Está en la página 1de 4

PARA PENSAR Y CONVERSAR

Cada uno de su padre y de su madre…


• ¿Tengo manías en mi día a día? ¿Cómo me gusta gestio-
nar mi tiempo, mi descanso, mi casa…? ¿Tengo proble-
mas de sueño? Parecen tonterías y lo son hasta cierto
punto. Conviene pasar del lenguaje abstracto del enamo-
ramiento, con sus frases grandilocuentes, y reírse de las
propias rarezas que compartiré con el otro.
• ¿Cuál considero que es el principal defecto de mi carác-
ter? ¿Cuáles mis virtudes? Cuando estoy estresado/a o
tenso, ¿mi manera de calmarme es aislándome o conec-
tando con otros? ¿Reacciono con mal humor ante ...?
¿Qué me gustaría cambiar de mi mismo? ¿Qué me gusta
de la otra persona?

La familia política…
• ¿Hasta dónde creo que pueden llegar las injerencias de la
familia política y de la propia familia de sangre en mi ma-
trimonio y en la educación de los hijos?
• ¿Qué me preocupa de la relación con la familia política
y con la familia de sangre? ¿Son asuntos que tienen fácil
solución o son profundos y estructurales?
• ¿Estoy dispuesto/a a poner a mi cónyuge, y después a
mis hijos, por encima de mi familia de sangre?
• ¿Asumo que mi familia política no es mi enemiga y que
en la medida de lo posible tengo que amarla como a mi
propia familia?

El hijo que no llega


• ¿Llevo en el corazón el deseo de tener hijos? ¿O no
quiero tener hijos en absoluto? Si nos dijeran que no
podremos tener hijos, ¿nos pesaría? ¿Siento que mi fu-
turo amor como esposo/a es lo más importante? ¿o te-
ner hijos es la mayor ilusión?
• ¿La esterilidad podría convertirse en motivo de discu-
sión? ¿Tendría sentido de culpabilidad ante mi cónyu-
ge? ¿Entiendo que nadie tiene derecho a un hijo, como
si fuera un bien, sino que cada hijo es un don de Dios?
¿Tendría en igual consideración a mi esposa/o si no pu-
diera darme hijos?

Cuando llega un hijo


• Como futuros padres, ¿compartimos la misma opción de
modelo educativo? Y si no es así, ¿podemos enriquecer-
nos mutuamente? ¿O considero el modelo educativo de
mi pareja como contrapuesto al mío?
• ¿Entiendo que un hijo exige sacrificio y entrega? ¿Estoy lo
suficientemente preparado para dar a mi hijo lo que ne-
cesita, tanto en el orden material como en el espiritual?
• ¿Soy consciente de que cuando llegan los hijos todo
cambia: sueño, descanso, tiempo con la pareja…?
Dinero: con el agua al cuello
• En momentos de necesidad, ¿qué gastos consideramos
prioritarios y cuáles no?
• ¿El desempleo de uno de nosotros nos haría sentir des-
graciados, inútiles, frustrados…?
• ¿Gozamos de la suficiente estabilidad económica para
formar una familia austera?

Tiempo de pareja
• Es muy fácil acostumbrarse a vivir siempre acompaña-
dos por los hijos, o a un ritmo frenético de trabajo, niños,
colegios… ¿Soy consciente de que, antes que todas esas
obligaciones diarias, mi prioridad es preocuparme del
bienestar de mi cónyuge, de procurarle la felicidad?
• ¿Dónde pongo mis aspiraciones para el bienestar de mi
familia? ¿En conseguir un buen trabajo, en disfrutar de
una buena vida social, en pasar tiempo de calidad con mi
esposa/o y mis hijos…?

Infidelidades y terceras personas


• ¿Entiendo que es muy importante guardar el corazón
para preservar fidelidad? ¿Me creo fuerte y capaz de so-
portar cualquier tentación, o soy consciente de que por
mi debilidad puedo caer en cualquier momento?
• ¿Considero que la infidelidad no se produce solo por el
trato con terceras personas sino también con el cambio
de ideales y costumbres que me alejan de mi familia?
• ¿He puesto condición de divorciarme si mi cónyuge co-
mete adulterio? ¿Soy consciente de que, si pongo una
condición de futuro al matrimonio, no puedo casarme
porque la unión sería nula?
Los momentos duros de la vida
• ¿Qué pasaría sí uno de los dos sufre una enfermedad ter-
minal? ¿O si me quedara tetrapléjico/a por un accidente?
¿Cómo lo procuraríamos vivir?
• Estaríamos dispuestos a cuidar a un familiar enfermo
acogiéndole en nuestra propia casa? ¿Sabemos que eso
puede alterar la dinámica familiar? ¿Cómo creemos que
se puede abordar mejor el problema?

También podría gustarte