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Libro El Entrenamiento en Los Deportes de Equipo Paco Seurul-Lo
Libro El Entrenamiento en Los Deportes de Equipo Paco Seurul-Lo
í\® 0 » D E
/ dedicatoria
/
/ capítulo 01
¿entrenamiento estructurado para deportes de equipo?
/ capítulo 02
la estructura condicional
Iodo esfuerza
El entrenamiento tridimensional y cuadrimensionai de la fuerza
¿Cómo aplicar la fuerza en el juego?
¿Cómo se expresa la fuerza en el tiempo?
La amplitud de movimiento como capacidad facilitadora de la fuerza
192 /
capítulo 03
la estructura coordinativa
240 /
capítulo 04
la estructura cognitiva
258 /
capítulo 05
la estructura socioafectiva
278 /
capítulo 06
la organización temporal integrada de las cuatro estructuras
308 /
capítulo 07
Inserción de la acción preventiva dentro del proceso de entrenamiento
338 /
capítulo 08
el control de la carga en los deportes de equipo
¿entrenamiento
estructurado en los
deportes de
equipo?_ _ _ _ _
El deportista como Estructura Disipativa se
auto-estructura según procesos dialógicos
que proporcionan la continua interacción
dinámica entre formas operacionales con
sideradas incompatibles por el paradigma
clásico de entrenamiento.
Francisco SeiruHo vargas
osiblemente no nos confundimos al entender que los DE son demasiado
Si bien es cierto que todas estas ciencias se han desarrollado y aplicado en ámbi
tos distintos del deporte —para explicar y explorar investigando la naturaleza y la
sociedad, de m anera preferente—, entendemos que utilizando sus logros con im a
ginación, pulcritud y respeto (hasta que se hayan investigado nuestras prácticas
de acuerdo a ellas) podemos interpretar sus teorías y conceptos para dar soporte
a una nueva teoría de entrenamiento para los DE. Hemos tomado esta decisión
entendiendo que el paradigma de la complejidad es altamente congruente con
la naturaleza del juego de los DE, donde el HD comparte el espacio-tiempo con
otros HD en interacciones inciertas susceptibles de ser entendidas de modo ho-
lístico-sistémico, no solo en un plano o contexto sino en multiniveles y escalas
esencialmente variables y dinámicas, pues así se conforman los episodios del jue
go en los DE, a los que nos referiremos a partir de ahora como DIEC. No solo los
DIEC, sino también algunos deportes individuales donde se comparte el espacio
de acción en términos de cierta proximidad con el oponente (como los deportes
de lucha), sin duda alguna podrán beneficiarse de la ciencia de la complejidad.
También pueden compartir procedimientos y sistemas deportes tan sofisticados
como el motociclismo (en muchas de sus especialidades), el tenis e incluso el golf,
y algunos otros menos reconocidos practicados en la naturaleza como el piragüis-
mo o la escalada.
Para finalizar, como lector deberás asumir el compromiso de esforzarte para iden
tificar en los textos de los distintos autores de este trabajo los valores sistémicos
que subyacen a todas las propuestas (aunque en alguna de ellas no lo parezca),
pues nuestra coherencia individual impregna todas las aportaciones. También
deberás evitar tu posible sesgo confirmatorio al estudiar estos textos si realmente
deseas modificar tus prácticas de entrenam iento hacia las nuevas expectativas que
conforman el paradigma de la complejidad y que nosotros te proponemos.
el' ■
Podemos afirmar que la práctica llevada a cabo por los entrenadores con intui
ción, rigor y ciertos conocimientos nacidos en la tradición, junto con el talen
to de sus deportistas, han sido los factores determinantes para poder instaurar
inicialmente los fundamentos y progresar en el conocimiento del entrenamiento
deportivo. De esta forma, se han ganado el reconocimiento y la consideración
de los deportes básicos como la halterofilia, el atletismo y las distintas especiali
dades gimnásticas, pues gracias a que sus entrenadores han logrado mejorar la
eficiencia de sus entrenamientos y el rendim iento en competición se han podido
desarrollar modelos de entrenamiento para mejorar la fuerza, la velocidad y la re
sistencia. También se han desarrollado metodologías válidas para la enseñanza y
aprendizaje de las técnicas completas que conforman los saltos y lanzamientos en
algunas de sus especialidades; así como la manipulación de objetos y el desarrollo
de las capacidades facilitadoras, que sin duda han constituido el compendio de
capacidades comúnmente aceptadas como fundamentales en el entrenamiento
deportivo y que desde sus inicios han constituido los contenidos de estudio de
esta materia. Ha sido con posterioridad cuando ha surgido el interés por algunas
ramas de otras materias —ajenas hasta este momento al entrenamiento y consi
deradas más científicas—que se habían desarrollado con anterioridad en otros
campos del conocimiento, y que a base de investigaciones han ido cimentando
aquellas intuitivas prácticas transformándolas en corpus de conocimiento cien
tífico mediante la observación de los patrones regulares que se dan en la compe
tición. Se ha ido construyendo, además, una cierta tecnología y procedimientos
específicos para su experimentación —sobre todo en los deportes antes m encio
nados—que se han erigido como «ciencias auxiliares» del entrenamiento, y así se
las ha considerado. A partir de sus logros se han podido definir principios, leyes
y sistemas generales de entrenamiento que, contrastados con posterioridad en la
práctica, han conseguido que el rendimiento de los deportistas en sus competi
ciones haya progresado y han conducido a generar más conocimiento, comple
tando así una —ya más reconocida— Teoría de Entrenamiento Deportivo con
cierta fundam entación científica.
las teo
Estos planteamientos han perm itido el desarrollo del deporte durante el s. XX
basándose principalmente en teorías conductistas y mecanicistas que han sido
utilizadas para la enseñanza y posterior entrenamiento de todos los deportistas
desarrollando, por un lado, modelos para enseñar las distintas técnicas que los
respectivos reglamentos deportivos proponen y, por otro, los sistemas de entre
namiento que convalidan esas técnicas para competir en las diferentes m odalida
des. En la Figura 2 queda patente el planteamiento dicotómico (cuerpo-mente)
figura 2. Planteamiento dicotómico (cuerpo-mente) dominante en la cultura occidental
DEPORTES. XX
Se desarrolla p or m edio de su...
ENSEÑANZA
MENTE
CUERPO
Procesos basados
sados en... j
Teorías Conductistas
Teorías Mecanicistas
LO OBSERVABLE
LO MESURABLE
Psicología
Pedagogía Fisiología
Filosofía Física
M etodología M edicina
Biom ecánica
dominante en la cultura occidental que ha impregnado todas las actividades a las
que se enfrenta el HD en su práctica deportiva. Durante el aprendizaje de su de
porte se han aplicado conocimientos de la psicología, pedagogía... y para mejo
rar su rendimiento en competición, los aportes de la fisiología, la biom ecánica...
De esta forma, se define un modelo de entrenamiento atomizado pluridisciplinar
donde, y valga como ejemplo, para mejorar el entrenamiento de algún aspecto
técnico del HD confluyen en la propuesta aspectos parciales y a veces inconexos
de metodología, biomecánica, psicología y física, además de alguna tecnología
específica; o para mejorar la resistencia se acude a la metodología, la fisiología y a
técnicas analíticas propias de la medicina. Estas aproximaciones que parcialmen
te exponemos nos perm iten apreciar el carácter pluridisciplinar que caracteriza el
entrenamiento y que tiene su explicación en las aportaciones parciales que cada
ciencia hace al fenómeno deportivo (que, atomizado, es aislado de su contexto y
observado como materia de investigación). Es el entrenador quien debe integrar
las a su m anera (según sus conocimientos, medios e intenciones) para encon
trarles utilidad en las prácticas de cada día. Actuar dentro de los parámetros que
proponen estas ciencias le asegura, con un alto nivel de certeza, que su entrena
miento es el adecuado para lograr ciertos aspectos de sus objetivos. De esta forma,
nos encontramos bajo la influencia del «Paradigma de la simplificación» —como
lo denomina M orin (1982-1990) (1)— cuyos principios, leyes y metodologías han
dominado la constitución de los fundamentos del Entrenamiento Deportivo y la
ciencia durante el s. XX.
TECNICA
ENTRENAMIENTO INVISIBLE
el nuevo para
El llamado paradigma de la complejidad tiene su origen en la distinta interpreta
ción de los seres vivos, la naturaleza y los fenómenos sociales que cierto número
de nuevas ciencias han ido proponiendo durante la segunda m itad del s. XX en
oposición al conocimiento mecanicista del paradigma de la simplificación, que
propone alcanzar conocimientos universales por medio de sus principios y leyes.
Este nuevo paradigma, en cambio, lo hace desde la diversidad de lo particular y
su particularidad altamente compleja. Provienen estas ciencias del gestaltismo, el
cognitivismo y el estructuralismo y tienen sus pilares en otras ciencias como la ci
bernética, la biología, la genética y la teoría de sistemas, que nos ayudan a diferen
ciar e identificar cuan inacabado, reduccionista y parcelado resulta el paradigma
r ¿entrenamiento estructurado en los
29
DEPORTES. XXI
APOYADOS POR:
Biología Organicista
Neurociencias
Teoría de los sistemas
Teoría de la información
Teorías Ecologistas
eljügaior ¡ las interacciones presentadas en los variados escenarios del entorno específico
que propongamos para las distintas sesiones de entrenamiento y competiciones
en que el HD deberá participar para conseguir su optimización. El alcance de esta
Entendemos al HD, desde el respeto al aporte de las ciencias de la complejidad, ontología unicista es tal que nos permite interpretar al HD desde esta perspectiva
como un sistema adaptativo complejo y autopoiético, pues se les describe como sistémica y al entrenam iento de los DIEC, de acuerdo con ello, de distinta m ane
sistemas abiertos, es decir, que están capacitados para intercambiar con el entor ra, más en concordancia con la naturaleza del HD aquí mostrada.
En la Figura 7 proponemos un modelo explicativo del HD que permite congeniar
la teoría con la práctica, pues según esta m anera de entender al HD lo coloca
mos como objeto central del entrenamiento, como un agente adaptativo capaz
de interactuar en el entorno competitivo y de entrenamiento de un determinado
DIEC, donde deberá intercambiar flujos energéticos de variados contenidos en su
entorno específico que provocarán su autopoiesis en todas las dimensiones que
hemos propuesto, facilitándonos la comprensión de su funcionalidad sistémica.
HUMANO DEPORTISTA
Com o estructu ra
Bioenergética
Condicional
Cognitiva
Coordinativa
Socio-Afectiva
Emotivo-Volitiva
Expresivo-Creativa
M ental
Entendemos de esta forma al HD como una estructura disipativa resultante de la
capacidad de interconexión entre todas estas dimensiones. Esta unicidad estruc
tural le proporciona ámbitos diversos de interacción con el exterior (entorno) y
de introyección con su interior gracias a los multisistemas compartidos en parte
por las diferentes estructuras manifestadas. Así de compleja es la estructura, pues
—como antes vimos— está constituida por varios sistemas también complejos y
estos a su vez por otros subsistemas, realimentándose en diferentes niveles intra-
sistémicos que, por estar altamente compartidos, nos perm iten entender su total
integración, pues están interconectados según criterios de complementariedad
que les confieren la posibilidad de interaccionar con el medio en multidimen-
siones no lineales propias del HD. Podemos entender ahora, observando desde
la complejidad a este HD, cómo una única estructura disipativa que se confor
ma desde su unicidad intersistémica —constituida por múltiples bucles de reali
mentación positiva y negativa intraintersistémicos según los criterios que hemos
visto—, configura una funcionalidad única para cada HD que podemos cifrar en
las multidimensiones propuestas anteriormente en la Figura 7 y que ahora expli-
citamos en la Figura 8. De esta forma, podemos obtener una versión sistémica
del HD desde su multifuncionalidad, que le permite interactuar en todas estas
dimensiones y en cada una con determinada prioridad, según las condiciones del
entorno que los reglamentos de los distintos deportes proponen.
HUMANO DEPORTISTA
Como
ESTRUCTURA DISIPATIVA
Bioenergética
Condicional
Cognitiva
Coordinativa
Socioafectiva
Emotivovolitiva
Expresivocreativa
M ental
37
funcionalidad sistémica
y entre
Entendemos que, al haber aceptado la alternativa paradigmática de la compleji
dad como rectora de estos fenómenos, debemos justificar y explorar si realmente
proporciona posibles parámetros de entrenamiento para los DIEC diferentes a
los ofrecidos por el modelo tradicional del deporte individual, pues de no ser
así nada de lo expuesto tendría ningún sentido. Nos centraremos en el hecho de
que proponer al HD como objetivo prioritario del entrenamiento e interpretarlo
(desde el respeto al nuevo paradigma) como una estructura disipativa autopoiéti-
ca permite apreciar una diferencia altamente significativa: mientras el paradigma
de la simplificación contempla su funcionalidad desde una perspectiva estática
(consecuencia de la suma de los estados funcionales de sus componentes por se
parado), la sistémica lo entiende como resultante de la dinámica organizativa de
todos sus componentes, que son integrados como estructuras multinivel confor
madas por sistemas complejos dentro de sistemas autoestructurados mediante
interacciones intrasistémicas conectadas en forma de redes, y que se caracterizan
porque todo es uno interconectado y nada es más importante. Como consecuencia,
la funcionalidad que muestra es diferente a la lograda por cada sistema por sepa
rado; por ser la autoformación de su interconectividad consecuencia y efecto de
todos los condicionantes del entorno en el que el HD interactúa, las característi
cas de práctica de los DIEC deben regir las propuestas de tareas de entrenamiento
que se deberán practicar en las sesiones y, por tanto, serán diferentes a las que se
proponen en los deportes individuales.
Pongamos como ejemplo algunas de las necesidades que presenta «la carrera» en
los DIEC y observémosla desde la complejidad específica necesaria: los aspectos
coordinativos intersegmentarios específicos y su reequilibrio global están m edia
tizados por la presencia de móviles utilizados en las técnicas de los diferentes
DIEC. La intencionalidad del desplazamiento se ve frecuentemente modificada
por la intervención de oponentes, lo inesperado debe ser resuelto y la creatividad
debe estar presente, no resolverse de m anera automatizada. La conexión fluida,
o su interrupción, con otras formas de desplazamiento es habitual en cada situa
ción de lucha con el oponente. Su soporte energético no es predecible ni clasifi-
cable como en una prueba de atletismo, pues las condiciones del entorno en los
DIEC son solo predecibles estadísticamente y en algunos DIEC aleatorias... Estas
diferencias, por no nom brar algunas más, son evidentes. Entonces, ¿por qué se
entrena como en el atletismo, deporte individual, esta capacidad para los DIEC?
Posiblemente por no disponer de esta visión paradigmática, tanto del deporte
como del HD que lo practica, que ahora tenemos gracias a las ciencias de la com
plejidad.
A este dúo habría que añadir a Xesco Espar (versión 1.0) y a dos outsiders ideo
lógicos como eran Gerard Moras y Josep María Padullés. Si me puedo atribuir
algún mérito destacaría no solo divulgar sus ideas junto con el conocimiento
convencional del m omento en el libro Nuevas Tendencias en Fuerza y Muscula
ción, sino fundamentalmente haber actuado como catalizador para que todo ese
talento —junto al de otros profesionales que se fueron uniendo paulatinamente al
grupo (Javier Jorge, Dani Romero, Joan Solé, Richi Serrés, etc.)— convergiese en
el máster de referencia en los deportes de equipo.
El grupo actuaba como un conjunto de células con identidad propia debido a que
al supuesto líder no le iba eso de las jerarquías verticales, pero sí los movimientos
horizontales y los pensamientos laterales. Sin embargo, las células hacían sinapsis
cuando alguien se atrevía a discutir el aforismo «Todo es Fuerza». Es importante
destacar que nos encontrábamos a finales del siglo X X , en un m omento donde
todavía se discutía la necesidad de introducir entrenamientos de fuerza en los DE.
Con la terminología hemos topado..., y es posible que sea más apropiado emplear
el término capacidades neuromusculares pero es que LA FUERZA es un concepto
demasiado épico como para ser sustituido así como así. «Por fuerza mayor», «La
fuerza de voluntad», «Una fuerza de la naturaleza», «La fuerza mental», «Fuerza
Eficacia / Eficiencia
Fluctuaciones/
Perturbaciones
Torsiones 3D
MOVIMIENTO
Clusters/RPA
Velocidad / P otencia /
Fase propulsiva
Autom atism os
Tiem po de trabajo /
M onoaxial / Vertical
pausa
MÚSCULO
Énfasis concéntrico
Bilateral
% 1RM
Series
tiva, optimizando— con el trabajo diario todo aquello que llevaba rum iando años.
Algunas de estas ideas tienen un sólido sustento científico detrás, mientras que
otras solo son tratadas de soslayo o desde otra perspectiva por la literatura espe
cializada. Sin embargo, este es el lugar adecuado para arriesgarme a identificarlas
como elementos con poder configurador sobre los movimientos que necesita un
jugador. Así, en las Figuras 10 y 11 pueden verse contrapuestas nuestra aproxi
mación y la tradicional. Esto no quiere decir que una invalide a la otra, puesto que
la primera incluye a la segunda (cosa que no ocurre en sentido contrario).
resistencia acomodada
Para perm itir al jugador expresar los movimientos tal y como él los entiende es
necesario que las resistencias que se opongan a dichos movimientos sean acomo
dadas. Tradicionalmente el entrenam iento se ha estructurado en torno a la fuerza
máxima dinámica (1RM) y lo cerca o lejos que se estaba de la misma. Entendemos
que esto es una limitación, un corsé con el que se hace muy difícil la evolución
permanente de las tareas de fuerza. Una resistencia acomodada permite el cambio
permanente en los movimientos; puedo realizar cada repetición o cada una de sus
fases (aceleración/desaceleración) de m anera diferente y esto ofrece unas posibili
dades ilimitadas. En este sentido, las máquinas que ofrecen resistencia por medio
de volantes de inercia (flyxvheel) han supuesto una auténtica revolución, pero en la
mayor parte de los casos se usan de m anera inadecuada o se infrautilizan.
eventos estocásticos e
vs. tiempos de trabajo y pausa
Una de las herencias de las metodologías convencionales más difíciles de extirpar
es el carácter previsible de los estímulos que se ofrecen a los jugadores. En los
deportes individuales se actúa desde una visión microscópica intentando prever cargas desconocidas. Uno de sus hallazgos más destacados es que el desconoci
y controlar hasta el último de los detalles (variables) con el objeto de diseñar pos miento de la carga a movilizar provoca que en la importante prim era fase del m o
teriorm ente modelos de trabajo exitosos. Sin embargo, en nuestros deportes la vimiento tanto los valores de gradiente de fuerza como los de potencia sean muy
génesis de esa propiedad que hemos considerado más identitaria (variabilidad) es superiores respecto a si se conoce la carga. La actividad electromiográfica de los
la imposibilidad de predecir los eventos que van a tener lugar. No es que no pueda principales músculos que generan el movimiento (press de banca) se comportó de
estudiarse o incluso modelizarse un proceso estocástico (impredecible), sino que manera similar, pero, adicionalmente, el que podemos considerar principal mo-
ha de ser analizado desde un prism a diferente, bajo una visión telescópica que vilizador (deltoides anterior) se activó 50 ms antes de comenzar el movimiento
ofrezca la perspectiva necesaria para aproximarme al mismo. Para nosotros, los (14). Son pequeños detalles que nos ayudan a entender desde movimientos bási
primeros trabajos de Besier (3,4) y Lloyd (5) fueron una gran fuente de inspira cos por qué incluir este tipo de elementos puede provocar pequeñas mejoras que
ción, puesto que introducían el concepto de cambio de dirección inesperado y su a largo plazo acaban configurando diferentes áreas. De hecho, en el estudio longi
mayor agresividad sobre la articulación de la rodilla. Posteriormente se encon tudinal que realizaron durante 4 semanas observaron cómo el grupo que trabajó
traron resultados similares en otro tipo de movimientos, como las secuencias de con cargas desconocidas mejoró más la velocidad de lanzamiento en balonmano
parada más salto (stop-jump tasks) (6), los aterrizajes (7) o añadiendo a estos una respecto al grupo que lo hizo con las mismas cargas, pero conociéndolas (15).
prefatiga (8). Afortunadamente, verse sometido sistemáticamente a este tipo de
situaciones inesperadas puede reducir la mencionada agresividad, como se ha En otro tipo de literatura, la de verdad, Miguel Mena escribió un libro tan m ara
demostrado tras años de práctica (9) o tras un periodo de entrenamiento sen- villoso como demoledor: Piedad (16). Nunca he leído nada que refleje de m ane
soriom otor (10). En nuestra opinión, estas adaptaciones tienen lugar debido al ra más aguda la dualidad desgarradora de lo inesperado, que transita de la más
desarrollo de los mecanismos de anticipación por disposición, que en inglés se agradable sorpresa a la fragilidad del momento en que nos damos cuenta de lo
equiparan al denominado feedforward (proalimentación). En definitiva, estamos insignificantes que somos.
hablando de los ajustes previos a cualquier tipo de acción, como pueden ser un
apoyo, un aterrizaje, un golpeo, un forcejeo, etc. La falta de una adecuada preac
tivación (predisposición) anterior a dichas acciones dificultará la deseada ejecu agrupaciones (clústeres) o bloques
ción y predispondrá la aparición de lesiones, como demostraron los trabajos de
Mette Zebis (11). De hecho, un entrenamiento neurom uscular muy simple que
incluía algunos ejercicios con situaciones inesperadas y fuerza de lucha demostró
sucesivos con recuperación
mejorar dicha adecuada preactivación mediante el descenso de la relación vasto
lateral-semitendinoso (12).
repeticiones y series
Entendemos que lo inesperado y lo desconocido van de la mano, y recientemente Seguramente fue el estudio pionero —aunque lleno de inconsistencias— realizado
un exalumno de nuestro máster, José Luis Hernández Davó, ha elaborado una in por Berger en 1962 (17) el que provocó la arraigada propuesta del 3xlORM, como
teresante y novedosa tesis doctoral (13) para comprobar el efecto de entrenar con brillantemente destapó Carpinelli (2002) (18). Es muy peligroso que un paradig-
ma se asiente bajo un único estudio y, en este caso en concreto, se ha llegado al
punto de que es difícil encontrar profesionales que hayan sido capaces de huir del
atractor generado por el 3x10. Uno de los primeros autores que nos inspiró so
bre la necesidad de una evolución al respecto fue Gunther Tidow, quien percibió
que las habituales series extensivas incluían una gran cantidad de entrenamiento
vacío sin calidad ni poder configurador, pues se perdía demasiada potencia por
la acumulación de repeticiones y la consecuente fatiga. Concretamente, Tidow
(1995) (19) se dio cuenta de que, por ejemplo, si queríamos estar en zona de
máxima potencia (pérdida máxima de un 10%) se necesitaban un mínimo de 9
segundos de descanso entre repeticiones para poder completar 10 repeticiones.
Más útil para nosotros fue su hallazgo de que se podían realizar hasta 5 repeticio
nes sin descanso sin que hubiera una m erm a de potencia superior al 10%. Jun
to con Gerard Moras recogimos esta idea y, tras verificarla en niveles promedio,
establecimos las 5-7 repeticiones o 5 segundos como eje, tanto para elaborar el
test W5 s (20, 21) como para acotar la duración de cada grupo de repeticiones
o clúster de lo que denominamos «resistencia a la potencia» (power endúrame)
(22), o cuando se trata de repetir el clúster con teórica recuperación incompleta,
RPA (repeated power ability) o capacidad de repetir potencia. Obviamente, se
encuentran grandes diferencias individuales en ambas variables, pero era nece
sario tener un punto de partida para hacer una propuesta que cubriera el vacío
existente en la literatura sobre la repetición de acciones de potencia máxima con
recuperación incompleta.
En las tesis doctorales que codirigimos tanto a Luis Suárez (2011) (23) como a
Javier Jorge (2013) (24) y a Oliver Gonzalo (2015) (25) les propusimos evaluar la
eficacia de estas propuestas desde distintas perspectivas. En el prim er caso, Luis
dividió en dos grupos al equipo de jugadores de rugby de División de Honor al
que preparaba físicamente. El prim er grupo se sometió a un programa de entre
namiento combinado donde se entrenaba un día la RPA (squats con Pmax sobre
plataforma vibratoria a 30 Hz y 4 mm, a razón de 3 bloques de 6 clústeres de 6
repeticiones, con 20 segundos de recuperación entre clústeres y 4 m inutos entre
bloques) y otro día la RSA (volumen de trabajo similar pero con esprints). El se
gundo grupo realizó los dos días el entrenamiento de RSA. El grupo que incluyó
el entrenamiento de RPA no solo fue más eficaz —como cabía esperar— en cuanto
al aumento considerable de la potencia absoluta y relativa, sino también respecto
del mejor y de la media de 6 esprints que incluían un cambio de dirección entre
dos largos de 20 m etros (con 20 s de descanso entre esprints) (26).
En el segundo caso, Javier contrastó la idea de la RPA mediante la comparación
de su evolución en un ejercicio en polea cónica simulador del cambio de direc
ción respecto al —en aquel momento inédito— concepto de capacidad de repetir
cambios de dirección (RCOD). Así, después de realizar un lunge lateral a razón
de 3 bloques de 5 clústeres de 5 repeticiones con 20 s de recuperación, encontró
una merma de potencia solamente en la pierna no dominante entre el prim er y
tercer bloque, tanto en fase concéntrica como excéntrica. Asimismo, la RPA de
mostró estar altamente correlacionada con la Pmax —aspecto corroborado poste
riormente por Gonzalo-Skok et al, 2014 (27)—, mientras que no se encontraron
correlaciones significativas entre las variables vinculadas a la RPA y las de RCOD.
Además, observó no solo que esta capacidad era independiente de la RSA, sino
que la m erm a de rendim iento neurom uscular en la pierna dominante (a través de
la pérdida de potencia mecánica y de los cambios en las propiedades contráctiles
—desplazamiento muscular— medidas con una tensiomiografía) era superior con
respecto a repetir esprints lineales. Por último, concluyó que un program a de en
trenamiento basado en la RCOD es más eficaz a la hora de mejorar esta capacidad
que un programa de RSA, aunque no logra mejorar esta última (24).
En el tercer caso, Oliver no solo se encargó de validar un test para evaluar y es
tablecer posibles determinantes de la RPA (27), sino que también realizó sendos
estudios que incorporaban programas de entrenamiento tanto para el tren infe
rior (28) como el superior (29). El primero es un estudio pionero, pues no solo
demuestra que un programa de RPA en prensa de piernas mejora el salto horizon
tal unilateral, una acción correlacionada tanto con la velocidad lineal como con
cambios de dirección (30), sino también la capacidad de repetir dichas acciones.
En el segundo estudio se esperaba que incluir un programa de RPA para el tren
superior mejorase esta capacidad, pero, además, como resultado más interesante,
se consiguió dism inuir las fluctuaciones intraserie en el último de los 5 clústeres
evaluados. Este fenómeno era algo que tanto Gerard Moras como un servidor
habíamos observado en deportistas a los que entrenábamos y, de hecho, ya Tracy
et al. (31) lo habían descrito intrarepetición en acciones dinámicas. Sin embargo,
la novedad era utilizar la variabilidad de la potencia intraclúster y observar, ade
más, cómo el mencionado descenso de las fluctuaciones correlacionaba con los
cambios en otras variables como el RPA index (pérdida de potencia) o la potencia
media en el último clúster. Probablemente estos hallazgos nos indican que cuan
do uno empieza a entrar en fatiga una mayor consistencia dentro de un clúster
permite un mayor m antenimiento de la potencia.
alternancia y concatenación
vs. práctica
En los deportes colectivos es difícil encontrar movimientos que se realicen de
manera cíclica. Sin embargo, los programas de entrenamiento convencionales no
contemplan alternar el tipo de movimiento dentro de una serie de ejercicios. Se
repite una y otra vez el mismo movimiento pensando que de ese m odo se aum en
tará su eficiencia cuando, probablemente, después de un determinado periodo
ocurrirá todo lo contrario. Es el mito de Sísifo aplicado al entrenamiento de la
fuerza, cuya herencia proviene claramente de la halterofilia y el culturismo. Es
sorprendente comprobar la poca influencia que han tenido en el entrenamiento
de la fuerza las investigaciones en psicología del aprendizaje con una tradición
de más de cuatro décadas. A partir de la propuesta Battig (35) —que defendía la
interferencia intratarea como clave para aumentar la transferencia y retención del
aprendizaje—, Shea y Morgan (1979) (36) fueron los primeros en demostrar que
la alternancia entre 3 tareas de m anera aleatoria producía el citado mayor efecto
respecto a la opción de repetir siempre la misma tarea hasta completar una serie.
Se crea así la línea de investigación de la interferencia contextual, cuyo efecto Lee
and Magill (37) atribuyeron a la necesidad de reprogram ar/reconstruir el movi
miento cuando no se repiten sino que se alternan. Personalmente, añadiría que
además estimula tanto la anticipación como la focalización/atención en la tarea
realizada. Sin embargo, W ulf y Shea (38), en su completa revisión, concluyen que
si la interferencia contextual es m uy elevada puede perjudicar el aprendizaje en
sujetos inexpertos; lo mismo ocurre cuando se trata de aprender una tarea muy
compleja, donde al principio puede ser más eficaz la práctica constante. En cual
quier caso, la investigación al respecto en el entrenamiento de la fuerza sigue sien
do, hasta donde llega nuestro conocimiento, inédita.
Por otro lado, está la escuela de los sistemas dinámicos/complejos, que entiende
los movimientos como elementos que evolucionan y se autoorganizan en for
mas cada vez más complejas. Esta autoorganización implica que los movimientos
emergen en un sistema abierto sin verse encorsetados por un PGM almacenado
en la m em oria ni por esquemas que establezcan la regla a seguir. No es fácil de
finir complejidad y seguramente hay autores y profesionales —que pasan toda su
vida académica intentando definirla— que dirían que no tengo ni idea de lo que
estoy hablando. Creo que bajo esta discusión semántica se encuentra una lucha de
clases a modo de contraseña válida para entrar en mi fiesta, club, feudo o cortijo.
Inspirándome en Davids, Button y Bennett (2008) (40), me arriesgaría a decir
que en un sistema complejo como el neuromuscular se incluyen infinidad de es
tructuras que interactúan y fluctúan constantemente, pudiendo hacerlo en escalas
temporales diferentes, así como de m anera impredecible. Lo cual no excluye que
las interacciones de dichas estructuras también puedan ser muy previsibles y más
o menos «ordenadas» en cuanto a su secuencia temporal.
Los referentes iniciales fueron Kelso (41), Davids (40) o Newell (42) —aunque
muy en deuda con Nikolai Bernstein (1896-1966), una especie de Tesla del con
trol m otor que permaneció oculto durante años por no haber escrito en inglés—.
Bernstein (43) propuso, entre otras muchas cosas, los conceptos de repetición sin
repetición y de grados de libertad de un sistema, definidos por las posibilidades de
interacción de sus elementos constituyentes. Cuantas más interacciones entre los
elementos de un sistema, más grados de libertad y, por lo tanto, más complejidad.
Posteriormente, Newell (42) propone los denominados constraints, que vendrían
a ser las barreras o límites que nos condicionan a la hora de expresar los movi
mientos. Se acostumbra a traducirlos como constreñimientos, pero yo considero
más acertado el térm ino condicionantes, que acota y configura más que oprime y
restringe. Podemos diferenciar varios tipos de condicionantes. En prim er lugar,
están los propios de la estructura o funcionalidad de la persona (individuales),
como por ejemplo que con un jugador alto y/o pesado sea un riesgo realizar drop-
jumps o ejercicios olímpicos, pues su estructura le condiciona; lo mismo ocurre si
sometemos a un portento coordinativo a ejercicios que no impliquen un desafío a
su motricidad. En segundo lugar, tenemos los propios de la tarea, sería el caso de
aprender conceptos tácticos mediante tareas donde se memorizan desplazamien
tos y posiciones sin ningún tipo de oposición, pues condicionaría totalmente una
óptima transferencia a la competición real donde un buen scouting del adversa
rio neutralizaría esos movimientos preconcebidos. Por último, tenemos los con
dicionantes del entorno o socioculturales, por ejemplo, el hábito de trabajar los
aspectos condicionales descontextualizados del juego en Italia, o el de hacerlo
contextualizados en España, aunque sin la suficiente intensidad como para pro
vocar adaptaciones.
fluctuaciones y
vs.automa unos
Más recientemente han surgido propuestas orientadas al m undo del entrena
miento, como el entrenamiento o aprendizaje diferencial de Wolfgang Schóllhorn
(53). El punto de partida es que a partir de la perturbación provocada por las
«diferencias» entre dos estímulos (movimientos) sucesivos se genera una gran
cantidad de información expresada en forma de fluctuación para, de ese modo,
desencadenar adaptaciones cuyo fruto será responder mejor ante una situación
nueva o cambiante. Así, las fluctuaciones y errores en el proceso de aprendizaje
de un movimiento no son vistas —como en las aproximaciones lineales/determi
nistas— como un aspecto a desechar o evitar, sino como un detonante para la per
manente evolución de ese concepto que nosotros denominamos anticipación por
disposición o esperar lo inesperado. La perturbación generada por los estímulos
debería ser estocástica (impredecible), de forma que los ejercicios (movimientos)
realizados no sigan un patrón determinístico.
Por otro lado, es bien conocido que la fuerza de frenado determina tanto el rendi
miento como la estabilidad en los cambios de dirección. Jindrich et al. (85) descu
brieron cómo dichas fuerzas prevenían el exceso de rotación en estas acciones, y
Spiteri et al. (86) que los sujetos más rápidos en estas acciones (180°) eran los que
aplicaban mayores fuerzas de frenado vertical en el último paso. Más interesantes
son los hallazgos de Dos Santos et al. (87), quienes descubrieron que la estrate
gia de desaceleración más eficaz consiste en aplicar mayores fuerzas de frenado
horizontal en el penúltim o paso que en el último. Frenar antes perm ite reducir el
gran momento de fuerza horizontal que se genera y, de ese modo, predispone a
un apoyo más eficiente que luego perm itirá aplicar una mayor fuerza propulsiva.
semana y de 3 a 6 series de 6 repeticiones realizadas tanto en la YoYo Squat como realizar 6 series del mismo ejercicio bilateral vertical (squat) con el de realizar 6
en la YoYo Leg Curl (89). Además, demostraron el efecto positivo de este progra series de diferentes ejercicios unilaterales multidireccionales. El segundo grupo
ma sobre distintos parámetros cinemáticos vinculados a dos tipos de cambio de obtuvo unas mejoras más robustas en el conjunto de los cambios de dirección
dirección (salida abierta y cruzada) (90). En la segunda de las experiencias, se analizados y, sobre todo, en la distancia más corta analizada (5 + 5 metros) lo
valoró el efecto agudo en diferentes test funcionales después de realizar 4 series gró que estas diferencias fueran significativas en la pierna derecha. En la pierna
de 6 repeticiones (120 s de recuperación) en la YoYo Squat. En contra de la creen izquierda no se alcanzó tal significancia, pero un posterior cálculo nos llevó a
cia habitual que asocia este tipo de trabajo a una fatiga que deja mermadas las observar que en un espacio-tiempo tan pequeño (alrededor de 1.8 s) la ganancia
capacidades funcionales de los jugadores, se produjo una mejora considerable en de un grupo respecto al otro era de unos 60 cm, distancia más que suficiente para
todos los test administrados (cambio de dirección abierto y cruzado, salto CMJ y ganar un balón dividido en fútbol. Este es uno de tantos ejemplos que demuestran
velocidad en 20 m) con respecto a un grupo de control que solo realizó un calen que un hallazgo puede no ser significativo estadísticamente pero sí para lo que
tamiento mediante bicicleta (91). Por el contrario, tras entrenamientos parecidos busca un entrenador.
se han detectado considerables mermas a nivel neuromuscular, tanto al finalizar
como al cabo de 48 horas (92, 93), pero se debe tener en cuenta el m enor nivel
competitivo de los sujetos estudiados y, sobre todo, la falta de experiencia con este eficacia y eficiencia vs.
tipo de entrenamiento. Es muy atrevido proponer, por los datos obtenidos en un
estudio, la obligación de separar los entrenamientos al menos dos días cuando
esto va a depender totalmente de los factores mencionados. En los años 90 los encoders empezaron a sustituir a las plataformas de contacto a
la hora de m edir las adaptaciones al entrenamiento de la fuerza. Todos gastamos
Por último, citaremos los estudios que hemos realizado nosotros junto con el gru el dinero que no teníamos en esta tecnología. Así, de la altura de salto o los tiem
po de la Universidad San Jorge cuyos miembros también han estudiado —y poste pos de contacto en saltos repetidos se pasó a m edir la velocidad y/o potencia con
riormente impartido clases— en nuestro máster: José Luis Arjol y Oliver Gonzalo. que se movilizaba una carga. El problema es que no se cambió el punto de enfo
En el prim ero de ellos (94) se comprobó por prim era vez el efecto sobre la mejora que y se sigue pretendiendo estimar el efecto de un periodo de entrenam iento —o
en un test de cambios de dirección de un program a de entrenamiento combinado incluso el estado de forma de los jugadores— mediante dichos test, en lugar de
que incluía tanto ejercicios en la polea cónica como en la YoYo Squat o sobre una prestar atención a los movimientos más habituales en los DE, que son los COD.
plataforma vibratoria. Los efectos fueron claramente superiores a un grupo que De hecho, incluso consideramos más importantes la eficacia y la eficiencia con
realizó el denominado entrenamiento secuencial popularizado por Cometti (95) las que se realiza un movimiento que la velocidad per se. Por ejemplo, en los
consistente en secuencias de ejercicios con sobrecargas, saltos en vallas o saltos cambios de dirección los jugadores expertos son capaces de aplicar en los apoyos
con remates de cabeza (96). Además, la potencia reactiva medida por medio de fuerzas mucho más eficaces al usar más el eje medio-lateral que el vertical (98).
un test RJ5 s mejoró más en el entrenamiento combinado funcional excéntrico, Los jugadores más rápidos realizan una mayor preactivación en los apoyos en los
además de demostrar correlación con las mejoras en el test de COD. En el segun COD (99) debido a que el subsecuente aumento de la stiffness vertical redunda en
do de los estudios (97) comparamos el efecto de utilizar una polea cónica para una mayor aplicación de fuerza (100).
Asimismo, hay técnicas más eficientes a la hora de realizar un cambio de direc
ción, ya Dempsey et al. (101,102) descubrieron que tanto un apoyo más cercano a
la línea media como m antener el tronco recto evitando su rotación disminuían la
agresividad sobre la rodilla. De hecho, en estudios posteriores se observó que los
jugadores de mayor nivel lograban respetar más esta técnica ante una situación
defensiva simulada (103). Por otro lado, una técnica más curvada (bypass) —me
diante pequeños pasos de aproximación— ha demostrado ser más rápida que una
más cerrada (104) en cambios de dirección de 45°-90°. También se ha observado
que en un desplazamiento defensivo de baloncesto es más rápido realizar el cam
bio de dirección mediante un giro rápido de cadera (los dos pies se separan del
suelo) que con un paso de caída (drop step, donde el pie interior permanece en
contacto) (105).
torsiones y movimientos 3D
monoaxial (vertical)
O tra de las herencias de la halterofilia difíciles de extirpar es la predominancia
de movimientos en el eje vertical cuando lo norm al es que sean tridimensiona
les. También es probable que la forma en que la mayor parte de profesionales ha
evaluado la fuerza explosiva mediante saltos verticales haya provocado que los
ejercicios estuvieran condicionados por un intento de mejorar en los mismos.
Una tram pa de la que muchos no pueden salir cuando lo sensato sería introducir,
además, test de saltos horizontales y laterales (32, 106). De hecho, en programas
donde se comparan ejercicios con ambos vectores de fuerza, se observa una clara
especificidad en cuanto a los tipos de test que mejoran (107), aunque combinarlos
puede ser más eficaz todavía (108).
diseñando el traje
Lo primero que me gustaría reseñar es que, según yo lo entiendo, planificar es
prever qué soluciones vas a poder dar frente todos los problemas que te surgirán
al entrenar a un equipo (o jugador). Si no sabes cuáles son esos problemas, debes
aceptar que lo vas a tener muy difícil. Por este motivo, basarse en la experiencia
narrada por un autor —de deportes de prestación— en un libro nos ayudará en
algunos casos en concreto, pero difícilmente nos aportará todas las soluciones.
En mi caso, la mejor escuela fue observar —durante bastantes años— cómo en
trenaban los que consideraba que eran los mejores y permanecer a su lado, muy
calladito y con los ojos bien abiertos, ayudando en lo que pudiera. A la vez, fui
adquiriendo experiencia con estudiantes de INEF o deportistas de cada vez más
nivel. Creo que es un engaño a uno mismo y al jugador empezar desde arriba sin
haber pasado por una serie de etapas de maduración personal y profesional. Gra
cias a los deportistas comprometidos a los que he tenido el privilegio de entrenar,
me sigo tomando muy en serio mi profesión a pesar del escaso reconocimiento
que tiene en los clubes españoles. De la misma m anera que un médico o un ar
quitecto no pueden empezar a operar o a proyectar un edificio real nada más ter- 1
m inar sus estudios, nosotros necesitamos estar primero al lado de profesionales
competentes y después, si demostramos dar la talla, adquirir responsabilidades
mayores. Esto no quiere decir que la experiencia lo sea todo, he conocido a mu
chos preparadores físicos —expertos de grandes clubes— sin ninguna capacidad,
habilidad, ni motivación para ayudar a los jugadores.
Otra cosa es programar, que sería cuando te decides, después de pensarlo mucho,
a plasmar en un papel qué contenidos incluirás aproximadamente cada semana
(para los DE: microestructuras, sálvese quien pueda). Quien domine el diseño
de estas microestructuras y los mejores contenidos a incluir en las mismas tiene
mucho ganado y debe olvidarse de tragar sapos como un ATR —de los de ver- I
dad—en nuestros deportes.
En mi caso, soy muy consciente de mis limitaciones —además de las del conocí- I
miento o ciencia actuales— a la hora de planificar y programar en los DE. Creo
que, como dice Kahneman, al final term ino elaborando un cuento simplificador,
pero intento que, en la medida de mis posibilidades, los datos en que me baso
para elaborar mi cuento huyan de lo «etéreo» y de la «providencia». Pero vayamos
al grano. Ya he analizado dónde estoy, cuánto y con quién voy a competir, más
o menos cuál es el historial de mis jugadores en cuanto a lesiones, tipología de
entrenamiento, actitud ante el entrenam iento... En prim er lugar, necesito saber
con una cierta precisión cuáles pueden ser los problemas y virtudes de mis juga
dores a nivel neuromuscular. En mi caso, suelo tener la posibilidad de administrar-
pruebas bastantes sofisticadas (tensiomiografías, velocidad-potencia en distintos
movimientos básicos tanto en fase concéntrica como excéntrica, electromiogra-
fías para detectar déficits de activación, etc.). También dispongo de otros datos
provenientes de pruebas administradas por otros compañeros y que, en algunos
casos, tengo en cuenta (isocinéticos, ecografías, FMS o Functional Movement
¡Screen...). Si no se tiene esta posibilidad, siempre hay otras opciones sin medios
(recomiendo leer, aunque lo haya escrito yo, el capítulo de valoración que escri
bí en el libro Prevención de Lesiones en el Deporte (113)), como es el caso de la
batería de hop test, la medición de la dorsiflexión del tobillo o el Star Excursión
Balance Test (114). A partir de dichos datos podré saber cosas como que la mayor
parte del equipo presenta asimetrías en su estructura (cosa a tener muy en cuen
ta). Cada uno las tendrá en mayor o m enor medida en unas zonas concretas, pero
suele coincidir que el denominado «triángulo de las Bermudas» (bíceps femoral,
aductores y recto femoral) se lleve el premio de la asimetría en el caso de los fut
bolistas. La experiencia me ha enseñado que este problema se debe a carencias re
lativamente fáciles de resolver trabajando sistemáticamente una serie de cadenas
musculares claves. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a la conocida como cincha
oblicua posterior, formada por el dorsal ancho, la fascia toracolumbar, el glúteo
mayor y el tracto iliotibial (115), a la que yo añadiría además el glúteo m edio y de
más pelvitrocantéreos como estabilizadores tan claves (116) como frecuentemen
te olvidados. A quien tenga carencias en este tipo de contenidos le recomiendo el
libro de Neumann (117) más que el poco profundo y riguroso de Bousquet (118).
Os digan lo que os digan, parece haber una cosa clara. Si los futbolistas tienden
a presentar esos problemas es porque el fútbol y las cargas de trabajo específicas
parecen dejar ese residuo, que a la larga hará que el jugador se lesione más en las
[ áreas citadas. Esto quiere decir que hay problemas para los que hoy en día el co
nocimiento aporta una serie de eficaces soluciones —o, mejor dicho, ideas— con
las que podemos ayudar al jugador a que compita con regularidad sin tener que
parar 6 semanas de cada 10. Cada deporte o tipo de jugador tendrá su problemá
tica específica y esto es lo que debemos intentar conocer. Citamos los trabajos
de Mette Zebis (11) con jugadoras de balonmano y baloncesto y su general inca
pacidad de preactivar el semitendinoso para estabilizar la rodilla en los apoyos.
Seguramente no será la única causa por la que tiende a romperse el LCA más en
las chicas que en los chicos, pero nos da una idea para afrontar un problema que
muchos consideran que no tiene solución. En este sentido, recuerdo la luz que
proporcionó el trabajo de Leetun et al. (119), quienes encontraron una relación
entre sufrir lesiones en la rodilla y la falta de fuerza en los rotadores externos de
la cadera, hallazgo corroborado posteriorm ente (120). Existen infinidad de ejerci
cios para activar esta musculatura, desde lo más analítico a lo más específico (121,
122), según busquemos «despertarla» u optimizarla. En el prim er caso, a mí las
bandas elásticas anchas me han posibilitado un abanico de ejercicios enorme, y si
unimos sus dos extremos se obtiene una resistencia muy superior a la que ofrecen
las utilizadas en el campo de la fisioterapia, con la ventaja —respecto a una pesada
m áquina— de que pueden ser utilizadas tanto en los viajes como en el terreno
de juego para realizar ejercicios con desplazamientos más largos con balón. Sin
embargo, donde debemos prestar más atención es en la mejora de la preactivación
previa al aterrizaje u otro tipo de apoyos, como ya demostraron Chimera et al.
(123) con simples ejercicios pliométricos. Por supuesto, esto no implica que de
bamos olvidar la musculatura aductora, donde se aplican principios similares me
diante intervenciones low-cost (124, 125) con grandes resultados en mejoras de
fuerza excéntrica, aunque más discretos en la prevención de uno de los grandes
caballos de batalla en el fútbol: las pubalgias (126). Seguramente es más eficaz se
guir una aproximación holística y no solo basada en un par de ejercicios, como ya
propusieron Holmich et al. (127), para la recuperación de esta insidiosa patología.
Junto a otro exalumno y ahora profesor del máster, Fernando Hernández Abad,
acuñamos —en una cafetería— el térm ino «estabilidad dinámica rotacional»,
asociado a la gran variedad de tareas que pueden diseñarse utilizando como base
el dispositivo originalmente creado bajo la marca Aerosling. En lugar de con
formarse con los 10 ejercicios de un póster y el concepto de «entrenamiento en
suspensión», Fernando fue capaz de evolucionar este concepto integrándolo en
otros sistemas de entrenamiento como pueden ser las bandas elásticas anchas, las
poleas cónicas o las pelotas gigantes. El espectro de ejercicios es ilimitado: desde
estiramientos de cadenas musculares en tensión activa a ejercicios funcionales,
pasando por ejercicios más estructurales donde un compañero o uno mismo pue
de aplicar la resistencia. Además, gracias a simples cambios en la disposición de
las poleas (polipastos) se puede multiplicar o desmultiplicar la fuerza desarrolla
da y, de ese modo, m odular la intensidad de los ejercicios (Figura 12 y 13). En mi
trabajo diario es una de las herramientas que más utilizo y que más aceptación
tienen por parte de los jugadores, algunos de los cuales se lo llevan cuando salen
de viaje, ya sea para concentrarse con su selección nacional o bien por motivos
privados. En breve se publicará un libro que está llamado a ser una auténtica re
volución en este campo (133).
TRABAJO EXCÉNTRICO
MODIFICACIÓN OPTIMIZACIÓN
ESTRUCTURAL + sobrecarga FUNCIONAL
+ co rre sp o n d e n cia diná m ica
+ po te n cia
La «microestructura sálvese quien pueda» parte de la posibilidad de haber hecho
una fase inicial (pretemporada) donde se hayan podido restituir déficits neuro-
musculares importantes. En los jugadores con mayores problemas será necesario
en algunas ocasiones convencer al entrenador jefe para que los exima de algunos
entrenamientos (no olvidemos que suele ser habitual trabajar en formato de do
ble sesión durante este periodo). Durante el periodo competitivo, lo norm al será
disponer de una sola sesión semanal global a la que podrán añadirse microen-
trenamientos antes (de activación) o después de las sesiones (compensatorios o
complementarios). Estos microentrenamientos, por lo general, habrá que «ganár
selos» con el jugador directamente, ya que será muy difícil que el cuerpo técnico
entienda su utilidad. Para entenderla hay que cambiar de paradigma y aceptar
que el entrenamiento de fuerza, si está bien diseñado, deja un residuo positivo;
al contrario de lo que ocurre con los métodos culturistas o incluso con algunos
convencionales, que incluso han demostrado tener un efecto negativo sobre el
control del tronco y una mayor carga sobre la rodilla en situaciones de cambio de
dirección inesperado (134).
epílo >o
A través de la profundidad y lucidez de Tiziano Terzani (135) aprendí la nece
sidad de aproximarme a un problema bajo una visión telescópica. Lo cierto es
que el «poder establecido» nos dobla el cuello para que observemos las cosas de
m anera microscópica o parcelada y de esa m anera perdamos la perspectiva ne
cesaria para entenderlas en su conjunto. Ya Pasolini (136) anticipó que el poder
roba identidades para «homologar culturalmente» y es tan peligroso para ellos
como desgarrador para nosotros el proceso de abandonar el pensamiento único
al darnos cuenta paulatinamente de que todo está interrelacionado. Lo cierto es
que las cosas importantes en lavida acostumbran a pasar por delante de nosotros
de m anera subyacente, desapercibida (137), y solo nos percatamos de su tras
cendencia al cabo de un tiempo. Es como el buen jazz, hay que estar m uy atento
porque ni se subraya nada ni se busca el impacto fácil, sino generar emociones sin
trampas o golpes bajos (138).
Mi fortuna ha sido la interacción generada no solo en el día a día con los jugado
res sino tam bién en el máster, tanto con profesores como con alumnos que luego
se convirtieron en compañeros y/o colaboradores. Entre todos, y en poco más de
una década, hemos logrado algo extraordinario, que se reconozca la identidad de
la propuesta y su validez en el entorno para el que se diseñó: la preparación para
la competición en los DE. De este modo, podrá perpetuarse el valioso legado del
profesor Seirul-lo en una época donde la sacralización del paper ha provocado la
renuncia a cualquier atisbo de creatividad y riesgo (143). El paper no es un ene
migo per se porque, de hecho, está amalgamado en todas nuestras ideas, pero no
podemos dejar que se convierta en la medida de todas las cosas. Este capítulo y
este libro aspiran a convertirse en un objeto dinámico. Ahora te toca a ti hacerlo
evolucionar según tu propia identidad.
Debemos avanzar hacia un cambio de pa
radigma en el que se estructure el entrena
miento de la fuerza desde una perspectiva
tridimensional (3D) y cuadrimensional (4D)
respetuosa con los elementos configurado-
res y condicionantes del movimiento.
Gerard Moras Feliu
el enfrenamiento
tridimensional y
buadrimensional
de la fuerza en los
deportes colectivos
la potencia sin control ro
l entrenamiento de fuerza y potencia ha estado focalizado durante mucho
Una de las campañas publicitarias de Pirelli —que tuvo como eslogan «La poten
cia sin control no sirve de nada»—, cuya imagen era la de Cari Lewis preparado
para la salida de los 100 m calzando unos zapatos de mujer con mucho tacón, nos
puede servir perfectamente de metáfora para ilustrar la conveniencia de gestio
nar la fuerza de la m anera m ás adecuada en cada m om ento (150). En esa tesi
tura la mejor solución para Cari hubiese sido aplicar menos potencia y salir más
lento, de la misma m anera que un deportista debe modificar su forma de despla
zarse por el campo, las líneas de pase o la forma de contactar con el balón cuando
el terreno de juego está encharcado o resbaladizo. Adaptarse al entorno supone,
entre otras cosas, regular adecuadamente la aplicación de fuerza y potencia en el
tiempo según lo deseado por el deportista, y debería ser uno de los grandes retos
del entrenamiento coadyuvante y optimizador.
la fuerza
Deslumbrados por las mejoras en fuerza y potencia que los deportistas consiguen
a lo largo de una temporada en el gimnasio, pueden pasarnos desapercibidas las
reducidas demandas coordinativas y de interacción solicitadas. Podemos inclu
so llegar a creer que con esa propuesta de entrenamiento podemos optimizar la
fuerza de juego (fuerza adecuada para afrontar cada una de las acciones en los
p>E), como si esta fuera una capacidad inalterable, imperturbable y constante en
los deportistas. Nos guste o no, la fuerza que tiene un deportista es sim plem ente
la que puede aplicar en cada m om ento (99). Aunque en el gimnasio podamos
aplicar mucha fuerza o potencia al realizar un ejercicio concreto, debemos ser
conscientes de que esto no nos garantiza que seamos capaces de encontrar la m e
jor manera de gestionarla en todas las situaciones, incluso si aparentemente se
solicita a los mismos grupos musculares.
Los ejercicios más alejados del movimiento deportivo son los de Nivel 0 (Orien
tado), que no gozan de correspondencia dinám ica con el m ovim iento depor
tivo, pero que activan cadenas musculares fundamentales en su ejecución. Este
sería el caso de la utilización de la prensa de piernas como ejercicio de entre
namiento cuando el movimiento deportivo es, por ejemplo, el salto al bloqueo
desde parado en voleibol y la propuesta de movimiento es el salto vertical. Pues
bien, en este caso la construcción 3D de la fuerza podría realizarse proponiendo
al deportista, por ejemplo, cambios en la posición de los pies en la plataforma
(altos, bajos, separados, juntos...) (162), aplicar fuerza de forma asincrónica con
los pies, o realizar el ejercicio con un alza o un disco de pesas debajo de solamente
uno de los pies.
figura 14.a. Los niveles de aproximación al movimiento deportivo en propuestas de movimiento que dependen de dos
fiabilidades básicas. MD: movimiento deportivo. PM: propuesta de movimiento, HB: habilidades básicas, N: nivel
Niveles de aproximación
figura I4.b. Los niveles de aproximación al movimiento deportivo en propuestas de movimiento que dependen de una
habilidad básica. MD: movimiento deportivo, PM: propuesta de movimiento, HB: habilidades básicas, N: nivel.
NO ■
a1
HB
orientado
■
Niveles de aproximación
A continuación, se encuentran los ejercicios de Nivel I, que poseen correspon
dencia dinámica con el movimiento deportivo y, además, la resistencia que debe
vencer el deportista debe ser bastante superior a la que demanda el juego. Como
ejemplo podemos mencionar la salida abierta en máquina de resistencia rota
cional cuando el movimiento deportivo es el desplazamiento en red con salida
abierta de un central en voleibol y la propuesta básica de movimiento es el despla
zamiento lateral (Figura 15). Las variantes 3D pueden ser, entre otras, el simple
cambio de lado, cambiar el grado de flexión de las piernas, modificar el número
de apoyos o la amplitud de los mismos, el punto o zona de aplicación de la resis
tencia en el deportista, la dirección del vector de fuerza e incluso trabajar la esta
bilidad dinámica rotacional a través de la aplicación de fuerzas no concurrentes
que generen un giro del cuerpo sobre el eje longitudinal.
C r-
simular un bloqueo más o menos ofensivo, introducir un giro del tronco o la in
terceptación con una sola mano.
A pesar de que diversos estudios han demostrado que para magnificar el rendi
miento del deportista en juego el entrenamiento debería ser lo más específico po
sible en referencia al patrón de movimiento y la velocidad de contracción (156),
creemos que no por ello debemos eliminar de nuestro repertorio los ejercicios
menos específicos de Nivel 0 (Orientado) si consideramos que su razón de ser es
precisamente preparar al deportista para soportar dicha especificidad reduciendo
en lo posible el riesgo de lesión. No obstante, también quiero expresar mis dudas
en cuanto a defender a capa y espada la existencia de una especificidad clara en
el patrón de reclutamiento y en la velocidad de contracción en los movimientos
realizados en los DE.
Sabemos que cada repetición de un mismo movimiento presenta una cierta can
tidad de cambio independientemente del nivel o del grado de familiarización con
la tarea. Ni tan siquiera los deportistas experimentados pueden producir patrones
motores idénticos (169). La variabilidad del movimiento está presente de forma
inherente en el rendim iento m otor y podría estar asociada con la complejidad del
sistema neuromuscular (170-172). No obstante, cada deportista dispone de unas
características morfológicas y funcionales que determinan un perfil exclusivo de
rendimiento (173).
Tiem po (s )
£n cada ejercicio de la propuesta de movimiento 3D el deportista tenderá a repro
En cada ejercicio de la propuesta de movimiento 3D el deportista tenderá a repro
clucir una y otra vez patrones de comportamiento relativamente regulares. Esto
significa que generará una enorme resistencia al cambio para cada uno de los
ejercicios configuradores de la propuesta 3D, que solo podrá vencerse exploran
do dimensiones superiores que nos perm itan huir de este férreo atractor (175).
Pero seamos conscientes de que, aunque la propuesta de construcción de familias
de ejercicios relacionados con una propuesta de movimiento constituye un gran
paso hacia delante, queremos ir más allá y estudiar la viabilidad de experimentar
con otras formas de gestión de la fuerza en cada uno de los ejercicios propuestos
en el entorno 3D recurriendo a una dimensión superior.
Por otro lado, la aplicación del estímulo vibratorio produce cambios en la coacti
vación muscular con diferente repercusión sobre el deportista en función de las
frecuencias y amplitudes de vibración seleccionadas. Utilizando una barra vibra
toria fijada por sus extremos a una m áquina de resistencia neumática se pudo de
m ostrar que la vibración provocaba un aumento de la coactivación agonista pro
porcional a la frecuencia de vibración y que era mayor en el bíceps braquial que
en el tríceps braquial. Asimismo, se comprobó que la mejor opción para alcanzar
los efectos deseados era utilizar altas frecuencias (18 a 42Hz), además de resisten
cias elevadas que provocaran importantes tensiones musculares (193). Además,
la denominada vibración de cuerpo entero ( Whole body vibration) transmitida
través de los pies perm ite generar un efecto potenciador sobre el tren superior
(1 9 4 ), Un curioso efecto que también hemos querido incorporar a este apartado y
que realmente debe considerarse como una rareza dentro del efecto 4D.
Estos son solo algunos ejemplos de las posibilidades de aplicación del efecto 4D al
cuerpo humano. Estamos ante una poderosa herramienta de trabajo que segura
mente aún no dominamos. Tenemos delante un caballo salvaje al que deberemos
domar, y para eso hará falta tiempo. Ahora dejemos que los investigadores hagan
su trabajo.
.^Ciclos
<y A
*
V?
Desde esta perspectiva, es lógico pensar que solo se podrá conseguir desarrollar
el universo tridimensional de una propuesta de movimiento cuando los ejercicios
propuestos, además de perm itir experimentar diferentes formas de gestionar la
fuerza, propongan situaciones que abarquen todos los grados de libertad deman
dados en el movimiento deportivo. Esto nos lleva a afirmar que será imposible
diseñar un ejercicio —e incluso una familia de ejercicios— ideal que permita de
sarrollar, por sí solo, el universo tridimensional de una propuesta de movimiento.
La razón es que cada familia de ejercicios pertenece a una propuesta de movi
miento concreta que tiene restricciones en cuanto al tipo y número de grados de
libertad del movimiento.
En general, cuantos más grados de libertad tengamos en el ejercicio propuesto,
menor será la resistencia que podrem os contrarrestar, lo que supone que sola
mente a partir de una combinación de niveles lograremos atender las diferentes
manifestaciones de la fuerza. Por ejemplo, para el salto al rebote desde parado
sin oposición se pueden proponer ejercicios de Nivel 0 (Orientado) como la ex
tensión de piernas en prensa horizontal, que perm itirá contrarrestar todo tipo
de resistencias externas con traslación adelante-atrás pero sin correspondencia
dinámica con el movimiento deportivo; ejercicios de Nivel I como el squat en
máquina de resistencia rotacional, en el que podremos contrarrestar resistencias
externas elevadas en traslación abajo-arriba con una moderada correspondencia
dinámica con el movimiento; y ejercicios de nivel II como el salto con giro con un
disco de pesas en las manos, en el que nos enfrentaremos a pequeñas resistencias
externas en traslación abajo-arriba con rotación sobre el eje longitudinal, pero
esta vez buscando la máxima correspondencia dinámica con una de las manifes
taciones posibles del movimiento deportivo. En este caso, incluso podríamos uti
lizar un chaleco lastrado en lugar de un disco de pesas para poder interceptar un
balón, lo que supondrá una mayor dificultad para controlar los grados de libertad
que tendrá el movimiento.
Cabe destacar que las familias de ejercicios de una misma propuesta de movi
miento se diferenciarán solamente en los ejercicios de Nivel I y Nivel II, ya que
compartirán los ejercicios de Nivel 0 (Orientado) dada su poca correspondencia
dinámica con el movimiento deportivo.
breve justificación de la
tridimensional del
La perturbación provocada por las diferencias entre los ejercicios del entorno 3D
y 4D y entre las familias de ejercicios relacionadas con las propuestas de movi
miento seleccionadas generará una gran cantidad de información expresada en
forma de fluctuación que nos perm itirá responder mejor ante una situación nue
va o cambiante (64). Estas fluctuaciones deben ser el revulsivo para una evolución
permanente del deportista.
figuré c»nfli.racióndelUr,l.e,Smri(™nSional del dtp.,IBia PM: p-pusnads «ovWemt. MD: m»lTnien.o4e,»rt,»o
resumen global de
Aparentemente, estamos ante u n . poderosa ^ s
¿cómo medir en el
cuadrimensional de la
Medirlo todo nos obsesionó a todos durante algún tiempo. Recuerdo con nostal
gia el prim er artilugio tecnológico que llegó a Barcelona de manos de Josep María
Padullés allá por los años 90, el Ergopower (Bosco System), que nos permitió me
dir la potencia, determ inar la relación fuerza-velocidad en un test progresivo de
cargas y, además, disponer de un rudim entario feedback de la potencia a tiempo
real basado en unas luces de diferentes colores en el panel de control que indica
ban al deportista si la potencia, en cada una de las repeticiones que realizaba, se
113
figura 24. Construcción del universo tridimensional del movimiento y del deportista
N: niveles, 3D: tridimensional, 4D, cuadrimensional
la estructura
encontraba cerca del valor programado; e incluso se atrevía a sugerir al deportista incluso meses antes de nuestra sesión ni de pasar algunos test cada cierto tiempo
que parara cuando la potencia se alejaba demasiado de este valor. Realmente fue para conocer la «evolución» o «involución» de los deportistas, sino de utilizar los
la prim era aproximación a lo que más adelante hemos denominado bloques de instrumentos de medida para ajustar constantemente la carga del entrenamiento
trabajo sucesivos con recuperación m ínim a (RPA). Los deportistas nos miraban en función de las necesidades del deportista en cada momento. En este sentido,
asombrados cuando después de cada serie de trabajo en las máquinas de pesas les podemos destacar una de las prestaciones que ofrecen algunos dispositivos como
dábamos los valores de potencia obtenidos en cada repetición o determinábamos es la de fijar uno o diversos umbrales de feedback en los ejercicios a partir de los
la carga correspondiente al pico máximo de potencia. Probablemente por el mero valores de fuerza o potencia obtenidos en las dos o tres primeras repeticiones de
hecho de m edir ya nos habíamos ganado su confianza. Sin embargo, en honor a cada serie. De esta manera, entrenamos con la capacidad real de rendimiento que
la verdad y para serles sincero, todas las mediciones que he realizado hasta ahora tiene cada deportista en cada entrenamiento evitando abusar de las program a
me han servido más para aprender y gestionar el día a día que para realmente pla ciones clásicas, norm alm ente excesivamente cerradas. Debemos suponer que la
nificar el entrenamiento; y más aún en este momento en que el entrenamiento en concatenación de buenos entrenamientos dará un buen resultado.
los DE está abandonando paulatinamente la práctica m onótona y evolucionando
hacia una alternancia y concatenación de movimientos a partir de una estructura
ción 3D y 4D de la fuerza. Qué curioso resulta que, pasados unos años e inmersos
en la era del big data (197) en la que tenemos multitud de aparatitos que lo miden
casi todo, estemos volviendo a plantearnos qué es lo que debemos m edir y cómo
debemos interpretar los datos. Quizás el problema esté en m edir siempre bajo la
epílo >o
losa que representan los test. A pesar de que ha pasado más de un siglo desde que la cuarta dimensión espacial
captara la atención de la sociedad, no ha sido hasta este momento cuando he
Medimos para encontrar un valor o unos valores que supuestamente expliquen mos sido capaces de encontrar su aplicación al entrenamiento deportivo. Somos
el estado de forma de nuestros deportistas y que nos sirvan de referencia para conscientes de que existen muchas posibilidades de utilizar el efecto 4D en el
program ar el entrenamiento futuro. Pero, con las propuestas de entrenamiento entrenamiento y de que en este libro solo hemos mostrado algunas de ellas. No
que se han hecho hasta ahora —en las que se sustituye el concepto de ejercicio obstante, la idea central de la propuesta no era enumerar todas las posibilidades
de referencia (test de referencia) por el concepto de familias de ejercicios en los sino animar a los entrenadores y preparadores físicos a romper con las cadenas
que se busca el efecto 3D y 4D—, es casi imposible e incluso absurdo buscar las de nuestra limitada y confortable percepción de la realidad del entrenamiento y
cargas adecuadas de entrenamiento a partir del valor de la 1RM de esos ejercicios. abrir la mente a nuevas formas de percepción. Nos conformamos si este nuevo
Además, tenemos muchas dudas de que eso sea lo adecuado en buena parte de las enfoque suscita un renovado interés por la preparación física en los DIEC y per
propuestas de entrenamiento. En esta situación, creemos que lo más acertado es mite erradicar de una vez por todas la frase maldita: «Yo, la preparación física la
cambiar el enfoque y utilizar una de las herramientas más potentes para ajustar hago con balón en el campo».
los parámetros del entrenamiento en cada momento, el feedback (198, 199). No
se trata de entrenar a partir de valores de referencia obsoletos tomados semanas e
Probablemente exista para cada deportista
y situación un umbral adecuado para el pro
ceso perceptivo y otro para la ejecución de
las acciones en la situación de juego, y no
puede ser descrito de antemano,
Javier Jorge Vizuete
anto en los DIEC como en los deportes de raqueta se ha producido una
9000
8000
7000
6000
5000
4000
3000
2000
Sala Hierba
El intercambio continuo de roles, sobre todo en los DIEC de campo pequeño
comporta un número elevado de cambios de dirección, con paradas y acelera
ciones repetidas. Los jugadores deben esprintar o acelerar para recibir un balón
antes que sus oponentes y entonces chutar, lanzar, driblar o golpear el balón antes
de que el oponente lo alcance (206). Por esta razón, las acciones de alta intensidad
se consideran un elemento crucial en el rendim iento en los DIEC. De hecho, las
acciones decisivas en los DIEC suelen venir precedidas por acciones ejecutadas
a gran intensidad. Dichos esfuerzos son críticos para el resultado de los partidos,
pero la distinción entre equipos de diferente nivel no viene dada por el grado de
intensidad utilizado sino por la efectividad de las acciones técnico-tácticas de
sarrolladas a esa intensidad (207). Más adelante, en este mismo capítulo —en la
sección «¿Como se expresa la fuerza en el tiempo?»—, profundizaremos en un
concepto m uy relacionado con la intensidad utilizada durante la secuenciación
de acciones en un partido, el ritmo de juego.
Ala hora de diseñar estas SSP debemos respetar unos principios básicos que pue
den ayudar al deportista y al equipo a autoestructurarse y a crecer: el espectro de
intensidad, la variabilidad y la especificidad.
nuestro entender— resulta una aproximación del todo insuficiente en los deportes
colectivos. Creemos que es tam bién determinante la velocidad del deportista en el
proceso de percepción. Esta parte preparatoria, a la que llamaremos intensidad
premotriz, a menudo se realiza a partir de un movimiento previo asociado y no
desde una posición estática.
Bajo nuestro punto de vista, existen diferentes niveles de intensidad en los pro
cesos de gestión de la información que perm iten resolver las situaciones que se
presentan. No obstante, ante una situación de juego determinada, los deportis
tas siempre deberán encontrar el camino para ser rápidos gestionando la infor
mación y efectivos y eficientes en la acción. Pero ¿cuán rápidos deben ser los
deportistas para tener éxito? Probablemente exista para cada deportista y situa
ción un umbral adecuado para el proceso perceptivo y otro para la ejecución
de las acciones en la situación de juego, y no puede ser descrito de antema
no (Figura 26). Expresiones habituales de algunos de los mejores jugadores del
m undo ante los medios de comunicación, tales como «tenemos que ser rápidos de
pensamiento», «la velocidad del cerebro es más im portante que la de las piernas»
o «no me desempeño con naturalidad, todo lo tengo que pensar, de medio centro
todo salía automático» nos invitan a resaltar la importancia que tiene —tanto para
el deportista como para el equipo— experimentar con situaciones específicas de
jUego para, precisamente, optimizar el proceso perceptivo con todos sus matices.
Atletismo
variabili
La aplicación de la fuerza óptim a de juego en las secuencias de acciones no
puede entenderse sin atender a la variabilidad con la que se manifiesta en el jue
go. Debemos considerar la variabilidad en las acciones motrices como una ma
nifestación típica de la complejidad, como un indicador del proceso de cambio,
justificando así que el deportista-equipo funciona como un sistema abierto no
lineal. Las estructuras de autoorganización del deportista-equipo comportan
irremediablemente la presencia de esta variabilidad y por ello es indispensable
fomentarla. Y no solo porque existe implícitamente por el mero hecho de que
nunca una situación es exactamente igual a otra (211), sino porque su presencia
fuerza al deportista y al equipo a modificar y ajustar cada vez los movimientos
para conseguir su objetivo.
orientación genérica
En la orientación genérica se establecen los criterios para el trabajo de fuerza que
contribuirán a optimizar el cambio de dirección en el juego. Los aspectos relevan
tes del trabajo de fuerza en estos niveles serán: (a) trabajar con el peso corporal
o sobrecarga externa, (b) con acciones reactivas con alta carga excéntrica, (c) de
forma unilateral y (d) con una aplicación de la fuerza preferentemente horizontal
o lateral (215, 216). Hay estrategias de entrenamiento generales que, combinando
los aspectos relevantes descritos anteriormente, son beneficiosas para mejorar los
cambios de dirección. Por ejemplo, el entrenam iento complejo (complex training)
(217), que consiste en combinar ejercicios de potencia/fuerza con los ejercicios
específicos del deporte, o alternar cargas altas con ejercicios pliométricos (218), y
el sistema SAQ (sprint, agility and quickness), basado en un sistema de ejercicios
progresivos que incorpora ejercicios de fuerza, de agilidad y de velocidad con el
objetivo de m ejorar las capacidades del jugador para ser más rápido y preciso en
las acciones de juego (219, 220). Atendiendo a la salud del jugador, deberíamos
diseñar SSP de fuerza que promuevan cambios en la activación de los patrones
neuromusculares con el objetivo de dism inuir los riesgos de lesión articular (221,
222) .
orientación dirigida
Esta orientación se caracteriza por el diseño de tareas orientadas a la realización
de acciones con cambio de dirección descontextualizadas de la realidad del de
porte. A continuación explicamos la construcción de una tarea con cambio de
dirección y sus posibles variantes.
Exigencia: Salir por una zona diferente a la del prim er jugador que elige zona de
salida (en el caso de dos jugadores); iniciar desde diferentes entradas y no poder
coincidir en ninguna zona de cambio de dirección...
orientación especial
El Nivel III se corresponde con la propuesta de juegos reducidos descontextua-
lizados del deporte en los que se plantean SSP en base al espacio, número de
jugadores o reglamento. En cambio, en el Nivel IV se proponen situaciones sim
plificadas de juego real a través de SSP en base al espacio, número de jugadores o
reglamento.
Y
o también empecé haciendo atletismo y atletismo con balón con mis ju
gadoras de baloncesto en el Pryca Manresa. Como preparador físico solo
pensaba en aumentar su consumo máximo de oxígeno, el umbral anaeró
bico y la capacidad anaeróbica láctica... En definitiva, mi principal preocupación
era mejorar sus sistemas energéticos independientemente del nivel de rendimien
to m ostrado por el equipo.
Dentro del paradigma del EE hemos visto que uno de los principales protagonis
tas que configuran la estructura condicional es la fuerza. Concretamente, la capa
cidad de generar las deseadas tensiones musculares en el m ínim o tiempo posible
es uno de los aspectos más determinantes en el rendimiento de estas disciplinas
(224). Sin embargo, los DIEC se caracterizan por presentar un elevado número
de acciones técnico-tácticas y la ejecución de gran parte de ellas exige altos nive
les de potencia. Por ejemplo, en el caso del fútbol, en un solo encuentro contra
el CSKA, el Bayern de Múnich realizó un total de 823 pases, 250 conducciones y
67 driblings. Estos resultados, y los que aportan estudios similares, ya dejan en
trever que presentar un gran pico de potencia máxima no es suficiente, también
es necesario m antener un nivel medio de potencia alto durante todo el tiempo de
juego para que la calidad de estas acciones no disminuya a m edida que transcurre
el partido (225). Es esta capacidad, junto con otros factores, la que facilita que el
equipo pueda ejecutar su modelo de juego con eficacia y eficiencia a lo largo de
todo el tiempo de participación en el juego.
Otro de los factores que influye en el grado de fatiga de los jugadores es la intensi
dad a que se ejecuta el modelo de juego predefinido. Desde la perspectiva del EE,
la intensidad se identifica, especialmente, con el ritmo de juego. Lógicamente, ese
volumen tan elevado de acciones técnico-tácticas debe ejecutarse en un tiempo
determinado. La relación entre el núm ero de acciones y el tiempo empleado para
ejecutarlas define nuestro concepto de ritmo. Cuanto mayor número de acciones
se realicen en un determinado tiempo, o si se produce el mismo número de accio
nes en menos tiempo, el ritmo de juego será más alto. La sensación de fatiga en los
jugadores se agudizará y el desequilibrio de las ocho estructuras que configuran
el sistema se alterará de forma particular e individual, repercutiendo negativa
mente en la calidad y eficacia de cada jugada. De esta forma, para conseguir un
porcentaje más estable de eficacia, el equipo tiene que saber m odular el ritmo de
juego en función del nivel de fatiga que experimenta en las distintas situaciones
y fases del partido. Esta capacidad de autogestión energética y de adaptación de
la respuesta táctica al cansancio es prim ordial en este tipo de deportes, ya que el
grado de prestación de la estructura condicional del sistema no es fijo, sino que
fluctúa en función de diferentes factores.
dice: «El baloncesto es un juego de naturaleza intrínsecamente rítmica y requiere ROM= ZR D l+R D 2+R D n/n° no posesiones
la misma clase de comunicación no verbal y generosa que presentan los mejores ROM: ritmo ofensivo medio; RD: ritmo defensivo
grupos pequeños de jazz.» «Muy pronto descubrí que el mejor modo de lograr
que los jugadores coordinen sus actos consiste en hacer que practiquen el deporte jltro aspecto que define la propuesta que presentamos es la relación que debe
en un compás de 4x4. La regla básica sostenía que el jugador con la pelota debería ¡tablecerse entre el ritmo y la eficacia. En función del modelo de juego que de-
hacer algo con ella antes del tercer tiempo: pasarla, lanzar o comenzar a driblar. Si irrolla, del nivel técnico-táctico de sus jugadores y de los rivales, cada equipo
todos marcan el ritmo, es más fácil combinarse armónicamente, compás a com Vendrá su máximo porcentaje de eficacia si ejecuta el número de acciones pre-
pás.» stablecidas en un tiempo determinado. A este concepto lo denominamos ritmo
ícaz. Se calcula aplicando las fórmulas anteriores, pero contabilizando solamen-
El estudio en profundidad de la posesión del balón es la base de nuestra propuesta plas posesiones que han finalizado de forma positiva.
para el cálculo del ritmo de juego. Cada posesión está definida por un número de
acciones técnico-tácticas individuales y colectivas que se realizan en un tiempo omos conscientes de que este nivel de aproximación sobre el ritmo comporta
determinado. De esta forma, aparece el concepto básico del ritm o: un número de ¡ma elevada ambigüedad a la hora de aplicar la metodología observacional. Sábe
acciones ejecutadas en un determinado intervalo de tiempo. nos que es difícil universalizar los conceptos técnico-tácticos y que serán distin
os para cada disciplina y equipo técnico. Por esta razón, no pretendemos cerrar
Ritmo posesión= n°acciones/tiem po (s) iacotar nuestra propuesta definiendo qué acciones son las que se deben registrar,
todo lo contrario, cada entrenador deberá desarrollar esta labor en función de
Por ejemplo: la posesión A presenta 5 acciones técnicas que se han desarrollado os elementos que identifique con el concepto ritmo en su modelo de juego. Por
en 10 s. El ritmo es: 5/10= 0’5, valor que indica que se realiza 1 acción técnica jemplo, en el ámbito del fútbol, nuestro grupo de investigación ha estudiado el
cada 2 s. itmo registrando únicamente el núm ero de acciones técnicas realizadas por los
ugadores que tienen el balón. Concretamente, hemos contabilizado pases, con-
Así, el ritmo ofensivo medio se determina mediante el sumatorio del ritmo de lucciones, driblings y finalizaciones. Estas últimas las hemos clasificado en tres
cada una de las posesiones realizadas en el partido y dividiendo este valor por el ategorías: finalizaciones positivas (gol, remate, chut, centro, falta en la frontal
número total de posesiones. leí área y córner después de remate o chut); semipositivas (falta fuera de la fron-
al del área, banda a favor y córner); negativas (fuera de juego, pase deficiente,
ROM= E R P l+ R P 2+ R P n /n ° posesiones Inal control, error en el dribling y falta en contra). Contabilizamos una posesión
ROM: ritmo ofensivo medio; RP: ritmo posesión ada vez que el equipo consigue realizar tres o más acciones técnicas. Para facili-
ar el análisis se ha dividido el tiempo reglamentario en periodos de 15 minutos.
Esta misma concepción también se puede aplicar al rol defensivo, dando lugar al En la Figura 28 se m uestra el comportamiento del ritmo ofensivo medio y del
ritmo defensivo medio. | itmo eficaz en un partido de fútbol entre el Bayern y el CSKA.
figura 28.. Comportamiento del ritmo ofensivo medio y eficaz
del Bayer de Munich. Champions league 2014
R.Eficaz
R.Medio
Tiempo (m ili)
La monitorización del ritmo nos puede proporcionar información sobre cómo la
fatiga afecta al rendim iento de nuestro equipo. En el ejemplo que se ha presentado
se observa que el ritmo ofensivo eficaz disminuye en los treinta prim eros minutos
de la segunda parte. Sin embargo, somos conscientes de que este tipo de obser
vaciones siempre deben realizarse desde una perspectiva global que contemple
otras variables.
Como hemos descrito en el ejemplo anterior, el análisis del ritmo se puede rea
lizar contabilizando únicamente las acciones técnicas. Este nivel de estudio da
lugar a lo que nosotros denominamos Ritmo técnico ofensivo. Por otro lado, tam
bién resulta interesante aplicar la anterior reflexión a la táctica y obtener el Ritmo
táctico ofensivo. En este caso, definimos los conceptos tácticos que relacionamos
con el ritmo de nuestro modelo y registramos el número de acciones tácticas que
se ejecutan mientras dura la posesión. Este tipo de análisis es más sencillo de rea
lizar en deportes de campo pequeño debido a que, generalmente, se juegan con
automatismos tácticos m uy definidos y cerrados. Incluso muchos equipos tienen
un «libro de jugadas» que los jugadores deben memorizar. En estos casos, es rela
tivamente fácil saber el número de acciones tácticas que tiene cada automatismo.
Por ejemplo, para realizar nuestros estudios del ritmo táctico en el ámbito del ba
loncesto hemos creado dos categorías: las situaciones de igualdad numérica: lx l,
2x2 (bloqueo directo), 3x3 (bloqueo indirecto), 4x4 (doble bloqueo) y 5x5 (triple
bloqueo); y las acciones de superioridad numérica: 2cl, 3c2, 4c3, 5c4, 3cl, 4c2 y
5c3. En la Figura 29 se muestra el comportamiento del ritmo técnico y táctico del
FC Barcelona y del Real M adrid en la final de la Copa del Rey de 2014.
figura 29. Comportamiento del ritmo técnico y táctico a lo largo de los cuatro periodos
en la final de la copa del Rey. Izquierda: FC Barcelona, Derecha: Real Madrid
143
RITMOS SUBMAXIMOS
Intensidad máxima. Ritmos supe Intensidad media. Ritmos similares Intensidad submáxima. Ritmos
riores al ritmo medio al de la competición inferiores ai del partido
Sensaciones de fatiga agudizada Sensaciones de fatiga similares a las Sensaciones de fatiga inferiores a
muy superior a las del partido. experimentadas en la competición. las experimentadas en la
Acentuada participación de los Participación mixta del sistema competición. Acentuada
metabolismos anaeróbicos aeróbico y anaeróbico participación del sistema aeróbico
Comprender el concepto de fatiga en su máxima amplitud es determinante para Esta forma aleatoria de participación de los sistemas energéticos y de combina
la elaboración y ejecución de las situaciones simuladoras preferenciales bajo ese ción de las diferentes sensaciones de fatiga que los jugadores experimentan re
estado. Barbany (229) la define como: «un estado funcional de significación pro quiere la creación de m étodos de entrenamiento específicos para poder especiali
tectora, transitorio y reversible, expresión de una respuesta de índole homeostá- zar su estructura condicional en función de esta particularidad. Concretamente,
tica, a través de la cual se impone de m anera ineludible la necesidad de cesar o, nuestro grupo ideológico propone dos métodos con sus correspondientes varian
cuando menos, reducir la m agnitud del esfuerzo o la potencia del trabajo que se tes, el iterativo y el de control.
está realizando».
El método iterativo está basado en la teoría de los sistemas dinámicos, donde con
Debido a las características de los DIEC, los jugadores se ven afectados por dos fluyen los postulados de la práctica variable y de la teoría del esquema m otor de
tipos de fatiga, la periférica y la central. La prim era es fundamentalmente de tipo Schmitd (43). En un inicio y en el ámbito del deporte, estas teorías se han iden
metabólico y afecta a los músculos, órganos y sistemas directamente implicados tificado con el aprendizaje m otor y el entrenamiento de la técnica. Se oponen a
la hipótesis de la constancia (repetir siempre de la misma manera) y entienden
la práctica como «una particular forma de repetición sin repetir» (169). Así, se
refuerza la introducción de cambios constantes en la estructura del movimiento
a través de la modificación de los distintos componentes del mismo: ejercicios,
intensidades, volúmenes, frecuencia, pausas, orden de las tareas... Como hemos
indicado anteriormente, esta variabilidad también se observa en la participación
de los sistemas energéticos durante el juego. Como sabemos, en un partido, una
jugada puede durar 20 s, la siguiente 5 s y la tercera 30 s. De la misma forma, el
descanso activo entre la prim era y la segunda jugada puede ser de 10 s y, en la
próxima, de un minuto. El ritmo de cada posesión también es distinto. Es decir,
los tiempos e intensidad de trabajo y densidad del estímulo no presentan la mis
ma estructura ni siguen un orden preestablecido. El método iterativo que desa
rrollamos recoge todas estas ideas y las aplica a la metodología del entrenamiento
de los diferentes niveles de especificidad en condiciones de fatiga. De esta for
ma, su principal característica consiste en presentar de forma aleatoria y variable
los diferentes componentes que configuran la carga de las tareas: la duración del
estímulo, el ritmo, el rango y el descanso. En nuestra opinión, en los DIEC es
ilógico ejecutar las tareas de forma repetitiva manteniendo siempre los mismos
componentes de la carga e implicando, básicamente, a una única vía energética.
Por ejemplo: 3x (10 x 30 s de esfuerzo con 15 s de pausa) y 3 min de recupera
ción. Esta forma de organización es más propia de los deportes individuales. Para
aplicar de forma adecuada el método iterativo se precisa determinar un rango
de variabilidad de los componentes de la carga basado en las peculiaridades de
nuestro modelo de juego. Es este el que nos indica el intervalo en que se ubicará la
duración del estímulo, ritmo y pausa. Así, podemos plantear situaciones donde el
tiempo de trabajo de cada repetición puede oscilar entre 10 s y 30 s, en una puede
ser de 15 s, en la siguiente de 25 s, etc. El mismo comportamiento aleatorio se
experimentará con el ritmo o intensidad y las pausas.
Sin duda, el método que más facilita la intervención aleatoria e integrada de los
sistemas energéticos es el de control. La participación combinada de los diferen
tes metabolismos durante el juego es muy específica, ya que está supeditada al
modelo táctico de cada equipo. Por esta razón, constituye el método más eficaz
para «afinar» la forma del equipo. Presenta dos variantes, la de competición y la
de los modelados. Como puede observarse en la Figura 30, cada una de ellas se
estructura en tres categorías.
MÉTODO DE CONTROL
COMPETICIÓN MODELADOS
Tareas simuladoras del juego SIN Tareas simuladoras del juego CON
variaciones en el reglamento variaciones en el reglamento
Por otro lado, para conseguir m odelar adecuadamente el nivel de forma de nues
tro equipo y obtener las adaptaciones a la fatiga que hemos descrito anteriormen
te, es preciso ordenar y combinar en el microciclo cargas de diferentes niveles de
especificidad. Los niveles de aproximación al juego definidos por el profesor Sei-
rul-lo facilitan el diseño de distintas situaciones simuladoras preferenciales donde
se gradúa el nivel de especificidad de las tareas trabajando de forma holística, pero
poniendo el énfasis sobre una de las estructuras. A continuación se describen las
principales pautas metodológicas a seguir para entrenar los cinco niveles de apro
ximación al juego en diferentes estados de fatiga.
nivel
En la actualidad, debido a una errónea interpretación de la metodología inte
grada, muchos preparadores físicos han reducido enormemente la presencia de
tareas de orientación genérica en sus planes de entrenamiento. Frases como «todo
lo que no se haga con balón no es útil en los DE» son frecuentes en estos mo
mentos. Desde nuestro planteamiento metodológico pensamos que no se puede
m antener un estado de forma óptimo durante toda la tem porada si no se combi
nan adecuadamente en el microciclo todos los niveles de especificidad. Concreta
mente, relacionamos el entrenam iento a través de tareas genéricas en condiciones
de fatiga con dos objetivos. En prim er lugar, acelerar el proceso de recuperación
entre esfuerzos intermitentes de alta intensidad. Dentro de este propósito tam
bién ubicamos la rápida recuperación entre sesiones de entrenamiento y partidos.
Este aspecto es clave para poder afrontar calendarios competitivos largos y con
alta frecuencia de partidos. El segundo objetivo tiene que ver con el concepto de
condición física general. Concretamente, buscamos que nuestros jugadores sean
capaces de aguantar con facilidad las exigencias físicas que conlleva el ritmo de
seado en nuestro modelo de juego (km recorridos e intensidad fisiológica media).
Para ello, diseñaremos tareas de entrenamiento donde:
nivel específico
El principal propósito que persigue el entrenamiento de este nivel de especifi
cidad en condiciones de fatiga es iniciar el proceso de especialización de la es
tructura condicional del equipo a nuestro modelo de juego. Así, en las tareas que
diseñemos:
La estructura socioafectiva se caracterizará por demandar En este tipo de SSP se pone el acento especialmente en la estructura condicional.
colaboraciones y relaciones inespecíficas entre uno o dos compañeros. Por ello, la metodología de entrenamiento de este nivel de especificidad en condi
ciones de fatiga se caracteriza por involucrar de forma específica la participación
de los tres sistemas energéticos dentro de una misma tarea. Es esta peculiaridad la
figura 32. Características del microciclo de nivel específico general que posibilita proporcionar al jugador esta variedad de sensaciones relacionadas
con los diversos tipos de fatiga tan típicos en los DE. El método iterativo ya des
crito en este trabajo facilita la consecución de dicho objetivo. La modulación del
grado de fatiga a que deseamos someter al equipo se realiza mediante el control
del ritmo. Se establecen tres tipos de ritmo para entrenar este nivel de especifi
cidad en condiciones de fatiga: el submáximo, el medio y el máximo. En la tarea
predomina uno de ellos, pero siempre se combinan los tres. Generalmente, este
tipo de trabajo se suele orientar a la capacidad y se desarrolla mediante el método
iterativo fraccionado y el iterativo continuo. Veamos un ejemplo:
Especificidad
nivel específico
El entrenamiento a través de situaciones simuladoras preferenciales de nivel di
rigido en condiciones de fatiga tiene como principal finalidad que nuestros ju
gadores aumenten o mantengan un alto porcentaje de eficacia de su estructura
coordinativa en diferentes estados de estrés. Con su entrenamiento pretendemos
dism inuir el núm ero de errores que no se deben a la toma de decisión sino a la
ejecución técnica del movimiento. Es importante matizar que estos errores no
se producen porque el jugador no domine adecuadamente la técnica, sino por
los efectos de la fatiga periférica y la central sobre el sistema nervioso como, por
ejemplo, una disminución de los niveles de atención y concentración. En un par
tido es frecuente observar m ultitud de equivocaciones provocadas por esta causa:
pases mal dirigidos, demasiado cortos o largos, controles mal orientados...
Diseñaremos tareas de entrenamiento donde:
—
/
{m m m m m -
H ^\
/
E
/
/ E□
/
d□ c□
\ p /
\ ,: /■
\ /
......
____ _
Fatiga Periférica |j
« La estructura cognitiva busque la coordinación entre el mecanismo
perceptivo y el de ejecución del jugador con una complejidad
perceptiva similar o superior a la de la competición.
Para conseguir este objetivo, las tareas que diseñaremos deben presentar las si
guientes características:
• Subtarea A: Dos equipos de dos jugadores, cada uno con una pelota.
Ubicados detrás de la línea de 6,25 lanzan a canasta con el objetivo
de anotar el máximo número de puntos. Después del lanzamiento
cada jugador debe recuperar el balón y regresar a la línea de 6,25 para
ejecutar un nuevo tiro a canasta. El tipo de lanzamiento que deberá
realizar dependerá del núm ero de jugadores que se encuentren en la
161
nivel específico
El entrenamiento a este nivel de especificidad pretende optimizar las respues
tas técnicas y tácticas establecidas por nuestro modelo de juego a pesar de los
diferentes niveles de fatiga que experimenten los jugadores. Son tareas que se
desarrollan a través del juego real o simulado. Las tareas que diseñaremos para
conseguir este objetivo deberán presentar las siguientes características:
162
Mediante los modelados podemos conseguir con relativa facilidad que el número
de acciones que realizan los jugadores por unidad de tiempo sea mucho mayor
que el que se desarrolla en el partido. Como ya hemos comentado, modificando
el espacio de juego o el núm ero de jugadores podemos incrementar o disminuir
el ritmo de juego. En el caso del fútbol, una vez analizados los resultados de su
estudio, Lapuente (226) recomienda la utilización de tareas con menos de 5 o
jugadores por equipo para el desarrollo de alta exigencia específica basada en el
ritmo.
Por último, con el objeto de potenciar la creatividad del equipo para adaptar los
referentes tácticos preestablecidos, cuando el entrenador toca el silbato el equipo
debe lanzar a portería obligatoriamente en menos de 5 s.
La amplitud de movimiento debe concebirse
como una capacidad facilitadora de la fuer
za, de la misma forma que la fuerza debe
ser entendida como soporte condicional al
modelo de juego,
erard Moras Feliu
a amplitud de
ovimiento como
apacidad
acilitadora de la
uerza
168
«El aleteo de las alas de una mariposa hoy en Japón, puede provocar mañana un
huracán en Nueva York.» Esta famosa frase, que en principio puede parecer muy
improbable, sirve para ilustrar el «efecto mariposa» basado en la teoría del caos
(231). La idea es que la más m ínim a variación de las condiciones iniciales de un
determinado sistema caótico puede provocar que el sistema evolucione en deter
minadas formas completamente diferentes, pudiendo generar, a través de un pro
ceso de amplificación, un efecto considerablemente grande a medio o corto plazo.
Quizás por culpa de esta teoría todos hemos sido alguna vez espectadores de los
cambios que se producen en el juego de un equipo cuando se sustituye a uno o
más jugadores, nos ha sorprendido el rendimiento de un jugador por el mero
hecho de haber cambiado de equipo o simplemente por no estar a gusto en él.
Muchos son los detalles que en el contexto de los DIEC pueden modificar el ren
dimiento, con la dificultad añadida de que no sabemos con seguridad qué tiene
importancia y qué no. Por eso no podemos despreciar sin más ciertas técnicas de
estiramiento por muy inespecíficas que nos parezcan. Debemos ser conscientes
de que tomaremos decisiones sin que eso suponga saber exactamente la repercu
sión que van a tener en el rendimiento del deportista. Los resultados no seguirán
una relación lineal causa-efecto, sino que estarán distorsionados en el tiempo, lo
que significa que en el caso de obtenerse algún beneficio no podrem os determinar
exactamente cuándo se va a producir (232). Aunque somos conscientes de que al
estirar no estamos practicando fútbol, nos estamos preparando para entrenar en
el fútbol. Quizás un pequeño cambio en la rigidez de la musculatura isquiotibial
de un deportista pueda dism inuir el dolor, aumentar su confianza y, finalmente,
mejorar su rendim iento en el campo.
tipos y variedades de
estiramiento en tensión activa o pasiva en ejercitación estática o dinámica
Tradicionalmente, las técnicas de estiramiento se han clasificado en estáticas, ba
sadas en m antener la posición de estiramiento -normalmente a la mayor AdM
posible- durante un cierto tiempo (246); y dinámicas, en las que el estiramien
to muscular se obtiene a través de la movilización continuada de los segmentos
corporales (247). Esta clasificación, utilizada muy a menudo en el deporte, no
determina el tipo de tensión muscular a la que el deportista se va a enfrentar, por
lo que debemos considerarla incompleta. Por esta razón, estimamos oportuno sa
ber siempre si el estiramiento se realizará en tensión activa o pasiva (Figura 36).
TENSIÓN ACTIVA
TENSIÓN PASIVA
Estiramiento
los estiramientos dinámicos en el deporte colectivo
la temida sensación de
La sensación de rigidez al estirar un músculo va a depender de la disposición de
sus fibras y del núm ero de articulaciones que atraviesa (275). Los músculos mo-
noarticulares —que actúan sobre una sola articulación—, salvo en caso de lesión,
figura 40. Estiramiento dinámico lento en tensión activa de la musculatura de la corva
realizado en el suelo y su evolución hacia condiciones más desafiantes utilizando una
plataforma vibratoria con diferentes niveles de estabilidad (Vibalance)
no suelen percibirse como rígidos. Por el contrario, los músculos Particulares ,
pluriarticulares tienden a causar más sensación de rigidez, lo que los ha conver
tido en el foco principal de atención de los estudios (276). De cualquier manera
debemos ser conscientes de que podemos encontrar alguna excepción, como es el
caso del bíceps braquial, que siendo Particular no presenta una elevada sensación
de rigidez al ser estirado.
Finalmente, los músculos llamados de acción larga serán aquellos que presen
ten poca resistencia al estiramiento, perm itiendo grandes AdM. Como excepción
podemos citar al músculo bíceps braquial, que siendo biarticular presenta una
elevada extensibilidad.
estiramientos de activación
las adecuadas. En este sentido, Bazett-Jones (2008) (281) comprobó que el rendi
miento en el esprint y el salto vertical no estaban afectados tras seis semanas de
estiramiento estático pasivo prolongado de la m usculatura isquiotibial.
Estaremos de acuerdo, pues, en que una de las herencias más fuertes en el entre
namiento deportivo —y que está resultando más difícil eliminar— es la utilización
indiscriminada de estiramientos estáticos pasivos prolongados durante la fase de
activación. Sin embargo, no estamos diciendo que debamos descartar todas las
técnicas en tensión pasiva. Una opción razonable si queremos utilizar este tipo de
estiramiento es reducir el tiempo del estiramiento y el número de repeticiones a la
m ínima expresión para evitar alteraciones en la capacidad viscoelástica muscular
(282) y, por lo tanto, en la calidad del rendimiento m otor tras el estiramiento.
Uno de los estiramientos estrella en la fase de activación es, sin ninguna duda, el
estiramiento en tensión activa realizado indistintamente de forma estática y di
námica. Con este estiramiento alcanzaremos uno de los objetivos fundamentales
de esta fase, como es el desarrollo de la vigilancia muscular, entendida como pre
regulación y anticipación de la tensión útil de la musculatura, rehuyendo estirar
simplemente un músculo relajado como sucede en las propuestas de estiramien
to en tensión pasiva. Nordez et al. (2010) (283) sostienen que la respuesta del
complejo m usculo-articular puede ser diferente al realizar ciclos de estiramiento
dinámicos lentos en comparación con el estiramiento estático en tensión pasi
va. Concretamente, implementando estiramientos dinámicos a través de ciclos
de estiramiento lentos se consiguen cambios en las propiedades viscoelásticas
musculares que pueden afectar menos al rendimiento m otor que los clásicos es
tiramientos estáticos en tensión pasiva. Por esta razón, también es justificable su
incorporación en la parte inicial de una sesión de entrenamiento.
estiramientos de recuperación
Por otro lado, cuando la musculatura está muy fatigada después de entrenar o
competir —presentando microtraumatismos en su estructura interna que afectan
fundamentalmente a la titina— deberíamos desaconsejar los estiramientos forza
dos en tensión pasiva, ya que imponen tensiones importantes en los tejidos que
pueden agravar aún más el daño celular y retrasar la recuperación muscular.
■
___________________________________________________________ . ________________________________________________ _
______
A tenor de lo expuesto, podemos concluir que los estiramientos realizados des
pués del entrenamiento o competición deberían realizarse para restaurar la AdM
articular y devolver la complianza a los tejidos, y no para favorecer la recupera
ción muscular. Además, es preferible no implementarlos cuando la fatiga muscu
lar es importante o severa, más aún si es resultado de un entrenamiento excéntri
co realizado con tecnología rotacional (YoYo o VersaPulley) que haya producido
un elevado daño celular. En este caso deberíamos apostar por otras medidas de
recuperación o regeneración muscular.
tiempos óptimos de
Estirar es una práctica habitual antes, durante y después de los entrenamientos y
competiciones. Su ubicación dentro de la sesión debería determinar qué técnicas
de estiramiento son las más adecuadas, pero también el intervalo de tiempo
aproximado de cada estiramiento y el número total de repeticiones y series. Des
graciadamente, tenemos poca información acerca de la duración de los estira
mientos y el número de repeticiones requeridas para alcanzar un efecto deter
minado. En general, los estudios clarifican poco debido a la gran disparidad de
combinaciones de técnicas de estiramiento empleadas, a los intervalos de tiempo
seleccionados y a los grupos musculares estudiados. No obstante, sí podemos es
tablecer unas pautas generales de actuación que nos ayuden a acotar su dura
ción. Grosso modo, el intervalo de tiempo dedicado a estirar debe establecerse en
función del tipo de tensión solicitada (tensión activa o pasiva) y esta debe estar
condicionada por la ubicación concreta del protocolo de estiramiento en la sesión
de entrenamiento (estiramientos de activación, recuperación o seguimiento). Así,
los estiramientos de activación estáticos o dinámicos en tensión activa deberían
tener una duración de unos pocos segundos (2-6 s) y realizarse unas pocas re
peticiones. Cuando se sitúan al final del entrenamiento, el intervalo de tiempo
debe incrementarse, sobre todo si el objetivo es recuperar la AdM articular. Se
recomienda una duración aproximada de unos 15 s y un volumen total de unas 4
o 6 repeticiones.
Algunos estudios han encontrado una estrecha relación entre el riesgo de lesión y
cierta rigidez o poca extensibilidad de la musculatura, evidenciada normalmente
a través de una AdM max.
, reducida. Así, una reducida extensibilidad de la muscu-
latura isquiotibial medida antes de empezar la tem porada en jugadores de fútbol
se asocia a un mayor riesgo de lesión (295), y realizar estiramientos estáticos en
tensión pasiva de esta musculatura en combinación con ejercicios excéntricos
de fuerza supone menos severidad en las lesiones. Por otro lado, Malliaras et al.
(2006) (296) dem ostraron que una reducida AdM en la flexión dorsal de tobillo
aumentaba el riesgo de tendinopatía rotuliana, igual que sucedía en el estudio de
Cook et al. (2004) en el que se encontraron reducidos valores de AdM en el test
sit and reach en jugadores con elevada potencia de salto (297). En estos casos,
aumentar la AdM , de tobillo o dism inuir la rigidez de la musculatura posterior
debería ser, sin ninguna duda, la prim era prioridad. No obstante, a nadie se le
escapa el hecho de que la prevención de lesiones es multifactorial y que no puede
ser atajada con éxito solamente a partir de la aplicación de ciertas técnicas de
estiramiento. Solamente podrem os prevenir el riesgo de sufrir una lesión a través
de una adecuada interacción de los diferentes campos de estimulación que se ma
nejan durante el entrenamiento, siendo uno de ellos los estiramientos musculares.
Cuidar los detalles en cada una de las sesiones y atender lo más razonablemente
posible a las necesidades individuales de cada deportista será la mejor —y proba
blemente única— m anera de m inimizar los riesgos.
a
la tarea: pieza
fundamental del
entrenamiento
estructurado
continuación, vamos a abordar una de las piedras angulares del EE, como
definición y estructura
Muchas son las definiciones que se han utilizado para el concepto de tarea. La
más difundida nos la ofrecía Famose, J. P. en 1992: «La tarea representa la orga
nización de una actividad, ejercicio o juego hacia la consecución de un objetivo
deteiminado» (298). No obstante, estimamos oportuno en esta obra aportar una
definición que se ajuste mas a la idiosincrasia del EE. Así, en nuestra opinión «La
tarea es una situación simuladora del hecho competitivo que manipulamos para
197
%
%
Dism inuir
R endim iento
M enor
BAJA dem an da
ACTIVACIÓN técnica
Técnica
BAJA EFICACIA
ALTA EFICACIA
figura 42.b. Gráfico FindingFlow propuesto por Csikszentmihalyi, M. en 1997
tareas preferentemente
No incidiremos sobre este tipo de tareas dado que se explican en profundidad
en el capítulo 6. Solamente queremos resaltar que el conocimiento, integración
y control de los aspectos condicionales debe ser ese plus de entrenamiento que
perm ita al HD llegar al estado de forma deseado en ese m omento de su vida de
portiva.
tareas preferentemente
Para abordar este tipo de tareas creemos que es oportuno desarrollar las fases del
aprendizaje propuestas por Abraham Maslow (1942) (301). Este famoso psicólo
go estadounidense, estandarte de la psicología hum anista de los años 40, propuso
la existencia de 4 fases de aprendizaje (Figura 43):
201
figura 43. Las cuatro fases del aprendizaje de Abraham Maslow (1942)
Competente
Incompetente
Consciente
Inconsciente
O o
II IC CC Cl
o o
Competente
Incompetente
Inconsciente
Consciente
¿Estas tareas deben diseñarse preferentemente al inicio de la sesión o deben te Por otro lado, cuanto mayor sea el esfuerzo por prestar atención a algo, más lo
nerse en cuenta posibles aspectos de fatiga fisiológica que aparecen con posterio realzaremos y más suprimiremos la información circundante. Si analizamos esta
ridad? dinámica de supresión y realce, resulta interesante pensar en la toma de decisio-
204
EMOCIÓN
PERCEPCIÓN
EJECUCION
205
tareas preferentemente
El soporte psicológico es, en nuestra opinión, el gran desconocido. No obstante,
debemos considerar que la carga psicológica de la tarea y el estado emocional del
HD serán determinantes en la definición del umbral operante de entrenamiento.
BAJA ALTA
Activación
Si se hiciera una exploración cerebral a una persona en estado de flow, proba
blemente se apreciaría una notable actividad cerebral en la corteza prefrontal
izquierda. Si se estudiara más detalladamente esta actividad cerebral, es posible
que se encontraran altas cantidades de los compuestos químicos que estimulan
el ánimo y la productividad, como la dop amina. Esta situación contrasta con lo
que sucede con una persona que se aburre, detectándose una activación neuronal
dispersa y aleatoria en lugar de una delimitación bien definida de la actividad
cerebral. En el caso de una persona estresada se aprecia mucha actividad en cir
cuitos emocionales irrelevantes del cerebro, lo que indica que está alterada y ner
viosa. Por todas estas razones resulta determinante calibrar la carga psicológica
durante el diseño y dirección de nuestras tareas. Aunque no es este el foro ade
cuado para analizar con detalle el trabajo emocional, nuestras tareas deberían in
corporar contenidos tales como: autoconciencia, autoconocimiento, autocontrol,
autorregulación, flexibilidad, adaptabilidad, confianza, compromiso, optimismo,
empatia, motivación, trabajo en equipo, cooperación, persuasión, comunicación,
liderazgo, así como otras importantes competencias socioafectivas de la inteligen
cia emocional.
En una prim era fase (mostrar) debemos proponer tareas con poca especificidad
y complejidad. Si la tarea es ofensiva, podrem os estructurar la SSP mediante el
incremento variable del espacio de juego, ampliando el tiempo y los condicio
nantes reglamentarios ofensivos perm itidos o dificultando al oponente mediante
hándicaps defensivos (limitando y/o dificultando su motricidad, disminuyendo
el número de efectivos defensivos, complicando cognitivamente sus tareas...). Si
la tarea es defensiva, podrem os diseñar la SSP mediante la reducción variable
del espacio de juego, reduciendo el tiempo y los condicionantes reglamentarios
permitidos (menos tiempo de posesión, desprotegiendo reglamentariamente al
atacante) o dificultando al oponente mediante los hándicaps ofensivos (limitando
y/o dificultando el núm ero y tipo de acciones, disminuyendo el número de efec
tivos ofensivos, incrementando la atención cognitiva de los atacantes mediante
subtareas cognitivas: contar, cantar, recordar, pensar...).
En una segunda fase (practicar), el objetivo básico es diseñar tareas que integren
los contenidos de interacción en condiciones reales de juego. Estas tareas deberán
ajustar espacios, tiempos, relaciones numéricas, condicionantes reglamentarios,
etc. a la especificidad de nuestro deporte.
ELEMENTOS DE TRABAJO
■
N° repeticiones por tarea Alto Medio Medio
Próximos y remotos
Elementos espaciales Próximos e internos Estratégicos
globales
juego y el resultado del partido. Una vez clarificados estos puntos estableciendo
las implicaciones individuales de cada deportista en cada momento, diseñaremos
tareas individuales que m inimicen posibles problemas técnicos y de organización
táctica que entorpezcan la resolución de las situaciones que emerjan del sistema
de juego empleado. Utilizar sistemas de juego para los que los jugadores no están
preparados puede suponer a medio plazo una puerta abierta al fracaso.
la proyección de
movimiento
deportivo específico
en el juego
214
deporte, deportista,
específico y técnica
l profesor Paco Seirul-lo nos decía a finales de 2013 que estamos entrenan
Para conseguir que los deportistas de los DIEC lleguen a su rendimiento óptimo
coordinativo en competición debemos elaborar tareas ecológicas y flexibles que
perm itan a los deportistas avanzar a diferentes ritmos hacia las demandas del
juego, sabiendo que tienen características y personalidades distintas. El proceso
individual seguido será fundamental para la evolución del deportista, ya que en
los DE el rendimiento, y preferentemente el resultado, dependerá de múltiples
factores sujetos a muy diversas variables. Será de vital importancia definir y evo
lucionar a través de un proyecto específico y dúctil que se adapte a las particu
laridades de los deportistas, les facilite alcanzar repetidamente sus objetivos en
el juego y les perm ita obtener resultados válidos, estables en el tiempo e incluso
predecibles en competición.
Para entrenar en un DIEC con el objetivo de llegar al máximo nivel y obtener los
resultados perseguidos no será suficiente conocer en profundidad el deporte, sino
que será imprescindible entender también cómo se desenvuelve cada jugador en
el juego. Para situarnos en esta realidad partiremos del paradigma de que el de
portista es el centro del proceso y es capaz de saber jugar y competir priorizan-
do el proceso sobre el resultado. Los jugadores son los protagonistas en los DIEC
y los contenidos del deporte son el medio que utilizamos para su evolución y con
ella la del propio rendimiento. Por lo tanto, cualquier contenido presentado para
ser entendido y practicado debería utilizarse para superar las situaciones de juego
y no simplemente para atesorar más habilidades. El deportista debe proyectar lo
conocido en el juego.
el movimiento humano
desarrollo del
Somos plenamente conscientes de la importancia que tiene el movimiento para el
desarrollo de la persona. Sabemos que el movimiento es inherente al ser humano.
Somos seres dinámicos que nos expresamos, comunicamos y actuamos a través
del gesto. La especie hum ana necesita moverse para evolucionar, relacionarse y
adaptarse al medio donde vive intentando obtener provecho del mismo (para sí
mismo y para los demás en los DIEC). Será el movimiento el que nos perm iti
rá evolucionar, superar retos y resolver situaciones conocidas o imprevistas. Las
personas no nacen con la capacidad de desarrollar la técnica individual de un
deporte sino con la capacidad para moverse y será a partir de la práctica orientada
hacia los movimientos de ese juego cuando avanzaremos hacia una especializa-
ción deportiva. Aprovechando esta realidad, sería conveniente que nos preocu
páramos por mejorar y optimizar la capacidad de movimiento de los deportistas
ayudándoles a disponer de una m otricidad específica que se ajuste a su deporte y
sus contenidos coordinativos técnicos.
Probablemente, para conseguir que esta singularidad sea una realidad en el juego
y poder comprobar sus efectos en el rendimiento de los deportistas y el resultado
de la competición, quizás debamos superar el método de entrenamiento basado
en la técnica. Pasar de concebir el aprendizaje como un automatismo cerrado
basado en la repetición de un modelo técnico sometido a las exigencias del re
glamento, a dirigir el proceso de optimización hacia una estructura más abierta
que, respetando el modelo técnico, focalice su objetivo en la optimización del m o
vimiento humano, y a partir de él llegar al movimiento deportivo específico. Es
un proceso que sobrepasa la especificidad del deporte, pero que imprescindible
mente necesita de sus contenidos como medio de práctica masiva para alcanzar
un movimiento deportivo eficaz. El movimiento consciente debe ser en esta pro
puesta el hilo conductor del proceso con la finalidad de optimizar el movimiento
deportivo específico como expresión motriz que proyecta cada deportista en el
juego a partir de las decisiones que toma en las diferentes situaciones que genera.
la coordinación: base de sustentación
optimización del movimiento deportivo
Aunque existen m ultitud de definiciones entorno a la coordinación motriz, en este
capítulo destacaremos dos de ellas por ser las que mejor recogen la esencia de
nuestro razonamiento:
Las dos definiciones establecen como uno de los elementos clave una ajustada
relación entre el sistema nervioso y la musculatura esquelética que posibilite el
aprendizaje del gesto técnico, favorezca la eficiencia del movimiento, facilite la
adaptación del movimiento a las condiciones del entorno, acerque la acción real
a la deseada, estimule la creatividad m otriz y potencie la individualidad gestual.
la técnica individual en
La técnica individual es uno de los componentes del deporte que contribuye de
forma notable al ensamblaje, cohesión y equilibrio en el juego de los DIEC. Segu
ramente es el contenido más vistoso del deporte e influye en ello la creatividad y
plasticidad en la ejecución por parte del deportista, así como su eficacia y eficien
cia. Su importancia está en consonancia con la dificultad de la realización práctica
y la efectividad en el resultado. La técnica individual siempre ha desempeñado
un papel importante en el deporte e incluso ha servido para valorar el compor
tamiento de los deportistas en el juego y clasificarlos en jugadores virtuosos téc
nicamente o con poco trato de balón. Sus contenidos, a pesar de ser aquellos
elementos que físicamente vemos y estadísticamente valoramos, no siempre van
a ser el m otor fundamental de la evolución del deportista. Quizás por ello, a su
alrededor suele generarse cierta controversia focalizada en la discutida y poco
argumentada «trascendencia» que tiene la técnica individual en el rendimiento
del deportista y en el resultado deportivo. También se discute el «cómo» debe
entrenarse para poder ser asimilada, optimizada y proyectada por el jugador en
el juego. Es probable que las discrepancias se generen por las diferencias con
ceptuales que se originan según pongamos el centro de atención en el deporte,
el deportista o el entrenamiento. El deporte considera la técnica individual una
herram ienta para la progresión del deportista; el deportista utiliza la optimización
del movimiento deportivo específico como m otor de la evolución de la estructu
ra coordinativa y el entrenamiento emplea la técnica individual como contenido
para optimizar y proyectar el movimiento deportivo específico en el juego.
220
desde el deportista: la
movimiento deportivo
La capacidad de generar un movimiento deportivo específico debe apoyarse en
las altas prestaciones que ofrece el movimiento humano. Su optimización se al
canza mediante la práctica de los contenidos de técnica individual propuestos por
el deporte. Este proceso permite alcanzar las adaptaciones que el deportista nece
site para generar y optimizar su técnica individual personal. También le ayuda a
crecer en autonomía m otriz y a expresarse y comunicarse en el juego.
desde el entrenamiento: la
deportivo específico
Proponemos utilizar una metodología de entrenamiento en los DIEC que nos
perm ita una práctica abierta y flexible, que desarrolle la coordinación a partir de
la fusión del movimiento deportivo específico con los contenidos de la técnica
individual. Utilizaremos los elementos de técnica individual como propuestas de
movimiento con el objetivo de optimizar el movimiento deportivo específico en
el juego. Este movimiento deportivo específico optimizado y proyectivo debe ser
el artífice principal de la evolución de los elementos que conforman la técnica
individual del deporte. Por lo tanto, debemos considerar la proyección del m o
vimiento deportivo específico en el juego como la capacidad del jugador para
expresar los contenidos técnicos del deporte, no solamente como una expresión
física, sino como una solución motriz provocada por una situación de juego. En
realidad, nos estamos refiriendo a un movimiento deportivo específico inteli
gente que, conjuntamente con Richi Serrés, definimos como «solución y ejecu
ción motriz, sustentada en la capacidad coordinativa, que el jugador da al proceso
interactivo específico deportista-deporte-adversario a través de movimientos efi
caces y eficientes ante distintas situaciones de juego».
Para conseguir crecer a partir del movimiento deportivo específico debemos res
petar el hecho de que el núcleo central del entrenamiento es el deportista y el
medio de entrenamiento es el deporte. Para ello debemos situar el movimiento
en el foco del proceso de adquisición utilizando como herramientas en la práctica
los contenidos propios de la técnica individual; focalizar el entrenamiento en la
optimización de la técnica individual personal a través de la estructura que la
sustenta y que perm ite ejecutarla, que es el movimiento humano; y entender que
la evolución de la técnica individual se genera en la constante experimentación
del movimiento deportivo específico a partir de las situaciones e interacciones
vividas en el juego.
Para responder a todas estas preguntas quizás lo más razonable sería preguntar a
los deportistas. Deberíamos ser capaces de comprender cómo interpretan los de
portistas el juego, cómo se expresan y qué soluciones dan a través del movimiento
deportivo específico. Propuestas motrices que siempre estarán ligadas a la toma
de decisiones individuales en un contexto de conceptos y referentes colectivos.
También deberíamos conocer la repercusión y el valor que dan los deportistas a
la técnica individual en su deporte en función del rol de juego que desempeñan
—o que el entrenador les asigna— y para el que tienen, supuestamente, talento.
Los modelos genéricos (Figura 46) pueden ser aptos para todos los deportistas
en momentos concretos de su vida deportiva, e incluso para todos los deportes
en periodos puntuales de una temporada. En cambio, los modelos específicos
(Figura 47) son aplicables a un deporte concreto y a jugadores según su rol de
juego. A diferencia de los modelos anteriores, el modelo integrado (Figura 48),
como referente para educar o entrenar el movimiento deportivo específico, ayuda
al deportista a proyectarse en su deporte a través de los modelos y referentes de
juego. El deportista es el centro del proceso e interactúa con un deporte con una
concepción abierta del juego, reforzando los referentes grupales del equipo. En su
diseño conviven las situaciones que activan las capacidades coordinativas, cogni-
tivas, condicionales y socioafectivas de los deportistas de forma preferencial, pero
con la participación conjunta de todas ellas.
MODELO
INTEGRADO
desde el deporte: la técnica
Nos parece temerario pasar del «corran, corran» al «jueguen, jueguen»; del «repi
tan, repitan» al rondo, el juego reducido o los minipartidos. Hay muchos matices
a cubrir a lo largo del proceso de enseñanza y aprendizaje de un DIEC. Debemos
ser capaces de ofrecer un amplio abanico de posibilidades en cada entrenamiento
233
eslrucíura de la
El último paso es el diseño de la estructura de la situación que acogerá la prác
tica. En ella se deben distribuir en el espacio los elementos que interactuarán
desencadenando actuaciones distintas en función de la configuración espacial y
del momento y forma en que se sucedan las cosas. En ningún caso la estruc
tura de la situación debe ser vista como una imagen fija. En la estructura de la
situación se crea una situación comunicativa práctica formada por el conjunto
de elementos que intervienen en ella: deportista, compañero, adversario, activi
dad, espacio-tiempo, momento donde se concreta la acción... Por otra parte, en
esta situación comunicativa siempre debería haber un propósito o finalidad, por
ejemplo, dar a conocer o pedir una acción al interlocutor compañero u oponente.
La situación alcanza todo su potencial en un momento y lugar concreto en el
que todos los elementos de la situación planteada actúan y se interrelacionan. En
una comunicación fluida los roles deberían intercambiarse de m anera constante.
Finalmente, cabe recordar que cada deportista solucionará cada situación plan
teada en función de su interpretación y de su capacidad motriz de manifestarse
mediante un movimiento deportivo específico ajustado a cada situación.
propuesta práctica para el proceso
entrenamiento del movimiento
a partir de las SSP
Para diseñar y controlar el proceso de aprendizaje y entrenamiento del movimien
to deportivo específico hemos estructurado cuatro niveles de aproximación al
juego real en base a la orientación preferencial coordinativa del proceso (Figura
49). En todos los niveles es prioritario m antener un alto nivel de ejecución del
movimiento deportivo específico independientemente de la mayor o m enor par
ticipación de las capacidades condicionales, cognitivas, socioafectivas o creativas.
figura 49. Los cuatro niveles de aproximación al juego real en base a la orientación
preferencial coordinativa del proceso de enseñanza-entrenamiento. SSP: situación simuladora preferencial
SSP 40: Tareas de relación entre contenidos técnicos y conceptos de táctica indi
vidual y colectiva.
SSP 50: Tareas con hándicap figurado (Toma de decisiones con adversarios cir
cunstanciales).
SSP 60: Tareas con hándicap en situaciones favorables (Toma de decisiones con
hándicaps defensivos y ofensivos).
SSP 70: Tareas con hándicap en situación real (Toma de decisiones con hándicaps
defensivos y ofensivos).
la complejidad en la
toma de decisiones
y conocer el juego
la estructura
as capacidades cognitivas son aquellas capacidades humanas que nos per
Los tejidos del cuerpo hum ano son en realidad grupos de células organizadas
en torno a una función, como la de transportar la sangre a través de los vasos
sanguíneos. Células y tejidos se agrupan para formar órganos. Estos constituyen
unidades estructurales encargadas del cumplimiento de una función determ ina
da en el seno de un organismo pluricelular. Dentro de la complejidad biológica,
los órganos se encuentran en un nivel de organización biológica superior al de los
tejidos e inferior al de un sistema.
La forma que tienen estos sistemas de relacionarse entre sí y con el exterior de
term ina en última instancia las diferentes capacidades que posee el ser hum ano
(Figura 51). Existen m ultitud de capacidades en función de cada sistema o cada
elemento del entorno con el que nos podemos relacionar. Tenemos la capacidad
muscular de contracción, de aportar nutrientes a los tejidos, de desplazamiento,
de combinar simultáneamente dos movimientos, de adaptarlos a un ritmo deter
minado, de captar información y compararla con información conocida...
Concretamente, las capacidades coordinativas son las que nos perm itirán con
trolar los movimientos; las capacidades condicionales son las que desarrollarán
las capacidades físicas; y las capacidades cognitivas, objeto de estudio de este
capítulo, son aquellas que nos van a perm itir procesar la información propia y del
entorno, percibir un objeto o una situación, imaginarla y analizarla entera o por
partes, diferenciar lo im portante de lo accesorio, distinguir un patrón dentro de
un todo, descodificar mensajes visuales o auditivos, procesar la información y to
m ar decisiones, generalizar, dar explicaciones, resolver problemas, etc. Un sinfín
de procesos que —para seguir simplificando— podemos agrupar en tres grandes
grupos: la percepción y análisis de la situación, el procesamiento y toma de de
cisiones y la autoevaluación. Finalmente, las capacidades socioafectivas y emo
tivo-volitivas nos van a perm itir interactuar con compañeros, adversarios y con
nosotros mismos a un nivel mucho más profundo, gestionar y crear emociones
individuales y colectivas, crear lazos afectivos de duración deseada y autoorgani-
zarnos colectivamente desde el punto de vista emocional.
bro un exceso de información. Los buenos jugadores, aunque ven muchas cosas,
solo se fijan en los detalles de aquello más significativo e importante para ellos en
esa situación, mientras que los jugadores novatos no siempre saben distinguir lo
sustancial de lo accidental.
Una vez hemos decidido lo que queremos hacer, repetimos los pasos anteriores
pero esta vez con el propósito de resolver gestualmente la acción de juego. Es
decir, volvemos a buscar alguna situación pasada que nos haya dado resultado.
Si la tenemos, la usamos; y si no, con nuestra capacidad coordinativa improvisa
mos una acción. Desde esta forma de entender la actividad de los jugadores en
los DIEC, la técnica se relaciona con la forma en que ejecutamos las acciones y la
táctica con la toma de decisiones.
Aunque hemos dado una explicación muy simplificada sobre cómo piensan
y actúan los jugadores, debemos subrayar que las situaciones reales no son tan
sencillas: las acciones no se realizan de manera aislada, sino que se encadenan
unas después de otras y en muy poco tiempo, e incluso algunas deben realizar-
se simultáneamente. De hecho, los jugadores expertos mientras están realizando
una determinada acción ya están evaluando su entorno y decidiendo cuál será la
siguiente. Eso solo es posible cuando los jugadores son capaces de independizar la
vista de su propio movimiento o del balón, de m anera que no les hace falta m irar
para controlar. De todas las cosas a las que el jugador tiene que atender, dos son
las que destacan por encima de las demás: la acción de los adversarios y la acción
de los compañeros. Precisamente serán estas dos las que definirán los conceptos
tácticos.
Las capacidades cognitivas no solo sirven para resolver las situaciones que nos
plantea el entorno, sino también para proyectar nuestro juego en él. Hay, por lo
tanto, tres niveles de actuación: (1) el reactivo, en el que solucionamos los retos y
situaciones que presentan los adversarios y el medio en que nos desplazamos; (2)
el anticipativo, que depende en gran medida de nuestras posibilidades, capacida
des, puntos fuertes y deseos; y (3) el estratégico, que tiene en cuenta los factores
ambientales y competitivos más elevados y a más largo plazo.
la percepción en la toma de
El mecanismo perceptivo tiene el objetivo de recoger información a través de los
distintos sistemas que el cuerpo hum ano tiene para ello y después filtrarla (Figura
52).
Código perceptivo
DE PERCEPCION
CAMPO VISUAL
PERIFÉRICO CENTRAL
estrategias en la captación de
En la Tabla 3 mostramos los diferentes elementos sobre los que un jugador debe
prestar atención para tomar decisiones, que habrá que tener presentes a la hora de
diseñar tareas focalizadas en la toma de decisiones.
256
- Directo
- Del Compañero
- Sus intenciones
- Situación
- Intenciones
- Del Partido
- De la acción concreta
(ritmo, momento adecuado, etc,)
-De juego
- De la competición
- Técnicas
- Físicas
- Estratégicas
- Ubicación
- Peligrosidad
a emotividada en
la tona de
decisión
262
del juego. ¡Me muevo e intervengo individualmente para interaccionar con mis
| compañeros! Sin ellos, no soy yo...
Cada jugador implica y optimiza su estructura socioafectiva siempre que vive si-
tuaciones en las que está comprometido afectivamente con los demás individuos
[ con los que necesariamente coopera, compite, acepta o rechaza. Este sobreva
lor afectivo está siempre muy presente en todas las categorías de interacciones,
pues bajo cada una de ellas hay sentimientos latentes, activos y vinculantes que
impregnan cada realización del juego y del entrenamiento. La asunción de los
significados de lo vivido se produce sobre el balance de lo individual deseado y la
incidencia real ocasionada en el equipo. Este nos informa de manera exponencial
y clara del valor de la vivencia, que podrá o no coincidir con los deseos personales
depositados en ella, lo que es fuente generadora de sentimientos y afectos intra e
interpersonales asociados a cada uno de los compañeros que me ayudan, confor
mando nuestra personalidad afectiva y haciendo patente la vertiente afectiva de
esta estructura.
J. A. M arina (2000) (305) propone: «Lo que llamamos personalidad puede con
siderarse como un sistema integrado por esquemas afectivos cognitivos y m oto
res». Los tres están presentes en los acontecimientos de los juegos de equipo, con
las diferentes alternativas cognitivas y motoras que conforman los reglamentos
de las distintas especialidades, pero con esquemas afectivos comunes constituti
vos de la adquisición de la personalidad socioafectiva específica de cada jugador.
Todas las experiencias personales vividas en cada grupo en que haya estado a lo
largo de su vida deportiva son imprescindibles para ser jugador de equipo, pues lo
conforman sentimentalmente de modo que adquiere una determinada predispo
sición a participar y ser aceptado en el equipo actual.
concordancia de expectativas
la integración en el equipo
El éxito de un jugador en un equipo y no en otro se fundamenta, entre otros
factores, en este encuentro o desencuentro de afectos con los componentes de
ese concreto grupo deportivo durante las actuaciones que se refieren a los actos
deportivos comunes, como son los entrenamientos y las competiciones. Se dice:
«¡Juegan bien porque son amigos!» ¡Pobre concepto de la amistad! Pueden jugar
bien y ganar más veces que perder si logran ser un equipo donde confluyan y con-
cuerden el mayor núm ero de expectativas, que serán los sensores de identidades
afectivas que están por delante de cualquier interés individual. Es la única forma
de que todos vean cumplidas la mayor parte de las expectativas depositadas en
sus actividades dentro del equipo. Este acto de renuncia individual en favor del
grupo abre ante el jugador un m undo de nuevas necesidades socioafectivas para
integrarse en ese nuevo grupo, identificarse con él y compartir los éxitos y los
fracasos de sus actuaciones deportivas.
Es un reto del equipo y de sus entrenadores, que deben facilitar al recién llegado
su pronta integración. Para ello disponen de tres sistemas referenciales que deben
ser m ostrados cuanto antes al candidato.
Una vez activados, los tres sistemas funcionan como bucles interactivos, de m a
nera que su especifica estimulación activa a los otros en un continuo bucle que
facilita la pronta integración del jugador despertando su deseo de «¡¡Estar aquí!!»
y «¡¡Dar todo lo que tengo!!». Todas las expectativas de los componentes del equi
po dependen en gran medida de la manera en que el grupo y cada uno de sus
componentes satisfacen sus propias necesidades de acogida, intimidad y bienestar
—necesidades que todo ser hum ano debe tener cubiertas para rendir en situa
ciones de alta complejidad, como son todos los ambientes inciertos de los juegos
deportivos—,
optimización
Todo aspecto socioafectivo de un jugador nace y se optimiza como resultado de
procesos de autoevaluación realizados a diferentes niveles de autoconciencia que
se producen antes, durante y después de vivir situaciones de relación interperso
nal específicas de las prácticas en los entrenamientos y la competición de la espe
cialidad deportiva practicada en ese equipo. La práctica diaria en la comunidad
del equipo es, junto con la competición, la fuente que aporta a cada jugador m o
tivos para su socialización y descubrimiento afectivo. El lugar donde se cumplen
o no sus deseos...
los caminos de la
La asertividad y la empatia son habilidades sociales de comunicación que en los
DIEC constituyen los caminos socioafectivos, pues nos indican por dónde deben
circular todos los intercambios de comunicación verbal y no verbal entre los com
pañeros durante los partidos y entrenamientos. Por ellos discurre toda la infor
mación interpersonal de significados diversos producto de las culturas deportivas
en las que el jugador haya sido educado para el deporte y la vida. Optimizar la
comunicación entre jugadores es la meta del entrenador y la asertividad y la em
patia son los caminos para lograrla.
• Soy claro y firme, transm ito lo que quiero con la seguridad de que tú
lo entiendes, pues así lo hemos entrenado.
Por otro lado, y como propuso Kohut (1959) (306) al definir empatia: «Todos los
humanos somos capaces de realizar procesos de introspección de nuestra propia
experiencia, que nos perm iten interpretar cómo debe sentirse otra persona im
plicada en una situación similar a la que nosotros ya hemos vivido». Proceso que
Kohut llamó introspección vicaria. No quiere decir que nuestra experiencia sea la
misma que la del otro, solo con encontrar similitudes ya podemos sentir empatia
por él, pues depende de la tensión afectiva que nos una. Por lo tanto, asertividad y
empatia se complementan señalándonos el camino de una comunicación integral
para identificar los complejos acontecimientos de los DIEC desde la socioafecti-
vidad. La comunicación asertivo-motriz parte y se hace evidente cuando tenemos
una comprensión de lo que «está pasando» nuestro compañero, tenemos con él
una resonancia empática que llega a predecir las propuestas motrices a las que se
ve abocado por la situación que está viviendo y tam bién lo que sentirá durante
y después de su realización. Esa resonancia empática no solo es ponernos en su
lugar, sino estar realmente en su lugar, por lo que supera el nivel de interacción
simpática de «trata a los demás como quieres que te traten a ti» y logra el «actúa
con los demás como ellos actuarían consigo mismos». Para ello es necesario co
nocer los intereses, la cultura y el nivel de competencia de nuestro compañero.
Esos aspectos comunes deben ser el objetivo del entrenador ya desde la pretem
porada, Broome (1991) (307) la llamó tercera cultura, pues debe englobar todos
los elementos comunes de las diferentes culturas armonizándolas de un modo
coherente durante los primeros entrenamientos y actividades del equipo. Podrá
hacerlo por medio de las siguientes estrategias, incluidas principalmente durante
el juego libre en los primeros entrenamientos y partidos de pretemporada.
la planifica
lanificar una práctica deportiva supone elaborar un plan para lograr obje
De acuerdo y en concordancia con ello, propondrá los objetivos reales que el club
tiene proyectados y cuya consecución espera en un tiempo determinado. Se com
prometerá de la misma forma a aportar ios medios que el entrenador conside
re imprescindibles para entrenar de la forma que estime necesaria. Desde estas
premisas, el entrenador deberá identificar las necesidades de optimización de su
equipo para afrontar el nivel de competición que cree que será necesario para
lograr los objetivos. Hasta este m omento siempre nos hemos movido en el campo
de las intenciones, pero la realidad comienza con las condiciones que la competi
ción impone, por un calendario en su mayor parte prefijado. En este punto (parte
inferior Figura 54) la planificación que realizan el entrenador y sus ayudantes
debe satisfacer tanto las necesidades de su equipo como las exigencias de la com
petición, y así hacer posible el logro de los objetivos.
figura 54. La planificación como proyecto de un club
PLANIFICACIÓN
características de la
De todos es conocido y aceptado que, según la teoría general del entrenamiento
(TGE), la cuantificación y orientación de los componentes de la carga por pla
nificar concuerdan con las variables establecidas para los deportes individuales
(Figura 55. a.). Y así se han utilizado durante años tanto en deportes individuales
como de equipo. La imagen de la pirámide es una constante en la iconografía
de la TGE. En su base amplia se utilizan las condiciones básicas que esa clase de
deporte exige, para construir sobre ellas —desde lo genérico y cuantitativo— los
distintos niveles de sucesiva especialización que culminan en lo cualitativo-espe-
cífico. Todo ello entendiendo que esa «progresión» es posible gracias a procesos
de «transferencia» desde lo genérico a lo específico en cada uno de los sucesi
vos niveles a lo largo del proceso de planificación. Entrecomillamos progresión
y transferencia para indicar nuestra postura, que consiste en negar la validez de
estos conceptos para los DIEC.
Por el contrario, en los DIEC disponemos de otra imagen para identificar la se
cuencia dinámica de los componentes a planificar, que parte de una reducida área
de elementos altamente seleccionados —específicos y cualitativos— y centrados
en el HD, que tendrá que optimizar ciertos componentes de sus estructuras m e
diante bucles de interacción entre todos esos tipos específicos de componentes.
Esta concepción determ ina las condiciones de práctica que debemos planificar,
claramente diferenciadas de las que proponen los deportes individuales (Figura
55. b.). Por ello, la planificación de los DE tiene unas características distintas. Así,
287
la organización temporal integrada de las
figura 55.a. Cuantificación y orientación de los componentes de figura 55.fi. Cuantificación y orientación de los componentes de la
la carga en los deportes Individuales carga en los deportes de equipo
CUALITATIVO Y
ESPECÍFICO
Para que la planificación sea personalizada ahora solo falta que atendamos al nivel
de integración de ese determinado jugador en el entorno competitivo en que par
ticipa su equipo, a su nivel de comprensión del juego, que le perm itirá entrenar y
competir con la exigencia que su entrenador estime necesaria en ese m omento de
su vida deportiva y de su socioafectividad.
la finalidad de la
En conclusión, planificar es un proceso sistemático de desarrollo e implementa-
ción de planes de actuación (episodios de entrenamiento) que realizan el entre
nador y su equipo técnico para alcanzar los objetivos previstos. Precisa de acción
unificada, esfuerzo y conocimientos compartidos para diseñar con los medios
disponibles unos planes de entrenamiento eficaces y eficientes. Para ello deberán
tener presentes como guía los objetivos definidos en el proyecto, que deben di
ferenciarse de los buenos propósitos que algunos entrenadores y otras personas
—aficionados, directivos— se hacen al iniciar la tem porada o durante la misma.
Estos propósitos, si los hubiera, no deben generar conflictos, han de ser compa
tibles con los objetivos para no influir en el equipo y la planificación propuesta.
Es indispensable una buena conexión con el entorno específico del club, así como
con los niveles de competencia supuesta y contrastada de los demás equipos, para
determ inar la propia competencia. Se evitar así la sobrestimación del valor y los
recursos de nuestra plantilla de jugadores.
FINALIDAD DE LA PLANIFICACIÓN
El deportista busca la
la periodiza n 5 °
Las tareas de periodización son de alto valor informativo teórico, pues con ellas
se determinan:
la eieliza
La ciclización añade a lo periodizado la configuración de los diferentes ciclos en
cada fase. En el EE que defendemos como teoría específica para los DIEC, los mi-
crociclos constituyen la unidad funcional de la ciclización. Son los responsables
de que la Teoría del EE sea distinta a otros modelos de entrenamiento utilizados
en los deportes individuales. En el EE la ciclización se plantea por microciclos
estructurados (ME) que se ajustan a la semana del calendario, por lo que van de
lunes a domingo durante todas las fases de la temporada. Su compromiso consiste
en poder program ar cíclicamente los contenidos, la orientación de la carga y su
cuantificación para diferenciarlos y ajustarlos a los objetivos de cada fase. Los
de la fase de competición podrán asumir uno o dos días de competición dentro
del ME comprometiéndose a obtener un estado de forma suficiente para lograr
los objetivos y a mantenerla a lo largo de toda la fase de competición. Esto se
consigue ajustando ciertas interacciones entre los componentes de la carga de los
microciclos estructurados sucesivos, que conforman relaciones complejas especí
ficas entre ellos, donde lo significativo y diferenciador es que:
Todo esto es posible porque solo se program an y diseñan, ya desde la pretem po
rada, 3 microciclos estructurados. Al term inar la práctica del prim ero de ellos, se
conformará -—según lo obtenido y consensuado— otro nuevo que será el 3o de un
nuevo ciclo de 3. En este momento también se pueden incluir las modificaciones
necesarias en el diseño de cualquiera de los microciclos estructurados interme
dios, que ahora corresponderán al I o y 2o del nuevo ciclo de 3. Cada 3 microciclos
estructurados constituyen una m icroestructura dinámica que nos perm ite selec
cionar los contenidos del entrenamiento más adecuados a la realidad del equipo
y el momento de la competición.
1a Semana
figura 58.fi. Estructura del bloque temporada. BT: bloque temporada
(puede ser sustituido por una competición)
BLOQUE TEMPORADA
A
£CD=
E
=3 D T
microciclo preparatorio
microciclo de mantenimiento
Este tipo de microciclo se ubica en la fase de competición regular (liga). Busca
que el equipo entre en el estado de alta forma, caracterizado por ser capaz de
conservar un alto nivel de rendimiento durante todo el periodo competitivo. Este
objetivo se consigue aplicando una dinámica de cargas que viene definida por
una relativa arm onía entre el volumen y la intensidad. El aspecto cuantitativo
de la carga predom ina a principios de la semana y el cualitativo, durante el resto.
Una de sus principales peculiaridades es que predom inan las cargas de carácter
competitivo y de descanso-regeneración. A la vez, se intenta cuidar el necesario
equilibrio que debe existir entre la forma general y la específica para poder man-
tener un elevado nivel de rendimiento durante el largo calendario competitivo.
LA PROGRAMACIÓN
ENTRENAMIENTO TRADICIONAL
Deportes individuales
PROGRAMAS
Son sucesiones lineales de ejercicios más o menos Son secuencias de situaciones simuladoras
específicos para la mejora de las capacidades del preferenciales en interacción para optimizar las
deportista estructuras del deportista
der que si hacemos algo diferente no podemos llamarlo de la misma forma, pues
crearíamos una confusión.
Se estima que es mejor entrenar más y más lo que resulta válido para
mejorar una cualidad. No obstante, sabemos que las estructuras disipativas tienen
una altísima sensibilidad a los «cambios cualitativos», lo que hace innecesarios
los grandes volúmenes de entrenamiento de una cualidad, por im portante que
creamos que es.
No se acepta:
-La progresión lineal de las mejoras.
-Que lo cuantitativo sea determinante para esas mejoras.
-Que cualquier HD puede asimilarlo todo, sino que se tienen en cuenta los ante
cedentes y el momento de su vida deportiva.
Nivel final, que puedan ajustarse a las necesidades que se cree que van
a ser imprescindibles para jugar en el futuro, cuando estará implicado en un juego
diferente como consecuencia de nuevos conocimientos e investigaciones.
Idoneidad. Las SSP han de ser compatibles y casi idénticas a las situa
ciones de interacción de los acontecimientos del juego que queremos tener como
imagen de nuestro equipo en el campo.
Todas las estrategias organizativas que se program en estarán de acuerdo con algu
na de las conjeturas o con varias, y nunca podrán ir en contra de ninguna.
eldiseio
Llegamos así a la parte de realizar el diseño de la sesión. Diseñar supone dar la
forma deseada a las situaciones de entrenam iento que presentaremos a los HD.
Aquello «que pueden hacer» en esa concreta sesión. En el EE, desterrando los
ejercicios tradicionales, los entrenadores proponem os las situaciones simuladoras
preferenciales (SSP) para simular de m anera preferente un solo componente del
juego, que será el único objetivo de la sesión. Este aspecto constituye característi
ca específica del EE por presentar ese concepto del juego bajo las condiciones de
práctica variada con secuencias conformadoras. Solo así todo practicante podrá
ensayar ese elemento en las alternativas habituales de la variedad e interacción
que se ajusten a las condiciones del juego. De esta forma facilitamos —com o nos
enseñan las neurociencias sobre la conformación de redes corticales— el logro de
unidades de conocimiento que se constituirán en memoria junto con todos sus
atributos asociados, consecuencia de las condiciones de práctica propuestas por
las SSP. Como componentes de las secuencias conformadoras, perm iten practicar
en distintos niveles de aproximación a la complejidad del juego. Desde el gene
ral, que solo dispondrá de aquello distintivo del entorno al movimiento, acción
del juego específico que se propone como objetivo, pasando alternativamente por
aproximaciones dirigidas o especiales —según se le vayan asociando atributos
específicos en variabilidad—, hasta la globalidad del juego mediante la aproxi
mación competitiva focalizada. En cada sesión utilizaremos dos niveles de apro
ximación como máximo, así quedará concretado en el diseño de los microciclos
(ME). Asimismo, debemos cumplir con alguna o varias de las conjeturas sistémi-
cas, cerrando el círculo de los componentes teóricos de la planificación, pues a
partir del diseño ya podemos iniciar la práctica de estas SSP durante las distintas
sesiones de los ME planificados según las conjeturas del EE.
Pero el DIEC resulta mucho más complejo que una o muchas intervenciones
metodológicas de las llamadas preventivas para dism inuir el número de lesiones.
Interesa tener la capacidad de crear tareas que realmente tengan efecto optimi-
zador y preventivo, que lleven al deportista a tener mayor protección durante el
desarrollo de las habilidades propias de su deporte. En este capítulo se preten
de exponer una metodología de intervención que inserte la intención preventiva
dentro de la complejidad del entrenamiento optimizador del deportista. A pesar
de que dicha propuesta está basada fundam entalmente en la visión estructuralista
del entrenamiento —con orientación también hacia la perspectiva de los sistemas
dinámicos—, veremos que hay niveles de intervención que —relativamente— no
son tan cercanos a dichas ideas, pues es el conjunto de la propuesta lo que hace
que podamos relacionarla con las orientaciones mencionadas.
Para poder abordar este apartado es necesario perm itim os, en prim er lugar, re
flexionar sobre la intervención preventiva que podemos desarrollar en los lla
mados deportes cíclicos. Si pensamos en un análisis de la lesión, veremos que el
mecanismo lesivo corresponde habitualmente a la propia acción deportiva. Pon
gamos el ejemplo de un maratoniano. En el caso de padecer un proceso degenera
tivo de un tendón aquileo pensaremos que el mecanismo que le ha llevado a dicha
afección es la acción de correr de una forma repetitiva, aunque esta lesión tiene
también una elevada incidencia en deportes de movimientos complejos (310).
Analizaremos su calzado y su carga de entrenamiento (factores extrínsecos) y
también su morfología y demás factores intrínsecos de la lesión que puedan estar
relacionados (311). En ningún caso pensaremos en la posibilidad de que exis
ta un factor relacionado con dicha lesión que pueda situarse en causas de tipo
perceptivo o cognitivo. Pensaremos que, posiblemente, se haya producido una
instauración progresiva de fatiga tisular (312), hecho que puede objetivarse a ni
vel muscular —y, por tanto, a nivel tendinoso— mediante herramientas como la
electromiografía de superficie y la tensiomiografía, ambas con principios de in
terpretación diferentes.
elementos perceptivos
Estructura Cognitiva
Estructura Coordinativa
_
el mecanismo lesivo de la lesión comentada es la propia acción competitiva de
correr, y tendremos herramientas de gran consistencia que nos perm iten tratar
esta afección y además prevenirla, tal y como documentan las referencias m en
cionadas. Cuando hablemos de prevención estudiaremos posibles factores como
el calzado y revisaremos su carga de entrenamiento y competición, y teniendo en
cuenta estos factores diseñaremos una acción preventiva específica para impedir
que el tendón sufra un deterioro que impida su recuperación tras la aplicación de
una carga. Estas consideraciones harán que dicha intervención quede circunscrita
a las estructuras condicional y coordinativa, sin llegar a hacer planteamientos de
mayor complejidad.
En relación con lo anterior, podemos afirmar que una de las zonas que alberga
mayor incidencia lesiva en los tenistas profesionales es el hombro, siendo una
de las lesiones importantes el llamado SLAP (superior labral tear from anterior
to posterior) (319), afección articular por deterioro del rodete glenoideo debida,
entre otras cosas, a grandes cargas de torsión en el anclaje posterior del bíceps
braquial. Si queremos establecer una intervención sobre este problema no podre
mos provocar tan solo acciones cerradas a determinados grados articulares, sino
que deberemos idear situaciones que lleven a las adaptaciones deseadas a nivel
articular, muscular y ... neuronal.
Y es tras esta última reflexión donde encontramos la evolución en las estructu
ras que hemos de trabajar a nivel preventivo. De esta manera, desde el punto
de vista condicional, será importante crear ciertas adaptaciones a nivel tisular, y
tam bién trabajaremos la estructura coordinativa en busca de mejores ubicaciones
corporales en los golpeos y de ejecución de los mismos. A diferencia de los de
portes anteriores, es en este tipo de especialidad donde cobra especial relevancia
la estructura cognitiva, no tan solo las habilidades de atención y concentración,
sino tam bién la toma de decisiones y la resolución de problemas, tal y como dife
rencia Vickers (2007) (320). Por último, en referencia a este deporte, la estructura
vinculada a los procesos emocionales adquirirá un papel muy importante, pues
la interacción con un oponente así lo requiere. Este hecho se produce especial
mente al tratarse de un deporte donde se combinan acciones explosivas con altas
necesidades de precisión, hecho que hemos de tener presente también al diseñar
acciones preventivas. En estos casos son necesarios niveles moderados de arousal
(321), sobre todo en las situaciones de mayor tensión competitiva, momentos en
el que el deportista se puede exponer con mayor vulnerabilidad a una lesión.
La complejidad de análisis descrita tiene una repercusión ineludible en la inter los ejercicios compensatorios: entrenamiento preventivo post trabajo optimizador
vención preventiva que queramos desarrollar. De hecho, dejemos de hablar de
plan preventivo y hablemos de entrenamiento. Si lo preferimos, podemos incluso Podemos definir el ejercicio compensatorio como «aquella intervención básica
hablar de entrenamiento optimizador-preventivo, entrenamiento entendido como con la intención de recuperar y estabilizar estructuras corporales que han sido
proceso que mejora el rendimiento del deportista y evita que se lesione. De esta estresadas de m anera importante durante un entrenamiento o competición».
manera, podemos afirmar que la forma de entrenar determinará ambos aspectos, Normalmente van a ser ejercicios sencillos que se centrarán especialmente en de
mayor rendim iento y m enor núm ero de lesiones —y de m enor gravedad—. De sarrollar la estructura condicional, tal y como se representa mediante un ejemplo
bemos observar cómo entrenamos, aquí encontraremos la respuesta a si estamos en la Figura 62, aunque de m anera indirecta incidan en el resto de estructuras,
teniendo en cuenta la necesidad de cubrir el área preventiva del entrenamiento. especialmente en la coordinativa (recuperación de amplitudes articulares y de la
322
Entrenamiento
compensatorio
Entrenamiento preventivo
recuperador de optimizador
trabajo optimizador
mediante cargas NO competitivas
mejora de las
habilidades mediante sobrecargas
Entrenamiento preventivo
optimizador
Debemos tener presente que este tipo de lesión viene provocada, normalmente,
por la existencia de determinadas habilidades repetitivas del deporte en cuestión.
A partir del análisis interrelacionado de estos puntos, podemos diseñar ejercicios
con una intención fundamentalmente compensatoria, pero dicha interrelación
deberá realizarse de m anera específica en cada tenista. Por ejemplo, es diferente
la estabilidad articular del hom bro en una jugadora alta y delgada, con una gran
envergadura, que la de un jugador suficientemente musculado. De cara al trabajo
compensatorio deberemos incluso tener en cuenta la técnica de los golpes más
relacionados con esa lesión. A pesar de que habitualmente escuchamos que existe
una forma «óptima» de ejecución para cada acción, debemos tener presente que
probablemente existen muchos «óptimos», según las características morfológicas
y adaptaciones técnicas de cada tenista, es algo que se puede apreciar fácilmente
en el tenis profesional. Es necesario tener en cuenta las estrategias neuromus-
culares de inhibición —activación muscular y coactivación del deportista—, que
veremos a través de su capacidad coordinativa y que podríamos llegar a analizar
en cada caso concreto.
Está claro que una ejecución incorrecta de los golpeos puede representar un fac
tor de riesgo de lesión y que, por lo tanto, es necesario tener muy en cuenta la
estructura coordinativa al diseñar las tareas de prevención; pero además debere
mos pensar en otras dos estructuras que pueden verse involucradas en tal dise
ño y que pueden albergar factores de riesgo. Estas estructuras son la emocional
(emotivo-volitiva) y la socioafectiva. Los factores de riesgo relacionados con estas
estructuras se centran en la ansiedad que determinadas acciones pueden provo
car en un tenista (especialmente cuando ve algunos golpeos como puntos débiles
de su juego), así como - a pesar de tratarse de un deporte in dividual- el efecto de
responsabilidad que puede sufrir el tenista en relación con su entorno (conjunto
de profesionales que trabajan con él, familiares y personas con diferentes tipos de
vínculos). Un buen conocimiento de estos aspectos facilitará la creación de ejer
cicios con una finalidad principalmente compensatoria y perm itirá programarlos
con un volumen y frecuencia adaptados a las necesidades de cada deportista.
Si bien destacamos la fuerza muscular como cualidad central de este nivel de tra
bajo preventivo, debemos tener en cuenta que esta capacidad necesitará desarro
llarse juntamente con la capacidad de equilibrio y la capacidad de reacción, ade
más de introducir un trabajo de percepción y orientación espacial y temporal. La
idea de trabajar unas cualidades físicas con una intención preventiva tiene como
principal objetivo disminuir la incidencia lesiva durante las infinitas situaciones
en que se desarrollan las habilidades específicas de un deporte de situación. De
acuerdo con esta intención, por poner un ejemplo, de nada servirá aumentar un
10 % la fuerza en un ejercicio como el squat si después ese teórico aumento de
fuerza no se convierte en una mayor estabilización de la musculatura periarticu-
lar de la rodilla en la recepción de diferentes tipos de salto.
Podemos ver cómo las acciones específicas que más incidencia lesiva provocan
en este deporte son los cambios de dirección, los giros, la recepción de saltos
y las aceleraciones y frenadas (326). Hemos de pensar que todas estas acciones
pueden tener lugar en competición tanto sin contacto como con perturbaciones
de múltiples características. Como ocurre en el resto de deportes de situación,
los dos bloques de lesiones se pueden dividir en musculares y tendinosas, por un
lado, y articulares, por otro (Figura 63). Relacionando estos tipos de estructuras
corporales con las clases de carga lesiva podemos ver que las lesiones musculares
y tendinosas principalmente van a producirse, sea por mecanismo agudo (car
gas que sobrepasan de m anera aislada el um bral de resistencia del tejido) o de
repetición (cargas que acumulan un daño en el tejido hasta que se lesiona), por
cargas de tracción combinadas en ocasiones con cargas en flexión. Por otra parte,
las lesiones articulares tienen lugar habitualmente por combinaciones de cargas,
especialmente las de torsión con tracción y flexión, aunque el cizallamiento y la
compresión también aparecerán dependiendo de la estructura anatómica.
MUSCULARES V TENDINOSAS
Habitualmente
sin contacto
Torsión
Tracción
Tracción Flexión
Flexión Compresión y
Compresión (contacto) cizallamiento
Habilidades más (según estructura
relacionadas: anatómica)
Saltos (especialmente la
recepción) con y
Aceleraciones sin golpeo del balón
Desaceleraciones
Desplazamientos a alta Conservación de la pelota
intensidad Entrenamiento basado en las
bajo perturbaciones
Conducción de la pelota capacidades de:
Golpeos de balón Fuerza
Giros
Equilibrio
Cambios de dirección
Capacidad de reacción
Regates
Percepción y orientación
espacial y temporal
Teniendo bien presentes las variables a las que nos hemos referido (habilidad a
desarrollar, anatomía y biomecánica de la zona más vulnerable implicada en la
acción, tipos de carga más lesivos y cualidades físicas más relacionadas con la ac
ción preventiva) podemos marcar alternativas de ítems en las tareas que compor
ten una mayor exigencia neuromuscular. Esta propuesta será flexible y, de hecho,
dependerá del análisis de ejecución que el preparador haga sobre sus deportistas:
Al inicio de este punto hemos señalado que el diseño del propio entrenamien
to es lo que determinará que este tenga un mayor o m enor carácter preventivo.
Después de ver en los dos apartados anteriores las tareas enfocadas a compensar
acciones lesivas en las estructuras anatómicas más vulnerables, y posteriormente
desarrollar la forma de trabajar habilidades alejadas de la atmósfera competitiva,
el último tipo de intervención debe desarrollarse de m anera intrínseca al entre
namiento específico del deporte. El entrenamiento optimizador-preventivo me
diante tareas de carácter específico y competitivo es el nivel de prevención donde
vamos a poder aplicar de manera simultánea las diferentes estructuras a las que
nos hemos referido. Teniendo esta metodología como referencia, vamos a desa
rrollar a continuación una tarea propia del fútbol.
J
QOC
figura 64. Resumen de la propuesta de entrenamiento optlmizador preventivo en el que se centra este capítulo
OPTIMIZADORA-
PREVENTIVA
■ rn M im
COMPENSATORIA
COMPETITIVA
Situación de 3x3 donde se juegue Banco de paravertebrales para el Progresión de cambios de direc
en un espacio alargado y estre trabajo de esta musculatura desde el ción con polea cónica con pases
cho para fomentar desmarques alargamiento muscular; los continuas por ejemplo de pelota; preventivo
en ruptura (cambios de dirección rotaciones de columna que se produ por la sobrecarga y la variabilidad,
y giros a alta aceleración y cen pueden provocar sobrecarga en la lo que lleva a las adaptaciones
velocidad) zona lumbar deseadas
337
inserción de la acción preventiva en el ceso de entrenamiento
A pesar de los grandes avances tecnológi
cos, aún hoy en día solamente disponemos
de instrumentos para medir fenómenos que
sean simples y aislados. En cierta manera,
seguimos encapsulados en el paradigma
de la simplificación; aunque cada vez más
se intenta medir el grado de complejidad
todavía no se han encontrado respuestas
definitivas.
«El azar solo favorece a los espíritus preparados.»
Louis Pasteur (1822-1895
la evaluación en
L
a tecnología es una disciplina que hace uso de la ciencia y la ingeniería para
diseñar instrumentos que ayuden al ser hum ano en sus necesidades. Las
respuestas tecnológicas que se han ido generando como respuesta a estas
necesidades en cada época y contexto histórico son un perfecto indicador de su
evolución. La tecnología tiene el objetivo de proporcionar soluciones que ayuden
a desarrollar mejor y de forma más eficaz las distintas tareas que desarrollan los
deportistas, entrenadores y, en general, todas las personas implicadas en el de
porte.
Pero se pueden hacer cosas. Podemos evaluar la percepción subjetiva del esfuer
zo realizado, se pueden m edir parámetros fisiológicos de tipo cardio-respiratorio
como la frecuencia cardíaca (Fe), el consumo de oxígeno (V 0 2), la producción
de C 0 2 (V C 02), se pueden tomar parámetros bioquímicos como el lactato (La)
y la glucosa, así como estudiar las variables enzimáticas u hormonales; y todas
estas mediciones pueden realizarse durante el ejercicio, al finalizar el mismo o en
la fase de recuperación. También es posible cuantificar variables mecánicas que
determinan el volumen realizado, como son la distancia recorrida (km), la masa
total levantada (kg), el número de acciones e incluso la intensidad con la que se
han realizado los ejercicios m idiendo la velocidad, la potencia o el número de
acciones en el tiempo.
Otro aspecto que debemos tener en cuenta en los DIEC es que la correlación
entre los factores condicionales y el rendimiento deportivo (como sucede con los
índices de resistencia aeróbica) es pobre o incluso inexistente. En este sentido,
Bosco postuló en 1991 (335) que las cualidades fisiológicas fundamentales que
debe poseer un jugador de fútbol debían identificarse, en prim er lugar, con las
capacidades neuromusculares y, a continuación, con los sistemas bioenergéticos
utilizados para suministrar energía a los músculos. Por esta razón se ha podido
demostrar que el futbolista no posee una potencia aeróbica demasiado elevada.
Concretamente, el consumo de oxígeno medido en jugadores europeos y ameri
canos no superó los 60-65 mi- k g 1 -min'1 (336). Por lo tanto, podemos establecer
que el consumo máximo de oxígeno no es el factor condicionante más importante
en el rendimiento del futbolista, en todo caso debe ser considerado como un fac
tor limitante del mismo; este razonamiento puede hacerse extensivo a casi todos
los DIEC.
instrumentos para la evaluación de la
«Hace falta comprender para m edir y no m edir para comprender.»
Gastón Bachelar, L’Esprit scientifique
medida, test y
El fin de todo proceso de observación constituye la correcta descripción del fe
nómeno observado. En algunas ciencias como la medicina, la biología o la física
las descripciones se acostumbran a hacer mediante números o ecuaciones (339).
Antes de iniciarnos en el uso de los instrumentos, conviene aclarar que no es lo
mismo m edir que adm inistrar un test o evaluar. Llamamos medida a la compara
ción de la m agnitud a medir con una unidad denominada patrón, lo que nos in
dica las veces que la unidad patrón está incluida en la magnitud a medir. También
podemos decir que es «la correspondencia que se establece entre un fenómeno
y su expresión numérica». Denominamos prueba o test al conjunto de acciones
que incluye una o varias mediciones, que se efectúan cuando la complejidad del
objeto comporta que medirlo sea difícilmente accesible. En deporte se denomina
test a «toda medición encaminada a determinar el estado en que se encuentra un
deportista en un m omento dado». Una misma prueba debe dar resultados coinci
dentes cuando se efectúa en igualdad de condiciones. Según Zatsiorski (340), no
todas las mediciones pueden ser utilizadas como pruebas, sino solamente aque
llas que responden a ciertas exigencias especiales, entre las que se encuentran:
e El nivel de información.
A veces se utiliza, no una prueba, sino varias pruebas que tienen un mismo ob
jetivo final (por ejemplo, la evaluación del estado del deportista en el período
competitivo del entrenamiento). Este grupo de pruebas se denomina complejo de
pruebas (Tabla 4).
DENOMINACIÓN RESULTADO
TAREA DEL DEPORTISTA EJEMPLO
DE LA PRUEBA DE LA PRUEBA
Indicadores motores
Velocidad de la carrera
b) por la magnitud de los para una magnitud
para una FC de 160 pulsa
cambios fisiológicos estándar de cambios
ciones por minuto
fisiológicos
Determinación de la
Mostrar el resultado Indicadores fisiológicos ‘deuda’ máxima de
Pruebas funcionales
máximo bioquímicos oxígeno o del consumo
máximo de oxígeno
objetivos generales
Para McDougall y cois. (343) la evaluación se convierte en un proceso educativo
para el deportista en tanto que le permite adquirir más información sobre sí mis
mo y sobre el deporte que practica. La interpretación de los resultados resulta de
gran utilidad al deportista y al entrenador, pues incrementa el nivel de informa
ción sobre los factores que intervienen en el deporte y el deportista. A partir de
los datos comparados se puede:
La evaluación del deportista debe dedicar una parte muy importante al control
del entrenamiento, aportando los medios que perm itan orientar de m anera efec
tiva con la ayuda de la información obtenida usando métodos de varias ciencias.
Aunque las investigaciones médicas son muy necesarias, para Viru y cois, no se
puede sustituir la información proporcionada por el control del entrenamiento
(344). El propósito del control del entrenamiento se basa en la necesidad de con
tar con información sobre los efectos reales, sabiendo que el diseño del entrena
miento es adecuado en una etapa específica del atleta y reconociendo el patrón de
posibilidades de adaptación del mismo.
Comprobar que las pruebas sean fiables, es decir, que los resultados
pueden reproducirse al efectuar las pruebas en las mismas
condiciones. La fiabilidad indica el grado de repetitiviaad o
consistencia de la prueba.
a Las pruebas deben proporcionar resultados exactos y precisos.
Entendemos por exactitud a la capacidad de aproximarse al valor
verdadero de la medida, mientras que precisión se refiere al valor
m ínim o apreciable entre dos valores.
evaluación de la carga
Los DE son demasiado complejos para ser observados y comprendidos a partir de
ciertos conocimientos que aportan las teorías conductistas y mecanicistas (345).
Con el fin de optimizar el rendimiento, se debe disponer de una información
completa y compleja de lo que ocurre en el partido o competición, para ello se
debe tener conocimiento sobre las diferentes dimensiones que integran el depor
te: técnica, táctica, condicional, socioafectiva, así como de las relaciones que se
puedan establecer en y entre ellas (346).
352
La necesidad de conocer los efectos del entrenam iento que se aplica a los depor
tistas —el cual se ha diseñado a partir de las experiencias de otros entrenadores e
investigadores y, en el peor de los casos, en base a la intuición del propio entrena
dor— nos lleva a buscar sistemas que nos den información sobre lo que le ocurre
al deportista como consecuencia de las cargas aplicadas. Si no se evalúa es como ir
a ciegas, sin saber si se dan los efectos previstos. No obstante, estar bien documen
tado y formado no garantiza que el entrenamiento aplicado tenga las consecuen
cias previstas. Los estudios y experiencias que se han publicado se han realizado
con otras personas —distintas de los deportistas a los que se está entrenando—, lo
cual no garantiza que estos den la misma respuesta a los estímulos del entrena
miento. Por todo ello resulta imprescindible tener un control del entrenamiento,
más allá de los resultados que pueda ir proporcionando la propia competición.
Los indicadores del volumen son los del tiempo de posesión, de ataque o defen
sa, número y duración de las diversas acciones, distancias totales o a diferentes
velocidades, carreras por encima de cierta velocidad (esprints), las aceleraciones
(arrancadas, frenadas y cambios de dirección), choques o impactos y la frecuen
cia cardíaca media.
figura 65. Recorrido, velocidad, frecuencia cardiaca y altura durante un partido de polo (Padullés, 2004)
Los indicadores de la intensidad son la velocidad (media, máxima y por encima
de umbrales establecidos), la aceleración máxima, la máxima frecuencia cardíaca
alcanzada y el núm ero de aceleraciones por unidad de tiempo (Figura 66). Re
cientemente se han incorporado nuevos indicadores como las asimetrías en la
zancada de carrera, usadas para valorar la mecánica de la misma, especialmente
en etapas de rehabilitación o retorno a la competición. Basándonos en los es
tudios de Di Prampero (348) y de Osgnach (349) podemos calcular la potencia
metabólica (MP), asociadas a esta se pueden determinar tanto la carga metabólica
(J/kg) como la potencia media relativa (W/kg) o la distancia en carga metabólica
alta (m), entre otras variables.
figura 07. Distancia total a alta Intensidad y a máxima velocidad en la primera y segunda parte de un partido medidas con seml-automatlc
multiple-camera system (MCS. n%20). thevideo-basedtime-motionmlysissystm (VTM. ní4l7). GPS-I (n!d8), y GPS-2 W 3 ) .
357
— — —H
GPS y los que utilizan análisis a partir de la imagen (351) se ha podido observar
que, en algunos parámetros como las distancias recorridas a ciertas velocidades,
se dan diferencias que aconsejan que los datos sean tomados con precaución (Fi
gura 67).
evaluación de la carga
«Los conocimientos autónomos deben convertirse en acciones prácticas y volver
a la teoría para enriquecer los contenidos obtenidos en dichas prácticas. Lo que
se oye, se olvida. Lo que se ve, se recuerda. Lo que se hace, se comprende.»
Piasenta, 2007
De acuerdo con esta definición, la evaluación debe tener en cuenta todo el rango
de velocidades —tanto en la fase excéntrica como en la concéntrica— de la acción
muscular.
En muchos casos, las pruebas de campo proporcionan datos que perm iten prede
cir resultados deportivos, ya que ejecutan patrones de movimiento parecidos a los
del gesto deportivo. Por ejemplo, una carrera de 100 m lisos puede estar altamente
correlacionada con un test sobre 30 m, pero este test no proporciona suficiente
información sobre los procesos musculares y energéticos. Tampoco discrimina
entre las distintas manifestaciones de fuerza implicadas. Por lo tanto, hay que
diferenciar los objetivos del test, que puede:
9 Predecir resultados.
En el prim er caso, el test debe ser lo más parecido posible a la especialidad, hasta
el extremo de que podemos afirmar que el mejor test es la propia prueba. En el
segundo caso, la ejecución del test puede estar más alejada de los patrones m o
trices del gesto deportivo si con ello nos informa de los procesos que intervienen
en el entrenamiento. Los test de campo han sido utilizados ampliamente por en
trenadores y deportistas por su facilidad y bajo coste, normalmente son pruebas
de dinamometría isoinercial, es decir, se usan masas constantes conocidas. Los
movimientos más utilizados son levantamientos, saltos, lanzamientos y carreras.
tabla 5. Fórmulas que permiten calcular el IRM a partir de una masa conocida (0) y el número máximo de repeticiones (n)
instrumentos de registro
fotografía y cinematografía
Puesto que la respuesta parpadeo del ojo hum ano es de 10 imágenes por segundo,
no puede ver los detalles de un objeto en movimiento. Por otra parte, el ojo no
hace un registro del movimiento, el instrum ento de registro es el cerebro, el cual
pierde rápidamente información de los detalles que ha podido tomar de los obje
tos que se mueven. La posibilidad de m antener en la m em oria los detalles depen
de de la cantidad de información que contiene el objeto, de la velocidad del objeto
y de sus partes, de las interferencias, etc. Ante esta situación, se crea la necesidad
de congelar el movimiento. Desde la aparición de dispositivos de registro de la
imagen los investigadores empiezan a hacer uso de aparatos que proporcionan
imagen fija a partir del movimiento. Recientemente ha aparecido en el mercado
SENSORES Y MÉTODOS DE DETECCIÓN MÁS FRECUENTES
MAGNITUDES j
Posición
Acceleración
Sensores Distancia Velocidad Fuerza
Vibración
Desplazamiento
Potenciómetros
Galgas
Resistivos Galgas Potenciómetros Galgas
+ masa-resorte
Magnetorresistencias
Condensadores Galgas
Capacitivos capacitativas
diferenciales
Ley de Faraday
Transformadores
Magneto-elástico
diferenciales Transformadores
Inductivos y Transformadores
diferenciales
electro diferenciales + Transformadores
Corrientes Focault
magnéticos masa-resorte diferenciales +
Corrientes Focault
célula de carga
Efecto Hall
Efecto Hall
Piezoeléctricos +
Generadores Dinamo Piezoeléctricos
masa-resorte
Encoders increm.
Digitales Encoders increm.
Encoders absolutos
sistemas de evaluación
El proyecto Chronojump Boscosystem (www.chronojump.org) es una solución
libre creada por Xavi de Blas (356) y usada por entrenadores, profesores y estu
diantes; se trata de una herramienta informática para medir, gestionar y obtener
estadísticas de test de salto, carrera, ritmo o de cualquier tipo basado en la medida
de tiempos. Tanto el software como el hardware han ido evolucionando gracias a
la colaboración de personas de todo el m undo que participan compartiendo sus
conocimientos y los datos que obtienen al ejecutar los test. El sistema permite
conectar todo tipo de sensores basados en contactos eléctricos, electromagnéti
cos, optoacoplados o basados en semiconductores. O tra característica que lo hace
especialmente interesante es que el software puede controlar varios procesadores
al mismo tiempo. El sistema Chronojump se ha convertido en un referente a nivel
mundial utilizado por universidades, equipos deportivos, entrenadores y depor
tistas. Se han desarrollado varios dispositivos que se pueden conectar al sistema,
plataformas de salto de diferente tipo, células fotoeléctricas, encoders lineales y
rotatorios. Al mismo tiempo, se han ido incorporando nuevos test al programa,
más de 50, siempre a propuesta de los usuarios (Figura 68).
También han ido apareciendo nuevos dispositivos que perm iten crear cualquier
aparato de medida, el más popular es Arduino, creado por Massimo Banzi, que
ha supuesto una revolución en el m undo del diseño de instrumentos; con un cos
te de menos de 40 € permite conectar todo tipo de sensores y puede conectarse
fácilmente a un ordenador o dispositivo móvil para procesar las señales obteni
das. Siguiendo la experiencia de Arduino, se han creado ordenadores m iniatura
orientados a la captura y tratam iento de señales como Raspberry Pi y Banana Pi.
Otro dispositivo especialmente interesante es Bitalino, orientado a la captura y
tratamiento de señales biológicas (Figura 69).
figura 69. Dispositivo programable para el registro y medida de señales biológicas basado en un circuito Raspberry Pi
367
¿cómo controlar la carga
in duda, el m ayor legado de
joséluis rjol
Nací en Zaragoza y siempre he vivido aquí, excepto cuando he tenido que de
splazarme por motivos laborales o de formación. Jugué en diferentes equipos es
pañoles como futbolista profesional en 2a División durante 6 años (Atlético de
Madrid, Linares, Cartagena y Logroñés) y me retiré a los 26 años para centrarme
en mis estudios en el INEF de Madrid. Posteriormente, inicié los cursos de doc
torado (defendí la tesis en 2004) e inmediatamente después formé parte de la
prim era promoción del Máster en ARD del COE, estudios que simultaneé con
los cursos de entrenador de fútbol; y no teniendo suficiente, seguí con el Master-
cede, el Máster de Preparación Física en Fútbol, así como distintos posgrados de
coaching y dirección deportiva y cualquier congreso o jornada que me pareciera
interesante. En cada momento de mi carrera he tratado de poner en práctica la
formación recibida.
antonio
Nací en Santander, aunque pasé mi infancia en Castro Urdíales (Cantabria). Una
vez cursada la EGB, mi vida se desarrolló principalmente en el País Vasco llevan
do a cabo allí tanto el bachiller como la carrera universitaria (IVEF 1997-2002).
Posteriormente, he completado mi especialización mediante 4 másteres y un doc
torado, además de haber realizado los cursos de entrenador, tanto de fútbol como
de fútbol sala. Considero que la formación debe ser continua y permanente, pero
si tuviera que destacar un valor determinante sería el hecho de dudar, de consid
erar que todo lo que recibimos como formación no es más que un punto de parti
da para atreverse a dudar, a reflexionar, a pensar y a llevar a la práctica diferentes
cosas. Como tradicionalmente nos han mencionado, la teoría es una cosa y la
práctica es otra distinta.
Mi trayectoria profesional me ha llevado a ir cubriendo etapas en diferentes lu
gares. Tras 3 años en el equipo de mi ciudad, Castro Urdíales, me fui otras 3
temporadas al equipo de Bilbao (consiguiendo subir a la máxima categoría). Tras
ello decidí dar el paso de salir a un equipo con otro tipo de aspiraciones, así com
pleté un ciclo de 4 años en Santiago de Compostela. Desde 2008 hasta esta última
temporada he desarrollado m i labor de preparador físico en la Selección Nacional
de Fútbol Sala y en la actualidad lo hago en la Cultural Leonesa. Creo que el m o
mento que más he disfrutado profesionalmente fue conseguir un ascenso con un
equipo, es algo mágico. También debutar con el equipo nacional fue un momento
que se me quedó grabado en la retina para siempre. Respecto a lo de sentirme
identificado, me siento identificado siempre y cuando el equipo esté dispuesto
a reducir el porcentaje del factor suerte, porque hemos realizado un trabajo de
calidad. Por lo tanto, he intentado fluir y disfrutar en cada contexto.
david álvarez
Nací en Las Palmas de Gran Canaria, crecí aquí, estudié las dos carreras (FCAFD
y Fisioterapia) y me doctoré en la universidad de mi provincia.
Fui preparador físico y fisioterapeuta del Universidad de Las Palmas de GC, tan
to en Segunda División A como en Segunda División B. Posteriormente, estuve
como fisioterapeuta-recuperador en el prim er equipo del FC Barcelona durante
las temporadas 2008-2009 y 2009-2010. Trabajé como preparador físico y fisioter
apeuta personal de Thierry Henry en los NY Red Bulls de la MLS de EE. UU. y
entre 2012 y 2015 fui responsable del Área de Rendimiento de dicho club. Volví a
mi tierra para dirigir el Área de Fisioterapia y Recuperación de la UD Las Palmas
en La Liga y en la actualidad trabajo para el Birmingham FC como Head o f Sports
Science and Medical.
en mis estudios anteriores. Fue clave para mí conocer a profesores cuyas teorías
había estudiado en la carrera pues, unos años más tarde, al coincidir con ellos en
el máster, pude entender mejor cómo aplicar esos principios en el trabajo. Recu
erdo todavía el impacto que me provocó la charla magistral que dio Xesco Espar
en la clausura del máster en 2005. Desde el punto de vista personal, el máster me
ayudó a parar de trabajar y hacer un paréntesis de vez en cuando, aun cuando
piensas que no puedes faltar al mismo para seguir formándote, perdiendo días
libres y haciendo un esfuerzo económico importante. Quizás por ello lo disfruté
tanto. Desde el punto de vista profesional, me dejó huella porque posteriormente
trabajé en ese club, el Batya, y en esa ciudad, Barcelona. Tengo la sensación de
que ese máster fue un preámbulo de lo que me iba a pasar. Además, gracias a José
Manuel Sánchez conocí una técnica terapéutica (la EPI) que marcó los siguientes
años de mi profesión. Definitivamente, he podido aplicar la gran mayoría de los
conocimientos que adquirí. Si bien es cierto que muchas otras cosas no son apli
cables porque la realidad laboral no es siempre la que esperas, básicamente me
preparó profundam ente para lo que me he encontrado en los siguientes 12 años
de mi carrera.
albert
Nací el 5 de agosto de 1984 en La Pobla de Lillet, un pequeño pueblo de la comar
ca del Berguedá (Barcelona), aunque a los 6 años me trasladé a Ripoll (Gerona)
donde resido actualmente. Mi formación académica durante los años de estudio
de ambas carreras (CAFyD y Fisioterapia) en la Universidad de Vic fue deter
m inante a la hora de adquirir y asentar las bases de mis conocimientos, esas son
las raíces del árbol. El doctorado (INEFC/UB) me formó en el ámbito de la in
vestigación y me enseñó a tener una visión y perspectiva científica de las cosas.
Los dos másteres (Alto Rendimiento en DE —Mastercede— y Alto Rendimiento
en Fútbol —MBP SportNetworking—) y el postgrado (Readaptación al Esfuer
zo —INEFC/Fundació Universitaria del Bages—) fueron los que me aportaron
la calidad necesaria para poder desarrollar mi vida profesional, me impregnaron
de conocimiento teórico basado en la práctica, me situaron en la realidad del
deporte de alto rendimiento, fueron la clave; hasta ese m omento tenía claro qué
hacer, pero no sabía cómo hacerlo.
No sería justo si destacara o valorara una sola experiencia sobre las demás, porque
todas ellas me han ayudado a mejorar y a ser quién soy hoy en día, tanto a nivel
personal como profesional, pero si tuviese que destacar una sería mi experiencia
de tres años en los Estados Unidos de América. Me aportó muchísimo en todos
los niveles, personalmente, porqué dejé mi zona de confort, donde lo tenía todo
—familia, amigos, trabajo... — y me tuve que adaptar a una nueva cultura, país,
idioma y modo de vida, y eso te curte. A nivel profesional hice un salto de calidad,
empecé a trabajar en un prim er equipo profesional y a codearme con jugadores
que eran leyendas vivas en su deporte. Además, tuve que desempeñar varias tar
eas a la vez, algunas de las cuales no había hecho antes, eso fue como otro máster,
el día a día era un aprendizaje constante, crecí exponencialmente y me tuve que ir
adaptando a las situaciones que surgían. Podría decir que estudié dos másteres a
la vez, uno personal y otro profesional. Destacaría a dos personas que me m arca
ron tanto por su hum anidad en el trato personal y como por su gran profesionali-
dad en el día a día: Lluís Til, que fue mi supervisor en el CAR y mi responsable en
el FC Barcelona, y David Álvarez, que fue mi responsable los dos primeros años
de mi etapa en los New York Red Bulls, y que lo es ahora en el Birmingham FC.
Me demostraron que ambas cosas no están reñidas, a pesar de que mucha gente
no pueda entender que un jefe puede ser también un amigo. El trato a la hora de
dirigir personas y equipos de trabajo es algo que admiro de ellos. Podría decir
que es un don natural que poseen que, sumado a los amplios conocimientos y
formación académica que tienen, les convierte en personas excepcionales.
En mi vida como jugador, Jorge Mena —que en paz descanse— me marcó a nivel
personal. Luchar por lo que quieres sin rendirte nunca era una de sus premisas.
Posteriormente, en m i carrera profesional, hay 3 personas que me han marcado
en diferentes cuestiones: Julio Tous, José Luis Arjol y Alberto Méndez-Villanueva.
rafael maldonado
Nací el 3 de abril del Año de la Constitución y me crie en Arahal (Sevilla), uno de
los pueblos de La Campiña sevillana, famosa por sus aceitunas prietas. A los 19
años me mudé a Granada para estudiar la licenciatura y, recién acabado, comencé
mi andadura profesional, primero por Andalucía (Huelva, Cádiz y Sevilla) y, pos
teriormente, por Barcelona, Londres, Florencia y actualmente Nueva York.
Citaría a bastantes personas que me han marcado, pero de entre ellas destacaría a
dos (para mí imposibles de separar): José Manuel Quintana y Julio Tous. Amigos
ante todo, ambos me han enseñado incondicionalmente aspectos esenciales para
mi crecimiento: me han ayudado a ser mejor persona y profesional. De ellos de
stacaría, además de su amistad, su honestidad, su capacidad de generar cono
cimiento y su valentía profesional.
xisco
Nací en La Laguna, donde pasé los primeros años de mi vida hasta que con 13
años mi familia se trasladó a vivir a Santa Cruz de Tenerife, donde yo ya estudiaba
en el Colegio Hispano Inglés desde hacía unos años. Nunca fui un gran estudi
ante, creo que en parte porque no había muchas materias que me apasionasen, y
fue gracias a la insistencia de mi m adre que aprobé lo que entonces era el COU y
la Selectividad. Estudié CAFD en la Universidad Europea de M adrid y posterior
mente realicé un curso de Experto Universitario en Actividad Física y Salud, al
mismo tiempo que el Master en Alto Rendimiento del COE.
Empecé a trabajar como preparador físico en todas las categorías, desde la for
mación hasta los profesionales, en el Tenerife Baloncesto y Náutico. Tras varios
años compaginando estos puestos con el de profesor de Educación Física, de
cidí invertir en tecnología y posteriormente crear m i propio centro, RED Recu
peración y Entrenamiento Deportivo, y dedicarme a ello en exclusividad. Esto
me abrió nuevas puertas y la oportunidad de entrenar a multitud de deportistas,
desde amateur a olímpicos, así como trabajar junto al grupo de Michal Novotny,
con quien sigo colaborando como asesor de tenistas como Tomás Berdych, Vasek
Pospisil, Dominic Thiem, Dominika Cibulková o Lude Safárová. Desde la tem
porada 2013-14 también trabajo como preparador físico del Iberostar Tenerife
(ACB), equipo que ha ido superándose y m ejorando su rendimiento año tras año.
Para mí, form ar parte de este grupo, donde tienes la confianza y el respeto de los
jugadores, del club y el apoyo del cuerpo técnico —encabezado por Txus Vidorre-
ta, junto a Marco y Nacho—, que valoran mi trabajo y lo consideran fundamental,
es algo muy gratificante y motivante. En la tem porada 2016-17 se produjo el m i
lagro: tras 23 jornadas disputadas, el equipo era líder a dos victorias del Madrid
y a tres del Bar^a. Disputamos la fase final de la Copa del Rey, nos clasificamos
para los playoffs por prim era vez en la historia del club y, además, conseguimos
el prim er título europeo (Champions League). Aparte de estos logros, mi trabajo
—junto al de los fisioterapeutas— ha ido evolucionando y mejorando en los úl
timos años, centrado en la mejora del rendimiento y la prevención de lesiones,
vamos reduciendo año tras año el número de lesiones por sobreuso o agudas sin
contacto, hecho que permite a Txus trabajar el mayor número de sesiones posible
con todos los jugadores profesionales y en las mejores condiciones.
invisible... En esta era donde está todo cuantificado (metros recorridos, num e
ro de esprints, desaceleraciones...) dentro del entrenamiento, muchas veces no
sabemos qué hace el deportista cuando term ina el trabajo. Vuelvo loco a m i com
pañero Pedro Valdivieso con ideas de entrenamientos, objetivos de las triseries,
orientación de las tareas y demás, pero lo más im portante de todo es que estas
conversaciones enriquecen muchísimo.
Por último, esta última tem porada estoy viviendo, aprendiendo y disfrutando de
lo que yo denomino «evolución del modelo de juego» gracias a los jugadores, por
su profesionalidad y ética de trabajo, pues son como esponjas, capaces de asimilar
enseguida cualquier nueva información o modificación en el planteamiento, y
también al cuerpo técnico, que es capaz de seguir evolucionando nuestro modelo
de juego. En cuanto al máster, solo tengo buenos recuerdos. No hay duda sobre la
calidad de los profesores e invitados, o la cercanía de Julio Calleja, Gerard Moras
o Padullés, por citar a algunos. Como ya dije al principio, he creado un vínculo
con compañeros de distintas partes del país que me han ayudado a abrir otras
puertas. Aparte de la materia y de los contenidos adquiridos en el máster, me sigo
planteando nuevos aspectos o tareas a desarrollar que implican un constante reci
claje y que me perm iten seguir evolucionando como preparador físico. Un ejem
plo de ello es que ahora cada tarea o cada triserie se plantean de m anera diferente
a la de hace dos años y completamente distinta a la de hace 10 años.
rubén
Nací en Valencia, donde realicé tanto los estudios básicos, federativos como uni
versitarios. En la Universidad de Valencia, me desarrolle como profesional espe
cialista en actividad física y deporte, concretamente en rendimiento deportivo
y más específicamente en fútbol. Mi formación académica se compones básica
mente, de cuatro pilares. El prim ero es la licenciatura en FCAFD, después realicé
simultáneamente el máster y el doctorado. El máster lo concluí en los dos años
estipulados, más un tercer año durante el cual realicé el trabajo final de máster
tutorizado por Joan Solé. Tras realizar el prim er año, tuve que posponer m i doc
torado. Como tercer pilar cuento con mi formación federativa en fútbol, que con
sidero clave para la especialización dentro del rendimiento deportivo. Por último,
y no menos importante, quiero destacar todos los cursos realizados en etapas
posteriores, las visitas a clubes de élite, las charlas con grandes profesionales y
la observación. La formación es clave en el desarrollo profesional. Es la base y el
soporte de todo. A mayor formación, mayor capacidad de analizar, cuestionar,
aprender, desaprender y mejorar el día a día.
xavier
Nací en Barcelona el 16 de mayo de 1980. Viví del 83 al 90 en Argentina. Del 90 en
adelante, fui al colegio y al instituto en Barcelona y luego asistí a la universidad y
me doctoré en Lleida. Me considero nacido y criado en Barcelona, con el parénte
sis (importantísimo) de vivir 6-7 años Argentina. Aparte de la citada formación,
realicé un máster en Fisiología Integrativa en la Facultad de Biología (UB) y ahora
estoy haciendo mi segundo doctorado en Computer Science y Performance Anal-
ysis (Victoria University, Melbourne).
juan manuel no
Nací en Argentina, cumplimenté mi carrera de INEF en Buenos Aires, también
la especialización en preparación física del futbolista, de un año más de carre
ra (1985-1989). Una vez finalizada la especialización en fútbol, realicé un curso
intensivo de Especialización en Investigación Científica Deportiva (1991-1993)
en el CENARD (Centro Nacional de Alto Rendimiento). Ya en España, realicé
la convalidación y homologación de mi título argentino en el Ministerio de Ed
ucación en M adrid como Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el De
porte. Mientras estuve trabajando en Italia aproveché para realizar un máster de
un año en Preparación Física en Deportes de Conjunto repartido en tres sedes
(Macolin, Lyon y Turín), con profesores italianos y franceses.
Comencé el máster en el ciclo que va desde el año 2010 hasta el 2012, compar
tiendo las clases con alumnos como Josu Barrenetxea, Miguel Gomila y Gaspar
Mesquida, entre otros. Siempre he buscado la excelencia y la elección de las más
efectivas sesiones y tareas para lograr el mejor rendimiento del futbolista, por lo
tanto, como eternos aprendices que somos, buscando la sabiduría y la evolución
como profesional no he dudado en cursar este máster, que ha sido un elemento
clave para satisfacer muchas de mis inquietudes sobre lo que intentaba evolucio
nar en el entrenamiento de la fuerza como factor relevante y superador en el ren
dimiento. He tenido el placer de asistir a todo tipo de clases, ponencias, charlas y
muestras prácticas de alto nivel a cargo de profesores como Gerard Moras, Julio
Tous, Josep Padullés, Daniel Romero, Paco Seirul-lo, Javier Jorge, Xesco Espar,
Iñigo Mujika, Richi Serrés y Joan Forcades, exposiciones que, naturalmente, repe
tiría por el gran enriquecimiento que suponen al ofrecer siempre una posibilidad
de cuestionarnos la estrategia de trabajo a la hora de planificar y aprovechar las
sesiones de entrenamiento disponibles. Conocimientos, metodologías y evalua
ciones que he podido poner en práctica en las experiencias sucesivas de trabajo
en Mallorca y Boca Juniors, sobre todo cuando los equipos se encuentran jugando
a una frecuencia baja de competencias por temporada, dinámica con la cual me
identifico más. Tuve que evolucionar y replantearme algunas cuestiones acerca de
la metodología clásica que implementaba en mis comienzos y que, si bien debo
reconocer que me había dado muy buenos resultados, no encontraba una trans
ferencia y especificidad real que pudiera beneficiar al jugador y al equipo.
agustín
Nací en Monzón, un pueblo con tradición deportiva de la provincia de Hues
ca, crecí profesionalmente en Barcelona y sentí lo que es el alto rendimiento en
tierras aztecas: México. El fútbol lo fue todo desde pequeño, como casi todos los
niños quise ser futbolista y, como le pasa a la mayoría, no tuve el nivel suficiente
para estar entre ese puñado de elegidos que son los deportistas de élite. Así que
en ese m omento la decisión fue fácil, «si no puedo ser futbolista, voy a tratar de
vivir cerca de ellos», por eso me formé y lo di todo, como siempre había hecho,
para ser preparador físico de fútbol. Comencé mi formación estudiando Ciencias
de la Actividad Física y el Deporte, y term inar la licenciatura no fue un punto
final sino el comienzo de la búsqueda de respuestas a todas las preguntas que en
ese momento tenía. Así comencé a cursar todos los másteres que estaban a mi
alcance: el de Alto Rendimiento Deportivo (COE, M adrid), el de Actividad Física
y Entrenamiento Deportivo (INEFC, Barcelona), el de Entrenamiento de Fuerza
(UCAM, Murcia) y el de Alto Rendimiento en Deportes de Equipo (MASTER-
CEDE, Barcelona).
Es difícil señalar a una sola persona que me haya marcado, creo que al final cada
uno de nosotros somos la suma de muchos otros; sin duda, profesionalmente las
personas más importantes para mí han sido Joan Vilá, Caries Romagosa y David
Hernández, en mi prim era etapa profesional, del 2006 al 2010. A continuación,
Gerard Moras y Joan Solé, que me acogieron en su despacho y laboratorio del
INEFC durante el año 2010. En 2011 Marco Garcés, director deportivo del Club
Pachuca, fue quién me dio la oportunidad de trascender en un equipo de élite.
Pero esto no hubiera sido posible sin el asesoramiento de Dani Romero, profe
sor del máster, que dedicó 2 años de su vida semana a semana a tratar con sus
enseñanzas y consejos que mi trabajo en Pachuca fuera un éxito. Finalmente, cier
ran el círculo Julio Tous, Gustavo Metral e Iñigo Mújika; su ejemplo es, sin duda,
una inspiración para continuar creciendo y logrando objetivos.
femando hernández-abad
Nací y crecí en San Cristóbal de La Laguna, aunque me marcó mucho mi estancia
de estudios durante dos años en La Habana (Cuba), donde gracias a una beca
INDER me formé en el Instituto Superior de Cultura Física Manuel Fajardo. Unos
profesores de altísima calidad hum ana consolidaron el concepto que tenía sobre
algunos valores del deporte. Posteriormente, obtuve la licenciatura en la FCAFD
de Las Palmas de Gran Canaria y el doctorado en Ciencias de la Salud en la Uni
versidad de La Laguna.
Óscar
Nací en La Laguna (Tenerife) y allí realicé mis estudios de EGB, BUP y COU,
para posteriorm ente irm e a Gran Canaria a cursar mis estudios universitarios
(FCAFD).
aníonio gómez
Nací en Murcia y con 18 años m e fui a León para estudiar INEF con varios com
pañeros de la región. Volví a Murcia a hacer el doctorado (lo concluí en la Uni
versidad de Zaragoza en 2014) y empecé mi andadura con la preparación física en
fútbol a nivel base y amateur. Después tuve la oportunidad de ir a trabajar a Ingla
terra al fútbol profesional. Allí estuve durante 5 temporadas (Liverpool, 2006-08;
Sunderland AFC, 2008-09; Ipswich Town, 2010-12) y por fin pude desarrollar
todo lo aprendido en clubes y staffs fantásticos que me invitaron a quedarme allí
para toda la vida. Me casé y, en contra de la opinión de mucha gente, volví a Es
paña, a Murcia, a intentar seguir m i carrera más cerca de mi familia. Actualmente
llevo en Barcelona 5 temporadas, las 4 primeras en el FC Barcelona B y ahora
en el prim er equipo como preparador físico. Aquí he tenido la suerte de volver
a coincidir —y aprender— con el maestro Paco Seirul-lo, y es como si se hubiera
cerrado el círculo después de todos aquellos conocimientos del máster al poder
vivir in situ todas sus enseñanzas.
Empecé el máster en el año 2003 siendo parte de la prim era promoción, en una
búsqueda de nuevos conocimientos acerca de los DE. Recuerdo que veníamos de
Murcia con 2 compañeros más, David Vidal Mateo y Xavier Juliá (compañeros
míos en el Real Murcia y Orihuela, respectivamente), con los que compartí
viajes, conocimientos, experiencias y sueños profesionales. El máster me aportó
la formación de calidad que necesitaba y que no tenía al completo después de
estudiar INEF. Además de nuevos conocimientos, perspectivas y tendencias de
entrenamiento, me perm itió plantearme múltiples cuestiones y valoraciones so
bre lo que yo hacía, sobre lo que había leído previamente y lo que creía que era
correcto. Siendo sincero, me abrió la mente al m undo específico de los DE, a
partir del entrenamiento estructurado y sus diferentes capacidades condiciona
les pude entender y clarificar la necesaria optimización del rendimiento para mi
deporte. Como profesional, supuso un punto de inflexión enorme, vital para mi
progresión y para visualizar que todo lo que yo ansiaba y soñaba en convertirme
era posible. Desde el prim er momento, intenté aplicar todos los conocimientos
adquiridos. Recuerdo la ansiedad por acudir a aquellas clases de los sábados una
vez al mes para preparar los siguientes microciclos con las nuevas tendencias que
nos enseñaban en clase. Ahora muchos jugadores (en su día niños o jugadores
amateurs de mis primeros años) me paran por la calle y guardan un gran recuerdo
de aquellos entrenamientos que no solo les perm itían estar en mejor forma, sino
que les hacían pensar y tomar decisiones. En mi etapa profesional ha sido muy
valioso todo aquel conocimiento, pues con medios materiales y humanos extraor
dinarios he podido optimizar aún más mis recursos y llegar a la conclusión de que
todo lo aprendido puede ponerse en marcha y dar unos resultados excelentes. Por
todo ello, siempre estaré agradecido y espero que esta formación pueda seguir así
durante mucho tiempo.
397
moisés
Soy natural de Fuentes de Andalucía (Sevilla). Estudié la diplomatura de Fisio
terapia en la Universidad de Sevilla y posteriormente la Licenciatura de Ciencias
de la Actividad Física y el Deporte en Granada. Realicé el máster de Preparación
Física en el Fútbol de la RFEF/UCLM y mi tesis doctoral en la Universidad de Se
villa sobre respuesta funcional y biológica asociada al entrenamiento vibratorio.
Había recibido una formación basada en la perspectiva tradicional de entrena
miento, por lo que me decidí por el Máster de Alto Rendimiento en Deportes de
Equipo con la intención de conocer otros métodos de entrenamiento, los cuáles
son los que utilizo fundamentalmente en el día a día.
Desde 2005 trabajo como profesor del Departamento de Educación Física y De
porte de la Universidad de Sevilla. Como preparador físico vinculado al fútbol he
conocido prácticamente todas las categorías amateurs del fútbol español, hasta
que en 2010-11 el Sevilla FC me da la oportunidad de trabajar como readapta
dor físico deportivo con los equipos de escalafones inferiores. En las temporadas
2011-12 y 2012-13 realizó la misma función pero en el prim er equipo. En las tem
poradas 2013-14, 2014-15 y 2015-16 trabajo como preparador físico en el cuerpo
técnico de Unai Emery que consigue tres UEFA Europa League consecutivas. En
la tem porada 2016-17 continúo trabajando en el prim er equipo del Sevilla FC
como preparador físico asociado al cuerpo técnico y en la presente tem porada he
decidido comenzar un nuevo proyecto como responsable de la preparación física
en el Levante UD.
Comencé el máster en el año 2011. En esta promoción éramos varios los com
pañeros de Sevilla, como José Ramón Plaza, Juan Luis M artín, Enrique Bañuls,
Gabriel Suárez... El máster me sirvió para abrir la mente y entender el entrena
miento desde una nueva perspectiva que era en gran parte nueva para mí. Esa
perspectiva es la que hoy día utilizo como base para el desarrollo de mi trabajo.
He tenido la suerte de poder trabajar en un cuerpo técnico donde el entrenador
ha confiado en mi trabajo, perm itiéndom e llevar a cabo una metodología basada
en muchos conocimientos que adquirí en el máster, tanto desde el punto de vista
de la periodización como desde la perspectiva del diseño de tareas de entrena
miento.
José Luis Arjol. media vida en el Real Zaragoza Antonio Bores en su etapa con la Selección Española de Fútbol Sala
ALTARRIBA ’>
4 Ve-j*
Antonio Gómez en su etapa en el FC Barcelona Fernando aplicando sus propuestas de Estabilidad Dinámica Rotacional
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