Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
DEFINICIÓN
La OMS define operacionalmente a la osteoporosis como una densidad ósea que cae 2.5
desviaciones estándar (SD, standard deviations) por debajo del promedio de los adultos jóvenes
sanos del mismo género, también conocida como una calificación T de −2.5. Las mujeres
posmenopáusicas que inciden en el extremo inferior del espectro joven normal (calificación T <–
1.0) son aquellas que tienen una densidad ósea reducida y mayor riesgo de padecer osteoporosis.
En este grupo es menor el riesgo, pero más de 50% de las fracturas en posmenopáusicas que
incluyen las del cuello del fémur, ocurren en este grupo con menor densidad ósea, porque el
número de personas dentro de él es mucho mayor que el que está dentro de los límites de la
osteoporosis. Como consecuencia, se han hecho constantemente intentos para identificar a
personas dentro de los límites de baja densidad ósea que están expuestas al grave riesgo de
fractura y que se beneficiarían de intervenciones farmacológicas. Aún más, algunos especialistas
han recomendado el uso del riesgo de fractura como el criterio “diagnóstico” de osteoporosis.
EPIDEMIOLOGÍA
La osteoporosis aparece con mayor frecuencia al incrementarse la edad, a medida que se pierde
progresivamente tejido óseo. En las mujeres, la pérdida de la función ovárica en la menopausia
(habitualmente hacia los 50 años) precipita pérdida ósea rápida, de tal modo que la mayoría
cumple los criterios de la osteoporosis hacia los 70 a 80 años de edad. En los varones, el riesgo de
fractura parece situarse en un tercio del de las mujeres. Conforme se produce el envejecimiento
(disminución de la masa ósea, aumento en la incidencia de caídas, alteración de la calidad ósea) de
la población, continuará el aumento en el número de personas con osteoporosis y fracturas a
pesar de la disminución reconocida en el riesgo específico de cada edad. La probabilidad de que
una persona caucásica de 50 años de edad sufra una fractura de cadera durante su vida, es de 14%
para mujeres y 5% para varones; el riesgo entre los individuos de raza negra es menor (casi de la
mitad), y el riesgo en asiáticos es casi igual al de caucásicos.
Las fracturas de cadera se asocian con una incidencia elevada de trombosis venosa profunda y
embolia pulmonar (20 a 50%), y una tasa de mortalidad entre 5 y 20% durante los primeros meses
tras la cirugía. También se producen graves complicaciones y 20 a 40% de los supervivientes
necesitan atención a largo plazo y de ellos, muchos no pueden actuar como lo hacían antes de la
fractura.
Las fracturas vertebrales rara vez requieren hospitalización, pero se relacionan con morbilidad a
largo plazo y un ligero aumento en la mortalidad, sobre todo vinculada con enfermedad pulmonar.
FISIOPATOLOGIA
Actividad física
La inactividad, como el reposo prolongado en cama o la parálisis, produce pérdida de masa ósea
significativa. En cambio, los deportistas tienen una masa ósea mayor que la población general.
Estos cambios de la masa esquelética son más intensos cuando el estímulo comienza durante el
crecimiento y antes de alcanzar la pubertad. Los adultos tienen menos capacidad que los niños
para incrementar su masa ósea después de restablecer la actividad física. Se afirma que los
individuos más activos tienden a sufrir menos caídas y son más capaces de protegerse al caer, con
lo que reducen su riesgo de experimentar fracturas.
Enfermedad crónica
Varias enfermedades genéticas y adquiridas se asocian con incremento del riesgo de osteoporosis
cuadro 425-1. Los mecanismos que contribuyen a la pérdida de hueso son específicos para cada
enfermedad, y habitualmente son la consecuencia de múltiples factores, como la nutrición,
reducción de los niveles de actividad física y factores que afectan a las tasas de remodelación ósea.
Medicación
Un gran número de fármacos que se utilizan en la práctica clínica pueden tener efectos negativos
sobre el esqueleto (cuadro 425-1). Los glucocorticoides son una causa frecuente de osteoporosis.
Las dosis excesivas de hormona tiroidea pueden acelerar la remodelación ósea y producir pérdida
de masa ósea. Los anticonvulsivos parecen incrementar el riesgo de osteoporosis, aunque muchos
individuos afectados tienen también déficit de 1,25(OH) 2D, ya que los anticonvulsivos que inducen
el sistema del citocromo P450 alteran también el metabolismo de la vitamina D. Los pacientes
sometidos a trasplante tienen un alto riesgo de sufrir pérdida rápida de masa ósea y fracturas no
sólo por los glucocorticoides, sino también por el tratamiento con otros inmunodepresores, como
ciclosporina y tacrolimús (FK506). Los inhibidores de la aromatasa, que ejercen un bloqueo
potente en la enzima aromatasa que convierte los andrógenos y otros precursores suprarrenales a
estrógenos, disminuyen mucho las concentraciones circulantes de estrógenos posmenopáusicos.
Tales fármacos, que se usan en varias etapas del tratamiento contra cáncer mamario, también
tienen un efecto nocivo demostrado en la densidad ósea y el riesgo de fractura. En fecha más
reciente se ha dicho que en la mayor frecuencia de pérdida ósea de fracturas intervienen muy
diversos fármacos, que incluyen los inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina; los
inhibidores de la bomba de protones y las tiazolidinedionas.
Tabaquismo
Cuando se fuma por mucho tiempo, los cigarrillos tienen efectos negativos sobre la masa ósea,
que pueden estar mediados por la acción tóxica directa sobre los osteoclastos o de forma indirecta
al modificar el metabolismo de los estrógenos. Como media, las fumadoras de cigarrillos alcanzan
la menopausia uno a dos años antes que la población general. El tabaquismo de cigarrillos produce
también efectos secundarios que pueden modular el estado del esqueleto, incluso enfermedades
intercurrentes de vías respiratorias y de otros tipos, debilidad, disminución del nivel de ejercicio,
mala nutrición y necesidad de medicaciones adicionales (p. ej., glucocorticoides para la
enfermedad pulmonar).
Se han desarrollado guías clínicas para el uso de densitometría ósea en la práctica clínica. Los
lineamientos originales de la National Osteoporosis Foundation recomiendan medir la masa ósea
en las mujeres posmenopáusicas, asumiendo que tienen uno o más factores de riesgo para
osteoporosis además de la edad, sexo y defi ciencia de estrógenos. Las guías de referencia
recomiendan además que se mida la masa ósea en todas las mujeres de alrededor de 65 años de
edad
Tratamiento con base en los resultados de BMD
La mayor parte de las guías sugieren que se considere el tratamiento cuando la BMD es >2.5 SD
por debajo del valor promedio para adultos jóvenes (calificación T ≤−2.5), en columna, cadera, o
cuello femoral. También se debe considerar la posibilidad de administrar tratamiento a las
mujeres posmenopáusicas con factores de riesgo de fracturas, aunque la BMD no se encuentre
dentro del espectro de osteoporosis. Los factores de riesgo (edad, fractura previa, antecedente
familiar de fractura de cadera, peso corporal bajo, consumo de cigarrillos, consumo excesivo de
alcohol, uso de esteroides y artritis reumatoide) pueden combinarse con la BMD para valorar la
probabilidad de una fractura en un periodo de cinco o 10 años. Los umbrales para iniciar
tratamiento dependen de los análisis de rentabilidad, pero es probable que sean cercanos a 1% de
riesgo por año en Estados Unidos.
CUADRO CLÍNICO
Desde el punto de vista clínico, cabe distinguir tres grandes síndromes: síndrome de aplastamiento
vertebral, fracturas periféricas y osteoporosis sin fracturas.
La afección de las vértebras lumbares suele comprender la parte central de la vértebra o todo el
cuerpo vertebral y determina una aproximación de las costillas a la pelvis, con pérdida de altura
del abdomen, el cual, para mantener su volumen, se abomba (prominencia abdominal). Las
últimas costillas pueden llegar a rozar con las crestas ilíacas, lo que puede producir dolor, sobre
todo al sentarse (síndrome de fricción iliocostal).
La pérdida de altura de las vértebras da lugar a una disminución de la talla. Los cambios
determinados por las fracturas vertebrales en la disposición de las vértebras pueden alterar la
estática de la columna, lo que dificulta el mantenimiento del equilibrio y la marcha, e incluso
facilita las caídas. El síndrome de aplastamiento vertebral es más frecuente en la mujer que en el
varón (de tres a cuatro veces más), por ser característico de la osteoporosis posmenopáusica.
Facturas de extremidades
Las tres principales son la de cadera, la de húmero y la de radio distal. Cursan con dolor,
deformidad e impotencia funcional. La fractura de cadera es la de mayor transcendencia, por
acompañarse de una alta mortalidad (alrededor de un 20% el primer año) e incapacitación
(muchos pacientes no vuelven a andar). La mortalidad es mayor en el varón
Gran parte de la historia natural de la osteoporosis transcurre antes de que se desarrollen las
fracturas. Durante esta fase la enfermedad es asintomática. Esto no significa que se trate de una
enfermedad irrelevante, ya que la disminución de la masa ósea implica un aumento del riesgo de
fractura: su disminución en 1 desviación estándar multiplica el riesgo de fractura por 2
aproximadamente
DIAGNÓSTICO
Diagnóstico positivo
Para el diagnóstico de osteoporosis se utilizan dos tipos de criterios: uno densitométrico y uno
clínico. De acuerdo con el primero se diagnostica osteoporosis a las personas con una BMD inferior
a la de la media de las personas jóvenes del mismo sexo en 2,5 DE (es decir, < –2,5 T) medida en
columna lumbar, cuello de fémur, la denominada cadera total o el radio distal. La OMS ha
propuesto también utilizar el término osteopenia para referirse a las situaciones correspondientes
a valores de densidad ósea entre –1 y –2,5 T, y el de osteoporosis establecida, para aquellas
situaciones en que la osteoporosis (densidad igual o menor de –2,5 T) se acompañe de fractura.
Este último término no suele utilizarse.
De acuerdo con el criterio clínico se diagnostica osteoporosis a las personas con fracturas
desarrolladas en ausencia de otro motivo que las justifique (traumatismo de cierta intensidad,
otras alteraciones óseas).
Diagnóstico diferencial
La osteoporosis puede plantear el diagnóstico diferencial con la osteomalacia, en que, además de
poder existir fracturas vertebrales, los valores densitométricos son también bajos. En la
osteomalacia, la fosfatasa alcalina está elevada y suele haber hipocalcemia e hipofosfatemia,
aunque discretas. Para efectuar el diagnóstico diferencial puede ser preciso realizar una biopsia
ósea, que muestra el aumento de grosor del osteoide en la osteomalacia.
TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS
Hasta fecha muy reciente, el tratamiento con estrógenos, solos o combinados con progestágenos,
era la modalidad principal para la prevención o tratamiento de la osteoporosis. Se cuenta hoy día
con diversos fármacos nuevos aprobados contra la osteoporosis y otros más en fase de desarrollo
galénico. Algunos son productos que tratan específicamente la osteoporosis (bisfosfonatos,
calcitonina, denosumab y teriparatida [1-34hPTH]); otros tienen efectos más amplios como los
moduladores selectivos de la respuesta de estrógeno (SERM) y en fecha reciente la combinación
de estrógeno/SERM. La disponibilidad de estos fármacos permite ajustar el tratamiento a las
necesidades de cada paciente.
Estrógenos
Existen muchos datos procedentes de ensayos clínicos que indican que diversos tipos de
estrógenos (estrógenos equinos conjugados, estradiol, estrona, estrógenos esterificados,
etinilestradiol y mestranol) reducen el recambio óseo, evitan la pérdida de masa ósea e incluso
inducen un ligero incremento de la masa en la columna cadera, así como de la masa ósea corporal
total. Los efectos de los estrógenos se observan en las mujeres con menopausia natural o
quirúrgica y en mujeres posmenopáusicas tardías con o sin osteoporosis establecida. Son eficaces
y se administran por vía oral o transdérmica.
Se han identificado en el hueso y otros tejidos dos clases de receptores de estrógenos (ER) α y β.
Las células del linaje monocítico expresan ambos tipos de ERα y ERβ, al igual que los osteoblastos.
Los efectos mediados por los estrógenos varían según el tipo de receptor. Mediante modelos
murinos sometidos a bloqueo génico de los ER se observó que la eliminación de los ERα producen
reducción leve de la masa ósea, en tanto que la mutación de los ERβ tiene menor efecto sobre el
hueso. Un paciente varón con una mutación homocigota de los ERα tenía disminución intensa de
la densidad ósea, así como alteraciones del cierre epifisario, confirmando la importante función de
los Erα en la biología del hueso.
Progestágenos
En las mujeres con útero se prescriben progestágenos diarios o cíclicos por al menos 12 días al
mes, combinados con estrógenos, para reducir el riesgo de cáncer de útero. El acetato de
medroxiprogesterona y el acetato de noretindrona atenúan la respuesta de las lipoproteínas de
alta densidad a los estrógenos, aunque la progesterona micronizada no lo hace. Ni el acetato de
medroxiprogesterona ni la progesterona micronizada parecen tener un efecto independiente
sobre el hueso; por su parte, la noretindrona, en dosis más bajas, podría proporcionar un beneficio
aditivo. Sobre el tejido mamario los progestágenos podrían incrementar el riesgo de cáncer de
mama
SERM
Hoy en día se utilizan dos SERM en posmenopáusicas; son el raloxifeno, aprobado para evitar y
tratar la osteoporosis y también para impedir el cáncer de mama, y el tamoxifeno, aprobado para
evitar y tratar esta última neoplasia. Un tercer SERM, el bazedoxifeno, ha sido combinado en
complejo con estrógeno conjugado y así se ha creado un complejo estrogénico selectivo para los
tejidos (TSEC, tissue selective estrogen complex)
El raloxifeno (60 mg/día) tiene efectos sobre el recambio óseo y la masa ósea muy similares a los
del tamoxifeno, lo que indica que este fármaco también actúa como estrógeno en el esqueleto.
El raloxifeno, al igual que el tamoxifeno y los estrógenos, tiene efectos a través de otros órganos y
sistemas. El más positivo parece ser una reducción del cáncer invasor de mama (principalmente de
los tumores ER-positivos). A diferencia del tamoxifeno, el raloxifeno no se acompaña de
incremento en el riesgo de cáncer uterino o de alguna enfermedad uterina benigna. El raloxifeno
agrava el riesgo de trombosis venosa profunda y puede agravar el peligro de muerte por apoplejía
en ancianas. Por tal razón, no se recomienda en mujeres >70 años de edad.
Bisfosfonatos
Calcitonina
Es una hormona polipeptídica producida por la glándula tiroides. La FDA aprobó el empleo de
ciertos preparados de calcitonina para tratar la enfermedad de Paget del hueso, hipercalcemia y
osteoporosis en mujeres en quienes la menopausia ocurrió hace más de cinco años. Han surgido
dudas y preocupación en cuanto al aumento de la incidencia de cáncer vinculado con el uso de
calcitonina. Al principio, el cáncer observado fue en la próstata, pero el análisis de todos los datos
sugirió un incremento más general en el riesgo de tal neoplasia. En Europa, la European Medicines
Agency (EMA) eliminó a la osteoporosis como indicación, y en Estados Unidos el FDA Advisory
Committee votó por un cambio similar.
La calcitonina suprime la actividad de los osteoclastos mediante una acción directa sobre el
receptor de la misma. Los osteoclastos expuestos a la calcitonina no pueden mantener su
actividad en el borde rugoso, que normalmente mantiene un contacto íntimo con el hueso
subyacente.
Denosumab
Un fármaco nuevo que se administró dos veces al año por vía subcutánea en un estudio clínico
comparativo y con asignación al azar en mujeres posmenopáusicas con osteoporosis se demostró
que incrementa la BMD en la columna vertebral, cadera y antebrazo y reduce las fracturas
vertebrales de cadera y no vertebrales 70, 40 y 20% a lo largo de tres años, respectivamente.
Otros estudios clínicos indican que este fármaco posee el potencial de incrementar la masa ósea
en mujeres posmenopáusicas con una masa ósea reducida (por arriba del límite de osteoporosis) y
en mujeres posmenopáusicas con cáncer mamario tratado con hormonas.
El denosumab es un anticuerpo monoclonal humano contra RANKL, que es el efector común final
de la formación, actividad y sobrevida de osteoclastos. El denosumab se fija a RANKL, inhibiendo
su potencial para inducir la formación de osteoclastos maduros desde precursores osteoclásticos y
de llevar a los osteoclastos maduros hasta la superficie del hueso e inducir la reabsorción ósea.
Asimismo, el denosumab contribuye a reducir la sobrevida del osteoclasto. Por medio de estas
acciones sobre el osteoclasto, el denosumab induce una acción potente contra la resorción. Las
reacciones adversas graves incluyen hipocalcemia, infecciones cutáneas (por lo común celulitis de
la extremidad pélvica) y reacciones dermatológicas como dermatitis, erupciones y eccema. Los
efectos del denosumab son reversibles rápidamente y en caso de que se interrumpa su
administración, se perderá rápidamente hueso si no se usa otro agente.
Hormona Paratiroidea
La PTH administrada de manera exógena parece ejercer acciones directas sobre la actividad de los
osteoblastos, con pruebas bioquímicas e histomorfométricas de formación temprana de hueso
nuevo como reacción a la PTH, antes de activarse la resorción ósea. De manera subsiguiente, la
PTH activa la remodelación del hueso, pero sigue favoreciendo al parecer la formación sobre la
resorción de éste. La PTH estimula la producción de IGF-I y de colágena, y al parecer acrecienta el
número de osteoblastos al estimular su replicación, intensificar su reclutamiento e inhibir la
apoptosis en ellos.
Fluoruro
Ha estado disponible desde hace muchos años y resultó un estimulador potente de las células
osteoprogenitoras cuando se estudió in vitro. Se ha utilizado en estudios múltiples de osteoporosis
con resultados contradictorios, en parte por las variaciones en las dosis y las preparaciones. A
pesar de los incrementos de la masa ósea de hasta 10% que produce, no parece tener efectos
sostenidos sobre la incidencia de fracturas vertebrales y no vertebrales, que podría aumentar en
realidad cuando se administra en grandes dosis. El fluoruro sigue siendo un fármaco experimental
a pesar de su historia prolongada.
Ranelato de estroncio
Está aprobado en varios países europeos para el tratamiento de la osteoporosis. Aumenta la masa
ósea en todo el esqueleto; en estudios clínicos se observó que este fármaco reduce el riesgo de
fracturas vertebrales en 37% y las no vertebrales en 14%. Parece que tiene un ligero efecto de
antirresorción, pero al mismo tiempo no produce un descenso tan marcado en la formación ósea
(medida por parámetros bioquímicos). El estroncio se incorpora en la hidroxiapatita en lugar del
calcio, una característica que podría explicar parte de sus beneficios contra las fracturas. Se ha
observado un ligero aumento en el riesgo de trombosis venosa, en ocasiones reacciones
dermatológicas, convulsiones y alteraciones cognitivas, lo cual requiere mayor estudio.
Tan sólo sus reducciones significativas deben inducir a un cambio del tratamiento médico, ya que
es de esperarse que muchas de las personas tratadas no muestren respuestas que estén por
encima de los límites de detección de las técnicas actuales. Los marcadores bioquímicos de
recambio óseo pueden resultar útiles para vigilar el tratamiento, aunque actualmente existen
pocos datos que apoyen esta hipótesis; sigue sin estar claro cuál es el objetivo más útil. Cuando se
utilizan indicadores del recambio óseo, se deben medir antes de empezar el tratamiento y repetir
≥4 meses después. En general, el cambio en los indicadores del recambio óseo debe ser de 30 a
40% menor que el basal para ser significativo por las variaciones tanto biológicas como técnicas de
estas pruebas. Un cambio positivo en los indicadores bioquímicos, la densidad ósea o ambos,
ayuda a los pacientes a cumplir con su régimen terapéutico.