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“Cada persona posee una inviolabilidad fundada en la justicia que ni siquiera el bienestar de
la sociedad en conjunto puede atropellar. Es por esta razón por la que la justicia niega que
la pérdida de libertad para algunos se vuelve justa por el hecho de que un mayor bien es
compartido por otros. No permite que los sacrificios impuestos a unos sean compensados
por la mayor cantidad de ventajas disfrutadas por muchos. Por tanto, en una sociedad
justa, las libertades de la igualdad de ciudadanía se dan por establecidas definitivamente,
los derechos asegurados por la justicia no están sujetos a regateos políticos ni al cálculo
de intereses sociales. (...) Siendo las primeras virtudes de la actividad humana, la
verdad y la justicia no pueden estar sujetas a transacciones”. 1[1]
#
Publicado en Contextos. Publicación de la Asociación Filosófica del Uruguay (A.F.U.). Montevideo,
Agosto 2002. pp. 3-8.
1[1]
John Rawls, Teoría de la Justicia, pp 17-18.
ello las iremos analizando y esbozando a la vez, las opciones al utilitarismo que Rawls
presenta.
Hay diferentes formas de utilitarismo, pero Rawls tomará como interlocutor:
“... la doctrina clásica tradicional: la cual recibe, quizá, su formulación
más clara y más accesible en Sidwick. La idea principal es que cuando las
instituciones más importantes de la sociedad están dispuestas de tal modo que
obtienen el mayor equilibrio neto de satisfacción distribuido entre todos los
individuos pertenecientes a ella, entonces la sociedad está correctamente
ordenada, y es, por tanto, justa”. 2[2]
Podemos centrar las críticas en los siguientes aspectos, que se van relacionando:
2[2]
John Rawls , TJ, p. 34.
3[3]
John Rawls, TJ, p. 42.
De esta manera encontramos que las concepciones éticas se comienzan a diferenciar. El
utilitarismo es una concepción teleológica: la corrección moral de un acto depende de la
capacidad de producir un cierto estado de cosas previamente valoradas, y por tanto
tendrán valor las consecuencias que producen las acciones. El bien se presenta como
independiente de lo justo, para Rawls no es necesariamente justa la maximización del
bien. Su propuesta implica una concepción deontológica, en la cual el valor moral esta
intrínseco en el acto, en cómo se produce. Si bien Rawls reconoce que es irracional no
tomar en cuenta las consecuencias al juzgar lo que es justo, el utilitarismo al presentar
como indispensable el cálculo preciso de las consecuencias de una acción, requiere de
interminables investigaciones ¿cómo evaluar las consecuencias? ¿hasta cuando?.
A la justicia procesal imperfecta del utilitarismo Rawls opone una justicia puramente
procesal en el que no hay un criterio independiente para saber si el resultado es justo.
Su propuesta de justicia como equidad, se caracteriza por ser un procedimiento
imparcial que asegura ese resultado, sea cual fuere, si se ha observado debidamente el
procedimiento. Tiene la ventaja práctica, aplicada a la justicia distributiva, que no es
necesario analizar la variedad infinita de circunstancias, ni las posiciones relativamente
cambiantes de las personas, lo justo es la estructura básica social y su funcionamiento,
cómo se procesa la distribución. La justicia es una cuestión más de procedimiento, que
la consecución de un fin.
Se diferencia de la justicia asignativa utilitarista: la diferencia de bienes entre
individuos con las necesidades y deseos conocidos, implica repartirlo según los deseos
y maximizar el balance neto de satisfacción: el utilitarista es indiferente a la desigualdad
y la justicia se convierte en eficacia.
4[4]
John Rawls, TJ, pp. 92-93.
tanto individuos, lo que implica realizar comparaciones interpersonales , pero ¿cuáles
son los criterios?
“El punto principal es que aún si pueden hacerse comparaciones
interpersonales de satisfacciones, estas comparaciones deben reflejar unos
valores que tengan sentido investigar. Resulta irracional preferir un fin sobre
otro sencillamente porque se le puede evaluar con mayor precisión.”5[5]
5[5]
John Rawls, TJ, p. 94.
6[6]
Para la noción de menos aventajado, véase Rawls (TJ, p. 100), G.Pereira (pp. 75, 76). Para la noción
de bienes primarios véase Rawls (TJ, p. 69, 95), G.Pereira (pp. 69, 70).
7[7]
John Rawls, TJ, p. 182. Veremos más adelante que Rawls al retomar la doctrina contractual clásica
presentará al juicio imparcial como el formulado de cuerdo con los principios que serían escogidos en
una “posición original”.
8[8]
John Rawls, TJ, p. 38.
El utilitarismo en su demanda del sacrificio de uno en aras de una mayor
felicidad colectiva, centra el valor ético en un agregado de individuos. No es admisible
la fusión de hombres en el cálculo de los intereses sociales, porque no considera la
pluralidad y particularidad de los individuos.
“El utilitarismo tiende a ver a la sociedad como cuerpo, en donde resulta posible
sacrificar a unas partes en virtud de las restantes. Y dicha operación puede ser tildada
como ilegítima porque desconoce (lo que Rawls denomina) la independencia y
separabilidad de las personas: el hecho de que cada individuo debe ser respetado como
un ser autónomo, distinto de, y tan digno como, los demás. Este ejercicio «globalizante»
propio del utilitarismo, nos habla de una operación que, al menos, requiere de una
especial y muy sólida justificación”.9[9]
Para poder evaluar esta crítica, quizás la central en el objetivo que Rawls se propone, se
nos hace necesario recapitular las ideas que hasta acá presentamos. Para el utilitarismo
la distribución justa es una forma de eficiencia. ¿Cómo asigna, entonces, derechos y
deberes? En vistas a la felicidad general, que puede ser representada por una función de
utilidad social consistente en la suma de las funciones de utilidad individuales sujetas a
idénticos pesos, éste es el significado de la máxima de que cada uno cuenta por uno y
sólo uno, se suele presuponer que las funciones de utilidad de los individuos son
semejantes en todos los aspectos esenciales, las diferencias entre los individuos no
deben ser tenidas en cuenta. Defienden una distribución “igualitaria”, basándose en que
todos valen lo mismo, las preferencias de todos valen por igual.
“El utilitarismo es atractivo en principio porque los seres humanos importan, e importan
de un mismo modo. Pero el fin de la igual consideración que los utilitaristas tratan de
poner en práctica se cumplirá mejor mediante un planteamiento que incluya una teoría
de las porciones equitativas. Tal teoría excluiría las preferencias egoístas o derivadas de
prejuicios que pasan por alto las pretensiones legítimas de otros, pero permitiría el tipo
especial de compromiso que forman parte de nuestra idea de qué es vivir una vida”.10[10]
Rawls realiza un esfuerzo para revitalizar la tradición moral kantiana, donde la
autonomía esta dada por la autorregulación que se dan hombres libres y racionales, e
implica además la igual consideración del otro. ¿Qué es lo que hay qué igualar? ¿Qué
significa la igual consideración del otro? Posiblemente, la diferencia más importante
está en la concepción de igualdad.
Como ya analizamos, el utilitarismo interpreta la igual consideración en términos de
preferencia; pero no excluye las preferencias ilegítimas. ¿Cuál es el límite en el
sacrificio en beneficio de otros? Hay límites personales que no son objeto de
distribución:¿un vidente debería darle un ojo a un ciego? ¿En función del bienestar
general todo es objeto de distribución, cuál es él limite?
Resulta interesante no sólo examinar las críticas realizadas por Rawls a esta
teoría, sino también indagar las razones por las cuales le resulta necesario encontrar una
alternativa, las razones manifiestas y las razones que no se explicitan en su obra.
El utilitarismo, desde su origen está relacionado con el liberalismo político y
económico, ha sido una de las teorías que ha defendido sus principios. El utilitarismo
inglés del siglo XIX se entendía como una renovación o reforma social, los utilitaristas
centraban su preocupación en la cuestión social, y ven la teoría ética como un medio
para promover un mejor estado de sociedad, de hecho influyeron en la legislación y
política inglesa ¿No lo hizo o hace bien? ¿Perdió vigencia en la actualidad y hay que
renovar y reformular las bases liberales?.
El liberalismo político tradicional descansa sobre la idea de que la libertad es
normativamente básica y lo que debe justificarse es la autoridad política cuando ella
limita la libertad de los ciudadanos.
El utilitarismo es desechado, no sólo por nuestras intuiciones más básicas, sino
también porque incluso permitiría la justificación de sistemas antidemocráticos y
además ¿no es tan liberal ?
La alternativa, será entonces la revitalización y reinterpretación de la teoría clásica del
contrato social, presentando una nueva base para el liberalismo político.
11[11]
John Rawls, TJ, p. 171.
una situación contractual hipotética, la posición original, en la que sujetos libres e
iguales determinan qué teoría de la justicia debería organizar nuestras instituciones. El
utilitarismo no sería capaz de recibir apoyo en esta ficción teórica. Los seres libres y
racionales, sumidos en un “velo de ignorancia” 12[12] adoptarían la regla de maximin: la
maximización del mínimo. Al no saber en que posición social estoy, lo racional es
elegir minimizar la peor situación, en vez de buscar la satisfacción neta. Nunca se
elegiría la posibilidad de que si estando entre los menos favorecidos, además tenga
menores perspectivas de vida a favor de los demás. También determinarían el marco
donde todos puedan desarrollar su plan de vida, distribuyendo los medios que permitan
su realización, pero no se determinaría cuál es la concepción de vida buena que
debemos impulsar, nadie decide por otro cuál es el plan de vida que debe llevar. Se trata
de que todos y cada uno podamos desarrollar la vida que elegimos.
Referencias
John Rawls
Nació en 1921 en Baltimore, Maryland - EE.UU. Se doctoró en filosofía y letras por la Universidad de Princeton
en 1950. Su carrera académica se desarrolla en las Universidades de Princeton, Cornell y Harvard, esta última
lo nombró university professor, altísima distinción que muy pocos alcanzan. En la universidad de Harvard
desde 1962 ha desempeñado la cátedra sobre filosofía moral, que en los países de lengua inglesa comprende
temas de ética, política y derecho - “Lecciones sobre la historia de la filosofía moral” (Paidos, Barcelona. 2000)
presenta este curso-. Ha elaborado sus obras con base en sus conferencias y colaboraciones en revistas de
filosofía, política y derecho en permanente diálogo con colegas y estudiantes.
La obra Teoría de la Justicia es ya un texto clásico en la materia y como ha escrito Robert Nozick:
"Ahora los filósofos políticos tienen que trabajar según la teoría de Rawls, o bien explicar por que
no lo hacen". (Anarquía, Estado y Utopía, Trad. Rolando Tamayo, FCE. México, 1988, p. 183)
14[14]
John Rawls, El liberalismo político, pp. 212-213.