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Nadie sabe realmente cuando los naipes empezaron a utilizarse para la adivinación,
aunque ya en el siglo XV cartas con imágenes adicionales (triunfos) se añadieron a las
barajas de naipes. Estas cartas representaban imágenes de dioses, héroes o motivos
para expresas ideales filosóficos, sociales, astronómicos u otros. La primer mención
conocida de la práctica de la cartomancia estilo tarot aparece en la literatura en el
siglo XVI. En siglo XVIII aparecieron en muchos manuscritos métodos simples de
adivinación utilizando cartas.
Como muchas de las primeras barajas del Tarot fueron pintadas a mano, no se
crearon en grandes cantidades. La producción masiva de las cartas sólo fue posible
en 1440 con la invención de la imprenta. El más común de estos mazos impresos
antiguos es el Tarot de Marsella francés, el cuál está disponible todavía en la
actualidad.
No fue sino hasta los siglos XVIII y XIX que el tarot fue tratado con entusiasmo por las
sociedades ocultistas y esotéricas para su uso en la adivinación. Un clérigo suizo
llamado Antoine Court de Gébelin escribió un tratado llamado Le Monde Primitif (El
Mundo Primitivo) que conectaba las imágenes del tarot de Marsella con los misterios
de Isis y Thoth, por lo tanto siempre uniéndolos a ambos (Aleister Crowley tomaría
esto en cuenta luego al crear su propia baraja Thoth). De Gébelin hizo muchas
afirmaciones en lo referente a la conexión existente entre los triunfos del tarot y
Egipto, las cuales fueron desmentidas luego por los egiptólogos.
Los mazos del tarot moderno contienen 78 cartas, desglosados en dos secciones, el
Arcano Mayor y Menor (términos modernos usados sólo en relación al tarot utilizado
con fines de adivinatorios). Los 56 Arcanos Menores, o números, están desglosados
en cuatro palos de catorce cartas cada uno. Estas cartas están numeradas del uno
(As) al diez; y hay cuatro cartas con figuras, similares a una baraja de naipes regular
sólo que con una carta de cara adicional. Los 22 Arcanos Mayores, o triunfos, están
numerados del 0 al 21, aunque algunas personas excluyen al Loco (0), considerando
que esta carta está fuera de la baraja, una especie de "carta comodín" como su
descendiente, el Joker.
Con el tiempo, muchos grandes pensadores han añadido un entendimiento más
profundo a las cartas del tarot. Carl Jung conectó la simbología de los triunfos con
arquetipos, concluyendo que el tarot puede jugar un papel importante en el
psicoanálisis. El Viaje del Héroe, discutido por Joseph Campbell sentó las bases para
el Viaje del Loco, quien salta descuidadamente por un precipicio sólo para volver al
punto de partido en la posición de mago. Los símbolos arquetípicos en cada carta
cuentan una historia y por lo tanto dan pistas al lector acerca de qué influencias están
apareciendo en la vida del consultante.
Sin embargo, los símbolos arquetípicos por sí mismo no explican cómo funciona el
tarot. Incluso Jung no lo pudo explicar. Es el poder del lector, usando su mente
intuitiva para relacionar el patrón de los símbolos expresados en una disposición
particular que nos permite tener claridad en nuestras vidas mientras buscamos
desentrañar nuestros propios misterios.
La historia del tarot es muy rica y poderosa. Estas cartas místicas nos dan la
oportunidad de ver en nuestro propio pasado, presente y futuro, influenciando nuestro
propio camino.