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SINTESIS.
TEMA I PARTE II.
Los métodos de construcción de puentes presenta innovación tecnológica, sin olvidar los
métodos clásicos, de forma que ésta sirva de guía para las diferentes personas que se ven
involucradas en la construcción de un puente, ya que las publicaciones existentes son escasas
y, debido al constante avance del mundo tecnológico, no debidamente actualizadas.
La experiencia demuestra que los puentes son vulnerables a diversos tipos de acciones
externas. Entre las de origen natural resultaría larga una lista de puentes afectados por:
crecientes extremas del caudal de ríos incluidos los deslaves; por la acción de los sismos;
sometidos a ambientes agresivos. Igualmente se pueden ejemplificar pérdidas causadas por
sobrecargas en exceso de las de diseño, impactos de diferentes tipos de vehículos,
mantenimiento inadecuado, fatiga de alto ciclaje y otros.
De aquí que, en la estrategia preventiva para asegurar una cierta vida útil de los puentes en
servicio, los resultados de su evaluación a los efectos de las acciones externas como las
señaladas han adquirido importancia. No tan solo para asegurar su sobrevivencia, sino para
minimizar los efectos de eventuales disrupciones asociadas a la interrupción del servicio que
prestan. Es decir, si así lo señalase la evaluación, sería necesario reducir el riesgo de un
desempeño indeseable a hasta alcanzar valores tolerables.
Los puentes se dividen en dos partes principales: la superestructura, o conjunto de los tramos
que salvan los vanos situados entre los soportes, y la infraestructura, formada por los
cimientos, los estribos y las pilas que soportan los tramos.
Los estribos van situados en los extremos del puente y sostienen los terraplenes que
conducen a él; a veces son remplazados por pilares hincados que permiten el desplazamiento
del suelo en su derredor.
Las pilas son los apoyos intermedios de los puentes de dos o más tramos; los cimientos están
formados por las rocas, terreno o pilotes que soportan el peso de estribos y pilas.
Los tramos más cortos que conducen al puente propiamente dicho se llaman de acceso y en
realidad forman parte de la fábrica.
Cada tramo consta de una o varias armaduras de apoyo, de un tablero o piso y de los
arriostrados laterales o vientos. El tablero soporta directamente las cargas dinámicas (tráfico)
y por medio de las armaduras transmite sus tensiones a estribos y pilas, que, a su vez, las
hacen llegar a los cimientos, donde se disipan en la roca o terreno circundantes. Las
armaduras pueden ser placas, vigas y jabalcones, que transmiten las cargas mediante flexión o
curvatura principalmente; cables, que las soportan por tensión; vigas de celosía, cuyos
componentes las transmiten por tensión directa o por compresión; y, finalmente, arcos y
armaduras rígidas que lo hacen por flexión y compresión a un tiempo.
El tablero está compuesto por un piso de planchas, vigas longitudinales o largueros sobre los
que se apoya el piso y vigas transversales que soportan a los largueros.
En muchos puentes los largueros descansan directamente en las pilas, o en los estribos. Otros
modelos carecen de tales miembros y sólo las vigas transversales, muy unidas, soportan al
tablero. En una tercera clase de puentes el piso descansa sobre el armazón sin utilizar ni vigas
ni largueros.
Los arriostramientos laterales van colocados entre las armaduras para unirlas y proporcionar
la necesaria rigidez lateral.
El arriostrado transmite también a estribos y pilas las tensiones producidas por las fuerzas
laterales, como las debidas a los vientos, y las centrífugas, producidas por las cargas
dinámicas que pasan por los puentes situados en curvas.
Los puentes de gran tamaño descansan generalmente sobre cimientos de roca o tosca, aunque
haya que buscarlos a más de 30 m bajo el nivel de las aguas.
Cuando tales estratos están muy lejos de la superficie, es preciso utilizar pilares de
profundidad suficiente para asegurar que la carga admisible sea la adecuada.
Los puentes pequeños pueden cimentarse sobre grava o arcilla compacta, siempre que sus
pilas y, estribos tengan la profundidad necesaria para soportar la acción socavadora de las
aguas. Los pilotes se utilizan cuando la cimentación no tiene suficiente resistencia o cuando es
preciso prevenir los peligros de la erosión.