Está en la página 1de 3

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL 2do CUATRIMESTRE DE 2020

IBN SINA, Metafísica1

Libro I, cap. 5
Es difícil hacer conocer el estado de lo necesario de lo posible y de lo imposible por vía de
clarificación mientras que <no es difícil hacerlo conocer> por vía de designación. Todo lo que
ha sido dicho por los primeros filósofos para determinar este concepto, como sabes, comporta
un círculo vicioso. En efecto, según lo que has aprendido en la sección de la Lógica <de la
presente obra>, cuando <los filósofos antiguos> quieren definir lo posible, asumen en su
definición lo necesario o lo imposible, no habiendo otro modo que éste <para definirlo>.
Cuando <luego> quieren definir lo necesario, asumen en su definición lo posible o lo
imposible. Cuando <en fin> quieren definir lo imposible, asumen en su definición lo
necesario o lo posible. Por ejemplo, cuando definen lo posible, dicen que es lo no necesario, o
bien que es aquel no-existente cuya existencia, en cualquier momento futuro que sea supuesta,
no es imposible. Luego, cuando deben definir lo necesario, dicen que es lo que no es posible
suponer como no existente, o bien que es lo que es imposible suponer que es diverso de como
es. […] Todo esto, como ves, es un evidente círculo vicioso.
El más digno entre estos tres <conceptos> de ser conceptualizado primariamente es lo
necesario. En efecto, lo necesario significa la certeza de la existencia, y la existencia es más
conocida que la no existencia, pues la existencia es conocida por sí, mientras que la no
existencia es conocida, en cierto modo, gracias a la no existencia.
[…]

Libro I, cap. 6
Retornamos a donde estábamos. Decimos que el existente necesario y el existente posible
poseen cada uno algunas propiedades.
Decimos que las realidades que entran a formar parte de la existencia se dejan dividir en el
intelecto en dos tipos. El primer tipo está dado por aquello que, si es considerado por sí, no
existe necesariamente; es evidente, sin embargo, que su existencia no es imposible, porque de
otro modo no entraría a formar parte de la existencia. Esta cosa entra, entonces, en el campo
de la posibilidad. El segundo tipo está dado por aquello que, si es considerado por sí, existe
necesariamente.
Decimos que [1.] aquello que por sí es un existente necesario no tiene ninguna causa, mientras
que lo que por sí es un existente posible tiene una causa; [2.] aquello que por sí es un existente
necesario es tal en todos sus aspectos; [3.] la existencia del existente necesario no puede ser
equivalente a la de otro <existente necesario>, de suerte que cada uno de ellos sea igual al
otro en cuanto a la necesidad de la existencia y sean inseparables el uno del otro; [4.] la
existencia del existente necesario no puede ser compuesta de una multiplicidad <de
elementos>; [5.] la esencia que pertenece al existente necesario no puede ser compartida en
algún modo <por otra cosa>. […]

1
Tomado de la traducción italiana de Amos Bertolacci: Avicenna, Libro della guarigione. Le cose divine,
Torino, UTET, 2007.
PROF.: JULIO A. CASTELLO DUBRA TEÓRICO 30/10/2020
-1-
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL 2do CUATRIMESTRE DE 2020

Que el existente necesario no tenga ninguna causa es evidente. Si, en efecto, hubiese una
causa de su existencia, su existencia sería debida a tal causa. Ahora bien, todo aquello cuya
existencia es debida a alguna cosa, cuando es considerado en sí mismo, prescindiendo de otro,
no existe necesariamente. Pero todo lo que, cuando es considerado en sí mismo,
prescindiendo de otro, no existe necesariamente, no es en sí mismo un existente necesario. Es
claro, entonces, que si lo que en sí mismo es un existente necesario tuviese una causa, no sería
aquello que en sí mismo es un existente necesario. Resulta evidente, por tanto, que el
existente necesario no tiene ninguna causa.
De esto resulta evidente que algo no puede ser <al mismo tiempo> un existente necesario por
sí y un existente necesario en virtud de otra cosa. Si, en efecto, la existencia del existente
necesario fuese necesaria en virtud de otra cosa, ello no podría existir independientemente de
esta otra cosa. Pero todo lo que no puede existir independientemente de otra cosa, no puede
existir por sí. Si, en efecto, fuese necesario por sí, estaría realizado sin que la acción
necesitante de la otra cosa influyera sobre su existencia. Aquello, pues, cuya existencia recibe
el influjo de otra cosa, no posee una existencia necesaria por sí.
<De lo cual resulta evidente> también que la existencia y la no existencia de todo lo que,
considerado por sí, es un existente posible, dependen ambas de una causa.
Si, en efecto, el existente posible existe, en tal caso la existencia se realiza para ello como
distinta de la no existencia. Si, por el contrario, no existe, en tal caso la no existencia se
realiza para él como distinta de la existencia. Ahora bien, [1.] o cada uno de <estos> dos
estados se realiza para ello a partir de otra cosa, [2.] o bien no. [1.] Si se realiza a partir de otra
cosa, esta cosa será su causa. [2.] Si, por el contrario, no se realiza a partir de otra cosa, es
claro, sin embargo, que todo lo que <antes> no existía y después existe es determinado
<respecto de la existencia> de algo diverso de eso que le sobreviene <en un segundo
momento>. Lo mismo vale para la no existencia. Para esta determinación, en efecto, o bien
[2.1] es suficiente la quididad, o bien [2.2] no lo es. [2.1] Si la quididad es suficiente para
hacer que alguno de los dos estados se realice, el existente posible será necesario por sí en
virtud de su quididad. Pero se había supuesto como no necesario, lo cual es contradictorio.
[2.2] Si, por el contrario, la existencia de su quididad no es suficiente <para hacer que esto
suceda>, en tal caso su existencia será debida a la existencia de otra cosa diversa de él e
indispensable <para hacer que ello exista>. Esta otra cosa será, entonces, su causa. Por tanto,
tendrá una causa.
En general, cada uno de los dos estados <que el existente posible puede asumir> se vuelve
necesario no por sí, sino solo en virtud de una causa. La situación de existencia es debida a
una causa que es la causa que produce la existencia. La situación de no existencia es debida a
una causa que es la no existencia de la causa que produce la situación de existencia, como
sabes.
Decimos que el existente posible debe devenir necesario en virtud de su causa y en relación
con ella. Si, en efecto, no deviniese necesario <en virtud de ella>, al momento de la existencia
de la causa y en relación con ella sería aún posible. En consecuencia, podría existir o no
existir, sin resultar determinado respecto a uno de los dos estados. Ello exigiría, a su vez, la
existencia de una tercera cosa en virtud de la cual le sea asignada la existencia más bien que la
no existencia, o la no existencia más bien que la existencia, al momento de la existencia de la
PROF.: JULIO A. CASTELLO DUBRA TEÓRICO 30/10/2020
-2-
HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL 2do CUATRIMESTRE DE 2020

causa. Esta <tercera cosa> sería, entonces, una ulterior causa, y el discurso proseguiría al
infinito. Pero si el discurso prosiguiese al infinito, no le vendría determinada la existencia
<más bien que la no existencia> y ninguna existencia se realizaría para él. Pero esto es
imposible, no solo porque se procede al infinito en las causas (por el momento, que esto sea
imposible es todavía dudoso), sino <también> porque no existiría aún aquello en virtud de lo
cual <el existente posible> es determinado >respecto a la existencia>, mientras, por el
contrario, se había supuesto como existente.
Resulta correcto, entonces, <decir> que todo lo que es un existente posible no existe mientras
no sea necesario en relación con su causa.

PROF.: JULIO A. CASTELLO DUBRA TEÓRICO 30/10/2020


-3-

También podría gustarte