El principio de subsidiariedad se aplica en el ámbito jurídico a aquellas
situaciones jurídicas en las que se ofrecen al menos dos alternativas, de manera que sólo se podrá acudir a una de ellas en defecto de la otra. En cambio, conforme al principio de solidaridad no se establece un orden de prelación de alternativas.
El principio de subsidiariedad tiene aplicación no sólo en Derecho Civil sino
también en Derecho Penal, Constitucional y en el Tributario.
En relación, dentro del Derecho Civil, con la responsabilidad civil, se distingue
entre responsabilidad principal y subsidiaria. El responsable subsidiario sólo ha de responder del deber impuesto al responsable principal si éste no lo cumple, no lo puede cumplir, o sencillamente, no existe. Así, el acreedor de la obligación primero habrá de dirigirse contra aquel sujeto que sea responsable principal, y sólo si éste falla, actuar contra el responsable subsidiario, que habrá de responder por el total, sin perjuicio de que más tarde pueda repetir la obligación contra el principal.
Del Derecho Penal se predica el principio de subsidiariedad como su esencia
en cuanto se concibe como la ultima ratio o último recurso, exclusivamente para cuando se trate de bienes jurídicos que no puedan ser protegidos mediante el Derecho civil o el Derecho administrativo-sancionatorio. Sobre la responsabilidad subsidiaria en Derecho Penal véase "Responsabilidad subsidiaria" a la que se refieren también las otras concreciones en el ámbito Tributario y Civil.