A pesar de la abrumadora preparación artillera, numerosos refugios alemanes
habían permanecido intactos y los alemanes pudieron repeler el avance francobritánico. En el primer día de batalla, los británicos tuvieron 57.740 bajas, de ellas 19.240 muertos, 8000 de ellos solo en la primera media hora de combate.130 Prior & Wilson calcularon que Gran Bretaña sufrió durante los más de cuatro meses de batalla el equivalente a 3300 bajas diarias,131 pero a pesar de las pérdidas, Haig decidió continuar con la ofensiva. El 15 de septiembre entraron en acción los primeros carros de combate por el lado británico: el Somme también es vista como el comienzo de la guerra moderna total y el uso masivo de todos los recursos industriales disponibles, además de la visión de la batalla como parte de un orden superior.132133134 La batalla finalizó en noviembre: la Entente había avanzado apenas entre ocho y diez kilómetros en un frente de unos treinta kilómetros de ancho. El número de bajas fue desde un primer momento polémico, debate que perdura hasta hoy y que gira alrededor de qué bando tuvo un mayor número de bajas. En todo caso, se calcula en alrededor de medio millón de soldados las bajas en cada bando, aunque posiblemente la Entente sufrió un mayor número de bajas que Alemania. El Somme fue la batalla con más bajas del frente occidental y tuvo un impacto moral especialmente intenso en Reino Unido, trauma que aún perdura en la memoria británica. ENTRADA DE RUMANÍA EN LA GUERRA El 27 de agosto de 1916, Rumanía declaró la guerra a Austria-Hungría y con ello quedó abierto un nuevo teatro de operaciones. Rumanía se había unido a la Triple Alianza en 1883, pero al igual que Italia, se mantuvo neutral al interpretar de forma literal el tratado, de carácter defensivo. En el país convivían distintas posturas: los liberales estaban a favor del acercamiento a la Entente, una mayoría de conservadores optaba por la neutralidad, mientras que el rey Carlos I, alemán, simpatizaba con las Potencias Centrales. Finalmente, Rumanía accedió a entrar en guerra junto a la Triple Entente por las grandes concesiones territoriales prometidas y por su creencia en la victoria aliada, especialmente desde la exitosa ofensiva de Brusilov. La mala preparación militar y situación táctica, pues el país debía combatir en dos frentes, provocó que en una breve campaña de unos pocos meses una parte significativa del país hubiese caído en manos de las Potencias Centrales y sus aliados. La entrada de Rumanía trajo por tanto beneficios a los Imperios Centrales, gracias al acceso a los campos petrolíferos rumanos y sus grandes reservas agrícolas, lo que alivió notablemente la escasez de insumos, especialmente en Alemania, al tiempo que fue un desastre para la Triple Entente, sobre todo para Rusia.137138 La entrada rumana en la guerra tuvo otras consecuencias: la severa crisis que atravesaba Alemania en el verano de 1916 sirvió como catalizador de las crecientes presiones para que el emperador destituyese a Falkenhayn como Oberste Heeresleitung y colocase en su lugar a Hindenburg. La declaración de guerra rumana sirvió además de pretexto para que el 29 de agosto Paul von Hindenburg y su adjunto Erich Ludendorff pusiesen en marcha el llamado Programa Hindenburg, que ponía la economía germana en situación de guerra total. Los nuevos poderes otorgados a los dos generales significó la implantación de facto de una dictadura militar en Alemania, con una creciente y decisiva influencia del dúo de generales sobre el emperador y el «centro del poder imperial». En el frente oriental, el 4 de junio comenzó la ofensiva Brusilov, una gigantesca ofensiva rusa a lo largo de cientos de kilómetros del frente sobre las Potencias Centrales que se convirtió en el ataque más exitoso de toda la guerra para la Entente. Para Austria-Hungría supuso su peor crisis militar: cientos de miles de sus hombres fueron hechos prisioneros, al tiempo que la ofensiva obligó a Alemania a transferir tropas al este y reducir sus operaciones en Verdún. Fue también la más ambiciosa operación rusa de la guerra, aunque las severas bajas sufridas contribuyeron al colapso del ejército ruso apenas un año después. Entre mayo y junio los austrohúngaros lideraron una ofensiva sobre posiciones italianas en el Tirol del Sur, paralizada, sin embargo, tras el comienzo de la ofensiva Brusilov por parte del Imperio ruso. El ejército italiano también tomó la iniciativa con varias operaciones a gran escala en el Isonzo entre marzo y noviembre, con algunos éxitos menores. El 28 de agosto, Italia declaró la guerra al Imperio alemán, pero previsores, los alemanes ya tenían en su flanco sur una división en apoyo de las fuerzas austrohúngaras. El 5 de noviembre, las Potencias Centrales proclamaron la Regencia de Polonia en aquellos territorios polacos bajo soberanía rusa hasta 1915. A pesar de ello, el apoyo militar polaco fue escaso, tan solo un pequeño contingente de voluntarios capitaneados por Józef Piłsudski luchó junto a las Potencias Centrales. Sin embargo, cientos de miles de polacos combatirían como súbditos en los ejércitos alemán, austrohúngaro o ruso. Tras la captura de Bucarest, las Potencias Centrales, con el Imperio austrohúngaro a la cabeza, hicieron una oferta de paz a la Entente el 12 de diciembre, rechazada el 30 de diciembre. El 13 de diciembre ocurrió un terrible desastre natural en el frente italiano conocido como Viernes blanco: varios miles de soldados italianos y austrohúngaros murieron sepultados por numerosas avalanchas de nieve, uno de los peores desastres a consecuencia del clima sucedidos en Europa.