COLOMBIA A TRAVES DE UNA MIRADA ÉTICA

ÉTICA DEL DISCURSO ÉTICA AXIOLÓGICA ÉTICA DE LA LIBERACIÓN

Se centra en que, del mismo
modo que existen estructuras
sintácticas y gramaticales,
también existe una pragmática
contenida en el habla
cotidiana.
La ética del discurso está más
cerca de las posiciones
liberales que de las posiciones
comunitarias.
Se busca la reconexión de lo
público y lo privado que la
democracia liberal ha
separado para protegerse de
la extinción socialista de lo
privado.
Plantea que algunos objetos
existentes en el mundo (la
mayoría) tienen, además de
las cualidades ya conocidas,
otro tipo de cualidades: las de
valor. Son cualidades que nos
hacen atractivos o repulsivos
los objetos que las ostentan.
No sólo trata de los valores
positivos, sino también de los
valores negativos, analizando
los principios que permiten
considerar que algo es o no
valioso, y considerando los
fundamentos de tal juicio.
Es bueno aquello que realiza
un valor y malo aquello que lo
impide. El valor moral de la
persona radica en los valores
objetivos, de carácter positivo
o negativo, que encarnan en
su conducta.
Mundializa el filosofar, en el
sentido de que todos los
hombres de cualquier cultura
pueden filosofar, y que esta
capacidad no es privilegio sólo
de los europeos y
occidentales.
Parte del contexto de los
grupos humanos, de las
condiciones histórico-
culturales de cada
colectividad, porque en ellas,
se dan aspiraciones concretas,
desde las cuales se ha de
buscar la unidad, la identidad y
la universalidad, siempre a
través de la crítica.
Realiza una ruptura respecto
de la concepción del ser que
tienen los europeos, piensan
en el mundo occidental, como
el único existente, más allá del
cual no habría nada, negando
así el ser de Asia, de África, de
América, negando el ser de las
culturas no-occidentales.

REFLEXIÓN:

En Colombia se tiene una evidencia muy marcada sobre el tema de exclusión, no solo exclusión
por diversidad de géneros, sino de razas, Colombia es un país diverso en cultura y aun así no existe
la inclusión, no se normaliza a los indígenas, a los afrocolombianos, a los gitanos, a los mestizos, e
incluso a los blancos, razas que son propias de Colombia; se da un juicio de valor a las personas
solo por su apariencia, no nos tomamos a la tarea de conocer, de analizar el contexto o la situación
de cada uno, sino que juzgamos indiscriminadamente solo por un color, por una raza, por un
género, o no siendo menos, de donde se proviene, nos creemos con el derecho de juzgar, pero no
dejamos que nos juzguen, somos un país intolerante e indolente, solo nos importa el yo, y el solo
yo, pasando por encima del otro y nos negamos a darle el valor que se merece por derecho
propio.