización y desarrollo.


Cuadernos de Lingüística Hispánica N.° 19. 41-62

CHOMSKY, N. (2007). Ilusiones Necesarias: Control Del Pensamiento En Las


Sociedades Democráticas. Ilusiones necesarias - La Plata: Terramar, 2007. 200 p.
(Caronte Filosofía)

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