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Consecuencias del cambio climático en

Bolivia

Para el año 2030, la mayoría de los glaciares de la Cordillera Real boliviana


habrán desaparecido; el mítico Lago Titicaca se habrá reducido y dividido en
tres partes; la creciente escasez de agua en el área metropolitana de La Paz y
El Alto mermará su crecimiento poblacional; la producción agropecuaria del
altiplano se verá afectada por el clima desfavorable; el potencial productivo de
las tierras bajas se reducirá fuertemente por el incremento de la velocidad del
viento, sequías e inundaciones, y la degradación de suelos; la oferta productiva
de los valles se inviabilizará por efectos climáticos negativos; las urbes de la
zona oriental serán objeto de
profundos cambios y
restricciones, producto de
inundaciones constantes y
grave contaminación. Un
escenario apocalíptico, de no
tomarse urgentes medidas para
prevenirlo.

Esta son los resultados de los modelos científicos de


simulación del Foro “Cambio Climático: Efectos,
Impactos, Oportunidades y Desafíos para Bolivia”,
evento llevado a cabo este miércoles en la ciudad de La
Paz y co-organizado por la Fundación Amigos de la
Naturaleza (FAN) y el Instituto Boliviano de Comercio
Exterior (IBCE) y respaldado por la organización
mundial de conservación WWF Bolivia.
Tras recoger este dramático y apocalíptico escenario de parte de especialistas
en la materia, sobre los peligros que se ciernen sobre el territorio boliviano, los
asistentes al Foro advirtieron que sus efectos sólo podrán mitigarse con
esfuerzos y políticas de largo plazo, y a todo nivel.

“Gran parte de los daños causados a la salud del planeta ya no tienen


remedio”, afirmó la directora ejecutiva de la FAN, Karin Columba Zárate. “Lo
que se espera lograr es una estabilización de las condiciones mínimas
climáticas que permitan la continuación de la vida bajo un escenario altamente
impactado. Está en nuestras manos, como sociedad, gobiernos y sector
privado, cambiar nuestras prácticas de producción, consumo y vida para
enfrentar y mitigar los efectos del cambio climático”, agregó.

TOQUE DE ALERTA PARA BOLIVIA POR CAMBIO CLIMATICO


El toque de alerta sobre los riesgos en el ecosistema
boliviano fue dado por los expositores JoergSeifert-
Granzin y Natalia Calderón, expertos en la temática y
funcionarios de la FAN, quienes se encargaron de
proyectar los escenarios futuros y desafíos en materia
de preservación ambiental.
“A partir de varios estudios y proyecciones, se advierten serios riesgos en
materia climática para Bolivia. En el altiplano asistiremos a la desaparición de
los glaciares en la cordillera lo que incidirá en la capacidad de regular el flujo de
disponibilidad de agua, afectando a sus poblaciones. Por el contrario, en tierras
bajas tendremos inundaciones severas que afectarán a la capacidad productiva
y al propio ecosistema”, indicó Seifert-Granzin, de nacionalidad alemana, con
una amplia trayectoria en el campo de la investigación sobre el tema.

Natalia Calderón, Coordinadora del Departamento de Cambio Climático y


Servicios Ambientales de la FAN, informó que el Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ya había establecido tendencias de
comportamiento climático para Sudamérica, caracterizadas por reducción de la
disponibilidad de agua, desaparición de glaciares, y de recursos hídricos entre
un 15 y 20%, pérdida del 30% de especies, desertización de tierras agrícolas y
pérdida de producción, y la sabanización de la amazonia.

“Esta tendencia ya la estamos advirtiendo actualmente en nuestro territorio y el


problema podría tornarse crónico, lo que obliga a tomar acciones directas
desde la familias, autoridades municipales, gobiernos nacionales y entidades
privadas”, dijo. (Fuente:ERBOL)

CAMBIO CLIMATICO Y CONSECUENCIAS EN


BOLIVIA

11:46

¿Algunaves se han puesto a pensar que el modo de vida de las personas afecta al
planeta en su conjunto?

El uso excesivo de combustibles (Gasolina, diesel, carbón, etc.) son unas de las
principales causas del cambio climático, manifestándose en Bolivia a través de
inundaciones, sequías, derretimiento de glaciares, nuevas plagas, epidemias,
perdidas de cultivo entre otros.
¿Qué es el calentamiento global y porque
sucede?
El calentamiento global es causado por la excesiva presencia de Gases de Efecto
Invernadero (GEI) e la atmósfera que retienen mas calor en el planeta, lo que
hace que aumente el calor en el planeta. Normalmente estos gases se originan
por las siguientes causas:
 Dióxido de Carbono (CO2): Se produce por el uso de combustibles como
gasolina, diésel, queroseno, gas natural, la deforestación, la degradación de los
suelos, la quema de bosques y la industria
 Metano (CH4): Es producido por la actividad ganadera, la producción de
arroz bajo inundación, los rellenos sanitarios, los escapes de gas natural y el
tratamiento de aguas residuales.
 Oxido Nitroso (N2O): Producido por el uso de fertilizantes químicos, la
deforestación y cambios en el uso del suelo.
 Gases Industriales fluorados: Emitidos por el uso de algunos productos en
spray o aerosol como espumas, pinturas u otros. También el gas de los
refrigeradores y aparatos de aire acondicionado.
En resumen:
El cambio climático es la alteración de las temperaturas locales normales y la
modificación en el comportamiento de lluvias y vientos en prolongados espacios
de tiempo debido al incremento en la temperatura de la tierra por la excesiva
presencia de efecto invernadero
Consecuencias del cambio climático
Al parecer ya se han dado cuenta o sentir los efectos del cambio climático, el
ejemplo más claro es el aumento de fenómenos preocupantes como
inundaciones, sequías, cambios en temporadas de lluvia, frío o calor intenso,
incendios, derretimiento de hielos en los nevados, etc.

Si el calentamiento global sigue aumentando y no se toman medidas adecuadas


para frenar este fenómeno, en los próximos años los eventos climáticos podrían
causar serios problemas:
 La temperatura y las precipitaciones podrían sufrir cambios importantes
 Especies de plantas y animales podrían desaparecer
 Los vientos sufrirían cambios de fuerza, dirección y temporada en que
llegan

 El ciclo natural del agua sufriría cambios que difilcutaria la disponibilidad


tanto para el consumo, producción agrícola y generación de electricidad

 Sequías, inundaciones ciclones, heladas, granizada pondrían ocurrir de


forma seguida

 La reproducción de varios insectos transmisores de de nuevas de


enfermedades que se propagarían en lugares donde no se los veía

 Los océanos podrían aumentar mas de 30cm sus niveles en los próximos
70 años.

DATO
Las inundaciones y sequías por el “NIÑO” durante el año agrícola 2006-2007,
causaron perdidas de 35% de la producción total de arroz y alrededor del 12%
de papa y la soya en el Bolivia. A consecuencia de esto, los precios del arroz y
para eran entre 30 y 50% mas altos que el año anterior.
Lo que puede suceder en Bolivia
1. Inundaciones y sequías recurrentes pueden dificultar las actividades
castañeras y otras formas de producción en la región y posiblemente causar
cambios irreversibles en los ecosistemas

2. Los glaciares podrían continuar derritiéndose y afectar la cantidad y


regularidad del agua para sus distintos usos y la mayor temperatura podrían
significar también mejores condiciones para plagas

3. En regiones templadas se podrían introducir nuevos cultivos a causa de la


elevación de la temperatura pero esto también puede posibilitar la presencia de
nuevas plagas.

4. Considerables áreas en el oriente corren el riesgo de erosionarse


seriamente y perder toda cobertura vegetal a causa de la deforestación y el
cambio de lluvias.

5. En el chaco la época de sequía podría alargarse poniendo en riesgo las


escasas fuentes de agua para uso domestico y productivo.
Acciones para enfrentar el cambio
climático
Algunos de estos cambios serán inevitables pero también es posible reducir y
evitar los peores impactos que se muestran. Para ello existen dos elementos que
nos ayudan a enfrentar el cambio climático:
La adaptación
Es la capacidad de una persona o de una comunidad para prepararse al cambio
climático y a eventos extremos. La adaptación significa la capacidad para poder
reducir posibles daños, aprovechar oportunidades y afrontar consecuencias.
La mitigación
Son todas las acciones que los seres humanos realizan para reducir la
contaminación y la emisión de los gases de efecto invernadero, por ejemplo
disminuyendo el uso de combustibles fósiles como la gasolina, el diésel,
reduciendo la deforestación y promoviendo la 

Este articulo es por El Blog Action Day que es un evento anual que une a los
bloggers del mundo para que hablen sobre el mismo problema en el mismo día
en sus blogs con el objetivo de provocar discusión sobre un tema de importancia
global. Blog Action Day 2009 será el evento de cambio social más grande que se
haya hecho hasta ahora en web. Un sólo día, un sólo tema. Miles de voces. 

http://www.dhampire.net/2009/10/cambio-climatico-y-consecuencias-en.html

El cambio climático en Bolivia


Por Muñoz Alain - Periodista Invitado - 27/09/2009

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 Comentarios

Una comunidad dentro del parque Noel Kempff. - Oblitas Mónica Los Tiempos

Multimedia
 Galería de fotos (8)

Habrá más lluvias y "desastres naturales" en Bolivia como consecuencia del cambio climático.
Disminuirá la cantidad de alimentos y agua disponible. Surgirán nuevas enfermedades,
reaparecerán las que estaban controladas y otras se extenderán hasta zonas donde nunca
antes hubo. Muchos tipos de bosque cambiarán drásticamente, algunos desaparecerán
completamente, otros se reducirán y aún habrá bosques que se extenderán mucho más de lo
actual.

En el país existe el gubernamental Programa Nacional de Cambio Climático. Durante 15 años


trabajó sin cambios en su personal y pasó casi desapercibido por la opinión pública. Pero hay
bastantes e interesantes avances que proveen una muy buena base teórica y práctica. Los
proyectos ya ejecutados se cuentan por decenas y algunos son ejemplos mundiales. Además
hay toda una rica gama de experiencias de alianzas para afrontar el cambio climático. También
una serie de percepciones sorprendentes.

Más lluvias y “desastres naturales”


Probablemente las lluvias casi se dupliquen en Bolivia, creciendo hasta un 80%, debido al
cambio climático según el MAGICC/SCENGEN, un modelo computarizado que simula el
comportamiento de la atmósfera. En el informe “Promoción de la Adaptación Social para el
Cambio Climático a través del Conocimiento, la Experimentación y el Aprendizaje en Red en
Bolivia” se reportan casos de “eventos climáticos extremos”, que la población llama “desastres
naturales”.
Uno de ellos fue la sequía en tierras bajas e inundaciones en zonas montañosas en 1982 y
1983, que afectó a un millón y medio personas, más del 10% de la población del país. En 1988
hubo inundaciones que incomunicaron líneas férreas en grandes regiones.

“El Niño” del 2000 provocó sequías e inundaciones que afectaron a 26.000 familias; el 2001
una tormenta de granizo durante 50 minutos dejó 70 personas muertas y 100 heridas en Viacha
y La Paz; en 2004 una nevada de doce horas continuas dañó severamente la ganadería e
infraestructura turística del sur de Potosí.

Sólo el evento 1982 y 1983, provocado por “El Niño”, causó pérdidas por más de 1.300
millones de dólares americanos, según datos de la Organización Panamericana de la Salud
(OPS), la Oficina de Coordinación de las Naciones Unidas para el Socorro en Caso de
desastres (Undro) y la Comisión Económica para América Latina (Cepal).

La agricultura perdió casi 1.175 millones de dólares con ese evento. El transporte tuvo pérdidas
por más de 160 millones en infraestructura caminera; los sectores sociales perdieron casi 40
millones de dólares en viviendas y enseres, lo que provocó migraciones masivas a las ciudades
más desarrolladas del país (La Paz, Cochabamba y Santa Cruz).

Las pérdidas por desastres en Bolivia entre 1970 y 1991 alcanzaron el 21% del Producto
Interno Bruto, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo. Pero podría crecer
drásticamente porque “los eventos climáticos extremos serán cada vez más intensos y también
cada vez más frecuentes”, afirma el IPCC, siglas en inglés del Panel Intergubernamental para
el Cambio Climático, compuesto por 2.000 científicos de 100 diferentes países, que ganaron el
Premio Nobel de la Paz 2007.

Sólo 3 de cada 20 municipios en Bolivia se hallan en grado bajo de vulnerabilidad a eventos


adversos o “desastres naturales” (14%). Ocho de cada 20 están en rango medio (41%) y 6 de
cada 20 están en un grado alto de vulnerabilidad (31,2%). Lo más grave son otros 3 municipios
de cada 20 (13,8%), que son vulnerables en un grado muy alto, revela el “Atlas de Amenazas,
Vulnerabilidades y Riesgos de Bolivia”, elaborado por OXFAM de Gran Bretaña y la Fundación
para el Desarrollo Participativo Comunitario - Fundepco de Bolivia.

Faltarán alimentos
Las estimaciones mundiales indican que la agricultura se reducirá un promedio del 7% si no se
preparan respuestas adecuadas a los impactos del Cambio Climático.
Pero dependiendo de la vulnerabilidad de cada lugar, las pérdidas reales podrían ser mayores.
En algunos estudios se anticipa incluso pérdidas totales si no se ayuda al sector a adaptarse a
los efectos del cambio climático, indica el Programa Nacional de Cambio Climático - PNCC, la
repartición gubernamental responsable del tema.

Sólo el evento de “El Niño” de 1982 y 1983 afectó a 380.000 Km2, casi dos quintas partes del
país. Pero el daño fue desigual, pues las tierras altas fueron afectadas en un 90%, los valles en
un 70% y las tierras bajas en un 10%.

Los reportes de los comités de emergencia mencionan casos extremos de agricultores que
tuvieron pérdidas totales de cosecha y hasta de cuatro quintas partes. Al año siguiente la
superficie cultivada de nueve productos disminuyó casi la mitad, pasando de casi 18.000
hectáreas a un poco más de 10.000 en los cultivos de avena, cebada, haba, quinua, camote,
oca, papa, cebolla y maíz.

La ganadería tuvo pérdidas por falta de agua, incremento de infertilidad y pérdida de peso por
falta de alimento. Se perdió casi un tercio de las ovejas, unos tres millones y medio de
animales. También en los camélidos hubo pérdidas de casi un tercio, representado por casi
645.000 llamas y 110.500 alpacas.
Se perdió un tercio las ovejas y camélidos del país por “El Niño” durante 1982 y 1983.
Al margen de lo que vendrá por el cambio climático, hay que considerar que actualmente el
área agrícola sufre acelerados procesos de degradación que ya están produciendo una brecha
alimentaria del orden de 450 kilocalorías, según el Sistema Nacional de Información en
Seguridad Alimentaria y Alerta Temprana.
Además, el PNCC considera que podrían aumentar las plagas agrícolas, provocando altos
daños económicos, producidos por organismos patógenos que lograrían adaptarse a las
nuevas condiciones climáticas. También se puede esperar la reducción de cabezas de ganado
por inundaciones o por falta de agua y de alimento durante la estación seca, porque las lluvias
se concentrarán en pocos meses del año.

Crecerá la aridez y “migrarán” los sistemas agrícolas


La aridez podría casi duplicarse, especialmente en las zonas montañosas del sudoeste del país
y también en el chaco del sudeste, si la temperatura subiera 1,5º centígrados, disminuyeran las
lluvias un 15% en los valles y el altiplano, y subieran un 15% en los llanos. La estimación
corresponde al análisis del Índice de Aridez, realizado por el PNCC siguiendo la metodología
propuesta por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Al subir la temperatura y cambiar las lluvias, las áreas agrícolas dejarían de ser aptas para los
cultivos que producen, pero podrían albergar otros nuevos, originándose una especie de
desplazamiento o “migración” de sistemas agrícolas, indica el Tercer Reporte de Evaluación del
IPCC.

Ese informe también señala que las zonas medias y altas podrían aumentar su productividad,
según los cultivos, temperaturas y el tiempo en que llueva en cada localidad. En cambio, en los
trópicos es muy probable que baje el rendimiento y que la producción resulte muy afectada
porque predomina la agricultura al secano, algunos cultivos están en el máximo de tolerancia a
temperaturas altas, y por los eventos climáticos extremos, como las inundaciones que
inhabilitan grandes áreas de cultivo.

 “El Niño”, por ejemplo, provoca lluvias y temperaturas superiores a lo normal en la Amazonia,
produciendo grandes inundaciones en ciudades como Trinidad y Cobija.

Contrariamente, en la región chaco del sudeste y en los Andes del sudoeste, “El Niño” origina
lluvias menores a lo normal que coinciden con sequías moderadas, causando significativas
pérdidas en la producción agropecuaria, según la Cepal.

Habrá casos en los que el cambio climático podría favorecer algunos cultivos como la papa, por
ejemplo. En modelos de simulación computarizada de cambio climático, la papa aumentaría su
rendimiento entre el 30 y el 60%, si se le aporta riego adicional de entre 50 a 180 milímetros,
durante la fase de formación del tubérculo, según el investigador agrónomo Torrico.

La soya también podría incrementar su rendimiento, si en los cultivos hubiera lluvias o riego
adicional de más del 20% del actual.

Esto compensaría el aumento de la temperatura y el carbono acumulado en la atmósfera


fertilizaría la soya, informa el PNCC.
Se puede esperar una reducción notable de la producción de frutas, porque la mayoría requiere
cierta cantidad continua de horas de frío, que no se completarían por el aumento de la
temperatura.
Los estudios del PNCC sobre las frutas señalan que las más afectadas por la falta de horas/frío
continuas serán la manzana, la pera y el durazno. También indican que se propagarán
enfermedades de hongos por el aumento de temperatura.

Además del desabastecimiento de alimentos, los daños a la agricultura tendrán gran


repercusión social, porque más de la mitad de la población económicamente activa del país
trabaja en este rubro, tanto para el abastecimiento del mercado interno como para la
exportación.

Problemas de salud por el Cambio Climático


Habrá efectos directos, como heridos y fallecidos por derrumbes, sequías, inundaciones,
deslaves, heladas y otros fenómenos climáticos extremos. Estos también ocasionan epidemias,
malnutrición y deshidratación, por las dificultades en la disponibilidad de agua y alimentos,
cuando ocurren.
Los efectos indirectos serán el aumento de enfermedades transmitidas por vectores, como los
insectos o las ratas, el surgimiento de enfermedades desaparecidas o controladas, y el
desarrollo de nuevas enfermedades. Más lluvias e inundaciones aumentan los casos de cólera,
dengue, diarreas, fiebre amarilla, fiebre tifoidea, hepatitis, malaria y enfermedades parasitarias
intestinales como la elefantiasis o filariasis linfática, y la fasciola hepática, una infección
parasitaria de animales herbívoros que se adquiere al comer vegetales.

Las poblaciones asentadas en las fronteras actuales de zonas endémicas de malaria, dengue,
fiebre amarilla y otras presentarán mayor número de casos, e incluso de muertes, si no reciben
atención primaria eficaz.

La malaria se manifiesta entre noviembre y marzo, coincidiendo con el periodo de lluvias


abundantes, altas temperaturas y gran humedad. Ha reaparecido en extensas zonas en las que
ya no había y se han presentado brotes en áreas que por su clima y altitud no permitían su
desarrollo. Es el caso de brote de malaria no importada, presentada en 1998 en la comunidad
Tuntutnami, situada casi a 3.000 metros sobre el nivel del mar, reportado por el Consejo de
Salud Rural Andino, en la zona de Carabuco, departamento de la Paz.

También se reportó malaria resistente a los medicamentos habituales, lo que llevaría a utilizar
medicamentos más complejos, encareciendo los costos. En diez años se triplicaron los casos
de malaria desde 1987, cuando se presentaron menos de 25 mil, hasta 1996 cuando se llegó
casi a 65 mil casos. Los Índices Parasitarios Anuales municipales demuestran que las zonas
más vulnerables a la malaria son las tierras bajas del país y se pronostica que ésta se
incremente aún más por el cambio climático.

El Índice de Bultó, que explica los impactos climáticos en las enfermedades, muestra que la
malaria está muy ligada al comportamiento del clima en los 90 días anteriores a su aparición.
Por esa razón, el clima puede utilizarse como sistema de alerta temprana, ya que provee
señales confiables para la presentación de nuevos casos, brotes e incluso epidemias. Esto
podría ayudar al sistema salud a prevenir daños y minimizar costos.

Las diarreas aumentarán y ya son la 2ª causa de mortalidad infantil. La leishmaniasis incide


más en meses secos, entre junio y septiembre, coincidiendo con altas temperaturas por menor
nubosidad, lo que favorece la proliferación del transmisor y la incubación en los seres
humanos, según el estudio “Vulneración y Adaptación de la Salud Humana ante los Efectos del
Cambio Climático en Bolivia”.
El aumento de la temperatura incrementará los casos de leishmaniasis, acentuándose en
agosto, mes que registraría los mayores efectos, de acuerdo a las proyecciones del estudio. Al
igual que la Malaria, la Leishmaniasis variaría su estacionalidad y tendencia, por efecto del
cambio climático.

Las epidemias de dengue se presentan entre enero y mayo, cuando las lluvias favorecen la
proliferación los mosquitos del género Aedes, que la transmite. Se presenta en brotes aislados
relacionados con la estación lluviosa, humedad relativa y temperaturas elevadas que
experimentan las zonas bajas y cálidas del país entre noviembre y abril. Se encontró una
correlación entre los brotes y fenómenos climáticos, especialmente con la intensidad de “El
Niño”.

Las Encuestas Nacionales de Demografía y Salud muestran elevadas cifras de enfermedad y


mortalidad en la niñez boliviana por Enfermedades Diarreicas Agudas (EDAs) e Infecciones
Respiratorias Agudas (IRAs). Con el cambio climático se intensificarán las temperaturas
extremas y la incidencia de IRAs sería mucho mayor.

Las EDAs bacterianas predominarán en municipios de zonas bajas durante las épocas
lluviosas, cálidas y de transición. En cambio, las EDAs virales predominarán en los meses fríos
o de transición invierno, en municipios más altos con clima influido por la Cordillera de los
Andes.

En general, la magnitud de las epidemias vinculadas con el cambio climático es incalculable. 

Disminuirá el agua
La cantidad de agua en Bolivia al año supera los dos mil kilómetros cúbicos, según datos del
Comité para la Gestión Integral del Agua. Esto corresponde aproximadamente a 50.000 metros
cúbicos anuales por habitante, considerado “un elevado suministro de agua dulce”, por los
expertos que realizaron el análisis económico para el Gobierno y la Unesco.
Sin embargo, los mismos especialistas indican que se trata de una disponibilidad aparente, que
está distorsionada por varias razones. La primera de ellas es que no es igual en toda la nación.
La segunda es por lluvias concentradas en una corta estación en relación a una larga época
seca. La tercera está relacionada con la falta de tratamiento para consumo humano, la
ineficiencia y mal uso en el consumo humano y riego.

La situación de Bolivia y su tipo de territorio somete periódicamente al país a sequías e


inundaciones de magnitud. Existen áreas con precipitación por encima de los 3.000 milímetros
por año a corta distancia de otras con menos de 300 milímetros, en latitudes similares.

En realidad, la disponibilidad de agua es restringida en la cuenca del Plata y del Altiplano. En


menor magnitud, también hay disponibilidad restringida en la cuenca amazónica, porque el
90% de las lluvias se concentran entre octubre y marzo.

Adicionalmente, los sistemas de riego presentan ineficiencias de aplicación entre el 30% y


50%, mientras que las fugas en sistemas de distribución de agua urbana alcanza el 50%.

Si por efecto del cambio climático las lluvias aumentan o disminuyen hasta en 15% y la
temperatura aumenta sólo un grado y medio, considerando el incremento de la población y el
consumo de agua, para el año 2050 el PNCC pronostica un déficit anual de más de 650
millones de metros cúbicos de agua en la cuenca del Amazonas, más de 680 en la del Plata y
más de 690 en la del Altiplano.
Además del consumo humano y agropecuario, el déficit de agua podría generar una crisis de
energía eléctrica considerable, especialmente en grandes ciudades durante la época sin lluvias,
porque cinco de las ocho empresas generadoras del país son hidroeléctricas. Muchas familias
caminan diariamente para conseguir agua.

Los bosques cambiarán drásticamente


El PNCC evaluó la magnitud de los cambios en los ecosistemas para los años 2010, 2030,
2050 y 2100, en base a estudios previos aplicando modelos computarizados de simulación.
Utilizó escenarios climáticos desarrollados por el IPCC y alimentó los modelos con datos
registrados durante 30 años, por 44 estaciones meteorológicas del país. Los resultados indican
que el bosque húmedo templado desaparecerá completamente en Bolivia hasta el año 2050.
Actualmente, tiene 14.000 kilómetros cuadrados y está ubicado en la vertiente oriental de los
Andes. Su temperatura promedio está entre 14 y 16 grados centígrados, y sus lluvias llegan de
700 a 1.000 milímetros al año. La estepa espinosa templada fría se reducirá en casi el 95%.
Actualmente ocupa un poco más del 2% del territorio nacional, con más de 25 mil kilómetros
cuadrados. Se caracteriza por temperaturas entre 6 a 10 grados centígrados y lluvias de 200 a
300 milímetros al año.
El bosque húmedo subtropical desaparecerá en casi el 80%. Ocupa actualmente cerca del 30%
del territorio nacional, en casi 320 mil kilómetros cuadrados. Está situado en el norte y el este
del país, en los departamentos de La Paz, Pando, Beni y Santa Cruz. Presenta temperatura
media superior a los 22 grados centígrados y lluvias de 1.500 milímetros al año.

También desaparecerá la mitad el bosque húmedo templado frío, con más de tres mil
kilómetros cuadrados actuales, ubicado en el noreste del lago Titicaca. El bosque seco
templado tendrá una reducción del 40%, mientras que los bosques: seco subtropical, pluvial
subtropical, y muy húmedo tropical, perderán aproximadamente un tercio de su actual
superficie cada uno.

Habrá tipos de bosque que se mantendrán pero otros que aumentarán su extensión, como el
húmedo tropical, que llegaría a duplicar su extensión. Ese bosque forma una delgada franja de
que va del centro del país hacia el noroeste, corriendo paralelo al pie de la cordillera de los
Andes. Ahora ocupa 18 mil kilómetros cuadrados, tiene 25 grados centígrados de temperatura
promedio, y lluvias de 1.900 milímetros al año.

La extensión del bosque húmedo tropical sería posible porque, debido al cambio climático,
muchas corrientes de aire cargado de humedad ya no podrán subir los Andes. La consecuencia
sería el incremento de lluvias al pie de la cordillera, lo que aumentaría drásticamente la
extensión de ese tipo de bosque.

También experimentarán fuerte crecimiento los bosques tropicales secos y muy secos,
localizados en el sur y sureste del país. Pero al contrario de los bosques húmedos, su
crecimiento muy posiblemente será por la disminución de lluvias. En otras palabras, bosques
que hoy son húmedos, se transformarán en bosques secos.

Para tener idea de lo que se perderá o transformará, basta recordar que Conservación
Internacional (CI) define a Bolivia como “punto caliente” o hotspot.

Una parte de su territorio está ubicado entre el extremo este de los Andes y se extiende hasta
bordear la Amazonia. Esa porción es el 0,2% de la superficie del mundo y alberga sólo el 3,5%
de los bosques originales del planeta que quedan en pie. Pero contiene entre el 30% y 40% de
la diversidad biológica mundial y más de tres cuartas partes de las especies vegetales del
planeta.

El Programa Nacional de Cambio Climático


El PNNC mantuvo su personal durante quince años, desde 1995 hasta 2009, algo inusual en la
política boliviana, en la que los funcionarios del Estado son despedidos con la llegada de cada
nuevo Gobierno. Durante ese tiempo “vimos pasar siete presidentes, doce ministros y otros
tantos viceministros… Algunos duraban sólo dos o tres meses”, dice Óscar Paz Rada, el
Coordinador del Programa, a quien el actual Gobierno no renovó su contrato, al igual que al
resto del personal.
Esa desacostumbra continuidad de gestión permitió que el PNCC recoja mucha información,
genere nueva, e implemente proyectos. Bolivia tiene un Inventario Nacional de Emisiones de
Gases de Efecto Invernadero, que las cuantifica en su totalidad, por sectores, y las compara
con el resto del mundo. Así, por ejemplo, en el año 2000, mientras la emisión promedio por
persona en el mundo era de 2,43 toneladas de dióxido de carbono por consumo de energía, en
el país era casi tres veces menos (0,84 toneladas).

Sin embargo, cambia el panorama cuando se analiza las emisiones bolivianas por sectores. La
mayor fuente de emisiones es el cambio en el uso de la tierra y silvicultura, comúnmente
conocido como deforestación, con el 65,21%. Le sigue la agricultura con el 17,68% y luego el
sector energético con el 15,66%. El sector residuos emite sólo el 0,81% y los procesos
industriales apenas el 0,64%.

Con el Inventario de Emisiones, estudios de impactos y vulnerabilidad en diferentes regiones


del país, y otros complementarios se elaboró el Plan Nacional de Acción para el Cambio
Climático.

Posteriormente se produjo la Estrategia Nacional de Implementación y el Mecanismo Nacional


de Adaptación al Cambio Climático. Además, el PNCC produjo las “Comunicaciones
Nacionales”, una especie de reportes o informes que cada país debe presentar a las Naciones
Unidas (ONU), describiendo los avances y la situación actual.

Otros proyectos
Los registros oficiales mencionados incluyen otros 25 proyectos. Varios están orientados a
reducir los efectos del cambio climático en la producción rural y la seguridad alimentaria, con
distintos énfasis: recuperación de especies nativas, pruebas con diferentes épocas de siembra
y variedades de cultivos, manejo local de los recursos naturales…
En el campo forestal, hay un grupo de proyectos de reforestación en áreas degradadas, y se
cuantificó el dióxido de carbono capturado por concesiones forestales amazónicas, en las que
se realiza aprovechamiento forestal sostenible.

Igualmente se elaboró un mapa de áreas con potencial para arborización dentro del Mecanismo
para el Desarrollo Limpio -MDL de la ONU. Con este mecanismo, países industrializados
mitigan gases de efecto invernadero en naciones menos industrializadas. A cambio reciben
“créditos” que pueden descontar de sus emisiones, mientras que los países anfitriones reciben
tecnología avanzada gratuita.

Para ambos resulta más barato, con mayores beneficios, y con menos emisiones a la
atmósfera. Otro grupo de proyectos están relacionados con el agua: se ocupan de mitigar
efectos de sequías, microadaptación a aguas de lluvia y micro-climas, o la utilización del
balance hidrológico como alerta temprana del cambio climático. El agua también vincula el
campo con las ciudades, por lo que un proyecto estudia el deshielo de glaciares y el
desabastecimiento de agua para agricultura y consumo humano, tanto en el campo como en
las ciudades.

Tecnológicamente, existen proyectos de construcción de micro-centrales hidroeléctricas,


cambio de matriz energética más limpia para la electrificación de una zona rural, y adecuación
tecnológica para la obtención de biodiesel.

En otro orden, existen proyectos de desarrollo de capacidades en algunos municipios para


enfrentar el cambio climático en su jurisdicción. También se estudió la relación del cambio
climático con desastres naturales y con la polución, en una ciudad capital de departamento
(equivalente a Provincia o Estado en otros países).

Uno de los primeros proyectos y el más reciente


Hace casi quince años atrás (1995) empezó la ejecución del Proyecto de Acción Climática Noel
Kempff, el primero del mundo en su tipo que recibió certificación internacional de reducción de
emisiones.
El proyecto evitó la deforestación de más de 800 mil hectáreas de bosque tropical alrededor del
Parque Noel Kempff Mercado. Esto impidió la emisión a la atmósfera de casi un millón de
toneladas de dióxido de carbono (989.622, exactamente). Este tipo de proyectos es relevante
para países como Bolivia, con alto grado de emisiones por deforestación y degradación de
bosques.
Hace poco empezó el Programa Indígena de Reducción de Emisiones por Deforestación y
Degradación de Bosques en la Amazonia Boliviana (REDD - Amazonía).
Es el primero en el mundo con participación indígena y uno de los más grandes del planeta. Se
realiza en 11 millones de hectáreas, que corresponden a 10 diferentes territorios indígenas
continuos. El área está ubicada en tres departamentos y ocho municipios, tiene 1.360.000
habitantes y 5,5 millones de hectáreas de bosque.

El programa reducirá la deforestación actual de la zona que es 15 a 20 mil hectáreas por año, a
un poco más de 7 mil. Lo hará a través del aprovechamiento sostenible y desarrollo de
mercados para productos del bosque, como el cacao silvestre y la castaña. También con el
patrullaje, control y fiscalización indígena de sus propios territorios.

En el aprovechamiento de productos del bosque, el programa capacitará indígenas en técnicas


para la producción sostenible, administración, contabilidad y comercialización. Para el control,
se desarrollará legislación y se procesará infractores por deforestación y extracción ilegal de
madera ingresos económicos complementarios para los indígenas con pagos directos,
premiando el buen manejo de sus recursos forestales, además de eliminar impedimentos
legales e incentivos perversos a la deforestación.

El programa también dispone de un componente tecnológico muy fuerte, con vigilancia satelital
integrada a bases de datos, en sistemas computarizados de alta capacidad. Esto permitirá
vigilar a distancia la deforestación en tiempo casi real, y medir las emisiones actuales con
estándares internacionalmente aceptados. Igualmente posibilitará verificar y certificar la
reducción de emisiones posteriores.

Alianzas
Los dos proyectos anteriores son una buena muestra de las alianzas que se tejen para afrontar
el Cambio Climático. El programa REDD-Amazonía está ejecutado por el Gobierno Nacional,
una organización indígena, y una organización no gubernamental.
Participan dos reparticiones del Gobierno Nacional: la que se encarga del Cambio Climático y
la responsable de Bosques. Los indígenas están representados por la Central Indígena del
Oriente Boliviano - CIDOB, que agrupa todas las organizaciones de su tipo en las tierras bajas
del país, que son un poco más de la mitad del territorio nacional. La organización no
gubernamental, es la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).
Por otra parte, en el Proyecto de Acción Climática Noel Kempff participaron el Gobierno de
Bolivia, tres compañías energéticas norteamericanas, y dos organizaciones no
gubernamentales, una nacional y otra extranjera.

Hay proyectos en los que el PNCC, representando al gobierno nacional, se alía directamente
con municipios, cooperativas, universidades, centros de investigación, o consultoras. En todos
hay fondos compartidos, y generalmente el PNCC aporta entre el 50% y el 80%, aunque hay
casos excepcionales, tanto mayores como menores.

En el ámbito nacional y municipal, de alguna manera, se encuentra actividades y capacidades


desarrolladas, lo que no sucede con los gobiernos intermedios. El

Programa Piloto de Cambio Climático del Gobierno Departamental de Santa Cruz, en alianza
con FAN, responde a cubrir esa necesidad. El gobierno departamental obtiene experiencia,
personal calificado y financiamiento extras al aliarse con la ONG.
Esta, en cambio, gana un nuevo espacio de acción e influencia.

Percepciones
Con todas las personas entrevistadas surgió algún espacio de intercambio informal y hasta
subjetivo, luego de la recolección formal de información. En todas se encontró la percepción de
que algo está mal y hasta muy mal. Las expresiones recogidas en comunidades indígenas son
muy gráficas: “La Tierra está enferma”, “hay que calmar la fiebre de la Tierra”, “El Sol está más
cerca”, “La naturaleza se está vengando”…
Esta percepción está asociada casi automáticamente a otra: la necesidad imperiosa de un
cambio, reconocida ampliamente. Los más neutros hablan de la necesidad urgente de cambiar
los “los hábitos actuales de producción y consumo”, pero algunos van más allá.

Hablan de una especie de “cambio de civilización”, que sugiere nuevos conocimientos,


actitudes y prácticas, no sólo de las personas sino también de las instituciones. Dejan entrever
que habrá hasta un cambio en la economía y la política. Que todo será transformado, que
habrá nuevos ideales, que nuevas formas de concebir y vivir la vida serán desarrolladas,
individual y mundialmente.

Todo lo anterior se habla con cierto recelo, por el peligro de parecer “poco serio”, o para no
caer en el descrédito de “pretensiones proféticas”. Pero donde se invade “terreno prohibido” es
cuando se llega a mitos o profecías indígenas. En algún caso un indígena me dijo muy
diplomáticamente: “eso es interno”, sugiriendo que es sólo para su gente. Otros admiten
escuetamente la existencia de esas profecías indígenas, pero sin dar mayores detalles, como
Jaime Gonzales Humpire, técnico indígena de la Mesa de Cambio Climático de la Cidob.

El reconoce que “las tradiciones indígenas es un tema pendiente, aunque no hay que
sobredimensionarlas”. Para Gonzales lo importante es más bien “solucionar los problemas
indígenas con mayor capacidad de gestión de los recursos naturales, en el contexto del cambio
climático”. Esas profecías hablan de una especie de “fin del mundo” para el nacimiento de uno
nuevo y mejor, pero con el colapso dramático del actual. Incluso hay hasta una fecha probable
que flota alrededor de conversaciones de este tipo. Es el año 2012, famoso internacionalmente
por ser el “fin del mundo” en el calendario Maya. Pero también se lo menciona en los Andes, al
igual que en la India.

¿Hacia un nuevo mundo?


Mito o realidad, lo cierto es que esas percepciones existen, reflejando el reconocimiento de una
amenaza, el temor a lo desconocido, y la esperanza de un mejor futuro. Lo cierto también es
que el desafío del cambio climático es mayor a todas las capacidades existentes y que no hay
institución alguna capaz de hacerle frente o de liderar incuestionablemente al resto.
Por lo tanto, deberemos aprender a colaborar, compartir, cooperar, a sumar conocimientos y
esfuerzos. Debemos re-inventar nuestras vidas y nuestras instituciones, al igual que lo hizo la
NASA, cuando debió trascender la organización tradicional administrativa, para responder al
desafío de llegar a la luna. La humanidad parece enfrentar el mayor de todos sus desafíos.
Pero ya sucedió antes. Sólo basta recordar lo terrible que parecían las cosas después de la
Segunda Guerra Mundial, o de la Gran Depresión de los años 30, o las pestes bubónicas de
Europa en la Edad Media.

Sin embargo, la humanidad siempre logró encontrar una salida, después de cada caso. Hago
este comentario muy personal, sólo para dar paso a una última percepción: la esperanza y su
gran opuesto, la desesperanza.

Para unos, todo está perdido; para otros, el cambio climático es sólo el necesario principio
doloroso de un mejor mundo. Y aunque por cada esperanzado encontré dos desesperanzados,
me di cuenta que la esperanza, la convicción o la fe, también influirán en nuestra capacidad de
respuesta al cambio climático.

Si creemos que habrá una solución, quizás nos ponemos en mejores condiciones para
encontrarla y, con toda seguridad, nos dará energía adicional para mantener un gran esfuerzo
creativo o de actividad. Por ahora he descubierto tres caminos: adecuar mi mentalidad a la
nueva realidad, modificar mis hábitos de consumo hacia lo necesario y saludable, y exigir a los
políticos respuestas efectivas al cambio climático. Cada uno debe descubrir y transitar sus
propios caminos. ¿Qué caminos transitará usted?

*Este reportaje ha sido ganador de las Becas AVINA - Investigación Periodística para el
Desarrollo Sostenible. Por su extensión, fue resumido.

http://www.lostiempos.com/oh/actualidad/actualidad/20090927/el-cambio-clim%C3%A1tico-
en-bolivia_38050_63547.html
Cambio climático

Cambio Climático y Derechos Humanos

Introducción

Los efectos del cambio climático en las comunidades indígenas de los Andes en Bolivia están
siendo cada vez más sentidos. Los glaciares, de los cuales muchas comunidades indígenas
dependen para el agua para consumo, saneamiento y cultivo de sus alimentos, están
retrayéndose a un ritmo acelerado a partir de los años setenta. Este retroceso de los glaciales y
la disminución de la disponibilidad de las fuentes de agua es el peligro más inmediato para las
comunidades indígenas y el medio ambiente en la zona andina.

Hasta el presente, los impactos del cambio climático en lo social y en los derechos humanos
han recibido poca atención. Sin embargo, los costos humanos del cambio climático amenazan
directamente muchos derechos humanos internacionalmente reconocidos como el derecho a la
vida, a la salud, al agua, a la alimentación, a la cultura, a los medios de subsistencia de los
pueblos indígenas, derechos que los Estados tienen la obligación de proteger.

La cuestión de equidad también sale a relucir en este contexto. El cambio climático no afecta a
todos por igual. Los más afectados son los pueblos indígenas y los países en desarrollo, donde
sus consecuencias se dejaran sentir con mayor intensidad y donde se dispone de peores
condiciones de partida y menos recursos para la adaptación a estas nuevas situaciones. Desde
una perspectiva social, el cambio climático nos plantea cuestionamientos de justicia y de
equidad entre países desarrollados y países en desarrollo.

Agua Sustentable aborda la problemática del Cambio Climático y las amenazas que representa
para los derechos humanos con una mirada de las implicaciones éticas del cambio climático,
pretendiendo desarrollar un contenido de justicia climática que oriente la reflexión sobre la
relación entre los derechos humanos y el cambio climático. Nuestro objetivo es determinar si
los principios, el derecho y la política de derechos humanos están preparados para hacer frente
a los problemas provocados por el calentamiento global e identificar la manera en que los
instrumentos de defensa de los derechos humanos puedan contribuir a establecer un régimen
justo que permita controlar y mitigar los efectos del cambio climático.
Bolivia propone medidas contra
cambio climático

La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre


Cambio Climático (COP-20), que se celebrará en Lima (Perú), del 1 al 12 de
diciembre, será el escenario donde Bolivia hará conocer su propuesta para que los
países ricos asuman su responsabilidad y apliquen tres medidas para enfrentar el
calentamiento global. 

Se trata de una inversión anual de 100 billones de dólares, a partir del 2020,
además de la transferencia de tecnología moderna y capacitación.

El viceministro de Medio Ambiente, Roberto Salvatierra, explicó que esta posición,


ya se hizo conocer en la Precop social o Cumbre de los Pueblos sobre el Clima, en
Margarita (Venezuela), entre el 4 y 7 de noviembre, pero que se ratificará en Lima
para comenzar a generar respaldo mundial.

Aclaró que la iniciativa boliviana tiene apoyo de gran parte de los países del ALBA,
de G77+China y otros organismos. También precisó que la propuesta es que hasta
el 2017 se logre el desembolso de 70 billones de dólares y a partir del 2020 se
tenga anualmente 100 billones de dólares que serán distribuidos en todo el mundo.

Recordó que los países desarrollados dijeron hace años que darán 2 por ciento de
su PIB (Producto Interno Bruto) a los países en desarrollo para que enfrenten el
cambio climático, pero hasta la fecha no se cumplió ese compromiso.

“Entonces hemos sugerido como Bolivia nos den 70 billones de dólares para todos


los países a partir del 2017 y desde el 2020, anualmente, se incremente a 100
billones, porque hasta el momento los países en desarrollo no cumplieron, por
tanto no se está haciendo mucho por el cambio climático”, sostuvo.

Recordó que los países desarrollados exigen más a los países en desarrollo, a
través de protocolos, para que se cumplan varias metas como si fueran países
industrializados o poderosos.

SOLUCIONES Por su parte, el experto en temas de cambio climático, Joel


Mendieta, manifestó que lo inmediato, antes de los discursos, es la construcción
de soluciones con medidas estructurales a la crisis climática y una nueva visión
que logre mejorar la calidad de vida en el planeta.

Consideró que se debe avanzar sustancialmente en la reducción de emisiones de


CO2 en un programa de acción inmediata para el periodo 2014-2020 que incluya
compromisos de mitigación de los países desarrollados, además de los
compromisos de provisión de recursos financieros, tecnológicos y desarrollo de
capacidades para acciones de adaptación y mitigación.
Mendieta dijo que la prioridad debe ser garantizar la provisión de recursos
financieros para el funcionamiento de la institucionalidad del cambio climático que
hoy está débil por la falta de financiamiento. Además manifestó que se debe
impedir la intención de convertir el régimen legal e institucional internacional
climático en un mercado de tecnologías, mercado de carbono y en una
oportunidad de negocios, créditos, mercados de seguros de riesgos, entre otros.

LA TECNOLOGÍA Entre tanto, Salvatierra indicó que la propuesta


de Bolivia también contempla la transferencia de tecnología moderna de los países
poderosos hacia las naciones en desarrollo de tal forma que se pueda utilizar esos
equipos en el objetivo mundial de reducir el calentamiento global.

El viceministro precisó que en la lógica del mercado de carbono que


plantea Bolivia, los países más contaminadores deben transferir tecnología,
competencias, capacitación y aplicar mecanismos para enfrentar la emisión de
gases

“Queremos que los países desarrollados, como una manera de mitigación y


enfrentar el cambio climático, transfieran esos recursos a los países menos
desarrollados, pero no manejando bonos de carbono sino tecnología y
capacitación”, agregó.

Los países desarrollados, continuó, han tomado la iniciativa de pagar por los
bosques de las naciones subdesarrolladas, pero no deben tocar esos predios.

“Es decir, lo que quieren los países desarrollados es pagar por los bosques de los
países pobres, además que quieren que nosotros lo mantengamos y mientras
tanto ellos seguirán contaminando, lo que para nosotros no es lo adecuado”,
agregó.

“Por todo esto hemos exigido la transferencia de tecnología con montos


económicos, trasferencia de tecnología con profesores, con observatorios,
reactivos”, afirmó.

En consecuencia, aseguró que Bolivia se constituye en uno de los países líderes


en la propuesta de mecanismos y lo que se ha pedido, principalmente, es que los
países desarrollados empiecen a asumir su rol de generar tecnología para los
países en desarrollo y que empiecen a enseñar a las personas.

Apuntes.

Bolivia

Reduce emisión gases utilizando gas natural en el transporte en vez de diesel o


gasolina. Además otra medida es el transporte por cable como el teleférico.

Otros países

Prefieren utilizar en exceso gasolina y diesel para el transporte y contaminan el


medio ambiente. El Gobierno plantea que los países desarrollados deben cambiar
su matriz energética, girar hacia el gas natural, energía eléctrica, energía eólica y
otros que no deriven del petróleo.

Cinco consejos

Para reducir la emisión de huella de carbono primero se debe reducir los vuelos en
avión, segundo, utilizar el transporte público, o la bicicleta. Tercero, si cambia de
coche, elija uno que tenga un mayor rendimiento y que genere menos emisiones y
cuarto, utilice el aire acondicionado de forma eficiente. Y finalmente utilizar menos
papel porque la industria papelera es el tercer emisor más grande de gases.

En busca de una lucha equitativa


El viceministro de Medio Ambiente, Roberto Salvatierra, explicó que la propuesta
boliviana también incide en la exigencia de la responsabilidad “equitativa” y no
desigual, porque “no puede ser la responsabilidad de un país que contamina
menos dar los mismos recursos y asumir medidas igualmente grandes. 

“Eso no es equitativo. Debe terminar la posición de los países desarrollados que lo


único que quieren es transferir la responsabilidad del cambio climático a los países
en desarrollo, esto quiere decir que nos están queriendo poner indicadores a todos
los países por igual, sin diferenciar que ellos han contaminado durante varios
años”, aseveró.

Dijo también que la exigencia boliviana es que las naciones que más han
contaminado históricamente tienen que asumir más desafíos y los otros tener
también desafíos, pero con indicadores más flexibles.

“Hemos pedido que haya reducción de CO2 a nivel mundial, solo que será
diferenciado. Los países más desarrollados tiene que reducir más. También,
necesitamos cierto grado de industrialización”, afirmó.

Gobierno encara campaña para plantar 10 millones de arbolitos al


año en el país
El programa ´Mi Árbol´ tiene el objetivo de reforestar el país con 10 millones de
plantines, como una de las formas de apoyo al trabajo de mitigar el cambio
climático.

“El objetivo de esta campaña, como planteó el presidente Morales, es que cada
boliviano plante un árbol, es decir más de 10 millones de árboles al año. Con esto
se persigue aminorar los efectos del cambio climático que está cada vez más
dramático”, informó el viceministro de Medio Ambiente, Roberto Salvatierra.

LA CAMPAÑA El programa empieza en octubre y acaba en marzo, que es la


época de lluvias. La meta final sería 10 millones, pero este año se quiere plantar,
por lo menos, seis millones.

Se tiene actualmente 37 viveros a nivel nacional. Los expertos del Ministerio de


Medio Ambiente y Agua analizan el tipo de tierra y región para determinar el tipo
de árbol a sembrar.

“La campaña no solo es en ciudades, sino las regiones rurales. La importancia de


plantar un árbol es que reduce el dióxido de carbono, en muchos casos son
defensivos naturales ante las inundaciones, lo que la gente no sabe, porque
muchas veces tala árboles y la inundación entra a su propiedad”, aseveró.

Además dijo que al plantar árbol se tiene biodiversidad porque se genera animales,
plantas y otros.

CONCIENCIA NACIONAL Salvatierra informó que la gente puede ingresar a la


página Mi Árbol y en el Facebook y participar de la campaña. 

“Hay que mandar un mensaje para solicitar que se planten los arbolitos”, añadió.

Reconoció que la campaña está tropezando con la falta de conciencia de la


población.

"El Presidente ha planteado que cada boliviano plante un arbolito, pero nos está
costando porque falta conciencia en las personas para hacer esto (...) no existe la
conciencia real de qué es un árbol", señaló.

Salvatierra indicó que el Viceministerio a su cargo "necesita que cada boliviano


esté consciente" de plantar un árbol, actividad que sigue un proceso que parte
desde la semilla, la plantación, el cuidado en los viveros, selección de plantines.
Según explicó, se tiene que ver qué tipo de árboles se puede plantar en
determinados lugares del país, de acuerdo al tipo de tierra que existe.

Prevén incremento de temperaturas


Hay estimaciones medioambientales “dramáticas” que señalan que en Bolivia el
cambio climático puede incrementar la temperatura de 0.5 grados a 5.7, según las
previsiones del Ministerio de Medio Ambiente y Agua.

Actualmente el IPCC (Panel Intergubernamental en Cambio Climático por sus


siglas en inglés) es el órgano rector más académico a nivel mundial y asegura que
en el planeta la temperatura se ha incrementado en un grado.

“La tierra se está calentando”, aseveró el viceministro de Medio Ambiente,


Biodiversidad, Cambio Climático y Gestión de Desarrollo Forestal, Roberto
Salvatierra.

De acuerdo con la autoridad, ése será uno de los principales efectos del daño
ocasionado a la Madre Tierra, si el ser humano -sobre todo de países altamente
industrializados- no toma conciencia para su cuidado.

Los efectos del calentamiento global se sentirán en 25 años, indicó el Viceministro,


basado en investigaciones recientes que revelan que el año 2100 se manifestarán
los efectos más fuertes de este incremento de temperatura.

“El hombre es el mayor depredador de la Madre Tierra. El calentamiento global y


los incrementos de temperatura son causados por la industrialización producida
por el hombre”, expresó con preocupación.

Según el viceministro Salvatierra, las inundaciones en el Beni son producto del


cambio climático. 
Estimó que los efectos de El Niño y La Niña en los próximos meses serán más
fuertes. Prevé que haya sequía en algunas regiones e inundaciones en otras.

“Sino plantamos árboles nos vamos a acostumbrar que cada año hayan más
inundaciones, principalmente en la región oriental del país”, agregó.

Madre Tierra encara proyectos integrales  


Bolivia creó la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra para encarar proyectos
integrales y manejar mecanismos de mitigación, de adaptación y de bosques.

El viceministro de Medio Ambiente, Roberto Salvatierra, dijo que Bolivia necesita


recursos para hacer proyectos integrales, es decir, juntar riego con agua, medio
ambiente, salud, para atacar las cuencas de manera integral.

“Ya no podemos decir solo que hay contaminación y hay que hacer una planta de
tratamiento, sino que hay que enfrentarla también con árboles, identificar las
industrias que contaminan, trabajar con la población y cuidar su salud”, aseveró.

El diputado oficialista Jaime Medrano dijo que no se conoce “casi nada” del trabajo
de esta entidad y espera que con el transcurrir del tiempo pueda tener un rol
protagónico.

Manifestó que esta instancia debe constituirse en el eje de las estrategias para
enfrentar el cambio climático, en coordinación con el Ministerio de Medio
Ambiente.

De acuerdo a lo dispuesto en la Ley 300 marco de la Madre Tierra y Desarrollo


Integral para Vivir Bien, el Estado Plurinacional de Bolivia emitió el Decreto
Supremo 1696 de reglamentación del funcionamiento de la Autoridad Plurinacional
de la Madre Tierra, sus mecanismos de operación, y la modalidad de fideicomiso
del Fondo Plurinacional de la Madre Tierra.

Con este Decreto Supremo se puso en marcha la institución que se encarga de


operar los mecanismos conjuntos de mitigación y adaptación para el manejo y
sustentable de los bosques y la Madre Tierra. También se hace cargo del
mecanismo de mitigación, de adaptación para vivir bien y el fondo plurinacional de
la Madre Tierra.

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