Está en la página 1de 5

Análisis de las elecciones en Cartagena a partir del enfoque

psicológico y económico del comportamiento político.


Hecho por: Pablo Alandete Costa y Jesús David Correa.

El objetivo de este trabajo no va más allá de realizar una reflexión normativa a partir de los
conocimientos adquiridos acerca del comportamiento político, en particular en sus enfoques
psicológico y económico, de los últimos cinco procesos electorales a los que se ha enfrentado
la población cartagenera, siendo estos: elecciones legislativas 2018, elecciones presidenciales
de primera y segunda vuelta 2018, elecciones atípicas para alcalde 2018 y consulta popular
anticorrupción, también llevada a cabo en 2018.

Elecciones presidenciales de primera y segunda vuelta 2018 y consulta anticorrupción


2018
Dilucidar acerca de las elecciones presidenciales que transcurrieron en el presente año en
Colombia resulta interesante para el enfoque teórico a tratar puesto que pueden ser
consideradas como algo un tanto anómalo en procesos electorales locales en la ciudad de
Cartagena. La percepción de la opinión pública y los comentarios incluso entre académicos
resultó por concluir que en la primera vuelta presidencial 2018, para el caso de Cartagena y el
país en general, las maquinarias no fueron más que el voto de opinión. Queriendo esto decir,
y realizando el vínculo directo con el enfoque económico del comportamiento político, que
los sufragantes realizaron un análisis racional más orientado hacia una maximización de
utilidades concentrada en la satisfacción personal y política, antes que una concentrada en el
aspecto puramente económico, según la discusión abordada. Esto es interesante, sobretodo,
porque permite, articulando la dinámica de estas elecciones con unas elecciones a Congreso,
por ejemplo, reinadas por el clientelismo electoral, realizar un contraste y explicar de forma
interesante el proceso.

No obstante, en otra de las discusiones del enfoque económico, se puede abordar otro tipo de
conclusión en cuanto al entendimiento de la teoría del voto económico, donde el sufragante
sanciona al incumbent (encargado del gobierno), en casos de un empeoramiento de su
situación económica o la percepción de la misma (Lewis-Beck y Stegmaier, 2007). ¿Habrán
castigado los sufragantes, a partir de un análisis de la situación económica del país durante el
gobierno de Juan Manuel Santos, en todo su derecho en un sistema presidencialista,
precisamente al presidente, como incumbent, en las elecciones?. Todo indica que así fue, y se
puede ver evidenciado en el distanciamiento que tomaron muchos candidatos del gobierno
Santos en su estrategia discursiva. Sin embargo, es discutible el proceso deontológico
racional según el cual se realizó esta sanción, puesto que realmente la situación económica
del país, podría argumentarse, no cambió en gran medida negativamente, ni hubo grandes
crisis, pero la popularidad del presidente fue muy baja durante la mayoría del mandato, a
causa de la estrategia discursiva de una fuerte oposición política, y las emociones de muchos
individuos (enfoque psicológico) se orientaron hacia el rechazo por el ex presidente Santos,
más allá de un análisis objetivo de la situación económica (que en casi ninguna explicación
de la teoría del voto económico es objetivo, sino más bien basado en percepciones)

Con todo esto tenemos una votación muy desfavorable para los candidatos más asociados al
ex presidente Santos como fueron Humberto de la Calle y Germán Vargas Lleras, el segundo,
quien intentó alejarse de la figura del entonces presidente, para luego a finales de la campaña
terminar adoptando la condición de relevo de un programa político del mismo. Para la
segunda vuelta, continuando con un análisis más dirigido a un enfoque psicológico, en
Cartagena las brechas entre Petro y Duque se cerraron un poco, y se le puede atribuir al
manejo de la campaña en el aspecto de la psicología de las personas, la condición de causa de
este fenómeno. Según Greenstein (1992), es posible estudiar la relación entre la política y las
emociones en el enfoque psicológico, y ello nos puede llevar a plantear que las decisiones
tomadas desde la campaña tanto de Duque como de Petro, discursivamente estuvieron
orientadas a fomentar la angustia de los sufragantes en cuanto a un candidato o el otro, y, con
esto, la predicción de los votantes de cómo podría llegar a ser un gobierno del uno o del otro
(Castrochavismo vs el regreso de la guerra)

Para la consulta anticorrupción, es interesante manejar un concepto encontrado en la obra de


Downs (1957), que es el de “abstención racional”; es decir, que después del proceso de
análisis racional con vistas a maximizar utilidades, los sufragantes concluyen que lo que
mayor beneficio marginal les producirá en el momento de las elecciones, ya sea por costos
monetarios, o por simples costos fisiológicos o de comodidad, será abstenerse de votar. Así,
la consulta anticorrupción en Cartagena tuvo una de las participaciones más pobres en todo el
país, con tan solo un 23% de participación aproximadamente. Los individuos, supuestos
como racionales, prefirieron prescindir de tal votación, importante para el país, considerando
que abstenerse era más favorable, teniendo en cuenta que no había incentivos más allá de
aquellos vinculados con la satisfacción moral y personal para ir a votar, dentro de un
razonamiento clientelista pero que se puede enmarcar, con el alargamiento conceptual
moderado, dentro de lo conocido como un análisis racional.

Elecciones a Congreso 2018 y elecciones atípicas para la alcaldía de Cartagena 2018

Cartagena lleva años asediada por una constante crisis institucional, que, si la vemos desde el
lente de comportamiento político, podríamos decir en líneas generales, que los habitantes de
la ciudad están cansados de la política, ya que sus gobernantes no le cumplen al pueblo. Lo
anterior no son palabras menores si recordamos el estado actual de la ciudad, la cual está
funcionando a medias con 8 concejales, de los 19 que deberían ser, pero que gracias a un
proceso judicial no ocupan el cargo la mayoría de ellos. Si miramos hacia la alcaldía, el
panorama se torna aún más oscuro, y es que en los últimos 8 años Cartagena ha tenido 11
alcaldes, entre elegidos popularmente y encargados.
Un reflejo del estancamiento que está viviendo la política en la ciudad de Cartagena, es el
comportamiento político de los habitantes de la ciudad en torno a su derecho al voto. El
porcentaje de participación en las elecciones a Congreso fue tan solo del 44,67% cifra que se
queda muy corta ante la participación de otras ciudades de la costa por ejemplo Barranquilla,
donde el porcentaje de participación superó el 50%. No cabe duda que la costa siempre ha
sido una región del país de constante coacción por parte de las casas políticas hacia la masa
de votantes, lo cual evidentemente influye en los resultados finales de los sufragios. En
épocas electorales esta coacción la podemos ver especialmente en las elecciones a congreso,
tiempo en el cual las maquinarias políticas se mueven mucho más en la compra de votos, un
ejemplo claro de ello, el reciente caso de Aida Merlano, capturada por compra de votos y
fraude electoral.

Gracias a experiencias personales en la Misión de Observación Electoral, hemos podido


constatar cómo se mueven las maquinarias políticas en épocas de campaña, especialmente en
las elecciones a congreso y en la inscripción de cédula para el uso nombrado comicio
electoral. En lo que concierne al movimiento de maquinarias políticas durante la inscripción
de cédulas; durante un recorrido por puntos calientes de votación, se pudo evidenciar carros
tipo Van movilizando a una gran cantidad de personas a estos puntos de votación. En primera
instancia, la trashumancia es un delito, y como segundo, el descaro de traer como un acto
común y corriente personas de otros municipios de tan lejos para que puedan votar por un
candidato en específico. Al momento de preguntar sobre si conocían a qué candidato debían
depositar su voto, respondían con un afirmativo y diciendo el nombre de dicho candidato, en
la mayoría de los casos era por una aspirante del partido Cambio Radical, o aludían a
candidatos de este mismo partido, del mismo modo, dependiendo el puesto de votación,
aludían a otros partidos políticos, como el MIRA.

Entonces, podemos decir que sí hubo un movimiento de maquinarias políticas en Cartagena


para elecciones a Congreso, en mayor medida a lo examinado para elecciones presidenciales,
esto lo podemos comprobar si hacemos un recuento de cómo fueron de sustanciosas los
resultados favorables que obtuvieron partidos tradicionales como el partido Conservador,
Cambio Radical, partido de la U y liberales, la maquinaria política si funcionó. En
contraposición, las maquinarias cayeron totalmente en las elecciones presidenciales, ejemplo
claro de ello, en el caso de Cartagena y también a nivel regional, es el del candidato Germán
Vargas Lleras, que al comienzo de campañas presidenciales los medios lo postulaban como
uno de los favoritos, pero que a final de cuentas, la maquinaria de su partido no le funcionó,
en Cartagena solo sacó 10.582 votos, cuando en épocas anteriores se podría esperar mucho
más. Como lo expresamos al comienzo de este escrito, las maquinarias no pudieron con el
voto de opinión en las elecciones presidenciales.

En Cartagena la cultura política de las personas cada vez más se va configurando a una de
súbdito, donde las orientaciones cognitivas poco sobresalen al momento de decidir a la hora
de votar, en contraparte, podemos decir que la cultura política de Cartagena se está
transformando en una súbdito-parroquial (Almond y Verba, 1963). La crisis institucional en
Cartagena ha codificado la cultura política de los habitantes, los cuales reconocen la
existencia de un gobierno, y comparten un sistema de valores y tradiciones, pero que, ante los
constantes vaivenes de la política en la ciudad, pierden interés en ser participantes de ese
gobierno, y pasan a asumir un rol de súbdito, rol que implica el desprecio a la actividad del
sufragio y como consecuencia, la precaria participación en las elecciones de diferente índole,
como en este caso las de congreso.

Retomando la economía política y los cuestionamientos de Anthony Downs, si los


ciudadanos actúan racionalmente, sobre sus propios intereses definidos, estos ciudadanos
podrían bien abstenerse de votar en las elecciones (Carmines y Huckfeldt, 2001). Este
concepto lo podemos utilizar con dos individuos en un juego de cooperación, donde,
suponiendo que del voto de estas dos personas surja el nuevo alcalde de Cartagena; un
candidato que puede ser el verdadero cambio para la ciudad, evidentemente hipotéticamente,
y el otro candidato representa años venideros de atrasos en la política de la ciudad. Si ambos
participantes deciden cooperar, quedará en el cargo el candidato que, en el imaginario, da un
nuevo respiro a la política en la ciudad, en el caso de que ambos no cooperen, seguirá
Cartagena sumergida en atraso. Trayendo esto a la realidad política de la ciudad, ambos
participantes decidieron no cooperar, pero lo que eran dos participantes, ahora son 749.953
ciudadanos aptos para votar, donde la mayoría de ellos decidió no cooperar, esos que no
cooperaron colaboraron con su omisión para que se alcanzara la alarmante cifra de 77% de
abstencionismo en las elecciones atípicas del 6 de mayo las cuales tenían como fin elegir un
alcalde encargado luego de la salida tormentosa de manolo Duque de la alcaldía. En estas
elecciones atípicas, queda como ganador, Antonio Quinto Guerra.

Las emociones están involucradas en actitudes y comportamientos políticos (Mutz, 2007)


esas emociones pueden ser ansiedad, ira, miedo o entusiasmo, especialmente uno de estos
sentimientos condujo a la teoría de la inteligencia afectiva, la cual expresa que cuando el
individuo siente ansiedad sobre cómo irán las cosas en el ámbito político, tiende a buscar más
información para poder tomar mejores decisiones. Cabe preguntarse si esta teoría es aplicable
al comportamiento político en Cartagena, lastimosamente la respuesta hasta la actualidad va a
ser que no, y eso lo podemos reflejar en la baja participación en los comicios electorales. Si
realmente los habitantes de Cartagena sintieran angustia por su futuro político, la tendencia
de participación fuera más elevada. Pero no todo es blanco y negro, podemos entrar en la
escala de grises y encontrar movimientos ciudadanos que intentan integrar a los cartageneros
en la política. La esperanza queda en que la ciudadanía tome conciencia sobre sus decisiones,
que, aunque parezcan individuales, como el decidir no salir a votar por pereza, terminan
afectando a los demás, y más cuando no se tiene en cuenta que ese mismo pensamiento de no
salir a votar por pereza lo pueden tener muchas personas más y terminan en las cifras que a lo
largo de este escrito hemos abordado. |
Referencias bibliográficas

--Almond, G. y Verba, S. (1963), The Civic Culture, cap. 1, «An Approach to Political
Culture», Princeton University Press.

--Carmines, G. y Huckfeldt, R. (2001), Nuevo Manual de Ciencia Política, Cap 8


«Comportamiento Político: Una visión general», Ediciones Istmo.

-Downs, A. (1957). An economic theory of political action in a democracy. Journal of


political economy, 65(2), 135-150.

-Greenstein, F. (1992, 03). Can Personality and Politics Be Studied Systematically?. Political
Psychology , 13, 105-128.

-Lewis-Beck y Stegmaier, (2007, 08). Economic Models of Voting. The Oxford Handbook of
Political Behavior,

-Mutz, C. (2007) Political Psychology and Choice, the Oxford Handbook of Political
Behavior.

También podría gustarte