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La materia prima del escritor es su propia vida, sin bien la frase nos puede
sonar hecha, resulta cierta en casos como el de Dostoievsky, Mosc? 1821-
1881. Es la ?poca de los zares, del imperio ruso que gracias a Pedro el
Grande, hab?a salido de su aislamiento para incorporarse a la Europa
reformista. Los enciclopedistas franceses, eran la lectura obligada de las
juventudes rusas con hambre de cambiar las estructuras feudalistas, que
manten?an a la inmensa mayor?a de la poblaci?n sumida en la miseria y la
desesperaci?n. Sin embargo la reforma francesa devino en una revoluci?n que
cost? la vida al Rey Sol y a su s?quito. Catalina la Grande, temiendo una suerte
similar en su vasto imperio, implant? un r?gimen autocr?tico. Cuando
Dostoievsky habr?a cumplido cuatro a?os, Rusia era gobernada por el zar
Nicol?s I quien hab?a descubierto una conspiraci?n en su contra. La situaci?n
interna del pa?s se hab?a vuelto insostenible. El zar respondi? con censura y
represi?n. A partir de ah?, y con la consecuente sucesi?n de zares que
negaban el avance al pueblo ruso, el caldo de cultivo que antecede a los
cambios sociales se expand?a por todos los territorios del pa?s. Crimen y
Castigo, fue madurada por su autor, durante su cautiverio en Siberia.
Dostoievsky fue acusado de conspirador y cumpli? condena en las remotas
tierras de castigo del zar. La primera parte se public? en el Mensajero Ruso en
1866. El extremo realismo conseguido por Dostoievsky en su descripci?n
social, pero sobre todo interna, sino es que ?ntima de los personajes, s?lo lo
pudo reproducir luego de experimentar en carne propia la m?s radical pobreza.
RESUMEN
Cap?tulo II
Cap?tulo III
Cap?tulo IV
Raskolnikov hace cuentas del dinero mandado por su madre y se percata que
una considerable suma, la ha regalado. Desv?a su camino y entra a un bosque
donde duerme en la hierba. Sue?a con su padre y una yegua que es golpeada
salvajemente por varios hombres. El ni?o Raskolnikov se precipita a ayudar a
la yegua pero es detenido por su padre. Raskolnikov despierta ba?ado en
sudor. Raskolnikov duda de sus planes; la vieja usurera duerme tranquila, tal
vez no por mucho tiempo. Raskolnikov sale a la calle y se topa con Isabel, la
joven hermana de la vieja. La casualidad se presta y escucha que la vieja
Aliona se encontrar? completamente sola a determinadas horas.
Cap?tulo VI
Cap?tulo VII
Cap?tulo III
Cap?tulo VI
Cap?tulo V
Cap?tulo VI
Cap?tulo VII
Cap?tulo II
Cap?tulo III
Cap?tulo IV
Cap?tulo V
El juez Porfirio Petrovich los recibe con gusto y cuestiona –siempre con
agudeza, siempre certero- a Raskolnikov. Para Raskolnikov no hay duda:
Porfirio Petrovich sospecha de ?l considerando que el mismo Petrovich
conservaba un art?culo de su reciente ?poca de estudiante, donde
Raskolnikov cuestionaba la moral del asesino con respecto a personas
indeseadas y la misi?n que algunos llevan acuestas. Porfirio es sagaz y
platica con doble sentido con Raskolnikov. Se despiden y Porfirio lo cita para
ma?ana y ver el asunto de las prendas.
Cap?tulo VI
Cap?tulo II
Cap?tulo III
Cap?tulo IV
Cap?tulo V
Cap?tulo VI
Cap?tulo II
Catalina Ivanova destin? parte del dinero dado por Raskolnikov en enterrar
a su esposo y en ?sta comida de despedida. Su avanzada tuberculosis le hac?
a vomitar sangre constantemente y los complejos y turbaciones, tornaron en
agudos delirios. Su obsesi?n por un inventado pasado aristocr?tico se hizo
m?s presente que nunca. Catalina hablaba durante los preparativos, de los
ilustres personajes que acudir?an, sin embargo, los pordioseros y borrachos
fueron los primeros en llegar. Raskolnikov lleg? y se disculp? por no llegar al
entierro. Catalina y Sonia lo reciben con gusto. La locura hac?a estragos en
la imaginaci?n de Catalina quien pronto comenz? a pelar con la casera y
algunos invitados. Sonia llega y dice que Lujin no llegar?. Catalina pelea en
medio de borrachos cuando de repente, Pedro Petrovich Lujin llega de
improviso.
Cap?tulo III
Catalina la recibe como a un viejo conocido –era la segunda vez que se ve?
an- Lujin la mira con frialdad y acusa a Sonia de haberse robado cien rublos
de su casa. La joven se asusta de la afirmaci?n y niega el hecho. Lujin se
mantiene firme. Catalina defiende a su hijastra y dice que su hija es incapaz
de robar. Catalina esculca por ella misma las bolsas de su blusa y saca un
papelito que arroja a la cara de Lujin. Lujin toma el papelito, lo extiende y
ense?a un billete de cien rublos. Una sorpresa generalizada invadi? el lugar.
Catalina defend?a con m?s frenes? a Sonia quien por su parte continuaba
muda de la sorpresa. Raskolnikov se hab?a ech? a un lado, y contemplaba en
silencio el avance de los hechos. Catalina se deshac?a en llanto y
sufrimiento; la pus de su boca le brotaba al gritar. Lujin la tranquiliza y dice
que no proceder? en contra de alguien que movido por el hambre roba. En
eso, otro inesperado invitado llega: Andr?s Semionovich quien desmiente a
Lujin diciendo que el mismo vi? cuando, de forma por completo
imperceptible, introduc?a el billete en el vestido de la joven. Lujin trata de
defenderse pero no pudo con el peso de la verdad. Su plan de reinvindicarse
ante los ojos de Raskolnikov y recuperar a Sonia, se fue por completo. Lujin
huye del lugar. Sonia regresa a su casa aturdida, seguida por Raskolnikov.
Cap?tulo IV
Cap?tulo V
A partir de ese instante, Raskolnikov tiene miedo por Aracadio que sin
embargo, ayud? efectivamente a Sonia y mand? a los ni?os a casas de hu?
rfanos. Raskolnikov recibe en su casa a Razumikhin quien le pide visitar a su
madre pues ha enfermado. Adem?s Razumikhin cuenta que Porfirio
Petrovich le dijo que ya ten?an al asesino confeso de la usurera y su
hermana. Antes de despedirse, Razumikhin le cuenta que Dunia recibi? una
carta que la turb? mucho. Raskolnikov s?lo se limit? a decir que era un buen
hombre. De nuevo solo, Raskolnikov piensa en Porfirio Petrovich que le dio
suficientes pruebas como para que sospechara de ?l. Al salir de su casa
resuelto a “resolverlo todo” se topa nada menos que con el propio juez
Porfirio Petrovich.
Cap?tulo II
Cap?tulo III
Raskolnikov descarta que Arcadio le haya denunciado pues sabe bien que
otros planes tiene. Deambula por la ciudad sumido en sus reflexiones y
encuentra a Arcadio en una taberna. Ambos se evitan al principio.
Raskolnikov acude al llamado de Arcadio. Su pl?tica es evasiva al principio
hasta que Raskolnikov le advierte que si intenta algo contra Dunia lo matara.
Arcadio no pierde su iron?a y le recuerda a su interlocutor que se casar? en
breve. Hablan sobre Marta Pretovna, y la chica que se suicido. Arcadio se
deslinda a medio camino entre el cinismo y la burla. Raskolnikov se
sorprende de la inteligencia y pragmatismo de Aracadio.
Cap?tulo IV
Cap?tulo V
Cap?tulo VI
Cap?tulo VII
Cap?tulo VIII
Ep?logo I
II
PERSONAJES
Raskolnikov acude con una vieja usurera, de nombre Aliona Ivanovna, a empeñar las únicas
prendas de valor que posee. La anciana, envilecida por la codicia presta una pequeña cantidad
de rublos -pues se cobra por adelantado los intereses- y despide al joven quien tiene que
aceptar el miserable trato. En el camino, Raskolnikov piensa en el lugar donde guardará el
dinero. Una taberna se cruza por su camino y decide entrar y beber una cerveza.
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Raskolnikov se había resuelto a no permitir esa boda pues, además de no haberlo consultado,
algo misterioso y digno de desconfiarse, había leído “entre líneas” en las frases de su madre.
Durante el camino, Raskolnikov defiende a una muchacha ebria, y le da dinero a un policía
para que la lleve a su casa. El camino lo dirige hacía la casa de su amigo Razumikhin a quien
no obstante, ha fingido no verlo para no entablar conversación con él.
Capítulo V
Raskolnikov hace cuentas del dinero mandado por su madre y se percata que una considerable
suma, la ha regalado. Desvía su camino y entra a un bosque donde duerme en la hierba.
Sueña con su padre y una yegua que es golpeada salvajemente por varios hombres. El niño
Raskolnikov se precipita a ayudar a la yegua pero es detenido por su padre. Raskolnikov
despierta bañado en sudor. Raskolnikov duda de sus planes; la vieja usurera duerme tranquila,
tal vez no por mucho tiempo. Raskolnikov sale a la calle y se topa con Isabel, la joven hermana
de la vieja. La casualidad se presta y escucha que la vieja Aliona se encontrará completamente
sola a determinadas horas.
Capítulo VI
Raskolnikov no cree en casualidades sino en “signos del destino”, se pregunta el trasfondo que
implica el haber salido de su casa y escuchar precisamente las horas ideales para realizar su
plan. En otra taberna escucha la mala fama de doña Aliona y sobre todo la despótica forma con
la que trata a su propia hermana Isabel. En suma, Aliona Ivanovna era una arpía cuya muerte
era deseada por más de alguno por su avaricia y crueldad. Raskolnikov regresa a su casa y
duerme en su sillón desecho. A la mañana siguiente es despertado por la criada quien es
corrida por el inquilino. Consigue un hacha de una obra cercana y dirige sus pasos a casa de
Aliona.
Capítulo VII
Aliona Ivanovna es asesinada por Raskolnikov. De inmediato coge algunos prendedores y una
bolsa. Busca la llave que resguarda el dinero. Escucha ruidos. Entra Isabel quien perpleja
contempla la escena. Raskolnikov, sorprendido por lo inesperado, reacciona y la mata. Limpia
el hacha. El sonido de unos hombres que tocan a la puerta lo alerta. Al no obtener respuesta se
marchan sospechando algo. Raskolnikov toma lo robado, baja unas escaleras y entra aun
cuarto vacío que está siendo pintado. Escucha a los hombres y al portero subir y aprovecha
para huir. Nadie lo vio salir y nadie lo vio dejar el hacha donde fue encontrada. Raskolnikov
llega a su cuarto y se deja caer al sillón.
Raskolnikov despierta abruptamente. Reacomoda una y otra y otra vez las prendas robadas al
tiempo que sospecha, que la locura se ha instalado en su ser. Se contradice en sus
pensamientos hasta que alguien llama a la puerta. Anastasia le trae un citatorio. El citatorio, es
ordinario pero Raskolnikov experimenta una extrema paranoia que lo hace dudar sobre su
asistencia. Al retirase la sirvienta, Raskolnikov advierte que se trata de una demanda
emprendida por su casera por pagos no efectuados. Finalmente asiste, y haciendo gala de un
extremo cinismo, se enfrenta al comisario de policía. Al resolver el asunto de la casera,
escucha las primeras investigaciones sobre los asesinatos de la anciana usurera y su joven
hermana. Siente deseos de confesarlo todo, pero se calla. De regreso a su casa, el
presentimiento de que se ha traicionado con sus palabras lo invade.
Capítulo II
Raskolnikov llega a su minúsculo cuarto convencido de que las investigaciones han iniciado y
seguramente ya llegaron hasta su domicilio. Todo lo encuentra tal y como lo dejó. Incluido las
prendas robadas. ¿Dónde guardarlas? La inseguridad le ordena cambiar constantemente de
solución. Finalmente decide esconder lo robado para usarlo tiempo después. Hecho lo anterior,
Raskolnikov deambula por las calles. Sus pasos lo llevan de nuevo a la casa de su amigo
Razumikhin. Entra y a los pocos minutos se despide. Razumikhin lo invita a quedarse más
tiempo y calmar un poco su ansiedad. Raskolnikov se va sin hacer caso de su amigo y
pensando que nada ni nadie existe y cosas por el estilo. Una vez en la calle, una señora le
ofrece una limosna; entonces, se percata de su miserable aspecto. Se pone enfrente de unos
caballos que tiraban un carruaje, vaga sin rumbo todo el día y regresa a su casa a dormir
profundamente. Las pesadillas lo despiertan y vuelve a despertar de un mal sueño.
Capítulo III
Capítulo VI
Capítulo V
Pedro Petrovich Lujin, majestuoso y un tanto soberbio pregunta por Raskolnikov. Raskolnikov
se presenta y trata con ironía y desdén al prometido de su hermana. Lujin trata de mantener un
buen ambiente que no existe y se extraña del frío recibimiento del muchacho. Sin desanimarse,
Lujin les platica de sus planes y que se aloja en un departamento compartido con su amigo
Andrés Semionovich sin embargo sus intentos fueron en vano. Zossimov y Razumikhin
continuaron platicando de los asesinatos y Raskolnikov se mantuvo lejano y agresivo.
Finalmente, Lujin es corrido por Raskolnikov.
Capítulo VI
Cuando estuvo de nuevo solo, Raskolnikov se marcha de nuevo a la calle con el dinero que
había recibido. Se interna por las calles y por la noche se mete a una taberna. Ahí se encuentra
con un amigo de Razumikhin y ambos hablan sobre los asesinatos. De manera irónica,
Raskolnikov le “confiesa” el lugar donde escondió el dinero. Al salir se encuentra con
Razumikhin, sin embargo, Raskolnikov, presa de sus contradicciones, lo corre de su lado.
Todos coinciden en los continuos delirios de Raskolnikov. Éste por su parte, visitó el lugar del
crimen. Ahí encontró a unos trabajadores. Raskolnikov pregunta por las manchas de sangre y
muestra una actitud sospechosa. Los trabajadores lo echan y Raskolnikov se encuentra
vagando de nuevo hasta que un grito le llama la atención.
Capítulo VII
Capítulo II
A la mañana siguiente, Razumikhin amaneció crudo y arrepentido de varias cosas que había
dicho por su avanzado estado de ebriedad. Raskolnikov duerme. Al visitar a Dunia y a su
madre y ser recibido como todo un héroe se reconforta su ego. Razumikhin reconoce que su
pobreza es evidente. La madre le enseña a su salvador, una carta de Pedro Petrovich en la
cual se disculpa por no haberlas ido a recoger y les informa la indignante forma en que
Raskolnikov lo echo, además de presenciar como daba el dinero a una mujer de dudosa
reputación, –se refiere a Catalina, esposa de Marmeladov cuando murió- que con tantos
sacrificios le mandaba. La madre rompía en llantos. Dunia propone visitar a Raskolnikov y
cuenta la noticia de la muerte de Marta Pretovna (La señora que la corrió de su casa pues creía
que sostenía idilio con su esposo y que después redimió públicamente) Cuando llegaron
encontraron al médico atendiéndolo.
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
El juez Porfirio Petrovich los recibe con gusto y cuestiona –siempre con agudeza, siempre
certero- a Raskolnikov. Para Raskolnikov no hay duda: Porfirio Petrovich sospecha de él
considerando que el mismo Petrovich conservaba un artículo de su reciente época de
estudiante, donde Raskolnikov cuestionaba la moral del asesino con respecto a personas
indeseadas y la misión que algunos llevan acuestas. Porfirio es sagaz y platica con doble
sentido con Raskolnikov. Se despiden y Porfirio lo cita para mañana y ver el asunto de las
prendas.
Capítulo VI
Capítulo II
Capítulo III
La familia platica sobre las ofertas de Arcadio. La madre se alegra del dinero dejado por la
señora Petrovna. Todos temen sin embargo, con la llegada de Arcadio. Durante la platica,
Razumikhin ofrece empezar un negocio de ediciones con ese dinero y parte que pedirá
prestado. Los ojos de Dunia brillan ante la propuesta. Raskolnikov siente contrariados sus
emociones y parte de ahí ante la sorpresa de todos. Razumikhin lo sigue a pesar de que
Raskolnikov lo trata con extrema agresividad. Le pide que no lo siga y entonces, con una
penetrante mirada, Razumikhin comprende que su amigo está implicado de alguna manera en
los asesinatos. Razumikhin regresa con la madre y hermana y las calma diciendo que lo mejor
para Raskolnikov en estos momentos, es estar solo.
Capítulo IV
Capítulo V
Raskolnikov regresa con Porfirio Petrovich para el asunto de sus prendas. Porfirio Petrovich lo
recibe y platica con Raskolnikov sobre su pasado de estudiante. Raskolnikov se convence de
que Porfirio sospecha de él y le extraña su extrema amabilidad. Se exaspera y le exige que lo
interrogue si es preciso. Porfirio contesta siempre con sarcasmo y risas. Su ambiguo discurso
desconcierta y desarma a Raskolnikov sobre todo por qué sabe que visitó el lugar del crimen y
preguntó sobre las manchas de sangre. Porfirio no considera sospechoso –de momento a
Raskolnikov- y lo invita con su habitual ironía a retirarse.
Capítulo VI
Una inesperada visita interrumpe la entrevista. EL pintor sospechoso de haber matado a las
mujeres entra de pronto declarándose culpable. Porfirio se muestra nervioso y hace sacar al
enloquecido obrero. Despide a Raskolnikov que se va convencido, de que fue torturado para
hacerlo confesar.
Pedro Petrovich compartía la casa con Andrés Semionovich Lebeziatnikov quien tiempo atrás
consideró a Pedro en la más alta estima. Pedro meditaba en el error que consistió en alquilar
aquella pocilga para alojar a novia y suegra. Su intención de encontrar una esposa que lo viera
como su eterno salvador se desvanecía pero no se rindió. Andrés era otro invitado más a la
comida que Catalina Ivanovna ofrecía en honor a su recién fallecido esposo. De igual forma
Pedro estaba invitado. Andrés interrumpe sus pensamientos y ambos platican sobre la comida
a la que ninguno piensa asistir. Los otrora amigos, se habían terminado por enemistarse en
secreto. Andrés se acercaba más a ideas progresistas –pseudo revolucionarias- que irritaban el
carácter burgués de Pedro. Se habla de Sonia, pues es amiga de Andrés, y Pedro se interesa
en hablar con ella. Andrés va por Sonia quien turbada responde las preguntas de Pedro.
Petrovich se muestra cortés y pide disculpas por no acudir al funeral. Promete ayudarlas y le
obsequia a la joven diez rublos y pide guardar su nombre en secreto.
Capítulo II
Catalina Ivanova destinó parte del dinero dado por Raskolnikov en enterrar a su esposo y en
ésta comida de despedida. Su avanzada tuberculosis le hacía vomitar sangre constantemente y
los complejos y turbaciones, tornaron en agudos delirios. Su obsesión por un inventado pasado
aristocrático se hizo más presente que nunca. Catalina hablaba durante los preparativos, de los
ilustres personajes que acudirían, sin embargo, los pordioseros y borrachos fueron los primeros
en llegar. Raskolnikov llegó y se disculpó por no llegar al entierro. Catalina y Sonia lo reciben
con gusto. La locura hacía estragos en la imaginación de Catalina quien pronto comenzó a
pelar con la casera y algunos invitados. Sonia llega y dice que Lujin no llegará. Catalina pelea
en medio de borrachos cuando de repente, Pedro Petrovich Lujin llega de improviso.
Capítulo III
Catalina la recibe como a un viejo conocido –era la segunda vez que se veían- Lujin la mira con
frialdad y acusa a Sonia de haberse robado cien rublos de su casa. La joven se asusta de la
afirmación y niega el hecho. Lujin se mantiene firme. Catalina defiende a su hijastra y dice que
su hija es incapaz de robar. Catalina esculca por ella misma las bolsas de su blusa y saca un
papelito que arroja a la cara de Lujin. Lujin toma el papelito, lo extiende y enseña un billete de
cien rublos. Una sorpresa generalizada invadió el lugar. Catalina defendía con más frenesí a
Sonia quien por su parte continuaba muda de la sorpresa. Raskolnikov se había echó a un
lado, y contemplaba en silencio el avance de los hechos. Catalina se deshacía en llanto y
sufrimiento; la pus de su boca le brotaba al gritar. Lujin la tranquiliza y dice que no procederá
en contra de alguien que movido por el hambre roba. En eso, otro inesperado invitado llega:
Andrés Semionovich quien desmiente a Lujin diciendo que el mismo vió cuando, de forma por
completo imperceptible, introducía el billete en el vestido de la joven. Lujin trata de defenderse
pero no pudo con el peso de la verdad. Su plan de reinvindicarse ante los ojos de Raskolnikov
y recuperar a Sonia, se fue por completo. Lujin huye del lugar. Sonia regresa a su casa
aturdida, seguida por Raskolnikov.
Capítulo IV
Raskolnikov encuentra llorando a Sonia. Su sarcasmo se mezcla con su lado más humano.
Sonia no entiende los discursos de Raskolnikov. El muchacho se vierte en la crueldad y le
recuerda que hoy le diría quien había matado a su amiga Isabel. Sonia se pasma de la
confesión e invita a Raskolnikov a que busque la expiación. Andrés Semionovich toca la puerta
de repente.
Capítulo V
Catalina Ivanovna se había refugiado finalmente en la locura. Andrés le dice a Sonia que su
madre estaba incontrolable. Sonia sale en su encuentro. Raskolnikov, turbado por su confesión,
regresa sin notarlo a su casa. Pensaba en el por qué hacer sufrir a Sonia cuando recibe la
visita de Dunia. La hermana pide disculpas por su inesperada visita, y cuenta a su hermano
que Razumikhin le ha contado todo. Raskolnikov palidece. Dunia continua y dice que pronto
será aclarado todo y será absuelto de toda sospecha. (desde luego el amigo no le contó todo)
Raskolnikov se limita a decir que Razumikhin es un buen hombre. Dunia se retira angustiada.
Raskolnikov sale a la calle y es alcanzado por Andrés quien llega diciendo que Catalina ha
perdido por completo la razón. Caminan a un puente donde, Catalina obligaba a sus hijos a
bailar mientras ella tocaba un balde como percusión. Catalina decía a la gente que su familia
de pasado aristocrático había sido engañada. Sonia veía estupefacta la escena y pide ayuda
para llevarla a su casa. En casa de Sonia muere Catalina Ivanovna, entre los curiosos que
habían llegado se encontraba Arcadio Svidrigailov quien se presta a ayudar a la joven en
desgracia. Raskolnikov se extraña de la gentileza de Aracadio y éste le contesta con una frase
pronunciada por Raskolnikov en esa misma habitación y que lo implicaba directamente con los
asesinatos. Raskolnikov se sorprende. Aracadio le cuenta vivir precisamente al lado de Sonia y
que recién escuchó una conversación muy interesante.
A partir de ese instante, Raskolnikov tiene miedo por Aracadio que sin embargo, ayudó
efectivamente a Sonia y mandó a los niños a casas de huérfanos. Raskolnikov recibe en su
casa a Razumikhin quien le pide visitar a su madre pues ha enfermado. Además Razumikhin
cuenta que Porfirio Petrovich le dijo que ya tenían al asesino confeso de la usurera y su
hermana. Antes de despedirse, Razumikhin le cuenta que Dunia recibió una carta que la turbó
mucho. Raskolnikov sólo se limitó a decir que era un buen hombre. De nuevo solo,
Raskolnikov piensa en Porfirio Petrovich que le dio suficientes pruebas como para que
sospechara de él. Al salir de su casa resuelto a “resolverlo todo” se topa nada menos que con
el propio juez Porfirio Petrovich.
Capítulo II
Raskolnikov lo invita a pasar pues el juez manifestó su deseo de visitarlo. Porfirio le habla de su
pasión por la psicología y de todos los cabos sueltos que unió desde que tomó el caso de las
mujeres asesinadas. Las sospechas que pudo haber guardado se habían disuelto pues tenía a
una persona confesa. El doble discurso de Porfirio confunde a Raskolnikov. Una acusación
indirecta se escucha durante todo su discurso. Al final remata diciendo que esa persona no
pudo haber matado a esas mujeres. Enseguida afirma que “el asesino es usted Rodion
Romanovich”. Porfirio aprecia en realidad a Raskolnikov y le sugiere que se entregue y que por
su parte no procederá, por lo pronto, en su contra. Raskolnikov ni lo niega ni lo afirma. Los
hombres discuten sin hablar de manera clara. Ambos se enfrascan en una serie de
cuestionamientos y afirmaciones. Porfirio se despide amablemente y le pide a Raskolnikov que
piense en todas las ventajas que gozaría si él mismo se entrega. Porfirio parte dejando a
Raskolnikov más confundido que nunca.
Capítulo III
Raskolnikov descarta que Arcadio le haya denunciado pues sabe bien que otros planes tiene.
Deambula por la ciudad sumido en sus reflexiones y encuentra a Arcadio en una taberna.
Ambos se evitan al principio. Raskolnikov acude al llamado de Arcadio. Su platica es evasiva al
principio hasta que Raskolnikov le advierte que si intenta algo contra Dunia lo matara. Arcadio
no pierde su ironía y le recuerda a su interlocutor que se casará en breve. Hablan sobre Marta
Pretovna, y la chica que se suicido. Arcadio se deslinda a medio camino entre el cinismo y la
burla. Raskolnikov se sorprende de la inteligencia y pragmatismo de Aracadio.
Capítulo IV
Más adelante, Arcadio platica de Dunia. El libertino de Aracadio le narra sus secretos y habla
de los intentos de Dunia –cuando trabajaba para él- de llevarlo por el camino correcto pues el
mismo Arcadio reconoce que las mujeres en general, son su debilidad. Su próxima boda con
una joven de 16 años lo entusiasma. Raskolnikov repara que se encuentra frente al hombre
que desinteresadamente, ayudo a Sonia y a sus hermanastros.
Capítulo V
Arcadio se despide y Raskolnikov sospecha que trama algo contra Dunia y se decide a
seguirlo. Luego abandona su empresa al ser engañado por Aracadio. Arcadio tenía una cita
con Dunia y la lleva a su casa. La joven acudió pues Arcadio le escribió sobre un secreto que
ahí confesaría. Al llegar a casa, Aracadio le confiesa a Dunia que su hermano Raskolnikov es
el asesino de la usurera. Dunia no lo cree. Aracadio le dice que no se preocupe y que puede
conseguirle un pasaporte a Raskolnikov y sacarlo del país. Dunia no lo cree. Arcadio le enseña
el lugar donde escuchó la platica fatal y presa del frenesí y del deseo se abalanza sobre Dunia.
La joven saca un revolver –mismo que es reconocido por Aracadio pues Dunia se lo llevó la
noche que murió Marta- y luego lo acusa de haber matado a su esposa. Arcadio se acerca.
Dunia dispara. Aracadio se acerca más. Dunia tira el arma pues se sabe capaz de matarle.
Aracadio le pregunta si lo ama al no obtener respuesta la deja ir. La pistola del suelo es
recogida por Aracadio quien apresurado sale a la calle.
Capítulo VI
Luego de vagar, Aracadio regresa a su casa y visita a Sonia, le da más dinero para sus
hermanastros y se despide pidiendo que no se preocupe. Después visitó a la familia de su
novia y dijo que por razones oficiales tenia que salir de San Petersburgo. En un hotel de mala
muerte, sueña con una suicida. En la madrugada, frente a un soldado, Aracadio Svidrigailov
saca una pistola y dispara en su sien.
Capítulo VII
Capítulo VIII